Alvin Kernan LA MUERTE DE LA LITERATURA '".1' . Traducción Julieta Fombona Monte Avila Editores Latinoamericana 1" edición en Yale University Press, 1990 P edición en M.A., 1996 Título original Tbe Deatb of Literature ." '¡,¡l'> D.R. @ MONTE AVILAEDITORESLATINOAMERICANA, C. A., 1993 Apartado Postal 70712, Zona 1070, Caracas, Venezuela ISBN: 980-01-0930-7 Diseño de colección y portada: Claudia Leal Autoedición electrónica: IMPRIMATUR, artes gráficas Impreso en Venezuela Prlnted in Venezuela Para A. Bartlett Giamatti ex discípulo y colega, siempre amigo, y firme defensor del sentido común INTRODUCCIÓN: LA MUERTE DE LA LITERATURA Si algún joven pudiera encontrar una sociedad donde la gente dijese s610 lo que piensa y hablase s610 de lo que sabe -con las primeras palabras que se le ocurreneso sería, por fin, u,na escuela de literatura. Pero, por supuesto, tenemos que seguir adelante. Los profetas no sirven de nada: encuentran discfpulos e imitadores e inician modas tontas. ¡Que Dios nos perdone a todos! Si se me acusa el día del Juicio de haber enseñado literatura, diré en mi descargo que nunca creí en eso y que tenía mujer e hijos. que mantener. No sé qué van a decir el viejo Brad1ey y G. Murray, pero me encantaría oír lo. Sir Walter Raleigh, primer profesor de literatura inglesa; Universidad de Oxford, carta a George Gordon, enero 11, 1921 LA UTERATURA EN los últimos treinta años, más o menos, ha '..~ . vivido una época de disturbios radicales que han puesto de cabeza a la institución y sus valores más fundamentales. En la década del sesenta se empezó a hablar de la muerte de la literatura, con una clara alusión al anuncio nietzscheano de la muerte de Dios, y ya en 1982 Leslie Fiedler, un defensor de la literatura pop al que no le pesa nada la desaparición de la literatura de la alta cultura, podía titular alegremente un libroWhat Was Literature? (¿Qué era la literatura?). Internamente, los valores literarios tradicionales del romanticismo y el modernismo han sido completamente trastocados. Al autor, cuya imaginación creadora se tenía como fuente de la literatura, se le declara muerto o un simple ensamblador de. diversos retazos de lenguaje y de cultura que se constituyen en escritos, los cuales ya no son obras de ,-arte sino simplemente collages culturales o 'textos'. A la gran tradición histórica que va desde Homero hasta el presente se la ha descompues- to .de diversas maneras. Ahora se sostiene que la influencia de los poetas anteriores en sus sucesores no es benéfica sino más bien una fuente de angustia y debilidad. Se analiza y desintegra el canon literario, en tanto que la propia historia literaria queda descartada como ilusión diacrónica, y se le reemplaza con un paradigma sincrónico. Las 10 LA MUERTE ( DE LA UTERATIJRA INTRODUCCION 11 piezas de Shakespeare o las novelas de Flaubert, otrora obras maestras de la literatura, carecen ahora de sentido o, lo que es lo mismo, están plagadas de una infInidad de sentidos, y su lenguaje es indeterminado, contradictorio, sin fundamento; sus estructuras organizativas, su gramática, su lógica y su retórica son puros malabarismos. Cualquier sentido que puedan tener resulta meramente provisional y conferido por el lector, no inherente al texto o establecido de una vez por todas por la destreza verbal del escritor. En lugar de ser mitos casi sagrados de la experiencia humana del mundo y ddyo, las más preciadas posesiones de la cultura, proposiciones universales sobre una naturaleza humana esencial y fIja, a la literatura se le trata cada vez más como autoritaria y destructiva de la libertad humana, como la ideología de un patriarcado cuyo propósito es establecer la hegemonía del hombre blanco sobre las mujeres y 'las razas menores'. La critica, antes desdeñada y tenida por sirvienta de la literatura, ha declarado su independencia e insiste en que ella también es literatura. No todo el mundo acepta estas nuevas concepciones, pero su realidad ya se toma como un hecho, y como un hecho, no como un juicio de lo oculTido, van a ser descritas aquí en la forma más neutra posible. Desde afuera, los politicos radicales, viejos y jóvenes, de Herbert Marcuse hasta Teny Eagleton, han atacado a la literatura acusándola de elitesca y represiva. Cada vez más la televisión y otras formas de comunicación electrónica han venido a reemplazar al libro impreso y, especialmente, su forma idealizada, la literatura, como fuentes más autorizadas y atractivas de conocimiento. El alfabetismo, del que dependen los textos literarios, ha disminuido hasta el punto en que es un lugar común hablar de 'la crisis del analfabetismo'. Progresivamente, los cursos de composición han reemplazado a los cursos de literatura en las universidades de este país y las inscripciones en los departamentos de literatUra siguen decreciendo. La novela se ha vuelto intrincada y criptica, la poesía más opaca, tenebrosa y ensimismada y el teatro más histérico, burdo y vulgar, debido a intentos contraproducentes de afirmar que siguen teriiendo importancia. Lo que una vez se llamó 'la literatura seria' ya no tiene por público más que una camarilla, y casi ninguna presencia fuera del mundo de los departamentos de literatura de las universidades. Dentro del ámbito universitario, la critica literaria, ya en la década del sesenta, bizantina por su complejidad, impresionante por su volumen e increíble en su totalidad, ha arremetido contra la literatura y ha desconstruido sus principios básicos, declarando que la literatura es una categoria ilusoria, que el poeta ha muerto, que la obra de arte es sólo un 'texto' flotante, el lenguaje indetenninado e incapaz de crear el sentido, y la interpretación un asunto de elección personal. Muchos de nuestros mejores autores -Nabokov, Mailer y Bellow son los casos que estudié en un -libro anterior, 7be lmaginary library- han sufrido una crisis de confianza respecto a los valores tradicionales la literatura y su importancia para la hUmanidad, de la que nunca sederecobraron. """ La desintegración de la literatura se ha vuelto lo bastante escandalosa como para producir titulares de prensa y bestsellers.En 1988, la Universidad de Stanford, por ejemplo, apareció en la primera página de los periódicos y en las noticias de la televisión debido a un debate sobre la conveniencia de eliminar de su curso