Tentaciones del poder absoluto

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CULTURA y POLÍTICA / Publicación del Instituto PRISMA y PLURAL editores / Nº 69 / 1era. quincena de septiembre 2010 / Bs 5
Destitución de autoridades electas y amedrentamiento a la oposición
Tentaciones del poder absoluto
Las argucias judiciales
para destituir a
alcaldes y gobernadores
de la oposición, la
condena a prisión
de un ex Presidente
por difamación y
la inconstitucional
“recuperación” de las
acciones de fancesa,
configuran un repertorio
de acciones destinadas
a consolidar el “poder
total” al que aspira
el Gobierno. En
lugar de abocarse a
la construcción de los
gobiernos autónomos y
a la gestión eficiente del
desarrollo productivo,
el mas sigue apostando
a la persecución de
los adversarios y a la
concentración absolutista
del poder político y
económico.
Artista invitado: Edgar Arandia Quiroga.
Life’s Good
La consigna del vivir bien gana insospechados adeptos entre las empresas transnacionales que compiten
por el control del litio. La francesa Bolloré presentó
al gobierno boliviano una propuesta para la explotación del codiciado mineral bajo el título de “Un
proyecto franco-boliviano para el vivir bien de los
bolivianos en armonía con la Pachamama”. La propuesta abunda en consideraciones sobre el desarrollo “en plena armonía con la naturaleza”, “la protección de los recursos naturales”, la conservación de
“la fauna y la flora, el aire y el agua”. No se sabe al
final si el proyecto es para la explotación del litio o
la creación de un parque nacional. El Canciller boliviano, conmovido con la propuesta, declaró: “aquí
está el auto, está en el altiplano, junto a nuestras llamas”. La competencia inmediata de Bolloré es LG
de Corea, cuyo lema corporativo es Life’s Good: “La
vida es buena” o simplemente “vida buena”. El vivir
bien crece en las filas del capitalismo de punta.
Contrapuntos
Crónica
Aitor Iraegui: anatomía de las purgas políticas, 4
Carlos Mesa Gisbert argumenta contra el miedo, 5
Entrevista a Reymi Ferreira: Santa Cruz, un gigante
que se levanta, 6
Horst Grebe analiza el sector estatal de la economía
a propósito del cambio accionario en fancesa, 7
Valió un Potosí: la captura del Tribunal Electoral,
Plataforma de la Izquierda Democrática, 8-9
Entrevista a Carlos Fernando Chamorro:
tensión entre los medios de comunicación y el
poder político, 14
Juan Cristóbal Mac Lean E.: Escrituras, márgenes y
garabatos, 15
Debate
Alberto Zelada Castedo examina el Medio Oriente:
entre el fracaso y la esperanza, 9
José Mirtenbaum: Estado Plurinacional o II República
Federal, 10-11
Libros y cine
Leonardo García Pabón presenta Tocnolencias de
Jaime Saenz, 12-13
Jorge Luna Ortuño: Homenaje a Daniel Campos, 16
Alfonso Gumucio Dagron: La pasión del testimonio,
reseña de La palabra de Paz, 17
Mauricio Souza Crespo, Amantes: el amor en estos tiempos, 18
Jaime Saenz
Obra (casi) completa
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/
editorial
1era. quincena de septiembre 2010
Poco país para tanto poder
E
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Joan Prats (†)
Fernando Mayorga U.
Horst Grebe López
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José Antonio Quiroga T.
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l despliegue de la “quinta fase de la revolución” –la del
poder total– comenzó con la aprobación de las cinco leyes orgánicas que le otorgaron al partido de gobierno el
control de todos los poderes del Estado y el tutelaje sobre
las flamantes entidades autónomas. A lo que el mas logró con el
voto popular –el control del poder Ejecutivo y de la Asamblea
Legislativa– se sumó luego la captura del poder Judicial y del Órgano Electoral, mediante designaciones legales de magistrados y
vocales, y la destitución progresiva de las autoridades opositoras
en los gobiernos municipales y departamentales.
Pero la estrategia del “poder total” no
se agota con la conquista partidaria de todos los espacios del poder político. Apunta, además, a la obtención de todo el poder
económico y de todo el poder “cultural”
o simbólico, tal como anunciaran reiteradamente los principales conductores del
oficialismo. Los procesos judiciales contra los dirigentes opositores –incluyendo
a ex presidentes de la República– vienen
acompañados por acciones conducentes
al incremento del patrimonio estatal mediante la compra forzosa de acciones en
empresas que alguna vez fueron públicas;
el acoso a empresas privadas que están en
manos de “opositores”, y la adquisición o
neutralización de medios de comunicación
para sumarlos al “proceso de cambio”. El
punto culminante de esta estrategia será
la instauración del control social que, previsiblemente, cumplirá las funciones de
los “comités revolucionarios” con los que
cuentan ya algunos países del alba.
Si nos representáramos cada una de las acciones políticojudiciales que se suceden a diario como fotogramas de un largometraje y pudiéramos ver la película completa, estaríamos frente
a un thriller (el verbo thrill significa asustar, estremecer o emocionar) de conspiraciones violentas y de intrigas judiciales, más
que a una superproducción épica que exalta las glorias del pueblo
y de su héroe. Porque el pueblo que sería beneficiario de esta
suma de todos los poderes no parece estar muy conforme con
la gestión del proceso de cambio. Así lo expresó electoralmente
en siete de las nueve capitales departamentales en las que perdió
el mas; en los conflictos sociales de Caranavi y Potosí, y en la
exigencia de los movimientos sociales de que se cambie la mitad
del gabinete que estaría, según ellos, contaminando la revolución
con hechos de corrupción, ineficiencia y abuso de poder.
El crecimiento del Estado suele hacerse a costa del empequeñecimiento de la sociedad. Va quedando poco país para tanto
poder, al punto que podemos imaginar que cuando el poder sea
realmente total, el thriller pasará a los episodios de purgas, fracturas internas y amenazas exteriores, replicando experiencias autoritarias que contribuyeron a desvirtuar la imagen del socialismo
real. Hay en toda esta trama un comportamiento profundamente
antidemocrático. Destituir a autoridades electas mediante argucias judiciales –como sucedió en Quillacollo, Potosí y Sucre y está a punto de suceder en La Paz– es un desconocimiento de
la voluntad popular expresada en las urnas.
Y lo mismo sucede con la “recuperación”
inconstitucional de empresas privadas que
anteriormente formaban parte del patrimonio público y luego fueron privatizadas.
Si no se puede administrar con un mínimo
de eficiencia e idoneidad el poder siempre
limitado que otorgan las urnas, ¿para qué
ampliarlo por la fuerza hacia esferas del
aparato económico y político para las que
no está adecuadamente preparada la gestión
gubernamental? Comentando la aplicación
de esta receta económica, el propio Fidel
Castro sostiene que a estas alturas “el modelo cubano no funciona ni para nosotros”.
La tentación absolutista ha hecho presa del partido de gobierno. Pero ¿qué queda
fuera del poder cuando éste se hace total?
Queda, como siempre, el reino de la verdad
y el mundo de la vida: de la buena vida que se predica con tanto
entusiasmo, pero que es incompatible con un sistema en el que
toda la sociedad –y no sólo los gobiernos subnacionales– cae bajo
la coerción hegemónica de un pequeño núcleo de poder situado
por encima de las leyes y de las instituciones.
Contra las formas premodernas de absolutismo se instauró
la República democrática. ¿Qué opciones tiene la ciudadanía hoy
para contraponerse a las formas postmodernas de absolutismo?
La idea de una segunda República que supere simultáneamente la herencia del neoliberalismo y del populismo autocrático
aparece en el horizonte de las luchas sociales como un proyecto
viable, democrático y auténticamente autonómico –o federal– de
construcción social y estatal.
Disentir y acusar
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del Consejo Editorial
L
a sentencia de dos años y ocho meses de cárcel dictada por un juez contra Jorge Quiroga Ramírez ha sido
denunciada ante organismos internacionales como una
violación a la libertad de expresión. Hay en este caso algunos antecedentes y circunstancias que merecen ser tomados
en cuenta a la hora de formarse una opinión sobre el enjuiciamiento del ex Presidente por delitos de difamación, injuria y
calumnia contra el Banco Unión.
En el pasado, hubiese sido impensable que condenen a
una ex autoridad nacional por una acusación semejante. Hay,
evidentemente, cambios en la justicia boliviana sobre todo en
relación a personajes que se consideraban intocables o que debido a su poder político gozaron de impunidad durante las dos
décadas de “democracia de mercado”. En cambio, hay antecedentes de periodistas que fueron apresados por delitos parecidos: Antonio Peredo del Semanario Aquí y Ronald Méndez
Alpire de El Mundo estuvieron presos por difamación. Wilson
García Mérida fue también procesado más de una vez por revelar las conexiones criminales de políticos todopoderosos. El
Secretario General de la oea declaró que esperaba que “de
acuerdo con las normas que rigen en nuestro sistema [interamericano] la sentencia con respecto del ex presidente Quiroga
sea revisada”, puesto que a su juicio no puede haber delito de
injuria o calumnia contra una persona jurídica. “Que una persona deba ir presa porque lesionó la moral de un banco no me
parece razonablemente aceptable”, subrayó.
Obviamente es discutible si la acusación de Quiroga –como
antes las de Peredo, Méndez o García– merece la pena de cárcel.
En cambio, no es razonablemente aceptable hacer acusaciones
sin pruebas. El ex Presidente considera con justa razón que detrás del fallo está el amedrentamiento del gobierno contra los
políticos de la oposición. En profusas declaraciones a la prensa –que desmienten por sí solas la falta de libertad de expresión– Quiroga dijo que el gobierno coarta el derecho a disentir.
Pero disentir no es lo mismo que acusar sin pruebas. Lo que es
evidente es que el gobierno y su aparato jurídico no trata por
igual a opositores y oficialistas. Porque si hay un gobierno que
se ha caracterizado por injurias, calumnias y difamaciones a sus
adversarios, además de una infinidad de acusaciones sin pruebas,
es justamente el que ahora condena a Quiroga Ramírez.
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contrapuntos
1era. quincena de septiembre 2010
Las purgas políticas
Aitor Iraegui*
En las purgas políticas parece ser que, como en los grandes maremotos, cuando comienzan ya no saben bien cómo detenerse
y terminan llevándose todo por delante, incluyendo a sus propios promotores.
“Vivimos sin sentir el país a nuestros pies,
nuestras palabras no se escuchan a diez pasos”
Osip Mandelstam
L
a Academia de la Lengua [Academia de la Lengua
Española] le da al término purga varias acepciones. Nos interesan dos, la primera, manifiestamente política, tiene que ver con la purga como
“expulsión o eliminación de funcionarios, empleados, miembros
de una organización, que se decreta por motivos políticos”. La
segunda, que aparentemente parecería no estar relacionada ni con la política ni con la primera definición, está
en realidad estrechamente vinculada con ambas y entiende la purga como la “limpieza de una cosa eliminando de ella
todo lo que no le conviene o se considera malo o perjudicial”.
No es en absoluto casual que ninguna de las dos definiciones se refiera a eliminar lo que es objetivamente malo,
sino lo que no le conviene o lo que se considera malo o lo
que es políticamente malo y ahí reside la base ideológica
de la purga política y lo que hace que en ella coincidan
el significado político y el sentido escatológico: la purga como depuración, como expulsión, violenta y por la
puerta de atrás, del supuesto detrito, de la impudicia, de
lo que se presume le quita pureza (o calidad) al cuerpo, o
a la organización, o al partido, o a la revolución.
En una primera interpretación se podría llegar a suponer que la purga posee, por supuesto si estamos dispuestos a prescindir de cualquier connotación ética, de cierta
racionalidad, de cierto contenido pragmático, porque es
verosímil conjeturar sobre la dificultad de llevar adelante
proyectos políticos cuando se está rodeado de personas
que no sólo no comparten las mismas ideas, sino que están, radical o parcialmente, en contra de ellas. Entonces,
el Poder podría juzgar provechoso intercambiar capacidad por lealtad o, al menos, lealtad dudosa por fidelidad
incuestionable y, en consecuencia, la purga podría tener
un componente, al menos supuesto, de funcionalidad, de
optimización de la gestión, de allanamiento del camino.
Pero incluso siendo lo anterior cierto, a nadie le escapa
que, en la práctica, la purga no suele ser resultado de un
esfuerzo racional para una mejor administración sino que,
usualmente, suele deberse apenas a una fatua demostración de poder, a una revancha, a una costumbre, a un afán
ejemplarizador, a una necesidad de espacios libres, a un
cambio repentino de humor del que manda o a cualquier
otro factor impredecible e insondable.
Posiblemente la purga existe, en mayor o menor
medida, en todos los sistemas: en los regímenes autoritarios, en los totalitarios y también en las democracias.
Sin embargo, en la medida que la organización es más
democrática tiene instrumentos más complejos para
resolver las pugnas y los antagonismos y posee mejores
instituciones, pesos, contrapesos y vías de resolución
de conflictos que le permiten solventar las contradicciones más o menos ordenadamente y más o menos pacíficamente. En el sentido contrario, en la medida que
la organización es menos democrática (y de un modo
invariablemente proporcional), esos mecanismos no
existen o existen pero no funcionan y los actores se ven
inclinados a encontrar otras vías para resolver sus diferencias y como resultado, las discrepancias, las divisiones y los pliegues internos acaban zanjándose mediante
la confrontación y la posterior eliminación (política o
material) del contendiente más débil.
Pero es que, además, las purgas
no buscan sólo prevenir o enfrentar al otro, al enemigo o al contrario, sino que, en realidad, donde
posiblemente la purga alcanza su
momento más álgido, su esplendor,
digamos, más inquietante, es cuando
tiene un espíritu inter pares, cuando
el esfuerzo no se dirige a limpiar lo
que queda afuera, sino que se concentra en lo que está adentro y entonces la purga no va dirigida hacia
el adversario, sino hacia el que, hasta
hace poco, era el amigo, el compañero, el que marchaba justo al lado,
codo con codo. Por supuesto, en
el amigo puede esconderse, agazapado, el enemigo más peligroso y cualquiera que tenga
experiencia en política lo sabe. Escribía Carl Schmitt que
el antagonismo político es el más intenso y extremado y
Alcmeón de Crotona insistía en que es más fácil cuidarse de
un varón enemigo que de uno amigo. El purgador no tiene
ninguna duda al respecto y actúa en consecuencia. Por lo
tanto, hay un momento específico en el que la purga deja
de penalizar la oposición y comienza a castigar la mera
competencia y ese es un punto crítico y sin retorno, donde
la arbitrariedad deja de tener un sentido definido y comienza a adquirir una dimensión general.
Consiguientemente, la purga, independientemente de su tamaño y de su intensidad, implica un esfuerzo
de eliminación de todo aquello que, al menos desde el
punto de vista del que tiene más poder, suponga, real o
potencialmente, una interferencia para el buen funcionamiento de las cosas. Pero como incluso en el sistema
menos democrático la depuración debe ser de algún modo
justificada (sobre todo para no alertar excesivamente a
los posibles futuros purgados) nuevamente se apela a argumentos que tienen que ver con la mugre y la desinfección. Así, junto a los verdaderos maleantes (que siempre
existen), también los competidores, los opositores, los
críticos y las demás presencias inoportunas pasan a ser,
sencillamente, podredumbre: espías, infiltrados, rezagos del pasado, conspiradores, vendepatrias, corruptos,
traidores e insidiosos; en definitiva gentuza contra los
que no es posible actuar con miramientos, sino a los que
únicamente se puede contrarrestar, en aras del interés
colectivo, utilizando instrumentos categóricos y más o
menos violentos. Es decir, purgándolos. Por supuesto, el
nivel de contundencia de la purga (es decir, la distancia
entre los dos términos que utiliza el diccionario: eliminación y expulsión) es variable. En las democracias la purga
se zanja, habitualmente, con una carta agradeciendo los
servicios prestados. En los regímenes autoritarios al purgado se lo encarcela, se lo deporta o, en el peor de los
casos, se lo ejecuta. En los sistemas totalitarios el purgado igualmente puede terminar encarcelado, deportado o
ajusticiado pero, por si acaso y con fines preventivos, se
hace lo mismo con sus parientes, con sus vecinos y con
sus amigos cercanos. Sobra decir que estas diferencias
no son, en absoluto, ni formales ni menores.
La purga, como esfuerzo sistemático, alcanzó su
mayoría de edad durante el extraordinario, en el más
funesto sentido de la palabra, gobierno de José Stalin
al frente de la Unión Soviética. Stalin emprendió una
serie de violentas purgas sucesivas
que empezaron a finales de los
años 20 y que no terminaron hasta inicios de los 50, aunque la fase
más violenta se produjo durante
los Grandes Procesos llevados adelante entre 1936 y 1938, periodo
que por su extrema violencia ha
pasado a la historia con el descriptivo apelativo de “la Gran Purga”.
Ciertamente las purgas estalinistas
fueron tan brutales que perdieron
cualquier categoría que no fuera
la de simple matanza indiscriminada; sin embargo el esfuerzo
inicial tenía como fondo barrer la
revolución de la influencia negativa de los dirigentes de la Vieja Guardia bolchevique,
compañeros y colaboradores de Lenin (y del propio
Stalin) y fundadores del Estado soviético y del Partido
Comunista. Posteriormente la purga continuó con la
administración pública, con el ejército, con los artistas
y los intelectuales y terminó con los ciudadanos comunes, pero la lógica de fondo siempre fue la de sanear, la
de depurar al Estado de elementos que pudieran significar un obstáculo, real o aparente, para la Revolución
y sobre todo una competencia, auténtica o imaginaria,
al liderazgo de Stalin. En las purgas estalinistas las víctimas no sólo eran castigadas, sino que se les obligaba
también a reconocer públicamente sus delitos (que la
mayor parte de las veces ni siquiera habían cometido)
y a aceptar que habían traicionado o conspirado (cosa
que en general no habían hecho) contra el pueblo, contra su revolución o contra su líder. Aunque no hay una
estimación precisa del número de víctimas del terror
estalinista, los estudios más cautos hablan de un millón
de personas, Volgokonov calcula una cifra cercana a los
tres millones y medio de purgados y otros especialistas triplican o cuadruplican esa cifra, aunque no todos
fueron ajusticiados y algunos incluso vivieron para ver
cómo llegaron a ser después rehabilitados.
