V. VERDADES DE DOMINIO DOMINIO SOBRE SIETE REINOS Por Ricardo Vivas Arroyo Los reinos o ámbitos en que nos desenvolvemos tienen sus propias reglas de funcionamiento, alguien domina sobre ellos siempre, estos reinos fueron sometidos por Cristo todo el tiempo de su ministerio terrenal, y cuando se fue, comisionó a sus discípulos, que con su potestad, propagaran el evangelio por todo el mundo, ejerciendo su poder (Mt. 28:18-20). La Gran Comisión abarca nueve aspectos importantes que cumplir, y consisten en someter a todos los enemigos de Dios hasta ponerlos por estrado de sus pies, de modo que la iglesia resplandezca gloriosa y perfecta. El Señor les delegó autoridad sobre los reinos que había que someter, en especial en el evangelio de San Marcos, encontramos los reinos enumerados por el Señor: "Estas señales seguirán a los que creyeren: En mi Nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y sentóse a la diestra de Dios." (Mr. 16:16-18). "Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado; y una nube le recibió y le quitó de sus ojos. Y estando con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él iba, he aquí dos varones se pusieron junto a ellos en vestidos blancos..." (Hch. 1:9-11). Los siete reinos son: El demoníaco, el humano (del Yo), el animal, el vegetal (químico), el de la enfermedad (muerte), el del espacio y el angélico. 1. El primer reino que se menciona es el demoníaco, el reino de las tinieblas cuyo príncipe es Satanás. Cristo siempre liberó a todos los oprimidos del diablo (Hch. 10:38), también mandó a sus discípulos a predicar y echar fuera demonios (Lc. 10:17-20), y dejó dentro de la Gran Comisión que todos los creyentes lo hicieran de su parte. Para esto vino el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo (1 Jn. 3:8). El diablo y su reino demoníaco es inferior que el Cristo que mora en nuestro espíritu (1 Jn. 4:4), así que para eso nos ungió con el mismo poder que operó en Él (Mt. 12:28). 2. El segundo reino es el de nuestra mente natural, o reino del hombre, los griegos lo llamaban el Ego; la vida natural gira en torno al "Yo" de cada ser humano, la ley que rige en ese reino es la ley de la mente (Ro. 1:28, 2:15, 1 Co. 2:14). El hombre natural es entonces egoísta: piensa, razona, siente y decide siempre en función de sus propios intereses; lo suyo es lo más importante, lo básico como comer y cubrirse, pero también lo que le produce bienestar y confort, sus deseos, sus gustos, sus placeres, sus seres amados, etc.; son los factores determinantes de su conducta y decisiones (Ef. 4:22-24, Fil. 2:21). Cuando Cristo vino y llamó e sus apóstoles y mucha gente quiso ser su discípula, les pidió negarse a sí mismos, aborrecer todo y a todos los que ocuparan el primer lugar en su ego, aun a su propia vida, para darle a Él el primado en su corazón (Mt. 10:37-39, 16:24-25, Lc. 14:2527). La mente es altiva y tiende a ser independiente (Ef. 2:2-3, 4:17-18), es por eso que Dios nos ha dado armas para tener dominio sobre nosotros mismos, sobre nuestros pensamientos y voluntad (2 Co. 10:4-5). 3. El tercer reino es el animal. Al principio Dios le dio al hombre señorío sobre todos los animales (Gn. 1:26-28, Sal. 8:6-8), le mandó sojuzgar la tierra, pero cuando el hombre pecó, perdió su señorío y las bestias se volvieron depredadoras: Cuando el Señor vino, ejerció dominio sobre todos los animales (Sal. 91:13), delegó en sus discípulos autoridad para ejercer dominio sobre el reino animal: "tomarán en sus manos serpientes", "os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones" (Lc. 10:19) y cuando él reine en el milenio, los animales estarán sumisos por entero al hombre (Is. 11:6-8). 4. Toda la flora le había sido dada al hombre como sustento (Gn. 1:29-30), todo era comestible, también los animales sólo comían plantas, sin embargo, después de la caída de Adán, muchas plantas se volvieron tóxicas y también muchos animales se volvieron ponzoñosos. Todos ellos fueron figura de las fuerzas del mal, su química era nociva. Es por eso que Cristo delegó en el hombre dominio sobre el reino químico: "aunque bebieren cosa mortífera, no les dañará". Cuando alguien camina en los propósitos de Dios, es guardado de los ataques sutiles de Satanás por medios químicos: alimentos contaminados, venenos, hechizos, brujería, pócimas, trabajos de magia blanca y magia negra, etc. Dios guarda a sus ministros de las trampas que atentan contra su vida y su libertad (Hch. 28:3-6). 5.- El quinto reino, el de la muerte (He. 2: 14), se manifiesta por medio de la enfermedad; sabemos que la muerte física como tal, fue vencida por el Señor al resucitar (2 Ti. 1:10), pero es el postrer enemigo a someter (1 Co. 15:26, 54-57), hoy aún no se cumple el tiempo para que sea quitada de los creyentes (2 Co. 4:16, 5:1-2, Ap. 20:13-14). Así que han recibido poder sobre la enfermedad y sobre la muerte en manera temporal (Mt. 10:8, Mr. 6:12-13, Lc. 9:2, 6; 10:8-9). El Señor sanó y resucitó a muchas personas durante su ministerio, sus apóstoles también. Nosotros somos testigos de muchos milagros y varias resurrecciones, pero de todos modos, los que han resucitado han vuelto a morir al cabo del tiempo, pero un día no lejano resucitaremos para nunca más morir. 6. El reino del espacio fue dominado por el Señor cuando se empezó a elevar a la vista de todos y una nube lo ocultó de sus ojos (Hch. 1:9-11), también caminó sobre el agua (Mt. 14:24-32). Felipe fue llevado por el Espíritu físicamente de un lugar a otro (Hch. 8:39-40). San Pablo fue transportado al tercer cielo (2 Co. 12:3-5), también estuvo presente en Corinto con la iglesia aunque su cuerpo no lo estaba (1 Co. 5:3-4). El apóstol Juan testifica que también venció esa limitación del espacio (Ap. 1:9-10). Cristo nos ha dado dominio sobre este reino y un día todos los vencedores volarán como águilas a recibir al Señor en el espacio (Mt. 24: 27-28, 1 Ts. 4:17). 7. Finalmente vemos que hay un reino angélico, todos los ángeles son seres espirituales creados por Dios como mensajeros poderosos y obedientes a su voluntad (Sal. 103:19-20, Sal. 68:17). El hombre fue hecho un poco menor que ellos (Sal. 8:4-5), sin embargo, la redención le confirió una naturaleza superior, porque a ninguno de ellos jamás les llamó ni llamará hijos, como lo somos todos los redimidos por la Sangre de Cristo (He. 1:5, Jn. 1:12-13). Los ángeles sirven a Dios y han servido y servirán a los hombres de Dios, que los herederos de la Salvación (He. 1:13-14, 1 P. 3:22). Los siete reinos están sujetos a Cristo, quien delegó a la Iglesia toda potestad y le entregó armas de luz y de justicia, que son poderosas en Dios para destrucción de fortalezas, para librar sus batallas, someter a todos sus enemigos y establecer su reino que es sobre todo reino. La Iglesia está llamada a reinar, el trono es su destino; lo que tanto codició Satanás, Dios lo ha reservado para compartirlo con su amada Iglesia que está llamada a ser su Esposa, la que someta a todos sus enemigos y los ponga por estrado de sus pies (Ez. 28:2, 6, 13-17, Ap. 3:21, 1 Co. 15:25). -----o-0-o----- SIETE RECURSOS DE DOMINIO Por Ricardo Vivas Arroyo La gracia no sólo es un gran poder, sino el único y superabundante poder para hacer la voluntad de Dios. Se requiere de la gracia para poder explicar lo que es la gracia y como opera en el creyente. La gracia es: Dios dándonos lo que no merecemos, es la capacidad sobrenatural que Dios imparte a sus verdaderos discípulos; es la suficiencia de Dios operando en un débil creyente, es la misma vida de Cristo fluyendo a través del dócil hijo de Dios que se ha negado a sí mismo. En algunos lugares, los ministros son aquellos que han demostrado más habilidad e inteligencia, aquellos que han aprobado los cursos de los seminarios teológicos; sus púlpitos son lugares para exhibir las habilidades humanas puestas al servicio de