Diario La Ley, núm. 8619, Sección Tribuna (6 de octubre de 2015)

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Comentario crítico de las modificaciones introducidas en el procedimiento de ejecución
hipotecaria por la Ley 19/2015, de 13 de julio
M.ª José ACHÓN BRUÑÉN
Doctora en Derecho Procesal
Diario La Ley, Nº 8619, Sección Tribuna, 6 de Octubre de 2015, Ref. D-363, Editorial LA LEY
LA LEY 5573/2015
I. POSIBILIDAD DE FIJAR EN LA ESCRITURA DE HIPOTECA UNA DIRECCIÓN ELECTRÓNICA
PARA ACTOS DE COMUNICACIÓN
El primer precepto modificado dentro el procedimiento hipotecario ha sido el art. 682.2.2.ª de la LEC
en el que se ha introducido la posibilidad de que en la escritura de hipoteca se incluya una dirección
electrónica a los efectos de recibir actos de comunicación. Las notificaciones de este modo deberán
realizarse de forma acumulativa y no alternativa a las personales; si bien, el cómputo de los plazos
se realizará a partir del día siguiente de la primera que haya resultado positiva, pues así se dispone
en el apartado segundo del art. 660.1 de la LEC al que remite a su vez el mentado precepto.
Dicha remisión normativa no debe llevar a confusión, pues lo es a los solos efectos de la eficacia de
las comunicaciones realizadas en una dirección electrónica. La confusión podría venir porque el art.
660.1 se refiere a las notificaciones que se deben practicar conforme a los arts 659 y 657 de la LEC
y resulta conflictivo si este último precepto se aplica en la ejecución hipotecaria.
El art. 657 dispone que el Secretario Judicial debe solicitar información a los acreedores que consten
con anterioridad en el Registro y al ejecutado para que informen sobre la subsistencia de las cargas
anteriores y su actual cuantía en aras de actualizar el valor de tasación del inmueble ( art. 666 de la
LEC). Un sector doctrinal (1) y jurisprudencial (2) considera que puesto que el art. 682.2.1.º de la
LEC contempla como una especialidad en el procedimiento hipotecario que las partes pacten en la
escritura de constitución de la hipoteca el precio de subasta, es este valor el que opera como precio
de salida, sin que el Secretario Judicial deba atender a la minoración o desaparición de cargas
anmteriores. No obstante, otro sector (3) se muestra a favor de practicar liquidación de cargas en
el procedimiento hipotecario y de modificar el valor de subasta del bien si las cargas anteriores a la
hipoteca hubieran desaparecido o disminuido. A estos efectos, se alega que el art. 682.2.1.º, al
determinar la necesidad de establecer la tasación del bien en la escritura de hipoteca, equivale al art.
637 de la LEC que contempla el modo de tasar el bien en la ejecución ordinaria, pero no deja sin
efecto lo dispuesto en los arts. 657 y 666 de la LEC, los cuales se deben considerar aplicables dado
que el art. 681, que encabeza la regulación del procedimiento hipotecario, remite a lo dispuesto en
la ejecución dineraria en todo lo no previsto en la misma.
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A nuestro juicio, en el procedimiento hipotecario no resulta descabellado solicitar información
acerca de la minoración o extinción de cargas anteriores sino a efectos de practicar la
oportuna liquidación de cargas sí al menos para su constancia en el portal de subastas
judiciales, pues resulta paradójico que en la Ley 19/2015 el legislador muestre un especial empeño
en que la información registral se encuentre continuamente actualizada y a disposición de los
postores, siendo que el propio Registro puede hallarse desactualizado, al figurar en el mismo cargas
que garanticen créditos que han podido minorarse o incluso no subsistir.
En todo caso, la posibilidad de que el ejecutado fije en la escritura de hipoteca una dirección
electrónica no exime de señalar un domicilio a efectos de actos de comunicación, el cual
continúa siendo un requisito sine qua non para que se pueda iniciar un procedimiento
hipotecario (4) , pues en otro caso aunque la hipoteca sería inscribible en el Registro no constituiría
título hábil para ejercitar la acción real.
El art. 683 de la LEC facilita que el deudor y el hipotecante no deudor puedan cambiar el domicilio
inicialmente designado en la escritura de hipoteca para la práctica de notificaciones y requerimientos,
habiendose añadido en esta ley de reforma la exigencia de acreditar la notificación fehaciente al
acreedor de la modificación; debiendo hacer constar el cambio en el Registro por nota al margen de
la inscripción de hipoteca, bien mediante instancia con firma legitimada o ratificada ante el
Registrador, bien mediante instancia presentada telemáticamente, garantizada con certificado
reconocido de firma electrónica, o bien mediante acta notarial, lo que se muestra acorde con lo
previsto en el art. 226.1 del RH.
