Murillo Toro - Actividad Cultural del Banco de la República

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Fernllndo Rrllnllo. S. B.
Restauración
del retrato de
Murillo· Toro
desfigurado por
L E. NIeto Cabal.lero
Con las debidas licencias.
BOOOTA
Imp. dtl Corazón dt Jesús
191i
Una palabrita
Lector amigo: lee estas líneas, y vuélvelas a leer, si te gustan; y si quieres, estudia bien los hechos que aquí se narran,
y las doctrinas que se analizan.
Te aseguro que no hallarás ningún hecho histórico desfigurado, y ninguna doctrina deformada .... se entiende en la que
el autor expone, y en la~ citas que aduce
de hombres competentes y desapasionados;
en las citas del Sr. Nieto Caballero ya verás, lector amigo, la que hay de verdad y
sobretodo de juicio católico. Dicho sefior, en su libro «Murillo escritor,"
ha
querido hacer el panegírico de uno de los
mayores enemigos de la Iglesia Católica
en Colombia., y cantar las bellezas de las
doctrinas liberales.
¿Estará bien tIue ,los católicos callemos
ante la deificación de los enemigos de
Cristo, y la apoteosis de los errores modernos? ¿O debemos por el contrario, presentar a los enemigos de la Iglesia como
tales, y refutar y condenar los errores que
se yerguen contra las doctrinas de Jesucristo N. Sefior?
Si eres católico, mira en estas breves
páginas cómo persiguen y maltratan tu
II
santa religión esos preclaros hombres del
liberalismo colombiano .... y díme después
si tenemos razón los católicos para recha-'
zar las libertades modernas.
Si eres amigo de la justicia, de la liberbertad honrada y de la Patria-aunque
no
seas católico-después
de estudiar un poco
la Historia Patria, díme si tenemos razón
los católicos para no querer la libertad que
nos han brindado los prohombres
liberales de Colombia; y si Murillo fue amante
de la Patria, o traidor a ella ofreciendo
buena parte del territorio nacional en cambio de concesiones indust! iales y políticas (1).
Si eres enemigo de los católico~ y de
la Iglesia, avergüénzate de la obra de tus
compai'ieros, y no quieras ya ser enemigo
de Cristo y de la Patria.
(1) Véanse los documentos, que no admiten
réplica ni explicación de ninguna clase, en el libro «Acción del Gobierno liberal en las Relaciones Exteriores por Sebastián Moreno Arango.
Volumen l. Bogotá. Imprenta de San Bernardo.
1912.» (Págs. 4 y sigs. sobretodo pág. 44 Y págs. 52:
y 53) ..
J.
R.
MEJIA
S.
J.
Al dar principio a estas bien intencionadas líneas, no podemos menes de parodiar la anécdota del fúnebre orador de la~
montañas antioquef'ias: cmurió Aquiles y
le cantó Hornero, murió Eneas y le cantó
VirgIlio, deja de existir Murillo Toro y el
Sr. L. E. Nieto Caballero canta sus glorias literarias": parece que a los héroes les
es dado elegir a sus cantores desde el
polvo del sepulcro.
En efecto, el Sr. Nieto Caballero acomete la empresa de glorificar a Murillo Toro,
con liberal cariño, con ardiente anhelo;
cual si se tratara de satisfacer los repetidos ruegos que a su fecunda lira repiten
los manes del difunto. ¿Por qué no cantas?-parece
que han dicho las cenizas del
político al periodista teólogo-dedícame
un
haz de recuerdos dignos de tu elocuencia
y de mi gloria; y el nuevo Virgilio, no
menos condescendiente
que el cantor de
cAures,. responde conmovido:
Todos cantamos ....
y publicamos, necios, indiscretos,
-2muchos secretos,
que el corazón debiera sepultar.
Y, como «homenaje a la memoria del
insigne conductor liberal, con moti vo del
centenario de su nacimiento,» publica el
libro «Murillo, Escritor,» en el cual pierde el protagonista
la última hoja de laurel, arrastrada por olas de espumosa literatura, entre las cuales se revelan muchos
secr~tos que .el corazón debiera sepultar.
Libertad
de incienso-«El
culto que
las nuevas generaciones
rinden <'.. Murillo
es simple expresión, prolvngada en el tiempo, del aprecio que -por el hábil político
tuvieron las generaciones anteriores."
Tjlles son las palabras con que el Sr.
Nieto Caballero se presenta en el vestíbulo del templo que va a levantar a Murillo, escritor; tribútale ante todo culto de
admiración ferviente y se goza en ver los
mismos homenajes en las genera..ciones presentes y pasadas ¡Fantasmas halagUefios
de quien pretende
llevar en. su pecho el
corazón de la República!
La inmensa mayoría de los colombianos
somos católicos sinceros, y como tales,
sólo doblamos la rodilla ante. el Dios tres
veces santo y consumimos nuestro incienso
en sus altares; esos cultos serviles tribijtados a la criatura, en sí misma, se quedan para los abyectos esclavos adoradores.
del caballo de Calígula, para aquellos que
con el autor de ••Haz de Recuerdos,» estiman que la oración y la plegaria lo mjsmo «puede ser el padre nuestro o la mira-
-3da hacia Jesucristo o el pebete quemado
ante la estatua de Buda,» o los granos de
incienso quemados sobre el sepulcro de Murillo .•
«El brillo de su labor periodística, dice
el inspirado cantor, ha pasado en calidad
de dogma, legado por la generación contemporáneade
Murillo a las siguientes.
Todos hemos aceptado para él el calificativo deslumbrador
de rey de la prensa
que le discernió uno de n'uestros primeros
oradores, y más a menos nos hemos conformado con el dictamen de !quien tan genuina autoridad tenía para hacerse creer
bajo la sola autoridad de su palabra.»
En estilo farisaicamente religioso admite
como dogma irrecusable la primacía de
Murillo en el campo periodístico, sin rehusar el derecho de contradecirse cuando afirma que el misterio revelado por Dios es
sortilegio que enturbia las verdades cristalinas; asegura que tal verdad de una generación a otra por tradición fue transmitida, y más adelante cita con encomio las
palabras de su ¡[ust,e: «La tradición es un
cómodo tesoro de carácter supletorio para
llenar la deficiente que en la Bibli:.. ocurra.» Contradicción se llama esta figura.
y concluye con que a Ramón Gómez le
debemos creer a ciegas, por la sola autoridad de su palabra.
Como ven los lectores, la diferencia entre los enemigos del Catolicismo y éste
es inmensa: ellos llaman dogma a cualqui¡;:ra afirmación humana y le reconocen
-4el . carácter de infalibilidad a la criatura,
nosotros sólo creemos sin pedir razones a
la Verdad Eterna; para ellos la tradición
se funda en el coro parcial de cuatro aduladores, nosotros la reconocemos en la voz
unánime de mil generaciones, acordes con
los escritos de centenares de sabios y
coÍJfirmada por innumerables monumentos.
Cuestión de criterio, de elevación de pen-samientos y de nobleza de alma.
Con perdón del Sr. Nieto Caballero, me
atrevo a aselZurar que el noventa y cinco
por ciento dè'- los colombianos desconocemos en Murillo ese titulo dogmático de
rey de la. prensa, y esto la afirmo con la
hist<?ria en la mano y con el débil eco que
ha producido en la república el centenario del escritor liberal.
I
En esas afirmaciones hiperbólicas y contradicciones humillantes caen los que, como
dice el Sr. Nieto Caballero, no tienen fa
humildad -que suele hacemos falta a los
que sin estudiar la bastante la significación de las palabras nos lIamanos preten-·
ciosamente libres pensadores.Camino de la gloriacEs sabido, escribe el panegirista, que el verdadero ingreso de Murillo en el campo periodistico
se verificó en t 847 con la fundación en
Santa Marta de la cGaceta Mercantil.Antes habla escrito articulas que le merecieron favorables
comentarios,
de los
cuales el primero, en orden cronológico, es
uno que se supon~ elaborado con la intención
de agradar al General Santander- . __.••••
-5cquien hizo colocar a su autor en una sección de lo :que hoy llamamos Ministerio
de Relaciones Exteriores.»
En su primer artículo Murillo insulta al
doctor Márquez y vende la diatriba, por
un puesto en el gobierno, al Hombre de
las Leyes; hace pues su primera entrada
en el templo de la gloria, de rodillas y
mendigando un salario de manos del poderoso. Tal artículo y tales auroras periodísticas pertenecen sin duda al "del chantage, que llama el sefior Nieto Caballero,
al de la difamación, al del aplauso a tanto la columna, al del que no escribe sino
memorándums enviados de arriba, solicitados de rodillas o recibidos temblando; al
bullanguero, al sensacional, al nacido para
ponerse al servicio de las entidades que
mejor le paguen».
Esos primeros generosos impulsos' que
movieron su pluma, fueron sin duda los
que le impulsaron a llamar «Gaceta Mercantil» a su primer periódico.
Murillo director de «El TiempO» es el
sabio conductor del liberalismo, y al decir liberalismo, exclama el sefior Nieto Caballero, pensamos ante todo en el republicanismo que, bajo ciertos aspect0s,
es
como la reaparición en nuestra época de
la rica veta gólgota .... » Tu dixisti, tú la
has dicho para desengafio de incautos; el 25
de septiembre de 1850, para festejar el
aniversario más criminal, se formó una sociedad de estudiantes radicales y turbulen-'
tOi, Y se apellidó «Republicana»;
más le
-6hubiera cuadrado el de «Liberticida". Esos
revolucionarios sin Dios, sin ley y sin conciencia, que cubrieron de lodo y de sangre la República, séba utizaron con el nombre de «Gólgotas», y esa rica veta es la
que hoy reclama con orgullo un apóstol
de la caridad moderna.
Al hablar de Obando el sellor Nieto Caballero elogia sus grandes cuaUdades y disculpa sus defectos. «Combatfan a Obando, escribe, los radicales apellidados
gólgotas en ese tiempo, en la prensa y en
las cámaras. Era cuestión de ideas. Al
mismo tiempo hacíanle oposición violenta
los conservadores. Era cuestión de odios".
Yo no me atrevería a juzgar si las ideas
o el odio han inspirado frases tan serenas
e imparciales.
Lo que atestigua la Historia es que el
General Obando, manchado con la sangre
del Mariscal de Ayacucho, entró resuelto
por la senda de la revolución, fue el alma de los retozos democráticos, y ',s~ vió
complicado en muchas revueltas y asonadas.
"Murillo promovió en el Congreso de
Ibagué el juicio de responsabilad
de
Obando por creerlo cómplice voluntario
del gran crimen ,del 17 de abril." El resultado fue que el reo salió condenado en
la doble causa; por el Congreso y por la
Corte Suprema respectivamente.
Entonces
fue cuando Murillo Toro dió su segundo
paso hacia el templo de la gloria, cuando dijo: «Una peti~ión de juicio no es una
petición de condena" .
.,
-7Pensamiento tan profundo 'que sÓlo alcanza a sondearlo el cantor de sus glorias literarias. Sigue luégo exponiendo las
razones de Murillo para condenar la sentencia pronunciada por el Sr. Sanclemente,
y expone las ideas que tenia sobre reforma penal. Nada más primitivo; hay en ta·
do ello una amalgama de vulgaridades
.,
contradicciones que harán reir con fruición
'a los estudiantes de Derecho: decía con
Guizot: "El hombre que declara al hombre culpable y le castiga bajo este título,
resuelve un problema y ejerce un· poder
de que Dios' solo puede estar seguro de
no equivocarse.» Y seguía amplificando con
acritud el mismo pensamiento.
El lector sensato dice: «el hombre que
profesa, y promueve en el Congreso de
Ibagué el juicio de responsabilidad
de
Obançlo, pueril mente se contradice; debiera haberlo promovido ante Dios, único juez
de las acciones humanas». Cuando le roben el dinero, cuando traten ,de asesinarlo, cuando asalten su hogar; no acuda a
los jueces ni a la policía, porque, según
sus ideas deliciosas, el juez que condena
es tan criminal como el reo, y se debe dejar a la sociedad el oficio de castigara
los criminales con el desprecio. Ahora me
explico por qué el Dr. José Maria Samper
dice de Murillo que era «supelficiaL en sus
Lecturas y meditaciones y muy poco instruido."
ldilios de libertad- ••
Ilimitada libertad
era aproximadamente
como un lema de
-8Murillo,- dice al hablar de sus opiniones
acerca del sufragio, y al fin pone estas
palabras del conductor liberal: "El sufragio fue reconocido después de treinta anos
de preparación"Hoy' es la ley primordial del pals, que ningún poder puede
retocar porque es la soberanía- . Estas
t\1timas palabras encadenan la libertad de
legislar y de hacer modificaciones progresistas, rompen el lema.
En este mismo sentido de estancamiento y de odio a toda reforma, explica el
Sr. Nieto Caballero las palabras de Murillo: "No hay sistema mejor para hacer la
educación política 'de los pueblos que el
de ponerlos a la obra en que quiere formárseles
En la libertad de sufragio, Murillo y su
panegirista
difieren
mucho; abogaba el
primero, en teor/a, por la libertad absoluta, el segundo quiere la 'restricción a los
ciudadanos conscientes y de alguna cultura
intelectual. Pero los dos' están acordes en
que se debe terminar con la influencia delclero y de los propietarios católicos; con
el fin mal disimulado, de hacer ellos propaganda impía en los pueblos destituídos
de consejeros.
Por eso dice el Sr. Nieto Caballero, refiriéndose a M urillo. "Hacía también la observación de que los curas y los propietarios en cuyo interés estaba el hacerse
querer para realizar mayor lucro, no iniluirían demasiado
en. las elecciones, y
aún avanzaba
que habla ya sacerdotes,
Jt
•.
-9precisamente clos más inteligentes, .los más
sociables, los más generosos y de más
noble carácter» que pertenecían al partido
liberal y le servían ccon toda abnegación.»
Si los escribas y fariseos hubieran escrito una carta a sus hipócritas correligionarios el dia en que por treinta monedas
les entregó Judas Iscariote al divino Redentor; habrian dicho sin duda que tenian
de su parte al más inteligente, al más so-
ciable, al más generoso y de más noble carácter de \ los apóstoles, el cual les servia
con abnegación.
Parece que los ideales de atraerse al
clero no se realizaron, p:.Jcs en el Congreso de 1878 Murillo pronunció estas palabras:
«La última revolución ha modificado mis
ideas sobre libertad religiosa: hoy opino
que no debe· ser absoluta, porque es un
peligro para el partido liberal, como lo fue
el sufragio universal de 1856." «Tampoco
estoy porque se les permita emitir todos
sus pensq,mientos". Esto se traduce: Cadenas para el pensamier'Lo de los sacerdotes,
grilletes para las conciencias, mordazas
para la palabra, opresión para las almas;
y todo ello pronunciado
en nombre de la
civilización, por el que tenia como lema
las libertades absolutas.
Al escribir estas palabras de su ídolo,
parece que al Sr. Nieto Caballero se le
exaltaron los nervios, y escribió tres páginas sobre lo que él llama la ingerencia
del clero en la política. Cita nombres ais-
-10lados ~ sacerdotes draconianos, juzga arbitrariamente la conducta de otros, profana la memoria inmaculada de venerandos
prelados, hacié{¡dolos aparecer como secuaces del liberalismo, cuando fueron victimas de sus odios y persecuciones.
Afirmaciones
denigrantes
recogidas en
arroyos
populares
contra sacerdotes
y
obispos; sistemas politico-sociales para lIe-,
var al clero hasta ,la apostasía;
consejos
paternales a,-los prelados; ~supone en -todo
el clero miras bajas y rastreras .. «Se dijera, escribe, que los intereges espirituales
no prosperan sino a favor de las conquistas temporales
de quienes los defienden.
Si estas se man~ienen o aumentan manana
bajo la dominación liberal, ese gobierno
liberal tendrá el apoyo del clero. La cuestión, pues, en una politica de tolerada ingerencia, se reduce a cierta habilidad para saber atraer lo.» Pasa luégo a derramar
patrióticas lágrimas por la ingerencia del
clero en la política durante las elecciones:
mientras algunos esperàn reacci<'¡.n de parte del pueblo en presenba
del clero que
va a votar, otros -lloran como tristes Jeremías la profanación del templo 'Y la ruina
de la Iglesia. cEs perjudicial, dice, la intervencion del clero en la politica para las
causas de ambos, pero no enfontramos
manera de impedirla.»
Los medios usados hasta el presente por
los anticlericales con el fin de alejar de
las urnas al clero y obligarlo a no instruir a los pueblos re,specto a sus debe-
-11-
res, son muchos pero muy inadecuados.
Nos han traído çomo autoridades
en la
materia a los enemigos más encarnizados
de la Iglesia Católica; nos han ofrecido
respeto y gangas materiales; nos han amenazado con alzar de nuevo los cadalsos,
abrir los caminos del destierro y forjar
grillos y cadenas; se nos ha jurado que
seremos 'abandonados
del pueblo y se han
tergiversado los textos de la Sagrada Escritura para hacemos creer que no conservamos el espíritu y la doctrina del divino
Salvador, que vino a fundar un reino todo espiritual y en manera alguna ·d~ militante política.
Tales argumentos se vienell repitiendo
desde hace veinte siglos por los perseguidores de la Iglesia para hacer que los
sucesores de los Apóstoles abandonen
a
Jesucristo y sigan en pos de la mentira;
mas los sofismas, las amenazas y las promesas, si han logrado la traición de algunos menguados apÓstatas, han servido para fortalecer más y más a los legítimos
pastores y darles. aceros en la lucha veinte veces secular contra los enemigos de
la verdad y el bien.
«La no intervención,
concluye el Sr.
Nieto Caballero, debe pues pedirse como
un simple acto de cordura.»
Aqui pone una larga nota el culto y sereno escritor, que no puedo menos de reproducir por no privar a mis lectores
de un rato de solaz. Le haremos un ligero comentario.
-12-
«No es ese, dice, el sentimiento del clero actual en Colombia. Como si obedeçiera a una consigna, los obispos han resuelto probar la fuerza de sus anatemas. De
una manera apasionada, cual si se les disputara una presa imprescindible, proclaman desde el púlpito y desde la cátedra
la necesidad. de intervenir en la politica,
aun desprovistos de la túnica de amianto
que, por tratarse de llamas, les recomendaba el insigne Sr; Suárez.'"
«Los vocablos injuriosos, desprqvistos
de caridrd abundan en 105 labios de 105
minis,tros de Cristo. Grandes jefes políticos, á muchos de ellos se deben los triunfos en las elecciones. Lugares hay en donde, ante fragantes ollas de mute, apetitosas lechonas y otra clase de manjares
y bebidas codiciables, hacen jurar a los
indios congregados para el . interesante e
interesado festín, que consignarán su voto por tal o cual candidato. En otros basta la simple orden para que obedezcan.
En otros es necesario hacer aparecer al
candidato o al periodista republicano o liberal como acreedor alodio
de la gente
digna, merecedor de castigos eternos, poseído del demonio, profesional del desorden."
e Todo esto no es un buen presagio para el país y mucho menos para Iii Iglesia
Católica. Los que a esta le hacen el mayor
dafio se encuentran en su seno. Conviene
aguardar, como a un Mesías, al Reformador que habrá de ensefiarles la misión de
,lO
-- 13 paz y de amor qne cumplió el Salvador
entre los hombres.
Conviene
como consuelo por ahora y como remedio para después. Y si no viene,· si esta alianza
continúa «salpicando
lodo», corno dijo Restrepo ... , sólo cabe decir: ¡Dios salve
a
Colombia!"
Ya ven si es graciosa
la nota, iy si tiene metralla. Principia
por dar vueltas a la
noria con la idea que lleva estereotipada
de la intervención
del clero en la política
y con la ingerencia
de los obispos
en
asuntos
que no les incumben;
la de las
excomuniones
no le hace gracia, ni ve la
importancia
que pueda haber en abrir los
ojos de los fieles para
que no se dejen
engañar
de los falsos profetas,
predicad\)res del error. Cuestión
de miopla
religiosa más a menos voluntaria,
y enfermedad
hereditaria
de familia anticatólica.
El segundo
párrafo,
el de las ollas de
mute y apetitosas
lechonas
es encantador,
trae a la memoria la escena campestre
de
las Bodas de Camacho;
lástima que en todos los pueblos y aldeas de la República
no puedan
los señoreS
curas
establecer
práctica
tan útil y caritativa;
porque es el
caso que la relación tiene su parte de verdad, aun cuando le falta mucho' para que
el cuadro sea completo.
Yo lo he presenciado
en varios pueblos:
el Sr. Cura recuerda
a los católicos la obligación que tienen de consignar
el voto por
los candidatos
adictos a la Iglesia, que han
de respetar
sus derechos
v defenderla con-
-14tra sus rabiosos enemigos, sean éstos periodistas a candidatos; les anuncia el dia de
las votaciones y les dice que no debe faltar ninguno. Como son muchos los pobres
campesinos que carecen de todo y viven
a largas distancias, el párroco les prepara
alimentos a fin de que no pasen hambre;
nada de licores embriagantes,
ningún juramento, ni alboroto, ni imposición, ni cosa que la valga. En varios pueblos, mientras los católicos voluntarios-no
reclutados-tomaban
tranquilos la frugal comida.
presencié las escenas democráticas de los
adversarios en las tiendas vecinas: insultaban, gritaban, amenazaban con machetes
y palos, formaban pelotones de energúmenos
y cotizaban los votos de los ignorantes en un()
a dos tragos de aguardiente o de licor amarillo.
En varias poblaciones he hallado a infelices arrendatarios,
a quienes sus (lrogresistas amos han arrojado a la calle, en
nombre de la libertad, les han destruido
los sembrados y quemado la casita, porque no votaron como autómatas por quienes ellos querian imponerles.
Por ú'timo augura males sin cuento para el país y para la Iglesia, a seguir las
cosas como van. Pero le queda la esperanza de que ha de venir un Mesias a Reformador que vuelva las cosas a su primitivo estado.
y no advierte que ese Reformador
advenedizo se halla entre nosotros, que ha
iniciado su evangelización ensefiándoles sus
-15-
deberes al Papa, a los Prelados, a los
sacerdotes y a los fieles; s610 que el pobre Mesías llega tan mal parado que no
está en disposición de sostener una lid en
doctrina ¡'cristiana con los hijos de los
obreros. Si por incuria nuestra o por desavenencias entre los católicos llegan a triunfar los defensores de la anarquia y el libertinaje «que todo lo enlodan» ... _ s610
cabe decir: ¡Dios salve a Colombia!
Los Obispos tienen por superior y Maestro al Romano Pontífice, Vicario de Cristo
en la tierra, los sacerdotes y los fieles debemos obedecer a nuestros Prelados,
y
los que no son católicos ni quieren someterse a la Iglesia deben tener el pudor de
no meterse a donde no los llaman; máxime cuando tienen harto que hacer con la
reforma de sus montoneras casi salvajiza-
das.
(-faz de Recuerdos-Los
que hablan
hoy de fraudes y violencias hicieron «declarar en blanco el voto del Estado del
Cauca, parque la que era a adjudicárselo al
Sr. Parra, se habría resistic10 el pudor hasta de los presidiarios;
sacaron la tropa a
medio día a las calles de la capital a dispersar a balazos a los electores, dejando
varios de estos sus cadáveres en homenaje
a la libertad.» Y el mismo progresista que
esto hacía «para tener mayoría en las Cámaras, con que hacer elegir a su candidato, mayoría que todas aquellas iniquidades no habian alcanzado a proporcionarle,
hubo de recurrir' a la transacción indigna
-16-
de compraventa de un gran Senador .•
cEsas sefiores que tanto se quejan de
nuestra tiranía, de la falta de libertad de
sufragio, y de violencias :v. fraudes en las
elecciones, sin poder aducir un solo hecho
como comprobante, habían declarado que
no se dejarían quitar con papelitos lo que
habian ganado con batallas; y en consecuencia, unas veces armaban peloteras, los
días de el~cciones, al rededor de las urnas, para que ningún ciudadano, que no
fuese armado para combatir, pudiese acercarse a ellas; otros dejaban introducir las
papeletas conservadoras, a reserva de no
contarlàs después en los escrutinios. De
allí nació el aforismo de cel qne escruta
elige;» aforismo queluégo modificaron en
Boyacá, diciendo: cel que escruta se elige.•
O bien, cuando contados los votos resultábamos con mayoría, venía un decreto
como el de cierto Gobernador de Panamá,
que dijo: cresultando que ha ganado las
elecciones un partido indigno, se las declara nulas, y procédase a hacer otras nue-
vas.·
cCon semejante táctica el sufragio era,
como fue siempre aqui, una burla sangrienta.·
cAsí fue, que para hacer, en 1873, Presidente al Sr. Pérez, se mandó francamente un batallón a Tunja a que escrutase en
su favor el voto que aquel Estado había
dado al General Trujillo, que quedaba
electo con ese voto. Para elegir al Sr. Parra se mandó francamente a la Guardia
-17Colombiana a despejar de electores importunos las mesas de los jurados de Bogotá, a perseguir al Gobernador constitucional, Sr. On. Marcelino Gutiérrez, ya tumbar a los gobiernos del Magdalena y Panamá.»
-El lujo de fuerza que se empleó para
arrancar de manos del Gobernador de Cundinamarca la autoridad que él había recibido del sufragio libre de sus conciudadanos, fue inútil y acabó de dar en tierra
con la soberanía de los Estados que sancionaban la Constitución y las leyes.»
Hubo enérgicos reclamos, y -el partido
radical no dio ta menor importancia a aquellas protestas, y se limitó a reírse de los tontos, que estaban todavía creyendo en la
República, en la libertad y' en el sufragio.
-Al Sr. Mallarino comenzaron por disputarle la elección de 1855, con un registro falsificado de elecciones en Sabanilla,
en el que constaba que VEINTE MIL electores cerrados habían depositado sus votos en favor del doctor Murillo,· en un caserío docde no había cien habitantes que
pudieran votar.»
Estos fragmentos están tomados de las
Cartas Politicas de On. Carlos Holguín,
Oigamos ahora al Dr. Francisco E. Alvarez, como se expresa en la sesión del Senado, correspondiente
al 26 de Abril de
1880~ su autoridad en la materia es incontestable, puesto que se trata de uno de
los prohombres del gran partido.
-Se ha hablado del abuso de la fuerza
lO
-18pública en las elecciones: abuso que recO"'"
nozco y que he visto.- cConcurrí a las últitimas elecciones, y casi no ví en ellas sino soldados; los ciudadanos civiles eran
muy pocos. Los soldados lo que hacían
era presentarse
en los diferentes jurados,
usurpando el nombre de los ciudadanos
para votar repetidas veces.cLos electores son . los soldados y los elegidos los
superiores de estos o los favorecidos por
estos .... Yo reconozco ese abuso de la
fuerza pública .... »
Con tales procedimientos logró el liberalismo excluir casi por completo a los
conservadores del Senadó y de la Cámara, y si alguna vez la mayoría abrumadora de Antioquia logró enviar' una respetable diputación
católica, fue arrojada, con
estoico cinismo, del recinto del Congreso,
por los defensores de las libertades
públicas.
¡fDe entonces acá siguen manifestando los
mismos instintos y permitiéndose idénticos
desahogos: yà impidiendo votar a los católicos, como lo hacen donde quiera que
les favorece la mayoría, ya falsificando
registros y rompiendo
urnas; ora promoviendo tumultos sediciosos como en el Socorro y Saboyá, ora derramando la sangre de los defensores del orden y de la
justicia. como lo hicieron en Susa con el
General Urdaneta, en donde lo atacaron
con bárbara crueldad más de ochenta liberales en estado de beodez y le hicieron
heridas de bala, punal, mach~te, piedra; y
-19para que nada faltara al baldón de los
criminales, la víctima
sufrió venenosos
mordiscos de las hembras rojas.
Nada diré del memorable cuatro de mayo en Bogotá, día de ignominia para los
que se glorían de tener en su sangre la
rica veta de los antiguos Gólgotas; esos
sí que fueron retozas democráticos dignos de los cafres y de los hotentotes.
y menos mal si tales crímenes se cometieran por iniciativa :individual, pero lo
malo está en que lo hacen por orden superior, puesto que se les ha ordenado ir
a las urnas «con la sonrisa en los labios
y el puñal en el bolsillo.lO
y cuidado que éste sólo es un haz minúsculo, .espigado en' los inmensos campos del fraude y la violencia que cultivan.
los mansos y generosos partidos progresistas, defensores de las libertades absolutas.
Todavía pretenderá el Sr. L. E. Nieto
Caballero probar, con testimonios de Murillo, que la intervención
del clero en la
política es la que forma asperezas y no
permite implantar el imperio de las garantías en el sufragio.
Los dos compadres-López
y Murillo
son las dos brillantes lumbreras que nos
pone ante los ojos el autor del libro. «La
administración
del General José Hilario
López, en la cual tomó Murillo la parte
trascendental que todo el mundo sabe, es
una de las más significativas
y progresistas de nuestra historia.
.EI 7 de marzo tuvo lugar el simulacro
lO
-20-
de elección del General Lópéz en medio
de la zambra ~másescandalosa que haya
tenido lugar en el territorio colombiano;
lac; escenas que la sociedad de Bogotá
presenció en el templo de Santo Domingo, fueron sin duda las más escandalosas
que se han visto en nuestra vida colonial
y de república. Entre puflales, gritos amenazantes y vítores de las sociedades democráticas, surgió presidente López.
Los tres candidatos que se presentaban
eran Cuervo, López y Gori; se iba a perfeccionar la elección en el Congreso, por
no haber obteíJido ninguno de ellos la mayoria absoluta requerida por la Constitución. El 6 de marzo, mientras se estaban
leyendo los registros de las votaciones, el
Senador liberal José Maria Mantilla interrumpió la lectura contra la que ordena
el reglamento, y pidió que se suspendiera
la sesión; porque se estaba atentando contra la democracia y la soberanía popular.
En consecuencia pedia que se dispusiesen las cosas de tal manera, <:fueel pueblo soberano pudiese oirlo todo y tener
libre acceso hasta los Senadores. Mantilla
fue el mismo que que en lS30 promovió
un escándalo mayúsculo con un puf\ado
de estudiantes disolutos.
Conociendo Dn. Mariano Ospína que el
exaltado tribuna pretendia poner el corazón de los Representantes católicos en contacto con los puf\ales asesinos; modificó la
proposición en estos términos: cSuspéndase el escrutinio y trasládese la sesión del
-21Congreso a la galería baja de la casa Consistorial.- Con esta sola medida se habría
puesto fin a los escándalos, pero López
no hubiera salido~ presidente, y esto era
lo único que perseguían los Representantes del liberalismo.
Por eso el Sr. Murillo Toro submodificó inmediatamente
la proposición del Sr.
Ospina en estos términos: «Suspéndase el
escrutinio, y arréglese el local de un modo más a propósito para que el público
presencie mejor los actos que han de verificarse en el Congreso."
Esta proposición fue aprobada.
Demasiado sabía el Sr. Murillo qué actos se
iban a verificar en el Congreso: oía los
gritos de las turbas en las calles, que aterraban «a toda la población, como escribe
la Sra. Diía. Soledad Acosta de Samper,
con amenazas de revolución y con degtie110 de los Representantes si estos no elegían al General López;'" veía mezclados
entre las barras, a la sociedad democrática y a la estudiantina, «la democrática,
como dice el Dr. Aníbal Galindo, divisada
con cintas en que se leía '¡Viva López,
candidato
popular .... !' hacían tal ruido
que ahogaban el sonido de la campanilla
del Congreso. __. '" Todo esto y muçho
más presenció el Sr. Murillo, y no obstante, con Sll Inocente proposición,
puso a
César al alcance de los pul'iales de Bruto
y -sus colegas.
Si a todos estos detalles se agregan las
palabras del Dr. José María Samper, no
-22cabe duda, que al Sr. Murillo Toro cupo
casi toda la gloria liberal del 7 de marzo.
«Consecuencia de todo esto, dice el mencionado autor, fue la monstruosa exageración de ideas a que llegó todo el elemento
joven del part:do liberal, cuyo reconocido jefe
era el Dr. Manuel Murillo,hombre impresionable y ambicioso ... muy dado a la incredulidad
y al prohijamiento de las ideas socialistas
y particularmente
de la política jacobina».
Con todo, c:l dulce Murillo se reservó en
la comedia el papel de Anás; rasgó sus
vestiduras
y «manisfestó
con laconismo
que su corazón sufría cruelmente; que él
no quería para su patria triunfos empafiados» ....
Consumado el crimen, José Hilario López subió al solio de Bolívar, no por los
escalones de la gloria, sino por la ruta
sangrienta, por donde hablan llegado hasta
él los sicarios del 25 de septiembre; y a la
derecha de ese solio profanado se sentó
Murillo ..
Si estas fueron las auroras ¿cuáles serian los crepúsculos? Dice el Sr. Nieto CabalIero, con su estilo siempre culto y caritativo: «Por el horror que a la luz tienen los buhos y por la necesidad en que
se vió envuelto aquel prócer, a quien el
bronce debe glorific1r muy pronto, de tomar ciertas medidas, lamentables a juicio
nuestro, pero en· cierto modo impuestas
por las circunstancias, para impedir la feocratizaciàn del país y la catástrofe
de
su gobierno, su administración fue violen-
-23tamente atacada por los conservadores.Atrevimiento se necesita para escribir
las anteriores líneas, y descaro para llamar
después gobierno progresista y defensor
de la libertad al que compartieron en tiránico maridaje López y Murillo.
Las medidas liberales y salvadoras fueron; la expulsión de los jesuitas, con violación de la palabra enpeñada al P. Gil,
y fundada en la ya abolida y muerta pragmática de Carlos III, que arrancó a J. E.
Caro aquella estrofa tan verdadera
como
irónica:
Podéis hablar vosotros aSImIsmo
humildes misioneros de la Cruz,
ante los cuales, del reabierto abismo,
renace del Barbón el despotismo
en esta edad de luz;
y el destierro y encarcelamiento
de colombianos ilustres, por el delito de no inclinar sumisos las espaldas ,al látigo de
los llamados demócratas, a por el crimen
de hacer uso de la palabra y de la imprenta, proclamados absolutamente
libres
por el Gobierno, para def~nder sus derechos conculcados y sus familias ultrajadas.
A estas medidas salvadoras, que no ven
los buhos, se agregaron las sociedades democráticas, la entrada a saco de los bienes
legítimos de la Iglesia Católica, la sangrienta persecución a los obispos y al clero y otras Iindezas por el estilo, de las
cuales tendremos
ocasión de hablar más
-24adelante.
Al llegar aquí no podemos resistir al
deseo de copiar en este escrito el monumento histórico que el eximio Miguel Antonio Caro levantó a la memoria de López y
Murillo; pues es más digno de las ínelitas azanas de los dos ilustres mandatarios,
que la glorificación proyectada en el bronce por el Sr. Nieto Caballero.
«El 7 de mayo de 1849 el Congreso de
la Nueva Granada, después de una votación renida, y bajo las amenazas de una
turba armada, eligió Presidente
al General Hilario López. Con él vinieron al poder los revolucionarios de 1840, y constituyóse un Gobierno reaccionario que mantuvo agitada la nación y encendió la guerra civil.
«La religión y la propiedad,
bases de
toda sociedad culta fueron blanco de insultos oficiales. El partido triunfante ejerció una serie de actos encaminados a atacar la disciplina de la Iglesia Católica, a
privarla de sus facultades
canónicas, a
arrebatarle sus propiedades, a suprimir las
oblaciones necesarias para el sostenimiento del culto y sustentación de sus ministros. Desenterróse
la malhadada
real
pragmática
de Carlos III para expulsar
a los PP. de la Companía de Jesús; dictóse asimismo
decreto
de extranamiento
contra el ilustre Arzobispo de Bogotá, senor Mosquera,
y otros obispos; fueron
ocupadas sus. temporalidades, ajada su dignidad, calumniada su conducta y ultrajadas sus personas."
-25.AI mismo tiempo sembraba el Gobierno
la maldita semilla de las sociedades democráticas, que en el Cauca, región volcánica donde .todo es grande hasta el deIito", como decía Arboleda, se desenvolvieron como una calamidad pública. Se proclamó el principio prudoniano: "la propiedad es un robo», y se inventó la dom;nación del célebre perrera: hombres odiados
sólo por razón de su alcurnia a de su riqueza, eran azotados por partidas de democráticos; las señoras mismas no siempre
pudieron librars~ de tan atroz ultraje. Reiteradas veces, y siempre en vano, se denunciaban al Gobierno semejantes
desmanes,
que el Secretario de Estado, señor Murillo,
con cínica sonrisa calificó de retazos de-
mocráticos.
Tan repugnantes
y odiosas fueron las
escenas de los retozos democráticos,
que
pasados los días del usufructo, ni López ni
Murillo
quisieron prohijarlas, antes cada cual procuraba declinar responsabilidades en el otro, principalmente
de las que
tuvieron lugar en el departamento del Cauca; hasta que al fin resolvieron echar toda la culpa a la poca paciencia de las víctimas, segÚn se desprende del libro del
Sr. Nieto Caballero.
tlaz de irecuerdos.
De la historia de
la sef'lora Dña. Soledad Acosta de Samper copiamos: .«Sería largo enumerar todos los abusos que cometieron aquellas
gentes soeces,· armadas y azuzadas por
miembros del Congreso y empleados
del
-20Gobierno. Es una página vergonzosa de la
historia, que han querido borrar los que
hoy comprenden su ignominia."
«La sociedad entera estaba bajo el peso de la voluntad de las sociedades democráticas,
que eran las que realmente
mandaban en el país y que el Gobierno
tenía que obedecer a riesgo de ser derrocado. La desvergüenza
de la prensa no
tiene nombre, pues con la libertad completa que se le había dado no solamente
sufrieron en su honra los saceraotes,
los
hombres públicos, los ciudadanos pacíficos
sino hasta las matronas más respetables
y las hijas de familia fueron impunemente
calumniadas en inmundos periódicos,.
"No podían hablar en ninguna asamblea pública los miemhros del partido conservador, porque los hacían callar con amenazas.·
Fue la asamblea «Republicana fundada
el 25 de septiembre
en memoria de la
conspiración en que se quiso quitar la vida al Libertador veintiocho al'ios antes.·
«En la Republicana se hablaba principalmente
contra el clero, contra el Ilmo.
Sr. Arzobispo y contra la Religión Católica. En una de sus sesiones uno. de los
concurrentes ofreció ahorcar al Arzobi!lpo
si no encontraban
verdugo para hacerlo.
Aunque semt"jantes palabras produjeron indignación hasta entre algunos exagerados
liberales de la sociedad y escandalizaron
a todo. el pais, la Democrática mandó felicitar al energúmeno
que había hecho
-27aquel horrible ofrecimiento.~
No se olvide que dicha Democrática era
la ,mano derecha de López y materia plástica de Ml1rilIo.
Sigue la notable Escritora relatando
crímenes a más y mejor de aquel
Gobierno
ideal de los antic]ericales.
López e! merecedor
de bronces 4inmortales, el de nombre benemérito,
el heraldo,
con Murillo, de las grandes liberta'des,
según L. E. Nieto Caballero;
aparece en las
páginas de la histC)ria más estropeado
de
la que fuera menester.
110mbrc
de honor y de carácter.
cEl
General
López había prometido
al P. Gil,
como escribe Posada Gutiérrez,
que sostendría la Compañía
y su permanencia
en
la República ... ~ E'Xpulsó a los jesuitas,
a
petición de los demócratas.
y en la farsa
y ]a ejecución
la acompañó
Murillo. A petición
de ambos
«se declaró
la, libertad
del pensamiento
por la prensa. sin responsabilidad
ninguna.»
Y a poc
desde una
cárcel escribe Julio Arboleda.
c¿Por' qué, si fue sincero cI déspota arbitrario
que quiso se ensanchasen los lindes de la prensa,
adoptan sus satélites por Única defensa
llevamos a la cárcel con mano liberal?
IOh Padres! ¿somos libres aqur do el mandatario
impónele sus grillos al pensamiento mismo
y donde se contesta severo silogismo
con una cárcel lÚgubre y el filo del puñal?
Patriota.
Dicen que para muestra basta
un botón, y el que vamos a poner ante los
-28ojos del lector es de pura madera de traidores. En una nota de las cartas del Sr.
Moreno Arango leemos: «En la proclaJJ1a
que el General José Hilario López dirigió
en Timbio en 18~8 cuando ayudaba a los
peruanos con el General José Maria Obando contra nuestra Patria, decía: "La pode~
rosa Perú' marcha triunfante sobre ese Ejército de miserables. Y era nada menos que
Sucre y ·los vencedores en Porte te de Tarqui.,. Pues este que asi insulta a los colombianos, y en compañía del verdugo de
Sucre, se pone a la cabeza de los peruanos para venir contra su Patria; es, a juicio del Sr. Nieto Caballero, modelo de patriotas abnegados. Para que en todo fuesen parecidos los dos compadres del 7 de
Marzo, también Murillo 'foro dio muestras
inequivocas de amor al suelo patrio, cuando propuso, e hizo esfuerzos inauditos para conseguirlo, que se vendiera por fantasmas arbitrarios, rica, feraz y hermosa
parte de la tierra colombiana.
Murillo trabajó con todas sus fuerzas de
patriota a fin de hacer el famoso tratado
con la República de Costa-Rica. Los datos
y noticias de este crimen de lesa p:~ïia,
están tomados de documentos
auténticos
publicados
por el Sr. Moreno Arango en
el primer volumen de la "Acción del Gobierno liberal en las Relaciones Exteriores.»
«Del mapa construido por el distinguido
geógrafo General Francisco J. Velasco resulta que la' cesión que se hacia por el
Tratado
alcanza apenas a cuatrocientas
-29treinta y nueve leguas cuadradas, o sea
un millón setecientas cincuenta y seis mil
fanegadas de tierra.» El pago que .se nos
daba era la admisión de algunos convenios y principios arbitrarios y despóticos,
tales como estos:» 1.0 No poder ser castigados con las penas de muerte e infamia,
ni condenados a una pena corporal por
más de diez alios, ni privados de su libertad por asuntos civiles:»
,,2.o El derecho de profesar la religil~n
que a bien tengan, pública o privadamente sin que pueda sujetárseles a prescripción alguna en materia religiosa, ni a impuesto o contribución destinada a s05tener
un culto determinado, con tal que no se
ejecuten hechos que puedan afectar la soberania nacional o el orden público:»
,,3.· La libertad de publicar, sin responsabilidad legal por medio de la imprenta
todo lo que juzguen conveniente a sus intereses o conforme a sus opiniones» "El Senado (de 1865) manifestó su voluntad de
que el proyecto fuera ley de la República
y se remiti6 inmediatamente a la Cámara
de Representantes.»
En esta última Corporación parece que
no se encontró el suficiente número de traidores, o si los había, no eran tan audaces; pues se suspendieron los debates sobre el inicuo tratado. Por eso Murülo, resuelto a lIevarlo a cabo, volvió a insistir,
recomendando, como «un acto de la mayor
trascendencia" el infame proyecto al Congreso de 1866. Asi se expresa el amante
-30hijo de Colombia: cCedemos,
es verdad,
una porción no insignificante de territorio;
pero fuera de que ese territorio no está
poblado 1 de que nosotros no 10 poblaremos en muchos allos, nos es innecesario;
y dándolo en cambio de concesion~s industriales y politicas de granvalia,
aquel
pueblo laborioso y moral viene a fraternizar enteramente con nosotros por una asimilación política de muy considerables ventajas para 10 futuro
»
El Sr. M urillo no abandonó el propósito
de regalar un pedazo de Colombia a la
República de Costa-Rica, y con tal objeto
entabló nuevas negociaciones
con ella, el
año de 1872 cuando volvió a la presidencia. Por. este nuevo tratado se cedían trescientas setenta y dos leguas cuadradas.
Con razón se indigna el Sr. Moreno Arango ante hechos tan criminales, y estampa
las siguientes frases, brote del más puro
patriotismo,
que hallan eco en todo corazón bien nacido:
"Y... ! raros contrastes los de la política
entre nosotrosl Los liberales de hoy, que
tanto alarde han hecho contra el Partido
Conservador
çon motivo del despojo de
Panamá hecho por Roosevelt, son los mismos, que so pretexto
de allegar fondos
para levantarle una estatua al Dr. Murillo
T,)ro, cubrieron la República con un manto de luto, con la infame guerra de tres
años, en la cual trajeron a Panamá los forajidos de Nicaragua, así como al Norte y
al Sur de la República internaron
armas
-31-
y soldados que les suministraron los Gobiernos de Venezuela y del Ecuador. IY
luégo con el mayor desenfado y la mayor
tranquilidaq noS hablan de la Patria grande, estos farsantesl»
Tacto social. Nadie ignora la escena que
tuvo lugar en el palacio de S. Carlos,
cuando López y Murillo iban a dar el decreto de expulsión contra los jesuitas. Más
de ochocientas Sras. de Bogotá firmaron
u n memorial dirigido al presidente López,
y lo pusieron en manos de la respetable
matrona, viuda del General VilIavicencio,
próct:r y mártir de la Independencia; acompañáronla a palacio las más distinguidas
dama s de la Capital, entre las cuales aparecía la viuda del ilustrado
Sr. José Fernández Madrid. Ya en el saión se encontraron frente a frente de López, el cual
rudo y visiblemente
turbado se acercó a
ellas;. Murillo, entretanto, detrás del solio
presidencial, procuraba sostener la firmeza
de su amo con gestos y .señales. Leed la
carta escrita por On. Venancio Restrepo,
testigo presencial de los sucesos, al mismo López y allí veréis cómo ese sarjentón
traM a las cuItísimas sefloras, como pudiera haber tratado a los rudos reclutas
de los llanos.
·Yo no soy Coriolano para dejarme vencer de las Sras. de Bogotá,» les respondió. El Sr. Restrepo le completa el pensamiento de esas palabras, que López había
aprendido de labios de' Murillo, y pronunciaba sin comprenderlas:
"Yo no me deja-
-32ré conmover como Coriolano: seguiré hacia Roma con pa'so firme, la destruiré, la
convertiré. en un lago de sangre y ahogaré en él su libertad y sus leyesll •• A fe
que estas palabras son bien parecidas a
las que López dirigió a los peruanos, cuando al frente de ellos venía a derramar
sangre colombiana.
Pero no terminó aquí la cultura de los
dos ilustres mandatarios. La hez del pueblo y los demócratas, esbirros de Murillo
y perros de presa de López, invadieron
el palacio, dieron vivas al Presidente e
insultaron a las Sef'loras; de los labios
presidenciales brotaron vivas y aclamaciones que se mezclaron en aquel augusto
recinto con las voces roncas y aguardientosas de la plebe.
