REFORMAS ESTRUCTURALES: EL SISTEMA EDUCATIVO DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN El presente documento se centra en la educación primaria y secundaria, puesto que son la base del conocimiento y la educación posterior. Además, la gran parte de las personas que están sufriendo durante la crisis los mayores problemas para acceder o reincorporarse al mercado laboral se concentran entre las personas con dichos niveles de estudios. En este contexto, los principales análisis del sistema de educación general español tienden a concluir que los rendimientos escolares son insuficientes, tanto en pruebas objetivas como en tasas de obtención de determinadas titulaciones o del dominio del inglés. Además, la insuficiencia de los resultados ha quedado patente en las comparaciones de los resultados con los países de nuestro entorno o la evolución en los últimos años. En España cerca del 30% de los adolescentes deja de obtener el título de graduado en ESO, lo que nos convierte en el tercer país con mayor abandono escolar prematuro de la Unión Europea, lo que limitará extraordinariamente la vida profesional y las posibilidades de aprendizaje de muchos jóvenes españoles. En el entorno del sistema educativo español la familia presenta una gran influencia, puesto que la desigualdad social y de nivel educativo de los padres se refleja en los resultados escolares de los hijos. Asimismo, el profesorado es uno de los factores principales que explica el rendimiento escolar de los estudiantes, que en España se caracterizan por proceder del tramo medio-bajo de las capacidades de los estudiantes universitarios, soportar uno de las mayores rotaciones de plantilla de la UE, así como contar con una preparación pedagógica insuficiente en lo que se refiere a los profesores de secundaria y un nivel de idiomas extranjeros que podría ser más elevado. Por otra parte, hay que señalar que el gasto real por alumno en España ha aumentado durante la última década, aunque no por ello los resultados escolares han mejorado. Entre las posibles causas de este estancamiento se encuentra la carencia de exámenes externos que valoren los conocimientos adquiridos y la poca frecuencia de las evaluaciones a los profesores. Además, las escuelas españolas cuentan con unos niveles bastante bajos de autonomía y los centros de enseñanza pública reciben bastantes más fondos por alumnos que los concertados, por lo que deben, en la práctica, las familias deben cubrir parte del coste, dando como resultado el mayor desnivel social entre los centros públicos y concertados de toda la OCDE. 1 PROPUESTAS Las principales propuestas para mejorar el sistema educativo español son: • Mejorar la rendición de cuentas de los diferentes agentes implicados. En cuanto a los estudiantes, una de las medidas más efectivas sería la instauración de algún tipo de exámenes de fin de nivel, probablemente al terminar la enseñanza obligatoria. Respecto de los centros educativos, se debería proporcionar a los padres una información más contextualizada de sus hijos comparándolo con otros compañeros, colegios y estándares nacionales, además de publicar los resultados por centros para realizar ejercicios comparativos. Finalmente, los profesores deberían ser objeto de más evaluaciones objetivas, las cuales podrían ser útiles para su aprendizaje y para complementar los criterios de la antigüedad y la categoría profesional en las organizaciones de los centros. • Elevar los bajos niveles de autonomía de los centros. Las principales mejoras deberían centrarse en el ámbito de la entrada y salida de los profesores en los distintos centros, ya que éstos no intervienen. Por tanto, sería conveniente dar la potestad a los centros para que puedan diseñar autónomamente su plantilla, publicando las plazas libres, a las que podrían optar los profesores que cumplieran un mínimo requisito, entre los que elegiría el centro. El refuerzo de la autonomía debe ser complementado con medidas de mejora de la rendición de cuentas y la mayor profesionalización de los equipos directivos, favoreciendo su estabilidad y su organización del trabajo. • Equiparar las condiciones de la enseñanza privada a la pública y propiciar una competencia más libre y efectiva. Se debería equiparar más la financiación pública por alumno concertado y por alumno público, lo que garantizaría una mayor cohesión social puesto que las familias más humildes no se verían disuadidas de llevar a sus hijos a la escuela concertada donde deberían cubrir parte de los costes. La mejor manera de ligar la elección familiar de centro escolar con la financiación de las escuelas sería mediante la adopción de un cheque escolar. Dado que este método es poco probable, se debería buscar un sistema para la asignación de los fondos, así como de profesores y de unidades escolares que dependan del número de alumnos y menos de la voluntad de las autoridades. Asimismo, convendría limitar el peso del criterio de cercanía y ampliar el tamaño de las zonas de referencia de cada centro, de modo que los padres puedan elegir entre más centros, dando lugar a un aumento de las presiones competitivas sobre los centros públicos y concertados. En definitiva, la combinación de una mayor rendición de cuentas, una mayor autonomía y más competencia entre los centros favorecería que tanto los centros públicos como los concertados tendrán que ser más competitivos, atrayendo a las familias más por los resultados académicos o la idiosincrasia de su enseñanza, y menos por otras razones. 