¿MURIÓ CRISTO PARA TODOS? por George E. Failing CONTENIDO Prefacio Introducción Capítulo Uno Capítulo Dos Capítulo Tres Capítulo Cuatro Capítulo Cinco Capítulo Seis 3 4 6 9 12 15 19 22 eterno por sus pecados. En muchos pasajes esa enseñanza es explícita, en otros está indiscutiblemente implícita. La evidencia es inequívoca y aplastante.” Quizás algunos de nosotros no creemos fuertemente lo que nos han enseñado porque no hemos leído los argumentos fuertes y llanos de aquéllos que discrepan con nosotros. ¿MURIÓ CRISTO PARA TODOS? Este libro fue publicado en inglés con el título Did Christ Died for All? Copyright® 1980 por George E. Failing Traducido por Hugo M. Zelaya Todos los derechos reservados ISBN 0-937296-02-3 Impreso en los Estados Unidos de América 2 23 CAPÍTULO SEIS PREFACIO En este capítulo se citan y evalúan ALGUNAS DE LAS OBRAS que merecen más estudio. 1. Ningún estudiante cuidadoso puede permitirse el lujo de descuidar la lectura de las cuatro confesiones básicas sobre las que los calvinistas basan sus posiciones. Ellas son el Catecismo de Heidelberg, 1563; La Confesión de Bélgica, 1561; Los Cánones del Sínodo de Dort, 1619; La Confesión de Fe de Westminster, 1647. Todas éstas pueden encontrarse en un volumen. Credos de la Cristiandad por R Schaff (Vol. Ill, Credos Ecuménicos; Harper and Brothers, 1877, 1905, 1919), pp. 307ff., 383ff„ 550ff., 598ff. Albert C. Outler, autor de uno de los libros más excelentes sobre Juan Wesley (John Wesley, Oxford, 1964), afirma que John T McNeill en La Historia y Carácter del Calvinismo (Oxford, 1954 y 1977) “seguirá siendo ciertamente el libro estándar sobre el calvinismo por muchos años. Merece una divulgación amplia y una lectura cuidadosa.” Mi copia está bien marcada y con las hojas dobladas. 3. No debe ignorarse dos libros recientes sobre Arminio. Uno es el trabajo erudito Arminio, Un Estudio en la Reforma Holandesa por Carl Bangs (Abingdon, Nashville, 1971). Ningún otro libro proporciona datos más exactos en los eventos de la era y las labores de Arminio. El otro es un libro pequeño pero valioso revisado por Gerald 0. McCulloch, Fe y Libertad del Hombre, La Influencia Teológica de Jacobo Arminio (Abingdon, Nashville, 1962). 4. Institutos de la Religión Cristiana de Calvino (Eerdmans, enero de 1979, dos volúmenes en rústica) es el clásico de referencia en este estudio. No hasta que uno tenga en la mano los originales de estos volúmenes de referencia puede captar la franqueza, incluso la brusquedad, de los argumentos implacables de Juan Calvino. Nosotros registramos simplemente la aseveración de Calvino que Dios “decretó nuestra salvación o nos condenó a muerte.” Calvino escribió que Adán cayó en pecado porque “Dios lo juzgó conveniente” para él; “¿por qué? no lo sabemos.” Calvino afirma que “la voluntad de Dios es necesidad” qué lleva a algunos escritores a observar que la voluntad y el poder son los atributos divinos centrales de Dios para Calvino, mientras que para Arminio, la santidad y el amor son centrales entre los atributos de Dios. 5. R.B. Kuiper en ¿Por quién murió Cristo? (Eerdmans, los Rápidos, 1959) afirma lo siguiente: “La Biblia enseña que antes de la fundación del mundo Dios en su amor soberano escogió inalterablemente del género caído de los hombres un número fijo en Cristo para la vida eterna, y que tan soberana e inalterablemente él pasó por alto el resto de los hombres y los asignó al castigo 22 Un FOLLETO titulado For Whom Did Christ Die? (¿Murió Cristo para todos?) se publicó y se registró la propiedad primero en 1978. Cuando esa edición se agotó, una segunda edición ampliada, también de propiedad registrada, se imprimió (en 1980), y fue seguida por una tercera impresión en 1991. Los cuatro capítulos originales, publicados en 1978, se han editado y se han revisado modestamente. Se han hecho esfuerzos cuidadosos para declarar y explicar fielmente los cinco puntos del calvinismo. Éstos no debieran contarse con nada menos que candor y caridad. Sin embargo, parece no haber ninguna manera mejor de responder por los cinco puntos del arminianismo (arminianismo wesleyano) que referirse a los del calvinismo. Originalmente, los cinco puntos del arminianismo fueron formulados como (1) los énfasis redescubiertos de la mayoría de los padres de la Iglesia Primitiva y como (2) la corrección de los cinco acentos del calvinismo. Este corto tratado no es polémico. Es una afirmación de un sistema teológico basado no en la soberanía de Dios sino en la gracia de Dios. Por consiguiente, mi único propósito es informar al lector del énfasis wesleyano arminiano, y así fortalecer la fe en el único Dios y Padre de todos, y en el único Cristo y Redentor de todos. George E. Failing, antiguo editor de Wesleyan Advocate Mayo, 1999 3 (3) El hombre no puede hacer nada verdaderamente bueno hasta que haya nacido de nuevo por medio del Espíritu Santo. (4) La gracia no es irresistible. (5) El creyente es ayudado por la gracia en la tentación y es guardado de caer si desea la ayuda de Cristo y no se queda “inactivo.” 33 INTRODUCCIÓN LA TESIS BÁSICA de este librito se ha elaborado y documentado en la Gracia Ilimitada, editado por Clark H., Pinnock (Editorial Betania, 1975, Minneapolis), un libro que yo recomiendo. La intensidad de nuestro énfasis está en la universalidad de la gracia, que Dios desea y ha provisto para la salvación de todos los pecadores. Si Dios verdaderamente no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9), entonces vale la pena mantener esta postura. Limitar el ofrecimiento de la gracia de Dios y la magnitud de la expiación de Cristo es un asunto serio. Los estudiosos calvinistas admiten que la enseñanza de una expiación limitada es “una doctrina desagradable” (Boettner, La Doctrina Reformada de la Predestinación, Filadelfia, presbiteriano y reformado, 1965, pág., 108). Algunos critican la teología arminiana por suponer que el pecador puede rechazar la oferta de Dios de su gracia salvadora (James Daane, La Libertad de Dios: Un estudio de la elección y el púlpito, Grand Rapids, Eerdmans, 1973, pág., 15). Yo afirmo lo que Mildred Wynkoop declaró tan bien: “el énfasis de Wesley no radicaba en