Aquí sí que vienen como de molde las
palabras con que termina uno de sus párrafos el Sr. Nieto Caballero: cEso se
. aprende en los salones (democráticos), en
los clubs (liberales), en el trato con gente
inteligente (caliente con aguardiente). No
es flor de sacri~ti2.s." \
En cuanto a la parte que 'Murillo tomó
en la administración
de finanzas, durante
la presidencia del General López; lejos de
haber sido un timbre de gloria para el
inexperto
Ministro, fue un nuevo borrón
en las páginas de su historia.
Al Dr. Murillo se debió casi en su tt>talidad la idea de la redención de censos;
Idea que, reducida a la práctica, fue no
sólo una fuente inmoral de latroc~nios le-
-33galizados, sino la decapitación de las obras
de beneficencia y de los centros de educación.
Esa medida fue draconiana, porque violó la ley y los derechos individuales, prevaliéndose de la suprema regla de justiticia ,liberal, que es la fuerza bruta; fue
inhumana, porque dejó a muchos infelices
desprovistos del pan y del techo que se
les daba en los hospitales; fue oscurantista y retrógrada,
porque clausuró muchos
establecimientos de 'educación, y fue anticatÓlica, porque atropelló los fueros eclesiásticos.
La idea tan acariciada por Murillo, de
la unidad de impuestos, no revela en él
nobleza de sentimientos, como quiere indicarlo el Autor del libro; sino concepciones utópicas nacidas en un pensamiento
ejercitado en ideologías sofisticas, que de
todo tienen menos 'de verdaderas y de
prácticas. Los monopolios de aquella administración,
como insinúa
On. Miguel
Antonio Caro, pusieron en alarma a la Nación y arruinaron
muchas fortunas individuales.
La manera inicua y poco decente, como
se llevaban a cabo tantas arbitriariedades,
está magistralmente
descrita por el gran
Julio Arboleda en las "ESCENAS DEMOCRATICAS.»
Sin embargo Murillo y sus secuaces
mandan de la nación todas las faces;
descentralizan rentas en un rajo,
-34y hacen con' esta pobre patria mía
la que el último médico no hada
al probar sus remedios en' un gato:'
ITan grande es la arrogancia
con que obra improvisara la ignorancial
Después de leer la hasta aqui escrito,
podrán juzgar los lectores si las' valientes
frases de J~.tlio Arboleda y José E. Caro
fueron brotes de odio y chisp,s incendiarias,
o justas quejas de víctimas heridas.
Caro al referirse a la libertad insultada '
dice:
y esa la misma que en la Patria mía
joven sus fuerzas ensayando ví
_
hasta que ¡Oh Lópezl en aciago día
la hirió con su puf\al la turba impía
que te aclamaba a ti.
lA ti? __.. INo sólo a tí! No le bastaba
tu indignidad a su nefando amor.
¡Ah, más que indignidad necesitaba:
a tu infern ••1 amigo proclamaba;
de Sucre al matadorl
I
Refiriéndose a ¡os congresistas
amigos
de López del 7 de marzo; entre los cuales
el principal es Murillo, dice:
La esposa del romano Colatino,
al verse impura, prefirió morir.
ILos hombres del Congreso Granadino
besáronle la mano al asesino
a trueque de vivir.
En ese estilo y con la misma entonación
-35describe las mil atrocidades ejecutadas por
el socialismo coronado en las personas de
López y Murillo, y esto lo hace desde
Nueva York, a donde había ido desterrado. On. Julio Arboleda describe al natural las escenas democráticas, escribe varios artículos bien razonados en que prueba la tiranía de López y el sistema sociali.:ita
de su gobierno, y lo increpa por haber
conculcado 'las leyes y oprimido a los ciudadanos.
Lópezl yo os acusé de tiranía:
para probar al mundo lo contrario,
buscáis un juez infame y mercenario,
que una prisión a mi inocencia dé:
Así Nerón para probar al mundo
que no es de Roma el destructor aleve,
en los cristianos cuya sangre bebe,
los incendiarios de su patria ve.
En esta forma expone el Poeta sus sentimientos; yo francamente, pésele a los de~
mócratas pasados y presentes, sólo veo en
las estrofas de Arboleda y Caro mucha
inspiración, frase valiente y firme, pensamientos nobles, patriotismo
acendrado
y
verdad histórica que resiste la crítica más
severa.
Si Caro escribió en el destierro, Arboleda lo hizo en un calabozo, perseguidos
ambos y privados de patria y libertad por
López y Murillo, entusiastas defensores de
las libertades absolu.as.
Derecho torcido-Con
motivo del pro-
-36ceso Malo Blanc..o, en el cual se discutia
la responsabilidad
de Jesús por haber dado muerte a su hermano José Maria, en et
atrio de la catedral; Murillo Toro sacó a
relucir lo mejor de sus vastos conocimientos. e Murillo escribió entonces, dice el Sr.
Nieto Caballero, sus acaso más profundos
articulos, revelándose contra el medio social y la defectuosa educación de una sociedad aparerltemente religiosa, pero adoradora en su mayor parte del vellocino de
9ro." En cuanto a esto, tenía sobrada razón:
el ambiente social durante la dominación
de los liberales estaba saturado de crimeneo;
y la educación que la mayor parte de los
ciudadanos recibía era la más la propósito
para formar asesinos y ladrones ..
Nos dice el Apologista de e Murillo Escritor" que algunos llegaron a tener los
escritos de este como adaptaciones
y aun
simples traducciones de los. panfletos sonoros de Emilio de Girardin. De lo que sf
no cabe duda es de que tuvo sus mismos
principios en cuestiones penales.
El derecho de castigar es el título de una
de las obras de Girardin, quien acosado por
la lógica irresistible de Veuillot, hubo de
transformar su primer principio de «libertad
absoluta de pensamiento", en la de palabra
y de acción. El mismo afirma que después
de meditar veinte afios arreo en ese problema, terminó por sacar la siguiente conclusión: «La libertad es tina, como es úna
la verdad. lO Después
de veinte anos
de meditaciones profundas termina Girac
-37din por hacerse esta pregunta afirmativa
¿ «Porqué no hemos de admitir la libertad de obrar el mal»? y responde: «el
hombre tiene derecho al mal la mismo
que al bien," a en otros términos: hacer
bien y hacer mal, son una misma cosa.
Esta es la quinta esencia de los principios fundamentales del positivista Girardin,
según la expone D. Miguel Antonio Caro
en su artículo sobre «La Libertad Liberal.»
y concluye el polemista
católico:
Pero si virtud y vicio, lícito e ilícito, bien y
mal, son todo una misma cosa-principio
que Girardin funda en el principio utilitario
tantas veces refutado aun parla
moderna
escuela antropológica,
de que «la
que
aquí aprueba la costumbre, más allá la reprueba la costumbre misma;»-si
el legislador no tiene derecho para decir; esto es
bueno, esto es malo; esto digno de recompensa, aquello de castigo: entonces ¿ sobre
qué base asentaremos el derecho penal, todo
derecho? ¿cómo arreglaremos la sociedad ?»
«La solución de estos problemas se ha
de dejar a la absoluta libertad práctica.»
«Girardin ha padecido veinte :afios los dolores del parto; y al cabo lanza a la admiración y asombro del mundo, no ya el ridículo ratoncillo de la fábula, sino la fea rata del liberalismo moderno." Hasta aquí el
Sr. Caro refiriéndose al maestro, veamos
las teorías del discípulo. Afirmaba Murillo
que los crímenes no son hechos individuales, sino colectivos, que se deben a la sociedad depravada; que es un trastorno mental
-38una enfermedad que !fe hereda .... En todo
caso, un acto del cual no es responsable
el individuo.
Toda la responsabilidad
del crimen, según el Sr. Murillo recae sobre la sociedad,
que por ende carece de autoridad
para
castigar al presunto delincuente, y cuando
castiga, sólo lo hace por la ley del más
fuerte, por hipocresía, por encubrir su propia inmoralidad,
asi como botan algunas
madres sus propios hijos en los tornos de
las casas de expósitos.
Según Girardin, cuando el gobierno ca3tiga abusa de la propia fuerza.
y prosigue el Sr. Caballero; e Eliminar a
Melo no era otra cosa, a su juicio, que
la demostración de que la sociedad mataba por desembarazarse
de un enemigo, sin
querer tomarse el trabajo de proceder con
el criminal de suerte análoga a como se
procede con los locos o con los leprosos.»
Fijémonos bien en la doctrina; los asesinos tienen tanta responsabilidad
en sus
delitos como los locos y los leprosos en
sus respectivas
enfermedades. Lo mismo
dice Girardin. Es decir, son inocentes.
Ante barbaridad tan monstruosa e irracional, exclama fuéra de sí por el entusiasmo, el Sr. Nieto Caballero:
«¡Humana
y profundísima teoría, que olvidan o que
ignoran aquellos cuyas pupilas se hicieron para el espectáculo
siniestro de lós
ajusticiados .... » y continúa en un arranque sublime, fabricando párrafos ~onoros,
-dignos de la Pitonisa de Delfos en los mo-
-39mentas de transportes ideales.
Sentimientos criminales con que la demagogia liberal presta aliento al asesino y
se burla de la;5 víctimas. Más adelante tocaremos este punto, y veremos cómo los
enemigos de la pena de muerte son los
que han cubierto de cadáveres la República, en nombre de la mansedumbre cristiana.
«Murillo veía claramente, dice el Apologista, la responsabilidad
social en toda
enormidad, y por ello preferia los sistemas
preventivos a los represivos en la extirpación del delito." Cualquiera piensa que
realmente admiten las penas preventivas,
como en los que fraguan revoluciones,
preparan asesinatos, etc.; pero nada~'e eso,
las tales penas se reducen a educar cristianamente a la sociedad, (en escuelas laicas y ateas) a sustituir las leyes de la justicia que, según ellos, engendran el crimen,
por las del utilitarismo sensualista de Bentham, que suavizan las costumbres.
«Este artículo, que bajo el título Fotografía social y Empirismo penal, ocupaba
cinco largas columnas, y que a la muerte
de Murillo calificó el doctor Colunje de
'dinamita que hizo saltar en pedazos las
tablas del último patíbulo' suscitó las más
violentas polémicas.»
Con esas frases de fogonazo se deslumbran los tontos; mas los que han hojeado
un compendio de historia patria saben que
al saltar la tabla del último patibulo, se
abrieron las jaulas de los democráticos, de
-40los gólgotas, de los republicànos y demás
progresistas
liberales, y en pocos anos
cubrieron de sangre la República, de luto
)os hogares, de escarnio la Religión y de
ignominia la sociedad.
En los siguientes artículos Murillo aparece más soberbio que Atila en sus bárbaras conquistas: todo pretende hundirlo con
el casco de su indómito corcel; reformadores del sistema penal, sacerdotes que no
entendían sino de oprimir y vivir a costa
de los demás. __ . «Los empíricos de la
escuela de la fuerza, los conservadores de
la barbarie, no se' toman el trabajo de indagación: su mirada torv, y famélica apenas se detiene en la superficie. No conocen sino lo que llaman la vindicta pública.
)a venganza; y al mal del delito vuelven
el mal mayor de la pena.»
Ciertamente los Caros, los Ospinas, los
Ortiz,rlos Arboledas y demás notabilidades
conservadoras no alcanzaban a comprender, cómo la pena del criminal pudiera ser
mayor delito que el crimen; ni nadie que
tenga pizca de juicio y sentido común llegará a comprenderlo. Lo más que pudieron ver aquellos eximios varones de la
época de Murillo, fue que se castigara a
los inocentes y se honrara a los criminales.
Continúa luégo el Sr. Nieto Caballero,
con frases de escaparate, repitiendo y ensalzando las simplistas teorías hasta aquf
enunciadas;
con pullitas a los católicos.
con femenil sensibleria
y con ausencia
-41completa de razones. Para terminar el capitulo pone un párrafo que él creyó broche de oro, que cerrara el libro de la vida, y que el lector juzgará utopias sin
sentido, escritas en el lenguaje que los católicos llamaban golgótico en el pasado
siglo. «Santas dotes de adivinación, crista-
lino mirar de visionario, ¿no sería tolerable
decir, al detenerse a pensar en ellos, que
la espaciosa frente sintió a veces la mordedura inter ior de pensamientos geniales?
Tal vez los Sres. Murillo y Nieto Cabeliara sientan esos mordiscos geniales, aun
cuando no comprendo cómo pueda ser, si
no es que tengan por musa inspiradora
una serpiente cascabel.
Después de todo «seria tolerable decir qu.e
Murillo y Nieto Caballero sintieron a veces
la tal mordedura, a juzgarlos conscientes de
la que escribieron.
Merecidos
elogios-En
cuestiones económicas nos presenta el Sr. Nieto Caballero a su Idolo de cuerpo entero.
Nos dice que le pasaba lo que a los «hombres de grandes iniciativas, que se desesperan por la lentitud del progreso y quieren disponer de todas las grandes fuerzas
sociales para impulsarlo .• Por eso fue "individualista·
primero, «siete aftos después
mostró grandes tendencias hacia el soclaIismo de Estado .• «Empero, conviene hacer notar que no se afilió a ninguna escuela, sino que hizo una amalgama perI(malísima de principios tomados de una
-42y otra.- «Valen los escritos publicados con
este motivo (de la polémica con el Sr.
Aníbal Galindo) por una confesión y hay
en ellos frases hermosas y engañosas, de
aquellas que diariamente nos sirven los
autores socialistas."
«Yo estudié legislalación por Bentham, decia Murillo, y auncuando por mucho tiempo fue .mi oráculo,
ya no lo es.- «Discípulo de Ezequiel Rojas, quien ensefiaba con Say en la mano,
me he independizado en algunos puntos."
Quien lea con atención las anteriores
líneas, no puede menos de figurarse, o que
Nieto Caballero, con la más punzante ironía, está burlándose de Murillo, o que no
sabe lo que dice cuando de manera tan
lastimosa lo pone en ridículo.
El maestro de Murillo fue Ezequiel Rojas, quien en se naba con el socialista Say
en la mano; el Dr. Rojas a su vez, estudió' por Tracy, según afirma el Dr. José
M.a Samper, y Bentham fue el primer autor de discfpulo y maestro. Digamos cuatro palabras sobre esa colección ge sabios:
«Bentham aqui en Colombia, escribe Dn.
Miguel Antonio Caro, goza de un privilegio de que carece en todas partes, aun en
las repúblicas
hermanas, donde nombres
más modernos ocupan la atención pública.
Mientras andemos a tiro de bueyes y de
mulas en los caminos, es probable ,que
sigamos a empuje de Bentham y Tracy
en los colegios.
Bentham fue en su tiempo lo que en el suya Epicuro; y la reap::lrición de aquel en Colombia puede c~¡n.
lO
••
-43pararse a la de este en Roma, signo seguro de decadencia mural e intelectual. En
ese punto de vista pasará Bentham, como
pasó Epicuro; y la Iglesia subsistirá." Pasará el sietemesino republicanismo
y la
19lesia subsistirá, a pesar de habernos dicho el Sr. Nieto Caballero que «la Iglesi~
está enferma» y que el Incoloro sin pudor
está rebosante de vida.
Bentham y Tracy son autores de utilitarismo sensual aptos para formar generaciones abyectas y menguadas.
«La violación de las leyes económicas,
que para Murillo consistian, dice Nieto
Caballero, en la ponderación o equilibrio
de las fuerzas productoras, debla producir según él, reacciones como las que en
el campo político se llevaron por delante
hasta las cabezas de los reyes, en Inglaterra en el siglo XVII y en Francia en el
XVIII. Pero esa sanción natwal es tardía,
comentaba Murillo, y la ciencia social debe prevenirla buscando de algún modo
cómo restablecer
el equilibrio perdido.lO
Para MurillO el asesinato de los legítimos
reyes no es más que una sanción natural;
yeso
que él habia hecho saltar en pedazos las tablas del últimO patibulo. Cuán
cierta es la frase que tan oportunamente
arrojó al rostro de aquellos demagogos el
Sr. Samper: «pompa de garantias y lujo
de arbitriariedad.lO En todos los escritos y
en todas las acciones de aquellos fanáticos del error, aparecen tales princjpios
contradictorios
y tales pensamientos
de
juegos a dos cartas.
-44No entra en nuestro plan el análisis de
todos los delirios c del gallardo hombre de
Estado -, ni el examen de todas las afirmaciones dogmáticas y frases' hueras de
Nieto Caballero;' sólo queremos fijamos en
lo más culminante, para que se vea el valor moral e intelectual de uno y otro.
En 10 que ata fíe. a la rata legal del interés, el Sr. Nieto Caballero trata a. Murillo
con cierta proteccióu desdeflosa. Dice que
la respuesta que dió. a Galindo su contendor, fue c deliciosa, muy en el tono de
los grandes
panfletos socialistas; - que
fueron c voces del corazón; - pero que «Murillo no pensó en las leyes naturales ni
quiso tomarse el trabajo de repasar, sin
ánim() preconcebido, las enseftanzas de sus
maestros. - «¿ Qué llegaba a remediar el
proyecto de Murillo?-. _.. El proyecto de
Murillo no resolvia el problema y planteaba en cambir¡' otro tremendo.Total; Murillo sale de las manos del Sr.
Nieto Caballero tan mal parado como D.
Quijote de las de los yangUeses. Las últimas palabras del cantor en el presente
capitulo son las siguientes: cEn el caso que
estudiamos
el sofiador fue Murillo.- Lo
.exhibe en la galería de los sonámbulos
politicos, cuyas ideas desequilibradas
son
hijas de pesadillas inconscientes
producidas por indigestión
de panfletos socia-.
listas.
Fernllndo Rf.allo,
s.
3.
Restauración
del retrato
de
Murillo Toro
desfigurado
por
L E. Nieto Caballero
(Segunda entre&a)
Con las debidas licencias.
BoaOTA
Imp. dtl
Corazón dt Jtsua
1916
Fernllndo RrllDao. S. ,.
Restauración
del retrato de
Murillo Toro
•
desfigurado por
L E. Nieto Caballero
(Segunda entrega.)
Con las debidas licencias.
BOGOTA
l'TIp. del Corazón
1916
de !esfls
Religión y Patriotismo
Nostalgia de las selvas-Al
hablar el Sr. Nieto Caballero
lie los odios de Murillo a la
Madre patria, disiente de sus ideas antiespañülas, y trata de disculparlas,
ya por las circunstancia s del tiempo ell que vivió el ilustre ministro de Hilario López, ya por la
falta
de trato q¡;e tuvo con personas
de
otros palsfs.
En este punto, encuentro
muy
razonables y justüs los sentimientos
del Sr.
Nieto Caballero; quiero, no obstante, copiar
alguna de'.as brillantes páginas de .La Conquista,» escritas por Miguel Antonio Caro, a
fin de disipar las sombras de los que creen
todavía en los tres siglos de ignominia
de
que nos habla el Dr. Olaya Herrera, cuando
abomina de los oprobiosos
siglos coloniales •
•Lo que es de observar y la que no observa Macaulay, es que las glorias de la Conquista han crecido y abiértose camino, no por
esfuerzos
de la misma raza conquistadora,
enderezadas
a ensalzarlas y pregonarlas,
antes a pesar de la emulación de los extraños,
corno era de esperarse, y también de la indolencia y aun de las renegaciones
de los propios, que es género de oposición cOll que de
ordinario no tropezaron las glorias de otras
naciones., Los ptinteros cronistas
de aquelloi
-46sucesos consignaron
los hechos con candor y
sencillez,
sin adornarlos
con las flores del
estilo; sólo siglos después empleó Soifs los
artificios de la elocuencia para popularizar y
hacer gustosa
la Historia de Hernán Cortés,
más seca pero más pura en las desnudas y
cándidas páginas de BernaI Diaz. Muchas de
aquellas
relaciones en cuya publicación
debían estar interesados los españoles
todos,
permaneclan
inéditas,
y otras lo están. aún.
Sólo en los últimos años han salido a luz
obras manuscritas
y casi desconocidas,
de
Oviedo y de Las Casas,
las Guerras de
Quito de Cieza de León, Cartas de Indias de
gran valla y otros' documentos
preciosos,
gracias al celo de la Academia de la Historia, a
la protección del Gobierno
español, y a la
diligencia de eruditos particulares,
como los
señores D. Justo Zaragoza y D. Marc:>s Jiménez de la Espada. No de esfuerzos
-emejantes para reivindicar legitimas
gloria;. dio
eiemplo nuestra raza en tiempos antl'I,'Jres,
J'li menos a principios de la presente centùria,
cuando los peninsulares
con mal entendido
y tardío desengaño se empeñaban en con3ervar las colonias de América, que los errores
de su propio gobierno, más tal vez que el
anhelo de emancipación
de sus hijos, les
arrebataban
para siempre de las manos .•
«Dominados ellos de las :ideas filantrópicas
predicadas por el enciclopedismo
francés, o
creyendo que expiaban las culpas de Corteses '1 Pizarros,
sin ver la viga presente en
el oJo propio, sin considerar que la expulsión
de los Jesuitas por el rey Carlos Ill, y la propaganda
volteriana de los consejeros y validos de aquel monarca y de su inmediato
-47s~çesor, eran verd!ideros errores que ello~stlbaripurgahdb.
las causas que de cerca determinaban la pérdida de las Américas; y ~osotros, figurándono~ que 1bamos a vengar
los manes de Motezuma y a libertar la cuna
de los Incas; españoles peninsulares y americanos, todos a una, aquende y allende los
mares, de buena fe a veces, otras por intereses o por ficción, maldecíamos y renegábamos de nuestros comunes padres. Con voces
de poetas ibéricos e indianos pudo formarse
entonces horrísono coro de maldiciones contra la Conquista. El leguaje de Olmedo, por
ejemplo, en medio de sus exageraciones enérgicas y brillantes, no difiere en el fondo del
amargo sentimiento de Quintana, que con la
misma pluma con que trazó las biografías de
Pizarros y Balboas, adulaba en sus odas famosas a la &virgen América.»
'Con sangre están escritos
en el eterno libro de la vida
esos dolientes gritos
que tu labio afligido al cielo envía,
claman allf contra la patria mla
y vedan estampar gloria y ventura
en el campo fatal donde hay delitos.
¿No cesarán jamás? ¿no son bastantes
tres siglos injelices.
de amarga expiación? Ya en estos días
no somos no, los que a la faz del mun do
las alas de la audacia se vistieron,
y por el ponto Atlántico volaron,
aquellos que al silencio en que yaclas
sangrienta, encadenada te arrancaron!'
-Así cantaba en 1806 el más brioso, el más
popular de los poetas españoles de aquel
-:4&tie.po;
y esas valientes estancias en que protestaba que los españoles de entonces no eran
los mismos españoles del. siglo XVI, del siglo de la grandeza de España, corrían en España con aplauso. Los tres siglos de servidumbre siguieron sonando 10 mismo en los
ensayos históricos del célebre literato y estadista peninsular MarUnez de la Rosa (Guerra
de las Comunidades de Castilla) que en los
escritos patrióticos de nuestro insigne Camilo
Torres
(Memorial de agravios). Dijérase que
españoles europeos y americanos, no contentos desde los albores de 1810 con desredazarnos y desacreditamos
recfprocamente,
sólo
nos dábamos la mano en el común empeño
de ahogar las tradiciones
de nuestra raza, y
que con desdén altivo, y aun con lágrimas
qtie hacíamos
alarde de verter (y que si alguno las vertió realmente, mejor se hubieran
empleado en llorar pecad.os propios)
aspirábamos a borrar, si posible fuese, los orígenes de la civilización americana.cDeplorable es, y lástima profunda inspira,
la situación
de una raza enervada
que por
único consuelo hace ostentación
de los nombres de sus progenitorell ilustres. ¿De qué ha
servido a los modernos italianos decir al mun
do con palabras y no con hechos,
que descienden de los Césares y Escipiones?
Pero
es doloroso también, síntoma de degeneración
y de ruina, y rasgo de ingratitud mucho más
censurable que la necia vanidad, la soberbia
y menosprecio
con que un pueblo cualquiera,
aunque por otra parte esté adornado de algunas virtudes, apenas se digna tornar a ver a su
cristiana y heróica ascendencia. El nacionalismo
que se convierte en una manía llobiliaria,
es
vicio ridlculo; pero el antipatriotismo
es peor.
A la España de ambos mundos en el presente siglo ha aquejado esa dolencia: esa c conformidad ruin" con el desdén extranjera,
cen
sujetos descastados que desprec;an la tierra
y la raza de que son, por seguir la corriente
y mostrarse excepciones de la regla." cEl abatimiento, el desprecio de nosotros
mismos,"
añade el orador cuyas palabras estamos transcribiendo
(Valera), ha cundido de un modo
pasmoso; y aunque en los in iividuos y en
algunas materias es laudable virtud cristiana,
que predispone a resignarse y someterse a la
voluntad de Dios, en la colectividad
es vicio
que postra, incapacita y anula cada vez más
al pueblo que la adquiere."
c¿ Y por dónde empezó la tentación de despreciamos en comparación con el extranjero,
si no fue por esas declamaciones
contra los
tres siglos, es decir, contra nuestra propia
historia? ¿Y de dónde nació esa peligrosa y
fatal desconfianza
en nosotros mismos, sino
del hábito contraldo
de insultar la memoria
de nuestros padres, como avergonzados
de
nuestro origen? Natural y facillsimo es el tránsito de la primero a la segundo, como es 16gico e inevitable el paso de la falta cometida
al merecido castigo."
La espada y la cruz-El doble poder espiritual y
secular se presentaron
simultáneamente
a la
conquistd de América; los soldados
venlan a
plantar la bandera de Castilla y de León en estas
tierras hasta entonces desconocidas
y a buscar
nuevos tributos
para sus monarcas. Con el
sable y la lanza se velan precisados a domar
la bravura de las indomables tribus, y de aqu(
los acto:;, a veces sanguinari:;s,
que les hicieron poco gratos a los ojos de los puebloç
-50conquistados. El poder espiritual, Roma, pOr
el contrMio sólo enviaba a los conquistadores d~ las almas a fin de que difundieran la
verdad y propagaran la verdadera civilización;
sin más armas Que la èruz, sin otro aliciente
que las fatigas y trabajos padecidosl'or amor
~ los gentiles, debían se;r;brar en estas soledades la semilla del catolicismo y regarla con
su propia sangre.
cEl conquistador propiament€' dicho, escribe el Sr. Caro en el lugar arriba citado,
puede considerarse como el brazo secular,
como la parte material de la conquista misma. Tras estos zapa dores. robustos y a par
de ellos corrieron sin ruido los vientos de la
civilización cristiana que sembraron la semilla evangélica en el suelo desmontado».
c¡Qué legión de misioneros apostólicos I
¡Qué rica de santidad, qué fecunda en enseñanzas y ejemplos nuestra historia eclesiástica, olvidada y por explotar aún, en gran
parte, en las crónicas de las órdenes religiosas.»
y por si estas palabras de nuestro ilustre
Apologista católico las encuentran demasiado
parciales los adversarios, lean lo que dice
Prescott pr~estante, citado por el mismo Caro: cLos esfuerzos hechos para convertir a
los gentiles son un rasgo característico y honroso de la conquista española». cLos misioneros españoles, desde el principio hasta el
fin, han mostrado profundo interés por el bien-estar espiritual de los naturales. Bajo sus
auspicios se levantaron magníficas iglesias,
se fundaron escuelas para la instrucción elemental y se adoptaron todos los medios ra-:cionales para difundir el conocimiento de las
verdades religiosas, al mismo tiempo que ca-
-51da uno de los misionerOs penetraba por remotas y casi Inaccesibles regiones, o reunía
sus neófitos Indígenas en comunidades, como hizo el honrado Las Casas en Cumaná,
o como hicieron los Jesuítas en California y
ParagUay .• En iguales términos hablan cuantos historiadores escriben sobre la conquista
del fmundo por los soldados de la cruz,
siempre que no llevan la venda de la pasión
sectaria ·sobre los ojos.
Murillo con su escuela renegaba de los
conquistadores de hierro y de los apóstoles
de la cruz; el Sr. Nieto Caballero se halla
en desacuerdo con respecto a los héroes de·
la conquista material y muestra cariño por
la Madre patria; pero maldice la conquista espiritual, por habernos esta unido al PonUfice
Romano. Por eso termina el capítulo con estas palabra s dignas de.
L. E. Nieto Caballero:
-Mucho más que en tiempo de Murillo vivimos hoy bajo la tutela de Roma. El clero,
en el cual está lujosarriente representado el
elemento español, nlls sigue dominandù. Y
los hombres que continúan la clásica tradición española, en lo que ella tiene de retrógrado. absolutista y sombrío, son todavía y
más que entonces los que arrastran multitudes. ¿De qué, pues, iba a servir el retardo
de establecer relaciones con la Madre patria?
Tan sólo de obstáculo para que nos viniera
lo bueno, lo mucho bueno que tenía y que
tiene, en forma de afectos de sus hombres
nobles y. de luces de sus intelectuales.Cualquier lector que conozca medianamente la historia patria, si no carece por completo de sinaéresis, refuta estos últimos concep-
-52tos con la más sonora carcajada. Los únicos
lazos que a Roma nos unen son los de la fe
y de la moral: si el Sr. Nieto Caballero y los
suyos quieren romperlos, débese al predominio de los sentidos sobre la razón; nosotros
no llamamos a eso tutela, sino libre sumisión
de nuestros entendimientos
y de nuestras voluntades a Dios. Dejando a un lado esas palabrotas,
retrógrado, absolutista y sombrlo,
tan indignas de los mansos, cultos y amplios
progresistas;
le digo con entereza,
que si a
ustedes los está dominando el clero español
que hoy se encuentra en el pafs, a los católicos nos está ayudando
muchfsimo en la
evangelización
de los indios, en la instrucción
de los pueblos, en la educación de la -juventud y en mil obras más de civilización y de
progreso.
Como los católicos somos la inmensa mayorfa, casi la totalidad
de los colombianos, y todos estamos muy agradecidos
a los que nos trajeron la civilización cristiana en forma de luz para nuestras inteligencias,
de caridad para nuestros corazones,
de fuerza sobrenatural para nuestras voluntades y de
vida sociâl para todo nuestro ser individual
y colectivo, y como no pensamos renegar de
Jesucristo
y su Vicario, ni de nuestra fe, ni
trocar . nuestras costumbres
por las exóticas
y engañosas de otras razas; la mejor sería
que esos pocos descontentos
se marcharan a
las selvas, ya que sienten nostalgia de vida
primitiva, y allf vivieran en comunicación perpetua con los intelectuales de aquende y de
allende los :mares, que todos son lo mismo.
De este modo se emancipal fan del tutelaje
de Roma y pondrían en práctica el ideal de
Rousseau. Mientras no hagan esto, tendrán que
-53ver en todas partes la influencia de Roma y
del clero; porque de la Ciudad Eterna partió
desde hace veinte siglos la luz que ilumina
al mundo y la civilización que hizo retroceder a la barbarie, y esa luz y esa fuerza civiIi7adora,
cada vez más pote'1tes,
seguirán
invadiéndolo
todo hasta el fin del mundo.
En resume;l, Murillo abomina de España
en absoluto, Niet') Caballero
reniega de España católica; Murillo
Nieto Caballero doblan la rodilla delante de José Hilario López
y queman incienso ante su altar. A ambos
les viene como de molde la estrofa de Julio
Arboleda:
i
Arrojamos un rey de nuestras plazas,
a cuyas plantas se postraba el mundo;
el genio de Bolivar sin segundo,
indigno de mandar nos pareció.
y López hoy, Dulcey, Guainas, Obando,
hacen causa común con los esclavos,
e impunes vejan a los mismos bravos
. que ci genio de Bolívar respetó.
Murillo Toro y Nieto Caballero, teólogos-La
ignorancia
es audaz, y cuando esta ignorancia la es en materias religiosas,
entonces
rava en delirio su audacia, y se pone en ridlculo a los ojos de cualquier católico verdasada en la doctrina del P. Astete.
Con gran desembarazo,
con seguridad plena en sI mismo y en la sabiduría de su protagonista,
entra el Sr. L. E. Nieto Caballero
a estudiar a Murillo ante ela cuestión clerical,- y da su juicio con aplauso digno del
más profundo de los teólogos.
«El empeño matar de Murillo en el asunto
-54de Espªña, escribe, era el de impedir que sè!
éstimu'a~a laihmlgradón
d.e. congregaciones
r~lIglbsas, ta menos favorable al progreso de
u'1 pueblo entre todas.lil!> inmigraciones,
co~
mo que aquelhls no vienen a ocuparse. en la
producción
sino en el consumo. y no lIega.n
a circunscribirse
en un hermoso radio de acción, evangelizador
y altruista, sino que se
preocupan
en dominar a los pueblos y en fabricar títeres para la polftica.- Los gritos de
Iabajo el clericallsmo I I mueran los clericales!
¡hay que incendiar sus guaridas Iles preciso exterminarlos I y otros Igualmente
caritativos;
se dirigen no sólo contra el clero, sino contra todos los católicos. En tal sentido tomaba la palabra cleriÓil el masón revolucionario
Gambetta,
cuando hace años decía, señalando a los católicos: I cLe cléricalisme I Voilà
l' ennemi.- Nuestras dos celebridades colombianas parece que lo aplican solamente al
cler}) .•
Con una historia del clero en la mano derecha y con otra del liberalismo colombiano
en la izquierda, vamos a i\lzgar los conceptos del Sr. Nieto Caballer.o:
debe impedirse
la inmigracióri de las:órdenes religiosas, la menos favorable; pQrque çonsume y no produce.
Siguiendo
paso a paso desde el principio
de la Conquista las hrellas de los misioneros, vemos que ellcls fueron los qu.e reunieron a !ns indios salvajes en reducciones
y
les fundaron
las primeras
escuelas,
en las
cuales no sólo les ilustraron el entendimiento
con las verdades
divinas y humanas,
sino
que les educaroll el corazón y los sentidos
con el amor a lo bello y con el ejercicio
de
las artes; los misioneros abrieron más tatde
-55colegios y universidades y levantaron el nivel
de la instrucción; ellos introdujeron en eltaía
la primera imprenta y publicaron multitu de
libros qi1~ nos hicieron conocer en el Viejo
Mundo y sirvieron de fundamento para la historia de nuestra Patria; produjeron tesoros
para el hombre, tesoros intelectuales y motales que valen más que el oro y los diamantes. Los señores liberales consumieron
esos tesoros, convirtiendo los establecimientos de inst~ucción en antros de sensualismo
ateo, y trocando las imprentas en armas de
errores y calumnias.
¿Qué produjo el clero?
Ese clero produjo la semilla de la independencia; dos eclesiásticos fnndaron El Rosario
y San Bartolomé, cunas gloriosas de los héroes inmortales de la magna guerra, y 96 eclesiásticos fueron desterrados, como patriotas
activos, por el pacificador Morilla. ¿En dónde
se encontraban el Sr. Nieto Caballero y su
pro-hombre, cuando aquellos héroes de sotana ponlan los fundamentos de la República?
Por no llenar páginas de nombres, de toda
persona ilustrada conocidos, baste citar al
General Santander, educado por obra y favor
del clero que le dió beca e ilustración. Los
liberales trataron de consumir esas glorias,
apuñaleando la libertad en el corazón de Bolivar el 25 de septiembre, y Doniéndole cader.as durante su administración.
El clero produjo obras de patriotismo que
sólo la ingratitud olvida; recorrió a Colombia
en todas direcciones, reconoció los rios, exploró las montañas vírgenes, estudió su fauna y
iU flora, y levantó mapas completos de todo
el territorio; qisciplin6 a los indios y defen-
-56dió con celo y valor las fronteras.
Los liberales se unieron con el Perù contra Colombia, pretendieron regalar el departamento
del
Cauca, enajenaron las rentas del Estado, ofrecieron por un abrazo laico de Costa Rica un
pedazo
de la Patria y quisieron
ponernos
en ~anos
de Norte América; consumieron
aquel tesoro de patriotismo en el mercado de
la traición.
El clero produjo el progreso de la agricultura;
introdujo las primeras herramientas y los primeros animales de labor, desgalgó
montañas
con los neófitos,
abrió haciendas prósperas y
logró aclimatar
cereales
y árboles frutales
aquí desconocidos.
los liberales consumieron
tantas riquezas
arrancándolas
de las manos
de los diligentes cultivadores
y entregándolas a demagogos
indolentes
en pago de su
c1erofobia.
San Agustín,
San Carlos, San Bartolomé,
San Francisco,
Santo Domingo, y cien edificios más en Bogotá, Cali, Popayán,
Tunja,
Medellfn y otras poblaciones de la República
ios produjo el clero y se levantaron con los
ahorros de sus legItimas dueños, quienes los pusieron al servicio
de los hijos de Colombia
con el fin de educarlos, instruirlos y ejercitar
con ellos la caridad en todas sus formas.
Los liberales consumieron esas producciones,
con la exyulsión
arbitraria de los religiosos
en nomb-re de la libertad de conciencia, con
la clausura de esos colegios en el de la libertad
de enseñanza,
con el robo de tales
edificios
por medio de la desamortización,
clavando las rojas uñas en bienes de mano:J
muertas que no les pertenecían.
Hoy mismo serIa curioso ha~er minucIosa
-57requisa de lo que producen en todo sentido
el clero secular y regular, y de lo que hacen
los liberales. Veo a las Madres del Sagrado
Corazón de Jesús, que con dineros traldos de
otros paises levantan
un soberbio
edificio,
que consume
millonadas, con el fin de ilustrar a las señoritas de la primera sociedad y
dar enseñanza gratis a las desheredadas
del
pueblo; veo a las Religiosas del Buen PastOr
que se consagran
a la dura labor educacionil;ta y reciben a las de corazón manchado
para tratar de regenerarlas
y perfumarles de
nuevo el alma con el aroma de sus virtudes;
encuentro a las Hermanas de la Caridad en
todos los ángulos de la República,
admiro
los edificios que levantan con su legítimo
patrimonio y los sacrificios a que se someten,
las veo en las cátedras
enseñando,
en los
hospitales
curando, en las leproserías manejando cuerpos deshechos, en las cárceles consolâ:,.do, en todas partes buscando una lágrima que enjugar, una herida que cicatrizar,
un dolor que aliviar, a una miseria que remediar; he pasado por junto a los colegios
de las Betlemitas, de las religiosas de la Enseñanza,
etc., y siempre las he oido en la
mi3ma tarea de educar; me he encontrado en
las caIles con las Hermanitas de los pobres, y
he sentido veneración por esos ángeles, protectores
de la vejez desvalida; junto a los
talleres de On. Bosco y de los Hermanos de
las escuelas cristianas
me he detenido a escucha r el ruido de máquinas
modernas,
los
acordes de la música y el golpe de los martiIlo~, armonfasdel
progreso material acorde
con la civilización
cristiana, que están esos
religiosos enseñando
a nuestro pueblo;
paso
-58revista a todas las ~sas religiosas, y en todas ellas sotp'rendo I~ 1114sardiente activjdad:
en sus porterlas se reparte la sopa ¡¡. los hambrientos, de sus cocinas sale el pan de cada
dia para los p,0bres vergonzante:;, en sus
las se enseña a lo~ ignorantes, en sus púlpi:tos se predica la verdad,. en todas partes se
hace el bien y sê practica la caridad cristiana.
En cuanto al clero secular, púedo decirlo
sin t~mor de que nadie con razón llegue a
desm·eiitirme, ylo aseguro como testigo de
vista, pues lo he presenciado en multitud de
poblaciones, apenas si hay 'obra de civización
moral, intelectual y material que no tenga el
sello del Prelado y del parroco.
y entretanto ¿qué producen los antic1ericales? Los trasmisores de las luces tienen media doèena de fábricas de impíos, asimiladas
a colegios, en donde arrancan del corazón de
los alumnos juntamente con los sentimi..:r.tos religiosos la idea de lo bueno, y en donde venden
por favores y dinero títulos profesiona.~s: producen calumnias él los ciudadanos hOi:rados,
alabanzas a los impíos e Insultos ala, glesia
en sus imprentas; producen alarma en el país,
puebladas escandalosas, amenazas a los católicos, guerras y traiciones; producen muchas
palabras y muy pocas garantías, muchas escuadras, compases y mandiles, y en bienes
reales .... nada ..
Duro parece lo que llevo escrito, pero es
la verdad desnuda, verdad que salta a la vista de cuantos tienen ojos y quieren ver; esa
palabrerfa con que se nos dice que el catecismo
del P. Astete está ahogando a los colombianos, que hay que poner un hierro en las manos de los jóvenes y una aritmética en sus
au-
bolsillos si queremos salvar el progreso, Que
-sólo en los colegios liberales seadquie;e
instrucción sólida. que los curas y clericales son
esto y la demás allá; son puras fanfarronadas, hijas del despecho.v encubridoras de ese
cadáver, del cual podemos
decir con Dn.
Carlos Holguín en sus Cartas Polfticas:
jam
foelet.
-
Cita las palabras del Dr. Carlos Calderón,
que dtce de Murillo:
cTolerante coma hombre, no podla serIo coma filósofo.- En este
concepto
encuentra
el Autor una alabanza,
cuando envuelve la censura más acre que darse pueda a un hombre de honor; puesto que
nada envilece más a un cabal/era
que esa
dualidad, hija de la cobardla y de la doblez.
El Sr. Nieto Caballero tomó la palabra podla
como sinónima
de debía, cuando el autor
quiso decir que no era capaz, y efectivamente no la era, porque
Munllo fue hombre de
dos conciencias,
según la veremos más adeJante.
Corno escritor ardiente Murillo aparece como un Mirabeau ante el· clero y los escritores
católicos, y en su carácter de mandatario
es
preFcntado como el tipo de la ecuanimidad.
No niego esta antlttsis,
peculiar de aquel
hombre público; es cierto que no fue un CaJigula sanguinario mil';1tras ciñó la banda tricolor; pero su conducta, lejos de parecerse a
la de Constantino
respecta
de la Iglesia de
Jesucristo, se acercó mucho a la de Juliana
el Apóstata. Al General Masquera, por ejemplo, la han llamado los historiadores
tirano,
sargentón,
déspota
y sanguinario,
a él debe
la Iglesia días de luto y de ~angre; pero tú. va al menos valor para perseguirla con la visera
. levantada y arrojarla al circo de las fieras y a
___
60las llamas con que incendió a Roma, sin buscar autor responsable
de sus crímenes; Mosquera decía, «al que no haga mi voluntad, lo
fùsilo.- Murillo al contrario.
«Como gobernante, escribe su cantor, sabia respetar
los
anhelos de las mayorías, las creencias del
pueblo, la misión social de los Obispos y los
sacerdotes,
atendid¡¡s las cirtunsfancias del
país y la inconveniencia de lIevarlo por la fuerza a donde, lentamente, ilustrándose, Ifegarla
de gréldo..'
'Antes que expulsar del territorio a los frailes, la enseñanza
ciintílica debe expulsarlos
de las. conciencias.'
«En donde la superstición
agoniza,
el fraile se retira, libremente.
Esa
es la tolerancia.»
Carecia de entereza para llevar a la práctica l'US ideas y por lo mismo se conlradecfa con frecuencia: opinaba
que no se debla
expulsar a los religiosos, y a los Jesuitas los
ex¡;ulsó, él que no López, con la astucia de
la serpiente y la bajeza del esclavo; aparentaba respeto a las mayorfas y a las creencias
del pueblo, mientras atizaba
bajo cuerda las
hogueras encendidas por sus adoradas sociedades democráticas,
para consumir en ellas
la República; alargaba
reverente la diestra a
los Obispos y sacerdotes,
mientras les arrebatraba con la zurda deiechos tres veces secu- '
lares. Tal era el doble carácter de Murillo ..
En cuanto a la frasecita de bachiller
indigtstado,
que por su cuenta pone Fray Presumido, que dirfa Mateos Gago, «en donde
la superstición
agoniza, el fraile se retira, Iibrem('nte;- es la muy antigua y tiene valor
convencional.
Hé1ce veinte siglos que los pa .•
ganos llamaban
superstición la doctrina de
Jesucristo, y se prometfan acabar con eUa yJ
-61dejar a los Apóstoles predicando en el vado;
hoy los pigmeos idólatras del fanatismo impio
repiten las mismas frases y se forjan las mismas ilusiones.
El Sr. Nieto Caballero hace hincapié sobre
las frases benévolas que el Ilmo. Sr. Arbeláez
dirigió a Murillo en un discurso:
«El clero
recuerda
con placer el período
de vuestra
pasada administr<lción, porque fue en èl cuando cesó esa persecución
cruel y tenaz que
tantos días de dolor causó a la Iglesia .•
E3as palabras del Ilmo. Sr. Arzobispo
de
Bogotá se e eben tomar en el mismo sentido
qué titnen los encemios que hacen los apologistas
cristianos
del emperador
Tito; no
quieren decir que dicho monarca hubiese protejico las dcctrinas del Redentor Divino, ni
que hubiese abdicado del paganismo, a procurado el triunfo de la cruz sobre los falsos
dioses. LlniCé~mtnte hizo cesar la persecución
sangrientil, sin df'jar de insistir en el extérminio del cristiar.i~mo. Ya la dije; el Sr. Murillo ro tue ln Mos~uera, y por no IJéJber scguida pers(:nalmcnte
esa persecución salvaje,
el lIu~tre Prcl<loo le é1gradf re y le da ese toque delic<ldo l'ail el fIn de at:aerlo a la verdad. r\o de otra suerte el Romano Pontifice
envia una h"nJosa ea/decoración
al sucesor
del déspota Guzm;\n Blanco y del tirano Castro, con el fin de manift starlc agradecimiento
por las garJr.tías que ha dado a la Iglesia y para I:anrle
un Jlanamiento
amoroso él la casa paterna; y no concede iguales
títulos a los fieles mandatarios,
porque estos
gozan de toda la herentia de Jesucristo y no
necesitan de halagos para vivir sumisos a su
Padre.
¿No fue esta la doctrina que se nos ense-
-62116 en laparAbola
del Hijo Pródigo, cuando
al hijo discolo se le regaló con un banquete,
mientras se rehusó el cabrito al joven fiel y
sumiso?
Tiene en seguida grandes y ridiculoselogios para el escritor valiente que dice ser cobardia y falta, de carActer plegarse a opiniones ajenas, por interesados
fines. As{ seria
si todos los hombres procedieran con ~se raquitismo de miras, pero no es eso: la nobleza de corazón y la verdadera
libertad
consisten precisamente en plegarse a la verdad
y al bien conocidos.