obligatorio sobre grandes obras, entre las que hay muchas obras de literatura, algunos de los - clásicos, escritos todos por 'hombres blancos muertos', para poder incluir libros de escritores mujeres, negros" y del Tercer Mundo. A los grandes libros que hasta entonces habían constituido la base de una educación ilustrada, se les denuncia por elitescos, eurocentrados, y como instrumentos del imperialismo. Ante semejante presión, el profesorado y la administración de Stanford accedieron a reemplazar a escritores. como Hornero y Dickenscon libros como El segundo sexo de Simone d~ Beauvoir. El entonces ministro de Educación conservador, . William Bennet, tuvo un debate con el rector de Stanford, transmitido a toda la nación por la televisión, en el que se trató el dilema social que forma el meollo del asunto: la oposición entre la importancia relativa para la sociedad en general de las cualidades tradicionales intelectuales . representadas por los clásicos de la literatura y los valores sociales de la igualdad entre las razas y los, sexos representados por obras de menor prestigio. Este debate en particular no constituye más que una parte de un debate cultural más amplio sobre el deterioro de la educación, y en especial de la educación literaria, planteada por libros que sorpresivamente se convirtieron en bestsellers, Culturalliteracy de E. Donald Hirsch y 7be Closing 01 tbe American Mind de Allan Bloom. Hirsch, profesor de literatura inglesa en la Universidad de Virginia, sostiene que los norteamericanos se están volviendo cuIturalmente iletrados por no leer lo mejor que se ha escrito, y ofrece un cuestionario sobre las grandes ideas -Darwin, Freud, Marx, por ejemplo- que puede hacerse en casa para diagnosticar la gravedad de la defIciencia. Un libro ulterior suministra de forma cómoda los medios para remediar la deficie~cia, en caso de descubrirla, como se detecta gas en el sótano. 12 LA MUERTE DE LA LITERATURA Bloom, de la Universidad de Chicago, es profesor de ciencias políticas con una inclinación hacia la literatura, y un seguidor de Leo Strauss y su concepción de ciertos textos clásicos, Platón en particular, como repositorios de verdades arcanas. Bloom acusa al profesorado de las universidades de un cómodo relativismo derivado de Nietzsche y otros mósofos alemanes, que ha desviado a la educación de los textos clásicos y de su busca socrática de lo bueno y lo verdadero. El estudiante moderno, inoculado de relativismo, cree que todo valor es meramente una opinión y que todas las opiniones son equivalentes, y por ello, según Bloom, ha abandonado enteramente los grandes libros y la busca en ellos del mejor curso para la creencia o la acción, para vivir en un estupor de tolerancia universal, apada e ignorancia. Aun si no se toma del todo en serio a Bennett, Hirsch y Bloom, el interés muy difundido por sus concepciones es una demostración' de la preocupación general de que la cultura del libro, de la que la literatura es una parte central, está desapareciendo, y con ella mucho de los valores esenciales de nuestra sociedad. Nada tiene de extraño que los marxistas luchen contra las feministas por el derecho a identificar los olores que despide el cadáver literario. ¿Mala fe o falocentrismo? ¿Hegemonía o gineG~dio?Se ha llegado tan lejos que el líder religioso de Irán, el infame Ayatollah, sin temerle a las represalias, pudo ponerle precio a la vida del autor de una novela considerada ofensiva para el Islam. Apenas un mes más tarde, las editoriales occidentales ya habían organizado una feria del libro en Irán. Si la literatura ha muerto, la actividad literaria sigue adelante con un v~gor incólume si no mayor, aunque cada vez más confmada a la universidad. Se escriben y se leen relatos y poesía, se montan piezas de teatro y se hacen grandes esfuerzos por escribir bien. Las editoriales pagan grandes sumas por adelantado a los novelistas, se otorgan premios literarios con más y más frecuencia y por sumas mayores, y la literatura impresa, sea cual fuere su calidad, sigue aumentando. Una critica y una erudición literarias muy industriosas, más que todo en el ámbito académico, ofrecen una sobreproducción tanto de teoria literaria como de critica práctica. Hay muchos optimistas que vislumbran un sistema literario nuevo y mejor, alzándose como él ave Fénix de las cenizas de lo viejo, ya no el -repositorio de verdades conocidas y valpres aceptados» (Levine) sino -una poética que se esfuerza por definir las condiciones del sentido... qué hacemos para que los textos tengan sentido» (Culler). Esta reorientación de la literatura es vista por sus partidarios como un paso gigante para la hunlanidad, y Levine y sus INTRODUCCION "t 13 colegas en una conferencia sobre las humanidades hablan a favor de la critica más avanzada cuando afirman que pareciera -particularmente irónico que las humanidades estén recibiendo las más severas criticas en un momento en que para muchos de nosotros su significación y fuerza nunca habían sido mayores». Lo que es pasado o se está volviendo pasado es la literatura romántica y la modemista, la de Wordsworth y Goethe, Valéry y Joyce, que florecieron en la sociedad capitalista en la edad álgida de la imprenta, entre mediados del siglo XVIIIy mediados del xx. La muerte de la vieja literatura en el sentido augusto, la legislación tácita del mundo de Shelley, la atemporalidad invocada por Amold de lo mejor que se ha pensado y escrito, los monumentos inalterables del espíritu europeo, desde los dibujos de Lascaux hasta La montaña mágica en Eliot, parece para la gente que maduró intelectualmente .