En cualquier caso, en las purgas políticas parece ser
que, como en los grandes maremotos, cuando comienzan ya no saben bien cómo detenerse y terminan llevándose todo por delante, incluyendo a sus propios promotores. Así, en una especie de insólito bucle de la historia
(o como una inusual manifestación de justicia poética)
resultó que los tres grandes encargados de llevar adelante las purgas estalinistas, los Comisarios del Pueblo para
Asuntos Internos, los temidos Yagoda, Yezhov y Beria
fueron, cada uno en su momento, acusados y detenidos
por su sucesor y posteriormente ejecutados sin más miramientos. Es decir, fueron purgados. E igual que ellos
terminaron otros miles de funcionaros que perpetraron,
apoyaron o aceptaron la purga mientras las víctimas fueron otros. Sólo tuvieron que esperar lo suficiente y también terminó por llegarles su turno. Lamentablemente
los acompañaron cientos de miles de ciudadanos inocentes: albañiles, carniceros, poetas, soldados, zapateros,
panaderos, que también fueron detenidos y llevados a los
campos de concentración o fusilados. Para ellos no hubo
ni justicia ni poesía.
* Lic. en Historia. Dr. en CC.PP. y Sociología.
1era. quincena de septiembre 2010
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contrapuntos
Contra el miedo
Carlos D. Mesa Gisbert*
La única derrota irreversible es la de una conciencia derrotada y una dignidad doblegada. Esa es la batalla que se debe librar
y que se debe ganar.
Y
a es tiempo de discernir las características de un
mecanismo de poder que no tiene otro objetivo
que aplicar un proyecto que tiene en la democracia un instrumento, no una concepción filosófica y menos un referente ético.
Sería una ingenuidad seguir en la lógica de que
nuestro lenguaje es el mismo que el lenguaje del poder
del actual gobierno. La palabra “cambio” y la palabra
“revolución” comienzan a transitar ya por la senda de
la devaluación y de la degradación de significados. Bajo
las alas de ambas palabras no anida un espíritu transformador en el que podamos realmente creer como la
respuesta histórica a unas demandas pendientes abiertas en 1952. Este régimen lo que ha hecho es cerrar una
página, saldar una cuenta histórica y muy bien saldada
por cierto, pero poco más que eso.
No estaría mal que muchos intelectuales, mujeres
y hombres de izquierda que lucharon por la libertad, la
democracia y lo que entonces se entendía por la “liberación del país” se apeen del burro. No cabe siquiera
la posibilidad del “apoyo crítico”. La teoría del “entrismo” o del mencionado “apoyo” –lo demostró con
creces el mnr en el pasado– no es sino la absorción de
aquellos que de buena fe creyeron y aún creen que se
puede modificar la entraña del monstruo desde dentro. Los monstruos suelen hacer con frecuencia algo
muy natural a su esencia, triturar y deglutir a quienes
se atreven a entrar en su boca.
No se necesitan demasiadas razones para entenderlo, pero por si alguien creyera todavía necesitarlas,
debiera preguntarse cuáles son los precios que está
dispuesto a pagar a cambio del paraíso prometido.
Si el precio es la propia democracia, estamos lucidos.
Y, ojo, sin confusiones, la democracia basada en el liberalismo político acuñado a fines del siglo xviii y
principios del siglo xix, perfeccionada tras la segunda
guerra mundial y al comenzar el siglo xxi con aditamentos que, de modo muy significativo y legítimo,
han incorporado elementos de tradición no occidental
condensados en el concepto de participación democrática, siempre y cuando la premisa de oro de que
“todos los seres humanos nacemos iguales” y sus profundas derivaciones, no sean distorsionadas por razón
alguna.
Si estamos aún en el debate de “Estado aparente”
versus “Estado Integral”, esta reflexión sobra. En un
caso así lo único que cabe es saltar del “apoyo crítico”
a la fe religiosa e incorporarse al equipo teórico del jefe
de gobierno.
La democracia entendida en su plenitud parte de
premisas elementales, libertad y responsabilidad de
modo compartido, libertad que garantiza el sagrado
derecho a la vida, a la conciencia libre, al pensamiento
libre y a la expresión libre. Logrados estos objetivos,
o consolidados como esenciales a nuestro carácter
ciudadano, los derechos y garantías que reconoce la
Constitución del 2009 deben ser examinados en profundidad.
Hecho el examen, nuestra Constitución no pasa
ese examen por razones que ya se han debatido hasta el cansancio y que se resumen en la categorización
de ciudadanía por origen, color de piel y lengua, y
que vulneran asuntos tan sensibles como el principio
universal de la irretroactividad de la ley. Tema cru-
cial, pues la comprensible y necesaria visibilización de
los pueblos indígenas, ha sido mal concebida y peor
incorporada en la Carta Magna, desnaturalizando su
objetivo básico.
El gobierno, a su vez, vulnera su propia Constitución, controla con mano férrea los cuatro poderes del
Estado y lo peor, ha roto bases mínimas de respeto a la
sociedad al judicializar la política de un modo que no
tiene antecedentes por su uso sistemático en contra de
sus adversarios reales o inventados.
Lo ocurrido con el ex presidente Quiroga, no
sólo es insólito sino que linda en el surrealismo.
Todos sabemos que el presidente Morales se ha
caracte­rizado siempre por el uso indiscriminado de
la acusación y la agresión verbal contra sus enemigos,
individuales, colectivos o internacionales. Nos llamó
“delincuentes confesos” a tres ex Presidentes y un ex
Vicepresidente. Hace pocos días acusó a Costa Rica
de ser títere de los Estados Unidos, afirmación que
lo ha obligado a pedir disculpas, hecho repetido varias veces. Tuvo que hacerlo ante los gays españoles y
ante el gobierno de Chile por ejemplo. ¿Cómo es posible que un gobierno y un mandatario que manejan
ese lenguaje, condenen a un ex Presidente a dos años
y ocho meses de cárcel por una declaración en torno
al más grave hecho de corrupción que ha vivido la administración de Morales, con la pérdida de una vida
humana como consecuencia del “affaire” Catler? Es
que –dirán los gobernantes– fue una decisión del Poder Judicial y no del Poder Ejecutivo? No. Debemos
recordar de nuevo que el Poder Judicial es un apéndice del Ejecutivo desde que inconstitucionalmente la
Asamblea Legislativa, vulnerando un artículo expreso
de la Constitución, le otorgó a un Poder, el Ejecutivo, competencias y decisiones de exclusiva potestad
de otro Poder, el Judicial, nada menos que el derecho
de nombrar a dedo a la cúpula del Poder Judicial y
prorrogar ilegalmente el periodo de la cabeza del Ministerio Público.
Pero la mayor aberración de la usurpación de la
democracia es la que el Poder Ejecutivo hace precisamente a través del Ministerio Público. Por primera vez en nuestra historia democrática (aquella que,
no lo olvidemos, el pueblo construyó a costa de su
sangre en 1982), un funcionario de mediano rango
del Estado usurpa la voluntad popular, se apropia de
ella y la destruye a su discreción. Un sólo individuo
a partir de una acusación, cualquiera que sea, nimia
o muy grave, provoca la suspensión de su cargo de
una autoridad elegida por los ciudadanos. En ese tren
varios alcaldes han sido suspendidos ya y más de un
gobernador pende de un hilo. El ejemplo emblemático es el de René Joaquino, exitoso alcalde de Potosí
que por “quítame estas pajas” es sacado de su cargo
sin más, a pocos meses de su posesión tras el respaldo
del voto de sus compatriotas y coterráneos. La ley que
establece semejante desatino vulnera obviamente lo
elemental, el derecho y el valor del voto, el carácter
sagrado en cualquier democracia del mandato que el
sufragio representa.
Pero lo más dramático de todo es que el país se
está acostumbrando, está comenzando a ser domesticado por el mecanismo del miedo. “Mañana puedo
ser yo”, ante ese razonamiento la equivocada lógica es:
“mejor me callo”. El error es ya histórico ¿cuántos que
callaron para no hacerse notar fueron triturados por la
maquinaria implacable del poder autoritario?
La única derrota irreversible es la de una conciencia derrotada y una dignidad doblegada. Esa es la batalla que se debe librar y que se debe ganar. El miedo y
el silencio son exactamente las dos armas del poder que
debemos derrotar en nosotros mismos.
* Ex Presidente de la República y escritor.
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contrapuntos
1era. quincena de septiembre 2010
Entrevista a Reymi Ferreira
Santa Cruz, un gigante que se levanta
¿
En ocasión de la conmemoración bicentenaria de su grito libertario, Santa Cruz llama sobre sí la atención y nos invita a pensar su
singularidad y su aporte a la construcción nacional. Reymi Ferreira, Rector de la Universidad Gabriel René Moreno, abogado,
escritor y analista, conversó con Jorge Luna Ortuño.
Cuál es su lectura del momento político que
vive el país?
Hay un desplazamiento del eje de la oposición del
oriente al occidente. El principal foco de oposición
al gobierno venía de Santa Cruz y quizá de componentes de la “media luna”, pero hoy, desde hace unos meses
atrás, hay una mayor acción de fuerzas contrarias a las
políticas del gobierno que vienen de Oruro, Potosí, e
inclusive de La Paz. Creemos que se está dando una
traslación del eje. Y eso ha hecho que se aplaque también la oposición regional, que ha sido muy golpeada
por errores cometidos por la propia dirigencia: la toma
[de las instituciones] de septiembre [2008], la falta de
una propuesta contra-hegemónica clara, o el financiamiento de grupos terroristas… entre otros errores.
¿Santa Cruz vive un proceso de afirmación de su
identidad, de carácter conservador, o más bien de
emancipación?
Santa Cruz tiene mayoritariamente una concepción
conservadora, pero al interior tiene fuerzas que no están adscritas al proyecto de la élite, que están empezando a cobrar fuerza y madurez, que se manifestaron
en las elecciones con el 40% del electorado [mas], lo
que es un avance sustancial. En el campo político, estas fuerzas contra-hegemónicas son las agrupaciones
ciudadanas que controlan la prefectura, las diferentes
alcaldías, pero no existe ya presencia de un partido nacional de oposición. El único que queda con alguna vigencia es Unidad Nacional, y quienes han ocupado ese
espacio son agrupaciones ciudadanas que en realidad
son caretas de los grupos económicos más grandes, las
élites regionales.
¿Qué es lo que diferencia realmente al cruceño?
El cruceño es mucho más informal. Hay un sentido
individualista mucho más marcado; como Santa Cruz
no fue parte del poder político durante mucho tiempo,
tuvo que generar por sí misma su actividad económica, de ahí viene su carácter emprendedor, la iniciativa
privada. Durante 400 años fue olvidada del Estado, no
tuvo participación, y eso generó una cultura de libertad, primero, respecto a lo político; y de independencia, respecto a lo estatal. Pero eso, además del espíritu
liberal, ha afirmado un informalismo, es una ciudad
muy informal. Es parte de una herencia histórica, de
cómo se construyó Santa Cruz.
En el interior existe una imagen de “tierra de las
oportunidades” cuando se habla de Santa Cruz.
Pero al mismo tiempo es una ciudad que funciona
a partir de grupos, de pequeños monopolios, de logias, de fraternidades, tal como tú lo has planteado
en tu libro. ¿Realmente están abiertas las posibilidades de crecimiento en Santa Cruz para los que
vienen del interior?
Sí y no. Por ejemplo, los principales capitales en hotelería y banca, son del interior del país, son capitales de
gente de La Paz… es más, gran parte del empresariado
cruceño es paceño. Son empresarios que han ido trasladándose a Santa Cruz en los últimos cinco años por la
inestabilidad, por las condiciones que se están dando en
La Paz. Pero en hotelería y turismo, principalmente,
90% del empresariado es paceño y del interior del país.
Y se abren los círculos. Donde sí está cerrado evidentemente es en las instituciones corporativas de la clase
media: corporativas, colegios de profesionales, entes
cívicos, entes empresariales, cainco. Ahí sí es notorio.
El organismo corporativo de la clase media es donde
está atrincherada la logia, y se convierte en un elemento que discrimina, que selecciona a su favor, pero que
ha tenido la habilidad de coexistir con las trasnacionales. Las logias y las trasnacionales se han movido muy
bien. Con los que definitivamente chocan son con los
sectores sociales, en especial con los populares, a los
que les han vetado cualquier espacio.
¿Qué objetivos te planteaste al escribir tu libro Las
logias en Santa Cruz?
El primer libro lo sacamos el año 94: el objetivo era demostrar que las logias existían. No las logias masónicas,
sino los grupos de poder que actúan como logia, por
el secreto, rito, e iniciación que tienen. Se logró demostrar que existen. En el segundo libro lo que demostramos es que las logias son negativas. En realidad el
libro es un estudio del poder, de la élite, tomando como
pretexto el tema de las logias. Las logias han llevado a
Santa Cruz a una subvaloración de la política. Santa
Cruz económicamente es una potencialidad, pero políticamente está subdesarrollada; por no tener práctica
de poder, porque el poder político nunca estuvo acá,
posiblemente sea por eso.
Hablando de cultura: ¿Coincide en señalar que
Santa Cruz vive su tiempo de apogeo?
Está en un momento interesante. La mayor feria del libro del país, por los datos estadísticos, está aquí en Santa
Cruz. El mayor número de libros publicados se produce
aquí. El público lector es mayoritario, y eso tiene una
explicación no solamente económica. Santa Cruz, en la
Colonia, tuvo un índice de alfabetización muy alto. Aquí
en 1876, en la época de Andrés Ibañez, el 90% de la
población votaba en las elecciones mientras en otras ciudades como Sucre votaba un 20%, porque el 80% eran
indígenas. Aquí, aunque fueran indígenas o mestizos,
leían. Eso se debe a las misiones jesuitas que no vinieron
a meterlos a las minas a los indígenas, sino que los incorporaron a la cultura. Y esa es una de las grandes ventajas
que tiene Santa Cruz. Si uno ve el idh, tanto Beni como
Santa Cruz –sobre todo Santa Cruz– siempre ha tenido el menor grado de analfabetismo en los últimos 100 años en este país. Y
es por eso, por una política de colonización
que tuvimos. Eso ha generado una mayor
integración social; el mestizaje aquí es bastante homogéneo. No hay una segregación
clasista, radical como hay por ejemplo en
La Paz, donde el blanco o el mestizo no se
mezclan para nada con el indígena. Aquí es
un trabajo diferente, si bien hubo explotación, fue una explotación compartida por el
capataz, el peón, y el dueño que trabajaba
porque no había suficiente excedente como
para generar una división del trabajo. Entonces, el movimiento indígena aquí no es
tan radical. Minoritario evidentemente –no
son más del 10% de la población– pero no
guarda la carga de rencor contenida como el aymara por
ejemplo. Porque de verdad fueron tratados brutalmente
allá. Aquí no. Aquí fueron explotados, pero fueron incorporados. Pero además otro fenómeno interesante:
puede ser que la gente no se explique por qué en Santa Cruz hay tan poca rebeldía de las clases subalternas
respecto a las élites. Pero hay una raíz sociológica de la
Colonia para explicar esa conducta: el indígena primero
fue integrado a la cultura, supo leer y escribir, por eso
no reniega del castellano, y por eso no reniega de la herencia española. Cosa que no ocurrió por ejemplo con
el aymara ni el quechua, porque no hubo integración,
el indígena fue excluido, y se dio un mestizaje que en
cantidad no fue tan importante como el que hubo acá.
Son temas interesantes que hacen de Santa Cruz diferente. Pero en términos culturales Santa Cruz está en su
boom, se está convirtiendo no solamente en un centro
económico. Santa Cruz está despertando…
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contrapuntos
1era. quincena de septiembre 2010
El sector estatal de la economía
Horst Grebe López*
¿Por qué destinar cuantiosos recursos públicos a la adquisición de emprendimientos ya existentes, en lugar de asignar tales recursos a
construir nuevas capacidades productivas, idóneas para mejorar la productividad general del país y generar empleos decentes?
S
i las cosas tuvieran alguna lógica, éste
es el tiempo en que todo el país tendría
que encontrarse movilizado alrededor
de la puesta en marcha de las autonomías, particularmente las departamentales y
municipales. Sin embargo, la agenda gubernamental inmediata parece haberse volcado
hacia temas que muy poco tienen que ver
con la compatibilización entre las nuevas bases administrativas del Estado autonómico
con la gestión de las políticas económicas.
La nueva configuración del Estado
en varios niveles autonómicos tendría que
incluir al sector estatal de la economía, el
cual tiene una clara prioridad dentro de una
economía compuesta por diversos tipos de
agentes económicos: estatales de gestión
central y subnacional, empresas privadas nacionales y extranjeras, cooperativas y organizaciones comunitarias. Para darle algún grado de congruencia y sinergia a este mosaico
de formas productivas, cabe imaginar un rol
preponderante de las empresas estatales, que
proporcionarían entonces algo parecido a
la columna vertebral de la nueva economía
boliviana.
En el pasado, el sector estatal no ha
jugado ese papel puesto que su instalación
ocurrió a lo largo de etapas sucesivas, cada
una de las cuales incorporó nuevas actividades según las doctrinas y urgencias políticas
imperantes a la sazón. Tampoco fue la principal fuente del excedente, aunque en muchas ocasiones cumplió con la tarea de generar la mayor proporción de
las divisas disponibles, sin perjuicio de que sus costos
operativos dieran lugar asimismo a cuantiosos déficit
fiscales. Una cosa no se contradice con la otra, y es por
eso también que la historia de las últimas seis décadas
muestra la ya clásica pendularidad boliviana entre épocas de nacionalizaciones y épocas de privatizaciones en
sus variadas formas de ocurrencia al tenor de los fundamentos ideológicos de cada período.
En las condiciones políticas y constitucionales
imperantes ahora se puede imaginar la construcción
deliberada de un sector estatal de la economía, aunque
resta por definir con rigurosidad los objetivos y características de dicho sector de gestión estatal directa y
planificada a largo plazo en el marco del régimen autonómico.
Las condiciones económicas concretas tendrían
que proporcionar las pautas para la construcción del
sector estatal, tomando en cuenta que el país requiere un vigoroso impulso de crecimiento, equivalente al
menos al sorprendente desempeño de las economías
vecinas, alentado por la realización de grandes inversiones estratégicas en los años pasados.
En comparación, la formación de capital reproductivo en el país ha sido poco auspiciosa. Por el contrario, existe consenso sobre la inuficiencia del esfuerzo
inversor realizado, tanto si se contempla la inversión
pública o si se examinan la inversión privada nacional
y extranjera. Preocupa en particular la anemia de la inversión privada nacional, que se ha encogido severamente en los últimos años no obstante la disponibilidad
de una enorme liquidez en el sistema financiero. Parece evidente por tanto que hacen falta nuevos estímulos
para despertar los “espíritus animales” de que hablaba
Keynes.
Valgan estas consideraciones generales para hacer referencia al caso concreto de la expropiación de la
participación accionaria de soboce en fancesa, cuyas razones y justificativos no están en absoluto claros.