2 • Plantear alternativas a la repetición de cursos. La repetición no contribuye a mejorar las expectativas académicas del repetidor e implica un despilfarro notable de recursos que podría destinarse a medios más efectivos como la detección y atención temprana especializada a los estudiantes con dificultades o, en su lugar, a la profundización de los refuerzos y apoyos que permiten el sistema actual. • Reducir el abandono escolar temprano mediante una nueva configuración de la ESO. Las principales reformas posibles del actual sistema son tres. La primera, facilitar vías distintas de acceso al título, mediante itinerarios, combinándolas con un profesorado que ejerce más intensamente su labor de orientación de la elección del tipo de secundaria superior y el establecimiento de más puentes de retorno a los estudios profesionales. La segunda, permitir a los no graduados cursas ciclos de grado medio, proporcionándoles, de esta manera, una alternativa real de estudios. La tercera, establecer una transición menos rígida entre la secundaria inferior y la superior, de modo que el acceso a las diversas ramas del bachillerato y de la formación profesional dependiera de haber acumulado créditos en determinadas asignaturas, según la orientación de la educación secundaria superior. Éste último método sería fácil de aplicar con exámenes de fin de nivel centrados en determinadas asignaturas, lo que favorecería la atención de los profesores y los alumnos, y responsabilizaría más a éstos últimos de su carrera escolar. • Aumentar el conocimiento de inglés. Uno de los principales aspectos a mejorar en el sistema educativo es el conocimiento del inglés y, para ello, es preciso elevar la formación del profesorado, principalmente en la educación primaria, donde se fundamenta el dominio del inglés. La formación universitaria debería elevar los requisitos de este idioma de los futuros maestros, mientras que los ya en ejercicio deberían realizar cursos intensivos, probablemente en países angloparlantes, y obtener certificaciones externas. Asimismo, se debería aumentar la oferta de maestros que dominen el inglés aprovechando la libertad de movimiento de trabajadores de la Unión Europea o fomentar el intercambio de maestros españoles y foráneos. • Mejorar del Profesorado. Dado que las mayores necesidades de mejora del sistema educativo español se dan en Primaria, los recientes pasos relativos a la formación de los maestros no van mal encaminados, puesto que las nuevas carreras son más largas y, en principio, recibirán más formación y los sistemas de estudios inciden más en las prácticas y la investigación educativa. Además, el sistema educativo debería tratar de atraer a candidatos más cualificados y con mayor implicación, para lo que necesitaría elevar el prestigio de la profesión y reducir la elevada rotación de plantillas, puesto que una mayor estabilidad favorece el compromiso hacia los centros, el desarrollo profesional y la formación. • Apertura de las bases de datos públicas. El Ministerio de Educación debería seguir el ejemplo de organismo e iniciativas internacionales y permitir el acceso libre a sus bases de datos, con el fin favorecer la investigación educativa de carácter empírico que comienza a desarrollarse en España. 3 REFORMAS ESTRUCTURALES: LA FORMACIÓN PROFESIONAL DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN El funcionamiento eficaz y eficiente de la formación profesional, reglada y no reglada, es un elemento clave para impulsar un cambio en el modelo productivo. El objetivo de este proceso debería dirigirse hacia una reducción de las diferencias de España frente a los principales países europeos en tasas de empleo y de productividad. Para ello, son necesarios cambios en nuestra estructura ocupacional y en las cualificaciones requeridas para su desempeño. Además, las nuevas tecnologías y su generalización en el empleo desempeñan un papel muy importante en las mejoras de la productividad. Estos conocimientos se adquieren generalmente por los más jóvenes en el sistema de educación reglado y por la población de edad más avanzada mediante procesos formativos a lo largo de la vida laboral. En España, los menores niveles de productividad y de conocimiento de las nuevas tecnologías se explican por el déficit educativo en personas de edad avanzada, el elevado abandono escolar prematuro y el menor nivel educativo de lo inmigrantes jóvenes. España presenta una estructura ocupacional muy polarizada, por lo que los empleos de cualificación intermedia son muy escasos. Sin embargo, es en dichos empleos donde una cualificación informática tiene un mayor impacto sobre la productividad. Desde mediados de los años 90 España registró un crecimiento sustancial en las tasas de empleo, convergiendo con las tasas de los países europeos, aunque los crecimientos se produjeron en aquellas asociadas a la polarización. No obstante, España todavía presenta un déficit en profesionales y técnicos, así como en empleos administrativos. En el caso de que el nuevo modelo productivo español implicara una convergencia sectorial con el resto de países europeos, la generación de empleo debería proceder de servicios intensivos en conocimiento. Es decir, dicho proceso no pasaría por un crecimiento intenso del empleo en los servicios generadores del conocimiento vía I+D, ni de las industrias de alta tecnología, sino de aquellos sectores que mayor uso están haciendo de las nuevas tecnologías de información y la comunicación. Además, otro gran reto del modelo ocupación se encuentra en el uso de las nuevas tecnologías en todas las ocupaciones. Por su parte, la formación reglada en España presenta un conjunto de importantes deficiencias derivadas de la dificultad para reducir el elevado abandono escolar, que constituye un obstáculo para un uso eficiente de las nuevas tecnologías; la inadecuación de la oferta de cualificaciones a la demanda educativa resultante de la falta de desarrollo de la formación profesional reglada de grado medio, que propicia un déficit en la proporción de personas con un nivel educativo intermedio; y la falta de especialización que provoca que en España los jóvenes requieran un mayor nivel de formación para el buen desempeño de sus trabajos. 