EXAMEN DE REPASO 4º ESO. LENGUA Y LITERATURA. EL ROMANTICISMO 1. Lee el siguiente fragmento y contesta a las preguntas: DON JUAN Tarde la luz de la fe penetra en mi corazón, pues crímenes mi razón a su luz tan sólo ve. Los ve... y con horrible afán, 5 porque al ver su multitud, ve a Dios en su plenitud de su ira contra don Juan. ¡Ah! Por doquiera que fui, 10 la razón atropellé, la virtud escarnecí y a la justicia burlé. Y emponzoñé cuanto vi, y a las cabañas bajé, 15 y a los palacios subí, y los claustros escalé; y pues tal mi vida fue, no, no hay perdón para mí. ¡Mas ahí estáis todavía (A los fantasmas.) Con quietud tan pertinaz! Dejadme morir en paz a solas con mi agonía. 20 Mas con esa horrenda calma, ¿qué me auguráis, sombras fieras? 25 ¿Qué esperáis de mí? ESTATUA Que mueras para llevarse tu alma. Y adiós, don Juan; ya tu vida toca a su fin, y pues vano todo fue, dame la mano 30 en señal de despedida. 1. Resumen del contenido del texto. Don Juan confiesa todos los crímenes cometidos porque sabe que va a morir en breve. Se lamenta de que solamente ahora y ante la cercanía de la muerte pueda entender las consecuencias reales de sus actos. El hecho de haber entendido por fin el alcance de sus acciones es suficiente para que pida a la sombra (alma de don Gonzalo, padre de doña Inés) que le deje morir sin infligirle más castigo. Por ello increpa a la misma esperando una respuesta que le aclare su futuro próximo con la esperanza de que el simple arrepentimiento sirva de eximente. La sombra se muestra despiadada y le ordena que le dé la mano para que comience su tránsito hacia el infierno. 2. Tema principal. Arrepentimiento de don Juan ante la implacable mirada de la sombra de don Gonzalo que castiga los crímenes que cometió en vida. 3. Estructura del texto. Parte 1 (líneas 1-19). Don Juan enumera sus acciones y se presenta a sí mismo como un enemigo de la razón, la virtud y la justicia. Reflexiona sobre el alcance de las mismas (“no hay perdón para mí”) ahora que ve cercana la muerte y se lamenta de no haber entendido antes las consecuencias de sus acciones (“Tarde la luz de la fe/ penetra en mi corazón”). Parte 2 (líneas 20-26). Se dirige a los fantasmas que le observan y les pregunta qué quieren de él, ya que la confesión de sus crímenes no ha surtido efecto en ellos. Él sabe que va a morir y la presencia de las sombras le hace pensar en un castigo mayor que la ya de por sí horrible muerte. Se observa agitación en la última parte del discurso de don Juan que se cierra con una interrogación retórica “¿qué esperáis de mí?” en la que deja patente que él ya no puede ayudarles. Está en lo cierto su ciclo vital toca a su fin y lo que esperan las sombras no es el castigo en vida o el tormento, sino la condena eterna de su alma, que supera con creces la agonía y sufrimiento que el arrepentimiento produce en don Juan en la antesala de la muerte. Parte 3 (líneas 26-31). La sombra de Gonzalo se muestra inmisericorde ante el arrepentimiento de don Juan y le ordena que le dé la mano para para al más allá dejando a un lado la vida que fue simplemente una ilusión, algo vano. 4. Rasgos del romanticismo que aparecen en el fragmento. Escribe el rasgo, explica de qué forma aparece reflejado en este fragmento. Individualidad. El personaje de don Juan expresa la frustración que le produce el hecho de saber que ha muerto y va a ser condenado al infierno (“no hay perdón para mí”) verso 19. Ruptura del orden establecido. La trama se apoya en los crímenes de un personaje que basa su ideal de vida traspasar los límites de la justicia y la honra, tal y como se muestra en la enumeración que él mismo hace de sus crímenes (“la razón atropellé/ la virtud escarnecí/ y a la justicia burlé” versos 11-13). Esta falta de respeto a las normas hace que don Juan sea un personaje marginado, que aunque admirado por muchos, termina quedando aislado de su familia y de su amada doña Inés porque su comportamiento no le permite encajar en la sociedad. Don Juan puede ser considerado un rebelde para quien el sentido de la vida se cimienta en la búsqueda