INSTITUCION EDUCATIVA LA PRESENTACION NOMBRE ALUMNA: AREA : ASIGNATURA: DOCENTE: TIPO DE GUIA: PERIODO 4 ÉTICA Y VALORES ÉTICA Y VALORES GLORIA INÉS GIL SALGADO CONCEPTUAL - EJERCITACION GRADO N0 FECHA 8 1 SEPT 17 DURACION 4 UNIDADES INDICADORES DE DESEMPEÑO • • Identifica la intolerancia como una forma de violencia y señala las presentadas en su entorno. Describe diversas formas de intolerancia, a partir de hechos reales de su entorno. REFLEXIÓN Recuerda que no debemos humillar a nadie. Los errores que hoy cometen los demás, pueden ser nuestras equivocaciones de mañana. No te creas perfecto e infalible. Todos nos podemos equivocar. Sé tolerante con los demás, para poder corregirlos cuando se equivoquen. La perfección no pertenece a la tierra. No le exijas a los otros lo que tú tampoco puedes dar. Se tolerante con el prójimo que se equivoca. Cuando nos equivocamos queremos que los otros nos disculpen. Entonces disculpa, y procura enseñar con el ejemplo. No critiques, porque la crítica destruye. Sé tú un ejemplo vivo y disculpa los errores ajenos, porque no hay sólo personas, sino enfermos e ignorantes de esta ley: todo lo que hacemos a los otros, recae sobre nosotros, ya sea bien o mal, críticas o tolerancia. Trata de corregir con calma a los que caen y procura disimular las imperfecciones de los otros de la misma manera que esperas que disimulen tus errores. La vida es un intercambio recíproco de buena voluntad en que recibimos aquello que damos. Da tolerancia y recibirás comprensión y amor, y tu vida será un paraíso sin dolores ni sufrimientos. Tolerancia no es hacer concesiones, pero tampoco es indiferencia. Tolerancia es conocer al otro y aceptarlo. Es el respeto mutuo mediante el entendimiento mutuo. Una persona tolerante atrae a otra diferente mediante el entendimiento y una mentalidad abierta El propósito de la tolerancia es la coexistencia pacífica. Cuando la tolerancia reconoce la individualidad y la diversidad, se eliminan las máscaras que crean desacuerdos y diluye la tensión creada por la ignorancia. La tolerancia ofrece la oportunidad de descubrir y eliminar estereotipos y estigmas asociados con personas a las que se las ve diferentes debido a su nacionalidad, a su religión o a su patrimonio cultural. 1 Es importante comprender que para superar los problemas necesitas, por un lado, el poder interno y, por otro, la capacidad de tolerar. Tolerar no significa aguantar. Tolerar es aceptar, comprender y saber afrontar. Es decir, tolerar no es aguantar y luego explotar. TOLERANCIA E INTOLERANCIA Podríamos definir la tolerancia como la aceptación de la diversidad de opinión, social, étnica, cultural y religiosa. Es la capacidad de saber escuchar y aceptar a los demás, valorando las distintas formas de entender y posicionarse en la vida, siempre que no atenten contra los derechos fundamentales de la persona... La tolerancia si es entendida como respeto y consideración hacia la diferencia, como una disposición a admitir en los demás una manera de ser y de obrar distinta a la propia, o como una actitud de aceptación del legítimo pluralismo, es a todas luces una virtud de enorme importancia. El mundo sueña con la tolerancia desde que es mundo, quizá porque se trata de una conquista que brilla a la vez por su presencia y por su ausencia. Se ha dicho que la tolerancia es fácil de aplaudir, difícil de practicar, y muy difícil de explicar. Hay una tolerancia propia del que exige sus derechos: La oposición de Gandhi al gobierno británico de la India no es visceral sino tolerante, fruto de una necesaria prudencia. En sus discursos repetirá incansablemente que, “dado que el mal sólo se mantiene por la violencia, es necesario abstenerse de toda violencia”. Y que, “si respondemos con violencia, nuestros futuros líderes se habrán formado en una escuela de terrorismo”. ¿Les suena esto en la actualidad mundial? Además, “si respondemos ojo por ojo, lo único que conseguiremos será un país de ciegos”. ¿Cuándo se debe tolerar algo? La respuesta genérica es: siempre que, de no hacerlo, se