Dios; la gratitud, el entusiasmo y la habilidad determinan quiénes son los líderes espirituales de algunas congregaciones cristianas. Si Dios hubiera determinado que así fueran las cosas en la iglesia, la gracia no tendría sentido, el humanismo sería la base del éxito de las iglesias; las mejores serían aquellas que estuvieran formadas por profesionistas, filósofos y personas cultas y pudientes. Saulo era una persona sobresaliente en lo humano, políglota, preparado en su religión, conocedor de las letras clásicas de la cuna de la civilización de su tiempo, culto, educado e inteligente, pero todo ello fue un estorbo que Dios tuvo que remover de su siervo, para lograr usarlo como Él quería; no su preparación, sino su confianza en ella y en sí mismo (2 Co. 11:22-23, Fil. 3:4-9, 1 Co. 12:7-10). El apóstol Pedro era la otra cara de la moneda, un hombre tosco, sin letras, ignorante, orgulloso y atrabancado (Hch. 4:13). El hombre por sí mismo no vale, es un vaso de barro, pero la gracia lo puede llenar de la alteza y poder divinos, para llevarlo a alturas jamás alcanzadas por el hombre (2 Co. 4:6-7). La gracia sólo está disponible para el que está en la voluntad de Dios, la misericordia es para el que está fuera de ella, pero quiere entrar. La empresa de la Iglesia es divina, imposible para ser realizada por el hombre con todas sus habilidades y capacidades; es por eso que la gracia es derramada en el creyente que anhela hacer la voluntad de Dios y está consciente que no puede llevarla a cabo por sí mismo. El creyente puede convertirse, por la gracia de Dios, en un ser omnipotente (Fil. 4:13). La gracia se manifiesta venciendo cada dificultad por medio de sus divinos recursos, cada uno de ellos es poderoso, más que todas las fuerzas del mal juntas, sin embargo, debemos aprender a aplicarlas bajo la dirección del Espíritu Santo. 1. La Verdad es la primer arma de la gracia, nada podemos contra la Verdad, en cambio todo lo podemos por la Verdad (2 Co. 13:8). La Verdad rompe todo cautiverio, libera en forma definitiva a todo el que la recibe (Jn. 8:31-32); le imparte un poder invencible (Ro. 1:16-17, 1 Co. 1:18-24). Cuando la Verdad nos domina, nos da dominio sobre todos los enemigos de Dios (Ro. 6:16-18). No debemos ignorar que el diablo maquilla con algo de verdad todas sus mentiras, todas las herejías son verdades a medias; sobre enfatiza una verdad, la saca de balance y la convierte en error; el engaño consiste en hacer creer a alguien que su mentira es la verdad (Hch. 20:29-30, Ef. 4:14-15, 23-25, 2 Co. 11:3-4, 13-15, 2 Ts. 2:10-12, 2 Ti. 3:5, 2 P. 2:1-3, 18-20). El diablo usó la Biblia para tentar a Eva, también la usó con Cristo, y la usa contigo; es un experto predicador cuyos mensajes de error están basados en la Biblia. Nadie falsificaría un billete de $175, porque no lo hay y por lo tanto nadie lo daría por bueno, se falsifican billetes de $200, porque pueden pasar por buenos. Cristo venció a Satanás con la Verdad, porque sabía bien lo que el diablo intentaba al hablarle con la Escritura parte de la verdad (Mt. 4:111). 2. El Nombre de Jesús es la segunda arma que nos fue entregada para someter a los enemigos de Dios, es una carta poder, nos convierte en sus representantes, lo que hagamos en su Nombre debe ser como si Él lo hiciera. No es una fórmula mágica, no es un conjuro; es autoridad, siempre y cuando estemos haciendo lo que Él quiere. Si Cristo es la cabeza y nosotros miembros de su cuerpo, Él decide, nosotros nos movemos de su parte y entonces se cumple su voluntad por medio de nosotros. Su Nombre es sobre todo nombre, todo se somete a Él y a aquellos que lo representan legítimamente (Fil. 2:9-11, Mr. 16:17-18, Ef. 1:20-23, Hch. 3:6, 15-16). Orar, liberar a los endemoniados, bendecir, sanar a los enfermos, predicar, enseñar; todo debemos hacerlo en su Nombre, seguros que estamos haciendo lo que Él haría. 3. La tercera manera de tomar dominio es la templanza, es decir, someter nuestra voluntad a la de Dios; ya hemos aprendido algo sobre el reino del "Yo"; muchos creen que cuando la Biblia dice que las señales seguirán a los creyentes, significa que Dios andará detrás de ellos haciendo lo que se les ocurre. Estoy convencido que las señales siguen sólo a los que siguen fielmente al Señor (Stg. 4:6-7). Cristo tenía su propia voluntad, Dios no lo anuló, su éxito radicó en su caminar sumiso y humilde, porque fue entonces cuando el Padre hizo tantas maravillas a través de Él (Jn. 4:34, 5:19, 30, 38-40, 10:17-18, 25, 12:49-50, 14:10-11, Lc. 22:41-42). La manera en que podemos ser guiados por Dios y tomar dominio sobre nosotros mismos, es accionar el gatillo espiritual que nos dio al bautizarnos con su Espíritu Santo, es decir, hablar en otras lenguas, al hacerlo nuestro espíritu ora (1 Co. 14:14) e impide que nuestra mente dé el fruto de su lógica natural: incredulidad. Nuestra lengua es como el timón de un barco, o el freno en el hocico de un caballo, es el medio sometido a Dios para que Él pueda gobernarnos (Stg. 3:3-5, 8). Hablar en otras lenguas rompe la ansiedad y trae reposo espiritual al alma temerosa y agitada, somete al "Yo" cansado de intentarlo por sí mismo, mas algunos ni aun así lo quieren hacer (Is. 28:11-12). La Sangre de Cristo es el cuarto recurso de dominio, no es un arma de ataque, más bien es un escudo que nos protege de los embates del enemigo. En la Sangre está la vida (Lv. 17:14), la sangre del cordero pascual impidió que el destructor matará a los primogénitos de los Israelitas (Ex. 12:12-13). La Sangre de Cristo nos limpia, nos vivifica, nos protege, nos asegura (Ap. 12:11); podemos caminar por las oscuras horas de la tribulación seguros por su Sangre preciosa, porque es el precio de nuestra Salvación y un escudo impenetrable por el enemigo (1 P. 1:17-19, Hch. 20:28, Ef. 1:7, Col. 1:14, He. 9:14, Ap. 1:5). Sabemos que Dios nos roció con su Sangre y el maligno no puede cruzar esa barrera de protección, porque la Sangre nos ha hecho hijos de Dios, la Sangre de Cristo tiene una voz que clamó a Dios por nosotros obteniendo una bendición definitiva y permanente (He. 12:24, 13:20, 10:29). 5. El amor es la quinta arma del creyente, es tan poderosa que por medio de ella Dios venció nuestra dureza de corazón, al comprender que Dios mismo es Amor y dio a su Hijo por nosotros (1 Jn. 4:8-10, Ro. 5:6-8, 1 Jn. 3:1, 1 Co. 16:14, Ef. 2:4-6, 5:1-2). La potencia de su amor nos enternece al grado que se convierte en el motor de nuestras acciones y nuestras reacciones (2 Co. 5:14-15, 1 P. 1:8, 1 Jn. 4:19). Su amor encuentra entonces un cause a través de nosotros para alcanzar a otros (1 Jn. 3:11, 4:11-12, 5:11, Jn. 13:34-35, Ro. 13:8-10, Gá. 5:13-14, 6:2, 1 Ts. 4:9-10, 1 P. 1:22, 2:17). Su bendito amor es poder ilimitado, cubre los pecados, edifica y perfecciona a los discípulos (1 P. 4:8, Col. 3:14, Fil. 1:8-10, Ef. 1:4, 3:19, 5:25-28). Muchas veces creemos que para vencer necesitamos fe, porque olvidamos que la fe realmente obra por el amor (Gá. 5:6). El conocimiento tiene sentido por el amor (1 Co. 8:1), los dones tienen sentido por el amor (1 Co. 13:1-3, 14:1), soportar el sufrimiento tiene sentido por el amor (2 Co. 1:5, Ro. 5:3-5), aguantarlo todo y a todos tiene sentido por su bendito amor (1 Co. 13:7, 2 Co. 12:15, 2 Ti. 2:10), el amor quita las reservas, es totalidad: Dios es Amor. El amor a Dios nos hace odiar al diablo con la misma intensidad con que le amamos a Él (Sal. 119:104, 128, 163; 97:10, 101:3, 139:21-22, Pro. 8:13). El amor de Dios nos ganó, nos cambia, nos usa y nos sostiene, nada nos puede detener o separar de él, nada impedirá que seamos perfeccionados (Ro. 8:35-39). Es el amor de Dios el que obrará el tan anhelado encuentro con el Esposo que nos hace clamar y exclamar junto con el Espíritu: Ven Señor Jesús (Ap. 22:17, 20). 