MANUSCRITO VOYNICH El libro que nadie puede leer Helena R. Olmo © Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale University La sección de Astronomía está llena de llamativos diagramas circulares con objetos celestes y símbolos astrológicos. Todo el que contempla las páginas del manuscrito Voynich cae rendido ante su belleza. Pero cuando se conoce su intrigante historia, el observador ya no puede evitar convertirse en esclavo de su misterio. Convertido en la obsesión de criptógrafos, botánicos, astrónomos, matemáticos y lingüistas desde que se conoce su existencia, podría ser en el siglo XXI cuando finalmente consigamos desvelar su significado. Fue hallado en un monasterio italiano en 1912, pero su secreto sigue blindado Los ordenadores modernos tampoco han sido capaces de romper el código 4 www.eloctavosabio.com ¿¿ Quién permanece indiferente a la atracción de viejos y polvorientos manuscritos? ¿A la imagen de manos firmes que, a pesar de trabajar bajo la sola luz de una vela, dedicaban jornada tras jornada en los scriptorium de los conventos para legarnos su sabiduría y su fe? Textos como el Vergilius Vatoicanus o el Vergilius Romanus se imponen por ser los más antiguos escritos en lengua latina; destacan por ser espléndidas láminas bizantinas ornamentadas con extrema exquisitez. Los textos áureos medievales asombran por estar rotulados en plata y los pergaminos teñidos de púrpura… Podríamos enumerar infinitos ejemplos hasta la aparición de los incunables. Pero ni todos ellos juntos superan el poder de admiración y atracción que produce el hermético manuscrito Voynich. Una fuerza que podría estar debilitándose. Una historia legendaria Una carta adjunta al manuscrito dice que la obra es copia de un original escrito por Roger Bacon, destacado filósofo y científico inglés, en el S. XIII. Solo este dato avalaba la importancia de un documento que ha hecho perder la cabeza a muchas personalidades a lo largo de los siglos. El emperador Rodolfo II de Bohemia, gran aficionado a la alquimia y a las ciencias ocultas pagó la desorbitada cifra de 600 ducados (unos 70.000 euros) por poseer el Voynich. Una carta da cuenta de la transacción. Ésta es la primera noticia verificable de la trayectoria del manuscrito. En la Kunstkammer, la impresionante habitación de la mansión de Praga donde Rodolfo II instaló su biblioteca personal, el emperador se reunía con astrónomos y científicos como Tycho Brahe y Kepler, religiosos como Giordano Bru- Sobre el Voynich se han vertido litros de lágrimas de desesperanza y frustración. Está escrito en un código desconocido que ni siquiera la más avanzada tecnología ha podido vulnerar Roger Bacon Rodolfo II de Bohemia no, magos negros como John Dee y ocultistas como Edward Kelley. Es más que probable que en aquel entonces hicieran un primer intento por entender el significado del documento. El siguiente momento significativo nos catapulta al 19 de agosto de 1666. El manuscrito reapareció en manos del rector de la Universidad de Praga, Johannes Marcus Marci, que decidió enviárselo al jesuita Athanasius Kircher, entre otras cosas, reconocido especialista en jeroglíficos egipcios y criptografía. No obstante, tampoco supo decodificar el texto. Derrotado, en 1912 Kircher depositó el manuscrito en una biblioteca jesuita, cediendo a otros la oportunidad de esclarecer el misterio. De allí fue a parar a la librería del colegio que la orden tenía en Mondragone, Frascati (Italia), donde en 1912 lo compró el librero Wilfred Voynich, de quien toma el nombre con el que el libro es conocido en la actualidad. Voynich hizo copias de sus páginas y las hizo llegar a estudiosos de medio mundo. El decano de Un botánico afirma ahora que las plantas en el libro provienen de México y que el libro puede estar escrito en una lengua azteca llamada náhuatl La entropía de las palabras empleadas en el manuscrito es coherente con la de otros lenguajes conocidos LA EDAD DEL MANUSCRITO La carta astral de Leonardo da Vinci Tycho Brahe Johannes Kepler > la Universidad de Pensilvania, William Romaine Newbold, especialista en lingüística y criptografía, recibió una de las reproducciones. Su nombre es uno de los más polémicos de la historia del manuscrito, no solo destacaba por su labor descifrando los documentos espías que los expertos de Washington eran incapaces de interpretar, además aseguró haber encontrado la clave del Voynich. Lo increíble es que poco después dijo haberla extraviado y cayó en descrédito. Otro notable le criptógrafo, William Friedman, considerado el mejor de la era moderna y uno de los fundadores de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA), también se enfrentó al reto, fracasando como sus predecesores. El manuscrito, fruto de tantos desengaños, pierde interés y descansa hasta nuestros días en la Biblioteca Beinecke de Manuscritos y Libros Raros de la En 2009, en un