“PROBLEMAS DE CONDUCTA. ORIENTACIONES PARA PADRES”

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I.S.S.N. 1989 – 4538
Depósito Legal: MU 1502-2009
Nº55 NOVIEMBRE 2014. ÉPOCA II
“PROBLEMAS DE CONDUCTA. ORIENTACIONES PARA PADRES” AUTORIA JUANA MARIA BARBA MARTINEZ TEMÁTICA
CONDUCTA, LIMITES, NORMAS, CONVIVIENCIA ETAPA EI, EP Resumen LOS NIÑOS NO SIEMPRE SE COMPORTAN COMO LOS PADRES QUSIERAN, Y CUANDO LOS PADRES NO LOGRAN MODIFICAR LOS HABITOS DE SUS HIJOS SE FUSTRAN, Y SE MUESTRAN INSEGUROS. LOS ORIENTADORES Y MAESTROS PUEDEN SER FIGURAS “CLAVE”, OFRECIENDO A LOS PADRES PAUTAS EDUCATIVAS ADECUADAS QUE LES AYUDEN A GANAR SEGURIDAD. Palabras clave Normas, límites, conducta, estilo educativo, elogio, castigo. Introducción La mayoría de los padres admiten en algún momento sentirse cansados y absorbidos, puesto que educar es un proceso costoso. Los niños demandan mucha atención, necesitan de cuidados, avanzan rápidamente… y los padres no siembre saben qué hacer en cada momento. Por todo ello, es imprescindible que desde los centros educativos se les ofrezca a los padres orientaciones y pautas educativas que les ayuden a ganar seguridad en la crianza de sus hijos, con el fin último de que fomenten y favorezcan el desarrollo integral de los mismos. Página 1
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Normas y límites Existen distintos tipos de normas: • Normas relacionadas con los hábitos y rutinas (la hora de levantarse, de comer, de ver la televisión…). Se estructuran con la repetición diaria. Cuando el niño sabe lo que tiene que hacer, le cuesta menos realizarlo. • Normas relacionadas con la convivencia y límites (no se pega, las cosas se piden por favor…). Su transmisión se realiza a través del lenguaje, pero no es necesario esperar a que los niños hablen para que las vayan escuchando. Para que las normas sean realmente útiles deben tener una serie de características: • Claras y sencillas. Si el niño es pequeño no dar demasiadas instrucciones porque puede que no las entienda. Cuando son mayores, si alargamos demasiado las normas estaremos sermoneándoles constantemente. • Coherentes. Las normas no pueden aplicarse de forma arbitraria, es decir se debe de reflexionar sobre ellas, evitando la improvisación. • Descritas con sus consecuencias. Las consecuencias deben definirse de forma clara y concisa para todos. • Firmes. Es importante usar un tono firme para transmitirle al niño la norma. El tono de voz que utilicemos influye, y no por hablar muy alto o de forma agresiva se conseguirá más efecto. • Para todos. Las normas deben ser cumplidas por todos los miembros de la familia, y los padres son un ejemplo a seguir. • Necesarias y suficientes. Se tienen que seleccionar aquellas normas que consideremos como especialmente importantes para la casa, porque un número elevado de normas no garantiza un mejor funcionamiento del hogar. • Adaptadas al grado de maduración de los niños. Hay que tener en cuenta el ritmo de desarrollo del niño a la hora de exigirle cosas. Si le pedimos de más puede aumentar su inseguridad, y si por el contrario se solicita de menos se favorece la sobreprotección. Página 2
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¿Quién pone las normas? Las normas debe ponerlas el adulto, y es muy importante que en su elaboración exista un consenso entre los adultos que educan al niño. Otro aspecto importante es que exista constancia en la aplicación de las normas. ¿Cómo y cuándo poner las normas? Las normas y rutinas deben estar presentes desde que el niño nace. Las necesidades básicas del bebé llevan consigo una serie de acciones que se van repitiendo diariamente. A medida que los niños van creciendo nos damos cuenta de que es necesario ponerles una serie de límites y normas. Técnicas básicas de disciplina Para Garber, S la disciplina significa “formar o enseñar, y combina tanto técnicas positivas como negativas”. Los padres suelen centrar su atención en lo que los niños realizan mal y no se dan cuenta de lo que hacen bien. Los niños requieren la atención de los padres. Si observan que sus conductas inadecuadas hacen que sus padres lo atiendan, usarán los medios negativos para conseguir dicho fin. ™ Los elogios Usar elogios concretos El propósito de elogiar es que aumente la conducta deseable, por lo que hay que poner énfasis en qué conducta concreta se persigue. Si elogiamos de forma concreta, el niño comprenderá mejor qué es lo que hace bien y tendremos más probabilidad que lo repita. Elogiar el comportamiento y no la personalidad Página 3