de la libertad más allá de las normas sociales. Soledad y búsqueda de evasión. La inminencia de la muerte hace que el protagonista se plantee el momento presente como una tortura que vive en la más absoluta soledad y de la que no podrá escapar hasta que no llegue su final. La muerte aparece como un elemento que le permite evadirse del terrible momento que vive. El mundo es finalmente un lugar imperfecto que produce sufrimiento. “Dejadme morir en paz/ a solas con mi agonía” versos 22-23. Amor frustrado. Los crímenes que confiesa el protagonista son la causa de todos sus males, entre ellos la incapacidad de que su amor con doña Inés fructificara. El padre de la novicia se enfrentará al seductor perdiendo su vida e impidiendo así la unión entre ambos. Para don Juan es más importante sentirse vencedor que luchar por el amor de doña Inés. De ahí que comience su parlamento diciendo “tarde la luz de la fe/ penetra en mi corazón” versos 1-2. Ante la cercanía de la muerte se plantea el valor de sus actos en vida y se dé cuenta de que su furia contra el mundo le ha hecho pagar un alto precio. Exacerbación del sentimiento. El sufrimiento del protagonista aparece ampliado. Los crímenes más atroces conllevan el castigo más duro, así que los sentimientos que producen también están amplificados. El miedo a la muerte se camufla con la exigencia a la sombra de que dé una explicación a su presencia allí (Mas con esa horrenda calma,/ ¿qué me auguráis, sombras fieras? versos 23-24), que como él mismo ya presiente será su condena al infierno. El empleo de exclamaciones (“¡Mas ahí estáis todavía /con quietud tan pertinaz!” versos 20-21) son otra muestra más de la crispación que vive el protagonista. Escenarios tenebrosos y presencia de lo sobrenatural. La segunda parte de Don Juan Tenorio se desarrolla en el panteón que el padre de don Juan mandó construir. En ese tétrico espacio tendrá lugar el motivo del convidado de piedra en el que don Gonzalo acudirá a llevarse el alma de don Juan a los infiernos. 5. Recursos de estilo que aparecen en este fragmento. Señala el recurso, explica en qué consiste y qué valor tiene en el texto. El discurso de don Juan se articula en torno a varias figuras de estilo relacionadas con la morfología, en concreto, el paralelismo con el que enumera las acciones delictivas “y a las cabañas bajé,/ y a los palacios subí,/ y los claustros escalé” mediante el que presenta una enumeración a partir del lugar en el que se producen los hechos. Así las cabañas, los palacios y los claustros son el escenario para sus tropelías que no conocen límites y que además superan cualquier barrera social. Por ello en esta enumeración podemos observar una gradación ascendente (cabañas-palacios-claustros) en la que ordena por importancia los lugares en los que se producen sus acciones. Es más fácil seducir a una simple campesina que a una noble o a una monja. De esta manera el claustro aparece al final de la enumeración como la más alta cima de la conquista (recuerda el ardid que tiene que utilizar para entrar a la celda de doña Inés). A su vez la enumeración del medio en vez de la finalidad es una metonimia mediante la que traslada la verdadera finalidad de la acción (seducir a la mujer), que el receptor tiene en todo momento presente, al hecho de irrumpir en un espacio privado (cabañas-palacios-claustros) con una finalidad que queda implícita en la acción de sobrepasar los límites de lo privado. Una característica principal en don Juan es su capacidad para dominar todos los espacios y ganarse la voluntad de los seres que habitan en ellos. No es un simple seductor, sino que es un ser diabólico que consigue penetrar en el alma del ser humano, ganándola para sí. Será al conquistar un alma pura (doña Inés) cuando este maleficio se revertirá haciendo que gane para sí a una benefactora que le llevará por el camino de Dios. Esta enumeración (versos 14-18) va acompañada de un polisíndeton o reiteración de la conjunción copulativa “y” con el objetivo de igualar la importancia de las acciones y crear la sensación de que los actos