ESPÍRITU DE LOS MEJORES MARICA LITERARIOS CIENCIAS Y

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NMIÉ.'
ajj?.
ESPÍRITU DE LOS MEJORES MARICA LITERARIOS
Q U E SE PUBLICAN EN
EUROPA,
3>B HOY tTílíBS 2 8 DE JtlNIO DE 179©,
dedicado á los Literatos y Curiosos de España.
. EK^Jitio Ínter prospera ornamgntam , inter. aiversa
•
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refugium.
. L a é r t é •,•
a«PP=
CIENCIAS Y A R T E S .
MADRm.
Concluyitjttt: Ditertaciam sohr» el aícaH volátil y tejda tn las (^ntslclones páhflicas para las plazas', vacantes dé dO: Rial Botiá» ^por
ti Dr. Don Francisco Carionell y Bravo , Bodcariv Colegiado d«
*a Ciudad Je Barcelona. Escrita solté dicho punto sorteado en
ua quarto cerrada j y en el periodo de veinte y quatre horas.
E
sta precisión ó rigor con que se háff evidenciado ios princiP'os del akali volátil , parecen suficientes para inducirrtos algua
grado de certeza ; no obstante voy á evidenciarlos mas y mis con
•huevas rasones y experimentos. Él nitro amoniacal puesto á ^s-s
^ílar , dá una porción de agua formada por la unión del gas infamable del álcali volátil, con el ayre vital del acido nitroso. El
•cido marino oxigenado echado sobre el akali volátil le descompone; el oxigeno del acido con el h¡di-og«no del álcali volátil fbr*
*na el agua en que queda disttdto el acido marino ; la mofeta
Parte del álcali Tolatil se separa , la que recogida en el aparato
nidro-pneumatico ^ y expuesta á varias pruebas , principalmente
a la de la electricidad, fue reconocida por tal con los muy exactos experimentos que practkó el célebi-e Cabendisch.
Las plantas cruciformes dan por la-destilación una grande
Ce
can-
i9ó
cantidad de álcali volátil, jfeumé^ Desyeus miran á esta subjtancia volátil como un veríladerpaxufr*', inclinándose al mismo
parecer los Académicos de Dixon ; pero los <]ufmicos modernos
h'in; íefcbiióeiio ^líe es un verdadero aldali volátil, y Mr. ííeedhan asegura que se saca también de tbda clase de hongos. Este,
pues j debe su producción á la unión de la mofeta con el hidrogeno de las mismas plantas i como lo prueba con razones convincentes «l^ruditO quíiÁ'ico La^^^isier etliel tomo L de^us elementos de química , pag. 36 ^ dado i luz «n el presente año
de 89.
;
jQuie'n tuviera tiempo suficiente para liacer ver la muclia.
analogía que tiene esta teoría de los principios del álcali volátil,
con los efectos que se experimentan en la fermentación espirituosa y pútrida? A la verdad era necesario empezar ahora el disc u r r o , en vez ..de hallarme, obligado á tratar-^:juconcliL$ÍQn:
Sin «mbargo no podré omitir lo mas esencial.
Todo vegetal <» tíri .compuesto de carhon , de hidrogeno , y
de oxigeno ; y de «stos , según el calor que recibían , provienen
los demás principios. De la unión del hidro^no con el oxigeno
resulta el agua: de la unión del hidrogeno con «1 carbón resulta
el aceite i de la unión del carbón con «1 oxígeno , y el calórico r e .sulfa el gas addó carbónico. En la fermentación espirituosa se
produce «I «spiritu de vino ó alcohol compuesto de 'hidrogeno^
de <i3cSgeno , y de carbón. El acido carbónico se huye y constituye aquel vapor tan dafioso , que se observa en la atmósfera de
las cubas en que está femientando el vino. En la fermentación
pútrida , perdiendo el «quilibrio estos principios , toman difereijtes combinaciones. .El hidrogeno unido con el calórico se huye
baxO la fofmá del gas hidrogeno. El oxigeno y el carb@n unidos
con el calórico se separan baxo la forma de gas acido carbónico,
y queda solamente la tierra. Pero se ha observado con varios
experimentos,que los cuerpos que ¿olo contienen estos principios , no pasan sino muy dificilmente á la putrefacción ; como se
puede ver en el azúcar dilatado en agua , que aunque contenga
dichos principios , como «stá «videntemente probado por los fenómenos de su análisis , le «s muy dificultoso el llegar al dicho
grado de fermentacJon ; pero se observa también que *sta se hace con mayor prontitud , y se executa con la mayor facilidad haIkndose unido con ellos una porción de gas azootico ó mofeta;
y de aqui proviene que las substancias aninules , que lo contienen , como su análisis lo evidencia claramente , están mas dispues»
t9r
puestas 3 h putrefacción', y sirve» para «ncaminac amellas la$
substancias vegetales, las que comunmente carecen de dicha fluí*
do aeriforme. Dirá pues alguno jde qué modo el gas azootico ó
inofeta sirve para fomentar la fermentación pútrida? Diréld en
breves palabras. Toda fermentación pútrida saca por producto ej
álcali volátil , y como este no puede formarse'sinopcMr lá. uaioa
de la mofeta con el hidrógeno, como queda convencido por la#
pruebas antecedentes , por consiguiente es necesario que exist*
la mofeta para la putrefacción. Unida,pues, cort el gas i'nftamablc ó hidrogeno forma el álcali volátil, y por esta misma razón
las plantas cruciformes le dan por la destilación ; pues ellas contienen una cantidad de gas azootico , el qual unido con él gas inflamable de la misma planta forma el álcali volátil, que todas
ellas dan por la destilación , y con esto se vé claranwnte sUi formación ,1a que nisgun químico hasta ahoi'a habia podido indagar. Esta doctrina de la putrefacción , U producción del álcali
volátil , y el modo de producirse las substancias vegetales , discurrida y explicada con el mayor juicio y feliGÍdad por Mr. Lavoisier , no pasaba de los limites de la probabilidad , según el
parecer de M r . Furcroy en la primera iolpresiou de sus elementos de historia natural y de química , que sacó á.luz el año
de 1780, y en la segunda que dio de los mismos en el año 1786:
pero convencido ahora con muchos descubrimientos , que desde
aquella época se han practicado , y por las varias razones que con
tanta solidez se han alegado, confiesa «u certidumbre en esta última impresión , que felizmente acaba de dar en este presente
ano de 1789.
Quisiera detenerme aun, mas en probar la identidad de lor
principios constitutivos del álcali volátil, establecidos en mi se-gunda conclusión ; pero el tiempo huye ,f me obliga á dirigir el
Discurso para probar la causa de la causticidad del álcali volátil,
la que he dicho provenia de la privación, del gas acido carbónico^
en la segunda parte de mi segunda conclusión.
Ningún quimicb ignora que el álcali volátil se encuentra en
dos estados diferentes ; esto es en forma concreta , llamado aícali volátil concreto ; ó bien en forma fluida , conocido con el
nombre de álcali volátil flúor. En este estado es quando tiene su
causticidad , y al paso que se vuelve concreto la pierde ; luego la
causticidad la causa la privación de aquello que le quita la flui>.
dé» í saturado el álcali volátil fluido con el gas acido'carbónico
pierde la fluidez; luego de su privación proviene su causticidad.
Cea
Su-
198
SüpB«^to este- ir«ciocini0,j, como: prueba Se tai propósidon U
^oy a explicar y á^probar con evidentes rabones ! s , L d " i ' l Í
mas exactos expenmentos.