Montesquieu,
Wiseman,
René, Groot, Ospina, José M." Samper, Dononoso Cortés y otros mil pesan en la balanza
de la historia mucho mAs que centenares
de
Murillos y Nietos Cabatleros, y no obstante
vinieron a las banderas de Jesucristo, no cpor
comer mantequilla.,
sino por huir de las tinieblas y de los campamentos
del crimen.
Nada preocupaba tanto al señor Mllri!lO y
. preocupa hayal
Sr. Nieto Caballerr·
según
confesión del último, como la intervención del
clero en la polftica. En el cândido supuesto
d~ que tal preocupación
obedezca
al celo
por la pureza de las doctrinas del divino Maestro, se estân llevando dolores de cabeza
'bien inútiles; porque a estos nuevos' reformadores nadie les ha dado autoridad
para dar
normas de conducta al clero, aun cuando
se
crean a si mismos lumbreras del saber Pero
no hay tal, ellos la que sienten es ver que
los pastores no abandonan las ovejas, y sin
miedo a los lobos las defienden en todos los
'campos sin respetos meticulo~os;
si el clero
recomendara
las listas liberales en los días
de elecciones, votara por ellos y I j hiciera
propaganda,
entonces si seria fiel imitador de
-63Jesucristo:
en ese
caso
nos
dirían
que
lo
mejor, lo más culto, ilustrado y digao de
respeto era el clero; pero ya pueden esperar
sentados.
Es cùriosfsimo el criterio con que los anUo
católicos juzgan la ingerencia del clero en la
política: predica el sacerdote
contra la embriaguez, y Jos borrachos salen del templo furiosos, y entre vapores
de aguardiente'
maldicen al sacerdote
que se mete en polftica;
habla el mísionero del hUrto, y los ladrones
se amoscan porque se ha conveltido
la cátedra de la verdad en tribuna demagógica
con
el fin de insultar a los ciudadanos
honrados,
sólo porque no congenian
con la bandera
azul; habla el párroco en contra de la inmoralidad, y los impùdicos lo acusan de atacar
su credo político; condenan el Romano Pontífice o los Prelados un colegio,
un libro O
un periódico
implo, blasfemo o corruptor,
y
al momento los interesados
en propagar tales
infamias se revuelven contra ellos y furiosos
dicen que los pastores se salen de su esfera
para meterse en polltica; tienen algunos interés en subir al solio presidencial o sentarse
en una curul, anhelan por dictar, leyes corruptoras para la enseñanza,
suspiran porque
revivan las desamortizaciones
con el deseo de
clavar las uñas vivas en los bienes de manos muertas, y aseguran que el clero se mete en polltiea si abre los ojos del pueblo para que conozca a los enemigos de la Religión
y a los perseguidores
de la Iglesia en los dlas
de elecciones.
Es que para unos la polltica es el agwardiente, para otros el robo, para estos la inmoralidad y para a~uellos la avaricia;
para
todos ellos, como esclavos del instinto, la Ii-
-64bertad absoluta para el mal y el error.
Al hablar de la doctrina que acaricia acerca de las relaciones
que deben existir entre
la Iglesia y el Estado, dice el autor: «Ideólogo, Murillo fue dé los atacantes que derribaron la fortaleza cómoda del patronato.Y
se queda tan fresco. ¿De cuándo acá se da el
nombre de ideólogo~ a los usurpa-dores de lo
ajeno? Al que estudia el origen de las ideas
se le llama ideólogo según el diccionario de
la lengua castellana, y al que usurpa la ajeno contra la voluntad racional de su dueño,
se le da el calificativo de ladrón, según el
mismo.
Lucido quedarla el escritor que dijera: «Ideólogo, Rolando fue de los atacantes que con la
cuadrilla
de ladrones
derribaron
la fortaleza
cómoda
de la propiedad
individual.Y no
obstante hay igualdad
completa en las dos
afirmaciones.
«Más tarde, sigue escribiendo el Sr. Nieto
Caballero, tras largos años de experiencia en
que las instituciones libres hicieron de lOS
clérigos
hombres de· armas tomar y peligrosos caudillos, d~ploró como funesto error la
adopción de la fórmula del Ministro italiano.De manera pues, que Murillo en un principio
fue partidario de la separación de la Iglesia
y del Estado, y bajo esa bandera militó con
las huestes de ladrones que entraron a saco
en las propiedades
eclesiásticas y d~spojaron
por la violencia, de sus legítimos bienes, a los
dueños iner::¡es; y más tarde, cuando su alma estuvo más nutrida de los principios liberales, optó por la sujeción de la Iglesia al
Estado, a fin de quitar a la vlctima hasta el
derecho de quejarse y la libertad de conservar su dignidad y sus. creencias. Eso signi-
fican aquellas
palabras del paladín de las libertades absolutas:
cLa última revolución ha
modificado mis opiniones sobre libertad religiosa: hoy opino que no debe ser absoluta,
porque es un peligro para el partido liberal,
<:omo la fue el sufragio universal de 1856.cTampoco estoy porque se .e permita emitir.
todos sus pensamientos,
porque excomulga a
los que no piensan como él, y abusa de esa
libertad para atacar al que se la otorga.Aquí tenemos a :\'\urillo, y en él a su partido, de cuerpo entero: sancionan
todas las
lihertades absolutas
para el error y el vicio,
pueden emitir sus pensamientos
de palabra y
po- escrito los adeptos de Buda y de Mahoma con tal que no censuren
sus nefandos
crímenes,- sóLJ .hay cadenas para los sacerdotes católicos y mordazas para los que prediquen la verdad; ellos prodigan los epltetos
más virulentos a quienes no piensan con su
escuela, no hablan con su lenguaje y no obran
con su desenfreno, pero ¡ay del que pretenda defcnder con entereza la doctrina católical
se hace reo de enorme crimen y merece excomuniÓn ante sus laicos tribunales, grillos y
cadenas en las cárceles de sus tiránicas
inquí;iciones.
,Uñas tcoJ¡igicas-Todavía
existen incautos
candorosos
que se dejan adormecer con palabras ideológicas y encuentran
muy armoniosos los cantos de la sirena liberal; creyendo que realmente los partidos avanzados, comO ellos se apellidan,
quieren levantar el edIficio de los libres sobre los fundamentos
de
la honradez y la justicia. Nada más absurdo;
estudiada la historia de la dominación liberal
en todo el mundo, y en especial en Colombia, se observa que jamás han presentado UIl
-66prog~ama de principios
homogéneos,
ni hall'
.p~rseguido
un ideal patriótico:
Santander,
Obando, Mosquera, López y todos ellos' anduvieron siempre a tiros y se hicieron la más
,cruda guerra, según palabras del Dr. Núñez.
Si algunas veces trataron de reunirse baj(}
los toldos de un mismo campamento,
fue llevados por el mismo instinto de la rapiña, que
tanto influjo ejerce en sus ideas con uñas: el
olorcito de los bienes ecle~iásticos los agrupaba, y repartidos estos, volvían a dispersarse, como lo hacen las cuadrillas
de encrucijada,
luégo de haber <ksvalijado a los
pasajeros.
Hov que están llamando a reunión fraterna
liberales y republicanos, es bueno que los católicos se pongan en guardia, pues la historia se repite, y «quien mira lo pa~ado, lo porvenir advierte,. Por eso, no será fuera de prop'6sito recordar
aquí las palabras
con que
Miguel Antonio Caro términa el articulo cHistoria y Filosofía.:
c ¿ Cuáles son los individuos eminentes de esa constelación?
(la liberal) ¿Cuál la polftica que proclaman, anuncio
de prosperidad y f~licic!ad?
cUno de ellos es el Dr. Alvarez, cuyos furores oratorios son bien conocidos .•
cOtro es el Dr. Galindo, que amenaza al
Gobierno con la guerra por su condescendenciay reverencias co.n el clero hasta el ~unto
d~ haberse declarado semi-oficialmente
que
el Gobierno considera virtualmente abrogada
la ley de inspecciónd.e
cultos; es decir, que
el Sr. Galindo a' nombre de la facción radical, amenaza al'partido
independiente
porque
éste no ha renov3do la era maldecida de las
persecuciones
religipsas .•
cLa unión ¡iberal que con violento sortlle-
-67gio democrático se trató de resucitar el 24 de
Abril, es el difunto monstruo de miembros heterogéneos y cabeza radical ..• Ante el sepulcro de ese monstruo están gritando liberales
y republicanos por ver si lo vuelven a la viâa, y viendo que no despierta, le dicen al
oldo: los frailes están ricos, las monjas tienen plata, las iglesias están prósperas; es
tiempo de ensayar nuestro antiguo sistema, y
saldremos de pobres ..• Con este conjuro metálico, el monstruo de }lliembros heterogéneos
se retuerce y lanza gritos famélicos, pero
vuelve a sentir sobre el lomo la losa de la
justicia y el orden que le oprime.
Volvamos al .ideólogo atacante de la fortaleza cómoda del patronato ..• Con la doctrina
de MurilIo TGro se despojó a la Iglesia Católica del derecho del patronato, se quiso colocar a los Obispos al nivel de los ùltimos
empleados del Gobierno y a los sacerdotes
en calidad de parias; pretendióse arrebatarles
la jurisdicción, poner les bajo la obediencia
de inspectores laicos y hasta nombré;rlos el
Estado a su placer.
Los sacerdotes católicos que 110 querlan de
grado someterse a le) es impias, o rehusaban
obedecer a los hombres antes que a Dios,
eran llamados antipatriotas, traidores, revolucionarios; se les perseguía como a fieras, se les
sometla al tormento de los azotes, al destierro o a la muerte. Estas, que parecen fábulas,
no lo son por dc!sgracia, son hechos consignados en nuestra Historia Patria, sucesos cuya narración he oido yo mismo de los labiol>
del anciano y veD(rabIe Cura de Pensilvania,
P. Amador, que fue una dê las víctimas atormentadas por la democracia liberal, en nombre de los principios de Murillo.
.
-68-
¿Quién no recuerda entre mil casos el de
aquel generoso sacerdote azotado por el Coronel Acosta en el Sur de Antioquia? En efecto, dicho Coronel la mandó apalear por el
crimen inàudito de no querer trocar la sotana
por la chaqueta de soldado, y al poco tiempo, descansando
el mismo verdugo
sobre el
banco en que habla atormentado
al Ministro
del Señor, fue clavado con un puñal por uno
de los suyos.
Siguiendo por esos <;aminos señalados
por
el ideólogo, tanto avanzaron los liberales por
los senderos de la democracia,
que traspasaron lQs limite:; de la ridlculo; veamos si no
un documento oficial de aquellos tiempos neronianos: cEn el año de 1877, escribe el Sr.
Moreno Arango,
propuso en la Cámara de
Representantes
un distinguido liberal de Santander,
que fue Presidente de la A~amblea
Legislativa en 1876 y Secretario General del
Presidente de aquel Estado, lo si~uiente: e El
Congreso
resuelve: excitar al Poder Ejecutivo para que ordene inmediatamente
a nuestro
Ministro
en Europa se traslade a la capital
de Italia en misión cerca de la Curia Romana,
para los fines sinuientes: 1.° Comunicar a Su
Santidad el resultado de la guerra que acaba
de terminar y cómo ella ha sido promovida
por los Obíspos de MedeIlln, Antioquia, Pasto y Popayán; 2.° Que el Gobierno ha desterrado a perpetuidad a esos sacerdotes
del
territorio de la República y ho está dispuesto
a aceptar en su reemplazo sino a los eclesiásticos León Sardi, Pedro Antonio Vesga, y
Félix Girón; y 3.° Que si Su Santidad no accede a esta peNdón, preconizándolos
para
las siIlas indicadas, el Gobierno
fomentarA
un cisma en la República, para lo cual cuen-
-69ta con el entusiasmo y vigor de un partido
triunfante, con la postración
absoluta de su
adversario
y con todo$-I{¡s bienes pertenecientes
.1 clero y n la Iglesia Catblica, los cuales entregará el Gobierno en plena potestad a los cismátiCOII.~
Tan ridfeula proposición
fue modificada y
5ubmodificada siempre en sentido más anticlerical. El diputadu Rarn{rez dijo: e Pase el
proyecto
que
se discute a una
comisión
para que informe luégo' que se disponga
del
proyecto de ley presentado ayer pnr el diputado Vesga, por el cual se priva del ejercicio
de funciones prelativas a varios Ohispos. ~
e Fue aprobada
y aceptada esta modificación.~
Asl prosigue ese Sanedrfn de ideó/ogos apóstatas disponiendo
de las creencias
religiosas
de los colombianos y condenando a los ministros catolicos, ni más ni menos que si se
tratara de un feudo en el cual ellos fueran los
amos con derecho de horca y cuchillo.
Otra pro)osición
del 21 de Febrero
en la
Cámara de Representantes
dice: e La C:ímara
de Representantes
fdicita al Gobierno
Ejecutivo del Estado Soberano
del Cauca por la
acertada y justa medida que ha adoptado al decretar el extrañamiento de los Obispos de Pasto y Popayán y de algunos
otros miembros
del clero dd Estado. ~
e En el
Diario Oficial nÚmero 3.837, de
1.876 encontramos la siguiente: e Para gloria
del partido liberal que cuenta entre sus filas
a hombres d~ tan elevado; sentimientos,
y para honra del Sr. Dr. Pablo Aroscmena, publicamos la siguiente carta:
Panamá,
21 de Agosto de 1876.
Señor N. N.-Cali.
Ha sucedido que los buques van servir al
-70Gobierno del Cauca, a quien los ofrecl por el
órgano de Vicente Pérez. Tal ofrecimiento ha
sido aceptado y cumplido; uno de ellos seguirá armado el 26, llevando además armas y
municiones.el Lucido quedaba yo sirviendo bajo las ban,deras de Pío IX porque Camargo me derribó
el 12 de Octubre 1eMí deseo ardiente es que los católicos sucumban ...
Pablo Arosemena.- Las leyes de inspección de cultos dictadas
en la edad de oro de los voceros de la libertad dejan de ser ridlculas para tomar el carácter de sanguinarias.
Muchos volùmenes podrlamo') llenar con relaciones
de Obispos y
sacerdotes perseguidos,
maltratados y desterrados °en cumplimiento de esas leyes, y ¡qué
escenas las que nos presenta la Historia 1 dignas de las catacumbas en tiempo de Tiberio.
En nuestro poder se halla la historia inédita
escrita por D. Juan Pablo Restrepo,
sobre la
guerra del 76 y 77, Y entre esos preciosos manuscritos aparece un grueso paquete de autógrafos de sacerdotes perseguidos y ultrajados
por los oligarcas
Inandatarios
de aquellos
años de esclavitud.
¿ Todas esasarbitriariedades,
infamias, persecuciones y tiranlas cometidas con los Ministros de la Iglesia Católica y con los fieles,
qué son? Consecuencias
sacadas por los Gobiernos liberales <1e log principios
de opresión asentapos por 'el Ideólogo Murillo y sus
predecesores;
por eso la historia del liberalismo, desde Santander hasta nuestros dlas, estA
mandlada con los mismos crímenes.
Mas si los liberales se hubieran
contenta
do con la persecución
a las personas
eele
~iásticas, con la clausura de iglesias y casa
o
•
-71religiosas,
con el destierro de maestros y escritores católicos; pudiera
decirse que sólo
perseguían- el triunfo de ideas (si se quiere
falsas) y la preponderancia
de sus principios.
Pero es el caso, que tras esas persecuciones
vinieron los despojos,
la cual' hace creer con
sobrado
fundamento,
que todas ellas sólo
eran medio para llegar al fin desead~.
Los liberales han repetido sin cesar que la
cuestión religiosa es cosa muy secundaria
e
indigna
de ventilarse
en una nación civilizada: cuando le dieron tanta importancia,
tuvieron sin duda otro objetivo.
No era la
cuestión papal la que los preocupaba,
sino
los vasos sagrados; no las doctrinas
jesultiticas, sino los edifidos que ocupaban; no los
rezos de las monjas, sino sus conventos; no
las confesiones de los párrocos, sino las iglesias; no los escritos
de los paladines
del
dogma, sino sus haciendas, y todo esto para
saciar la avaricia propia y pagar a sus perros de presa.
Oigamos al Senador Alvarez,
Iiberalfsimo,
cuatro palabras
de los largos discursos
que
en el mismo estilo pronunció
en el Congreso: cLa sociedad está mal, muy mal; no h::.y
seguridad. Esta es la situación. Si el Capitán
Rolando viviera entre nosotros no se retirarIa a las selvas ni a las encrucijadas;
vivirIa en medio' de nosotros, en las ciudades y
en las poplaciones
de importimcia,
haciendo
10 que hacia allá cuando ejercfa su oficio en
España; y esto, Señor Presidente, la digo, porque la he experimentado
yo mismo ....
Creo
haber referido
al Senado la que me pasó en
una ocasion, y fue que un caballero
amigo
mlo, me confió una suma de consideración
en oro para que se la lIevara a un lugar del
-72Estado de mi nacimiento. Pues bien: yo, descansando en la confianza de que en nuestras
selvas no fe albergan ladrones,
iba por los
desicrtos perfectamente seguro. Pero tuve noticias de que habla novedades
politicas,
y
cuando alcanzaba a ver el campanario de un
pUt'blo me ocultaba en la selva y mandaba a
mi peón a ver si habla alli Gobierno provisorio. En mi tierra no se viaja con miedo por
los desiertos ni de dià ni de noche, pero ni
en mi tierra ni en todo· Colombia
se puede
viajar desde que se ~abe que hay pnsonas
que dicen que van a redimir a la sociedad.
E~to es la cinto, no son losputblos
los que
hacen las revoluciones •... »
«Yo creo que uno de los casos extraordinaries en que se puede hacer la guerra a un
Gobierno es cu;¡ndo este tiene entre sus bases cçn!-ti:ut ienales ur:a monstruosidad
como
esta: Aquí nadie puede robar menos YO» (sic).
«Pero si la aisposkón
con~titucjonal
es
menstruosa,
la m¿.nera cemo ha sido enten;
dida y practicada lo es tollavla mucho más.
Porque la constitución siempre supone que
hóv ura autcridad
que previamente
declara
la r,ecesidad de expropiación,
y esto con sujeción a algura regla, lo cual es algo así para los (¡Le están Ilómados a ser las \,(ictimas
que son tcdos los que trabajan, todos les que
titr.en algur.e cosa que perder.
Pero de la
m, r.era Cl mo se ha er,tendido la Constitución,
re~ulta que todo el n:urdo, tedo el que pone ula
bc.ndera colorada en un palo y lo
h:var.ta II, m~r.dose Gobierno o Agente ·de un
Gcbiano, ~e clee autolizado
para lanzarse
sobre la hacienda de su prójimo y. arruinar-
lo •..•
~I
»
üto
se hada
en el árbol
verde
¿en
el
-73seco que se harCa? Si tales robos se haclan a los más exaltados liberales,' a los
que pertenecfan a la cuadrilla oficial ¿cuáles
serian los progresos indefinidos de los avanzados cuando entraban en las propiedades de
los eclesiásticos, que se hallaban previamente proscritos y encarcelados?
On. Juan Pablo Restrepo en su magistral
obra «La Iglesia y el Estado en Colombia»
trata esta cuestión como él sabe hacerlo. Hay
¿¡Ill materia para avergonzar a los salteadores de plOfe~ión; pero no a quienes llevan el
color en la bandera y nunca la muestran eA el
rostro, porque han perdido la noción de la
verp. Uen z a.
Prescirdiendo de las leyes de patronato y
v de otras, en lé!S cuales los liberales basaron el pillaje; veamos en el Indice de la ci"
t¿¡da obra algunas de l;¡s disposiciones con
que esos pr<gresistas de teología con unas,
legalizaron el robo en cuadrilla ya cara descubierta.
Ley de 1821 sobre bienes de conventos suprimidos; primera dtsalllLJrtlzación en el 1st·
1110 de l-'anamá; ley de 18:¿4 sobre
enajenación de bienès cie c;lpellanias y de los que
se dejen a manes lliuertas; le) es de 1820 y
1832 ~obre bienes de c( nventos menores y
otros: leyes de 1833 y IH40, relativas a las
haciendas de las misiones y organización de
dichas misiones; ley de 1834 sobre ventas de
bienes de las iglesias; ley de 1835 sobre bienes de·comunidades suprimidas; leyes de 11:536
sobre inventario y cr.ajl'nación de ciertos valores; leyes de 11:538, 1839, 1840, Y 1848 sobre bienes de cÙl1ventos suprimidos; ley de
1852 sobre expropi3ción de los bler.es del
Seminario de Bogotá; ley de 1853 sobre se-
-74-
,
'paración de la Iglesia y del Estado; el Se,cretario de Hacienda-propone
la abolición
del diezmo; leyes expedidas de 1832 a 1835
l'elaCionadas con los diezmos; ley orgánica
de diezmos expedida'·~
1835; 'leyes expediflas de 1834 a 1642 sobre la misma
materia; ley orgánica sobre la ·renta de fAbri,..
ca, expedida en 1843; leyes de diezmos expedidas de 1844 a 1846; proyectos del Gobierno sobre diezmos; disposiciones tomadas
de 1847 a 1849; Ley de 1849 sobre diezmos;
ley de de 1850. 'Se ,tedenlos
diezmos a las
provincias; leyes sobre cementerios e iglesias;
ley de 1851, nueva usurpación del Seminario
en 1851 y 1852; protesta del Arzobispo por
el nuevo despojo del Seminario; ley de 1854
sobre el edïf;cio del antiguo Colegio de Jesuitas en Panamá; decreto ejecutivo reglamentario de la ley de 1853 sobre propiedad
de templos; confiscación de los [1Ïenes de
los Jesuitas en 1861; decreto del ') de septiembre de 1861 sobre desamortiz ...:ión; Circular ;del Secretario del lfesoro y Crédito
nacional sobre la desamortización; incapacidad de las entidades religiosas para adquirir bienes ralces; leyes de los dlas 19, 29,
22, Y 15 de mayo de los años 1863, 1864,
1865 Y 1866s~bre desamortización; ley de
ciertos remates y su validez, de 20 de agosto de 1867.
Voy en la página 408 de la obra} en el
año de 1867; desde esta página hasta la 622,
y desde este año hasta 1886, cuando la Regeneración volvió la paz a las conciencias;
los actos del liberalismo no aparecen más
honrados, sino que superan a las anteriores
en robos y tropelfas.
Entonces aparecen los despojos de ig;esias
-75y cementeri:Js,
la rapiña de las casas religiosas, los robos de los censos y capellanlas,
el saqueo de los seminarios y colegios
cat~
licos, las leyes inmorales de tuición,
inspección de cultos y persecución con el sello de
los ladrone¡; .... Debajo de las columnas anteriores hay que colocar como sumandos;
los
robos hechos por los presidentes de los Estados Sobera nos, las cantidades
arrebatadas
8
las iglesias y a sus ministros por los jefes y
soldaù' ,s del gran partido,
que recorrlan
la
República con el espíritu de Atila y sus hordas,
las contribuciones
crecidísimas que ponlan a
los católico, para sostener la anarquía
armada en guerra, las 12droneras de La Democrática, La Cu!ebra, La Mano Negra, La Estudiantii1a, La Republicana y otras muchas sociedades
e~;ti1b'ccidas en diferentes
puntos
del pals COll e! objeto de propagar y mantener I()~ principios civilizadores del liberalismo.
Hágase la suma y al obtener tantos millones de ùúlare¡; arrebatados a la Iglesia en virtud d~ leye, y decretos basados en los principios liberé les defendidos antaño por Murillo y su escuela, y ogaño por Nieto Caballero y los suyos; dígasenos
con imparcialidad
si tenemos ::> no derecho
para dudar de su
buena fe y para creer que el principio en que
radican todé,g sus libertades absolutas,
es el
de libertad 1e unas.
Tengo a iéi viSla una hoja titulada «Lo que
v~ de 1860 a 1902, • impresa en Bogotá, en la
Imprenta Nueva-Carrera
7.a, el 29 de Marzo
de 1902. La hoja está encabezada con las siguientes palabras de un discurso del Sr. Ministro de Guerra de entonces .... «Las indefensas vlrgenes del Señor y los humildl:'s religio-
-76arrojados a culatazos de sus moradas y
sus bienes repartidos como boUn de .guerra
pera formar la aristocracia del Liberalismo
munfante .... -Tales palabras son de riguroBa
verdad histórica, y para probarlas el autor de
la publicación, cita un largo párrafo de -El
Càtolicismo,- número 65, en el cual se lee:
-Los hechoF han sidopúblicos; oficialmente se
ha dado a conocer quienes han tomado ptlrte
~n repartirse los despojos de la Iglesia, como
un boUn recogido sobre un campo de batallal»
Después de escribir los documentos comprobantes, cual si quisiera exhibir en los bancos de los reos a los sacrflegos rematadore!'.
de bienes eclesiásticos, ante la Nación entera;
publica los nombres de centenares de estos.
-Nosotros nos reservamos la reproducción de
esa lista para después: entonces' la term}naremos con las palabras con que, la &err6 Justo al publicarla por primera vet: cHabiendo
eheontrado los anteriores documentos publicados en el número
de La Religión, Julio 1.· de 1865, y como hoy casi se han
èdIlldo en olvido, hemos creído de oportunidad reproducir tos, para que se vea lo que fue
y es hoy la llamada Aristocracia liberal.»
Entonces saldrán otras lindezas democráticas encontradas en archivo!j y documentos
para que los viejos refresquén la memoria de
ellas y los jóvenes conozcan lo que no presenc-iaron. Hoy,.porque el Sr. Delegado Apostólico felicita a un Prelado ilustre por el ~elo -etr guardar la pureza de la fe, vocifera indig nado On. Luis E. Nieto Caballero y
habla de pretensiones de domÍJIación clerical,
y evoca -los principios salvadores; y en la
.nsa
republicana y en la liberal se nos di80S,
"0
-Tlce que losdefen!Jores del progreso van a:formar un sólo 'ejército que con8eguirá el trbm·Jo en 110 ,lejanos días, 'J' ·v.eladamente se IIlQS
hacen entrever las cárceles .abiertas, los desIpQjosy
el .destierro, y ,también ·el cada/so
les agregamos nosotros,ya que por las venas-de ,los liberales de hoy corre !Ia misma
'sangre fratricida y en sus manos aparecen
las mismas garrasdesamortizadoras
de los
ijempos de López, Murillo, Obando y San~
tan der •.
Todo puede ser, sólo Dios conoce lo ,porvenir, lo único cierto es que si el liberalismo
vuelve a escalar el póder, a causa de las discordias pueriles de los católicos; volverá a
haber v/climas y verdugos.
Esto lejos de atemorizarnos, debe confirmarnas en la fe y prestarnosaliento
para luchar sin tregua, y con valor contra los enemigos de Jesucristo y de su Iglesia. El día
del triunfo democrático" si por desgracia llega, ]05 liberales no tendrán en cuenta las
transacciones cobardes de los católicos meticulosos, ni las alianzas de los débiles, ni las
tristezas' de los Jlorones, ni los elogios de
los melosQs aduladores; sobre todas las espaldas descargarán el látigo, entodas las propiedades clavarán las uñas y a todos nos
medirán con el mismo rasero. Tengamos al
menos en aquellos días de persecución sangrienta el placer de haber cumplido con nuestros sagrados deberes, y no el triste recuerdo de haber encubierto con el manto de ]a
prudencia cobardías que se parecen mucho a
la traición.
Antes de seguir en la materia, detengámo-nos un momento a dar luz a un punto de la
~ 78--historia que han pretendido oscurecer los escritores liberales para cohonestar parte de las
infamias que cometieron en el Càtólico departamento del Cauca.
Los Sres. Nieto Caballero y Z. Z. atacaron
al Sr. Perdomo por no haber querido enviar
profesor de Religión a la escuela «Murillo- Toro," y entonces, con ign,>rancia lastimosa en
materias J:anónicas, se dejaron decir que otro
tanto habla hecho el Obispo de Pasto, desobedeciendo las órdenes del ecuánime Arzobispo de Bogotá. Para que vean los l~ctores
cómo inventan y raciocinan los ilustrísimo~
teólogos de cEl Especfador. y demás papeles rojos; publicamos en seguida el primer
capítulo de la primera parte, de la Historia
inédita de On. Juan Pablo Restrepo, sobre
la guerra d~l 76 Y 77.
Decreto sobre instrucción
primaria
Oposición del clero
~EI número 1.· del artículo 18 de la ConstituciÓn poIltica de la Unión, delega al Gobierno federal el fomento. de la instrucción pública, aunque ño de ulla manera exclusiva.cFundado en esa disposición el Pre~idente
de la República
dictó su decreto de 1.. de
noviembre de 1870, por el cual reglamentó
en todas SIlS partes la instrucción pública primaria, en lugar de limitarse a fomentarla..,Prescindiremoc; de examinar la legalidad de
iemejante decreto, y nos Iimitarem08 a hacer notar, desde luego, dos· graves innovaci(lnes
que introdujo
en la instrucción
primaria, a
saber: la primera, la supresión de la instrucción religiosa; y la segunda la disposición de
ser obligatoria para los niños la concurrencia
a las escuelas oficiales .•
-Esas innovaciones alarmaron justamente al
episcopado
y al clero, y a la parte ilustrada
de los fieles. Ellos comprendieron
muy bien
que la primera de dichas innovaciones tenIa
por objeto claro y evidente formar una generación incrédula e indiferente, y la segunda
extender el mal hasta las clases más desva-
-80lidas de la sodedad,
que no tienen otro consuelo eficaz y efectivo, en medio de su miseria y de su c;lesgracia, que su fe religiosa.eNo era dable guardar silencio en tal situación. Los obispos, el clero, los escritores católicos, todos a una levantaron su voz para
reclamar contra. esa gNHt iniquidad, que hendfa nada menos que a socavar las grandei
bases del edificio social; porque una generación indiferentista e incrédula, no puede fundar ni conservar orden alguno social. He aquf
lo que sobre esto dice un célebre escritor:.
'El siglo más pervertido no es el que se
apasiona por ef error, sino el que descuida
y desdeña la verdad
Hay aún fuerza y por
consiguiente
espera~a
domte s~ notan violentos .trasportes;
pero cuando todQ movimiento está extinguido,
cuarrdo el pulso ha
cesado de latir, cuando el frfo ha llegado al
torazón,
¿qué aguardar
entonces
sino una
próxima e inevitable di80Iuct6n?!
'Nada es más furresto que la indiferencia,
porque ella conduce directamente a todas las
calamidades y a tod(i)s los crfmenes; porque
ena enerva y destruye insensiblemente todas
las facultades morales; y finalmente,
porque
es incompatible
con el orden y la existencia
misma de la sociedad.'
.
eNo eran pues, mezquinos y pasajeros intereses de círculo o de tocalidad, lo qne movfa
al episcopado.
al clero y a los escritores católicos a impugnar la instrucción
indiferentisfa e incrédula;
eran más bien los grandes y
permanentes
intereses de la sociedad, puestos
en peligro por las injustas disposiciones
aludidas.cNo es nuestro Ani mo trazar un cuadro de
-81las diferentes faces y peripecias de esa contienda, ni tenemos los elementos necesarios para
~110. Queremos sin embargo publicar algunos
fragmentos de los escritos
publicados
sobre
el particular por e·1 Ilustrísimo señor Obispo
de Pasto, reputado como uno de los más exagerados e intransigentes
de los defensores de
la buena causa. Poco después de haberse encargado de la de diócesis puesta a su cuidado por el Padre común de los fieles, dirigió
a su grey una pastoral
de fecha 12 de octubre de 1872, de la cual tomamos
los siguientes párrafos:'El gobierno se ha declarado
constitucionalmente ateo, y no pierde ocasión
de herir
con leyes y decretos la Religión Católica,
mientras que estimula y protege la enseñanza
de toda doctrina impía, y el establecimiento
de
todlt secta contraria a Id rèligión nacional. Y
entre tanto, ¿qué hacéis vosotros?
Encerraras en un silencio culpable, y aprobar tácitamente los ataques de ese gobierno a vuestros
derechos
y creencias, e inclinar servil mente
la cabeza para recibir
la coyunda que os
impone la más oprobiosa de las tiranías, la
tiranía de la conciencia.'
.
'Ese gobierno ateo y la escuela que la sostiene, ~enemigas encarnizadas
de Dios y de
su Iglesia, pensaron acabar con el catolicismo
por medio del insulto. del ultraje y de la calumnia;
y derramaron sobre la Iglesia y sus ministros
todas las infamias de una prensa impía y desenfrenada; pero viendo que aquel medio les daba resultados contrarios, la abandonaron para
ocurrir a otro, Es preciso, dijeron, herir a los
Past{K'es 'para que el rebaño perezca disperso y
abandonado;
y asi en nombre del pueblo ~-
-82tólico, dieron muerte a los Obispos en la tribulación y en el destierro.
Pero este medio
no fue más feliz que el primero, porque
el
rebaño permaneció reunido y con los ojos fijos en los Pastores que le- daban ejemplo de
resignación y de constancia
desde el fondo
de las cárceles, bajo el peso de las cadenas
y en la amargura del ostracismo. Apliquemos,
dijeron, a la Iglesia la fraternidad y el progreso, y echémonos sobre todos sus bienes
para que perezca de hambre y de miseria; y
diciendo esto se lanzaron como buitres 50bre
los despojos de su vlctima.'
'Sin abandonar estos medios de persecución,
ocurrieron a uno más poderoso; el de las escuelas ateas; y dijeron: no es posible con
ningún esfuerzo cambiar los sentimiçntos y las
ideas de estas generaciones formadas en la fe
católica. Apoderémonos
de la niñez y formemos una generación sin fe rcligio!'.a, y habremos coronado nuestra obra. Y entre tanto,
¿qué hacéis vosotros padrt>s de familia? Con
una obediencia
muy diferente a la de Abraham, tomáis· con una mano a vuestros hijos
para conducirlos al lugar del sacrificio, y lleváis en la otra el salario para pagar al sacrificador:
'Muy ciego debe ser quien no haya visto
en todo esto un plan meditado contra la Iglesia de Dios; y sin embargo, si esto lo han
visto .algunos
individuos, .parece que ll'O .l~
han VIstO· ni los pueblos ni los que los dlflgen, si hemos de juzgar por los medios adoptados para combatir a los enemigos:
-.; V~~~t;¿;'
sibéi~~. ·~éñër¿;blës·saëëidoië¿ .y
muy amados
diocesanos
nuestros,
que el 00-
-83bierno de la Nación expidió un decreto, con
fecha 1.0 de noviembre de 1870, llamado de
instrucción obligatoria, y que debiera llamarse de corrupción obligatoria. Por ese decreto
se prohibe la enseñanza de la Religión católica, en la:, escuelas costeadas por los pueblos católicos, y al frente de eJlas se colocan
m<lestros protestantes.
La prensa ha discutido
y probado hasta la evidencia, la inconstitucionalidad,
injusticia, inmoralid"d
e inconveni~ncia que encierra semejante decreto en una
Nación calólica; y con todo el Gobierno, ha
seguido adelante
en su propósito,
hacie:ïdo
el papel de sordo voluntario.
La municipalidad de Pasto unánimente, y apoyada por mi·
le:, de fir.:.as de vosotros, ha reclamado a la
Convención del Estado del Cauca contra dicho decreto, probando
con razones y argumentos incontestables,
no sólo que el decreto
es inconstitucional,
sino también que con él
se echa por tierra e!'a soberanla tan decantada de los Estados. ¿No habéis vosotros, y los
demás habitantes del Estado hecho sacrificios
para pagar a los Diputados, y todos los derj)ás
gastos de ia Convención? Pues sabed que vuestro reclamo se miró con el mayor desprecio por
la Converción:
tal es el caso que hacen del
pueblo lOB que invocan su nombre para escudar con él todas sus maldades.
Ved una
vez más, pueblo católico, el escarnio que hacen de vuestra soberanía, los mismos que 05
hem proclelmado soberano.'
'Pero no hay para que razonar: el gobierno
y los de su escuela son ateos y comunistaE,
y necesitan
escuelas sostenidas con vuestro
dinero, para formar en ellas turbas que más
tarde sepan manejar con destreza
el martillo
-84demoledor y la tea incendiaria.
Es nesesario
que paguéis, por via de contribución, el fruto
de vuestro trabajo y el sudor de vuestra frente, para corromper a vuestros propios hijos y
a otros que irán después a visitaros democfiÍticamellle, incendiando vuestras casas, violando vuestras hijas y tomando vuestras propiedades. Las es\,;uelas católicas no sirven para
formar semejantes gentes y por eso ha sido
nec«:sario reemplazarlas
por escuelas atea's y
protestantes.'
,
.......................... ~
.
'Bien quisiéramos que todos los que deben
conducir a los pueblos
por el camino de la
verdad y de la justicia, se convencieran
de que
son inútiles las quejas doloridas
que se
dirigen a un Gobierno
que no quiere olr;
y que cambiaran
esos lamentos
conmovedores, que a nadie conmueven, por el acento
enérgico y robusto
de la verdad dirigida al
pueb!o. Es perder tiempo dirigirse al gobierno que es sordo y ciego voluntario y sin
fe; y el pueblo soberano
es el médico que
debe curarlo, empleando
para ello todos los
medios legales, Il fin de traer al camino del
deber a ese gula, a quien tiene asalariado,
no para que lo conduzca a la perdición, sino
para que haga la felicidad y la gloria de la
Patria. '
'Lo. repetimos
una y mil veces: no hay
en este pals cuestión poUtica ni cosa que se
le parezca. Esa es una invención de los enemigos de Dios, para que el clero y los cat~
licos les entreguen el campo de la Iglesia como
ha sucedido apesar nuestro, y seguir~ sucediendo si los que deben ayudarnos
no abren loa
-85o19s. Lo que hay en Ella tierra, cubierto con Ufl
jergón illinul1do que Itaman polftka, es et
monstruo de la incredulidad y el ateísmo qut
te hacen guerra ara propiedad,
a la famiHa, a la moral, a la religión, a la Iglesia, a
JesucrIsto y al mismo Dios, su eterno Padre.'
IEn concecuencia,
párrocos, sacerdotes, padres de familia, y católicos
todos:
¿Hasta
cuándo dormiréis? Vuestro despertar será espantoso,
porque abriréis
los ojos entre las
pavesas y las -ruinas de la sociedad; y los
abriréis para volverlos a cerrar pronto y para
siempre inundados por el amargo llanto de
un arrepentimiento
tardlo, vergonzoso
y estéril. .
'Usad de vuestro derecho porque los pregonerO!; de tolerancia nada, con razón, pueden dedros en contrario. ¿No les habéis vosotros toleradù, con todo que lleváis la marca de intolerantes,
sus vicios, sus crímenes y
!lUS iniquidades
de todo género? Pues justo
es que ellos que predican tolerancia toleren a
su vez el ejercicio de la justicia y el uso de
vuestro derecho.
Trabajad,
pues, porque no
ocupen los puestos pùblicos, ni tomen asiento en las legislaturas y congresos
hombres
que nunca tuvieron religión a que han apostatacto dE: ella; pues si ningún interés, por pequeño que sea debe confiarse a semejantes
hombrES, mucho menos la dirección de la sociedad, las glorias de la Patria y los principios d(~ la justicia en que debe fundarse
la
grande~a y la prosperidad
de las naciones.'
cViolentas iras provocó ese documento en
las esferas oficiales del estado del Cauca;
basta d extremo de· que el Presidente del Estado - dirigió una Alecueión a los habitafttes
del mismo, el día 15 de q,oviembre, con el fin
de impugnar las ideas imitidas en la pastoral
y neutralizar en lo posible el e'fecto que debían producir en los pueblos. Tomó, además
algunas medidas que bien pueden reputarse
como de verdadera y declarada
persecución.
Con ese motivo, el señor Obispo dirigió una
nueva p:;¡storal a los fieles, fechada el 25 del
mismo mes de novie!11bre. Tomamos
de ella
lo siguiente:~
.
'El Presidente ha resucitado por sr y (Inte
sí, sin tener en cuenta para nada los Estados
y la Nación, el implo y opresor decreto de
Tuición, y ha mandado
que se ejecute en
nuestra diócesis.
y no como antes sino que
ahora comprende a màs de las butas, rescriptos y breves pontificios,' las pastorales,
circulares, órdenes y decretos del Prelado a sus
diocesanos.
Ved, pues, como pesa sobre vosotros la más' infame tiran la; pero que tenga
entendido el PTt.sidente, que los Obispos y los
pueblos no son los mismos en todos los tiempos. En Tùquerres se ha publicado el maldito decreto, y los agentes o esbirros del tirano e impío Gobernador,
le han prohibido a
nuestro Cura y Vicario, que anuncie en la Iglesia, al pueblo, nuestras
disposiciones,
y que
trasmita la voz del Pastor a los oídos de
nuestra gr~y. ¿Conque ya la tiranía dejando
las plaza:; se metió al templo,
invandió
el
santuar:!, e impuso eterno silencio a la cátedra de la verdad, de donde bajan para el
pueblo consuelos y esperanzas,
con la palabra de salud y de vida eterna? ¿Conque
ya
los Obispos no pueden enseñar al pueblo si. no la que es del agrado del Presidente
del
Canca? Por los frutos de ellos los conoceréis.'
-87'Siempre
hemos crefdo que ciertas consideraciones de parte de la Iglesia, han perjudicado más que los ataques de los enemigos.
¿Por qué consentir en la Iglesia unos cuántos
hipócritas que la llaman su madre, se apellidan católicos,
se aprovechan de los bienes,
gracias y consuelos que abundan en su amoroso seno, y en un instante y sin motivo se
vuelven contra ella, la insultan, la maldicen,
la ultrajan. le hacen guerra encarnizada,
y
ofrecen a vil precio la sangre de sus Pastores? Pues que tengan entendido
esos falsos
católicos,
esos hipócritas,
que les llegó su
dia. Les h;\fcmos sentir e[ peso de la al1toridad cspiritual
d~' la Iglesia; pero tanto más
temble
cri la l'lU'~rte, cuanto más se haya
desprcciado
en la vidé .. Nos parecc muy bueno, que el labrad:)r arranque la mála yerba
cr su campo P¡HQ que pueda saber con qué
trigo se CIIcntd libre de la zizaña. Bueno es
que el ré ,lOr separe del redil [as ovejas
apestadas,
para que w) infesten todo el reb'aBo.'
'En cor secuencia todos los Vicarios foranf:os, los párrocos y demás sacerdotes encargados de Iglesias, capillas u oratorios públicos tendrán presente
la nota que dirigimos
al Vicario y Cura de Túquerres para que hagan saber a sus pueblos, y cumplan ellos
mismos todo lo que en ella ordenamos; advirtiendo que, si 'ilguno o algunos
sacerdotes, cosa que no eSl'eramos, se prestaran
a
apoyar esa inicua rebelión contra la Iglesia y
la autoridad
de sus legftimos pastores, incurrirán en la pena de suspensión ipso facto,
mera de las demás censuras que les impone
el derecho, y no serán rehabilitados
por Nos
-~en el ejefciciode su ministerio, sino cuando
nos presenten una ·retractación pública y .$.G)lemne que repare en algo siquieraelescándalo queda a la Iglesia y al pueblo de Dios
un sacerdote 8pósta1a~.Mientras :que el señor Obispo se ocupaba
en la redacción de esa pastoral, el Gobierno
delCauca
seguía en agitación creciente, y
tornaba medidas con el fin de declarar turbado el orden público, y comprometer aiGobierno general 8 cuadyuvar a sus intentos.
Probablemente con la mira de preparar el terre'JUJa ese fin, expidió una proclama el 19 del
rni8~0 mes de noviembre de 1872, que principia asb
<ICaucanosl
Las maquinaciones del Obispo de Pasto y
del clero de aquella Diócesis, son ya un hecho consumado de rebelión contra el orden
:general y el.desobedecimiento
de las leyes
nacionales. Cuando individuos constituidos en
dh carácter público excitan a la rebelión,es
un delito definido por las leyes y no pueden
acogerse a la garantla 'de la Iib.ertad de palabra nia la de imprenta. '
.Locurio8o ,es que mientras el.gobierno escribía eso, el Obispo agregaba a los paSéljes
de la pastoralquecQplamos
antes los siguientes:'Por tanto, venerables sacerdotes y m\1Y
amados diocesanos e hijos nuestros en Jesucristo, obedeced al gobierno del Estado y.de
la Nación en todo lo .que manden. y que no
sea opuesto a nuestra fe .y creencias religiosas: obedecedles en todos sus mandamientos
y decreto5 que no sean contrarios a los mandamientos de Dios y a los de su santa Igle-
-89'1
aia; obedecedles, en Jin, en todo lo justo y
hasta en pagar las contribuciones que os cobran y exigen, aunque ellas sean mal empleadas; pero tened presente que debéis obedecer
antes a Dios que a los hombres, como contestaban los apóstoles a los gobernantes de
su tiémpo.'
'Decid al Gobierno del Estado y al de la
Nación que vosotros y vuestros Pastores desean sinceramente la paz y el orden fundados en la práctica de los eternos principios
de la moral y de la justicia; y que desean también ferrocarriles, telégrafos, vapores, y todo
lo que pueda contribuir al progreso, felicidad,
gloria, y e'1grandeci!TIient~ del Cauca y de la
Nación; pero que no se sIrvan de estas cosas
como de artificio., y de escalas para buscar
logros, puestos, empleos, honores, rentas y
posiciones ventajosas para corromper y descatOlizar ei pals.'