Todo hace pensar que primero se ha procedido con la
medida y luego se están tratando de organizar los argumentos que la justifican.
Entre los diferentes argumentos esgrimidos se hace
referencia a una política de recuperación de las empresas
que anteriormente fueron del Estado. En tal contexto
no se menciona sin embargo, cuáles son las ventajas que
trae consigo la tal recuperación de varias decenas de empresas que carecen de congruencia estratégica entre sí
y fueron en cambio el resultado evidente de enfoques
sucesivos de dudosa vigencia en el presente.
Por de pronto no parece prevista una presencia
del Gobierno central en la composición accionaria y la
administración de fancesa. Todo indica por el contrario que fancesa se convertiría en la primera empresa
pública departamental de gran envergadura, con una
gobernabilidad compuesta a tercios iguales por tres entidades cualitativamene diferentes: la Gobernación del
Departamento de Chuquisaca, la Alcaldía de Sucre y la
Universidad San Francisco Xavier. Y no es ocioso recordar además que fancesa abastece primordialmente la dinámica demanda de cemento de Santa Cruz.
Resulta por de pronto claro que la arbitraria medida
–por inconstitucional y precipitada– cambia la configuración de la industria nacional del cemento, compuesta
hasta ahora por dos empresas privadas, una
empresa mixta y una cooperativa, cada una
de las cuales atendía hasta ahora de manera
satisfactoria sus respectivos mercados, sobre
todo luego de que soboce en La Paz, coboce en Cochabamba y fancesa en Sucre
aumentaron hace poco su potencial productivo mediante importantes ampliaciones de su
capacidad instalada.
Si se dejan de lado los argumentos doctrinales, habría que precisar los criterios que
justifican destinar cuantiosos recursos públicos a la adquisición de emprendimientos ya
existentes, en lugar de asignar tales recursos
a construir nuevas capacidades productivas,
idóneas para aumentar los niveles de producción, mejorar la productividad general
del país y generar empleos decentes.
Una simple transferencia de la propiedad de un emprendimiento en funciones no
crea ni un solo empleo adicional genuino y
tampoco aumenta el volumen de la producción. Lejos de ello, la experiencia demuestra
que en muy pocos casos se lograron tales
objetivos y mucho menos un aumento de
la productividad, puesto que el excedente disponible en lo inmediato rara vez fue
destinado a mejorar los equipamientos, la
tecnología de producción y la organización
empresarial, pero se canalizó en cambio muy
pronto al incremento de las planillas de sueldos y salarios, por presión de las organizaciones sociales, los sindicatos y otras instituciones con capacidad de
ejercer presión sobre las autoridades políticas.
Y se puede demostrar asimismo que por tales razones a breve plazo ocurrió una contracción del propio
excedente. No es ningún secreto que el excedente es el
resultado que se genera por la diferencia entre el valor
bruto de la producción y los costos totales de la operación respectiva. Es por tanto un error suponer que
el excedente es un acervo disponible en cualquier circunstancia.
Ocurre en cambio que las empresas estatales tienen la propensión a aumentar los costos laborales, de
suerte que a poco andar el excedente que se generaba
bajo la administración privada se esfuma rápidamente
bajo la gestión en manos públicas. No es una fatalidad
teórica ni mucho menos, pero es lo que demuestra de
manera contundente la historia nacional hasta ahora.
Tal resultado no deriva de la doctrina sino de las condiciones concretas del mercado de trabajo: existen en el
país contingentes enormes de trabajadores subempleados o en condiciones laborales insatisfactorias que aspiran en primera instancia a ingresar al empleo provisto
por presión social y política.
En vista del exiguo crecimiento general y las dificultades crecientes para mantener la estabilidad de
las variables macroeconómicas, resulta por lo menos
sorprendente la adopción de una medida que acarreará
complejas repercusiones sobre el desempeño futuro del
sector de la construcción y de la inversión privada en
el país.
* Economista. Director del Instituto PRISMA.
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contrapuntos
1era. quincena de septiembre 2010
Valió un Potosí: la captura del Tribunal Electoral
Plataforma de la Izquierda Democrática Latinoamericana
Mientras Bolivia atestiguaba con sobresalto el escalonamiento del conflicto regional potosino, la independencia del órgano
electoral supremo del país fue quebrada por el partido de Evo Morales en un grado inédito desde que, en 1982,
la democracia fue reconquistada en Bolivia.
A
gosto de 2010 ha sido un mes de profundos daños
para la popularidad del gobierno de Evo Morales
y fue marcado por la alta tensión social que produjo en Bolivia la movilización ciudadana del departamento de Potosí reclamando atención por parte del
gobierno a sus demandas regionales. Ha sido también
un mes en el que la democracia en Bolivia ha recibido
un golpe –relativamente invisibilizado por el conflicto
regional potosino– que podría herirla de muerte.
El conflicto de Potosí comenzó con un paro regional con bloqueo de carreteras y caminos de 48 horas
convocado por el Comité Cívico Potosinista (comcipo)
exigiendo al gobierno boliviano atender sus demandas
de, principalmente, i) instalación de una fábrica de cemento en la localidad de Coroma en la provincia Antonio Quijarro del departamento, ii) la construcción de un
aeropuerto internacional en las cercanías de la histórica
ciudad minera colonial de Potosí, iii) la puesta en marcha
de un complejo polimetalúrgico en el sitio de Karachipampa, iv) la reiniciación de las obras para la carretera interdepartamental de vinculación de Potosí y la ciudad de
Tarija, v) la preservación del Cerro Rico –el monumento
natural de la explotación colonial de la plata potosina– y
vi) la delimitación interdepartamental definitiva entre los
departamentos de Potosí y de Oruro en un sector de la
frontera administrativa que separa a las provincias Antonio Quijarro, Potosí, y Cornelio Saavedra, Oruro. Esta
última cuestión es una situación que se arrastra en Bolivia
desde el siglo xix y que ha vuelto a adquirir relevancia
tras la promulgación de la Ley Marco de Autonomías y
Descentralización por parte del gobierno boliviano, una
ley que ratifica derechos especiales de larga data a los
beneficios resultantes de la explotación de los recursos
naturales renovables y no renovables para los departamentos donde ellos se localicen. La pugna por los límites
que separan a las provincias Quijarro y Saavedra ha sido
atizada por las promesas electorales del gobernante mas,
a fines de 2009, de instalar una fábrica de cemento para
aprovechar las ricas canteras de caliza del cerro Pahua, un
cerro que tanto las comunidades de Coroma, de Potosí,
como las de Quillacas, Oruro, reclaman como suyo y que
se ubica en el corazón de la delimitación interdepartamental disputada.
El paro con bloqueos de 48 horas de comcipo
apenas recibió una displicente declaración ministerial del gobierno boliviano. Radicalizando la medida,
comcipo a continuación convocó a un paro con bloqueos de 72 horas, lo que ya convirtió al paro potosino
en noticia nacional. Sorprendentemente, en un yerro
político descomunal, la administración de Morales respondió atacando a la ciudadanía potosina movilizada
acusándola de servir a los intereses de la oposición de
“derecha” en Bolivia y descalificó el paro como intrascendente. Potosí, como departamento, le otorgó a Evo
Morales una victoria electoral en las elecciones generales de diciembre de 2009 –hace solamente ocho meses– con más del 80% del voto ciudadano. En abril de
2010, el mas obtuvo una nueva cómoda victoria para
hacerse cargo de la gobernación departamental potosina. En tal contexto, la acusación de “derechismo” y el
persistente empecinamiento del gobierno de Morales
en descalificar al paro y en negarse a llevar adelante
una negociación prudente, caldearon al departamento,
que más bien tiene una historia política de
fuertes movilizaciones populares anti elitistas y de marcadas pulsiones hacia la izquierda durante todo el siglo xx y hasta el
presente. Al finalizar la primera semana de
agosto, el paro con bloqueos se transformó
primero en una huelga general indefinida
con bloqueo de carreteras y caminos para,
más adelante, convertirse en una masiva
movilización potosina nacional a la que se
sumó una huelga de hambre de más de dos
mil personas, incluidos piquetes en cinco
departamentos de Bolivia.
La huelga con bloqueos de Potosí varó
en las carreteras a cientos de vehículos –camiones, buses, automóviles particulares– y
miles de personas quedaron obligadas a
pernoctar en los caminos. Unos cientos de
turistas quedaron atrapados en la ciudad de Potosí, que
pasó como ciudad a convertirse en una urbe desabastecida. De error en error, el gobierno de Morales persistió
en su negativa a apresurar una negociación, reiterando
sus acusaciones de servicio a la “derecha” de una movilización que pasó a ganar a la totalidad de la población del
departamento a sus filas. Para mal de males del gobierno, incluso el gobernador de Potosí electo el 4 de abril,
Félix Gonzales, un militante conocido del mas, abogado
y dirigente vecinal, se declaró en huelga de hambre contra su propio gobierno. Del mismo modo, un senador y
dos diputados del mas se sumaron a la huelga de hambre
contra un Evo Morales que desapareció del escenario
publico, mientras sus ministros cargaban un desprestigio
mediático creciente al reiterar su terquedad insistiendo
ahora que la militancia del mas potosina sumada a la
movilización era “traidora”.
Durante 19 días Potosí llevó adelante su paro hasta
obligar al gobierno a negociar. Desgastado, entre el 15 y
el 16 de agosto, el gobierno se vio forzado a ceder ante
la presión potosina y firmó un acta de acuerdo comprometiéndose a atender las demandas del pliego de Potosí.
Para no generar otra movilización en su contra, esta vez
en el departamento de Oruro, el equipo ministerial que
finalmente negoció el levantamiento de la huelga general potosina tuvo que improvisar un acuerdo, en parte ridículo, obligándose por escrito a instalar dos fábricas de
cemento –una para Potosí, otra para Oruro– haciendo la
vista gorda de cualquier cálculo económico.
El tema más difícil, el de la delimitación interdepartamental entre Potosí y Oruro ha quedado pendiente,
conformándose un conjunto de comisiones para avanzar
en el tema. Las dos fábricas de cemento que el gobierno
ha comprometido para conformar tanto a Potosí como a
Oruro ha sido una solución del gobierno para darse oxígeno y resolver el tema del cerro Pahua más adelante. El
conflicto en torno al Pahua es, en todo caso, sólo parte
de un conflicto de límites mayor entre los departamentos
de Potosí y Oruro y que tiene que ver con el inmenso
Salar de Uyuni –una de las más grandes reservas de litio
del mundo–, salar sobre cuya zona norte Oruro también
reclama tener derechos territoriales que Potosí objeta.
Más adelante, seguramente los apetitos sobre los recursos
naturales que la Ley Marco de Autonomías y Descentralización ha despertado entre las fuerzas regionalistas en los
departamentos seguirán complicando a un gobierno del
mas que acaba de demostrar en Potosí sus bajas capacidades de resolución de conflictos sociales emergentes de las
agendas de reivindicación sectorial o regional.
Como fuere, el paro potosino terminó formalmente el 17 de agosto con los festejos más masivos imaginables en el departamento. comcipo y sus líderes han
quedado convertidos en héroes regionales. La población
potosina ha dado la espalda al mas y las encuestas están
mostrando que el rechazo de la población de Bolivia crece sostenidamente. La encuestadora ipsos publicó el 27
de agosto último resultados de muestras tomadas en el
eje La Paz-Cochabamba-Santa Cruz que avisan que el
rechazo a Evo Morales es ya del 54%.
Sin embargo, mientras todo lo referido acontecía
en Potosí, en la ciudad de La Paz, en sesiones de la
Asamblea Legislativa Nacional que pasaron desapercibidas por la tensión provocada por el paro potosino, la
democracia boliviana recibió el más crudo golpe posible en su contra por parte de un gobierno que parece
dispuesto a arrasar con la mínima institucionalidad necesaria para hacer posibles procesos electorales efectivamente democráticos en el país.
Así, luego de tres días de ásperos debates y confrontaciones verbales entre el oficialismo y la oposición en la Asamblea Legislativa boliviana, en la noche
del jueves 12 de agosto el mas hizo uso de su rodillo
mayoritario en el órgano legislativo para elegir sólo
a tres de los 12 vocales –entre 6 titulares y 6 suplentes– requeridos por la nueva Constitución de Bolivia
para conformar el Tribunal Supremo Electoral (tse)
del país. La elección de los tres nuevos vocales titulares
del tse –órgano que tiene la tarea de administrar, supervigilar y llevar a cabo todos las elecciones en teoría
democráticas para constituir los gobiernos nacional,
departamentales, municipales y las instancias legislativas y judiciales de todos los niveles electivos fijados por
la Constitución– se realizó por voto secreto y luego de
que la oposición abandonara el recinto parlamentario
como protesta contra la elección de los vocales a punto
de proceder. Los tres vocales electos son todos personajes vinculados al mas. La oposición no sólo cuestionó esta evidente irregularidad, sino que reclamaba el
hecho de que se forzara la elección de sólo tres vocales
cuando la Constitución y la ley vigentes en Bolivia obli-
gan al poder legislativo a elegir en una misma sesión
parlamentaria a los 12 vocales necesarios para el tse.
Los tres vocales vinculados al mas electos fueron
Irineo Zuna, con 106 votos, Wilma Velasco, con 101
votos, y Ramiro Céspedes, con 99 votos. Irineo Zuna
es un ingeniero agrónomo que ha trabajado con la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos
de Oruro y con el Comité Cívico de ese departamento, siendo un conocido activista del mas en los últimos
años. Wilma Velasco es una abogada que ha trabajado
en la Corte Departamental, Sala de Provincias, de La
Paz, y su vinculación con el mas ha venido siendo denunciada en procesos electorales previos. Ramiro Paredes es un economista con una maestría en desarrollo y
ha sido hasta antes de su elección como vocal del tse
asesor profesional de la Federación de Cooperativas
Mineras de Bolivia (fencomin), un organismo gremial aliado hoy al mas. fencomin hace parte del mas
hasta el punto de que su máximo dirigente es hoy senador del mas en la Asamblea Legislativa boliviana.
La aberrante elección de personas tan evidentemente vinculadas al mas como vocales del máximo órgano
electoral boliviano alcanzó el colmo al día siguiente, el 13
de agosto, cuando el presidente de Bolivia, Evo Morales,
designó como a su representante en el Tribunal Supremo
Electoral –la Constitución Política del Estado en Bolivia
establece que el presidente boliviano debe designar como
vocal electoral a un representante suyo con demostrables
atributos de imparcialidad y probidad políticas– a Wilfredo Ovando Rojas. Ovando, un abogado de Cochabamba,
fue antes Ministro de la Corte Suprema de Justicia por
designación directa de Evo Morales y cumplió su cargo
demostrando reiteradamente una abierta parcialidad con
el actual partido gobernante boliviano.
Para empeorar el escenario, y sin dejar de acelerar la
veloz captura del tse llevada a cabo por el mas mientras
el país prestaba más bien atención al convulsionado Potosí, la noche del 15 de agosto el presidente de la Asamblea
Legislativa, y Vicepresidente del Estado boliviano, Álvaro
García Linera, juramentó en sus cargos a los cuatro flamantes vocales del Tribunal Supremo Electoral (tse) posesionándolos para un mandato de seis años. Inmediatamente, por la noche ya del 16 de agosto los cuatro vocales
posesionados pasaron en un blitzkrieg político de velocidad asombrosa a elegir por unanimidad como presidente del naciente Tribunal Supremo Electoral a Wilfredo
Ovando Rojas, un personaje que ha hecho previamente
gala sin mayores pudores de su alineamiento al mas. Será
Ovando Rojas el que presida y controle todos los procesos
eleccionarios en Bolivia los próximos seis años.
Así, mientras Bolivia atestiguaba con sobresalto el
escalonamiento del conflicto regional potosino, la independencia del órgano electoral supremo del país fue
quebrada por el partido de Evo Morales en un grado iné­
dito desde que, en 1982, la democracia fue reconquistada en Bolivia. El mas ahora tiene un Tribunal Supremo
Electoral bajo su más pleno control mientras silenciosas
campanas doblan por una democracia que para todos los
propósitos formales parece haber comenzado a morir.
La gravedad de lo ocurrido ha llevado a que algunos
analistas planteen que el conflicto de Potosí, lejos de demostrar la falta de capacidad del gobierno de Evo Morales para la resolución de conflictos sociales, fue más bien
provocado y atizado por el gobierno para invisibilizar el
golpe de fuerza con el que el mas capturó el tse. Si la
hipótesis fuese comprobada, Bolivia estaría en todo caso
más bien a la merced de una peligrosa capacidad política
por parte del mas para hacer de su proyecto de poder
un mecanismo viable de desbaratamiento de la democracia en el país. Sólo el futuro dirá si el mas logrará o
no imponer en el largo plazo su ya por demás evidente
intención de hacer de Bolivia un país gobernado a través de un sistema de partido único. Por ahora, incluso
el análisis de coyuntura debiera empezar a reclamar la
atención sobre lo que está pasando en Bolivia.
/
debate
1era. quincena de septiembre 2010
Escenario global
Medio Oriente: entre el fracaso
y la esperanza
Alberto Zelada Castedo*
Retiro de las tropas norteamericanas de Irak y negociación de un Estado palestino.
L
a última semana de agosto y la primera de
septiembre serán recordadas por dos acontecimientos de singular relieve: el retiro de las
tropas de combate estadounidenses de Irak
y el inicio de un nuevo ciclo de negociaciones entre líderes israelíes y palestinos. La primera medida
unilateral, responde a una promesa del presidente
Barak Obama en la última campaña electoral. La segunda acción tiene antecedentes más remotos y una
tortuosa historia de intentos y fracasos.
Ambos acontecimientos están conectados entre sí, pues tienen relación con problemas de una de
las regiones más inestables del mundo y en la que
varias grandes potencias mantienen su interés estratégico. Pero, al mismo tiempo, cada uno tiene un
sentido diferente. La retirada de Irak es el término
de un proceso, mientras que la reanudación de las
negociaciones palestino-israelíes es el anuncio de un
nuevo comienzo. Por este motivo, los analistas, en
su gran mayoría, se inclinan a evaluar el primero y a
ensayar conjeturas sobre la suerte del segundo.
En respuesta a un periodista que preguntó si
la invasión de Irak valió la pena, el secretario de defensa, Robert Gates, respondió que “la respuesta les
corresponde a los historiadores”. De todas maneras
subrayó que lo que estaba fuera de duda era que “las
razones que se esgrimieron para justificarla no resultaron ser válidas”. Por su parte, el presidente Obama, al referirse al retiro puntualizó: “No va a ser una
ocasión para felicitarnos a nosotros mismos”. Pocas
palabras, cargadas de contenido para explayarse en
otro momento.