>
ua» u« ios
b,>rf t i e ' i ' a - l " " " ' ^''"l>«a«cja , que auaque mirada como u n .
k « * V X ^ '""',
^ " " ^ r * ' " " ° obstante de una natu a*
I«* salina . « g u n el paiec,r de Bcrgnian y KirWan , y se compone ^sta , seg«« su análisis , d« una^ t i e n l céliza , y dll gas a d
fue.todossaben.es un compuesto de acido «uriatico y del aka
h jolaul) se u„e_co„ el acido n,u.¡at¡co por su mayor' afinidad
y e l alcah volátil se sublima en forma concreta sin obtener'
. r v ^ í ^ ' - ^ ^ T , ' * ' " * ' ^ ' ' ^f * " ' ' ^""^•»'^ ^« P'"enla la análisis v
compos.c.o^ del mismo álcali volátil concreto , conocido ya hoy
con el nombre de carh.nau amoniacah Disolviéndolo, pues c o í
t^::^rT
' ^ ^ " ' " ° ^' ^•"^P'^"^^ i^id.o-pneumSco'¿ra
lecoger bs,vapores se ^aca el gas acido carbónico el cual «
encuentra con la misn.. ^ ú ^ ^ ^ . ^ ^ . ^ . ^ ^ ^ ^ ^
-te quejumdo. este c w j a tierra caliía , vuelve á formar la r ^ r
ma treta con todos ^ u s principios y propiedades ,-..
•]
po.- Bergnaan , por las que les meredó%l nombíe d ^ T
"
. . W « Corrobora esta misma verdad el ,Tot:^'^,
Z t i t
cado de la sal amonaaca , por medio de la r-4l n« , „
j
.o«„«.d„«« acido j,L¡c„;: t i l ,;rs'Á„r
ban o b « r , a d » el Du,»e de Chíulnc. , , „ , „ , «afiS
«O í s pues , de admirar , que no habiéndonos i , , „ , „ i „
iinn.ras.rado esto, nuevo, y útiles de.cubiin,¡„,„. . „ ! T ^
gases ó fluidos aeriformes , L s haya t e „ ¡ ¿ ' S : a ^ t ^ r .
za este y otros fenómenos , que ahora, se .ba«-averiguado con U
snayor evidencia í í , ^ tampoco de estrañarqne al laborioso v
iabio Lemery faltándole estos conocimientos , atribuye e k el J
ca a las part^ulas ígneas que esta ie habia comunicado; supo!
ATL
^'""^T' "^"^^ ' " " ' " ^ ^ « ^ * í^ causticidad de la cLl - N i
4el« maravillai-nos que Barón , Tessari , Sual y otros atribu
(yoen la d^ha ca«sticidad á la falta d« las «Pierias o l e C d ¡
h. ^ue «Mponian le despojaba la c a l , al paso g«e k . ^ a ^ S ' d í
aci-.
íaelidó murratico', lo que no suce^lk eon akalí fiio^ considerando
í*n este una tnenor actividad.
, Igualmente por ignorar esta teoría moSerna idearon íng'enióisameníe Baumé y Meyer la existencia de su aciJo pingüe ó caustico , para explicar la causticidad del álcali volátil , y de todas las
demás substancias. Pero después de los estimables trabajos con
•que los eruditos químicos Blak , Baien , Macbrlde y oti-os , tan
demostrado'el «rror de las opiniones antiguas , haciéndonos vei•con grande exactitud ^que dicha causticidad del álcali volátil , asi
como la de otros varios cuerpo* , proviene de 1-a privación del
gas acido carbónico , que reduciéndoles á sales neutras les quita
su causticidad ; no nos puede quedar ya la menor duda en este
-particular^
Un hecho que los, químicos han disputado , dividiéndose en
ovarios pareceres , confirma esta misma verdad , haciendo verla
presencia del gas acodo carbónico «o el álcali volátil concreto' La
sal amoniaca destilada con lá creta , observaban todos que daba
una cantidad de akali volátil muy superior á la que existía haciendo parte de la sal amoniaca. Ignorando los químicos la existencia del dicho gas acido carbónico , apelaron para explkar éste
efecto á varias cau-sas imaginarias. Diihamel, HPÓ de los primeros que examinaron esta destilación , lo atribuía J «na porción
de creta , que á favor:dc la volatilidad del dicho álcali se había
cublimado conel , y había sido la causa del aumento de su peso.
Pero habiendo disuelto Mr. Baumé este álcali concreto en el
agua muchas •veces , filtrándolo , y no hallando la cantidad de
tierra, que era necesario contener para aumentafle de peso , se
opuso á Ja explicación de Duhamél ; y viendo que la <U-etá contenía cieiu cantidad d e ^ t t a , imaginó que ésta unida con el aicali le cristalizaba y presentaba en forma concreta , haciéndole
aumentai- el peso. JEstas teoiias están ya todas desmentidas por
la experiencia , pues tan demoitrado los químico.s modernos.,
que este aumento del álcali volátil provenía del gas acido carbónico, contenido «n la creta 5 porque , como íengo ya dicho , se
enci^entra despojada de é l , y el álcali -wolatil se halla cargado' ó'
saturado en la misma proporción <jue lo estaba la c»eta antes de
la destilación ;de lo que se infiere que el mismo principio , que
le hace aumentar de peso , le hace volver concreto , y perder su*
causticidad ; como lo explica con evidentes razones sacadas de
varios ejcpeñmentos , el eélebre Macquer en 5U excelen^ S i c !
cionario Químico,, voz j4moa¿a¿.
'
Los
<ioo
Los ftiísmoí fcnótncnos que se observan sobre la caastlciclail
¿eí álcali volátil, se experimentan también en el álcali fíxo ^ y }a.
miisma teoría que.sifve para explicar el uno ^ sirve también para
explicar y corroborar el otro. Vemos en efecto el álcali fixo ett
dos estados diferentes , ya caustico sin forma alguna cristalina,
ya concreto representando unos verdaderos cristales. Vemos que
tiene la mayor causticidad quando está menos concreto , y que
la pierde mas y mas , al paso que vá tomando una forma concreta y cristalina. Vemos que despajado del gas acido carbónico es
guando tiene mas causticidad , y que al paso que va saturándose
de él la pierde , convii-tiendose en una sal neutra , conocida por
los químicos modernos con el nombre de carbonaté Je fotas a.
Vemos que al presentársele otro cuerpo que tenga mayor afinidad que no él con el acido carbónico , le pierde , dexa su forma
cristalina , y adquiere la mayor causticidad ; y en este hecho se
funda la teoría de la piedra caustica : se prepara ésta disolviendo
el álcali fixo con la c a l , la que teniendo mayor afinidad con el
aciJo carbónico , que no el álcali fixo , se une con é l , y queda
el alcaü con la mayor causticidad , i a que exerce>«¡empre que está aplicado sobre las parias capaces de recibir impresión , como
lo demuestra claramente el fieqiiente uso que hacen de ella , y
los buenos efectos que observan de su aplicación los Cirujanos.
j?roviene esta causticidad de la tendencia que naturalmente tiene
el álcali á saturarse de aquellos cuerpos con quienes tiene afinidad , ó bien por la tendencia que tienen las partes á unirse, siem»
pre que hayan perdido su estado de agregación ; lo que sucede
con todos los demás cuerpos , explicándose por este medio el
efecto general de la causticidad , sobré cuya causa han discurrido tanto los químicos ; y parece que ninguno entre ellos lo ha
explicado con tanta perfección y solidez , como el erudito Macquer en su Diccionario químico , tomo I. baxo la voz Caustkiti.
