El General ce División Alvaro Obregón a cuya memoria rindió c~ luJol!O horrenaje el Ejército Mexicano, gloriando, con el pueblo, al soldado, al ciuda-:lano y al gobernante. El Homenaje del Eiército al General Obregón ¿Podrá la pléyade ideológica de 70S princi fiios reformistas substrae rse o apartarse _cobarde y desmedrada de los senderos de la lucha que continúa, cuando sus enemigos se alzan amenazadores y clavan sus garras de vampiro en las mismas e ntrañas de los grandes anhelos nacionales? S e guramente que no. En esos campos d el batallar colectivo. no sólo hay ambiciones y odios e interes es qu e vencer; hay aspiracion e s sagradas qu e sat1sfacer, nuevas fuerzas sociales en acción qu e encauzar, ideas y sentimientos que conformar y qu e orientar. La Revolución ti e ne que concluir su tarea en la estructuración histórica del pu e blo mexicano a que el destino la llamara. El llOmenaje del Ejército al Gen e ral Obregón , no s e refiere a un caudillo. sino que habla en el léxico alentador que loa al ciudadano y enaltece al soldado del pueb70, al defensor de la lib e rtad. al develador d e la traición y de 7a tiranía, caído bajo el arma artera qu e e mpuñara el fanatismo religioso de un nuevo Ravaillac. saturado hoy d e san~ tidad" s por las mentes ensombre cidas de los sectarios: Esta celebración 7uctuosa es todo un agrupamiento d e voluntades en que resurg e el espíritu potente que hiciera empuñar los aceros a los más decididos ciudadanos y tomar su sitio en la contienda para hallarse ora al 'ad~ de la victoria. ora al de la derrota, ora al de la muerte; mas siempre con el pensamiento iluminado por 1a visión de una era más libre, de una época más igua7itaria, de un porvenir más risueño en que 'dejen de ser quimeras para convertirse en realidades, esas 'grandes fuerzas propulsoras de los pueblos ....... 5- en que la libertad y el derecho no son un mito. ni se derogan o se pisotean brutalmente cuando deben asistir y amparar a los débiles. Los soldados de las democracias son los que poseen la clave de la victoria perenne. El Ejército Nacional ve cada día más claramente que la más activa de las fuerzas morales que posee. su garantia de perdurabilidad es. su -asociación integral al ritmo de las tendencias nacionales. en las que se mira el respeto a las leyes. la defensa a las instituciones y a la nacionaliJ.ad; las modalidades personalistaso de preeminencia y de casta. la obsesión absorbente y dominadora hacia los demás. la herencia colonial y CAUDILLISTA. el miHtarismo en el que se perfilen -las sombras de. lturbide y de Santa Anna. va desapareciendo como forma dilacerante Je la conciencia públ'-ca; entre los grandes afanes educativos para el Ejército figura el del acercam;ento y la amalgdma de la clase militar con las otras clases socia'es. Pero a la vez que se prepara el terreno y se acelera el proceso de la total unidad de 'as tendencias nacionales en general. en cuyas vías se ha colocado ya el organiimo armado. tendencias que surten los más ahincados esfuerzos de nuestra estructura democrática. se hallan laborando activamente las. comentes frrogresistas y los factore's más comPrensivos ¡,ara ver. de consuno. de reavivar en el co;'.Izón mismo del propio Ejército. la consolidación firmisima de su fisonomia moral. diseminando entre todo~ sus componentes los principios que son el nexo no sólo entre el instituto armado y la sociedad. sino entre si mismo. donde debe dar sus mejores frutos la semilla de la soHdaridad. de la cohesión y del compañerismo. Ningún miembro merece desatención en el organismo humano. como ningún organismo es d'esfrreciable en las saciedades humanas. como ningún grupo puede ser menospreciable en la humanidaJ. puesto que la naturaleza y el universo mismo. son UNO. en los que la vida se produce por asociación. Por cooperación. por solidariJad. por cambio reciproco de fuerzas. de comentes y de energias que van _6- determinando un estado de equilibrio en el que se halla comprendida la vida de todos. de los pequeñ06. como de los granJes. . El homenaje del Eíérc;to al señor General Obregó7J. la ofrenda de gratitud y de recuerdo tiene el vigor cohesivo del poder que auna el pensamiento del soldado y el ;deal del pueblo; palpita en él. justamente interpretado. todo el grande anhelo del batallar por la liberación de un pueblo. cuyos hijos saben hacerse soldados y triunfar en los campos de batalla contra los detentadores de sus derechos . De nuestra traye~to"'a histórica. del proceso de nuestra formación y nuestro crecimiento. se desprenden. naturalmente. rojizos resplandores que iluminan las huel1as de terribles. sacudimientos; quienes han figurado. como personajes destacados. en esas escenas de nuestro existir colectivo. unos han merecido el amor y el recuerdo y otros la execración y el olvido. Pero el odio. al fin y al cabo se extingue y la única forma verdaderamente perdurable es el amor. Nada. en realidad. se construye con el odio y los valores individuales en 'a historia han de conservar eficacia mientras tengan la virtud de ser ejemplos que generen mejoramientos colectivos; ejemplos de los que hemos de deducir enseñanzas de las que deriven actitudes más justas y más convenientes. más humanas. en una palabra. es decir. más libertarias y más igualitarias. Quiérase o no. a cada generación