4 Igualmente, el elevado desempleo a largo plazo ha puesto de manifiesto las significativas ineficiencias de la formación no reglada y la inadecuada orientación de las políticas activas. PROPUESTAS Adoptar de forma generalizada las nuevas tecnologías para alcanzar una senda de crecimiento sostenible y converger en tasas de empleo con países europeos más avanzados. Para ello, es preciso reducir el abandono y fracaso escolar a niveles similares al del resto de Europa, aumentar la formación en TIC entre los jóvenes en el sistema reglado y proporcionar formación a la población activa menos educada debido al retraso en la demanda educativa entre las personas de edad más avanzadas. Reducir los déficits en la formación profesional reglada, que dificultan el cambio hacia un modelo productivo basado en la adopción generalizada de las nuevas tecnologías y generan una necesidad aún mayor de que el sistema de formación no reglada funcione de forma eficaz para compensar estas deficiencias. Dicha reducción se puede llevar a cabo a través de: - La corrección del desajuste entre la oferta y la demanda de cualificaciones para evitar una sobre cualificaciones de los niveles superiores. - La creación de un nivel de formación profesional reglada anterior a la edad escolar obligatoria para cubrir el déficit en la proporción de personas con un nivel educativo intermedio. - El aumento de la participación de las empresas en el sistema de educación reglada para facilitar el ajuste de la oferta a las necesidades reales. - El incremento de la especialización, particularmente en el grado medio, para aumentar el atractivo de la formación profesional. Vincular la formación profesional a las necesidades laborales de la economía del conocimiento para obtener una fuerza laboral altamente cualificada. Para ello, es preciso crear mecanismos reales que permitan realizar una planificación integrada de la FP reglada y la no reglada, es decir, coordinar, por un lado, la formación a largo plazo y, por otro, el perfeccionamiento y cobertura de las necesidades a corto plazo. Asimismo, habría que aumentar la participación del sector privado en la FP reglada y en la FP ocupacional reconocida oficialmente y corregir la descoordinación entre las administrativas educativas y laborales. Avanzar hacia un sistema de formación profesional reglado dual (como el que se ha implantado en Alemania, Dinamarca, Suiza y Austria), donde se combinen la formación y el empleo. Este método presenta grandes ventajas al mejorar la transición desde la escuela hacia el mercado laboral garantizando una experiencia profesional y una mayor implicación de las empresas en el sistema reglado, lo que mejora la información relativa a las necesidades de formación requeridas. Aumentar la eficiencia y la eficacia del sistema de formación no reglada a lo largo de los próximos años, particularmente la formación continúa en las empresas y el reciclaje de nuestros trabajadores de más edad, con el fin de hacer frente al reto del envejecimiento poblacional. 5 Reestructurar la formación no reglada para mejorar la inserción social de población menos cualificada y los colectivos más desfavorecidos a través de su participación en el mercado laboral. En este sentido, es preciso modificar la orientación de las políticas activas llevadas a cabo hasta el momento en España, que se habían dirigido hacia las subvenciones al empleo, bastante menos hacia la formación y casi nada a la orientación a los desempleados, lo que demostró ser una estrategia ineficaz para reducir el desempleo, particularmente de larga duración. Por tanto, las políticas activas deberían concentrarse en mayor intensidad en la formación para la inserción en nuevas profesiones y para el reciclaje, así como en la orientación de los desempleados. El establecimiento de una certificación de la profesionalidad de las plantillas, que establezca estándares mínimos de los trabajadores de las empresas, a cargo de una agencia independiente. El propósito de esta medida es la introducción de incentivos para corregir parte de los problemas detectados en la puesta en marcha del sistema de formación profesional integral. El mismo debería generar una mayor contratación de trabajadores con las titulaciones de FP y aumentaría la demanda de certificaciones profesionales de aquellos que no dispongan de títulos pero si tengan experiencia suficiente. Aumentar la formación continua en las empresas, ya que existe una clara relación positiva entre la extensión de la formación a empleados y la productividad por hora trabajada. Además, es particularmente importante para España corregir la actual situación, puesto que nos situamos entre los colistas de los países de la UE15, tanto en términos de productividad, como en casi todas las variables de formación en las empresas. Abordar la reforma de la formación profesional, junto con la reforma del mercado laboral. Hay que tener en cuenta que ciertos aspectos del mercado laboral desincentivan la formación continua, como la excesiva temporalidad, los niveles de protección del empleo de ciertos colectivos, la falta de adaptación del sistema de prestaciones por desempleo a las necesidades de formación y la escasa flexibilidad de la jornada laboral. 6 REFORMAS ESTRUCTURALES: FINANCIACIÓN TERRITORIAL DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN: A lo largo de los últimos 30 años, España ha pasado de tener una estructura administrativa casi centralizada totalmente a situarse entre los países más descentralizados de la OCDE. Los Gobiernos regionales son con diferencia la mayor de las administraciones españolas, absorbiendo un 36% del gasto y un 54% de su personal, seguidas de la Seguridad Social con un 28,6% del gasto, la Administración Central con un 21,7% y las Corporaciones Locales con un 13,6%. El sistema de financiación regional español se divide entre el sistema foral que se aplica sólo en el País Vasco y Navarra, y el régimen común aplicado en el resto del país, aunque en Canarias con ciertas peculiaridades. En el primer sistema, las haciendas territoriales recaudan la práctica totalidad de los tributos y después transfieren al Estado