La Caida de Paladia - La Biblioteca de Cartago

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Autor: Adam Kloite – ashtone5851@terra.es
La caída de Paladia
Jean luke, llegó al puerto de Paladia a media noche, realmente el barco había atracado durante el
día, pero el solo pudo salir entonces.
Una vez se encontró fuera del barco, se observó y se dio cuenta por vez primera en todo su viaje
que estaba totalmente hecho polvo, sus ropas eran patéticas y estaban rotas, y su aspecto era
deplorable, pero otros asuntos rondaban pro su cabeza, se preguntaba que dificultades se encontraría
en esta ciudad, y lo más importante aun, ¿su amigo habría recibido su mensaje y estaría ya en la
ciudad? No lo podía saber, tal vez el rumbo q había tomado la acción no era el más adecuado,
pensó, pero sus pensamientos, se vieron turbados por unas repentinas palabras, pronunciadas por un
hombre alto y robusto.
-¡perdone caballero! pero no puede estar aquí, por favor acompáñeme.
-Desde luego, disculpe.
El hombre se giró y cuando lo hizo se dio cuenta que allí ya no había nadie.
Que raro, en fin, que más da, pensó el hombre para sus adentros.
Mientras en el castillo de paladia, sede del gobierno brujah.
La sala era amplia, oscura, con el techo alto, y el sonido reverberaba en sus
Paredes.
-¡Esto no puede seguir así! Exigimos una compensación, ayer dos de mis servidores desaparecieron
en extrañas circunstancias, y ya es el segundo ataque durante este mes.
Las palabras resonaron por toda la sala, y el hombre que las pronunció iba bien vestido, era alto y
fuerte, con el pelo rubio como el oro, con una energía arrolladora, parecía q su sola mirada
desprendiese poder.
Un silencio sepulcral invadió la extensa habitación, cuyo único mueble era una mesa rectangular
con un trono final, en el que se hallaba sentado un hombre viejo, e impasible, con el rostro de
piedra.
Al cabo de unos segundos, el individuo del trono, el príncipe Kalistros, se levantó, diciendo:
-No estáis en posición de exigir nada, y si queréis una compensación, debéis aportar pruebas, al
menos antes de realizar una acusación de esa magnitud, ¿algún otro asunto que tratar?
Dicho esto la figura se sentó.
-No por parte del clan Ventrue excelencia.
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Dicho esto una figura delgada y esbelta, de una belleza sobrehumana, vestida completamente con
ropas largas de un negro que contrastaba con el blanco pálido de su piel, se alzó.
-El clan Lasombra tiene una propuesta que hacer excelencia, las montañas que se encuentran en el
norte, actualmente no tienen dueño, y sabemos que esconden recursos que podemos utilizar,
desearíamos que se nos otorgaran, naturalmente aceptaremos el precio que sin duda de forma justa
impongáis.
Dichas estas palabras la figura que se encontraba sobre el trono alzó una mano, y todos los
presentes abandonaron la sala, excepto un hombre que se encontraba a su lado desde el inicio de la
reunión.
-Excelencia, estamos perdiendo el control sobre la ciudad, los lasombra cada vez se hacen más
poderosos, y los ventrue cada vez están más furiosos, y más ahora que han sido atacados, aparte de
eso esta el tema de la posible guerra inminente.
-Lo sé, pero no se puede hacer nada, no tenemos fuerzas para imponernos, y los ventrue controlan la
mayoría de los accesos a la ciudad incluido el puerto, por lo que no podemos arriesgarnos a pedir
refuerzos.
Jean Luke se paró un momento, como si algo le hubiese obligado a hacerlo, y volvió a caminar,
algo no iba bien, siguió caminando, alguien le seguía, no tenía armas ni armadura por lo que decidió
no encararse, giró una esquina y provocó una ilusión suya tirada en el suelo, mientras el se escondía
entre las sombras, cuando su perseguidor lo alcanzó, y vio su ilusión, se quedó parado, quieto, allí
de pie, Jean Luke pudo observar a un hombre de estatura media, con una gran capa negra que lo
envolvía por completo, pasados unos segundos el hombre dio media vuelta, dobló la esquina y
desapareció. Jean Luke suspiró profundamente, salió de las sombras, y se dirigió en busca de un
refugio seguro, ropa y algunas armas, no tenia ningún contacto allí, así que debía ser cauto, su plan
inicial consistía en infiltrarse en la ciudad y establecer contacto con otro vástago, este no había
aparecido, y el trabajo debía hacerse igualmente, de forma que decidió que la mejor forma de
hacerlo era aliarse con los ventrue o los lasombra, pero lo primero era encontrar un refugio seguro
para esa noche, por si acaso, solo por si acaso.