que enumera se produjeron de forma continua sin que existiera una pausa. Además en la enumeración se produce una elipsis del sujeto que realiza don Juan, que es a su vez, el que enuncia las acciones que le han caracterizado. Don Juan no es un hombre más; don Juan es el pecado hecho carne mediante la perpetración continua del crimen. Don Juan toma conciencia de todas estas acciones de forma tardía, ya que será en el momento en el que la luz de la fe penetre en su corazón (versos 1-2) cuando se dé cuenta de que las consecuencias de sus acciones han sido terribles. Esta imagen sobre la que construye la revelación es una metáfora basada en el término imaginario (la luz de la fe que penetra en el corazón) para el que el término real es la culpa y el arrepentimiento. El alma o corazón de don Juan estaba cubierto con nubes oscuras como si fuera un día de tormenta que la simple luz del día consigue disipar alumbrando así las consecuencias de sus acciones. El descubrimiento del pecado causa en don Juan un dolor terrible que expresa mediante una hipérbole (“Dejadme morir en paz/ a solas con mi agonía” versos 21-22) que resalta el sufrimiento de la agonía y el dolor de saber que va a pasar el soledad sus últimos momentos. La oposición de la última palabra de estos versos “paz/agonía” se articula en una antítesis con la que se expresa la oposición entre el sufrimiento del mundo y la calma que trae la muerte. En el caso de don Juan la muerte no va a suponer un respiro porque las sombras le atenazan buscando venganza más allá del sufrimiento que la confesión de sus pecados conlleva. La sospecha que don Juan tiene con respecto a su condena eterna en el infierno se hará patente en la desesperación con la que se dirige a las “sombras fieras” verso 23, epíteto que describe a la perfección la amenaza que las sombras traen consigo, mediante una interrogación retórica “¿qué me auguráis, sombras fieras? /¿qué esperáis de mí?” versos 24-25 con la que expresa la vaga esperanza de que esas sombras desaparezcan. La sombra le responde que no tiene otra opción que ir al infierno y para hacer patente la anulación que va a sufrir don Juan se dirige a él con una especie de epitafio según el cual “vano todo fue” versos 29-30, un hipérbaton en el que el atributo precede al sujeto y al verbo. Todas las acciones que conformaron la vida del seductor fueron vanidad, porque el mundo es algo etéreo que se opone a la eternidad del más allá y de la condena que él va a sufrir. Queda claro que la esencia de don Juan, es decir, la acción no le servirá de nada en el más allá quedando así aniquilado. De ahí la crispación del protagonista. 6. ¿A qué parte del drama corresponde este fragmento? ¿Por qué has llegado a esta conclusión? Este fragmento corresponde a la segunda parte del drama Don Juan Tenorio en el que el protagonista vuelve a su casa en Sevilla y se encuentra que, en vez la casa de su padre, hay un mausoleo con los féretros de don Gonzalo, doña Inés y don Luis. La sombra de doña Inés le avisa de que ha intercedido ante Dios para pedir su salvación y que la salvación de ambos depende de su arrepentimiento. Don Juan cree que la aparición de su fallecida amada son tan solo visiones. Tras celebrar con sus amigos una cena en la que se burla del padre de doña Inés invitándole a cenar, este se presenta e informa al protagonista de su muerte inminente. El protagonista debe acudir a una cena con la sombra de don Gonzalo en la que su vida terminará. Acude a la cena y en ella observa con terror su propio entierro al que acuden los espectros de las personas a las que asesinó. Don Juan que nunca había temido nada comienza a darse cuenta de que todos los crímenes realizados se han vuelto en su contra y que su condena es inminente. La sombra de don Gonzalo vendrá a cobrarse la venganza por todo el dolor que causó en su familia y le anunciará el paso al otro mundo, eliminando así la voluntad de don Juan, elemento clave para entender su personalidad. Asumirá la muerte y el desasosiego que esta le produce, terrible castigo para un hombre como él que nunca