la va animando el espiritu de su progreso corresponaiente que se eslabona a la eterna ley de transformación que rige al un;verso y todos tenemos ahí. nuestro puesto y nuestra misión: En la gran cadena del devenir nacional. el General Obregón fué. como triunfador. un eslabón de concatenación his.t órica. cuya esencia po17tica no háse truncado. porque se encuentra unido firmemente a la marcha de los progresos y las reivindicaciones populares; cadena que trata de ser desarticulada. pero cuyas partes se juntan y se estrechan. animadas por misterioso fluido. cuya presencia deja sentirse en las grandes recordaciones. como en el homenaje al que -7- nos referimos. en que la sombra del guerrero. con las de Cuauhtémoc. de Morelos y de Zaragoza. han de tener para el Ejército y para el pueblo. los lazos límpidos y consistentes con los que afiancen la unidad nacional. la integridad nacional y el progreso y la igualdad de quienes cumplen su misión en esta tierra mexicana . .. ("La Patria", Julio 28 de 1930) La · Garra del eóo'dor Discurso pronunciado por el Coronel Ernesto Higuera en el Estadio Nacional el domingo 27 de julio de 1930. Señor Presidente de la ' República. Seiior Srio. de Guerra y Marina. En este homenaje· grandioso y sol€mne que el Ejército rinde al general Obregón, me ha tocado en suerte hacer el elogio de sus capacidades guerreras, estudiar someramente el fenómeno alucinante de su genio militar, cuya magnitud rompe todas las previsiones de la psicología para poder llegar al fondo de la misteriosa plenitud de su personalidad polifacética. De este hombre extraordinario se puede decir lo que dijo la critica histórica de l\Ioltke, en una valoración profunda y justiciera. "otorgándole el mérito de hacer bien todo cuanto hizo", medida muy justa para comprender, en opinión del Mariscal Foch, "todo este hombre a quien elevó la grandeza de los servicios prestados a su país y la altura de los resultados posibles por el trabajo, al punto de lle~ar hasta el genio por el método." El general Obregón fué un ejemplo de la verdad que encierra el axioma francés: LA GUERRA NO SE APRENDE SINO POR LA GUERRA; pero, agrega Foch, "la realidad del campo de batalla es que no se estudia en él; simplemente se" hace lo que se puede para aplicar lo que se sabe. De ahí que, para poder un poco, es preciso saber mucho y bien." -8- Nada autoriza a creer que el general Obregón se haya lanzado a la lucha con un bagaje de cultura previa. Era un oscuro alcalde cuando hizo su primera salida a desfacer entuertos con el grado de teniente coronel, comandando un Cuerpo irregular de Sonora. El nos cuenta en las primeras páginas de sus "OCHO MIL KILOMETROS EN CAMPAÑA", libro sincero que tiene tanto sabor de realidad como la Historia de Bernal Díaz del Castillo, y tan vigoroso sentido trágico como "Sin novedad en el Frente", de Remarque, el por qué se decidió a dejar su vida de agricultor y ' de munícipe : nO podía reconciliarse consigo mismo por haber perman~cido al arrimo de su hogar, mientras las huestes del sefíor Madero daban fin a la omnisciencia del Partido Científico, y obsequiaban al tirano decrépito unos pasajes en primera clase para que fuera a Europa a purificar su conciencia. Oía en el fondo de su ser una vo?, acusadora que le gritaba muy alto: no has cumplido con tu deber. Y esta tortura íntima plasmó en granito al soldado innatista de inigualada fortuna, al general en jefe que se despúsó con la Victoria, al invicto conductor de hombres, tan mara\'iIlosamente dotado para inscribir su nombre en la inmortalidad. ' Pasma ver en la mitología de Obregón el coruscante accn'o de sus triunfos. En deslumbrante trayectoria desaloja al enemigo de las plazas de Nogales, Cananea, Naco. En su enérgica ofensiva, busca la sorpresa táctica en los combates de noche, aprovechando el descuido de los jefes fPoderales que no protegían sus centros de resistencia con defen~as accesorias, que no enviaban tampoco adelante de sus líneas de defensa patrullas móviles y fijas que vigilaran el terreno amena7..ado. Y los ataques nocturnos están considerados por los tratadistas . como exclusivos para las tropas veteranas que han !lido aleccionadas para este objeto. ¡y . los soldados de Obregón eran bisoños toda vez que recibían en aquellos combates memorables su bautismo de fuego! ¿ De dónde le venía al caudillo novel tan poderosa logística ': ¿De dónde sacaba aquella fuerza que infundía a los suyos· para llevar a cabo las más audaces empresas? Pues de su magnetismo personal y de su genio. ., En el desplazamiento de su arrojo y su bravura, arrollaba a los tímidos y a los cobardes, lo:;¡ iluminaba con su luz interior, los galvanizaba con su fuego potísimo, y hacía del barro oscuro luminosas antorchas de sacrificio, y de la carne de holocausto pedestales de gloria, y de los harapos ensangrentados estandartes de fe, y de los e~tertore:; -9- de agonía himnos de patriotismo, y del relámpago escarlata de los fogonazos, una sonrisa de aurora y un arrullo de tempestad ... j Ah, Y cuánto respeto de la posteridad merecen estos descamisados ,sublimes que, al derramar su sangre en defensa de la libertad, ,:os ~arcaron la ruta roja del deber cumplidp, la ruta del desmteres, la ruta del entusiasmo. Y en .el último gesto que la muerte grabó en sus caras de bronce y en el brillo ' de azófar de sus nobles arrukas, quedaron .escritas las conde- ' naciones para todos los tránsfugas, para todos los histriones, para todos los judas, para todos los acomodaticios, para to4os los ladrones, . para todos los miserables que trafican con la sangre y los dineros del pueblo! . La táctica ofensiva de Obregón se condensa en un rayo que fulmina a los sicarios del huertismo en Santa Rosa, en Ortiz, en Santa María. Pasa inteligente y cauta rozando las trincheras de Guaymas y MazatIán. Juega con la muerte en la Isla de Piedra, y culmina en Orendáin desbaratando la División de Occidente en unas cuantas horas de combate, en los que empllla también la noche, y que deciden la victoria clamorosa y trascendental. . Estos laureles le bastarían" para consagrarlo como un gran soldado; pero su figura militar necesitaba redondearse, y se • redondeó en Celaya, El Resplandor, Santa Ana, Los Sauces,Trinidad, Sotelo y Nápoles, demostrandO' que si había sido insuperable en la rapidez de las marchas y en el vigor· de las acO'metidas, grande era también en la táctica defensiva, fO'rmando una muralla de corazones en la que se estrelló, CQmo ' una O'la begra, la agresiva inconsciencia de la flamante División del Norte. Con esto comprobó que era un maestro en la balística del mando, pues si el soldado lanza proyectiles, como ha dicho Dragomirow, el mando lanza tropas ... y Obregón lanzó las ~uyas con sentido admirable de las dimensiO'nes y de las proporciOnes, cO'mbinandO' sabiamente la cO'ncepción moderna de la defensiva cO'n IO's cO'ntra-ataques de flanco y la explotación del é~it~>.. y precO'nizó el desgaste de las fuerzas atacantes antes d~ l.mclar la contra-O'fensiva, y estO' pertenece ya al dO'gma estrateglco de Napoleón. Qu.edaba evidenciadO' el estrategO', el artista, el geómetra de la guerra. ¿ Qué cO'ndiciO'nes debe tener el jefe? Se pregunta e~ Camandante MO'rdacq: gran carácter, o sea valor moral, sm el -10- cual no se pueden tomar grandes resoluciones; sangre fría, o sea valor físico, sin el cual no se afrontan los peligros; talento e instrucci6n, sin los cuales no se puede dominar la mod~rna técnica de los ejércitos. Luego el general Ob~eg6n, al resumir todas estas virtudes, tenía que ser el caudillo por d~recho propio, el supremo artífice de los destinos de la RevolucióIL Su capacidad de trabajo, su costumbre de prodigarse en los reconocimi~ntos del teatro de las operaciones y de recorrer la línea de fuego ~n los instantes de mayor peligro, su don de improvisar planes de guerra sobre el terreno y su sagacidad para l>enetrar las intenciones del adversario, su conocimiento de los hombres y de las multitudes y su prodigiosa memoria geográfica, hicieron de Obregón un general que en lugar de una espada blandía la clava de Hércules. y si esto no fuera bastante para convencer a los escépticos, ahí está el prestigio romántico de su vida, la subyugan te gallardía de su mutilación. Cuando vió que la metralla le había llevado el brazo, el 3 de junio de 1915, en la haci~nda de Santa Ana del Conde, se apuntó a la sien con la pistola para acabar 'de una vez. La casualidad hizo que no se consumara el suicidio; pero el hecho revela la magnitud d~ aquella alma y la grandeza de aquel corazón. Este varón ilustre, que sólo la traición pudo vencer, puri• ficado de BUS yerros humanos, nos lo devuelve la eternidad para que hagamos de él un baluarte en el que podamos defender nuestros ideales y desplegar al viento la bandera que recogimos de su mano, para evitar que la manchen los falsarios y los mistificadores. Si el clero lo mató cobardemente, no supo que Obregón, como el Cid Campeador, hasta después de muerto puede ganar batallas. Corl. Ernesto HIGUERA. -11- Obregón como Gobernante DiscurSo pronunciado por el Corl. Rubén García., en el Estadio Nacional, el dia 27 de julio de 1930. Ahí, entre los gallardetes que rematan los muros del Estadio flotan en estos momentos los espíritus de nuestros viejos paladines aztecas; el alma gigante de la patria roza nuestras frentes y besa con su aliento tibio las enseñas de nuestros batallones ; vienen con ella los manes de nuestros generales de la insurgencia y de la República, escoltando el alma prócer del general Obregón .que hoy recibe el espaldarazo espiritual del Ejército que él como todos ellos han comandado, y que le unge con devoción patriota símbolo de la prosapia, paradigma entre los guerreros de la estirpe. Sí, están aquí aleteando entre nosotros los alientos de todos los héroes que quieren ser testigos del homenaje que los soldados de hoy, rendimos a uno de los grandes jefes de ayer. Han escuchado ya, y escucharán trémulos de emoción, cómo el general Obregón, después de cruzar en marcha sideral por las rutas de la gloria, en el fulgente carro falc.ado de Helios, y de arranc.ar los laureles del Olimpo con la punta de su espada, · tras de haber organizado y guiado al triunfo a los más fuertes núcleos que haya mandado general alguno de nuestra patria, hasta domeñar a la victoria dócilmente y hacer aspirar a sus huestes alientos de epopeya, surge a la vista espectante de sus coetáneos con los luminosos relieves de un Licurgo, con la egregia silueta de un gran gobernante, humano, sincero, optimista, de grandes visiones espirituales, de formidables energías morales. Sí, porque al general