REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA MATURÍN ESTADO MONAGAS PROF. Dra. LUITZABETH ALCALÁ PENSAMIENTO POLÍTICO LATINOAMERICANO PARTICIPANTES: CARABALLO NEIRY OSPINO MAIBELLYN PALOMO ANGÉLICA NOTA 17.092.272 16.175.012 10.301.534 PFG INFORMÁTICA 2DO TRAMO SEC 01 1 DE DICIEMBRE, 2009 L os pobres bajaron de los cerros. Fue una respuesta espontánea ante la grave crisis económica, política y social del país. La explotación, exclusión, corrupción y abandono fueron las causas fundamentales que sumergieron a Venezuela en una crisis total que hizo estallar el 27 de febrero de 1989 una sorpresiva manifestación popular que históricamente se conoce como “El Caracazo”. El aumento en el costo del pasaje, como consecuencia directa del aumento del el precio de la gasolina, fue la gota que rebasó el vaso y que comenzó a ahogar a la población los días 25 y 26 y sirvió de estímulo para hacer valer los derechos que habían pisoteado el gobierno de turno. Se desató la ira en los diferentes sectores de Guarenas y lugares aledaños, Antes de la 6 de la mañana, estudiantes y trabajadores que acudían a sus actividades rutinarias, se negaron a pagar el aumento de los precios y protestaron violentamente contra el atropello. Guarenas se convirtió rápidamente en la aglomeración más importante de la protesta por su condición de “ciudad recinto”, que aloja a una gran cantidad de gente humilde que estudia y trabaja en Caracas. Hora y media después ya se reportaban la quema de algunas unidades de transporte público y los primeros saqueos de establecimientos comerciales (abastos y bodegas). Los saqueos comienzan porque la gente estaba cansada de que le escondieran los artículos de primera necesidad y eso lo hacían los comerciantes para luego vender con sobreprecio, no se conseguía la leche, ni el café, tampoco el azúcar, faltaba la harina de maíz, el arroz y otros productos. Lo que aconteció el 27 de febrero, tuvo su origen en el llamado "Paquete Económico", ideado por los gobernantes con el objetivo de recuperar la economía del país, cosa que no ocurrió ya que ese programa económico contemplaba entre otras cosas liberar las tasas de interés, activa y pasiva, en todo el sistema financiero, eliminar la tasa de cambio preferencial con la unificación de la tasa cambiaria; dejar que el mercado libre fijara el precio de las divisas y efectuar las transacciones internacionales con ese precio. Además, el “paquetazo” como le decían algunos, establecía, la liberación de precios de los productos, menos los considerados de la canasta básica; aumento progresivo de la gasolina y de los servicios públicos como agua, gas doméstico, electricidad, y además, del transporte público. Desde la misma madrugada del lunes 27, el lío se extendió al otro lado de la ruta Guarenas-Caracas y el terminal de pasajeros del Nuevo Circo fue ocupado por estudiantes que denunciaban a los choferes. De manera espontánea y sin liderazgos visibles, la protesta se regó por toda la ciudad. Aparecieron barricadas que bloquearon el tráfico en las avenidas Bolívar, Fuerzas Armadas; Plaza Venezuela y la autopista Francisco Fajardo. Las familias adineradas que vivían en sectores más privilegiados se sentían amenazadas y se preparaban para acometer a “la chusma” como le llamaban de manera muy despectiva. En el interior del país en ciudades como San Cristóbal, Barquisimeto, Maracay, Barcelona, Puerto La Cruz, Mérida, Maracaibo y Valencia se incorporaron apoyando a estos manifestantes que crearon una fuerte ola de protesta, estos sucesos iniciados en Guarenas, estado Miranda, tuvieron mayor repercusión en Caracas, por las medidas económicas y sociales impuestas por el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez y la creciente tasa de pobreza de ese momento. Ese día el pueblo respondió con furia y claridad a los atropellos e injusticias de los gobiernos pasados. La rabia se desbordó por las calles. El conformismo y el temor a la represión fueron dejados de lado para confrontar los mecanismos que intentaban contener las luchas del pueblo y el empobrecimiento acelerado del país por una vida digna. La respuesta del Gobierno fue la represión desmedida. En algunas zonas la policía disparaba de manera indiscriminada sus armas automáticas contra la gente que participaba en los saqueos y en distintas direcciones, incluso a los apartamentos y viviendas porque manejaban la hipótesis de que había francotiradores de la misma comunidad. Otros cuerpos policiales y de inteligencia que participaron en la represión aprovecharon la ocasión para realizar allanamientos en busca de individuos con expedientes y/o que hubieran tenido participación en protestas o manifestaciones anteriores. Así como también se aprovechó la situación para hacer ajustes de cuentas. También se dio el caso de que en algunos lugares, los funcionarios policiales permitieron un saqueo controlado, es decir ellos organizaron a los saqueadores para que entraran por orden en los establecimientos comerciales. Al final de la tarde, el presidente Pérez apareció en televisión para anunciar la suspensión de las garantías constitucionales y el establecimiento del Estado de Emergencia. La orden fue que la Guardia Nacional y el Ejército reprimieran los disturbios y con ella se desató la segunda gran arremetida contra la población. Sectores populares con alta densidad de población como Catia, Petare y El Valle fueron sometidos al fuego de militares que, aparte de no estar entrenados para atender problemas de orden público, tomaron la decisión de disparar contra el pueblo. Todos los que salían de sus casas después del toque de queda eran brutalmente asesinados sin mediar palabras, sólo podían circular los médicos, personal de farmacia y empleados de los hospitales con sus respectivas credenciales y permisología. Un balance general de “El Caracazo” indica que el enfrentamiento disparejo dejó, principalmente más de 3 mil muertos, y no 300 como reportó el Gobierno; cabe destacar que los hospitales estaban colapsados con tantos heridos y la morgue así como las funerarias no se daban abasto, pero lo más sorprendente de esta situación es que de manera clandestina se llevaban los cadáveres para ocultarlos, es decir los estaban desapareciendo para que el mundo no supiera de la terrible masacre. Sin embargo tiempo después todos esos cuerpos fueron hallados en La fosa común de “La Peste” nombre que le dieron al lugar por el terrible hedor que despedía. Este acontecimiento fue en dos vías, testigo y acusador de esta masacre incalculable. Se ha puesto de manifiesto y evidenciado que Carlos Andrés Pérez e Italo Del Valle Alliegro fueron los responsables intelectuales de la masacre; la defensa del dinero, antes que las personas por parte de los organismos multilaterales; el duelo en miles de familias venezolanas; miles de desaparecidos y la economía en peor situación que cuando arrancó el “paquetazo” de Pérez. Fue el saldo que dejó el terrible caracazo. Años siguientes se logró la indemnización para algunos de los familiares de las víctimas de la masacre y a otros que fueron afectados directamente. No cabe duda que ese acontecimiento marcó la vida de muchos venezolanos.