EL FA ¿puede seguir siendo considerado una fuerza de izquierda

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Semanario VOCES | Julio 2011 |
EL FA ¿puede seguir siendo considerado
una fuerza de izquierda?
ENRIQUE RUBIO-Senador
Con la aceleración de los cambios científico-tecnológicos que se ha producido en el
tiempo contemporáneo y con la crisis del socialismo de Estado concomitante con el
empuje del pensamiento y la práctica del neoliberalismo, buena parte de la izquierda
mundial ha quedado desorientada. A la pérdida del paradigma se le suma el
desencanto de la postmodernidad, la crisis de referencias y la ausencia de una visión
con perspectiva de larga duración. En la situación descrita, es natural que sienta un
profundo desasosiego y sus respuestas se diversifiquen.
Una parte de ella se ha atrincherado y reivindica contra viento y marea la vigencia de
las tesis de la “izquierda clásica” con propuestas que frecuentemente no muestran
mucho anclaje en la realidad. Otra parte se ha zambullido en el más absoluto
pragmatismo, rebajando sus propuestas al mínimo y autodenominándose la izquierda
“aggiornada” o “moderna” ha adoptado, sin una reelaboración, seria buena parte de
los tópicos que la derecha postula como inevitables. Una tercera procura reflexionar
en profundidad y busca caminos alternativos frente a la reacción atávica y al
pragmatismo “post” de la izquierda rebautizada y pasteurizada.
El resultado, aún en el mejor de los casos, es la crisis de certezas, el malestar
intelectual y la pérdida de cohesión cultural en ese amplio y difuso colectivo que es la
izquierda.
En este marco, el Frente Amplio, en el que conviven estas tres respuestas pero que fue
capaz de definir un programa común, ganó las elecciones en el 2004 y realizó un
exitoso gobierno que le permitió volver a triunfar en el 2009 manteniendo la mayoría
parlamentaria. En las dos ocasiones mencionadas, triunfó levantando un programa
definidamente de izquierda, proponiendo impulso al país productivo, mejora en la
distribución del ingreso a través del aumento de salarios, jubilaciones y otras
prestaciones de seguridad social, una reforma de la salud abarcativa de toda la
población, nuevos derechos sociales, culturales y humanos.
Y los resultados nos muestran que las políticas aplicadas han sido efectivas para los
objetivos buscados. Un crecimiento espectacular del PBI, acompañado de un aumento
(tomando como base diciembre 2004) en el salario real del 27% y del 29% en
jubilaciones y pensiones. Una tasa de desocupación en los niveles más bajos desde que
se comenzó a medir, en el entorno del 6%, con 234.000 nuevos puestos de trabajo
creados entre 2005 y 2010. La creación del FONASA, que ya significó cobertura médica
para miles de uruguayos que carecían de ella, con un avance paulatino hacia la
universalización del sistema. Y así podríamos seguir detallando avances impactantes.
Creo que conviene tener en cuenta que:
I) El FA ha gobernado dentro del sistema vigente, con todos sus frenos y contrapesos
institucionales y legales, además de los emanados de la acción de los actores sociales y
políticos opuestos a su programa de cambios.
II) Para el país productivo que propusimos y estamos construyendo es imprescindible
la inversión, y solamente habrá inversión si hay expectativa de ganancia. Esto significa
que lo distributivo tiene límites objetivos, independientes de la voluntad del gobierno,
traspasados los cuales no hay inversión viable.
III) Y otra regla implacable es que un país pequeño como el nuestro, debe ser
competitivo con el mundo y ser eficiente en la producción de bienes y el suministro de
servicios como condición necesaria para sobrevivir a la competencia internacional.
Tal vez el respeto por estos tres enunciados, imprescindibles en esta etapa, puedan
sembrar dudas o confundir a algún impaciente, que no tiene en cuenta las relaciones
de poder y la dura y desigual pelea por desplazar la hegemonía en favor de la
sociedad..
Pero yo invierto el sentido de la pregunta, a la luz de los resultados y de los sectores
favorecidos por las políticas aplicadas. Tras esa verdadera prueba de fuego que
significa el ejercicio del gobierno por un período y medio, ¿alguien puede dejar de
considerar al Frente Amplio una fuerza de izquierda?
Si a alguno le quedan dudas, basta leer a los calificados voceros de nuestra derecha.
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