La crisis llega al mundo en desarrollo

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l Internet en África
l La crisis global y el nuevo
“Consenso de Washington”
Montevideo Uruguay - Jueves 30 de octubre 2008 - Nº 75 - Distribuido con la diaria
l Desregulación financiera
y crisis sistémica
L
a crisis financiera mundial
comenzó en Occidente pero
golpea ahora y muy fuerte a
los países en desarrollo, a medida que
sus mercados accionarios y monedas
caen y los fondos extranjeros
comienzan a irse.
El viernes 24 de octubre hubo un
abrupto descenso de los mercados
accionarios –entre ocho y once por
ciento en Japón, Corea, Singapur
y Hong Kong, cinco por ciento en
Gran Bretaña y Alemania, y 3,6 por
ciento en el promedio industrial del
índice Dow Jones en Estados Unidos.
Y esta semana se inició confirmando
la tendencia.
Hubo más signos de recesión. Por
ejemplo, la producción económica
del Reino Unido se contrajo 0,5 por
ciento en el tercer trimestre, y un
índice de la producción del sector
privado de la eurozona (quince
países europeos) cayó en octubre
al ritmo más pronunciado de los
últimos diez años.
Los economistas de la empresa
financiera J.P. Morgan estimaron que
el PIB de Estados Unidos cayó un
0,5 por ciento en el tercer trimestre
de este año y que caerá un cuatro
por ciento en el cuarto, y que los
países europeos tendrán caídas aún
más pronunciadas hasta mediados
de 2009.
También cayeron las ventas de
los comercios y de automóviles,
que constituyen señales de una
disminución del gasto en el
consumo a medida que la recesión
afecta los ingresos familiares de los
países ricos.
Numerosos países en desarrollo
y de Europa oriental también tienen
graves problemas. Algunos ya
entraron a la zona de la bancarrota y
otros se están aproximando.
Analistas y expertos influyentes
ya no describen la situación
como la peor desde la Gran
Depresión. “Ésta es una crisis
única y posiblemente la mayor
crisis financiera de este tipo en
la historia humana”, declaró el
vicegobernador del Banco de
Inglaterra (central), Charles Bean.
La crisis llega
al mundo
en desarrollo
Martin Khor
Alguna vez se pensó que los
países en desarrollo estaban
“desconectados” de una recesión
occidental, pero esa teoría se hizo
trizas a medida que la crisis los
golpea aún más que a los países
desarrollados.
La crisis “amenaza con socavar
todos nuestros logros y avances”,
advirtió el secretario general
de las Naciones Unidas, Ban Ki
Moon, en una reunión celebrada
el viernes 24. “Los progresos que
hemos hecho para erradicar la
pobreza y la enfermedad. Los
progresos por combatir el cambio
climático y promover el desarrollo.
Por asegurar que la gente tenga
suficiente para comer… Podría ser
el golpe final al que muchos de los
más pobres entre los pobres del
mundo sencillamente no podrían
sobrevivir”.
Los países en desarrollo se han
visto afectados por la caída de los
precios de sus productos básicos
de exportación. El precio del trigo
cayó cuarenta y cinco por ciento
entre marzo y la primera semana de
octubre, mientras que el del cobre
estaba al 22 de octubre cincuenta y
cuatro por ciento por debajo de su
marca más alta en julio y treinta y
nueve por ciento por debajo de un
año atrás.
A medida que las monedas se
desploman con respecto al dólar, o
caen sus ganancias por exportaciones,
más países se enfrentan al
incumplimiento de la deuda. La
semana pasada Pakistán hablaba con
el Fondo Monetario Internacional
sobre un posible préstamo para evitar
caer en mora.
El capital extranjero también
está abandonando numerosos países
en desarrollo. Los que no tienen
suficientes reservas de divisas son
susceptibles a la crisis.
La semana pasada hubo
grandes movimientos de capital
extranjero debido al retroceso de
la especulación con el yen. Los
especuladores habían tomado
préstamos en yenes en Japón,
debido al bajo tipo de interés, e
invirtieron en activos en otros países
que pagaban intereses más altos.
A medida que las monedas de esos
países se depreciaron y el yen subió,
resultaba más lucrativo conservar esos
activos y hubo una estampida para
liquidar los préstamos en yenes, lo
que a su vez contribuyó a aumentar
el valor de la moneda japonesa (en
sólo una semana aumentó ocho por
ciento con respecto al dólar, trece
por ciento con respecto al euro y
dieciocho por ciento con respecto al
dólar australiano).