En cuanto a las conversaciones entre israelíes y
palestinos, cualquier pronóstico sobre su desarrollo
y posibles resultados debe tomar en cuenta, entre
otros elementos, el ambiente político que rodea a
las mismas y el contenido de la agenda de las discusiones. Sobre lo primero, un hecho destacable es
la innegable debilidad de los gobiernos de las dos
partes involucradas. El gobierno israelí de Benjamín Netanyahu es una heterogénea coalición que
incluye grupos políticos pequeños pero firmemente
comprometidos con la defensa de los asentamientos
judíos en Cisjordania y con la indivisibilidad de Jerusalén. A su vez, el “gobierno” que preside el presidente de la autoridad palestina, Mahmud Abbas,
enfrenta la grave vulnerabilidad de que solo ejerce el
control del territorio de Cisjordania, pues el territorio de la franja de Gaza está controlado por el grupo
integrista Hamas que, por supuesto, no participa en
las conversaciones. La situación política del “amigable componedor” o “facilitador”, vale decir Estados
Unidos, tampoco es del todo cómoda ante el riesgo
inminente de que el Partido Democrática pierda su
mayoría en la Cámara de Representantes al cabo de
las próximas elecciones de noviembre.
Las barreras más difíciles de superar se encuentran, por supuesto, en las posiciones y expectativas
–todavía fuertemente encontradas– sobre los cinco
puntos críticos de la agenda de las negociaciones.
Estos temas están en la médula del conflicto.
En cuanto a las fronteras entre los territorios
que quedarían bajo soberanía de Israel y Palestina, el
primero insiste en mantener dentro del suyo a Jerusalén o la mayor parte de la ciudad, del mismo modo
que los asentamientos judíos creados en Cisjordania.
La autoridad palestina propone, en cambio, que la
frontera sea la establecida antes de la guerra de 1967.
Jerusalén sigue siendo motivo de aguda discordia, no sólo por razones materiales sino también por
su fuerte valor simbólico. Israel aduce que una “ley
fundamental” afirma que Jerusalén es la capital “indivisible” de Israel. Sin embargo, es posible considerar la cesión a un futuro Estado palestino de más o
menos la mitad de la zona oriental de la ciudad y de
acordar un régimen jurídico especial para la ciudad
vieja y los respectivos lugares sagrados. Por su parte, la autoridad palestina considera irrenunciable su
aspiración a que Jerusalén Oriental sea la capital del
futuro Estado y, por tal razón, pide el inmediato cese
de la ocupación de la misma. Propone la fórmula de
una “ciudad abierta y compartida” que sea capital de
Israel y Palestina.
Israel mantiene su pretensión de que las colonias de judíos, establecidas más allá de las fronteras de 1967, queden dentro de su territorio. A su
vez, la autoridad palestina pide que, para empezar a
negociar, se frene cualquier nueva construcción de
asentamientos y se declare ilegales todos los asentamientos, sin perjuicio de manifestar su disposición a
negociar, sobre esa base, intercambios territoriales
“mínimos y justos”.
En cuanto al problema de los refugiados palestinos, Israel considera que no pueden retornar a su
territorio y propone que los que están en terceros
países puedan elegir entre instalarse en el futuro
Estado palestino o recibir una indemnización. Para
la autoridad palestina, Israel debe reconocer el “derecho de los refugiados” a retornar a las zonas de
donde huyeron o fueron expulsados. Estos podrán
elegir entre volver a Israel, instalarse en el Estado
palestino o quedarse donde están.
Por último, Israel propone, como garantía a su
seguridad, mantener bases en el territorio del futuro Estado palestino y el control militar del valle del
Jordán, así como desmilitarizar el nuevo Estado. La
autoridad palestina no quiere ver “ni un soldado israelí” en su territorio. Sin embargo, podría aceptar que
dicha seguridad sea garantizada por una fuerza ajena.
Aparte de una primera aproximación en cuanto
a la existencia de dos Estados, uno judío y otro palestino, el resto de la agenda sigue siendo motivo de
notorios desacuerdos. Por todo esto, no se puede en
este momento sino ser moderadamente optimistas
sobre la posible solución a un conflicto que se extiende por sesenta largos años.
* Ex diplomático, docente universitario.
10 /
debate
1era. quincena de septiembre 2010
Estado Plurinacional o II República Federal
José Mirtenbaum*
La hipótesis que deseo proponer es que el Estado plurinacional, como instrumento de la crisis final del nacionalismo revolucionario,
deberá retornar primero a la consideración de una nueva República con una reforma constitucional y considerar seriamente
la instauración del orden federal de Bolivia.
L
a construcción del pensamiento único
En varios trabajos y cuadernos de
reflexión y propaganda gubernamental, el Vicepresidente Álvaro García
Linera, propone a la comunidad de los bolivianos que se ocupan de estos temas, un
análisis propio de su cosecha posestructuralista francesa, mezclada con una dosis de
Gramsci, Robespierre y finalmente un sazón de bolchevismo estalinista. Para ciertas
comunidades intelectuales europeas y latinoamericanas, García Linera se ha vuelto el
intelectual de la nouvelle époque postmoderna boliviana. Para los bolivianos de a pie,
el vicepresidente postula una agenda de
discusión política para convencernos que
la plurinacionalidad del Estado integral
es una representación incuestionable de
la sociedad boliviana y su historia contemporánea. Su ejercicio de periodización nos
presenta momentos de la construcción de un “bloque de
poder” con los recursos del Estado, un “empate catastrófico” a partir de la victoria electoral del mas en el 2005,
junto a seis prefectos opositores. De una “bifurcación”
en el contexto de la derrota al “golpismo cívico-prefectural”. Ahora entramos a un periodo de “transición” con
el diseño de la nueva “arquitectura jurídica” que debe
poner en movimiento la praxis de la Nueva Constitución
en el seno de la sociedad civil, aunque a efectos de una
precisión liberal, la ciudadanía boliviana única ha dejado
de existir a partir de la trilogía de las identidades constitucionales que señalan tres tipos de bolivianos: campesinos-indígenas-originarios, los bolivianos interculturales y los
afro-bolivianos. De hecho se nos ha convertido a todos en
súbditos del Estado Integral y del Estado revolucionario de
Robespierre.
A seis meses de la segunda gestión del gobierno del
mas, elegido con una mayoría significativa en diciembre
del 2009, van surgiendo contradicciones severas entre
la realidad y el imaginario del poder hegemónico. Para
mencionar algunas, una intensificación de los conflictos
sociales a todo nivel, la persecución jurídica de autoridades opositoras electas, como un ejercicio del “reemplazo
de la elites”. Por ello Álvaro García pretende resolver
las contradicciones con la “bolchevización” de los movimientos sociales y la creación de supra-poderes de control social que se montan encima de todo cuerpo electo.
La aprobación de las cinco “leyes estructurales”,
sin mayor participación de una oposición totalmente
desintegrada y el surgimiento de demandas autonómicas con una fuerza inusitada ya muestran una respuesta
a la intensificación de las provocaciones desde el poder
hegemónico, especialmente en el caso de la cidob y
la insurgencia del Departamento de Potosí. Para nuestro Vicepresidente, no se descarta que en este periodo
de “transición” los conflictos sociales se agravarán aun
Ciudadano García Linera, Álvaro: Serie “Discursos y Ponencias”. Vicepresidencia del Estado Plurinacional”, Presidencia
del H. Congreso Nacional. La Paz, Bolivia. El Estado. Campo de
Lucha, CLACSO, Muela del Diablo, Comuna. La Paz, Bolivia,
2010
más. Mientras tanto se deja en el camino, la esencia
indigenista del régimen, desconociendo las reivindicaciones de los “originarios” de tierras bajas al cuestionar
su derecho de ejercer control sobre la explotación de
los recursos naturales en territorio indígena autónomo
y por otro lado se muestra una incapacidad de hacer
gestión económica productiva, más allá de la dosificación de bonos y la reapropiación de empresas estratégicas de producción: caso hidrocarburos y cemento.
Sin embargo, el descontrol de la economía política de
la informalidad, especialmente el de la coca y cocaína,
muestra una de las debilidades estructurales de la gestión económica, aunque sus beneficios financieros entran como capital financiero a la esfera de circulación
de la economía nacional.
El primer problema de esta forma de pensamiento
único desde las esferas del poder hegemónico del gobierno del mas es que no deja espacio para la perspectiva política democrática y se pierde de vista la necesidad de construir pensamiento alternativo y crítico. Un
segundo problema tiene que ver con que en la realidad
de los hechos sociológicos, que muestran a una intelectualidad boliviana que hasta este momento ha caído en
un proceso de autocensura, aceptando funcionalmente
que el pensamiento de Álvaro García Linera es el único
pensamiento creativo nacional de izquierda, fenómeno
superestructural que se instala como una falsa conciencia de las condiciones objetivas de Bolivia y reifica el
pensamiento de García Linera, como único.
La existencia de visiones alternativas
Para considerar los aspectos conceptuales relacionados
a un análisis sociopolítico alternativo del tipo de relaciones que han emergido a partir del funcionamiento
de la Asamblea Constituyente, consideramos que hoy
se está dando en efecto, el periodo de transición entre
Estado Republicano y Estado Plurinacional como elemento de una fase postconstitucional. Pero primero es
también pertinente escoger un marco de entendimien* Catedrático de sociología y miembro del Observatorio Político
Nacional de la UAGRM.
to cognitivo que permita reconocer el tipo
de Estado constituido sobre el cual se van
a hacer cambios de estructura a partir de
las deliberaciones que se llevaron a cabo
en el escenarios de la ciudad de Sucre hasta aproximadamente el seis de agosto del
año 2007. Por ello es importante observar
los aspectos vinculantes en referencia a las
autonomías departamentales que lamentablemente fueron restringidos y violados
en principio por la Ley Marco de Autonomías, en un modelo que es centralista por
su naturaleza política de Estado Integral.
El sociólogo político y demócrata radical, Jürgen Habermas sostiene que existen
tres senderos de construcción histórica del
Estado-nación occidental moderno:
El sendero clásico que formó varios
Estados en el norte y oeste de Europa, a
partir de una nación territorial bien definida, como parte de los tratados de Paz de
Westfalia de 1648. También definido como el sendero
que va desde la Nación hacia el Estado.
Un segundo sendero que corresponde a Estados
“tardíos” de Europa central y el Este que se conforman a
partir de la difusión del concepto de “nación” a través de
medios propagandísticos para generar la “identidad” del
Estado: tal los casos de Alemania e Italia. Definido como
el sendero que va desde el Estado hacia la nación.
Finalmente el sendero los Estados que surgieron después de la segunda guerra mundial, a partir del
proceso de “descolonización” sobre todo en Asia y en
Africa, que son Estados artificiales “rellenados” con naciones adheridas a posteriori.
Esta tipología deja abierta una interrogante de
análisis teórico sobre un cuarto sendero que ha tomado
la formación del Estado-nación en Bolivia. Sin embargo, adaptando este modelo de análisis político de Habermas, se podría decir que el Estado nación boliviano
es una mezcla entre el segundo y tercer sendero con algunas peculiaridades emergentes de la historia correspondiente a la formación social y política de Bolivia.
En todo caso, a efectos de construir un marco
teórico alternativo de análisis que permita profundizar
algunos aspectos de las relaciones políticas dentro de
la sociedad boliviana, se puede señalar que el Estadonación boliviano actualmente constituido proviene de
tres sub-senderos socio-históricos:
1) Un sendero se deriva de la construcción territorial
del Estado precolombino, representado por la formación
política y económica que los incas llamaban Tawantinsuyu. En esta cuatripartición, el Qollasuyu es una de las cuatro parcialidades, localizada en la geografía política de los
incas en dirección sudeste de la ciudad del Cuzco. Como
se sabe, el Qollasuyu fue la base precolombina para lo que
hoy se considera en tiempos republicanos del territorio
boliviano, el así llamado “occidente”.
Habermas, J: La inclusión del otro: estudios de teoría política. Ediciones Paidós. Barcelona. 1999. Pgs. 81-82
El término occidente como región geográfica boliviana ha sido
utilizado con mucha frecuencia por los ideólogos de la Nación
Camba y el Comité Cívico de Santa Cruz para denotar una diferencia con la región del oriente, que en realidad es la región
Por cierto, si se observan las prácticas de la economía substantiva expresadas en la cultura política de
la reciprocidad y redistribución, el aspecto comunal todavía tiene vigencia en los territorios andinos de la Bolivia moderna y es en ese contexto que la organización
del sindicato campesino ha tomado vigencia plena.
De otro lado en el territorio amazónico-chaqueño, la organización social y política pertenece a una
formación no-Estatal de grupos asociados por federaciones de jefaturas de linaje consanguíneo y parentesco político, donde el cabildo tiene una mayor vigencia
organizacional.
El occidente boliviano está asociado a un modo de
producción tributario-agro-céntrico, mientras en tierras bajas, se desarrolló un modo de producción recolector y cazador, pero en ambos casos el denominador
común era la práctica de una economía substantiva de
la reciprocidad y redistribución de donaciones y bienes
materiales.
2) Otra fase del sendero boliviano es el que se ha
construido desde la conquista y colonización, proceso
en el que el territorio de tierras altas y de tierras bajas fue circunscrito a un régimen colonial
dividido en dos Virreinatos de alcance
continental. Desde las contradicciones
de ambas parcialidades políticas coloniales, emerge en cierta manera un prediseño del Estado boliviano a partir del
Alto Perú y la adición de los territorios
de Moxos, y los territorios misionales de
la Chiquitanía y el Chaco boreal Guaraní
quienes en su conjunto incorporan naciones originarias y federaciones de grupos
étnicos, más una administración criolla
para consolidar el Estado republicano de
1826. Sin embargo, también se debe reconocer que las republiquetas autónomas
de las primeras décadas previas a 1826,
se convierten en la base histórica de la
reivindicación de las autonomías departamentales contemporáneas.
3) Como una especie de continuo
al segundo sendero, el tercero se abre
con la matriz política de la revolución nacionalista de
1952, proceso acumulativo desde la sangrienta guerra
del Chaco en 1932. El primer acto de construcción del
Estado moderno, es la nacionalización del petróleo y
fundación de ypfb en 1938 como ligazón directa a la
matriz nacionalista de 1952. La pretensión del Movimiento Nacionalista Revolucionario era convertir a
Bolivia en un Estado nacional con ciudadanía única y
por ende define a todos los indígenas andinos del territorio como campesinos a través de los decretos de la
Reforma Agraria; promueve además el voto universal
incluyendo el de las mujeres para dar paso a la “construcción” de una “ciudadanía” única y un territorio
único. Finalmente nacionaliza el sector de la minería
a efectos de construir una fuente originaria de acumulación de capital estatal, sumada a la ya nacionalizada
industria de los hidrocarburos y además genera la consolidación de una clase proletaria y el nacimiento de
una burguesía nacional.
Hoy sabemos que este proyecto nacionalista tuvo
sus luces y sombras en la modernización capitalista del
país. En la perspectiva que la Constituyente del 2006 y
las políticas territoriales hegemónicas del mas, se busca
abrir un cuarto sendero vinculado a tareas incompletas
de la revolución de 1952 con el Estado Plurinacional. Sin
embargo, por efectos de la tardía construcción política
de Estado, no se puede soslayar el hecho de que el Esta-
ecológica del Chaco y Amazonía. De otro lado el occidente boliviano es sinónimo para los de Santa Cruz como la región de
las culturas andinas.
Debe entenderse la modernización como la occidentalización
europea asociada al capitalismo.
/ 11
debate
1era. quincena de septiembre 2010
do-nación a construirse en Bolivia debe responder inexorablemente a procesos de la globalización capitalista del
siglo xxi y no a una reedición del ciclo del nacionalismo
revolucionario, cuyo destino final como ciclo histórico
será agotado terminalmente por este gobierno.
La hipótesis que deseo proponer es que el Estado
plurinacional, como instrumento de la crisis final del
nacionalismo revolucionario, deberá retornar primero
a la consideración de una nueva república con una reforma constitucional y considerar seriamente la instauración del orden federal de Bolivia.
En muchas dimensiones económicas, culturales
y políticas, la globalización del capital ya amenaza la
viabilidad de los Estados nacionales construidos sobre
las bases de los paradigmas políticos de la revolución
industrial y los principios del derecho individual consolidados en la Revolución Francesa, sin perder de vista
los derechos colectivos. Jürgen Habermas en este sentido advierte que:
“La globalización del tráfico económico y de las
comunicaciones, de la producción económica y de su
financiación, de las transferencias en tecnología y ar-
Estado de derecho real. Bolivia sigue exportando materias primas. El Estado es un simulacro y, sobre todo, un
botín prebendal; prima la subjetividad de las interpretaciones ad hoc y ad libitum de las leyes y la Constitución;
las relaciones de parentesco priman sobre las relaciones
civiles; por eso no hay Libre Mercado, estrictamente hablando, aunque todos se mienten creyendo lo contrario:
el famoso ‘modelo neoliberal’; el poder se detenta feudalmente: los barones gubernamentales cobran impuestos personales: el 10% del salario de sus funcionarios
públicos; peaje: el 15% de las licitaciones y contratos;
sin tocar el conocido Derecho de pernada secretarial.
Nadie se percata que esas prácticas no son modernas y,
sin embargo, todos se creen modernos y que ‘si bien estamos mal, peroramos en la buena dirección’, en fin: que
‘el modelo’ funciona; lo más curioso es que también se
lo cree el fmi y el Banco Mundial. Algo falla en los indicadores. No sabemos el significado de las palabras que
usamos y las implicaciones de lo que deseamos”.
Con este tipo de densa construcción teórica, algo
de la conducta al interior del “simulacro” de Estado
y sus funcionarios constituidos en un gobierno neopopular estalinista-indigenista se puede
comprender en sus fallas de gestión gubernamental, al mismo tiempo entender
también el porqué de las visiones paradigmáticas industrialistas, siguiendo al
modelo socialista latinoamericano de la
década de 1960 y hoy del socialismo del
siglo xxi.
Sin embargo, es necesario para la
nueva etapa de construcción del Estado
proyectar nuevos paradigmas de conducta política que en la práctica futura deberían superar las limitaciones ideológicas
de la conducta política decimonónica.
Entiendo esto como la construcción de
una nueva República y un Estado Federal
radicalmente democrático desde la sociodiversidad de bases sociales bolivianas.
Esta es una tarea histórica pendiente que
ya no le toca al mas.
mamento, y, sobre todo, de los riesgos tanto ecológicos
como militares, nos confronta con problemas que ya no
pueden solucionarse desde el marco de un Estado nacional o por las vías habituales hasta ahora de los acuerdos entre Estados soberanos. Si no cambia todo seguirá
progresando el vaciamiento de la soberanía concebida
en términos propios de los Estados nacionales y se hará
necesario la construcción y ampliación de las competencias políticas de acción a niveles supranacionales,
cuyos comienzos ya podemos observar.”
