Tras haber pasado por Educación Infantil y Educación Primaria, tu hijo/a se adentra Educación Secundaria. Los en una nueva primeros cuatro etapa: la años de esta Educación Secundaria son de carácter obligatorio; es lo que se llama Enseñanza Secundaria Obligatoria, más conocida por la sigla E.S.O. Esta E.S.O. dará paso a la Educación Secundaria no obligatoria, ya sea Bachillerato o Formación Profesional, esta última dividida en Ciclo Medio y Ciclo Superior. Según la ley, “El finalidad proporcionar a los Bachillerato tiene alumnos formación, como madurez intelectual y humana, conocimientos y habilidades que les permitan desarrollar funciones sociales e incorporarse a la vida activa con responsabilidad y competencia. Asimismo, capacitará a los superior”. Por alumnos otra para parte, la acceder ley a dice: la educación “La principal finalidad de los Ciclos Formativos es la adquisición de un conjunto de conocimientos, destrezas, habilidades y actitudes que permitan desempeñar un puesto de trabajo”. Si tu hijo/a ha necesitado esforzarse para aprobar sus estudios desde los 3 hasta los 12 años, a partir de esta edad, estando ya en la E.S.O., ese esfuerzo debe aumentarse para poder aprobar las distintas asignaturas, ya que el nivel de exigencia de la E.S.O. es muchísimo mayor, especialmente en 3º y 4º (15-16 años). Así, los alumnos aprenden que en la vida diaria tras el colegio (especialmente en los trabajos), al igual que en el colegio, no se consigue nada interesante si uno no se esfuerza lo suficiente; ni siquiera aquellas personas que tienen una gran capacidad para una determinada tarea consiguen el éxito sin esfuerzo. Es decir, la vida no suele regalar nada; la mayor parte de lo que uno consigue se debe al esfuerzo constante. Y en esta etapa de la E.S.O., el papel de los padres es vital, crucial e importantísimo para acompañar a sus hijos, controlarles (en el buen sentido de la palabra; recordemos cómo éramos nosotros de loquillos e inconstantes a su edad), y corregirles y reconducirles en caso necesario. A menudo muchas personas creen que por el hecho de ser los hijos ya mayorcitos (12-16 años) y cada vez más autónomos e independientes, estos chicos/as adolescentes requieren manera menos es un atención grave de error. los Los padres. chicos Pensar de de estas esa edades necesitan la misma atención que cuando eran niños de menor edad; eso sí, las atenciones que necesitan no son las mismas, pero sí es igual la necesidad de atención por parte de los padres. Por ello los padres deben hacer un esfuerzo enorme, a pesar de sus actividades laborales y domésticas, para poder atender a sus hijos adolescentes tanto en calidad como en cantidad de tiempo. Dentro de ese esfuerzo enorme se incluyen actividades esenciales, como son las siguientes: 1. Sentir interés por lo que tu hijo/a realiza en el colegio, preguntándole a diario por ello. Yendo más allá del típico ¿Qué tal te ha ido hoy en el colegio?, a lo que los adolescentes suelen responder con Bien. 2. Revisar la agenda de tu hijo/a a diario, para ver los deberes que tiene, qué tiene que estudiar, cuándo son los siguientes exámenes, qué nota ha sacado en los exámenes, posibles anotaciones (buenas o malas) que haya puesto el/la tutor/a u otro profesor/a, etcétera. Y en el caso de que tengas cualquier duda acerca de la evolución académica comunicarte y mediante personal la agenda de tu hijo/a, puedes con su tutor/a o con cualquiera de los profesores que le imparten clase e incluso concertar una cita con alguno/a de ellos para tener una entrevista personal. Para ello no encontrarás ningún problema, porque todos los profesores intentarán adaptarse a tu horario laboral para poder tener la entrevista solicitada. 3. Informarte de las actividades de ocio de tu hijo/a fuera de casa, así como con quién va y a qué horas las realiza. 4. Estar pendiente de lo que tu hijo/a hace en casa cuando no tiene nada que hacer relacionado con sus estudios. Especialmente si tu hijo/a tiene teléfono móvil estilo smartphone (con acceso a Internet) y ordenador personal (con conexión a Internet) y televisión en su propia habitación. 5. Saber en todo momento lo que come tu hijo/a y con qué horario, así como cuántas horas duerme tu hijo/a y en qué momentos del día. Todo lo anterior adquiere aún mayor importancia si, por las razones que fuera, tu hijo/a pasa gran parte de su tiempo en casa solo/a. Quizás, si has llegado hasta aquí leyendo el artículo, te parezca que en algún momento recomendamos un excesivo control hacia los hijos por parte de sus padres. El adjetivo excesivo no es el correcto: te recomendamos que estés siempre y en todo momento muy pendiente de tu hijo/a adolescente, pero sin llegar a agobiarle/la. Algo así como lo que se hace con las plantas: cuidarlas a diario (por si necesitan más tierra, por si requieren agua, por si tienen bichos que impiden su crecimiento, por si no reciben suficiente luz del sol…), sin estar vigilándolas todo el día, o sea, sin agobiarlas. De todo lo anterior depende en gran medida que tu hijo/a se desarrolle satisfactoria y completamente como persona en la sociedad actual. Eso es lo que seguro que tú quieres, al igual que los profesores que les enseñan en su colegio.