una cuota que, en principio, debería cubrir la parte del coste de las competencias que el Estado continúa ejerciendo en todo el territorio nacional que les corresponde pagar a dichas comunidades en base a su renta. Por su parte, en el régimen común el Estado mantiene el control directo sobre buena parte de los rendimientos tributarios generados en dichos territorios y utiliza estos recursos para financiar sus propias competencias y para complementar los ingresos de las comunidades no forales de menor renta. Tras la reciente reforma se ha establecido un incremento significativo en el peso de las cesiones tributarias y modifica los vehículos y los criterios para repartir los recursos entre territorios. Se crea un nuevo Fondo denominado de Garantía que se nutrirá del 75% de los ingresos tributarios teóricos de las Comunidades Autónomas y una aportación del estado, que se repartirá año a año en proporción a sus necesidades de gasto1. El Fondo de Suficiencia se mantiene del modelo anterior y opera como recurso de cierre del sistema, asegurando que las necesidades globales de financiación de cada Comunidad en el año base se cubran con su capacidad tributaria, la transferencia del Fondo de Garantía y el propio Fondo de Suficiencia. Finalmente, se crean dos nuevos Fondos de Convergencia que tratan de introducir retoques finales en la distribución de recursos, con el objetivo de promover la convergencia en términos de renta per cápita (Fondo de Cooperación) y de financiación por habitante ajustado por los costes relativos de provisión de los servicios públicos (Fondo de Competitividad). 1 El criterio de reparto del Fondo de Garantía utiliza las siguientes variables: población (30%); superficie (1,8%); dispersión (0,6%); insularidad (0,6%); población 0-16 años (20,5%); población mayor de 65 años (8,5%); población protegida equivalente por siete tramos de edad (38%). Por ejemplo, el 30% del Fondo se reparte en proporción a la población regional y así sucesivamente. 7 PROPUESTAS: 1 Garantizar la igualdad efectiva en el acceso a los servicios públicos: Establecer un sistema permanente de cálculo del cupo que tienen que aportar las Haciendas forales, el cual se apoye en criterios objetivos económicos y no en una periódica negociación política. Restablecer el objetivo del sistema de financiación de las comunidades autónomas de garantizar la igualdad de acceso de los ciudadanos mediante una nivelación total de la capacidad de prestación de servicios de las distintas comunidades, frente a la garantía parcial, restringida a los servicios considerados fundamentales, resultante de la última reforma, y que puede dar lugar a un reparto más desigual en el futuro. Por ello, es imprescindible reforzar el estatus legal del principio de garantía de igualdad de acceso de los ciudadanos a los servicios públicos y clarificar su alcance mediante la incorporación a la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA) de una garantía explícita de que los recursos asignados a cada comunidad autónoma no dependerá de su capacidad fiscal, sino únicamente de sus necesidades de gasto. Eliminar todos los aspectos del sistema que alejan arbitrariamente sus resultados de los que se obtendría de las fórmulas de necesidades de gasto para reducir la gran disparidad en los niveles de financiación por habitante que no dependen de las diferencias en necesidades de gasto. Esto implicaría prescindir del Fondo de Suficiencia, excepto como vehículo para financiación de las competencias singulares, y los Fondos de Convergencia para pasar a repartir el conjunto de recursos de acuerdo con la fórmula de necesidades de gasto tal y como se aplica en las dotaciones del Fondo de Garantía. Con el fin de evitar fuertes recortes en la financiación de algunas comunidades autónomas, convendría hacer una transición suave desde la asignación actual. Introducir ciertas mejoras en el procedimiento para cuantificar las necesidades regionales de gasto mediante la utilización de información fácilmente disponible y sin pérdida alguna de transparencia. En este sentido, habría que recuperar una partida que permita sufragar los costes fijos ligados a las instituciones de autogobierno y a otros servicios autonómicos, incorporar al sistema las diferencias entre regiones en términos de sus niveles de precios y explorar la posibilidad de introducir una corrección por el nivel de renta per capita. 2 Reforzar el principio de responsabilidad fiscal: Dotar a las Comunidades Autónomas de competencias normativas sobre un tramo de los principales tributos indirectos, aunque el poder de decisión en los tramos autonómicos del IVA y de los impuestos deberá ejercerse de forma 8 colegiada por el conjunto de comunidades, que deberán fijar tipos uniformes en todo el territorio. Aumentar el grado de responsabilidad fiscal de los gobiernos regionales mediante un mayor control por parte de los ciudadanos y la eliminación del incentivo al exceso de gasto que se produce cuando el que disfruta de los beneficios políticos no soporta el coste político de pedir recursos a los contribuyentes. Se precisa una separación clara de los impuestos compartidos en el tramo estatal y autonómico que serían regulados de forma independiente y podrían tener tipos diferentes, abandonando los actuales porcentajes. Igualmente habría que elevar la visibilidad de ambos tramos en los recibos, las facturas y los impresos fiscales. Establecer una restricción presupuestaria regional más dura para favorecer que las Comunidades Autónomas dejen de considerar las transferencias de la hacienda central como la única fuente o, al menos, preferente de ingresos adicionales. Podría ser útil, la creación de algún obstáculo legal a la aportación de fondos extraordinarios al sistema de financiación por parte de la hacienda central, como por ejemplo el establecimiento en la LOFCA de la exigencia de que la aportación del Estado al sistema sólo pueda modificarse mediante la reforma de la ley ordinaria y la prohibición de aportaciones incondicionadas fuera del sistema. Conceder a las Comunidades Autónomas la potestad de introducir mecanismos de copago en algunos de los principales servicios públicos con el fin de que pueda convertirse en una fuente significativa de ingresos, habida cuenta de las presiones demográficas y el actual sistema de prestaciones sociales. Aunque se deberían aplicar criterios uniformes en todas las regiones, las Comunidades Autónomas tendrían libertad para modificar al alza o la baja sus tarifas, dentro de ciertos límites, pero asumiendo íntegramente las consecuencias presupuestarias de tales decisiones. 