Más retos que oportunidades. Francisco J. Valero y Paula Papp

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13 al 19 de junio de 2016
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Análisis RATING BANCA
Más retos
que oportunidades
■ Paula Papp
y Francisco J. Valero
Socios de Analistas Financieros
Internacionales
Sin lugar a dudas, nos encontramos
en un momento en el cual la banca,
tanto española como internacional,
se encuentra ante más retos que
oportunidades.
Hace varios años que el negocio
bancario no puede considerarse
exactamente un “buen negocio”. Ello
se debe a la conjunción de dos elementos: los retos existentes que
impiden alcanzar objetivos de rentabilidad sostenibles a largo plazo y
los generados por la necesidad de
dedicar importantes esfuerzos en el
cumplimiento de requerimientos
regulatorios, que han crecido de forma exponencial respecto de los
establecidos previo a la crisis.
Retos ligados a la
generación de rentabilidad
Los bajos niveles de rentabilidad
generados no son privativos del sector bancario español. Las entidades
bancarias de toda Europa se
encuentran ante la necesidad de
mejorar los niveles de rentabilidad.
Ejemplo de ello es que los niveles de rentabilidad en relación al
capital (Return on Equity o ROE) de
las entidades más significativas de
la eurozona se ha mantenido, desde 2009, muy por debajo de los
dobles dígitos, sin alcanzar en todo
caso, los niveles de rentabilidad exigida por los accionistas.
Los datos para los negocios ubicados en España evidencian el mismo patrón. Analizando las cifras
publicadas por el Banco de España
resulta evidente que el ROE del
4,3% del 2015 está muy por debajo de cualquier nivel de referencia
razonable del coste del capital.
Como no puede ser de otra manera, esta es la razón básica por la que,
salvo por pocas excepciones, los
precios de mercado de las entidades se encuentran significativamente por debajo de sus valoraciones
contables.
Ni siquiera un año de robusto crecimiento de la economía española,
en el que se ha observado un notable impulso de la actividad y de la
creación de empleo, ha permitido
que la rentabilidad global del negocio en España mejore y alcance niveles aceptables. Por el contrario, 2015
cerró con una caída en la rentabilidad media de un punto porcentual
respecto de 2014.
Los niveles de rentabilidad se han
ROE PARA LAS ENTIDADES BANCARIAS MÁS
SIGNIFICATIVAS DE LA EUROZONA
Fuente: SNL Financial
reducido en más de 6 puntos porcentuales desde los niveles pre-crisis. En 2008 el ROE se situaba en el
10,6% (ya inferior a los años de
euforia previa), lo que contrasta con
el poco más del 4% actual.
¿Qué factores han impactado
negativamente en la rentabilidad en
esta comparativa?
—El principal factor de ajuste tiene que ver con la mucha menor contribución del margen de intereses.
Las razones últimas son los extraordinariamente bajos tipos de interés
vigentes, así como la reducción de
las carteras crediticias como consecuencia del proceso de desapalancamiento que aún se sigue produciendo.
—Las mayores exigencias de
capital a las que se ha visto sometido el sector promovidas tras la dura
experiencia de recapitalizaciones y
rescates públicos durante la crisis.
—El menor nivel de las comisiones, lo que está asociado también
a los todavía menores volúmenes
de negocio bancario.
—El agregado de ingresos por
dividendos y resultados de operaciones financieras.
¿Cuáles positivamente?
—Básicamente, la reducción de
los gastos de explotación como con-
secuencia de los procesos de integración y reestructuración orientados al aumento de la productividad
y la eficiencia. Esta reducción de
gastos es importante, por cuanto
contribuye de forma permanente al
aumento de la rentabilidad del sector, aunque son insuficientes para
compensar el efecto de los factores
negativos.
—Las menores dotaciones por
deterioro de los activos bancarios
que ya se están realizando frente a
las de 2008, también tienen un
impacto positivo, aunque casi testimonial. Nótese que nos referimos
a la comparación estanca de 2015
frente a 2008, porque es obvio que
las pérdidas por deterioro durante
el periodo de crisis han sido sustancialmente superiores.