6. La Virtud del Espíritu Santo es la sexta arma poderosa de la gracia que Dios nos ha entregado (Hch. 1:8). Sabemos muy bien que el Espíritu Santo es Dios, con todos sus atributos y facultades, Él es el que nos revela, guía, respalda; da gracia, sabiduría y poder; recuerda, enseña, anticipa las cosas e imparte dones sobrenaturales, para llevar a cabo la gran empresa que nos dejó el Señor (Jn. 14:25-26, 16:7-15, 1 Co. 2:11-12, 2 Co. 2:14-16). 7. La séptima arma que tenemos a nuestra disposición es la Alabanza; mientras más alabas a alguien, más te humillas ante él. El hombre a veces confunde la alabanza con la adulación, la diferencia está en la sinceridad con que se expresa la superioridad de a quien se alaba. Dios no necesita nuestra alabanza, su perfecta gloria no sufre menoscabo si no la reconocemos, tampoco crece si lo hacemos; los principalmente beneficiados al alabar a Dios somos nosotros, porque mientras lo hacemos crece nuestra conciencia de Él y por lo tanto, nuestros enemigos y problemas toman su real dimensión. La Alabanza es la expresión de la fe (Sal. 106:12), es un arma poderosa porque crea la atmósfera propicia para que Dios se manifieste (Sal. 22:3), nos libera de opresiones y opresores (Sal. 32:7). Alabar a Dios siempre es un sacrificio, sobre todo cuando estamos afligidos y no tenemos el deseo de hacerlo, es cuando puede brotar la alabanza más pura, como el incienso despide su perfume cuando toca las brasas encendidas del altar (Sal. 74:21, 71:8, 34:1, 50:14). Mucho se ha escrito sobre Alabanza, pero lo mejor de ella es practicarla, nunca te dejarás de sorprender de sus resultados gloriosos, porque nos permite caminar delante de Dios, conscientes de su grandeza y de su poder. La gracia transforma la teoría en realidad por medio de estos siete recursos de dominio, en nuestra lucha con cualquiera de los siete reinos, apliquemos las armas de luz y de justicia (Ro. 13:12, 2 Co. 6:7, 10:4), y someteremos a los enemigos de Dios y más pronto retornará por su Iglesia gloriosa, la que está siendo entrenada para reinar con Él, porque ejerce su dominio. -----o-0-o----- EL REINO DEL YO Por Ricardo Vivas Arroyo La mayoría de las veces, el principal obstáculo para caminar en la voluntad de Dios, está en nosotros mismos; cuantas veces nos resistimos a obedecer, objetamos la Palabra de Dios, cerramos nuestra mente y corazón a la Verdad; criticamos su doctrina, la torcemos, la acomodamos a nuestra conveniencia para no confrontarla y reconocer que tenemos que cambiar. El Ego, o el alma tiene tres áreas principales: La mente (intelecto), los sentimientos (emociones) y la voluntad (fuerza directriz). Esto nos diferencia de los animales (seres animados, con cuerpo y con espíritu, o soplo de vida). Los animales tienen un cuerpo con todas sus reacciones químicas, instintos y herencias genéticas condicionantes, y un espíritu también con instintos, que los preservan y relacionan tanto con los de su especie, como con los demás seres y su ambiente; Dios dotó además a todos los animales de ingenio o cierto grado de inteligencia para sobrevivir (Job. 39: 1-9, 20, 29-33). El hombre, en cambio, fue creado a la imagen de Dios; como Él, piensa, siente y actúa, le dio un alma con esas características, no hay ningún eslabón perdido, ningún simio jamás se convirtió en hombre por el efecto aleatorio de millones de años y una casualidad. Se puede agregar también que, todos los seres vivos fueron dotados por Dios de un poder de adaptación al medio, es por eso que las razas humanas son diferentes en color de piel, cabello, estatura, etc., según el lugar donde se establecieron, lo mismo pasó con los osos, los perros, etc., que por las condiciones en que se desenvolvieron, el color y largo de su pelambre se desarrolló diferente en el polo que en las regiones templadas o cálidas; no es evolución, es una característica de la vida, la adaptación al medio. El hombre se ha ido adaptando a la vida moderna; las muelas llamadas del juicio tienden a desaparecer porque ya no las necesita, la uña del dedo meñique de los pies es cada vez más pequeña, debido a la protección del calzado y al suelo que pisamos, no por la evolución, sino por el desuso, primero se van atrofiando sus funciones, luego los organismos van borrando de su memoria genética todo aquello que deja de funcionar, debido a la adaptación a un medio diferente, y van heredando dichos cambios por generaciones. Todo lo anterior no pretende ser una disertación científica, más bien es una sencilla explicación de que la similitud entre las especies, se debe mas bien a que es uno y el mismo el autor de todo, y no a que halla evolución. La cadena alimenticia, es también un argumento a considerar en contra de la teoría de la evolución, que mantiene el equilibrio entre las especies, haciéndolas inter dependientes, de manera que si una desaparece afecta a las demás. Prueba de la sabiduría del Creador y no es congruente con la teoría de la evolución. Sabemos que el hombre ha logrado la mezcla de especies similares, trayendo a la vida seres híbridos más fuertes, como el mulo, pero jamás ha logrado generar una especie intermedia; todos los injertos en plantas también son estériles, tal es el caso de las naranjas sin semilla. Actualmente el hombre a logrado réplicas de seres a partir de cromosomas, reproduce copias aparentemente idénticas por el fenómeno de la clonación; es algo realmente maravilloso; pero después de todo, si el hombre ha llegado tan lejos, es porque Dios lo dotó de un alma con su imagen; que en vez de ensoberbecerlo, debiera hacerlo humilde ante su creador que le ha permitido ser un reflejo divino y por lo tanto creativo. Se requiere más fe para creer en la evolución, que para creer en Dios como el creador de todas las especies. La fe en la evolución es fe en la casualidad; la fe en Dios es la aceptación de tantas evidencias de sabiduría que hay en las leyes de la Naturaleza, mismas que el hombre ha aprovechado para realizar sus asombrosos descubrimientos, experimentos, inventos y demás prodigios científicos y tecnológicos (Sal. 19:1-6, Ro. 10:18, 1:19-21, Hch. 14:15-17, 17:2428). Un grave error de apreciación del hombre, es pensar que su mente es lo más grande que tiene, su ego se ha convertido en su Dios, piensa que si lo desarrolla y aprovecha en toda su capacidad, liberará un poder ilimitado, que puede llegar a rebasar fronteras inconcebibles (Gn. 3:4-6), no reconoce que es una raza caída, cautiva por el pecado y por el diablo, y por lo tanto, inducida a pensar en manera equivocada (Ro. 1:21-25, 28). Dios también puso en él un espíritu que puede ser regenerado y por ello su alma redimida del cautiverio. Lo más grande del hombre no es entonces su mente, es su espíritu regenerado, el cual puede conocer a su alma y restaurarla, dándole una inteligencia espiritual, superior en todo a la inteligencia natural, porque nos entrega la mente de Cristo (1 Co. 2: 11-12, 14-16, Col. 1:8-10). En lo natural, el hombre ha logrado dominar las demás naturalezas inferiores a él, pero no tiene dominio sobre sí mismo, sabe que no logra lo bueno que quiere y cae en aquello que desea evitar y aun aborrece (Ro. 7:21-25). La clave está en un pequeño miembro que es la válvula de sus pensamientos, emociones y deseos, la lengua (Mt. 12:34-36, Stg. 3:2, 7-9, Pro. 18:21, 1 P. 3:10-11), es por eso que, aunque el hombre ha progresado tecnológicamente hasta lo inverosímil, sigue sujeto a sus pasiones, y por sí mismo nunca podrá vencerlas, jamás podrá dominarse a sí mismo. La mayor falsificación del dominio sobre sí mismo lo son las artes marciales, el yoga, la meditación trascendental, y demás doctrinas orientales, con las que el diablo mantiene a muchos hombres cautivos y engañados con la misma mentira que indujo a Eva a comer del árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn. 3:4-6). Otro aspecto importante de considerar, en el reino del "Yo", es que aun el creyente