el libre albedrío, como se supone a menudo. Su énfasis estaba en la gracia libre, o gracia preveniente, concedida a cualquiera y todos los hombres y respondiendo por todo lo bueno que se encuentra en el mundo. . . El hombre es totalmente corrupto e incapaz en sí mismo. La gracia está detrás de cada buen hombre o habilidad en el hombre” (Mildred Bangs Wynkoop, Fundamentos de la Teología Wesleyana Arminiana, Beacon Hill, Kansas City, 1967, p. 69). Este libro es comprensivo, y de tono conciliador, y el mejor libro que conozco sobre el tema. Se dice a menudo que la fe es el regalo de Dios (Ef. 2:8). Esto es verdad; también es verdad que Dios hace al hombre responsable de confiar en Cristo para la salvación. La gracia es la ayuda incansable y continua de Dios. La gracia es la oferta de Dios de salvación. La fe es esa ayuda interna asistida por la cual nos rendimos a la gracia. Somos salvos por la gracia de Dios sólo, cuando rendimos nuestra voluntad a Dios. Cuando Cristo pregunta, “¿Quieres ser sano?” nos capacita para responder, “Quiero.” O, el Señor nos moverá a decir, “Señor, si quieres, puedes limpiarme.” Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio” (Mt. 8:2-3). Dios permite incluso la intrepidez de los pecadores para acercarse a él en reverencia con su necesidad. La gracia irresistible, como señala Pinnock, “era una teología nueva en la iglesia cristiana primitiva. Antes [Agustín] sus maestros como Ireneo y Orígenes habían recalcado la universalidad de la gracia y la posibilidad para rechazarla” (Gracia Ilimitada). Porque si verdaderamente, la gracia salvadora es, como enseñara Agustín y Calvino, una operación irresistible del Espíritu de 4 28 Las Obras, V. pp. 2,4-6 Calvino escribió en latín perfecto: Decretum quidem horrible, fateor (Institutes. Ill, 23, 7). 30 Institutes, Ill, 23, 7 y 8. 3l Institutes, Ill, 21,5 32 Enciclopedia de Literatura Bíblica, Teológica y Eclesiástica de McClintock y Strong, Vol. II, p. 41: “Todavía el propio Calvino se siente sacudido por al pensamiento cuando lo llama el decreto horrible.” McNeill, en La Historia y Carácter del Calvinismo (pág. 212), admite que “la doctrina de la doble predestinación es una doctrina prohibida, y una oratoria emocional cruel que puede ser aterradora y dañina para las mentes tiernas. Parecería que tales resultados no siguieron la predicación del propio Calvino. . . . Él llevó a los hombres a asombrarse y adorar ante la majestad, el poder, y la gracia de Dios, para que ellos escaparan la trampa psicológica puesta por la mera doctrina de la reprobación. . . . Calvino evita la doble predestinación en su catecismo para niños que enseña muy simplemente que Dios es ‘Todopoderoso totalmente bueno,' y que cada uno de nosotros ‘debe ser asegurado que él nos ama y desea ser nuestro Padre y Salvador’” (p.211). Además, McNeill señala cómo las exposiciones de Calvino de los Salmos 103:8, 130:4 y en 136, sugieren la gran dificultad que tienen los hombres de reconocer que él es misericordioso. Así que si uno escoge los cinco picos (puntos) del calvinismo, puede ver las montañas escarpadas de los decretos de Dios, o si escoge vivir en las llanuras (los énfasis bíblicos moderados y confortantes) del calvinismo, puede disfrutar de la misericordia de Dios y puede vivir con la convicción clara de la salvación presente y eterna. 33 McNeil, Historia y Carácter del Calvinismo. Oxford, 1977, p. 264. 29 21 sabía de antemano el fin del hombre antes de que lo creara, y sabía de antemano, porque él lo había ordenado así por su decreto... Ni ha de parecer absurdo cuando yo digo, que Dios no sólo previó la caída del primer hombre, y en él la ruina de su posteridad, pero también por su propio placer lo ordenó. Porque como pertenece a su sabiduría saber de antemano todos los eventos futuros, también pertenece a su poder decretarlos y gobernarlos por su mano. . . . Por consiguiente, yo no dudaré confesar con Agustín simplemente que la voluntad de Dios es necesidad, y que todo lo que él ha querido es necesario. . . . 30 Por predestinación queremos decir el decreto eterno de Dios por el que determinó consigo mismo cualquier cosa que quiso que pasara a cada hombre. No todos son creados en condiciones iguales, algunos son preordenados para vida eterna, otros para condenación eterna; y, por consiguiente, como cada cual ha sido creado para uno o el otro de estos fines, nosotros decimos que él ha predestinado para vida o para muerte.31 Así que Calvino afirma fuertemente los distintos decretos de Dios, el uno para salvar a los “preordenados para vida eterna” y el otro para desterrar a la condenación eterna a los “predestinados para muerte.” Por consiguiente, “Dios creó la mayor parte de la humanidad para glorificarse en ellos mediante su justicia punitiva, y la menor parte para la revelación de su amor.”32 Respetuosamente, nosotros afirmamos que la gloria de Dios se magnifica más por el amor redentor que por la justicia punitiva. Es muy difícil para nosotros creer que Dios ordenara crear a tantos a la condenación eterna a fin de predestinar tan pocos a la vida eterna. Obviamente, “muchos” son los perdidos y “pocos” los salvos (Mt. 7: 13-14). Pero elegimos creer que la incredulidad obstinada es el resultado de la opción del hombre de permanecer alienados del Dios que él conoce, no porque Dios hace imposible intencionalmente cualquier ejercicio “del libre albedrío” del hombre. Dios derrama abundantemente el amor redentor en el corazón de los pecadores, no queriendo que nadie se pierda. Pero algunos no responderán al amor, porque responder es compromiso y fe, y eso es lo más decisivo y exigente que un hombre puede hacer. Si no responde al amor de Dios, el hombre está perdido. Si responde, se salva. Cerramos este estudio con un excelente resumen de los “Cinco puntos del arminianismo”, que nos proporciona el erudito calvinista, John T., McNeill: (1) El decreto eterno de la salvación se refiere a los que creerán y perseverarán en la fe. (2) Cristo murió para todos los hombres, aunque sólo los creyentes son los beneficiados. 