Obregón no sólo le asistía el genio batallador de los caudillos, también fué dueño de altas virtudes ciudadanas y de excelsos atributos de hombre público. Gran general, .mejor ciudadano y ejemplar magistrado, supo distinguir con la percepción que le caracterizaba, entre el cú~ulo de ficciones y extravios que habían aglomerado cuatro SIglos de conveniencias, de luchas, de sufrimientos, de ansias de pr 9speridad y de dictaduras, las más hondas necesidades del pueblo: tierra, libertad moral, solvencia, instrucción, y abordó su resolución con la misma energía con que había planteado y resuelto los planes de guerra. -12- Roturador modesto d€ la tierra, sabía que de ella brota la simiente de la vida en sus aspectos placenteros de equilibrio económico y moral; hombre modesto, sentía a su aln~dedor las tremendas desigualdades que chocaban al contacto diario, por un lado una sociedad absorbente, fanatizada, opulenta y extranjerizante, sostenida por una autocraCia injusta y por un clero egoísta y sórdido, que participaba con exceso del usufructo de las riquezas, del mórbido placer de la opresión y de la insólita petulancia de aquellos ; por otro lado, el conglomerado anodino, el proletariado, la indiada, aherrojados, vejados, hasta en 's us más recónditos senHmi,e ntos paternales, filiales y humanos; arrojados de sus tierras y conculcados hasta en sus más rudimentarios derechos de hombres, por esto el general Obregón desbridando valientemente la Haga, empezó la política de restituciones justas, de dotaciones de ejidos que necesariamente tendrán lisonjero devenir, si se obliga al campesino con estímulo y legislación tonificadora, a despojarse de la indolencia en que ]0 habían sumido el obscurantismo religioso y la inju sticia abusiva. Pero comprensivo como era el general Obregón, vió con claridad meridiana las dificultades que opondría el medio y el decaimiento de ,ánimo al campesino mismo, hasta hacer casi imposible el bienestar colectivo y permitir sólo esporádicamente el mejoramiento individual. Por otra parte, seguro de que la iniciativa y la imaginación creadora estaban deprimidas por centurias de humillación y de que, abandonados a sus propios recursos no podrían tener éxito los labriegos, inició la formación de cooperativas, procuró cimientos al crédito agrícola y echó así las bas'es de la independencia de la economía individual, que rompe el panorama de la vida en c.e laj es de arrebol, amaranto y oro. Así mismo los obreros, expoliados hasta de su reposo, explotados 'h asta la ignominia, deprimido su derecho al sol y al consuelo, por un capital teócratizado que les paralogizaba en estribillo con una clerigalla aviesa, arrojando con cada consejo un puñado de sufrimientos, merecían seguir el compás de marcha campesina, y el general Obregón, que había percibido muy de cerca las palpitaciones dolorosas del pueblo, y oído sus ayes mal reprimidos por la impotencia, dióles también medios de emancipación, capacidad para bastarse a sí mismos, creando las organizaciones :g remiales e iniciando el seguro obrero, lo cual manejado con parsimonia, disciplina y cooperación sincera, dará henchidos frutos. -,13- , Hasta nuestros días había llegado la gran injusticia ra. clal, La República estaba dividida ostensiblemente en tres categorias tan di~ersas, que parecían separarles ,irremisiblemente los valIadares mfranqueables de los pr:ejuicios , ancestrales de las c0!lveniencias soci!lles, de las taras de aversión recíp~oca. La pnmera comprendlanla los europeos y los criolIos que acudían a las universidades, y poseían una' cultura má's o m,enos amplia, pero díscola y altanera, que hadales ver con desprecio las cosas de México y con desdén, cuando no con odio, 10 que no f~ese de su clase. La segunda, estaba integrada por los mestIzos que aras traban una vida dolorosa y paupérrima con atisbos de civilización a veces, pero con matices de tortur~ casi siempre, y por fin, la raza india, comprendida en la tercera, abandonada al escarnio, a la extorsión, puesta al margen 'de la existencia nacional, arrojada a los lóbregos rincones de la humanidad, sin derecho a reir, sin derecho a Ilorar; sin acceso a la luz de la instrucción, al lenitivo de aIg'Ilna diversión, en fin, un paria, un estorbo en el suelo de los suyos, en la tierra que hicieran grande sus mayores. Avizoró hasta el fondo de ese problema el egregio magistrado y creó la Secretaria de Educación Pública, destinada a abordar su solución que por ser de siglos, bien 10 comprendía, necesita el esfuerzo desinteresado de muchas generaciones, el aporte de muchos cerebros, el tesón de muchas volunta~s, sí, pero el honor insigne de la iniciación le corresponde a él, que con generosidad desusada en este capítulo asignó .una partida de más de cincuenta millones para emprender la vigorosa cruzada. Desde entonces, lenta pero firmemente, el mestizo que la Revolución involucrara en la amplia corriente de las cosas patrias. se encuadra culturalmente en el pensamiento nacional, al que sólo excepcionalmente asomara antaño y, el indio, en que por el aislamiento en que se le tenía, por el abandono en que se le relegaba, por la humillación constante que se le ~acía sufrir, vivía con un dejo de melancolía en el alma y un nctus de tristeza en el rostro, hoy también se incorpora a la conci~n­ cia