ascetismo y renunciación - Estudios de Asia y África

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ASCETISMO Y
RENUNCIACIÓN
BENJAMÍN PRECIADO
El Colegio de México
EXISTEN ESTEREOTIPOS que
identifican a distintos países. Imágenes que el público conserva y que se asocian inmediatamente al nombre de un país determinado. La India tiene también
su estereotipo, en el que casi invariablemente se pensará al oír
hablar de este país. Es muy significativo que el nombre de la
India haga pensar en los fakires. En varias partes del mundo,
cuando alguien se ha enterado de que yo estudio la cultura
de la India y de que he vivido allá, me han preguntado frecuentemente en son de broma: "¿y dormía usted allá en una
cama de clavos?" y después, más en serio: "pero, ¿de verdad
hay fakires que se acuestan en camas de clavos?". Y yo les contesto: "Sí, hay fakires con camas de clavos, y hay también muchos otros que realizan exhibiciones de diversos tipos, como
enterrarse vivos o dejar que los pisotee un elefante. Pero esto
es únicamente la parte comercial de una institución que se encuentra viva en toda la India y que dura ya varios miles de
años: el ascetismo."
Los fakires de las camas de clavos, los hipnotizadores de
serpientes y los ilusionistas que hacen el truco de la cuerda
no son más que el aspecto más evidente del fenómeno religioso del sadhu, el hombre de la India, el yogui vagabundo con
poderes misteriosos. Existen en el país muchos miles de estos
individuos, unos completamente solos, otros afiliados a diversas
organizaciones o grupos de sadhus. Unos que viajan constantemente, otros que permanecen en un mismo lugar. Casi cada
secta de la India tiene una orden de estos sadhus; las más famosas de estas órdenes, y que gozan de mayor reconocimiento,
son las diez órdenes (das'a ñama) fundadas, según la tradición,
por Sañkaracarya.
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Los ascetas representan hoy en la India una fuerza considerable como baluartes de la tradición. Llegan hasta los rincones más apartados del país y son para el pueblo el símbolo
viviente de su religión, un recordatorio constante de la meta
a la que aspira la vida humana, la liberación. De hecho, se ha
afirmado que los ascetas son los creadores de valores en el hinduismo.
Para Louis Dumont el renunciante, como él lo llama, el
asceta o sannyasin, como se le conoce en la tradición brahmánica, es la única clase de persona que es individuo. Según esto,
la organización social india es tan fuerte y abarca tantos aspectos de la vida, que suprime al individuo. La persona sólo
existe como miembro o parte de esta u otra formación social;
en sí mismo no cuenta para nada. Sólo el sannyasin, en cuanto ha renunciado a la sociedad, es individuo:
El renunciante deja el mundo tras él para consagrarse a su propia liberación. Se somete a un maestro escogido por él, quizá incluso entra
en una comunidad monástica, pero en lo esencial sólo depende de él
mismo, es único. Su pensamiento es el de un individuo. Es el rasgo
esencial que lo opone al hombre-en-el-mundo, y lo acerca, aunque distinguiéndolo, al pensador occidental. Entre nosotros, en efecto, el individuo existe en el mundo; aquí, fuera del mundo solamente, al menos
en el principio. Otra diferencia reside en la relación del pensamiento
y de la acción, porque el pensamiento o la doctrina del sannyasi tiende
primeramente a un fin práctico. Finalmente, y el rasgo es esencial para
nuestro propósito, el renunciante, hablando con propiedad, no niega
la religión del hombre-en-el-mundo . . . Lo que hace posible la adición
es que la disciplina del renunciante se sobreañade, por decirlo así, espontáneamente a la religión del hombre-en-el-mundo. A la religión de
grupo se superpone una religión universal, fundada en una elección...
¿Es, en verdad, aventurarse mucho decir que el agente de desarrollo
de la religión y la especulación indias, el "creador de valores", ha sido
el renunciante?. . . N o sólo la fundación de sectas y su mantenimiento, sino las grandes ideas, las "invenciones", son obra del renunciante,
que en alguna manera tenía el monopolio del planteamiento de las cuestiones radicales.