II. NECESIDAD DE NOTIFICAR AL FIADOR Y AVALISTA LA DEMANDA EJECUTIVA COMO
REQUISITO PARA INICIAR CONTRA ELLOS UN PROCEDIMIENTO DE EJECUCIÓN ORDINARIA
EX ARTÍCULO 579 LEC
El legislador ha introducido en el art. 685 de la LEC un párrafo quinto en que se prevé que a los
efectos previstos en el apartado 1 del art. 579 será necesario, para que pueda despacharse
ejecución por la cantidad que falte y contra quienes proceda, que se les haya notificado la demanda
ejecutiva inicial, pudiendo ser practicada dicha notificación por el Procurador de la parte ejecutante si
así lo solicita o cuando, atendiendo a las circunstancias, lo acuerde el Secretario judicial.
Con esta reforma a nuestro parecer se zanja la polémica acerca de la innecesariedad de
demandar al fiador en el procedimiento hipotecario (5) resultando tan sólo preciso notificarle la
demanda ejecutiva para no ocasionarle indefensión si se pretende dirigir contra el un procedimiento
de ejecución ordinario ex art. 579 LEC, si resulta insuficiente la garantía hipotecaria.
Se introduce como novedad que el Procurador del ejecutante puede practicar dicha notificación no
sólo cuando lo solicite expresamente (lo que se halla en coherencia con el art. 152 de la LEC) sino
también cuando, aun no pidiéndolo, el Secretario Judicial, atendiendo a las circunstancias, lo
acuerde, supuesto este último que, en que entendemos que dicha diligencia debería incluirse en
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la tasación de costas por ser una actuación impuesta y no meramente facultativa del
Procurador ( art. 243 de la LEC).
Otra novedad que beneficia a avalistas y a fiadores es que frente a ellos no podrán reclamarse los
intereses de demora devengados en la tramitación del procedimiento hipotecario inicial.
III. MODIFICACIÓN DEL REQUERIMIENTO EXTRAJUDICIAL DE PAGO
En el art. 686 de la LEC se ha modificado el requerimiento extrajudicial de pago que el Notario ya no
puede practicar ni en la persona de un pariente mayor de 14 años (sino que en todo caso debe ser
mayor de edad) ni tampoco al vecino o portero (pues fuera del domicilio tan sólo se permite
practicar el requerimiento con el propio destinatario y dentro del mismo con la persona que en éste
se hallare que manifieste tener una relación personal o laboral con él.
A su vez se realiza una matización que con anterioridad no existía, pues en el caso de que el
destinatario sea una persona jurídica el Notario entenderá la diligencia con una persona mayor de
edad que se encontrare en el domicilio señalado en el Registro y que forme parte del órgano de
administración con facultades suficientes o que a juicio del Notario actúe notoriamente como
encargada por la persona jurídica para recibir actos de comunicación fehacientes en su interés.
Por lo demás, y en relación con el requerimiento judicial, con la nueva regulación se ha solventado
algunos problemas, pero se han mantenido otros. Así, el anterior párrafo tercero del art. 686
establecía que «Intentado sin efecto el requerimiento en el domicilio que resulte del Registro, no
pudiendo ser realizado el mismo con las personas a las que se refiere el apartado anterior, se
procederá a ordenar la publicación de edictos en la forma prevista en el art. 164 de esta ley». Con
dicha redacción al referirse el precepto a intentar el requerimiento judicial en las personas a que se
refería «el apartado anterior» (relativo al requerimiento notarial), parecía permitir practicar el mismo
con el vecino (dado que con éste se podía realizar el requerimiento extrajudicial con anterioridad), lo
que no se cohonestaba con lo previsto en el art. 161.3 de la LEC que, con carácter general, al
regular los actos judiciales de comunicación mediante entrega no contempla al vecino entre las
personas con las que se puede entender la diligencia (6) . Con la redacción actual dicho problema
ya no existe aunque el precepto sigue refiriéndose impropiamente a la imposibilidad de
practicar el requerimiento judicial con «las personas del apartado anterior» (relativo al
requerimiento notarial) siendo que a nuestro juicio se deberá referir a la imposibilidad de
practicarlo con «las personas a las que se refiere el art. 161.3 de la LEC» (que es el
precepto específico para los actos de comunicación judicial mediante entrega) (7) y que tiene
un contenido muy distinto, ya que en este precepto se permite practicar el acto con cualquier
empleado, familiar o persona con la que conviva el interesado, mayor de 14 años, que se encuentre
en el lugar, o con el conserje de la finca, mientras que el requerimiento notarial sólo se puede
efectuar, a falta del interesado, con la persona mayor de edad que se encuentre en el domicilio que
manifieste tener con el mismo una relación laboral o personal.