20 Dios, todos los hombres se salvarían o Dios no hace la gracia salvadora universalmente disponible. Los reformadores optaron para la segunda postura. En un capítulo de conclusión yo hablo más particularmente de la doble predestinación (los decretos por medio de los cuales Dios da o retiene soberanamente la misericordia en cada persona). Pero hablar de ello debo, desde que un profesor en uno de los seminarios más grandes de Norteamérica categóricamente niega que Calvino afirmó el “decreto horrible” – que algunos hombres fueron decretados desde la eternidad para la condenación. La urgencia de este estudio ha sido señalada por Pinnock en palabras bien escogidas: Creemos que la mayoría de los cristianos reconoce y cree la verdad sobre la anchura de la misericordia de Dios y la oferta generosa de su gracia para todos los pecadores, y no abraza las teorías teológicas mal formadas que nosotros encontramos necesario oponer en este volumen. Se ha puesto raro encontrarse con “calvinistas sin reservas,” incluso en las iglesias reformadas, un acontecimiento que no lamentamos. Sin embargo, nos vemos obligados a admitir que la tradición calvinista cuya teología estamos impuestos a rechazar ha puesto un gran valor en el estudio y aprendizaje teológico sistemático resultando en la producción de muchos trabajos de gran calidad, muchos más de los que podrían citarse en defensa de la postura expuesta aquí. Así es que la postura reformada sobre la gracia y la salvación es mejor conocida y defendida en los círculos cristianos evangélicos que la nuestra. Es la necesidad de exposiciones eruditas de lo que nosotros consideramos ser la postura más bíblica que ha motivado este volumen. (Gracia Ilimitada) Y este volumen modesto también, agregaría yo. 5 CAPÍTULO UNO MUCHOS CRISTIANOS responden a la pregunta “¿Murió Cristo para todos?” citando el texto áureo del Nuevo Testamento: De tal manera amó Dios al mundo. . . para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn. 3:16). Y creen que “todo aquel” significa cualquier persona, y más, que cualquier persona puede creer ayudado por el Espíritu de Dios. Estos cristianos leen también Dios nuestro Salvador. . . quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Ti. 2:3-4), y que el Señor no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Toman la última promesa de la Biblia literalmente: y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente (Ap. 22:17). La Gran Comisión implica que todos los hombres en todas partes deben oír el evangelio, y que todos los hombres pueden creer para salvación (Mt. 28:1920). Y la promesa final de Jesús fue enviar el Espíritu Santo a los creyentes esperando en Jerusalén, con el fin de que me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hechos1:8). Se puede decir con seguridad que la mayoría de los cristianos profesantes toman esta postura. Los católicos romanos, los ortodoxos orientales, y muchos grupos protestantes, creen que Cristo murió por todos los hombres que su sangre era suficiente para expiar por todo el pecado de todos los hombres. Verdaderamente, Cristo era el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn. 1:29). Teológicamente desde el tiempo de Juan Calvino (1509-64) la respuesta no es así de sencilla. En realidad, la respuesta no es correcta si la expiación de Cristo sólo es eficaz para los elegidos. Y ¿quiénes son los elegidos? Esto nos lleva a considerar brevemente CAPÍTULO CINCO A JUAN WESLEY LE DISGUSTABA la controversia. A mí también. En el Prefacio a sus sermones él declaró su intención y posición como sigue: Yo diseño la verdad sencilla para personas sencillas. Por consiguiente, a propósito, me abstengo de toda y amable especulación filosófica, de todo razonamiento perplejo e intrincado y, hasta donde me sea posible, incluso de la demostración de conocimiento. . . . De conformidad he puesto en los siguientes sermones lo que encuentro en la Biblia acerca del camino al cielo, con el fin de distinguir este camino a Dios de todos los que son invenciones de los hombres. . . . Algunos dirán, que he equivocado el camino yo mismo, habiéndome encargado de enseñarlo a otros. Es probable que muchos pensarán esto, y es muy posible que así sea. Pero espero, en lo que sea que esté equivocado, que mi mente está abierta a la convicción. . . . ¿Está usted convencido de que ve más claramente que yo? No es improbable que tenga razón. Entonces tráteme como usted desearía ser tratado en un cambio de circunstancias. Apúnteme hacia un camino bueno que yo no sepa todavía. . . . ¿Puedo pedirle algo más? No me ponga nombres duros para traerme al camino correcto. . . . ¡Cuánto más preferible es el amor, incluso con muchas opiniones erradas, que la verdad sin amor! Podríamos morir sin el conocimiento de muchas verdades, y todavía ser llevados al seno de Abraham. Pero, si morimos sin amor, ¿de qué vale el conocimiento?28 Juan Wesley llamaría calvinista a una persona con respecto a su persuasión teológica. Resueltamente se abstuvo de llamar calvinista a una persona en mofa o desdén. Yo tomo la misma posición, con toda consideración del principio de Cristo (“El que no es contra nosotros, por nosotros es”), y por causa de la cortesía. Nunca he creído que para decir la verdad se requiera la descortesía. Los cinco puntos del calvinismo El calvinismo clásico (es decir, el sistema teológico desarrollado y preconizado por el gran reformador Juan Calvino) presenta un sistema de fe estrechamente unido que puede recordarse con las siglas T-I-L-I–P. En orden, estos cinco puntos son: (1) la depravación Total; (2) la elección Incondicional; (3) la expiación Limitada; (4) la gracia Irresistible; y (5) la Perseverancia de los santos. La DEPRAVACIÓN TOTAL significa que la caída (que Adán no pudo impedir) sumió al hombre en un estado de corrupción e impotencia tan completas que el hombre está totalmente contaminado en todas las partes y facultades del alma y del cuerpo. Ni la revelación de Dios en su mundo, en su 6 Vengo ahora a un punto sensitivo que debo tratar, el de “la doble predestinación.” Calvino hizo las siguientes afirmaciones: Está claro que todos los eventos tienen lugar por su designación soberana. . . . Dios decretó que Adán debía perecer por rebelarse. . . . La predestinación se