Series de Especialidad Clínica Manejo Quirúrgico de Leiomiomas

Anuncio
Español
Obstetrics & Gynecology
1
Series de Especialidad Clínica
Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para
Fertilidad o Conservación del Útero
Tommaso Falcone, MD, y William H. Parker, MD
_______________________________________________________________________________________________________
Los leiomiomas son los tumores pélvicos más comunes en las mujeres. Estos tumores no siempre son sintomáticos, pero
pueden causar sangrado uterino anormal, anemia, presión y dolor en la pelvis, micción frecuente y resultados reproductivos
adversos: síntomas que pueden disminuir la calidad de vida de las mujeres. La miomectomía es la modalidad primaria de
tratamiento para las pacientes con leiomiomas sintomáticos que están en edad reproductiva y desean procrear en el futuro. La
miomectomía puede mejorar significativamente los síntomas y la calidad de vida y, en algunas situaciones clínicas, mejora los
efectos reproductivos. Existen datos sólidos sobre resultados quirúrgicos que respaldan el uso de un método mínimamente
invasivo como la laparoscopia y la histeroscopía, por encima de la laparotomía. Las consecuencias perioperatorias y el retorno a
la actividad normal son significativamente mejores con un método mínimamente invasivo y los resultados reproductivos no se
ven afectados adversamente. Es necesario contar con estudios de imagen preoperatorios detallados para que los
procedimientos mínimamente invasivos sean exitosos. Existen varias técnicas basadas en la evidencia que se pueden utilizar
para reducir la pérdida de sangre durante la cirugía. No se ha definido claramente el papel de la tecnología robótica en la
mejora de los resultados quirúrgicos.
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
DOI: http://10.1097/AOG.0b013e3182888478
_____________________________________________________________________________________________________________________
Del Departamento de Obstetricia y Ginecología y el Instituto de Salud de la Mujer, Clínica Cleveland, Cleveland, Ohio; y el Departamento de
Obstetricia y Ginecología de la Escuela de Medicina de la Universidad de California–Los Ángeles, Santa Mónica, California.
Existe educación médica continua disponible relacionada con este artículo en http://links.lww.com/AOG/A364.
Autor a quien se puede remitir correspondencia: Tommaso Falcone, MD, Professor and Chair, Obstetrics, Gynecology, and Women’s Health Institute,
Cleveland Clinic, 9500 Euclid Avenue, Desk A81, Cleveland, OH 44195; e-mail: falcont@ccf.org.
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Declaración Financiera
El Dr. Parker ha recibido subvenciones/apoyo para investigación de Ethicon Women’s Health & Urology y ha prestado sus servicios como consultor
para Ethicon Women’s Health & Urology.
El Dr. Falcone no informó de conflicto potencial de interés alguno.
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
© 2013 por The American College of Obstetricians and Gynecologists. Publicado por Lippincott Williams & Wilkins.
ISSN: 0029-7844/13
________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
L
os leiomiomas son tumores monoclonales benignos del músculo liso que se caracterizan por mutaciones
celulares, disfunción del factor de crecimiento y anormalidades en la matriz extracelular. Tanto el
estrógeno como la progesterona juegan un papel clave en la patogénesis de los leiomiomas.
Los leiomiomas son los tumores pélvicos más comunes entre las mujeres y se asocian a morbilidad
significativa y a una carga económica elevada. La calidad de vida también se ve muy afectada, especialmente
entre las mujeres de raza negra,1 en las cuales la incidencia de leiomiomas es más alta, con una presentación
más temprana y síntomas y magnitud de la enfermedad más severos. Los datos ultrasonográficos muestran
una incidencia acumulada de leiomiomas a la edad de 50 años de más de 80% en mujeres de raza negra y de
aproximadamente 70% en mujeres caucásicas.2 Los factores de riesgo para el desarrollo de leiomiomas son
menarquia temprana, antecedentes familiares, nuliparidad, algunos elementos de la dieta tales como el
consumo de carnes rojas y bebidas alcohólicas, y posiblemente la obesidad.3
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
2
Según la Oficina de Censos de los EE.UU. (datos de 2007), se presentaron más de 355,000 admisiones
por año relacionadas con leiomiomas.4 Se estima que las hospitalizaciones relacionadas con leiomiomas,
tanto quirúrgicas como no quirúrgicas, se incrementará en un 23% para el año 2050.4 La indicación más
común de las aproximadamente 540,000 histerectomías realizadas anualmente en los Estados Unidos es el
leiomioma. Cuarenta y tres por ciento de las histerectomías tuvo un diagnóstico asociado de leiomioma. En
las mujeres en edad reproductiva que desean fertilidad futura, la miomectomía, que se asocia con mejoras
significativas en los síntomas y la calidad de vida relacionada con la salud, es el tratamiento de elección. Sin
embargo, de acuerdo con la base de datos de la Muestra Nacional de Pacientes Hospitalizados de 2007
(www.hcup-us.ahrq.gov), sólo se practicaron aproximadamente 30,000 miomectomías. Se informó de una
tasa de miomectomías de 9.2 por 10,000 mujeres-año en mujeres de raza negra y 1.3 por 10.000 mujeres-año
en mujeres caucásicas4 y se estima que habrá un aumento del 30% en las miomectomías para el año 2050.4
En esta revisión, se analizan las indicaciones de la miomectomía, diferentes abordajes quirúrgicos
(laparotomía, histeroscopía, laparoscopía, y laparoscopía asistida por robot), complicaciones postoperatorias
y resultados reproductivos. Se identificaron todos los estudios utilizando PubMed, Ovid y la Biblioteca
Cochrane.
INDICACIONES PARA LA INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA
Las indicaciones para la miomectomía son de alguna manera subjetivas, ya que éstas se basan habitualmente
en los efectos sobre la calidad de vida y la capacidad para realizar actividades diarias (Cuadro 1). Es difícil
justificar cualquier intervención en una mujer relativamente asintomática. Los principales síntomas
asociados a leiomiomas son sangrado uterino anormal y anemia, presión pélvica y dolor, micción frecuente y
resultados reproductivos adversos. Dos estudios sugieren que algunos dolores pélvicos crónicos asociados
con leiomiomas son el resultado de la coexistencia de adenomiosis, endometriosis o ambas.5,6 Por tanto, la
adenomiosis debe ser descartada por los estudios preoperatorios de imagen. El alivio de los síntomas de
dolor con la miomectomía no puede lograrse sin el tratamiento de la endometriosis.
Cuadro 1. Indicaciones de Miomectomía
•
•
•
Síntomas que interfieren con la calidad de vida
o
Sangrado uterino anormal
o
Síntomas urinarios
o
Presión o dolor pélvico
Infertilidad y abortos recurrentes
o
Después de excluir otras causas
o
Leiomioma que distorsiona la cavidad
Anteriores resultados adversos del embarazo
En una evaluación prospectiva de alivio de los síntomas después de la intervención quirúrgica, utilizando las
formas de Síntomas de Fibroma Uterino y Calidad de Vida, la miomectomía mostró una mejoría significativa
en los síntomas y la calidad de vida relacionada con la salud, hasta niveles casi normales.1
También se ha sugerido el rápido crecimiento de un leiomioma como indicación para intervención
quirúrgica para descartar sarcoma. Sin embargo, los sarcomas son poco comunes en las mujeres en edad
reproductiva y, por lo general, se presentan en la séptima década de la vida. El estudio del Crecimiento de
Fibromas mostró una variación extrema en el crecimiento, así como en la regresión de los miomas en mujeres
premenopáusicas.7 La tasa media de crecimiento fue de 9% por año, pero los cambios de volumen variaron
desde una reducción del 89% a un aumento de 138%. Por tanto, el crecimiento de un leiomioma en mujeres
premenopáusicas, por lo general, no es una indicación para cirugía. El rápido crecimiento de leiomiomas en
una mujer postmenopáusica debe aumentar la preocupación por una posible malignidad y la intervención
quirúrgica está indicada.
La indicación más controversial para el manejo quirúrgico de los leiomiomas es el tratar o evitar
resultados reproductivos adversos. Para pacientes con infertilidad o abortos recurrentes, los temas más
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
3
importantes son descartar otras causas y evaluar si el leiomioma ha distorsionado la cavidad uterina. En
pacientes con abortos recurrentes y un mioma que ha distorsionado la cavidad, la miomectomía reduce las
pérdidas en el segundo trimestre, con pocos cambios en las pérdidas en el primer trimestre.8 Las mujeres con
pérdida gestacional recurrente y una cavidad uterina normal que no se sometieron a extracción del mioma
tuvieron altas tasas de natalidad (más del 70%), similar a las de las mujeres con pérdidas inexplicables.8
La presencia de leiomiomas que distorsionan la cavidad también se puede utilizar para orientar el
tratamiento en mujeres infértiles. En un análisis sistemático realizado por Pritts y colaboradores,9 los autores
observaron que los resultados de fertilidad disminuyeron en mujeres con leiomiomas submucosos que
distorsionan la cavidad, pero los resultados mejoraron con la extirpación quirúrgica. Los indicadores de
receptividad endometrial se ven afectados a nivel general en el endometrio por los leiomiomas submucosos,
pero no por los leiomiomas completamente intramurales.10 Los leiomiomas subserosos no tienen ningún
efecto y no deben extirparse únicamente por la indicación de infertilidad o de abortos recurrentes. Los
leiomiomas intramurales parecen estar asociados a una disminución de la fertilidad si se distorsiona la
cavidad uterina.9
Los datos del efecto de los leiomiomas que no distorsionan la cavidad sobre la fertilidad muestran
resultados inconsistentes. Una revisión sistemática de los estudios publicados informó que los leiomiomas
intramurales que no distorsionan la cavidad uterina redujeron significativamente las tasas de embarazo, las
tasas de implantación y embarazo en curso y las tasas de nacidos vivos.9 Sin embargo, si se analizan sólo
estudios prospectivos o estudios con evaluación detallada de la cavidad uterina, sólo las tasas de
implantación fueron afectadas y no la tasa de embarazo clínico. No hay estudios bien diseñados ni con datos
estadísticos suficientes que hayan evaluado el efecto de la miomectomía en pacientes con leiomiomas que no
distorsionan la cavidad, pero los datos actuales no muestran una mejora significativa en los resultados
clínicos.9
Un metaanálisis evaluó el efecto de los miomas intramurales sin participación en la cavidad uterina
en el resultado de la fertilización in vitro. Aunque los autores informaron de una disminución significativa en
las tasas de nacidos vivos y de embarazo clínico,11 no hay datos disponibles para determinar si la eliminación
de un mioma que no distorsione la cavidad antes de la fertilización in vitro podría mejorar este resultado.