1
El mismo Dumont admite que esta teoría no puede ser
verificada, pero sí la podemos analizar a la luz del esquema
2
1 Dumont, L . " E l renunciamiento en las religiones de la India", apéndice B a
Homo hierarchicus, Aguilar, Madrid, 1970, p. 342.
2 Ibid.
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de valores en que se inscribe. En la antigua India se desarrolló
un sistema de clasificación de los fines legítimos de la vida humana llamado trivarga, o las tres clases o grupos. Estos tres
fines de la existencia son dharma, artha y kama, o la justicia
y deber religioso el primero, el provecho y el beneficio el segundo, y el placer el tercero. A estos tres, sin embargo, fue
agregado un cuarto que no participa de la esencia de los primeros sino que es su negación total. Este cuarto fin es moksa,
la liberación. Es esto lo que persigue el asceta. El hombre-enel-mundo, como lo llama Dumont, cumple en su vida el trivarga, pero se da cuenta, con el ejemplo del asceta, de que hay
algo más allá de esa vida de placeres, ganancias y ritos religiosos.
. . .es bien sabido que clasicamente quien busca la liberación deja el mundo y adopta un modo de vida totalmente diferente. Existe una institución samnyasa, el renunciamiento, de hecho un estado social al margen
de la sociedad propiamente dicha. La tendencia ultramundana no flota
solamente en el espíritu de las gentes del mundo, sino que está presente, encarnada, en la persona emancipada del renunciante, del samnyasin,
con su bote de limosnas, su bastón y su vestido anaranjado'.
3
El concepto de liberación implica el de prisión o atadura.
Hay que, primero, reconocer el hecho, o la realidad de samsa¬
ra, para en seguida buscar la liberación. Samsara significa movimiento incesante, cambio, es decir, la vida misma, pero no
la vida que termina con la muerte, sino la vida que continúa
para siempre en otros estados; " . . .la transmigración desemboca en la liberación. . . las dos nociones se determinan mutuamente y son inseparables". Dumont da por supuesto que
el renunciante es el único que efectivamente busca la liberación, o que, tal vez, la alcanzará. Una vez que se acepta la calidad de la vida como atadura o encadenamiento eternos, entonces moksa se convierte en el fin supremo y el renunciante y los
conceptos que él propone, atadura y liberación, se convierten
en una parte del esquema social. Ésta es la postura de Dumont.
Sin embargo existe, además del trivarga, otro esquema que
explica la vida del hombre. En él no se definen los fines de
la vida humana, sino las etapas por las que debe pasar esta vi4
3
4
Dumont, ibid., p. 340.
Dumont, ibid., p. 344.
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da. En su formulación clásica este esquema consta también de
cuatro puntos. Hay que notar aquí que estamos hablando de
la sociedad aria, el grupo de los dvija, nacidos dos veces. La
sociedad que se define a sí misma mediante esos esquemas. La
vida de un dvija debería de seguir un curso que pasa por las
siguientes etapas: brahmacarya, grhastha, vanaprastha y samnyasa. El primero de estos estadios se refiere a la vida del estudiante que vive en casa de su maestro aprendiendo los Vedas,
los ritos y las ciencias auxiliares.
La virtud esencial que debe practicar el estudiante es la castidad. Y efectivamente la palabra brahmacarya llega a adquirir
posteriormente la connotación de castidad o abstinencia sexual. Después de un periodo más o menos largo (hasta catorce años algunas veces), el estudiante abandona la casa de su
maestro y debe fundar una familia propia. Entra entonces a
la segunda etapa de su vida, y la más importante según varios
autores, la de jefe de familia o dueño de casa, grhastha. Su deber primordial durante este periodo es, además de sostener a
su familia, realizar los ritos cotidianos de la religión védica.
Cuando el jefe de familia ya tiene nietos y empieza a ponérsele el pelo blanco debe entonces pensar en retirarse del mundo
y entrar en la tercera etapa de la vida, la de vanaprastha o ermitaño. Se retira a un bosque o lugar alejado, llevando o no
a su esposa, para seguir una vida de austeridad dedicada a la
religión. Debe principalmente realizar sacrificios para los antepasados.