-Esos mismos sentimientos paclficos habla
manifestado el Prelado desde que dirigió su
pastoral el 12 de marzo de 1872, fechada en
la ciudad de Roma, y en ellos perseveró después, como puede verse en su circular de 7
de noviembre de 1873, y en su larga y razonada de 3] de marzo de 1876, expedida con
el fin de èar a conocer las razones que tenfa
para no plestar apoyo alguno a las escuelas
oficiales, ri permitir que los sacerdotes concurrieran a dar instrucción religiosa. En esta
última leemos lo siguiente:~
'Va nos parece ofr el grito hasta de
muchos de los que se llaman católicos acusándonos de que queremos la guerra y sangre. No queremos, ni deseamos, ni aconsejamos semejante cosa; porque bastantes cala-
-90midades, desastres y I~grimas han amontonado sobre nuestra pobre Patria Jas funesta~
doctrinas de un liberalismo falso e incrédulo;
pero sí queremos la unión decidida y enérgica del clero y del pueblo católico,
para resistir firines en un campo pacifico y sin sangre, cotra toda injusticia, contra todo ataque
a nuestras conciencias y contra toda violación
de nuestros derechos
e intere~es más sagrados. Obrese asl y los enemigos de la Iglesia
. y del pueblo tendrán que venir, sin necesidad
de sangre al recto camino de la justicia y del
deber.'
cEl ilustrísimo señor Obispo de PopayAn
~iguió una línea de conducta
semejante,
y
açonsejó, como' el de Pasto, la conservación
del orden, la resistencia pasiva, pero enérgica y decidida, a las medidas
del Gobierno,
que tendían a descatolizar
el país. Eran Obispos, y no podfan proceder de otra manera,
sin comprometer los sagrados intereses
del
catolicismo, y faltar a sus. mAs claros e ineludibles deberes.cEsa conducta
firme y decidida
produjo
excelentes resultados,
y al fin se verificó una
pacífica y poderosa reacción
católica en lai
dos diócesis. Las escuelas indiferentistas
iban
quedando desiertas de d1a en día, y amenazaban rU¡¡lit completa; y de otro lado los católicos de los varios partidos
políticos, reunidos en asuciaciones
especiales, principiaban
a entenderse entre sr, para atender con eficacia
y provecho a la defensa de sus intereses religiosos, los más importantes
de cuantos tiene el hombre en la tierra.-
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-91-Alarmados con ese movimiento pacifico los
enemigos de la Iglesia acometieron la tarea
de desfigurarlo.
darIe un carácter
esencialmente mundRno y polftico, y concitar contra
los que tomaban parte en él el odio y la persecución de la parte más baja y más perversa del partido liberal..No una sino varias ocasiones se llegó al
extremo de atacar con puñal en mano a ciu·
dadanos
respetables,
honrados
y pacificos,
sólo porque se reunían públicamente,
a la
luz del sol, y a presencia de todos, a tratar
de sus intereses
religiosos y sociales; y no
fueron pocos los que pagaron con su sangre
el inocente hecho de hacer uso de sus más
indisputables
derechos.-La criminal connivencia
de algunas autoridades polfticas con los agresores, y III indiferencia y tolerancia
de las demás, llevaron
el mal a su más alto grado, e hicieron presagiar serios y terribles disturbios públicos.-·
-A nadie podía ocultarse lo grave y tirante
de esa situación; y era de temerse naturalmente que ella produjera
una contienda
armada más o menos seria, y de consecuencias
más o menos desastrosa s.-Por ese tiempo tuvo lugar un arreglo entre el Ilustrísimo señor Arzobispo de Bogotá
y el Poder Ejecutivo de la Nación, relativamente a la instrucción religiosa en las escuelas oficiales. Se convino en que los niños tendrlan una hora diaria para recibir dicha instrucción; que los maestros, a petición de los
padres de familia, suplidan
a los ministros
del culto. para esa enseñanza, y la darían por
textos
aprobados
por la Iglesia católica; y
Jinalmente,
que además
de facilitar a los
-92a\umnos el.'iprendiZ¡áje' teór\cQ .~e su religi6n,
se les dejar~ tiempo PaTa la' práctica, de elIa,
J;n las éppc~s,. d.e~e'rmiflad~s.p.or la Iglesiíl."
. cAlgunos i\e hlcleron lallusl6n de que, ese
arreglo bastada para conjurar la tormenta;
pero no hIe as~, porque lo!) lIustrfsimos seño.res, Obis~ps de Pçpayân y~e Pasto no creyeron pooer ac~ptado paraSLJ:; resp.ectivas di~
~esis; y ,en. cas,o ,de qUe lo hubieran aceptatado, n:o ,l1ab.rfa. faltado otro pretexto para
,~ohonestar 1;àpersecJ1cipS1.,"
..
,~A ,primera vista, la conducta del lIustrlsimo señor" N~ob~spo en el asunto aludido,
está en patente contradicción con ,Iage los
lIustrlsimosseñores,
Obispos de Popayán y
1;>,stOj perô creemos, que la contradicción
puede ser s610' aparente, pues la variación de
circunstanciásde loêalip¡ld podbi hacer ql1e un
arreglo acepta,ble ,en ia Arquidi6ce$is, no 10
fuese en I~s diócesis' de Pasto y PopayAn .••'
cEn efecto" Ilosolros creemos que las estipulaciones expresadas eran bastantes para gar¡lIltizar la. buella ins.trucci6n religiosa en t1s·
cuelas regentadas por mae!)tros católicos, ,que
fueran de piedad sincera y notoria religipsidad; peró cree,mos también que dichasestipulaciones eran del todo insuficientes en escuelas que. estuviesen a cargo de maestros
que profesaran doctrinas condenadas por la
Iglesia, aunque se engalanaran con el nombre de católicos. Para esas escuelas dicho
convenio no era otra cosa que una especie
de pasaporte concedido por l'a autoridad eclesiástica a las malas doctrinas profesadas por
los directores, para que se fueran infiltrando
'lentamente y sin escándalo del pueblo fiel en
el corazón de la juventud.-
-93cSi en la Arquidiócesis
eran, pues, los
maestros firmes y decididos católicos, el convenio no lastimaba en nada los intereses del
catolicismo; y si en Pasto y en Popayán ha..trla maestros que no tuvieran esas cualidades,
ese mismo convenio era inadmisible en todo
s'èntido. La diver .;idad de círcustancias puede
explicar muy bien la divergencia de pareceres entre esos altos dignatarios de la Iglesia,
y poner en armonía la conducta del uno con
la de los otros.»
.!
cPor lo demás, y hablando
de un modo
general, 'nosotros creemos que ningún director de e~cu:la puede dar completas garantías
desde el pun:o de vista religioso, sino en el
caso de qLle sea real y sinceramente católico;
de huer.e q le creél., prac:ique y enseñe todo
la que la If;Je¡,.él c¡:e y enheña y manda practicar, Cree.noe por lo miomo, que la autoridad e:le:,iá.,Uca obra con entero acierto cuando exige como condición precisa para dar su
élprobación de un modo general a las escuelas o~iciales, el que los Directores sean católicos a carta ('~b_J, y hombres de una religiosidad y una IIlOralidad notorias.
De otra
suerte, se expone a abrigar con su manto v ívaras que poco después
han de clavar s u
diente venenoso en el mismo seno que les
dió calor y vida.>
«Volviendo a los sucesos del Cauca, diremos que eJlo~ se agravaban más y más de
día en dia; y que, aunque la causa de esa
situación
era imputable al Gobierno
de la
Unión, que era quien habla reglamentado
la
instrucción
indiferentista,
todos corn prendían
que la guerra 'lile podla estallar
debla ser
purament(~ local, porque lo que habla de pro-
-94ducirla no era directa e inmediatamente
el
decreto del Poder Ejecutivo federal, sino las
violencias y los vejámenes
de que eran víctimas las asociaciones
católicas con la aprobación más o menos exp1fcita de algunas autoridades, y la criminal indiferencia de otras .•
«Oigamos. ahora, para concluir, el juicio
que de esos sucesos emite el doctor Aquil~o
Parra,
Presidente
de la República
en esa
époCa, al Congreso de 1878.'La alarmante división de los liberales, en
fprésencia de la poderosa reacción clerical que
'se venia efectuando
en las filas del partido
conservador,
fue el objeto de mi más viva
inquietud al aceptar la Presidencia de la República; pues no se me ocultaba
qne esa
desunión era el principal
aliciente para la
guerra y el mayor peligro para las institucio-
nes.'
«Dice después
que 'la convicción y el alma del partido se hallaban tan firmes y enteras como cuando decretó la abolición de la
esclavitud y la libertad de conciencia.'.
«Agrega en seguida que las diputaciones
conservadoras
'que poco antes habian escrIto un manifiesto en que se excitaba a los colombianos a reconciliarse y sostener
la nueva administracción,
se dieron a envenenar 101
debates
parlamentarios,'
haciendo casus belli
de la adopción
de algunos
proyectos de la
mayprfa y amenazando
con una guerra general ...• El clero principió a agitar las poblaciones con pastolares
y predicaciones
incendiarias, que hicieron comprender que la reacción ultramontana,
considerando
ya madurol
sus trabajos, trataba de alzar la cabeza revoluclonariamente. '.
-95-Reconoce en seguida que no se daba enseñanza rellgiosa;'pero
agrega que se permltia darla, y que asf 'se acataba, por una par
te, la autoridad
natural y civil de los padres
para dirigir la educación de sus hijos, y por
otra se hacia a las Iglesias la graciosa concesión de facilitarles el ejercicio de sus funciones como entidades docentes. A más de esto,
!liendo libre el establecimiento
de escuelas, y
libres los padres para colocar a sus hijos en
las que más les agradaren, no podria exigirse en el sistema de instrucción mayor liberalidad y respeto
hacia las creencias
establecidas. Apesar de esto la mayor parte del clero se declaró contra las escuelas públicas, a
que denunció como ateas, y acusó al partido
gobernante de haber organizado un plan de
enseñanza con el objeto de destruir el' catolicismo en el país. Tan grave acusación por
absurda que fuese, debía naturalmente
llenar
de alarma a las familias y de irritación a Ia&
poblaciones
ignorantes y sencillas, a las cuales no I1~a otra voz que la de sus pastores.
Las escuelas, especialmente
en el Cauca, quedaron desiertas y la influencia clerical llegó a
tal extremo que varios liberales empezaron a
afiliarse en los clubs fundados por la reacción
fanática, con el nombre de Sociedades
católicas.'- .
• Habla después del arreglo con el Ilustrísimo señor Arzobispo, y agrega estos conceptos notables:'El pueblo que se' trata de educar es católico, y si él pide que a sus hijos se les dé
instrucción religiosa, no hay razón para no
respetar ese sentimiento público, así como no
la hó:bría para dar una instrucción a quien
p
-96rehusase recibirla.'
Habla finalmente de la soberbia del sefior
Obispo de" Popayán en oposición al espíritu
oonciliador del· señor Artobispo" y sigue luégo engolfado en observaciones sobre la po\{tiea y la guerra, Que no son Ide este lugar.«Creemos que balitaría ese sólo documento
para decidir en justicia, contra el Gobierno
de la Unión la controversia relativa a instrucción pública .•.
,Si 'el pueblo que se trata de educar es
católico,' como lo reconoce el señor Presi~
dente, tiene qué querer forzosamente Que sus
hijos se eduquen de una mar era armónica con
sus creencias religiosas; y por lo mismo el Gobierno hlfo mal en suprimir la enseñanza oficial de la religión católica; pues para todo
católico, la enseñanza religiosa tiene que ser
base necesariá de la educaciÓn.•
«Si el gobierno, por un lado, suprimla ~a
enseñanza religiosa en las escuelas, limitándose apenas a tolerarla; si por otro lado hacfa obligatoria la asistencia a dichas, escuelas, apesar de Que el mismo Presidente reconoce Que no hay razon 'para dar una instrucción a quien rehusa recibirla;' si por otra parte daba en la instrucción enseñanzas de doctrinas condenadas por la Iglesia católica, no
vemos el absurdo de la :acusación que se le
hacia de querer descatolizar el pals. Al contrarío, todo eso prueba que la acusación era
fundada."
«Supóngase por un momento que el Gobierno no hubiese tenido· realmente miras hostiles a la religión católica, y que su único
pensamiento hubiese sido.el de fomentar, ensanchar y perfeccionar la instrucción pública ¿qué
habría hecho al ver la opOsición del episcopado,
del clero y de los escritores católicos? Apresuràrse a dar a la autoridad eclesiástica y a lOI
fieles la más completa seguridad de que nhi-:gún peligro corrían los intereses religiosos
de los católicos, y convertir asl con eso sólo,
ese formidable enemigo en ~Iiado fiel, para
el mejor y el mAs seguro é' ;(0 de la empresa.c¿Se hizo eso? No: lo que se hizo fue
agregar nuevos y más poderosos motivos de
desconfianza y de alarma, como el establecimiento de escuelas normales dirigidas por
maestros protestantes, que naturalmente harlan lo posible por convertir a sus discípulos
en prosélih)s de su respectiva secta.cEn suma, si el Gobierno no tuvo el propós.ito de descatoliz?r el pals, hizo todo lo
posible porque. e creyese que lo abrigaba.
En este supuesto su conducta habría sido tan
insensata y tan torpe, como criminal y vituperable en el cas:> contrario. Ninguno de
esos extremos har": honor al Gobierno; y
cualquiera de ellos bastarla para justificar la
oposición hecha a la propaganda instruccionista. El Gobierno tiene que aceptar, pues,
la responsabilidad de los males inmensos que
de alll surgieron para nuestra pobre Patria.La Iglesialiebre en el Estado galgo-Asl traduce el temible polemista Mateos Gago la decantada fórmula liberal; la Iglesia libre en el
Estado libre, o sea el principio de la separación de la Iglesia y Estado.
y a fe que tuvo razón; porque en el sentido en que lo toman los progresistos y según
lo han practicado en todo tiempo y en todas
las naciones, esas palabras de libertad des-
-98Jumbradora sólo les han servido de disfraz
hipócrita ·para herir a mansalva a los católicos.
Tres clases de cuestiones
pueden agitarse
en las naciones:
unas puramentes religiosas,
v. g. las concernientes
a la moral y al dogma, cuya solución pertenece al Gobierno eclesiástico; otras de exclusivo
carácter polftico,
por ejemplo l'as leyes sobre.,...aduanas o sobre
rentas, y estas incumben tan sólo a las autoridades civiles; hay otras portin,
que participan de ambas y se llaman mixtas, en Jas
cuales deben intervenir de. acuerdo las dos potestades, sin traspasar los respectivos lfmites.En
caso de conflicto, la potestad civil, como inferior, debe subordinarse
a la potestad
eclesiástica.
El principio que vamos examinando
de la
separación
de las dos potestades
ctomado,
como dice POlldori, en el sentido de que han
de ser respetados los derechos de ambas, es
verdadero;
tomado en el stntido
del autor
que más lo propaló, es decir, prescindiendo
de los respetos y derechos debidos a la Iglesia, es falsa.Para
mejor inteligencia
del trascendental
asunto en que nos vamos a ocupar,
quiero
transcribir parte del capítulo VI de la magistral obra de Sardá y Salvan y, cEL liberalis-
mo es pecado.cDe todas las inconsecuencias
y antinomias
que se encuentran
en las gradaciones
medias
del liberalismo,
la m~s repugnante de todas
y la más odiosa es la que pretende nada menos que la unión del Liberalismo
con el Catolicismo, para formar lo que se conoce en
la historia' de los modernos
desvaríos con el
-99nombre de Liberalismo católico o Catolicismo
liberal. Y no obstante han pagado tributo a
este absurdo preciaras inteligencias y honradisimos corazones, que no podemos menos.
de creer bien intencionados. Ha tenido su
época de moda y prestigio, que, gracias al
cielo, va pasando a ha pasado ya.·
-Nació este funesto error de un deseo exagerado de poner conciliación y paz entre doctrinas que forzosamente y por su propia esencia son inconciliables enemigas. El liberalismo es el dogma de la independencia absoluta de la razón individual y social, el Catolicismo es el dogma de la sujeción absoluta
de la razón individual y social a la ley de
Dios .•
-¿Cómo conciliar el si y el nó de tan opuestas doctrinas? A los fundadores del Liberaismo
católico pareció cosa fácil. Discurrieron una razón individual ligada a la ley del Evangelio, pero coexistiendo con ella una razón pública o
social libre de toda traba en este particular.
Dijeron: 'El Estado como tal Estado no debe
tener religión, a debe tenerla solamente hasta
cierto punto que no moleste a los demás que
no quieran tenerla. Asi, pues, el ciudadano
particular debe sujetarse a la revelación de
Jesucristo; pero el hombre público puede portarse como tal de la misma manera que si
para él no existiese dicha revelación.'.
-De esta suerte compaginamos la fórmula
célebre de 'La Iglesia libre en el Estado li-
bre .... '.
Con la simple lectura de los conceptos antes citados, se ve cuán absurda es la doctrina liberal que pretende tal separación, y cuán
erróneos son los conceptos del Sr. Nieto Ca-
- 100ballero que dice: «Razones de orden práctico
deben existir p.aracondenar
el ideal de Cayour, pero a nosotros, que tan en lo hondo
sentimos
los anhelos
liberales,
nos parece
siempre, por la menos en teorla, una solución
seductora la de la separación completa de la
Iglesia y el Estado .•.
,
Como doctrina teórica, trata de establecer
el principio absurdo
de las dos conciencias
en el individuo y en la sociedad;
de crear
conflictos entre los creencias del ciudadano y
las disposicione$. del mandatario público;
de
buscar cho~ues entre el cristiano sujeto a los
preceptos divinos, y el súbdito de un Got.ieïno obligado a cumplir disposiciones
anticatólicas. Esto en teoría,. que en la práctica luégo veremos lo que resulta. Sigue el autor de
los elogios a Murillo haciendo el penegírico
de dicho principio liberal; no ve por qué causa se le rechace sólo por los abusos que de
él se hicieron últimamente en Francia, y sale
con la novedad pasmosa
de que la doctrina
no fue originaria de Cavour, «sino de Montalambert, una de las más puras lumbreras de
la Iglesia .•.
El SI. Nieto Caballero presume de historiador y de literato; cree que por guardar en su
biblioteca un centenar de obras modernistas
y. haber leído con mala digestión
intelectual
unos cuantos volúmenes
de enciclopedisty
franceses, ya tiene derecho a hablar ex cathedra, y todos debemos creerle bajo su palabra de honor _... liberal. Nadie ha dicho que
Cavour fue inventor del principio que vamos
analizando,
lo único que se ha escrito y se
seguirá
escribiendo.es,
que el se servió de
.tal fórmula y la puso al servicio de los usur-
-
101 -
padores de los Elpdos. Pontlficios. y esto lo
hizo con diabólica maJieia.
Ubertades tiránlcu.-Cualqulera
que haya
hojeado las historias profanas y eclesiásticas
sabe que todos los países del mundo, en donde el liberalismo ha implantado, como Gobie no. la separación de la Iglesia y del Estad'.
han visto las tropelfas,
veiám~nes,
arbitrariedades y latrocinios ejecutados por los poderes temporales contra la Iglesia.
Traer como excepción
«el ejemplo reciente de Francia,. es sencillamente
declararse
en quiebra
en asuntos históricos; no haber leído los hechos glorioso~ de sus antepasados.
En todos los países del mundo la .persecución a la Iglesia ha ido siempre
en pos de
la separación de las dos potestades.
En Austria la llevó a cabo el regalismo con sus persecuciones religios¿>:; a la sombra del Monarca; en Alemania, el Canciller
de hierro que
mantuvo a la Iglesia entre cadenas; en Francia la revolución cuando puso a la Iglesia en
la guillotina después de rasgar el concordato;
en Portugal, ya todos saben cuál fue la suerte de los católicos y de sus bienes el dia en
que los republicanos
declararon la Iglesia libre y el Estado independiente;
y en Españd,
con la mism,l fórmula, los avanzados desataron la fiera popular, y los bienes de la Iglesia fueron r:lbados· por disposiciones
Libera-
les.
Los liberales de Colombia no se han quedado a la zaga en crímenes y pesecución,
cuando, siendo Gobierno,
han establecido la.
separación de las dos potestades.
Con cuánta
razó1 escribía el Ilmo. Sr. Arzobispo de Bogotá al General Rafael Uribe Uribe: «En C.Jn_.
-.,. 1
eA:·"--·'
8lJlIOT~
_, i._ '0.•. Rt:'PLBUCA
'- -
\1 ç-
.-~
N4C,¡;L
LUI~'
•••RANCiO
-102secuencia, vinieron la!!! ley'~, y en Colombia
se sancionó por la Constitución
de Rionegr()
el despojo de la Iglesia, la privación de los
derechos civiles del Clero; y los legisladorC5
dominados
por.la
preocupación
de arrancar
aun los últimos restos de influencia al sacerdocio, llegaron hasta el punto de permitir que
entre vítores y aplausos, en plena Convención
de Rionegro, un apóstol
del liberalismo, notable en el foro, en la tribuna y en la prensa,
pronunciara,
dominado
por loco frenesí, estas palabras
que después
de treinta y cinco años resuenan todavfa dolorosamente
en
mis ofdos: ',Votad, sêflores, una ley que man-
de fusilar a los Obisp,os de Colombia, y habréis salvado la Republical'»
El Gobierno liberal dictó leyes a fin de dar
a la cuestión religiosa
/a «solución seductora» que cautiva al Sr. Nieto Caballero. «Nuestras órbitas son distintas-le
dijo a la Iglesia-marcharemos
paralelos, pero separados y
evitando el choque.» Muchos inocentes católicos creyeron al engañador tradicional, y hasta llegaron a alegrarse de ver a sa Madre separadaI de ese verdugo, mas en breve tuvieron que llorar en presencia de las crueldades
del monstruo radical.
Principiaron
los libera/es por arrebatar de
las sienes de la Iglesia la triple corona de
reina con que la ciñó el Divino Redentor.
Declararon la libertad de cultos, y eIl nombre de esa libertad desposeyeron
a la Iglesia
católica de la potestad de Gobierno,
pusieron superiores laicos que vigilaran a los ministros del altar y les dieron jurisdicción usurpada parà que la ejercieran con aquellos que
sólo tenian por superjor al Vicario de Cristo
-.03en la tierra; hicieron burla de III jerarqu'a
eclesiâstica y se rebelaron contra Roma; convirtieron los templos en guaridas de ladrones
y se apoderaron de las casas religiosas y de
los cementerios; desterraron o pusieron en las
cárceles
a los legitimos pastores y dejaron
sin amparo a las ovejas.
Sanci.onaron las libertades de pensamiento
y de palabra, y en nombre de esas libertades arrojaron de las aulas a los maestros de
la verdad y los sustituyeron con herejes advenedizos para que difundieran el error; impusieron castigos a los predicadores del Evangelio, mandar~m callar a los maestros
que
enseñaban la doctrina de Jesucristo y amordazaron a los fieles que quisieron defenderla.
Admitieron
la libertad
religiosa, y suprieron el sacramento del matrimonio para sustitulrlo con el concubinato
legal, llamado matrimonio civil, hicieron mofa de la confesió n
sacramental,
y llegó su avilantez hasta querer implantar en la República un cisma rid'culo en el cual los presidentes liberales
hicieran de pontifices.
Usurparon, pues a la Iglesia Católica las
tres potestades
que de origen divino posee:
la de gobierno, la de enseñanza y la de ministerio.
y asl despojada, persegaida, insultada, cubierta de sangre, cargada de cadenas y pues.,
ta en el cadalso; le dice con hipócritazalamerla el liberalismo que esa es cuna seductora solución.Después
de la revolución francesa,
cuyos
horrores nunca oldos se debieron a esa separación liberal de la Iglesia y el Estado, Napoleón Bonaparte, el primer guerrero de su
-
.'
104 -
siglo,homblle de hierro, creyó que el únicomedio de consolidar su Imperio era el Concordato, por medio del cual volvieran a marchar un;ç8s ya formar una s61a fuerza ,las
dos potestades; Estos. microscópicos soidadi1I0s del liberalismo, pretenden fundar el poderío universal en que sueñan, despreciando
ala Iglesia. o cODvlrtiéndola en esclava.
No: la .Iglesia ' y el Estado deben marchar
unidos, .prestándose mutuo apoyo. son las
dos ruedas sobreJas cuales marcha el carro
de la sociedad, hacia el fin próximo y remoto
que tienen señalado por el Creador los individuos que la componen; las dos alas que
deben elevar al hombre por encima del mundo material y puramente animal. Los hO¡libres formados de cuerpo y alma, de sentidos
materiales y potencias que no lo son, necesitamos ser gobernados por un coniunto armonioso de espíritu y materia, y ese conjunto resulta de la unión de la Iglesia y el Estado; en la cual la primera es el alma y el
segundo el cuerpo.
'
No pocas veces han condenado los Sumos
Pontifiees la separación de la 'Iglesia y el Estado; mas ya que no es posible citar aquí
todas esas condenaciones, oigamos siquiera
las severísimas palabras con que León XIII,
en su enclclica Cum multa, reprueba tan pernisiosa doctrina. ·Suelen algunos, no sólo
distinguir, sino aun apartar y separar por
completo la política de la Religi6n, queriendo
que nada tenga que ver la una con la otra, y
juzgando que no deben tener entre si ningún
influio .... se ha de evitar tan IMPIO ERROR.»
NietoCaballeroestá enfermo-Para el Sr. Nie10 Caballero, ••Montalambert es Ulla d~ las
--105mas puras lumbreras de la Iglesia, •• -Anatole
Leroy Beaulieu,
uno de los católicos
más
grand~s del siglo XIX." Loisy y otros muchos . compadres
de los anteriores,
forman
-en
su concepto-la
constelación
mAs brieante del cielo cat6l.ico. Pues toda esa falanje de católicos a la Murillo, y otros muchos,
aunque fueran ministros del altar, que por
malicia a error involuntario,
p'retendieron y
pretenden hacer cobardes alianzas
con el libelismo; son enemigos de la Iglesia de Jesucristo y soldados
desertores
de sus filas.
Eso de IJamarse católico-liberal
es tan r¡dleulo como decir que el dia es noche.
El Sr. Nieto Caballero
se haIJa un poco
ciego; por eso ve los árboles como arbustos
y aprecia a los hombres
con criterio nebuloso; pero la culpa es suya, del poco sol religioso que ha entrado en su cerebro y de
las muchas nieblas modernistas
que la han
;ovadido.
Debido a esa miopla crónica, y a alguna
mordedura genial de su musa inspiradora,
prorrumpe en himnos de triunfo tan magnlfi~amente sonoros, que ~emejan una tempestad
en medio de las tinieblas de la noche: pues
de verdad y de catolicismo no aparece
ni
·una centella.
Creo que en esta sola página
ha batido el record de los disparates.
-¡Iglesia libre y I;stado independiente!
Fórmula hermosa que consulta los intereses más
altos del hombre, los de la conciencia, y asegura la indiiputable
supremacla del Estado
en las cuestiones civiles
» Párrafos
vaciados en los moldes adocenados
de vo!terianos
modernistás,
que persiguen los bienes de manos muertas y buscan el remedio a sus pa-
-106slones desenfrenadas
en el predominio
de la
fuerza bruta sobre la vlctima indefensa. -Res·
petados 19s templos como santuarios de ideal;
la fe, como condensador
de energlas; los ministros del culto como sembradores
de bi~Y repetidores oportunos de los preceptos moTales; excluida para siempre de la diaria labor de estos, la peligrosa tarea de alistar soldados para el Partido
Conservador,
y sicarios para el absolutismo;
libre El hogar de
Jas intromisiones
que turban la paz, al provocar disputas sobre puntos en que generalmente lleva uno ideas, el otro sentimientos y
los dos olvido de la inutilidad de esos choques; roto el sortilegio de~ ese misterio con
que se quiere enturbiar las verdades cristalinas; conforme cada cual con el puesto de sol
que le ha tocado en suerte y preocupado
por
aliviar al vecino sin preguntarle en qué cree
sino de qué sufre y qué cosa necesita, la humanidad ganada en satisfacciones
y la religión en lumbre. Serian Tos sacerdotes
101
grandes enfermeros del alma .•
Hagamos alto aqul, y traduzcamos
al lenguaje de la verdad tanta mentira, tanta palabrería nacida de una imaginación calenturiell>ta. ,Convertidos
los templos en cuarteles y
pesebreras por las tribus liberales victoriosas:
sustituida la fe con el positivismo sensualista
de Ezequiet Rojas y Murillo: rerseguidos
y
encarcelados
tos ministros
de culto como
sembradores de bien por' Obando, Masquera,
Rengifo, López y Santander, y amordazados
como repetidores oportunos de Jas preceptos
morales por Murllm y sus secuaces:
excluida
para siempre, de la âlaria labor de estos, la
de predicar
en las Igleslaa
y adarinlstrar
los
- 107-
sacramentos, despojados de la sotana, llevados con blusa y fusil a los campos de batalla, cubiertos de improperios y conducidos a
la línea de fuego por los agentes del Estado
liberal: libre el hogar de las intromisiones del
párroco y convertido en guarida de concubinatos públicos, por las leyes del matrimonio
civil, a donde el uno generalmente lleva desvergüenza, el otro instintos y los dos falta
de dignidad y pudor: roto y apagado el faro
de la fe en las inteligencias, y manchadas las
almas con materialismo crudo: conforme cada
liberal con el puesto de tinieblas que voluntariamente ha ocupado, sin preocuparse por
buscar la verdad, solícito por aliviar a los
vecinos del peso de sus legitimas propiedades, al saber que creen en Jesucristo; el li·
beralismo ganó en verdugos y la Iglesia en
mártires. Fueron los radicales y los gólgc.tai
. de entonces, y aspiran a ser hoy los qUé heredaron su rica veta, crueles perseguidorei
de los Prelados y de los sacerdotes y asesinos de las almas.
Compárense las promesas con las prácticas
de los avanzados y se verá cuán cierta
era la frase del Dr. José Maria Samper: los
liberales tienen lujo de garantías cùando nO
están en el poder, y de arbitrariedades cuando llegan al Gobierno. Asi el Sr. Nieto Caballero pone ante los ojos de los incautos un
idilio de ideal belleza, una Arcadia encantadora; y la historia descorre el telón, y nos
hace ver a través de ese espejismo de hueca
fraseologia, a los persegtl1dores del catolicismo, empeffados en ata bar cÓn las instituciones cristianas ..
. Si esa págirla la estudiamos a la luz de la
-108Religión, no tiene menos errores. Para el Sr.
Nieto Caballero, el templo no es lugar de
oración ni la casa del Señor, tsino santuario
de ideal; la fe no es el asentimiento que damos a la palabra divina, sino condensador de
energia!; los ministros del culto no llevan la
millión divina de regir, enseñar y administrar,
sino que son empleados pùblicos que siembran la semilla del bien y repiten precepto~
morales;
no tienen autoridad para detir en
dónde está la verdad y en dónde se halla el '
error; ni pueden dar un consejo
ni enseñar
cuáles son los deberes y cuáles los derechos
que corresponden
a los diversos individuos
que componen la familia; debe respetar
el
llacerdote las creencias individuales,
sin predicar a las gentes la verdad revelada, porque
la oscuridad de los misterios diz que oscurece las verdades
cristianas;
todos, desde el
Papa hasta el último pórroco de aldea, deben
limitarse a practicar. las obras de misericordia dejando a un laUo la predicación,
la enseñanza y la administración
de los sacramen-
tos.
Esta es la última evolución del cristianismo, tal cual la tiene formulada uno de los
teólogos de cEl Espectador.;
Jesucristo estableció de otra manera su Iglesia y nos dió
otros preceptos, pero ha llegado el tiempo en
que es preciso obedecer a Nieto Caballero
antes que a Dios.
Termina esa página volteriana
con estas
palabras. c¡Subyugadora
misión del buen Samaritanol ¿Por qué no querrán realizada los.
que se reclaman del hombre nacido en un
pesebre?» .••• Del Hombre Dios nacido en un
portal, babria escrito ,cualquier cristiano me-
-109dianamente instruido y que no tuviera refinada malicia. No quiero suponer malicia en el
enfermo: la ignorancia supina de que adolece en materias religiosas, explica suficientemente esa negación implfcita de la DivinIdad
de Jesucristo; la asidua lectura de autores
modernistas, melosos, dulzones, volterianos,
sentimentalistas e ignorantes, nos da la clave para explicar los demás disparates. El Sr.
L. E. Nieto Caballero lee, devora, repite loleido y se fascina con sus producciones literarias; lo cual es muy peculiar en los de su
escuela.
Si los republicanos vuelven al poder, es
fácil que arranquen el águila del escudo de
Colombia y por.gan en su I~ar una cotorra,
con plumas de pavo real para simbolizar la
modestia y la mesura que los caracteriza.
Sl,ue la calentura-Acabamos de ver cómo
el célebre Teólogo de .EI Espectador~ padece de miopla intelectual en materias religiosas; y ahora encontramos que se le va complicando el mal con otra enfermedad hereditaria en sus deudos poltticos; tiene agitado
el pulso, crece la çalentura y se teme que
esa clerofobia lo lleve hasta el delirium tremens, cuyos slntomas han principiado a notarse en el paciente. De la misma dolencia perecieron sus antepasados Rengifo, Obando,
Mosquera, Murillo, etc.: no seria dificil que
el Nieto terminara sus días devorado por el
mismo microbio.
Llegamos en nuestro escrito a las doctrinas
de Murillo Toro y Nieto Caballero sobre .EI
dogma Papal y La primacla de San Pedro~;
bueno será que digamos, antes de seguir re-
futando-los errores del libro, cuatro palabru
-110acerca de los artfcut()s det Teólogo de cEt
Espectador ••. Como ya, en hoja volante, se
le han refutado otros errores, me limitaré a demostrar ta falsedad de ciertos conceptos y tocaré éiertos detalles en los cuales
~e ve que el culto y respetuoso Sr. Nieto Caballero es muy otro del que parece ser;
esto la haré con el fin exclusivo de enseñar
la verdad y desengañar a los engafíados que
no la están por malicia.
El Romano Pontífice aprueba la prohibición
hecha por et Ilmo. Sr. Arzobispo de Medel1fn,
de un libro plagado de errores; el Sr. Dele¡ado Apostólico felicita al Prelado por su entereza en la defensa de la fe. Aqui está et
cuerpo del delito. L. E. Nieto Caballero monta en cólera, pierde los estribos, se olviáa
de ta tan decantada mansedumbre republicana, y toca a fuego: cYa el mismo Vaticano
está puesto al servicio de pequeñisimas neéesldades conservadoras .•• cEt espiritu de dominación sigue agitándose ....•• cDebemos estar listos rara combatir esta clase de audacias .•• «E mundo entero te ha dado la espatda a ta teocracia .... l cLa lucha es .ardua
y desigual, pero por eso mismo fecunda y
tentadora."
«No es de hoy ni de Colombia
solamente et afán clerical de acabar con et
progreso· ...•• «La Iglesia está enferma. Tiene miedo a la discusión. Prohibe la tectura
hasta de tas obras santas, en la creencia, tal
vez acertada, de que la reflexión suscitada
por aquellas, hará ver a tos fieles las discrepancias entre las doctrinas y et proceder
voluntarioso de los clérigos.lOEn esa forma sigue el aguacero jacobino, y no escampa sino
cuando ha cubierto de· insultos y calumnias a
-lll-
la Iglesia Católica, al .Romano Pontífice,
a
los Prelados y a los conservadores.
es Esto
la que se 11ama formar una tempestad en un
vaso de agua.
Mirabeau le queda pequeñlsimo a este defensor de las libertades republicanas; si llegaran al poder estos farsantes ¿a dónde nos
dada el agua? Y todavla el partido republicano pretende
echar un velo sobre la historia del liberalismo, y nos invitan sus adictos
a trabajar con ellos en el engrandecimiento
de la Patria.
Cualquiera
que, con ánimo sereno, lea las
frases de Nieto Caballero,
cree con fundamento que ha perdido el juicio y que es una
excepción
en los partido'i avanzados; y no
obstante es un vocero genuino de los discípulos de Murillo Toro y neófitos de la secta
liberal,
que escribe sus delirios bajo la influencia de la fiebre ahticlerical, que a todos
ellos los devora.
Complicaciones-En el Teólogo de cEl Espectador- encontramos otro microbio también hereditario;
la han tenido desde Lucifer hasta
nuestros dlas todos los de su secta, y es el
de la soberbia más refinada.
Jesucristo dió a los apóstoles y a sus sucesores la potestad de enseñar, dejó en su
Iglesia este derecho; y para que tal derecho
no fuese nugatorio e inútil les dió el de condenar 103 errores y prohibir a sus hijos la
lectura de ellos. Ahora Nieto Caballero nos
dice: cNosotros
no prohibimos la lectura de
lo que los s3'Cerdotes escriben. ¿Por qué ellos
han de prohibir la nuestro?»
Tenemos pues, que según el Sr. Nieto Caballero, la misma autoridad les asiste a ellos,
-II¿-
a los republicanos, para admitir o rechazar
las doctrinas de Jesucristo Y la Iglesia docente, que a esta para condenar los Errores de
aquellos, .y mandar a sus hijos que no los
lean. Con lógica semejante argüiría un envenenador de profesión, que dijera a Ulf boticario: cAsí como ye le dejo a Ud. libre el
expendio de sus medicinas, no se meta Ud.
a denunciar mis brebajes.Claro está que la miopía intelectual no ha
de permitir a los ~filiados a la secta ver la
fuerza del argumento, mayormente cuando
profesan la doctrina del libre examen, y se
tienen por grandes potencias teológicas; pero
en cambio no habrá rapazuelo católico, que
no vea la infinita diferencia que hay entrt" la
ciencia y autoridad de estos presumidos modernistas, y la sabiduría y autoridad de la
Iglesia fundada por Jesucristo e inspirada por
el Espíritu Santo.
Otra dolencia se deja ver en el nuevo Caballero desfacedor de entuertos, y esta sí me
ha sorprendido en alto grado; pues si bien es
cierto que es crónica en los suyos, hasta el
presente la tuve a él como honrosa excepción.
En los escritos del Sr. L. E. Nieto Caballero había encontrado errorts protestantes como la doctrina del libre examen y el desconocimiento de la autoridad pontificia; volterianismo sarcástico en las burlas a la excomunión; sensualismo epicúreo en la defensa
de los placeres y el ataque al espiritu de penitencia; modernismo afeminado en su religidn sentimentalista; errores histílricos y filosóficos en mil hechos falseados y sistemas
contradictorios .... Todo esto y mucho más
había leído en los escritos de Nieto Caballe-
-
11'>-
ro, que se ha convertido en escape sin válvula
de todas las doctrinas republicanas y liberales. Pero a todo ello le encontraba fácil explicación en aquella su confesión franca que
hizo en el «Haz de Recuerdos,- cuando escribió: «.... esa humildad que suele hacemos
falta a los que sin estudiar lo bastante la
significación de las palabras nos llamamos
pretenciosamente libres pensadores.Por eso creí hasta ahora que el Sr. Nieto
Caballaro no pasaba de ser uu ejemplar, como el que describe magistralmente Ma te os
Gago y le da el apropiado nombre de Fray
Presumido.
En cuanto a la cultura y a las forma s en
III polémica, tenia
de él otro concepto muy
distinto. Es cierto que de cuándo en cuándo
se le deslizaban frases harto vulgares, como
la de la boca sin dienfes que deja la baba y
otras por el estilo; pero esto lo atribuíamos
a la premura del tiempo y no a mala voluntad o falta de nobleza. Siempre nos está hablando de la culfura en los torneos literarios;
de las posturas gallardas, de «que es exigible
a los hombres de cultura el ofender con elegancia; el no descender a recoger piedras del
arroyo para lanzarlas con honda- .... Estas
frases son de L. E. Nieto .Caballero y también lo es la siguiente: «Alguna vez leímos:
'Mi voto de pobreza, decía un Preladd, me
ha dado cien mil pesos de renta; mi voto de
obediencia me ha hecho Principe de la Iglesia .... 'No seguimos con los otros votos por
no alentar la malicia de las gentes .... Estas calumnias groseras las ha bebido el
periodista en los abrevaderog corrompidos, en
donde todos los de su secta sacian la sed
-1l4-
de sus odios anticlericales; con esa reticencia maliciosa ha descendido, no al arroyo
para recoger piedras, sino a las alcantarillac;
liberales a sacar un puñado de inmundicia para arrojarlo a la frente inmaculada de la Iglesia; pero no, los principes de la Iglesia están
muy elevados: esos bajos proyectlfes vuelven
a caer sobre el gesver~onlado que los arroja,
dejando una ·mancha impura e indeleble en
el corazón que tales afectos siente y en el
pensamiento que tales ideas concibe.
Con ese lenguaje se puede adquirir fama
imperecedera en la plaza de mercado; pero
una cosa es llamar ladrón a Gestas, traidor a
judas, apóstata a juliano y herejes a los
protestantes; y otra muy distinta querer empañar con la más vil calumnia a los Principes de la Iglesia. IAh! ¡los cultos, los tolerantes, los mansos de corazónl
Mal de corazóD.-EI enfermo además de la
miopía, sufre del corazón.
El Sr. Nieto Caballero ha llegado al delirio frenético: Anás rasga sus vestiduras de
fariseo, el gran Teólogo desatla a los canonistas y teólogos de la Compañia de jesús a
que le resuelvan el mas intrincado problema que se ha 'presentado en los fastos de la
historia del mundo.
El Romano Pontífice envió al Presidente
Gómez de Venezuela una condecoración, y
su repr~ntante
en la República hermana, le
dijo al entregàrsela: «Su Santidad Benedicto
XV, informado de los méritos de usted hacia
la Iglesia, como conviene a un Presidente de
una nación enteramente católica e impuesto
de las íntimas relaciones que felizmente unen
a la República de Venezula a la Santa Sede,
-115-
se ha benignamente dignado concederle a usted una de las más altas condecoraciones
pontiflcias propias de los soberanos de estado ... "
.
Aqul fue la grita dè los redactores de «La
Linterna", periódico excomulgado de Tunja y
el rechinar de dientes de los escandalizados
teólogos de «El Espectador" de Bogotá.
El Sr. Nieto Caballero creyó encontrar en
esa condecoración de carácter puramente diplomático una traición del Pontifiee Romano
a la doctrina del Divino· Maestro y una alian•.
za con el despotismo y los errores. Por eso
anuncia que la Iglesia sigue enferma, que la
encuentra moribunda; porque este caso no
tiene precedente, y es tan nuevo y de difícil
solución que todos los espíritus bien intencionados deben alzar los ojos al cielo y quedarse suspensos ante la insolubilidad del problema.
Nada más absurdo y digno de risa. Para
demostrarlc la poca novedad del hecho, padrla citarle el procedimiento de la Corte Romana con los embajadores del Japón, del
Imperio Alemán, del Reino de Inglaterra y
hasta del Preste Juan y del Gran Turco: para probarle que el ataque a la Iglesia con tal
motivo es antiguo en los liberales, me seria
fácil aducir largos artlculos periodisticos; para desvanecer ese cúmulo de soHsmas engendrados por la hipocresta y el odio anticlerical, tendrla multitud de argumentos contundentes de todo género. En gracia de la breveda~ y para demostrárselo todo de una vez,
quiero copiar en estas páginas el capitulo XXX
de «El Liberalismo es pecado", libro magistralmente escrito hace ya bastantes ailos por
-ll\jl-
el eminente teólogo y apologista
D. Ffllx Sardá y Salvany.-Dice
católico
asi:
-Pues entonces (salta uno) ¿qué concepto
bernas de formar de las relaciones y amistades que trae la Iglesia con Gobiernos .yper~onas liberales, que es la mismo que decir
con el Iiberalismo?-Respuesta al canto-.
-Hemos d~ juzgar que son relaciones
y
amistades oficiales y nada más. No supone
afecto alguno espeéial a las personas
con
quienes se tienen, y mucho menos aprobación de sus actos, y muchfsimo
menos adhesión o sanción a sus doctrinas. Punto es
este que conviene explanar
algún tanto, ya
que sobre él arman gran aparato de teologia
liberal los sectarios del' Liberalismo para combatir la sana intransigencia
católica.eConviene ante todo observar que hay en
la Iglesia de Dios dos ministerios: uno que
llamaremos apostólico,
relativo a la propagación de la fe y a la salvación de las almas,
y otro que podríamos llamar muy bien diplomático, relativo a sus relaciones humanas con
los poderes de la tierra.-El primero es d más noble; es por decir10 asi el primario y esencial. El segundo inferior y subordinado
al primero, a cuyo auxilio únicamente se endereza. En' el primera
es
intransigente
e intolerante la Iglesia; va recta a su fin y prefiere romperse antes que doblegarse: Frangi, non flecti. Véase si no la
historia de sus persecuciones.
Trátase de derechos divinos y de deberes divinos, por tanto en ellos no cabe atenuación ni transacción.
En el segundo es condescendiente
y benévola
-y. sufrida. Trata, gestiona, negocia, halaga
-117-
:para ablandar; calla tal vez para mejor conseguir; se retira quizá para mejor avanzar
y
para sacar luégo mejor partido. Su divisa po·drfa ser en este orden de relaciones:
Flecti,
.non ¡rangi. Trátase de relaciones humanas y
estas admiten cierta flexibilidad y uso de especiales resortes .•
<En este terreno es licito y santo todo lo
que no declara malo y prohibido la ley común en las relaciones
ordinarias
entre los
hombres. ~lás claro: la Iglesia cree en esta
esfera poder valerse y se vale de todos los
recursos que puede utilizar una diplomacia
honrada."
<¿Quién se atreverá a echárselo en rostro?
AsI que envIa embajadas, y las recibe aun de
Gobiernos
malos, aun de príncipes
infieles;
da a los mismos y de los mismos recibe presentes y obsequios
y honores diplomáticos;
ofrece disti nciones, títulos y condecoraciones
a sus personajes;
honra con frases de cortesanía y galanterla a sus familias; concurre
a sus fiestas por medio de sus representantes .•
•Pero salen luégo el tonto a el liberal y
dicen como quien habla sentencia: '¿Pues por
qué hemos de aborrecer el Liberalismo y combatir a los Gobiernos liberales
cuando trata
con ellos (~l Papa, y los reconoce
y colma
de distinciones? '.
<¡Malvado o majadero!
que una de estas
cosas o· todas juntas puedes muy bien ser.
(Oído a la caja, Sr. Nieto Caballero). Escucha una comparación y falla luégo .•
cEres padre de familia y tienes cuatro o seis
hijas a quienes educas con todo el rigorismo
,de la honestidad, y viven frente o pared en me-
-118-
dio de tu casa unas vecinas infames, y tú estás
diciendo cont~nuamente a tus hijas que aquellas mujeres no las han de tratar ni siquiera
saludar, ni aun mirar; que las han de considerar como malas y perversas; que han de
aborrecer su conducta e ideas; que han de
procurar distinguirse de ellas y en nada asemejárseles, ni en sus dichos, ni en sus obras,
ni en sus trajes. Y tus hijas dóciles y buenas,
es claro que han de observar tu ley y atenerse a tus mandatos que no son sino de prudente y de muy avisado padre de familia.:>
-Mas he aquf que en una ocasión se suscitan cuestiones en la vecindad sobre puntos.
comunes a ella, sobre confrontación de limites o paso de aguas, por ejemplo; y se hace
preciso que tú, honrado padre, sin dejar de ser
tal, trates en junta con uná de aquellas infames·
mujeres, sin dejar de ser infames, o al menos con quien las represente. Y tenéis para
eso vuestros tratos y cabildeos y os habláis
y os dais los cumplidos y fórmulas de cortesla usual en sociedad, y procuráis de todos
modos entenderos y llegar a un acuerdo y
avenencia sobre el objeto en que habéis de
convenir:>.•.