La mayoría de los miomas no aumentan de tamaño durante el embarazo y la mayor parte del
crecimiento se produce en el primer trimestre. Los miomas se asocian con un pequeño aumento del riesgo
absoluto de resultados obstétricos adversos. Estos incluyen presentación anómala, placenta previa,
desprendimiento prematuro de la placenta, parto por cesárea, ruptura prematura de membranas, hemorragia
postparto y parto pretérmino.12,13 Aunque estadísticamente significativos, la mayoría de estos resultados
tienen una oportunidad relativa de menos de 2, lo que demuestra que el riesgo absoluto es bajo. Por tanto, la
intervención quirúrgica para evitar un resultado obstétrico adverso que aún no se ha producido en un
embarazo anterior debe valorarse contra los riesgos asociados a la miomectomía antes de la concepción. La
principal limitación de estos estudios es que la mayoría de los miomas eran de menos de 5 cm de diámetro.
Los estudios que han evaluado miomas más grandes no dan un límite máximo de tamaño, lo cual hace que las
recomendaciones sobre el valor de la miomectomía para mujeres con leiomiomas muy grandes sean
prematuras.
EVALUACIÓN PREOPERATORIA
La evaluación preoperatoria debe incluir una historia detallada de los síntomas, como sangrado menstrual
abundante, dolor, presión pélvica y síntomas urinarios. Se debe obtener información sobre otros síntomas
que sugieran un trastorno hemorrágico subyacente, tal como una historia de sangrado de las encías.14,15 Es
importante documentar la manera en que los síntomas dificultan la calidad de vida de la paciente. La
evaluación de la magnitud de su sangrado debe consistir en datos objetivos y subjetivos, tales como
antecedentes de fatiga o dificultad para respirar. Se recomienda un hemograma completo y posibles estudios
de hierro. Los estudios hematológicos para descartar un trastorno hemorrágico deben realizarse sólo si hay
signos o síntomas sugestivos.14,15 No se ha adoptado clínicamente ninguno de los métodos de investigación,
tales como el gráfico de evaluación pictórica de pérdida de sangre. Lo que en última instancia determina la
intervención es la autoevaluación de la paciente en cuanto a la forma en que sus síntomas alteran su calidad
de vida.
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
4
El sistema de clasificación de leiomiomas de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia
ha sido adoptada recientemente por el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (Fig. 1).14,15 La relación
entre el leiomioma y las superficies endometrial y serosa es el principal punto de referencia para esta
clasificación.
El consentimiento preoperatorio informado debe incluir un análisis de las alternativas de la
miomectomía, incluyendo el manejo expectante y los métodos no quirúrgicos tales como embolización de
leiomioma uterino o el ultrasonido enfocado guiado por resonancia magnética. Con las mujeres que no están
interesadas en fertilidad futura se debe analizar la histerectomía, ya que un estudio sobre calidad de vida ha
mostrado excelentes resultados; de alguna manera mejores que los de la miomectomía.1 Las complicaciones
potenciales de la miomectomía que deben discutirse con la paciente incluyen la histerectomía, sangrado
excesivo que requiera transfusión, infección y posibles adherencias intrauterinas o peritoneales que pueden
reducir la fertilidad. El análisis para el consentimiento informado debe incluir abordar la posible necesidad de
parto por cesárea y la posible ruptura uterina al final del embarazo o durante el trabajo de parto.
Pólipo
Adenomiosis
Leiomioma
Coagulopatía
Disfunción Ovulatoria
Submucoso
Endometrial
Otro
Iatrogénico
Malignidad e Hiperplasia
Aún no clasificado
Intracavitario pedunculado
S M - Submucoso
<50% Intramural
≥50% Intramural
O - Otro
En contacto con endometrio; 100% Intramural
Subseroso ≥50% Intramural
Subseroso <50% Intramural
Subseroso pedunculado
Otro (especificar, ej. cervical, parasítico)
Figura 1. Sistema de clasificación pictórica de leiomiomas utilizada en los pólipos, adenomiosis, leiomioma,
malignidad, hiperplasia-coagulopatía, disfunción ovulatoria, endometrial, daño iatrogénico; aún no clasificado
(PALM-COEIN) para causas de sangrado uterino anormal, aprobado por la Federación Internacional de Ginecología
y Obstetricia. Modificado de Munro MG. Abnormal uterine bleeding. New York (NY): Cambridge University Press;
2010. p.38. Copyright © Malcolm G. Munro. Reimpreso con el permiso de Cambridge University Press.
Falcone. Surgical Management of Leiomyomas. Obstet Gynecol 2013.
Recomendamos por lo menos un período de espera de 12 semanas antes de intentar el embarazo. Las
imágenes por resonancia magnética (IRM) después de la miomectomía sugieren que la curación uterina toma
por lo menos 12 semanas y aun más si hay formación de un hematoma en el miometrio.16 Este estudio
incluyó sólo a pacientes a las que se les extirparon miomas intramurales individuales. Parece lógico que si se
retiran múltiples miomas con una mayor propensión a la formación de hematomas miometriales será
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
5
necesario más tiempo antes de intentar el embarazo. No hay datos disponibles respecto a cuándo recomendar
un parto por cesárea; sin embargo, si hay un defecto significativo del miometrio parece prudente hacerlo.
Estudios Preoperatorios de Imagen
Los leiomiomas subserosos e intramurales clínicamente significativos por lo general se pueden diagnosticar
mediante un examen pélvico con base en los hallazgos de un útero agrandado, de forma irregular, firme y no
doloroso. La evaluación ultrasonográfica es útil cuando el diagnóstico es incierto, y es razonablemente
confiable para la evaluación de úteros pequeños con cuatro leiomiomas o menos. Sin embargo, la
ultrasonografía tiene una variabilidad significativa dependiente del operador y un campo de visión limitado y
no capta la mayoría de los puntos de referencia anatómicos.
Durante la miomectomía abdominal, hasta los leiomiomas pequeños pueden ser identificados por
palpación y una evaluación ultrasonográfica puede ser suficiente. Sin embargo, para las mujeres que
consideran optar por la miomectomía laparoscópica o robótica, con sensación táctil limitada durante la
cirugía, las Imágenes por Resonancia Magnética (IRM) ayudan a determinar la idoneidad de los
procedimientos mínimamente invasivos y pueden ayudar al cirujano a asegurarse de encontrar todos los
leiomiomas durante la cirugía. La identificación de leiomiomas submucosos con resonancia magnética,
ultrasonografía con infusión salina o histeroscopía es particularmente importante cuando se evalúan mujeres
por sangrado menstrual abundante o infertilidad.15
Al comparar con muestras de histerectomía, un estudio de ultrasonografía transvaginal,
ultrasonografía de infusión de solución salina, histeroscopía e imagen de resonancia magnética, se encontró
que la resonancia magnética tenía una sensibilidad superior en la detección de leiomiomas.17 Los leiomiomas
submucosos se identificaron mejor con la IRM (sensibilidad 100%, especificidad 91%) en comparación con la
ultrasonografía transvaginal (sensibilidad 83%, especificidad 90%), la ultrasonografía de infusión de solución
salina (sensibilidad 90%, especificidad 89%) y la histeroscopía (sensibilidad 82%, especificidad 87%).
La resonancia magnética tiene una excelente reproducibilidad (κ=0.97), aunque se encontraron
diferencias sustanciales con diferentes observadores en la ultrasonografía transvaginal (κ=0.74).18 El
diagnóstico preoperatorio de leiomiosarcoma es posible utilizando imágenes de resonancia magnética (IRM)
temporizadas, mejoradas con gadolinio, en combinación con el hallazgo de niveles elevados de
deshidrogenasa sérica total e isoenzima-3 de la deshidrogenasa láctica.19 Los sarcomas tienen una mayor
vascularidad y se muestran realzados con gadolinio en imágenes T1 tomadas durante la fase arterial entre 40
y 60 segundos después de la infusión intravenosa de gadolinio. Los costos de las imágenes por resonancia
magnética se pueden reducir significativamente mediante la limitación de las secuencias de espín solicitadas
al radiólogo.20 La resonancia magnética es la técnica de imagen de elección si se consideran la miomectomía
laparoscópica y robótica, la embolización de la arteria uterina o la ultrasonografía enfocada. No se pudieron
encontrar estudios que comparen la ultrasonografía tridimensional con la IRM en nuestra investigación
bibliográfica.