En el bosque había una profunda niebla que dificultaba la conducción de la carroza negra que
atravesaba el camino como un fantasma volviendo a su infierno particular.
La carroza paró, y una figura con una capa negra rodeándole todo el cuerpo bajo de ella, y entró en
la mansión.
-Saludos, cuéntanos que has averiguado El hombre, observó al conjunto de individuos que se
encontraban frente a él, todos vestidos de negro, algunos viejos, y otros más aun, todos sentados
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detrás de una mesa pentagonal.-Le he seguido, pero no he podido averiguar nada de el, lo he
perdido en las afueras.
-¿Eso es todo?
-Sí
-¿Y que hay del otro?
-Lo teníamos, pero se nos ha escapado, de todas formas estaba muy malherido, no tardaremos
mucho en encontrarlo, ya he asignado a un grupo de ghouls a su búsqueda. En ese momento otra
figura ataviada con una capa negra entró en la habitación dando un portazo.
-Lamento mi brusquedad... pero he tenido problemas por el camino... traigo noticias del príncipe...
los lasombra y los ventrue se han hecho demasiado poderosos... no puede controlarlos ya... teme
una insurrección inminente...
En ese momento una mujer morena y de rostro bello se adelantó, camino hacia el joven que acababa
de entrar y le cogió de la mano mientras caminaba alrededor de él, y le puso una mano en el
hombro, al tiempo que le susurraba al oído.
-Dile al príncipe que no tiene porque preocuparse, los lasombra y los ventrue no intentaran nada
contra él, ya que el que lo intente saldría debilitado y seria un blanco fácil para el otro, antes de
destronarle se mataran entre ellos, ve y dile esto, dile también que debe pedir refuerzos, ya que debe
mantener el orden. El hombre hizo un acto de reverencia a la mujer y salió corriendo por donde
había venido.
Fin del primer día
Ya se había escondido el sol, y Jean Luke se levanto, su refugio no estaba mal, había estado en
lugares peores, y ya estaba adecuadamente equipado. Decidió que no era buena idea presentarse al
príncipe ya que robar la reliquia no seria una cosa aceptable, pero sabia que no duraría mucho sin la
ayuda de alguien, por lo que decidió aliarse con los lasombra para que le ocultaran.
Caminó hasta llegar a una vieja catedral, de la cual sabia que era el lugar de residencia de un
lasombra importante de la ciudad. Se acercó a la puerta, y antes de llegar un ghoul armado se
interpuso diciéndole:
-Lo siento, pero el señor no recibe visitas, márchese.
Jean Luke sabia que no iba a convencer al ghoul, por lo que decidió engañarle para entrar en la
catedral.
Una ilusión apropiada aquí y un poco de ofuscación allí y el ghoul se creyó que Jean Luke se había
alejado de la catedral, cuando realmente ya había entrado por una ventana.
Todo estaba oscuro, no podía ver mucho, caminaba despacio, y de repente una luz iluminó toda la
estancia.
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-¡Bravo!
Jean Luke no sabia de donde venia la voz, el no veía a nadie en la habitación
-¿Te he estado observando desde que has topado con mi ghoul, que es lo que deseas de mí?
¿Cómo podía haber sido tan estúpido? Pensó Jean Luke, debía haber pensado antes que no podría
sorprender a un lasombra en su propia casa, y menos a un antiguo.
-Soy Jean Luke del clan ravnos, estoy aquí con propósitos... mmm... digamos que privados, y
necesito de vuestra ayuda para llevarlos a cabo. El lasombra se dejó ver
-¿Y que propósitos son esos? ¿Y en que consistiría mi ayuda?
-¿Los propósitos, mis propósitos, perjudicaran a los ventrue y a los brujah, os basta con eso?
-¿Y en que consistirá mi ayuda?
-Vuestra ayuda consistirá en darme cobijo mientras dure mi estancia en la ciudad, mantenerme bajo
protección y proporcionarme ciertos datos, a cambio yo os aseguro que os recompensare.
- ¿De que forma pensáis perjudicar a los ventrue?
-Eso es algo señor, que ni yo mismo sé.
Por supuesto ninguno de los dos pensaba cumplir su palabra, y ambos lo sabían.
El castillo de paladia reverberaba furioso por las voces que tronaban en su interior.
Había reunión del clan brujah.