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Los elogios deben realizarse sobre el comportamiento del niño y no sobre su personalidad. No se debe decir “¡Eres un niño bueno!” porque el objetivo sería ser bueno siempre y es una meta imposible. Por el contrario, se debe decir “Me gusta cómo has recogido los juguetes”. El elogio que se dirige a su personalidad no favorece que el niño tenga un concepto positivo de sí mismo. Por el contrario, si nos centramos en las conductas correctas sí, puesto que la imagen de sí mismo se hace con los logros que consigue el niño. Elogiar los pequeños pasos Se debe comenzar a elogiar cada pequeño paso dado por el niño hacia la conducta deseada. Una vez que el comportamiento esté bien adquirido, se necesitarán menos elogios para mantenerlo, por lo que elogiaremos al niño de vez en cuando, pero no continuamente, y nunca suprimiremos los elogios de forma radical. Elogiar de forma adecuada e inmediata Para los niños más pequeños los elogios pueden ser abrazos, besos y otras señales físicas de afecto junto a las palabras correspondientes. EN cambio, a los niños más mayores les gusta que los elogien de forma más discreta, por lo que es mejor usar signos secretos especiales. Se debe tener en cuenta que si utilizamos las mismas frases una y otra vez perderán su efecto, por tanto hay que ser creativos. Los elogios deben realizarse de forma inmediata. No debe pasar mucho tiempo entre el comportamiento adecuado y el elogio, sobre todo con niños pequeños, porque no son capaces de apreciar el reconocimiento posterior. ™ Ignorar las conductas inadecuadas Si se ignora el comportamiento inadecuado cada vez que se produzca, el niño dejará de actuar de ese modo, porque no obtiene los resultados que esperaba. No se pueden ignorar conductas peligrosas (meter los dedos en un enchufe, correr por la calle…) o intolerables (pegar, morder…). Pautas generales para que la ignorancia sistemática sea exitosa 1. Decidir lo que se puede o no se puede ignorar. Página 4
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Los padres deben comenzar con conductas que van a ser capaces de ignorar durante mucho rato, y siendo conscientes de que los comportamientos empeorarán y después mejorarán. La ignorancia suele funcionar para eliminar comportamientos que siempre han provocado la atención y han permitido al niño que se saliera con la suya anteriormente. 2. No prestar atención a la conducta. No debe existir reacción ante el comportamiento indeseado. No se debe decir nada. No hay que mirar al niño, ni hacer ninguna expresión facial o gesto como reacción a su conducta. Por el contrario, se debe mirar hacia otro lado, hacer como si se estuviera ocupado en otra cosa e, incluso, si es posible, salir de la habitación. Por tanto, se trata de disimular que se está tan concentrado en lo que se está haciendo que uno no se da cuenta de nada. Algunos métodos que podrían ser eficaces son no responder, tararear, morar al techo, subir el volumen de la televisión o la radio, y hablar con uno mismo de sus cosas. 3. Tener en cuenta que los comportamientos empeoraran antes de mejorar. Cuando se comienza a ignorar una conducta no deseada, el niño incrementará la intensidad, volumen y frecuencia de su comportamiento hasta saber que obtendrá respuesta. Ante esta situación se debe ser firme y no abandonar. 4. Reforzar las conductas deseables. Se pueden extinguir las conductas indeseables reforzando los comportamientos adecuados mediante elogios y recompensas. También se pueden potenciar las conductas positivas si dirigimos la atención hacia el niño que se comporta de forma adecuada, para que el niño que está mostrando una conducta indeseable quiera imitarle. ™ Técnica del disco rayado La técnica del disco rayado consiste en responder de forma adulta con la misma frase una y otra vez, independientemente de lo que diga el niño. Página 5