Las bolsas cayeron también
abruptamente en los mercados
emergentes: el índice bursátil de
activos emergentes MSCI cayó quince
por ciento, alcanzando niveles de
hace cuatro años.
El Financial Times informó que
las bolsas, bonos y monedas de los
mercados emergentes sufrieron
abruptas caídas en medio de
una creciente aversión al riesgo.
Entre los países más afectados,
considerados de alto riesgo debido
a su gran endeudamiento, figuran
Corea del Sur, Sudáfrica, Argentina,
Ucrania, Hungría, Serbia y Turquía.
Pero también fueron afectadas
economías más fuertes, como
China y Brasil.
Líderes políticos anunciaron
la semana pasada su intención de
actuar contra la crisis. Primero
fue la invitación del presidente de
Estados Unidos, George W. Bush,
a celebrar una cumbre de veinte
países a mediados de noviembre en
Washington, para discutir nuevas
reglamentaciones y normas para el
sistema financiero mundial.
Le siguió el anuncio del presidente
de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, Miguel d’Escoto,
sobre la formación de un grupo de
expertos dirigido por el premio Nobel
de Economía Joseph Stiglitz, para
recomendar reformas al sistema.
Y el sábado pasado, una reunión
de gobernantes europeos y asiáticos
en Beijing emitió una declaración
comprometiéndose a adoptar
medidas y reformar el sistema
mundial. Una reunión de la “Asean
más Tres” (China, Japón y Corea
del Sur), colateral a la reunión de
Beijing, reafirmó la intención de
crear un gran fondo regional para
ayudar a los países en situación
financiera difícil.
Es poco probable que estos
anuncios frenen la pérdida de
confianza de los inversionistas y la
sostenida caída de los mercados,
ya que la recesión apenas si ha
empezado y todavía tiene un largo
camino por delante. Los gobiernos
tendrán que hacer bastante más
en términos monetarios, fiscales y
macroeconómicos para controlar el
desastre en marcha. n
Martin Khor es director de Third World
Network (TWN).
agenda Global - montevideo uruguay - I
brahima Yade sube la escalera
que lleva al piso que alberga a
su pequeña y flamante empresa
de economía social SeneLogic,
cuyo lema es “La senegalesa del
software libre”. Desde lo alto de
sus dos metros, Ibrahima, de unos
cuarenta años, informa a sus cuatro
colegas más jóvenes que la sesión de
programación deberá interrumpirse
por un corte de electricidad.
SeneLogic, bastante famosa en
el barrio Sacré-Coeur de Dakar,
la capital de Senegal, avanza pese
a las dificultades vinculadas a la
infraestructura. En el emporio de
la telefonía celular barata que es
Senegal, el acceso a Internet de
banda ancha marca un contraste. A
modo de ejemplo, SeneLogic paga
por su conectividad cinco veces más
que una compañía de Berlín, y siete
veces más que una de Montreal.
Esta Internet fuera de precio,
poco confiable o poco accesible,
entierra a las economías africanas en
un subdesarrollo inaceptable.
Un problema histórico
y estructural
Quien dice Internet de banda ancha o
alta velocidad da por sobreentendido
que se trata de una infraestructura
de fibra óptica. Claro que la Internet
inalámbrica existe, pero si hablamos
de alto rendimiento, entramos en el
terreno de las dorsales, la artillería
pesada que permite la transferencia
de datos multimedia. Estas dorsales
son, precisamente, las que hacen
confiable y rápida la experiencia de
Internet. No obstante, sucede que en
las costas africanas hay una penosa
falta de cables submarinos.
¿Acaso falta dinero? “No”, dice
Mike Jensen, autor del documento
“Los costos de interconexión”,
publicado por la Asociación para
el Progreso de las Comunicaciones
(APC). Y debemos constatar que en
materia de telecomunicaciones, el
maná financiero es gigantesco y que,
hasta el momento, ningún operador
africano ha quebrado.