~n el anden régime poco menos que el ocaso de la imaginación humana en las tierras crepusculares de la civilización occidental. No hay defensa más elocuente del antiguo orden literario que una colección de ensayos de Maynard Mack, Prose and COns*,ni denuncia más amarga de las nuevas maneras que uno de sus ensayos, "The Lifeof Leaming»(Lavida de la ense~nza): "Estamosestrechando nuestros horizontes, no ampliándolos, evadiendo nuestras responsabilidades, no asumiéndolas. y nos comunic$os cada vez con menos y menos gente porque resulta más fácil disparatar en una jerga que explicar un asunto complicado en el lenguaje real de los hombres. ¿Por cuánto tiempo podrá una nación democrática darse el lujo de mantener a una minoria narcisista arrebolada por su propia imagen?»Muchos otros, como Mack, recuerdan que apenas ayer F. R. Lewis rechazaba el argumento expuesto por C. P. Snow en Tbe Two Cultures, que los humanistas se mantienen en una peligrosa ignorancia de la ciencia, con la altiva observación de que un entrenamiento humano basado en la literatura es la única educación digna de tenerse. Cleanth Brooks y W. K. Wimsatt hace unos pocos años reclamaban para sí la infalibilidad critica, como si sus concepciones formalistas de la literatura fueran verdades reveladas, acusando a la heterodoxia de "falacia intencional» y -herejía de la paráfrasis». Y no hace mucho no parecía haber nada absurdo en el argumento de Northrop Frye, en Anatomía de la crítica, que considera que la totalidad de la literatura forma un extenso sistema, místico en su simbolismo . Juego de de palabras ños.. (N. la T.) con la homofonia en inglés de -pros y contras. y -prosa y enga- 14 INTRODUCCION lA MUERTE DE lA LITERAllJRA pero ordenado en su estmctura, que tiene su origen en los miedos y deseos constitutivos del alma humana y que se mueve a través de la historia en forma de grandes mitos literarios que corresponden nada menos que a los ciclos de las estaciones del año. Al echar una mirada atrás parece increíble que a estas concepciones se les haya tomado tan en serio hasta hace tan poco tiempo. Pero ahora han desaparecido, y para los sobrevivientes del viejo orden, a menudo desconcertados, refunfuñones y furiosos, el cambio no es más que otra traición de los escribanos, a los cuales se identifica a menudo como un grupo de críticos radicales que practican, por lo regular en las universidades, eso que Paul Ricoeur llama con acierto .la hermenéutica de la sospecha-. La fenomenología, el estmcturalismo, el desconstmccionismo, el freudismo, el marxismo y el feminismo han sido, en estos últimos años, las voces más clamorosas que anuncian la muerte de la vieja literatura. El estmcturalismo y el desconstmccionismo, por un tiempo los principales acusadores del engaño de las concepciones literarias tradicionales, constituyen poéticas militantes que atacan a la sociedad burguesa socavando su ideología y denunciando toda autoridad, aun toda autoridad literaria, como ilegítima y represiva. El feminismo acusa a la vieja literatura de ser un instrumento del dominio masculino. Los marxistas, los seguidores de Foucault y los nuevos historicistas tratan a la literatura como una institución capitalista y como instmmento disfrazado de su hegemonía, que debe ser expuesta como simple propaganda del establishment. Para los nuevos freudianos, la literatura es otra forma de la represión del instinto y de los impulsos revolucionarios, que debe tratarSe y curarse con un análisis más profundo. La tendencia anglo-sajona había sido siempre mantener lo más separadas posibles la literatura y la política, pero estos tipos recientes de crítica radical se han asociado, como OCUITe en el continente europeo y en particular París, con la política y la teoría social de la nueva izquierda. A la literatura se le ha visto como un área blanda de la sociedad burguesa, un lugar donde se puede alcanzar y desacreditar la ideología capitalista, defender las causas feminista, minoritarias y tercermundistas y abogar por la permisividad, la apertura y la libertad en todos los terrenos, el sexual, el interpretativo, el ambiental. Sin embargo, el escenario social en el que ha florecido la hermenéutica de la 'sospecha es mucho más amplio que el limitado ámbito de las universidades, las conferencias de los especialistas y los salones políticos de los literatos de la subcultura. Estos, y la propia literatura, han sido sólo una pequeña porción de un cambio cultural mucho más ',,' . 15 profundo y extenso. No sólo las artes sino también todas nuestras instituciones tradicionales, la familia y la ley, la religión y el Estado, se han descompuesto de maneras sorpresivas en los últimos años. La familia es probablemente el campo de batalla más desesperado de este cambio social masivo: la píldora, el incremento vertiginoso del divorcio, los pleitos por la patria potestad, las familias pobres encabezadas por madres solteras, la lucha entre los adversarios y los partidarios del aborto, las familias en las que tanto el padre como la madre trabajan, el alquiler de vientres, los derechos de la mujer, las esposas maltratadas y las familias asesinadas, la desaparición de los esquemas tradicionales de la diferenciación sexual, la fertilización in vitro, la actitud desenfadada ante el sexo, la aparición de nuevas enfermedades venéreas. Hay cosas buenas y cosas malas en este catálogo, como también .propósitos malentendidos I que caen sobre la cabeza de sus inventores»pero todo ello ejerce una inmensa presión sobre una vieja institución. Los estertores agónicos de la familia, junto con los cambios en otras instituciones sociales básicas, hacen que la muerte de)a literatura romántica parezca baladí. Observar qué le ha ocurrido a la literatura como parte de la revolución social llamada laxamente posindustrialismo que ha venido transformando la vida moderna en Occidente, y en menor grado en el Segundo y Tercer mundos también, proporciona a la vez un marco histórico para entender el cambio literario y una escala que mide con precisión el papel interesante pero limitado que ha desempeñado en lo que está ocurriendo. En efecto, para el mundo en general la muerte de la literatura podría resultar sobre todo interesante sólo por la manera esquemática y precisa en que representa cambios que suceden en otras partes, la familia por ejemplo, en formas más complicadas y menos obvias. La inversión exacta de los valores literarios -por ejemplo, el poeta es un genio creador/ el poeta ha muerto, los textos literarios están sobresaturados de sentido/ los textos literarios carecen de sentido- ofrece casi un ejemplo de laboratorio del modelo de cambio institucional revolucionario, opuesto aquí a evolucionario, que Thomas Kuhn llama 'viraje paradigmático'. La poesía y la literatura siempre han preferido que se les tome en términos metafísicos y no sociológicos, quizá con la intención de ocultar su persistente marginalidad social. Al fin y al cabo, la literatura no ha desempeñado un papel muy grande en los juegos del poder de nuestra sociedad, yes poco