sótano de la Universidad de Arizona, el químico y científico arqueológico Greg Hodgins reúne a un equipo de investigadores qpara conocer la edad exacta del pergamino. Se encuentran en el corazón del Laboratorio AMS de Tucson, donde reside el acelerador de espectrometría de masas más sofisticado del mundo. El instrumento es capaz de detectar los átomos más esquivos del C14 y es bien conocido por la precisión de sus datación. No era la primera vez que se intentaba fechar el Voynich, pero con las primeras pruebas, al intentar establecer la fecha en que murió el animal cuya piel se utilizó para confeccionar las páginas, se obtuvieron varios resultados: siglos XIII, XVII, XVIII y hasta el XX; lo cual indicaba que las distintas manipulaciones habían dejado su rastro alterando la estructura. Por otra parte, los ropajes y peinados de los personajes representados tampoco fueron de gran ayuda, pues remitían a la Europa del S. XIII. Y, sin embargo, uno de sus dibujos más espectaculares es sumamente parecido a un girasol, lo que sugería que fue escrito después del Descubrimiento de América, ya que se trata de una de las plantas importadas del Nuevo Mundo. O bien, como ahora apunta Arthur Tucker, podría significar que el manuscrito procede de allí. Por fin, en 2011 supimos los resultados irrebatibles del AMS: el pergamino se hizo entre 1404 y 1438, era un siglo más antiguo de lo estimado. No había duda, las páginas elaboradas con piel de animal, las tintas y las pinturas, no difieren en absoluto de las de otros libros coetáneos. Este resultado, además, refuta de manera la sugerente hipótesis de la historiadora Edith Sherwood, que señala a Leonardo da Vinci (1452-1519) como autor del manuscrito. Faltaban décadas para el nacimiento de Leonardo. Sherwood se basa en que uno de los mapas astrológicos es la carta astral de Leonardo. Vemos un carnero, símbolo de Aries, junto a 15 ninfas desnudas y varias estrellas. La interpretación que hace Sherwood es que se refiere a alguien nacido el 15 de abril por la noche, como el genio florentino. Además, encuentra similitudes entre la caligrafía del manuscrito y la escritura especular de da Vinci. Precisamente la palabra escrita bajo el signo de Aries si se invierte, se asemeja a “Lionardo”, que es como Da Vinci escribía su nombre de pila. 6 www.eloctavosabio.com Giordano Bruno > John Dee Universidad de Yale (EE UU), catalogada bajo la signatura MS 408. Voynich, ¿antiguo libro azteca? Siendo yo también esclava de la magia de las páginas sepia del Voynich, de sus trazos que se me antojan orientales fluyendo alrededor de las ilustraciones de plantas, mapas celestes y ninfas –¿bañándose en la fuente de la juventud?–, no se me escapan los avances que entorno al manuscrito van consiguiendo los científicos. De manera que en cuanto supe de la excitante noticia de que el un botánico Arthur Tucker (Universidad Estatal de Delaware, Dover) ha reconocido algunas de las plantas representadas en la enigmática obra, me puse en contacto con él. «No hay duda –dice Tucker– son las mismas plantas que aparecen representadas en otros códices y obras de arte mexicanos del siglo XVI. De inmediato nos llamó la atención la similitud de la ilustración del xiuhamolli/xiuhhamolli (planta de jabón) en el Códice de la Cruz-Badiano, un herbario azteca de 1552, con la planta en la ilustración del folio 1v del Voynich. […] Las representaciones de ambas especies mesoamericanas son tan similares que podrían haber sido dibujado por el mismo artista. Esta posible indicación de un origen del Nuevo Mundo nos proponía un camino nuevo que se aleja de la mayoría de las investigaciones anteriores. Si nuestras identifi- Edward Kelley Johannes Marcus Marci caciones de las plantas, animales y minerales son correctas, entonces nuestro razonamiento se debe centrar en la Nueva España, a partir de 1521, fecha de la conquista, y 1576, fecha en que apareció en Europa». Tucker y su colega Rexford Talbert, antiguo investigador de tecnología de la información en el Departamento de Defensa de EE.UU. y de la NASA, han publicado un amplio artículo en «HerbalGram», la revista del Consejo Botánico de EE UU. En él detallan que de las 303 plantas dibujadas en el Voynich (aproximadamente el 12,5% del total), han logrado identificar 37, un mineral y varios animales que coincide con las ilustraciones de otros códices mexicas. «Inicialmente nos atrajo el folio 100r porque contiene lo que obviamente es un cactus, muy posiblemente Opuntia ficus. Por tanto, es bastante fácil transcribirlo al dialecto azteca náhuatl en que está escrito el Códice de la Cruz. En el mismo folio observamos otros ejemplos Estas palabras iniciales nos permiten descubrir otros nombres». Los investigadores además insisten en que no son las únicas pistas que han conducido a su conclusión, también han encontrado concordan- Helena R. Olmo Athanasius Kircher Wilfred Voynich William Romaine Newbold 7 William Friedman © Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale University Truker identifica la planta arborescente de este folio del Voynich [dcha.] con la planta del jabón [abajo] que ilustra el Códice de la Cruz-Badiano (1552), Encuentra especial similitud en las raíces y en la floración. 