3 Dotar a la financiación autonómica de instrumentos que garanticen el Estado de Bienestar: Estabilizar los ingresos autonómicos ante las fluctuaciones del ciclo y dotar a los gastos de un sesgo de contención que contribuya a la racionalización y sostenibilidad a largo plazo, con el fin de garantizar las prestaciones de Estado de Bienestar que en una gran mayoría son gestionados por las Comunidades Autónomas. Una manera de solucionar esta situación es tratar de ligar los ingresos autonómicos a magnitudes corregidas que intentan aproximar lo que serían los ingresos tributarios en circunstancias normales, de manera que, al menos, una parte de la recaudación extraordinaria por encima de la norma de los tramos autonómicos del IVA, IRPF e Impuestos especiales en la parte alta del ciclo económico debería destinarse obligatoriamente a un Fondo de Estabilización presupuestaria que serviría para complementar los ingresos autonómicos en la parte baja del ciclo. Para evitar que las Comunidades 9 Autónomas puedan deshacer esta limitación de ingresos por otro vía, se deberían de restringir muy severamente sus posibilidades de financiación, imponiendo un objetivo de equilibrio presupuestario año a año similar al de las corporaciones locales. 4 Establecer poderes claros para el Estado sobre las haciendas autonómicas: Permitir que la Administración del Estado desempeñe un papel de liderazgo y coordinación, obligando en caso necesario a las autonomías a adoptar ciertas medidas impopulares. En este sentido, sería oportuno definir en la legislación sobre estabilidad presupuestaria situaciones concretas de emergencia presupuestaria en las que el Gobierno pueda imponer medidas extraordinarias, así como el alcance, la naturaleza y las Administraciones afectadas por ellas. Además, debería de poder imponer límites a la contratación por parte de las Administraciones Territoriales y disponer de un poder de veto sobre sus presupuestos. Someter a las Haciendas autonómicas a los mismos principios y reglas que debe cumplir la Hacienda Central en materia de estabilidad presupuestaria. En concreto, se debería establecer un techo de gasto vinculante, aprobado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, y aplicar el principio de equilibrio en las cuentas. Reforzar las obligaciones de información a la Administración Central que debe tener conocimiento, casi en tiempo real, de la ejecución presupuestaria de las Administraciones Autonómicas. Igualmente, se debería implantar un sistema nacional coordinado de control de pago a proveedores de las Administraciones Públicas, especialmente en las áreas de sanidad y de educación. 10 REFORMAS ESTRUCTURALES: LA JUSTICIA DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN El elevado número de casos pendientes en los juzgados y tribunales españoles, superó a finales de 2009 los tres millones, creciendo un 12,4% respecto del año anterior. Es decir, la congestión creciente es el principal problema de la justicia española. La cantidad de asuntos en trámite se mantuvieron casi constantes durante la primera mitad de la década, pero desde 2004, cuando se situaba en unos dos millones, arrancó una tendencia al alza que acabó por dispararse en 2008 y 2009. De acuerdo con las diferentes jurisdicciones, en el ámbito contencioso-administrativo finalizó 2009 con un volumen de asuntos en trámite equivalente al 122% del número de asuntos ingresados, mientras que en el civil fue de un 66%, en lo social del 54% y en lo penal de un 17%. Entre las diferentes causas de estos incrementos se encuentran la dinámica del ciclo económico que favorece la litigiosidad civil (concursos, y embargos) y social (reclamaciones por terminaciones de contratos laborales o reclamaciones por invalidez), la promulgación de determinada legislación en lo penal (sobre violencia de género y de tráfico) y los juicios sobre extranjería en los contencioso-administrativos. Teniendo en cuenta que el presupuesto total del Estado y las Comunidades Autónomas destinados a la Justicia en 2009 fue de 3.558 millones de euros y que las sentencias dictadas por jueces y magistrados ascendieron a 1.623.122, se puede obtener uno de los indicadores más característicos del proceso judicial: cada sentencia costó al contribuyente 2.192 euros. PROPUESTAS Medidas para reforzar la eficiencia y la rapidez en los distintos órdenes jurisdiccionales: • En el orden jurisdiccional civil se debería: - incrementar la cuantía de los juicios verbales desde los 6.000 euros actuales, hasta 25.000 o incluso 50.000 euros - Elevar la cuantía del procedimiento monitorio desde 250.000 hasta 500.000 euros y limitar drásticamente la posibilidad de desviar el asunto al juicio ordinario que corresponda por el simple procedimiento de presentar un escrito de oposición (el procedimiento monitorio dura de media 7,7 meses y el ordinario 12,2 meses). - Aumentar la cuantía de los juicios que no requerirían defensa de un abogado hasta los 1.500 euros con la condición de facilitar al secretario judicial una dirección de correo electrónico a efectos de notificación. - Introducir modificaciones en el sistema de recursos, reservando el de reposición a la impugnación de errores materiales manifiestos aunque manteniendo siempre 11 la exigencia de la protesta en el acto y estableciendo una tasa especial fija pero