IV. EXIGENCIA DE AGOTAR LOS MEDIOS DE AVERIGUACIÓN DEL PARADERO DEL EJECUTADO
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ANTES DE ACUDIR AL REQUERIMIENTO POR EDICTOS
El párrafo tercero del art. 686, añadido por la Ley 13/2009 de 3 de noviembre, planteaba la
cuestión de si antes de acudir a la vía edictal debían agotarse las averiguaciones establecidas en el
art. 156 LEC en aras de localizar el actual paradero del demandado.
Algunas resoluciones de la jurisprudencia menor (8) llegaron a considerar que intentada la
notificación en el domicilio designado en la escritura de hipoteca, no se precisaban más
averiguaciones, siendo imputable al deudor el no haber avisado de su cambio de domicilio, dada la
posibilidad de cambiar el mismo ( art. 683 LEC) No obstante, esta interpretación no se conciliaba
con la doctrina del Tribunal Constitucional (9) , según la cual el órgano judicial debe averiguar por
todos los medios que tenga a su alcance el actual paradero del ejecutado antes de acudir a la vía
edictal.
En la STC de 20 de mayo de 2013 (rec. 6076/2012, BOE de 18 de junio de 2013) nuestro Alto
Tribunal estableció que el tenor literal del art. 686.3 LEC presentaba un riesgo de conflicto con el
derecho a la tutela judicial efectiva del art. 24.1 CE según la interpretación uniforme de dicho
Tribunal en materia de actos de comunicación y acceso al proceso; no obstante, el TC no lo declaró
inconstitucional sino que consideró que procedía realizar una interpretación secundum
constitutionem de dicho precepto.
En parecidos términos, en la STC de 21 de julio de 2014 estableció que tras las reformas de los
arts. 155 y 156 llevadas a cabo por las Leyes 13/2009, de 3 de noviembre y 19/2009, de 23
noviembre no se podía considerar que la LEC no exigiera realizar averiguaciones si el deudor se
encontraba en paradero desconocido, ya que la doctrina constitucional en materia de
emplazamientos estaba muy consolidada y no podía verse interferida por dichas reformas
procesales, las cuales habían de interpretarse integrando su contenido con la doctrina de dicho
Tribunal relativa a la subsidiariedad de la comunicación edictal.
Afortunadamente, el legislador se ha hecho eco de dichos postulados y en la reforma de la LEC por
la Ley 19/2015, de 13 de julio ha modificado el art. 686 estableciendo en su párrafo tercero que
intentado sin efecto el requerimiento en el domicilio que resulte del Registro, es necesario realizar las
averiguaciones pertinentes para determinar el domicilio «del deudor» y sólo tras las cuales
procederá ordenar la publicación por edictos. De todos modos, la redacción no es muy correcta,
pues mejor hubiera sido que se hubiera dicho para determinar el domicilio «del ejecutado»
dado que el hipotecante no deudor y el tercer poseedor también pueden ser demandados en este
proceso y no sería justo que respecto de ellos no se realizaran las averiguaciones oportunas acerca
de su paradero.
En todo caso, conforme a la doctrina fijada por el Tribunal Constitucional, la nueva regulación
no ha de interpretarse en el sentido de exigir al órgano judicial una desmedida labor de
indagación sobre el verdadero domicilio del ejecutado, pues ello conduciría más bien a la
indebida restricción de los derechos de defensa de las demás partes personadas en el proceso
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(10) .
Para que quepa apreciar la existencia de una posible indefensión contraria al art. 24.1 CE, no basta
con que se haya producido la transgresión de una norma procesal, en este caso las que rigen la
comunicación edictal de los demandados en el proceso civil, sino que es necesaria la concurrencia de
otros requisitos.
En primer lugar, la indefensión ha de ser efectiva y no meramente formal, lo que implica que el
defecto procesal haya supuesto un perjuicio real para el demandado en sus posibilidades de defensa.
En segundo lugar, es necesario que la indefensión padecida no sea imputable a la propia voluntad o
a la falta de diligencia del demandado, pues si la parte afectada tiene conocimiento por cualquier
medio, aunque sea ajeno al proceso, de la tramitación del juicio, la diligencia exigible en la defensa
de sus intereses la obliga a personarse en el procedimiento, subsanando la posible infracción del
órgano judicial, ya que está vedado que sostenga una denuncia constitucional de indefensión quien,
por su actitud pasiva o negligente, coadyuvó a su producción al no comparecer estando a tiempo de
hacerlo, pese a tener conocimiento del proceso por cauces distintos a su emplazamiento personal o
haberlo podido tener si hubiera empleado una mínima diligencia (11) .