probable que lo desempeñe en el futuro. Las teorías cósmicas sobre el arte y la literatura van y vienen con la misma facilidad que las filosofías en Cándido, pero aun cuando son nominal- 16 LA MUERTE DE LA LITERATURA mente materialistas, como la historia literaria de Taine que depende del clima o las concepciones marxistas de la superestmctura cultural, tienden a evadir las condiciones ordinarias que constituyen su marco social. Sin embargo, la historia de la literatura siempre ha estado relacionada estrechamente con cosas tan mundanales como las cortes de los reyes, los mecenas, los derechos de autor, el ocio de la burguesía, el nacionalismo, el sistema educativo democrático, las rotativas a vapor, la libertad del mercado y el linotipo. El escenario de la escritura y la lectura en estos últimos años no ha sido menos ampliamente social, y la desintegración de la literatura romántica-modernista a fines del siglo xx fonna parte no sólo de una revolución cultural general sino más específicamente de una revolución tecnológica que está transfonnando rápidamente una cultura de la imprenta en una cultura electrónica. De manera que analicé en un libro anterior, Samuel johnson and the Impact 01Print, la vieja literatura del romanticismo y el modernismo que se funda desde el inicio en un concepto. del libro impreso que institucionaliza e idealiza el potencial de la imprenta para crear autores, fija textos exactos, mantiene en su lugar el más mínimo detalle de estilo de fOfinapermanente y ensambla y cataloga la biblioteca imaginaria de la literatura universal. La literatura empezó a perder su autoridad, y en consecuencia su realidad, cuando decreció la habilidad de leer el libro, es decir, el alfahetismo; cuando las imágenes audiovisuales, el film, la televisión y la pantalla de la computadora reemplazan al libro impreso como fuente más eficiente y preferida de entretenimiento y conocimiento. La televisión, la computadora, la Xerox, el procesador de palabras, la cinta de grabación y el reproductor de videos no tienen, como la imprenta, una relación simbióticacon la literatura y sus valores, y las nuevas formas de adquirir, L almacenar y transmitir la información están marcando el fin de una concepción de la escritura y la lectura orientada hacia el libro impreso e institucionalizada como literatura. Cada vez que la literatura aparece en uno de estos nuevos contextos se topa con el mundo y siente sus presiones sobre el pensamiento y la acción. La obsolescencia cultural, al menos en lo que toca al G6tterdiimmerung, se ha apoderado de la vieja literatura en t}n mundo donde la televisión está transfom1ando todo lo que toca -la política, las noticias, la religión-, donde un nÚmero creciente de ciudadanos encuentra muchas dificultades para leer aun los textos más sencillos, donde lacreación y el plagio son cada vez más difíciles de definir, donde la publicidad y la creación de la imagen han capturado el lenguaje. La INTRODUCCION 17 presión de estas nuevas fOffi1asde hacer las cosas y de pensar sobre las cosas, se siente en los diversos puntos en que la literatura y su poética interactúan en la actividad diaria con el mundo social: casos de copyright, el patrocinio político de las artes, los libros impresos en papel ácido que se desintegran en las bibliotecas, los casos de pornografía en los que profesores distinguidos y especialistas a la moda tratan de definir la literatura en un tribunal, las aulas donde los niños que ven ocho horas de televisión -diarias no saben leer, las decisiones sobre quién define las palabras incluidas en el diccionario, las peleas entre los profesores universitarios por establecer nuevas categorías de estudio y nuevos departamentos, las leyes impositivas respecto a los inventarios de las editoriales, las acusaciones de plagio, los asesinos que escriben sobre sus crímenes. Estos áffibitos, y algunos otros, donde la vieja literatura está dejando de ser plausible o Útilpor las presiones de las nuevas circunstancias de fmes del siglo xx constituyen los escenarios de los capítulos que siguen. En ellos los acontecimientos recientes de la literatura lucen sorpresivamente diferentes que vistos a la luz de la lámpara. La crítica desconstmctiva, por ejemplo, que tiene una presencia tan grande en el escen~o puramente literario, figurando o bien como una revolución heroica o bien como una traición de los escribanos, vista en el contex,.". , to social eJe la-crisis del alfabetismo o de la batalla por el control del lenguaje, empieza a parecer mucho menos melodramática y más como una crítica que ejerce su función tradicional de preservar lo que puede salvarse en una época de cuestionamiento radical de los valores y las ,creencias institucionales básicas. La muerte de la literatura aparece como el crepúsculo de los dioses para los conservadores y como la caída de la Bastilla de la alta literatura para los radicales, pero yo arguyo, para decido sencillamente, que estamos presenciando las transformaciones complejas de una institución social en una época de cambios radicales en la política, la tecnología y la sociedad. . EpÍLOGO 1' 1 ' I ~ EN UNUBRÓanterior, Tbe lmaginary Library, reuní para analizarlas unas cuantas historias contadas por nuestros escritores moder'" nos más importantes en las décadas del 50 y 60 a fm de expresar su ! sentimiento de que lo que para ellos había sido la literatura ya estaba dejando de ser significativo y hasta desapareciendo del mundo social y de la conciencia. Estos escritores estaban sufriendo una crisis de confianza respecto a algunos de los valores más fundamentales que han apuntalado la literatura desde fmes del siglo xvm y comienzos del XIX: la creencia en la escritura y el arte creador como una vocación casi sagrada, el poder visionario de la imaginación, la forma perfecta y la ¡ verdad del texto literario, la comunicación total del escritor y el lector por medio del lenguaje literario, la presencia inalienable de un sentido místicamente verdadero en el, centro de la obra de arte literaria y, finalmente, la superioridad epistemológica de la literatura imaginativa sobre la ciencia o sobre cualquier otra forma de discurso empírico. Una anécdota sobre Robert Lowell contada por Norman Poshoretz ilustra el tipo de creencias en cuestión y la certeza con que las maritu~ vieron hasta el