La unión del acido carbónico con el amoniaco , habia sido
ignorada por los químicos anteriores , como también todas las
demás combinaciones de otros cuerpos con él acido carbónico,
por serles su existencia totalmente desconocida. A s í , pues , los
lienzos embebidos ó empapados del álcali fixo caustico , ó del álcali volátil flúor , puestos en la atmósfera se cristalizan , y se encuentra en ellos una verdadera sal neutra. Los antiguos químicos
creyendo que el acido vitriólico era el acido universal y principio de los demás ácidos , creyéndolo esparcido por tas entrañas
de la tierra , y diseminado con la mayor abundancia por la atmós-
OOI
fnósfera-:) se habían persua<li<k> que unie»close «ste-<con el álcali
£xo ^ le conveitia «n tina sal neutra llamada tártaro vitrioíado,
•qtie en la nueva nomenclatura , publicada por los «rudltos químicos franceses Morveau ,Lavo¡s¡er ,Bertkolet y Furcroy , se
•conoce con el nombre de sulfate de potasa : pero esta experiencia , que ellos habían creído cierta , «stá en todo desmentida con
nuevos experimeíiíos > pues estos nos han áemostrado q u í .el
acido vitríótíco no «xiste «n la atmósfera ^ que el <x>nslderarIo
como el acido tiniveisal, como Staal lo habia imaginado y es opinión mal fundada ; que «I creerle principio de los demás ácidos
«s inconseqUente Í que «1 querer «xplJcar la transmutación de todoi-en é l , es caíi «na temeridad. £1 es \ni acido particular como
los demás ácidos compueMO de^u base que es «1 azufre , y del
oxigeno Ó principio acidificante ; nos han demostrado también
que<<<S acido que mas comunmente se «ncwentra eñ Ja atmósfera
es el gas acido carbónico , sin que por •esto pueda llamarse acido
universal ; que existe alli producido por las varias fermentaciones , y por la gran cantidad que de él exhalan las plantas , quanáo puestas •en el agua Íes falta la comunicación con la luz ; y £«átmente que «ste aeidp es el que «e Une •con dicho álcali fixo,
y lo reduce «n una^al neutra , quitándole la causticidad -que antes tenia •, liaclendo lo xni«imo con el amoniacoí de lo qne se 'deduce la verdad de la segunda parte de mi segunda «onclusion,
esto es 5 que la causticidad del álcali volátil -depende Je la priva~
cion del ¿•as acido carhónico. Con Izs quales Tazones arriba dichas y expuestas , con las experiencias y experimefitos «n el Discurso citados , y <:on las autoridades de clásicos autores , que he
producido para probar la verdad de mis dos conclusiones; parece,
lo que es mi obligación, que quedan suficientemente probadas.
apéndice -que contiene una íreve noticia del método que me proptt,
ise msar en los dos casos prácticas ; á saber. Ja sal sedativa , y ,eí
jar ave de quina,
J. I.
De la sal sedativa,
^ o Ignoranclo 'yo la historia de la sal de Honiberg , ¡rii tampoco .la teoría química corriente ,acerca de la naturaleza de este
acido ;;>hahiendo leído los «lejores autores prácticos que "han obser-
40l
servado fas ih'opledades qtíím'teis de esta sal , y- ef mept' lííédia
para extraerle del bon^áí, y después de habef practicado en dife¿
rentes ocasiones varicls eicperlnlfentos ; me he convencltk» que ei
método menos expuesto , mas expedito , económico y seguro , e«
el que voy á presentar, y el m-ismo que- adopté en nti examen»
pfáccico.
Escogí dds Vasos evapoi'atorio» delgados , capaces para contener seis ó siete libras de agu» ; «bloque uno en el baño de are*
na con quatro lH>fas de agua destilada, y puse et aparato al fue-'
go necesario para el hervor ; al mismo -tiempo pwse tambjen á
hervir cerca de media arroba de agua en un peral, y entre tanto
dispuse el aparato siguiente. Ba una jarrita de Talavera mezclé
poco á poco quatro onzas y medb del mejor ac^yte hlmco de
vitriolo del oomercio , con diez y ocho onzas de agua comim, y
hecha la mésela, dexé k jarrita al lado del baiúo de arena. Están'
do el agua del baño á pUnto de hervir , ecbé<4»i «JlaúnA libra'de»
buen borras refinado , cuya disolación fui promoviendo agitanda
1« mezcla con un tubo de vidrio, y avivando la lumbre hasta exoitar en el agua tal qual ampolla , y no advertir ningún cristal»
para disolver 1 entonces fui echando con mucho tiento d acidar
vttrióüco de la jarrita , y quando solo habian quedado en ella
como unas quaCro n seis onzas , tomé la tintura de Tornesol co»
eí fin de ir tanteando ef punto déla saturación , que regularmente se lugra después de haber echado cace ó catorce oneas de e s '
te acido en la disolución. Logrado ya el punto de saturación,
a«adí algunas gotas maá , hasta que observé que d acido estaba
bastante excelente. En este estado y mientras-se dá lugará I»,
reaccbn de los cuerpos , dispuse inmediato al mismo baño de
arena un filtro adere«ado:con todo lo necesario , debaxo del quatl
coloqué un lebrillo , y dentro de é l , después de haberle calentado
muy bien por la boca de la hornilla , asenté el otro vaso evaporatorio ; inmediatamente procedí á la filtración de U-lexía , pro»,
curando echar agua caliente del perol en el lebrillo , á proporción
que lo filtrado iba ocupando la cavidad del. vaso recipiente , cuyo
calor procuraba conservar lo posible , sacando y renovando cl
agua continuamente. Después de haber ya pasado todo , aun continué en sostener el calor del vaso alguft tiempo , y por fin le
dexé enfriar , hasta que después de quatro ú seis horas mudé el
filtro , y volví á pasir la lexia , en la qiic se presentaban los ciistales de la sal sedativa pura con bastante regularidad ; los quales
después de enjutos sobre dos ó tres pliegos de papel tosco , re-,
sul-
«o 5
saltaron de la misma figura j propiedades , que todos los qaímí.
eos atribuyen á este acido , y en cantidad de cinco onzas y tres
dracmas. Puse otra vez á evaporar el licor filtrado , y después de
baberse disipado al parecer los dos tercios , repetida la refrigeración , filtraciones y demás precauciones de la antecedente , se
volvieron á presentar iguales cristales , que después de enjutos
tomo tos anteriores , en el papel de estraza pesaron tres onzas y
dos dracmas de acido sedativo , de tan buen parecer como el
primero, y de Iguales propiedades químicas. Ho continué en
evaporar mas fluido , ni por entonces pensé en cristalixar la sal
de Glauvero , aunque alguna otra vez lo hice , y espero repetir
mas por menor , para poder hacer alguna mayor confianza de to«
das las propiedades de mis resultados. Por ahora me bastará in<
sinuar , que he hallado notable diferencia en mi práctica comparada con la de otros varios que han trabajado sobre el borras,
entre los quales es seguramente uno de los mas recomendables
Mr. Baumé.