Tratamiento de Anemia Preoperatoria
En las mujeres con anemia preoperatoria significativa, se han utilizado infusiones intravenosas de hierro,
epoetina y agonistas de la hormona liberadora de la gonadotropina (GnRH) para aumentar los niveles de
hemoglobina. En un estudio aleatorio de mujeres con sangrado menstrual abundante y niveles de
hemoglobina inferiores a 9.0 g/dL, las pacientes que estaban programadas para cirugía recibieron ya fuera
hierro intravenoso (basado en el déficit de hierro total calculado, tres veces a la semana durante 3 semanas) o
hierro oral (80 mg/d de succinato de hierro proteico por vía oral diariamente). El incremento medio de
hemoglobina fue mayor en el grupo de hierro por vía intravenosa que en el grupo oral (3.0 comparado con 0.8
g/dL) y no hubo eventos adversos severos en ninguno de los grupos.21 Un estudio aleatorio mostró que el uso
de epoetina, una forma recombinante de eritropoyetina, 250 unidades internacionales/kg (aproximadamente
15,000 unidades) por semana, durante 3 semanas antes de la cirugía electiva, aumentó las concentraciones de
hemoglobina en 1.6 g/dL y redujo significativamente las tasas de transfusión cuando se comparó con las
pacientes de control.22 Sin embargo, la epoetina es más cara que las infusiones de hierro. Los agonistas de la
hormona liberadora de la gonadotropina se pueden utilizar antes de la cirugía para detener el sangrado
anormal, con el consiguiente aumento de la concentración de hemoglobina. Un estudio evaluó mujeres con
leiomiomas y concentraciones medias de hemoglobina de 10.2 g que fueron asignadas al azar a agonistas de
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
6
GnRH y hierro oral o placebo y hierro oral. Después de 12 semanas, el 74% de las mujeres tratadas con el
agonista de GnRH y hierro tenían concentraciones de hemoglobina superiores a 12 g en comparación con el
46% de las mujeres tratadas solamente con hierro.23 En general utilizamos hierro por vía oral para el
tratamiento de la anemia. Si la anemia no se corrige con el hierro oral, ofrecemos hierro por vía intravenosa y
la posible inducción de amenorrea con un agonista de GnRH o un anticonceptivo oral.
MIOMECTOMÍA REALIZADA POR LAPAROTOMÍA
Aunque no existen estudios de alta calidad sobre el uso de la profilaxis antibiótica en mujeres sometidas a
miomectomía abierta, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos sugiere que no se requieren
antibióticos profilácticos ya que el procedimiento no implica una incisión vaginal ni intestinal.24 Se
recomienda tromboprofilaxis con medias tromboembólicas y aplicación de dispositivos de compresión
neumática en la pantorrilla durante la cirugía, lo cual debe permanecer colocado hasta que la paciente pueda
deambular.
Las técnicas quirúrgicas disponibles para la miomectomía permiten la extracción segura, incluso de
miomas grandes, a través de una incisión transversal baja. La disección de la línea alba hasta el ombligo, o
más allá de él, permite una considerable separación de los músculos rectos. El útero se puede asir con un
tenáculo o un tornillo de mioma y extraerlo a través de la incisión. Se pueden utilizar compresas húmedas
para proteger los intestinos y la vejiga y, generalmente, no es necesario el uso de retractores.
Disminución de Pérdida Intraoperatoria de Sangre
Una Revisión Cochrane sobre las intervenciones para reducir la hemorragia durante la miomectomía para
leiomiomas concluyó que, en comparación con el placebo o ausencia de tratamiento, el misoprostol,
vasopresina, bupivacaína más epinefrina, ácido tranexámico por vía intravenosa, matriz de gelatina y
trombina, y torniquete pericervical resultaron eficaces para reducir el sangrado durante la miomectomía.25
Recomendamos el uso de torniquetes, vasopresina (uso no contemplado en la etiqueta) o ambos,
para limitar la pérdida de sangre. Un estudio prospectivo aleatorio de miomectomía abdominal encontró
ambos métodos igualmente efectivos.26 La vasopresina se diluye en solución salina normal, aunque no hay
consenso acerca de la proporción de la dilución. Por lo general utilizamos una dilución de 20 unidades en 200
ml de solución salina normal y usamos aproximadamente 5 a 6 unidades. La vida media de la vasopresina es
de 20 minutos. Se han informado muy pocos casos de bradicardia y colapso cardiovascular con el uso de la
vasopresina y debe tenerse cuidado de evitar la inyección intravascular. Un torniquete aplicado a nivel de las
arterias uterinas disminuye la pérdida intraoperatoria de sangre. El uso de un torniquete requiere la
disección del peritoneo vesical. A continuación, se hace una abertura en la hoja posterior del ligamento ancho,
lateral a las arterias uterinas.
El almacenamiento preoperatorio de productos sanguíneos, ya sea homólogos o alogénicos, lleva a
una disminución progresiva de la calidad de la sangre y a un aumento de mediadores de la inflamación. Se
han asociado una mayor tasa de infección, estancia hospitalaria más prolongada y tasas de mortalidad más
altas a las transfusiones alogénicas. A menudo se puede evitar la necesidad de una donación de sangre
autóloga o de una transfusión de sangre heteróloga preoperatoria, utilizando un recuperador de células (cellsaver),27 el cual succiona la sangre del campo operatorio, la mezcla con solución salina heparinizada y la
almacena en un depósito. Si la paciente requiere reinfusión de sangre, la sangre se lava con solución salina, se
filtra, y se infunde por vía intravenosa. El uso del recuperador de células evita los riesgos de infección por el
virus de inmunodeficiencia humana y hepatitis y elimina las reacciones a la sangre no coincidente y a las
transfusiones. Estas técnicas a menudo obvian la necesidad de una histerectomía.
Las incisiones uterinas pueden hacerse ya sea vertical o transversalmente porque los miomas
distorsionan la arquitectura vascular normal y dificultan evitar los vasos tortuosos28 (Fig. 2). Una
planificación y ubicación cuidadosa de las incisiones uterinas durante la cirugía puede ayudar a evitar que se
extienda inadvertidamente la incisión hacia los cuernos o los vasos uterinos ascendentes. La extensión de las
incisiones uterinas a través del miometrio y toda la pseudocápsula, a mayor profundidad de lo que
comúnmente se reconoce, hasta que se aprecie claramente el mioma, identificará un plano quirúrgico
avascular.29
La técnica de vaciado por corrosión vascular y examen por microscopía electrónica demuestra que
los miomas están completamente rodeados por una capa vascular densa y que no existe un "pedículo
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
7
vascular" en la base del mioma.30 La colocación de tracción sobre el leiomioma con un tenáculo o una pinza de
campo, mientras se empuja la pseudocápsula para retirarla del leiomioma, ayudará a la disección debajo de la
capa vascular y limitará la pérdida de sangre. Una vez que el leiomioma se retira, el uso mínimo de
electrocirugía para la hemostasia puede beneficiar la cicatrización de las heridas. Suturar rápidamente el
defecto ayudará a reducir la pérdida de sangre. Evitamos horadar el miometrio normal para alcanzar los
leiomiomas distantes, ya que a menudo es difícil cerrar el espacio muerto y lograr la hemostasia.
Hacemos incisiones directamente sobre los leiomiomas dominantes, retiramos los leiomiomas de
fácil acceso y cerramos rápidamente el defecto para asegurar la hemostasia. La sangre es intensamente
adhesiogénica y las ventajas de una mejor hemostasia deben valer más que unas cuantas incisiones
adicionales. El uso de barreras de adhesión puede ayudar a limitar la formación de adherencias.31 Se debe
tener cuidado de eliminar los leiomiomas pequeños y todos los leiomiomas se pueden identificar por
palpación digital. Si no se ha realizado resonancia magnética, la palpación cuidadosa cerca de la cavidad
endometrial debe ayudar al cirujano a evitar dejar pasar leiomiomas inadvertidos. Si se abre la cavidad
endometrial, penetrar la cavidad con suturas puede dañar el endometrio o provocar adherencias
intracavitarias. Al final del procedimiento, se pueden aplicar barreras antiadherencias si las condiciones son
ideales, como se analiza en la sección de laparoscopia.
Figura 2. Las incisiones uterinas se pueden hacer ya sea vertical o transversalmente, porque los miomas
distorsionan la arquitectura vascular normal y hacen que sea difícil evitar los vasos tortuosos. Ilustración de John
Yanson.
Falcone. Surgical Management of Leiomyomas.
Obstet Gynecol 2013.
En la proximidad del uréter y de los vasos uterinos se pueden alojar leiomiomas de ligamento ancho y el
curso de estas estructuras puede verse alterado de manera significativa. Sin embargo, a medida que los
leiomiomas crecen, empujan el uréter y los vasos uterinos, pero no los circundan. Debe llevarse a cabo la
identificación de estas estructuras, en la medida de lo posible. Con la disección a través de toda la
pseudocápsula y una cuidadosa atención a la posición del uréter y los vasos durante la extracción, el riesgo de
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
8
lesiones debe ser muy bajo. La leiomiomatosis intravenosa puede comprometer vasos alrededor del uréter,
por lo que una cuidadosa disección del uréter suele ser necesaria en esta área, debiendo identificarlo para
evitar daños inadvertidos.