disuasoria para determinadas apelaciones. - Desjudicializar los procedimientos de jurisdicción voluntaria. • En el orden jurisdicción penal se deberían: - Convertir determinadas falta en “semipúblicas”, que serían únicamente perseguibles a instancias del agraviado, frente a las “públicas”, perseguibles de oficio. - Dejar sin contenido algunas o todas las faltas contra intereses generales y contra el público de los títulos III y IV del Libro III del Código Penal, puesto que la intervención administrativa sería más efectiva. - Analizar la institución de la responsabilidad civil derivada de delito o falta a efectos de limitar al máximo el recuso al orden jurisdiccional penal para ventilar cuestiones de responsabilidad civil. • En cuanto al orden jurisdiccional contencioso-administrativo se podría: - Ampliar el ámbito de actuación por cuantías del procedimiento abreviado de 13.000 a 50.000 euros. - Establecer que las consultas vinculantes de la Dirección General de Tributos sean directamente recurribles ante los tribunales, ya que incrementaría la seguridad jurídica y reduciría el volumen de litigiosidad. - Potenciar los mecanismos de extensión de las sentencias judiciales y suprimir la doble instancia económica-administrativa y considerarlo con los Tribunales Económico-Administrativos dado que añaden escaso valor al proceso de depuración jurídica, aumenta los costes e incentiva la interposición de recursos o reclamaciones marginales. • En el orden jurisdiccional social se debería: - Limitar la posibilidad de recurrir en suplicación las sentencias que dicten los Juzgados de lo Social en los procesos de impugnación de alta médica, así como en los casos de sentencias íntegramente desestimatorias sobre el grado de incapacidad permanente aplicable, y en los de las dictadas en reclamaciones cuya cuantía no exceda los 3.000 euros. - Adoptar medidas gestionadas por el Secretario Judicial tendentes a reducir el número de suspensiones derivadas de la verificación previa del cumplimiento de los requisitos para la celebración del juicio. Medidas de oferta destinadas a reducir los costes de funcionamiento. • Procurar que las intervenciones concretas que se prevean masivas porque hayan de afectar a muchos ciudadanos cada año sean preferentemente administrativas y sólo penales cuando sea estrictamente necesario, con el fin de evitar el empleo de la Justicia como una agencia reguladora. • Establecer nuevas demarcaciones judiciales teniendo en cuenta las realidades económicas y políticas del Estado de las Autonomías. 12 • Dividir en dos niveles la actual justicia de instrucción y de primera instancia. El primer para los asuntos más sencillos y el segundo para los de mayor complejidad. En cuanto al primer nivel se deberían, por un lado, integrar las oficinas judiciales que existen en cada órgano unipersonal en un servicio especializado de trabajo de un único tribunal de cada demarcación y, por otro, estructurar los servicios comunes de la oficina judicial con estrictos criterios de organización empresarial y generar economías de escala procedentes de la especialización en tareas administrativas. • Sustituir la Audiencia Nacional por dos tribunales centrales independientes: el Tribunal Central de lo Contencioso-Administrativo y el Tribunal Central de lo Penal. • Atribuir la ejecución de la política de dotaciones, la investigación penal, al Ministerio Fiscal, así como tender, tras un debido análisis, a la supresión de las Audiencias provinciales, de manera que sus competencias de apelación que no recayeran en los tribunales de instancia deberían pasar a ser asumidas por los Tribunales Superiores de Justicia. • Asegurar que el Tribunal Supremo cumpla misiones de estricta unificación de doctrina o en interés de la ley, así como que se establezca por ley el carácter vinculante de su jurisprudencia. • Garantizar en un plazo de tres años la completa interoperabilidad entre los sistemas informáticos de los juzgados y tribunales españoles, para que los jueces y magistrados puedan acceder en tiempo real a todos los procedimientos en trámite y los finalizados con posterioridad a la fecha que se fije. Medidas para mejorar la carrera judicial: • Destinar una parte significativa del programa de la escuela judicial a los aspectos relacionados con las instituciones básicas de la economía productiva y las cuestiones normativas más frecuentes. • Modificar los requisitos de ingreso a la carrera judicial y fiscal para enriquecer y diversificar la formación de jueces y magistrados, mediante la posibilidad de hacer uso de los conocimientos adicionales de que disponen los candidatos con otro título universitario en las pruebas de acceso. Medidas de demanda que incidan sobre los costes privados de acceso a las justicia en casos claramente justificados: • Evitar la judicialización de procesos que puede resolver mejor la Administración pública y reducir la tendencia a incrementar la criminalización de conductas, de manera que se confíe la tarea de controlar y sancionar determinados comportamientos a instancias administrativas, particularmente en materias de tráfico. 13 • Promover el uso de medios alternativos de solución de conflictos. Entre ellos, uno muy cercano al proceso judicial y de efectos muy similares es la transacción, cuyo empleo debería potenciarse en las futuras reformas del sistema procesal. Asimismo, es preciso impulsar la institución del arbitraje, tanto en el ámbito administrativo, como en el ámbito privado. • Incorporar medidas legales que permitan evitar el uso estratégico de la litigación. Por ejemplo, el rechazo injustificado de una transacción que hubiera resultado mejor o tan beneficiosa como el resultado del proceso judicial debería ser una de las causas de condena en costas o ser incorporada como una de las manifestaciones de la ausencia de buena fe procesal. • Aproximar los costes reales en determinados supuestos, sobre todo en aquellos casos en los que el coste de cada nueva demanda es cero. No obstante, es preciso la existencia de un mecanismo de justicia gratuita para la defensa de sociedades mercantiles en dificultades económicas y que precisen reclamar judicialmente sus créditos por deudas públicas o privadas. • Reformara el sistema de imposición de costas para evitar que los Abogados de la Administración pública reciban una doble retribución. • Finalmente, promulgar una legislación con una mayor claridad, calidad y estabilidad que la actual, dado que evita imperfecciones y dudas que provoca parte de la actual litigiosidad. 