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Después de la conducta inadecuada se le explica una vez la decisión que se ha tomado de forma razonable, y a continuación, como respuesta se le repite lo mismo de forma corta. Por ejemplo, un niño que se empeña en picar algo antes de comer. Ante esta situación, se le explica una vez la decisión tomada, y después, ante sus constantes suplicas se le dice “no comerás nada antes de la comida”. Las reacciones del niño suelen ser enfadarse, iniciar una rabieta, gritar o quejarse. No obstante, sus peticiones irán disminuyendo porque se cansará de pedir y obtener siempre la misma respuesta. ™ Las recompensas Las recompensas ante conductas deseables actúan como refuerzos que producen que el niño se sienta bien por lo que ha hecho y desee repetirlo a menudo. No siempre es fácil elegir una recompensa adecuada, para ello puede ser útil elaborar un cuestionario de las preferencias del niño. Como las preferencias de los niños suelen cambiar con frecuencia, se debe repetir el proceso de vez en cuando. Hay que variar de recompensa con el paso del tiempo para que no pierdan su atractivo. Además, se debe cumplir siempre con la recompensa prometida, y su entrega debe ser inmediata. No se deben hacer promesas que no se pueden cumplir, ni hacer cambios sin consultárselo al niño. No se debe olvidar, que modificar la conducta de un niño requiere su tiempo y una motivación adecuada. Se comenzará recompensando cualquier progreso, y posteriormente se necesitarán menos esfuerzos para mantenerla. ™ Los castigos El castigo solo no produce los efectos deseados, porque es totalmente negativo, es decir enseña al niño lo que no debe hacer en lugar de lo que se debe hacer. Por tanto, el uso del castigo de forma aislada, no enseña al niño a reemplazar la conducta inadecuada por otra más aceptable. Por todo ello, el castigo debe aplicarse junto a los refuerzos positivos de las conductas adecuadas. Los castigos ocasionales son buenos, pero si se usa un castigo muy a menudo pierde su eficacia. Página 6
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Puntos básicos a tener en cuenta en la aplicación del castigo 1. Elige un castigo que reduzca la conducta no deseada. Para que el castigo sea eficaz tiene que hacer que disminuya la probabilidad de que una conducta inapropiada se repita. Si no es así, hay que probar con otra técnica. 2. Usa el castigo de forma moderada. Si se usa el castigo a menudo, el niño se habitúa y pierde efectividad, por lo que no tendrá los efectos deseados cuando se necesite. 3. Utiliza el castigo combinándolo con técnicas positivas. El castigo debe combinarse con la disciplina positiva. Este tiene que ir acompañado de la definición, la enseñanza y la recompensa de aquellas conductas adecuadas que se quieran establecer. 4. No retrases el castigo. Se debe castigar al niño tan pronto como sea posible después de la conducta inadecuada. Si se retrasa, el castigo pierde eficacia y puede que el niño presente dificultades para relacionarlo con la conducta indeseable que lo causó. 5. Explica siempre las consecuencias. El niño tiene que conocer cuáles son las conductas que le desagradan a los padres y lo que le va a suceder si continúa realizándolas. Por tanto hay que explicarle cuáles son las reglas y las consecuencias que seguirán si no cumple con dichas reglas. 6. Mantente firme. El castigo debe de ser repentino y predecible. Debe darse siempre y en todas las ocasiones que ocurra la conducta inadecuada. 7. No amenaces en vano. Se debe decir al niño lo que se va a hacer y realizar lo que se ha dicho siempre. No hay que amenazar y luego no llevar a cabo el castigo, ni tampoco dar oportunidades antes de castigar al niño. La falta de consistencia y las amenazas hacen que la conducta inadecuada sea más resistente al cambio. Página 7