La extracción vaginal de los leiomiomas se reserva generalmente para un leiomioma prolapsado. Los
leiomiomas dentro del cuello del útero, que lo dilatan, se pueden eliminar por vía vaginal. Los leiomiomas se
pueden originar dentro del canal cervical o estar pediculados desde más arriba, dentro de la cavidad del
útero. Retirar estos leiomiomas puede estar asociado a una pérdida significativa de sangre, por lo que la
disponibilidad de métodos de reanimación intraoperatorios adecuados es importante.
Complicaciones de la Miomectomía Abdominal
Aunque la infección después de una miomectomía es una posible complicación, puede presentarse
enfermedad febril en 12 a 38% de las mujeres, probablemente como resultado de la formación de hematomas
en el miometrio o la liberación de citocinas. Normalmente, esto se presenta como una fiebre en el primer día
postoperatorio. No se recomienda tratamiento con antibióticos a menos que se identifique una clara fuente de
infección.
Las complicaciones asociadas a la miomectomía realizada por laparotomía incluyen hemorragia
postoperatoria, íleo, obstrucción intestinal, cistotomía y absceso pélvico. La formación de adherencias es
bastante común después de la miomectomía, especialmente de incisiones posteriores.
MIOMECTOMÍA HISTEROSCÓPICA
Los leiomiomas submucosos, que a veces se asocian con un aumento del sangrado menstrual o con
infertilidad, a menudo pueden ser retirados histeroscópicamente. El sistema de clasificación de leiomiomas
de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia categoriza a los leiomiomas según su ubicación.
Los leiomiomas intracavitarios se clasifican como tipo 0. Los tipo 1 tienen menos de 50% del diámetro del
leiomioma dentro del miometrio, mientras que los de tipo 2 tienen 50% o más del diámetro del leiomioma
dentro del miometrio (Fig. 1).14 Los leiomiomas tipo 3 están en contacto con el endometrio sin ningún
componente intracavitario. Los tipo 4 son leiomiomas intramurales y los tipos 5 a 7 son leiomiomas
subserosos. La evaluación preoperatoria del grado de penetración del leiomioma en la cavidad y de la
cantidad de miometrio normal entre la zona de la resección y la serosa es fundamental para un resultado
quirúrgico exitoso.
Técnica Quirúrgica para Miomectomía Histeroscópica
La resección histeroscópica de un leiomioma submucoso se puede lograr con diferentes dispositivos (Cuadro
2). Ninguno es intrínsecamente mejor. La experiencia en el manejo de cada uno de ellos determina el mejor
resultado quirúrgico. La resección usando un asa electroquirúrgica sigue siendo la modalidad más utilizada,
en lugar de un método mecánico. La resección histeroscópica se lleva a cabo bajo control visual, usando un
telescopio y flujo continuo de fluido de distensión a través de la cavidad uterina. El elemento de trabajo
electroquirúgico utiliza electrodos ya sea monopolares o bipolares. Los electrodos monopolares requieren el
uso de una solución de distensión no conductora (sorbitol al 5%, sorbitol al 3% con manitol al 0.5%, o glicina
al 1.5%), mientras que los electrodos bipolares se pueden utilizar con solución salina normal. La resección
mecánica utiliza grandes volúmenes de solución salina normal. La visualización es especialmente difícil
durante la activación del dispositivo mecánico y requiere experiencia.32
Cuadro 2. Dispositivos Disponibles para Miomectomía Histeroscópica
•
•
•
•
Monopolares
o
Resección con asa o vaporización
o
Uso con medio de distención libre de electrolitos
Bipolares
o
Resección con asa o vaporización
o
Uso con medio de distención de solución salina normal
Métodos mecánicos
o
Tijeras o morcelador histeroscópica
Uso con medio de distención de solución salina normal
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
9
Se dilata el cérvix antes de la inserción del histeroscopio. Previo al procedimiento, se puede
introducir misoprostol por vía vaginal para permitir una dilatación más fácil (uso no incluido en la etiqueta).
El asa de corte se hace pasar más allá del leiomioma y la corriente de corte se activa sólo cuando el asa se está
moviendo hacia el cirujano y viéndola directamente. Los leiomiomas deben resecarse hasta el nivel del
miometrio circundante y, si se desea la fertilidad, se debe tener cuidado de evitar daño térmico excesivo al
endometrio y miometrio. Las contracciones uterinas a menudo expulsan la porción restante del leiomioma
hacia la cavidad uterina, lo que permite la resección secuencial y completa. Los fragmentos de leiomiomas se
retiran con una pinza dentada o grasper o capturando los fragmentos con el asa y extrayendo el telescopio.
Aunque los leiomiomas submucosos tipo 0 y tipo 1 (Fig. 1) de hasta aproximadamente 5 cm son susceptibles
de resección histeroscópica, los leiomiomas mayores de 3 cm requieren más habilidad quirúrgica. A medida
que aumenta el tamaño, se debe considerar la posibilidad de un procedimiento de dos pasos. El uso de
agonistas de la GnRH también puede ser considerado para reducir el tamaño del leiomioma antes de la
resección.
Un leiomioma tipo 2 de acuerdo a la clasificación de la Federación Internacional de Ginecología y
Obstetricia, requiere una cuidadosa evaluación preoperatoria con ultrasonografía de infusión de solución
salina o una resonancia magnética para determinar la medida del espesor del miometrio normal entre el
leiomioma y la serosa, debido a que el riesgo de perforación uterina se incrementa con la penetración más
profunda en el miometrio.33 En algunos casos puede ser necesario repetir la resección después de unas
cuantas semanas, a medida que la porción restante del leiomioma se expulsa hacia la cavidad uterina por las
contracciones. Sólo los cirujanos muy experimentados deberían intentar resecar este tipo de mioma
submucoso. Los principios generales de la técnica histeroscópica se resumen en el Cuadro 3.
Cuadro 3. Método General para la Resección Histeroscópica
•
•
•
•
•
•
•
•
Preparación del cuello uterino antes del procedimiento
o
Considerar misoprostol
Examinación bajo anestesia
Evitar la posición Trendelenburg
Dilatar cuidadosamente
o
La mayoría de las perforaciones ocurren durante este paso
Introducir el electrodo bajo visión directa
Activar la energía solamente cuando el electrodo sea traído de regreso hacia la funda
Si se pierde visibilidad, detener el procedimiento
Manejo de fluidos
o
Se recomienda un sistema automatizado de manejo de fluidos
o
Utilizar la presión más baja para optimizar la visualización (70-80 mmHg)
o
Apegarse a los lineamientos de máxima absorción de fluidos
Pueden presentarse adherencias significativas después de la miomectomía histeroscópica,
especialmente después de retirar leiomiomas yuxtapuestos. No hay métodos probados de prevención de las
adherencias. Sin embargo, algunos han abogado por el uso de un globo pediátrico de Foley o por repetir la
histeroscopía en el consultorio. Tampoco hay datos sobre la cicatrización de heridas endometriales después
de la miomectomía histeroscópica, como para hacer recomendaciones sobre cuánto tiempo se debe esperar
antes de intentar el embarazo. Se ha informado que el endometrio tarda aproximadamente 2 meses en sanar
después de la resección histeroscópica del tabique.34 Por tanto, recomendamos por lo menos de 2 a 3 meses
después de la resección histeroscópica de un mioma antes de intentar el embarazo.
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
10
Complicaciones
La dilatación cervical o la inserción del histeroscopio pueden causar perforación uterina, al igual que puede
causarla la resección profunda del miometrio. El primer signo de perforación durante el procedimiento puede
ser un rápido aumento en el déficit de fluidos. Si la perforación se produce durante la activación del electrodo
se debe realizar una laparoscopía para hacer una inspección cuidadosa en busca de lesiones del intestino o de
la vejiga. Si no hay lesiones evidentes, el procedimiento debe concluirse, se debe observar a la paciente y
puede ser dada de alta si se encuentra estable.
La absorción intravascular de los medios de distensión es una complicación potencialmente peligrosa
que puede dar como resultado edema pulmonar, hiponatremia, insuficiencia cardíaca, edema cerebral, e
incluso la muerte.35 Es recomendable el monitoreo cuidadoso del déficit de fluidos con un sistema
automatizado de medición de líquidos.32 Existen varios disponibles comercialmente.32 Un déficit de líquido de
750 ml de solución no electrolítica durante la cirugía debe señalar la terminación prevista del procedimiento.
Muchos autores sugieren que se ponga fin a la intervención cuando el déficit de líquido supere los 1,000 mL
de solución no electrolítica.35 El uso de solución salina normal combinado con energía bipolar reduce el riesgo
de hiponatremia, pero un déficit de líquidos de más de 1,500 mL puede conducir a una sobrecarga cardiaca en
pacientes en riesgo y a una embolia gaseosa;36 sin embargo, algunos autores recomiendan hasta 2,500 mL de
solución electrolítica.36 El uso de vasopresina diluida (0.01 unidades/mL) inyectada en dos sitios en el cérvix
se asoció a una disminución de la absorción de líquido en estudios controlados aleatorios (ECA).37
Los niveles de electrolitos deben evaluarse y corregirse si es necesario y considerar la administración
de diuréticos. Los factores de riesgo para una sobrecarga de líquidos incluyen la creación de un pasaje falso
durante la dilatación, la resección de miomas con extensión intramural profunda y tiempo operatorio
prolongado.