manifiesta en la posteridad de Adán. No era deber a la naturaleza que todos perdieran la salvación por la falta de un padre. . . . La Escritura proclama que todos fueron, en la persona de uno, hechos sujetos a la muerte eterna. . . . debido al maravilloso consejo de Dios. . . . Yo pregunto de nuevo ¿cómo es que la caída de Adán involucra a tantas naciones con sus niños infantes en la muerte eterna sin remedio, a menos que así le pareció conveniente a Dios? . . . El decreto es, lo admito, espantoso;29 y sin embargo, es imposible negar que Dios 19 Entretanto, “Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente” (Ro. 14:5). Yo acepto fácilmente el así llamado sistema teológico wesleyano arminiano, como la mejor interpretación para mí de la filosofía de la salvación. Pero la salvación en sí es totalmente el regalo de Dios, inmerecido por mí, procurado por la muerte vicaria de Cristo y efectuado en mí por el Espíritu Santo. En tanto que leo la Biblia y oro, permanezco en comunión con los cristianos, resisto al diablo y huyo del mal, cultivo una vida de alabanza y de confianza sencilla en Dios, yo seré preservado de todo mal, guardado por el poder de Dios para la salvación, preparada para ser revelada en los últimos días. Entretanto, espero el retorno de mi Señor con alegría, y tomo muy en serio mi deber de dar testimonio de las buenas nuevas de salvación a todos los que puedo alcanzar. 21 Los cinco puntos, op. cit, p. 56. Strong. op. cit., p. 881. 23 Strong, op. cit., pp. 884, 885. 24 Pelagianismo es “el sistema teológico que sostenía que un hombre tomaba los pasos iniciales y fundamentales hacia la salvación por esfuerzo propio aparte de la ayuda de la Gracia Divina” (Oxford Dictionary of the Christian Church, p. 1040). 25 Citado en Los cinco puntos, p. 14. 26 Escribe Juan Wesley, “Cuando instamos a cualquiera para creer, queremos decir, ‘Acepta esa fe que Dios está listo para dar ahora.’ En efecto, creer es el acto del hombre, pero es el regalo de Dios. Porque nadie creyó jamás a menos que Dios le diera el poder” (las Obras XIII, pág., 136). 22 Palabra, o en su Hijo puede iluminar y ayudar de manera que uno reciba el perdón a menos que el individuo sea eficazmente llamado y convertido por la gracia soberana. La ELECCIÓN INCONDICIONAL enfatiza que por el decreto de Dios desde toda la eternidad ciertos hombres y ángeles son predestinados para la vida eterna, aparte de cualquier presciencia de Dios de la fe de ello, de obras buenas, o perseverancia. El resto de la humanidad Dios se agrada de ordenar para deshonra e ira por su pecado. La EXPIACIÓN LIMITADA significa que el sacrificio de Cristo está disponible y es meritorio sólo para los elegidos. “Cristo no murió para hacer posible que Dios perdone a los pecadores simplemente. Ni tampoco lo deja Dios a la decisión de los pecadores si la obra de Cristo será eficaz o no. Al contrario, todos para quienes Cristo se sacrificó se salvarán infaliblemente.”1 Aunque la redención que Cristo forjó en la cruz era de tal valor infinito que el género entero podría haberse salvado, “la obra salvadora de Cristo era limitada en cuanto fue diseñada para salvar a algunos y no a otros.” La GRACIA IRRESISTIBLE. “Simplemente enunciada, esta doctrina afirma que el Espíritu Santo nunca falla en traer a la salvación a los pecadores a quienes él personalmente llama a Cristo. Él aplica la salvación inevitablemente a cada pecador a quien él se propone salvar, y su intención es salvar a todos los elegidos.”2 Verdaderamente, la invitación del evangelio será extendida a todos, y Dios promete la salvación a todos los que se arrepienten y creen. Desde que los no elegidos no responderán a esta llamada general exterior, el Espíritu Santo de Dios da una llamada interior especial a los elegidos cuya eficaz y capacitadora llamada “inevitablemente lo trae a la fe en Cristo.” La PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS se conoce también como la seguridad eterna de los creyentes. La confesión de fe de Westminster afirma que a “los que Dios ha aceptado en su Amado, eficazmente llamados y santificados por su Espíritu, no pueden total ni finalmente apostatar del estado de gracia, sino que perseverarán en ella hasta el fin, y serán salvos eternamente.”3 Algunos cristianos profesantes apostatan pero ellos no caen de la gracia, porque nunca estuvieron en la gracia. Aunque los verdaderos creyentes caen en tentaciones y cometen pecados graves, estos pecados no son causa para perder su salvación o separarlos del amor de Cristo. Antes de proseguir con los cinco puntos del arminianismo, me gustaría hacer dos observaciones. Primero, los calvinistas consistentes creen que aunque estos cinco puntos no se presentan en la Biblia como unidades separadas e independientes de la verdad, afirman que la Biblia se entiende mejor presentando “un sistema armonioso, interrelacionado en el cual se despliega 18 7 maravillosamente el plan de Dios para rescatar a los pecadores perdidos. De hecho, estas doctrinas están tan inseparablemente conectadas que ninguna de ellas puede apreciarse totalmente a menos que se relacione propiamente con, y se vea a la luz de, las otras cuatro; porque ellas se explican y apoyan mutuamente entre sí.”4 Así que, por ejemplo, si una persona acepta la doctrina de la perseverancia de los santos, también debe afirmar las doctrinas de la elección incondicional y de la gracia irresistible. Lógicamente, filosóficamente, ellas pertenecen juntas. aquéllos que serán salvos es incitada por su previsión que de su propio acuerdo ellos creerán. (4.) La muerte de Cristo no aseguró la salvación de ninguno, porque no afianzó el regalo de la fe para ninguno (no hay tal regalo); lo que hizo fue más bien crear una posibilidad de salvación para todos si creen. (5.) Queda con los creyentes guardarse en un estado de gracia manteniendo su fe; aquéllos que fallan aquí caen y se pierden. Así, el arminianismo hizo la salvación del hombre depender finalmente del mismo hombre, siendo vista la fe salvadora en todo como la obra propia del hombre y, porque es suya propia, no es la obra de Dios en él.25 Segundo, los de la persuasión metodista arminiana no deben (yo no) considerar estos cinco puntos del calvinismo como error doctrinal, sino como énfasis teológicos. Los calvinistas y los arminianos por igual están de acuerdo con los principios mayores de la fe cristiana: la suficiencia y autoridad de las Sagradas Escrituras, la Santa Trinidad, Dios como Creador y Juez de todos, Jesucristo como el Hijo de Dios sin pecado (nacido de una virgen, Maestro enviado de Dios, el Cordero de Dios, el único Salvador del pecado. Rey de toda la tierra); la obra regeneradora y santificadora del Espíritu Santo, la necesidad del arrepentimiento, la fe, y la obediencia; la resurrección de los muertos para vida o para condenación. A estas doctrinas la mayoría de los presbiterianos, bautistas, metodistas, episcopales, pentecosteses, luteranos, y menonitas se subscribe sinceramente. A la postura (1.) nosotros contestamos que “para creer el evangelio salvadoramente” el hombre debe ser asistido inmediatamente por el Espíritu Santo. Aceptamos la (2.) como ha sido declarada, así que la gracia es resistible. En la (3.) objetamos a las palabras “de su propio acuerdo” como si la iniciativa propia del hombre pudiera traer a Dios a él o él a Dios. En la (3.) objetamos también a la palabra “incitada” como si nuestra respuesta a la gracia causara que Dios nos redimiera. Objetamos enérgicamente a la (4.), que “la muerte de Cristo no aseguró la salvación de nadie.” Arminio enseñó expresamente que la redención de Cristo aseguró sin falta la salvación de aquéllos que creen. Aún más, nosotros creemos que el poder para creer es totalmente de Dios, aunque el acto de fe es nuestro propio (como lo indica la Escritura en todas partes).26 Juan Wesley creía (como yo) que las confesiones de fe estructuradas humanamente son, a lo más, opiniones discretas de hombres piadosos que se esforzaron por sistematizar la verdad que ellos encontraron en la Santa Biblia. La diferencia de opinión no salva o condena a nadie. Sólo la entrega personal y la fe de corazón en Cristo puede llevar a uno a la salvación. Y éstas infaliblemente lo harán. Así que aceptemos las confesiones y las opiniones como nuestras escaleras denominacionales de la verdad, preciosas y útiles para nosotros, mientras permitimos a otros, con la misma Santa Biblia y el mismo Espíritu Santo, construir sus propias escaleras. A la (5.) contestamos que nadie cree más fuertemente que los arminianos que el hombre es guardado por el poder de Dios, no por su propio voluntad para creer o por la firmeza de su fe. Así que, observar, como hace Packer, que “la salvación del hombre depende finalmente del hombre mismo” es negar que los arminianos creen en el texto áureo de Efesios, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (2:8-9). Por favor, Dr. Packer, permita que San Pablo y nosotros los arminianos hablemos por nosotros mismos. 1 Los cinco puntos del calvinismo por David N. Steele y Curtis C. Thomas; Presbyterian and Reformed Publishing Co. /Filadelfia, 1963; p. 39. 2 Ibid., p. 48. Capítulo XIX, Sección 1. 4 Cinco Puntos, p. 24. 3 8 Una observación más: Juan Wesley creía que el arminianismo y el calvinismo eran sistemas de opinión teológica, pudiéndose tener cualquiera de las dos para la salvación de uno y no para su condenación. Estoy de acuerdo con Wesley. Yo ataqué la predestinación hace veintiocho años [en 1740]; y no creo ahora cualquier predestinación que implica la reprobación desconsiderada. Pero no creo que es necesariamente subversiva de toda religión. Creo que las disputas acaloradas las son mucho más; por consiguiente, yo nunca disputo de buena gana con nadie sobre esto. Y aconsejo a todos mis amigos, no sólo en Escocia, pero por toda Inglaterra e Irlanda, evitar toda disputa de comprensión, y permitir a cada hombre permanecer en su propia opinión. ¿Puede cualquier hombre de candor reprocharme esto?27 17 Los arminianos no sostienen como una doctrina estimada la posibilidad real de caer de la gracia. Es más bien una verdad necesaria. También es una verdad que desafía. “Mas el que persevere hasta e fin, éste será salvo” (Mt. 24:13). “Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pe. 1:10-11). “Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” (2 Pe. 3:17-18). Para entender por qué los calvinistas creen en la seguridad eterna incondicional es necesario conocer la manera en que ellos interpretan la Escritura. Reconociendo que, a primera vista, algunos versículos claramente enseñan o permiten la inferencia que los que una vez fueron verdaderamente regenerados pueden caer de tal manera en pecado y salirse de Cristo como para perecer, ellos toman una posición central y declaran que toda la Escritura debe interpretarse de acuerdo con eso. Strong escribe: “Si sostenemos que la promesa de Cristo fue cumplida y que sus apóstoles fueron guiados a toda la verdad, asumiremos que hay unidad en su enseñanza, y reconoceremos en sus variaciones sólo aspectos y aplicaciones de la enseñanza de nuestro Señor. En otras palabras, la doctrina de Cristo en Juan 10:28-29 será la norma para la interpretación de aparentemente diversos y a primera vista pasajes inconsistentes. (Las cursivas son mías.) Había ‘una fe que ha sido una vez dada a los santos,' y por esta fe primitiva se nos exhorta a ‘contender ardientemente.”23 Si la interpretación del Dr. Strong hiciera las mismas demandas sobre mi conciencia como lo hacen las escrituras, entonces yo me rendiría a sus conclusiones. Personalmente, yo no puedo aceptar una interpretación que mete en armonía “pasajes diversos e incoherentes” sólo violando simplemente el significado de tales pasajes. Ningún énfasis se debe establecer tan firmemente que destruya otro. “Los pasajes aparentemente inconsistentes” son realmente complementarios. Leer cuidadosamente el análisis del arminianismo por un estimado teólogo calvinista es entender por qué a veces se llama a los arminianos pelagianos24 y por qué el arminianismo como sistema teológico parece ser una herejía. Los calvinistas ven la salvación como una obra de la gracia de principio a fin, para que en ningún sentido un pecador se salve él mismo o contribuya a su salvación. Así escribe James I. Packer, un calvinista, en