La telefonía móvil es el motor que
genera esas monstruosas ganancias
en toda África Occidental. Ibrahima
Yade, al igual que tres millones de
sus compatriotas, utiliza los servicios
de telefonía celular de la compañía
Orange. Esto equivale a un cuarto
de la población. La cifra muestra el
intenso apetito de los senegaleses por
las comunicaciones baratas. A título
comparativo, la telefonía celular Bell
suma “no más de” seis millones de
usuarios en Canadá, es decir, una de
cada cinco personas.
Según Mike Jensen, la causa del
elevado costo de Internet radicaría en
el carácter monopólico de los
Internet en África
Una estafa
bien organizada
Los africanos pagan de cinco a diez veces más que los canadienses para acceder
a Internet y la conexión es aún más cara en el medio rural. Lo más indignante es
que los consumidores no tienen la culpa. La siguiente es una pequeña excursión
Conectarse a nivel
subregional
por el lado oscuro de Internet.
Frédéric Dubois
operadores de las telecomunicaciones
africanos. En gran parte controlados
por intereses europeos o
estadounidenses, son poco proclives a
desarrollar dorsales de Internet.
Jensen señala que los operadores
sacan así partido de su situación,
cobrándoles a los proveedores de
servicios de Internet locales, “que
tienen que pagar en las dos puntas de
sus conexiones internacionales”, es
decir, al descargar datos desde arriba
y hacia abajo.
Esta Internet fuera
de precio, poco
confiable o poco
accesible, entierra
a las economías
africanas en
un subdesarrollo
inaceptable.
Ibrahima Yade y los suyos tendrán
que hacer malabarismos para
llegar a cubrir el excesivo abono de
conectividad, que asciende a más
de 210 dólares por mes. El caso de
Sonatel, que desde 2002 cuenta con
un acceso directo al cable submarino
SAT-3, es flagrante. Este operador
único de Senegal, que pertenece
en un cuarenta y tres por ciento a
France Télécom, les pasa la factura
a los proveedores de servicios de
Internet de África Occidental.
Estos últimos tienen que hacer
transitar obligatoriamente su tráfico
internacional por Sonatel. Países
como Mali, Guinea Bissau y Burkina
Fasso dependen enteramente de este
“acceso al mar” senegalés, lo que
Telkom, intentaron hacer naufragar
el asunto. Su visión respecto de los
acuerdos de interconexión de tránsito
se denomina “homologación” en la
jerga de las telecomunicaciones. Pero
este tipo de trueque representaría
una amenaza para las ganancias a
corto plazo de estas empresas.
En consonancia con el punto de
vista del sudafricano Mike Jensen,
Mohamed Diop machaca: “Lo que
queremos es que lo que África está
gastando en el acceso a Internet, en
la conectividad, vaya al desarrollo de
la infraestructura”.
significa unos costos exorbitantes y
una confiabilidad particularmente
condicionada por los numerosos
cortes de electricidad de este país.
Como un pachá, Sonatel embolsa
las ganancias sin reinvertir en el
desarrollo de infraestructuras de
telecomunicación. Pero el operador
también es víctima, ya que debe
pagar a los países desarrollados los
costos del tránsito hacia arriba. En
efecto, Sonatel se ata las manos en un
acuerdo de tránsito con uno de sus
accionistas más importantes, France
Télécom. Las sumas faraónicas que los
clientes africanos gastan para acceder
a Internet migran pues a Europa.
“Esta subvención invertida hacia el
norte ha exacerbado los desequilibrios
entre las regiones desarrolladas y en
desarrollo”, explica Mike Jensen.
No sólo France Télécom u otras
empresas occidentales son la causa
de esta incongruencia. También
son responsables los directivos de
Sonatel y de las otras empresas de
telecomunicaciones africanas, así como
los líderes políticos del continente.
Romper la mentalidad
de consumidor
“Todos los países africanos pueden
lograrlo, si deciden hacerlo”, aventura
Mohamed Diop, ingeniero en
telecomunicaciones senegalés. Y afirma:
“Nosotros debemos ser considerados
pares de Europa, de los demás países
africanos y de Estados Unidos”.
