Estadísticamente se ha demostrado que los hijos de padres alcohólicos son hasta cuatro veces más propensos a desarrollar problemas con el alcohol que el resto de la población general. El Alcoholismo o la dependencia de alcohol es una enfermedad que incluye cuatro síntomas: Deseo. Una necesidad fuerte o urgencia por beber. Pérdida de control. No poder parar de beber una vez que se ha comenzado. Dependencia física. Síntomas de reajuste, tales como descompostura de estómago, sudor, temblequeo o ansiedad, tras haber dejado la bebida. Tolerancia. La necesidad de beber mayor cantidad de alcohol para “emborracharse”. Las personas con antecedente familiar de alcoholismo, deberían encarar el consumo moderado de alcohol con prudencia. Es posible que les resulte más difícil mantener hábitos de consumo moderados, que a otras personas en cuyas familias no existe historia de alcoholismo. Una vez que una persona pasa del consumo moderado de alcohol a tomar en exceso, aumenta considerablemente el riesgo de problemas sociales, problemas familiares y problemas médicos. Algunas personas no deberían beber en absoluto, incluyendo: • mujeres que están embarazadas o están intentando hacerlo • personas que están recuperándose del alcoholismo • cualquier persona que anticipa tener que conducir un automóvil o llevar a cabo alguna otra actividad que requiera atención • personas que se encuentran tomando ciertos medicamentos • personas con determinadas condiciones médicas. Un profesional de la salud puede evaluar sus hábitos con respecto al consumo del alcohol y determinar si fuera necesario que disminuya el consumo o lo elimine por completo, y cómo hacerlo. ¿Ha sido afectada tu vida por la bebida de otra persona? A millones de personas les afecta cuando una persona allegada bebe en exceso. Las estadísticas indican que por cada alcohólico activo, se afecta un mínimo de siete personas. El problema de la adicción al alcohol u otro tipo de drogas revela la existencia de otros problemas asociados, como es el de la codependencia. La codependencia es una condición psicológica en la cual alguien manifiesta una excesiva y a menudo inapropiada preocupación por las dificultades de alguien más, olvidándose de su propia vida. Algunos de los síntomas más significativos del codependiente son el miedo, la tristeza, el odio, el resentimiento y las inseguridades. Es importante entender que encargarse de las necesidades propias no significa que uno deja de amar a la persona alcohólica. Mas bien, quiere decir que uno ya no se deja herir ni manipular por las acciones de alguien más. A medida que la persona codependiente aprende actitudes diferentes y se vuelve más fuerte y saludable, deja de centrar la atención en el cuidado del alcohólico para encargarse de un mejor cuidado de sí mismo. Esto a su vez, provoca a menudo que el alcohólico se sienta dispuesto a buscar ayuda. Llámanos, queremos servirte (787) 7040705 http://www.facebook.com/paedeinspira