patria, paulatinamente en su gran masa, sí, porque tambIén hemos presenciado el vivificante espectácul? de. ver ~ncumb~se rápidamente indios asesorados por la gran mtehgencla que siempre se les ha reconocido, por su sagacidad y su valor nunca mentidos. Así la Revolución consagró en el general Obreg6~ el noble principio de hacer patria y de hacer labor de huma,mdad, por-14- que continuar aisland~ al indio de los esfuerzos y de los problemas de la civilización, hubiese sido condenarlo a una larga agonía, .c0!!l0 ?ijera un yiejo pensador en tanto que enrolarlo en la cIvluzacIón es oblIgarlo a descollar, dadas sus cualidades, o cuando menos a nivelarse, redimiéndose en el crisol de las esperanzas, de los estudios, de las asperezas, de las ambiciones de ella. Así el general Obregón quiso que no tuviesen ojos para ver la luz sólo los privilegiados, sino que ésta llegase a todos, para que todo el conglomerado nacional tomase parte en la resolución de sus cuestiones públicas; para que no hubiese lastres humanos y la responsabilidad de patria y de hogar feliz perteneciese a ' todos. y así, prestando calor al alma de la raza que guardaba con fuego inextinguido, aunque aletargado, el pecho de los indios, empezó a moverse un océano de expresiones, una inmensidad de emociones vernáculas, un universo de visiones peculiares, rebrote de aquellos sentires que lanzaran pirámides al cielo, que cincelaran con amor tableros extraños, casi quiméricos, y que hicieran filigranas deliciosas en sillares de monumentos votivos, significando hondos sentimientos artísticos, excelsas inspiraciones casi irreales, poi" eso al despertar aquellas sensaciones de nuestros artífices ignotos, al reasomar la interpretación autóctona del alma de la estirpe en los artistas de bronce y, en nuestros niños cobrizos, conmueve profundamente nuestra subconciencia, causa desazón a nuestras retinas habituadas a percepciones a través de preceptos europeos, porque digámoslo valientemente, México, como toda la América Latina, seguía siendo una colonia espiritual de Europa, emancipados políticamente de España en 1810, continuábamos siendo un feudo emocional de París, Londres, Madrid y Roma, y los prohombres del pasado odiosamente europeizados, ni querían ni podían ver y comprender todo lo de la patria, para fijarse como simios lacayunos en lo que hacíase en el Viejo Mundo para imitarlo aquÍ. Cupo el honor al general Obregón de reivindicar los valores estéticos de nuestra raza, de emprender la magna obra de mexicanización espiritual y de dar los primeros golpes en toda la .América, a esas actitudes humillantes, y a~í fué posible la incipiente escuela artística, y la gran revolUCIón c~ltural qu.e floJ'lece en la pintura, en la escultura, en las pequen as ~~es !ndustria les, en la música, en fin, en todas las bellezas ImItatIvas e interpretativas. que hallan un hervidero sentimental en nuestras luchas, en nuestros esfuerzos, en nuestras desgraciM. en -15- nuestras ilusiones, en nuestro pasado, movido, épico conmo~~ . ' Pero aún hay n3ás, amant~, el gran Presidente de la justiCia, como el que mas, promovlO la devolución de los FF. CC. NacionaIes a sus primitivos dueños, y la entrega de los incautados bancos a sus directores, solventando el pago de la deuda que con ellos tenía el Gobierno; celoso y mucho del honor n~ ci0l'l:al, convocó al Comit~ Internacional de Banqu'eros, para conyelllr s0.bre la reanudación de la deuda exterior, y en política internacIOnal supo sostener airosamente el buen nombre de ::'Iléxico. A qué continuar reseñando su gestión, si está en el fuero interno de todos, y la vocean también muchas obras materiales ron el ritmo de sus bloques de granito, con el canto de sus líneas. Aquí el Estadio Nacional, que ha resonado muchas veces el clamoreo de la descendencia azteca, y diseminadas por todo el territorio, entre otras. la Escuela Belisario Domínguez, la Biblioteca Cervantes, eí Centro Educativo Benito Juárez, la Secretaría de Educación Pública. los museos Zoológico y Botánico, la fuente del Quijote, el Centro de Incorporación Indígena de Teotihuacán, etc.; y no conforme con esto, emprendió la apertura de grandes líneas de utilidad pública como las carreteras MéJ...ioo-Acaputco, Puebla, y Toluca, el camipo de Tezonapa a Ríq Tonto, la Avenida Insurgéntes, las calzadas Tacubaya-l\lixcoac, Tlálpam Santa Teresa, el ferrocarril de Beristáin a Furbero, etc .. ya · su impulso personal asomaron las maravillas de Teotihuacán y Tepanzolco, el sortilegio ·de su arquitectura aborígen. Consumada su gran empresa. quiso darnos el más saludable ejemplo de civismo, la transmisión voluntaria del Poder, hecho insólito para nuestro,; ojo!' mozos, acostumbrados a la desilusión de los puestos dtalicios; caso único enwnces, después de largas décadas de marasmo dictatorial. Parecía esto el má· ximo de la excelsitud, más hombre sencillo y austero, al entregar la dignidad presidencial, tornó como Cincinato a émpuñar las manceras del arado, fué así cuando cuatro años después le .encontraron los lictores del voto ciudadano que le ungía por segunda vez, como al esclarecido romano, jefe del Esta~o, y fué entonces cuando li mano artera y tenebrosa del fanatIsmo, salió de las tinieblas esgrimiendo el arma homicida que Cristo arrancó a Pedro de las manos. y hoy, que las auras