8 www.eloctavosabio.com Uno de los dibujos más espectaculares es sumamente parecido a un girasol, lo que sugería que fue escrito después del Descubrimiento de América, ya que se trata de una de las plantas importadas del Nuevo Mundo. O bien, como apunta Arthur Tucker, podría significar que el manuscrito proceda de allí. © Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale University > cias en uno de los minerales, en representaciones animales y en la caligrafía. En 2009, la Universidad de Yale presentó un informe sobre los pigmentos, a partir de los análisis realizados por el químico Alfred Vendl. Los resultados han sido comparados con los de otros legajos mexicanos del siglo XVI. No solo los pigmentos son compatibles, en particular llama la atención la presencia de atacamita: ¿un mineral del Nuevo Mundo en un manuscrito europeo anterior a 1576? «Sería difícil de explicar», dice Tucker. Como tampoco es fácil comprender la presencia del glifo de un pájaro como un marcador de párrafo. No se conoce ningún ejemplo similar en manuscritos europeos anteriores a la Conquista de México, pero sí es ha- Helena R. Olmo Arthur Tucker Marcelo Montemurro bitual en los códices mexicanos. Los autores también identifican algunos animales característicos de la fauna mexicana. Otra obra mexica que ha resultado de sumo interés ha sido el Códice Osuna (1563-1566), pues el lenguaje náhuatl tiene signos idénticos a los hallados en la caligrafía del Voynich. El "voynichés" no es un fraude © Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale University > 9 Queda mucho hasta poder asentar definitivamente el vínculo entre el «voynichés», como ya se conoce a la lengua del manuscrito, y el náhuatl, pero, desde luego, sí es posible afirmar que la lengua del manuscrito no es inventada. En 2013 quedó demostrado que este misterioso idioma cumple con todas las características técnicas de un lenguaje real. Un estudio de la Universidad de Manchester (Reino Unido), publicado en la revista científica «PlosOne», concluye que la estructura del lenguaje se asienta sobre patrones estadísticos que guardan semejanza con los de las lenguas conocidas. El manuscrito Voynich presenta una organización compleja en la distribución de las palabras, perfectamente compatible con las Los pájaros marcando el principio de un párrafo son una característica de los manuscritos mexicanos de la época, mientras que supuestamente en Europa no se conoce ningún ejemplo de este uso. > secuencias de las lenguas reales. Estos patrones no los tienen las lenguas inventadas. El estudio estuvo encabezado por el físico Marcelo Montemurro, de la Universidad de Manchester (Reino Unido), que nos explica que existe una unidad de medida conocida como la entropía de las palabras. Es el número de veces que un término se repite en un idioma. En el caso del «voynichés», «la frecuencia de los términos y su estructura son perfectamente compatibles con las de una lengua humana», afirma Montemurro. Varias palabras resultaron tener una alta entropía y cumplir además con la ley de Zipf, formulada en la década de 1940 por George K. Zipf, lingüista de la Universidad de Harvard. Según esta pauta, la frecuencia de repetición de una palabra en una lengua natural se divide de la siguiente manera: el segundo término que más se repite lo hace con la mitad de la frecuencia que el primero, el tercero lo hará con una frecuencia de un tercio..., y así sucesivamente. Los lenguajes construidos de ficción, como las lenguas élficas del universo Tolkien, no tiene esta particularidad. Con el manuscrito Voynich nuevamente de actualidad también me preguntaba qué avances habría hecho Montemurro desde el pasado año. ¿A qué se debe tu interés por el manuscrito? Junto con mi colega y amigo Damian Zanette (Centro Atómico Bariloche, Argentina) comenzamos a desarrollar métodos estadísticos que fueran capaces de extraer estructuras con significado a partir de secuencias lingüísticas, incluso cuando no se asume conocimiento previo sobre la estructura del lenguaje subyacente. Estos métodos resultaron sumamente exitosos para caracterizar el contenido semántico de los textos, y fueron probados en un corpus consistente en miles de libros. Inmediatamente consideramos que estos métodos, que no asumen conocimiento previo del lenguaje, podrían aportar nuevos resultados al problema del Voynich. Desde el principio estaba claro que identificar un texto con significado o decodificarlo eran dos desafíos muy distintos. Nosotros podíamos ser útiles al primer propósito y, tal