En junio, Mohamed Diop estuvo
de paso por el taller fundacional de
GOREeTIC, una red de la sociedad
civil comprometida con la reforma
del sector de las telecomunicaciones
africanas. Este ex funcionario de
Sonatel ya había esgrimido su punto
de vista en el foro sobre gobernanza
de internet de Río de Janeiro, en
diciembre de 2007. Algunas empresas
del continente, como la sudafricana
Además del acceso a las dorsales
submarinas, algunos especialistas de
las telecomunicaciones sostienen que
habrá que crear dorsales que recorran
todo el continente. Para lograrlo,
ellos defienden el modelo del acceso
abierto. Dentro de este modelo,
experimentado especialmente en
Asia, un montaje financiero abierto
a todo tipo de inversores (grandes
empresas, gobiernos, pequeños
proveedores de servicios de Internet
organizados en asociaciones, grupos
de usuarios) permitiría inyectar
los fondos necesarios para la
instalación de infraestructuras de
telecomunicaciones que beneficien a
todos los socios.
Para conseguirlo, la sociedad civil
y el sector de las telecomunicaciones
africanas deben modificar sus
prácticas, a fin de colaborar más entre
sí. En cuanto a las grandes sociedades
predadoras, en su mayoría europeas,
se las debe obligar a rever sus acuerdos
con los operadores africanos.
La implementación de la
red GOREeTIC pretende ser la
respuesta de la sociedad civil a
este desafío de interconexión. La
actividad de la red no es invertir,
sino más bien aceitar, para que
en las altas esferas políticas y
económicas, los actores de África
Occidental y Central hagan que las
cosas cambien. Esto requiere buscar
soluciones conjuntamente con los
parlamentarios, reunir a la sociedad
civil y a los pequeños proveedores
de servicios de Internet, y ocuparse
de las agencias reguladoras
subregionales.
Este objetivo no está fuera de
la realidad, ya que en el ámbito
de Internet, África no siempre
llevó las de perder. Por ejemplo,
logró romper enérgicamente esta
dinámica de simple consumidor en
el campo de las direcciones de IP,
esos números que identifican a cada
computador conectado a Internet. A
fuerza de dar batalla, la organización
AfrinIC vio la luz del día, y hoy
administra las direcciones de IP del
continente. n
Este artículo se publicó en el mensuario
Alternatives, le journal de Montreal,
el 20 de agosto de 2008.
Traducción de Asociación para el Progreso
de las Comunicaciones (APC): www.apc.org
- agenda Global - montevideo uruguay
SUNS
South-North Development Monitor
U
n día antes de que el
nuevo grupo de alto nivel
de las Naciones Unidas,
presidido por el premio Nobel
de Economía Joseph Stiglitz, se
reúna este jueves para discutir
sobre la crisis financiera global y
dos semanas antes de que Estados
Unidos sea sede de la reunión del
Grupo de los 20 (G-20) para tratar
el mismo tema, una coalición de
550 organizaciones de la sociedad
civil pertenecientes a ochenta y
ocho países emitió una declaración
reclamando una respuesta
verdaderamente global a la crisis
mundial en la que formulan varios
principios para conseguirla.
“Por supuesto que es imperativo
llegar rápidamente a un acuerdo
sobre las medidas para hacer frente
a la crisis y proteger de los impactos
de ésta a los trabajadores comunes, a
los hogares de bajos ingresos y a otros
sectores muy vulnerables”, dijo Lidy
Nacpil de Jubileo Sur-Movimiento
sobre Deuda y Desarrollo de Asia/
Pacífico. “Dado que los impactos
serán mayores sobre las personas más
pobres, en las economías emergentes
y en los países en desarrollo, ¿no
deberían tener voz los gobiernos de
todos los países y los pueblos en lugar
de sólo quienes son responsables de
esta crisis?”, se interrogó.
“Las políticas que los gobiernos
del Norte, el Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional
han perseguido durante los
últimos treinta años han fracasado
espectacularmente”, dijo Vitalis Meja,
de Afrodad (African Forum and
Network on Debt and Development).
“Y a pesar de eso, ahora la respuesta
es juntarse veinte gobiernos de
países desarrollados para un nuevo
Consenso de Washington”.
Roberto Bissio, coordinador de
Social Watch, una red de coaliciones
ciudadanas que monitorea el
compromiso de los gobiernos con
Nuevo y antidemocrático
“Consenso de Washington”
no resolverá la crisis global
respecto a la erradicación de la
pobreza y la equidad de género,
en más de sesenta países en todo
el mundo, aseguró que “cualquier
intento por parte de los países más
poderosos de llegar a un acuerdo sin
hacer frente a una consulta pública y
sin la participación de la mayoría de
los países del mundo a través de un
proceso inclusivo, socavará aún más la
confianza pública”.
cualquier intento por
parte de los países más
poderosos de llegar a un
acuerdo sin hacer frente
a una consulta pública
y sin la participación de
la mayoría de los países
del mundo a través de
un proceso inclusivo,
socavará aún más la
confianza pública.