que tiene bautismo de Espíritu Santo y por lo tanto alguno o varios de sus dones que Él reparte entre los creyentes como Él quiere (1 Co. 12:4, 7-11), no los tiene a su disposición para hacer lo que se le ocurra, sino más bien, debe someterse al Espíritu, para operar en los dones según Él quiera hacerlo (Ro. 8:14, Jn. 3:8). ¿Cómo es que Dios puede someter nuestra mente para llegar a comprenderlo? ¿Cómo el hombre puede volverse obediente y sumiso a su creador? Conocer los recursos de dominio que Dios puso a nuestro alcance, es capital para disfrutar de la vida abundante y libre que Dios nos entregó y quiere que disfrutemos en Cristo. -----o-0-o----- LA JERARQUÍA SATÁNICA Por Ricardo Vivas Arroyo El diablo es el jefe supremo de las fuerzas de las tinieblas, y sus ángeles caídos, sometidos a él, son los encargados de realizar todas sus maldades, como el príncipe de un imperio de terror y muerte (He. 12:14-15). Como él no es omnipresente, atributo exclusivo de Dios, requiere de una organización que le permita controlar todo el mundo desde su central secreta. Su reino, incluyéndolo a él, tiene seis niveles de autoridad que funcionan como una maquinaria bien engranada para desplegar su maldad. Muchas organizaciones humanas están basadas en sus eficientes principios de control centralizado. En Efesios 6:11-13, Dios nos advierte de las asechanzas del diablo y nos revela la manera en que está organizado su reino: En primer lugar, él es el príncipe de los demonios, que controlará a los perdidos y actuará contra la iglesia y los creyentes; los principados serán sus cercanos; las potestades, bajo los principados; y bajo ellos, los señores de este mundo, cuartos en jerarquía, quienes a su vez controlarán a los gobernadores de las tinieblas, y finalmente, la infantería satánica, será formada por las malicias espirituales en los aires o espíritus inmundos. Así que nuestra lucha no es contra personas (carne y sangre), sino contra estas fuerzas demoníacas que intentarán robarnos, destruirnos y matarnos. Este es un gobierno centralizado, que tiene el mundo seccionado en grandes territorios, que a su vez controlan zonas más pequeñas, y se coordinan para mantener al diablo informado de todas sus operaciones tenebrosas y recibir por ese medio sus malévolas instrucciones (Lc. 11:14-18). El reino de Dios no funciona igual, porque Dios sí es omnipresente y se manifiesta por el Espíritu Santo simultáneamente en toda la tierra, sobre todo entre su pueblo (Mt. 18:18-20). Sus ministros no están como señores de su iglesia, sino como sus servidores, canales que bajo la guía y respaldo del Espíritu Santo, propagan, edifican y desarrollan su reino de amor entre la gente, sirviéndole (Lc. 22:25-27, Mr. 9:33-37). Así que no requiere de jerarquía para controlar, sino de siervos para bendecir, a través de los cuales Él les imparte de su vida y de sus riquezas eternas (Ef. 4:10-13). La iglesia es un organismo vivo, con vida propia, cuya cabeza es Cristo sentado en su trono celestial, el Espíritu Santo es como el sistema nervioso y ella es su cuerpo o manifestación en esta tierra, donde cada creyente es un miembro al que el Espíritu Santo ministra su vida. La Iglesia universal está formada por las iglesias locales, sin que la Biblia muestre algún tipo de organización para centralizarlas y controlarlas; la comunión entre las iglesias locales es espiritual y no les unen nexos administrativos de ninguna especie. Las organizaciones empresariales y religiosas, para poder funcionar, requieren implementar un gobierno centralizado, controlado por diferentes niveles de autoridad, para tratar de planear sus actividades y coordinar sus recursos desde una central en todas sus sucursales. Curiosamente, en algunas organizaciones religiosas también se manejan seis niveles de autoridad eclesiástica: El líder principal, Papa o Patriarca; los Cardenales o príncipes de la iglesia, los Arzobispos o señores en los países, los Obispos que gobiernan sobre los estados o provincias, los Párrocos o Presbíteros que controlan un grupo de iglesias de un consistorio o presbiterio, y los Curas, Sacerdotes, Padres o Pastores, que controlan cada congregación de la organización. Veamos lo que la Biblia revela acerca de este reino satánico: 1. EL PRÍNCIPE DE LOS DEMONIOS Aunque muchas veces se dice que el diablo está en todos lados, no es él, pues sólo puede estar en un lugar a la vez, pero por medio de sus demonios, hace que su reino de maldad se manifieste en todos los lugares de la tierra. Así, podemos decir que son demonios de diferente rango o linaje, los que controlan las zonas en que ha dividido el mundo para controlarlo, y él, como un faraón, reina sobre todas las huestes infernales (Mt. 12:24). 2.- PRINCIPADOS (Gr. Arche) Que significa, de mayor poder o principal en autoridad. Son demonios principales o que están en eminencia, como aquella corte que servía al faraón, teniendo a su disposición las riquezas y recursos del reino (Gn. 12:15). Como los virreyes que dominaban un inmenso territorio a nombre de su majestad el rey. Como ejemplo podemos mencionar el principado que mediante el ídolo guadalupano tiene un control en todo México y parte del continente americano. El ídolo de Fátima en Europa, el de San Pedro en Roma y parte del mundo, también el de Buda, el de Alá, el de Confucio, el de Krisna, etc, que son más ejemplos de su control por extensos territorios del mundo. Cristo venció al diablo en la cruz y destronó a los principados y a las potestades (Ef. 1:20-22). Sólo la iglesia fiel tiene el predominio espiritual para vencerlos y ofrecer la redención a sus seguidores (Ef. 3:10, Col. 2:15). 3.- POTESTADES (Gr. Exouisia) Que significa, alguien que deriva su autoridad de sus superiores. Son facultades, mandos medios o embajadores con un poder más limitado, pero con fuerzas de control muy importantes en zonas extensas que pertenecen a un principado. La iglesia debe someter todas estas fuerzas demoníacas para que el reino de Cristo se establezca (1 Co. 15:24). Cristo nos libró de toda potestad de las tinieblas cuando le recibimos como nuestro Salvador (Col. 1:13, Ro. 8:38). El diablo le ofreció a Jesús hacerlo una potestad de su reino y lo mismo hace con otros hombres que tienen una posición de influencia en el medio político, económico o religioso (Lc. 4:6). Como ejemplos se podrían citar: al ídolo de Chalma, al de San Juan de los Lagos, al de Juquila, en Oaxaca, o las potestades de Catemaco, la meca de los brujos, y otros lugares de adoración pagana, bajo los cuales hay mucha gente esclavizada, incluyendo los cárteles de la droga y la prostitución. 4.- SEÑORES DEL MUNDO (Gr. Curiotes) Que significa, con dominio definido. Estos señores operan en diferentes esferas de la actividad humana o del mundo. Podemos mencionar el mundo del arte, de la farándula, de la cultura, de los deportes, de las finanzas, el religioso; el mundo del hampa, de los enervantes, el bajo mundo, etc. Su misión es controlar a las personas según su estilo de vida y gustos, cautivándolos y sometiéndolos para oprimirlos, usarlos y destruirlos (1 Co. 6:12, 7:29-31). Estos señores siempre ofrecen una alternativa para cualquier tipo de gente, y le presentan un satisfactor a sus sentidos, a fin de amortiguar su necesidad espiritual. Logran que la gente alcance un cierto grado de deleite que llaman felicidad, que les sustraiga de la idea de morir y tener que ser juzgada y condenada por Dios (1 Jn. 2:14-17). 5.