CASO PRACTICO Nº 39 CONSULTA ¿Se puede hacer una revalorización de activos, sin estar sujeta a ninguna ley, sin tributar las plusvalías generadas en el I.SDADCS., y el valor del bien de la revalorización es inferior al precio de mercado? SOLUCIÓN Lo que usted propone es si se puede proceder a la revalorización voluntaria sin acogerse a ninguna disposición legal, la respuesta es negativa. El Plan General de Contabilidad de 1973, en relación con el principio del precio de adquisición señalaba: "... una valoración superior al precio de adquisición sólo puede admitirse con carácter excepcional, en casos de indubitable efectividad, y siempre que no constituya infracción de normas de obligado cumplimiento ..." Pues bien, muchas empresas procedieron a efectuar revalorizaciones voluntarias haciendo caso omiso del requisito de no infringir normas de obligado cumplimiento, concretamente lo relativo a las valoraciones del activo en sociedades anónimas y de responsabilidad limitada. Podrían acogerse a esta excepción los empresarios individuales y otras sociedades que no revistiesen la forma de sociedades anónima o de responsabilidad limitada. Principalmente lo que se buscaba con ese tipo de revalorización es aplicar la reserva para sanear resultados negativos, no perder los beneficios fiscales de la compensación de pérdidas y, como no, mejorar la imagen contable aumentando el montante de recursos propios. Esta práctica desde el punto de vista contable y financiero es inadmisible; entendemos que un verdadero saneamiento de resultados negativos pasa por la recuperación de activos en términos reales ó disminución de pasivos exigibles. Desde el punto de vista fiscal, en caso de efectuarse alguna revalorización se computará como incremento de patrimonio según el art.126 del Reglamento del Impuesto sobre Sociedades (RD 2631/1982 de 15 de octubre): "... se computarán como incrementos de patrimonio los que se pongan de manifiesto por simple anotación contable, salvo los expresamente autorizados (art. 129.1.c)." De ello se desprende que la empresa tendría que aplicar recursos en el 35% del incremento de valor sin que haya existido un origen de recursos que justificase ese mayor pago a Hacienda. valorarse al precio de adquisición o coste de producción, deducidas, en su caso, las amortizaciones practicadas. El precio de adquisición o coste de producción (en términos netos) podrá verse reducido cuando el valor actual o presente sea inferior a aquéllos y no se espera que sean recuperables a través de los ingresos por ventas o por prestación de servicios a lo largo de la vida útil del bien en cuestión, a tener del principio de prudencia valorativa. Constituyen excepción a la regla general anterior, según AECA, las posibles correcciones de la inestabilidad monetaria u otras normas similares, y en particular: . Regularizaciones de valores legalmente establecidas; . Reducciones efectivas del valor contabilizado (mencionado anteriormente); . Ajustes derivados de la aplicación de técnicas destinadas a corregir el efecto de la inflación cuando estas normas se formalicen; en los momentos actuales no existen propuestas formales y emitidas por institutos técnicos de nuestro país. El nuevo Plan General de Contabilidad no lo menciona expresamente, no obstante sea la enunciación del "Principio del precio de adquisición" deja claro que el precio de adquisición o coste de producción deberá respetarse siempre, salvo cuando se autoricen, por disposición legal, rectificaciones al mismo, en este caso, deberá facilitarse cumplida información en las mismas. Por su parte, la AECA, en el suplemento a su Documento nº 2 de la Serie de Principios Contables señala que " no deben considerarse como excepción a la regla general de valoración los plusvalías de indubitable efectividad cuando la empresa opte por contabilizarlas, añadiendo que "el reflejo contable de tales plusvalías no se considera aceptable". En definitiva, las revalorizaciones voluntarias, no son admitidas; no obstante, si se entiende que la imagen fiel de la situación patrimonial puede verse truncada o disminuida por la existencia de valores sobre algunos activos alejados de la realidad, bastaría con mencionar en la memoria sobre los valores presentes o actuales de mercado, si la diferencia entre estos últimos y los contables fuera importante. Lo deseable sería, presentar unos estados contables ajustados a la inflación (contabilidad al índice general de precios, contabilidad a índices de precios específicos, contabilidad al coste de reposición o combinación de los anteriores) ubicándolos en al Memoria como complementarios a las Cuentas Anuales.