La embolia gaseosa durante una resección histeroscópica de un leiomioma se produce secundaria a
la absorción de aire ambiente o del gas generado durante el procedimiento. En teoría, la posición de
Trendelenburg favorece la absorción de gas, debido a la diferencia de presión del campo operatorio y la
aurícula derecha.32 Una disminución del volumen corriente final [end-tidal] de CO2 puede ser el primer signo
de una embolia gaseosa.32 Las medidas preventivas incluyen evitar la dilatación excesiva del cérvix, evitar la
posición de Trendelenburg, purgar el tubo de aire y reducir al mínimo el intercambio de instrumentos. El gas
que se genera durante el procedimiento es común, especialmente con el uso de solución salina normal como
medio de distensión, pero su significación no está clara.36
La miomectomía histeroscópica puede conducir a la formación de adherencias intrauterinas. Después
de la resección histeroscópica de un leiomioma submucoso se observó que 1.5% de las mujeres tenía
adherencias intrauterinas en la histeroscopía de reevaluación. Sin embargo, la tasa de adherencias fue de
78% en las mujeres que se sometieron a una resección de leiomiomas yuxtapuestos, a pesar de la colocación
de un dispositivo intrauterino en el momento de la cirugía.38
MIOMECTOMÍA LAPAROSCÓPICA
Varios estudios controlados aleatorios (ECA) han comparado la miomectomía laparoscópica con la
miomectomía abdominal y encontraron que un método mínimamente invasivo se asocia a menos dolor
postoperatorio, menor duración de la estancia hospitalaria y una recuperación más rápida. Un metaanálisis
de seis ECA confirmó estas observaciones.39 La miomectomía laparoscópica también se asocia a una
reducción en la pérdida de sangre y una menor caída de la hemoglobina, pero típicamente con tiempo
operatorio más largo. Varios ECA prospectivos han comparado la miomectomía laparoscópica con la
"minilaparotomía".40-43 Una minilaparotomía se definió como una incisión transversal de 4 a 7 cm. La
mayoría ha demostrado el beneficio general de un método laparoscópico, aunque la dificultad quirúrgica fue
mayor. El método de minilaparotomía fue comparable con el método laparoscópico en un ECA prospectivo,
excepto en casos de leiomiomas posteriores, intraligamentarios o ambos.43
Dos ECA observaron específicamente los resultados reproductivos de la miomectomía laparoscópica
en comparación con la laparotomía o con la minilaparotomía.44,45 Ambos estudios mostraron embarazos
acumulativos y tasas de nacidos vivos equivalentes, con cierta ventaja del método laparoscópico sobre la
minilaparotomía en pacientes que se sometieron a cirugía por leiomiomas sintomáticos sin infertilidad.45
Es difícil sacar conclusiones de los estudios sobre laparoscopia y minilaparotomía respecto a qué
pacientes serían candidatas para cada procedimiento, debido a que hubo diferencias en el diseño de los
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
11
estudios. Los criterios de inclusión por el tamaño y número de los leiomiomas, así como la longitud de una
incisión de minilaparotomía fueron diferentes para cada estudio. Por otra parte, el índice de masa corporal
(IMC, calculado como peso (kg) / [estatura (m)]2) de las pacientes era limitado. Por ejemplo, en el estudio de
Palomba, todas las pacientes tenían un IMC de menos de 29.43 Un IMC superior puede representar una
dificultad respecto al tamaño de la incisión de la minilaparotomía pero no de una laparoscopía.
Las recomendaciones respecto a cuáles pacientes son candidatas para una cirugía laparoscópica
dependen de muchos factores, especialmente de la experiencia quirúrgica. Un amplio estudio multicéntrico
en 2,050 mujeres con una mediana de miomas de 2.2 y un tamaño medio de 6 cm reveló una tasa de
complicaciones del 11%. Estas incluyeron hemorragia que requirió transfusión y fracaso del procedimiento.
La ocurrencia de estas complicaciones fue más probable cuando se eliminaron más de tres miomas, si la
ubicación era intramural o intraligamentaria, o si el tamaño del mioma más grande era mayor a 5 cm.46
Técnica Quirúrgica para Miomectomía Laparoscópica
Nuestra técnica para la miomectomía laparoscópica se ha descrito previamente.47 En resumen, la paciente se
coloca en una posición de litotomía y, después de un examen bajo anestesia se coloca un manipulador uterino,
que debe permitir la inyección de colorante índigo carmín diluido. Al igual que con la miomectomía
abdominal, no se recomienda la profilaxis antibiótica, ya que no se requiere ingresar a través de la vagina.
Incluso si se tiene prevista una histeroscopía para evaluar la cavidad uterina durante la cirugía, no se
requieren antibióticos profilácticos. Por lo general, se utiliza un trocar de 5 mm en el ombligo. Si la entrada
umbilical está contraindicada, como en los casos de una incisión previa en la línea media, se utiliza
inicialmente un puerto en el cuadrante superior izquierdo. Se insertan tres trócares adicionales de 5 mm, dos
en cada cuadrante inferior y otro a nivel del ombligo en el lado del cirujano principal (Fig. 3). Uno de los
puertos en el cuadrante inferior o en el puerto umbilical se intercambia por un puerto de 12 mm si se logra la
enucleación. Este puerto también se utiliza para la entrada y la salida de la aguja y después se usa para el
aparato morcelador. Se inyectan 20 unidades de vasopresina diluida en 200 mL en la serosa y la
pseudocápsula, teniendo el cuidado de evitar inyectar un vaso sanguíneo. Se puede utilizar un dispositivo
monopolar como un garfio o un bisturí armónico, pero preferimos este último, ya que un ECA sugirió mejores
parámetros perioperatorios tales como tiempo quirúrgico, pérdida de sangre y dolor postoperatorio.48
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
12
Figura 3. Sitios de la pared abdominal utilizados para los puertos en la miomectomía laparoscópica. Todos los
puertos son de 5 mm, excepto uno, que se convirtió a 12 mm para permitir la inserción de un dispositivo
morcelador laparoscópico o para la morcelación manual. Este puerto está típicamente en el ombligo, como se
muestra aquí, o en uno de los puertos del cuadrante inferior. Ilustración de John Yanson.
Falcone. Surgical Management od Leiomyomas. Obstet Gynecol 2013.
A continuación se hace una incisión transversal sobre el mioma y se continúa hasta que éste se vea
claramente. Debe hacerse la incisión de manera que se eviten los cuernos del útero y el área lateral de la
arteria uterina. La enucleación sigue a una técnica de tracción y contra tracción suave, sin jalar excesivamente
para no entrar inadvertidamente en la cavidad endometrial. Una inyección de colorante índigo carmín diluido
a través del manipulador uterino puede ayudar a identificar la ubicación de la cavidad. Después de la
enucleación, el lecho del mioma se cierra en capas como se hace con una técnica abierta. La incisión
transversal facilita el cierre debido a que el cirujano puede cerrar el defecto de pie en el lado de los puertos
ubicados adecuadamente. Se puede utilizar sutura de absorción retardada, como polidioxanona, poliglactina o
una sutura barbada absorbible. Este último tipo de sutura parece hacer más fácil el suturar, ya que la tensión
del miometrio se mantiene fácilmente. Varios estudios de caso- control han demostrado que el uso de sutura
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
13
barbada disminuye el tiempo medio de sutura y de sangrado intraoperatorio.49-51 Es necesario realizar esta
parte del procedimiento tan rápido como sea posible, debido que habrá un flujo constante de sangre en los
bordes del miometrio. La hemostasia debe lograrse utilizando un cierre rápido experto en lugar del uso
excesivo de energía eléctrica. Se puede utilizar una capa final de sutura más fina para cerrar la serosa. A
continuación se procede a la morcelación del mioma, con cuidado de eliminar todas sus partes, ya que se ha
demostrado que las mismas se implantan en el peritoneo. La morcelación se puede lograr usando un
dispositivo desechable que se inserta a través de la incisión de 12 mm (véase Fig. 3). En los casos de miomas
muy grandes, se morcela a través de una incisión de minilaparotomía para reducir el tiempo quirúrgico y los
gastos.