d.e la patr~B; flamean las grimpolas gloriosas del caudillo, nosotros los mlhtares, parafraseando la . -16- célebre sentencia: dicha a Boabdil ante Granada no lloremos como mujeres lo que podemos defender como hombres, no lloremos la muerte del gran capitán, porque con ello no le devolveremos la vida; la revolución ha perdido en él un paladín, pero ha ganado un símbolo, la revolución nos dió con él la victoria, el fanatismo nos ha proporcionado un oriflama. Apretemos fuertemente las armas en nuestras manos, para poder vencer la maquinación siniestra, y abramos muchos los ojos a los libros. sí, para triunfar otra vez en este terreno >;obre lo;; qu e el General Obr.egón dejó vencido>; en la guerra. Coronel Rubén Garda. Discurso Del C. Corl. Francisco Lazcano, pronunciado en el Estadio de la ciudad de México. el día 27 de julio, por el C. Cap. de Navío Carlos Castillo Bretón. Señor Presidente de la República: En la magna epopeya revolucionaria que México viene sosteniendo desde 1910, para obtener las conquistas de orden político y 2conómico que exige la Nación, se destacan figuras her6icas de grandes y positivos relieves, figuras que van estrechamente unidas a las empresas más nobles y generosas que fundamentan nuestro movimiento emancipador. Entre los hombres que concibieron en forma clara y precisa los elevados ideales de la R~volución y tradujeron estos en programas de lucha cuidadosamente meditados, ejecutados con valentía y lucidez, existe un hombre que el:! símbolo y luz; bandera de combate y trayectoria gloriosa: el C. general Alvaro Obregón, .humilde obrero de Huatabampo, revolucionario vanguardista y militar insigne, Gobernante enérgico y sagaz, pensador atrevido e innovador radical, cuya memoria exalta hoy COIl dignidad y justeza el Ejército Nacional de la Revolución, ese Ejército que es producto suyo; ese Ejército que no sabe de villanías, de servilismos ni opresiones; ese Ejército amado y comprendido por los trabajadores del campo y el taller, de donde proceden sus componentes; ese Ejércit{) que bajo su inspiración patriótica y ~ 17,-- su sabiduría estratégica, jamás mordió el polvo de las derrotas ni de las traicio,!es lI: los ~rincipios revolucionarios, porque Alvaro Obregón fue y sIgue sIendo la figura de fuego templada en el crisol de las más puras reivindicaciones populares. Los hechos de la Historia se escriben por los filósofos y muy lentamente--dicen los austeros pensadores-o Sólo esa historia consagra héroes y caudillos, y los inmortaliza la acción an~lítica de los tiempos y la pureza de las empresas humanitarias de que fueron autores. Nosotros sostenernos con una clara visión de los tiempos y de la verdad, que ese ~mpeño de los infalibles de la historia, es inútil e infructuoso, porque la Revolución de México está basada en verdaderos ideales humanos, dignificadores y justos yesos ideales han encarnado en nuestros hombres representativos, quienes los han hecho realidad , sin utopías, lenta pero seguramente. Con este criterio, la Revolución Mexicana tiene derecho y está capacitada moralmente pa_ ra juzgar de sus propios actos: dignifica a sus héroes (no a sus falsos ídoms); organiza y regula ,s us funciones, utilizando sus propios elementos; es artífice de su vitalidad; vive, siente y piensa porque es la nación misma que le fortalece con su espíritu y no representa una casta o grupo minoritario, tiránico e impostor. El Ejército de la Revolución, cuyas funciones se identifican por absoluto a las ansias y tendencias populares, re<!Onoce que la personalidad del C. Obregón, general y estadista, es una de aquellas muy raras ejemplaridades que de cuando en cuando surgen en la humanidad para servir de guia y culminar en las más atrevidaS empresas. En este sitio, donde se encuentra congregados muchos de sus compañeros y subalterno.!!, hablar de la vida cívica del general Obregón, de sus mara'l';llosas campa~a.s , militares y de !<us ejecutorias como Gobernante Y corno pohbco, resulta,ria. artificioso redundante e ineficaz. La obra de Obreg6n está VIva: es la pr'esente generación que se levanta, agitada por las tempestades de la libertad. . Y no extrañe a nadie que asi pensemos: en los campos, VIllas y congregaciones, ciudad~ y ald~s, el no~bre de Obreg~n !te alza gigantesco, porque fue el pnmer PresIdente ~evoluclO­ nario que inició la devolución de tierras a lo~ campesmos; procuro la elevación mental del pueblo por medIO de la Escuela y protegió al obrero contra la explotación capitalista. Querernos decir, que abordó francamente el problema econó~ico de la RevoluCÍón, punto fundamental en toda lucha que benda a bene,-18- ficiar a las masas. En el reciente aniv.ersario de su muerte, el proletariado mexicano le ha rev€renciado con cariño, y e!lto indica que tácitamente reconoce los méritos del Presidente Obregón. En el Ejército Nacional, los proyectos, trabajos y pensamientos de Obregón, son cláusulas de fuego que laten vigorosament.e en el sostenimiento de nuestra vida institucional popular. Como fulguraciones de la más alta conciencia patriótica y revolucionaria, el espíritu de Obregón vive y nos ilumina como €I relampagueo de los cañones en Santa Rosa, Celaya, León, Trinidad, Santa Ana y Ocotlán. Sus triunfos, fueron nuestros triunfos y sus enseñanzas y sus contratiempos constituyen nuestra