fmal muchos literatos. " Low:ell siempre andaba metiéndose en discusiones políticas, pero en mi opinión lo único real para él era la poesía, y/ sólo a través de la / 200 LA MUERTE EPlLOGO DE LA LITERATIlRA poesía se le volvía real todo lo demás. Una vez, en el curso de una conversación muy tranquila me dijo, respondiendo a ciertas críticas que yo había hecho de la poesía de W. H. Auden: .Después de todo, si no fuese por Auden no hubiéramos sabido de la Segunda Guerra MuncUal..Inicialmente la observación me dejó perplejo y luego bruscamente me di cuenta que hablaba literalmente: si él no hubiese leído nunca sobre el desencadenamiento de la guerra en el poema de Auden .12de septiembre, 1939., si sólo lo hubiese leído en un periódico, nunca hubiera creído en su realidad. Pero el propio Lowell, monstre sacré del arte, se cuenta entre los últimos en creer semejantes cosas de la literatura, y un buen número de sus contemporáneos ya empezaba a pintar la desintegración del dogma romántico y modemista en versiones irónicas de la forma literaria romántica más característica de todas, la Künstlerroman. En tanto la Künstlerroman tradicional dramatizaba el éxito del artista como artista, en La muerte en Venecia de Thomas Mann o El retrato del artista adolescente de Joyce, por ejemplo, estas instancias tardías del género, La peste de Camus o La muerte de Virgiliode Herman Broch, dan a la' trama normativa un giro negativo que muestra la creciente dificultad, y en algunos casos la imposibilidad, de escribir significativamente en medio de las circunstancias sociales alteradas del mundo de la posguerra. Norman Mailer en Oi a Fire on Tbe Moon, describe el primer alunizaje en 1969 como un asalto por parte de la ciencia contra la literatura humanista y las artes, que se apropia del dios de la poesía, Apolo, para nombrar su misión y transforma la luna, el símbolo tradicional de la imaginación romántica, en un objeto científico inánime. Los logros abrumadores del enfoque científico del conocimiento hacían imposible que escritores tales como Mailer pudiesen seguir pretendiendo que la literatura ofrece alguna comprensión o aun que sea de alguna utilidad. Mailer. dramatiza esta pérdida de confianza artística mostrando que ante el omnipotente poderío de la ciencia se ha.cía casi imposible para el escritor Acuario-Mailer escribir su novela en la que se afirman las verdades conocidas por la imaginación. La «familia. Manson en California, la juventud drogada de Woodstock, Teddy Kennedy en Chapp~quidick, otrora aliados de Mailer en la izquierda radical, traicionaron todos la ca,usa liberal-romántica en el funesto verano de 1969. Sólo quedó el artista para defender con su novela lo imaginativo y lo . vital de los ataques de la ciencia. Pero el artista está demasiado desmoralizado para dar li\ batalla a la manera de Byron y Victor Hugo, y lo mejor que logra producir, con muchos sudores y esfuerzos, es un ,:,{., ¡, I y I 201 enredado agregado «fáctico. de comunicados de prensa de la NASA, fragmentos autobiográficos, reportes de la llegada a la luna para Esquire, muchos autoanálisis, jerga tecnológica y cierta cantidad de f1losofla palabrera sobre la llegada del hombre a la luna y la probabilidad de que a largo plazo fuese beneficioso para la humanidad. Bernard Malamud en Tbe Tenants 0971) sitúa la escena de la escritura en un carcomido superbloque de Nueva York donde se juntan toda la fealdad y el odio racial, el desgobierno y la codicia del siglo xx. Allí, trehzados en una competencia asesina y aislado uno del otro, un escritor negro y un escritor judío buscan obsesivamente les mots justes a fin de realizar la obra de arte flaubertiana perfecta, convencidos de que su arte puede transformar la fealdad y el odio del mundo en belleza y amor. No se trata sólo de que la obra literaria persuada al mundo para que ame y aprecie la belleza, sino.más bien, al estilo romántico más alto, de que la presencia en el mundo de la obra de arte, encarnación del amor y la belleza, llegue a dar a estas cualidades una misteriosa realidad. Hay algunos intentos vanos de hacer que uno y otro aprendan lo que sabe cada cual, el negro su rabiosa energía e indignación, el judío su erudición y sus habilidades verbales, pero con ello sólo }ogran más odio. El superbloque en el que viven se hace más y más ifÍhabitable, acosado por todas las pesadillas de la vida urbana ploderna y por último cada uno destruye la obra del otro. Al final, aun tratando de escribir sobre el amor y la justicia, se matan entre sí. Sus obras inconclusas, hojas de papel amarillo revoloteando en el viento, son sacadas con la basura, dejando el mundo que habían tratado de transformar un poquito peor gracias a sus esfuerzos. Fuego pálido de Nabokov 0962) sitúa la escena literaria en la universidad moderna -Wordsmith, una parodia de la universidad de Cornell donde Nabokov por un tiempo fue profesor muy a pesar suyo hasta que los derechos de Lolita lo liberaron- donde el sistema universitario, en particular la erudición y la crítica, pervierten la literatura de maneras muy extrañas. Un poeta totalmente académico, John Shade, produce un poema autobiográfico, .Puego pálido., que es un collage de toda la literatura occidental: citas oscuras como el título de Timón de Atenas de Shakespeare, coplas de Pope, la trama del desarrollo de la mente del poeta de Wordsworth, tonos conversacionales tomados de T. S. Eliot, una carretilla de Wtlliam Carlos Williams, etc., etc. Después de la muerte de Shade, su crítico-lector-profesor, Charles Kimbote, conferencista de Zemblan, en el que se manifiestan considerables señales de demencia, saca una larga edición de .Fuego pálido. 