Fernllndo Rrllnllo. S. B. Restauración del retrato de Murillo· Toro desfigurado por L E. NIeto Cabal.lero Con las debidas licencias. BOOOTA Imp. dtl Corazón dt Jesús 191i Una palabrita Lector amigo: lee estas líneas, y vuélvelas a leer, si te gustan; y si quieres, estudia bien los hechos que aquí se narran, y las doctrinas que se analizan. Te aseguro que no hallarás ningún hecho histórico desfigurado, y ninguna doctrina deformada .... se entiende en la que el autor expone, y en la~ citas que aduce de hombres competentes y desapasionados; en las citas del Sr. Nieto Caballero ya verás, lector amigo, la que hay de verdad y sobretodo de juicio católico. Dicho sefior, en su libro «Murillo escritor," ha querido hacer el panegírico de uno de los mayores enemigos de la Iglesia Católica en Colombia., y cantar las bellezas de las doctrinas liberales. ¿Estará bien tIue ,los católicos callemos ante la deificación de los enemigos de Cristo, y la apoteosis de los errores modernos? ¿O debemos por el contrario, presentar a los enemigos de la Iglesia como tales, y refutar y condenar los errores que se yerguen contra las doctrinas de Jesucristo N. Sefior? Si eres católico, mira en estas breves páginas cómo persiguen y maltratan tu II santa religión esos preclaros hombres del liberalismo colombiano .... y díme después si tenemos razón los católicos para recha-' zar las libertades modernas. Si eres amigo de la justicia, de la liberbertad honrada y de la Patria-aunque no seas católico-después de estudiar un poco la Historia Patria, díme si tenemos razón los católicos para no querer la libertad que nos han brindado los prohombres liberales de Colombia; y si Murillo fue amante de la Patria, o traidor a ella ofreciendo buena parte del territorio nacional en cambio de concesiones indust! iales y políticas (1). Si eres enemigo de los católico~ y de la Iglesia, avergüénzate de la obra de tus compai'ieros, y no quieras ya ser enemigo de Cristo y de la Patria. (1) Véanse los documentos, que no admiten réplica ni explicación de ninguna clase, en el libro «Acción del Gobierno liberal en las Relaciones Exteriores por Sebastián Moreno Arango. Volumen l. Bogotá. Imprenta de San Bernardo. 1912.» (Págs. 4 y sigs. sobretodo pág. 44 Y págs. 52: y 53) .. J. R. MEJIA S. J. Al dar principio a estas bien intencionadas líneas, no podemos menes de parodiar la anécdota del fúnebre orador de la~ montañas antioquef'ias: cmurió Aquiles y le cantó Hornero, murió Eneas y le cantó VirgIlio, deja de existir Murillo Toro y el Sr. L. E. Nieto Caballero canta sus glorias literarias": parece que a los héroes les es dado elegir a sus cantores desde el polvo del sepulcro. En efecto, el Sr. Nieto Caballero acomete la empresa de glorificar a Murillo Toro, con liberal cariño, con ardiente anhelo; cual si se tratara de satisfacer los repetidos ruegos que a su fecunda lira repiten los manes del difunto. ¿Por qué no cantas?-parece que han dicho las cenizas del político al periodista teólogo-dedícame un haz de recuerdos dignos de tu elocuencia y de mi gloria; y el nuevo Virgilio, no menos condescendiente que el cantor de cAures,. responde conmovido: Todos cantamos .... y publicamos, necios, indiscretos, -2muchos secretos, que el corazón debiera sepultar. Y, como «homenaje a la memoria del insigne conductor liberal, con moti vo del centenario de su nacimiento,» publica el libro «Murillo, Escritor,» en el cual pierde el protagonista la última hoja de laurel, arrastrada por olas de espumosa literatura, entre las cuales se revelan muchos secr~tos que .el corazón debiera sepultar. Libertad de incienso-«El culto que las nuevas generaciones rinden <'.. Murillo es simple expresión, prolvngada en el tiempo, del aprecio que -por el hábil político tuvieron las generaciones anteriores." Tjlles son las palabras con que el Sr. Nieto Caballero se presenta en el vestíbulo del templo que va a levantar a Murillo, escritor; tribútale ante todo culto de admiración ferviente y se goza en ver los mismos homenajes en las genera..ciones presentes y pasadas ¡Fantasmas halagUefios de quien pretende llevar en. su pecho el corazón de la República! La inmensa mayoría de los colombianos somos católicos sinceros, y como tales, sólo doblamos la rodilla ante. el Dios tres veces santo y consumimos nuestro incienso en sus altares; esos cultos serviles tribijtados a la criatura, en sí misma, se quedan para los abyectos esclavos adoradores. del caballo de Calígula, para aquellos que con el autor de ••Haz de Recuerdos,» estiman que la oración y la plegaria lo mjsmo «puede ser el padre nuestro o la mira- -3da hacia Jesucristo o el pebete quemado ante la estatua de Buda,» o los granos de incienso quemados sobre el sepulcro de Murillo .• «El brillo de su labor periodística, dice el inspirado cantor, ha pasado en calidad de dogma, legado por la generación contemporáneade Murillo a las siguientes. Todos hemos aceptado para él el calificativo deslumbrador de rey de la prensa que le discernió uno de n'uestros primeros oradores, y más a menos nos hemos conformado con el dictamen de !quien tan genuina autoridad tenía para hacerse creer bajo la sola autoridad de su palabra.» En estilo farisaicamente religioso admite como dogma irrecusable la primacía de Murillo en el campo periodístico, sin rehusar el derecho de contradecirse cuando afirma que el misterio revelado por Dios es sortilegio que enturbia las verdades cristalinas; asegura que tal verdad de una generación a otra por tradición fue transmitida, y más adelante cita con encomio las palabras de su ¡[ust,e: «La tradición es un cómodo tesoro de carácter supletorio para llenar la deficiente que en la Bibli:.. ocurra.» Contradicción se llama esta figura. y concluye con que a Ramón Gómez le debemos creer a ciegas, por la sola autoridad de su palabra. Como ven los lectores, la diferencia entre los enemigos del Catolicismo y éste es inmensa: ellos llaman dogma a cualqui¡;:ra afirmación humana y le reconocen -4el . carácter de infalibilidad a la criatura, nosotros sólo creemos sin pedir razones a la Verdad Eterna; para ellos la tradición se funda en el coro parcial de cuatro aduladores, nosotros la reconocemos en la voz unánime de mil generaciones, acordes con los escritos de centenares de sabios y coÍJfirmada por innumerables monumentos. Cuestión de criterio, de elevación de pen-samientos y de nobleza de alma. Con perdón del Sr. Nieto Caballero, me atrevo a aselZurar que el noventa y cinco por ciento dè'- los colombianos desconocemos en Murillo ese titulo dogmático de rey de la. prensa, y esto la afirmo con la hist<?ria en la mano y con el débil eco que ha producido en la república el centenario del escritor liberal. I En esas afirmaciones hiperbólicas y contradicciones humillantes caen los que, como dice el Sr. Nieto Caballero, no tienen fa humildad -que suele hacemos falta a los que sin estudiar la bastante la significación de las palabras nos lIamanos preten-· ciosamente libres pensadores.Camino de la gloriacEs sabido, escribe el panegirista, que el verdadero ingreso de Murillo en el campo periodistico se verificó en t 847 con la fundación en Santa Marta de la cGaceta Mercantil.Antes habla escrito articulas que le merecieron favorables comentarios, de los cuales el primero, en orden cronológico, es uno que se supon~ elaborado con la intención de agradar al General Santander- . __.