De todos modos, como pone de relieve el Tribunal Supremo (12) y la DGRN (13) , con cita de la
doctrina del Tribunal Constitucional (14) , el conocimiento tardío de la existencia del procedimiento
no puede subsanar el defecto de la falta del previo requerimiento.
V. MODIFICACIONES EN RELACIÓN A LA SUBASTA DE BIENES HIPOTECADOS
Además de la preceptividad de realizar todas las subastas de forma telemática (a cuyos problemas
nos hemos referido en profundidad en otro artículo publicado en esta misma revista), se ha
modificado el plazo mínimo para que la subasta pueda celebrarse que ya no es de treinta días sino
de veinte desde que tuvieron lugar el requerimiento y las notificaciones a los terceros poseedores
cuya existencia resulte de la certificación de cargas y que no hubieran sido requeridos notarial ni
judicialmente ( art. 691 de la LEC). La modificación de este plazo repercute también en el
concedido al deudor en el requerimiento de pago, pues ante la falta de previsión específica al
respecto, en la práctica resulta habitual conceder el mismo plazo que para poder celebrar la subasta.
El problema es que el legislador olvida de nuevo establecer un plazo para encargar la venta
a persona o entidad especializada o para convocar una comparecencia a fin de llegar a un
convenio de realización; no obstante, entendemos que si es el ejecutante el que solicita la
enajenación por estos medios alternativos también deberá transcurrir el plazo de veinte días.
Distinto será el supuesto de que fuere el ejecutado el que tomara la iniciativa o que el convenio de
realización tuviere como fin evitar la enajenación del bien, pues dado que dicho plazo está previsto
en beneficio del ejecutado, su aplicación podría flexibilizarse.
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La subasta se anunciará y publicará de la misma forma que la de los bienes inmuebles embargados,
es decir se anunciará en el BOE y se publicará en el Portal de Subastas Judiciales. Con anterioridad a
la reforma de la LEC por la Ley 19/2015, de 13 de julio, el art. 691.2 establecía que la subasta se
debía notificar al deudor, con al menos 20 días de antelación, en el domicilio que constara en el
Registro o, en su caso, en la forma en que se hubiera practicado el requerimiento de pago, por lo
que si el mismo se había practicado por edictos, sin más trámites y sin ninguna averiguación previa
acerca del paradero del ejecutado, el texto legal autorizaba a practicar de la misma forma la
notificación de la subasta, lo que resultaba cuestionable a la luz del derecho de defensa. A nuestro
juicio, la situación ha empeorado tras la reforma de la LEC por la Ley 19/2015, de 13 de
julio, ya que conforme a una doble remisión normativa de los arts. 691 al 667 y de este al art. 645
el anuncio de la subasta en el BOE sirve de notificación al ejecutado no personado, por lo que
aunque se conozca su paradero no se le notifica la subasta en el domicilio que consta en el
Registro para actos de comunicación y menos todavía en la propia finca objeto de hipoteca
como se establecía con más acierto en el art. 131.7 de la LH (en su redacción previa a la vigente
LEC 1/2000), lo que a nuestro modo de ver resulta harto criticable máxime cuando ha podido
transcurrir un lapso de tiempo considerable desde el requerimiento inicial de pago hasta la subasta
por lo que incluso pueden estar poseyendo el inmueble terceros ocupantes a los que sería oportuno
requerir sus títulos de posesión.
En nuestra opinión, no cobra mucho sentido que se exija la fijación de un domicilio en la
escritura de hipoteca para la práctica de actos de comunicación y que, obviando el mismo,
se considere correctamente notificado el ejecutado no personado con el anuncio de la
subasta en el BOE, pues a nadie se oculta que el ciudadano medio no consulta normalmente dicho
periódico oficial, por lo que puede llegar a subastarse el inmueble hipotecado sin su conocimiento
Asimismo, dicho desconocimiento puede limitar los derechos que la ley le otorga; así, el art. 693.3
dispone que en el caso de que hubiera vencido toda la deuda por impago de tres o más
mensualidades el ejecutado podrá liberar el bien (con consentimiento del acreedor, salvo en caso de
vivienda habitual) consignando la cantidad exacta que por principal e intereses estuviera vencida en
la fecha de presentación de la demanda, incrementada, en su caso, con los vencimientos del
préstamo y los intereses de demora que se vayan produciendo a lo largo del procedimiento y
resulten impagados en todo o parte. El problema es que para ejercitar dicho derecho el ejecutado
sólo dispone hasta el día en que se cierre la subasta y con la publicación en el BOE de la fecha de la
misma el legislador está obstaculizando dicho conocimiento.