Tampoco se puede perder de vista las radiografías
críticas y caracterizaciones del Estado boliviano como
las de Javier Medina que nos señalan las limitaciones
del concepto de Estado-nación en referencia a su evolución histórica desde un paradigma occidental civilizatorio en términos de los valores judeocristianos monoteistas, cuando en un país como Bolivia todavía existen
pulsaciones precolombinas y animistas muy vitales:
“La elite occidental boliviana vive, super-estructuralmente, anclada en el paradigma de la edad moderna,
sin tener la infra-estructura de la modernidad: la fábrica,
ni su estructura: una burocracia estatal que haga funcionar el Estado, relaciones civiles de ciudadanía; en fin, un
Estado Federal radicalmente democrático:
¿consideraciones finales?
Si bien los potosinos en su última insurgencia solamente reivindicaron una lista de necesidades sentidas históricamente, en el contexto de los ecos políticos de ésta,
quedo truncada la reivindicación federal. Los cruceños
no pudieron hacer esto en sus cabildos autonómicos,
porque el federalismo desde ésta región hubiese sido
teñido de una acusación de “separatismo”. Sin embargo
creo que esta reivindicación histórica, a pesar de haber
sido criticada como un grito de frustración, es una reivindicación absolutamente válida y pertinente, frente
a las perspectivas contemporáneas que nos presenta la
construcción autoritaria del Estado Plurinacional. La
República Federal boliviana.
El federalismo empieza por entender el arte de la
subsidiaridad, la reciprocidad, la complementariedad y
la redistribución, desde la perspectiva de una cultura
democrática enraizada en la estructura social de producción y reproducción y que usa como instrumento al
Estado, como un medio de satisfacción de necesidades
y construcción de sociedad con derechos y obligaciones de tercera generación. Lo contrario, es decir que el
Estado utilice a la sociedad como su sustento de poder,
es simplemente una propuesta que no es sostenible en
el siglo xxi, donde el Estado-Red representa a una red
de relaciones y nexos en un sistema globalizado, bajo la
égida de un modo de producción capitalista, en transición a un socialismo humanista.
Habermas, idem. Pgs. 82-84.
Medina, Javier: Diarquía: Nuevo paradigma, diálogo de civilizaciones y Asamblea Constituyente. Ediciones Garza Azul, La Paz,
2006.
Aquí hay que hacer una diferencia entre lo que Medina considera “occidente” y lo que la elite cruceña entiende por este
concepto. Por un lado se habla de “occidente” como concepto
universal y por otro como concepto ideológico regional. Tampoco no se debe perder de vista que el Vicepresidente pertenece
al pensamiento elitista occidental de Bolivia.
Manuel Castells: La era de la información. Alianza Editorial, Madrid, 1998.
12 /
libros
1era. quincena de septiembre 2010
Tocnolencias de Jaime Saenz
Leonardo García Pabón*
El lector que se aproxime a Tocnolencias de Jaime Saenz notará inmediatamente dos aspectos formales de este libro: el extraño título del
libro y la ausencia de puntuación en todo el texto, una travesía por el lenguaje alejada de todo vanguardismo.
T
ocnolencias es una palabra inventada por Saenz.
La usa dos veces en el libro, insuficientes recurrencias para derivar del contexto el sentido de
esta palabra. Tocnolencias podría sugerir palabras como dolencia, noche, inclemencia, etc. Pero, en
realidad, el lector tendrá que proveer significados a esta
palabra. No es la primera vez que Saenz inventa palabras; la que me viene a la memoria es Puraduralubia, de
uno de sus libros de poemas.
El segundo rasgo mencionado, la ausencia de signos de puntuación, parecería indicar una escritura con
afán experimental similar a las de la vanguardia literaria
de comienzos del siglo xx, o al del llamado boom de la
literatura latinoamericana de los años 60 y 70 también
en el siglo pasado. Nada más alejado del pensamiento
poético de Saenz. Quién insistiera en que hay un afán
experimentador, vanguardista, de escritura automática
en la obra de Saenz en general o en este libro en particular estaría cometiendo un craso error originado en
un total desconocimiento del pensamiento poético que
sustenta su obra. Saenz fue siempre muy crítico de toda
experimentación, de cualquier tipo de jugueteo, o de
un mero virtuosismo formal en literatura. Cabe recordar que alguna vez dijo que no leería a Vargas Llosa o
García Marquez ni a bala. Este su rechazo a la experimentación formal se deriva de un concepto esencial
a la poética saenziana: gobernar. Gobernar el lenguaje
así como el viaje por la vida fue un principio medular
de su trabajo y su vida. Por eso, una imagen privilegiada para Saenz fue Cristóbal Colón, porque el capitán
de un barco es el que gobierna la travesía por mares,
tormentas, y desconocidas latitudes. Esto es también
lo que hace un poeta, un escritor, en su travesía por el
lenguaje: gobernar el viaje. Para el escritor, el lenguaje
se tiene que gobernar y no dejarlo al vaivén de las olas
de la experimentación.
Nada más ilustrativo de lo que digo que el primer texto de Tocnolencias, “Era ya oscurecido”, donde
dice:
… pero en el polvo en la colina en la soledad intensa en
este camino sin límites uno se hallaba uno gobernaba
y todo era ya distinto era una fuerza era un dominio y
todo se sabía cuando alguien dijo no sé qué palabra que
le recordaba que le anunciaba un pasado cierto no sé
qué enigmas en una carta en una línea en una letra el
idioma consagrado el lenguaje que volaba con decires
con proverbios con cantares con espacios y silencios y
ahora ya anochecía con fulgor ensombrecido en este
camino y palpitaba ya el perfil a lo lejos en este oscuro
tránsito la distancia se alargaba se alargaba se alargaba
sin cansancio. (15)
Texto muy revelador, donde por el acto de gobernar el mundo se puede conocer, y en ese momento es
justamente cuando el lenguaje también se manifiesta en
plenitud, “con decires con proverbios con cantares”.
Ahora bien, la pregunta sigue en pie: por qué no
usar signos de puntuación. La respuesta, para mí, tiene que ver con el objetivo de crear una narración que
se sustente en el puro ritmo del lenguaje saenziano. Es
muy interesante comprobar que, a pesar de no haber
ni puntos ni comas, los relatos de Tocnolencias se dejan
leer con gran fluidez, y más aún si se los lee en voz
alta. Lo que se puede comprobar leyendo este libro
* University of Oregon.
es que Saenz desarrolló un lenguaje propio que se
sostiene plenamente en la significación y en el ritmo,
desplazando a un segundo plano a la sintaxis. Si pensamos que la puntuación está muy ligada a la sintaxis,
y al orden lógico del discurso, al eliminarla se podría
crear confusión y ambigüedad, lo que no ocurre en
Tocnolencias. En estos relatos, se reemplaza la sintaxis
gramatical por la sintaxis poética, por un orden que se
basa, como digo, en el sentido y en el ritmo. Este no
es pequeño logro.
La mayoría de los relatos que componen Tocnolencias se escribieron y corrigieron entre 1978 y 1980,
siendo 1979 el año de mayor trabajo en el libro. Creo
que en algún momento se hará un estudio de la cronología de la producción de Saenz y se verá que 1979
es un año clave en el desarrollo de su obra. Ese año,
después de muchos años de escritura y varios percances
editoriales, se publica Felipe Delgado, quizás la obra cardinal de Saenz. También para este año, el corpus mayor
de su poesía está publicado o escrito. Sólo 2 libros de
poemas se publican después de 1979, Al pasar un cometa
(1982), cuyos poemas se habían escrito antes de 1979,
y La noche (1984). Así pues, los libros de poemas que
se consideran cumbres de su producción ya estaban
publicados, como ser Recorrer esta distancia o Visitante Profundo. A la vez, este año seguramente ya estaba
trabajando o planificando algunas de sus otras obras
narrativas como Los cuartos o Vidas y muertes, y quizás
terminando su otra novela, también de muchos años de
escritura, Los papeles de Narciso Lima Achá. Aunque estos
últimos datos no son totalmente exactos, y como digo,
en algún momento se establecerá con más rigurosidad
esta cronología, sí permiten apuntar que 1979 es un
año muy significativo en el proceso creativo y personal
de Saenz. Y justo en esta época, escribe los textos de
Tocnolencias, quizás buscando un espacio donde plasmar
personajes, reflexiones, visiones, que completaran su
universo literario.
Al respecto, permítaseme plantear una teoría muy
vaga e inicial sobre la obra narrativa de Saenz: todos sus
textos narrativos gravitan alrededor de Felipe Delgado.
Pero cada cual añade algo único a ese universo saenziano. Sin Felipe Delgado la obra de Saenz se vería inconexa;
pero sin los otros textos narrativos su obra se vería disminuida. Leída en su conjunto la obra de Saenz es un
universo con sus propias leyes, con diversos mundos, e
infinidad de personajes con sus propias vidas y muertes.
Y el tejido cuántico de ese universo, para seguir con la
metáfora espacial, es el lenguaje saenziano que atraviesa
prosa y poesía. En este sentido, Tocnolencias es excepcional pues al sostenerse sólo en el sentido y el ritmo,
articula el ritmo de su verso poético con el sentido de
personajes y visiones de mundo de su narrativa.
Cuando se me invitó a presentar Tocnolencias, y
habiendo escuchado de labios del mismo Saenz leer
un par de estos relatos, me imaginé que sería un libro
similar a La piedra imán o Vidas y muertes. Hay sin duda
temas comunes con estos y otros libros de Saenz, sean
de poesía o narrativa. Así encontramos un texto sobre
el aparapita y uno sobre Bruckner, personajes que aparecen en otros libros de Saenz. Pero me llevé una gran
sorpresa al descubrir un libro que, a pesar de estos temas comunes, es único en muchos aspectos –y no sólo
en los formales ya señalados. Muchos de estos textos
son visiones de seres que Saenz conoció o que admiró
en su vida. A diferencia de personajes que aparecen en
La piedra imán, por ejemplo, donde la intención autobiográfica hace que prime la descripción, la anécdota,
la memoria, en Tocnolencias prima la imagen poética, la
visión, la revelación. Igualmente a diferencia de la poesía, donde el lenguaje busca decir más de lo que puede
decir, y donde la imagen se hunde en la reflexión poética-filosófica, en Tocnolencias las imágenes brillan en
sí y no buscan trascender más allá de ellas mismas. Se
podría decir que Tocnolencias es un libro que al leerlo se
escucha y se ve.
Un buen ejemplo es el texto “Había que ver al invisible”. Se trata de un personaje que quiere ver al invisible, un ser mágico tal vez, un espectro o un demonio
quizás, quién sabe. Pero la aparición de una mariposa
nocturna precipita la experiencia de la presencia y visión del invisible. Relata Saenz:
Con súbito sobresalto se preguntó si la mariposa nocturna que acababa de ver no sería el invisible que se
habría hecho visible y con atroz duda que lo llenaba
de terror y con un terror que le helaba la sangre en
las venas dirigió una temerosa mirada a la puerta para
encontrarse con que la mariposa nocturna ya no estaba
allí lo que de hecho significaba que efectivamente había
visto al invisible pero que sin embargo había dejado de
verlo… (20)
Ese ver al invisible que –hay que anotar, deja de
ser invisible por este hecho– por medio de la imagen de
la mariposa nocturna, pero que vuelve rápidamente a la
invisibilidad, es lo que quiero señalar como una imagen
que se realiza en sí misma. Qué más se puede pedir a
la visión que ver lo invisible. Y, a la vez, qué limitada
queda la visón a su propia experiencia de ver, pues lo
invisible se ve sólo para dejarse de ver. La imagen de
la mariposa nocturna se queda ahí, marca visible de lo
invisible, y nada más.
De los varios temas que hay en Tocnolencias, quiero referirme solamente a uno cuyas derivaciones tocan
1era. quincena de septiembre 2010
cuestiones que son polémicas y controversiales. Este es
un tema que está en toda la obra de Saenz: su rechazo profundo a la modernidad burguesa y capitalista.
Saenz, en este sentido, fue un conservador, un hombre
que prefería la tradición al progreso, por lo menos, al
progreso por el progreso. Su desprecio y disgusto por
la burguesía se puede leer en un hermoso y sarcástico
poema de Recorrer esta distancia. Igualmente su convencimiento de que los turistas son destructivos y abusivos
de la sociedad boliviana está plenamente desarrollado
en su libreto de opera, Perdido viajero. Sin embargo, sería inexacto pensar que esta posición de Saenz es simple, ingenua, tonta, o cerrada. Es multifacética aunque,
a veces, con más de una contradicción. Ahora bien, esta
posición anti-moderna nace de una fe absoluta en una
sociedad humana, profundamente humana, que él sentía amenazada por los acontecimientos históricos de su
tiempo. En uno de los relatos de Tocnolencias, define así
a uno de sus personajes:
era conservador pero no por eso dejaba de criticar las
tendencias ultra reaccionarias de la feudal burguesía
decadente y además tenía el valor civil de proclamar
abiertamente su curiosidad por el así llamado marxismo-leninismo reformado y al mismo tiempo reconocía que sus ideas más bien se identificaban con el
movimiento progresista moderado abrigando empero
especial y extrema simpatía por el socialismo de extrema derecha aunque en el fondo las abominables
corrientes pseudo humanistas del neo-liberalismo
judaizante y las falsas doctrinas de un izquierdismo
a ultranza así como los dime y diretes de los eternos
hierofantes de la plutocracia ultramontana ya lo tenían tibio… (48)
Aunque este texto está escrito con humor y no se
lo puede tomar como una declaración de principios de
Saenz, es un buen indicio de por dònde iba su pensamiento. En este sentido, Saenz admiraba a varios personajes por su defensa de lo humano y despreciaba a
varios por su servilismo a las ideas de la modernidad,
del progreso y del liberalismo. Admiraba intensamente
a Tamayo, sobre todo al autor de la Creación de la pedagogía nacional, y despreciaba con la misma intensidad
a Alcides Arguedas por su alienación del pueblo boliviano. A ambos dedica textos en Tocnolencias, uno para
alabar a Tamayo, “El poeta y profeta” y el otro para
denigrar a Arguedas, “Sin decir ni oxte ni moxte”.
Pero esta su fe en una sociedad humana tiene
también raíces religiosas. Una de las desgracias de la
modernidad es, para Saenz, una desacralización de la
vida, una pérdida de la religiosidad en los actos humanos. Aquí aparece la imagen del aparapita como personaje místico que por antonomasia es el que se opone
a la sociedad moderna. El misticismo de este personaje viene, en parte, de estar al margen de la sociedad
mercantilista del siglo xx. Por ejemplo, en el texto
libros
que le dedica en Tocnolencias,
el aparapita achaca los males
sociales a los vendedores: “y
según aseguró [el aparapita]
eso de comprar era pecado
mortal y todos los males y
todas las enfermedades y todos los crímenes y todas las
injusticias tenían su origen
en la fea costumbre de comprar pero quienes en realidad tenían la culpa no eran
los que compraban sino los
que vendían…” (90).
Para Saenz, este mercantilismo es universal y
es parte de una lucha espiritual. Esta lucha está en la
China, por ejemplo, donde
según Saenz, con la muerte
de Mao se pierde una tradición milenaria para ser sustituida por el capitalismo,
por el pervertido mundo judeo-liberal, como lo llama
Saenz, el cual apenas muerto Mao ha empezado a corromper a ese país. Saenz ubica el momento histórico
más grave del siglo xx en la derrota de Hitler y de
la Alemania nazi. Como se sabe, él fue admirador y
seguidor del nazismo. Su atracción por este personaje
es que encarnaba las fuerzas que podían oponerse al
dominio completo del capitalismo, fuertemente asociado con los judíos en la visión de Saenz. Para Saenz,
la caída del nazismo es “la más espantosa catástrofe
que jamás conoció la humanidad y sus alcances si bien
incalculables por completo han comenzado a vislumbrarse ya con la súbita caída del espíritu y la fe bajo el
imperio del oro y de la infamia y el crimen” (126).
En este sentido, las
posiciones políticas que
aparecen en varios textos de Saenz, y no sólo en
Tocnolencias, son derivadas
de este pensamiento religioso-político que busca
ideologías y creencias que
puedan contrarrestar la
nefasta dominación del imperialismo capitalista norteamericano y judío. Saenz
buscó sistemas de pensamiento que opusieran al
racionalismo dominante en
el mundo moderno lo mágico, lo irracional, lo místico, lo iniciado. Ahí podían
caber desde la revolución
nacional del 52 hasta el nacional-socialismo alemán.
Y ya que hablamos de
lo mágico, quisiera terminar estas palabras alegando
que con Saenz, las cosas
son mágicas. Ya se sabe.
Antes de que se me invitara
a hacer esta presentación,
mirando libros en los puestos de venta y reventa de
libros en el nuevo y horroroso Mercado Lanza, me
encontré con un ejemplar
de Bruckner y Las tinieblas.
Impulsivamente, y sin clara razón, lo compré. Y volví a leer esa maravilla que
es Bruckner, y la profunda
reflexión de Saenz sobre la
/ 13
obra artística, sobre el hacer un mundo en la literatura
o en la música, sobre el creador que ha llegado al conocimiento por medio del gobierno de la obra. Menciono
esto porque con la publicación de Tocnolencias, se tiene
publicada la obra completa de Saenz, con excepciones
como la de algunos textos sueltos, algunas cartas, unas
pocas entrevistas, y quizás otros textos menores. Ahora
el que quiera puede leer toda la obra completa de Saenz;
una obra que nos entrega una de las búsquedas trascendentales en y por el lenguaje más extraordinarias de la
lengua castellana. Por eso es significativo que el texto
que cierra Tocnolencias esté dedicado a Bruckner. Como
el músico austríaco, Saenz creó y gobernó una obra llena
de júbilo. El costo no fue poco, de hecho le costó la salud,
la familia, y varias amistades; y le trajo soledad y amargura, algo paliadas por el amor y cuidado de la tía; con
el fantasma del alcohol siempre a su lado, en una lucha
permanente que no podía ganar. Hay mucho de Saenz
en la imagen de Bruckner en Tocnolencias. Una visión del
artista que, buscando crear la obra de arte y siendo un
profundo creyente en Dios, debe recurrir a Lucifer. Así
el artista se encuentra condenado por su asociación con
lo demoníaco, pero sin dejar de amar lo divino que sabe
y siente que ha traicionado. El costo del arte es el alma
del artista. Y nada menos que por crear esa obra donde
se revele el sentido de vivir y morir.