'
-¿Hablarán bien vuestras hijas si dicen luego: puesto que nuestro padre trata con esas.
malas vecinas, no deben ser tan malas como
. dice él; podemos tratar con ellas también nosotras; buenas hemos de reputar sus costumbres; modestos sus trajeE:, loable y honrado
su modo de vivir? Dfme.¿No hablarfan como
necias tus hijas, si hablasen asl? Pues apliquemos ahora la parábola o comparación.:>
La Iglesia eg la familia de los buenos (o
que deben serIo o que desea ella lo sean )..
- 119Pero vive rodeada
de Gobiernos
del todo
perversos o más o menos pervertidos, y dice
a sus hijos: •Abórreced las máximas de esos
Gobiernos; comôatidlos;
su doctrina es error,
sus leyes iniquidad.'
Pero al mismo tiempo,
por cuestiones de interés propio O de .ambos
a la vez, se ve ella en el caso de tratar con
los jefes o representantes
de los Gobiernos
malos, y efectivamente trata con ellos recibe
sus cLtmplidos y usa con ellos de las fórmulas de urbanidad diplomática
usuales en todos los paises; p~ta con ellos sobre asuntos de interés común; procurando sacar el
mejor partido posible de su situación entre
tales vecinos. tEs malo esto? Sin duda que
no. Pero ¿no es ridlculo que salga luégo un
católico y lo tome por sanción de doctrinas
que la Iglesia no cesa de condenar, y por aprobación de actos, que la iglesia no cesa de
combatir?
«¡Pues qué! ¿Sanciona la Iglesia el Corán
tratando de potencia a potencia con los sectarios del Corán? ¿Aprueba la poligamia, recibiendo regalos y embajadas del Gran Turco?
«Pues del mismo modo no aprueba el liberalismo cuando condecora a sus reyes o ministros,
cuando les envia sus bendiciones,
que son simples fórmulas de cortesla cristiana que el Papa. otorga hasta a los protestantes. Es soflstico pretender que la Iglesia autorice con tales actos lo que por otros actos
no cesa de condenar. Su ministerio diplomático no anula su ministerio apostólico; en su
ministerio apostólico debe si buscarse la explicación de las aparentes contradicciones
de
. su ministerio diplomático .•
- 120-
eY asi obra el Papa con los jefes de naciones, asi el Obispo con los ~e provincias, asi
el párroco con los de localidad. Y se sabeel alcance y significado que tienen estas relaciones ofIciales y diplomáticas. Sólo ignoran (o fingen ignorarlo) los malaventurados
sectarios oresabiados del error liberal,.
. El dogma y la diplomacia-Nadie podrá se~
ña]ar un punto negro de abdicación cobarde
en las 'blanquisimas páginas de la T1istoria
veinte veces secular de lia Iglesia Católica
en lo que se refiere al miaisterio ••dogmático:
dos ejemplos de magnitud gigantesca tenemos en las pretensiones absurdas de Nap~
león Bonaparte y Enrique VIn; ambos solicitaron de la Santa Sede que anulara sus legítimos matrimonios y los dejara casar en
segundas nupcias. Un si viol&torio de las leyes divinas, ponia en manos! del Romano
P.ontffice todo el poderío británico y los ejércitos victoriosos del Imperio más grande de
aquel siglo; al nó iban. vinculadas las persecuciones más sangrientas y el cisma que rasgaba la túnica inconsùtil de la Esposa del
Cordero ..
El Vicario de Jesucristo mira con tristeza
separada de Roma la Isla de los Santos, sus
hermosas ciudades empapadas en sangre de
católicos, confiscados sus bienes y sustituidos los ministros del santuario con. herejes viciosos e ignorantes; y contesta. con firmeza
divina: non possumus, no podemos ceder.
Oye el rugido del León de Europa, ve las
garras de la fiera clavarse en los Estados.
Pontificios y adivina que con el cobarde si
protado :de sus labios, la fiera vuelve a su
~ubjJ y se conjuran Jas peHgros; no obstante, .
- 121 -
cumple con su deber sagrado y repite el non'
que le ha de llevar a la cárcel y
al sepulcro ..
Aquf mi~mo en Colombia, la simple condescendencia del Papa con las arbitrariedades del Gener;¡l Mosquera en materias religiosas, habrfan tal vez detenido a ese tirano en
su carrera de iniquidades; mas el Vicario de
Jesucristo, prescindiendo de miras terrenales,
cumplió con su ministerio apostólico; lanzó
terrible anatema sobre el innovador intruso
condenó las espurias doctrinas que pretendfa
implantar en las conciencias de 108 colombianos.
En carr.bio, siempre que se ha tratado del
ministerio diplomático, la Corte Romana ha
aventajado a todas las del mundo en suavidad y en tacto delicado. De actos bri!lantfsimas de la más fina diplomacia ~stán llenos
los analei de la Iglesia. El mismo General
Uribe, en un momento de lucidez mental, no
. pudo menos de escribir al Ilmo. Sr. Arzobispo
de Bogotá estas palabras: «Si hay en el mundouna institución que tenga poder de adaptación, es la Iglesia que, dejando intacto el
depósito de sus dogmas, sabe acomodarse
con singular ductilidad a las circunstancias
de tiempos y de medios.- «Esa singular prerrogativa que usted le reconoce al Catolicis>mo,-responde el ilustrfsimo Prelado,-es prueba evidente de que la Iglesia está en posesión de la verdad divinamente enseñada;
puesto que es inmutable en sus dogmas y en
Sll moral, a la vez que sabe adaptarse a las
exigencias de los tiempos.Para que se vea de relieve la sabiduría y
el tacto de la diplomacia. pontificia, saque-
possumus,
"1
-122mos de entre miles un ejemplo doméstico.
Además de otros actos contrarios al Catolicismo, en la ley de patronato sancionada el
28 de julio de 1824, se había apoderado el
Gobierno de todos los legítimos derechos .de
la Iglesia, y había puesto a los Obispos y
sacerdotes en el dilema de aoandonar la República o apostatar de la fe. El Presidente
Santander, autor de todas las iniquidades,
eseribió al Romano Pontífice, lamentando el
'Peligro en que se hallaba la Religión en Colombia, y procurando con hipocresiá liberal,
'atraer al Papa a su campo de iniquidades.
Claro que el Romano Pontífice estaba al
corrieltte de todo, y sin embargo, busca el
remedio a los males en la siguiente carta:
«Amado hijo. os saludamos y damos nuestra
bendición apostólica .••
«Nos ha llenado de la mayor satisfacción,
amado hijo', vuestra carta de 1.° de febrero
del año de 1824, por circunstancias muy par,ticulares; mas habiendo sido escrita dicha carté!,no sólo a nombre vuestro, sino también al
de la Nación Colombiana, hemos conocido
cuál y cuánto es vuestro celo en favor de la
~Iesia católica y vuestro respeto a la Santa
SIlla Apostólica, lo que ciertamente no nos
ha sido nuevo 'pero si grato y satisfactorio.
Por este motivo hemos leído con mucho gusto vuestra carta, y al leerla os abrazamos
con singular benevolencia y amor paternal,
sin embargo de la distancia, como si estuvieseis presente .••
«Pero si n08 ha llenado de regocijo la demostración que nos habéis hecho de vuestra
adhe~ón y revèrencia, mucho más nos he. mas contristado y afligido al saber que' la
- 123Religión católica corre el mayor peligro entre vosotros.cDe aquí es que, poniendo todo el esmero que
debemos a fin de alentarla, y sostenerla hemos
creído que de ningùn modo mejor se podría
proveer de remedio a sus Iglesias, que nombrándoles pastores buenos y celosos. Por esta razón hemos determinado que cada una de
las Iglesias de Colombia, que por causa de
muerte haya quedado vacante, tenga su Obispo. y estando impuesto de este negocio mucho tiempo ha el esclarecido varón Ignacio·
Tejada, vuestro enviado ante Nós, no dudamos de que él inmediatamente
os lo haya
comunicado,
atendido
su notable interés y
actividad. Confiamos que a esta nuestra resolución tomada después de haber dirigido a
Dios las más fervorosas oraciones, favorecerá
la misericordia del Todopoderoso
con grande utilidad de las expresadas
Iglesias.cEntre tanto,
damos con el mayor afecto
nuestra bendición paternal a vos, amado hijo,
y a toda la Nación Colombiana.cDada en Roma, en S. Pedro, a 20 de febrero de 1827 y 4," de nuestro pontificado.LEON,
PAPA XIl.
cLo más curioso en este asunto, dice Dn.
Juan Pablo Restrepo comentando esta carta,
es que los únicos peligros reales que corría la
Religión en este pals, provenían de los actos
del mismo Gobierno, que hablaba al Padre
Santo de tales pelígros .•
¿Por qué el Romano Pontífice llama hijo
muy amado, imparte su bendición apo~tó/ica y
abraza cariñosamente al fundador del Libera-
- 124-li~mo anticatólico y Iiberticida de Colombia?
Porque tal es y ha sido en todas las edades
La diplomacia benévola y caritativa de la Iglesia; mientras hay esperanza de atraer al
buen camino, el Padre común de los cristianos usa de formas cariñosas, muestra amor
sin \Imites y concede honores, sin alterar en
una tilde la moral y el dogma.
Así Jesucristo sentó a judas a su mesa entre los demás apostóles, le lavó 108 pies y
lo llamó amigo en el huerto de la prisión,
. para ver si con tales excesos de caridad lograba enternecer el corazón del traidor deicida ..
Volviendo a nuestro asunto primitivo; hoy
el Romano Pontifiee concede un alto honor
al Presidente de Venezuela, Sr. Oral. juan
Vicente Gómez, como premio a las garantlas
y seguridades que ha devuelto a la Iglesia
en aquella ¡Repúlica, y para alentarlo a seguir por el recto camino de la justicia; y esto llena de asombro fariSflico .8 los faroleros
redactores de cLa Linterna- y al inventor de
teologfas republicanas de cEl Espectador.Esto es corriente y natural en esa casta de
fariseos; la que llena el alma de tristeza es
ver que tantos católicos tibios lean esas vulgaridades con sagrado recogimiento y les den
crédito como a los Santos Evangelios; eso
sí es triste, porque arguye mucha ignorancia
y poca fe.
Abuelo y Nlet&-Dejando para mejor ocasión
el mare magnum de. disparates, de la especie
de los anteriores, que están saliendo en •.El
Espectador- con las firmas de Fidel Cano,
Nieto Gaballero, A., etc, sigamos analizando
los de tomo y lomo, que en el libro cMùri1lo
- 125Escritor» estampan el Abuelo y su Nieto.
El Dogma p.pal es la tesis que nos presenta
ahora el Sr. Nieto Caballero, tratada por Murillo con esa lucidez propia de su ingenio enciclopédico; estos rojos son de inteligencia
más precoz que Pico de la Mirándula.
Lo primero que encontramos es que Murillo afirmó no haber estado S. Pedro en Roma;
lo segundo que hizo tal afirmación con el fin
de distraer el ánimo de los conservadores
durante los acalorados debates electorales, lo
tercero, que el doctor Rodrlguez Piñeres afirma que ese PUNTO TEOLOOICO es una de las
bases del edificio católico.
Pata refutar la primera afirmación, entregué
a un niño de doce años un compendio de
Religión y le mandé que sacara de ese libro
los argumentos que le parecieran mejores, a
fin de demostrar que S. Pedro habla estado
en la Ciudad Eterna; me proponía publicar
cuanto el niño escribiera sin corregirle una
coma, seguro de que dejaría sin répliea al
ilustre Escritor liberal. Mas él niño con el
libro en la mano me contestó: ceso no puededecirlo sino un loco;- yo pensé para mis
adentros; esta refutación es la que se le ocurre a toda persona sensata.
La segunda afirmación arguye puerilidad y
poca estima de si mismo, en quien tales cosas escribe y usa de semejantes ardides.
En cuanto a la tercera, sí reconocemos que
la profunda doctrina que encierra, está de
acuerdo con los vastos conocimientos teológicos del doctor Rodríguez Piñeres, el cual
gasta sus pretensiones de sabio en cuestiones religiosas, e hizo profundos e~tudios con
un maestro borracho, según propia confesión,
-I~
e impío según la voz de la historia. Al encontrar esta trinidad
de teólogos
liberales,
especie de Trimurti Indiana sí que podemos
decir: Dios los hizo y el diablo los juntó.
El mismo Nieto con ser tan Caballero
y
sentir debilidad por el Abuelo ef' colot pol{Uco, trata de echar un manto sonre ese humorismo juglar de Murillo, y dice que el Ilustre
cno se habla dedicado a investigaciones históricas.»
.
Entra en seguida el Autor del Libro a analizar las afirmaciones de Murillo, en unos artículos sin firma, acerca deL dogma papal y
de la primacía de S. Pedro;
parece que los
dos abundan
en las mismas ~ideas y tienen
los mismos argumentos.
El capitulo filosóficoreligioso sale de sus dos inteligencias con la
perfección que pudiera tener un reloj fabricado por un periodista, o un acorazado
construido por un comerciante.
Entremos sin más preámbulos a examinar la
profunda lección de Teología y Exégesis que
nos dan Murillo y Nieto. La tesis es la siguiente: cEl dogma papal del primado de S.
Pedro no tiene fundamento en el Nuevo Testamento ni en los escritos
de :Ios primeros
padres.» Principia la prueba lie la tesis con
aire de triunfo y argumentos de fantasía. cEstos articulas, dice, sí provocaron
una verdadera tempestad de ataques.
'El Catolicismo,'
periódico ultramontano de entonces,
dirigió
sus baterías contra el osado que negaba uno
de los dùgmas de la Iglesia, verdadera
piedra angular cuya sustracción haría derribar el
edificio.»
'
Ultramontanó en el lenguaje de los farsantes liberales, significa lo mismo que católico
-127sincero; ellos usan ese 'vocablo en sentido de
burla y de désprecio, para lIamarnos ignorantes, retardatarios,
enemigos del progreso. Para Nieto Caballero,
v. g. son ultramontanos
ignorantes José E. Caro, Pastor Ospina, Miguel A. Caro, Marco Fidel Suárez, Julio. Arboleda, J. M.~ Oroot, José Vicente Concha
y toda esa falanje de verdaderos genios que
han dado nombre a nuestra Patria; en cambio, para él serán citramontanos
o luminarias
de primera magnitud, Obando el asesino, López el obtuso, Marin el guerrillero,
Mosquera
el desamortizador,
Rojas Garrido el borracho,
Melo el dictador y los demás rojos, que en
calidad de satélites gravitan en torno de esos
astros, sin abandonarlos
en su órbita de cri-·
menes.
Las palabras sólo tienen significación real,
cuando designan
COn propiedad el objeto a
que se aplican; de no ser asi, no pasan de
la categoria
de signos convencionales,
que
descubren la ignorancia de quien las pronuncia. Esta frase corriente cLa rrobleza del dólar»,
es propia y adecuada, pues con ella se quiere significar lo que realmente dicen las palabras: -las personas que, no teniendo
sangre
azul en las venas, tienen libras esterlinas en
los bolsillos.»
,
La palabra ultramontano
en los labios de
los anticatólico s, y usada para denigrar a los
apologistas
de la verdad, es verdadera
antifrasis; y ese vocablo en la pluma de q\lien
tanto alardea de cultura y nobleza, es piedra
del arroyo, arrojada con honda.
Los temores de que Murillo pudiera sust~aer la piedra angular de! ~dificiO de la IgleSia, y destruir
la obra dlvma de Jesucristo,
- 128son simplemente un delirio del cariñoso Nieto.
Mucho odio tenia el polftico chaparraluno a
la Iglesia Católica y mayor, si cabe, le profesan sus adimiradores, pero todos juntos no
alcanzarán a arrancar un átomo de aquella
l>ase inconmovible. Cuentan los explotadores
del Africa que hay una tribV de salvajes enemiga del sol; odian su luz, porque refleía en
Jas arenas del desierto y disipa las sombras,
que les son tan necesarias para sus robos y
asesinatos; por eso cuando el Astro rey se
encuentra en el cenit, todol los negros reunidos alzan al cielo los charolados rostros y
escupen con fuerza, por ver si logran apagar
la fuente de la luz. No es preciso decir cómo
quedan las caras de aquellos desventurados.
Tal es la tarea de estos atrevidos perseguidores de la Iglesia; sus proyectiles rebotan
en la piedra inconmovible de la verdad y de
rechazo los hieren a ellos.
Después de rechazar la argumentación del
periódico católico, mm; que con argumentos,
con soflsticas imputaciones de carácter imperativo; «entraba a demostrar, según frase de
Nieto Caballero, cómo la primacla de S. Pedro no era cuestión de autoridad sino de precedencia, reconocida por los compañeros no
en virtud de orqen del Cristo, sino porque
el negador de su maestro diz que era el más
pronto en hablar, el más impetuoso en obrar
y tenia grandes aptitudes para los negocios
púbHcos.~
Que ideas tan absurdas emitiera "no de
esos desgraciados jóvenes :que tuvieron la
desgracia de tener por padres a dos implos
ignorantes, y de dar los primeros pasos de
la vida en uno de esos antros de impiedad,
-129donde jamás se pronuncia el nombre de Dios,
ni se estudian los problemas religiosos; pase.
Pero que tales id~ssalgan
de aquel cuya
primera indigencia fue aliviada con el pan
de la casa curai; denuncia ingratitud y mala
voluntad: porque a Murillo, cuando era aún
pequel'iuelo, el Sr. Nicolás Rodriguez cura de
Ortega, lo protegía, y le costeó los primeros
estudios en el Colegio de San Simón en Ibagué por espacio de dos años.
Es un hecho averiguado que la inmensa
mayoría de los liberales protegidos por la
Iglesia, suelen ser, andando los tiempos, sus
mayores enemigos; aquí en Colombia, sin
hablar de los tiempos modernos, en los cuales se encuentran a millares esos entes degenerados, cuyo tipo repugnante puede ser
Moncaliano. el periodista clerófobo alimentado con sopa de conventos; podemos fijamos
en dos de los prohombres del Liberalismo:
Santander y Murillo. Esos corazones, fríos
por la ingratitud, no pudieron dar calor y vida a la semilla de la verdad, y en cambio recibieron ávidos en sus inteligencias la cizaña de Voltaire y sus correligionarios.
San Pedro yel Pontlficado.-Después de aquella afirmación tan absurda, pone el Sr. Nieto
Caballero un largo párrafo, el cual está compuesto de las ideas religiosas de Murillo y
modelado en el cráneo del Teólogo de cEl
Espectador.; quiero copiarlo todo a fin de
que los lectores conozcan hasta dónde puede llegar la ignorancia religiosa, cuando se
nutre de errores leídos a la ligera.
cEn cambio, escribe, la supremacía papal
dix que era una usurpación ultrajante, porque
los apóstoles no tributaban a San Pedro el
-130homenaje y obediencia que los Obispos ronamos exigen de los demás Obispos de la
Iglesia papal; ni Cristo pidió que lo reconocieran como a su Vicario, ni le dió potestad
para consagrar y deponer ,a su antojo; ni le
seffaló campo de trabajos, ni le dió derecf10s
de censura
sobre los escritos de los otros,
de suerte que los apóstoles
restantes no estaban sometidos a su autoridad, ni le saludaban 'Santo Padre', ni le besaban los pies y
se postraban ante él 'en la adoración
degradante e idólatra, que los cardenales, prelados
y grandes
personajes tributan al gusano débil Y falible que con blasfemia se titula Vice-
gerente de Dios.' Entre las citas de grande efecto para el apoyo de esta tesis está la de San
Lw:as:-'¿Quién
es el mayor?' preguntaron los
apóstoles -a Cristo, y El contestó
enfáticamente: 'El que es el menor entre vosotros, ese
es el mayor.~'
Basta leer el párrafo anterior para conocer
que Muri1lo Toro no era católico, y guerreaba contra la Iglesia Católica, puesto que ponfa su pluma al servicio de las herejlas para
combatir los dogmas fundamentales.
En cuanto al Sr. Nieto Caballero, él mismo se glorfa
de su impiedad y de profesar las ,doctrinas
condenadas por la Iglesia Católica en el Sy-
llabus.
Ninguno de los dos, por lo tanto, es católico, y ambos son enemigos de la Iglesia en
sus doctrinas y en su ]erarqufa.
Ahora preguntamos
¿qué argumentos traen
para defender la tesis queproponen?-Ninguno.
Dice el Sr. Nieto Caballero
que Murill()
aducfa textos de los primeros Padres y del
Nuevo Testamento, y sólo copia uno de San
- 131Lucas, que luégo analizaremos, para que se
vea la ignorancia supina de los dos legos en
materias religiosas. Clarlsima está la doctrina católica en la Sagrada Escritura y brilla con luz meridiana en los escritos y en la
práctica de todos los P"ddres y Teólogos desde los primeros siglos hasta nuestros dlas,
sin que ninguno de eHos se haya podido desviar de esa IInea de conducta, so pena de
ser traidor a [a verdad, y por el mismo caso, excluido de las filas católicas.
"
Llamar usurpación ultrajante la supremacía
del Papa; negar que a San Pedro y a sus
sucesores en el pontificado se les daban los
home~. rjes de obediencia y respeto; decir que,
con asfemia se llama Vicegerente de Dios;
y po er como cita de grande efecto, las palabras d, San Lucas; no pasa de ser un brote de impiedad y de odio mal encubierto con
frases hechas en moldes extranjeros y retocadas en las fábricas del Liberalismo crioHo.
Podemos reducir a tres los errores que directamente pone el Sr. Nieto Caballero en
los escritos de Murillo implo: l.0 La primacia
de San Pedro no era cuestión de autoridad,
sino de precedencia; 2.° Jesucristo no dio más
autoridad a San Pedro que a los demás apóstoles; y 3.· Los Romanos Pontifiees no son
legitimas sucesores de San Pedro, Vicario de
Cristo, y por la tanto, la autoridad que se
irrogan es usurpaQa. Si usáI-amos del lenguaje cfe cEl Espectador. dirfamos: El enjambre
de avispas que en el escrito vuelan en torno
de estas tres herejías, son consecuencias necesarias salidas de los mismos avisperos,
que no son otros que las cabezas de aquellos escritores.
-132En la sesión IV capitulo 1, del Concilio Vaticano se define, «que según el testimonio del
Evangelio
de San Mateo, el primado de jurisdicción de toda la Iglesia de Dios, fue inmediata y directamen~
prometida por jesu·cristo a San Pedro .• Tal es la definición de
la Iglesia Docente; fundada en la Sagrada
Escritura.
Pregunta Jesucristo a los apóstoles:
¿Vosotros, quién decls que soy yo? Como Simón
Pedro le diiera~ Tu es Christus Filius Dei vivi, Tú eres el Cristo Hijo de Dios vivo; el
Divino Salvador
le respondió: quia caro et
sa'nguis non revelavit tibi, sed Pater meus
qui in coeUs est, porque esto no te hO\SidO
revelado a ti por la carne y la sangre,
sino
por mi Padre, que está en los cielos. P r esta sola causa de haber sido Pedro • persona a la cual se hizo la revelación d~1 Padre
Celestial, a él y no a los otros ap6stoles se
dirigió jesucristo al responderle:
«Et ego dico
tibi quia tu es Petrus, et super hanc petram
aedificabo Ecclesiam meam:. y yo te digo que
tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré
mi iglesia.
El divino Maestro
cambia el nombre a Simón por el de Pedro,
que significa piedra,
y le dice que sobre él, como sobre piedra
fundamental,
edificará su Iglesia.
y cual si esta promesa no bastara, le promete las llaves del Reino de los cielos, y le
da autoridad para atar y desatar con la promesa de ratificar en el cielo todas sus sentencias.
Pues estas promesas las redujo Jesucristo
a la práctica cuando, despUés de los tres testimonios
de amor de parte del Apóstol, le
-133~ijo que apacentara
las ov,jas y los corderos; y cuando en otra ocasión le manifestó
·que habla rogado por él al Padre Celestial y
le mandó que, después de convertido, confirmara a sus hermanos.
Asi pues el divino Maestro
comparó
la
Iglesia con un edificio, con un rebaño,
con
una casa o ciudad; y a San Pedro la puso
conlO fundamento del edificio, le entregó las
llaves de la ciudad, lo nombró pastor universal.
Pero todas estas revelaciones indican que
úno es el que manda, rige y gobierna, luego
Jesucristo confió a San Pedro la primacfa de
autoridad y la nombró su Vicario y e Vicegerente- en la tierra. Por eso en los Evangefias y en los Hechos de los Apóstoles,
a
San Pedro se le nombra siempre el primero;
a él se conflan los encargos de gobierno;
a
él se presenta San Pablo
convertido,
para
conferenciar acerca del espíritu de la doctrina revelada;
él es el primero en predicar a
los gentiles; como Jefe supremo, propone la
sustitución de Judas por otro apóstol y decide la cuestión de la circuncisión
en el Concilio de Jerusalén .. _. Desde la cuna del Cristianismo San Pedro fué reconocido por Jefe
supremo de la naciente Iglesia por hombres
de la talla de San Pablo; la misma autoridad
le han reconocido
a través de veinte siglos,
-centenares de Padres y Doctores de la Iglesia, verdaderos
prodigios de ciencia y erudición, millares de teólogos que gastaron sus
vidas en el estudio de los libros Santos; filósofos cristianos
de clarfsimos talentos, que
pesaron, con nimiedad escrupulosa,
los argumentos de la tradición y del magisterio; millo-
- 134nes de mártires, ¿Jue sellaron con su sangre
la creencia de sùs almas; centenares de millones de fieles, de toda clase y condición,
que' sostuvieron esta verdad con firmeza inquebrantable.
Mas, como Jesucristo fundó su Iglesia con
carácter de perpetuidad, y las puertas del infierno no hablan de prevalecer contra ella,
y la doctrina del Evangelio se había de predicar hasta el fin del mundo; necesariamente
debla quedar en la suprema potestad de la
jerarquía eclesiástica, la de transmitir el poder. De aquí que todas las prerrogativas concedidas por el Dios-Hombre al A~óstol San
Pedro hayan sido reconocidas por 'la Iglesia
universal en todos los tiempos, en el Pontifice Romano.
Todo 10 más sabio, ]0 más santo, lo más
culto del mundo civilizado ha respondido
siempre y sigue respondiendo, con San Agustln, a la voz del Pontífice Romano: cRama loquuta est, ca~a finita est .• Habló Roma, y la causa está terminada.
Los dos profundísimos teólogos Murillo y
Nieto Caballero dicen lo contrario ¿a quién
daremos crédito?
'
Exégesis.-El texto de San Lucas: -c¿Quién
es el mayor?, etc .• , es de grande efecto para
quienes ignoran el alfa de las cuestiones religiosas; puesto que allf sólo se trataba de
las virtudes, que hablan de proporcionar más
gloria en el Reino de los cielos, y en manera alguna de' preeminencia o mando en la
Iglesia militante.
Dice luégo que otras cuestiones muy importantes figuran en los artlculos de Murillo,
y agrega por su cuenta: cSabido es que los-
-135 exégetas
hacen decir cuanto quieren a los
textos sagrados, sacan de una parábola una
afirmación
categórica
o convierten otra afirmación en parábola y se arrogan el derecho
de interpretar el sentido recóndito de las palabras
de Cristo.~ Esos exégetas
que se
arrogan el derecho
de interpretar el sentido
recóndito
de las palabras sagradas, son sapientlsimos varones, cuyos estudios predilectos han sido los de la Sagrada Escritura
y
los de todas aquellas ciencias que están subordinadas
a ella; y no obstante,
todavía
Murillo y Nieto Caballero creen que no andan acertados los Santos Padres, y los Doctores e intérpretes sapientlsimos,
como San
Justino y San Ireneo, Orígenes y San Juan
Crisóstomo,
Tertuliano, San Ambrosio,
San
Jerónimo y San Agustín, San Juan Damasceno, San Isidoro, el Venerable Beda, San Bernardo, Pedro Lombardo, Alberto Magno, Santo Tomás,San Buenaventura,
Maldonado, Salmerón, Toledo, a LApide, Bossuet,
Cornely,
Knabenbauer,
Hummelauer,
y todos los demás intérpretes y doctores antiguos y modernos.
¿Cómo andarán ellos y los demás periodis
tas de su laya. que ignoran por completo hasta los rudimentos de la doctrina cristiana?
Aquí se contradice, como tantas veces en
sus artículos y escritos, el Apologista de Murillo. Niega, aun a los eminentes exégetas católicos, el derecho de interpretar los textos
de la Biblia, y dice ,que estos se equivocan
a cada paso; y 00 obstante,
opina que se
debe dejar libre la lectura e interpretación
de la Biblia a todos los fieles, como si los
presumidos ignorantes y los analfabetas
pu-
-136dieran tener más derechos que los verdaderos sabios y fueran capaces d( -interpretar el
sentido recóndito de las palabras de Cristo ..•
"Por
eso,-sigue
Nieto Caballero-en
la
conclusión de la polémica
hallamos esta definición deliciosa: 'La tradición es un cómodo tesoro de carácter
supletorio para llenar
10 deficiente que en la Biblia ocurra.' .• Sobre
gustos no hay disputa; al Sr. Nieto le parece deliciosa 'la definición de su Abuelo poUtico, pero es el caso que en cuestiones ajenas a la Religión,
tiene distintas
opiniones.
Al escribir el libro "Murillo Escritor," funda
todas su~ apreciaciones
en la tradición
oral
y escrita; al defender a Obando y a López,
al tergiversar
la historia, etc., etc., se vale
de la tradición, y le concede todo el valor
que le niega a la tradición cristiana.
Es claro que en todo orden necesita la tradición de una autoridad competente,
que la depure y preserve de errores, a 'fin de llevar
pura la fuente de la verdad a través del tiempo y del espacio. Tal es el objeto de lás
academias cientlficas.c literarias o de historia.
En Colombia tenemos una Constitución por
la cual debemos reglrnos los ciudadanos; los
pasajes
oc;curos de ese Código pueden ser
interpretados
por í1qstres legistas
o por el
pueblo rudo; de igual manera, aquellas cosas
que no se hallan expUcitamente en la Carta Fundamental, pero que de algún modo van conexas
con ella. Los versados enla materia darán interpretaciones acertados y los rudos saldrán con
un haz de disparates; pe~
sólo a la Corte
Suprema Je corresponde
definir en las dudas
y controversias
que pueden suscitarse.
¿Había de ser Jesucristo menos sabio que
-]37 los hombres en la constitución de la Iglesia?"
Es una blasfemia decir/o; por eso El ense·
fió de palabra su doctrina, inspiró a los Apóstoles a fin de que la trasmitieran con fidelidad en los Santos Evangelios e instituyó
la
Iglesia docente, euya cabeza es el Romano
Pontifiee, para que enseñara la verdad y definiera en caso de controversia.
En cuanto a las interpretaciones
particulares, claro está que ninguna lleva el carácter
de la infalibilidad; pero también es cierto que
las de los Santos Padres y las de los grandes exégetas del Catolicismo tienen gran peso de autoridad, y son ridículas por demás
aquellas que, por odio a la Iglesia, escriben
con tanta soberbia
como ignorancia los periodistas sectarios.
~Escritos o no por Murillo, termina el Sr.
Nieto Caballero, que ni para afirmar ni para
negar la paternidad tenemos pruebas saficie¡¡tes, esos artículos reflejan, sin lugar a duda,
sus ideas religiosas en la mayor parte de los
puntos disçutidos .•
Si tales fueron las ideas de Murillo, y por
medio de la prensa las enseñó al pueblo, no
veo por qué se escandalice el Sr. Nieto Caballero Qe que tengamos a ese pol/tieo liberal. por uno de los ~ás en~arnizados persegUIdores de la IgleSIa. Munllo y su panegirista po(rán carecer del talento y del estilo
de Voltaire, el gran perseguidor de ICristo y
de su obra divina; pero ambos imitan sus
insultos sarcásticos y sus bufonadas
ridículas.
Murillo en el combate-Vamos
a principiar
nosotros, por donde concluyó este capitulo el
-138Señor Nieto Caballero. Después de un prolongado redoble de tambores literarios, en los
cuales procura el escritor hacer alarde degalIardía en las posturas, de agilidad en la lucha, de nobleza en las retiradas y de todas
las cualidades de noble gladiador en el combate¡ concluye con estas enfáticas palabras:
cBien se ve que para las lides periodísticas
se necesita de lo que en lenguaje familiar se
apellida hombres corridos. Eso se aprende en
los salones, en los clubs, en el trato con gente inteligente.cNo es flor de sacrisUas..
En esta última frase muestra el Sr. Nieto
Caballero, que con todós sus aires de impío,
es simplemente un aprendiz de herejia, pues
como dijo de los tales nuestro genial poeta
Ricardo Carrasquilla:
Si escribe una apología
Concienzuda un bogotano,
Di con desdén soberano:
cEstilo de sacristíato
Como se ve, ya en aquellos tiempos la fraseología de los gólgotas era la misma que
hoy estilan:
soberbia, desdeñosa,
ruin •
.1
4
4
Fernando Rrllnllo·
U
Restauración
del retrato
de
Murillo Toro
desfigurado
por
L E. Nieto Caballero
(Cuarta entre"a)
Con las debidas
Imp. del
licencias.
BoaOTA
Corazón de JeslU
1916
Pero volvamos a MurilIlo y veamos en él
las grandes cualidades de periodista
avanzado y anticatÓlico. El Rey de la prensa se deja ver, en el cuadro que pone ante nuestros
ojos su idólatra panegirista, gallardo y sublime como Alejandro el Grande en el Granico;
magnánimo y generoso más que Sucre en Ayacucho; diestro y perspicaz como César en las
Galias. Mas, al hojear la historia, aparecen
las sombras que van cayendo sobre cuadro
tan magnlfico, y nos hacen exclamar:
cLástima quc no sea verdad tanta belleza.- El mismo escritor nos dice que Murillo manejaúa
con donaire la ironía, que su fuerza estaba en
eL ataque cerrado, contundente, a veces agresivo; trata luégo de mostrar cómo se manLvv~ siempre
a la altura
recoger piedras
con honda.
y nunca
a
descendió
del arroyo para arrojar/as
En la páEina 82 de su libro nos dice el
Sr. Nieto Caballero: ~Con (especto a\ Dr. Ospina se abusÓ del dicterio. Nadie queria ver
elt él otra cosa que un jesuita, un Rodin, un
lO
- 140-miserable, un jefe de bandidos, un asesino
ávido de sangre~ .... «Es preciso hacerle la
justicia que por mucho tiempo respetó a la
prensa a tal extremo que ningún mandatario
anterior ni posterior llegó ni ha llegado a superarlo. A ello se debe el que hubieran sido escritos
públicamente, en forma que ha podido llegar
hasta nosotros y que nuestra generación transmitirá (¿por tradición?) a las venideras, los
escritos candentes de Murillo.~ Dejando a
un lado reparos graJTlaticales, aqul muy secundariQs, vengamos al fondo de la cuestión.
Uniendo los dos párrafos antes copiados, tenemos que los insultos de la prensa liberal
contra el Dr. Ospina, eran de lo más soez que
darse pueda, que nadie dejó de ultrajarlo, que
se necesitó de toda la tolerancia del honrado Mandatario para que los escritos de Murillo pudieran publicarse y pasar a la posteridad. Esto ya hace entrar en sospechas de
que la pluma del escritor de lucha agresiva
arrojaba con honda algo más que pieoras del
arroyo.
Esto que hasta aquí parece deducción lógica y engendra en la mente del lector por lo
menos una sospecha bien fundada; hace recordar las palabras de doña Soledad Ac;osta
de Samper, la cual hablando de la procacidad de la prensa durante la dominación de
López y Murillo, dice: «La desvergüenza de
la prensa no tiene nombre, pues con la libertad completa que se le había dado no solamente sufrieron en su honra los sacerdotes
los hombres públicos, los ciudadanos pacificas, sino hasta la\. matronas más respetables
y las hijas de familia fueron impunemente calumniadas en inmundos periódicos.- Las so~
t
•
-
141 -
pechas quieren convertirse en evidencia; pero
se resiste todo lector honrado a creer que un
hombre de tan alta posición social pueda insultar a matronas distinguidas.
Mas he aquí
que al abrir el segundo tomo de la obra titulada .Don Mariano Ospina y su época., escrita por dan Estani~lao
Gómez Barrientos,
la vista asombrada
tropieza con la nota siguiente: -El Gabinete Imperial (de Francia) no
aceptó la Legación
del rOR. MURILLO,
entre
otras razones por las publicaciones
que como redactor
de .EI Tiempo.
habia hecho
contra toda la familia del Emperador y en particular CONTRA LA EMPERATRIZ.»
A la luz de la historia el cuadro se ha desvanecido el caballero sin tacha ha perdido su
gallardía, el Rey de la prensa se deja ver sin
diadema y desprovisto
de majestad,
en vez
de cetro lleva un látigo en la mano, y con él
azota inmisericorde a la Iglesia,
a los sacerdotes, a 103 personaje!! poIfticos y aun a las
damas. Tal es la «combatibilidad de Murillo .•
Pero no es esto todo; su pluma no siempre corre sobre la cuartilla de papel a impulsos de la idea o del noble sentimiento: ya vimos cómo el primer articulo que escribió contra el Dr. MArquez, llevaba Ipor fin interesado el adular a Santander el prepotente y conseguir con él un mendrugo
de pan del presupuesto, mendrugo que le fue dado y devoró con avidez.
Mas con esto no quedó saciado ef apetito
de Murillo: en 1870 era preciso echar por tierra la Ley orgánica de Elecciones,
-que desconcertaba
los planes y esperanzas
de los
radicales; y el redactor, de 'El Tiempo'
(Murillo) se encargó de la 'obra al precio de cien
- 142-
pesos mensuales y de la primera tajada en caso de buen éxito.» Hasta aqul el señor Gómez
Barrientos en la obra ya citada, vol. 2. pág.
374.
Parece que un escritor público no pudiera
.descender más, y sin embargo hay un escalón más bajo, al cual sólo llegan los hombres
cuando s.e han {arrancado del corazón la última ralz de los sentimientos nobles. Es la
ingratitud el germen de toda traición cobarde, el principio radical que alienta toda apostasia. Si examinamos a Murillo desde este
punto de vista, no podemos menos de reconocer que realmente fue un in~ratoj en la pág.
78 del tomo 2. de la lobra antes citada encontramos este documento: cUna de las remociones que mayor escándalo causaron fue
la del benemérito General Herrán, Ministro
diplomático en los Estados Unidos. Todo
el mundo tiene presente que en la ominosa
época de la rebelión de 1840, cuando la indignación pública tan justamente exaltada contra los autOtes de los males que la República sufda, reclamaba justicia contra ellos, el
General Herrán constituyéndose en su ángel
tutelar sólo clamaba clemencia, perdón y olvido para todos los delitos de aquellos hombresj ,que se atrajo la improbación y el enojo de la mayorla de la nación por los excesos de su bondad y de su protección para
con 109' facciososj en fin, que la mayor parte de los hombres que hoy dominan, y entre
ellos el Dr. Murillo, le deben la vida y el
completo perdón de sus faltas.» cCualquiera
hombre, siquiera medianamente justo, hubiera creldo que los hombres que le deblan la
vida, y en cuyo favor habla trabajado con
0
0
-143tanta generosidad,
estarían dispuestos a darle
espléndidas
pruebas
de su reconocimiento;
pero uno, de los primeros actos que salieron
de la Secretaria del Dr. Murillo fue la remoción de su magnánimo salvador, revestida de
todas las circunstancias que podían hacerla
más insultante y ofensiva. Tal es Murillo polltico, y como de la abundancia del corazón
habla la lengua y escribe
la pluma, esos reflejos de ingratitud
no podlan dejar de manifestarse en sus escritos.
Después de haber atacado Murillo cien ve
ces a la Iglesia, al clero y a todos los conservadores, escribe con afectación caballeresca:
-Solos estamos en el mundo y con nuestra$
propias fuerzas
nos hemos abierto
camino
hasta colocamos en un punto bien elevado
por cierto en el cariño y confianza de nuestros conciudadanos;
y lo hemos
alcanzado a
fuerza de abnegación y de firmeza en la defensa de la verdad .... »
Cuando esto escribía, no estaba solo en el
mundo, la rodeab;¡ el cariño y la confianza
de sus conciudadanos
y era el [dolo de la
juventud anarquizada; con más propiedad pudo decir: Solos entramos en el mundo, pobres y desamparados,
cuando el Dr. Nicolás
Ramlrez, cura de Ortega, nos cubrió con el
manto de ]a caridad, nos abrió e] camino de
la vida y nos dió la educación primera en el
Colegio de San Simón en Ibagué;
sostenidos por la:; manos protectoras
del Dr. Francisco M. Quijano y del Sr. Pamba, nos hemos abierto camino hasta colocamos en un
punto bien e]evado ....
Así hablarfa un hombre bien nacido,
que guardara
los bene-
ficios recibidos
er: la memoria y la gratitud
-144en el corazón. Pero son muchos los liberales
cuyo criterio les hace creer que dispensan
beneficios cuando los reciben de los católicos.
No contento con esta ingratitud negativa,
el noble luchador atacó a On. Pastor Ospina
con tal coraje, que hace exclamar a Nieto
Caballero: cAsi se clava a un hombre como
a una mariposa, con una distinción de alto
mundo.· Oigamos ahora al Dr. Mariano Ospina: «El Dr. Manuel Murillo, con quien me
encontré en el alto del Sargento, venía de
Bogotá y me manifestó que iba a Honda a
ayudar a la Revolución, como secretario del
Coronel Vesga .•
«Cuando este señor era un simple estudiante paupérrimo y menesteroso de apoyo, habla sido favorecido por mi hermano Pastor,
que desempeñaba entonces la Sindicatura del
Hospital de Bogotá y la Secretaría de la Cámara de Representantes: él le dió los empleos
de oficial escribiente de la Secretaria y Oficial Mayor de la Cámara .• Y en cambio, lo
clava como a una mariposa.
Escribe On. Pastor ûspina algunos articulas sin firma; y Nieto Caballero pregunta:
c¿cobardia a pudor? Pudor, le respondemos,
de medir ~s
armas con su protegido. Asi
pudiera dudar de la valentía de Napoléon Bonaparte un. recluta tembloroso; cuando todos
sabemos que la virtud característica de On.·
Pastor Ospina, fue el valor inquebrantable.
Murillo al no firmar los artlculos anticatólicos de que habla el Sr. Nieto Caballero en el capitulo cEl dogma papal., sí fue
cobarde, y esta cualidad del gran politico se verá mejor cuando tratemos del "hombre de dos
caras.-
-145 Flores de sacristfa fueron los primeros estu
dios de Murillo; flores de sacristía lo sostuvieron en toda su carrera; flores de sacristia
lo llevaron a los primeros puestos que ocupó; flores de sacristía fueron las que él arrancó cuando
luchó contra los patronatos
y
cuando
hizo expulsar a los Jesuitas,
para
apoderarse
de sus bienes. Lo que aprendió
en los clubs, en los salones, en el trato con
gente inteligente; fue la manera de escribir
a destajo, de insultar a la Iglesia, a los sacerdotes, a las señoras y a sus mismos benefactores.
Esto fue lo que hizo uno de los
hombres corridos de la rica veta gólgota.
Esta «no es flor de sacristla.»
Demoledor y soldado
Murillo revolucioDario- «Murillo, dice el libro
de Nieto Caballero,
era un civilista de corazón. Admirador de las glorias militares, no
las anhelaba con todo para su frente. Su talento era Dara la paz y en la paz veía él el
talismán del progreso. Pensaba- sin embargo,
que los gobiernos irremisiblemente
malos deblan derribarse
de grado o por la fuerza.»
Este era el modo de pensar de Murillo Toro
respecto al principio de autoridad; civilista de
corazón y revolucionario
en ideas. Y así tenía que ser porque el periodista avanzado era
el verdadero exponente de los principios genuinamente
liberales que giran sobre el eje
d e la fuerza bruta.
No sin razón afirman J. M. Vergara y V.
y J. V. Gaitán que «sus mismos adversarios
le respetaban; y Su influencia llegó a ser decisiva en muchas ocasiones, porque la voz
----,.146de 'El Tiempo'
era oida como la voz autorizada del partido libera/..
.
Como vocero de esa entidad polltica q\le
tiene en su credo, como dogma fundamental,
el santo derecho de la insurrección, «pensaba
que los gobiernos irremisiblemente
malos deblan derribarse de grado o por la fuerza.» Y
pensaba también que la maldad del Gobierno
debe ser juzgada por el pueblo, que es juez
inapelable;
y cuando juzgu,e que es tiempo
de sacudir el yugo, debe rebelarse y derribar al gobernante
legltimamente constituido.
-Si no hay libertad de imprenta,
asociación,
locomoción, industrias, ,y si el poder electoral
queda reducido a farsas, entonces la revolución en su concepto,
lejos de ser crimen es
un acto de virtud.» Y a un hombre de tales
sentimientos se le llama pacifista y magnánimo.
Se nos ha, dicho que el lema de Murillo
eran las libertades absolutas
y todas las páginas de nueftra historia están lIenas de los
fraudes liberales en tiempo de elecciones; por
tanto ya sabemos qué alcance tenian esas palabras en los labios del defensor
de tales libertades: siempre que un Gobierno
legitimamente constituido no deje la prensa libre para el insulto, la calumnia, la propaganda
del
error y la inmoralidad,
debe ser combatido
por las armas; el Gobierno
que pretenda poner trabas a las sociedades secretas
o revolucionarias, violando la libertad de asociación,
debe ser aniquilado porque todos los ciudadanos tienen derecho
de reunirse en donde
quieran y con los fines que a bien tengan,
excepto los religiosos
y las religiosas,
los
~uales no deben permanecer en la República;
cualquier Gobierno que pretenda
poner Ifmi-
- 147tes a la libertad de industria, no permitiendo
la fabricación de armas y municiones, debe
ser derrocado a balazos; si con una ley de
elecciones se pretende despojar a los liberales de los fraudes, la fuerza y el cohecho con
que siempre han obtenido el triunfo en las
urnas, el Gobierno que la dicte es un tirano,
por lo mismo debe ser aniquilado.
Tal es el sentido real de las palabras, y a
esos hechos escandalosos y a esos actos de
barbarie llama el rey de la prensa roja, «un
acto de virtud.» Y esto es la que el Autor del
libro llama pacifismo y magnanimidad de Murillo.
