Domingo 28 de febrero, 2016 Domingo III de Cuaresma – Ciclo C “Tan inmenso es su amor por los que lo honran, como inmenso es el cielo sobre la tierra.” Salmo 103 Ven, Espíritu Santo, para enseñarnos a orar y saber decir “Jesús”; proclamar su testimonio con la palabra y la vida, y para que grabes en nosotros la imagen viva de Cristo. Ven, Espíritu Santo, Sé nuestro mejor perfume, nuestra alegría secreta, nuestra fuente inagotable, nuestro sol y nuestra hoguera, nuestro aliento y nuestro viento, nuestro huésped y consejero. Ven, Espíritu Santo. Ven, Espíritu amigo. 1 Lucas 13, 1-9 1 Por aquel mismo tiempo fueron unos a ver a Jesús, y le contaron que Pilato había mezclado la sangre de unos hombres de Galilea con la sangre de los animales que ellos habían ofrecido en sacrificio. 2 Jesús les dijo: « ¿Piensan ustedes que esto les pasó a esos hombres de Galilea por ser ellos más pecadores que los otros de su país? 3Les digo que no; y si ustedes mismos no se vuelven a Dios, también morirán. 4¿O creen que aquellos dieciocho que murieron cuando la torre de Siloé les cayó encima eran más culpables que los otros que vivían en Jerusalén? 5Les digo que no; y si ustedes mismos no se vuelven a Dios, también morirán.» 6 Jesús les contó esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, y fue a ver si daba higos, pero no encontró ninguno. 7Así que le dijo al hombre que cuidaba el viñedo: “Mira, por tres años seguidos he venido a esta higuera en busca de fruto, pero nunca lo encuentro. Córtala, pues; ¿para qué ha de ocupar terreno inútilmente?” 8Pero el que cuidaba el terreno le contestó: “Señor, déjala todavía este año; voy a aflojarle la tierra y a echarle abono. 9Con eso tal vez dará fruto; y si no, ya la cortarás.”» 1 Quedan Muchos Muros – Oraciones Marianistas, pág 156 http://www.lectionautas.com – http://www.discipulitos.com Algunas preguntas para una lectura atenta ¿Qué le contaron a Jesús? ¿Qué les dice Jesús que ocurrirá si no vuelven a Dios? ¿Qué les contó Jesús después? ¿Esta higuera de la que habló Jesús había dado fruto? ¿Qué dijo el dueño de la higuera al cuidandero? ¿Qué pidió el cuidandero? P. Daniel Kerber2 Algunas pistas para comprender el texto: Jesús sigue su camino hacia Jerusalén, hacia su Pascua (ver 9,51) y allí enseña sobre cómo seguirlo. En este texto destaca la importancia de la conversión. Podemos ver dos partes en el texto, en la primera (vv. 1-5), ante el comentario sobre aquellos a quienes Pilato había mandado matar, Jesús insiste en la necesidad de conversión. En la segunda (vv. 6-9), ilustra la enseñanza con una parábola. Algunos le comentan a Jesús sobre los que Pilato había mandado matar (“mezclar la sangre” se entiende en sentido figurado, para indicar que la matanza coincidió con los sacrificios). Había una tradición de pensar que si a alguien le pasaba algo malo, era porque había hecho algo malo. Es como si estos hombres le comentaran a Jesús: “¿Qué habrán hecho estos para que Pilato los hiciera matar? Se ve que nosotros no somos tan malos como para merecer algo así”. Jesús advierte sobre el peligro de juzgarse mejores que los demás y de pensar que están muy bien y seguros. Por eso se dirige directamente a sus interlocutores y les dice insistiendo dos veces: “y si ustedes mismos no se vuelven a Dios, también morirán” (vv. 3.5). La expresión “volverse a Dios” traduce un verbo que literalmente quiere decir “cambiar de mente”. La conversión es un “cambiar de mente”, cambiar lo que pensamos sobre Dios, dejándonos conducir por su palabra; cambiar lo que pensamos sobre nosotros mismos, sin juzgarnos mejores que los demás y cambiar lo que pensamos sobre los demás. Jesús ilustra la enseñanza que hace con la parábola que sigue (vv. 6-9). La higuera no da fruto ya hace tres años, parece que ya no va a dar fruto, por eso el dueño la manda cortar. El cuidador todavía tiene esperanza de cambio (la conversión), pero para eso hay que tomar providencias: “voy a aflojarle la tierra y a echarle abono” (v 8). Esos trabajos sobre el terreno quieren ayudar a la higuera a dar fruto. Aflojar la tierra cuando está dura, acarrear el abono y mezclarlo con la tierra, pueden ser tareas arduas y cansadoras, pero el cuidador no quiere que se pierda la higuera y hace lo posible para que dé su fruto. 