•••• -5cquien hizo colocar a su autor en una sección de lo :que hoy llamamos Ministerio de Relaciones Exteriores.» En su primer artículo Murillo insulta al doctor Márquez y vende la diatriba, por un puesto en el gobierno, al Hombre de las Leyes; hace pues su primera entrada en el templo de la gloria, de rodillas y mendigando un salario de manos del poderoso. Tal artículo y tales auroras periodísticas pertenecen sin duda al "del chantage, que llama el sefior Nieto Caballero, al de la difamación, al del aplauso a tanto la columna, al del que no escribe sino memorándums enviados de arriba, solicitados de rodillas o recibidos temblando; al bullanguero, al sensacional, al nacido para ponerse al servicio de las entidades que mejor le paguen». Esos primeros generosos impulsos' que movieron su pluma, fueron sin duda los que le impulsaron a llamar «Gaceta Mercantil» a su primer periódico. Murillo director de «El TiempO» es el sabio conductor del liberalismo, y al decir liberalismo, exclama el sefior Nieto Caballero, pensamos ante todo en el republicanismo que, bajo ciertos aspect0s, es como la reaparición en nuestra época de la rica veta gólgota .... » Tu dixisti, tú la has dicho para desengafio de incautos; el 25 de septiembre de 1850, para festejar el aniversario más criminal, se formó una sociedad de estudiantes radicales y turbulen-' tOi, Y se apellidó «Republicana»; más le -6hubiera cuadrado el de «Liberticida". Esos revolucionarios sin Dios, sin ley y sin conciencia, que cubrieron de lodo y de sangre la República, séba utizaron con el nombre de «Gólgotas», y esa rica veta es la que hoy reclama con orgullo un apóstol de la caridad moderna. Al hablar de Obando el sellor Nieto Caballero elogia sus grandes cuaUdades y disculpa sus defectos. «Combatfan a Obando, escribe, los radicales apellidados gólgotas en ese tiempo, en la prensa y en las cámaras. Era cuestión de ideas. Al mismo tiempo hacíanle oposición violenta los conservadores. Era cuestión de odios". Yo no me atrevería a juzgar si las ideas o el odio han inspirado frases tan serenas e imparciales. Lo que atestigua la Historia es que el General Obando, manchado con la sangre del Mariscal de Ayacucho, entró resuelto por la senda de la revolución, fue el alma de los retozos democráticos, y ',s~ vió complicado en muchas revueltas y asonadas. "Murillo promovió en el Congreso de Ibagué el juicio de responsabilad de Obando por creerlo cómplice voluntario del gran crimen ,del 17 de abril." El resultado fue que el reo salió condenado en la doble causa; por el Congreso y por la Corte Suprema respectivamente. Entonces fue cuando Murillo Toro dió su segundo paso hacia el templo de la gloria, cuando dijo: «Una peti~ión de juicio no es una petición de condena" . ., -7Pensamiento tan profundo 'que sÓlo alcanza a sondearlo el cantor de sus glorias literarias. Sigue luégo exponiendo las razones de Murillo para condenar la sentencia pronunciada por el Sr. Sanclemente, y expone las ideas que tenia sobre reforma penal. Nada más primitivo; hay en ta· do ello una amalgama de vulgaridades ., contradicciones que harán reir con fruición 'a los estudiantes de Derecho: decía con Guizot: "El hombre que declara al hombre culpable y le castiga bajo este título, resuelve un problema y ejerce un· poder de que Dios' solo puede estar seguro de no equivocarse.» Y seguía amplificando con acritud el mismo pensamiento. El lector sensato dice: «el hombre que profesa, y promueve en el Congreso de Ibagué el juicio de responsabilidad de Obançlo, pueril mente se contradice; debiera haberlo promovido ante Dios, único juez de las acciones humanas». Cuando le roben el dinero, cuando traten ,de asesinarlo, cuando asalten su hogar; no acuda a los jueces ni a la policía, porque, según sus ideas deliciosas, el juez que condena es tan criminal como el reo, y se debe dejar a la sociedad el oficio de castigara los criminales con el desprecio. Ahora me explico por qué el Dr. José Maria Samper dice de Murillo que era «supelficiaL en sus Lecturas y meditaciones y muy poco instruido." ldilios de libertad- •• Ilimitada libertad era aproximadamente como un lema de -8Murillo,- dice al hablar de sus opiniones acerca del sufragio, y al fin pone estas palabras del conductor liberal: "El sufragio fue reconocido después de treinta anos de preparación"Hoy' es la ley primordial del pals, que ningún poder puede retocar porque es la soberanía- . Estas t\1timas palabras encadenan la libertad de legislar y de hacer modificaciones progresistas, rompen el lema. En este mismo sentido de estancamiento y de odio a toda reforma, explica el Sr. Nieto Caballero las palabras de Murillo: "No hay sistema mejor para hacer la educación política 'de los pueblos que el de ponerlos a la obra en que quiere formárseles En la libertad de sufragio, Murillo y su panegirista difieren mucho; abogaba el primero, en teor/a, por la libertad absoluta, el segundo quiere la 'restricción a los ciudadanos conscientes y de alguna cultura intelectual. Pero los dos' están acordes en que se debe terminar con la influencia delclero y de los propietarios católicos; con el fin mal disimulado, de hacer ellos propaganda impía en los pueblos destituídos de consejeros. Por eso dice el Sr. Nieto Caballero, refiriéndose a M urillo. "Hacía también la observación de que los curas y los propietarios en cuyo interés estaba el hacerse querer para realizar mayor lucro, no iniluirían demasiado en. las elecciones, y aún avanzaba que habla ya sacerdotes, Jt •. -9precisamente clos más inteligentes, .los más sociables, los más generosos y de más noble carácter» que pertenecían al partido liberal y le servían ccon toda abnegación.» Si los escribas y fariseos hubieran escrito una carta a sus hipócritas correligionarios el dia en que por treinta monedas les entregó Judas Iscariote al divino Redentor; habrian dicho sin duda que tenian de su parte al más inteligente, al más so- ciable, al más generoso y de más noble carácter de \ los apóstoles, el cual les servia con abnegación. Parece que los ideales de atraerse al clero no se realizaron, p:.Jcs en el Congreso de 1878 Murillo pronunció estas palabras: «La última revolución ha modificado mis ideas sobre libertad religiosa: hoy opino que no debe· ser absoluta, porque es un peligro para el partido liberal, como lo fue el sufragio universal de 1856." «Tampoco estoy porque se les permita emitir todos sus pensq,mientos". Esto se traduce: Cadenas para el pensamier'Lo de los sacerdotes, grilletes para las conciencias, mordazas para la palabra, opresión para las almas; y todo ello pronunciado en nombre de la civilización, por el que tenia como lema las libertades absolutas. Al escribir estas palabras de su ídolo, parece que al Sr. Nieto Caballero se le exaltaron los nervios, y escribió tres páginas sobre lo que él llama la ingerencia del clero en la política. Cita nombres ais- -10lados ~ sacerdotes draconianos, juzga arbitrariamente la conducta de otros, profana la memoria inmaculada de venerandos prelados, hacié{¡dolos aparecer como secuaces del liberalismo, cuando fueron victimas de sus odios y persecuciones. Afirmaciones denigrantes recogidas en arroyos populares contra sacerdotes y obispos; sistemas politico-sociales para lIe-, var al clero hasta ,la apostasía; consejos paternales a,-los prelados; ~supone en -todo el clero miras bajas y rastreras .. «Se dijera, escribe, que los intereges espirituales no prosperan sino a favor de las conquistas temporales de quienes los defienden. Si estas se man~ienen o aumentan manana bajo la dominación liberal, ese gobierno liberal tendrá el apoyo del clero. La cuestión, pues, en una politica de tolerada ingerencia, se reduce a cierta habilidad para saber atraer lo.» Pasa luégo a derramar patrióticas lágrimas por la ingerencia del clero en la política durante las elecciones: mientras algunos esperàn reacci<'¡.n de parte del pueblo en presenba del clero que va a votar, otros -lloran como tristes Jeremías la profanación del templo 'Y la ruina de la Iglesia. cEs perjudicial, dice, la intervencion del clero en la politica para las causas de ambos, pero no enfontramos manera de impedirla.» Los medios usados hasta el presente por los anticlericales con el fin de alejar de las urnas al clero y obligarlo a no instruir a los pueblos re,specto a sus debe- -11- res, son muchos pero muy inadecuados. Nos han traído çomo autoridades en la materia a los enemigos más encarnizados de la Iglesia Católica; nos han ofrecido respeto y gangas materiales; nos han amenazado con alzar de nuevo los cadalsos, abrir los caminos del destierro y forjar grillos y cadenas; se nos ha jurado que seremos 'abandonados del pueblo y se han tergiversado los textos de la Sagrada Escritura para hacemos creer que no conservamos el espíritu y la doctrina del divino Salvador, que vino a fundar un reino todo espiritual y en manera alguna ·d~ militante política. Tales argumentos se vienell repitiendo desde hace veinte siglos por los perseguidores de la Iglesia para hacer que los sucesores de los Apóstoles abandonen a Jesucristo y sigan en pos de la mentira; mas los sofismas, las amenazas y las promesas, si han logrado la traición de algunos menguados apÓstatas, han servido para fortalecer más y más a los legítimos pastores y darles. aceros en la lucha veinte veces secular contra los enemigos de la verdad y el bien. «La no intervención, concluye el Sr. Nieto Caballero, debe pues pedirse como un simple acto de cordura.» Aqui pone una larga nota el culto y sereno