Por la exposición práctica que se acaba de presentar, ya conocerán los instruidos en tos principios químicos , que todos los
conatos y precauciones de ella son dirigidos i facilitar la perfecta descomposición del borras , extrayendo su acido en el estado
de la mayor puredsa ; y esto no debería ser con otra mira que la
de evitar todos los motivos que podrían hacer precisa la sublimación ; circunstancia que hasta ahora se consideraba indispea-sable para la purificación de la sal sedativa. Pero como en esle
caso la idea , por la que se quiere practicar la suttlimacion , es
Bnicamente para lograr las láminas «ñas regulares y perfectas ; y
siendo esta una curiosidad que no recompensa lo fastidioso y expuesto , que en este caso es la subliniacion , he juzgado que con
justa razón debía excluirlo. Expondré «Igunas razones por ahora
sin profundizar mucho en la materia , por lo qual sería preciso
retroceder no poco hasta ascender á la teoría del borras. Antes
de todo deberé' prevenir que yo no espero el que un cuerpo que
ha perdido el equilibrio de la composición , se precipite siempre
tan homogéneo , que absolutamente carezca de partícula alguna
del precipitante ; esto es , del fluido con que se ha practicado la
descomposición , ó del cuerpo con quien estaba unido. Pero ere*
que bastará caracterizarle tal por medio de algunas pruebas moderadas y exictas , sin i-ecurrir á un exquisito cálculo y á experimentos delicados , en cuyos pioyectos tal vez la imaginación se
aaelama mucho á la posibilidad de las manos y al auxilio de los
Dd
¡ns.
instrBtneíito$.Bos,ljecbosdeinuchos químicos, y entre ellos Iw
de'Baumé contestan la verdad de aquel parecer , moviéndome á
hacer las reñexiones siguientes.
Considerado el boiras puro en el curso de la operación, solo
pueden alterar la sal sedativa dos cuerpos ; á saber , el mismo
borras ó la sal de Glauvero , que se forma en su descomposición.
Sucedería que el borras la alterare quando no se efectuara su
perfecta descomposición , fuese por escasez de acido vltriólico ó
por falta dejos agentes que la promueven , como el calor y ve^hiculo suficiente ; pero nada de esto se echará menos en mi práctica , antes bien mi precaución de excitar la deicomposicion, antes de echar la lexía en el filtro , quita toda la sospecha que sobre este particular pudiera suscitarse : es verdad que Mr. Baumé se valía del mismo medio que yo para la composición del
borras , esto.es , del acido vitriólico ; pero lo practicaba después
de haber pasado la disolución ó la lexía la primera vea por ¡¿filtro , y así la falta de calor podía dar lugar á que alguna porción
de borras se cristalizase al mismo tiempo que la sal sedativa , y
quedase confundido con ella. Yo practico la descomposición de
la lexía mientras está hirviendo , y antes de pasarla por el filtro
Ja primera vez y aun después que ha pasado , procuro conservar
.el calor del vaso en que se debe cristalizar la sal sedativa , renovando y añadiendo continuamente agua caliente al rededor del
vaso de dentro del lebrillo ; aparato que no tuvo presente Baumé,
y que influye notablemente en el buen producto que se. desea
además de defender el vaso de que salce con el demasiado calor.
. La sal de Glauvero la alteraría , quando no teniendo ésta el
.fluido suficiente para mantenerse en disolución , ó como Baumé
quiere , no excediendo el acido vitriólico lo necesario para romper la afinidad de los resultados , se cristalicen estos juntamente.
Fuera de que yo no sé que se haya averiguado lo suficiente esta
última afinidad : comprehendo que mi practica no da motivo á
creer ninguna de las sospechas precitadas , además de contestar
contra ellas , como he dicho , todos los hechos químicos de autores clásicos. Si el borras no se hubiera descompuesto , era preciso que mediante los diferentes grados de disolución y cristalización , por solo la refrigeración se presentase cristalizado en -el
. fondo y paredes del vaso, y no como el acido sedativo , que lo
hace casi en todos los puntos del vehículo. Todos los aplicados
á la química saben quanto dista la disolución de 1« sal de Glauvero de la de estas dos sales , y que sus cristales dan bastante diferen<
renda pafa poderlos separar mecánicamente , encaso de haber
confundido algún cristal, como observó el mismo Baumé,
Los Académicas de Dixon nunca ic han persuadido que U
sal de Glauvero quedaba combinada con el acido sedativo. Lof
experimentos hechos hasta el dia hacen ver , qué el acido vitriór
üco empleado para la descomposición del borras , queda satur^?
do con su base alcalina , fbrmahdo una caritidad de sftl neutr^,
igual á la que se formaría combinando el acido directameilte ;Con
la sosa ; ellos son los que aseguran la opinión, dé que la sal seda»
tiva es tiñ acido particular sui generis , sin que haya necesidad
de recurrir á la sublimación , habiéndose practicado jas disoluciúr
nes y cristalizaciones , con todos los requisitos y precauciones
que exige la teoría química , y acabo de exponer. IJUijnamente,
yo compreh¿ndü que no debe merecer la molestia de la sublimar
cion la mera sospecha de que quede algiin latotno de sal de Glau^
vero , que nada puede influir en su virtud , que es lo que en las
operaciones de la química médica se debe mirar con el mayor escrúpulo. No sé quando se ha de acabar en la Farmacia esta ignorante y ridicula aprensión , de que pr^cisameofte los resultados
químicos se han de presentar en aquella figura 'que el capricho
tiene por mejor ; como si la medicina debiera jbacer caso de semejantes fruslerías de la moda y empirismo.
§11.
Deí jat'dhc' Je quina, :
Para la invención del jasrabe de quina , yo no com prebendo
haya habido mas motivo ó fundamento que el casi general para
todos los jarabes; esto e s , un empeño raro de querer formar jarabes de quantos simples medicinales produce la naturaleza.
En nuestros dias no ha estado en el mayor auge; la reputación de 16* jai'abes ; antei bien'los medicas instruidos <, ya miran eh ellos «I aaucar* como un medio que sin evitar el mal sabor de los simples, debilita las mas veces el buen éxito que. se
podía esperar de sus virtudes. Cn efecto : los pocos cuerpos que
bay-combinables con el azúcar ; el modo con que precisamente
se deben hacer los jarabes ; las alteraciones que esta sal puede
Jadjicir, en sus principios , y lo mucho que con su volumen y
cantidad rebaja la eficacia de los vehículos, ha héclio qÜe'casi
todas las composiciones « u c a r a d a t , como las coiifecciones, hieDd a
tas.
Vas j jüfepes , jaTabes^, &c. se restituyan hoy á la Farmacia Árabe , de donde hablan tomado su origen. Es verdad que las leyes
políticas excusan al Farmacéutico de un grave cargo que se le
podia hacer, por vender Mna cosa que en su concepto no vale el
aprecio que le dan , ni puede satisfacer las esperanzas con que
se «ompra 5 y aun parece que le autoriza alguna raaon , mientra^
la convención general de los profesores no lo dispongan de otro
«lodo"; pero nada de esto le exime de aquella ley suprema , que
lé'encirga y obliga á que forme.sus compuestos del modp mas
<til ; á que se valga dé los medios que mejor satisfagan el objeto
de SU profesión ; y en fin , á que obre según su ciincia y conciencia,
i
,
,
• '^ No es nii intención el examinar ni comparar en este breve
Discurso los varios modos de hacerle , que indican las Farmacopeas de Europa ; solo digo que de ninguno , incluso el de que
me propongo hablar , formo el mejor concapto j sin embargo juzgué qtie merecía la preferencia el método que voy á exponer , y
qw sujeto al juicio de los Farmacéuticos instruidos , para que
inteligenciados de la verdad en su origínitl., puedan hacer la crítica dé que su juicio y rectitud los hace capaces.