encontró freno a su voluntad. Desde ese preciso instante en el que don Juan pase al otro mundo, él ya no podrá decidir sobre su vida, y por lo tanto, sufrirá indecibles tormentos sin tener la posibilidad de imponerles su valentía y su fiereza. En ese nuevo mundo al que va será una simple alma en pena. La espada de Damocles de cierne sobre el cuello del protagonista, que finalmente comprenderá que no puede escapar de los designios divinos. Aun así seguirá mostrándose altanero ante la sombra del que fue su enemigo. Finalmente será la presencia de doña Inés y el amor que ella le profesa la que conseguirá reconducir su alma. La aparición de la sombra y su interés en castigarlo, así como la confesión de los pecados de don Juan y la cercanía de su muerte son elementos claves para localizar e interpretar este fragmento. 7. Reflexiona sobre el papel de la mujer en el drama Don Juan Tenorio. ¿Por qué resulta principal el papel de doña Inés? Doña Inés es el elemento vertebrador de este drama, ya que permite la salvación de don juan por medio del amor. El personaje de don Juan basa su objetivo vital en desmantelar el orden establecido del mundo en el que vive a través de la destrucción de la razón, la virtud y la justicia. En esta imparable guerra contra todo lo que le rodea el personaje de doña Inés presentará un contrapunto con el personaje del libertino don Juan y, a su vez, marcará un punto de inflexión en el que el protagonista se planteará (real o fingidamente) el amor. Si antes de conocer a la novicia ninguna mujer había conseguido mover en él estos sentimientos, serán la pureza, la candidez y la entrega abnegada de doña Inés las que consigan que por una vez don Juan se plantee pedirle a don Gonzalo que le permita unirse a su amada. Tras la consumación de esta unión en la quinta de don Juan, donde él ha llevado secuestrada a la novicia, el protagonista orientará su deseo a conseguir una unión pura, más allá de la simple unión carnal. Las circunstancias (sed de venganza de don Luis y don Gonzalo) le obligarán a seguir con la escalada de muerte y destrucción que le caracterizan. Incluso su reencuentro con las estatuas de sus víctimas en el mausoleo estará caracterizado por la burla y el desprecio. Por tanto, el comportamiento de don Juan seguirá inmutable hasta el instante en el que le comunican que va a morir. El simple hecho de enfrentarse con la muerte le dejará desarmado ante un cúmulo de acciones delictivas que le condenarán directamente al infierno. En el conjunto de su vida solo existe un resquicio que le acerca a la bondad, y este no fue dado por su voluntad, sino que fue otorgado por el destino que le acercó a la pura doña Inés. Ella es un ejemplo de valores cristianos, que mediante el perdón, supo alejar de sí el odio y la rabia que debieran haber producido en ella su propia deshonra y el asesinato de su padre. En doña Inés, por tanto, el terrible comportamiento de don Juan no surte efecto. De hecho, la necesidad que él tiene de salvación hace que ella se entregue a él con más devoción, y que incluso vuelva desde el más allá para permitir que don Juan tenga una oportunidad de librarse de sus pecados y de la condena eterna otorgando como moneda de cambio la salvación de su propia alma. Doña Inés es la redención, la oportunidad de ser perdonado en la que el cristianismo basa todo su sistema de valores. Así como Jesucristo vino al mundo a dar su vida por los pecadores, doña Inés pondrá en juego su alma proponiendo a don juan la posibilidad de arrepentirse y unirse a ella de forma pura y eterna abandonando esa vida de pecador que anteriormente llevó. Será el amor de doña Inés el que invalide la maldad en el alma de don Juan, haciendo que todas las tropelías del libertino resulten absurdas en comparación con el valor espiritual que tiene el amor, que a su vez, es el mismo que Dios tiene a todos los hombres. Por eso consideramos esta obra como una muestra del romanticismo conservador, porque al final la búsqueda de la libertad se asienta en el sistema de valores cristiano en el que Dios es la verdad última.