14 REFORMAS ESTRUCTURALES: EL SISTEMA SANITARIO DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN El desarrollo económico ha favorecido la creación y la extensión de los sistemas sanitarios en los países avanzados, lo que ha supuesto uno de los mayores logros del sistema de bienestar. Además, el futuro aumento de la riqueza de la población española irá acompañado de una mayor dedicación de la renta al cuidado de la salud, ya que la demanda de servicios sanitarios tiene un alta elasticidad renta, como demuestra su desarrollo en economías más ricas. No obstante, nos encontramos en una sociedad donde los recursos son escasos y las necesidades infinitas y, por ello, es preciso analizar los elementos que conforman el sistema sanitario actual y que van a determinar en un futuro. En este sentido, hay que destacar que el envejecimiento de la población provocará que en tres décadas los 7 millones y medio de personas mayores de 65 años se duplicarán, con el consecuente incremento del gasto sanitario asociada a las personas de más edad. Asimismo, existen otros dos retos para el futuro del sector. El primero se refiere a la sostenibilidad de la situación actual, en la que los médicos españoles tienen unos salarios significativamente inferiores a los de sus homólogos extranjeros, (y con frecuencia también en productividad). El segundo, concerniente a la financiación de los nuevos productos médicos cuyo valor añadido y su coste crecen muy rápidamente, planteando serias dificultades para el gestor que lo sufraga. En definitiva, nos encontramos ante un momento clave para acometer, antes de que sea demasiado tarde, una reforma del sistema sanitario que experimentará a medio y largo plazo un incremento de la presión para gastar más, así como unas restricciones presupuestarias más estrictas. Habida cuenta de la magnitud del reto, es preciso aplicar un enfoque global que persiga mejorar la gestión de la demanda y optimizar la oferta. PROPUESTAS Para mejorar la demanda: • El sistema sanitario no cuenta con límites a la cobertura cuyo resultado es que el actual sistema público paga todo tipo de prestaciones, sin hacer distinción entre lo esencial y lo prescindible. Para ello, es necesario elaborar un catálogo de prestaciones públicas y eliminar aquellas cuyo coste-eficacia sea negativo o sean consideradas claramente prescindibles. 15 • Promover un consumo responsable. España es uno de los pocos países que no ha introducido mecanismos de cobro directo por la atención primaria y especializada, lo que induce al abuso de los mismos, (la frecuencia para acudir al médico es en España un 40% superior la media de la Unión Europea), cuyas únicas limitaciones son el tiempo que se pierde en la espera y el desembolso parcial de los medicamentos. El establecimiento de una aportación por parte del paciente o copago permite resolver dos problemas: el uso excesivo y la escasa valoración de los servicios. El mecanismo de copago tiene que garantizar la equidad y el acceso al sistema de salud y, por ello, los grupos sociales de menor renta y los que requieran unos cuidados especiales deben beneficiarse de exenciones o reducciones de cuota, y la cuota general debe evitar que sea tan elevada que reduzca la demanda necesaria que produzca un empeoramiento del estado de salud de la población a futuro. En este contexto, la propuesta del documento puede servir de base para su implantación: el establecimiento de un copago en el caso de atención primaria y especializada de 2 euros para las rentas medias y de un 1 euro para las rentas bajas; y de un copago entre cuatro y cinco veces más para las urgencias. En el caso de los fármacos, pasar de un 40% de copago por parte de los trabajadores activos a un copago del 45-50%, aunque las rentas bajas podrían pasar del 40% al 10%. Los pensionistas tendrían un tratamiento similar a los trabajadores activos, donde se distinguiría por renta y con unos porcentajes similares. Habría excepciones importantes como los enfermos crónicos que seguirían con un copago del 10% y la cantidad límite para el copago sería de 150-200 euros. Dichas medidas proporcionarían un ahorro de unos 2.750 millones de euros. En cuanto a su aplicación práctica, se podría utilizar el pago electrónico mediante la recarga de una tarjeta que permita el descuento inmediato al recibir la prestación, siendo las farmacias los principales lugares de recarga de la misma. Asimismo, existen otros mecanismos para fomentar un consumo responsable como las facturas sombras para dar a conocer el coste real del servicio; la creación de centros de atención e información telefónicos/Internet; y el otorgamiento de la capacidad de elección al paciente. • Impulsar políticas de prevención. A partir de la experiencia de algunos países de nuestro entorno se observa que fomentar la prevención y la monitorización de los propios pacientes, así como la puesta en marcha de planes integrales de salud pública que promuevan hábitos saludables que han demostrado ser muy efectivos para reducir factores de riesgo y controlar la posible incidencia de enfermedades. Además, el precio de los medicamentos deberían volver a figurar en sus envases. • Cerrar el proceso de universalización de la asistencia sanitaria a todos los nacionales y los extranjeros no comunitarios con permiso de residencia. Existe un número considerable de personas (unas 150.000 en 2005) que no tienen derecho a