En el supuesto de que el deudor fuera declarado en concurso durante el plazo en que esté abierta la
licitación electrónica tanto en la ejecución ordinaria como en la hipotecaria el Secretario Judicial
deberá suspender la subasta, comunicándolo inmediatamente al Portal de Subastas (art. 649.1.II
LEC), pero en el procedimiento hipotecario la suspensión de la licitación no tiene por qué
derivar en dejar sin efecto la misma, como ocurre en todo caso en la ejecución ordinaria,
sino que podrá reanudarla (si no han pasado más de 15 días) o convocar una nueva en otro caso,
cuando reciba testimonio de la resolución del Juez de lo Mercantil en que conste que los bienes o
derechos no son necesarios para la continuidad de la actividad profesional o empresarial del deudor,
lo que se cohonesta con lo dispuesto en el art. 56.2 de la LC dado que los acreedores con garantía
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real ostentan una especial protección para cobrarse sobre los bienes del concursado,
concediéndoseles la facultad de continuar su procedimiento cuando los bienes sobre los que
recayeren las garantías no fueren necesarios para la actividad profesional o empresarial del deudor o
a una unidad productiva de su titularidad.
VI. NECESIDAD DE CONSTANCIA REGISTRAL DE LAS CLÁUSULAS A QUE SE REFIERE EL
ARTÍCULO 693 DE LA LEC
A nuestro juicio, resulta muy acertado que en el art. 693 de la LEC se haya vuelto a incluir la
necesidad de hacer constar en el Registro tanto el pacto por el cual por impago de tres plazos
mensuales se puede enajenar el inmueble para pagar al acreedor su importe, como la cláusula de
vencimiento anticipado de toda la obligación en caso de no abonar al menos tres meses, ya que la
eliminación de su reflejo registral —que fue fruto de la reforma del precepto por la Ley 1/2013, del
14 de mayo— no resultaba acorde con lo previsto en el art. 130 de la LH conforme al cual «El
procedimiento de ejecución directa contra los bienes hipotecados sólo podrá ejercitarse como
realización de una hipoteca inscrita, sobre la base de aquellos extremos contenidos en el título que
se hayan recogido en el asiento respectivo» (15) . Afortunadamente, el legislador se ha dado
cuenta de dicho lapsus y ha vuelto a incluir la necesidad de la constancia registral de dichas cláusulas
en la reciente reforma de la LEC por la Ley 19/2015, de 13 de julio.
VII. AMPLIACIÓN DEL PLAZO PARA LIBERAR EL BIEN EN CASO DE VENCIMIENTO
ANTICIPADO POR IMPAGO DE AL MENOS TRES MENSUALIDADES
Con anterioridad a la reforma del art. 693.3 por la Ley 19/2015, de 13 de julio, en caso de
vencimiento anticipado por el impago de al menos tres mensualidades, el deudor podía liberar el bien
hasta el día señalado para la celebración de la subasta mediante la consignación de la cantidad
exacta que por principal e intereses estuviere vencida en la fecha de presentación de la demanda,
incrementada, en su caso, con los vencimientos del préstamo y los intereses de demora
devengados a lo largo del procedimiento (16) .
Tras esta ley de reforma el dies ad quem para dicha liberación se ha fijado en el cierre de la
subasta, por lo que el plazo se ha incrementado, ya que se puede liberar el bien no sólo hasta
que comience sino hasta que termine, lo cual es un plazo más dilatado, máxime teniendo en cuenta
que con la nueva regulación las subastas tienen una duración de veinte días naturales.
La ampliación de dicho plazo resulta acertada, aunque no se alcanza a comprender que siga
siendo menor que el previsto con carácter general en el art. 670.7 de la LEC, conforme al
cual el ejecutado puede liberar sus bienes pagando todo lo adecuado «en cualquier momento
anterior a la aprobación del remate o de la adjudicación al acreedor».
Con base en este último precepto, en el procedimiento de ejecucion ordinaria el dies ad quem para
la liberación es la fecha del decreto de aprobación del remate (con independencia de su notificación
o firmeza) o hasta que se dicte decreto de adjudicación si fuere el ejecutante el que se lo hubiere
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adjudicado en los casos legalmente previstos ( art. 670.3 y 4 y 671 de la LEC), dado que en este
supuesto no se dicta decreto de aprobación del remate; sin embargo, si el ejecutante adquiere el
bien en subasta, como se dictará un primer decreto de aprobación del remate y un segundo de
adjudicación, será el primero el que, a pesar del confuso tenor del precepto, constituye el dies ad
quem para liberar el bien.