- GOBERNADORES DE ESTAS TINIEBLAS (Gr. Kosmokratör) Significa “fortaleza o poder sobre el espacio” de las tinieblas. Cuando Cristo iba a enfrentar su destino, detrás de sus enemigos el diablo estaba controlándolos para volverlos en su contra, aún a aquellos a los que Él había sanado o bendecido, pues era la hora del Kosmokrätor de las tinieblas (Lc. 22:52-53). Estos espíritus son astutos y sutiles, se presentan como espíritus protectores que actúan como de parte de Dios para “ayudar” a los demás, y quienes caen en su engaño, ni se dan cuenta cuando ya están resistiendo a Dios (Col. 2:15-23). Es posible que estos espíritus controladores encuentren cabida aún en el corazón de líderes cristianos, pues se fortalecen en las actitudes del alma, ocupando las áreas del corazón no rendidas a Dios, y desde esa oscuridad tratan de encontrar en otros creyentes el denominador común para contaminarlos (Ro. 16:17-20, 1 Ti. 1:19-20). Es posible que buenos cristianos, que han tenido un paso firme por un tiempo, de pronto se enfríen y se vuelvan a su vida vieja e incluso se vuelvan contrarios a la fe (Fil. 3:18-19, 2 Co. 11:3-4). Estos espíritus gobernadores pueden llegar a anular la voluntad del creyente, no son los espíritus groseros que se ven en los endemoniados perturbados o dementes, sino que las personas se ven tan normales, que aún tienen apariencia de ser creyentes muy espirituales, sin embargo, pueden llegar a sojuzgar al pueblo de Dios entre el cual se mueven. Personas con estos espíritus hasta pueden llegar a tener manifestaciones sobrenaturales que falsifican los dones del Espíritu, algunos de ellos ahora les llaman síquicos, con percepciones extra sensoriales o paranormales, o con “poderes mentales”. En las iglesias pueden parecer personas espirituales, que tienen visiones o revelaciones, pero que atraen a las personas hacia ellas para empezar a controlarlas, espíritus pitónicos y de sanación, por eso es necesario la operación del don de discernimiento de espíritus que los detecte, para apartarse de quienes caen en este engaño, hasta que despierten, la luz deshaga las tinieblas que tienen en su alma y se arrepientan para ser liberados y restaurados (Ef. 5:614). 6.- MALICIAS ESPIRITUALES EN LOS AIRES (Gr. Ponëria) Significa “malicia, inclinación mental hacia el mal”, cuando alguien tiene malicia todo lo ve mal, porque tiene una mente sucia, contaminada por estos demonios (Ro. 1:29, 1 Co. 5:8, Lc. 11:39). Estos son los llamados espíritus inmundos, son groseros, burdos, denigrantes y violentos, son la infantería del reino de las tinieblas. Se mueven en ambientes mundanos donde la sensualidad y la carne tienen libertad, despiertan los instintos más bajos del viejo hombre y, dependiendo del grado de control que consigan sobre la persona, pueden llegar a anularla por completo y manifestarse como maníacos o hasta como animales violentos. El endemoniado gadareno o los endemoniados gergesenos estaban tal invadidos de estos demonios, que mostraban una fuerza descomunal y eran fieros en gran manera (Mt. 12:43-45, Mt. 10:1, Lc. 10:17-20). No sólo se deben evitar los lugares de pecado, diseñados para la carne, como bares, burdeles, teatros de revista y otros espectáculos nocturnos, lugares cargados de demonios, sino también las cosas esotéricas, tales como el horóscopo, el zodiaco, la astrología y muchas otras artes mágicas; también las cosas espiritualistas y espiritistas. Estos espíritus proliferan en muchas páginas de la Internet y en programas de televisión y cine para adultos. Atacan desde la publicidad de bebidas, cigarros y otros muchos artículos. También deambulan entre las pláticas obscenas o de doble sentido y en la picardía, provocando malicia y despertando la lujuria y concupiscencia entre quienes lo toleran. Los espíritus inmundos o sucios son tan agresivos, que dañan a quienes le abren la puerta, los oprimen, los vejan, los enferman, hasta los poseen por completo y los atormentan cruelmente (Mt. 17:14-18). Para ayudar a personas con problemas mentales por la influencia o posesión de los demonios inmundos, es importante tener la mente limpia, llena de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo, es decir, mantener la unción mediante la búsqueda de Dios en ayuno y oración, recordando que nuestra autoridad para echar fuera demonios viene del ejercicio de la fe (Mt. 17:19-21). El Señor los arrojaba fuera de las personas, mandándoles con potestad que salieran y le obedecían, y mando al creyente que continuara esa labor (Mt. 8:16-17, Mr. 16:16). Contra todas estas fuerzas demoníacas, la Palabra de Dios nos manda vestirnos con toda la armadura espiritual de un guerrero de su reino, con lo cual no sólo podrá resistir el día malo, sino acabar con todo y permanecer firme, como aquellos héroes que acababan con los malos y ni se despeinaban, porque somos más que vencedores en Cristo. ------o-0-o------ VERDADES DEL DOMINIO GOBERNADORES DE ESTAS TINIEBLAS Por Ricardo Vivas Arroyo De las muchas cosas que Dios reveló al hermano Roberto, este estudio sobre la manera en que el diablo ataca al alma del creyente y puede llegar a controlarlo por medio de sus sentidos, cuando estos no están centrados en Cristo, me parece de lo más importante. Todos conocemos a alguien, aún a algún ministro, que habiendo caminado fiel a Dios por un tiempo, que ha tenido victoria sobre su temperamento y sobre sus malos hábitos y ha llegado a servirle en una manera eficaz; de pronto se desanima y retrocede a su vida vieja; en algunos casos vemos que su corazón se endurece de tal manera, que hasta se vuelve contrario a la fe. Eso nos desconcierta y nos preguntamos: ¿Qué pasó? ¿Por qué apostataron? ¿Será acaso que no son salvos? Nada de eso, lo que pasa es que muchas veces en el alma existen rincones oscuros de maldad que nunca se rindieron a Dios, y desde los cuales el diablo, que nunca se da por vencido, empieza a fortalecerse, hasta conseguir que el cristiano empiece a fallar, con lo cual irá ganando terreno hasta lograr controlarlo. Para poder entender la manera en que se van dando las cosas, veamos una de las batallas de la conquista de la tierra prometida, más significativas y especiales. El libro de Josué es un manual práctico muy importante para el creyente que quiere poseer su herencia, pues está lleno de ilustraciones de la manera en que obraron sus enemigos para impedir que los israelitas poseyeran su heredad y la forma en que los fueron venciendo hasta establecerse en ella. En otro momento estudiaremos con detalle lo que representan las siete naciones que tuvieron que expulsar de la tierra y como usar las armas espirituales que Dios nos ha dado contra tan poderosos enemigos; pero ahora nos abocaremos a la victoria sobre cinco reyes amorreos. La historia se narra en Josué 10:1 al 27. Cinco reyes amorreos, una de las siete naciones que Israel tendría que eliminar para poseer su tierra, se confederaron para atacar a la gran ciudad de Gabaón, porque se había rendido ante Israel, así que cuando Josué se enteró, subió del valle de Gilgal y enfrentó a los amorreos con la ayuda de Dios en Gabaón, hasta hacerlos huir, de modo que los persiguió hasta Beth-oron, donde Dios mismo mató más amorreos con piedras que llovieron del cielo, que los que mataron los israelitas a espada. Era tal la victoria, que Josué quiso exterminarlos en ese mismo día, así que oró a Dios y luego mandó al sol y a la luna detenerse y así sucedió por casi un día, hasta que Israel deshizo a los ejércitos enemigos. Cuando terminaron con ellos y se volvían a Gilgal, le avisaron a Josué que los cinco reyes confederados se habían escondido en una cueva de Maceda y sus escoltas los custodiaban, así que Josué mandó cerrar la entrada de la cueva con grandes piedras, mientras perseguían al ejército que los cuidaba hasta acabar con ellos, y algunos pocos se lograron salvar escondiéndose en sus ciudades amuralladas. Luego regresaron a la cueva y removieron las piedras de la entrada y sacaron a los cinco reyes, cinco generales de Josué los tiraron a tierra y pisaron sus cuellos. Josué los arengó diciéndoles que no temieran, porque Dios quería que derrotaran a todos sus enemigos y les hicieran de la misma manera que a estos cinco reyes; después Josué mismo los hirió y mató delante de todos