escritor, que no puedo menos de reproducir por no privar a mis lectores de un rato de solaz. Le haremos un ligero comentario. -12- «No es ese, dice, el sentimiento del clero actual en Colombia. Como si obedeçiera a una consigna, los obispos han resuelto probar la fuerza de sus anatemas. De una manera apasionada, cual si se les disputara una presa imprescindible, proclaman desde el púlpito y desde la cátedra la necesidad. de intervenir en la politica, aun desprovistos de la túnica de amianto que, por tratarse de llamas, les recomendaba el insigne Sr; Suárez.'" «Los vocablos injuriosos, desprqvistos de caridrd abundan en 105 labios de 105 minis,tros de Cristo. Grandes jefes políticos, á muchos de ellos se deben los triunfos en las elecciones. Lugares hay en donde, ante fragantes ollas de mute, apetitosas lechonas y otra clase de manjares y bebidas codiciables, hacen jurar a los indios congregados para el . interesante e interesado festín, que consignarán su voto por tal o cual candidato. En otros basta la simple orden para que obedezcan. En otros es necesario hacer aparecer al candidato o al periodista republicano o liberal como acreedor alodio de la gente digna, merecedor de castigos eternos, poseído del demonio, profesional del desorden." e Todo esto no es un buen presagio para el país y mucho menos para Iii Iglesia Católica. Los que a esta le hacen el mayor dafio se encuentran en su seno. Conviene aguardar, como a un Mesías, al Reformador que habrá de ensefiarles la misión de ,lO -- 13 paz y de amor qne cumplió el Salvador entre los hombres. Conviene como consuelo por ahora y como remedio para después. Y si no viene,· si esta alianza continúa «salpicando lodo», corno dijo Restrepo ... , sólo cabe decir: ¡Dios salve a Colombia!" Ya ven si es graciosa la nota, iy si tiene metralla. Principia por dar vueltas a la noria con la idea que lleva estereotipada de la intervención del clero en la política y con la ingerencia de los obispos en asuntos que no les incumben; la de las excomuniones no le hace gracia, ni ve la importancia que pueda haber en abrir los ojos de los fieles para que no se dejen engañar de los falsos profetas, predicad\)res del error. Cuestión de miopla religiosa más a menos voluntaria, y enfermedad hereditaria de familia anticatólica. El segundo párrafo, el de las ollas de mute y apetitosas lechonas es encantador, trae a la memoria la escena campestre de las Bodas de Camacho; lástima que en todos los pueblos y aldeas de la República no puedan los señoreS curas establecer práctica tan útil y caritativa; porque es el caso que la relación tiene su parte de verdad, aun cuando le falta mucho' para que el cuadro sea completo. Yo lo he presenciado en varios pueblos: el Sr. Cura recuerda a los católicos la obligación que tienen de consignar el voto por los candidatos adictos a la Iglesia, que han de respetar sus derechos v defenderla con- -14tra sus rabiosos enemigos, sean éstos periodistas a candidatos; les anuncia el dia de las votaciones y les dice que no debe faltar ninguno. Como son muchos los pobres campesinos que carecen de todo y viven a largas distancias, el párroco les prepara alimentos a fin de que no pasen hambre; nada de licores embriagantes, ningún juramento, ni alboroto, ni imposición, ni cosa que la valga. En varios pueblos, mientras los católicos voluntarios-no reclutados-tomaban tranquilos la frugal comida. presencié las escenas democráticas de los adversarios en las tiendas vecinas: insultaban, gritaban, amenazaban con machetes y palos, formaban pelotones de energúmenos y cotizaban los votos de los ignorantes en un() a dos tragos de aguardiente o de licor amarillo. En varias poblaciones he hallado a infelices arrendatarios, a quienes sus (lrogresistas amos han arrojado a la calle, en nombre de la libertad, les han destruido los sembrados y quemado la casita, porque no votaron como autómatas por quienes ellos querian imponerles. Por ú'timo augura males sin cuento para el país y para la Iglesia, a seguir las cosas como van. Pero le queda la esperanza de que ha de venir un Mesias a Reformador que vuelva las cosas a su primitivo estado. y no advierte que ese Reformador advenedizo se halla entre nosotros, que ha iniciado su evangelización ensefiándoles sus -15- deberes al Papa, a los Prelados, a los sacerdotes y a los fieles; s610 que el pobre Mesías llega tan mal parado que no está en disposición de sostener una lid en doctrina ¡'cristiana con los hijos de los obreros. Si por incuria nuestra o por desavenencias entre los católicos llegan a triunfar los defensores de la anarquia y el libertinaje «que todo lo enlodan» ... _ s610 cabe decir: ¡Dios salve a Colombia! Los Obispos tienen por superior y Maestro al Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra, los sacerdotes y los fieles debemos obedecer a nuestros Prelados, y los que no son católicos ni quieren someterse a la Iglesia deben tener el pudor de no meterse a donde no los llaman; máxime cuando tienen harto que hacer con la reforma de sus montoneras casi salvajiza- das. (-faz de Recuerdos-Los que hablan hoy de fraudes y violencias hicieron «declarar en blanco el voto del Estado del Cauca, parque la que era a adjudicárselo al Sr. Parra, se habría resistic10 el pudor hasta de los presidiarios; sacaron la tropa a medio día a las calles de la capital a dispersar a balazos a los electores, dejando varios de estos sus cadáveres en homenaje a la libertad.» Y el mismo progresista que esto hacía «para tener mayoría en las Cámaras, con que hacer elegir a su candidato, mayoría que todas aquellas iniquidades no habian alcanzado a proporcionarle, hubo de recurrir' a la transacción indigna -16- de compraventa de un gran Senador .• cEsas sefiores que tanto se quejan de nuestra tiranía, de la falta de libertad de sufragio, y de violencias :v. fraudes en las elecciones, sin poder aducir un solo hecho como comprobante, habían declarado que no se dejarían quitar con papelitos lo que habian ganado con batallas; y en consecuencia, unas veces armaban peloteras, los días de el~cciones, al rededor de las urnas, para que ningún ciudadano, que no fuese armado para combatir, pudiese acercarse a ellas; otros dejaban introducir las papeletas conservadoras, a reserva de no contarlàs después en los escrutinios. De allí nació el aforismo de cel qne escruta elige;» aforismo queluégo modificaron en Boyacá, diciendo: cel que escruta se elige.• O bien, cuando contados los votos resultábamos con mayoría, venía un decreto como el de cierto Gobernador de Panamá, que dijo: cresultando que ha ganado las elecciones un partido indigno, se las declara nulas, y procédase a hacer otras nue- vas.· cCon semejante táctica el sufragio era, como fue siempre aqui, una burla sangrienta.· cAsí fue, que para hacer, en 1873, Presidente al Sr. Pérez, se mandó francamente un batallón a Tunja a que escrutase en su favor el voto que aquel Estado había dado al General Trujillo, que quedaba electo con ese voto. Para elegir al Sr. Parra se mandó francamente a la Guardia -17Colombiana a despejar de electores importunos las mesas de los jurados de Bogotá, a perseguir al Gobernador constitucional, Sr. On. Marcelino Gutiérrez, ya tumbar a los gobiernos del Magdalena y Panamá.» -El lujo de fuerza que se empleó para arrancar de manos del Gobernador de Cundinamarca la autoridad que él había recibido del sufragio libre de sus conciudadanos, fue inútil y acabó de dar en tierra con la soberanía de los Estados que sancionaban la Constitución y las leyes.» Hubo enérgicos reclamos, y -el partido radical no dio ta menor importancia a aquellas protestas, y se limitó a reírse de los tontos, que estaban todavía creyendo en la República, en la libertad y' en el sufragio. -Al Sr. Mallarino comenzaron por disputarle la elección de 1855, con un registro falsificado de elecciones en Sabanilla, en el que constaba que VEINTE MIL electores cerrados habían depositado sus votos en favor del doctor Murillo,· en un caserío docde no había cien habitantes que pudieran votar.» Estos fragmentos están tomados de las Cartas Politicas de On. Carlos Holguín, Oigamos ahora al Dr. Francisco E. Alvarez, como se expresa en la sesión del Senado, correspondiente al 26 de Abril de 1880~ su autoridad en la materia es incontestable, puesto que se trata de uno de los prohombres del gran partido. -Se ha hablado del abuso de la fuerza lO -18pública en las elecciones: abuso que recO"'" nozco y que he visto.