202 LA MUERTE DE LA LITERATURA EPILOGO '' " ~': " " ff 1 , "Ii ,;~ 1, " 1' ,1 1 I:! ,mil i! I1 ¡! I! 1 : : 1 con un complicadísimo aparato de erudición, en particular extensas notas explicativas, a fin de hacerse una reputación de erudito y así lograr entrar en el escalafón. Desafortunadamente la erudición es espuria y los comentarios no tienen ~ada que ver con la vida y el poema de Shade aunque sí mucho que ver con una fantasía personal de Kimbote, la de ser el rey destronado de Graustarkian, un país de la Europa Central, fantasía que adjudica al poema mediante las notas, Nunca queda del todo claro si la historia de Kimbote es ilusoria o cierta, y tampoco si importa que lo sea. A primera vista Fuego pálido es una parodia grotesca de la universidad moderna y sus efectos destructivos sobre el arte literario, pero tras la sátira la novela se las está viendo con el narcisismo y el solipsismo crecientes de la vida moderna que están volviendo todo tipo de comunicación, aun el tipo privilegiado literario entre el autor y el lector, cada vez más difícil y, quizá, en última instancia imposible, En Humboldt's Gift 0973), de Saul Bellow, la indiferencia del público moderno y el sentimiento cada vez más fuerte de que el escritor no tiene nada que decir sume en el silencio y, a la postre, mata a un poeta cuyo personaje está inspirado por Delmore Schwartz, Van Humboldt Fleicher, nacido en un tren neoyorkino y que debe su nombre a una estatua que su madre había visto en un parque, es el poeta romántico en una época más tardía, en la que ya se ha convertido en un bufón ',l' para sí mismo y los demás. Para él las palabras sagradas siguen siendo las palabras claves del romanticismo, «Poesía, Belleza, Amor, Tierra baldía, Alienación, Política, Historia, el Inconsciente» siempre con mayúscula. Pero desperdicia su talento y su vida desempeñando el papel de poeta maldito, nunca llega a escribir nada muy seriamente porque siempre es el poeta residente de alguna universidad, siempre anda buscando alguna beca, escribiendo artículos para diversas revistitas, bebiendo, hablando mal de los demás o tomando drogas, Tal como lo expresa el propio Humboldt cuando se compra un automóvil grande, él es «elprimer poeta con frenos de potencia». Al final el regalo que le deja al mundo y a su amigo, Bellow-Citrine, un escritor de prosa útil, es un guión de cine extraño y burlón que termina por producir mucho dinero. Nuestros narradores, ya ahora prosistas todos, inventan, cada cual a su manera característica, cuentos humanistas sobre cómo los literatos, en particular los poetas y los novelistas, se encuentran con circunstancias nuevas e impredecibles que están desalojando a la literatura del mundo social en formas sumamente dolorosas y frustrantes, La jJe:r- 203 sona de Mailer, el escritor Acuarius, habla en nombre de todos estos artistas tardíos cuando se ve obligado a reconocer el poder de la ciencia y la tecnología en el lanzamiento de la poderosa nave espacial, el Apolo 11: «el mundo había cambiado, pese a que él pensaba que lo estaba impulsando con su poderoso ego. y había cambiado de manera que ya no reconocía, que nunca esperó y que probablemente ya ahora no comprendía. El cambio era más poderoso de lo que había pensado», La NASAy la misión del Apolo, un edificio abandonado del Bronx, la Universidad Wordsmith, el medio intelectual neoyorkino, son todas imágenes impactantes de un mundo cambiado en el que la literatura tal como había sido concebida en la época romántica y la moderna no puede ya funcionar, ya no tiene un lugar y, a la postre, deja de existir. La crítica literaria reconoció la muerte de la literatura en términos abstractos con la estética de la recepción, la hermenéutica, el estructuralismo, la desconstrucción, el feminismo y el marxismo foucaultiano. y en el mundo de todos los días, la literatura, tal como he tratado de mostrarlo en capítulos anteriores, se enredó toda y de modo fatal con el aula de ciases y la sala de los tribunales, con el cambio tecnológico de la imprenta a la electrónica, con las decisiones sobre la naturaleza de la autoridad verbal respecto a los diccionarios, con pleitos sobre 'cÍerechos de autor. En todos estos lugares las voces tienen un tono ominoso: .-¿Qué quieren decir con 'letras' y 'literatura' separadas del lenguaje? Supongo... que quieren 'cháchara sobre Shelley'. Les dije que no quería discutir sobre Harriet, pues tengo ya bastante con Helen, Theodora y Mary Stewart.. -¿Puede decimos como experto en literatura inglesa qué cosas deberían tomarse en cuenta para evaluar los méritos literarios de un libro? «-Creo que eso es algo muy dificil de hacer en términos generales y creo que es algo que varía mucho según el tipo de libro que 'Sea.Aquí estamos tratando con una novela y creo que una de las cosas que uno desearía que se tomase en cuenta sería si el libro da una representación cierta y sincera de un aspecto de la vida... el libro trata una situación' muy importante; trata de'las relaciones entre los hombres y las mujeres, de sus relaciones sexuales, de la naturaleza del matrimonio, y todos éstos son asuntos de una honda importancia para todos nosotros., -¿Qué es el plagio, descarta'ndo los aspectos legales de la propiedad, el copyright o el beneficio fmanciero? ¿En qué difiere, por ejemplo, de la repetición, el reportaje, la cita, la paráfrasis, la exPosición y otras formas de reproducción de material ya existente? El plagio tiene más que ver con el orgullo, un pecado del espíritu, que con las actividades LA MUERTE 204 EPILOGO DE LA LITERATURA criminales del ladrón-. -Un sentimiento amargo de hostilidad hacia la civilización... recorre toda la literatura moderna-. -El rolo policial de la verificación y las esposas de la validez.. -Laidea de que la Verdad es Una -autoconsistente, no ambigua y conocible- constituye uno de los engaños mortíferos de nuestra historia-.-Escribirbien es contrarrevolucionario-. . -La nueva edición de Lawrence por parte de Cambridge difiere interesantemente de las ediciones eruditas nonnales y corrientes .párque está ligada indisolublemente con el copyright de las propias obras principales-. -Esa declaración ha dejado de ser operativa.. -Napoleón y Uncoln tuvieron que alcanzar la fama a la manera de antes con la conquista de Europa y la liberación de los esclavos. La celebridad puede crearse simplemente si se la pide-. -Las dimensiones literarias del lenguaje quedan en gran medida oscurecidas si uno se somete acríticamente a la autoridad del referente-, -el mito de la correspondencia semántica entre el signo y el referente-. -011,voit done qu 'une soluNon du probteme juif qut vtseratt illa eréaNon d'une eolonte jutve tsolée de l'Europe, 11, 'entrafneratt pas, pour la me ltttératre de l'Ocetdent, de eonséquences déplorab/e9.. En esta babel moderna, la vieja literatura del romanticismo y el modernismo murió, en parte por suicidio y en parte por asalto criminal. La tentación de culpar a personas o grupos en particular