. Tomé Aciia libra de quina de la mejor, y rodándola dentro
¿e un barreño pequeño con agua caliente a! grado 38 á 39 del
termómetro de Reaumur, formé de ella una pasta blanda , que
pasé después á una pucia ú ollita de barro bien tapada , donde
estuvo tres ó quatro horas: después de este tiempo la saqué y
metí dentro de una m.Mñéca dfe bayet». encarnada nueva , mojada
en la misma agua , la que coloqué sobre una vasija conducente
para que sirviese de aparador. A este tiempo comencé á echar
encima del filtrador agua un poco mas caliente que la que usé
para la pasta , repitiendo así ocho,ó diez filtraciones, hasta tanto
q^ue después de haber consumido tres ó quatro libras de agua caliente , según la atmósfera en que se halla , recogí.una libra y
W«s onzas de tintura transparente , y tan cargada que no tardaría muchas horas en ponerse turbia y alterarse. Pero para este
tiempo tenia ya dispuestas, clarificadas y en punto de la de bafiaí (1) , dos libras y media de azúcar blanco ; y al mismo tiempo en otra^ hornilla con el fuego suficiente un perol lleno de agua
'
'
hir(i)
E* un punto un paco mát íaxo qut ti de earamth.
007
íbirvlendo ^ en el que pasé ínmedktamente el cazo con el azúcar
clarificado , para que perdiendo éste el grado de calor tan fuerte
que en la clarificación habia adquirido , se pusiese al temple del
baño de niaria , esto es á los 4 ; grados de calor, que solo le comunicaria el agua hirviendo con los 80 á que ella estaba ; procurando asimismo que el cazo del azúcar estuviese en toda su superficie rodeado del agua , sin tocar por ninguna de sus partes á
las paredes ó fondo del perol, para que no recibiese mas calor
que el que el temple del agua puede comunicarle. £n estas circunstancias fui mezclando en el azúcar la tintura , con tiento y
continua agitación , procurando siempre darle un punto bastante subido , que puede ser el 36 del pesalicor de Baumé. £n este
estado puede conservarse mi jarabe dentro de vasijas bien tapad a s , sin padecer alguna alteración , ni candecerse por muchos
años : su sabor y peso manifiestan bien las buenas propiedades
que se han visto por sus efectos , especialmente en los niños y
personas delicadas , á quienes molestan algunas calenturillas re*
beldes. .
Seanme permitidas algunas reflexiones en comprobación de
la preferencia de mi método. Bauaié dice que los jarabes sotí
unas conservas fluidas , esto es , las tinturas , cocimientos , ó infusiones en agua , de varios simples defendidos de la alteración,
que con el tiempo pudieran padecer á favor del azúcar.
Esta difínicion es muy propia , atendidas las diferentes propiedades y virtudes de los simples de que se han inventado jaraves :Aos hay de astringentes, tónicos , purgantes , incidentes,febrífugos , y de otras virtudes , que á la verdad rara vez ó nunca
se deben esperar del azúcar , y sí de los vehicuelos con que infructuosamente se ha mezclado para formar el jarabe , de los
quales los mas pueden ser magistrales , á excepción de algunos
sumos , que no pudiendo adquirirse en todos tiempos , es preciso reducirlos á un jarabe espeso que llamamos arrope. Sirva esto
en confirmación de la poca eficacia de los jarabes , y de la obligación que tenemos los profesores de valemos de aquel vehículo
irías carado de la virtud del simple , para la miscion del azúcar.
Por lo tocante al jarabe de que se trata , es innegable que
los conocimientos químicos adquiridos basta boy sobre las propiedades de la quina , muy poco ó nada deciden sobre el mejor
método vehículo con que se debe administrar ; juiciosamente sp
cree que el mejor y mas seguro método de usarla es en substancia. £1 capricho , delicadez , fastidio y precaución , solo podrán
in.
Q08
influir en él modo de disponerla quando lo permita el caso , que
nunca será tan rebelde que no pueda remediarse con algunos
otros febrífugos ; pero yo podré decir de mí , que no aventurarla mí salud ó vida á ningún ¡árabe , opiata , tintura , cocimiento , resoli,' &c. siempre pensarla en el mejor modo de tomar ó
comer quina. Sus extractos , cocimientos y tinturas podrán
tener algunas indicaciones , no lo niego ; pero también me persuado , que hará mucho daño á la humanidad la demasiada confknza de su eficacia.
A mas de esto , después que algunos Farmacéuticos 7 otros
curiosos j observaron atentamente la acción del agua hirviendo
sobre la corteza de la quina , ha perdido su extracto con otras
preparaciones , el concepto que se habían mereciio por algún
tiempo. Posteriormente fue el favorito el llamado sal esencial dt
quina , y últimamente el recien venido de América, hecho del4
corteza del árbol aun verde. Yo no me detendré en hacer un exátnen de cada uno de estos extractos , diré de paso solamente,
que ambos se alteran con ficilidad , y que uno y otro necesitan
algún tiempo para hacer la substracción del fluido en que se han
infundido ; que es muy dificultoso privarles de él , sin que dexen
"de adquirir algún eoipirreüma , y que aun con todo siempre les
queda una paixion de agua expuesta á la acción de los principios
de la quina , y estos á la de ella reciprocamente ; y que el saborcilio acidulo , que en el mejor extracto se advierte , dá indicios
de la alteración que han padecido al tiempo de su remanencia
eñ el irgüá que ha servido de diluyente ; y mientras que el análisis no esté tan adelantado que pueda dar razones para contrarestar las diferentes percepciones del gusto , olfato y testura , que
hallan los sentidos , yo siempre confiare de la quina en substancia ; y por consiguiente habiendo de valemos para !a formación
del jarabe Je un vehículo cargado de su virtud , será siempre el
mejar iquel que mas se cargase de ella en toda su substancia',
con la me'fior alteración posible, y manifestase todas las propieda'des que eüa manifiesta en su estado natural. Mi jarabe la imita
quanto es posible ; se ha inventado con el fin de pasar la quina
tal como es , á la miscion con el azúcar. El agua se carga quante es dable de su substancia , por medio de la infiltración con el
cono de bayeta , haciéndole tocar precisamente en su descenso
las mas partículas de quina que es posible , y así es: siempre la
mas cargad* la última agua que cae; y como es preciso precaver toda alteración en la tintura , para que mezclada con el apirear
fto9
« r conservp.la vlrtuá que «Jebe tener para la eficacia del jarabe,
prevengór en mi practica que no se clarifique con ella el azúcar;
pues la alterarla sin duda el calor necesario para la clariticacion,
Jo que se evita mezclandt» con tiento dicha tintura bien hecha
con el azúcar ya clarificado , y templado después con el grado
del baño de maria , para que al mismo tieoipo que conserva la
fluidez precisa para la miscion , quede privado de aquel grado
de calor exorbitante que adquiere el azúcar en su clarificación.
£1 objeto es también de hacer la infusión con brevedad ; y esto
se consigue con muchas ventajas respecto de qualquier otro método : y si la quina se aprovecha después (como se puede) par^
otros varios compuestos menos delicados , mi método satisface
enteramente las tres condiciones tuto , cito , á?" jucundi , de que
está encargado el Farmacéutico.
STRASBURGO.
Concluye el Discurso sohre el estilo alegórico de la remota antigüedad^ y sohre su influencia en la Historia ; por Mr, JJupuis Profesor de eloq'áencia latina en el Colegio Real de Francia , de I»
^cadiri/iia di las inscripciones y íellas letras.
Los Escandinavos reconocían por primer Rey á Bun ó el cielo , y le daban á la tierra por muger. Olaus Rudbeck añade , que
los antiguos estaban persuadidos de que casándose el cielo con
la tierra , y uniendo sus fuerzas con las de su esposo había producido los animales y las plantas , y de este Bun hicieron el primer Rey de los Escandinavos.
