Cartas de un psicólogo a su maestra Recordando a Carmen Luisa Uribe La paradoja de los buscadores Alfonso Orantes Usted nos comentaba sobre un proverbio chino que decía que predecir era difícil, especialmente cuando se trataba de predecir el futuro. A pesar de la ironía, se mantiene vigente. Quien se hubiera imaginado en aquellos días, los cambios que vendrían cuando las dudas nos ayudaba a clarificarlas el fiel amigo Larousse, ese maravilloso diccionario enciclopédico, que ahora se presenta con variados ámbitos de cobertura y multiplicidad de apariencias1. El futuro trajo primero el correo electrónico, luego las páginas WWW, hasta llegar a la magia de los buscadores o localizadores de información antepenúltimo paso, pues nunca se sabrá cuáles serán los siguientes, dentro del terreno de la prestidigitación digital en el ámbito de Internet. Ahora, resulta que no todo es tan fácil para todos. Hace poco una apreciada profesora universitaria me comentaba lo difícil que para algunos puede resultar el utilizar un buscador para navegar en pos de fuentes valiosas de información. Esto es un claro ejemplo de lo puede llamarse el Síndrome de la Biblioteca de Alejandría “Un joven aprendiz de Luxor, fue a Alejandría en busca del conocimiento. Luego de leer frenéticamente volumen tras volumen, quedó convencido de que no sería suficiente toda su vida, la de sus futuros hijos y la de sus nietos para leerlos. Quedó convencido de que una maldición pesaba sobre ellos. En un intento por romper el hechizo, incendió la Biblioteca. Ahora se le denomina el «Síndrome de Alejandría», según el cual quien busca información encontrará mucha más de la que es capaz de utilizar2. Claro, en todo lo que se hace hay que tener conocimientos previos y aquí se pone de manifiesto ese principio fundamental en las cosas del aprendizaje. Cuando se recurre a un buscador bien sea Google, Bing, o Yahoo, puede apabullarnos con listados interminables que poco nos pueden servir, si no está claro lo que buscamos específicamente. Para esto hay que tener una idea claro, en caso contrario nos aturde. Si ponemos digamos, un término genérico como “pedagogía,” aparecen veintidosmil entradas y buscar dentro de esa magnitud es misión imposible. Pero, si deseamos conocer algo en particular, como su definición, entonces se llega pronto a una aclaratoria: “Este término era un compuesto de dos palabras griegas: paidos (“niño”) y gogía (“conducir” o “llevar”). Por lo tanto, el concepto hacía referencia al esclavo que llevaba a los niños a la escuela…la pedagogía es el conjunto de los saberes que están orientados hacia la educación, entendida como un fenómeno que pertenece intrínsecamente a la especie humana y que se desarrolla de manera social.2” Aunque sólo es un ejemplo, apunta a que para buscar hay que tener claro lo que se busca, tal como lo planteó Robert Mager, el creador de la tecnología para elaborar y precisar los objetivos de enseñanza con todo y fábula: “Si no estás seguro a dónde vas, sin que te des cuenta, puedes terminar en otro sitio”. El caballito de mar, protagonista de la fábula cayó en manos de varios personajes marinos que le cobraban para decirle hacia donde debía ir en busca de la fortuna y terminó en las fauces del tiburón y perdiendo antes todos sus ahorros. Esta paradoja plantea que para buscar algo conviene saber algo de ese algo. Esto nos ayudará, como primer paso, en las palabras de la Profesora de la historia, a “diferenciar la hojarasca de los arbustos. ca25-buscon-3-2013 1 . La metamorfosis de este recurso puede apreciarse en: http://www.larousse.es/ 2. El nuevo espejito de Blancanieves en : http://analitica.com/bitblioteca/aorantes/espejito.asp Se consultó la definición, la cual apareció en el primer lugar de los listados (http://definicion.de/pedagogia/) 4 . Semblanza en Rober F. Mager en: http://www.lifecircles-inc.com/Learningtheories/Mager.html 3.