estime que ha de ser peor el remedio que la enfermedad. Se debe permitir un mal cuando se piense que impedirlo provocará un mal mayor o impedirá un bien superior. Ahí entra en juego nuestro discernimiento. Defender una doctrina, una costumbre, un dogma, implica casi siempre no tolerar su incumplimiento. Con este concepto entendemos claramente que la verdad siempre surge desde la individualidad y que las verdades generalistas solo nos llevan a un camino de confusión. De todas formas, hay dos evidencias claras: que hay que ejercer la tolerancia, y que no todo puede tolerarse. Compaginar ambas evidencias es un arduo problema. Todos los análisis realizados por filósofos y estudiosos de la materia al respecto a la tolerancia aprecian la dificultad de precisar su núcleo esencial: los límites entre lo tolerable y lo intolerable. De nuevo, y como en casi todos nuestros acontecimientos diarios, debemos beber en la fuente de la sencillez, ella será la encargada de otorgarnos el discernimiento que nos de la inspiración para el obrar. Hemos empezado hablando de la tolerancia como parte del “respeto a la diversidad”. Se trata de una actitud de consideración hacia la diferencia, de una disposición a admitir en los demás una manera de ser y de obrar distinta de la propia, de la aceptación del pluralismo. Ya no es permitir un mal sino aceptar puntos de vista diferentes y legítimos, ceder en un conflicto de intereses justos. Y como los conflictos y las violencias son la actualidad diaria, la tolerancia es un valor que es muy necesario y urgentemente hay que promover. Ese respeto a la diferencia tiene un matiz pasivo y otro activo. La tolerancia pasiva equivaldría al “vive y deja vivir”, y también a cierta indiferencia. En cambio, la tolerancia activa viene a significar 2 solidaridad, una actitud positiva que se llamó desde antiguo benevolencia. Los hombres, dijo Séneca, deben estimarse como hermanos y conciudadanos, porque “el hombre es cosa sagrada para el hombre”. Su propia naturaleza pide el respeto mutuo, porque “ella nos ha constituido parientes al engendrarnos de los mismos elementos y para un mismo fin”. Séneca no se conforma con la indiferencia: “¿No derramar sangre humana? ¡Bien poco es no hacer daño a quien debemos favorecer!”. Por naturaleza, “las manos han de estar dispuestas a ayudar”, pues sólo nos es posible vivir en sociedad: algo “muy semejante al abovedado, que, debiendo desplomarse si unas piedras no sostuvieran a otras, se aguantan por este apoyo mutuo”. La benevolencia nos enseña a no ser altaneros y ásperos, nos enseña que un hombre no debe servirse abusivamente de otro hombre, y nos invita a ser afables y serviciales en palabras, hechos y sentimientos. La tolerancia es un regalo desde los primeros años de la vida. Lo que la tolerancia no es: Tolerancia no es hacer concesiones, pero tampoco es indiferencia. Para ser tolerante es necesario conocer al otro. Es el respeto mutuo mediante el entendimiento mutuo. Según ciertas teorías el miedo y la ignorancia son las raíces que causan la intolerancia y sus patrones pueden imprimirse en la psique humana desde muy temprana edad. Por ello, se podría decir que la tolerancia es el respeto mutuo, incluso, cuando el entendimiento mutuo no existe. A menudo se tiende a asimilar la tolerancia a unas nociones, que aunque cercanas en algunos puntos, se revelan fundamentalmente diferentes. La tolerancia se ejerce cuando un individuo tiene la autoridad o el poder de prohibir o suspender una acción que considere indeseable o molesta y no lo hace, sino que deja actuar. La intolerancia se define como la falta de la habilidad o la voluntad de tolerar algo. En un sentido social o político, es la ausencia de tolerancia de los puntos de vista de otras personas. Para un principio social, es demasiado abierto para interpretación subjetiva debido al hecho de que hay una lista de definiciones sin fin para esta idea. En este último sentido, la intolerancia resulta ser cualquier actitud irrespetuosa hacia las opiniones o características diferentes