Después de un tiempo en el bosque, manteniéndose con
los alimentos que pueda recoger, cuando sienta que ya el fin
de su vida está cerca, debe abandonar todo, ermita, ritos, estudios, esposa - s i la tenía consigo-, y dedicarse a vagar mendigando su comida sin detenerse nunca en ningún sitio hasta
que la muerte llegue. Ésta es la etapa de samnyasa o renunciación. Las cuatro etapas forman juntas el esquema llamado de
los asrama. Sin embargo, no ha habido una unidad de criterio
sobre la importancia relativa o necesidad de cada uno de ellos,
y diversos autores mantienen opiniones diferentes:
Con referencia a los cuatro asramas, hay tres diferentes puntos de vista (paksas): samuccaya (co-ordinación sucesiva), vikalpa (opción) y badha
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(anulación o contradicción). Aquellos que mantienen la primera opinión (samuccaya) dicen que una persona puede seguir los cuatro asramas
uno después del otro, pero sin saltarse ninguno para pasar a otro, tampoco puede volver a la vida de casado después de convertirse en samnyasin.
Por ejemplo, uno no puede tomar samnyása inmediatamente después
de brahmacarya. . . La segunda opinión es que hay una opción, después de brahmacarya, es decir que un hombre puede convertirse en
parivrajaka inmediatamente después de terminar sus estudios o inmediatamente después del estado de jefe de familia. . . La tercera opinión
(badha) es mantenida por los antiguos dhamasütras de Gautama y
Baudhayana. Ellos dicen que realmente hay un solo asrama es decir,
el dueño de casa (ya que brahmacarya es únicamente preparatorio para éste) y que los otros asramas son inferiores al de jefe de familia.
5
Como se ve, las mismas autoridades tradicionales no concuerdan en sus opiniones sobre la aplicación práctica del esquema. Lo que sí queda claro es que estas autoridades tienden
a "glorificar el status del jefe de familia y a relegar los dos asrama de vanaprastha y samnyása". Estas discrepancias cié
opinión demuestran que el esquema de los asrama era artificial y que no correspondía cabalmente a las realidades de la
existencia cotidiana. Esto se puede demostrar porque los textos más antiguos que se refieren a las etapas de la vida mencionan únicamente tres de ellas.
Así en la Chandogya Upanisad se habla de tres partes del
dharma que se pueden identificar como grhastha, vanaprastha
y brahmacarya:
6
Tres son las ramas del Deber religioso (dharma). La primera es el sacrificio, el estudio de los Vedas y la limosna. La segunda es el ascetismo (tapas). La tercera el estudiante viviendo en la casa de su maestro,
agotándose en exceso en la casa de su maestro.
7
Aquí podemos ver que el estudio de los Vedas, la realización de ritos y el dar limosnas se refieren a la etapa del dueño
de casa. El ascetismo se refiere al ermitaño, y la tercera está
claramente identificada como la etapa del estudiante. N o hay
P.V. Kane, History of Dharma Shastra, vol. II, p. 424.
6 Kane, ibid.
C h a n d . U . 2.23.1, tr. F . Tola.
5
7
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referencia al samnyasin y el ascetismo se atribuye al tercer asrama. Esto se debe recalcar porque para mí el centro del fenómeno que estudiamos no es la renunciación, como para Dumont, aunque sea una de sus características esenciales. Para mí
el centro del fenómeno del sadhu es el ascetismo; la renunciación,
o no, es sólo una de sus modalidades, pero existen muchas otras.
El ascetismo {tapas) corresponde tanto al vanaprastha como
al samnyasin, e incluso es un fenómeno mucho más antiguo
que estas denominaciones. El ascetismo no está ligado únicamente a la ecuación atadura-liberación, como lo está la renunciación según Dumont; de hecho también es mucho más
antiguo que estas conceptualizaciones. El ascetismo está pri¬
mordialmente ligado al concepto de poder mágico, y en tal
relación es como primero aparece, y en tal calidad es como
se ha mantenido a través de los siglos.
N o me referiré aquí a las evidencias de prácticas ascéticas
en la civilización del Indo que, por otra parte, son muy pocas
y controvertibles. Sin embargo, ya desde el Rig Veda, tenemos menciones de individuos que con toda probabilidad podemos definir como ascetas.
