alamadre y el buen padre de familia ntes de iniciar el motín sólo era un preso por ho­ micidio, y. antes de en­ trar en prisión un hombre vio­ lento, de esos Que llaman "difíci­ les" quienes no los han mirado de cerca y no han visto que sus palabras siempre se cincelan so­ bre la realidad a golpes de vio­ lencia, para que nadie las olvi­ de, para que todos los recuer­ den. Pero antes de ser ese hom­ bre difícil probablemente fue un joven problemático. y antes de todo, desde el principio, fue el hijo de una mala mujer, el vástago de una mala madre. y fue ese comienzo el que lo marcó, con toda seguridad por­ que también estaba ya marcada su madre, y como si se hubiera tratado de una mancha en la piel, del color de los ojos o de la forma de los labios, le dio la he­ rencia del rechazo y la culpa con un nombre tatuado por los demás, Malamadre. La maja influencia de la ma­ dre sobre los hijos y las hijas es uno de los elementos qué la cul­ tura ha destacado como parte del mito de la maldad de las mujeres. Una pieza clave que ha sido situada en los contextos más diversos, desde la litera­ tura en forma de madrastras y personajes perversos. hasta en la ciencia a través de tras­ tornos producidos por las rela­ ciones traumáticas entre ma­ dres e hijos. Nadie se ha preguntado por qué los padres han estado au­ sentes en las relaciones afectI­ vas íntimas con los hijos, ni tam­ poco se cuestiona si tienen algo Que ver con que la mujer sea una mala madre. Ellos son el "buen' padre de família" que el Derecho establece como refe­ rencia, de ahí que sus obligacio- S, La 'mala influencia' de la madre sobre los hijos es otro mito de la cultura machista nes sean otras y giren sobre cuestiones materiales. La reflexión no es gratuita, y refleja una realidad presente en la actualidad que, además, trata de ser potenciada por el posma­ chismo como forma de recupe­ rar el poder perdido ante el avance de la igualdad. No hay que irse muy lejos, ni en el tiempo ni en la distancia, para encontrar situaciones im­ pregnadas por los mismos valo­ res que llevan a situar la conduc­ ta de Malamadre en un proble­ ma de relación maternofilial. Hace unos meses, un juzga­ do retiró la custodia de una hija a la madre por "desobediencia" y se la entregó al padre conde­ nado por malos tratos. Según este razonamiento, el que una madre reivindique en vía judi­ cial una serie de medidas y ex­ ponga los problemas que sur­ gen en las nuevas circunstan­ cias, entre ellos los conflictos en las visitas con el padre mal­ tratador, afecta más al normal desarrollo de los menores que el hecho de convivir con un pa­ dre condenado por violencia de género. que nunca se ve im­ pregnada de maldad. Un maltratador no es un mal padre. pero plantear ante un juzgado que un hijo no quiere acudir a encontrarse con él es motivo de todo tipo de críticas contra la mujer, que es presen­ ORGES o -sr ~~f~: ~ 1\.100() tada como una manipuladora alienante y, por supuesto, como una mala madre Que causará importantes secuelas en sus hi­ jos, alguno de tos cuales termi­ nará en una prisión y originará un motín alentado por el resto de presos al grito de "¡Ánimo Malamadre'''. Nosotros somos hombres que hemos conocido de cerca la vio­ lencia de género como conse­ cuencia de nuestro trabajo, y por más Que impacta el resultado de las agresiones, aÚD duele más pe­ netrar por el entramado que ha­ ce posible esta violencia, que la rodea para ocultarla, para silen­ ciar el eco sordo de los golpes y el lamento del dolor que genera. Que aísla a quienes la sufren, Que las responsabiliza por ser malas madres y malas mujeres, y Que las separa de la realidad que habitamos para hacer de la ocultación invisibilidad, y de és­ ta, inexistencia. El verdadero motio hay que hacerlo extramuros, debe ser esa transformación social la que haga incompatible la libertad y la igualdad que reconocemos co­ mo valores superiores, con la existencia de celdas en Las que son atrapadas muchas mujeres. ya en 2010 y, de no actuar frente al posmachismo, aún más en 2011. Una reacción que deberá ser protagonizada por quienes ahora también son llamadas por razones diferentes "malas ma­ dres" y umalos padres", mujeres y hombres Que han roto con los barrotes de los roles tradiciona­ les para vivír y crecer sobre la igualdad y la libertad. Miguel Lorente es delegado del Go­ bierno para la Violencia de Género y Luís Tosar es actor, protagonista de Celda 211.