ENCUMBRARSE FRENTE A LAS DIFICULTADES ¿Se ha parado a pensar qué sucedería si, de la noche a la mañana, debido a una enfermedad o a un accidente, usted perdiera alguna de las variopintas capacidades que las personas necesitamos en el día a día? ¿Cómo cree que sería su vida si le amputaran una mano, quedara parapléjico o perdiera la habilidad para hablar? Cada vez es más común, aunque igualmente sorprendente, ver cómo personas que sufren diversos tipos de limitaciones, se integran en la sociedad logrando vencer esas restricciones o al menos supliéndolas gracias a la plasticidad del organismo y, especialmente, a la fuerza de voluntad del ser humano. Hace ya un par de siglos, mucho antes de que la tecnología de hoy día nos fascinara con aparatos futuristas, apareció en el mundo de la lectura Louis Braille, creador del alfabeto que lleva su nombre, y gracias al cual las personas ciegas pueden sumergirse en el mundo de los libros, ya que consiste en un sistema de lectoescritura táctil compuesto por puntos en relieve. Unos años más tarde, y en el entorno de un colegio para niños discapacitados, surgió la genial idea de colocar un cascabel dentro de un balón para que las personas ciegas o débiles visualmente pudieran disfrutar de este deporte. Hoy día esta modalidad está incluida dentro de las categorías deportivas de los juegos paralímpicos, al igual que el baloncesto en silla de ruedas o la natación con algún tipo de limitación física. ¿Por qué las personas con ciertas discapacidades no van a poder disfrutar de un partidillo entre amigos, de conducir un coche o de pertenecer a un club de lectura? Eso mismo debió pensar Erik Weihenmayer, uno de los escaladores que ha logrado coronar las siete cumbres, con la peculiaridad de ser ciego. A los trece años, y debido a una enfermedad congénita, perdió la mayor parte de su vista, suceso que no impidió que descubriera esta intensa afición y la desarrollara hasta su punto más extremo. ¿Cómo pudo ser eso posible? La conquista de estas siete cimas fue posible gracias a la colaboración de dos personas que guiaban y escoltaban a Erik, describiéndole el terreno e indicándole dónde y cómo poner sus pies y sus manos. Esta ayuda, que obviamente se considera imprescindible, tal vez hoy no sea tan necesaria gracias a un invento que bien podría estar sacado de la mejor película de ciencia ficción. Este proyecto consiste en una red de electrodos creada por un neurocientífico pionero en el campo de la plasticidad, Paul Bach-y-Rita, y denominada BrainPort. Está formada por unos seiscientos electrodos diminutos que se colocan en la lengua, entorno idóneo para la transmisión de señales por su composición química, y que le permiten al sujeto “ver” lo que tiene delante de él. El funcionamiento es el que sigue: una cámara de vídeo situada en la cabeza del sujeto capta el contexto en el que éste se desenvuelve, con todos los detalles que una persona vidente captaría del ambiente y tendría en cuenta, y manda la información a los electrodos colocados en la lengua, que la transforman y la envía al cerebro del sujeto, más concretamente a la corteza visual del mismo, de forma que éste pueda interpretar esas señales nerviosas y “ver” todo aquello que le rodea. Visión completa de un prototipo de BrainPort. Fuente: http://science.howstuffworks.com/brainport3.htm A pesar de que en un primer momento a Erik le resultó bastante complicado interpretar la información recogida por la videocámara, poco a poco y con mucho tesón, consiguió manejar la información y utilizarla para guiar sus movimientos. Actualmente Eric utiliza este dispositivo no sólo para realizar escalada sino también para su día a día, consiguiendo incluso jugar con su hija. Erik utilizando el dispositivo para realizar escalada en rocódromo. Fuente: http://nihrecord.nih.gov/newsletters/2009/03_20_2009/story3.htm Este peculiar caso muestra lo importante que es la persistencia y la constancia de las personas cuando se trata de superar retos y de lograr hacer lo que uno más desea, pero especialmente pone de manifiesto la grandeza de la mente humana cuando aúna motivación y avances tecnológicos y la manera en la que nuestro organismo es capaz de adaptarse para hacer de éste un mundo más placentero dónde vivir. Pilar Madueño es licenciada en Psicología por la Universidad de Granada y cuenta con varios años de estudio del campo de la Psicología Clínica. Si quieres saber más: - https://www.nei.nih.gov/news/briefs/weihenmayer.asp - Weihenmayer, E. (2002). Touch the top of the world: A blind man's journey to climb farther than the eye can see: my story .