La declaración postula que
cualquier cumbre mundial futura
deberá mantener los siguientes
principios:
l Involucrar a todos los gobiernos
del mundo.
l Que exista en el proceso una
participación significativa de la
Estados Unidos ya no nombrará al presidente del Banco Mundial. La tradición de
l
que Estados Unidos elija unilateralmente al presidente del Banco Mundial se romperá cuando termine el
actual período en 2012, después de que el secretario
de Desarrollo británico, Douglas Alexander, negociara
un acuerdo para abrir el puesto a candidatos de cualquier país. Sin embargo, aún no está claro si el actual
presidente de la institución, Robert Zoellick, ocupará
el cargo en forma automática por otros cinco años o
competirá en un proceso de selección abierto y meritocrático para permanecer en él.
Respaldado por los países europeos y en desarrollo,
Alexander superó la resistencia de Estados Unidos y Japón para una reforma que “otorga la posibilidad de que
los candidatos sean nominados independientemente de
sociedad civil, grupos de ciudadanos
y movimientos sociales.
l Establecer un calendario claro
para las consultas regionales con los
grupos más afectados por la crisis.
l Que tenga un alcance global para
hacer frente a toda la gama de temas
e instituciones involucradas.
l Que exista transparencia,
con propuestas y proyectos de
documentos puestos a disposición del
público y discutidos mucho antes de
la reunión.
Asimismo, la declaración reclama
que las Naciones Unidas convoquen
a la cumbre en su calidad de órgano
representativo a nivel mundial. n
La totalidad de las firmas que apoyan
la declaración se encuentra disponible
en: www.choike.org/bw2
Contactos:
Lidy Nacpil, coordinadora regional de
Jubileo Sur-Movimiento sobre Deuda
y Desarrollo de Asia/Pacífico, Filipinas:
lnacpil@jsouth.org
Vitalis Meja, director de programas
de African Network on Debt and
Development (Afrodad), Zimbabue:
vitalis@afrodad.co.zw
Roberto Bissio, coordinador de Social
Watch, Uruguay: rbissio@item.org.uy
Jesse Griffiths, coordinador de Bretton
Woods Project, Reino Unido:
jgriffiths@brettonwoodsproject.org
Fraser Reilly-King, coordinador
de Halifax Initiative, Canadá:
freillyking@halifaxinitiative.org
su nacionalidad”, lo que asegurará que sea seleccionado el
candidato mejor calificado. (Bank Information Center). n
l La hora del Banco del Sur. Ante la crisis actual,
los países latinoamericanos deben avanzar en los procesos
de integración, según el académico brasileño Emir Sader:
“Es la hora de avanzar en la construcción del Banco del
Sur, en dirección a la creación de la moneda única regional, de un Banco Central único, de mecanismos de control
de la circulación del capital financiero, de protección de los
mercados internos, de avanzar hacia políticas económicas
únicas, de desarrollar proyectos de integración industrial y
tecnológica, de elaborar un plan de desarrollo regional”. n
Monitor de Instituciones Financieras Internacionales en
América Latina: http://ifis.choike.org/esp
La crisis financiera en los
países del Sur. El mundo en desarrol
llo está lejos de ser inmune a la crisis financiera originada en Occidente. El valor
de las acciones en los mercados emergentes en las últimas semanas ha ido en una
montaña rusa, subiendo y cayendo bruscamente, aunque con una tendencia general
a la disminución, sostiene Jayati Ghosh,
profesor de Economía de la Universidad
Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi y uno de
los principales miembros de International
Development Economics Associates (IDEAS),
una red mundial de economistas progresistas que plantea alternativas a la ortodoxia neoliberal.
De hecho, los mercados emergentes
han demostrado tan alta volatilidad que el
patrón de comportamiento hace recordar
al de los índices bursátiles en 1929-1930
en el inicio de la Gran Depresión, añade el
economista indio.
Pero advierte que la turbulencia es sólo
una de las formas en que la crisis financiera
mundial puede afectar a los países en desarrollo y prevé que a mediano plazo disminuyan las corrientes de capital privado
hacia estos países.