- cConcurrí a las últitimas elecciones, y casi no ví en ellas sino soldados; los ciudadanos civiles eran muy pocos. Los soldados lo que hacían era presentarse en los diferentes jurados, usurpando el nombre de los ciudadanos para votar repetidas veces.cLos electores son . los soldados y los elegidos los superiores de estos o los favorecidos por estos .... Yo reconozco ese abuso de la fuerza pública .... » Con tales procedimientos logró el liberalismo excluir casi por completo a los conservadores del Senadó y de la Cámara, y si alguna vez la mayoría abrumadora de Antioquia logró enviar' una respetable diputación católica, fue arrojada, con estoico cinismo, del recinto del Congreso, por los defensores de las libertades públicas. ¡fDe entonces acá siguen manifestando los mismos instintos y permitiéndose idénticos desahogos: yà impidiendo votar a los católicos, como lo hacen donde quiera que les favorece la mayoría, ya falsificando registros y rompiendo urnas; ora promoviendo tumultos sediciosos como en el Socorro y Saboyá, ora derramando la sangre de los defensores del orden y de la justicia. como lo hicieron en Susa con el General Urdaneta, en donde lo atacaron con bárbara crueldad más de ochenta liberales en estado de beodez y le hicieron heridas de bala, punal, mach~te, piedra; y -19para que nada faltara al baldón de los criminales, la víctima sufrió venenosos mordiscos de las hembras rojas. Nada diré del memorable cuatro de mayo en Bogotá, día de ignominia para los que se glorían de tener en su sangre la rica veta de los antiguos Gólgotas; esos sí que fueron retozas democráticos dignos de los cafres y de los hotentotes. y menos mal si tales crímenes se cometieran por iniciativa :individual, pero lo malo está en que lo hacen por orden superior, puesto que se les ha ordenado ir a las urnas «con la sonrisa en los labios y el puñal en el bolsillo.lO y cuidado que éste sólo es un haz minúsculo, .espigado en' los inmensos campos del fraude y la violencia que cultivan. los mansos y generosos partidos progresistas, defensores de las libertades absolutas. Todavía pretenderá el Sr. L. E. Nieto Caballero probar, con testimonios de Murillo, que la intervención del clero en la política es la que forma asperezas y no permite implantar el imperio de las garantías en el sufragio. Los dos compadres-López y Murillo son las dos brillantes lumbreras que nos pone ante los ojos el autor del libro. «La administración del General José Hilario López, en la cual tomó Murillo la parte trascendental que todo el mundo sabe, es una de las más significativas y progresistas de nuestra historia. .EI 7 de marzo tuvo lugar el simulacro lO -20- de elección del General Lópéz en medio de la zambra ~másescandalosa que haya tenido lugar en el territorio colombiano; lac; escenas que la sociedad de Bogotá presenció en el templo de Santo Domingo, fueron sin duda las más escandalosas que se han visto en nuestra vida colonial y de república. Entre puflales, gritos amenazantes y vítores de las sociedades democráticas, surgió presidente López. Los tres candidatos que se presentaban eran Cuervo, López y Gori; se iba a perfeccionar la elección en el Congreso, por no haber obteíJido ninguno de ellos la mayoria absoluta requerida por la Constitución. El 6 de marzo, mientras se estaban leyendo los registros de las votaciones, el Senador liberal José Maria Mantilla interrumpió la lectura contra la que ordena el reglamento, y pidió que se suspendiera la sesión; porque se estaba atentando contra la democracia y la soberanía popular. En consecuencia pedia que se dispusiesen las cosas de tal manera, <:fueel pueblo soberano pudiese oirlo todo y tener libre acceso hasta los Senadores. Mantilla fue el mismo que que en lS30 promovió un escándalo mayúsculo con un puf\ado de estudiantes disolutos. Conociendo Dn. Mariano Ospína que el exaltado tribuna pretendia poner el corazón de los Representantes católicos en contacto con los puf\ales asesinos; modificó la proposición en estos términos: cSuspéndase el escrutinio y trasládese la sesión del -21Congreso a la galería baja de la casa Consistorial.- Con esta sola medida se habría puesto fin a los escándalos, pero López no hubiera salido~ presidente, y esto era lo único que perseguían los Representantes del liberalismo. Por eso el Sr. Murillo Toro submodificó inmediatamente la proposición del Sr. Ospina en estos términos: «Suspéndase el escrutinio, y arréglese el local de un modo más a propósito para que el público presencie mejor los actos que han de verificarse en el Congreso." Esta proposición fue aprobada. Demasiado sabía el Sr. Murillo qué actos se iban a verificar en el Congreso: oía los gritos de las turbas en las calles, que aterraban «a toda la población, como escribe la Sra. Diía. Soledad Acosta de Samper, con amenazas de revolución y con degtie110 de los Representantes si estos no elegían al General López;'" veía mezclados entre las barras, a la sociedad democrática y a la estudiantina, «la democrática, como dice el Dr. Aníbal Galindo, divisada con cintas en que se leía '¡Viva López, candidato popular .... !' hacían tal ruido que ahogaban el sonido de la campanilla del Congreso. __. '" Todo esto y muçho más presenció el Sr. Murillo, y no obstante, con Sll Inocente proposición, puso a César al alcance de los pul'iales de Bruto y -sus colegas. Si a todos estos detalles se agregan las palabras del Dr. José María Samper, no -22cabe duda, que al Sr. Murillo Toro cupo casi toda la gloria liberal del 7 de marzo. «Consecuencia de todo esto, dice el mencionado autor, fue la monstruosa exageración de ideas a que llegó todo el elemento joven del part:do liberal, cuyo reconocido jefe era el Dr. Manuel Murillo,hombre impresionable y ambicioso ... muy dado a la incredulidad y al prohijamiento de las ideas socialistas y particularmente de la política jacobina». Con todo, c:l dulce Murillo se reservó en la comedia el papel de Anás; rasgó sus vestiduras y «manisfestó con laconismo que su corazón sufría cruelmente; que él no quería para su patria triunfos empafiados» .... Consumado el crimen, José Hilario López subió al solio de Bolívar, no por los escalones de la gloria, sino por la ruta sangrienta, por donde hablan llegado hasta él los sicarios del 25 de septiembre; y a la derecha de ese solio profanado se sentó Murillo .. Si estas fueron las auroras ¿cuáles serian los crepúsculos? Dice el Sr. Nieto CabalIero, con su estilo siempre culto y caritativo: «Por el horror que a la luz tienen los buhos y por la necesidad en que se vió envuelto aquel prócer, a quien el bronce debe glorific1r muy pronto, de tomar ciertas medidas, lamentables a juicio nuestro, pero en· cierto modo impuestas por las circunstancias, para impedir la feocratizaciàn del país y la catástrofe de su gobierno, su administración fue violen- -23tamente atacada por los conservadores.Atrevimiento se necesita para escribir las anteriores líneas, y descaro para llamar después gobierno progresista y defensor de la libertad al que compartieron en tiránico maridaje López y Murillo. Las medidas liberales y salvadoras fueron; la expulsión de los jesuitas, con violación de la palabra enpeñada al P. Gil, y fundada en la ya abolida y muerta pragmática de Carlos III, que arrancó a J. E. Caro aquella estrofa tan verdadera como irónica: Podéis hablar vosotros aSImIsmo humildes misioneros de la Cruz, ante los cuales, del reabierto abismo, renace del Barbón el despotismo en esta edad de luz; y el destierro y encarcelamiento de colombianos ilustres, por el delito de no inclinar sumisos las espaldas ,al látigo de los llamados demócratas, a por el crimen de hacer uso de la palabra y de la imprenta, proclamados absolutamente libres por el Gobierno, para def~nder sus derechos conculcados y sus familias ultrajadas. A estas medidas salvadoras, que no ven los buhos, se agregaron las sociedades democráticas, la entrada a saco de los bienes legítimos de la Iglesia Católica, la sangrienta persecución a los obispos y al clero y otras Iindezas por el estilo, de las cuales tendremos ocasión de hablar más -24adelante. Al llegar aquí no podemos resistir al deseo de copiar en este escrito el monumento histórico que el eximio Miguel Antonio Caro levantó a la memoria de López y Murillo; pues es más digno de las ínelitas azanas de los dos ilustres mandatarios, que la glorificación proyectada en el bronce por el Sr. Nieto Caballero. «El 7 de mayo de 1849 el Congreso