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8. Da una oportunidad para la buena conducta. El castigo enseña al niño lo que es correcto, pero hay que darle la oportunidad para que nos demuestre que lo ha aprendido. Por este motivo, no se recomienda el castigo prolongado, porque no permite al niño demostrar dicho aprendizaje. ™ Técnica de mandar a un niño al rincón La técnica de mandar al niño al rincón significa apartarlo de una actividad o situación para que no pueda tomar parte en ella o recibir elogios y atención. Pasos a tener en cuenta en la técnica 1. Elige cuidadosamente el rincón El lugar debe de ser un sitio aburrido para el niño, para que prefiera estar en otro sitio en todo momento. Puede servir cualquier lugar de la casa que no sea interesante para el niño. 2. Explícale al niño las reglas de estar en el rincón Antes de usar la técnica se le debe explicar al niño que se le mandará al rincón si sigue desobedeciendo, y que dicho lugar le ayudará a romper con ese hábito. Debemos comenzar usando esta técnica para un solo comportamiento, y cuando lo haya cambiado se puede utilizar para otro. Si se usa para muchos comportamientos inadecuados, el niño puede confundirse, y tener dudas sobre por qué está en el rincón en ese momento. Además, si se utiliza con demasiada frecuencia pierde eficacia la técnica. 3. Asigna un tiempo máximo para en rincón según la edad del niño El niño debe de permanecer en el rincón tantos minutos como años tenga. Si la duración es muy larga puede provocar resentimientos en el niño, y no se produce la mejora del comportamiento. 4. Añade minutos si se produce resistencia Si se tienen dificultades para hacer que el niño permanezca en el rincón, se le debe añadir un minuto de tiempo por cada instante de resistencia, y se lo debemos comunicar al niño. Si se levanta sin permiso, hay que volverlo a llevar al rincón y castigarle con otro minuto. Página 8
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Es importante no sobrepasar las tres penalizaciones de un minuto. En este caso será más eficaz añadir otra consecuencia. 5. Añade consecuencias de apoyo para la resistencia excesiva Si la resistencia a permanecer en el rincón es excesiva, se debe a informar al niño de que, si no cumple su tiempo, le quitaremos su juguete preferido o un privilegio durante unos días. Es importante ser consecuente con ello. 6. Utilice un reloj visible El tiempo que pasa se tiene que ir controlando. Hay que decirle al niño cuánto tiempo que tiene que permanecer en el rincón y que cuando suene el timbre puede irse, si se ha tranquilizado. Si cuando finalice el tiempo el niño no se ha controlado, no debemos permitir que se vaya. 7. Evite que el tiempo en el rincón sea utilizado para evitar responsabilidades Después de que el niño haya cumplido su tiempo en el rincón, se le debe pedir al niño que hiciera lo que le habíamos solicitado antes de comenzar con la técnica o que adopte el comportamiento adecuado. Se le debe elogiar cuando el niño coopere. 8. Adopta el procedimiento para niños más mayores Aunque esta técnica funciona mejor con niños de entre dos y doce años de edad, lo mismos principios pueden usarse para el encierro en casa u otras formas de tiempo fuera de juego que son más apropiadas para niños más mayores. Breves periodos de encierro o apartamiento son más eficaces que semanas o meses. Cuanto más corto sea el periodo del castigo, más motivado estará el niño. ™ Cómo usar la sobrecorrección La sobrecorrección obliga al niño a “deshacer” el prejuicio que ha causado y después se le hace practicar la forma correcta de realizar la tarea o lo que se le pida. Pasos para aplicarla 1. Obliga al niño a deshacer o corregir el daño social o físico 2. Obliga al niño a practicar comportamientos positivos 3. Supervisa la sesión de prácticas 4. Utiliza las manos para guiarle si lo consideras necesario Página 9
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5. Elogia y refuerza la obediencia ™ Cómo hablar al niño 1.