mejor escuela, porque hemos de salir avantes dominando la fiera de las innobles tentativas contrarrevolucionarias. Sobre la intranquilidad de un siglo rojo, que exige y atesora el bien de la humanidad y el exterminio de todas las dominaciones, v€nimos a extaltar la memoria de ese grande hombre que se llamó ALVARO OBREGON, que surgió brillantemente y sucumbió bajo las balas asesinas de un asqueroso fanático clerical, siempre con la cara al sol, como caen los hombres que defienden los pueblos y las nobles causas y con la convicción absoluta de la responsabilidad que el destino puso en sus manos. Compañeros: j VIVA OBREGON! Francisco LAZCANO. - 19-:: Pensamientos Obregón fué un predestinado para la Historia: su hoja de servicios como militar, es admirable; su página cívica, es brillante. De Preside!lte Municipal de Huatabampo a guerrillero en defensa del Gobierno; de guerrillero a Jefe del Cuerpo de Ejército del Noroeste. Por su lapso de campañas victoriosas~ fuerte Secretario de Guerra, del campo de labranza a la Presidencia de la República, y de nuevo agricultor para . caer al golpe de la traición, como terminan la mayor parte de los actores de toda renovaci~n social. j Supo ser hombre! . General Brigadier, Héctnr F. López. ALVARO OBREGON, guerrero insigne, estadista. ilustre, genio creador de la moral pública, exponente cumbre de la justicia humana e hijo preclaro de la gleba que difundió sus sabias enseñanzas entre los humildes con su magno ejemplo de cultivar la tierra, es el precursor de una Patria grande y "fuerte. Legó a su pueblo sabias doctrinas de amor y de bondad que se aquilatarán al transcurso de los tiempos. IMITEMOSLO PARA SER DIGNOS DE LLORARLO. ' Coronel, Miguel Rodríguez Galeana. OBREGON: Que el Pueblo Mexicano vea en tu nombre un símbolo y lleve tus ideas como divisa. "Mayor, J. V. de la Cadena. A OBREGON: Desfilarás ante la historia, llevando en la frente el día, en el pecho un semillero de virtudes y en la mano, la espada de "El Libertador". El Mayor M. C., P. Magaña Peón. -20- .... Obregón como Militar es símbolo de Gloria; como Estadis. ta, símbolo de Progreso; la consolidación de nuestro glorioso Ejército y el mejoramiento intelectual, moral y económico del País, son el resultado innegable de las dotes excepcionales del Caudillo máximo. La Historia le hará justicia, y las generaciones futuras, habrán de recordarlo con admiración y respeto. Contralmirante, Othón P. Blanco. La desaparición del General Obregón, ha sido una pérdida irreparable para el Ejército y para la Patria. Capitán 10., Jacinto Arvizu Barragán. Obregón en mi concepto fué el prototipo del hombre en érgico y valiente; en los momentos crítico,; en que los postulados revolucionarios se vieron amenazados por las garras de la reacción, lo vimos surgir, en los frente s de batallas, simbolizando el alma de la Patria, adolorida pero no abatida. Subteniente, E. Servin G. El General Obregón fué el genio m:Lximo Qu e dió 'Ia Revolución. Subteniente Auxiliar, F. Díaz Garduño. De tu valor nos diste ejemplo tu nombre lo 'recoge ya la Historia, para rendirle homenaj e en ese templo i grandioso y sublime de la glori a ! Subteniente Auxiliar, J. E. Acosta. Obregón, sintetizado por su sentenci a : "que se mutilen los hombres por salvar los principios ; pero no los principio,; por salvar a los hombres", merece llamarse el Arístides mexicano. General Rafael Aguirre Colorado. Por su radicalismo cayó al artNo golpe del fanatismo religioso' pero su sangre fecundó el campo de las ideas liberales. El G~neral Obregón, en lo suce,lÍvo, sed un símbolo de la firmeza de principios. General Brigadier, Cristóbal Rodrígu(·z. -21- .r El General Obregón será un símbolo de las reformas sociales y políticas en todos los tiempos. Capitán lo. de Caballeria, José E. Galván Cantú. El C. General don Alvaro Obregón, como revolucionario fué un gran soldado y como civil y gobernante, un gran esta: diRta. Subteniente de Administración, Estanislao González L. Evocar el nombre del más alto de nuestros valores revolucionarios, es tremolar el pendón triunfante de la ideología radical, frente a laR barricadas de la reacción. Sargento 20., Ricardo Juan Durán. Quienes sacrificaron al General Obregón hicieron indiscutibles sus merecimiento,s. General Manul'l Moreno B. Sin duda el General Obreg6n es el genio más excelso de nuestros tiempos. Al pa.<¡o de los años será depurada su inmensa labor como guerrero y estadista. Nuestro deber es reconocerlo a!lí y no olvidarlo jamás, porque en él encarnó el verdadero espíritu de nuestra gran Revoluci6n. Teniente Coronel de Caballeria, Pedro G. Mencbaea. Si; -repitiendo la frase de Cabrera-: "Obreg6n fué el mi- . litar tmál' grande entre los civiles y el civil más grande entre los militari'!