de la Nueva Granada, después de una votación renida, y bajo las amenazas de una turba armada, eligió Presidente al General Hilario López. Con él vinieron al poder los revolucionarios de 1840, y constituyóse un Gobierno reaccionario que mantuvo agitada la nación y encendió la guerra civil. «La religión y la propiedad, bases de toda sociedad culta fueron blanco de insultos oficiales. El partido triunfante ejerció una serie de actos encaminados a atacar la disciplina de la Iglesia Católica, a privarla de sus facultades canónicas, a arrebatarle sus propiedades, a suprimir las oblaciones necesarias para el sostenimiento del culto y sustentación de sus ministros. Desenterróse la malhadada real pragmática de Carlos III para expulsar a los PP. de la Companía de Jesús; dictóse asimismo decreto de extranamiento contra el ilustre Arzobispo de Bogotá, senor Mosquera, y otros obispos; fueron ocupadas sus. temporalidades, ajada su dignidad, calumniada su conducta y ultrajadas sus personas." -25.AI mismo tiempo sembraba el Gobierno la maldita semilla de las sociedades democráticas, que en el Cauca, región volcánica donde .todo es grande hasta el deIito", como decía Arboleda, se desenvolvieron como una calamidad pública. Se proclamó el principio prudoniano: "la propiedad es un robo», y se inventó la dom;nación del célebre perrera: hombres odiados sólo por razón de su alcurnia a de su riqueza, eran azotados por partidas de democráticos; las señoras mismas no siempre pudieron librars~ de tan atroz ultraje. Reiteradas veces, y siempre en vano, se denunciaban al Gobierno semejantes desmanes, que el Secretario de Estado, señor Murillo, con cínica sonrisa calificó de retazos de- mocráticos. Tan repugnantes y odiosas fueron las escenas de los retozos democráticos, que pasados los días del usufructo, ni López ni Murillo quisieron prohijarlas, antes cada cual procuraba declinar responsabilidades en el otro, principalmente de las que tuvieron lugar en el departamento del Cauca; hasta que al fin resolvieron echar toda la culpa a la poca paciencia de las víctimas, segÚn se desprende del libro del Sr. Nieto Caballero. tlaz de irecuerdos. De la historia de la sef'lora Dña. Soledad Acosta de Samper copiamos: .«Sería largo enumerar todos los abusos que cometieron aquellas gentes soeces,· armadas y azuzadas por miembros del Congreso y empleados del -20Gobierno. Es una página vergonzosa de la historia, que han querido borrar los que hoy comprenden su ignominia." «La sociedad entera estaba bajo el peso de la voluntad de las sociedades democráticas, que eran las que realmente mandaban en el país y que el Gobierno tenía que obedecer a riesgo de ser derrocado. La desvergüenza de la prensa no tiene nombre, pues con la libertad completa que se le había dado no solamente sufrieron en su honra los saceraotes, los hombres públicos, los ciudadanos pacíficos sino hasta las matronas más respetables y las hijas de familia fueron impunemente calumniadas en inmundos periódicos,. "No podían hablar en ninguna asamblea pública los miemhros del partido conservador, porque los hacían callar con amenazas.· Fue la asamblea «Republicana fundada el 25 de septiembre en memoria de la conspiración en que se quiso quitar la vida al Libertador veintiocho al'ios antes.· «En la Republicana se hablaba principalmente contra el clero, contra el Ilmo. Sr. Arzobispo y contra la Religión Católica. En una de sus sesiones uno. de los concurrentes ofreció ahorcar al Arzobi!lpo si no encontraban verdugo para hacerlo. Aunque semt"jantes palabras produjeron indignación hasta entre algunos exagerados liberales de la sociedad y escandalizaron a todo. el pais, la Democrática mandó felicitar al energúmeno que había hecho -27aquel horrible ofrecimiento.~ No se olvide que dicha Democrática era la ,mano derecha de López y materia plástica de Ml1rilIo. Sigue la notable Escritora relatando crímenes a más y mejor de aquel Gobierno ideal de los antic]ericales. López e! merecedor de bronces 4inmortales, el de nombre benemérito, el heraldo, con Murillo, de las grandes liberta'des, según L. E. Nieto Caballero; aparece en las páginas de la histC)ria más estropeado de la que fuera menester. 110mbrc de honor y de carácter. cEl General López había prometido al P. Gil, como escribe Posada Gutiérrez, que sostendría la Compañía y su permanencia en la República ... ~ E'Xpulsó a los jesuitas, a petición de los demócratas. y en la farsa y ]a ejecución la acompañó Murillo. A petición de ambos «se declaró la, libertad del pensamiento por la prensa. sin responsabilidad ninguna.» Y a poc desde una cárcel escribe Julio Arboleda. c¿Por' qué, si fue sincero cI déspota arbitrario que quiso se ensanchasen los lindes de la prensa, adoptan sus satélites por Única defensa llevamos a la cárcel con mano liberal? IOh Padres! ¿somos libres aqur do el mandatario impónele sus grillos al pensamiento mismo y donde se contesta severo silogismo con una cárcel lÚgubre y el filo del puñal? Patriota. Dicen que para muestra basta un botón, y el que vamos a poner ante los -28ojos del lector es de pura madera de traidores. En una nota de las cartas del Sr. Moreno Arango leemos: «En la proclaJJ1a que el General José Hilario López dirigió en Timbio en 18~8 cuando ayudaba a los peruanos con el General José Maria Obando contra nuestra Patria, decía: "La pode~ rosa Perú' marcha triunfante sobre ese Ejército de miserables. Y era nada menos que Sucre y ·los vencedores en Porte te de Tarqui.,. Pues este que asi insulta a los colombianos, y en compañía del verdugo de Sucre, se pone a la cabeza de los peruanos para venir contra su Patria; es, a juicio del Sr. Nieto Caballero, modelo de patriotas abnegados. Para que en todo fuesen parecidos los dos compadres del 7 de Marzo, también Murillo 'foro dio muestras inequivocas de amor al suelo patrio, cuando propuso, e hizo esfuerzos inauditos para conseguirlo, que se vendiera por fantasmas arbitrarios, rica, feraz y hermosa parte de la tierra colombiana. Murillo trabajó con todas sus fuerzas de patriota a fin de hacer el famoso tratado con la República de Costa-Rica. Los datos y noticias de este crimen de lesa p:~ïia, están tomados de documentos auténticos publicados por el Sr. Moreno Arango en el primer volumen de la "Acción del Gobierno liberal en las Relaciones Exteriores.» «Del mapa construido por el distinguido geógrafo General Francisco J. Velasco resulta que la' cesión que se hacia por el Tratado alcanza apenas a cuatrocientas -29treinta y nueve leguas cuadradas, o sea un millón setecientas cincuenta y seis mil fanegadas de tierra.» El pago que .se nos daba era la admisión de algunos convenios y principios arbitrarios y despóticos, tales como estos:» 1.0 No poder ser castigados con las penas de muerte e infamia, ni condenados a una pena corporal por más de diez alios, ni privados de su libertad por asuntos civiles:» ,,2.o El derecho de profesar la religil~n que a bien tengan, pública o privadamente sin que pueda sujetárseles a prescripción alguna en materia religiosa, ni a impuesto o contribución destinada a s05tener un culto determinado, con tal que no se ejecuten hechos que puedan afectar la soberania nacional o el orden público:» ,,3.