es muy fuerte. Hay, como suele suceder, culpables de sobra, ya que tanto en el viejo orden como en el nuevo se usó la literatura mucho más a menudo de modo muy humano para favorecer los propios fines personales que para una busca realmente seria de conocimiento. Resulta tentador también echar las culpas a cambios particulares en la vida social tales como ver televisión o la crisis del -alfabetismo, o hasta señalar varias tecnologías nuevas, esa constelación electrónica, que están reemplazando a la imprenta como modo de comunicación primordial. Sin embargo, la gran cantidad de personas y cosas que han afectado la literatura sugiere que la muerte de la vieja literatura debe. entenderse no como un acto culposo sino como parte de un amplio cambio cultural. La desconstrucción y la televisión, para comparar cosas pequeñas con cosas grandes en lo referente a su efecto cultural, pese a su fuerte impacto en la vieja literatura y las creencias que la sustentaban, constituyen sólo dos aspectos de una alteración social reciente que ha tenido una marca muy alta en la escala de los disturbios culturales. La muerte de la vieja literatura constituye sólo una parte, y además una parte relativamente pequeña, de la extensísima desorientación social . ! 1 t r Ij 205 que en los últimos treinta años ha destruido un gran número de nuestras instituciones tradicionales y nuestros sistemas de valores. No hay todavía un nombre satisfactorio para este extensísimo cambio social; los términos posindustrialísmo y posmodern.ísmo 10 único que hacen es registrar nuestro sentimiento de que ciertos modos de vida particulares han desaparecido pero no especifican qué los ha reemplazado. Sin embargo, el que se haya producido un gran cambio, ya sea por evolución o revolución, es algo que casi nadie discute. Aunque aún no seamos capaces de decir qué maravillas se están. urdiendo, conocemos los numerosos síntomas de lo que ha pasado: la transformación de una econO11Úamanufacturera en una economía de servicios, el paso de un modo de almacenar y obtener información basado en la imprenta a un modo electrónico, de una economía de la escasez y el ahorro a la «sociedad de la abundancia.- consumista, de una política de la representación a una política del activismo social individual y grupal, de una concepción positivista de los hechos a una concepción relativista de la -imagen., de una aceptación de la autoridad a la libertad individual de elegir, y de una disciplinada autonegación al hedonismo, la permisividad, la autoindulgenda y el culto del narcisisp:¡o. Algunas de estas tendencias culturales, desde luego, son claramente embelecos que no han de durar mucho, y otras tienen . probablemente muy poca utilidad social a largo plazp, pero todas son partes constitutivas de una corriente que muestra con mucha claridad la orientación que ha ido tomando desde hace algún tiempo la sociedad occidental y, quizá, también la oriental. Vista en este contexto resulta inevitable que la vieja literatura, como una de esas ciudades industriales de grandes esqueletos oxidados, también se derrumbase en esta época de cambios fundamentales. y con la literatura, así como con otras instituciones sociales en la sociedad posindustrial, aún no está para nada claro qué forma va a tomar en el futuro. No se puede descartar la posibilidad de que la literatura sea tanto un producto de la cultura de la imprenta y el capitalismo industrial como la poesía del bardo y la épica heroica lo fueron de la sociedad oral tribal; que, como la caballería andante en la época del arma de fuego, simplemente desaparezca en la época electrónica, o quede reducida a desempeñar un papel puramente ceremonial, algo parecido quizá a la ópera de Pekín. La recopilación e institudonalización de los textos, las creencias y las prácticas que constituyen la literatura son, al fin y al cabo, un acontecimiento histórico y no existe razón alguna de que no vaya a juntarse con muchas otras instituciones culturales en el ""1 206 EPILOGO LA MUERTE DE LA LITERA11JRA basurero de sueños de la historia. A los textos que founan el meollo sustancial de la literatura los reclamarán con avidez los clásicos como parte de la civilizaciónclásica o los absorberá la historia de las diversas lenguas y nacionalidades o serán reprocesados como evidencia en los diversos tipos de estudios sociológicos, psicológicos y religiosos. Sigue habiendo, sin embargo, en la idea de la literatura como forma distinta de escribir y pensar una energía considerable, y los literatos más avanzados de nuestra época, que admiten que la vieja literatura desapareció, afinnan -confuerza que ya han creado una nueva concep~ ción de la literatura y que le han asignado un nuevo papel social. La desconstrucción, segÚn ellos, desbrozó el terreno de las pretensiones que tenía la vieja literatura romántica y moderna de expresar verdades humanas universales y peunanentes en founa monumental mediante un poder gnóstico de la imaginación. Al mismo tiempo ladesconstrucción proporciona los fundamentos teoréticos necesarios para una nueva literatura al exponer las estrategias que usan las diversas ideologías para crear una apariencia de «verdad»por su interés en obtener el poder y ejercer su hegemonía sobre los demás. Se considera que la literatura, habilitada por este tipo de conciencia de que no liay nada fuera del texto, estimula el libre juego de la interpretación y propicia la construcción de «verdades»que nutren la vida. El feminismo, los estudios negros, el poder chicano, las literaturas étnicas, la liberación gay, el nuevo historicismo y los diversos gmpos marxistas como, por ejemplo, los materialistas culturales británicos, tienen la libertad en este nuevo mundo feliz de usar la literatura como un medio para promocionar no sólo sus propios programas sociales sino también las causas liberales más radicales de la apertura, la tolerancia, el relativismo, el individualismo, la libertad y la experimentación. El materialismo cultural Íiterario inglés, por ejemplo, defme su programa como -un compromiso con la transformación de un orden social que explota a la gente según su raza, su sexo, sus preferencias sexuales y su clase»(Holderness). Sin e!llbargo, el atractivo de estos programas sociales -la brillante oportunidad del feminismo, por ejemplo, de luchar por la liberación de