361836. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XXXIX, Pág. 2890. SUBROGACION CONVENCIONAL, APLICACION DE LA LEY DE PAGOS EN CASO DE. Tratándose de una subrogación convencional, no como en la generalidad de los casos acontece, por convención entre el acreedor y el subrogado, sino realizada entre este último y el deudor, tal vez hasta ignorándolo el acreedor, que recibe el pago y es extraño al pacto celebrado entre aquéllos, es interesante fijar estos hechos, para poder apreciar la condición jurídica ya existente, de la que dimanan consecuencias distintas. La subrogación es siempre, por nuestras leyes, y en general por la jurisprudencia, como una forma de cumplimiento de las obligaciones, como un medio de extinguirlas, con relación al acreedor primitivo, convirtiendo en acreedor al que ha pagado la deuda; lo cual hace que, en cierto modo, se confunda con la cesión de acciones, que es otro medio de extinción de las obligaciones. Tratándose del pago y la subrogación, dice Colín y Capitant, el crédito pagado por el solvens, subsiste en su beneficio, con todos sus accesorios, con todas las acciones que a él van unidas. El subrogado se coloca en el lugar del accipiens y, desde este punto de vista, procura, el subrogado, todas las ventajas de una cesión de crédito. Sin embargo, esta transmisión de crédito al subrogado, no debe ser asimilada por completo a una cesión pura y simple. No hay que olvidar que el tercero subrogado ha pagado al acreedor y que la subrogación solamente se hace para asegurar el reembolso. Esta idea viene a limitar la primera, desde dos puntos de vista: I. Si el tercero ha obtenido del acreedor una carta de pago total, aunque éste se haya contentado con una cantidad inferior al importe nominal de su crédito, el subrogado no puede reclamar al deudor más de lo que ha pagado. Otra cosa sucedería si se tratara de un cesionario que hubiese adquirido el crédito, pues entonces, el cesionario podría reclamar al deudor la totalidad de la cantidad debida por éste, aunque hubiese comprado el crédito por una cantidad inferior. Para los efectos de la aplicación de leyes de pago, en casos de esta naturaleza, es suficiente la diferencia señalada. Si se trata de una subrogación convencional, realizada entre el deudor y el subrogado que, aun cuando se haya pactado con anterioridad, tuvo su realidad jurídica en el momento de verificarse el pago al acreedor, momento en el cual se determinó, de manera especial, el quantum de lo pagado, es por ese quantum por el que debe reembolsarse al solvens, quien solamente tiene derecho a que se le reembolse en ese quantum, sin perjuicio de cualesquiera otras obligaciones que, en el contrato de subrogación se hubiese pactado. Si se tratara de una cesión de crédito, la cosa cambiaría, porque el derecho del cesionario sería el mismo que el del cedente y no el del simple reembolsante, como en el caso de subrogación. Expónense estas ideas con objeto de establecer, a su vez, la aplicación de la Ley de Pagos, y no cabe la menor duda que la fecha en que debe estimarse que nació la obligación, no es la de la obligación primitiva, sino la fecha en que se verificó la subrogación. Amparo civil directo 354/30. González Maximiana, sucesión de. 12 de diciembre de 1933. Unanimidad de cinco votos. La publicación no menciona el nombre del ponente. -1-