diciembre 2014 Extracto de la entrevista para Decanter Agustin Huneeus Sr Este empresario californiano de origen chileno ha dejado su huella en los vinos de ambas regiones vinícolas tras haber participado en todos los niveles, desde vino a granel a Cabernet de culto. Gerald Asher se encuentra con él. Respetado en el mundo del vino de California por su energía y visión para los negocios, Huneeus entró en contacto con el vino en la Costa Oeste, como presidente de Seagram- de Paul Masson. Desde que en 1977 tomara la decisión de dejar Seagram y vivir en California, su participación ha sido muy diversa, desde la producción de vino a granel del Valle Central, a ser dueño y gerente de pequeñas y variadas bodegas como Cancannon, Mount Veeder, Flower Estate y Franciscan Estate. Desde finales de 1980, Huneeus también ha jugado un papel importante en el renacimiento de la viticultura chilena y en su éxito en la escena mundial. En particular, jugó un papel decisivo en el desarrollo del Valle de Casablanca, donde él y Valeria crearon los viñedos y bodega Veramonte. En reconocimiento a su contribución a la viticultura (y economía) de Chile en 2010 fue condecorado con la medalla de Caballero por Servicios Meritorios a la República. Huneeus no tenía ninguna relación con el vino cuando un amigo lo invitó en 1960 a unirse con algunos otros en un nuevo emprendimiento. "Yo tenía 26 años y Concha y Toro, ahora una empresa floreciente, estaba completamente deteriorada". "Yo no sabía nada de vino, de comercio de vino o viñedos; sin embargo, la gestión de la empresa me tocó a mí. Pero pasar el tiempo en una viña y caminar todos los días por los viñedos te hace algo. Descubrí, mientras me interesaba cada vez más en lo que estaba pasando, que gran parte del vino que producíamos era más que bastante bueno". "Había aprendido que un buen vino refleja siempre su origen. Hoy sé que el origen es interpretado por la variedad utilizada. En términos musicales, es el instrumento mediante el cual se expresa la partitura del lugar -su suelo, su exposición, su clima. Por lo tanto, la variedad debe ser el instrumento adecuado para hacerlo". "Chile también está descubriendo su propia diversidad y las variedades que lo definirán. Lo que comenzó en California en 1960 y 1970 no siguió el mismo curso en Chile hasta los años 90. Chile se rige más por la tradición que California, y se ha movido más lentamente, pero ya está produciendo apasionantes vinos de terroir, que están estableciendo características regionales que podemos reconocer y apreciar".