¡Cuáles serán los escritos del conductor liberal, cuardo los pasajes entresacados de
sus obras para demostrar que era -el primer
pacifista de Colombia», nos lo presentan como
a un convencido revolucionariol -Núñez, dice el libro, le escribió en una ocasión: 'Usted tuvo el inmenso valor de confesar que si
alguna vez había insinuado la idea de la apelaciÓn a las armas, habla sido contra sus convicciones Intimas y sólo como medio de con- .
seguir la reforma solicitada del Congreso.' Se
refería a la ley de elecciones. Nada más cierto. Todos los esfuerzos de Murillo hablan
sido encaminados a la paz como bien máximo y al respeto, no sólo de los derechos siDO de los dolores y del vencimiento, cuando
quiera· que al liberalismo le había tocado en
la lid el triunfo acariciado.»
A los lectores de candidez columbina, que
están creyendo que por odio sectario saca"\os las palabras de su verdadero sentido,
solamente les pido que lean con atención el
párrafo antes citado, y si saben castellano,
- 148me digan si no prueba en contra del pacifismo de Murillo. Este insinuó la idei de la
apelación
a las armas sólo como medio de
conseguir la reforma solicitada en el Congreso; es decir, que la más alta corporación de
la República
no tiene libertad en sus deliberaciones, y el voto de la mayoría tiene que
consultar previamente
con las puntas de las
bayonetas,
so pena de ir a firmar las reformas a los campos de batalla. Y esas excitaciones a la guerra, diz que fueron manifestaciones de paz y de concordia.
Si después volvió a hablar de paz fue por
que al liberalismo le habla tocado el triunfo
acariciado; lo cual no revela ciertamente
mucho pacifismo, sino el deseo de ver perpetuado el poder en su partido.
,
-La guerra, escribe Murillo, debe extinguirse no sólo en los campos
sino en las relaciones sociales. La paz no viene nunca de la
sumisión sino de la confianza
reclproca, del
convencimiento
y del cumplimiento voluntario
del deber .• Estas frases tienen valor relativo;
la confianza recíproca debe nacer del conven-:cimiento y del cumplimiento del deber, cosas
ambas rcesarias
para cimentar la "erdadera
paz.
En esto estamos conformes, en lo que disentimos es en la interpretación
de las palabras: La Iglesia Católica,
depositaria de la
verdad, es la única que tiene la luz indefectible del Eterno para iluminar las inteligencias,
la Maestra de la moral más pura; como último y precioso legado Jesucristo dejó a los
suyos en este mundo la paz: -mi paz os dejo, mi paz os doy., les dijo, pero no la paz
como la da el mundo, como la sienten los im-
-- 149píos, superficial' y aparente,
sino sólida y
eterna.
El día en que todas las inteligencias
se
iluminen con esa misma luz, las voluntades
se sometan a los preceptos divinos, los cora·
zones palpiten al unísono movidos
por el
amor a la verdad y al bien; cuando esas dos
alas que levantan
al hombre a su verdadero destino y completo bienestar.
que apellidamos Iglcsia y Estado, se muevan en perfecta unión; entonces
las sociedades
podrán
vivir tranquilas, sin desconfianzas
ni temores.
Mas aquella~, convicciones de que nos habla el
Escritor liberal, son precisamente las convicciones del error, aquel cumplimiento del deber consiste en la transgresión
de las leyes
divinas y ~humanas. La inmensa mayoría de
la República está convencida
de que la imprenta y la palabra deben ser libres para enseñar la verdad y propagar el bien, pero en
manera alguna como instrumentos
del insulto
y la calumnia; juzga que la industria libre de
elementos
desmoralizadores
debe sujetarse
a
leyes de repre<;ión; sostiene que una ley sobre elecciones se impone a fin de poner término a las zambras liberales; pues el Dr Murillo Toro insinúa la guerra como un acto de virtud. Si queremos la paz inspirada en la confianza mutua, es preciso buscarla en las convicciones de los prohombres
del liberalismo:
admitamos las libertades absolutas de imprenta, de palabra, de conciencia, de industria y
de fraude, y en ese caso seremos felices, según
.ellos, y nos libraremos de la guerra y la matanza.
Otro de los elementos
indispensables
que
pone el Conductor liberal para conseguir
la
- l~Otranquilidad pública es el cumplimiento del
deber, pero lo entiende a su modo; porque,
según él, los jesuitas faltaban a sus deberes,
propagando las enseñanzas de Jesucristo, razón por la cual debían ser arrojados de la
República en virtud de la pragmática de Carlos III; los Obispos no cumplfan los suyos
siempre que se opusieran a los corruptores
de la niñez en las escuelas ateas; los párrocos eran remisos en cumplir sus obligaciones,
si querían obedecer a Dios antes que al César, y todos los católicos se apartaban del
camino del deber cuando no se atemperaban
a las leyes injustas y- sacrflegas emanadas de
aquellos sanedrines liberales.
Por tanto, según la mente de Murillo, los
católicos debemos comprar la paz con el precio de nuestras creencias religiosas y pollticas, con la abdicación de nuestros derechos,
con fragmentos de nuestros altares, con la
transgresión de las leyes divinas y humanas.
Mientras esto no hagamos, mientras no vayamos a su' campo despojados de honor, de
dignidad, de principios religiosos y de sumisión a Dios Yll su Vicario en la tierra; mientras no imploremos así, puestM de rodillas, la
oliva de la paz, ellos sólo nos presentarán el
filo de la espada. Esto ,significan las palabras
de Murillo en el diccionario del gran partido
liberal.
y lo peor de todo es que no rebajan en el
precio, ni se contentan con que cedamos parte de nuestros tesoros. Haciendo caso omiso
de aquellos inicuos Congresos en que ellos
eran totalidad o mayoría, y en los cuales, borrado el nombre de Dios de nuestra Constitución, dictaron leyes para arrancar el cruci-
-
151 -
fijo de las escuelas, cubrir de lodo y de tinieblas el corazón y la mente de los niños
y robar los bienes de la Iglesia; prescindiendo digo, de aquellos tiempos en que
ellos eran amos y señores ¿cuál ha sido su
actitud en los últimos años, cuando se han
presentado en minoría mendicante al Senado
y a la Cámara? Np han borrado una coma
dE: su credo ni han cedido una tilde del programa .•
Es cierto que los reveses los han hecho
aprender el canto de la sirena, y con él han
procurado atraernos al abismo, pero el odio
a la verdad ha prevalecido en sus corazones,
y sus mismas amenazas nos han hecho retroceder ante el peligro.
Liberales y republicanos han entonado himnos armoniosos a la paz, se han manifestado
defensores de las instituciones cristianas y
fervientes admiradores de las obras benéficas
del clero: Nosotros, han escrito, condenamos
aquellas medidas de represión, respetamos las
creencias religiosas de la mayoría de los colombianos, reconocemos los valiosos servicios
prestados por el clero nacional, anhelamos
porque la Iglesia brille como sol esplendoroso en todo el suelo de la Patria, y por eso
queremos, que se levante a las alturas y jamás descienda hasta los circos polfticos, en
donde podría mancharse el ruedo de su nívea
vestidura con el polvo que se levanta en la
refriega; el mansísimo Jesús así la dijo: e mi
reino no es de este mundo»: estas son las
doctrinas del solícito Pastor de Galilea ....
Con tales cantos melifluos muchos católicos se enternecen, y llegan a tener por hombres de corazón endurecido a quienes no les
BUCP\
;:: LÀ RE-ÇJ\J GO
13t>-.NCO D:\l\~.~G~\. ~
..,.uo'\ ¡,C».
.
•. ....:-::iiOIiiI
-152dan crédito, y tiener. la crueldad de sonreírse en vez de tomarlo por lo serio. Creen que
los liberales perseguidores de la Religión ya
pasaron a la historia, como lo~ bárbaros de
Atila; los de hoy son hombres cultos, Henos
de respeto, que si difieren de nosotros en al~
gunos puntos accidentales, en la esencia no
se apartan una Iinea; se muestran siempre
dùctiles, flexibles,atent~
en el templo, cuidadosos en el cUlllplimiènto de sus deberes
y hasta católicos fervientes.
Creyendo los católicos en esas falaces apariencias, han querido en más de una ocasión
probar fortuna con el fin de sondear el ánim(}
del liberalismo con relación a una paz sólida
y duradera. El Gobierno les ha brindado con
puestos importantes, la Prensa los ha tratado
con las más delicadas consideraciones, en el
Congreso han alcanzado, siendo minoría, reformas inconcebibles y favores que no se han
dispensado a los católicos.
Huelga de todo punto pener aquí el número de empleos públicos que hoy desempeñan
y las enormes sumas que devengan del Presupuesto, cuando es un hecho por todos conocido; puede asegurarse sin exageración
que, la prensa católica en estos últimos años
no ha respondido a cien artlculos del adversari(}
con uno, y éste desprovisto de la acrimonia
deaqueHos. Los Representantes y Senadores
del Conservatismo se han unido con las minorias para dar a estos puestas honoríficos
en el Congreso· y fuera de él; han votado con
los liberales para discernir honores a hombres
salientes del gran partido; han concurrido con
discursos y con votos a darles las minoría~
que ellos jamás concedieron a los conserva-
--153dores durante su dominación sultánica, a abolir la pena de muerte y a concederles la libertad más absoluta
de imprenta y de palabra. Toma parte en los festejos
de Murillo
Toro y hace la más brillan~
apoteosis que
haya visto la República, al General Rafael
Uribe Uribe, jefe y conductor del Liberalismo.
Qué deba el partido Conservador
a Murillo ya lo hemos visto, y lo seguiremos
viendo en posteriores
opúsculos.
En cuanto al
General Uribe, sus escritos y sus obras son
demasiado conocidos, para que haya un sólo
colombiano que se atreva a decir que no fué
un formidable enemigo de la Religión, de los
principios
conservadores
y de la Patria: que
el Gcneral Rafael Uribe Uribe haya sido perseguidor de los principios conservadores,
no
es tesis que necesite de pruebas; sus escritos
la atestigUém, sus discursos parlamentarios resuenan todavía en los aidas de todos los colombianos, aplaudidos por unos y maldecidos
por otros; la baildera azul hecha girones en
tres guerras
civiles, la proclama. Que haya
sido enemigo de la Religión Católica, y haya
luchado
contra ella, usando de toda suerte
de armas, es más claro todavla; basta para
convencerse
abrir sus escritos y recordar sus
discursos y manifestaciones
públicas.
Centenares de páginas podrlamos llenar con
fragmentos
anticatólico s sacados de sus escritos; en la campaña periodlstica que libró
tI año de 1898, poco antes de la guerra última desde las columnas de .EI Autonomista»
la Iglesia en sI misma y en sus institucion~s
tra el blanco de sus odios; aIlf se encuentran
los insultos más procaces a determinadas
ór-
denes religiosas, alU burlas sangrientas al cle-
-1Mro y a los católicos, a11lla carta abierta dirigi da al Ilmo. 'Sr. Arzobispo, en la cual hace
lnculpaciones a JOda la Iglesia. Mas para
abreviar, nos b ta recoráar el documento
(absolutamente reservado) que por orden suya remitió el Directorio Liberal de Cundinamarca a los miembros de las diversas juntas
liberales, el 28 de Marzo de 1911. La circular dice asi: «Muy estimados copartldarios y
amigos: El Sr. General Rafael Uribe UJibe
nos ha honrado comunicándonos que acaba
de hacerse una buena . empresa editorial para
publicar un diario que se llamará El Liberal,
destinado exclusivamente al servicio de la causa. Nosotros nos permitimos recomendar a
ustedes y a 10s demás amigos de esa localidad la publicación citada, que aparecerá en
estos dlas; como que ella será el órgano más
autorizado del liberalismo, dadas las eximias
cualidades de su ilustre fundador y Director.
Esperamos que, como compensación a la campaña que va a iniciar, se le corresponda en
for~a de su.scripciones pagadas y renovadas
con puntualldad..
Después de poner como objetivo de la campaña el quebrantamiento de la unión que existe· entre el clero y el partido Conservador,
(defensor de sus derechos) por seria tal unión
rémora del progreso en la Repùblica; añade:
cDe donde, para ver de coronar los esfuerzos
en este. sentido, supremamente importante, es .
indispensable que la acción toda del liberalismo se dirija a los siguientes propósitos:cIo. Demostrar, con el apoyo de toda clase de autoridades, que la condenación del
Syllabus contra el liberalismo no se refiere al
partido politico que en Colombia lleva ese nom-
-
155 -
bre. Convendrfa refutar Jo que en contrario afirman el presbftero español Sardá en su libro
El Liberalismo es pecado, y el padre Carrasquilla en el suyo ~Ensayo sobre la doctrina
liberal;»
•.2.o Tranquilizar asi la conciencia de muchos de nuestros copartidarios a quienes se
quiere persuadir de que el que es católico no
puede ser liberal, y viceversa, y oponerse
abiertamente al abuso que muchos curas y
frailes cometen de arrancarles protestas y renuncias, a la hora de administrar los sacramentos, para lo cual no están autorizados en
Derecho canónico.»
e3.· Generalizar entre los liberales la idea'
de prescindir de tales Sacramentos, cuando
para recibirlos se les exija el sacrificio de sus
convicciones pollticas, ya que, por ejemplo,
en reemplazo del bautismo en la Iglesia está
admitido el particular o el aviso a los empleados que llevan el registro civil; y ya que en
lugar del matrimonio eclesiástico existe el celebrado ante, el juez, con idénticos efectos
legales» _... En esa forma sigue atacando a la
Iglesia y dando órdenes a las huestes liberales a fin de que inspeccionen a los curas y
misioneros y para que procuren atizar la discordia entre el clero regular y el secular; y
termina con la cantinela de siempre:
~Esforzarse por difundir la noción de que
el triunfo del liberalismo no entraña ningún
peligro para la paz de las conciencias y para
los legítimos derechos de la Iglesia, pues la
casi totalidad de los liberales es tan católica
como los conservadores ... _»
Para probar que el liberalismo político de
Colombia no es pecado, y desarrollar de es'11
- 156te modo los planes de la anterior circular; publicó un opúsculo que)e fue condenado, primero p0r los Prelados de Colombia y después en Roma. El General Rafael Uribe Uribe fue el Senador de la República que se excusó de asistir a la sesión en que se iba a
tratar de la consagración de Colombia al Sdo.
Corazón de Jesús; el General Rafael Uribe
Uribe abandonó el recinto del Senado cuando
se habló de si convenía adherimos oficialmente a los festejos del mundo católico en la celebración del quincuagésimo aniversario de la
proclamación del dogma de la Inmaculada
Concepción, incidente que hizo exclamar a
uno de los Honorables: cel General Uribe es
como el diablo, que al air el nombre de la
Virgen sale corriendo.~ No sigo narrando hechos por no hacerme interminable y por ser
tan conocidos.
He dicho además que el General Rafael
Uribe lfflbe fue enemigo 'de Colombia, paso
a demostrarIo. Ninguna calamidad puede sobrevenir a una nación comparable con la guerra, y si esta es civil, entonces los males se
duplican, porque todos descargan sobre la
Patria.
Uribe Uribe puede decirse que fue agitador
·perpetuo de revoluciones; desde los primeros
años de la juventud ejercitó su brazo en segar cabezas de hermanos en los campos de
batalla; más tarde agitó la tea incendiaria por
todos los ámbitos de la República, y como
Jefe supremo de los ejércitos rebeldes, condujo a la matanza y a la muerte, a millares
de colombianos, que el año 95 sucumbieron
al fin al lado de 108 siearios traídos por él
de VenezuelL
-- 157 Pero el año de 1898 fue cuando el General Rafael Uribe Uribe, po'seído del vértigo
de la revolución, se propuso remover hasta
los fundamentos de nuestra querida Patria, y
no dejar piedra sobre piedra: tres años de
incesante batallar; tres años dolorosos, durante los cuales, el Ejército constitucional
defensor de los principios católicos y conservadores, hizo actos de valor dignos de los héroes
de la Vendée; y las huestes
revolucionarias
emularon en crueldad con los bárbaros de Atila. Peralonso, Cúcuta, Lincoln, Palonegro, Matamundo, las lIanuras de Bolivar, las márgenes del Cauca y cien y cien más de todos
los pueblos, ciudades y campos de Colombia
se vieron cubiertos de cadáveres y surcados
por torrentes de sangre de nuestros hermanos.
Mas esta guerra de tres años tuvo un carácter más odioso todavía; el de la traición
más negra. cPara que nuestros lectores, dice
el Sr. Moreno Arango en la pág. 151 del volumen 1 de la Acción del Gobierno
Liberal,
puedan dar un fallo imparcial acerca de los
yerdaderos responsables
en la separación del
Istmo de Panamá, vamos a insertar a continuación los siguientes apartes del libro titulado Story of Panamá, cuaderno número 2, página 138, que se publicó en Washington
y
que ha circulado profusamente
en los Estados
Unidos. Los conceptos del autor llevan ('1 sello de la más absoluta
imparcialidad,
en la
que se refiere a la participación
de los liberales de Colombia,
en momentos en que ya
el Gobierno Americano había resuelto adueñarlle
del Cana1.»
cLos apartes dicen asl:'LOI
Jefes liberales reconocieron las inten.•
-
158 -
ciones serias de Roosevelt a causa de las
propuestas que les hablan hecho antelionnente en Washington. La dirección revolucionaria se habla fijado por algún tiempo en NewYork y estaba a cargo âel General Vargas
Santos y del ,Dr. Modesto Garcés, abogado
(sic) colombiano que fue emisario de los revolucionarios en muchas de las conferencias
habidas en el Departamento de Estado, a donde fue enviado con el objeto de tratar de obtener la intervención americana en favor de
los liberales.' Siguen luégo las negociaciones entre los delegados del gran partido liberal y el Gobierno de Node América, en las
cuales aparece en un plato de la balanza, colocados por los revolucionarios de Colombia,
los departamentos de Cauca y Panamá, y en
el otro las ofertas de intervención por parte
de los compradores. Quien quiera cerciorarse,
lea los documentos en los lugares citados.
Más traiciones: «El Dr. Garcés, dice el autor'
antes citac;to, había' estado años antes en Venezuela, ne~ociando con 'el Presidente de
aquella Republica la nulidad del Laudo Arbitral de España, a cambio de recursos para
hacer le una poderosa guerra al Partido Conservador.·
«Esto lo comprobamos con los siguientes
r.árrafos que tomamos de la obra titulada
Disquisiciones Militares' del General Vicente
S. Mestre (liberal), publicada en Barcelona
en 1911, los cuales se hallan en las pAginas
516 y 517. Dicen asb
'IV. A poco fue vencido en la enunciada
contienda el gobierno presidido por el Dr.,
Andueza, y no bien lo había reemplazado el
de hecho encabezado por el General Joaquín
-- 159Crespo, cuando se presentaron en Caracas los
Srs. Modesto Garcés e Inocencio Cucalón diciéndose Jefes supremos, indiscutibles é indiscutidos del Partido Liberal de Colombia; y
como tales según lo tengo por cierto negociaron con aquel analfabeta Caudillo la nulidad
del Laudo español de que antes hablé, a cambio de un vil punado de dinero con que don
Inocencia Irfa a Europa a efectuar una gran
falsificación de papel moneda colombiano para levantar ingentes recursos con que hacerle
una poderosa
guerra al partido
Conserva-
dor' ••.. 'y si don Inocencia no lo hizo, fue
porque ya estaba en Monáco en donde jugó
y perdió el dinero recibido. Sin embargo, estos desleales fueron luégo, por faIta de espí1 itu nacional, grandes dignatarios de Colombia yel uno a su muerte recibió honores ofi-
ciales. '
Conformes con estas prácticas traidoras han
si10 siempre los principios liberales, y algunos
de sus prohombres los han manifestado con
franqueza: todos sabemos las palabras de
aquel eminente liberal. e Vale más para Colom-
bia la amistad de los Estados Unidos, que
todo Panamá de cabo a rabo,» y todavla resuena en el salón del Congreso la frase pronunciada por labios liberales: cpara el partido
liberal por sobre la Patria deben estar los
principios.» Por su puesto que para el Jurista
liberal nada de esto es traición sino patriotismo acrisolado.
Con tan viles preparativos se lanzaron a la
guerra los liberales de Colombia; les parecieron pocos los asesinos que llevaban en sus
filas, '1 deseosos de terminat cuanto antes con
el último conservador, acudieron por verdu-
- 100gos armados a las repúblicas vecinas: y traJeron del Ecuador un ejército formado, y llamaron en su ayuda a los piratas y filibusteros del Salvador y Nicaragua, y condujeron
por si mismos a los presidiarios de Venezue.la, y hasta los buques de Norte América tomaron parte en las ferias de sangre colombiana en las costas de Panamá. Cerca de doscientos mil colombianos murieron en esa revolución nefanda preñada de traiciones, la naciente industria pereció en la cuna, los hogares se cubrieron de luto, la instrucción pública se vio precisada a retroceder en su camino, la Moral y la Justicia fueron ahogadaE
en olas de libertinaje, Colombia quedóexangüe y al borde del sepulcro.
Pasó la guerra, triunfó el Gobiero Conser~
vodor de los revolucionarios y de sus aliados en el crimen; todos los jefes del Liberalismo volvieron a sus hogares y fueron recibidos len la Capital y aun en el Congreso,
con admiración y erÜusiasmo, cual si hubiesen
prestado grandes servicios a ]a Patria.
Contrastes-Creyendo sin duda los conservadores, que las palabras de Murillo son la
voz sincera del liberalismo, quisieron buscar
en el acercamiento posible de las ideas la mutua confianza que diera estabilidad a la verdadera paz. Por eso cuando en un dia de
execranda memoria, dos individuos sin nombre
del partido liberal republicano, según demOStró la prensa conservadora de la Capital, quitaron la vida al General Rafael Uribe Uribe ¡unto
a las gradas del Capitolio; los miembros del
Partido Couservadorolvidaron
al caudillo
de las revoluciones y con generosidad ra-
-
161 -
yana en heroísmo, llenaron de elogios al
ciudadano, le decretaron honores y regios funerales, le pusieron placas conmemorativas y
le alzaron para guardar sus restos un hermoso mausoleo bien distinto del que se veía en
Palonegro, formado con calaveras de compatriotas nuestros; tomaron parte en los festejos
de Murillo y fueron con ellos hasta donde era
posible en las reformas ¿Cómo han correspondido los liberales? Ni siquiera cori palabras de agradecimiento a con silencio desdeñoso.
Por odio a la Religión y a los principios
conservadores han querido hacer caer la sangre de Uribe sobre el Gobierno y sobre los
Jesuitas, y esto 110 sólo gentes bajas sino hasta alguno de elevada posición que estaba
más obligado a mirar por su apellido.
Tan vil ha sido esta calumnia que ha llenado de indignación a lo~ dos victimarios y les
ha obligado a decir que sienten asco por
quienes la inventaron.
Los conservadores tratan en el Congreso
de tomar parte en las solemnidades del Congreso Eucarlstico, de celebrar honras a Pío
X, Padre Universal de todos los cristianos y
por la mismo, de nuestra Patria católica, de
fomentar las misiones de infieles y de enviar
un saludo al Romano Pontifice; de las filas
liberales salieron voces de protesta, burlas
sangrientas, ironlas mordaces, oposición sistemática. Los liberales, lo repito, nos brindan
con la paz, siempre que nos despojemos de
todas nuestras creencias religiosas y del último principio pol/tico, y así, inermes y sumisos, confesemos como de fe todo su credo.
Ante 1m: hechos puede juzgar todo hom-
Lo.
- 162bre de juicio recto e imparcial, quiénes son
los intransigéntes, quiénes los absolutistas,
quiénes los fanáticos y quiénes los revolucionarios. Por la demás 100; conservadores' pueden estar seguros de que con todas las condescendencias y muestras de cordialidad sólo
alcanzan volver al liberalismo más ambicioso,
más antojadizo, más soberbio y más revolucionario.
Hiere pero escucha
En ninguna ocasión viene más a propósit'o
esta frase inmortal.
Cuando en los tiempos gresentes se publican
hechos incontestables de la historia, en los cuaJes aparecen crímenes y errores de los enegas de la Iglesia; ellos alzan el grito porque
se profanan los sepulcros y se atizan hogueras ya extinguidas, y muchos católicos ponen cara seria e insinùan la mansedumbre
cristiana, a fin de no irritar a la fiera, que
aparenta dormir. Los liberales entretanto si
tienen derecho para insultar, lanzar calumnias
y perturbar la paz de los muertos; ellos pueden organizar procesiones cívicas para ir a
cubrir con laureles el regio monumento erigido al revolucionario, a nosotros no quieren
permitimos ni siquiera que vayamos a buscar,
entre la maleza del Campo Santo, la tierra
que cubre, sin una humilde lápida, el cuerpo
de aquel fervoroso creyente y gallardo General que se apellidó Pinzón, y que sacrificó
Jas intereses más caros en aras de la Patria
y en defensa de las instituciones cristianas.
Escribe Murillo Taray la reproduce su panegirista: «Los gobiernos fuertes y titulados con-
- ]63-
servadores creen que han asegurado el orden
y restablecido la paz, cuando han ahorcado
o fusilado a sus inmediatos adversarios, {)
cuando menos, cuando los tienen aherrojados
en Jas cárceles o en los presMios; los gobiernos (e derecho, al cpntrario no se dan por
satisfechos sino cuando han obtenido la convicción de todos los gobernados y pueden lIamarlos, sin excepción, al banquete de la libertad y de la civilización.»
-La justicia inseparable de la tolerancia es
el mejor fundamento de la paz.·
Ahora ya pueden los lectores saber qué
quiere decir el Conductor liberal en esas palabras convicciones y banquete de la civilización; siguiendo esos principios. tan hermosos,
convocaron los liberales a todos los suyos,
y les sirvieron sobre las colinas de Palonegro el banquete de la civilización, y el primer plato fue el cadáver de la República. La
justicia liberal, fundada en los millones robados a la Iglesia y a los católicos y en la tolerancia del vicio y de los criminales, ha sido el fundamento que los gobiernos de derecho han puesto a la paz.
En cuanto a las' horcas y fusilamientos de
los gobiernos conservadores, es calumnia ya
gastada por el uso frecuente que de ella ha
hecho la prensa liberal. Léanse las Cartas
PoUticas de On. Carlos Holguln, estúdiese la
historia imparcial y bien documentada y se
verá cómo todas esas afirmaciones gratuitas
no pasan de ser desahogos de furiosos enemigos, o ~ritos de galeotes que quieren ver
a los demas manchados con sus propios cr/menes y condenados a su misma infamia.
Quisieran los liberales damos a beber agua
- 164del Leteo, para que borrara de nuestra memoria el recuerdo de sus horrendos crlmenes,
y poder escribir, sin temor de ser refutados,
que los t gobiernos
conservadores
ahorcan y
fusilan; mientras ellos abolieron la pena de
muerte y fundaron la paz sobre la justicia y
la tolerancia.
Pero en todas las páginas
de
la historia
del liberalismo
encontramos manchas de sangre,
tropezamos con horcas, cadenas. machetes, rifles, hachuelas, que llevan
marca liberal.
El 24 de mayo de 1912, escribe con pulso
firme el octogenario
y benemérito
General
Marceliano
Vélez en «El Colombiano»:
«El
liberalismo
ha proclamado como uno de sus
principios la abolición d~
pena de muerte,
ï estando aún caliente la sangre de Mac
Ewen, premian a su matador con la candidatura pè1Ta la Presidencia de la República. Son
abolucionistas
de la pena de muerte y eligen
Presidente de la República al General Obando, asesino' del Gran Mariscal
de Ayacucho.
Son enemigos de la pena de muerte y tributan honores al asesino del Dr. del Rio, que viejo y enfermo no pudo seguir a pie y fue fusilado cerca de Cartago. Son enemigos de la
pena de muerte y escogen
por Jefe de una
criminal revolució~ara
derrocar el Gobierno
más respetuoso' de las libertades públicas y
de la ley, al Gelteral Masquera, autor de los
fusilamientos de Salvador Córdoba, Robledo,
Jaramillo y compañeros,
del célebre escaffo
de Cartago.»
El 7 de junio escribe el anciano venerable
las siguientes IIneas: «Voy a
ocuparme hoy de uno de los derechos
individuales que nos ofreció respetar el liberalismo en su programa
político:
la seguridad
-
165 -
-personal.»
-Ya hemos visto la prisión en tiempo de
paz de los Dres. José Maria Samper y Lino
Ruiz, redactores áe 'La Ley.'»
-Ya hemos visto fusilando prisioneros de
guerra, encarcelando, vejando y ultrajando a
gran número de conservadores.»
-Veámoslos ahora trayendo preso de Angostura, con una pierna despedazada, encarcelado aquí y vejado, al respetable y eminente Dr. Mariano Ospina Rodrlguez.»
cVeámo,>los encerrando en una jaula a los
más respetables y dignos comerciantes y hacendados, sometiéndolos a las más grandes
privaciones en un edificio sagrado y robado.»
.Veámoslos llevando a las cárceles en todos los distritos a conservadores pacíficos,
sin más culpabilidad que sus opiniones polfticas .•
«Veámoslos asesinando en las poblaciones,
en los frecuentes días de sus bacanales y a
prese.icia y con conocimiento de las autoridades, a hombres que no tenia n otra culpa
que la de no ser liberales. Asesinatos crueles como los de la respetable, virtuosa y benévola familia de Mesas, en jericó, la prisión
del padre y de algunos de sus hijos cuando
estaban velando los cadáveres de los otros
hijos que hablan asesinado: la santa madre
de las vlctimas llevaba después auxilios y
sustentos a los deudos de los sacrificado res
de sus hijos .•
-El asesinato por la espalda del gallardo
Coronel Lorenzo Estrada y la muerte cruel
de Manuel Uribe Gallón. Los pormenores de
estos crímenes horripilantes no los narro ahora por no echar más lodo y vergüenza so-
-166bre nuestra desgraciada patria, que les dio
vida a sus autores .•
-El asesinato del eminente Mario Escobar.
hijo notable de Antioquia, por su saber y
virtud, en una encrucijada .•
-Los ultrajes y el cruel suplicio de cepo de
soga. impuesto en Jericó al respetable y virtuoso sacerdote Eleázar Marulanda, porque
con energfa propia de su sangre noble, rechazó el vejamen de quererlo vestir de soldado. Cuando, después de dejarlo en tan
cruel situación, un valeroso joven conservador fue a librarlo del suplicio, ya estaba casi
exánime.·
-El mismo cruel sl!Plicio del virtuoso y honorable conservador On. José de la Paz Macías, en Andes, paf la sola culpa de su credo político .•
-Pasad al hermoso Cauca, pasad a la Costa, y en Cartagena, la ciudad sagrada, os referirán la cruel hecatombe de los Vélez que
honraban aquella culta sociedad con sus virtudes. En el Cauca, entre otras carnicerías,
os referirán la espantosa matanza del 24 de
diciembre .•
-Id de pueblo en pueblo, recorred la extensión de la Patria, yen todas partes oiréis las relaciones de crueles asesinatos, de ríos de sangre, derramada por liberales, respetando su
dogma de la seguridad personal. Recoged
esas relaciones, y con ellas formaréis el padrón de ignominia de los farsantes, de los
amigos de la seguridad personal, de los seductores de la juventud inexperta, atraída por
un programa pisoteado siempre que se lleva
a la práctica .•
-Preguntad cómo fueron las prisiones, los
-
167 -
ultrajes en Montería, Sincelejo, Lorica y las
sabanas de Bolivar, por donde pasó como
un Atila, el ejército de la última revoluCión libera\..
.Exhibir al liberalismo como ha sido y será es dade al pals la voz de alerta para impedir por todos los medios licitas, que coja
el poder, y es también obra de caridad impedir que sigan engañando a la juventud ....•
•Por fortuna los pueblos los van conociendo
ya, y de ail{ que sus filas se aclaran y huyen de ellas los hombres patriotas .•
Por nuestra cuenta pudiéramos seguir Ilenândo páginas con hechos perfectamente probados de crlmenes liberales, cometidos desde
que Colombia es repùblica hasta nuestros días:
allf viéramos los cadáveres de militares indultados por Bolivar y fusilados por Santander; ciudadanos ilustres puestos en el cadalso por Mosquera l> insultados villanamente a
las puertas del sepulcro; el territorio colombiano, manchado con la sangre de sus defensores, derramada por el sable de López y
de Obando. Alli contempláramos todas las
cárceles y presidios atestados de conservadores ilustres, por el delito de ser hijos primogénitos de familias que no hablan cubierto
la inicua contribución de guerra. Escucháramos sobre los muros de las bóvedas de Bocachica la respiración fatigosa de los Ospinas
y de sus nobles compañeros de prisión, sepultados vivos, para ahogar con ellos los
principios conservadores.
Nos fuera fácil recorrer la República en todas direcciones, y señalar en cada punto la
escena dolorosa de una violencia liberal: en
los caminos encontrarfamos a ilustres Prela-
- 168dos que marchan al destierro porque no hacen traición a Jesucristo; veríamos escoltas de
revolucionarios
que van a arrojar lejos de la
Patria a monjas inermes y a sacerdotes
virtuosos, porque no queman incienso en el altar del vicio y del 'error; tropezaríamos
en
los montes con muchos sacerdotes,
que se
ocultan para no caer en manos de sus perseguidores,
y veríamos a vtros, con la blusa
del soldado, marchar entre filas de reclutas,
y ser tratados como esclavos; escucharíamos
el ruido de las cadenas que aprisionan al inmortal Julio Arboleda en el fondo de un oscuro calabozo ....
En todas partes oiríamos hablar de cuadrillas organizadas
de ladrones y asesinos, que
con los nombres de cLa Mano Negra, ~ cLas
Democráticas,:> -La Republicana,:> -La Culebra,:> cEl Perrero,- etc., etc., ayudaban a los
Gobiernos liberales en su obra de exterminio.
Mas si tan horrible aparece la acción civilizadora del liberalismo en los hechos, más
vil y depreciable se muestra todavía
en la
manera de llevar a cabo tantos crímenes.
Desde el conato Iiberticida del 25 de septiembre, hasta el cobarde asesinato
de Sucre
y Arboleda,
y el degüello del joven César
Pombo en los brazos de su madre, y la muerte del General Rafael Uribe Uribe, las heridas liberales han 'levado
el sello de la cobardía y la traición.
A todo esto, cual si pudieran oscurecer 101
hechos con palabras,
oponen el estribillo de
los cien jefes liberales sacrificados
cruelmente durante la última revoltlción y una tempestad de insultos y calumnias;
esto último no
merece respuesta,
a Jo primero ya contestó.
- 169como suele hacerlo el General Marceliano Vélez.
-Habla el Sr. Botero S., dice el caudiIlo
conservador,
de las centenas de Jefes liberales miserable, cobarde, vilmente asesinados.
Por pudor no debla tmer al debate ese asunto, ~ue e~ la página más negra que tiene el
liberalismo
en :su historia. Manotas,
Pupa,
Ulloa, las guerrillas del Tolima, de Cundinamarca, de BoyaciÍ, de todo el territorio
colombiano salen a exhibir al liberalismo,
que
los puso a su servicio y alentó, como un
partido cruel sin, principios, sin amor a la Patria y a su honra.»
-Algo de historia sobre el origen de esos
crímenes y la necesidad en que se vio el Gobierno para reprimirlas.
Antes de Palonegro
ni las guerrillas hablan asesinado prisioneros,
ni el Gobierno habla fusilado a nadie. Después de P<llonegro unas guerrillas conservadoras astdiaban
al ejército liberal que hula. Entonces ellete liberal dictó una orden para que
se fusilara todo prisionero
que se hiciera en
esas guerrillas: esa fue la voz de sangre que
se extendiÓ por todo el país. Los guerrilleros
dando más amplitud a la orden de su Jefe,
comenzaron esa serie de asesinatos repugnantes por la forma odiosa en que se hacían.
El Tolima, los campos de Guaduas y ViIleta,
el río Magdalena, Valdivia, Zaragoza,
Segovia son testigos de esas imnumerables crueldades, no sólo con lo~ prisioneros,
sino con
todos los conservadores
que caían en sus
manos."
.
«Todavía en las veladas de los hogares se
perturba la calma, y también en las chozas y
en Jas casas de los potentados, con la rela-
- 170ción de esos espantosos
crímenes. El Gobierno para contener tan brutales
carnicerías, y
apelando a la ley de las naeiones dictó el decreto de represalias
que llevó a la muerte a
algunos Jefes de esas guerrillas,
aplicado sin
duda, con una severid~
inexcusable respecto a unos dos Jefes liberales dignos y ajenos
de los crímenes de sus camaradas.
Si se levantara la estadística de los liberales
fusilados por el Gobierno y la de los asesinatos
cometidos por las guerrillas liberales,
se verfa cómo e. y ha sido de cruel y sanguinario el liberalismo en armas, no obstante su
dogma de la inviolabilidad
de la vida humana.Quiero poner aquí las palabras
con' que
termina el ilustre ¡efe conservador,
por ser
hoy más necesarias que nunca esas lecciones
de patriotismo.
/
cHe escrito estas líneas, concluye, y seguiré escribiendo con el objeto de recordar
al
Partido Conservador lo que fue la dominación
liberal y lo que será, si por negligencia o
falta de unión le dejamos
coger el poder.
Agrupado el Partido Conservador
en rededor
de su programa contenido en la C Jnstitucién
de 188ô es invencible 'en las urnas, .como en
los campos de bataUa, si hasta allá nos llevan. y aunque mortifique con el1<J a los de
'La Organización'
(periódico
liberal) les repito, que olvidando errores y divisiones,
volverá unido y compacto a darle nuevos dfas
de gloria a la patr:ia 'y de felicidad a los hijos del pueblo, respetándoles
sus derechos,
y protegiendo la religión que los ennoblece
lIamándolos hijos de Dios, dándoles sus consuelos y esperanzas,
y ayudándoles
en sus
-
111 -
necesidades. »
¡Ay de aquellos por cuyas ambiciones personales, tan hermoso ideal quede frustradot
Grande será su responsabilidad ante Dios y
ante la Po:tria.
No quiero, por ahora, seguir mostrando las
hazaîlas dtl liberalismo; más adelante volveremos al mismo tema, cuando tengamos que
estudiarlo en los campos de batalla. Entonces
veremos mejor su salvajismo en la guerra.
Leidas las anteriores páginas, podemos interpretar los conceptos escritos por Murillo y
reproducidos por su Qevoto admirador: cLos
gobiernos fuertes y titulados conservadores
creen que han asegurado el orden y re¡;tablecido la paz, cuando han ahorcado o fusilado
a sas inmediatos, adversarios, a cuando menos,
cuando los tienen aherrojados en cárceles a en
presidios.» A estos desahogos calumniosos se
contesta COll la sourisa del desprecio.
-Los gobiernos de derecho, (liberales) al
contrario, no se dan por satisfechos sino
cuando han obtenido la convicción de todos
los gobernados y pueden llamarlos, sin excepción, al banquete de la libertad y de la civilización.» Esta mcatira engañosa de los farsantes arranca a los lectores la más estrepitosa carcajada.
Delante de la historia y con la mano sobre el corazón, digan los que estas págir¡as
lean, si no san rústicamer.te cándidos los conservadores que se conmueven al leer las siguientes palabras de Murillo: -Es necesario
ahogar el conservatismo en libertad, (en sangre y en presidios quiso decir) y los odios V
persecuciones en seguridad.»
.
«Que la generosidad sea inagotable en el
12
- 172Partido Liberal, como lo fue en Jesucristo.
(¿¿ 17) que elevado en una cruz pronunció
las más sublimes palabras que el mundo ha
oido: ;ïperdónalos, Senor que no saben lo que
hacen! El Partido Liberal debe ser obstina-
do en la indulgencia y en la hidalgufa para
establecer la más completa diferencia con los
enemigos de ]a libertad. Que ellos maten, pero que nosotros perdonemos siempre. Hemos
abolido la pena de muerte como primer paso
,para morigerar las costumbres y es preciso
seguir invariablemente la senda humanitaria
y civilizadora que se enlaza a aquel primer
eslabón.»
•
Asf han sido, así son y asi serán los liberales hasta la consumación de las siglos: ostentación de garantfas y seguridades en el
papel, y lujo de crueldad y tiranía en la práctica. Imitan a la zorra de la fábula, que se
envolvió en harina a fin de engullirse con
más facilidad a las incautas liebres que sin
temor se le acercasen .
•La paz, y únicamente la paz, escribia en
los mismos números de .EI Tiempo», hará
fuerte al Partido Liberal.» Vamos a ver cómo
practicó él lo que tanto inculcaba.
Sabemos ya cómo Murillo fue uno de los
principales actores en los escándalos del 40.
y que si no descargó sobre èl todo el peso
de la !justicia, fue debido a la benevolencia
del General HerrAn. El año de 1854 encontramos a Murillo con el arma al brazo, formando
parte del ejército del Sur, y le vemos tomar
parte en las jornadas de Bosa y Tres-esquinas: no queremos con esto decir que el pacifista modelo hiciera mal en servir a la causa
de la iusticia pisoteada por la dictadura y la
-
173 -
tr.;tición, pero sí encontramos,
en derredor
de aquellos
acontecimientos,
actitudes
poco
tranquilas en el Director de «El Tiempo •.
. Ya en el Congreso
que precedió a la catástrofe, Murillo, lejos de poner sus grandes
influcncia~, al servicio de la paz, lanzó rayos
incendiarios
que propagaron las llamas por
todos los ángulos de la República. Melo, no
hay duda, constituía la masa inerte dispuesta
a sepultar los principios
republicanos,
pero
Obando era la causa motriz de aquella máquina destructora.
Durante aquellùs meses de triste recuerdo, la
ciudad de Bogotá estuvo constantemente al borde del abismo: los draconianos,
los demócratas, los desmoralizados
estudiantes y el ejército gritaban
día y noche
por calles y
plazas,
lanzando
amenazas de muerte y de
saqueo contra los ciudadanos
paclficos; a
tal punto llegó ]a anarquía,
que todos los
hombres
honrados se vieron en la precisión
de abandonar]a
Capital y trasladarse oculta·
mente a los campos y pueblos circunvecinos.
Coronó~,e al fin la patriótica empresa, triunfaron los ejércitos constitucionales
comandados por el General Herrán, y Melo y Obando
fueron sometidos. Melo y los suyos fueron
expulsados de la República, y a Obando se
acusó ante el Senado por los delitos de rebelión y de traiciÓn.
Ahora nos hacemos estas reflexiones:
esa
turba de jóvenes
disolutos
que constituían
las sociedades revolucionarias
con la hez del
pueblo,
formaban
el circo de las fit!ras, y
Murillo era su domador indiscutible, ¿por qué
no puso al servicio de la paz toda su influencia? El mismo pidió que se siguiera jui-
-174 cio al General Obando, y ~al afto siguiente,
según testimonio de Vergara y GaitAn, crefendiendo con ardor al General Obando, su
adversario decidido de otros dras, logró tal
vez el que sobre este no hubiera recafdo una
sentencia condenatoria de la Corte Suprema
por el cargo de traición.» Puntos son estos
que convidan a meditar en la sinuosidades
por donde se dirigen hacia las cumbres los
explotadores de la polftica y a estudiar los
laberintos que recorren ciertos .genios que llevan un ramo de fresca oliva en la mano '/
un puñal debajo de la toga.
Cuando en 1840 el Dr. Mariano Ospina encontró en el alto del Sargento a Murillo, éste
se dirigía a Mariquita, no ciertamente a servir de ángel de paz en aquella insurrección
criminal, sino de Secretario del malaventuradQ Vezga. «¡Allf era donde el 4 de mayo
de 1841, dice el General Pasada Gutiérrez,
estaban en presencia 2.000 granadinos, tanteándose y viendo el modo de degollarse mejor y en mayor número; los unos llenando
los más sagrados deberes del ciudadano; los
otros extraviados, hollando sus juramentosl»
Entre los últimos se encontraba Murillo, y
allí permaneció hasta que, sofocada la insurrección de Mariquita, se retiró, no a la vida
pacifica, sino a los campamentos de la Costa,
donde se alzaba la hoguera de la revolución.
En esas matanzas fratricidas le vemos trabajar activamente hasta que firma en calidad
de comisionado del Jefe supremo del Atlántico una capitulación en Santa Marta con el
Sr. Stewart. Tal capitulación debió de ser un
enjuague de ortografía liberal; pues refiriéndose a ella escribe el Dr. Ospina: cLos pa-
- ]75sos dados por el Sr. Stewart estaban dando
a las cosas un giro fatal; y como yo me intereso como el que más, en ganarle a este
señor la bienquerencia de todos, no he dejado traslucir nada de lo ocurrido, porque es
seguro que habría producido un mal efecto;
apenas he informado sucitamente al Consejo
del contenido de aquellos documentos; le he
guardado el secreto al protocolo de la con-
ferencia con el Dr. Murillito; esta es cosa que
aquí no podrían resistir. Si el Sr. Stewart supiera la que el público diría de semejante·
conferencia protocolizada y sellada, creo que
procuraría ocultarlo más que una niña recatada un acto de liviandad.»
Murillo Y los demás revolucionarios habían
recibido en pago de sus delitos el perdón y
quedaban seguros y con las más completas
garant/as bajo los pliegues de la bandera
azul; por mala inteligencia el rey de la prenso fue reducido a prisión, y entonces lo defendió COll entusiasmo precisamente aquel
hombre de corazón generoso, que habría de
ser más tarde el blanco de sus odios e jnvectivas. «El Sr. Stewart, escribe el Dr. Ospina,
se ha manifestado muy ofendido y disgustado
de que se mantenga a Manuel Murillo preso en
Cartagena, después del indulto expedido a su
favor y de las promesas hechas por Ud. (el
General Herrán) ·a él; ha extrañado que estando Ud .. en Cartagena no impidiera esto- .
•Nada encontré que decirle en (:xplicación
del hecho, sino que el Gobierno no tiene conocimiento de él, como efectivamente la es.
Hoy dirijo una riota muy fuerte al Gobernador de Cartagena sobre el particular; y al
General Mosquera le escribo que es necesa-
- 176rio que a todo trance haga que se cumpla el
indulto. Exuberancia de frescura es menester para
escribir en un libro que ha de ir a manos 'de
lectores colombianos: •.Pacifismo y magnanimidad- de Murillo. Podría disculparse tal
afirmación en algún sentido; porque ciertamente, Murillo co~ <:")doy haber tomado parte en muchas revoluciones y asonadas, aparece como tlmida oveja al lado de la numerosa falange de revolucionarios ilustres del liberalismo.