Después de la miomectomía laparoscópica se presentan adherencias intraabdominales, aunque la
nueva aparición de adherencias puede ser menos frecuente que con la laparotomía. Típicamente las
adherencias son más propensas a ocurrir con incisiones uterinas posteriores.52 Se puede utilizar una barrera
antiadherencias tal como metilcelulosa oxidada (Interceed) si las condiciones son ideales, sin salida continua
de sangre o presencia excesiva de fluido de irrigación. El Interceed no está aprobado para su uso en
laparoscopía, pero una revisión Cochrane ha demostrado que es eficaz en la prevención de adherencias en la
laparotomía.53 Existen otras barreras antiadherencias disponibles, pero una revisión Cochrane no encontró
suficientes datos convincentes para respaldar su uso rutinario.53
Existen varias modificaciones de la miomectomía multipuerto convencional que implican la
reducción del número de puertos a uno o dos. En teoría, esto puede disminuir el dolor y brindar un mejor
resultado estético. Sin embargo, requieren más habilidad que una técnica convencional multipuerto, sin
ventajas claras.54-56
Una modificación de la técnica laparoscópica multipuerto que puede ser útil es una miomectomía
asistida por laparoscopía. El abordaje quirúrgico es el mismo que el de una miomectomía laparoscópica
total.57 Sin embargo, en el inicio del caso, se hace una incisión transversal suprapúbica de 4 a 5 cm y se inserta
un dispositivo adecuado que tiene un retractor de incisión y cubierta de plástico (por ejemplo, GelPort) para
mantener un neumoperitoneo. Los trócares se pueden insertar a través del dispositivo para asistencia
adicional durante la porción laparoscópica. El procedimiento se desarrolla como una miomectomía
laparoscópica, pero partes del mismo se llevan a cabo a través de la incisión suprapúbica en diferentes
intervalos. Después la cirugía alterna entre las dos modalidades. Esta técnica es especialmente útil en las
condiciones en que el cirujano es menos hábil en la sutura del miometrio o cuando hay muchos leiomiomas
más pequeños que se retirarán además de uno grande y se requiere la palpación del útero para identificarlos.
También es útil para la miomectomía de un mioma muy grande en el que la morcelación será realizada por
minilaparotomía. Un estudio prospectivo ha demostrado que este método tiene ventajas perioperatorias
sobre la laparotomía tradicional.58
MIOMECTOMÍA LAPAROSCÓPICA ASISTIDA POR ROBOT
Las limitaciones de la laparoscopia convencional incluyen dificultades en la disección de los miomas y en la
sutura del defecto del miometrio. El cierre adecuado del defecto es fundamental no sólo en el momento de la
cirugía para controlar el sangrado; es importante también a largo plazo para evitar la ruptura del útero en el
embarazo. La primera serie de casos de miomectomía laparoscópica asistida por robot se informó en 2004.59
Desde entonces, se han realizado varios estudios retrospectivos de cohorte, pero ningún estudio prospectivo
aleatorio.47,60-63 Los estudios compararon sobre todo la miomectomía laparoscópica asistida por robot con la
miomectomía laparoscópica sola o sólo con la laparotomía (excepto Barakat y colaboradores47, que
incluyeron los tres grupos). La comparación entre la laparoscopia convencional y la miomectomía
laparoscópica asistida por robot en general mostró resultados perioperatorios y tasas de complicación
similares, pero tiempos de cirugía más largos. El tiempo quirúrgico para la miomectomía laparoscópica
asistida por robot fue de aproximadamente 190 minutos. Por lo general, el número medio de miomas fue de
dos a tres, la media del tamaño del mioma más grande fue de aproximadamente 7 cm, y el peso promedio fue
de 200-300 g. Los estudios que compararon la miomectomía laparoscópica asistida por robot con la
laparotomía mostraron consistentemente estancia hospitalaria más corta, menor dolor postoperatorio,
menos pérdida quirúrgica de sangre y menor morbilidad febril. Un estudio de análisis de costos comparó la
laparotomía, la miomectomía laparoscópica y la miomectomía laparoscópica asistida por robot y encontró
que la vía abdominal era menos cara y la miomectomía laparoscópica asistida por robot la más cara. Sin
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
14
embargo, los costos del método robótico podrían acercarse a los del método laparoscópico si los costos de los
elementos desechables fueran menos de $1,400 U.S.64
Existen varias observaciones sobre estos datos. La tecnología robótica puede ofrecer un abordaje
mínimamente invasivo y mejores resultados perioperatorios en comparación con la laparotomía, pero a
costos más altos. La tecnología robótica no es superior a la laparoscopía convencional. Sin embargo, en dos
estudios,47,65 el método robótico permitió a los cirujanos realizar una miomectomía de mayor grado de
dificultad que lo que habría sido posible lograr por laparoscopía convencional. Por otro lado, el índice de
masa corporal no afecta los resultados quirúrgicos66 y los resultados de embarazo parecen ser similares a los
de la laparoscopía convencional.67 Sin embargo, sólo será posible contar con directrices claras para el uso de
la robótica después de que se cuente con ECA disponibles.
Técnica Quirúrgica para Miomectomía Laparoscópica Asistida por Robot
La paciente se coloca en posición de litotomía, con un manipulador uterino. Para la mayoría de los casos
robóticos no es necesaria la posición de Trendelenburg pronunciada. El trocar primario se coloca en el
ombligo si el tamaño del mioma lo permite. Debe haber entre 8 y 10 cm entre el endoscopio y la parte
superior del útero. Si esto no es posible, el trocar principal se sitúa supraumbilicalmente. Se ubican dos
trócares robóticos de 8 mm bajo visión directa a nivel del ombligo, laterales al músculo recto (Fig. 4).
Colocamos un puerto adicional de 12 mm, ya sea suprapúbico o en el cuadrante inferior derecho para el
intercambio de agujas. Esto permite la visualización directa de las agujas que entran y salen de la cavidad. Un
puerto adicional situado por encima del ombligo en uno de los cuadrantes laterales superiores no permitirá la
visualización directa de las agujas que entran y salen porque el laparoscopio robótico no puede girar lo
suficiente. También utilizamos un puerto adicional reusable de 5 mm en el cuadrante superior. Anclamos la
torre robot a un lado para permitir fácil acceso al periné para la manipulación uterina. Utilizamos una pinza
de agarre bipolar y el bisturí armónico para el procedimiento. Luego estos dos se retiran y se sustituyen por
portaagujas. Después se realiza el procedimiento utilizando los mismos pasos descritos para la laparoscopía
convencional.
Las técnicas para reducir la pérdida de sangre intraoperatoria en la miomectomía laparoscópica o la
miomectomía laparoscópica asistida por robot son similares a las descritas para la laparotomía. Un análisis de
tres ECA mostró que los agonistas de la GnRH preoperatorios redujeron la pérdida de sangre en comparación
con el placebo (60 mL, 95% intervalo de confianza 39-82).68 No hubo diferencias en las complicaciones,
conversión a laparotomía o las tasas de transfusión de sangre. El significado clínico debe sopesarse contra el
costo y los efectos secundarios del uso de este tipo de medicamentos. Una sola dosis preoperatoria de
misoprostol intravaginal (uso no contemplado en la etiqueta) aplicado 1 hora antes del procedimiento mostró
en un ECA controlado con placebo, que disminuye la pérdida de sangre. La diferencia media fue de 91 mL.69
Las técnicas intraoperatorias que se han asociado a una disminución de la pérdida de sangre son la
vasopresina y la matriz de gelatina y trombina. Los mismos principios de uso descritos anteriormente en la
sección de laparotomía se siguen con la miomectomía laparoscópica o la miomectomía laparoscópica asistida
por robot.25 Debido a que es difícil aplicar torniquetes por vía laparoscópica, hay cirujanos que han propuesto
ocluir las arterias uterinas de forma temporal o permanente. Algunos estudios han demostrado una
diferencia clínicamente significativa en la pérdida de sangre (diferencia media de 229 mL) y una menor
incidencia de transfusiones sanguíneas.70 Los resultados de embarazo y fertilidad no parecen verse
afectados.71-73 Así mismo ya se ha mencionado el uso de una sutura barbada para disminuir pérdida de
sangre.
Complicaciones del Método Laparoscópico
La miomectomía laparoscópica convencional y la laparoscópica asistida por robot tienen complicaciones
similares a una miomectomía realizada por laparotomía, incluyendo la pérdida de sangre, la necesidad de
transfusiones, las infecciones y la formación de adherencias. Se han informado leiomiomas parasitarios
iatrogénicos después de la morcelación laparoscópica con extracción incompleta de fragmentos de tejido.74
Las complicaciones propias de un abordaje laparoscópico son las relacionadas con la inserción del
trocar. La ruptura uterina durante el embarazo es una preocupación y se pensaba que ocurría con mayor
frecuencia después de un abordaje laparoscópico. Sin embargo, en un amplio estudio multicéntrico de más de
2,000 miomectomías laparoscópicas dentro de un periodo mayor de 6 años, se informó sólo de una ruptura
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
15
uterina.46 Un análisis de los informes de casos de ruptura uterina después de miomectomía laparoscópica
sugirió el cierre inadecuado del defecto uterino y el uso excesivo del electrocauterio.75 Los datos preliminares
de los resultados de embarazos en estudios robóticos tampoco muestran ningún aumento de la ruptura
uterina durante el embarazo.76 Un metaanálisis de seis ECA no observó ninguna diferencia en la recurrencia
de los miomas después de la miomectomía laparoscópica en comparación con la abierta.39
Figura 4. Sitio de la pared abdominal para los puertos utilizados en la miomectomía laparoscópica asistida por
robot. El puerto umbilical o supraumbilical es de 12 mm para acomodar el sistema de robot laparoscópico. Los
puertos agregados para el robot son de 8 mm. Hay dos puertos adicionales: un puerto de 12 mm que se coloca en
uno de los cuadrantes inferiores y un puerto de 5 mm que se coloca en uno de los cuadrantes superiores.
Ilustración de John Yanson.
Falcone. Surgical Management od Leiomyomas, Obstet Gynecol 2013.