la mujer de la antigua esclavitud- se paga, y es importante notarlo, desestimando grandemente los textos que constituyen el principal acervo de la literatura. Quiero recalcar que no estoy diciendo que estas formas de leer literatura resulten inexactas por parciales. Lavieja literatura en verdad estaba enteramente politizada, como lo describí en el 207 capítulo 1, yes indudable que a menudo trata a las mujeres en forma despectiva y casi siempre de un modo condescendiente. Mi problema con los nuevos enfoques no es su exactitud o su justeza, sino su utilidad para el mantenimiento y la preservación de las obras de literatura, o los «textos-si se prefiere este término, de los que depende la empresa literaria en su totalidad, pasada y presente. Apartando lo que haya sido y lo que pueda llegar a ser en el futuro, la prosperidad y la utilidad social de la literatura dependen de un' gmpo de poemas, piezas de teatro y novelas que, según el consenso general, constituyen no sólo su principal mercancía sino también su capital acumulado. Que se cedan, pierdan o desacrediten estos textos -Homero, Shakespeare, Balzac- y la literatura entra en bancarrota. Las metáforas comerciales son intencionales, ya que estoy hablando, no de propiedades metafísicas, sino de la función y la existencia de la literatuta en una sociedaCl del toma y daca. Sise eliminan las obras que por los momentos aún se considera que constituyen la literatura ¿qué queda? Sólo una olla podrida de cabos sueltos institucionales carentes de centro, un sistema de instrucción en decadencia, una serie de arreglos profesionales, una categoría de biblioteca, un círculo de arte vanguardista de alta cultura, unos poéos' editores y reseñadores, unas cuantas causas sociales y políticas efuneras. It J- t ] I 1 ! , ' Sinembargo esto es precisamentelo que están haciendolos críticos más radicales. Los des constructores muestran el vacío de los textos y . del lenguajeliterarios,los marxistasmuestran cómo se han usado las obras literarias como instrumentos de poder para establecer la ideología de una u otra clase dominante --<Shakespeare como instrumento hegemónico»--, en tanto las feministas demuestran cómo se usó la literatura en el pasado para oprimir erradamente a la mujer. De esta manera a la literatura se le vacía de contenido para servir causas sociales y políticas consideradas más importantes que los propios textos --causas para las cuales los textos, de hecho, no son más que medios para un fin ulterior más importante. El texto literario no tiene sentido o, lo que viene a ser lo mismo, tiene tantos sentidos, sean cuales fueren, que cualquiera desee encontrarles. El texto literario ha mentido de innumerables maneras para servir a la autoridad de la clase y el Estado. Ha sido el instrumento de la opresión, propiciado el imperialismo y el colonialismo, ha establecido la hegemonía masculina, ha . reprimido todo movimiento de liberación frente a la autoridad. Hay un valor de choque político en estos ataques contra la integridad del 11 208 LA MUERTEDE LA LITERATURA texto, pero resulta dificilver cómo, a largo plazo, una literaturaque ha sido despojada de todo valor positivo puec4 considerarse digna de leerse e interpretarse. Quizá resulte mucho más realista ver todos estos tipos de critica radical que han desacreditado a los textos literarios como las últimas fases apocalípticas de un viejo orden literarioque se desmorona sobre sí mismo en una época de cambio radical,antes que como los heraldos de una literatura nueva más abierta y libre. Se ha sugerido a menudo que pese a su apariencia tannovedosa, las cñticas radicales de los últimos años son en verdad sólo extensiones hipertrofiadas de viejos valores literarios.La desconstrucción,por ejemplo, con sus lecturas minuciosas microscópicasdel texto y su énfasis en la ironía total es obviamente un desarrollo de viejas modalidades formales de la interpretación literaria tales como el esteticismoo la nueva cñtica. La indeterminación es una forma extrema de lo que Keats llama -capacidad negativa-, y una versión de los siete tipos de ambigüedad que defme Empson para la nueva critica.El neo-marxismoliterariocon sus ataques incesantes y sin concesiones contra la corriente principal de la civilizaciónmoderna se parece mucho a la reacción romántica tradicional contra la sociedad industrial,de los seguidores de F. R Leavis,por ejemplo. Pero en tanto que antes a la literaturase le privilegiabacomo una excepción, ahora se le incluye entre las institucionescorruptas del capitalismo. La última fase de la vieja literatura romántica y moderna en lugar de llegara su fui en la década del 60 quizá se ha extendido hasta un último periodo apocalípticoen el que los ángeles de la muerte no son visitantesde otro mundo sino más bien versiones exageradas de unas posiciones que, positivas en su forma primera, se volvieron destructivas en su forma extremada. El comienzo de una nueva literatura aparecerá entonces, si es que aparece, sólo si se encuentra una nueva manera de reclamar para las obras literarias tradicionales un lugar de cierta importancia y utilidad en la vida"mdividual y en la sociedad como una totalidad. 11 1I 11 II hi¡ '1 rl ¡; I ,1 I1 li 1I ':1 i1 1I -11 ' INDICE ANAÚTICO 11 1' ,11 '11 111 11, ' I11 ¡I l'/ Ij¡ ,/1 '1' '1' id 11 11 Alfabetis.q:¡o, 10-12, 16-17,' 131, . 134-135, 140-144, 190, 204. Alienación, 64, 65, 109, 132, 172. AIM (Asociación de Lenguas Modernas), 47, 66. Analfabetismo, 10, 84, 140-144, 170. Autor, 12,20, 71, 73-80, 93-94, 98, 103, 107, 111-114, 120, 148, 150, 157, 173-174. Bibliotecas, 16, 17, 22, 44, 53, 65, 87, 94, 98, 112-113, 133, 135136, 1~139, 140, 175, 186, 190, 193. Canon, 22, 73, 86, 133, 174-175, 185, 187. Capitalismo, 14, 19, 30-32, 66, 72, 75, 77, 111-112, 123, 128, 144, 173. Censura, 19-20, 35, 48, 111, 130, 135., . Comunicación, medios de, 10, 112, 128-130, 134, 13~137, 139-140, 145, 169, 171-172, 196-197,204. Conocimiento, árbol del, 185, 194. Cultura oral, 20, 27, 73, 79, 102, 110, 128-130, 131-134, 140, 147, 152, 156, 163-164, 196, 205. Derechos de autor (Copyright), 16, 17, 31, 48, 93-94,95, 97-98, 100-106, 110-114, 116, 118125, 128, 135, 185, 203. Derechos morales, 89. 95-98. Diccionarios,17,20,124,151-158, 162, 170, 173-176,203. il/ 11 1, ,11 1'1 ':1 1', 11: ¡ir 'i! ',1 11 il¡ ,'. 11; í i l'l , I¡;,