El efecto neto es una pérdida neta
de ROE de algo más de seis puntos. Esta pérdida es extraordinariamente difícil de recuperar en el
actual contexto en el que: a) la banca deberá seguir aumentando su
dotación de capital tras los cambios
regulatorios, b) la política de tipos
cero ha venido para quedarse durante una larga temporada, c) el proceso de desapalancamiento seguirá
lastrando el aumento del volumen
del negocio y d) la capacidad de
generación de ROF y dividendos es
muy limitada.
Adentrándonos en la principal justificación de estos escasos niveles
de rentabilidad, es necesario establecer que los reducidos tipos de
interés - algunos ya son negativos,
con sus inconvenientes propios- es
un mal que afecta a todo el sector
bancario europeo.
El motivo por el cual este contex-
ROE DEL NEGOCIO BANCARIO EN ESPAÑA;
COMPARATIVA 2008 VS 2015
Fuente: Afi a partir de datos del Banco de España
to de tipos en mínimos genera un
elemento de tensión responde a que
la fuente tradicional de ingresos de
la banca se cimienta en la diferencia entre los tipos de interés cobrados por los préstamos y los pagados por los depósitos. En un entorno como el actual, los ingresos derivados de los préstamos concedidos
se reducen de forma significativa,
mientras que los pagados por los
depósitos no poseen tanta flexibilidad de ajuste. Si bien se trata de un
mal común, su efecto es especialmente dañino en sistemas como el
español, en el cual la mayor parte
de los préstamos concedidos se
encuentra a tipos variables y donde
los depósitos captados de los clientes minoristas (familias y empresas)
se encuentran retribuidos por unos
tipos de interés que no permiten
recortes adicionales, al situarse muy
próximos a cero.
Sumado a este elemento, el sistema español cuenta con un lastre
adicional, el peso de los activos
improductivos. A pesar de los
esfuerzos de desapalancamiento del
sector y de venta de los activos
adjudicados, el promedio de las entidades cotizadas en España mantenía, a diciembre de 2015, un 10,2%
de morosidad y un volumen significativo de activos adjudicados que
no genera ingresos pero sigue consumiendo costes de financiación.
Es necesario soltar lastre para recuperar parte los niveles de rentabilidad conseguidos en el pasado.
Adicionalmente a estos elementos, y con una relevancia cada vez
mayor, ya que condiciona la existencia de las entidades bancarias
como un todo, el sector se encuentra sometido a una competencia
cada vez mayor por parte de nuevos entrantes en el mercado, a la
necesidad de cubrir los requisitos
cada vez más exigentes de los clientes -que buscan soluciones más
adaptadas a las nuevas tecnologías y respuestas más inmediatas a
sus necesidades- y por último, aunque no menos importante, a las exigencias crecientes de un único
supervisor bancario.
La regulación bancaria
En este contexto, algunos piden,
desde dentro y fuera de las entidades afectadas, un parón en la marea
reguladora que viene llegando constantemente a éstas, algo que, pareciendo un objetivo razonable, pensamos que dista mucho de conseguirse en estos momentos.
En primer lugar, la nueva regulación, como Basilea III, tiene como
objetivo superar debilidades observadas en la anterior, incluso introduciendo temas nuevos, como la liquidez o las retribuciones, que no sólo
deben ser regulados, sino que hay
que comprobar en la práctica si las
normas que se aprueban realmente
sirven para los objetivos perseguidos.
En estos momentos, no está ni mucho
menos finalizado todo el desarrollo
de Basilea III, como sucede con el
ratio de apalancamiento o con el de
liquidez más estable.
Algo análogo sucede con la unión
bancaria, que hace pocos años no
existía, por lo que ha debido regularse desde cero. Si en estos
momentos, por lo que se refiere a la
supervisión, está totalmente desarrollada y en pleno funcionamiento, no sucede lo mismo con la resolución, donde apenas se ha empezado, pese a que está actualmente
en plena vigencia. No hablemos del
tercer pilar que se la supone, el fondo de garantía de depósitos europeos, que no sabemos si va a despegar y de qué forma.
Todo ello, sin contar con la evolución de la normativa específicamente española, como ha sido
recientemente la Circular del Banco
de España 4/2016, llamada a modificar el análisis y la cobertura del
riesgo de crédito a partir del próximo 1 de octubre.
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