Hay un corto himno del Rig Veda dedicado totalmente
a un extraño personaje al que se llama Kesin (el que tiene una
melena). Allí se le describe como un ser poderoso.
1. El Kesin sostiene el fuego, sostiene el veneno, sostiene el cielo y la
tierra. El Kesin revela todas las cosas, para que todos puedan ver
el sol. El Kesin declara (ucyate) la luz.
2. Estos muñís, envueltos en el viento, visten sucios harapos rojos. Cuando los dioses entran en ellos cabalgan con la velocidad del viento.
3. Locos por las austeridades, hemos montado al viento. Lo que los
mortales ven es únicamente nuestro cuerpo.
4. Camina por el aire, mirando todas las cosas abajo. El asceta es amigo de este y aquel dios, amigo de lo bien realizado.
5. El corcel del viento, amigo de las tormentas, azotado por los dioses
—el asceta vive en los dos mares, en el este y en el oeste.
6. Viaja en el camino de las apsaras, los gandharvas y las bestias. El
Kesin conoce sus pensamientos, es su amigo dulce y embriagador.
7. El viento lo ha batido (al veneno); Kunamnama lo preparó para él.
El Kesin bebe de la copa, compartiendo el veneno con Rüdra.
8
8
R V 10.136.
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En este himno es fácilmente perceptible la idea que tenía
el hombre védico del asceta como un ser mágico. Los términos de la descripción poética concuerdan perfectamente con
la imagen del chamán de muchas culturas que describiera Elia¬
de. El vuelo mágico y el uso de una droga (el veneno del himno), así como la posesión divina, apuntan claramente al
fenómeno chamánico. Más importante para nuestro argumento
es la clara mención del ascetismo: "Locos por las austeridades", y de la apariencia de estos individuos: "visten sucios harapos rojos" y "llevan largas melenas" (kesin). Es claro aquí
que el poder de estos chamanes védicos se originaba, además
de en la droga, en su ascetismo.
El himno menciona además otro nombre que se refiere
a los ascetas, muni. Este nombre pasará más tarde a la terminología que describe diferentes clases de ascetas, así como otro
que también aparece en el Rig Veda, yati. Los yati también
practican austeridades y son seres poderosísimos: "Cuando vosotros, oh dioses, como yatis, hicisteis surgir todas las cosas.
Entonces hicisteis surgir a Sürya (el sol), que estaba oculto en
el océano." Según cierta evidencia, los yati eran ascetas no
arios, ya que Indra, el dios ario por excelencia, los destruyó
y arrojó a los chacales. Pero esto no es concluyente. Lo importante es la presencia de los yati como otro grupo de ascetas desde tiempos védicos.
Así como en el Rig Veda se canta al Kesin exaltándolo,
en el Atharva Veda hay un himno en que se exalta al brahmacarin en términos muy parecidos:
9
Nacido antes que el Brahmán, el brahmacarin, vistiéndose de calor
(gharma), se irguió con fervor (tapas); de él nació el brahmana, el Brahmán y todos los dioses junto con la inmortalidad (amrta).
El brahmacarin va alimentando con combustible (como un fuego),
vistiéndose la piel de un antílope negro, consagrado, de larga barba;
en un momento viaja del océano oriental al del norte, agarrando los
mundos y estrujándolos violentamente.
10
Aquí el motivo del ascetismo {tapas) es todavía más evi9 Tai. S. 6.2.7.5; Kau. U.3.1.
A V 11.5.5-6.
1 0
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dente. Tapas significa efectivamente calor, especialmente el calor
interno producido en el cuerpo por las austeridades, y que es
una fuerza mágica cuyo poder puede llegar a dominar a los
dioses y conmover todo el universo, como veremos más adelante. Tapas es la fuerza que utilizan los mismos dioses para
crear el mundo:
Cuando Prajapati estaba creando los seres, la muerte lo sobrepujó.
Él practicó austeridades por m i l años, esforzándose en dejar atrás el
mal. Mientras practicaban austeridades, surgieron chispas de sus poros; y esas chispas son las estrellas: hay tantas estrellas como poros él
tiene.
11
y también:
" E n verdad, en el principio, solamente Prajapati estaba aquí. Él deseó:
"Que yo exista, que yo sea generado." Él se agotó a sí mismo y realizó
severas austeridades: así de él, agotado y enardecido, fueron creados
los tres mundos.