Sin embargo, Ghosh estima que si
bien algunos países en desarrollo pueden
verse afectados negativamente por la reducción de las entradas netas de capital,
para muchos otros mercados emergentes
esto puede resultar una bendición, ya que
reduce la presión al alza sobre los tipos de
cambio y estimula la movilización de recursos internos. (29/10/2008) n
Papel de la ONU en la reconstrucción del multilateralismo financiero. La Conferencia
l
de las Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo (UNCTAD) sostiene en su último informe, “La reconstrucción del multilateralismo financiero”, que es imprescindible la cooperación y una regulación
mundial no sólo en el comercio sino también en las finanzas.
El fracaso de los gobiernos en aplicar
este criterio es la razón principal de la actual situación mundial, cuyas consecuencias
se extienden mucho más allá del ámbito de
la banca y la regulación financiera y debe
irse al meollo de la cuestión de cómo reactivar y ampliar el multilateralismo en un
mundo globalizado.
Los países en desarrollo tienen una
voz limitada en las instituciones financieras
internacionales y la organización mundial
con mayor credibilidad para la aplicación
de este enfoque es la ONU, según el informe de la UNCTAD. (28/10/2008) n
SUNS es una fuente única de
información y análisis sobre temas de
desarrollo internacional, con especial
énfasis en las negociaciones
Norte-Sur y Sur-Sur. El servicio en inglés
está disponible para suscriptores en:
http://www.sunsonline.org
agenda Global - montevideo uruguay - E
n 1999, el presidente de
Estados Unidos, Bill Clinton,
firmó la derogatoria de la Ley
Glass-Steagall de 1933. La ley tenía
como objetivo poner una muralla
entre las actividades y operaciones que
podían realizar los bancos “normales”,
diferenciándolas claramente de
aquellas que podían realizar los
llamados “bancos de inversión”.
Después del crack de la Bolsa de
1929, en 1933 se produjo una enorme
crisis bancaria, que llevó a la quiebra
al sector. La mayoría de analistas dijo
que ésta había sido causada porque
los bancos habían sobrepasado su
rol tradicional de intermediarios
financieros: recibir depósitos para
prestarlos a quien los necesite. En
efecto, los bancos habían incursionado
en los mercados de capitales
estaban en la Bolsa, emitían bonos y
financiaban fusiones y adquisiciones
de empresas, entre otras actividades.
Por tanto, la Ley Glass-Steagall
se dio para evitar que, en el futuro,
los bancos realizaran actividades
especulativas. Además, con esa ley
se estableció el Seguro Federal de
Depósitos para proteger los ahorros
de los accionistas de los bancos
“normales”. Se aprecia claramente
que la ley quería regular el sector,
para evitar los comportamientos
irracionales que caracterizan a la
banca de inversión.
La Ley Glass-Steagall –así como otras
que regulaban el sector– tuvo cincuenta
años de vida más o menos tranquila.
Pero a mediados de los ochenta, el
avance de la globalización hizo que
la Inglaterra de Margaret Thatcher
comenzara la desregulación financiera,
el llamado big bang. En Estados Unidos,
bajo el gobierno de Ronald Reagan,
los nuevos directores de la Reserva
Federal (banco central) comenzaron a
“reinterpretar” la Ley Glass-Steagall.
En 1990, Alan Greenspan, jefe de
la Reserva Federal que venía de J.P.
Morgan, permitió que… J.P. Morgan
–nada menos– se convirtiera en el
primer banco que, nuevamente,
pudo emitir papeles financieros. En
1996, el mismo Greenspan emitió un
dispositivo que permitía que empresas
Desregulación
financiera e inicio
de la crisis sistémica
Humberto Campodónico
subsidiarias de los bancos pudieran
participar en negocios de inversión
hasta en un veinticinco por ciento.
La fresa de la torta fue la fusión en
1998, antes de que se derogara la Ley
Glass-Steagall, entre una compañía
de seguros (Travelers), uno de los
más grandes bancos de inversión
(Salomon Smith Barney) y el principal
banco “normal” (Citibank). El lobby de
las fusionadas fue tan grande que, un
año después, el Congreso derogó la
Ley Glass-Steagall, lo que fue firmado
por el presidente Clinton.