vez, usar los resultados para, en segunda instancia, acometer el siguiente problema. Conocemos tus avances, ¿alguna novedad? Existe un plan para realizar una serie de análisis adicionales. De momento hemos concluido que existen palabras en el Voynich que cumplen el rol de keywords. Mas aún, utilizamos esas palabras clave para extraer redes semánticas, que caracterizan familias de palabras relacionadas mediante su significado. El siguiente desafío es encontrar algún tipo de relación entre estos términos y su significado específico. Sería un primer paso a la decodificación del texto; algo similar a como se dedujo el significado de los jeroglíficos egipcios. ¡El problema es que aquí no es evidente cuál sería nuestra piedra de Rosetta! En el caso del Voynich, el único elemento semántico con un © Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale University > 12 www.eloctavosabio.com > significado descifrable son las ilustraciones; por tanto, si se pudiese establecer un vínculo entre ciertas palabras y determinadas ilustraciones, podríamos sacar la primera pista en cuanto al significado de algunas de las keywords. Precisamente se acaba de publicar un nuevo estudio realizado por el botánico Arthur Tucker, relacionando ciertas ilustraciones de las plantas del manuscrito con algunos vegetales nativos de América Central. Tucker sugiere, además, que el indescifrable idioma podría ser un dialecto extinto de la lengua mexicana náhuatl. Sí, he leído el artículo. La propuesta de Tucker suena muy interesante y, de ser cierta, nuestros resultados coincidirían. Pero creo que hay todavía una larga lista de escollos en el estudio que sería necesario clarificar con un análisis más riguroso antes de evolucionar una hipótesis al nivel de evidencia científica. Por ejemplo, de las más de 300 plantas que aparecen en el manuscrito, los autores encuentras semejanzas con plantas mexicanas en aproximadamente el 10% de los casos. Y tampoco hay una discusión completa sobre si absolutamente todas las características de las plantas identificadas coinciden o solo tienen algunos aspectos similares. Esto es relevante ya que ha habido mucha especulación en el pasado respecto a la identificación de los vegetales, y unos de los inconvenientes técnicos mas importantes es que muchas de las plantas parecen híbridos inexistentes, que combinan partes de varias especies. Por ello, deberíamos preguntarnos si, dada la precisión vaga de los dibujos, no es posible que algunas de las identificaciones sean parciales o meras coincidencias. Sucede igual con los pocos animales supuestamente r e conocidos, el escaso detalle de los dibu - jos y lo relativamente común de las especies emparentadas a ambos lados del Atlántico. De la misma manera, si bien se alude a una constatación mineralógica, en realidad, la conexión es solo putativa con un solo mineral encontrado en las tintas (atacamita), cuya presencia es aludida como una posibilidad más que como certeza. Otro punto donde los autores podrían haber provisto algún análisis cuantitativo es precisamente en relación a la estructura del lenguaje: ¿existe alguna consistencia entre la estadística de símbolos (caracteres, sílabas, palabras...) de la lengua náhuatl y el texto del Voynich? Finalmente, como me comenta mi amigo Zanette, la presencia del zodiaco, a pesar de ser importante –por cierto, una construcción neta- Helena R. Olmo mente Euroasiática—, la sección astrológica no es comentada por los autores. distintas secciones del manuscrito se relacionan por su estructura lingüística. El resultado de ese análisis muestra que las secciones mas fuertemente similares lingüísticamente son coincidentemente aquellas que más se asemejan en cuanto a el contenido de las ilustraciones. En resumen, la hipótesis me parece muy interesante, ahora el desafío es ver si existe alguna evidencia robusta que la apoye. ¿Cuál es tu intuición sobre qué información guarda el manuscrito? Respecto al origen de la obra, de los autores se le han atribuido, ¿tienes alguna opinión personal forjada? El único indicio sobre el contenido del manuscrito está dado por ahora en las ilustraciones. En mi opinión aluden claramente a un tratado relacionado con la alquimia y la salud. Ha habido muchas especulaciones al respecto pero no creo que sea posible decir nada sólido hasta que algún análisis concluyente logre vincular el texto con las ilustraciones. En nuestro trabajo hemos logrado dado un paso en ese sentido al establecer cómo las © Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale University Tampoco es posible asociar la autoría del texto con ningún nombre. Por ahora no hay indicios procedentes del propio texto o de sus dibujos. El único vínculo establecido en su momento fue con Roger Bacon, pero solo en base a una carta escrita en el siglo XVII que así lo refleja y que estaba guardada entre los folios del manuscrito. ¢ 13