£n los libros de los Persas se bailan pasages en que se dice
que el tielo es el varón y la tierra la muger. Esta idea teológica
está expresada en la religión de los Indios con el Lingan , ó con
el emblema simbólico de la parte activa y pasiva de la naturaleza generante. La famosa estatua simbólica del mundo , consagrada por los Bramas , era la mitad varón y la mitad hembra , s&.
gun Porphirío , y expresaba con su unión la de las dos causas.
Claro está, pues , que por todas partes se convino antiguamente en mirar al cielo y á la tierra , ó á la parte activa y pasiva de la naturaleza , como los dos primeros seres de que salieron
todos los demás , y que se celebraron como Dioses no solo en
las theogonias , sino también como Reyes y como Principes en
Us historias alegóricas mas antiguas.
,
San
Sanchonlatdft , teólogo ¿e Phén'cla , eóttnenta. cü li'stor'ii
alegórica, con la genealogía de Ids hijos de Urano y de Ghí , qué
ambos dieron su nombre al cielo y á la tierra , como si los hombres hubieran aguardado el tener Reyes y Príncipes y todo ese
Orden que trajo la civilización , para imponer nombres á las dos
partes mas aparentes del universo , ó sobstituirles los de los
Príncipes. „En aquel tiempo , dice Sanchoniaton , existia Epi>
geo ó Autóctono , llamado por otro nombre Urano ó el cielo ; de
él tomó el nopbre de cielo el elemento que está sobre nosotros
por su admirable belleza. Tuvo una hermana llamada Ghé ó tierra, y por sil belleza también dló su nombre á la tierra. Uran»
casó con su hermana y tuvo diferentes hijos.** Estos hijos son,
según Sanchoniaton, los Atlantes ó el gigante enorme sobre el que
dá vueltas ¿1 universo , y Chrono ó el Dios del tiempo , que fué
la primera producción del cielo , según Platón , de aquel tiempo
que produce el cielo moviéndose con su revolución.
La historia alegórica de los primeros Reyes de los Atlantes ó
de los Pueblos que habitaron las costas ocldentales de la Libia,
adonde introduxeron los Fenicios las letras y las ciencias , por
consiguiente sus cosmogonías ofrecen la misma genealogía á U
frente de su historia. „Los Atlantes , según Diodoro , refieren
que.su primer Rey fué Urano ó el cielo , que tuvo muchos hijos
de su muger Titea ó Ghí , Princesa , que por su sabiduría y be^
nefícencia fué colocada en la clase de los dioses después de su
muerte con el nombre de Gké ó tierra.**
Como la theogonia de Sanchoniaton nombra entre los hijos
de Urano á la Princesa Bethula ó la virgen celestial, la de los
Atlantes le da Basilea Reyna del cielo Princesa virgen , que habia renunciado absolutamente al matrimonio , pero que al fin se
casó con Hyperion ó el Altísimo , de quien tuvo al Principe Helios , y á la Princesa Selené , llamados por otro nombre el Príncipe Sol, y la Princesa Ltina , que arrebataban á todo el mundo
con el resplandor de su belleza , con su sabiduría y virtud. Los
Titanes dieron muerte al joven Helios , á quien lloró su madre,
como en Egipto lloraba Isis á su hijo Oro ó el Dios del Sol , y
que fué colocado en los cielos , y dio su nombre al fuego sagrado que brilla en el Sol. Su hermana Selené tambion se precipitó
de dolor desde lo alto de su Palacio >, y dló su nombre á la Luna.
Hasta ahora no vemos en toda esta historia sino los agentes
de U naturaleza que tienen mas energía y resplandor. Esta Bethula , madre de Helios y de Selené, es la famosa Latona (;«-
fnmo ilkctam fovi) ó la virgen de las constelaciones, á quien
aun persiguen los cielos y la serpiente Python que la sigue para
devorar su fruto ( i ) . Ella fixaba todos los años el fin de la revolución annual, y por este motivo se la consideró como mjdre
de los dos Astros que miden la duración del año. Y efectivamente , e! Sol y la Luna se miraron en toda la antigüedad , como los
dos principales instrumentos de la fuerza activa que exerce el
cielo en la tierra. Ocello de Lucania , cuya teoría comparamos
aquí con las historias alegóricas de Urano , y de Ghé , y de sus
hijos , continúa de este modo: „E1 Principe que obra en otro
que él , es todo lo que está sobre la Luna , y principalmente el
Sol que con sus idas y vueltas muda continuamente el ayre en
razón del frío y del calor , de donde resultan las mutaciones de
la tierra , y de todo lo que de ella depende."
Luego no es de extrañar que en la genealogía de los hijos de
Urano y de Ghé ó de las dos primeras causas , la activa y la pasiva, coloque la historia de los Atlantes, y después de ellas al Príncipe Sol y á la Princesa Luna , que por su belleza y beneficios
merecieron lOs homenages de los mortales. JNo debemos deslumhrarnos con los nombres de Príncipes y de Reyes , ni desconocer
á los verdaderos Gefes del orden del mundo , pues en esto no
puede engañarse ningún hombre que tenga el sentido común,
aunque no faltará algún erudito tí la viofeta que lo haga. Tampoco es de extrañar que esta misma historia haya hecho de Urano ó del Príncipe Cielo un Principe sabio , que civilizó los hombres y les ensenó á alimentarse de los, frutos de la tierra y de los
árboles , y mas que todo , que compuso las profecías astronómicas , enseñó el modo de contar el tiempo , arregló el anD y las
estaciones. Nada hay en todo esto que no pudiese decir la alegoría con verdad del cielo físico , á quien esta historia pretende
también que el Príncipe Urano dio su nombre.
Después del Sol y la Luna , las estrellas tixas , y principalmente las que se hallan en el Zodiaco y se unen con el Sol en sa
revolución , se creían que juntaban su actividad á la suya , y ver£e
tian
( i ) JEsto concuerda,•perfectamentecon la tradiccion de Egipio, de que hace mención Eschyfes , Herodoto , y Pausaiúas , que
nace á Diana hija de Ceres , ó de la virgen de nuestras constelaciones , colocada cerca de Bootes, que elevó á Oro en .Apolo.
tlan su influencia en la naturaleza sublunar. ,,Lo obliquo del Zodiaco , continúa Ocello de Lucania que influye en el movimiento
del Sol, favorece también aquellas mutaciones , siendo esta una
causa que concurre á la generación.''
Entre todas las estrellas que encierra la faxa del Zodiaco ,Ias
mas famosas en la antigüedad y las mas notables, son las siete
pleiades , de las que hizo siete hermanas la alegoría , hijas del
polo , Ó del gigante sobre cuya cabeza gira toda la bóveda de los
cielos. Su oriente y su ocaso sirvió mucho tiempo de guia al cultivador para arreglar sus trabajos, y á la astronomía poética para fixar las dos grandes divisiones del^ño,la Primavera y el Otoño , y las alteraciones del ayre en razón del calor y del frió. Asi
,es que Hesiodo comienza el segundo canto de su obra sobre la
agricultura , celebrando á las hijas de Atlante ó las Pleiades. La
importancia del papel que representaban en la naturaleza , les
dio nn lugar distinguido en los Kalendarios antiguos , que han
conservado en la historia de los Atlantes. »,üe Atlas hijo de Urano , dice el autor de estos pretendidos anales , nacieron siete h i .
jas que se llamaron las siete Atlantidas ó las siete Pleades , que
tuvieron comercio con los Dioses. De las mas ilustres nacieron
muchas familias , cuyos descendientes merecieron ser colocados
en la clase de los Dioses y de los Héroes." Esto es , en lenguage
mas sencillo y despojando á esta relación de la alegoría , que fueron cantados en muchos poemas , y dieron principio á las aventuras fingidas que se encuentran en los anales antiguos de los
Griegos. El exemplo de la Pleiade Pasiphae , tan famosa por sus
monstruosos amores nos servirá de ilustración.