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
16
CONCLUSIONES
Los leiomiomas se asocian a una disminución significativa en la calidad de vida. La cirugía se realiza para
controlar los síntomas. La miomectomía es el abordaje más común en el manejo de los leiomiomas
sintomáticos en mujeres que desean fertilidad futura o desean conservar el útero. La cirugía para mejorar los
resultados reproductivos debe ser individualizada. El acceso quirúrgico con abordajes mínimamente
invasivos, tales como la histeroscopía o la laparoscopía con o sin asistencia por robot, se asocia con mejores
resultados perioperatorios en comparación con la laparotomía. Los resultados reproductivos no se ven
perjudicados. En los procedimientos mínimamente invasivos, se requieren estudios preoperatorios
detallados de imagen para tener éxito. Existen varias técnicas basadas en la evidencia que se pueden utilizar
para reducir la pérdida de sangre durante la cirugía. Aunque la asistencia robótica es mucho más costosa,
puede ser útil para convertir un caso abierto en uno mínimamente invasivo, pero se necesitan estudios
clínicos aleatorios para evaluar adecuadamente el papel de la robótica como una modalidad de tratamiento
para los leiomiomas.
REFERENCIAS
1. Spies JB, Bradley LD, Guido R, Maxwell GL, Levine BA, Coyne K. Outcomes from leiomyoma therapies: comparison with
normal controls. Obstet Gynecol 2010;116:641–52.
2. Baird DD, Dunson DB, Hill MC, Cousins D, Schectman JM. High cumulative incidence of uterine leiomyoma in black and white
women. Am J Obstet Gynecol 2003;188:100–7.
3. Parker W. Uterine fibroids. In: Jonathan S, Berek MD, editors. Gynecology. Philadelphia (PA): Lippincott Williams &Wilkins;
2012. p. 438–69.
4. Wechter ME, Stewart E, Myers E, Kho R, Wu J. Leiomyomarelated hospitalization and surgery: prevalence and predicted
growth based on population trends. Am J Obstet Gynecol 2011;205:492.e1–5.
5. Taran FA, Weaver AL, Coddington CC, Stewart EA. Characteristics indicating adenomyosis existing with leiomyomas: a case
control study. Hum Reprod 2010;25:1177–82.
6. Huang JQ, Lathi RB, Lemyre M, Rodriguez HE, Nezhat CH, Nezhat C. Coexistence of endometriosis in women with
symptomatic leiomyomas. Fertil Steril 2010;94:720–3.
7. Peddada SD, Lauglin SK, Miner K, Guyon JP, Haneke K, Vahdat HL, et al. Growth of uterine leiomyomata among
premenopausal black and white women. Proc Natl Acad Sci U S A 2008;105:19887–92.
8. Saravelos S, Yan J, Rehmani H, Li TC. The prevalence and impact of fibroids and their treatment on the outcome of pregnancy
in women with recurrent miscarriage. Hum Reprod 2011;26:3274–9.
9. Pritts E, Parker W, Olive D. Fibroids and infertility: an updated systematic review of the evidence. Fertil Steril 2009;91:1215–
23.
10. Rackow BW, Taylor HS. Submucosal uterine leiomyomas have a global effect on molecular determinants of endometrial
receptivity. Fertil Steril 2010;93:2027–34.
11. Sunkara SK, Khairy M, El-Toukhy T, Khalaf Y, Coomarasamy A. The effect of intramural fibroids without uterine cavity
involvement on the outcome of IVF treatment: a systematic review and meta-analysis. Hum Reprod 2010;25:418–29.
12. Qidwai GI, Caughey AB, Jacoby AF. Obstetric outcomes in women with sonographically identified uterine leiomyomata.
Obstet Gynecol 2006;107:376–82.
13. Stout M, Odibo A, Graseck A, Macones G, Crane J, Cahill A. Leiomyomas at routine second-trimester ultrasound examination
and adverse obstetric outcomes. Obstet Gynecol 2010;116:1056–63.
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
17
14. Munro MG, Critchley HOD, Broder MS, Fraser IS. FIGO classification system (PALM-COEIN) for causes of abnormal uterine
bleeding in nongravid women of reproductive age. Int J Gynaecol Obstet 2011;113:3–13.
15. Diagnosis of abnormal uterine bleeding reproductive age women. Practice Bulletin No. 128. American College of
Obstetricians and Gynecologists. Obstet Gynecol 2012;120:197–206.
16. Tsuji S, Takahashi K, Imaoka I, Sugimura K, Miyazaki K, Noda Y. MRI evaluation of the uterine structure after myomectomy.
Gynecol Obstet Invest 2006;61:106–10.
17. Dueholm M, Lundorf E, Hansen E, Ledertoug S, Olesen F. Evaluation of the uterine cavity with magnetic resonance imaging,
transvaginal sonography, hysterosonographic examination, and diagnostic hysteroscopy. Fertil Steril 2001;76:350–7.
18. Levens E, Wesley R, Premkumar A, Blocker W, Nieman LK. Magnetic resonance imaging and transvaginal ultrasound for
determining fibroid burden: implications for research and clinical care. Am J Obstet Gynecol 2009;200:537.e1–7.
19. Goto A, Takeuchi S, Sugimura K, Maruo T. Usefulness of Gd-DTPA contrast-enhanced dynamic MRI and serum determination
of LDH and its isozymes in the differential diagnosis of leiomyosarcoma from degenerated leiomyoma of the uterus. Int J
Gynecol Cancer 2002;12:354–61.
20. Parker WH. The utility of MRI for the surgical treatment of women with uterine fibroid tumors. Am J Obstet Gynecol
2012;206:31–6.
21. Kim YH, Chung HH, Kang SB, Kim SC, Kim YT. Safety and usefulness of intravenous iron sucrose in the management of
preoperative anemia in patients with menorrhagia: a phase IV, open-label, prospective, randomized study. Acta Haematol
2009;121:37–41.
22. Wurnig C, Schatz K, Noske H, Hemon Y, Dahlberg G, Josefsson G, et al. Subcutaneous low-dose epoetin beta for the
avoidance of transfusion in patients scheduled for elective surgery not eligible for autologous blood donation. Eur Surg Res
2001;33:303–10.
23. Stovall TG, Muneyyirci-Delale O, Summitt RL Jr, Scialli AR. GnRH agonist and iron versus placebo and iron in the anemic
patient before surgery for leiomyomas: a randomized controlled trial. Leuprolide Acetate Study Group. Obstet Gynecol
1995;86:65–71.
24. Antibiotic prophylaxis for gynecologic procedures. ACOG Practice Bulletin No. 104. American College of Obstetricians and
Gynecologists. Obstet Gynecol 2009;113:1180–9.
25. Kongnyuy E, Wiysonge C. Interventions to reduce haemorrhage during myomectomy for fibroids. The Cochrane Database of
Systematic Reviews 2011, Issue 11. Art. No.: CD005355. DOI: 10.1002/14651858.CD005355.pub4.
26. Ginsburg ES, Benson CB, Garfield JM, Gleason RE, Friedman AJ. The effect of operative technique and uterine size on blood
loss during myomectomy: a prospective randomized study. Fertil Steril 1993;60:956–62.
27. Yamada T, Ikeda A, Okamoto Y, Okamoto Y, Kanda T, UekiM. Intraoperative blood salvage in abdominal simple total
hysterectomy for uterine myoma. Int J Gynaecol Obstet 1997;59:233–6.
28. Discepola F, Valenti DA, Reinhold C, Tulandi T. Analysis of arterial blood vessels surrounding the myoma: relevance to
myomectomy. Obstet Gynecol 2007;110:1301–3.
29. Tinelli A, Hurst BS, Hudelist G, Tsin DA, StarkM,Mettler L, et al. Laparoscopic myomectomy focusing on the myoma
pseudocapsule: technical and outcome reports. Hum Reprod 2012;27:427–35.
30. Walocha JA, Litwin JA, Miodonski AJ. Vascular system of intramural leiomyomata revealed by corrosion casting and scanning
electron microscopy. Hum Reprod 2003;18:1088–93.
31. Tsuji S, Takahashi K, Yomo H, Fujiwara M, Kita N, Takebayashi K, et al. Effectiveness of antiadhesion barriers in preventing
adhesion after myomectomy in patients with uterine leiomyoma. Eur J Obstet Gynecol Reprod Biol 2005;123:244–8.
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
18
32. Munro MG. Complications of hysteroscopic and uterine resectoscopic surgery. Obstet Gynecol Clin North Am 2010;37:399–
425.
33. Murakami T, Hayasaka S, Terada Y, Yuki H, Tamura M, Yokomizo R, et al. Predicting outcome of one-step total hysteroscopic
resection of sessile submucous myoma. J Minim Invasive Gynecol 2008;15:74–7.
34. Candiani GB, Vercellini P, Fedele L, Carinelli SG, Merlo D, Arcaini L. Repair of the uterine cavity after hysteroscopic septal
incision. Fertil Steril 1990;54:991–4.
35. Hysteroscopy. ACOG Technology Assessment No. 4. American College of Obstetricians and Gynecologists. Obstet Gynecol
2005;106:439–42.
36. Dyrbye BA, Overdijk LE, van Kesteren PJ, de Haan P, Riezebos RK, Bakkum EA, et al. Gas embolism during hysteroscopic
surgery using bipolar or monopolar diathermia: a randomized controlled trial. Am J Obstet Gynecol 2012;207:271.e1–6.
37. Goldenberg M, Zolti M, Bider D, Etchin A, Sela BA, Seidman DS. The effect of intracervical vasopressin on the systemic
absorption of glycine during hysteroscopic endometrial ablation. Obstet Gynecol 1996;87:1025–9.