y los colgó en cinco maderos hasta la tarde de ese largo día, que empezó a declinar cuando la batalla estaba totalmente ganada, y quedaron colgados hasta que oscureció, después Josué los mandó descolgar y fueron sepultados en la misma cueva donde se habían escondido y volvieron a cubrir su entrada con las grandes piedras. Para entender lo que esta batalla representa para los creyentes, vamos a identificar lo que prefigura el amorreo, el significado de los nombres de los cinco reyes, y de las ciudades que ellos gobernaban; así como el lugar dónde estaba la cueva en la que se escondieron; también es importante tomar en cuenta lo que hicieron los soldados, los generales y lo que hizo Josué; para aplicarlo a nuestra propia experiencia, si queremos heredar las cosas que Dios nos ha dejado como creyentes en su Palabra, nuestra tierra prometida que fluye leche y miel, y vencer al diablo y sus huestes que tratarán de hacernos retroceder. Amorreo significa “amar prominencia” y su obra se basa en el uso de la lengua para hacerse publicidad y centrar la atención en sí mismo, prefigura al espíritu del anticristo, uno de los siete espíritus satánicos que menciona el Nuevo Testamento que atacan a la Iglesia, cuando estudiamos al detalle la Guerra espiritual, explicamos el porqué de esta correspondencia. -Dentro de la jerarquía satánica, vimos que en el quinto rango se encuentran los gobernadores de estas tinieblas, que operan precisamente en los rincones oscuros del corazón no rendidos al Señor; así que los cinco reyes amorreos prefiguran a cinco demonios gobernadores. -Las cinco ciudades sobre las que reinaban, van a prefigurar las actitudes del creyente sobre las cuales estos espíritus se pueden fortalecer, basados en cada uno de los sentidos del alma, cuando no están centrados en Cristo. -Maceda, lugar donde estaba la cueva en la que se escondieron estos cinco reyes, significa “Lugar de pastores”, por lo que representa la voluntad o área del alma que decide, porque los pastores son los que guían al rebaño al lugar que ellos escogen. -Lo que hicieron los guerreros israelitas tiene que ver con lo que el creyente en problemas debe hacer, sacar del rincón oscuro a aquellos demonios gobernadores mediante el arrepentimiento y la fe en Dios, pues las piedras son figura de la incredulidad y hay que removerlas de la entrada de la cueva para sacarlos. -Los cinco generales que pisaron el cuello (pescuezo) de los reyes, prefiguran a los ministros que van a ayudar al creyente en problemas, intercediendo, liberando y aconsejándole para someter a estos demonios debajo de sus pies. -Finalmente Josué, como figura de Cristo, es quien los destruirá, ya que ya los venció en la cruz, donde quedaron crucificados con él, para que el creyente recupere su libertad, crucificando y sepultando para siempre al viejo hombre, para que estos gobernadores nunca más intenten controlarlo (Ro. 8:6-8, Col. 2:14-15). Como vemos, la cruz de Cristo es el lugar de nuestra victoria, cuando nos consideramos crucificados al mundo y a la carne y sólo vivos para Dios (Gá. 2:20-21, 5:24-25, 6:14, Ro. 6:6-13, 14:7-9). Consideremos caso por caso, y veamos cómo participan los cinco sentidos del alma y cómo es que Cristo puede ser el eje donde ellos se concentren y el alma no se distraiga, tome las actitudes correctas y no sea movida de su firmeza en el Señor; para lo cual los relacionaremos con los cinco nombres que Cristo tendría al venir a la tierra, profetizados por Isaías, cuando dijo que se llamaría: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de Paz (Is. 9:6). 1.- ADONISEDEC, Señor de justicia. Este rey organizó a los demás reyes para lanzarse contra Israel. Se vuelve obvio que es un falso señor de justicia, porque trata de ocupar el rincón oscuro de la justicia propia que todos traemos, al pensar que por buenas obras puede conseguirse el favor divino. La ciudad donde reinaba era Jerusalén, ciudad de paz, que ilustra la actitud que lo fortalece, porque era antes de ser conquistada por David, por lo que representa la falsa paz que produce la justicia propia y que impide que la conciencia, sentido del alma, cumpla su función de redargüir y producir arrepentimiento para buscar a Dios. La falsa paz considera innecesaria la obra de Redención por medio de la cruz, por lo que abre la puerta a este demonio gobernador amorreo o del anticristo, que convence al cristiano que su bienestar se debe a su bondad y a las convenientes relaciones que mantiene con los demás a cualquier precio, incluso sacrificando la verdad por comunión. Cuántos cristianos viven así, pensando que les va bien porque se portan bien a la opinión de los demás, sutilmente engañados, porque de esa manera el diablo los saca de la gracia y les vuelve hipócritas como los fariseos (Gá. 5:1, 4-7). Un ejemplo muy claro es cuando el Señor pregunta a sus discípulos, quién dice la gente que el Él, y luego les pregunta quién es para ellos, Pedro recibe una revelación de Dios, que Él es Cristo el Hijo del Dios viviente; a lo cual el Señor aclara que no fue por su inteligencia que lo había entendido, sino porque su Padre se lo había revelado. Así que si sus discípulos ya comprendían quien era Él, podría decirles a qué había venido, así que por primera vez les comenta en forma abierta que es necesario que Él sea aprehendido y torturado por los ancianos, los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y ser crucificado y resucitar. Entonces Pedro lo toma aparte y lo regaña, diciéndole que tenga compasión de sí mismo y que lo evite(Mt. 16:13-25). Suena lógico, si ellos están bien y la gente es bendecida, ¿por qué tener que sufrir? Pero aquel pensamiento no era de Pedro y tampoco vino de Dios, de pronto alguien más intervino su mente y lo convenció con ese argumento, y este fue Satanás, ya que el Señor Jesús ve a Pedro y le habla al que estaba en él: “Quítate de mí Satanás; me eres escándalo; porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los hombres”. Es muy importante tener claro que el diablo puede influir en nuestros pensamientos, cuando sentimos una falsa paz basada en la propia justicia. Así que el Señor de inmediato les declara cómo vencer ese engaño del diablo: “Si alguno quiere seguir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”, sacando al diablo de Pedro con esta palabra, pues la cruz es para el viejo hombre, a fin de que opere la gracia o suficiencia de Dios en el creyente mediante la nueva criatura. Para suplir al sentido de la conciencia, Cristo tiene el excelente nombre de Príncipe de Paz, pues es mediante su sacrificio expiatorio que tenemos paz para con Dios (Ro. 4:24-25, 5:1-2). Sólo la Sangre de Cristo puede limpiar verdaderamente la conciencia de las obras de la carne, para tener libertad de servir al Dios vivo (He. 9:14). Por medio de Él podemos acercarnos a Dios con plena confianza, con limpia conciencia, por su Sangre y su sacerdocio inmutable, porque Él es el autor de esa paz sobrenatural y perdurable (He. 10:19-22, Jn. 14:27, Ef. 2:14-18). 2.