2 Es presbítero de la Arquidiócesis de Montevideo, Uruguay. Vicario de Pastoral de la Arquidiócesis. Fue auditor en el Sínodo de los Obispos sobre La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia (2008). Es miembro del equipo de apoyo de la escuela bíblica del CEBITEPAL- CELAM. http://www.lectionautas.com – http://www.discipulitos.com Este Evangelio nuevamente nos llama a la reflexión y al cambio de vida. Como iglesia vivimos la conversión especialmente en el tiempo de cuaresma, pero la conversión debe ser algo cotidiano. cada vez que sentimos un deseo fuerte de ser mejores personas, hijos, estudiantes, amigos, estamos viviendo un momento de conversión; queremos dar los mejores frutos y trabajamos para ello, por eso no debemos cansarnos, porque Dios tampoco se cansa de brindarnos su amor y de esperar frutos de misericordia con nuestros hermanos. El Papa Benedicto XVI nos comparte su reflexión. “En Cuaresma, Dios nos invita a cada uno de nosotros a dar un cambio de rumbo a nuestra existencia, pensando y viviendo según el Evangelio, corrigiendo algunas cosas en nuestro modo de rezar, de actuar, de trabajar y en las relaciones con los demás. Jesús nos llama a ello no con una severidad sin motivo, sino precisamente porque está preocupado por nuestro bien, por nuestra felicidad, por nuestra salvación. Por nuestra parte, debemos responder con un esfuerzo interior sincero, pidiéndole que nos haga entender en qué puntos en particular debemos convertirnos. Éste pasaje retoma la perspectiva de la misericordia, mostrando la necesidad y la urgencia de volver a Dios, de renovar la vida según Dios. Refiriéndose lo cotidiano de su tiempo, Jesús presenta la parábola de una higuera plantada en una viña; esta higuera resulta estéril, no da frutos (cf. Lc 13, 6-9). El diálogo entre el dueño y el viñador, manifiesta, por una parte, la misericordia de Dios, que tiene paciencia y deja al hombre, a todos nosotros, un tiempo para la conversión; y, por otra, la necesidad de comenzar en seguida el cambio interior y exterior de la vida para no perder las ocasiones que la misericordia de Dios nos da para superar nuestra pereza espiritual y corresponder al amor de Dios con nuestro amor filial.”3 Sigamos nuestra meditación con estas preguntas: El camino de la cuaresma nos lleva a preguntarnos sobre la conversión, sobre nuestra conversión, nuestro cambio de mente. ¿Cuáles son los duros terrenos que tenemos que ablandar? ¿Dónde están los abonos que, mezclados con la tierra, pueden ayudar a que demos verdadero fruto? Cuando obro sin Ti, obro frecuentemente contra mí. No es obrar verdadero el que en Ti no echa raíces. Tú eres la buena tierra en la que mi vida se convierte en cosecha de frutos apetecibles. Tú eres la roca firme que me ofrece refugio y apoyo en todo momento. No te extrañe, pues, que insistentemente te pida: Inspira tú, Señor, todas mis acciones. Solo si tu gracia sostiene mi vida y mi obrar seré testigo de la Buena Noticia y la esperanza4 3 4 Benedicto XVI - Visita Pastoral Parroquia Romana San Juan de la Cruz, 7 marzo de 2010 Florentino Ulibarri. Al viento del Espíritu. Ed. Verbo Divino. Pág. 193 http://www.lectionautas.com – http://www.discipulitos.com Señor, dame tiempo, voy a mejorar mi vida para dar frutos. Hago una lista diaria de los frutos que he dejado de dar y me comprometo a vivir el sacramento de la reconciliación para comenzar una vida nueva. “Conversión es volver al Señor con todo el corazón” Papa Francisco http://www.lectionautas.com – http://www.discipulitos.com