· La libertad de publicar, sin responsabilidad legal por medio de la imprenta todo lo que juzguen conveniente a sus intereses o conforme a sus opiniones» "El Senado (de 1865) manifestó su voluntad de que el proyecto fuera ley de la República y se remiti6 inmediatamente a la Cámara de Representantes.» En esta última Corporación parece que no se encontró el suficiente número de traidores, o si los había, no eran tan audaces; pues se suspendieron los debates sobre el inicuo tratado. Por eso Murülo, resuelto a lIevarlo a cabo, volvió a insistir, recomendando, como «un acto de la mayor trascendencia" el infame proyecto al Congreso de 1866. Asi se expresa el amante -30hijo de Colombia: cCedemos, es verdad, una porción no insignificante de territorio; pero fuera de que ese territorio no está poblado 1 de que nosotros no 10 poblaremos en muchos allos, nos es innecesario; y dándolo en cambio de concesion~s industriales y politicas de granvalia, aquel pueblo laborioso y moral viene a fraternizar enteramente con nosotros por una asimilación política de muy considerables ventajas para 10 futuro » El Sr. M urillo no abandonó el propósito de regalar un pedazo de Colombia a la República de Costa-Rica, y con tal objeto entabló nuevas negociaciones con ella, el año de 1872 cuando volvió a la presidencia. Por. este nuevo tratado se cedían trescientas setenta y dos leguas cuadradas. Con razón se indigna el Sr. Moreno Arango ante hechos tan criminales, y estampa las siguientes frases, brote del más puro patriotismo, que hallan eco en todo corazón bien nacido: "Y... ! raros contrastes los de la política entre nosotrosl Los liberales de hoy, que tanto alarde han hecho contra el Partido Conservador çon motivo del despojo de Panamá hecho por Roosevelt, son los mismos, que so pretexto de allegar fondos para levantarle una estatua al Dr. Murillo T,)ro, cubrieron la República con un manto de luto, con la infame guerra de tres años, en la cual trajeron a Panamá los forajidos de Nicaragua, así como al Norte y al Sur de la República internaron armas -31- y soldados que les suministraron los Gobiernos de Venezuela y del Ecuador. IY luégo con el mayor desenfado y la mayor tranquilidaq noS hablan de la Patria grande, estos farsantesl» Tacto social. Nadie ignora la escena que tuvo lugar en el palacio de S. Carlos, cuando López y Murillo iban a dar el decreto de expulsión contra los jesuitas. Más de ochocientas Sras. de Bogotá firmaron u n memorial dirigido al presidente López, y lo pusieron en manos de la respetable matrona, viuda del General VilIavicencio, próct:r y mártir de la Independencia; acompañáronla a palacio las más distinguidas dama s de la Capital, entre las cuales aparecía la viuda del ilustrado Sr. José Fernández Madrid. Ya en el saión se encontraron frente a frente de López, el cual rudo y visiblemente turbado se acercó a ellas;. Murillo, entretanto, detrás del solio presidencial, procuraba sostener la firmeza de su amo con gestos y .señales. Leed la carta escrita por On. Venancio Restrepo, testigo presencial de los sucesos, al mismo López y allí veréis cómo ese sarjentón traM a las cuItísimas sefloras, como pudiera haber tratado a los rudos reclutas de los llanos. ·Yo no soy Coriolano para dejarme vencer de las Sras. de Bogotá,» les respondió. El Sr. Restrepo le completa el pensamiento de esas palabras, que López había aprendido de labios de' Murillo, y pronunciaba sin comprenderlas: "Yo no me deja- -32ré conmover como Coriolano: seguiré hacia Roma con pa'so firme, la destruiré, la convertiré. en un lago de sangre y ahogaré en él su libertad y sus leyesll •• A fe que estas palabras son bien parecidas a las que López dirigió a los peruanos, cuando al frente de ellos venía a derramar sangre colombiana. Pero no terminó aquí la cultura de los dos ilustres mandatarios. La hez del pueblo y los demócratas, esbirros de Murillo y perros de presa de López, invadieron el palacio, dieron vivas al Presidente e insultaron a las Sef'loras; de los labios presidenciales brotaron vivas y aclamaciones que se mezclaron en aquel augusto recinto con las voces roncas y aguardientosas de la plebe. Aquí sí que vienen como de molde las palabras con que termina uno de sus párrafos el Sr. Nieto Caballero: cEso se . aprende en los salones (democráticos), en los clubs (liberales), en el trato con gente inteligente (caliente con aguardiente). No es flor de sacri~ti2.s." \ En cuanto a la parte que 'Murillo tomó en la administración de finanzas, durante la presidencia del General López; lejos de haber sido un timbre de gloria para el inexperto Ministro, fue un nuevo borrón en las páginas de su historia. Al Dr. Murillo se debió casi en su tt>talidad la idea de la redención de censos; Idea que, reducida a la práctica, fue no sólo una fuente inmoral de latroc~nios le- -33galizados, sino la decapitación de las obras de beneficencia y de los centros de educación. Esa medida fue draconiana, porque violó la ley y los derechos individuales, prevaliéndose de la suprema regla de justiticia ,liberal, que es la fuerza bruta; fue inhumana, porque dejó a muchos infelices desprovistos del pan y del techo que se les daba en los hospitales; fue oscurantista y retrógrada, porque clausuró muchos establecimientos de 'educación, y fue anticatÓlica, porque atropelló los fueros eclesiásticos. La idea tan acariciada por Murillo, de la unidad de impuestos, no revela en él nobleza de sentimientos, como quiere indicarlo el Autor del libro; sino concepciones utópicas nacidas en un pensamiento ejercitado en ideologías sofisticas, que de todo tienen menos 'de verdaderas y de prácticas. Los monopolios de aquella administración, como insinúa On. Miguel Antonio Caro, pusieron en alarma a la Nación y arruinaron muchas fortunas individuales. La manera inicua y poco decente, como se llevaban a cabo tantas arbitriariedades, está magistralmente descrita por el gran Julio Arboleda en las "ESCENAS DEMOCRATICAS.» Sin embargo Murillo y sus secuaces mandan de la nación todas las faces; descentralizan rentas en un rajo, -34y hacen con' esta pobre patria mía la que el último médico no hada al probar sus remedios en' un gato:' ITan grande es la arrogancia con que obra improvisara la ignorancial Después de leer la hasta aqui escrito, podrán juzgar los lectores si las' valientes frases de J~.tlio Arboleda y José E. Caro fueron brotes de odio y chisp,s incendiarias, o justas quejas de víctimas heridas. Caro al referirse a la libertad insultada ' dice: y esa la misma que en la Patria mía joven sus fuerzas ensayando ví _ hasta que ¡Oh Lópezl en aciago día la hirió con su puf\al la turba impía que te aclamaba a ti. lA ti? __.. INo sólo a tí! No le bastaba tu indignidad a su nefando amor. ¡Ah, más que indignidad necesitaba: a tu infern ••1 amigo proclamaba; de Sucre al matadorl I Refiriéndose a ¡os congresistas amigos de López del 7 de marzo; entre los cuales el principal es Murillo, dice: La esposa del romano Colatino, al verse impura, prefirió morir. ILos hombres del Congreso Granadino besáronle la mano al asesino a trueque de vivir. En ese estilo y con la misma entonación -35describe las mil atrocidades ejecutadas por el socialismo coronado en las personas de López y Murillo, y esto lo hace desde Nueva York, a donde había ido desterrado. On. Julio Arboleda describe al natural las escenas democráticas, escribe varios artículos bien razonados en que prueba la tiranía de López y el sistema sociali.:ita de su gobierno, y lo increpa por haber conculcado 'las leyes y oprimido a los ciudadanos. Lópezl yo os acusé de tiranía: para probar al mundo lo contrario, buscáis un juez infame y mercenario, que una prisión a mi inocencia dé: Así Nerón para probar al mundo que no es de Roma el destructor aleve, en los cristianos cuya sangre bebe, los incendiarios de su patria ve. En esta forma expone el Poeta sus sentimientos; yo francamente, pésele a los de~ mócratas pasados y presentes, sólo veo en las estrofas de Arboleda y Caro mucha inspiración, frase valiente y firme, pensamientos nobles, patriotismo acendrado y verdad histórica que resiste la crítica más severa. Si Caro escribió en el destierro, Arboleda lo hizo en un calabozo, perseguidos ambos y privados de patria y libertad por López y Murillo, entusiastas defensores de las libertades absolu.as. Derecho torcido-Con motivo del pro- -36ceso Malo Blanc..o, en el cual se discutia la responsabilidad de Jesús por haber dado muerte a su hermano José Maria, en et atrio de la catedral; Murillo Toro sacó a relucir lo mejor de sus vastos conocimientos. e Murillo escribió entonces, dice el Sr. Nieto Caballero, sus acaso más profundos articulos, revelándose contra el medio social y la defectuosa educación de una sociedad aparerltemente religiosa, pero adoradora en su mayor parte del vellocino de 9ro." En cuanto a esto, tenía sobrada razón: el ambiente social durante la dominación de los liberales estaba saturado de crimeneo; y la educación que la mayor parte de los ciudadanos recibía era la más la propósito para formar asesinos y ladrones .. Nos dice el Apologista de e Murillo Escritor" que algunos llegaron a tener los escritos de este como adaptaciones y aun simples traducciones de los. panfletos sonoros de Emilio de Girardin. De lo que sf no cabe duda es de que tuvo sus mismos principios en cuestiones penales. El derecho de castigar es el título de una de las obras de Girardin, quien acosado por la lógica irresistible de Veuillot, hubo de transformar su primer principio de «libertad absoluta de pensamiento", en la de palabra y de acción. El mismo afirma que después de meditar veinte afios arreo en ese problema, terminó por sacar la siguiente conclusión: «La libertad