- OHAM, Jehová protege a la multitud ¡Qué hermoso nombre! Quién pudiera pensar que se trata de un demonio gobernador de las tinieblas, pero así es, es uno de los llamados espíritus protectores, que ofrecen “cobertura” a los creyentes basados en un falso título de ministro, provocando que la gente lo vea a él y no a Dios. Cuando alguien enfatiza que Dios lo usa mucho y habla de su gran ministerio, logrando que la gente lo vea a él, para después controlarlos y exigirles fidelidad a su persona, seguramente tiene atrás a este demonio gobernador. Hebrón era su ciudad y significa Alianza, así que este espíritu se fortalece en una actitud sectaria o basada en un interés personal, que demanda lealtad a sí mismo y sirve para comprometer a la gente con él, pretendiendo que lo que los demás son o lo que han recibido de Dios se lo deben a él, apelando siempre al sentido de la memoria para que nunca lo olviden: “Si no permaneces leal a mí, perderás mi cobertura y quedarás expuesto a muchas calamidades”, dicen con vehemencia, y añaden: “Si quien tiene autoridad sobre ti está mal, no es tu problema, Dios te va a bendecir si permaneces sumiso a él, y sólo así estarás seguro”. Gracias a Dios, Lutero tuvo el valor de rechazar esas amenazas y separarse del papado, salir de Babilonia para servir a Dios con integridad, fuera del control de este demonio protector y sectario. Es difícil discernirlo, porque trabaja en especial para controlar a ministros de Dios no rendidos a Él, o que han descuidado su consagración, como Pablo advirtió a los ancianos de Éfeso, que después de su partida vendrían algunos lobos rapaces con piel de oveja a dañar al rebaño, pero que dentro de ellos también se levantarían quienes hablaran con sutileza para llevar discípulos tras sí (Hch. 20:29-30). Hubo un hermano que debió por un tiempo destacar y ser reconocido entre las iglesias, pero después llegó a ser controlado por este demonio, al punto que naufragó en la fe, dañando a muchos creyentes y llevándoselos tras sí; se llamaba Alejandro, y fue el Oham de las iglesias del primer tiempo, pues su nombre significa “Ayudador de los hombres”, seguramente caminó bien por un tiempo, pero se descaminó de la fe, dividiendo a las iglesias y volviendo a muchos en contra de la verdad. Hubo otro hermano que también sobresalió y se le unió, Himeneo, que significa “Atrás del himen”, es decir, ofrecía a sus seguidores seguridad, como lo es la matriz para un embrión. Otro de sus compañeros fue Fileto, que significa “Amable”, buen nombre para llamar la atención hacia sí mismo. Todos estos hicieron mucho daño a la obra de Dios, ofreciendo doctrinas torcidas de ofertas y cosas llamativas con las que levantaron su propio reino usando el nombre de Cristo para conseguirlo (1 Ti. 1:19-20, 2 Ti. 2:17, 24-25, 4:14-15). Debemos reconocer a los que nos presiden en el Señor, agradecer a Dios sus ministerios y someternos a ellos voluntariamente, cuando ellos nos centran en Él; pero cuando intentan usar el ministerio para comprometernos con ellos y que sirvamos a sus intereses, debemos permanecer fieles a Dios por sobre todo compromiso humano que intente controlarnos (1 Co. 4:6-8, 7:23). Los verdaderos ministros no exigen pleitesía ni obediencia incondicional, nos centran en Cristo, nos inspiran, nos establecen en la sana doctrina y nos enseñan a vivir en la gracia, velan por nuestras almas como que han de dar cuentas ante el que las compró, nuestro Señor Jesucristo (He. 13:7-9, 17, 1 Co. 1:13-17, 3:5-9). Cristo Jesús debe llenar nuestra memoria con sus proezas y fidelidad, pues siempre nos ha sacado adelante y nadie puede resistir su poder, porque Él es nuestro Dios Fuerte, nombre con el cual no deja lugar a otros supuestos protectores (Sal. 77:10-15). 3.- PHIREAM, Salvaje merodeador Salvaje significa en estado silvestre, no doméstico. Un caballo salvaje es aquel que no ha sido domado, que no permite ser montado. Merodeador o que ronda, es alguien que no se está quieto, que se la pasa dando vueltas sin rumbo definido. Así que este demonio gobernador tratará de inducir al creyente a no someterse a nadie, es un espíritu independiente que no quiere reconocer autoridad sobre sí, es el otro extremo del gobernador anterior que quiere controlar, porque este no quiere someterse ni a aquellos a quienes Dios ha delegado autoridad. Su ciudad era Jerimot, que significa Altura, ilustra la actitud de orgullo o altivez sobre la cual este espíritu se fortalece, llenando el sentido de la razón de argumentos que justifican ante sí mismos su pretendida independencia, convencidos que es la mejor manera de vivir el cristianismo. Todos conocemos a cristianos así, que peregrinan de iglesia en iglesia, porque siempre encuentran fallas o defectos en todos lados y en todas las personas en el liderazgo, que les sirven de pretexto para no tener que someterse e integrarse a una iglesia local; espíritus críticos, perfeccionistas, analíticos de los demás, que creen que su vida nómada es correcta y siembran desconfianza en otros, volviéndolos como ellos. Pero con ello el diablo los vuelve vulnerables, pues al no estar integrados a una iglesia local, no tienen a alguien que vele por ellos y los cuide, que los establezca sobre una sana doctrina, que ore por ellos y les aconseje; que los corrija evitando que se desvíen; y tampoco disfrutan de las bendiciones que vienen de pertenecer a una iglesia como miembros del cuerpo de Cristo (1 Co. 12:12, 24-27). Ellos son los que dicen: “Ni de Pedro, ni de Pablo, ni de Apolos, yo sólo reconozco a Cristo como mi autoridad y a no me someteré a ningún hombre falible” (1 Co. 1:12, 3:3-4). Para ser liberado de este demonio salvaje y nómada, es necesario dejar esa actitud de orgullo que nos convierte en jueces de los demás. El orgulloso se cree muy listo y esta convencido que su independencia es lo mejor, sin darse cuenta que se encuentra expuesto al juicio severo de Dios y también al juicio del diablo (1 Ti. 3:6, Stg. 1:21-25, 2:4, 12-13, 4:11-12, Mt. 7:1-5, 1 Co. 4:5, 2 P. 2:10-12). Debe rendir su razón a Dios para que Él enderece sus pensamientos, la razón no sometida se entenebrece y deprava por acción directa de este demonio de la oscuridad (Ro. 1:21-22, 28, Tit. 1:15-16). La razón puede ser llena de Cristo al ser renovada mediante el culto racional (Ro. 12:1-2), otro de los nombres de Cristo que ministra al sentido de la razón es, Consejero, ya que con su sabiduría nos libra de los argumentos del diablo, iluminándola con la sana y sabia doctrina (Prov. 12:15, 20:18), volviéndonos domésticos de Dios, sumisos, bendecidos y seguros, protegidos de las falacias satánicas de la rebelión (Gá. 6:10, Ef. 2:19, He. 13:17). 4.- JAPHIA, Espléndido, Resplandeciente Prefigura un demonio ambicioso, presumido y egocéntrico, que desea sobresalir para lucirse y opacar a los demás. No se conforma con ser parte de un equipo que sirve; codicia la cima, quiere ser el número uno, para que todos lo amen y admiren, porque hay falta de balance en su sentido del afecto. Su ciudad era Lachis, que significa lugar elevado, también se traduce como impregnable, es decir, como algo poroso, lleno de espacios vacíos, que es lo que significa vanidad, prefigurando la actitud de soberbia en el alma, que le permite sentar sus reales en el creyente, y le obliga a buscar el reconocimiento y cariño de los demás a toda costa. Este gobernador de las tinieblas es muy popular, pues el alma humana trae espacio para él por naturaleza y de no rendirlo a Cristo, lo vuelve una persona competitiva, tramposa, codiciosa de vanagloria, ansiosa de ser alabada; hasta finge humildad para lograrlo y es capaz de volverse en contra de su mejor amigo, si con ello consigue sobresalir (Gá. 5:26, Fil. 2:3-4, 21). Cuando los apóstoles Jacobo y Juan se atrevieron a pedirle al Señor el mejor lugar en su reino, los otros diez apóstoles se enojaron. ¿Por qué? Porque seguramente ellos también lo deseaban y estos dos hermanitos se les adelantaron, de no ser así, el Señor no los hubiera llamado para aclararles cómo son las cosas en su reino, contrarias al mundo, y sólo lo hubiera tratado como dos ventajosos. Pienso que los otros diez tenían el mismo problema, eran motivados por un espíritu ambicioso (Mr. 10:35-45). Pedro en especial nos ilustra la acción de este demonio controlador, pues él permitía que continuamente se manifestara, más que en los demás; yo creo que por eso brincó del barco para caminar sobre el mar, para presumirles a los once, pero pronto se olvidó de su ambición, pues las olas lo asustaron y se empezó a hundir, al dejar de depender del Señor, que tuvo que venir en su auxilio (Mt. 14:22-33). El sacó la espada primero, aunque otros también traían la suya, quería