-Excelencia los lasombra y los ventrue controlan prácticamente todo, ya no somos dueños de la
ciudad, ¡¡y esto es debido a que no dedicáis el tiempo necesario a los asuntos de importancia!!
-Cuida tus palabras, ¡¡¡¡ no sabéis ni la mitad de lo que yo sé!!!
-Yo solo sé que de seguir esto así, será nuestro fin, y desde luego el tuyo también.
En la otra punta de la ciudad, los ventrue se han reunido en una concurrida mansión, para tratar
temas importantes, el edificio era lujoso, tanto por fuera como por dentro.
Se podía observar como todos los invitados iban llegando allí, uno a uno, y se iban sentando,
finalmente cuando estaban todos, un hombre alto y rubio vestido con las ropas más elegantes de la
sala pronunció unas palabras
-Esta noche debemos decidir el destino de la ciudad
-Yo propongo esperar a que el príncipe siga debilitándose mientras nosotros nos hacemos más
fuertes.
-¡¡¡¡Sí pero los Lasombra también se hacen fuertes!!!!
Dicho esto, una lluvia de críticas comentarios y demás fueron pronunciados por los presentes,
formando un gran murmullo que no cesó en toda la noche. Pero la decisión ya estaba tomada,
incluso antes de iniciarse la reunión.
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Jean Luke volvió a su refugio vigilando que nadie le hubiese seguido, había conseguido mucho
durante esta noche, tenia a un ghoul entrenado y armado, tenia más recursos, y sobre todo tenia la
información que precisaba, y sus sospechas eran ciertas, en la ciudad había una secta secreta
protegiendo la reliquia, todos lo ignoraban, solo él lo sabia, también supo que la situación era más
tensa de lo que el creía, por lo que pensó que lo mejor seria hacer el trabajo cuanto antes, esta noche
descansaría, y a la noche siguiente iría a ver al lasombra y lo mataría, no podía dejar cabos sueltos.
Fin del día dos
Jean Luke despertó y se dirigió con el ghoul que ya le estaba esperando con un caballo en la puerta.
Juntos fueron a la casa del Lasombra, Jean Luke no sabia como iba a hacerlo, pero debía hacerlo, el
lasombra no sería problema, ya que estaba confiado y seria accesible, pero luego tendría que
escapar y eso era lo que le preocupaba.
Llegaron a la casa, entraron, y el ghoul se volvió otra vez hacia fuera. El lasombra le hizo un gesto
de desaprobación. En ese momento dos cristales se rompieron y entraron en la sala dos figuras
enmascaradas, los ghouls entraron para socorrer a su señor, pero no les dio tiempo ni a desenfundar,
en lo que dura un parpadeo todo se había teñido de sangre, el lasombra había recibido una estocada,
y había caído en frenesí, atravesando con su espada a uno de los atacantes, pero este se rió, y le
ensartó su arma en el pecho, y luego pegando un grito desgarrador levantó al espada hacia arriba y
partió al lasombra por la mitad, solo quedaba Jean Luke en la sala, estaba tirado en el suelo, y las
dos figuras, con sangre chorreando por todo su cuerpo, avanzaron hacia él, Jean Luke sabia que de
nada serviría luchar, pues no era rival para ellos tal y como habían despedazado a esos ghouls y a
su reciente aliado, debía huir, pero ya los tenia encima, y de repente una de las figuras fue lanzada
por la ventana y cayó a la calle, la otra se giró, Jean Luke pudo observar los movimientos rápidos y
certeros de las dos figuras, sin llegar a discernirlas debido a su velocidad, al cabo de una breve pero
intensa lucha de golpes y contragolpes de espadas, el segundo atacante cayó de rodillas con una
espada atravesándole el abdomen, entonces puedo discernir a su salvador, el cual sin perder un
momento sacó al espada del abdomen del enemigo y decapitó al segundo intruso.
-Me alegro de verte Alí
-Pues yo a ti no
-Lo supongo, y no te culpo.
En ese momento las palabras de Jean Luke se vieron interrumpidas por varios ghouls armados que
entraron en la habitación, Jean Luke sacó a Alí de aquel lugar, y le explicó la situación.
Mientras en la residencia del príncipe.
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-Excelencia, los lasombra han perdido a varios líderes importantes durante esta noche, por lo que
parece es obra de los ventrue, no esperábamos un ataque tan repentino El príncipe parecía no
sorprenderse de lo que le estaban contando.
-¿Excelencia nos esta escuchando?
En ese momento el príncipe brujah se levantó, provocando con esto que varios de los presentes
dieran un paso hacia atrás, mientras decía:
-¡¡Marchaos, dejadme solo!!