es tina, como es úna la verdad. lO Después de veinte anos de meditaciones profundas termina Girac -37din por hacerse esta pregunta afirmativa ¿ «Porqué no hemos de admitir la libertad de obrar el mal»? y responde: «el hombre tiene derecho al mal la mismo que al bien," a en otros términos: hacer bien y hacer mal, son una misma cosa. Esta es la quinta esencia de los principios fundamentales del positivista Girardin, según la expone D. Miguel Antonio Caro en su artículo sobre «La Libertad Liberal.» y concluye el polemista católico: Pero si virtud y vicio, lícito e ilícito, bien y mal, son todo una misma cosa-principio que Girardin funda en el principio utilitario tantas veces refutado aun parla moderna escuela antropológica, de que «la que aquí aprueba la costumbre, más allá la reprueba la costumbre misma;»-si el legislador no tiene derecho para decir; esto es bueno, esto es malo; esto digno de recompensa, aquello de castigo: entonces ¿ sobre qué base asentaremos el derecho penal, todo derecho? ¿cómo arreglaremos la sociedad ?» «La solución de estos problemas se ha de dejar a la absoluta libertad práctica.» «Girardin ha padecido veinte :afios los dolores del parto; y al cabo lanza a la admiración y asombro del mundo, no ya el ridículo ratoncillo de la fábula, sino la fea rata del liberalismo moderno." Hasta aquí el Sr. Caro refiriéndose al maestro, veamos las teorías del discípulo. Afirmaba Murillo que los crímenes no son hechos individuales, sino colectivos, que se deben a la sociedad depravada; que es un trastorno mental -38una enfermedad que !fe hereda .... En todo caso, un acto del cual no es responsable el individuo. Toda la responsabilidad del crimen, según el Sr. Murillo recae sobre la sociedad, que por ende carece de autoridad para castigar al presunto delincuente, y cuando castiga, sólo lo hace por la ley del más fuerte, por hipocresía, por encubrir su propia inmoralidad, asi como botan algunas madres sus propios hijos en los tornos de las casas de expósitos. Según Girardin, cuando el gobierno ca3tiga abusa de la propia fuerza. y prosigue el Sr. Caballero; e Eliminar a Melo no era otra cosa, a su juicio, que la demostración de que la sociedad mataba por desembarazarse de un enemigo, sin querer tomarse el trabajo de proceder con el criminal de suerte análoga a como se procede con los locos o con los leprosos.» Fijémonos bien en la doctrina; los asesinos tienen tanta responsabilidad en sus delitos como los locos y los leprosos en sus respectivas enfermedades. Lo mismo dice Girardin. Es decir, son inocentes. Ante barbaridad tan monstruosa e irracional, exclama fuéra de sí por el entusiasmo, el Sr. Nieto Caballero: «¡Humana y profundísima teoría, que olvidan o que ignoran aquellos cuyas pupilas se hicieron para el espectáculo siniestro de lós ajusticiados .... » y continúa en un arranque sublime, fabricando párrafos ~onoros, -dignos de la Pitonisa de Delfos en los mo- -39mentas de transportes ideales. Sentimientos criminales con que la demagogia liberal presta aliento al asesino y se burla de la;5 víctimas. Más adelante tocaremos este punto, y veremos cómo los enemigos de la pena de muerte son los que han cubierto de cadáveres la República, en nombre de la mansedumbre cristiana. «Murillo veía claramente, dice el Apologista, la responsabilidad social en toda enormidad, y por ello preferia los sistemas preventivos a los represivos en la extirpación del delito." Cualquiera piensa que realmente admiten las penas preventivas, como en los que fraguan revoluciones, preparan asesinatos, etc.; pero nada~'e eso, las tales penas se reducen a educar cristianamente a la sociedad, (en escuelas laicas y ateas) a sustituir las leyes de la justicia que, según ellos, engendran el crimen, por las del utilitarismo sensualista de Bentham, que suavizan las costumbres. «Este artículo, que bajo el título Fotografía social y Empirismo penal, ocupaba cinco largas columnas, y que a la muerte de Murillo calificó el doctor Colunje de 'dinamita que hizo saltar en pedazos las tablas del último patíbulo' suscitó las más violentas polémicas.» Con esas frases de fogonazo se deslumbran los tontos; mas los que han hojeado un compendio de historia patria saben que al saltar la tabla del último patibulo, se abrieron las jaulas de los democráticos, de -40los gólgotas, de los republicànos y demás progresistas liberales, y en pocos anos cubrieron de sangre la República, de luto )os hogares, de escarnio la Religión y de ignominia la sociedad. En los siguientes artículos Murillo aparece más soberbio que Atila en sus bárbaras conquistas: todo pretende hundirlo con el casco de su indómito corcel; reformadores del sistema penal, sacerdotes que no entendían sino de oprimir y vivir a costa de los demás. __ . «Los empíricos de la escuela de la fuerza, los conservadores de la barbarie, no se' toman el trabajo de indagación: su mirada torv, y famélica apenas se detiene en la superficie. No conocen sino lo que llaman la vindicta pública. )a venganza; y al mal del delito vuelven el mal mayor de la pena.» Ciertamente los Caros, los Ospinas, los Ortiz,rlos Arboledas y demás notabilidades conservadoras no alcanzaban a comprender, cómo la pena del criminal pudiera ser mayor delito que el crimen; ni nadie que tenga pizca de juicio y sentido común llegará a comprenderlo. Lo más que pudieron ver aquellos eximios varones de la época de Murillo, fue que se castigara a los inocentes y se honrara a los criminales. Continúa luégo el Sr. Nieto Caballero, con frases de escaparate, repitiendo y ensalzando las simplistas teorías hasta aquf enunciadas; con pullitas a los católicos. con femenil sensibleria y con ausencia -41completa de razones. Para terminar el capitulo pone un párrafo que él creyó broche de oro, que cerrara el libro de la vida, y que el lector juzgará utopias sin sentido, escritas en el lenguaje que los católicos llamaban golgótico en el pasado siglo. «Santas dotes de adivinación, crista- lino mirar de visionario, ¿no sería tolerable decir, al detenerse a pensar en ellos, que la espaciosa frente sintió a veces la mordedura inter ior de pensamientos geniales? Tal vez los Sres. Murillo y Nieto Cabeliara sientan esos mordiscos geniales, aun cuando no comprendo cómo pueda ser, si no es que tengan por musa inspiradora una serpiente cascabel. Después de todo «seria tolerable decir qu.e Murillo y Nieto Caballero sintieron a veces la tal mordedura, a juzgarlos conscientes de la que escribieron. Merecidos elogios-En cuestiones económicas nos presenta el Sr. Nieto Caballero a su Idolo de cuerpo entero. Nos dice que le pasaba lo que a los «hombres de grandes iniciativas, que se desesperan por la lentitud del progreso y quieren disponer de todas las grandes fuerzas sociales para impulsarlo .• Por eso fue "individualista· primero, «siete aftos después mostró grandes tendencias hacia el soclaIismo de Estado .• «Empero, conviene hacer notar que no se afilió a ninguna escuela, sino que hizo una amalgama perI(malísima de principios tomados de una -42y otra.- «Valen los escritos publicados con este motivo (de la polémica con el Sr. Aníbal Galindo) por una confesión y hay en ellos frases hermosas y engañosas, de aquellas que diariamente nos sirven los autores socialistas." «Yo estudié legislalación por Bentham, decia Murillo, y auncuando por mucho tiempo fue .mi oráculo, ya no lo es.