demostrar que era el mejor, el más dispuesto y comprometido con el Señor, y se enojó con Él por que no le dejó defenderlo, avergonzándolo ante todos al pegar la oreja de Malco; luego, para demostrar que cumplía su palabra, fue el único de los apóstoles que entró a la casa del Sumo Sacerdote, pero su enojo le llevó a negar al Señor con maldiciones (Lc. 22:38, 49-51, Jn. 18:10-11, Mr. 14:66-72). Y fue muy notorio cuando trató de regresar a su vida vieja de pescador y otros le siguieron; pero cuando el Señor resucitado los llama desde la playa y les comparte un pez asado; sabiendo de su espíritu competitivo, le pregunta si su amor es mayor que el de los demás, a lo cual él asiente de inmediato, pero cuando le pregunta por tercera vez si le ama, Pedro se siente descubierto y pide a Cristo con tristeza que vea su interior; el Señor lo ha restaurado en su llamamiento y él se siente seguro de nueva cuenta y le vuelve a brotar el problema que tanto le estorbaba, porque ve a Juan y le pregunta al Señor: “¿Y este qué?”, no preguntó y qué con Juan, sino “éste”, en forma despectiva; a lo que el Señor le dijo que no le debía importar lo que hiciera con Juan, que él le siguiera, y le dio a entender que cuando fuera maduro, lo que él quisiera no sería relevante (Jn. 21:15-22). Otro ministro fue tan manipulado por este demonio, que cerró la puerta de su iglesia a otros ministros y aún llegó a correr de la iglesia a los que le hicieran sombra o no acataran su señorío, se llamaba Diótrefes, que significa “alimentado de la mano de Júpiter”, el consentido, que amaba el primado en la iglesia y apabullaba a los que mostraban alguna gracia de Dios y seguramente terminó solo y aislando a la iglesia, tristemente rodeado de malas personas, convenencieras, que lo adulaban para tener también una buena posición (3 Jn. 9-10). Cristo también puede suplir a plenitud al sentido del afecto, que cuando está insatisfecho, codicia y lucha por tener reconocimiento y ser amado, para que el diablo no lo saque de balance y lo manipule para dañar a la iglesia. Él es también Padre Eterno, que con ternura y comprensión satisface el corazón y le ministra reposo. Cuando recibimos el amor del Padre y nos llena de sus bendiciones, nos enseña el principio de servir a los demás con amor para cosechar el aprecio de quienes servimos (Mt. 7:9-12). 5.- DEBIR, Orador elocuente Un orador es alguien que sabe hablar ante la gente, uno elocuente es aquel que sabe usar la imaginación para convencer a su auditorio de sus argumentos. Así que éste es un espíritu hablador, lleno de argumentos convincentes sobre que la vida espiritual es una vida fácil, sin problemas y con mucha prosperidad. Todo mundo cree que la felicidad es tener salud, dinero y amor, así que eso les ofrece a sus seguidores para manipularlos mediante su sentido de la imaginación, desviando su confianza de Dios para desear las bendiciones materiales que Dios les pueda dar, por sobre las espirituales (Prov. 18:11). Un joven rico quería la vida eterna, pero finalmente la rechazó, cuando el Señor Jesús le pidió desprenderse de las cosas materiales para depender de Él y seguirle, porque confiaba en sus posesiones (Mr. 10:17-27). Su ciudad era Eglón, que significa Novillo bravo, de aquellos que no sirven para el arado, por falta de mansedumbre; ni para el sacrificio, por falta de humildad, y sólo tratan de patear contra el aguijón de quien pretende someterlos o guiarlos por el camino del servicio y del sacrificio, prefigurando la actitud de control sobre la cual se fortalece este demonio gobernador, ya que no acepta el yugo, esperando que otros lo lleven por él. Este demonio tomará ocasión en la persona con actitud controladora, que no hace, pero convence a otros que lo hagan; acepta responsabilidades, pero carga a los demás para que las cumplan, y después se atribuye los buenos resultados de los que sí sirven; siempre parece estar dispuesto, muestra mucho entusiasmo, pero a la hora del trabajo lo elude y adula a quienes lo harán por él (Mt. 23:1-14). Es preciso tapar la boca de estos palabreros, para que sanen en su fe y dejen de imaginar cosas fuera de Dios, para que dejen de fantasear y caminen en la verdad con fe viva (Tit. 1:9-14). Recordemos que hay una relación entre los sentidos del cuerpo, del alma y del espíritu regenerado del creyente, así que el sentido de la vista en el cuerpo, corresponde a la imaginación en el alma y a la fe en el espíritu, y si caminamos por fe y no por vista (2 Co. 4:18, 5:7), nuestra alma sumisa a Dios va a anticiparse a lo que va a suceder, imaginándolo. Por ejemplo, si vas a orar por un paralítico, tus ojos ven frente a ti algo imposible, pero al moverte en fe, le crees a la Palabra de Dios que dice que Cristo lo hizo y nos mandó hacerlo, por lo que tu alma sometida imaginará al hombre caminando y aún saltando; entonces darás la palabra de fe y después tus ojos verán lo que creíste. Pero cuando alguien deja que su imaginación vuele sin control, el diablo lo engañará y lo controlará, entonces ofrecerá muchas cosas a la gente que son irreales, predicará un evangelio de ofertas y de prosperidad material que logrará motivarla para que camine por un tiempo, sirva y se esfuerce en una falsa fe, pero terminará muy decepcionada, cuando vea una realidad diferente a la que se le ofreció en forma tan elocuente, y desistirá de seguir adelante, cayendo bajo el control de este demonio gobernador. Dios no preparó a sus discípulos para una vida fácil y confortable, sino para una vida dura pero llena de satisfacciones, no les ofreció el paraíso aquí, no los dejó de vacaciones, sino les pidió valor y coraje para perseverar contra las oposiciones del diablo, en medio de aflicciones y tribulaciones, no esperando obtener lo mejor de la tierra, sino las recompensas eternas en los cielos (Jn. 15:19-21, 16:1-4, 33). La imaginación es muy importante para caminar mirando con la fe la misma gloria de Dios, por eso su quinto nombre es Admirable, por sus obras maravillosas de amor (Mt. 9:8, 12:23, 15:31, Jn. 7:30-31), y por lo que Él es, ya que cuando lo comprendemos, podemos despreciar las cosas temporales y anhelar las espirituales, porque son eternas (Ro. 8:17-19, 2 Co. 4:16-18, Col. 3:14). Cuando Él llena nuestra imaginación y nos parece admirable, nada de esta tierra nos asombrará, nadie nos ofrecerá nada que nos distraiga del Señor para motivarnos por cosas fantasiosas, esperando el cumplimiento de las promesas divinas, y admirando al que es más asombroso que todo lo que ha creado. Si al comprender la acción del diablo contra los cinco sentidos del alma, mediante los demonios gobernadores que quieren establecer su control sobre tu vida como cristiano, las actitudes del alma sobre las cuales se fortalecen estos espíritus, y la naturaleza de Cristo que mediante sus nombres puede centrar tus sentidos en Él; te das cuenta que hay áreas oscuras en tu alma que necesitan ser entregadas a Dios, y ya te han causado problemas como los explicados, no lo pospongas, no permitas que el diablo encuentre aliados dentro de tu corazón, que te lleven a algún tipo de cautiverio que frustre tu ministerio y fruto. Arrepiéntete y saca de la oscuridad de esa cueva en tu corazón a aquellos gobernadores de estas tinieblas, pide ayuda a un ministro para que ore por ti, para que pise el pescuezo de ese adversario de Dios en tu vida, y recibe la libertad que Cristo ya ganó para ti al morir en la cruz, triunfando sobre el diablo y sus huestes; conservándola al tomar tu propia cruz cada día y vivir en adelante sólo para Dios y su perfecta voluntad (Prov. 28:13-14). Si conoces a alguien con alguno de estos problemas, intercede por él y busca la sabiduría de Dios para ayudarle; sé paciente y manso para con él, si quizás se zafe del lazo del diablo en que está cautivo a voluntad suya (2 Ti. 2:24-26). ¡Dios te bendiga! -----o-0-o-----