Para Bruckner, como para Saenz, según lo escribe
él mismo, “la obra era para él una cosa que no termina
nunca por lo mismo que la vida y la muerte eran una
obra y por idéntica razón el contenido de ella sólo podría buscarse en la obra misma ya que este contenido
no consistía sino en el hacer la obra” (132). Aquí está,
con Tocnolencias se completa la obra de Saenz, es decir,
su vida y su muerte que se transmutaron en estos textos, en una obra vital que es y será “una cosa que no
termina nunca”.
14 /
plática
1era. quincena de septiembre 2010
“Los medios de comunicación soportan una relación
tensa con el poder político”
El periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro estuvo en La Paz invitado por la Unión Europea y el Centro Carter.
Nueva Crónica lo entrevistó en su calidad de director de los programas televisivos “Esta Semana” y “Esta Noche”
y del semanario “Confidencial” de Managua.
¿Puede explicarnos cómo funciona la información
incontaminada?
Se trata de un documento oficial del gobierno de Daniel Ortega que se filtró a los medios; se llama “estrategia de comunicación del Gobierno de Reconciliación
Nacional” y establece como principio que el gobierno
divulgará y diseminará información incontaminada a
través de sus medios oficiales. En la estrategia se explica que no pueden permitir que la información vaya por
los medios de la oligarquía o del imperio, que distorsionan la información. Para que la información sea pura,
se dice que no puede ser sometida al filtro crítico de un
medio independiente.
Un concepto de ese tipo, además de que es antidemocrático, no es muy efectivo en las campañas de
comunicación del gobierno. Por eso últimamente han
comprado un canal de televisión que lo mantienen con
un estilo no oficial oficioso para que mantenga un poco
más de credibilidad.
¿
Cómo está la libertad de prensa en Nicaragua?
La libertad de prensa en Nicaragua se encuentra
amenazada; se ejerce bajo riesgos, presiones e intimidación, porque no hay un convencimiento del
gobierno de que es un derecho constitucional de los
ciudadanos y los periodistas. Desde la óptica del gobierno, la libertad de prensa es como una dádiva que
estaría otorgando.
El gobierno sostiene que hay libertad de prensa
porque no hay ningún periodista asesinado ni algún
medio de comunicación cerrado. Lo que es cierto, pero
no dice que durante la campaña electoral de 2008 hubo
más de 30 agresiones físicas contra periodistas, que hay
una campaña permanente de intimidación, que hay
presiones legales, económicas y también la amenaza de
no renovar las frecuencias a la radio y la televisión. Ese
clima de intimidación hace que algunos medios de comunicación se autocensuren y cancelen programas de
opinión y programas críticos.
Otros medios mantienen sus principios haciendo
periodismo crítico e independiente, pero tienen que
pagar las consecuencias. A mí me tocó enfrentar de forma directa la virulencia de la intolerancia oficial, por
mantener una postura crítica ante los abusos de poder
y los actos de corrupción del gobierno de Daniel Ortega. Las represalias van desde campañas de denigración
a través de medios oficiales, bloqueo de toda clase de
acceso a fuentes e información públicas y han llegado
al allanamiento de mis oficinas, durante una calumniosa investigación criminal realizada por la Fiscalía por
supuesto lavado de dinero.
¿En Nicaragua tienen una Ley de Acceso a la Información?
Tenemos una Ley de Acceso a la Información Pública
muy buena, que fue el resultado de más de tres años de
cabildeo de una coalición entre periodistas y organizaciones de la sociedad civil. Esa Ley se aprobó antes
del inicio del gobierno de Daniel Ortega y a él le toco
reglamentarla.
La Ley tiene sin embargo un gran defecto: no establece los mecanismos para garantizar la obligatoriedad
de su cumplimiento cuando los funcionarios no cumplen la Ley. Esa Ley establece sanciones, pero no deja
claro ni identifica quién es la autoridad que va aplicar
esas sanciones. Entonces se aplica discrecionalmente.
¿Cómo se pueden combatir las tendencias autoritarias en el poder público y en el sector privado?
En el caso de Nicaragua, la única forma de modificar
una tendencia autoritaria es planteándole una resistencia muy fuerte, lo que implica no consensuar ni ceder
ante la intimidación del poder.
En algunas ocasiones, los periodistas nos convertimos en actores de la noticia porque estamos desafiando al poder, pero es la única manera de defender a
otros sectores que tienen menos acceso a los medios de
comunicación.
De manera que la única manera de revertir eso es
a partir de hechos políticos. En nuestro caso el sistema
jurídico se desplomó. No hay ninguna posibilidad de
que recurriendo a la Corte Suprema de Justicia se pueda resolver una arbitrariedad.
La parte del sector privado es más compleja todavía, porque tienen mucho poder para imponer represalias suprimiendo la publicidad. Por otro lado, nuestro
sector privado al igual que otros países de América Latina muestra una tendencia muy fuerte a la concentración de la propiedad, como ocurre en el campo de la
telecomunicación, por ejemplo.
Los periodistas tienen la responsabilidad de poner
en la agenda el tema de la fiscalización de los poderes
privados, para ganar credibilidad y confianza a mediano plazo.
La prensa debe servir como un contrapeso del
poder, pero necesita que funcionen adecuadamente la
democracia, los congresos y los partidos políticos, porque sin Estado de derecho la existencia de la prensa
libre está amenazada por la arbitrariedad de un poder
sin límites.
¿Cómo se salva la prensa en medio de la polarización política?
Es extremadamente difícil porque la polarización coloca a la prensa algunas veces en una situación contestataria y en otras en una situación ofensiva. La polarización
tiende a bajar los estándares profesionales y éticos.
El antídoto consiste en hacer un periodismo balanceado viendo las dos caras de la moneda de la vida
nacional y evitando referirse únicamente a las cosas que
le pueden hacer daño político al gobierno.
¿Y quiénes pierden con la polarización?
Pierde credibilidad el gobierno, también la prensa y la
propia población porque lo que le damos al final es un
mal periodismo.
Los medios y los periodistas deben renunciar a la
tentación de sustituir a los partidos e instituciones. No
deben pretender convertir a los medios en trampolines
para saltar a la política partidaria. La misión de los medios no es sustituir a las instituciones, sino contribuir a
transformarlas.
¿Por último, cómo ve el tema de la autorregulación?
Creo que es urgente que los periodistas, los empresarios de medios y las organizaciones gremiales tomemos
conciencia de que la sociedad cree que falta mucho por
hacer en esta materia; que los medios de comunicación
son los nuevos poderes fácticos y por lo tanto hay que
regularlos.
Hay sectores de la población, sobre todo los que
no tienen poder, que apoyan la regulación estatal. Pero
yo soy muy escéptico de que se pueda establecer una
regulación estatal democrática.
¿Cuál sería la mejor forma de la autorregulación?
Sabemos que no hay una sola fórmula sino que existen
observatorio de medios, defensores del lector, tribunales de ética y códigos de ética. Lo más importante es el
debate público que involucre a la ciudadanía, tomando
ventaja de las nuevas tecnologías de la información.
Tengo la impresión de que hace falta algo que genere
mayor credibilidad en el público de que todas esas formas de autorregulación dan resultados.
Mucha gente considera que esas formas de autocrítica no tienen consecuencias, porque al día siguiente
se vuelven a repetir los nuevos problemas. Se duda que
se pueda convencer a algunos empresarios de medios
de comunicación, que sólo buscan un mayor rating, que
su conducta deforma el periodismo y deriva en diversos
abusos.
Las audiencias tienen un poder insospechado,
pero nadie ha encontrado la forma de hacer que ese
poder sea efectivo. El día que lo hagan, vamos a tener
una autorregulación de oro.
/ 15
cultura
1era. quincena de septiembre 2010
Escrituras, márgenes y garabatos
Juan Cristóbal Mac Lean E.*
Tras un pequeño rodeo por los cuadernos, las escrituras que se encuentran en ellos, por los garabatos o tachones y hasta por la misma
escritura a mano, el autor va a dar a los dibujos de Jaime Sáenz.
H
a de tratarse, en lo que viene, del dibujo, del
dibujo y afines, es decir garabatos, esbozos,
trazos: de los márgenes del dibujo y del dibujo
mismo no sólo como un margen de la pintura, sino, también, un margen de la escritura. Dibujos,
garabatos, caligrafías tachadas trazos huidos al margen
de la hoja, del cuaderno…
Se tratará así pues, y como dibujando, de perdidas
fuentes y papeles que quizá arroparon el nacimiento del
dibujo, acompañaron la escritura. Por esos caminos escondidos –por ejemplo borroneados en un costado de la
página, o separando un párrafo- quizá lleguemos tanto al
origen del dibujo como al apogeo de su propia destrucción, es decir al momento de su desprendimiento de la
representación y de la pintura, para llegar luego a constituirse en pura composición, ésta más original, primera, antigua, que cualquier representación: la mano traza una raya,
luego un punto, luego sigue… Es, en el fondo, el mismo
fenómeno que ocurre cuando el dedo traza líneas en la
arena, una mano pintada se imprime en la caverna…
Ya en otro artículo, o esbozo, habíamos hablado de
ese arco que se extiende, al final de la pluma, y que va
desde el dibujo al garabato, al garrapateo, a los palotes.
Habíamos mencionado, muy al paso, los cuadernos. E incluso, siguiendo un artículo sobre una exposición de los
primeros grandes dibujos, sketchs, o esbozos conocidos,
los del Renacimiento italiano, habíamos pescado la existencia de algo que podríamos llamar los primeros cuadernos. En una misma página u hoja de Miguel Ángel, por
ejemplo, se encuentran en una parte el estudio para una
pintura, al lado un poema, más allá el perfil de un rostro,
en una esquina una lista de compras… Si esa página no
pertenecía a un cuaderno, de hecho ya lo prefiguraba.
Leonardo, por su parte, y que sepamos, es el primero en
hablar desembozadamente, según parece, de lo que hoy
llamamos –¿o llamábamos?– Cuadernos. Advierte del
contenido que ellos pueden tener: “Esta pretende ser una
recopilación sin orden, de cosas, tomadas de aquí y de
allá, que he copiado aquí con la esperanza de que después
pueda organizarlas según los temas de los que se ocupan;
y me parece que tendré que repetir lo mismo muchas veces; por lo cual, querido lector, no he de ser recriminado”. Cualquiera que escriba (o lleve) cuadernos (aún) hoy,
reconocerá inmediatamente las palabras de Leonardo.
Hay un gremio, en efecto, de escritores de/en cuadernos.
Pero otra vez: hasta decir escritores también pueda ser un
abuso: recuerdo a esta amiga, sin demasiados intereses
literarios, que usaba intensivamente una hermosa mezcla de agenda y cuaderno, en la que pegaba todo lo que
le gustaba, desde un recorte periodístico a un dibujo, un
programa, y donde se mezclaban y perdían citas, letras
de canciones, dibujos suyos, caras… Ella lo hacía en una
especie de cuaderno más de tipo agenda. Porque luego
están los buscadores de cuadernos preciosos, de tapas duras cuando los hay, de buen papel, preferentemente sin
ningún rayado. Y, está demás decirlo, en general sólo se
admiten pluma fuentes de tinta mojada –tal como se solía
describirlas en la feliz época en que eran aún raras. Si
Éste apareció en un número del semanario Pulso. En él también
se hablaba de garabatos, trazos, tachaduras. Coincidentemente, mi propio nombre ha quedado tachado, o borrado, de las
páginas de dicho semanario. Gracias a la amabilidad de Nueva
Crónica, sin embargo, ese nombre estará apareciendo uno que
otro rato por aquí.
reuniera yo todas las pluma fuentes
Parker y otras que he ido perdiendo
a lo largo de la vida, éstas seguro llenarían todo un par de grandes cajones mudos. Así como los cuadernos,
a su vez, se van acumulando en los
estantes –cuando no se rasgan, se
extravían. Páginas, cuadernos, hojas y plumas, en todo caso, se hacen
el reducto mayor al que se acude
a veces, con distintas frecuencias.
Están desde los que llevan diarios
a quienes se ejercitan en literaturas
y collages, agendas, proyectos o
recordatorios, ensayos, aforismos u
ocurrencias. Sin duda que alguien,
como por ejemplo Alberto Manguel, con la debida erudición en
estos temas, podría disertar horas y
dar mil ejemplos sobre los escritores
y sus cuadernos. ¡Después de todo,
la máquina de escribir se inventó hace muy poco en términos de historia larga! La caligrafía esmerada y morosa,
la necesidad de un cuaderno preciso y de ningún otro…
Todo un museo no cabría para albergar todos los tesoros
que deben haber… pasado desapercibidos en muchos casos. Aquí solo podemos recordar, al paso, casos como los
cuadernos de Bruce Chatwin en The Songlines. Él se complace en contar, en efecto, dónde los compraba, cuál era
la textura de la páginas, su olor, cómo debían estar empastados , etc. Y las mejores páginas de ese hermoso libro
son, quizá, las transcritas de esos cuadernos. O están los
cuadernos de Kierkegaard. En ellos, cada página, con los
ojos actuales, podría fácilmente competir como obra de
arte, como el colmo de la finura en la escritura, el dibujo
-la escritura misma como dibujo. Kierkegaard, cuentan,
tenía varias mesas altas, como pupitres elevados y escribía
de pie. Cada mesa, por llamarla así, estaba ocupada con
un cuaderno distinto y él iba, a veces, pasando de una a
otra. ¡He ahí una verdadera topo-grafía! Otro caso, de los
más asombrosos, es el de Kafka, con sus cuadernos y esos
“garabatos” como él mismo llamaba a las figurillas que
con frecuencia se complacía en dibujar. En hojas sueltas,
al margen de los cuadernos… Es posible, también, que
a veces la propia escritura y el pensamiento, o el poema,
tengan sus secretas bodas. O sino, basta ver una página
manuscrita de Heidegger. Ésta puede asombrar, en efecto, tanto como su posible contenido. Y escribir, escribir a
mano, eso que todos vamos dejando de hacer con mayor
frecuencia, es algo sobre lo que justamente Heidegger
tiene palabras muy fuertes: “Sólo de la palabra y con la
palabra ha nacido la mano. El hombre no tiene manos,
sino que es la mano la que tiene íntimamente la esencia
del hombre, porque la palabra, como ámbito esencial de
la mano, es el fundamento esencial del hombre. La palabra, en cuanto aquello que se muestra a la mirada, es
la palabra escrita, es decir, la escritura. Pero la palabra
en cuanto escritura es el manuscrito”. Más allá, no se
priva de de despachar unas palabras virulentas contra la
máquina de escribir: “La palabra ya no discurre a través
de la mano que escribe y que propiamente actúa, sino a
través de la impresión mecánica de la mano. La máquina
de escribir sustrae la escritura del ámbito esencial de la
mano, es decir, de la palabra. Escribir a máquina quita a la
mano el rango que había ocupado
en el ámbito de la palabra escrita y
degrada la palabra a ser un medio
de transporte”. A la luz de estas palabras de Heidegger, tan profundas
como tajantes y proferidas en un
curso de 1942, ¿qué pensar ahora
de la invasión, ya definitiva, de los
ordenadores, pantallas y teclados?
Tema nada inocente y que ni trataremos de abordar aquí. Volvamos
más bien, y ya de lleno, a cuadernos, garabatos y dibujos… Pero
no a cualesquiera cuadernos. Que
sea, pasando las hojas, a los de Jaime Sáenz. Pero las hojas que hay
que ir pasando, en esta entrada al
taller (¿Krupp?) en que se elaboran
tales cuadernos, son las del último
número de la revista La Mariposa
Mundial, salida hace poco e íntegramente dedicada a Jaime Sáenz. Entre los variados
regalos que contiene, y por lo que es justo agradecer el
trabajo de los editores, se encuentra un verdadero tesoro, sobre todo para cualquiera que conozca, por mano
propia, aficiones como las antedichas. Este tesoro, que
se presenta en la sección Obra Gráfica, no es poca cosa:
va, si se quiere, de las pags. 181 a la 221. Y nótese, de entrada, que ya solo esos números parecieran rimar, como
a veces aquellos lanzados por el cubilete en un buen tiro.
Lo que iría a caer de esos números, en los dados, era quizá lo que le haría decir a Sáenz, jugando Generala, en sus
Talleres: Bajo!... Y al otro lado de los puntos, números
o palabras de cada cara del dado (abajo), seguro que lo
que está es un dibujo, un garabato -o una calavera, dos
calaveras… ¡Vaya juego! quisiéramos decir, incluso con
algo de susto. Esas calaveras… Pero es justamente aquí
donde hay que parar las orejas o, mejor dicho, aguzar la
mirada. Pues es muy importante darse cuenta de que, ya
sea al escribir una página o al hacer un dibujo, están en
juego las mismas intensidades para quien tiene la pluma
en la mano y hace lo uno o lo otro. Los dibujos de las
pags. 194 y 195, como el gran ejemplo de lo dicho, son
extraordinarios. Pura abstracción minuciosa, medida,
coherente. ¿Son “arte”? Esa pregunta, capciosa, vuelve
a dejarnos en esa frontera, ese margen, en el que el arte
toca sus límites excéntricos. En los dominios de las artes
visuales, ese margen ha recibido nombres como art brut,
o raw art: arte bruto, arte crudo. Y, al momento de cerrar
esta página, dejemos suspendida una pregunta, una inquietud: ¿no participa muchas veces, también la misma
escritura de Sáenz, de la cualidad más propia, excéntrica,
del art brut?
* Escritor.
No podemos dejar de apuntar al paso, sin embargo, una idea
inquietante y paradójica: quizá, y por lo menos para las nuevas
generaciones, los blogs, los sitios y cosas como Facebook y demás, resulten ser como un sucedáneo extraño de los cuadernos,
por supuesto que con gigantescas salvedades, diferencias y distancias. Y también, maldita sea, con afinidades. Pero ese será el
tema de otro apunte, o esbozo –o garabato teórico.
En la Mariposa también se presentan páginas escritas a máquina
por Sáenz. Pero un amigo suyo nos cuenta, como cabía suponer, que Sáenz pasaba en limpio a máquina. Que en general todo
se escribía primero a mano, en hojas y cuadernos.
16 /
libros
1era. quincena de septiembre 2010
Daniel Campos y su libro De Tarija a Asunción
Homenaje tardío a una heroica expedición
Jorge Luna Ortuño*
Reseña de una epopeya y de un personaje
N
o se revela nada nuevo cuando se afirma que
el libro De Tarija a la Asunción. Expedición boliviana de 1883 (Editorial El País 2010), tiene
un enorme valor como documento histórico,
y que además despunta por la frescura y simpleza de su
narrativa. Ante todo, se trata de un cuaderno de apuntes
en el que Daniel Campos (1829-1902) comparte con
talento poético una serie de imágenes bellas que guarda
del Chaco, de los guaraníes, de la psicología intemporal
del ser humano, y de los pormenores de una travesía de
sesenta y tres días en la que una tropa de voluntarios
–que él mismo dirigió– se jugó la vida.