12
Como vemos, el concepto de ascetismo es central al de
poder mágico y poder creador, y es este tapas el que le da prestigio e importancia al asceta en la tradición india. El ascetismo es mencionado varias veces en las Upanisad más antiguas
-se podría incluso decir que la literatura upanishádica es una
creación de ermitaños ascéticos. Y en ese sentido la opinión
de Dumont es acertada, en la India el creador de valores es
el anacoreta. Las Upanisad forman parte de los Sranyaka, los
libros del bosque, es de¿ir los libros compuestos en el bosque
por hombres retirados en el bosque, es decir, vanaprasthas. Estos mantienen el cumplimiento de ciertos ritos sacrificiales y
les dan a los sacrificios un sentido místico. Viven como ermitaños, a veces en compañía de otros ascetas y elaboran las teorías de la identidad fundamental de atman y Brahmán, lo que
implica decir, de la esclavitud y la liberación, samsara y moksa.
Con la aceptación de estos postulados, la renunciación total
se convierte en parte de la disciplina ascética, junto con otros
1 1
S.B. 10.4.4.1-2.
" S . B . 11.5.8.1.
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elementos que ya formaban parte de ella, como el retiro en
los bosques, las mortificaciones corporales, la castidad y la veracidad. La renunciación implica sobre todo el abandono de
los usos sociales, ya en gran parte abandonados por el retiro
en el bosque. Esta práctica de renunciación era ya antigua en
tiempos de la Brhadaranyaka Upanisad, según se deduce del
mismo texto. Hablando del gran atman que es "señor de todo, soberano de todo, rey de todo", dice:
Los brahmanes desean conocerlo mediante el estudio del Veda, mediante los sacrificios, las limosnas, el ascetismo, el ayuno. El que ha
llegado a conocerlo se convierte en un sabio. Deseando que él sea su
mundo, los ascetas abandonan sus hogares. Y por eso los antiguos, conociendo esto, no deseaban descendencia pensando: ¿qué haremos con
descendencia nosotros c uyo mundo es el atman? Liberándose del deseo de hijos, del deseo ie riquezas, del deseo de otro mundo, llevan
una vida mendicante. 1
El renunciante tiene que mendigar para subsistir y abandona el mundo, es decir no cumple ninguna regla social, para
que únicamente el atman se convierta en su mundo. Las normas mundanas ya no se cuentan para el samnyasm. El paso
primero en el camino de samnyasa es el abandono del hogar
y de la esposa, así sea este hogar una ermita en el bosque. Se
cuenta de esta manera en dos secciones de la misma Brhadaranyaka Upanisad, cómo el sabio Yajñavalkya decidió un día
abandonar su casa y así se lo comunicó a su esposa Maitreyí,
quien antes de permitirle dejar la casa le pidió instrucción en
los conocimientos secretos, los que le fueron comunicados por
el sabio.
El ascetismo es también un modo de purificación, "aquellos que han comprendido el significado del conocimiento del
Vedanta, ascetas (yati) de naturaleza purificada por el samnyasa yoga, ellos son liberados de la muerte al final de los tiempos, en el mundo de Brahma". La disciplina de la renunciación (yoga) llega también a interiorizarse como se había interiorizado el sacrificio, que ahora es el sacrificio del atman. La
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Br. U. 4.4.22, tr. F. Tola.
1 4
Br. U . 2.4; 4.5.
Mu. U. 3.2.6.
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renunciación se practica mejor internamente y el abandono
más difícil de realizar es el de los procesos mentales, "el que
sabe esto es un verdadero samnyasin y un verdadero yogui,
y un practicante del 'sacrificio del atman'. Así como no hay
nadie que toque a prostitutas que entran en una casa vacía,
así aquel que no toca los objetos de los sentidos que entran
en él (por la percepción) es un (verdadero) asceta y yogui y
practicante del sacrificio del alma".