\", debemos agregar que el héroe de Celaya fué entre los c.audillos de la Revolución Mexicana el más esfo1'7..ado paladin de la Th:!mocracia y ardiente defensor de la reforma social. Teniente de Cabo Octavio Castro Soto. Si como militar y estadista el General Obregón ocupa un lugar eminente en nuestra historia, más grande se presentará a la posteridad como víctima del fanatismo. Cap. 20. de Caballeria, Miguel López !.ara. -22- · La huella imborrable que a su paso por la vida dejó la vigorosa personalidad de ALVARO OBREGON, cuyo dinamismo sólo pudo abatir el fanatismo religioso, demostrará a muchas generaciones que los triunfos militares, intelectuales o ideológicos de ese hombre noble, bueno, justo y vidente, nunca respondieron a propósitos de personal utilidad, sino al interés de todos sus conciudadanos; por ello la estela inconfundible de su ejemplo, servirá de segura guía a todo aquel mexicano progresista y culto, que anhele el engrandecimiento de su incomparable y magnífico país, al difundir la doctrina de aquel revolucionario inolvidable. O>ronel de Intendencia, Roberto Baudouin. ALVARO OBREGON: Fuiste grande, fuerte y noble y pOI' eso la Patria ·te llora. OBREGON: la Reacción armó la mano de un fanático para segar tu vida, pero tus ideales siguen realizán¡Jo~ e . Coronel Auxiliar, Francisco L. Córdova. La vida revolucionaria del desaparecido ALVARO OBREGON, marca una etapa imborrable en el d\lRarrollo de la libeliad en México, y el r.ecuerdo de su intrépida y pujante periwnalidad, perdurará en el pensamiento de todo mexicano que anhele el progreso de su patria. Mayor de Caballeria, Emilio E. Montes. ALVARO OBREGON: Tus virtudes ciudadanas, tu genio militar, tu:'! dotes de estadista y tu acendrado patriotismo, te conquistaron de tus conciudadanos, respeto, admiración y cariño. Teniente Coronel M. C., Miguel García Marin. ALVARO OBREGON, gran caudillo, hombre de carácter, preclaro estadista, excelso visionario, profundo conocedor del alma de su pueblo, al sucumbir víctima de la reacción artera, convirtióse en símbolo de la Revolución Mexic.'lna. Teniente Coronel deCaballería, Joel R. Cuevas. El genio militar del General Obregón, sólo comparable al de Morelos llevó sus éxitos por donde fué y su audaz visión de político a~anzado, sólo la truncó la traición. Tte. Coro de Intendencia, Miguel Cossío Stevenel. -23- . . Más que la vida, la m'uerte de Obregón ha sido fecunda en esperanzas para la Patria que hoy aquilata el valor de su mag~ na obra revolucionaria. Tte. Coro de CabaIlería, José Trujillo CurÍ6:.J. Obregón, no has muerto. Tu cuerpo dejó de existir, pero tu alma noble y fuerte, es la antorcha que ilumina y fortalece, el espíritu de los verdaderos revolucionarios. • Capitán 20. Auxiliar, Guillermo M. Canales. Con la desaparición del General Alvaro Obregón, la Patria perdió uno de sus hijos predilectos y el Pueblo un fiel luchador por los principios democráticos. . Mayor de C!lballería, Juan Córdoba. Obregón: Tu ejemplo será la salvación de' los buenos rev<>lucionarios. Mayor de Infantería, José AJamos González. Obregón como ciudadano, como guerrero y como gQbernante, fué la catapulta demoledora de cuantos se oponían a la Soberanía Popular. General Amado Aguirre. La libertad dió al General Obregón los lauros de la victoria, el <>bscurantismo la palma .del martirio. Coronel Rubén García. El General Obregón fu é un acierto feliz de la Naturaleza. Reunió en sí la fuer.la purificadora de la tempestad y la virtud creadora de la tierra. Encarnó maravillosamente los matices de ]ma plenitud il1tegral que le permitieron ser el elegido de la Victoria, empuñando con una sola mano los destinos de la .Revolución. Coronel Ernesto Higuera. En el ;cmnplicado desarrQllo de la Revolución Mexicana, se destaca. ¡(~antli:O!¡ a la figura de AL VARO OBREGON: portentoso con\o. 'guerrero.. .e n la lucha annada ; preclaro como gobernante y ~ómo político, COl.! .una estupenda visión de los verdaderos anhelOs! de. puebl<>. ' . . , . ;;1 ' : , Capitáñ 10. de Infantería, Ruperto Lozano. . ~ -24- Vida ejemplar la de Alvaro Obregón. Jefe militar de dotes excepcionales, estratega de intuición admirable, jamás supo de los sinsabores de la derrota; estadista inteligente y probo, pudo cristalizar en obras fructíferas las promesas de la Revolución Mexicana, y líder máximo de ella, honrado y dinámico, encauzó los anhelos societarios por senderos de los que ya nadie ni nada podrá hacer retroceder . . . Lo admira el soldado; la opinión pública 10 aplaude, sancionando así su obra, desgraciadament.e incompleta, de hábil gobernante; y como su labor ele revolucionario de vanguardia hizo concebir a los humildes auroras de redención, Alvaro Obregón vive aún -vivirá siempre- en el corazón de su pueblo, a pesar de las balas homicidas disparadas en "La Bombilla" .. Por eso, la gran mayoría de los mexicanos ~campesulOs, obreros, soldados- rendimos pleitesía a su memoria. Coronel Carlos Reyes Avilés. La muerte implacable segó la existencia de un gran hombre, pero su recuerdo quedó escrito en el libro inmortal de la conciencia de cada mexicano. Subteniente Auxiliar, Eugenio Gallardo Sanromán. EL EJERCITO DE LA REPUBLICA considEra al C. General de División Alvaro Obregón como uno de los representativos más destacados de los ideales revolucionarios, por los que ha luchado el pueblo para obtener su mejoramiento social. El General Obregón se ha convertido en un símbolo de las libertades públicas, es una bandera; fué un genio como militar, sincero y afectuoso como amigo, acertado y ecuánime como gobernante; sus grandes elotes y su actuación lo catalogan como campeón de los derechos de igualdad humana. Truncada su existencia cuando la Patria tenía puestos en él sus anhelos y esperaba los frutos de su labor, es deber de' cada ciudadano honrar su memoria, que será imperecedera entre los mexicanos. -26-