El producto final es un libro que retrata la vida
y sus desafíos. “El único medio racional de avanzar en el
Chaco es el de las ‘cruzadas’ que consiste en
tomar cierta altura, lejos del río, caminar vía
recta, e ir a caer a su borde en horas dadas,
ya para mitigar la sed, ya para acampar”. (p.
63) Más que de historia se trata de geografía: La cuestión urgente todo el tiempo
es cómo avanzar, cómo hallar una salida,
qué ruta tomar, cómo evitar un bosque o
seguir un río, prolongar la línea y seguir
adelante. Pero los obstáculos surgen todo
el tiempo. No es sólo el Chaco –que hasta
ese momento es considerado terreno hostil
e infranqueable; es también la falta de agua
y alimentos, las infecciones, la inclemencia
de los pantanos, la presencia amenazante
de las tribus, aunque ésta amenaza exista
más por prejuicio que por conocimiento
verdadero del “otro”; y luego también las
negligencias del Coronel Pareja o del francés Arthur Thouar, que intercambiaron
durante y después de la expedición el papel
de villano y de traidor.
Pintoresco personaje
Daniel Campos, abogado, ministro, y delegado de la expedición a Asunción por invitación del gobierno, fue un potosino que
se declaró enamorado del Chaco; hombre
variado, de diversas ocupaciones y gustos,
talentoso escritor de poemas, aunque estos
no llegaron a ver la luz más que en algunos
periódicos de la época, allá por los inicios
del Siglo xx. Sin embargo, su afecto por la
poesía se respira ya en varios pasajes de este
informe, especialmente en el maravilloso capítulo titulado “La Borrasca”, en el que su prosa parece alcanzar su
temperatura ideal, provocada quizá por la situación extrema que viven en ese momento, por la incertidumbre
de la situación, empeorada por el violento temporal que
los azota, y por el cercano encuentro que tiene con la
muerte, todas ellas cuestiones que relampaguean ante sus
ojos y chorrean sangrantes a través de sus palabras…
Campos llevaba en su corazón el sueño de la integración como motivación rectora del viaje: conectar
territorios, abrirle nuevas puertas a Bolivia por la vía
del Paraguay, desmitificar el trabajo de las misiones,
integrar a los indios chiriguanos con el resto del mundo… Al mismo tiempo, atestiguamos el recorrido de
un hombre siguiendo su sueño, el sueño de abrir una
ruta hacia el Paraguay. Más allá del tema particular que
sirva de detonante, es siempre ilustrativo aprender de
las lecciones que nos heredan aquellos grandes personajes que no se alejaron de sus ideales para conseguir
sus objetivos.
Es importante decirle al potencial lector de este
libro que en él no encontrará únicamente datos referidos a la geografía de la zona, ni una colección de
interpretaciones lúcidas del momento histórico que se
vivía tras la creación de la Patria y la pérdida del Litoral
arrebatado por Chile, sino también una serie de valiosos aportes de otro orden: en su relato de la expedición
Campos hace gala de una profunda comprensión de
las relaciones humanas, de su don innato para liderar a
hombres cargados de ego, y de la fortaleza de su espíritu a la hora de afrontar la adversidad. En sus apuntes
capta detalles y gestos aparentemente insignificantes,
pero que, como él mismo apunta, terminan definiendo a una persona y a una situación, y a la postre serán
decisivos para que este viaje que se relata llegue a buen
término. Campos valora perfectamente el temple y fortaleza de los hombres que lo rodean y los usa en beneficio de la expedición; como buen líder, prefiere que los
otros hombres que componen el grupo expedicionario
lo sigan por convencimiento antes que por obligación;
con tranquilidad, paciencia e ingenio argumentativo
logra su cometido la mayoría de las veces.
Un logro fundamental, que atraería algunas reacciones negativas contra su libro, es que desmiente la
imagen de feroces salvajes que se tenía de los chiriguanos, y los defiende invariablemente a lo largo de varios
pasajes, aunque su humanitarismo no termine de imponerse a su visión utilitarista: “sus tribus, tratadas con
energía y benevolencia, lejos de ser el obstáculo son el poderoso
auxiliar del explorador y mañana serán los fuertes brazos del
trabajo productor”. (p. 245) Los guaraníes, desprovistos
ya de la imagen de animales que se cierne sobre ellos,
son seres accesibles, juguetones hasta cierto punto, e
ingeniosos.
El aporte
La exploración del Gran Chaco ha impulsado a varias
generaciones a meditar en la travesía y realizar una
serie de esfuerzos, sin que ninguna de las
expediciones realizadas desde los primeros
tiempos del coloniaje alcanzara a cumplir
su objetivo, siendo que nunca pudieron
avanzar más allá del Piquirenda. Fue recién
con la expedición de 1883 que se logró cruzar ese desconocido territorio. En el mediocre prólogo que escribe Mariano Baptista Gumucio podemos retomar el apunte
con el que inicia sus comentarios: no existe
una epopeya propiamente boliviana al estilo de El Cid Campeador en España, o del
Martín Fierro de Hernández en la Argentina. Pero si hay en nuestra historia una
experiencia que se le aproxima es la que
queda retratada en De Tarija a la Asunción,
fabuloso relato que –con los recursos adecuados– bien podría inspirar la realización
de una memorable película boliviana en los
años por venir.
Cinco años después de que se llevara
a cabo esta expedición se publicó el libro
sin que lograra captar la atención que se esperaba. Hasta hace muy poco permanecía
olvidado en los estantes de alguna que otra
biblioteca pública. Ahora, en la obra reeditada por la editorial El País, se publican
los tres capítulos más sustanciosos, dejando fuera las extensas advertencias preliminares, la correspondencia y los balances,
los cuales no interesaron en su momento
y menos lo harían ahora. Se sabe que por
aquellas fechas el gobierno boliviano premió con tierras baldías y otros obsequios
a los voluntarios de la expedición, pero no premiaron
nunca su esfuerzo como correspondía, pues por largo
tiempo no se escucharon las recomendaciones esbozadas en el informe, y se mantuvo invariable la abusiva
instalación de haciendas en los territorios indígenas.
A más de cien años de la realización de este viaje,
por segunda oportunidad, Daniel Campos reclama algo
más que la dulzura del reconocimiento, o quizás le dé
igual. “¿Quién sabe el misterio de nuestro fin? Náufragos
talvez del insondable abismo donde nos arrojamos, permanecerán ocultos nuestros restos, borradas como sombras nuestras
memorias, hasta que la mano de los siglos pueda revelarlas a
una generación indiferente”. (p. 65)
* Filósofo y gestor cultural.
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libros
1era. quincena de septiembre 2010
La palabra de Paz: un hombre, un siglo
La pasión del testimonio
Alfonso Gumucio Dagron*
El “ninguneo” que se practica con fruición en Bolivia hace que la crítica ignore muchos libros escritos y publicados con enorme esfuerzo. Yo
mismo comento ahora a destiempo una obra que ya tiene dos años de haber salido de imprenta y más de diez de haber terminado de escribirse:
La palabra de Paz: un hombre, un siglo (Plural, 2008) de Eduardo “Pachi” Ascarrunz.
“
Si Jesús, si Juana de Arco hubieran sido entrevistados”… y si el entrevistador hubiera dado su
propio testimonio de una época. Es lo que hace
Eduardo Ascarrunz en un libro que es irregular, sin
que esta palabra sea denigrante. Es “irregular” porque
como el autor mismo afirma es “algo más cercano a la
artesanía que a la literatura, como lo hacía mi abuela
Rita: confeccionar una colcha con retazos sobrantes de
otras confecciones; en este caso con trozos restantes de
los retazos de memoria que, finalmente, componen el
puzzle que es esta obra en su totalidad”.
El libro se teje como una colcha de retazos alrededor de un episodio histórico en la vida de Paz Estenssoro y también de Eduardo Ascarrunz: las elecciones
generales de 1985 en las que el primero calificó para ser
electo presidente de Bolivia por cuarta vez y el segundo
llevó adelante una creativa e ingeniosa campaña en los
medios de difusión que sin duda aportó a la victoria del
jefe histórico del Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr) y al rescate de su imagen pública, deteriorada a raíz de su apoyo al golpe militar de Coronel
Bánzer en 1971.
Suma de entrevistas, conversaciones, comentarios
y observaciones, la obra rescata la dimensión humana
de Víctor Paz Estenssoro, un “atisbo del alma” de un
hombre de por sí críptico y poco dado a abrir a los demás sus facetas íntimas.
Uno de los aspectos interesantes retratados en Paz
es su reticencia a las entrevistas, no solamente aquellas
sobre política, sino también sobre su historia personal. Rechaza tres veces –antes, durante y después de
ser presidente– las ofertas de Carlos Mesa, y a Ricardo
Rollano lo recibe pocos minutos en
San Luis, el 7 de abril del 2001 sobre
todo para afirmar “ya estoy muy viejo
para desnudar mi alma”. En simetría,
cuando a mediados de los 1970s quise
entrevistarlo sobre la historia no conocida del mnr, me dijo que “todavía” no podía hablar de ello porque
tenía aún participación en la política.
O sea, siempre se daba modos para
no revelar lo que conocía de las intimidades de la política boliviana.
La obra es reveladora no solamente de la personalidad de Paz, sino
de quienes lo rodean, los “jerarcas”
del mnr –“rociados con la misma
colonia”– que miran con recelo al advenedizo Ascarrunz, quien ni siquiera es militante del partido pero tiene
mayor acceso que ellos a vpe y no
sufre el trato a veces humillante que
ellos reciben, como revela el episodio
en el que la “Comisión Política” del
mnr presenta un “Plan de Emergencia” elaborado por seis personas en
dos meses, que Paz Estenssoro rechaza indignado: “¡14 páginas que no
sirven para nada!”.
Con esas anécdotas el libro dibuja un mapa de
relaciones personales y políticas que generalmente la
“Historia” con hache mayúscula oblitera. Justamente
uno de los valores de esta obra es su voz testimonial que
no esconde el lugar desde donde narra.
“Yo estuve allí, yo vi, yo escuché…” parece decir
Eduardo Ascarrunz, como para subrayar su propia voz,
porque este no es un texto que proviene de una voz
distante sino el relato en primera persona de un periodista que al mismo tiempo que elabora un informe
testimonial sobre el gran personaje de la política boliviana contemporánea, ofrece también el testimonio
de su propia vida en cuanto toca a la relación con la
persona de carne y hueso –y no solamente el personaje– de Víctor Paz Estenssoro. En ese sentido, el título
del libro puede confundir al lector no informado sobre
su contenido.
La obra está escrita con el humor e ironía de alguien que es testigo de episodios que construyen el
complejo tramado de la política boliviana, pero no
quiere involucrar sus intereses personales, sino que
prefiere mantener su independencia del poder y de las
oportunidades que este ofrece. Uno de los textos más
acertados es la descripción de Paz Estenssoro, “Retrato
de Paz a mano alzada”, que permite mirar de cerca a la
persona retratada detrás del personaje público.
A algunos les puede parecer que Pachi Ascarrunz
“se manda la parte” al subrayar en el texto su propia
voz (a veces en un estilo innecesariamente coloquial,
donde llama “compañero” al lector o narra anécdotas
con extremo desenfado), y al arrogarse una relación
privilegiada con el líder del mnr, pero hay suficientes
datos a lo largo del libro, precisos e
íntimos, como para dar crédito a lo
que afirma. Además, es más honesta
una voz personal que le da veracidad
al testimonio, que un relato “neutro”
donde de todas maneras se esconde
una posición (no hay nada “neutro”
en la vida).
Este es un libro generoso en la
manera como se refiere a colegas y
amigos, rindiendo “al César lo que es
del César”, pero también es un libro
que no escatima palabras para calificar
con epítetos cortantes a quienes se lo
merecen, como el “idiota” e ignorante dictador Barrientos Ortuño quien
en un arranque de soberbia cometió
la barbarie de destruir los murales de
Miguel Alandia Pantoja en el Palacio
de Gobierno.
Hacia el final del libro, una de
las secciones que ofrece un atisbo a la
historia secreta del mnr –aunque no
deja de tener un margen de especulación– es la que se construye en torno
al personaje de Clarabella de la Fuente (una “clara fuente” de información
desde la intimidad de los pasillos del
poder). Esta persona que Ascarrunz esconde bajo un
nombre ficticio trabajaba en el Palacio de Gobierno
con Paz Estenssoro y proporcionó al autor información confidencial en sentido de que vpe prefería en
1989 la candidatura de Jaime Paz Zamora (mir) para
la presidencia y no la de Gonzalo Sánchez de Losada
(mnr), que era el candidato de su propio partido. El
punto culminante de esas confidencias es una llamada
de Pachi a la casa presidencial de San Jorge, que revela
la celebración que tuvo lugar allí cuando Paz Zamora
–tercero en la contienda electoral– recibió el apoyo de
Bánzer para llegar a la presidencia.
El diseño del libro es agradable, con algunas secciones de páginas con fotografías y textos breves, como
retazos memoriosos en el camino, dedicados a Augusto
Céspedes, a Alfonso Gumucio Reyes (este me toca de
manera especial), a Miguel Alandia Pantoja, y al dictador romano Lucio Quincio Cincinato.
El autor hubiera podido usar este tipo de espacios
–o quizás una sección de anexos al final del libro– para
colocar las entrevistas (Sergio Almaraz, Clark Galloway,
Humberto Vacaflor o Ricardo Rollano Velasco) y otros
textos (“Yo acuso”), –ciertamente importantes, rescatados del olvido, pero que no son del autor– en lugar de
que aparezcan citados in extenso en los capítulos.
La edición adolece de un número de erratas mayor
al que estamos acostumbrados, así como de errores comunes (“189 golpes de Estado en siglo y medio de vida
republicana”), de reiteraciones y de algunas imprecisiones en las citas, pero nada de esto le quita el valor que
tiene esta obra de Eduardo Ascarrunz como testimonio
de nuestra historia contemporánea. Es producto de la
voluntad de un cronista que trabaja para la memoria,
una inquietud que lo ha caracterizado siempre.
* Escritor, comunicador y cineasta.
18 /
ocho y medio
1era. quincena de septiembre 2010
Amantes: el amor en estos tiempos
Mauricio Souza Crespo*
La comedia o drama románticos nos han acostumbrado a imaginar las relaciones amorosas como una serie de transacciones. Enamorarse
consistiría –nos dicen– en descubrir, luego de una serie de contratiempos, al prójimo. En Amantes no hay tal: las hojas de vida, las
confesiones, la sinceridad son más bien ruido: el amor escoge a sus objetos de manera misteriosa e irremediable.
U
no: Hace tiempo, un buen tiempo, que el amor
no era objeto de una película hollywoodense.
Amantes es eso: una de amor, realmente de
amor y no de sus rutinarios simulacros culturales, un drama o melodrama sobre gente enamorada
a pesar suyo. Es una gran película quizá por contraste:
traza a sus personajes con un entusiasmo que, en estos
tiempos saturados de cinismos pavlovianos, parece caído de otro universo.
Dos: El director es joven y se llama James Gray.
Hasta hoy, lo conocíamos por dramas con policías y criminales: Pequeña Odessa (1994), La traición (The Yards,
2000) y Dueños de la noche (2007). No por nada ha sido
nombrado por la crítica “el Martin Scorsese ruso”,
aunque muy bien podríamos emparentarlo con Francis
Ford Coppola: lo suyo suele rondar los dilemas, algo
claustrofóbicos, de la familia, en los suburbios de Nueva York, entre gente de clase media baja y trabajadora.
Su constelación de personajes es delineada con morosidad y detalle, sus ambientes salen de los años setenta
y alguno de sus personajes (interpretado siempre por
Joaquin Phoenix, el Robert De Niro de Gray) se debate
entre los lazos del grupo y el deseo de liberarse de esos
lazos para escapar de la pequeña patria, del barrio.
Tres: En Amantes desaparecen los criminales y policías de Gray, pero no el resto. Leonard, el personaje principal, es un joven bipolar que se recupera en la casa materna de un desastre amoroso y sus secuelas (intento de
suicidio, internación siquiátrica). Trabaja en la tintorería
de su padre, duerme en la habitación de su adolescencia y
rara vez cruza las fronteras del barrio (en este caso, Brighton Beach, en Brooklyn). Lentamente, en situaciones
hechas de momentos incómodos y malentendidos, Leonard es arrastrado hacia dos mujeres: la elección maternal
y segura, Sandra (Vinessa Shaw); o la vecina inestable,
problemática: Michelle (Gwyneth Paltrow).
Cuatro: Hasta aquí el esquema de la película. Lo
que la hace efectiva es una cualidad que tendemos ya a
* Periodista y catedrático.
sospechar imposible en el
cine: cada uno de los personajes es eso, un personaje, y
no una colección de gestos
estandarizados. “Amantes”
es una película sobre esos
personajes, sus relaciones,
sus complejidades y los ambiguos atractivos que, en general, ofrecen los otros. El
lugar común sartreano (“el
infierno son los otros”) se
revela, frente a esta película,
una pretenciosa estupidez:
los otros son interesantes,
cautivadores, irreductibles.
Los dilemas del joven Leonard no se establecen entre
buenas y malas opciones;
naufraga, simplemente, en
un mundo de reclamos incompatibles: los padres, la
novia oficial, la chica peligrosa, su propio deseo.
Cinco: La situación es pues trágica: imposible más
allá del afán de sus personajes. De alguna manera, en
este universo todos se merecen evitar el dolor, pero
ni modo: lo real no es el escaparate de una tienda, no
es una cuestión de “elecciones”. Es más: el amor que
consume a Leonard –y que lo hace un inadaptado– es
una fuerza autodestructiva, imprudente, irracional.
Aun más interesante: el amor es acá un impulso que se
equivoca de objeto (pues en esta película cada amante
se enamora de alguien que ama a otro) y, pese a ello, es
irrenunciable. No importa que se equivoque.
Seis: La comedia o drama románticos nos han
acostumbrado a imaginar las relaciones amorosas como
una serie de transacciones, de rituales anclados en el
reconocimiento del otro en tanto proyección de una
idea. Enamorarse consistiría –nos dicen– en descubrir,
luego de una serie de contratiempos, al prójimo. En
Amantes no hay tal: las hojas de vida, las confesiones,
la sinceridad son más bien ruido: el amor escoge a sus
objetos de manera misteriosa e irremediable. Michelle
rechaza en principio la confesión amorosa de Leonard
con el clásico “en realidad, no me conoces”. Leonard
responde con la que vendría a ser la descripción de la
fuerza que lo impulsa y destruye: “Eso no importa. Yo
te amo”. Y realmente no importa: la película no es un
retrato épico del amor sino de sus gloriosas miserias y
crueldades.