Establece un contacto visual Los padres deben de asegurarse de que el niño les mira cuando le hablan. Se le puede enseñar mediante el juego lo que significa el contacto visual (sentarse cara a cara y ver quién es el primero que desvía la mirada). Cuando los niños son muy tímidos se le puede enseñar a mirar a la boca o a toda la cara en lugar de a los ojos. En ocasiones, sería necesario el contacto físico para captar la atención del niño. En este caso, se le puede tocar ligeramente el hombro o colocarle las manos en los hombros y girar al niño suavemente. Las primeras veces que se consiga que el niño tenga contacto visual, es recomendable elogiarlo. Posteriormente, se le elogiará por escuchar y hacer lo que se le pide. 2. Háblale con voz sosegada y firme No se le debe hablar al niño con voz severa ni levantándole la voz al pedirle algo, porque aprenderá a desconectar hasta que la voz de sus padres alcance el máximo volumen. 3. Evita utilizar preguntas en lugar de afirmaciones Cuando está seguro de lo que quiere que haga el niño, se deben usar afirmaciones definitivas que le indiquen exactamente lo que tiene que hacer, cómo, cuándo y dónde. 4. Utiliza frases sencillas Al niño se le debe hablar de forma clara y sencilla. Las instrucciones deben ser cortas, porque si son demasiado extensas puede que el niño pierda interés o se le olvide lo que le dijo al principio. 5. Dile al niño lo que piensa Los padres deben explicarle al niño los sentimientos que producen sus acciones o actitudes en lugar de criticarles de forma directa. Para ello se recomienda conjugar las frases en Página 10
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primera persona en lugar de en segunda. De esta forma se evitarán las críticas, las culpabilidades, o el ataque directo. Consecuencias negativas de la falta de firmeza ™ Ausencia de docilidad en los hijos Según Poli, O “la docilidad es la disposición natural a dejarse guiar, a seguir con confianza, aunque con algún rechazo inevitable, las indicaciones de los padres. Los niños que no viven esta experiencia de confianza con sus padres sufren una serie de consecuencias: • Incapacidad para confiar en otras personas. • Tienen la percepción de que tienen más poder que sus padres, por tanto no pueden dejarse guiar por ellos. • Se sienten abandonados y desilusionados. • Sufren inestabilidad emocional e intranquilidad en su conducta. • Incapacidad para concentrarse. • Dificultad para llevar a cabo una tarea. • Problemas para adaptarse razonablemente a las exigencias de los adultos y de sus profesores. • Se sienten perdidos y falsamente todopoderosos. ™ Hijos pretensiosos y poco agradecidos Un estilo educativo falto de autoridad provoca en los niños: • Problemas para aceptar sus limitaciones. • Observan como “natural” todo lo que quiere y evita lo que no le gusta. • Sus deseos se convierten en derechos, exigibles de modo absoluto. • Incapacidad para apreciar lo que otras personas hacen por ellos. • Dificultades para reconocer el bien que recibe y para desarrollar sentimientos de gratitud. • Suelen entender las relaciones de un modo superficial y distorsionado. ™ Hijos insensibles emocionalmente y con incapacidad de dar La ausencia de una frustración y la no aceptación de límite producen en los niños: Página 11
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• Actitud exclusivamente utilitaria en sus relaciones interpersonales. • Desconocen la experiencia de hacer feliz a otra persona. • Imposibilidad para advertir el dolor de otro, y mucho menos, sentirse afectado o conmovido por él. • Dificultad para desarrollar la capacidad de dar. Bibliografía: • Garber, S (1998): Portarse bien. Soluciones prácticas para los problemas comunes de la infancia. Barcelona: Ediciones Medici. • Giménez, M (2007): Los niños vienen sin manual de instrucciones. Técnicas de una superniñera para educar a tus hijos. Editorial Punto de Lectura. • Poli, O (2009): No tengas miedo a decir no. Los padres y la firmeza educativa. Madrid: Ediciones Palabra. Autoría ∙ Nombre y Apellidos: Juana María Barba Martínez ∙ Localidad, provincia: Puente Tocinos, Murcia ∙ E‐MAIL: juana_bm@hotmail.com Página 12
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