Un caballo galopaba audaz y rápido como el viento por el bosque, parecía como si supiese el
camino de memoria, pues la espesa niebla hacia imposible una visión clara.
De repente se paró, un jinete con una capa negra que le envolvía todo el cuerpo bajó del caballo, y
hizo un saludo a los guardias que vigilaban la entrada a la casa.
Entro, y el hombre, observó al conjunto de individuos que se encontraban frente a él, todos vestidos
de negro, algunos viejos, y otros más aun, todos sentados detrás de una mesa pentagonal.
-Lamento el retraso, pero traigo noticias de importancia vital
-El tiempo es algo que los jóvenes no valoráis lo suficiente
-Lamento mi retraso
-Habla criajo
-Los ventrue han atacado a los lasombra, y ahora se teme que ataquen al príncipe, y que los
lasombra a su vez contraataquen a los ventrue, es decir una guerra en la ciudad.
-Esta bien retírate, y mantennos informados
El joven vástago se retiró, y en cuanto hubo cerrado la puerta un silencio estremecedor recorrió la
estancia, una mujer rubia, de tez extrañamente oscura, se levanto diciendo:
-Una guerra es algo muy peligroso, los dos bandos traerían refuerzos, y aparecerían contendientes
nuevos, y la ciudad entera seria arrasada, perderíamos todos los contactos, seriamos descubiertos y
finalmente lo más seguro es que seamos destruidos, junto con nuestro secreto.
-¿Y eso no os parece muy conveniente?
Estas ultimas palabras helaron a todos los presentes.
Alí y Jean Luke se encontraban avanzando por el interior del bosque a pie, para llamar la atención
lo menos posible, ya que era la única manera de llegar a las ruinas en donde se encontraba la
reliquia que habían venido a buscar sin ser detectados.
Una vez llegaron a las ruinas, Alí le hizo un gesto a Jean Luke para que se apartara, se arrodilló,
comenzó a excavar con las manos y descubrió una especie de trampilla, la abrieron, se miraron, y se
metieron dentro.
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-Jean, debes saber que estas ruinas están custodiadas.
-¿Como? ¿Que dices? ¡Me aseguraron que no lo estaban!
En ese momento Alí hizo un gesto a Jean Luke para que se apartara, y se quedó quieto sin moverse.
Jean Luke no sabia porque lo hacía, pero si sabia que Alí era muy bueno, y no hizo preguntas.
Al cabo de tres segundos cinco ghouls de combate armados con espadas cortas aparecieron de la
nada y se les echaron encima, Jean Luke peleó con el primero, mientras Alí se dedicaba a
descuartizar sistemáticamente a los otros cuatro, eliminando también al que estaba encima de Jean
Luke.
-Bien Jean, a partir de ahora escóndete, yo me encargo de todo.
Siguieron caminando y llegaron a un altar, donde había una piedra lisa completamente, situada en el
centro.
Alí la cogió, y justo entonces cuando se dio media vuelta se lo encontró, allí estaba, el guardián del
templo caído, dos metros de piedra de 500 años.
Alí alzó su espada pero el guardián la esquivó, al mismo tiempo y sin mediar palabra el guardián
golpeó con sus dos brazos a Alí, y este cayó de rodillas, mientras estaba de rodillas, el guardián le
cogió del cuello, mientras le susurraba unas palabras al oído que apenas pudo escuchar.
-Soy Mitras, el guardián del templo, y lamentablemente nadie puede salir de aquí vivo, o muerto,
pues esa es la voluntad de Ascam.
Una vez dicho esto, le asestó a Alí un puñetazo que le hizo retroceder varios metros por los aires.
Mientras duraba el combate Jean Luke que se hallaba escondido, pudo ver como Mitras tenia algo
incrustado en su espalda, y era muy parecido al objeto que se hallaba en el centro del altar, Jean
Luke sonrió para sí mismo, y hábilmente conjuró una ilusión de Alí muerto, más un poco de
vicisitud, y un poco más de quimerismo, y ya le había quitado el objeto y había conseguido
engañarle y ofuscar a Alí que ya estaba casi en delirio, al tiempo que creaba otro objeto ilusión para
que se quedase allí y aquella bestia no saliese a perseguirlos.
Una vez fuera, Jean Luke hizo que Alí se senerase, y en cierto modo se recuperó, pasaron la noche
en el bosque.
De repente la puerta se abrió bruscamente.
Y por ella entró el príncipe brujah de la ciudad, acompañado de dos escoltas y varios ghouls.