Tenemos ya, como decíamos, con el concepto de renunciación y abandono, completo el conjunto de elementos que
conforman el complejo "asceta", la imagen del sadhu que mencionamos en un principio. La literatura clásica ha recogido esta
imagen y nos la presenta como uno de los personajes favoritos e imprescindibles en cualquier historia. El asceta ermitaño o vagabundo figura en la literatura india, como dijimos,
desde el Rig Veda, y los rsis védicos se nos presentan ciertamente como vanaprasthas. El Ramayana y el Mahabhrata retratan una multitud de ermitaños, y después la literatura cortesana también los utiliza. De esta imagen presentada en la literatura tanto religiosa como profana sobresalen ciertas
características, las mismas que ya habíamos mencionado: el poder mágico de tapas, el apego absoluto a la verdad, y la castidad más rigurosa. Las tres características son usadas con éxito
como motivos literarios y las tres representan la fuerza del asceta. Una de las tramas más comunes en la literatura india es
la del anacoreta que pierde la fuerza ganada mediante las austeridades de muchos años por ceder a las tentaciones y dejarse
llevar por la ira o la lujuria, tentaciones muchas veces propiciadas por los propios dioses, temerosos de que el poder del
tapas del asceta cause la destrucción del cielo.
El asceta nunca dice una falsedad y por la fuerza de la verdad (satya) así mantenida, todo lo que diga se cumplirá. Así
un motivo frecuentísimo es el de la maldición de cumplimiento
inevitable pronunciada por uno de estos personajes. Cediendo a su ira y pronunciado esa maldición, la fuerza ganada disminuye y el universo puede mantenerse estable. Otro motivo
de gran popularidad es el del asceta y la joven bellísima, ser
16
« M a i . U . 6.10.
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sobrenatural o simplemente humana, a la vista de la cual derrama su simiente, perdiendo así el poder acumulado tras larguísimos años de castidad. El asceta de la literatura no está,
sin embargo, claramente identificado n i como samnyasin, ni como vanaprastha, porque, después de todo, la imagen
de este asceta puede ser la de cada uno de ellos. Esencialmente, como dijimos, es difícil separar la condición de vanaprastha de la de samnyasa. Entre ellas no hay una diferencia de calidad sino de grado. Los dos estados son de ascetismo que, en
última instancia, es el centro del fenómeno. Los textos mencionan una gran variedad de clases de ascetas, lo que complica grandemente la tarea de identificar los distintos grupos
y sus prácticas. N i siquiera Manu distingue con precisión los
dos estadios, ya que exige de uno y otro cierto número de actividades comunes. Las diferencias no ocultan la identidad esencial en el ascetismo de samnyasa y vanaprastha.
La principal diferencia entre el ermitaño y el renunciante
es que el primero todavía está obligado a realizar los sacrificios (sin derramamiento de sangre), mientras que el segundo tiene que abandonar esta práctica. Otras diferencias son
que el ermitaño mantiene una morada o refugio, aun cuando
de extrema sencillez, y el renunciante debe vagar sin establecerse permanentemente en ningún sitio. El ermitaño
puede mantener a su esposa consigo si lo desea, el renunciante debe estar siempre solo. Finalmente el vanaprastha
puede comer únicamente lo que recoge en el bosque, mientras que el samnyasin tiene que mendigar comida cocinada.
Como dijimos, la diferencia entre los dos asrama, es una diferencia de grado y no de calidad. Entonces, surge la pregunta
17
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21
22
23
24
25
1 Vide H . D. Sharma, Contributions to the history of Brahmanical asceticism
{samnyasa), Poona, Oriental Book Agency, 1939, p. 176, y B. C . Law, "A short
account of the wandering ascetics (parivrajakas) in India in the sixth century B.C.",
Journal of the Bihar Research Society, vol. 53, pp. 17-25.
« Manu, 6.9-12.
VManu, 6.43.
Manu, 6.7.
21 Manu, 6.41-42.
22 Afona, 6.3.
Manu, 6.42.
^Manu, 6.13 y 16.
Manu, 6.56.
7
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¿Por qué establecer un cuarto asrama, cuando el tercero puede
acomodar las distintas clases de ascetas, ordenadas únicamente según su grado de austeridad? La pregunta no es fácil de
contestar, y probablemente no tenga una respuesta plenamente
aceptable.