38. Yang JH, Chen MJ, Wu MY, Chao KH, Ho HN, Yang YS. Office hysteroscopic early lysis of intrauterine adhesion after
transcervical resection of multiple apposing submucous myomas. Fertil Steril 2008;89:1254–9.
39. Jin C, Hu Y, Chen XC, Zheng FY, Lin F, Zhou K, et al. Laparoscopic versus open myomectomy—a meta-analysis of randomized
controlled trials. Eur J Obstet Gynecol Reprod Biol 2009;145:14–21.
40. Alessandri F, Lijoi D, Mistrangelo E, Ferrero S, Ragni N. Randomized study of laparoscopic versus minilaparotomic
myomectomy for uterine myomas. J Minim Invasive Gynecol 2006;13:92–7.
41. Cicinelli E, Tinelli R, Colafiglio G, Saliani N. Laparoscopy vs minilaparotomy in women with symptomatic uterine myomas: a
prospective randomized study. JMinim Invasive Gynecol 2009;16:422–6.
42. Fanfani F, Fagotti A, Bifulco G, Ercoli A, Malzoni M, Scambia G. A prospective study of laparoscopy versus minilaparotomy in
the treatment of uterine myomas. J Minim Invasive Gynecol 2005;12:470–4.
43. Palomba S, Zupi E, Russo T, Falbo A, Marconi D, Tolino A, et al. A multicenter randomized, controlled study comparing
laparoscopic versus minilaparotomic myomectomy: short-term outcomes. Fertil Steril 2007;88:942–51.
44. Seracchioli R, Manuzzi L, Vianello F, Gualerzi B, Savelli L, Paradisi R, et al. Obstetric and delivery outcome of pregnancies
achieved after laparoscopic myomectomy. Fertil Steril 2006;86:159–65.
45. Palomba S, Zupi E, Falbo A, Russo T, Marconi D, Tolino A, et al. A multicenter randomized, controlled study comparing
laparoscopic versus minilaparotomic myomectomy: reproductive outcomes. Fertil Steril 2007;88:933–41.
46. Sizzi O, Rossetti A, Malzoni M, Minelli L, La Grotta F, Soranna L, et al. Italian multicenter study on complications of
laparoscopic myomectomy. J Minim Invasive Gynecol 2007; 14:453–62.
47. Barakat EE, Bedaiwy MA, Zimberg S, Nutter B, Nosseir M, Falcone T. Robotic-assisted, laparoscopic, and abdominal
myomectomy: a comparison of surgical outcomes. Obstet Gynecol 2011;117:256–65.
48. Litta P, Fantinato S, Calonaci F, Cosmi E, Filippeschi M, Zerbetto I, et al. A randomized controlled study comparing harmonic
versus electrosurgery in laparoscopic myomectomy. Fertil Steril 2010;94:1882–6.
49. Alessandri F, Remorgida V, Venturini PL, Ferrero S. Unidirectional barbed suture versus continuous suture with
intracorporeal knots in laparoscopic myomectomy: a randomized study. J Minim Invasive Gynecol 2010;17:725–9.
50. Angioli R, Plotti F, Montera R, Damiani P, Terranova C,Oronzi I, et al. A new type of absorbable barbed suture for use in
laparoscopic myomectomy. Int J Gynaecol Obstet 2012;117:220–3.
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
19
51. Einarsson JI, Vellinga TT, Twijnstra AR, Chavan NR, Suzuki Y, Greenberg JA. Bidirectional barbed suture: an evaluation of
safety and clinical outcomes. JSLS 2010;14:381–5.
52. Tulandi T, Murray C, Guralinick M. Adhesion formation and reproductive outcome after myomectomy and second look
laparoscopy. Obstet Gynecol 1993;82:213–5.
53. Ahmad G, Duffy JM, Farquhar C, Vail A, Vandekerckhove P, Watson A, et al. Barrier agents for adhesion prevention after
gynaecological surgery. The Cochrane Database of Systematic Reviews 2008, Issue 2. Art. No.: CD000475. DOI: 10.
1002/14651858.CD000475.pub2.
54. Kikuchi I, Kumakiri J, Kuroda K, Matsuoka S, Kitade M, Takeda S. A novel modification of traditional 2-port laparoscopic
surgery using a 5-mm flexible scope. J Minim Invasive Gynecol 2009;16:734–8.
55. Kim YW, Park BJ, Ro DY, Kim TE. Single-port laparoscopic myomectomy using a new single-port transumbilical morcellation
system: initial clinical study. J Minim Invasive Gynecol 2010;17:587–92.
56. Falcone T. Single port/single site laparoscopic procedures. Fertil Steril 2012;98:816–7.
57. Nezhat C, Lavie O, Hsu S, Watson J, Barnett O, Lemyre M. Robotic-assisted laparoscopic myomectomy compared with
standard laparoscopic myomectomy—a retrospective matched control study. Fertil Steril 2009;91:556–9.
58. Kalogiannidis I, Prapas N, Xiromeritis P, Prapas Y. Laparoscopically assisted myomectomy versus abdominal myomectomy in
short-term outcomes: a prospective study. Arch Gynecol Obstet 2010;281:865–70.
59. Advincula AP, Song A, Burke W, Reynolds RK. Preliminary experience with robot-assisted laparoscopic myomectomy. J Am
Assoc Gynecol Laparosc 2004;11:511–8.
60. Nezhat C, Nezhat F, Bess O, Nezhat CH, Mashiach R. Laparoscopically assisted myomectomy: a report of a new technique in
57 cases. Int J Fertil Menopausal Stud 1994;39:39–44.
61. Bedient CE, Marina JF, Noble BN, Kho RM. Comparison of robotic and laparoscopic myomectomy. Am J Obstet Gynecol
2009;201:566.el–5.
62. Gargiulo A, Srouji S, Missmer S, Correia K, Vellinga T, Einarsson J. Robot-assisted laparoscopic myomectomy compared with
standard laparoscopic myomectomy. Obstet Gynecol 2012;120:284–91.
63. Ascher-Walsh CJ, Capes TL. Robot-assisted laparoscopic myomectomy is an improvement over laparotomy in women with a
limited number of myomas. J Minim Invasive Gynecol 2010;17:306–10.
64. Behera MA, Likes CE, Judd JP, Barnett JC, Havrilesky LJ, Wu JM. Cost analysis of abdominal, laparoscopic and robotic-assisted
myomectomies. J Minim Invasive Gynecol 2012;19:52–7.
65. Lonnerfors C, Persson J. Robot-assisted laparoscopic myomectomy; a feasible technique for removal of unfavorably
localized myomas. Acta Obstet Gynecol Scand 2009;88:994–9.
66. George A, Eisenstein D, Wegienka G. Analysis of the impact of body mass index on the surgical outcomes after robotassisted laparoscopic myomectomy. J Minim Invasive Gynecol 2009; 16:730–3.
67. Lonnerfors C, Persson J. Pregnancy following robot-assisted laparoscopic myomectomy in women with deep intramural
myomas. Acta Obstet Gynecol Scand 2011;90:972–7.
68. Chen I, Motan T, Kiddoo D. Gonadotropin-releasing hormone agonist in laparoscopic myomectomy: systematic review and
meta-analysis of randomized controlled trials. J Minim Invasive Gynecol 2011;18:303–9.
69. Kalogiannidis I, Xiromeritis P, Prapas N, Prapas Y. Intravaginal misoprostol reduces intraoperative blood loss in minimally
invasive myomectomy: a randomized clinical trial. Clin Exp Obstet Gynecol 2010;38:46–9.
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Español
Obstetrics & Gynecology
20
70. Alborzi S, Ghannadan E, Alborzi M. A comparison of combined laparoscopic uterine artery ligation and myomectomy versus
laparoscopic myomectomy in treatment of symptomatic myoma. Fertil Steril 2009;92:742–7.
71. Bae JH, Chong GO, Seong WJ, Hong DG, Lee YS. Benefit of uterine artery ligation in laparoscopic myomectomy. Fertil Steril
2011;95:775–8.
72. Wang PH, Liu WM, Fuh JL, Chao HT, Chao KC, Yuan CC. Laparoscopic uterine vessel occlusion in the treatment of women
with symptomatic uterine myomas with and without adding laparoscopic myomectomy: 4-year results. J Minim Invasive
Gynecol 2008;15:712–8.
73. Chang WC, Chou LY, Chang DY, Huang PS, Huang SC, Chen SY, et al. Simultaneous laparoscopic uterine artery ligation and
laparoscopic myomectomy for symptomatic uterine myomas with and without in situ morcellation. Hum Reprod 2011;26:1735–
40.
74. Kho KA, Nezhat C. Parasitic myomas. Obstet Gynecol 2009; 114:611–5.
75. Parker WH, Einarsson J, Istre O, Dubuisson JB. Risk factors for uterine rupture after laparoscopic myomectomy. J Minim
Invasive Gynecol 2010;17:551–4.
76. Pitter MC, Gargiulo AR, Bonaventura LM, Lehman JS, Srouji SS. Pregnancy outcomes following robot-assisted myomectomy.
Hum Reprod 2013;28:99–108.
Falcone y Parker Manejo Quirúrgico de Leiomiomas para Fertilidad o Conservación del Útero
(Obstet Gynecol 2013;121:856–68)
© 2013 The American College of Obstetricians and Gynecologists
www.greenjournal.org
Descargar