Siete: Esta es la última película de Joaquín Phoenix.
Literalmente: poco después de concluida decidió dejar
la actuación por completo para dedicarse a la música.
Habría que hacer algo al respecto: una campaña de
presión acaso para que Phoenix abandone el hiphop y
vuelva al cine, casi como un destino. Porque en buena medida el personaje que interpreta en “Amantes”
funciona por él: su actuación es la que construye ese
suave chico, raro y frágil, encantadoramente torpe y
depresivo.
Ocho: Tarde o temprano, el drama amoroso coquetea con la idea del destino. “Amantes” se abre, ya en
los créditos, con Leonard tirándose al agua, en el que
es su segundo intento de suicidio. Cuando llegamos al
final, con Leonard destruido y frente al mar, se sugiere
un cierre grandilocuente: la faena autodestructiva será,
pensamos, concluida. Pero no: James Gray elude lo obvio y opta por una suerte de muerte simbólica, acaso
más trágica que una muerte por agua. Phoenix, en los
dos segundos finales, mira a la cámara, acorralado.
Y medio: El afiche de la película dice que es “el
mejor drama romántico del año”. Sin duda lo es, aunque
hay que determinar el año al que se refiere con aquello de “del año”. Porque “Amantes” es una película del
2008 que llega a nosotros según la que parece ser una
estrategia de los multicines: usar las películas pequeñas
como “relleno” de su programación. Es decir, estrenan
lo que tienen que estrenar para pagar las cuentas (sagas
de acción, dibujos animados en 3D, megaproducciones
varias) y se guardan las películas “menores” para matizar su oferta. Lo ideal sería que no se las guardaran
tanto tiempo.
Cuerpoemas
Matilde Casazola
Plural editores / Colección Pata Pata
Pata Pata es la colección para niños de Plural editores, coeditada
con Chuymampi Ser de Corazón
(grupo formado por Carolina Sagárnaga, Sandra Rivera y Jessica
Freudenthal) y el Centro de Acción Pedagógica del Espacio Simón I. Patiño. Convoca a varios de
los nombres ineludibles de la poesía boliviana. Matilde Casazola, sin
duda, es uno de esos nombres: en
este pequeño tomo ilustrado se seleccionan fragmentos de su obra.
La selección de estos versos es el
resultado de un trabajo concreto
con niños de una escuela paceña,
que, a partir de sus propias lecturas, crearon las veinte hermosas
ilustraciones que iluminan la edición. Los fragmentos escogidos se
acercan, en el tomo, a cavilaciones
provocadas por el mundo natural,
por metáforas en torno a los pequeños momentos de contacto con
el mundo que, a la vez, suelen conducir, en la poesía de Casazola, a
puntuales e indirectas maneras de
nombrar el destino y el dolor.
En la misma colección, Plural
editores ha editado selecciones de la
obra de Blanca Wiethüchter, Julio
de la Vega, Juan Carlos Orihuela,
Alberto Guerra y Luis Luksic.
/ 19
libros
1era. quincena de septiembre 2010
El goce de vivir
Mirabilia
Armando Soriano Badani
Eduardo Mitre
Plural editores / Narrativa
Editorial El País / A la venta
en Librerías Plural
Luego de casi cincuenta años de
escritura y casi treinta libros, Armando Soriano Badani –que acaba de cumplir 87 años– continúa
produciendo en aquellos géneros
que dominan su obra: el cuento y la
poesía. El goce de vivir es un libro de
relatos breves, diez, que se acercan
a dos preocupaciones recurrentes:
el amor y la política, en varias de
sus formas. En ello, Soriano Badani, sin dejar de sugerir esos temas
como ineludibles –casi un destino–,
se ocupa a ratos de explorar las violencias que tanto el amor como la
política suponen. Raúl Rivadeneira
Prada, en su prólogo al libro, dice
creer que “Soriano Badani señala
desde hace varias décadas el rumbo
de la buena literatura y ha sabido
cultivar un estilo propio, a veces un
tanto engolado o preciosista, clásico
o culterano, como se quiera calificar, pero indiscutiblemente bello”.
Esa “buena literatura”, considera
Rivadeneira, se establece además
en contraste con “la insalubre proliferación de especulaciones pseudo
sociológicas y políticas autonombradas ‘post modernistas’”.
Themis con los pies descalzos
Augusto Jordán Quiroga
Plural editores / Narrativa
Un sacerdote es culpado de un
intento de asesinato masivo. Es el
último cuarto del siglo xix en la
Potosí criolla y dos ilustres abogados se enfrentan para dilucidar el
intrincado caso criminal.
El autor de Themis con los pies
descalzos, Augusto Jordán Quiroga, parte de una detallada investigación documental para ordenar
las palabras que en su momento –
bajo la sombra de una mentalidad
clerical y conservadora– fueron
esgrimidas en el juicio penal que
pesa sobre las espaldas del padre
italiano Sebastián Chochi y la
congregación franciscana a la que
pertenece.
El autor es catedrático titular
de Teorías del Estado y Derecho
Romano, en la umss y Universidad
Católica Boliviana de Cochabamba.
Romanista reconocido, es autor de
artículos y ensayos en revistas especializadas. Entre sus libros se destacan El campesino y la ley, Derecho
Romano, El Estado, Defensores Civitatis y Ombudsman, Roma: Historia y
Derecho, Un código civil perdido en los
Andes, Bertonio1612.
Preciosa segunda edición de un
clásico de la poesía boliviana contemporánea. En tapa dura, con
ilustraciones de Romanet Zárate
Marquez, esta edición aparece a
treinta años de la primera (que es
de 1979). En su momento, el crítico
venezolano Guillermo Sucre escribió de Mirabilia: “No sólo a través
de sus ideogramas, Eduardo Mitre
parece buscar siempre dibujar el
mundo: no sólo decirlo o nombrarlo, sino escribirlo: verlo a través de
la escritura. En el decir habría como
una distancia que nos escamotea el
mundo; no así en la escritura, donde el signo ya es cuerpo. A Mitre
le gustaría que las palabras fueran
como (las) cosas; éstas –señala en
un poema– ‘Están ahí en la luz / En
paz con su forma /No deseando /
Ser otra cosa’. Pero además, Mitre
tiene el vicio de que habla Barthes:
el querer ver las palabras, figurar su
cuerpo, su materialidad. De ahí la
extrema nitidez de su poesía. Nitidez: no hacer claro el sentido del
mundo sino el de hacer el sentido
del mundo la única claridad posible. Como Huidobro, uno de sus
maestros, Eduardo Mitre podría
decir: ‘El univeros es más claro que
mi espejo’. Esta ética, esta estética
está en toda su obra.”
Literatura, cultura, sociedad
en América Latina
Ángel Rama [Antología, prólogo y
notas de Pablo Rocca]
Ediciones Trilce / A la venta en Librerías Plural
A lo largo de su trayectoria, el crítico uruguayo Ángel Rama (19261983) escribió centenares de artículos sobre literatura y cultura,
además de decenas de prólogos y
varios libros. Desde el comienzo,
sin embargo, supo que la única
manera de asumir la actividad crítica suponía la reflexión sobre las
propias herramientas utilizadas:
primero para entender la literatura
del mundo y su país y, desde 1960
de modo programático, la de América Latina.
Esta antología reúne catorce
textos, en su mayoría nunca antes
recopilados en un libro, que Rama
escribió entre 1948 y apenas unos
días antes de su trágica muerte en
un accidente aéreo, en 1983 (el
texto póstumo “La literatura en su
marco antropológico”). Separados
nítidamente en dos secciones por
Pablo Rocca, responsable de esta
edición, los ensayos permiten seguir el pensamiento de Rama en
varias de las etapas de su sorprendente evolución.
Mi amigo, don Alberto Crespo Rodas
Alcides Parejas Moreno*
E
l 21 de septiembre es el cumpleaños de mi buen amigo don
Alberto Crespo Rodas. Hace
más de 30 años que cada inicio
de la estación más linda del año, muy
de mañanita, llamo a don Alberto. (…)
En mis viajes a La Paz –cada vez más
esporádicos porque la altura no es un
mito– lo visitaba para darle un abrazo
y charlar un rato. (…) Don Alberto fue
una de las primeras personas que conocí en La Paz cuando llegué en 1972. Se
trataba de un historiador consagrado
del que todos hablaban con gran respeto. Al principio me pareció muy distante y frío; es más, siempre creí que cada
vez que nos encontrábamos me tomaba
examen. Sin embargo, esta falsa impre-
sión se fue disipando poco a poco en la
medida en que nos fuimos conociendo,
hasta el punto que lo consideré uno de
los mejores amigos que he tenido.
Era un caballero en toda la extensión de la palabra, inteligente y poseedor de un amplísima cultura, gran lector, sobre todo de novelas (…); de una
enorme discreción y generosidad sin
límites para con sus amigos y sus alumnos; tenía una charla larga y amena; de
chispa oculta, pero chispa al fin, que se
manifestaba cuando tomábamos unos
tragos ya sea en Sucre (mientras Gunnar Mendoza tocaba la guitarra), en
Cochabamba (mientras Teodosio Imaña bailaba un bailecito), en el Radisson,
en Quito y un largo etcétera. (…)
Es maestro, sea declarado o no,
de casi todas las promociones de historiadores que han salido de la Universidad Mayor de San Andrés. Tenía
plena conciencia que no puede existir
investigación histórica sin documentos. Este es uno de los más importantes
legados, pues así lo enseñó a todos sus
alumnos. Fue el creador del Archivo
de La Paz (ciudad por la que tenía un
inmenso amor y, precisamente porque
amaba intensamente su ciudad natal,
era un gran boliviano) e impulsor de la
actividad archivística en el país.
Don Alberto Crespo Rodas era mi
amigo. De él aprendí muchas cosas, por
ejemplo, el amor a Lima, la ciudad en la
que vivió un largo exilio y estudió en las
aulas de la Universidad de San Marcos; a
gustar de Proust (…); a amar la historia,
que se dice fácil, pero que no lo es tanto; también me enseñó, junto a Alicia,
su compañera del alma, a descubrir el
alma de Quito. Compartí muchas cosas,
como los bellos recuerdos de los años
pasados en Sevilla, aunque estuvimos en
épocas diferentes. (…)
Don Alberto Crespo Rodas, mi
amigo, ha muerto en paz con Dios y
los hombres. Paz en su tumba.
* Historiador.
20 /
1era. quincena de septiembre 2010
La otra orilla
Edgar Arandia Quiroga, artista invitado
Androcracia y solución totalitaria
Los misterios del arte
Riane Eisler*
Manuel Vargas*
C
uando sus líderes elegidos fracasan en resolver los problemas
económicos, sociales y políticos, la gente busca en otros las
respuestas. Para la mente androcrática,
que valoriza ante todo las jerarquizaciones y que está condicionada para igualar derecho con poder, estas respuestas
tienden a equipararse con la violencia y
el gobierno del hombre fuerte.
A menudo se ha planteado que
el gran atractivo síquico de un futuro
totalitario es su promesa de un “líder
fuerte” que, como el “padre fuerte” de la niñez, “se hará cargo de las cosas” a
cambio de una obediencia leal. Por cierto, una mente socializada para someterse
a la autoridad masculina tenderá a buscar esta “protección” en tiempos de crisis.
Pero existe otra razón para ese fuerte atractivo –y gran peligro– del totalitarismo moderno.
La percepción convencional del totalitarismo consiste en que es una calamidad enteramente moderna, un horror especial de nuestra edad secular científica. [...] Lo que podemos ver ahora a través de la reconquista de nuestro pasado
perdido es que, en sus métodos de control y en su estructura básica, el totalitarismo moderno es la culminación lógica de una evolución cultural basada en
el modelo dominador de organización social. En la eficiencia de su control por
medio del terror está el avance final para tal tipo de sociedad. En esencia, es una
versión tecnológicamente avanzada de las ciudades-Estado rígidamente androcráticas que emergieron por primera vez en nuestra prehistoria.
El Estado totalitario del siglo xx es el sucesor moderno de la ciudad-Estado teocrática de la antigüedad donde, como dice Lewis Mumford, las masas
de gente no eran más que engranajes rígidamente controlados de gigantescas
máquinas sociales. Y las elites de las jerarquías fascistas y comunistas de Estados
totalitarios son esencialmente las sucesoras de las antiguas castas dominadoras
de guerreros/sacerdotes.
Al igual que en las teocracias androcráticas, donde no había separación
entre la Iglesia y el Estado, los hombres que gobiernan sociedades fascistas y
comunistas empuñan un poder tanto espiritual como temporal. Al igual que
las religiones androcráticas, ni el comunismo ni el fascismo toleran desviación
alguna de la fe “verdadera”. Y a diferencia de otras ideologías políticas modernas, pero al igual que las religiones androcráticas, ambas ofrecen una amplia
cosmovisión que abarca la mayor parte, si no el total, de los aspectos de la vida
familiar, social y política.
En los Estados totalitarios comunistas y fascistas, así como en la Biblia, el
Corán y otras escrituras tradicionales, la obediencia y la conformidad son las
virtudes supremas. Y en ambos sistemas, la violencia no sólo es permitida sino
también ordenada si está al servicio de la ideología aprobada oficialmente.
El líder carismático o hipnotizador que congrega exitosamente a sus seguidores para “destruir al enemigo”, es otra característica integral tanto del totalitarismo moderno como del totalitarismo tradicional. […] Llegando a millones
de hogares a través del hipnótico medio de la televisión, una nueva especie de
demagogos carismáticos ha estado exhortando a los norteamericanos a salir y
combatir a los “humanistas paganos e inmorales, a las feministas y los comunistas” –a quienes culpan de todos los males de nuestro mundo.
Tal vez la característica más impactante de las sociedades totalitarias modernas consiste en que (como en 1984 de Orwell) una de sus principales industrias es la fabricación de mitos. […] Tanto en las mitologías comunistas como
fascistas podemos observar exactamente los mismos procesos que fueron utilizados durante la primera toma de posesión androcrática para colocar a la realidad cabeza abajo. No sólo fueron creados nuevos mitos sino también nuevos
símbolos. Y en lugar de las antiguas ceremonias y rituales religiosos han surgido
nuevas ceremonias y rituales: concentraciones masivas, desfiles con antorchas,
marchas rítmicas y la virtuosa furia y trueno de las palabras del Líder exhortando a los “iluminados” a salir y difundir violentamente la “verdad”.
* Fragmento del libro: El cáliz y la espada, Ed. Cuatro Vientos, Santiago, 1996.
E
dgar Arandia, paceño y cholo declarado, nació el año 1950. […] Desde
sus inicios Edgar Arandia supo que
su vida era la creación artística y
no serviría para hacer otra cosa. A veces el
artista nace y se hace, ¿o sólo se hace, no
nace? De lo que está seguro es que, si no
hiciera arte, no podría vivir. “Yo pinto por
no morir, así como escribo también por la
misma razón. Eso le da un enorme sentido
a mi vida”. Pero el arte nunca le colma, es
una constante búsqueda, se convierte en su
expresión cada vez más íntima. Y eso es lo
que le tiene que dar a la sociedad, porque
tampoco puede estar aislado.
En su última etapa trata de que la
pintura se exprese por sí sola. Muy rara
vez ha pintado a partir de fotografías, de
anécdotas, de ilustraciones, sino de sentimientos muy ligados al éxtasis, para ver que
hay otros mundos pero están en éste (¿lo dijo Eluard?). Es un pintor al que le gusta
inventar seres nuevos, paisajes nuevos. En cambio, el estilo del hiperrealismo le parece más un virtuosismo, una destreza, y no le atrae mucho. Lo más difícil en el arte
es crear mundos que nadie ha visto.
¿Qué nadie ha visto? Una vez en Alemania “una pianista se acercó a una de mis
pinturas y se la compró; después me buscó afanosamente, diciendo que ese era su
retrato. Cuando la vi a esta señora me sorprendí, realmente era igualita. Nunca en
mi vida la había visto, ni ella a mí, ni sabía que yo existía. Nos hicimos muy amigos.
Esos son los misterios que tiene el arte”. […]
Otra de sus pasiones es la política. No en vano recuerda que por sus ideas políticas estuvo en la cárcel y el exilio. Pero el año 2006 coronó, según él, todos los sueños
que tuvo en ese campo, al ser nombrado Viceministro de Culturas del Gobierno de
Evo Morales. “Estando vivo” se hizo realidad la ascensión de un presidente indígena,
“y de paso socialista”. Hace 20 años él soñaba y decía que algún día iba a ocurrir eso y
le decían que estaba loco. Duró un año en el cargo, hizo todo lo que pudo. Según su
propia visión, si bien siempre se ha sentido ajeno al mundo de los políticos, considera
haber sido parte de la “etapa romántica” del presidente Morales.
Agradece a la vida por ciertos momentos emotivos que le fue dado vivir en
su trabajo como administrador de la cultura [hoy es director del Museo Nacional
de Arte]. Como el haber participado en Sucre de lo que también era un sueño: estar
junto a los indígenas de todo el territorio nacional desfilando con sus galas “para
construir un nuevo Estado”. El Viceministro no pudo quedarse en el estrado oficial y
se bajó para desfilar con ellos. “Fue uno de los momentos más hermosos de mi vida,
una experiencia extraordinaria”.
* Escritor y crítico de artes. (Fragmento tomado de la revista Tinkazos del PIEB).
Buscando en Internet
www.democraciayjusticia.org
Democracia y Justicia tiene como fin
prioritario articular y favorecer la participación ciudadana y la transparencia
en las administraciones públicas, impulsando las políticas generales y sectoriales
que estén dirigidas a incrementar la participación de los ciudadanos en la vida
pública, así como la honestidad, la ética
política y la transparencia.
www.cmeal.org
La “Red del Foro de Biarritz” es una
red de redes de vocación bi-regional la
cual agrupa a fundaciones, asociaciones,
universidades, centros de investigación,
interesadas en el fortalecimiento y el de-
sarrollo de las Relaciones entre Europa
y América Latina, y se reúne cada año
con ocasión del Foro de Biarritz.
www.wiserearth.com
La red social por la sustentabilidad incluye organizaciones, eventos, grupos,
empleos, recursos, soluciones, áreas de
enfoque y también un mapa interactivo.
www.marxismo.org
El portal de marxismo en red es un sitio
web en español orientado a la divulgación del marxismo, el conocimiento e
intercambio de materiales de la izquierda revolucionaria internacional y el comentario de noticias y opiniones.
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