El bilingüismo, el nuevo caballo de Troya El “mal” llamado bilingüismo que se ha impuesto en nuestro sistema educativo no es otra cosa que una aberración académica. Paso a explicar esta contundente afirmación, que no es más que una opinión, aunque basada en la experiencia. En primer lugar, creo firmemente que no es «aprendiendo» áreas de conocimiento distintas a las lingüísticas (Ciencias Naturales o Geografía e Historia) como mis alumnos adquirirán la capacidad de comunicarse en lengua extranjera. Una lengua se aprende hablándola, usándola como medio de comunicación, que es para lo que han sido creadas. ¿Para qué les podrá servir a los alumnos el conocer el nombre de las rocas y los minerales en inglés en un intercambio comunicativo con un nativo? Eso no va a mejorar su capacidad de comunicación en esa lengua y, además, empeorará su conocimiento de la materia. Entonces, lo que se necesita para que los alumnos alcancen el dominio de ese idioma son otras cosas: más horas de inglés, grupos de alumnos más reducidos, metodologías de aprendizaje atractivas para el alumnado. Y sobre todo, la inmersión lingüística que esté al alcance de todos, no sólo de aquellos alumnos cuyas familias se lo puedan permitir o aquellos que obtienen sobresalientes. Si el objetivo es que los alumnos sean capaces de comunicarse de modo fluido en lengua extranjera, les estamos privando a los que no llegan al sobresaliente de un recurso fundamental para conseguirlo. Que nadie se rasgue las vestiduras; no se trata de que las arcas públicas financien una estancia en el Reino Unido a todos, pero hay otros modos, como los campamentos de verano, que podrían ser subvencionados según la renta familiar, como ya hacen en Portugal. Mientras tanto, organizaciones como Cambrigde o Trinity se frotan las manos por la gran demanda de sus certificados, que se pagan a precio de oro, algunos de los cuales sólo tienen una vigencia de dos años. En resumen, este «bilingüismo» que nos venden como la panacea se asemeja a las malas imitaciones de los perfumes caros, que no solo no huelen igual que el perfume original, sino que con toda seguridad, terminará por provocarnos un indeseable sarpullido. Isabel Márquez, DiarioHoy.es Debe tener especial cuidado en la corrección de la escritura y la ortografía. Las preguntas se valorarán con 3, 2, y 5 puntos, respectivamente. Lea atentamente el texto y responda: 1. Resumen del texto (de 5 a 8 líneas) 2. Tema o idea esencial del texto (de 2 a 3 líneas) 3. Opinión personal razonada (de 15 a 18 líneas)