su análisis del arminianismo: Los arminianos. . . mantenían que la Escritura debe interpretarse como enseñando las siguientes posturas: (1.) El hombre nunca está tan completamente corrupto por el pecado que no pueda creer salvadoramente el evangelio cuando se lo presentan, ni (2.) nunca está tan completamente controlado por Dios que no puede rechazarlo. (3.) La elección por Dios de CAPÍTULO DOS EN EL CAPÍTULO UNO presenté, con la mayor exactitud e imparcialidad que pude, “Los cinco puntos del calvinismo.” Con alguna cautela presentaré ahora Los cinco puntos del arminianismo Digo “con alguna cautela” porque éstos no se han declarado tan abiertamente, tan precisamente, y tan a menudo como “Los cinco puntos del calvinismo.” Por alguna razón, los arminianos (en la teología) no han argumentado su causa – o no se la han defendido por ellos – tan bien como los calvinistas. Por ejemplo, la Enciclopedia Británica, © 1978, dedica una página y media a la “Familia de Wesley” (19:759-760) mientras que da cuatro páginas completas (3:671-674) a “Calvino, Juan.” Incluso en el Tercer Nuevo Diccionario Internacional, No Abreviado de Webster, © 1976, se listan todos los cinco puntos bajo “calvinismo” mientras bajo “arminianismo” se da énfasis a sólo dos puntos: Arminio “se opuso a la predestinación absoluta enseñada por Juan Calvino y mantuvo la posibilidad real de la salvación para todos.” Además, hasta donde yo sé, ningún estudioso contemporáneo de nuestra persuasión wesleyana ha desarrollado totalmente “los cinco puntos del arminianismo.” (Uno de los mejores ensayos breves sobre el arminianismo fue escrito por el Superintendente General Emérito Roy S. Nicholson y fue publicado en la revista Christian Life, Abril de 1965.) Los cinco artículos arminianos (a los arminianos se les llamaba entonces “protestantes”) se estructuraron en 1610 y se publicaron por primera vez en 1612. En forma compendiada son como sigue: (1) Dios, por un propósito eterno, ha determinado salvar en Cristo y, para él mismo, todos los que a través de la gracia del Espíritu Santo creen en Jesús y perseveran en la fe y en obediencia hasta el fin; (2) Jesucristo murió por todos los hombres y obtuvo para todos los hombres, mediante su redención en la cruz, el perdón de los pecados, sin embargo sólo aquéllos que creen se salvan; (3) Desde que no tiene la gracia salvadora en sí mismo ni siquiera puede determinar lo que es bueno, el hombre debe nacer de nuevo del Espíritu Santo para que pueda pensar, determinar, y hacer lo que es bueno; (4) Sólo por la preveniente y auxiliadora gracia de Dios puede el hombre ser despertado a la justicia, de manera que toda buena acción debe atribuirse a la gracia de Dios en Cristo. No obstante, esta gracia no es irresistible, porque los hombres pueden resistirse al Espíritu Santo; (5) Aquéllos que compartieron del Espíritu vivificante de Cristo, tienen el poder pleno para luchar contra Satanás, el pecado, y el mundo, y para ganar la victoria. Con la ayuda continua de Cristo, con tal que sólo deseen su ayuda y no 9 permanezcan inactivos, los creyentes son guardados de caer, de manera que ningún poder de Satanás puede arrebatarlos de las manos de Cristo. Cuando quiera que puedan ser capaces de abandonar la fe en Cristo y llegar a ser desposeídos de la gracia “debe determinarse más particularmente fuera de la Sagrada Escritura.”5 No sabiendo si los estudiosos o teólogos arminianos se hayan puesto de acuerdo acerca de los “cinco puntos,” yo ofrezco el siguiente “abecé” del énfasis teológico arminiano6 (aceptaré con beneplácito cualquier sugerencia de correcciones o substituciones de éstos.) He aquí entonces el abecé sugerido. (A) EXPIACIÓN PARA TODOS. Este énfasis debe ponerse primero, creo yo. Se podría dar muchas otras escrituras que las citadas previamente (Jn. 3:16; 1Ti. 2:3-4; 2 Pe. 3:9; Ap. 22:17; Mt. 28:19-20; Hch. 1:8). Por ejemplo, “El Dios viviente. . . es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen” (1 Ti. 4:10). Se dice explícitamente que Cristo es el “Salvador del mundo” (Jn. 4:42; 1 Jn. 4:14). Vea también 1 Jn. 2:2; Jn. 6:51; Ro. 14:15; 2 Pe. 2:1,3. Si la postura calvinista de la expiación limitada es correcta (que Dios decretó sólo la salvación de los elegidos, y que sólo para ellos murió Cristo), entonces, como sugiere Arminio, Juan. 3:16 debe leer: “Porque de tal manera amó Dios a los que había elegido absolutamente para la vida eterna, que dio su Hijo para ellos sólo, y mediante una fuerza irresistible producir en ellos fe en él.”7 Arminio cita a Próspero de Aquitania, teólogo latino muy respetado (c. 390-463) como sigue: “Quien dice que el Salvador no fue crucificado para la redención del mundo entero, está tomando en cuenta, no la virtud del sacramento, sino el caso de los incrédulos, desde que la sangre de Jesucristo es el precio pagado por el mundo entero. A este rescate precioso ellos son extraños que, o están encantados con su cautividad, no tienen ningún deseo de ser redimidos, o, después de haber sido redimidos, regresan a la misma servidumbre.”8 (B) SÓLO LOS CREYENTES SON ELEGIDOS. Arminio enseñó una predestinación o elección cuádruple. Primero, Dios nombró por decreto a su Hijo para obtener y mediar a los hombres la salvación del pecado. Segundo, Dios decretó recibir en su favor aquéllos que se arrepienten y creen. Tercero, Dios decretó proporcionar los medios necesarios para el arrepentimiento y la fe, según su justicia y según su misericordia porque Dios es amor. Cuarto, Dios decretó desde toda la eternidad salvar a esos individuos que, desde la fundación del mundo, él preconoció que por su gracia creerían y perseverarían, y condenar a los que él preconoció que no creerían y perseverarían.9 Arminio explícitamente rechaza la postura en la que Dios decretó o preordenó el pecado de Adán y nuestra caída. Dios preconoció la desobediencia CAPÍTULO CUATRO (5) LA CONSTANCIA DE LOS CREYENTES. Los arminianos no creen sencillamente que los pecadores puedan resistir al Espíritu Santo o que los creyentes puedan caer de la gracia. Su énfasis fuerte en el quinto artículo de su credo (1610) estaba en el poder capacitador del Espíritu Santo para