Ya vimos que el ascetismo ha existido desde tiempos muy
antiguos en la tradición aria. Se puede decir con visos de probabilidad que la transformación de la religión védica de un
ritualismo en un misticismo fue realizada por los vanaprastha, los ascetas retirados en el bosque. ¿Cuál es la razón entonces de samnyasa} Creo que la respuesta debe buscarse
examinando ías condiciones sociales imperantes en la época.
Hemos visto dos esquemas cuatripartitos, el de los cuatro fines de la vida y el de las cuatro etapas de la vida. Los dos fueron en un principio tripartitos y a los dos se les agrega una
cuarta categoría que rebasa las otras tres: a tema, artha y dharma se añade moksa; a brahmacarya, grhastha y vanaprastha se
añade samnyasa. Los esquemas son superados en el nivel superior por una categoría que niega las tres primeras y se opone a ellas pero que también es su culminación. Hay otro esquema cuatripartito que también debemos considerar para
intentar dar una respuesta a nuestra interrogante. Este esquema también se compone curiosamente de tres elementos más
un cuarto que se opone a ellos. Únicamente que aquí el esquema original es rebasado en el nivel inferior y no en el superior. Nos referimos a los cuatro varna. Los tres varna de dvijas
tienen debajo a la masa informe de los sudra, una categoría que
también niega y se opone a las otras tres. Pese a esta similitud
en el ordenamiento de las categorías, no es posible establecer
una correspondencia paralela entre los esquemas. Pero el problema del origen de samnyasa puede todavía considerarse introduciendo el esquema de los varna.
La tradición brahmánica explícitamente dice que el esquema de los cuatro asramas es únicamente para los dvija. Sin
embargo, está claro que la tradición del ascetismo era universal y que no se confinaba a los tres vamos superiores. En la
misma época en que se componían los Tíranyaka y las Upani26
*>Manu, 6.1.
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sad existían grupos de ascetas que no aceptaban la religión védica ni el esquema de los varna. Los ajlvika y los jaina son
los más conocidos entre muchos otros grupos que practicaban el ascetismo. ¿No es posible suponer que la existencia de
gran número de ascetas fuera del brahmanismo influyera el
establecimiento de un cuarto asrama} Se han planteado varias opiniones sobre el origen de samnyasa. Todas ellas tienen
cierto grado de validez pero no se puede decir que ninguna
resuelva totalmente el problema. Ya vimos la explicación de
Dumont, que propone una especie de evolución natural dentro del ascetismo y cómo la creación de los conceptos samsaramoksa lleva a la renunciación como único medio "de
escape del uno y de acceso al otro. Otra opinión explica el
establecimiento de samnyasa como producto de consideraciones económicas; así R. E. Hume llega a decir que el esquema
de los asrama con el renunciante en último término, y como
pasos subsecuentes y obligatorios, fue instaurado para proteger los ingresos de los brahmanes. Otros autores no son tan
radicales en sus juicios, pero sí creen que la obligatoriedad secuencial de los asrama se implantó para prevenir que grandes
números de hombres en edad productiva abandonaran la sociedad en perjuicio de la economía. Esta opinión se puede apoyar en los textos clásicos que recalcan la posición del grhastha
como el estado más importante y del que dependen todos los
demás.
Yo creo que a estas consideraciones sobre el problema de
la existencia de un cuarto estado, se puede añadir otra que introduzca el hecho de la presencia de ascetas no brahmánicos.
Los dvija ya tenían sus ascetas en los vanaprastha, quienes cumplían con la religión védica y aceptaban el orden social imperante. Los nuevos ascetas, los samnyasin, abandonan los
sacrificios y los varna. ¿Qué los distingue entonces de los ascetas no brahmánicos? ¿No se podría pensar que la institución
de samnyasa puede deberse a un deseo de recuperar para el orden brahmánico a todos los ascetas? ¿O tal vez se trataría de
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27 The tbirteen principal Upanishads, tr. R. E . Hume, Oxford University Press,
1921, p. 59, n. 1.
Manu,
6.89-90.
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643
adquirir otra vez para los dvija el prestigio del poder mágico
de tapas, ahora compartido por muchos otros? Creo que estas
sugerencias se pueden sumar a las otras explicaciones de los
dos estados de ascetismo en el esquema de los asrama.
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