Administración
Ospina
Hemos llegado, siguiendo las huellas de
Murillo, hasta el Palacio de S. Carlos, y en
él nos vamos a detener a fin de estudiar la
administración del Dr. Mariano Ospina Rodrfguez, que rigió los destinos de Colombia
desde el año 1857 hasta el 61, en el cual
dejó el solio presidencial, por no apartarse
ni en la más minimo de las prácticas legales,
y fue. a ser víctima de los sufrimientos y prisiones que le prodigaron sus adversarios poIfticos, por arte y maña de Masquera y de
Murillo ..' Para mejor apreciar los acontecimientos en que nos vamos a ocupar, es
preciso dar a conocer al gran personaje en
cuyo derredor se formaron tantas tormentas y 'se abrieron tantos abismos durante
aquellos años de triste memoria para nuestra pobre Patria. Mariano Oapina. Tal es el
nombre que nevó el sabio ilustre, el recto
Mandatario, el católico ferviente. el culto ciudadano, el esposo modelo, el militar valeroso, el tierno padre y el anciano venerable a
-
177 -
quien los dema~ogos liberales hostílizaron sin
piedad, persigUIeron sin descanso y sometieron a toda suerte de martirios.
El retrato de ese Patriarca venerable trae a
nuestra memoria los primeros años de nuestra niñez, porque nuestros padres desde entonces nos enseñaron en su presencia;\ amarlo, y en las dulces veladas del hogar, nos
relataron mil veces las virtudes cristianas del
Presidente Católico y nos pusieron como ejemplo sus costumbres austeras. Y a este afecto
natural y heredado que por él sentimos, se
agrega el no menos ardiente de la gratitud,
como hijo~ de la Compañía de Jesús; pues
nadie ignora sus trabajos y desvelos hasta
volvemos a esta Patria querida, de la cual
nos hablan arrojado inicuamente López y Murillo.
Por esta causa no quiero escribir yo mismo los elogios del Dr. Mariano Ospina: renuncio con dolor a este gr?tfsimo deseo, y
copio algunos de los fragmentos de la bio~raf{a que de él escribió el Sr. E. Gómcz
Barrientos para la Revista e Horizontes:>, de
Bucaramanga. Allí aparece el Dr. Mariano Ospina tal cual fue, y juzgado por sus mismos
.adversarios. Dice asl:
«La vida de este abnegado y modesto ciudadano podría resumirse asb
«1805-18 de Octubre. Vio D. Mariano Ospina la primera luz en el distrito de Guasca
(actual departamento de Cundinamarca), y en
aquel lugar aprendió las primeras letras en
una escuela primaria que su padre estimuló a
fundar. En Bogotá fué discípulo de la escuela de Gramática latina que regentaba el jurisconsulto Dr. José Maria de la Torre Uribe, y
-178por los años de 1822 a 25, colegial de San
Bartolomé, en la clase de FUosofla que estaba a cargo del Dr. José Félix de ,Re.strepo.
Por los años de 1825 a Z7 cursó Jurisprudencia en el mismo colegio. 1827 a 1828: Subdirector de la Casa de Educación qu'e regentaba en Bogotá D. josé Maria Triana y substituto de la cátedra de Economla Polftica que
desempeñaba el Dr. Francisco Soto. 1828: Impulsado por la exaltación de las pasiones poUticas afilióse en el bando oposicionista y viose comprometido en los acontecimientos del
25 de Septiembre.~
«1829: Ocurrió su venida a la Provincia de
Antioquia y en ella figuró como Secretario de
la Gobernación, momentáneamente en 1830
bajo D. Alejandro Vélez, y en 1831 y años
siguientes, bajo la dominación de los señores
Coronel Salvador Córdoba, Francisco Montoya, Franci~co Luis Campuzano y juan de Dios
Aranzazu.~
-En el periodo de 1832 a 1840 desempeñó
las funciones de miembro y Presidente de' la
Câmara Provincial, Director de una Escuela
de se~unda enseñanza, Rector y Profesor del
ColegIo Provincial, Diputado a la Cámara de
Representantes en los años de 1834, 1838,
1839, 1841, 1846, 1848 a 185', de la cual fné
Presiciente en varios perlodos.~
-Su labor administrativa fue diligente e intensa,
principalmente en los puesto" de Secretario de
Estado, en los despélchos dejo Interior y Relaciones Exteriores bajo la Presidencia del General HerrAn (1841 a 1845). Dio poderoso impulso a
la Instrucción Pública como Director GeneraJ
del ,ramo (1843 a 1845). Y su actuación se séñaló vigorosamente entonces. en la aplicación
·-179de los principios de la escuela autoritaria y
conservadora, en armonía con la enseñanza
católica. Además fue sucesivamente Gobernador de la Provincia de Antioquia (1845 a 1847)
y de la de Bogotá (1847 a 1848).»
.
•Su labor en la prensa se ejercitó principalmente en El Nacional (1848). en la Civilización (1849 a 1850), en algunos folletos y en
hojas periódicas de provincia (1853 a 1857),
y Juégo en El Porvenir (1857 a 1858), casi
siempre bajo el anónimo.»
-En 1851 a 1852 estuvo preso en Bogotá y
en el proœso que se le siguió recayó ::entencia absolutoria: trasladóse a la Provincia de
Antioquia en 1852 y volvió a las tareas docentes en un colegio privado, primero en Cambia (distrito de Fredollia) y luégo en MedelIin, el cual se cerró a principios de 1857.»
«En 1853 figuró en la Gobernación de la Provincia de Medel1fn, una de las tres en que se
habla dividido la' antigua Antioquia, y presidió Iél.S Legislaturas de la misma Sección y de
la de Antioquia ya reintegrada (1852 a
1855) y en 1856, la Constituyente del Estado
de Antioquia.» .
-En 1854, como Gobunador de la Provincia
de MedelIfll, trabajó con celo y eficacia en la
obra del restablecimiento del régimen constitucional alterado por la revolución del 17 de
Abril, acaudillada por el General José MarIa
Melo. En 1856 concurrió al Senado de que
fue Presidente; y Gobernó la República como
Presidenie (1857 a 1861), y por causa de la
perturbación general que promovió la alianza
de sus émulos el General Mosquera y el Dr.
Murillo, sufrió estrecha prisión y crueles padecimientos (1861 a 1~2) en Chapinero, Bo-
- 180cachica y Cartagena. Después de su evasión de
la cárcel de Cartagena, el proscrito fijó su
morada en Guatemala, en donde rlesde 1863
hasta 1871, estuvo consagrado a labores rurales, docentes, legislativas y periodísticas .••
«Lo que no se alcanzó a decir en el segundo tomo será materia del tercero, en el cual
se hablará de la restau ~ión del régimen
conservador en Antioquia (.864); de las condiciones gubernativas del Dr. Pedro Justo
Berrfo y del estado del rlís cuando regresó
a él el DR. OSPINA en. 1871; de las labores
docentes, legislativas y periodísticas en que
este república se ejercitó en Antioquia (desde
1871 hasta su muerte ocurrida el Il de enero de 1885)-no sin dar unos brochazos al
cuadro general del Estado de Antioquia, ya
bajo la dominación conservadora (180 a 1877)
ya bajo la del radicalismo en sus diversos
matices (1877 a 188!5)-Y finalmante se pondrá el memorándum relativo a la ovación tributada al DR. OSPINA en su centenario (18
de octubre de 1905).Abandona el error-«En sus primeros años
pensó en materia poUtica conforme a la manera exagerada como entendían la libertad los
romanos de la primera época de la República.
Como todos los jóvenes filósofos de su tiempo habíase empapado en los escritos de la
reyolución francesa, no poco salpicados de
la filosofía estoica, cuando no del materialismo y de la impiedad. Con todo sentía repugnancia en admitir como verdad las máximas
del materialismo, y cuando contaba 31 años
le envió la Divina Providencia la visita de
la advenlidad con la muerte <te su primogénito, su hijo único entonces y el único que
-181en la supuesta proximidad de su muerte debla sobrevivirle.»
.Esto la hundió en la desolación e interrogándose a sí mismo acerca de los problemas
del padecimiento y el dolor y del objeto con
que fueron creados, 'se encontró, cara a cara
con la Divinidad, porque cuando la creación
desaparece no hay más que Dios y la nada.'»
.RecorriÓ en su presencia su filosofía, porque entonces se creía un filósofo, y sorprendido y confuso reconoció que su espíritu estaba lleno de preocupaciones y de vanidades,
su supuesta ciencia bebida en los filósofos
franceses del siglo XVIII, le pareció miserable, pues :10 podía satisfacer a ninguna de
Jas cuesiiones capitales que su situación establecía. Entonces sus ideas tomaron otro gi-
ro; y eL sentimiento, la conciencia del deber
predominaron sobre todas las teorías, y {Judo
explicarse por qué y para qué habla dado
Dios aLhombre el amor y los grandes dolores
deL aLma.»
-De allí ell adelante luchó para tener
las fuertes conmociones de la pasión,
por un cálculo de conveniencia a por
pulso instintivo, sino por respeto a
a raya
no ya
un im-
la ley
suprema del deber que la Divinidad le había
impuesto y que le ordenaba conservarse, perfeccionarse y sujetar todo acto interno a extemo a la regla de la fe y a· la luz de la razón.»
.Aquí terminó la segunda etapa, pero puede decirse que no fue advertida del público.»
-Empezó la tercera en 1841, en plena guerra civil, cuando fue llamado por el Presidente, Geueral Herrán, a tomar participación activa en el Gobierno de la República. En
- 182aquel gabinete le tocó dar la nota más alta
en la labor de la pacificación material y moral del país y en la curación edemuchos
males originados de la larga y desoladora Ruerra.
y no sin razón se le consideró por amigos y
adversarios como el alma de aquella laboriosa
y modesta administración.»
cUno de los problemas a que debla dar 'so1ución como Ministro de Gobierno era el de
la reforma de la Instrucción
Pública, la cual
adoleda de gravlsimos defectos en el objeto
de la enseñanza,
en los métodos y aun en
las doctrinas imperantes.»
••Entre sus oposicionistas
topó con una nube
de escépticos
e indiferentistas
amamantados
en la escuela volteriana. entonces tovavla dominante; y el Ministro, que comprendía la necesiaad de dar por base a la educación la enseñanza religiosa, sustentáculo de la autoridad,
se dio a la tarea de estudiar más a fondo el
Cristianismo
y sobre todo la organización
de la Iglesia Católica.»
cOe alll el haber llamado como auxiliar
al poder moral del Catolicismo,
esa grande
escuela
del respeto
como dice Guizot;
de
alll su esfuerzo
por la mejora de los Seminarios y la introducción en el país de una
misión de Padres de la Compañía
de Jesús,
orden benemérita del apostolado y de la educación cristiana, que habla sido inicuamente
arrojada de los dominios
españoles mediante
las intrigas bajas de jansenistas y filósofos
paniaguados
y estrechamente
confabulados
con los Ministros de Carlos III y de otros.
soberanos de la Casa de Borbón .•
cQuiso el DR. OSPINA utilizar aquellos religiosos en la enseñanza de varios colegios.
.-
183 -
ya oficiales, ya privados, y en la morigeración de las costumbres,
como mIsioneros, y
a la vez dar reparación a una injusticia por
medio de la ley que autorizó el restablecimiento de la ilustre Orden de Loyola, que ha
sidó siempre el blanco a donde van a dar los
dardos
más envenenados
de los enemigos
francos u ocultos de la Iglesia Católica.»
.Así terminó la tercera evolución •.
eY luégo los trastornos oC4rridos en el curso de los acontecimientos
políticos y sociales; la prolongada y estrecha prisión de que él
fue víctima en 1B51 y 1852; la muerte de
personas
para él muy queridas, y una serie
no interrumpida de calamidades y contratiehlpos vinieron, como por disposición del Altísimo, a ofrecerle nuevo campo de meditación, a fortificarle
en sus convicciones
v a
lIevarle a la práctica de los sacramentos· como medio seguro de adquirir wayor caudal
de virtudes cristianas .•
cCn grande y sentido amigo personal del autOr de este escrito, el Ilmo. Sr. Arzobispo D.
Joaquín Pardo Vergara, nos refirió a este respecto que, en la época de la Confederación
Granadina, viose al Presidente OSPINA en la
Iglesia de San Carlos, ilOY San Ignacio, en
donde puesto de rcdillas en actitud reverente
cumplía con los deberes piadosos sin vanos
alardes, mas también sin hacer caso del desdén y de la risa mofadora de los adversarios
de Jas prácticas catÓlicas .•
cEsto sucedió en los tiempos en que los
malquerientes
de aquel Preside'lte le combatían con armas vedadas de todo género hasta
el punto de decir uno de ellos (D. Felipe
Pérez) en el libro cAnales de la· Revolución,.
-
184 -
que el SR. OSPINA 'de ser algo en materia
religiosa era defsta puro aunque algunos le
sindicaban de ateo~'~
cAquel pensador cristiano, que era en verdad un ejemplar del católico de arraigadas
creencias, pulimentado en la fragua de laadversidad con los instrumentos de la plegaria
elevada e intensa y la frecuencia del sacramento eucarfstico, imploraba del Señor en la
tarde de la vida, los preciados bienes de la
Religión, la Justicia y la Paz para todos los
pueblos de la tierra, y para cada uno de sus
moradores; la fe, la caridad y la esperanza
cristiana, la verdad y la virtud, la justicia y
la paz.~
'Tened,
Señor, compasión
de mi patria:
Iibradla de los males que la oprimen y de los
que la amenazan: alejad de ella para siempre
la incredulidad
impía, la corrupción, la iniquidad y la violencia: dad nos pronta, eficaz y
permanente la paz con la justicia, con la libertad de la Iglesia, con la fe, la caridad y
vuestra divina gracia, con la seguridad y la
concordia para todos y para cada uno de los
que habitamos
este pais. Apagad en todos
los corazones los sentimientos
contrarios
a
vuestra ley de amor; extinguid en todas nuestras almas el odio, la envidia y la venganza.
'Salvad, Padre amantfsimo,' la inocente generación que se levanta de los peligros
que
la amenazan; defendedla
con mano poderosa
de las doctrinas impías y corruptoras que infestan la tierra; llenad sus almas de fe y de
carièad y desarrollad
en ellas todas las virtudes cristianas.'
'Defended,
Señor, nuestra debilidad contra
todas las tentaciones,
errores,
seducciones e
-- 185 influencias que tiendan a apartamos
del cumplimiento de nuestros deberes a a arrastrarnos al vicio o al pecado .... '
'Haced,
Redentor nuestro, que todos vivamos y muramos en vuestra santa ley, amparados- por vuestra divina gracia.-Amén.'
.Para él el egolsmo en sus variadlsimas formas y manifestaciones
e5a uno de los mayores enemigos del orden religioso y social.»
.Aspiraba, en consecuencia, a que la acción
moral de las asociaciones
cristianas de educación y beneficencia
fuese 'como]a
acción
de ]a molécula flsica que ejerce de continuo
su acción sobre las demás moléculas; atracción imperceptible
que, por la asociación,
produce
la fuerza poderosa
que mueve y
mantiene en sus órbitas inmensas los astros
que pueblan el firmamento, y constituyen
]a
armonfa universal.' •
•.Opinaba que a la acción tenebrosa de las sociedades
sf~cretas, a que acuden los enemigos de la revelación cristiana, debe oponerse
la asociación pública y sin miedo de los amigos de la civilizaciÓn cristiana, como la expresó en la Sociedad. Católica de Medellín,
el 19 de marzo de 1877 .•
Su saber
•.Corrla parejas con su vasta y clara inteligencia. Fam iliarizado desde su juventud
con
los estudios más variados discurrla con igual
lucidez, sobre matemáticas y ciencias flsicas
y naturales, literatura y filosofía, religión e
historia,
jurisprudencia
y ciencias pollticas,
geografla
y estadística,
viajes científicos
y
empresas industriales,
ingenierfa y medicina,
-
186 -"
agricultura y vias de comunicación, administración pública y arte militar, etc.: sin olvidar
el porvenir de las clases obreras, lo relativo
a la investigación de importantfslmos monumentos desáe siglos atrâs sepultados bajo las
ruinas de ciudades famosas, el adelanto de
la ciencia sideral y tantos otros ramos de observación y de estud10 que llaman poderosamente la atención de los seres a quienes el
Creador dotó, como a él, de grandes facultades y de voluntad dílígente y tenaz.»
cEl sabia dar a la narración el sello de la
oportunidad, la discreción, la sencillez del
buen gusto y la claridad de la expresión, y
revestida de vez en cuando de anécdotas curiosas, "y procuraba apartar de la conversación cuanto pudiera suscítrar recuerdos penosos, halagar la vanidad personal, o revivir la
memoria de ofensas y enemistades que pudieran intranquilizarle el ánimo».
5
5
flmando Hutngo, S.J:
Restauración
del retrato de
Murillo Toro
desfigurado
L F.. Nieto
Caballero
(Quinta
COll
por
entrega)
las debidas
licencias,
80aOTA
Imp <Id Coraz6n dt Jtsd.
1916
--.~
BANCO
D~ LA. ~1
..
"
......•
juzgad(J- por 8U8 adversurio8
pOlíti('08
'MARIANO OSPINA es para mí un hombre
~mincntlsimo por sus talentos y su vasto saber, y no sólo esto, sino lo que vale más: un
sarta. Si, amigo y señor, un santal Muchos
de los colombianos no lo han comprendido .. .'
«(Palabras del Dr. I~icardo de la Parra al que
esto escrib(~, en 1873)•.
,Del Dr. Ospina dijo el doctor Rojas Garrido en 1873:.
'Téngase presente que el Dr. Ospina no es
hombre de escribir
esterilidades por divertirse. _. _'
.
'EL DR. OSPINA ha sabido no quejarse en
la derrota, I~n la captura, en la capilla (de
Chapinero), en la mazmorra (de Bocachica)
ni en el destierro. Como hombre de un gran
carácter cayó mudo en la sima del infortunio,
y ha permanecido allí silencioso, pero terrible espectador de los sucesos, sin exhalar una
queja, ni una recomención contra los que cobarde y traido'ramente 10 abandonaron en el
peligro.'
13
-188'IHombre rarol ni un folleto, ni uná hoja suel-"
ta, ni una lfnea Pétra el público explicando su
conducta en aquella época,' procurando sin-o
cerarse, a expresando su indignación contra
el partido liberal que la postraba; {'ero ni siqUIera el grito natural de dolor que lanza toda vfctima en su calda.. al recibir el golpe
que la anonada. Todo eso hàbrla sido estéril. Espantoso mutismo de un alma de hierro,
inquebrantable en la desgracia .... '
'EL DR. OSPINA téngalo muy presente el
partido liberal, no habla fuéra de ,tiempo, ni
da paso alguno rseparado del camino recto
que la lleve a obtener el triunfo de su partido ....' «(De La Igualdad de Bogotá).»
.EI Dr. José M." Samper en sus 'Apuntaciones para la Historia' (1853) la consideraba
hombre de talento profundo, vasto y calculador .... dotado. de bastante genio, pero de genio fria, calculador, sistemático y. poco excitable .... que tenfa la gloria de no haber traficado en provecho propio con el Tesoro Nacional, ni procurado medros para su familia
a expensas del Estado .... ' Y unos treinta
años después en un boceto del malogrado señor Sebastián Ospina, dijo del DR. MARIANO
Os PINA el mismo señor Samper: 'Era un per\Sonaje típico a quien hi sus mayores enemigos polfticos .... jamás han negado sus eminentes facultades y virtudes. Al mismo tiempo que lIa'tlaba la atención de toda la República por el gran papel que habla desempeñado como hombre público, y en calidad de
jefe civil del partido conservador y Presidente de la Confederación Granadina (proscrito
después de su patria por largos' años) era jus-tamente ,respetado por su conducta privada,
- 18980 sólo intachable, sino ejemplar. Debla ser
y era también no menos considerado por las
numerosas y tristísimas desgracias que hablan
probado 'su vida doméstica y héchole poner
de manifiesto su gran fortaleza. de alma, casi
llevada hasta el estoicismo.'
La extrema importancia del personaje polftico y el rigor inflexible de las doctrinas que
lia profesado, han sido causa de que muchos
colombianos no estimen en su justo valor el
inmenso- y variadísimo saber del DR. MARIANO OSPINA.... Tiene una voluntad de acero
y toda la incorruptibilidad moral propia de las
almas que no admiten transacciones con su
conciencia .... '
'Cuán sensible no es para el bien de Cotombia que el DR. OSPINA no hubiera trilla
do solamente los apacibles caminos de la ciencia. las letras y el profesorado! Si no hubiera hecho carrera militante; si se hubiera privado de las agitaciones y de los odios a que
es tan o'~asionada la política, sobre todo entre nosotros, hoy dia viviendo tranquilo y profundamente considerado por todos, seria el
patriarca de nuestros sabios y filósofos, de
nuestros eminentes escritores y pensadores
sabios y eruditos. Su saber es tan vasto y
profundo como "ariado: él sabe de todo y todo lo sabe bien, es una biblioteca viviente, y
nada le sorprende en el inmenso circulo de
los conocimientos humanos. Si la ciencia le
da una fuerza intelectual imponderable, su fe
religiosa y su entereza de carácter le procuran una serenidad de alma que puede dtsafiar todas las tempestades y sobreponerse a
todos lOs infortunios posibles •••. '
-Otro escritor liberal muy fogoso y que lo
-190había tratado con dureza, el Dr. Cámilo An..:
tonio Echeverri, reconoció en 1875 la eminencia del DR. OSPINA por su talento, su saber,
la conciencia y la respetabilidad,
y añadió en
1816: 'cuando reconf)ZCO en lo civil y e~ lo
politico como un grande atleta al mismo hombre a quien en mi locura quise degradar _... '
y en 1878 agregó 'que entre los hombres públicos de Colombia
Que más se distinguían
por los talentos, el saber, el valor, la energía V la pureza ninguno podía competir con
el DR. OSPINA, que reunía todas esas cualidades en su amplitud inmensa.'
-V finalmente el ilustrado Dr~ Camacho Roldán se expresó así,.:
'Mi concepto. general acerca del carácter
del señor OSPINA le es favorable en un todo.
Era un hombre de grandes
talentos,
vasta
ilustración, austeridad de costumbres,
honradez perfecta y sentimientos republicanos'.
'En sus relaciones 'privadas
era sencillo,
franco y cordial. Los tiempos en que le tocó
vivir formaron en él un espíritu de partido,
en mi concepto exagerado y éste fue el lado
flaco de su carácter poUtico.' -(De carta de
1897, al que,esto escribe.)-
•••
Durante la borrascosa
juventud,
O.spina
persigue fantasmas de libertad engañosa,
que
lo llevan hasta enrolarse en las filas de los
septembristasj
mas el conocimiento
de las
farsas liberales, lo hace abandonar el campamento del desorden
para ir en busca de la
paz y la justicia a las filas conservadoras.
Así lo escribe josé Manuel Briceño: .La realidad habla lIeva(io al ánimo del Sr. Ospina
.- 191 .más de un desengaño,
cuando eiltró en la
edad madura. Las doctrinas tan bellas en la
teoría, y que tanto habían cautivado su alma
en los claustros del Colegio, no se aplicaron
cuando subieron al poder los que las enseñabanj la ley no fue la sola norma de los gobernantes. El señor Ospina se separÓ de los
que habla llamado hermanos en ideas, se concentró en sí mismo, y en el silencio de la
meditación se trazó un camino y se formó un
credo polftico que ha profesado con honradez y ha practicado sin vacilaciones.'
Así teni.;¡ que suceder. Ospina no podla seguir por los senderos del libertinaje y envuelto en sombras; pues como dice el Cardenal
Wiseman, -los hombres dotados de clara inteJigencia y puro corazón, tienen por necesidad que venir a la Iglesia Católica,
Único
centro de la verdad y el hien .• Y Os pina poseía uno de esos talentos privilegiados
y conservaba puro ('J corazón.
Para ver cuánto ganó Dn. Mariano al abandonar el campo del error, basta leer las hermosas palabras de José E. Caro: -Sí, el Dr.
Ospina fue uno de los conjurados del 25 de
Septiembre, como vosotros Jas tumultuarios de
1840, vo~otros los conjurados todos de 1828
Ic estáis a cada paso repitiendo; sí, y el 25
de Septiemble fue un gran crimen, pero sabed que hubo un crimen mayor que ese: hubo un crimen mayor que el de atacar a Bolivar en su persona, que fue el de atacar, el
de perseguir a Cristo en sus Apóstoles y sabed que la Iglesia Católica con todas las
sectas protestantes,
es decir, todo el mundo
civilizado, la cristiandad entera, ve,nera a P.aIllo, aquel perseguidor
de los Apóstoles de
- 192 Cristo, venera a Pablo, como el mejor de los
apóstoles y como a uno de los primeros entre
los santos. SI, y el 25 de Septiembre fue un
gran crimen, pero el Sr. Osrina era entonces
apenas un adolescente, cas un niño, y esa
mancha de su adolescencia está' más que extirpada por una abjuración, por un arrepentimiento, por una expiación de veintiún años,
por una vida entera la más sobria, la más
frugal, la más austera, la más pura, la mâs
laboriosa, la más desinteresada, la más va. liente, la más patriótica, y hoy una de las
mayores glorias con que puede honrarse en
la Nueva Granada un hombre vlrtuoso es la
de poder llamarse amigo del Sr. Ospina, la
de poder estrechar como amigo aquella noble
mano, la primera que vOiotros quisierais ver
cortada .•
~
Después de citar los anteriores conceptos,
agrega por su cuenta el General Marceliano
Vélez: cOe los principales conjurados el 2S
de Septiembre, el Dr. González detestando
la turbulencia liberal murió sirviendo honroso puesto bajo la administración Ospina, y
el Or. Ezequiel ROjas pasó su vida enseñando la moral utilitarista, corrompiendo asl y
degradando con su Inmoral doctrina, la juventud. Contra él fue dirigida ·esta estrofa del
inmortal JOSé E. Caro: •.
'¡Ohl No mintâis, no blasfeméis, Doctores,
Al Padre Universal representando,
en balanzas fin{simas pesando
nuestras obras por go1:es y valores.'
Ya sé que la autoridad de nuestros grandes
polemistas e historiadores, es nula en el concepto de algunos escritores superficiales; pero estos escritos van dirigidos a 108 genui-
- 193 nos colombianos, que saben apreciar el mérito de las glorias patrias. En cambio, si el
adorador de Murillo, no agrega una mota de
algodón a las autoridades de Raimundo Rivas y Fabio Lozano, quedan sin peso alguno sus escritos.
Palo8 de ciego--Con estas ligeras noticias
acerca de la persona y de loS hechos del ,Dr.
Mariano Ospina, podemos dar principio a la
refutación de los conceptos que respecto a él
emiten el adorador y el ídolo en el libro <Murillo, Escritor.»
En la primera página ensarta el Autor cuantos adjetivos y epítetos laudatorios se han
escrito hasta la fecha para ensalzar al Dr.
Ospina y encomiar sus extraordinarias cualidades, sin que deje de advertir la ligereza
con que se ha estudiado la materia. Escribe,
por ejemplo, que el Dr. Ospina era -austero
como Licurgo, astuto, valeroso,- «meticuloso,
legista en el empleo de fórmulas para salvar
apariencias;» «de aspecto fria y grave; ardoroso en lo íntimo, empero, y lleno de pasiones,» «que en el fondo tenía el estoicismo
de Diógenes», «apóstol insigne de su causa
y educador reputado, creyente sincero y hasta devoto,» <un hombre en fin, bajo muchos
aspectos parecido, desde un plano más alto,
a ese 'espíritu barrido de toda fe y toda ilusión en las cosas de este mundo,' a ese
'ataúd cubierto de flores.' •
Estas afirmaciones entresacadas de las muchas que tiene el Autor en sólo una página,
muestran bien a las claras la ligereza que
tienen ciertos periodistas cuando escriben; y .
cuán poco se fijan en la realidad de las cosas y en la verdad histórica.
- 194Trata en seguida de p~evenir a los lectór~
en su favor, y a esta causa, dice estar muy
lejos de tener al .gran poUtlco en el concepto
en que lo tuvieron Felipe Pérez, Emiro Kastos y aun Murillo Toro; pero juzga que tampoco es acertado el juicio de algunos conservadores apasionados.
cTodohombre,
escribe, hasta el criminal
de vocación, es excelente para determinado
grupo ...•
. Esta aseveración se encarga de probarla él
mismo con los elogios. desmedidos que hace
de traidores a la patria y asesinos de Próceres.
Quiere que formemos nuestra opinión sobre
el Dr. Ospina por la, apreciación de sus hechos, no de sus escritos; que, cpráctica y
doctrina no fueron siempre en él una misma
cosa.- cTotalizando méritos y etrores, concluye, siempre queda en el Dr. Ospina motivo
suficiente para que de él se enorgullezca la
patria. Así está reconocido. Es casi indiscutible. Pero es empeño inútil el de tratar de
apocar la verdad con los colores de una adhesión sin reservas.Como es inùtil la tarea de cubrir de sombras al gigante para que se vean en el cuadro los pigmeos. Reconozco errores en el Dr.
Ospina-y
antes que yo los reconoció él~
cuando abandonó tos campamentos de la anarquía- sé que le quedaron algunas vacilél;ciones y penumbras, de las cuales procuró sIempre despojarse con recta voluntad; no lo llamo impecable ni infalible, pero 51 creo que
todo buen colombiano está obligado a no
permitir se arrpj~ sobre él el dicterj() y la
calumnia. EntremQs a analizar sus hechos, r
-
195 -
eJe paso nos iremos ,detenie,ndo en las gloria~
de Murillo y en las ·prácticas del gran partido liberal.
Ospina
y Colo mbia
cDic~ don Angel Cuervo, quien no fue débil para juzgar a su copartidario, que el hecho de no haber aceptado la oferta de Tottl~n, que en nombre de la Compañía del ferrocarril de Panamá le ofreció buques, armas
y dinero en cambio de 105 derechos de la
República conocidos con el nombre de Reservas
del Ferrocarril, y esto en plena revolución,
hace olvidar sus errores administrativos y polIticos y lo presenta como 'modelo de patriotismo que an tepone los intereses permanentes
a los pasajeros de un partido.'
Pensamos la
propio _... - y recuerda cómo Fernánrlez Madrid, -gra.1 figura del Partido Conservador,fue quien combatió tal proyecto ante la Cámara.
En presencia de ofertas tentadoras y rodeado de peligros, prefirió sucumbir a manchar
su honra y dejar lin borrón en los anales de
la patria. No podla la farsa liberal escribir
tres páginas sin lanzar una calumnia al Partido
Con:,ervador;
por eso intercala esta
bien triste por ciedo: -Gobierno hubo entre
nosotros que por un puñado de francos concedió la prÓrroga a la Compañía del Canal
de Panamá, a trueque de vencer rápidamente
a quienes se hablan alzado en nombre de
p!incipios liberales oprimidps y de derechos
vlolados.En cuanto a la prórroga, bien conocido es
el asunto por todos los. colombianos, para.
-
196 -
que nos detengamos aqul a parar esa estocada injusta. En el 2.· tomo de los «Anales dIplomáticas y consulares» publicad05 bajo la
dirección del Dr. Antonio José Uribe, pág.
94.5, leemos: «Por lo que hace a la Compañia Francesa, es preciso reconocer que ella,
en su primera época, después de gastos enormes, logró hacer muy valiosos trabajos, pero,
impotente para eonclulr la obra, sufrió un
fracaso absoluto y ruidoso. En la segunda
época sus principales esfuerzos se han encaminado a obtener prórrogas sucesivas de la
concesión y a traspasar ésta por un precio
reducido, a fin de salvar parte siquiera de los
muchos millones gastados. persuadida como está de la imposibilidad de conseguir fondos
suficientes para la conclusión del Canal.»
Cuatro veces se concedió la dicha prórroga: en 1890, en 1892, en 1893 y en 1900; en
la última como en las primeras, el Gobierno
Colombiano se portó leal y sabiamente, 'Pues
tendió la mano a la Compañia Francesa en
momentos de suprema angustia, y dejó en el
Canal el obstáculo que impedla a los Norteamericanos la presa codiciada.
Pero los liberales hubieran deseado que el
Gobierno se hubiera abstenido de celebrar
los más \fcitos y nobles contratos, siempre
que estos pudieran proporcionarle fondos para debelar a los revolucionarios traidores,
asesinos. En lo que todos estamos de acuer-do es en que la guerra civil de 1898 la hi-cieron en nombre de los principios liberales
y conforme a ellos: por eso la prepararon COD
negras traiciones'a la patria; por eso se aso<:iaron a los filibusteros y presidiarios de cua .•..
tro repúblicas vecinas;
por eso la hicieroa
-197 -con lujo de crueldad y salvajismo; por eso
la muerte de Albán se cx:ulta en el m~terio del
-crimen más nefando.
Una digresión
Creo que este es el momento de hacer una
digresión a fin de poner ante los ojos de los
lectores la Joca nobleza de «El Espectador,que calumnia con la mayor frescura, fiado tal
vez en la candidez de quienes lo compran y
lo leen con fe republicana. En el número correspondiente al 18 de Junio último publicó
un artfculo titulado «Presidentes traidores,.
en el cual trata de defender a Murillo de la
imputación que le hemos hecho de traidor a
la patria y trata de equipararlo con el Dr.
Ospina.
Acusamos a Murillo del crimen de traición,
y dimos argumentos irrefutables. Los liberales no niegan, no pueden negar los documentos auténticos que hemos citado; conceden
que realmente quiso ceder a Costa Rica una
porción inmensa de nuestro territorio en cambio de principios político-religiosos;
y admiten el hecho de que trabajó cuanto pudo,
en calidad de Presidente de la República, a
fin de que el Congreso aprobara esos tratados inicuos.
Los ciudadanos eligen Presidente para que
guarde sus intereses y vele por su conser.
vación, no para que disponga de ellos o busque la manera de menguarlos. El primero de
tos intereses materiales ha sido, es y será
siempre la integridad nacional; pero el Sr.
Murillo Toro hizo cuanto estaba en su mano
para conculcar el derecho de los colombia-
-198nos, que lo hablan llevado al poder, luego el
Sr. MurilloToro fue verdadero
traidor a la
patria.
Que se cite la ley positiva
de la Constitución entonces vigente, por la cual se autorizara al primer Magistrado para ese acto, que
le pruebe la justicia de tal ley, y retiramos
lo dicho.
Pero no, el Conductor liberal juzgó las¡ cosas de otra manera, creyó ser dueño y señor
de Colombia y quiso disponer de ella como
de feudo; si el criminal propósito
no tuvo
efecto, fué porque la Cámara se negó I! tomar parte en la traición.
El Presidente
Murillohizo
esfuerzos inauditos para con sumaria.
Esto mirada la cosa eri si misma, que si
atendemos al contrato que trataba de pactarse,
envolvía una nueva traición, puesto caso que
ti rey de la prensa liberal pretendía ceder ese
rico y extenso territorio pa/rio por la aceptación de unos cuantos principios de libertades
poIlUco-religiosas,
que ni eran los de la mayorfa de la República, ni compensaban
a los
colombianos
por el pedazo de tierra que les
arrebataban.
'
Dice el articulista de El Espectador que en
aquella época las ideas a este respecto
eran
otras, y la historia nos dice que no: pues tanto Mosquera como Obando fueron universalmente tildados de traidores,
por haber querido hacer con las provincias del Sur, lo que
Murillo con los territorios de I Norte.
Para que se vea cuAl era et modo de pen.ar de aquella época, voy a copiar el fragmento de una carta det Dr. Osplna al Genel'al
HerrAn, y lo copio sin las alteraciones de sentido con que lo hace a veces el articulista
-
199 -
del diario republicano. Se trata de hacer un
arreglo diplomático con los Estados
Unldo¡
por cierta indemnización
más a menos justa
que exigían de Colombia, y esto para evitar
mayores males. La carta dice así:
cCelebraré infinito que Ud. se haya atrevido a iniciar cualquier arreglo de csta especie, que 2.hora dos meses habría sido mirado aquí (en Bogotá) como un acto horrible
de traición y llevado al banco de los acusados al que lo hubiera intcntado,
pero que
hoy se mira como cosa imprescindible .• Si este cra el modo de pensar respecto a una índemnización exigida por 'Ios Estados
Unidos,
cuya negativa hubiera podido traemos
males
tan enormes ¿ cuál sería en la cuestión de
Costa Rica, una de las más arbitrarias e indecorosas?
SJpongamos
por un momento
que el Dr.
Ospina hubiera trabajado con el fin de que
el Congreso aprobara una ley, por la cual Colombia cedía parte de su territorio
al Perú,
a condición de que este impusiera la pena de
muerte, quitara la libertad de imprenta y suprimiera la tolerancia de cultos.
I Qué fillpicas habrían salido de los labios y de las plumas de nuestros
liberales y cuánto habrían
gritado contra la INICUA TRAICIONI
Pues bien: para quesevea cuál.era el DESEO
y la VOLUNTAD
de MurrilIo Toro en las
negociaciones
que entabló con la República de Costa Rica, y en el Tratado que celebró y firmó, pero que no se ratificó, porque
la Cámara de Representantes
no lo quiso
aceptar; cito brevemente, aunque sea repitiendo la que ya se dijo en otro lugar, algunos
párrafos de las instrucciones que Murillo To-
-200ro dio, por medio de su Secretario de IQ Interior y Relaciones Exteriores, a On. Teodoro Valenzuela, plenipotenciario especial para
, dichas negociaciones y tratados.
'
-2.& •... Pero el Gobierno Colombiano da
MENOR IMPORTANCIA A LA POSESION
de o/gunas leguas de terr~no que a la sanción de principios que .... estrechen las relaclones .... »
¿Qué principios eran esos? En las mismas
instrucciones se expresan con toda claridad.
_5.' En cuanto a las GARANTIAS y DERECHOS PERSONALES, proponga usted la
SANCION DE LOS SIGUIENTES PRINCI.PIOS que desea el PODER EJECUTIVO VER
ESTABLECIDOS, y que como he dicho antel!t
servirán para fundar la alianza MORAL Dr.
LOS DOS PUEBLOS •... »
_1.0 Que los colombianos en Costa Rica y
los costarricenses en Colombia gocenrel privilegio de NO PODER NUNCA SER CASTIGADOS CON LA PENA DE MUERTE.»
_3.' Que sean ABSOLUTAMENTE LIBRES
DE PROFESAR LA RELIGION que a bien
tengan, sin que pueda sujetárseles a prescripción alguna religiosa, NI A IMPUESTO O
CONTRIBUCION destinada a sostener un CULTO RELIGIOSO.»
_4.° Que tengan lali6ertad de PUBLICAR
POR LA PRENSA TODO LO QUE JUZGUEN CONVENIENTE A SUS INTERËSES
O CONFORME A SUS OPINIONES.»
Estas, y otras condiciones INMORALES se
consignaron en, el tratado; como se puede
ver en el Art. 8.°, números 1.0, 2.° Y 3.0-que
se citaron ya en la primera entrega dé este
estudio, página 29-y 6.·, que dice:
-
201 -
~LA LIBERTAD
ABSOLUTA
DE EJERCER
CUALQUIER
CLASE DE COMERCIO, INDUSTRIA
Y PROFESION,
sin necesidad de titulo a licencia previa, con escepción de los ramos de monopolio fiscal, y
sin usurpar la industria ajena, atacar la seguridad y salubridad públicas, ni embarazar la's
v/as de comunicaciÓn.~
CEDER O QUERER CEDER TERRITORIO
NACIONAL A CAMBIO DE ESTAS
CONCESIONES INDUSTRIALES
Y POLITICAS,
ES TRAICION A LA PATRIA, entendida la
palabra TRAICION en el sentido ordinario, que
da el Diccionario:
-Delito que quebranta la
fede/idad o lealtad que SE DEBE GUARDAR.~
Por no alargamos más, le concedemos que
la traición de Murillo no fué punible conforme a las lefes, mas por eso no dejó de ser
una de las más infames que se hayan hecho
en la República.
Por último insinÚa el escritor como medio
para conoœr la verdad en este punto, el que
consultemos a algÚn abogado católico y eminente de los muchos que hay en Bogotá.
Francamente,
creo mejor-y
a.qul le hablo en
singular-no
hacerlo, pues no siempre los hombres juzgar. prudente u oportuno decir en público aquello que creen en su conciencia;
y
con tales consultas indelicadas se les pone en
la molesta tarea de buscar evasivas;
por la
demás, corozco el modo de pensar de más
de un sabio jurisconsulto,
que tiene a Murillo por verdadero traidor en el presente caso.
Citas truncadas
Ahora,
para que se vea la mala fe de los
. ,"',,...'" IIF
LA RE.?\..lBUC~
. _ .. _~
- 202 adversarios, y cómo quieren buscar c6mplicés de sus traiciones en el campo de los católicos; voy a poner las citas que aduce el
periodista de las cartas del Dr. Osplna. ePor
otra parte nuestra dommación en aquel territorio (Panamá) será siempre insegura, y antes
de que se pierda es necesario aprovechar todo la que en él tenemos que pueda ~enajenarse." A esas palabras preceden las siguientes:
eSe ha presentado al Senado el proyecto de
ley que hallará Ud. (el General HerrAn) en el
adjunto número de cEl Tiempo" que tiene por
objeto la independencia de Panamá. Este proyect::: ha sido leido ~n el Senado y su idea
cardinal discutida oca~ionalmente, pues no ha
tenido todavla primer debate;' pero esto ha
bastado para conocer que los radicales o g61gotas, por lo menos sus jefes, le serán favorabIes .... "
y ¿quién fue el autor del proyecto de la
independencia de Panamá? A este propósito
dice D. Estanislao Gómez Barrientos en el
tomo II, página 310 de su obra eDon Mariano Ospina y su época." eLas dificultades para
el arreglo de los asuntos de Panamá en
1857 eran muy serias y complicadas. Por una
parte el Gobierno Americano se mostraba exigente e injusto, precisamente en circunstancias
de estar amenazada la' exi.stencla de la Répùblica de Nicaragua por partidas de fillbusteros
que, según todas las probabilidades, contaban con el patrocinio del Gobierno de los
Estados Unidos; por. la otra VARIAS NOTABILIDADES DEL ISTMO AGITABAN YA EN
EL CONGRESO r.RANADINO LA CUESTION
DE INDEPENDENCIA DE AQUEL ESTADO Y obraban con el apoyo más a menos
-- 203 -
ftallco de los caudillos del bando gólgota
o radical.»
Lo que preter.dfa Ospina, como !le ve, era
todó la contrario de la que escriôe el artIculista calumniador; quería salvar el Istmo de la
traición liberal, y por eso propone luégo, que
se someta t:1 asunto de la indemnización a
un arbitraje.
He aquf las palabras del doctor Ospina, al
General Herrán, en carta de] 24 de abril del
mismo año de 1857, acerca de la indemnización reclamada por el Gobierno de los Estados Unidos: «Como respecto de ésta (indemnización) será que se hace la principal insistencia, convendrla quizá hacer los esfuerzos
posibles para que ese Gobierno Iconviniera en
qu~ ]a cues1ión fuese sometida a un árbitro,
que es seguramente la más razonable en caso de duda.»
La segunda cita calumniosa de -El Espectador» es esta: -La ocupación de Panamá y Colón por las fuerzas oficiales de los Estados
Unidos y el bloqueo de algunos otros puertos, es un mal muy grave; pero hasta cierto
punto es un mal necesario.> Quien esto lea
juzga que Mariano Os pina aprueba el bloqueo
y está de parte de los norteamericanos, y es
todo la contrario: se alegra de que el Gobierno de los· E!;tados Unidos contribuya a la defensa de las costas colombianas, seriamente
amenazadas por filibusteros. Por eso a renglón seguido escribía las siguientes frase¡¡
que se calla taimadamente el articulista, a fin
de engañar m~jor a los lectores poco diestros en destejer farsas liberales: le decfa que
-recabara de ese Gobierno que, con arreglo
al artfculo 35 del Tratado, asegurara a la
14
-204Nueva Grauada de la propiedad y soberanía
del territorio prestando sus fuerzas para echar
de atlf a los filibusteros, o mandândoles que
salieran, qUet serfa lo bastante .... ,
Otra cita se pone en cEl Espectador-, con
astucia incalificable.
cEn carta de abril de 1858 decia: con respecto al tratado de Costa Rica (asi subrayado) y refiriéndose a las condiciones que el
Sr. Fernández Madrid hizo poner en el decreto de aprobación: 'Estos escrúpulos sobre
un pedazo de tierra desierta e inhabitable,
cuando no sabemos que hacer con la inmensidad del territorio baldio que tenemos, me
parecen iupertinentes y perjudiciales, pues no
nos dejarán jamás arreglar nuestros Ilmites' ,No' hay un sólo lector, que al leer esta cita, sin parar mientes en las fechas, no crea
que el convenio con la república de Costa
Rica, de que habla el periodista, es el mismo de la traición de Murillo Toro. Y no obstante, difiere de este como el dia de la noche.
El Sr. Ospina hablaba de la faja de terreno que se hallaba en litigio entre las dos
naciones para llegar a un acuerdo amigable
en cuestión de limites sin que interviniera canje de territorio patrio por concesiones politicas: y este tratado, que se blzo en 1856, no
se aprobó en San José; el Tratado traidor de
Murillo, por el cual se hacf~ la cesión a Costa Rica de 439 leguas cuadradas del Territorio nacional, a cambio de concesiones industriales y politieas se inició Rueveaños después.
('s decir en 1865. Por estas m.uestras pueden
ver los que no son ciegos voluntarios, cuál
es la fe púnica de los escritores liberales.
Pero donde entona las dianas el articulista
- 205de .El Espectador.
es al poner fin a la serie de imputaciones falsas con las siguientes
palabras:
cDn. Mariano Ospina quería que
los Estados Unidos consintieran en que se les
incorporase voluntaria y condicionalmente .....
la Nueva Granada.» Con esto creyó sin duda
que nos habla clavado como a una mariposa,
y a quienes clavó fue a los liberales. En efecto: On. Mariano Ospina- tuvo, es verdad, esa
opinión y manifentó tal deseo EN EL SENO DE LA
AMISTAD p~ro esto lo hizo siempre CON DUDA de
si andaba o no acertado en su modo de pensar.
Después de exponer las razones que tenia
para defender esa opinión, escribe al General Herrán en carta de carácter privado: ••Me
parece que dos veces le he propuesto a Ud.
la cuestión; si Ud. tiene alguna respuesta satisfactoria, le estimaré que me la comunique .•
Es clara como la luz del dia la diferencia que
existe entre la manifestación
privada de una
duda, que juzgamos
desacertada,
y el empeño tenaz de un Presidente
de la República
en ceder gran parte del territorio patrio a una
Nación extranjera.