la asistencia sanitaria a cargo del Sistema Nacional de Salud, porque han agotado la prestación contributiva por desempleo, han cerrado sus negocios o son profesionales 16 pertenecientes a un Colegio que tenga sus propios instrumentos de protección social. Por tanto, es necesario desligar el reconocimiento por parte de la Seguridad Social del derecho a la asistencia sanitaria, puesto que ya no se financia ningún gasto sanitario con cargo al sistema de protección social y porque es un imperativo legal. Para los visitantes extranjeros no comunitarios se podría establecer un mecanismo de compensación de los gastos causados, como por ejemplo, una tasa en los sistemas de transportes con carácter finalista para la sanidad. • Clarificar el modelo del mutualismo administrativo correspondiente a MUFACE, MUGEJU e ISFAS (que cubren a los funcionarios de la Administración General del Estado, de la Judicatura y de las Fuerzas Armadas, respectivamente) y estudiar en profundidad dichos sistemas, puesto que cuando los funcionarios eligen provisión privada parece tener unos costes menores que el Sistema Nacional de Salud. • Reforzar el papel de la sanidad privada. Para ello, se debería avanzar en la colaboración público privada y establecer unos requisitos nacionales de homologación de los centros, con un sistema homogéneo de medición de resultados y de calidad, para que el sector privado pueda ser un proveedor de servicios sanitarios en igualdad con los centros públicos. Por el lado de la oferta de prestaciones sanitarias: • Reformar la gestión de los recursos humanos con el fin de implicar y motivar a los profesionales. En la atención primaria, los médicos deberían tener la suficiente autonomía para gestionar un área sanitaria, sobre la base de unos objetivos de salud y un presupuesto limitado. En la atención especializada, la mayor participación de los profesionales se consigue mediante la dotación de mayor autonomía de gestión a las unidades clínicas y la remuneración en función de resultados. Por otra parte, es preciso evaluar los distintos tipos de gestión existentes, bajo el punto de vista exclusivamente técnico, y apostar por la forma que se demuestre mejor para la sostenibilidad del sistema sanitario, conscientes de que para lograr una mayor eficiencia es necesaria la autonomía de gestión de los hospitales. • Obtener ganancias de productividad. Las mismas se pueden obtener a corto plazo gracias a la externalización de los servicios no sanitarios y, a más largo plazo, mediante la elaboración de planes integrales cuyo objetivo sea dedicar la mayor parte del tiempo posible a actividades que creen valor en el paciente. Para conseguirlo es necesario trabajar mediante gestión de procesos y en el marco de un programa de calidad total, que incluya sistemas informáticos adecuados, la eliminación progresiva del papel y la orientación a una ventanilla única. Además, los centros sanitarios deben trabajar de manera programada en jornada de mañana y tarde, con evaluaciones de los rendimientos asistenciales. • Mejorar la calidad y los resultados. La creación de unidades acreditadas para determinadas patologías muy graves aumentará la calidad del servicio, gracias a su mayor dedicación y especialización. La creación de centros de referencia debe ir 17 acompañado del pertinente apoyo para el desplazamiento del paciente. Por otra parte, el aumento de la transparencia permite detectar oportunidades de mejora. En este sentido, se podría utilizar la infraestructura de la Agencia de la Calidad del Sistema Nacional de Salud para elaborar anualmente y a nivel nacional una comparativa de desempeño de los servicios sanitarios que incluyan resultados por Comunidades Autónomas, centros sanitarios, y servicios clínicos. • Gestionar la innovación. Habida cuenta de la necesidad de gestionar de manera proactiva la innovación, el desarrollo terapéutico y las prestaciones actuales para asegurar la sostenibilidad del sistema sanitario en España, se podría realizar una refundición de la Agencia de evaluación de Tecnologías Sanitarias, con la participación de las Comunidades Autónomas. Esta debería tener la capacidad ejecutiva de detallar la cartera de prestaciones del sistema nacional de salud, establecer criterios de priorización del gasto y determinar la financiación o no de la innovación a través de metodologías que evalúen el coste y la eficiencia de la misma. • Farmacias. En relación con el gasto farmacéutico se debería avanzar en la prescripción por principio activo y que la Agencia Europea del Medicamento debería establecer nuevos criterios que definieran cuales son los fármacos realmente innovadores y, por tanto, no sometidos a este tipo de prescripción ni a precios de referencia. Asimismo, habría que explorar la posibilidad de una central de compras nacional de medicamentos de uso hospitalario. En cuanto a las oficinas de farmacia se podrían realizar ciertas mejoras. Por ejemplo, las distancias mínimas de establecimiento tendrían que cambiarse por isócronas máximas de acceso de los ciudadanos a las farmacias. La posibilidad de dar entrada a cadenas farmacéuticas que asuman la instalación y funcionamiento de oficinas en ubicaciones poco rentables, como contrapartida a otras situadas en lugares estratégicos. Finalmente debería derogarse el Real Decreto Ley 5/2000 de medidas urgentes de contención del gasto farmacéutico público y de racionalización del uso de los medicamentos, aunque tendría que establecerse un sistema de márgenes no general, ni basado únicamente en el precio. • Crear la Agencia Ejecutiva para el Sistema Nacional de Salud. Ésta integraría los instrumentos que inciden sobre los aspectos del Sistema que resultan determinantes para garantizar la interterritorialidad de las actuaciones y para el funcionamiento coordinado y homogeneizado de los diversos servicios de salud autonómicos. Para más información: ERICA ALONSO ALBA Jefa de prensa del IEE 91 782 05 83 ealonso@ieemadrid.com 18 19