Bien es cierto que en una primera aproximación, pudiera parecer que el plazo contemplado en los
arts. 693.3 y 670.7 LEC es similar, pero dicha similitud es sólo aparente, pues si se analiza con
profundidad, difiere considerablemente; ya que aunque como regla general el decreto de aprobación
del remate se dicta en el mismo día o en el siguiente al del cierre de la subasta, puede ocurrir que
por múltiples eventualidades (no ofrecer ningún postor el mínimo exigido, no haber más que
posturas de pago a plazos, quedar desierta la subasta etc.) la aprobación del remate o la
adjudicación al acreedor se produzca en un momento muy posterior al cierre de la subasta.
A nuestro juicio, no se entiende que el texto legal contemple esta diversidad en los plazos de
liberación, pues donde existe la misma razón deben regir los mismos principios.
Por lo demás, el art. 693 de la LEC olvida que el bien hipotecado no sólo puede ser objeto de
subasta, sino que también el ejecutante puede solicitar su administración o posesión interina o
cualquier otro mecanismo de enajenación forzosa distinto a la subasta (convenio de realización o
venta por persona o entidad especializada), sin embargo, dicho precepto tan solo prevé la
facultad de liberar el bien «antes del cierre de la subasta».
Asimismo, consideramos reprobable que el art. 693.3 conceda la posibilidad de liberar el
bien sólo al «deudor» en vez de a todo «ejecutado». En nuestra opinión, se debería haber
reformado el precepto haciendo constar que todo ejecutado puede liberar el bien, al igual que se ha
hecho en el art. 670.7 (dentro de la ejecución ordinaria). Bien es cierto que el art. 693.3 también
permite a un tercero realizar el pago pero en este caso se exige siempre el consentimiento del
acreedor; además, hay que tener en cuenta que el hipotecante no deudor y el tercer poseedor no
son deudores pero tampoco terceros, ya que son ejecutados, por lo que no se entiende que el
legislador haya modificado el art. 670.7 permitiendo a todo ejecutado (y no sólo al deudor como se
decía antes) liberar el bien pagando todo lo debido al ejecutante por principal, costas e intereses y
que no haya realizado idéntica modificación en el art. 693.3 permitiendo al tercer poseedor y al
hipotecante no deudor liberar su vivienda habitual sin el consentimiento del ejecutante.
(1)
AAP de Madrid, Sección 18.ª, de 6 de febrero de 2007, rec. 733/2006 «Por ello si la finalidad del
art. 666 LEC es la regulación de la forma en que han de valorarse los bienes inmuebles para su
subasta, es claro que tal precepto es de carácter general en la ejecución pero inaplicable cuando
existe norma específica para la ejecución hipotecaria que exige que el precio a efectos de subasta
esté determinado en la escritura de manera que sin tal requisito no sería adecuado ese
procedimiento, el cual solo podrá concluir de forma anormal, sin perjuicio de las reglas generales
aplicables a todo proceso en el supuesto previsto en el art. 688.3 LEC».
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En parecidos términos:
AAAP de A Coruña, Sección 4.ª, de 24 de abril de 2006; Madrid, Sección 18.ª, de 5 de febrero de
2007 y Sección 8.ª, de 1 de febrero de 2010, rec. 119/2009.
Ver Texto
(2)
Cfr. MONSERRAT MOLINA, P. E. «Aplicación del Art. 666 de la LEC a la ejecución sobre bienes
hipotecados». Práctica de Tribunales, núm. 51, julio-agosto. 2008, pág. 48 y ss. Este autor
considera que cuando el art. 682 de la LEC exige que en la escritura de constitución de la hipoteca
se determine el precio en que los interesados tasan la finca o bien hipotecado para que «sirva» de
tipo en la subasta, dicha expresión es sinónima a que «sea» el tipo de la subasta.
MONTERO AROCA, J. Tratado de ejecuciones hipotecarias. Ed. Tirant lo Blanch. Valencia. 2009,
pág. 355. Este profesor se muestra en contra de que el art. 666 se aplique a la ejecución
hipotecaria partiendo del argumento de la literalidad del art. 682.2.1.º de la LEC que establece que
en la escritura de constitución de la hipoteca se debe determinar el precio en que los interesados
tasan la finca o bien hipotecado, para que sirva de tipo en la subasta.
MARTÍNEZ DE SANTOS, A. Cuestiones prácticas sobre la vía de apremio en el proceso de ejecución
civil. Editorial LA LEY, Madrid. 2010. Págs. 280 y 281 y en Sobre la ejecución hipotecaria
inmobiliaria ¿puede evitarse la ruina del ejecutado? Ed. Foro Jurídico. Valencia. 2013, pág. 80 y ss.
En opinión de este autor la liquidación de cargas no se debe realizar en las ejecuciones
hipotecarias.