Pasiphae , nos dice Plutarco , según muchos sabios , es una
áe las siete Atlantides ó Pleiades. Está colocada en el cielo en las
^ncas del toro celestial, sobre la división que separa á esta constelación de la del Aries Ammon , cuyo oriente heliaco , ó la separación de los rayos solares, anunciaba todos los años la P r ¡ ,
mavera ó el momento en que las Pleiades se hallaban sumergidas en los fuegos del sol, que entonces estaban en conjunción
con ellas en el Tauro. He aquí todo el fundamento de la fábula
de Pasiphae , y de sus amores con el toro. Así es que el toro
de nuestras constelaciones , ha conservado hasta ahora el nombre de amante de Pasiphae , y todos los astrónomos y mitólogos
antiguos concuerdan en decir , que este es el famoso toro de que
estuvo enamorada la hija de Minos. Por esto dijo Luciano que
las aventuras de Pasiphae tenian un fundamento en la astronomía.
013
mía. El mismo Plutarco añade que se la creia madre de Ammon
ó del Dios cuya frente armó la antigüedad con cuernos de carnero , y que colocó en los cielos á la entrada del Zodiaco , de
aquel que nació al oriente de los fuegos solares en el momento
en que el Sol entrando en el Tauro se unia con las Pleiades , y
por consiguiente con Pasiphae. He aqui por que asegura Pausanias que Pasiphae tenia su estatua al lado de la del Sol en los
templos que le erigió la antigüedad , y que tuvo sus oráculos.
Luciano asegura que los oráculos de la Grecia estaban sujetos á
los aspectos celestes , por cuya ra^on supone Virgilio , que llegando Eneas á Cumas y entrando en el Templo de Apolo ó del
Sol , vé pintadas las aventuras de Pasiphae , y la historia de sus
amores con el toro. Por la misma el vicio Sileno en las églogas
del mismo poeta mezcla en sus cantos sobre la naturaleza, la historia de las desgracias de Pasiphae
jEt fortunatam , si nunquam armenia faisseni
Fasiphaen , nivei solatur amore juvencu
Estos son los cantos famosos sobre las Pleiades y las Hyades , atribuidos á Atlas ó al genio que hace girar al cielo sobre
su exe y atrae las estrellas ,'cantos que repetía Yopas en su lyra
de oro al fin del banquete que dio la Reyna de Cartágo á los Troyanos que se escaparon del naufragio. £stos son los restos de
aquellos antiguos poemas que sirvieron para componer los primeros anales de los Griegos , y que tan injustamente se obstinan
«n conservar en la historia. No se teme fixar la época del reynado de Urano, del Príncipe Sol y la Pricesa Luna , de sus tioí
Atlas , 6 el Polo , de Saturno , ó del tiempo que casó con la
Princesa Estación , y la Princesa Fatalidad , de sus primas Pleiades ó Atlantides , del Príncipe Héspero ó estrella de la tarde , en
una Isla quimérica que no existió sino en la imaginación de Platón , Isla en la que el filósofo Amelio no veía sino ficción astronómica , y que coloca Plutarco en el número de las fábulas. Se
determina el lugar y ti tiempo en que vivieron Pasiphae esposa
de un toro. Ariadna , su hermana, amante de Bacho , con pies,
cuernos y cola de toro , mantenida por las estrellas del toro celeste , ambas nietas de Júpiter , por Minos su padre , hijo del toro , de cuya forma se revistió pata robar á Europa , y que colocó en las constelaciones ; es decir, de aquel mismo de quien estuvieron enamoradas las hijas. Es preciso convenir en que toda
Eea
es-
ai4
esta Corte de los Reyes de Greta es muy pai'eclda á los establos
de Augias, y que si la ignorancia de algunos eruditos acusa á
los alegoristas , porque buscan toda !a historia de la tierra en los
cielos ; quizá éstos tienen mas derecho de acusarles de haber degradado los Dioses , transportándolos en medio de los ganados
El cielo o el Olympo fué siempre su morada natural. Aqui es
donde debe buscarse , apartando el velo mythológjco que les
oculta. Pero ni ios Griegos ni los Romanos jamás comprehendieron bien su mythologia , porque no fueron sus autores. Crédulos y amigos de lo maravilloso los Griegos , se apresuraron á
recoger las ficciones poéticas de los orientales que transmitieron
de boca en boca á sus hijos , y se cambiaron en otras tantas tradiciones , que se vieron casi precisados á conservar los historiadores sin crítica , y de las que hubiera sido quizá peligroso el dudar : porque para los hombres muchas veces es mas sagrado un
error inveterado que la misma verdad. Por otra parte la explicación de estas sabias alegorías pendia de especulaciones demasiado
subhmes , para que el Pueblo y el Literato mediano, que casi
siempre es Pueblo á los ojos de la ciencia , pudiesen jamás expli,
carias. Como la corteza de la mythologia agiadaba porque era
brillante y variada , se detuvieron en ella. La verdad residió solo en dos ó tres hombres como suele acontecer , y el error en
todos los demás. Aun hoy en dia k erudición en muchos de
nuestros eruditos siempre barbara , y colocada en medio de las
ruinas de la antigüedad , sobre las que mas bien arrastra cargada de hierros , que camina , no puede elevarse á tan alto grado
como el ingenio del poeta que cantó los Dioses. Llena de un rei
peto profundo hacia los errores antiguos , únicamente porque"
son antiguos y suyos , compilando sin elección ni crítica , amontonando sin orden , traduciendo sin cesar libros y cuentos vieios
que no puede entender , y que quiere creamos ; ha acabado de
estraviarnos , poniendo el sello de su credulidad á las historias
maravillosas de sus maestros , y aun condena al que se atreve
apartórse del círculo estrecho que cierra su ingenio.
MOM.
MOMPELLER,
Xixposicion sucinta de tos recursos que presenta la Cirujia contra
la ietíncion de orina.
Entre los inumerables males que afligen el ge'nero humano,
•ninguno hay en que la Cirujia haya conseguido mas victorias
que en la detención de orina ; sin embargo de todo esto , en el
invierno último ha perecido de dicha enfermedad un hombre respetable , que creyó que ni su edad ni sus achaques podían dispensarle de un viage que debia hacer por obligación , y del que
fué triste víctima.
'^
La detención de orina sucede algunas veces quando se difiere indiscretamente la necesidad de orinar. Ambrosio Paré refiere , que este acidente sobrevino á un criado joven que venía del
campo , trayendo á la zaga una señorita. El célebre Ticho Brahe , hallándose en Praga en una tertulia distinguida que no quiso dejar, se contuvo largo tiempo de orinar , y murió'de la detención de orina.
Quando en esta enfermedad s€ dilata extraordinariamente
la vegiga , pierde su resorte y ya no es capaz de acción alguna;
entonces los remedios generales , como la sangría , los baños,
las bebidas que r«lajan &c. |)ierden su eficacia. El enfermo experimenta una incomodidad inexplicable ; tiene vómitos , ahora delirio j ahora punzadas tan vivas que le ponen á la desesperación.
Si en este momento cruel llega el Cirujano , y tiene la fortuna
de hacer penetrar la sonda en la vegiga , sale la orina y todo desaparece como por encanto , á lo que sucede la serenidad y el
sueño.