-Saludos príncipe Kalistros de paladia.
El hombre, observó al conjunto de individuos que se encontraban frente a él, todos vestidos de
negro, algunos viejos, y otros más aun, todos sentados detrás de una mesa pentagonal.
-Saludos Ascam, ¿para qué me habéis convocado?
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-Veras príncipe, mucho me temo, y hablo en nombre de todos los que formamos Ascam, que has
fracasado y ya no nos eres útil, es más, es preferible que dejes de ser para de esta forma quedar
nosotros en el anonimato total, y asegurar nuestra continuidad.
El príncipe Kalistros ni se inmutó ante las palabras que acababa de oír, se limitó a quedarse quieto
mientras sus dos guardaespaldas morían luchando contra la multitud de ghouls, y varios vástagos,
hasta que finalmente le tocó a él el turno, pero no ofreció resistencia y fue decapitado limpiamente.
Varios minutos más tarde los ventrue entraron en el lugar y lo arrasaron, quemando a la secta al
completo y destruyendo la mansión.
Ascam ardió aquella noche, y una vez disuelta la secta que controlaba la ciudad, Paladia era libre.
Fin del día tres
Jean Luke salió de la tierra, y se dio cuenta de que su compañero Alí ya lo había hecho y había
asegurado el perímetro.
Se dirigieron a un pueblo cercano para alimentarse, y una vez hecho esto marcharon hacía Paladia
para encontrarse con su benefactor, al cual debían entregar los dos objetos que habían robado,
puesto que no sabían cuál era el autentico.
Una vez llegaron a la ciudad, se desviaron por un callejón en donde les aguardaba un ghoul que les
indicó un camino que tenían que seguir.
Siguieron el camino y llegaron a una casa vieja, en la cual les esperaba de pie un vástago al que no
habían visto nunca.
-Dadme el objeto
Jean Luke le otorgó los dos objetos
-Seréis recompensados al llegar a Sicilia, ahora marchad.
Jean Luke y Alí se fueron hacia el puerto para partir.
En la misma habitación el vástago entregó las reliquias al príncipe Kalistros, que estaba esperando
en la habitación de al lado, el príncipe las miró, las guardó, y atravesó con la mano el pecho de su
ayudante, y finalmente lo desangró allí mismo, dándole la muerte definitiva.
Fin del día cuatro
Al cabo de unos meses en una villa cercana a Sicilia, se encontraban sin saberlo bajo el mismo
techo, dos marionetas de un mismo juego, el exprincipe Kalistros y Jean Luke.
El príncipe entró en una sala de color blanco marfil, toda ella irradiaba poder, era extensa y grande,
había al final un hombre solo, sentado en un trono de oro y diamantes, Kalistros se acercó, se
arrodilló y entregó las reliquias.
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Una vez hecho esto el hombre que se hallaba en el trono se levantó, le puso una mano en el hombro
y puso en pie a Kalistros.
-has hecho un buen trabajo Kalistros
-Sí maestro, pero, aun así, me duele haber tenido que eliminar a toda la secta de Ascam, podían
haber sido útiles, por no mencionar las perdidas de poder que hemos sufrido, y todo para trasladar
eso...
-No cuestiones mis decisiones Kalistros, pues mi plan ha sido perfecto, ahora la reliquia esta más
segura que nunca, nadie la conoce, la secta eliminó a la única persona que la conocía, tú, y los
ventrue eliminaron a la secta, que eran los únicos, teóricamente que conocían y protegían la
situación del templo, y el guardián sigue protegiendo un quimerismo de la reliquia por si alguien
hace averiguaciones y intenta robarla, se enfrentaran a un temible oponente, y en el caso de que lo
derroten no habrán conseguido nada, y de mientras yo tengo la reliquia, yo y nadie más, y no he
dejado ningún cabo suelto, mi plan ha sido perfecto, bueno si que he dejado un cabo suelto
Kalistros, porque aun hay una persona a parte de mí que conoce mi plan, TU.
Kalistros retrocedió, pero no consiguió salir de la sala
En otra sala continua, la misma persona se entrevistaba con Jean Luke.
Me has servido bien Jean Luke, y te recompensaré con lo pactado, y también a tu socio Alí.
Jean Luke y Alí salieron del palacio y sin dirigirse tan siquiera una mirada marcharon los dos por
caminos opuestos.
Desde la ventana el hombre que había decidió toda la trama a seguir reía en silencio mientras
observaba a Jean Luke y a Alí alejarse en caminos opuestos.
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