La Ley Glass-Steagall
quería regular el
sector, para evitar
los comportamientos
irracionales que
caracterizan a la
banca de inversión.
Caída la muralla comenzó la
“consolidación”, eufemismo para
“concentración oligopólica de
enormes proporciones”. Y volvieron
al mercado de divisas y el de
capitales, emitían bonos, invertían
en el mercado de materias primas,
en las bolsas de valores, financiaban
fusiones y adquisiciones, etcétera,
etcétera.
La fresa de esta nueva torta fue
la creación de los “vehículos de
inversión estructurados” que les
permitió vender los préstamos basura
como si fueran AAA, con la bendición
de las calificadoras de riesgo como
Moody’s y Fitch (que nos dan el
grado de inversión). Desde la Reserva
Federal, Greenspan alentó la burbuja
especulativa, bajando la tasa de
interés a uno por ciento.
El resto es conocido. La burbuja
estalló a mediados del año pasado,
dando inicio a una crisis financiera que
se ha convertido en crisis sistémica.
Ahora, Greenspan acaba de declarar
que ha encontrado “un error en la
estructura funcional que hace que
el mundo camine. Me equivoqué al
presumir que el interés propio de las
organizaciones, específicamente los
bancos y otros, eran tan importantes
que ellos eran los más capaces de
proteger a sus accionistas, así como el
valor de su patrimonio”. ¡Qué tal cuajo!
Es el fin de la era de
desregulación salvaje, lo que debe dar
lugar a un nuevo orden económico
mundial. ¿Será esto posible sólo con
una mayor regulación? ¿O es que la
desregulación agravó la crisis pero no
la causó, porque el sistema capitalista
tiene fallas intrínsecas? Somos
partidarios de esta última tesis. n
Humberto Campodónico es ingeniero y
economista peruano.
Este artículo se publicó en el diario
La República de Lima, el 25 de octubre
de 2008.
MERCOSUR
Integración
y proteccionismo
El Consejo Mercado Común del Mercosur,
compuesto por los ministros de Economía,
cancilleres y presidentes de bancos centrales, se reunió el lunes 27 en Brasilia para
discutir la crisis financiera internacional y
las posibles respuestas para mitigar sus efectos. Brasil sugirió convocar a una reunión
ministerial del Consejo Económico y Social
de las Naciones Unidas, mientras Venezuela
propuso una cumbre mundial, según el comunicado conjunto del Consejo.
La declaración del Mercosur reconoce que América del Sur vive hoy “mejores
condiciones que en el pasado” para enfrentar la crisis financiera, gracias a sus
buenos “fundamentos macroeconómicos”.
Profundizar la integración, el comercio y la
cooperación financiera en la región puede
ser “decisivo” para “preservar y ampliar las
conquistas económicas y sociales de los
últimos años”.
“Fortalecer el patrimonio de la integración mitiga los efectos de la crisis”, al mantener el flujo comercial y financiero, dijo
el canciller brasileño, Celso Amorim, en
rueda de prensa al terminar la reunión. En
tanto el canciller chileno Alejandro Foxley
rechazó las “políticas proteccionistas” como
respuestas a la crisis, arguyendo que agravarían los problemas sociales.
Las declaraciones de Amorim y Foxley
tenían como blanco al gobierno argentino,
que tiende a adoptar barreras, como ha hecho varias veces en los últimos años, para
defender su mercado contra la invasión de
productos importados. Un aumento del
Arancel Externo Común del Mercosur fue
una de las propuestas de Buenos Aires.
La fuerte devaluación de la moneda
brasileña, de más de treinta por ciento desde agosto, agravó los temores argentinos de
que se acentúe el desequilibrio en el comercio bilateral. Entre enero y agosto de este
año, el superávit brasileño en el intercambio con Argentina alcanzó 3.570 millones
de dólares, cuarenta por ciento más que en
igual período de 2007. (IPS) n
Redactor responsable: Roberto Bissio. Redactor asociado: Marcelo Pereira. Editor: Alejandro Gómez.
(c) Instituto del Tercer Mundo (ITeM). El ITeM es una organización sin fines de lucro, no gubernamental y políticamente independiente con sede en Montevideo, que representa en América Latina a Third World Network (TWN), una red de organizaciones y personas que expresa en los foros globales puntos de vista de la sociedad civil del Sur.
www.item.org.uy / item@item.org.uy
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