Ko siempre es una operación difícil la introducion de la sonda en la vegiga , pues yo mismo la ensené á varios enfermos,
quienes la practicaban consigo mismos siempre que era necesario. Pero si el canal está inflamado ó contraído por alguna causa,
es menester tener un conocimiento exacto de su estructura j y
mucha práctica para seguir su curso , y vencer con destreza las
resistencias sin apartarse del camino. Si la sonda no penetra en
la vegiga á la primera tentativa , es preciso después de algún intervalo intentarlo una y otra vez por medio de Cirujanos diferentes , pues el uno suele ser* feliz en lo que el otro desgraciado.
También puede introducirse antes en el canal una bugía suave
para abrir el camino , y darle un cierto grado de dilatación. Cono-
nocí á un enfermo que sanó de este modo , pues salió la orina
pav el rededor de la bujía , y después de haberla sacado evacuó
enteramente.
Sin embargo , pueden hallarse obstáculos que no podrán vencer toda la destreza y la experiencia , en cuyo caso es muy graode el peligro del enfermo ; podrán acaecer accidentes que le causarán una especie de aplopegía ; la vegiga dilatada en estremo puede romperse. En este último caso vi á una muger : se había ignorado su enfermedad ; la sondeé en mi primera visita , pero ya
no era tiempo y murió algunas horas después. Habiendo abierto
SU cadáver hallé orina estincada en el l^axo vientre que habii inflimido los intestinos ; comprimí la vegiga y vi que salía la orina por una abertura imperceptible que se hallaba en el fondo.
No debe aguardarse esta última extremidad para emplear otros
recursos muy eficaces , que han tenido gran éxito en manos de
muchos Cirujanos célebres ; y así guando la SjSnda y la bugía no
pueden quitar los obstáculos del canal de la uretra , deberá practicarse una de las operaciones siguientes. Puede abrirse la vegiga por tres lugares para evacuar la orina : i.° por el espacio
comprehendido entre las bolsas y el ano : a° por sobre el pubis:
3.° por el intestino recto.
La primera operación es la mas difícil, la mas espinosa , y se
executa de dos modos. i.° Se hace una incisión con el bisturí
en elfemea ; se introduce hasta la vegiga, y en la llaga se introduce una cañita para evacuar la orina.
El segundo método consiste en abrir un conducto en el mismo lugar con el instrumento propio para ello hasta penetrar en
k vegiga ; sacase , y sale la orina por la caíilta que se deja en su
lugar. Heister alaba mucho este método que debe ser inñnitamente menos doloroso que el primero , pero que quizá no siempre acarrearía iguales ventajas.
£1 segundo modo de abrir la vegiga , es punzar sobre el pu.
bis. Muchos autores hablan de esto con mucho elogio. Mery,
Cirujano famoso del hospital de París , le ha practicado con éxito
constante , y Mr. Petit, cuya memoria será eterna , asegura que
jamás le sobrevinieron accidentes algunos después de este método.
Un Cirujano de una Ciudad inmediata de Dlxon ha hecho
últimamente la experiencia , y aunque se ha apartado de la regla
ha conseguido buen efecto. He aquí una idea de su observación.
Habiendo un joven de 14 años advertido una vivora cerca de
su pie , fué tanto su horror que se le detuvo la orina ; el vientre
se
se hinchó insensiblemente , sobrevinieron varios accidentes graves , y al fin un vomito que dejó al enfermo en un estado tan
deplorable que se creia que moria. No habiendo podido penetrar
la sonda , propuso el Cirujano el punzarla , y lo hizo á dos ó tres
pulgadas de la linea blanca del lado izquierdo , en el lugar en
que pareció mas sensible la fluctuación , salieron tres quartilloí
de orina , la canilla quedó en lugar hasta que la vegiga hubo adquirido SU resorte , y ía orina su curso natural, lo que sucedió
á los quince dias'y quedó curado el enfermo.
Esta operación ni es larga ni dificil, y alivia con mucha prontitud al enfermo : sin embargo se la cree sujeta á un gran inconveniente : la vegiga , dice , al cerrarse puede arrojar la canilla y
dejar escapar la orina en el baxo vientre, de donde resultará una
inflamación mortal.
En fin el tercer modo de abrir la vegiga fué inventado por
Mr. Fleurant, Cirujano de León , y consiste en introducir por el
ano un instrumento un poco corbo y bastante largo , para llegar
al trabes del intestino recto al fondo de la vegiga y punzar. Con
esta operación sale toda la orina; la canica que queda en el lugar
y que puede cerrarse con un tapón , facilita repetir esta evacuación quantas veces se quiere , y aguardar que la vegiga haya tomado su resorte , y que los estoi-vos del canal natural se hayan
destruido.
La punción por el ano preconizada en Inglaterra por Mr.
Kied, Cirujano de Chelsea , no se ha adoptado en Francia sino
por algunos Cirujanos de Provincia.
He aqüi los recursos que pueden tranquilizar á las personas
sujetas á la detención de orina , pero lo que mas bien debe asegurarles es que es muy raro el que la sonda no pueda introducirse en la vegiga , y que hay Cirujanos muy versados que jamás han necesitado recurrir á ninguna de las tres operaciones
úisinuadas. (Diario de historia natural.')
PARÍS.
JRoflexlones soire los incendios ,poi' et Conde de Espíe , Cahal/ero
de la Orden Real y militar de San Luis ,-^ déla de Fidelidad en
uálemania.
Qualquiera que no se conmueva á vista de los desastres ocasionados por los frequentes incendios de que nos informan los
pa-
4l8
papeles periódicos , es preciso que sea ínsensibíé.
Todos estos incendios han consumido un gran número de casas , habiendo sido pábulo de las llamas los muebles , los efectos
y ganados. ¡Quintos hijos , mugeres , ancianos envueltos por estas llamas sin poder oir y sin el menor socorro , han sido su-s
tristes víctimas! iQue suerte tan deplorable para tantas familias,
reducidas á la última miseria sin la menor esperanza de poderse
jamHs libertar de ella!
Es preciso que convengamos en que estas desgracias son tan
antiguas cómala construcción de los edificios ; pero es muy de
evtranar que en ningún tiempo se hayan buscado los medios de
precaberlos, particularmente en ciertas Provincias en que se acostumbra á construir las casas de madera y cubrirlas con greda y
paja. Claro está que las casas construidas de este modo deben ineendiarse en un instante , y comunicar el fuego á las demás , para lo que basta una paja que salga con el auxilio del viento por
la chimenea.
Creo poder remediar todas estas desgracias separando los pisos de las casas con bóvedas chatas , y cubriendoias con escombros de mi invención , en las que ni entra madera ni tampoco
fierro alguno. En 1752 informé al público de mi descubrimiento en una obra intitulada : Mado de hacer toda suerte de edificios
iiicombustlhles : en casa de la viuda Duchesne. Esta pequeña
obra fué tan bien acogida, que en 1756 se traduxo al Inglés, por
Mr. Dutens , y al Alemán en 1760. En 1776 di una segunda
edición en algunos suplementos.
Muy en breve se adoptó este sistema de construcción en Pa*
rís y en Versalles ; pero se empleó inútilmente mucho fierro; lo
que hizo esta construcción costosa sin darla mas solidez.
El Príncipe de Conde hizo mucho mejor en los nuevos edificios de su Palacio de Borbon , en donde los pisos se han separado por medio de bóvedas chatas , no h.-ibiendo empleado ni madera ni fierro , con lo que se libertan de los incendios todos los
edificios. {Se concluirán)
'
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Ángel pasado la Nevería.
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IrovuidúJ. bd prmerod la ricibtran en suJ casoar iüdas las
SemaruU y los JVyundoj franca de porte por el correo.
2fo se- admitan JhJcnpafn&i por nierwj'
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