guardar a los creyentes de caer o perecer. No estaban convencidos de que esta gracia de perseverancia estaba garantizada a los creyentes partiendo de la elección, a la gloria, para que ellos no pudieran, “ni total ni finalmente, caer del estado de gracia” (Confesión de Westminster). Encontraron difícil creer que los pecados gravosos en que pueden caer los creyentes después de la justificación “no son causa para perder su salvación o para separarlos de Cristo.”21 Y ellos creen que A. H. Strong exagera cuando escribe lo siguiente: “La santidad de Adán era mudable; Dios no determinó guardarlo. Es de otra manera con los creyentes en Cristo; Dios ha determinado darles el reino (Lucas 12:32).”22 Los arminianos creen que la doctrina de la perseverancia de los santos, llamada normalmente la seguridad eterna, es incoherente con la libertad humana. Aunque Dios llama al pecador al arrepentimiento, el pecador puede resistir la súplica divina y perderse. Aunque Dios da cada promesa y proporciona cada incentivo de perseverancia en la fe, la Palabra en ninguna parte promete expresamente que el creyente pierde el poder para desobedecer de tal manera a Cristo como para perder la salvación. Así, según los calvinistas, Judas nunca fue salvo, o nunca pudo haber traicionado al Señor. Los arminianos creen que esas escrituras que advierten contra la apostasía no están escritas para aquéllos “aparentemente regenerados” (Strong). ¡Por qué habrían de necesitar tales advertencias, si en cualquier caso no están entre los elegidos, o si de hecho debieran y pudieran hacer caso a esas advertencias, daría lo mismo para ellos! De todas maneras no son elegidos. Me refiero a las escrituras que ellos citan (Mt. 18:7; 1 Co. 11:19; Ro. 9:6-7; Ap. 3:1,. et al.). Los arminianos piensan que para los creyentes permanecer mucho tiempo “reposados en Sión” o que “dejen su primer amor” es poner en peligro su relación con Cristo. Concediendo que Dios no abandona fácil o rápidamente el alma al ego y al pecado una vez habitada por el Espíritu Santo, nosotros creemos que la historia de Israel es una advertencia para presentar a los creyentes: “Ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus las palabras, y burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo y no hubo remedio” (2 Cr. 36:16). “Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos” (Is. 63:10). Pablo escribe a los gálatas reincidentes: “¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? ...De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído” (Gá. 3:3; 5:4). 15 Los calvinistas enseñan que la santificación, “la operación continua del Espíritu Santo por la cual la disposición santa impartida en la regeneración se mantiene y fortalece,”l8 progresivamente domina las tendencias al mal que permanecen en nuestra naturaleza y nos fortalece para obedecer a Cristo más perfectamente. El conflicto de las dos naturalezas (Gá. 5:16) en el cristiano persiste a lo largo de la vida, mantienen los calvinistas. La lucha descrita en Romanos 7:14-24 sólo es verdad del creyente serio, no del pecador. Nunca se completa la santificación en esta vida, completándose la santificación del alma en la muerte y la del cuerpo en la resurrección.19 Algunos calvinistas como A. J. Gordon, S. D. Gordon, A. T. Pierson, F. B. Meyer, y Andrew Murray han escrito extensamente acerca de la vida victoriosa. Por ejemplo, F. B. Meyer escribe, “La enseñanza de Romanos 6 es, no que el ego está muerto, sino que la voluntad renovada está muerta al ego, la voluntad del hombre diciendo Sí a Cristo y No al ego; a través de la gracia del Espíritu constantemente repudia y mortifica el poder de la carne.20 Todavía los calvinistas continúan advirtiendo contra la perfección impecable, y la mayoría de los teólogos calvinistas discrepa con el énfasis de la vida victoriosa del movimiento de Keswick. Los arminianos (en la rama metodista) tienen aversión, incluso repudian, el término perfección impecable. No obstante, ellos creen que el creyente puede, en una entrega más profunda a Dios, reclamar una victoria práctica sobre el poder y la práctica del pecado que muchos que están justificados no experimentan. Así, el “poder de no pecar,” como Juan Wesley lo pone, es más compatible con la teología arminiana que calvinista. 11 Confesión de Westminster. X, 1-4. Obras, VI, p. 512. 13 0P. cit, VI, p. 509 14 El griego de Tito 2:11 sugiere que la gracia de Dios, como la salida del sol, amanece en la conciencia de cada hombre. 15 Schaff, Credos del cristianismo, p. 548. 16 Arminio. Vol I, p. 256 17 Ibid. Vol I, pp. 385-386 18 A. H. Strong, Teología Sistemática, Judson Press, 1906, reimpresión, p. 869. 12 14 del hombre y sabiéndolo, predestinó a Cristo para ser nuestro Salvador. Además, Dios decretó que sólo aquéllos que creen y perseveran sean elegidos para la salvación. De hecho, McNeill se refiere a ello como “el decreto eterno de la salvación.” Los arminianos repudian expresamente la creencia que Dios eligió desde toda la eternidad a un cierto número de hombres para ser réprobos, para nunca recibir de Dios gracia suficiente para arrepentirse y creer. Incluso Calvino llama el decreto de la reprobación (significando que Dios eligió algunos para perdición, mientras mostraba su justicia castigando su impenitencia) “un decreto horrible.” Los luteranos se unen con los arminianos para rechazar este decreto. Es difícil para mí escribir tan llanamente, puede parecer duro, acerca de una enseñanza que algunos de los santos más humildes que yo conozco, abrazan decididamente. Creyendo que los caminos de Dios son inescrutables (Ro. 11:33) y que toda la gloria debe darse a la gracia de Dios como su bondad inmerecida para los hombres, entiendo por qué ellos caminan tan reverentemente sobre el “suelo santo” de los decretos eternos. Temiendo exigir un derecho a la salvación, los calvinistas mantienen que la elección es libre, soberana, y por gracia. Ellos nos advierten contra “el concepto arminiano de la ‘oferta’ con la que Dios da en Cristo la posibilidad de la salvación y entonces ofrece esa salvación y deja la decisión al hombre.”10 5 Adaptado de Credos del Cristianismo por R Schaff, Vol. III, Credos Ecuménicos, Harper and Brothers, N.Y., 1877, pp. 545-549. 