Por eso todo hombre cuerdo concluye
de
esros hechos históricos,
qu.e el Dr. Ospina
se equivocÓ en su modo de pensar respecto
a la anexión condicional a los Estados Unidos, y que Murillo Toro fue traidor a la Patria
&:IIaodotrabajó con toda la autoridad de Presidente eo ceder a Costa Rica grande extensión de
tierra colombiana A CAMBIO DE CONCESIONES INDUSTRIALES
Y POLITICAS.
¿Patriotismo?
Mariposa rola-Dije
que la mariposa
clava-
-206da había, sido liberal, pues la idea que tímidamente apuntó el Sr. Ospina en carta privada, fue proyecto de Constitución presentado
al Congreso de 1858 por el Dr. Florentino
Gonzâlez corifeo el más saliente del partido
gólgota, jefe conspicuo del liberalismo, y en
ese" entonces Procurador
General de la Nación. Este como buen liberal, educado en la
escuela de Obando, López y Murillo, no se
contentó
con exponer dudas respecto a la
anexión de Colombia a los Estados Unidos,
sino que redactó el proyecto de Constitución
e hizo esfuerzos a fin de Que se aprobara en
el Congreso. De ese documento liberal y nefando [on las siguientes palabras.
copIadas
por On. Sebastián Moreno Arango de la Ga·
ceta Oficial, número 2216, de 15 de Febrero
de aquel año:
.
e Pero
si creyereis
que no debéis adoptar
la reforma que os propongo, parece necesario
adoptar
otro .partido que el de permanecer
en la situación en que nos ha colocado la ley
de 15 de Junio de 1857.
c¿Cuál es este partido? La incorporación de
los Estados granadinos a la Unión Americana con las mismas condiciones de los demás
Estados que ahora la forman .•
e Si
no nos reorganizamos
sólidament~,
la
incorporación es para nosotros el medio dé
resolver las dificultades que nos rodean."
e Este partido será mejor que el de
continuar en la situación
en que ahora
nos halla-
mos .•
e Pasando
a ser parte de la Unión Americana, los Estados granadinos se hallar/an en
la misma condición que los Estados de Nueva York, Pensilvania y los demás Estados
-
2(J1 -
de la Confederación:
Igozarfan de la protección que en el Exterior puede darles el poder
de aquel gr~1n pueblo: y conservarían
su gobierno propio, y los medios de conservar su
condición
interior sin los riesgos de esas
incursiones vandálicas de que ahora estamos
ameI1azados.~
- Perderlamos
una nacionalidad
nominal,
para adquir;r
una real, potente y considerada por todos los pueblos.• Nuestra
raza se mezclada
gradualmente
con la raza anglo-sajona.~
-Pero todo esto, en nada perjudicarfa el porvcr:ir de nuestros hijos, ni nos causada mal
ninguno positivo. __.
.~
Este si es el legitimo lenguaje
del utilitarismo liberal que sabe dividir la Patria en lotes para vcnderla ;i1 postor más generoso, y
ponerse bajo un pabellón prepotente, aun cuando esté manchado con inmoralidades
y rapiñas. Esas no son ideas individuales,
manifestadas con timidez para ver de rectificarlas;
sino documentos públicos emanados de los
principios gólgotas, que ostentan el sello de
un patriotismo utilitario.
Calumniadores profellionalell-- Calumniad,
calumniad, que de la calumnia algo queda, dijo
Vù1taire a los apóstoles
del error y ellibertinaje. Y ellos pU$ieron todas sus energfas al
SeT"icio de la calumnia, y Jesucristo
y su
Iglesia, y los ministros del altar, y los honrados gobernante~,
y los ciudadanos ilustres,
y hasta las tdamas honestas y las emperatrices fueron el blanco de sus flechas envenepadas. Para eso se despojaron del honor, de
la vergüenza, de la dignidad, como de caria pesada que no les permitía manejar con
-208desembarazo el arma vil que había puesto elt
sus manos el fundador de la impiedad moder-
na.
Seria más fácil contar las estrellas del cielo y los granitos de arena que forman las
playas del océano, que señalar el número de
calumnias escritas en las columnas de algunos
periódicos liberales. Acabamos de ver una
muestra en cEl Espectador., donde se ha pretendido bajar al Dr. Ospina de su pedestal
de gloria para colocarlo al nivel de los traidores a la patria; veamos otra del mismo periódico, en la cual aparece todavía más el
cinismo del articulista.
En el número de cEl Espectador. del 13
de junio se leen las siguientes palabras: cVo
ofrezco a mis conciudadanos decir algo de
las doctrinas morales, teológícas y políticas
de la flamante Compañia de jesús, sin valerme para ello de líbros enemigos, sino de sus
propios expositores, de sus lumbreras consagradas: Escobar, Molina, Suarez, Sanchez ...•
La promesa, como se ve, no puede ser más
formal; tiene empeñada su palabra de honor,
y faltar a ella, acudiendo a fuentes calumniosas, seria pisotear su propio qonor y declararse a si mismo desleal e infiel a sus promesas. Abramos el número del 14 de junio,
y allf aparece de cuerpo entero el articulfsta
de cEl Espectador. y el periódico que tales
publicaciones admite.
En el editorial c De cara al abismo., vuelve la espalda a la verdad y a la honradez y
se pone a escribir las imputaciones mas criminales contra la Compañia de Jesús; llega
el momento de aducir las pruebas de talei
afirmaciones, y acude, no a los autores jesuf-
-209tas, como habla prometido, sino a Pascal. En
las Provinciales de este jansenista, enemigo
y calumniador perpetuo de la Compañia, fue
a sacar sus calumnias el gallardo pólemista,
cuyo nombre no quiero estampar en el papel
desde que conoel su poca lealtad en el combate.
Dice que va a publicar las doctrinas sacándolas de sus mismos autores, y todo el mun
do sabe que le es imposible poder encontrar
todas las obras citadas en Bogotá; asegura
que los textos que aduce (stán fielmente tomados de los libros que nombra, y tales libros no han sidô traducidos al castellano, y
¿sabrá el periodista latin? porque no publica
las citas en este idioma; promete que no se
valdrá de nuestros enemigos, y desciende
hasta el nivel de los calumniadores para sacar de una obra puesta en el Indice de los
libros prohibidos, todos sus argumentos.
Gracias a que la mayor parte de los lectores de esa prensa difamadora se gloria de llevar la rica veta gólgota y se alimenta gustosa con el pan de la calumnia, pues de otra
suerte, tales periódicos serian pronto el objeto del desprecio universal.
Revoluciónde Santander-Para menguar las
glorias del Dr. Ospina se pretende complicar~o en la. revolución de Santander. El autor
del libro que vamos examinando pone de su
cosecha ,varios argumentos especiosos, a fin
de que los lectores saquen por consecuencia
que el Presidente conservador si tomó parte
directa en los sucesos de aquel levantamiento: el noml'>ramiento del General Leonardo'
Canal para Intendente en Santander, cuando
dicho Jefe conservador era- amigo de los ve-o
-
210 -
teranos y de la juventud conservadora; el poco aprecio que dizque hacía de la Constitución vigente; algunas palabras del discurso
de posesión que no satisficieron a Jos liberales; la interpretación cerrada hecha por On.
Aquilea Parra (liberal ultra) del Mensaje dirigido al Congreso de 1860.
Hasta aquí fa ú:Jico que prueba es que los
liberales de entonces, como los de ahora.
eran censores rígidos y apasionados de todos
Jas actos, palabras e intenciones de los Presidentes conservadores ..
Las pruebas que pone en seguida el pacífico escritor no valen más . que las anteriores, por fuertes que a él le parezcan:·
Que hayan aparecido armas y municiones del
Gobierno general en manos de los conservadores, sólo prueba que las obtuvieron por
uno de los mil medios de que se han valido
siempre los revolucionarios para apoderarse
de ellas.
El golpe de gracia parece que lo reservó
para el fin, y por eso llama aQlastante a la
frase, que, según Raimundo Rivas, atribuyen a D. Mariano Ospina los señores Angel Cuervo y Quijano Otero: -:Todos conocemos que es necesario exterminar al partido
contrario a toda costa; eso dice la razón, eso
dice la conciencia pública.a
De esas palabras no puede sacar una prueba aplastante quien afirma que el Dr. Ospina no puede ser juzgado csimplemente por
sus escrltos;a porque: cPrâctica y doctrina
.0 fueron siempre en él una misma cosa.a
Pudo muy bien el recto Maadatario pronunciar esas palabras en un momento de exaltación, cuando llegaban noticias de las ho-
- 211 rrJbles matanzas que, como hordas de salvaje~, haclan los liberales en Santander;
sin
que por otra parte ayudara a los conservadores en la guerra ..
El escritor republicano,
de sangre gólgota
y de corazÓn de blanca paloma,
termina el
párrafo con esta frase tan culta como desapasionada:
«¡Razón de conservador,
conciencia pública considerada
tal para acomodar un odio a un capricho, en otras· ocasiones los hemos visto obrar para oprimir a los
Iibtes! »
Ya, gracias
a Dios, los tenemos bien conocidos y sabemos que el peso de los Gobierno~¡ conservadores
es lana de cordero
en
comparación
de la montaña de plomo con que
la anarquía
liberal contituída en Gobierno, ha
oprimido a la Igle~ia y a los conservadores.
Murillo y la reyolución
de Santander
Lo escrito en estas últimas páginas sólo sirve
al autor para justificar las contradicciones
de
algunos de: los editoriales de Murillo; actitud
que mereció el calificativo de provocadora.
por parte de los conservadores,
y de nociva
para el liberalismo, según la opinión de Dn. Felipe Pérez y Dn. Lorenzo LIeras. El primera de
estos decía que Murillo por ese tiempo lo había
soportado todo con estoicismo filosófico, que
jamás se habla mostrado más valiente, y que había dicho con el gran militar griego: Pega, pero
escucha; escribía el segundo:
.EL Tiempo se
ha dejado fascinar haciendo
concesiones injustificables,
contra las cuales nosotros protestamos romo órganos
del Partido
Liberal.
as' como del Radical, cuya mayoría no está
-
212 -
de acuerdo con las opiniones y 'consejos emitidos por nuestro cofrade .•• Conclusión
gratuita del lógico escritor: Estos dos testimonios, entre cien pruebas,-que
se quedaron
entre el tintero-bastan
para demostrar
que
Murillo hizo esfuerzos inauditos para impedir
)a guerra del 60 .•
Al llegar a este punto el Cantor de Murillo retrocede
hasta el año de 1857, con el
propósito de manchar el agua desde su fuente, y atacar al Dr. Ospina desde que toma
posesión de la Presidencia;
también nosotros
lo acompañamos en ése retroceso cronológico,
mas antes de seguir rebatiendo los insultos y
calumnias
dirigidas
al Jefe conservador
y a
su partido, queremos estudiar los hechos de
Murillo durante aquellos años.
-Nombrado primer presidente del estado de
Santander
en 1857, dice GaitAn y Vergara,
Murillo llevó a aquel gobierno el mismo espíritu progresista
y demoledor qne habla caracterizado sus actos como secretario de hacienda.
Entonces
los conservadores
y los
miopes poUtícos, entre ellos ciertos personajes que habían monopolizado
anteriormente
la popularidad
en Santander, alzaron
contra
el Gobierno reformista la más clamorosa oposición. Y una vez que la prensa enemiga hubo presentado
a los gobernantes
radicalei
como una horda de salvajes, se creyó preparado el terreno para atacarlos con las armas."
Cuál fuera ese esp(ritll progresista y demoledor que acabó con la paciencia
tradicional
de los conserydores,
nos la dice la historia
de aquellos
días. Dice el Dr. J. M. Samper
.que en 1857 tOdai lai demás ProYinclas. de l.
-
213 -
República cesaron de existir ante ella, reunidas en los Estados de Bolivar, Boyacá, Cau-
<:a, Cundinamarca, Magdalena y Santander .•
Comparando
luégo los actos ejecutados,
divide las contituciones
vigentes en cuatro grupos, a saber «constituciones
netamellte conservadoras
por su carácter reglamentario y su
tendencia a dar a la autoridad la mayor fuerza posible y a centralizarla y ponerla fuéra
del alcance del sufragio democrático;>
«Constituciones
netamente radicales .... que
tendian aa
simplificación de todo, a disminuir en la posible la acción del Gobierno,
reemplazár:dola
con la libre iniciativa
individual (la que resultó ser utópico), extendiendo
el sufragio todavla más, y dando a todas las
cosas un carácter democrático
~xcesivo .... >
Las otras dos son mezcla de conservatismo
y liberalismo.
El Estado de Santander de reciente
creaciÓn iba a ser el campo de experimentaciones
pollticas, en el cual hablan de probarse la vitalidad de las instituciones liberales y el acierto de los gólgotas
como gobernantes.
Su
primer pre:;idente fue Murillo; «llegó allá radiante de gloria y de popularidad,>
según
palabras del Dr. Ospina. y a los cuatro meses
regresó al .Congreso algún tanto cabizbajo
y despechE'.do.> En cartas del mismo Dr. Ospina al General Herrán fechadas el 10 de febrero y el 25 de junio de 1858, dice la siguiente, refiriéndose al Estado de Santander,
gobernado entonces por Murillo:
.En el Estado de Santander va subiendo
de punto la anarquía y haciéndose más ridiculo y más odioso el radicalismo.
Una partida de cien hombres armados pasó de Chiná-
- 214cota y Oiba a Charalá, cogió y afusiló a Federico Galvis, célebre Jefe liberal, que a la
cabeza de una gran partida de facinerosos
habla estado cometiendo impunemente grandes
excesos. Cuadrillas de ladrones formadas de
los reos indultados (por el Gobierno de Murillo) ttenen consternados a los propietarios.
Una de ellas pasó a Santana, cerca de Moniquirá, en ;territorio de Boyacá, saqueó dos
casas y asaltó la tercera, pero el dueño, que
habfa tenido noticia :del proyecto ocultándose en ella con gente armada, afusiló 6 o 7.•
-En Santander se están haciendo las elecciones para la Legislatura del Estado; y los
radicales que dominan a1lf, están haciendo las
picardías acostumbradas. La masa de la población y los propietarios, que se han vuelto
conservadore9, están acordes contra el radicalismo, pero disienten en un punto capital,
a saber, si aguantan o no la nueva Legic;latura radical que salga de los fraudes :eleccionarios que se están cometiendo· ...
Ya conocemos el espfritu progresista y demoledor que Murillo Toro llevó al Estado de
Santander. Conforme con sus prinCipios jurídicos, abrió las puertas de las cárceles y de
los presidios, y dió libertad a los criminales,
poniendo de esta suerte la sociedad, única
responsable según sus peregrinas teorías, en
manos de los ladrones y de los asesinos.
Se repitió el caso de colocdr al frente de
los pueblos en calidad. de alcaldes, a los mayores criminales, y mientras estos y sus compañeros de prisión se organizaban y rfCOrrfan los pueblos, las aldeas y los campos,
saqueando las casas y cometiendo toda clase
de infamias; el Gobierno del Estado cOQtem-
-
215 -
plaba sereno los desahogos anárquicos, sonrefa complaciente al ver los retozos alegres
de la democracia liberal.
AsI fue que el año de 1859, cuando Murillo abandonó la Presidencia ca causa de la
ruina casi absoluta de su salud, estalló la rebelión,» corno afirman Vergara y Gaitán, y con
ellos los autores de historia patria.
Eogañ08u prote8ta8-Como ven los lectores,
aquellos pueblos altivos y morigerados de
Santander se velan en el horrible dilema, a
de oerecer poco a poco y perder todos sus
bienes, asesinados y robados por el Gobierno y sus l~uadri1las armadas, a de levantarse
en armas a fin de defender sus legitimas derechos conculcados, e ir en busca de una
muerte gloriosa en los campos de batalla. La
desesperación los hizo optar por la segundo.
Murillo que habla puesto la tea incendiaria
y se habla dedicado durante los años de su
gobierno a soplar sobre las llamas; se retiró
entonces a llorar sobre las ruinas. Queda aparecer y apareció ante el pueblo, como el apóstol de la paz: escribió artículos lacrimosos e
hizo mil demostraciones de lástima por la
suerte de aquellos pueblos desgraciados que
se estaban degollando sin piedad. Pero esto
no le impedía seguir proporcionando armas a
los liberales para que convirtieran el Norte
de la Repùblica en una carnicerla de conservadores.
¡Qué grandes soñadore8 100 los gólgotasl-Pero
sus sueños se parecen mucho a los que perturbaban el alma de Nerón, cuando presenciaba las sangrientas escenas en el circo.
-216-
El doctor Ospina presidente
_Ell.o de Abril de 1857 acogió el pais
tres candidaturas:
Mosquera,
Murillo y Ospina.
Se trataba
de una elección popular
que dio el triunfo al último.Ni la elección ni los discursos del Presidente
del Senado, doctor Fernández Madrid y. del
nuevo Mandatario merecen censura al autor
del libro; pero el hecho de haber elegido a
tres ilustres conservádores
para los ministerios, si contraria sus anhelos.
Esos tres hombres notables fueron: Sanclemente, Juan Antonio Pardo y Joaquín Yalencia, a quien poco después sustituyó
don Ignacio Gutiérrez Vergara.
Dice luégo el autor que cel Sr. Mallarino
acababa de gobernar con gabinete mixto, sentando desde entonces el principio que, opacado por algún tiempo, ha venido, por fortuna, a figurar entre las obligaciones
tácitas,
entre las conquistas aceptadas, de nuestros
gobernantes
recientes.cEl señor Ospina rompía con el precedente
dejado por su antecesor. Iniciaba un gobierno de partido. Adoptaba la teoría del Spoils
system, todo para los suyos, proclamado en
Norte América por Jakson .... Estos liberales son una delicia cuando es
criben, y lo peor del caso es que algunos ignorantes tragan el anzuelo. Los gólgotas modernos dicen que ellos desaprueban
los actos
de salvajismo de aquellos tiempos de luz, y
no obstante resuenan todavía las frases de dos
de sus más valientes Generales que decían:
-hay que exportar a los curas y a los fraile~
como cacao y café-, -mientras un solo JesuJ-
- 217ta respire el aire colombiano, el águila de la
libertad no podrá remontar el vuelo- y otras
lindezas por el estilo, en los Congresos, arengas, periódicos y conferencias ..
No son remotas las zambras elecclonarias
con su cortejo de atropellos liberales; desde
los asesinatos de Caldas y Saboyá, hasta las
inyecciones dentales de las senoritas y damas
de Susa en el noble cuerpo del gallardo General Urdaneta. Ya queda corregido la de las
hembras rojas.
Çon los mismos gastados argumentos saldrán ahora los liberales y republicanos, respecto a la cuestión presente; desacreditando
las prácticas de sus mayores y asegurando
que ellos obrarfan muy de otra manera. Entremos en materia.
-En la administración del General López,
dice ci Gmeral Posada Gutiérrez en sus 'Memarias,' y todavfa bajo la sombra del a guzado puñal del 7 de Marzo, se proclamó por
el Sobera.'1o este principio: que el primer Magistrado debe 'gobernar con su partido y para su partido.' Este canon fue impuesto al
Gobierno con los rasgos de intolerancia de
que antes he hab lado .... Este hecho escandaloso a ;ue se refiere
Posada está consignado en los textos de
Historia Patria .
•EI 1.0 de Abril de 1849, escribe Dña. Soledad Acosta de S., el General López tomó
1'1s riendas del Gobierno, y haciendo alarde
de imparcialidad empezó por nombrar a un
notable conservador como Ministro de la Cartera de Relaciones Exteriores. Pero no bien
supieron esto los caudillos del partido liberal
cuando obligaron al Presidente a que Ï1;roga-
-218ra un ultraje al General José Acebedo, ob/Jgándole a que renunciase el puesto .•
Conocido el caso y puesta la verdad en su
punto, oigamos cómo discurre el ingenuo y
verídico Posada en sus Memorias. cEl sistema de dar participación
en el poder a hombres escogidos de la minoría o del partido
adversario
vencido,
se apoya en notables
e¡emplos que ofrece nuestra historia, pero caSI privativamente la de las administraciones
conservadoras.> Cita luégo en apoyó de esta
aseveración,
muchos ejemplos, y como excepción del exclusivismo
(¡beral, el nombramiento de ministro con que el General Tomás He'rrera, liberal gólgota, honró a On. Pastor Ospina, conservador
de altos merecimientos.
La tolerancIa y la magnanimidad en la cuestión presente, como en todas las demás, ha
sido patrimonio
del partido
Conservador
en
Colombia, y los Gobiernos
mixtos, conquistas practicadas por los católicos cUllndo han
llegado al poder, y aceptadas por los liberales siempre que han estado en -minoría y han
carecido de la fuerza.
Las cualidades que nadie puede negar a los
liberales
de todos los matices,
son, la de
oprimir al adversario
reducirlo a la impotencia cuando suben a poder, y la de buscar
la manera de introducirse poco a poco en d
Gobierno cuando están vencidos.
En prueba de este aserto pudiéramos multiplicar los ejemplos hasta el cansancio, pero
huelgan estos cuando los colombianos
tknen
ya tan conocidas las farsas liberales, y :ailt'n
que sólo en las legislaturas en que hétn pr~valecido las mayorías conservadoras,
lOS
a-I'versados han tenido voz y voto. Durante tH lOs
r
-219.treinta años de la Regeneración se ha tratado a
los liberales como a niños mimados, se les ha
dado toda clase de garantías, se hacornp~rti do con ellos el Gobierno de la República;'y
ellos aun vencidos, no han dejado la mezquindad de sus máximas de exclusivismo sectario;
por eso, cuando pueden ellos apoderarse de
la mayoría y de la minoría, se mofan sin piedad del adversario; por eso al ocupar un
Ministerio, una alcaldía o cualquier puesto en
el Gobierno, no es mro que arrojen a los
conservadores y los sustituyan con liberales
convencidos.
El Dr. Ospina creyó prudente, en aquellas
circunstancias, seguir el sistema de sus adversarios en la formación del Gabinete, y los
liberales le hicieron la guerra y cubrieron de
'luto los hogares y de cadáveres la Patria.
Siempre los mismos
Al leer la historia de aquellos tiempos y
compararla con lo que hoy sucede, advertimos que los dos partidos, el Conservador y
el Liberal, no varIan en su modo de ser; es
la lucha de la paloma con la serpiente, cándido el primero y astuto el segundo. Hoy tenemos Gobierno Conservador, netamente catÓlico; callo lo que en justicia pudiera decir
de él, porque no se me tache de adulador o
de parcial-y sin embargo no faltan copa¡tidarios que lo abandonan y hasta le hacen
la guerra; mientras todas las frélcciones liberales se unen para minarlo y procurar su ruina. Si IQs católicos no saben pQner fin a esas
J:encillas, que en el campo de' fdeas seCundarias los div~den, si a ~iempôp() se ~gÎ'UP~5 a
-220fin de traba/'ar unidos por el sostenimiento de
ese poder egftimamente conquistado para la
salvacfón de la Patrlá; los liberales .sabrán
unirlds bajo el mismo yugo, en las mismas
cárceles y con las mismas cadenas.
Débil es mi voz para dejarse oír entre el
tumulto de la política; tal vez muchos al pasar sus miradas protectoras por sobre estas
lineas, sonrían desdeñosos. AsI sonrieron los
católicos franceses cuando' leyeron los escritos de quienes tos ~cotividaban a la unión, y
hoy lloran juntos sobre los mismos escombros
y en vano se esfuerzan por recobrar la libertad perdida.
Todos debemos pedir al Sdo. Corazón de
Jesús que úna los corázones de los católicos,
que les haga ver los peligros de la discordi~
y que los enseñe a amar,' a olvidar y a perdonar.
Oposic16asectaria-Cuando el Dr,Ospina subió a la presidencia por el camino de la legalidad, abierto con el sufragio libre, y sin
fa Intervención de los pufIales democráticos
del '7 de Marzo; MurllIo supo contener su
despecho y disih1ular el odio, mientras organizaba la oposición y se _ desarrollaban 108
aC1>ntecimientos de santander. los cuales habíln de suministrarle àrma~ poderosas para
intimidar al Mandatario Conservador.
Al cabo de un año aparecietOn en el e Tiempo- los primeros 'brotes de aquel odio implacable; se acusó al Presidente de tiranía partidarista por la Ley de Elecciones, de haber
reclutado por la fnerza, de gastos hechos en
vestuario para el ejército y en elementos de
guerra. Todo esto asegura et articulista que
fo ha becho por Infundados
temores de que
-
221 -
los liberales
es imposible
le van a hacer la guerra, lo c~al
por ser tan virtuosos y entendidos el Oeneral Mosquera y sus amigos. Concluye el largo párrafo con esta contradicción
tan propia de los liberales: ~ ¿No serán todas estas causas más que suficientes para jus
tificar no solamente la oposición sino aun las
serias resistencias que los ciudadanos -empiezan a hacer a tamaños atentados?
Las resistencias de los ciudadanos son bien
conocidas. Masquera el virtuoso y sus inteligentes amigos preparaban en toda la República la revolución a fin de derrocar al Gobierno Conservador,
apoyaban
a los revolucior.arios liberales de Bolívar y se organizaban en todas partes; Murillo enviaba auxilios
a sus copartidarios
de Santander con el objeto de prepararlos para la lucha general y sostenía el espíritu rebelde con escritos de carácter anarquista. Por eso la historia señala
a Mosquera y a Murillo coma autùres de la
inicua guerra del 60.
Los enormes atentados del Dr. Ospina se
redujeron
a proponer
la Ley de elecciones,
con la cual se ponía fin a los atropellos, matanzas
y fraudes de los liberales; a formar
ei~rcito dotado
de vestuario
y armas
para
defenderse de los revolucionarios,
y a procurar, por medios legales, neutralizar la influencia de Masquera en los Estados de Bolívar
r Santander. Pero esto irritaba a los enemi¡OS del Gobierno,
como les irrita hoy toda
medida legal tendiente a la defensa del orden
J de la justicia; preferirían ver a los mandatarios conservadores
inermes, cruzados
de
brazos y recibiendo sus tiros, sin defeaderse,
.In exhalar una queja. ¡Qué teorías tan cómo-
-222dasl
La oposición exigfa· del Gobierno la inercia
y 1a cOnfianza absoluta en los virtuosos e intd/gentes adversarios, no pedía más, porque
t!sto le ba~taba para sacrificarlo, como en efecto lo hizo poco después. Hoy, consumados
ya los hechos, despues de aquella revolución
Dlvaje, que puso la República en manos r'e
quienes la anarquizaron y la redujeron a la
ruina, creemos que, si alguna falta hubo en
el Dr. Ospina, fue la de no haber reprimido
a tiempo a esos virtuosos revolucionarios, la
de no haber descargado a tiempo la espada
de la justicia sobre aquellos profesionales del
desorden.
'
panegirista de Murillo
tiene criterio gólgota y por eso confunde a
cada paso la virtud con el vicio y las sombras con la luz; por eso nos vemos precisades a rectificar muchas ideas, con el sólo objeto de que no se engañen los lectores inexpertos. Acabamos de ver cómo llama virtuosos a Mosquera y a sus copartidarios, veamos
lo que de ellos dicen, con mucha exactitud y
juicio, los hermanos Cuervos:
-Con una volubilidad pasmosa (MosQuera) ha presentado en la historia del pais dos
papeles diametralmente opuestos: en 1843 llega al poder por el camino de la Constitución,
apoyado por un partido que sólo aspira a la
paz y al progreso; casi todos sus amigos
Ion hombres de ideas fijas que vienen trabajando por aliar la libertad con el orden V el
engrandecimiento de la Patria con la felicidad
y mejora individual; mientras que el año de
·1861, en la segunda manera, como se diría de
"ltJT11fntor,' se-arrog6.a punta ·de· bmza un·poder omnímodo holtando toda ley divina y huLiberales 1Il1lltres-EI
- 223mana, y en la atmósfera
revolucionaria
que
lo circunda. sus nuevos partidarios, enemigos
la víspera, llenos de odio y ambición,
leios
de contrariar sus instintos dañinos y obligarlo
a seguir por la senda del honor, sus humildes turibularios que lo desvanecen con sus sahumerios hasta conveltirlo
en un despreciable
tiranuelo ... _~
Después de oponer las virtudes de Mosquera a los atentados de Ospina, presenta
el
teólogo de cEl Espectador~ al General Eustor~io Salgar con los caracteres
más nobles
y simpáticos,
haciéndolo
aparecer
como la
antítesis del Presidente
de la R~pública en
los asuntos de Santander:
magnánimo,
leal,
noble, desinteresado,
pacifista y franco Eustorgio; y solapado,
agresivo,
revolucionario
y poco digno On. Mariano.
¡Esto sí q'Je se llama mirar las cosas y las
personas a través de lentes de feria! Como un
gran elogio tributado a Santos Gutiérrez, cita
las palabras de On. Aquilea Parra, el cual lo
llamó e el Garibaldi colombiano.~ Bien le cuadra el nombre, pues nadie ignora las infamiai
cometidas por el revolucionario de Italia; y esto pru~ba además cuáles son las glorias que
los liberales reclaman para sus grandes hombres.
Queremo~; ser justos. Los historiadores
reconocen que el General Eustorgio Salgar gobernó la República
con bastante
acierto y
equidad, aun cuando no pudo resistir a la fuerza de los principios liberales, que lo llevaron
desgraciadamente
a contrariar
las creencias
de la mayorla, cuando propuso la secularización de la enseñanza.
Pero Eustorgio
Salgar
d&lrante lo~ disturbios de Santander
mereció
- 2Mel título, ilustre para los liberales, de .•Atila
colombiano." A fin de probar esta afirmación
quiero publicar un episodio de su vida' militar;
la batalla de Bucaramanga. Lo que voy a poner ante l<1sojos de los lectores se halla en
los documentos coleccionados por el General
Posada Gut~rez, y lleva el sello de la verdad, por haper sido escritos tales documentos
por testigos presenciales. Después de leidas
tan horribles tragedias, júzguese de la severidad de nuestros juicios ..
Carnicería del Oeneral Salrar en Buceramanga-
Con este tCtulo pone el citado autor los hechos que tuvi,eron lugar en Bucaramanga el
26 de agosto. La columna conservadora recién llegada de Pamplona ocupó la ciudad;
venIa de Comandante principal de ella Luis
Ruiz, y de segudo y Jefe de Estado Mayor
Daniel Obando. Estos; creyendo desacertada¡¡¡ente que el Presidente Salgar no se moveria tan pronto del Socorro, por no tener organizadas sus fuerzas, acamparon con el mayor descuido en Bucaramanga, ciudad abierta. y de fácil circunvalación.
Entretenidos y entregados al descanso se
hallaban los dos jefes, dispersos los soldados y oficiales buscando recursos 'en los alrededores de la población, cuando fueron sorprendidos por el enemigo, inmensamente superior en fuerzas y en elementos bélicos.
cCerca de las tres de la tarde se hizo notar la llegada del enemigo a la ciudad por una
partida de a caballo q'ue entró a galope tendido y lanza en mano por toda la calle del
comercio abajo; acometiendo sin piedad a
euantas hl.1tn.anidadesencontraron al paso, ¡Ialta llegar a la esquina de la plaza ea que, el
- 225 Comandante Ruiz y tres o cuatro oficiales
más les opusieron alguna resistencia,
en virtud de laeual
retrocedió
precipidamente
la
partida de a caballo."
-Pasados
algunos
momentos
sin que pudieran organizarse las pocas fuerzas que habla, como he dicho, en la ciudad se presentó toda la infanterla
del Presidente Salgar
por la misma calle por donde habla entrado
la partida de a caballo; y en este caso, el
jefe de Estado Mayor, Obando, rtodo aturdido en pena de su descuido, se unió a la primera partida que se le presentó, y salió en
vergonzosa fuga fuéra de la ciudad; lo mismo
hizo a pocos momentos el Comandante
principal Ruiz. Sólo quedaron en la casa municipal el capitán Alejo Pérez de Ocaña y algunos
otros oficiales con unos pocos soldados, y en
la torre los capitanes Juan Obando, Celedonio
Ramlrez y algunos otrus oficiales y soldados ••.
-Aquellos y estos resistieron cuanto era posible; haclan salidas a la plaza y cal1es contiguas, consiguiendo
por algunos momentos,
rechazar al enemigo varias veces, hasta que
circunvalando
éste completamente
la plaza, se
replegaron los unos a la casa municipal Y los
otros a la iglesia .••
-Entonces comenzó el enemigo con muchlsimo calor la horrorosa matanza con todo el
que se rindió o presentó débil o indefenso; será un fenómeno contar que se escapara o se
sustrajera a la muerte alguno, que no perteneciendo a la gente del Presidente Salgar,
estuviera en la plaza o calles de la ciudad
en aquellos crueles momentos."
-De loa que se replegaron a la C8!8 muni-
-226cipal, emprenaieron luna salida desesperad'a
el capitán Alejo Pérez y. otros oficiales a la
cabeza de unos pocos soldados que los acompr;¡aban. Estos valientes salvaron tapias por
el interior de la casa lmunicipal, y habiendo
encontrado ocupada por el enemigo
la casa
por donde emprendieron
su salida a la calle~
se cerraron en columna, y espada en mano y
bayoneta calada, se abrieron paso muchos,
dejando atónitos a los numerosos
enemigos
que ocupaban la casa y calles por donde pasaron._ «Como dije antes el enemigo entró matando, y :continuó
con mayor e incalificable
crueldad cuando iba desapareciendo
o desapareció del todo la actitud defensiva de los
conservadores;
así es que los muertos fueron
muchos, matando por orden del Señor Salgar y al sabor de sus teniete::;, a cuantos
se
sospechaba
que eran "sus enemigos, para que
tan insólita revindicación
de sangre
fuera
abundanie y lujosa.cPor todas las calles por donde. se combatió, habla sangre cubriendo gran parte de las
paredes por el pie, cuya mancha duró por
muchos dfas; se velan esa tarde del 26 de
a~osto, acá y allá, por las calles, muchos
fragmentos de cuerpos
humanos
que luégo
recogieron y hacinaron en el solar de la casa municipal, eIt donde aparecieron a la maftana siguiente. Esos fragmentos eran cabezas;
brazos piernas, etc..
cToda la mañana del dIa 'J:1 de agosto
se
Jintieron
con algunoS intervalos
descargas
de fusil en el interior de la casa municipal,
.1 .como a eso de la dje~ vieron varias pers'onâs múltitud dé cadAVem o fràgliÍentólf' en
-'mel solar de dicha casa y en uno de los co-rredores notaron seis o siete cadáveres colOcados en Iinea, uno de los cuales tenia la
cabez~ -al lado en prueba de haber muerto al
filo del machete. Como las detonaciones siguieron por el resto del dia, claro es que
continuaron la matanza con todos los que
iban cogiendo en)a ciudad o en los campos vecinos.cTodos estos cadáveres o sus restos separados se amontonaron en un grande hoyo
formado de antemano en el solar de la casa
municipal, sacando tierra para construir las
-paredes de ésta.t
Horribles
pormenores
«Ahora es preciso detenerse en referir algunos hechos particularmente crueles, de )05
muchos de esta especie ocurridos en aquel
dia aciago; fijándose en ellos es como se conoce el carácter de los verdugos.cEn el solar de la casa por donde se salió Alejo Pérez, se rezagó un hombre de
edad, simple soldado, vestido de ruana. Sorprendido ail! por un oficial y varios soldados
enemjgo~, rodeado de bayonetas amenazantes, se arrodilló frente al olic ¡al, tomó en las
manos UI1 rosario llamado de cuentas de San
Pedro, propio de gentes humildes, las cuales hacia correr con los dedos, y en ademán
suplicante y temblando, pedia perdón y el
rescate de su vida. No obstante tanta humildad, tan conmovedora actitud de aquel infeliz, ya iban a acometer los soldados con SUi
bayonetas; pero a ese tiempo exclaltlaron sellot8a y criadas de la casa contra aquel acte·
-228de barbarie sin ejemplo, y con este motivo
dijo el oficial a los soldados: 'No lo matemos delante de estas mujeres, sáquenlo a la
calle' y alU se vedficó.»
-Por la noche, como a las siete de ella, entró al solar de la misma casa un tal José
Gómez Bustamante, natural de San Gil, cobarde y corrompido, seguido de otro hombre tan
feroz como él, y encontrando a un individuo
de los conservadores que se descolgaba en
aquellos momentos por los tejados, 10 sacaron inmediatamente a la calle, y al volver la
esquina le descargaron un fusil y quedó herido. Más· adelante se encontró con uno de
los soldados que hablan hecho prisionero los
conservadores e incorporado en sus filas, pasado por consiguiente a los suyos en aquella tarde, al ejemplo de sus jefes, cargó a
machete sobre aquel deSgraciado. ' a quien despedazó bárbaramente. El que rindió asl su
vida era Raimundo Landazávàr, natural de
Pamplona, joven de diez y ocho a veinte
allos, alumno del Seminario del Sr. Obispo
Nlilo; era la primera vez que tomaba armai
y se habla enrolado a la columna desde
Pamplona.»
.
cJuan Obando, joven de la misma edad que
Landazávar, natural de Bogotá, entusiasta por
su causa, valiente y de buen humor, oficial
del ejército se encontraba entre los que
resistieron atrii1cherados en
iglesia; allí
se ocultó al fin· en el punto más secreto
q1le encontró, y cuando el templo fue regisÜ'lldo por los ,enemigos, que sacaron Y mataron a pocos pasos de la portada a lOI
allf ~ncontraron; Juan kObando cayó ea
manos de Antonio Oro~co,. natural de Carta-
na
,,00
-229-
gena que figuraba como coronel en las filas
del Presidente Salgar. Orozco conmovido por
la triste condición. del joven, a quien COMela y con cuya familia tenia relaciones, se
promete salvar a Obando y asi se lo dice a
éste; parten en efecto en esa esperanza, vana por cierto, y al tocar en la esquina de la
plaza, por donde se toma a la calle del Comercio, como a eso de las seis de la tarde,
ya más oscuro que claro, se ¡encuentran con
Presidente Salga¡. todavía a caballo. Este
pregunta a Orozco quién es su compañero, y
habiéndole contestado que era el joven Juan
Obando a quien deseaba salvar de las garras
de los asesinos, prorrumpe Salgar en amenazas contra el joven y le descarga un golpe·
de machete. con el que, por la oportuna interposición de Orozco apenas le causó' una
herida superficial cerca de una oreja-.
~Por lo pronto Orozco salvó a Obando y
la asiló en la casa del Sr. Gabriel Cáceres,
holandés de nacimiento, decidido liberal en
este pals, quien temiendo que Obando fuera
extraido de su casa, porque la habian visto
entrar en ella, pregunta a Orozco si puede
trasladar al joven a otro lugar secreto para
evitar que caiga en manos de los asesinos;
Orozco contesta al punta que no, parque el
Presidente la había visto con Obando, y en
el caso de no parecer este, se le hacia responsable a él en momentos muy criticos .•
e Serian como las ocho de la noche, cuando una partida de gente armada se present.
en casa del Sr. Cáceres, que la partida allana a sus anchas, con- grave perjuicio de 101
intereses del dueño, que en breve son robados; saca a Obando y con crueles vej'meaes
-230e hiriéndolo con espadas y bayonetas, lo conducen en dirección a la cua municipal, y antes de lIe~ar a ésta, su cuerpo cae a tierra
y es r~ducJ(to a pedazos.»
cAntonio Daza, joven agricultor, de costumbres senciUas, cándido y valiente como todos.
los de su raza, natural de Mutiscua, se agregó
a la columna conservadora
a su paso por este
lugar. Dicho joven qne se hallaba en la partida que resistió en la casa municipal, se escapó por los techos en la tarde del 26 y por
la noche bajó a1 solar de una casa contigua,
se introdujo en un horno de amasar, y haciendo como pudo, un hoyo en el fondo, se ocultó de tal modo que apenas se descubria algo
del pelo; alll fue encontrado el dia 27 como
a las nueve de la mañana por una de las rondas que entró a aquella casa; se le saca con
insultos y vejâmenes, y yendo por la calle,
frente a la casa de la señora Ismenia Ordóñez
tra taron de asesinarlo; pero él imploró la protección del Sr. Hermógenes
Ordóftez, Iiberal~
que acababa de llegar de Piedecuesta
y estaba a la sazón parado a la puerta de la casa de la señora citada. Este reconoce a Daza y exclama que no se le asesine; por lopronto es atendido aquél y éste escapa de
aquella primera intentona, y observa a su protector, 'que si lo a~andona
a esos señores
¡Ellos lo mataránl' No, responde Ordóñez, no
será asl; yo voy ahora mismo a hablar con
el Dr. Salgar, y me prometo que él impide
la muerte de Ud. '.
cSin pérdida de tiempo se dirige Ordóñez
a donde el General Salgar, le refiere lo que
queda expuesto
e implora el influjo de su
autoridad para lU protegido;
y 1 cosa rar.
-
231 -
ysoi'prendentelel
Sr. Salgar contesta ene.tos O semejantes términos:
'qué quiere Ud.
que hagamos nosotros, esa gente está furiosa, y si nos oponemos a sus propósitos,
seTemos también vlctimas'. Esta salida hipócrita es incompatible con el influjo de Salgar
entre sus conmilitones,
y sólo es congruente
con el carácter cruel y sanguinario que en la
tarde antes, y en útras veces habla mostrado.
Hay ciertos temperamentos
frlos, ciertos corazones concentrados
y predispuestos,
a quienes pocas escenas les basta para volverse carniceros, o por 10 menos indolentes con la matanza de sus semejantes, y si no la sugieren,
se rien interiormente de ella y no la detienen
por más que esté en sus manos el hacerlo.
El hecho es que Daza muere degollado cerca
de la ca3a mnnicipal, antes del regreso de Ordóñezj no se dio tampoco lugar a protección .•
El decreto de Salgar
«Al segundo o tercer dCa de tan horrorosa
matanza expidió el Presidente Salgar un decreto que hizo publicar con solemnidad
marcial, en el cual se declaraba
cómplices y auxiliares de los desgraciados,
y sujetos a la
misma responsabilidad
que éstos, a los que
los ocultaran
y no los presentaran a la autoridad, o no los denunciaran.
Como la responsabilidad
era bien conocida, se atemorizaron muchos pusilánimes con aquella intimación, y los que tenlan espíritu sensible y cristiano, manifestaron à los refugiados
la situaciónen que se encontraban y les ayudaron
a
ponerse en salvo, o les dieron tiempo -de espiar la hora en que pudieran
salir sin -ser
--232 vistos; pero hubo algunas almas cobardes que
se manejaron con inaudita indolencia, entregando a los verdugos a los ~etehfait 'en sa
casa. De varios pasajes a este respt'cto, voy
a referir uno de cuya certeza hay seguridad .•
cUn tal Mogollón, natural del. departamento de Pamplona, oficial de los vencidos, fue
atravesado de una bala en las caderas; quedó pues, incapacitado para moverse; pero
corno cayó en el zaguán de la casa de la sellora Mercedes Bretón, liberal con toda su famia, ella la introdujo a su casa y la ocultó
en la confianza de que alU no hubiera rondas.
o de que éstas no serian muy severas, por
figurar dos de sus hijos corno oficiales de -la
fuerza del General Salgar, porque era hermana del alcalde de Bucaramanga y suegra de
Jacinto Hernández, muerto, meses antes, en
el combate de 'Las Palmas' y hombre de
antecedentes para Salgar y los suyos. Pues
bien, apenas fue publicado el memorable
decreto citado, a los tres o cuatro dfas del
combate, el Sr. JOSé Ignacio Rodrfguez, hijo
de la señora Bretón y tmo de los oficiales
de Salgar o .por la menos, su compañero suelto, dice a la madre; es necesario entregar al
oficial herido que está en ('asa; la compasiva
señora se opone y exclama que aquello no
debe hacerse, forque era ,fèseguro ,que la ma. taban; pero e Sr. Rodnguez insiste, pinta
con palidez los riesgos. que ellos corren si
no hace lo que él propone, y sin aguardar
a otras observaciones, parte a avisar que en
!lU casa estaba un hombre gravemente herido .•
-Pocos instantes habian pasado después de
la conversación entre el Sr. Rodriguez y la
madre, cuando compareció en la casa una
-233partida de hidrófobos preguntand.o por el
oficial alU asilado. La infeliz señora, mustia
y aturdida, no responde nada; pero los soldados pronto dan con el herido Mo¡ollón, a
quien sacan arrastrando, porque no podía caminar, para la casa municipal. No bien llegaron a aquel horroroso local, depósito de
tanta sangre, el infeliz Mogollón es despedazado como sus demás compañeros .•
cCosa rara, insólita por cierto, es que haya quien se resuelva a matar fuéra de combate a un hombre que va a permanecer inofensivo por mucho ttempo, quizá por siempre;
porque el desgraciado Mogollón, alentado de
la fatal herida que habla recibido el día 26
de agosto, en mucho tiempo no habría podido caminar, y lográndolo, sería con muchísimas dificultades. Sea dicho en honor del Sr.
Rodríguez que al avisar que Mo~ollón estaba en su casa, se prometía que él podria Iibrarlo de la muerte, ya porque lo presentaba
~ravemente herido, ya porque asi se lo prometía
de su influjo con los vencedores, mucho mái~
pasados cuatro dias del combate .•
En la. çaatro eatrep. anterlorcs le trataroa 101
Ilplcntes puntos: Canción fúnebre: idlllOl de
libertad: haz de recuerdos:
los dos compadres: hombre de honor y de carácter:
derecho torcido: acción civilizadora del clero y de las órdenes religiosas: 105 bie.nes
de manos muertas en poder de menos vivas: ensenanza atea. La Iglesia liebre en
el Estado galgo. Libertades tirár:icas. Nieto Caballero está enfermo. El dogma y la
diplomacia. San Pedro y el Pontificado.
Murillo en el combate. Demoledor Y'sold;¡do .. 'Hiere, pero escucha. Adminittración
Ospina .
•..
;n las entregas siguientes se tratarán temas todavia más interesantes:
\a
cuestión religiosa en los cerebros rojos:
las matanzas y asesinatos de \a «rica veta
gólgota": la pena de muerte: las libertades.
absolutas de pensamienlo, de palabra, de
prensa y de tiranía y olras materias muy
apetitosas ....
Con datos inéditos tomados de los documentos de Posada Gutiérrez para el tercer tomo de sus Memorias; y de la obra
inédita de D. Juan P. Restrepo, e La persecución religiosa en Antioquia en 1878".
Valor de cada ejemplar $ 0.05.
e
de la docena
e 0.50.
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