Ver Texto
(3)
El Auto de la AP de Burgos, Sección 3.ª, de 27 de octubre de 2003 considera aplicable el art. 666
de la LEC a la ejecución hipotecaria.
Opinión similar mantienen:
BLASCO GASCÓ, F. La hipoteca inmobiliaria y el crédito hipotecario. Ed. Tirant lo Blanch Tratados.
Valencia. 2000. Pág. 468.
FAJARDO FERNÁNDEZ, J. «Comentario al artículo 692». Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento
Civil. Coordinadores CORDÓN MORENO, F.; ARMENTA DEU, T.; MUERZA ESPARZA, J. y TAPIA
FERNÁNDEZ, I. Ed. Thomson Reuters Aranzadi. Elcano (Navarra). 2001, pág. 536.
RIVES SEVA, J. M. «Tasación de bienes sujetos a ejecución hipotecaria». Práctica de Tribunales,
núm. 22, diciembre 2005, pág. 43.
BERNABÉU PÉREZ, I. C. «La aplicación del artículo 666 a la ejecución hipotecaria». Práctica de
Tribunales, núm. 43. noviembre, 2007, pág. 67.
ADÁN
DOMENECH,
F. «Aspectos problemáticos de la ejecución hipotecaria. Una visión
jurisprudencia». La ejecución Civil. Problemas actuales. Coordinadores CACHÓN CADENAS, M. y
PICÓ JUNOY, J. Ed. Atelier. Barcelona. 2008. pág. 260 y en «La práctica forense de la ejecución
hipotecaria. Respuestas a sus principales problemas de aplicación». Revista de Derecho Bancario y
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Bursatil, abril-junio. 2009, págs. 163 y ss.
VVAA. Manual de actuaciones frente a la ejecución hipotecaria inminente. Directores IZQUIERDO
BLANCO, P. y PICÓ I JUNOY, J. Ed. Bosch. Barcelona. 2014, pág. 62 y ss.
Ver Texto
(4)
RRDGRN de 7 de febrero de 2001, 9 de julio de 2001, 14 de enero de 2008 y 30 de junio de
2014.
Ver Texto
(5)
En contra de que se debiera demandar al fiador personal en el procedimiento hipotecario se
mostraban la mayoría de las resoluciones de las Audiencias:
AAAP de Cuenca, Sección 1.ª, de 17 de abril de 2012, recurso 310/2011 Barcelona, Sección 11.ª,
de 30 de enero de 2012, recurso 799/2011; Madrid, Sección 11.ª, de 28 de septiembre de 2011,
recurso 197/2011; Zaragoza, Sección 2.ª, de 21 de junio de 2011, recurso 231/2011;
Guadalajara de 14 de junio de 2011, recurso 103/2011; Madrid, Sección 25.ª, de 07 de junio de
2011, recurso 99/2011; Madrid, Sección 8.ª, de 23 de mayo de 2011, recurso 676/2010;
Bizkaia, Sección 4.ª, de 16 de marzo de 2011, recurso 845/2010; Zaragoza, Sección 4.ª, de 16
de diciembre de 2010, rec. 477/2010; Granada, Sección 3.ª, de 7 de noviembre de 2010;
Barcelona, Sección 1.ª, de 23 de febrero de 2010, recurso 495/2009; Las Palmas, Sección 4.ª,
de 19 de julio de 2007, recurso 701/2006.
En el Auto AP Santa Cruz de Tenerife, Sec. 3.ª, 28 de septiembre de 2011 se llega a declarar la
nulidad de actuaciones por haberse despachado ejecución en una ejecución hipotecaria contra el
fiador.
No obstante, en sentido contrario, y a favor de demandar al fiador en el procedimiento hipotecario
se ha alegado que aunque el art. 685 LEC no lo menciona expresamente tampoco lo excluye dado
que no se refiere al deudor «principal» sino tan sólo a demandar al deudor, lo que engloba a aquel
que está obligado al pago de la deuda, a lo que se une que en este proceso no existe ninguna
norma que excluya la aplicación del art. 538.2.2 LEC y en dicho precepto se contempla la
posibilidad de demandar a quien, sin figurar como deudor en el título ejecutivo, responda
personalmente de la deuda en virtud de afianzamiento acreditado mediante documento público
(AAP de Barcelona, Sección 19.ª, de 31 de octubre de 2012, rec. 544/2012.)
Ver Texto
(6)
Cfr. CALLEJO CARRIÓN, S. DE PRADA RODRÍGUEZ, M. «El requerimiento de pago en el proceso de
ejecución hipotecaria (A propósito de la STS de 13 de marzo de 2014)». A.C. núm. 2 febrero.