6 Un resumen justo de “Los cinco puntos del arminianismo” es dado por John T. McNeill, La Historia y Carácter del Calvinismo. Oxford, reimpresión en rústica edición de 1977, p. 264. 7 Los escritos de Arminio, traducido por Nichols y Bagnall, Baker reimpresión en rústica, 1977, Vol. ] p. 232. 8 Arminio, op. cit,. I, p. 317. Próspero de Aquitania era contemporáneo de San Agustín. Vea bajo “Prosper” en el Oxford Dictionary of the Christian Church, Cross. 9 Estas posturas se resumen directamente de Arminio, I, pp. 247, 248. 10 La elección divina, Berkouwer, Eerdmans, 1960, p. 227. 11 CAPÍTULO TRES Continúo con la tercera letra de mi abecé. (3) GRACIA QUE CONVENCE. Los calvinistas hablan de las “operaciones comunes del Espíritu” que moralmente benefician a los hombres cuando son movidos por el ministerio de la Palabra, pero que no obstante son insuficientes para traerlos salvadoramente a Cristo. Ellos también hablan del “llamado eficaz” que Dios se complace en dar a los elegidos. Aunque este llamado viene a hombres “totalmente pasivos” en la esclavitud del pecado, por obra de Dios estas personas elegidas son iluminadas, renovadas, y atraídas a Jesucristo, “sólo por la gracia libre y especial de Dios, no por nada en absoluto previsto en el hombre.”11 Arminio enseñó que la gracia es “el afecto gratuito” de Dios hacia pecadores miserables, una gracia que en primer lugar proporciona la ayuda que permite a los pecadores arrepentirse y confiar en Cristo, a menudo llamada gracia preveniente. En su sermón “Ocupándonos de nuestra salvación,” Wesley declara que “ningún hombre, a menos que haya apagado el Espíritu, está desprovisto de la gracia de Dios. Ningún hombre con vida está destituido completamente de lo que vulgarmente se llama la conciencia natural. Pero ésta no es natural. Es más propiamente calificada como gracia preveniente. Todo hombre tiene una medida mayor o menor de ella, que no espera al llamado del hombre. . . . Cada hombre tiene alguna medida de esa luz. . . que ilumina a cada hombre que viene a este mundo. . . . De manera que, ningún hombre peca porque no tiene la gracia, sino porque no usa la que ya tiene.”l2 Wesley procede: “la salvación empieza con lo que normalmente se llama (y muy propiamente) gracia preveniente, incluso el primer deseo de agradar a Dios, el primer albor de luz que involucra su voluntad, y la primera convicción transitoria de haber pecado contra él. . . La salvación es llevada adelante por la gracia convincente, normalmente llamada arrepentimiento en la Escritura que trae una mayor medida de conocimiento de sí mismo y una liberación más avanzada forma el corazón de piedra. Después experimentamos la salvación cristiana apropiada, por la que ‘por gracia' somos ‘salvos por medio de la fe,' consistiendo de esas dos grandes componentes, la justificación y la santificación. Por la justificación somos salvos de la culpa del pecado, y restaurados al favor de Dios; por la santificación somos salvos del poder y la raíz del pecado, y restaurados a la imagen de Dios. Toda la experiencia, así como la Escritura, muestran que esta salvación es instantánea y es gradual.”13 En otras palabras, los arminianos creen que la gracia salvadora de Dios extiende la mano a cada hombre,14 que cada persona tiene tal “eficaz llamado” como para responder a la iniciativa divina. Si un hombre, según el conocimiento que tiene, responde a esa gracia iniciadora, Dios le dará gracia ayudadora y, cuando el hombre acepta ese regalo, Dios le dará gracia capacitadora. El hombre sólo puede responder a la iniciativa amorosa de Dios; el hombre nunca puede originar un deseo, o por sí mismo rendirse al Salvador. La gracia viene de Dios sin solicitarla; entonces el hombre la recibe o la resiste. Así que toda la gracia es de Dios y toda la condenación y la ruina se cobra a aquéllos que se la resisten. (4) LIBERACIÓN DEL PECADO. Citaré directamente de los cinco artículos arminianos de 1610. “Aquéllos que están incorporados en Cristo mediante una fe verdadera y por consecuencia han sido hechos partícipes de su Espíritu vivificador, por este medio tienen pleno poder para luchar contra Satanás, el pecado, el mundo, y su propia carne, y para ganar la victoria. . . siempre mediante la gracia ayudadora del Espíritu Santo.”55 Un énfasis fuerte del arminianismo es que los pecadores perdonados pueden ganar la victoria sobre el pecado. Arminio hace algunas observaciones interesantes acerca de la perfección de los creyentes en esta vida. “Si bien yo nunca afirmé que un creyente pudiera guardar los preceptos de Cristo perfectamente en esta vida, nunca lo negué.” Arminio entonces cita a Agustín: “¿Es posible que un hombre exista sin pecado en esta vida?” A lo que Agustín contesta, “es posible para un hombre estar sin pecado, por medio de la gracia de Cristo y el libre albedrío.” Entonces Agustín observa que ¡nunca conoció a un hombre que había logrado tal estado en esta vida como para no cometer pecado! Arminio plantea la pregunta, “¿Pueden los creyentes bajo la gracia del Nuevo Testamento observar perfectamente la ley de Dios en esta vida?” Él contesta: “La actuación de la ley debe ser estimada según la mente de Aquél que exige que sea observada. (1) el hombre no puede cumplir tal ley de Dios perfectamente si ha de ser. . . realizada por rigor. (2) Pero si se lo requiere según la misericordia, y si los poderes conferidos son proporcionales (qué deben reconocerse, ya que Él lo requiere según el pacto evangélico), la respuesta es que puede cumplirse perfectamente. . . con tal de que un hombre confiese que es posible hacerlo por la gracia de Cristo, como observa justamente San Agustín.”17 Cuando Arminio modestamente afirma que, según la gracia fortalecedora de Dios y dentro de los límites de la habilidad que Dios nos da, los cristianos pueden ganar la victoria sobre Satanás, el pecado, y el mundo, parece que la profecía de Zacarías no fue exagerada: Dios “nos había de conceder que, librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos en santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días.” (Lucas 1:74-75). 13