de las propias. En el plano de las ideas, por ejemplo, se caracteriza por la perseverancia en la propia opinión, a pesar de las razones que se puedan esgrimir contra ella. Supone, por tanto, cierta dureza y rigidez en el mantenimiento de las propias ideas o características, que se tienen como absolutas e inquebrantables (FERRATER MORA, José. Diccionario de filosofía, Ariel, Barcelona, 1980, p. 3267). Tiene por consecuencia la discriminación dirigida hacia grupos o personas (que puede llegar a la segregación o a la agresión) por el hecho de que éstos piensen, actúen o simplemente sean de manera diferente. Las múltiples manifestaciones de este fenómeno poseen en común la elevación como valor supremo de la propia identidad, ya sea étnica, sexualidad, ideológica o religiosa, desde la cual se justifica el ejercicio de la marginación hacia el otro diferente. El intolerante considera que ser diferentes equivale a no ser iguales en cuanto a derechos. Podríamos distinguir también una doble vertiente en la intolerancia. Por un lado estarían los grandes casos de la historia, más o menos conocidos por todos. Pero también es un fenómeno sutil que puede identificarse continuamente en cualquier entorno. La intolerancia, pues, tendría una segunda vertiente más cercana, la cual se halla presente en la vida cotidiana. 3 La intransigencia para con los demás, para con los diferentes escoge distintos objetos. En cualquier caso, siempre supone una diferencia respecto a lo considerado normal o correcto por quienes juzgan. Acá esperan ser resueltos y desarrollados muchos conceptos, empezando por aproximarnos a un metalenguaje en el que cualquier cultura quiera definir los términos o conceptos. La intransigencia es la diferencia en el prójimo, ya se base ésta en características de género, culturales, ideológicas o religiosas, contra lo que arremete el intolerante. Formas comunes de intolerancia son el racismo, el sexismo, homofobia, la intolerancia religiosa y la intolerancia política. Lo práctico acaso sería atacar el problema REAL (identificar y desarrollar la forma de la "intolerancia de la intolerancia") y no atacar a los bandos; pues al tomar partido, se pudiera ser cómplice de los disparos o de los muertos que se den: "Donde no hay coexistencia hay codestrucción" (Rabindranath Tagore, premio Nobel de la India) ACTIVIDAD: 1. Leo detenidamente la lectura anterior. 2. ¿Cómo podríamos definir la tolerancia? 3. ¿Cuándo se debe tolerar algo? 4. Realiza 5 conclusiones de la reflexión. 5. Consulta los términos de racismo, sexismo, homofobia. 6. ¿Qué es intolerancia religiosa? explícalo con un ejemplo. 7. ¿Qué es intolerancia política? explícalo con un ejemplo. 8. Realiza un mensaje en una mini cartelera sobre la tolerancia. 9. ¿Qué enseñanza te deja la lectura anterior? Explica y representa un dibujo de dicha reflexión. SELECCIÓN MULTIPLE 1. Hemos empezado hablando de la tolerancia como parte: a. Primordial del ser humano b. De la otra persona c. No fundamental en toda persona d. Respeto a la tolerancia. 2. La intolerancia se define como: a. La falta de habilidad o la voluntad de tolerar algo. b. Respeto a las personas c. Indiferencia con el otro. d. Innato del ser humano. 4 3. La tolerancia pasiva equivaldría a: a. Dejarme hacer lo que los demás quieran. b. Vive deja vivir. c. Vive y deja vivir y la indiferencia. d. Ser solidario con el otro. 4. Una doble vertiente en la intolerancia es: a. Tomar partido en todas las situaciones b. Todos los casos de la vida real c. Casos de la historia conocidos por todos, casos de la vida cotidiana. d. Casos de la vida cotidiana, tomar partido en todas las situaciones. 5. Todos los análisis realizados por filósofos y estudiosos de la materia al respecto a la tolerancia aprecian la dificultad de precisar su núcleo esencial que es: a. los límites de la tolerancia. b. Los límites de la intolerancia c. Los límites entre lo tolerable y lo intolerante. d. Límites del respeto e irrespeto. “TOLERAR NO SIGNIFICA AGUANTAR. TOLERAR ES ACEPTAR, COMPRENDER Y SABER AFRONTAR”. 5