2015, pág. 54. Estas autoras con buen criterio manifestaron a este respecto que el hecho de que
alguien incurra en mora en su relación crediticia con el banco y que por ello se haya incoado un
procedimiento de ejecución hipotecaria es algo que no debe sobrepasar la esfera de lo íntimo y lo
privado, por lo que no debe trascender a personas como los vecinos.
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11/13
Ver Texto
(7)
El TS en su sentencia de 13 de marzo de 2014, rec. 755/2012. núm. de Sentencia: 144/2014,
núm. de Recurso: 755/2012 declara la nulidad de actuaciones en un caso en que el requerimiento
de pago no se hizo en ninguna de las personas que prevé el art. 161.3 de la LEC, considerando
este precepto aplicable al caso.
Ver Texto
(8)
SSAP de Valencia, Sec. 7.ª, 18 de marzo de 2005; Madrid, Sec. 12.ª, 12 de marzo de 2004.
AAAP de Valladolid, Sec. 3.ª, de 23 de noviembre de 2002; Barcelona, Sec. 11.ª, 24 de enero de
2007; Almería, Sección 2.ª, de 28 de marzo de 2012.
Ver Texto
(9)
SSTC 234/1988, de 2 de diciembre; 34/1999, de 22 de marzo; 149/2002, de 15 de julio;
138/2003, de 14 de julio; 245/2006, de 24 de julio; 40/2005, de 28 de febrero; 293/2005, de
21 de noviembre; 245/2006, de 24 de julio; 162/2004, de 4 de octubre; 104/2008, de 15 de
septiembre (LA LEY 128419/2008); 188/2008, de 24 de noviembre; 28/2010, de 27 de abril; de
20 de mayo de 2013 (rec. 6076/2012, BOE de 18 de junio de 2013).
Ver Texto
(10)
SSTC 219/1999, de 29 de noviembre y de 4 de octubre de 2004.
Ver Texto
(11)
STC 149/2002, de 15 de julio.
STS, Sala de lo Civil, Sección 1.ª, Sentencia num. 1159/2004 de 3 diciembre: «es jurisprudencia
de esta Sala, sentando como principio general el del rigor formal del procedimiento judicial de
ejecución hipotecaria, que su extraordinaria limitación de cognición procesal exige en contrapartida
una escrupulosa observancia de los requisitos formales legalmente establecidos, por lo que
constituye causa de nulidad la infracción tanto de la regla 3.ª del art. 131 como, sobre todo, la del
párrafo último de su regla 7.ª, excluyéndose únicamente los casos en que el demandante de
nulidad hubiera tenido efectivo conocimiento extraprocesal de la existencia del procedimiento o de
la celebración de la subasta, jurisprudencia a su vez refrendada por el Tribunal Constitucional en
sentencia 52/1998, de 3 de marzo (SSTS 7 de octubre de 2003 en recurso núm. 4285/1997,
citando a su vez la de 17 de junio de 1994; 25 de marzo de 2003 en recurso núm. 2448/1997,
citando por su parte la de 1 de junio de 1995 y la referida sentencia del TC; 13 de noviembre de
2001 en recurso núm. 2257/1996, con cita de la de 18 de marzo de 1992; y 17 de octubre de
2001 en recurso núm. 2164/1996, con cita de la de 24 de septiembre de 1999)».
Ver Texto
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12/13
(12)
SSTS de 2 de febrero de 2007y de 20 de junio de 2008.
Ver Texto
(13)
RDGRN de 30 de agosto de 2013.
Ver Texto
(14)
STC de 4 de junio de 1990.
Ver Texto
(15)
Cfr. MERINO ESCARTÍN, J. F. «Resumen de la Ley 1/2013 resumen de la ley 1/2013 de
protección
de
deudores
hipotecarios,
reestructuración
de
deuda
y
alquiler
social»
www.notariosyregistradores.com.
Ver Texto
(16)
STS, Sala Primera, 136/2009, de 5 de marzo, recurso 186/2004 (SP/SENT/451105): «Cuando
se ha practicado la subasta, la consignación del precio total e incluso la cesión a tercero, la
hipoteca ha sido totalmente ejecutada, la acción se ha consumado, no puede resucitar, es decir,
no puede ser enervada; se ha producido la perfección del acto transmisivo, a la espera de la
actividad judicial consistente en dictar el auto que será título bastante para la inscripción, como
dice la regla 17.ª; pero la acción hipotecaria está consumada y la hipoteca, ejecutada. Así, se
concluye que el momento final para la enervación de la acción hipotecaria, es el anterior a su
consumación, es decir, el anterior a la consignación del precio, tras la aprobación del remate».
Ver Texto
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13/13
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