- «Discípulo de Ezequiel Rojas, quien ensefiaba con Say en la mano, me he independizado en algunos puntos." Quien lea con atención las anteriores líneas, no puede menos de figurarse, o que Nieto Caballero, con la más punzante ironía, está burlándose de Murillo, o que no sabe lo que dice cuando de manera tan lastimosa lo pone en ridículo. El maestro de Murillo fue Ezequiel Rojas, quien en se naba con el socialista Say en la mano; el Dr. Rojas a su vez, estudió' por Tracy, según afirma el Dr. José M.a Samper, y Bentham fue el primer autor de discfpulo y maestro. Digamos cuatro palabras sobre esa colección ge sabios: «Bentham aqui en Colombia, escribe Dn. Miguel Antonio Caro, goza de un privilegio de que carece en todas partes, aun en las repúblicas hermanas, donde nombres más modernos ocupan la atención pública. Mientras andemos a tiro de bueyes y de mulas en los caminos, es probable ,que sigamos a empuje de Bentham y Tracy en los colegios. Bentham fue en su tiempo lo que en el suya Epicuro; y la reap::lrición de aquel en Colombia puede c~¡n. lO •• -43pararse a la de este en Roma, signo seguro de decadencia mural e intelectual. En ese punto de vista pasará Bentham, como pasó Epicuro; y la Iglesia subsistirá." Pasará el sietemesino republicanismo y la 19lesia subsistirá, a pesar de habernos dicho el Sr. Nieto Caballero que «la Iglesi~ está enferma» y que el Incoloro sin pudor está rebosante de vida. Bentham y Tracy son autores de utilitarismo sensual aptos para formar generaciones abyectas y menguadas. «La violación de las leyes económicas, que para Murillo consistian, dice Nieto Caballero, en la ponderación o equilibrio de las fuerzas productoras, debla producir según él, reacciones como las que en el campo político se llevaron por delante hasta las cabezas de los reyes, en Inglaterra en el siglo XVII y en Francia en el XVIII. Pero esa sanción natwal es tardía, comentaba Murillo, y la ciencia social debe prevenirla buscando de algún modo cómo restablecer el equilibrio perdido.lO Para MurillO el asesinato de los legítimos reyes no es más que una sanción natural; yeso que él habia hecho saltar en pedazos las tablas del últimO patibulo. Cuán cierta es la frase que tan oportunamente arrojó al rostro de aquellos demagogos el Sr. Samper: «pompa de garantias y lujo de arbitriariedad.lO En todos los escritos y en todas las acciones de aquellos fanáticos del error, aparecen tales princjpios contradictorios y tales pensamientos de juegos a dos cartas. -44No entra en nuestro plan el análisis de todos los delirios c del gallardo hombre de Estado -, ni el examen de todas las afirmaciones dogmáticas y frases' hueras de Nieto Caballero;' sólo queremos fijamos en lo más culminante, para que se vea el valor moral e intelectual de uno y otro. En 10 que ata fíe. a la rata legal del interés, el Sr. Nieto Caballero trata a. Murillo con cierta proteccióu desdeflosa. Dice que la respuesta que dió. a Galindo su contendor, fue c deliciosa, muy en el tono de los grandes panfletos socialistas; - que fueron c voces del corazón; - pero que «Murillo no pensó en las leyes naturales ni quiso tomarse el trabajo de repasar, sin ánim() preconcebido, las enseftanzas de sus maestros. - «¿ Qué llegaba a remediar el proyecto de Murillo?-. _.. El proyecto de Murillo no resolvia el problema y planteaba en cambir¡' otro tremendo.Total; Murillo sale de las manos del Sr. Nieto Caballero tan mal parado como D. Quijote de las de los yangUeses. Las últimas palabras del cantor en el presente capitulo son las siguientes: cEn el caso que estudiamos el sofiador fue Murillo.- Lo .exhibe en la galería de los sonámbulos politicos, cuyas ideas desequilibradas son hijas de pesadillas inconscientes producidas por indigestión de panfletos socia-. listas. Fernllndo Rf.allo, s. 3. Restauración del retrato de Murillo Toro desfigurado por L E. Nieto Caballero (Segunda entre&a) Con las debidas licencias. BoaOTA Imp. dtl Corazón dt Jtsua 1916 Fernllndo RrllDao. S. ,. Restauración del retrato de Murillo Toro • desfigurado por L E. Nieto Caballero (Segunda entrega.) Con las debidas licencias. BOGOTA l'TIp. del Corazón 1916 de !esfls Religión y Patriotismo Nostalgia de las selvas-Al hablar el Sr. Nieto Caballero lie los odios de Murillo a la Madre patria, disiente de sus ideas antiespañülas, y trata de disculparlas, ya por las circunstancia s del tiempo ell que vivió el ilustre ministro de Hilario López, ya por la falta de trato q¡;e tuvo con personas de otros palsfs. En este punto, encuentro muy razonables y justüs los sentimientos del Sr. Nieto Caballero; quiero, no obstante, copiar alguna de'.as brillantes páginas de .La Conquista,» escritas por Miguel Antonio Caro, a fin de disipar las sombras de los que creen todavía en los tres siglos de ignominia de que nos habla el Dr. Olaya Herrera, cuando abomina de los oprobiosos siglos coloniales • •Lo que es de observar y la que no observa Macaulay, es que las glorias de la Conquista han crecido y abiértose camino, no por esfuerzos de la misma raza conquistadora, enderezadas a ensalzarlas y pregonarlas, antes a pesar de la emulación de los extraños, corno era de esperarse, y también de la indolencia y aun de las renegaciones de los propios, que es género de oposición cOll que de ordinario no tropezaron las glorias de otras naciones., Los ptinteros cronistas de aquelloi -46sucesos consignaron los hechos con candor y sencillez, sin adornarlos con las flores del estilo; sólo siglos después empleó Soifs los artificios de la elocuencia para popularizar y hacer gustosa la Historia de Hernán Cortés, más seca pero más pura en las desnudas y cándidas páginas de BernaI Diaz. Muchas de aquellas relaciones en cuya publicación debían estar interesados los españoles todos, permaneclan inéditas, y otras lo están. aún. Sólo en los últimos años han salido a luz obras manuscritas y casi desconocidas, de Oviedo y de Las Casas, las Guerras de Quito de Cieza de León, Cartas de Indias de gran valla y otros' documentos preciosos, gracias al celo de la Academia de la Historia, a la protección del Gobierno español, y a la diligencia de eruditos particulares, como los señores D. Justo Zaragoza y D. Marc:>s Jiménez de la Espada. No de esfuerzos -emejantes para reivindicar legitimas gloria;. dio eiemplo nuestra raza en tiempos antl'I,'Jres, J'li menos a principios de la presente centùria, cuando los peninsulares con mal entendido y tardío desengaño se empeñaban en con3ervar las colonias de América, que los errores de su propio gobierno, más tal vez que el anhelo de emancipación de sus hijos, les arrebataban para siempre de las manos .• «Dominados ellos de las :ideas filantrópicas predicadas por el enciclopedismo francés, o creyendo que expiaban las culpas de Corteses '1 Pizarros, sin ver la viga presente en el oJo propio, sin considerar que la expulsión de los Jesuitas por el rey Carlos Ill, y la propaganda volteriana de los consejeros y validos de aquel monarca y de su inmediato -47s~çesor, eran verd!ideros errores que ello~stlbaripurgahdb. las causas que de cerca determinaban la pérdida de las Américas; y ~osotros, figurándono~ que 1bamos a vengar los manes de Motezuma y a libertar la cuna de los Incas; españoles peninsulares y americanos, todos a una, aquende y allende los mares, de buena fe a veces, otras por intereses o por ficción, maldecíamos y renegábamos de nuestros comunes padres. Con voces de poetas ibéricos e indianos pudo formarse entonces horrísono coro de maldiciones contra la Conquista. El leguaje de Olmedo, por ejemplo, en medio de sus exageraciones enérgicas y brillantes, no difiere en el fondo del amargo sentimiento de Quintana, que con la misma pluma con que trazó las biografías de Pizarros y Balboas, adulaba en sus odas famosas a la &virgen América.» 'Con sangre están escritos en el eterno libro de la vida esos dolientes gritos que tu labio afligido al cielo envía, claman allf contra la patria mla y vedan estampar gloria y ventura en el campo fatal donde hay delitos. ¿No cesarán jamás? ¿no son bastantes tres siglos injelices. de amarga expiación? Ya en estos días no somos no, los que a la faz del mun do las alas de la audacia se vistieron, y por el ponto Atlántico volaron, aquellos que al silencio en que yaclas sangrienta, encadenada te arrancaron!' -Así cantaba en 1806 el más brioso, el más popular de los poetas españoles de aquel -:4&tie.po; y esas valientes estancias en que protestaba que los españoles de entonces no eran los mismos españoles del. siglo XVI, del siglo de la grandeza de España, corrían en España con aplauso. Los tres siglos de servidumbre siguieron sonando 10 mismo en los ensayos históricos del célebre literato y estadista peninsular MarUnez de la Rosa (Guerra de las Comunidades de Castilla) que en los escritos patrióticos de nuestro insigne Camilo Torres (Memorial de agravios). Dijérase que españoles europeos y americanos, no contentos desde los albores de 1810 con desredazarnos y desacreditamos recfprocamente, sólo nos dábamos la mano en el común empeño de ahogar las tradiciones de nuestra raza, y que con desdén altivo, y aun con lágrimas qtie hacíamos alarde de verter (y que si alguno las vertió realmente, mejor se hubieran empleado en llorar pecad.os propios) aspirábamos a borrar, si posible fuese, los orígenes de la civilización americana.cDeplorable es, y lástima profunda inspira, la situación de una raza enervada que por único consuelo hace ostentación de los nombres de sus progenitorell ilustres. ¿De qué ha servido a los modernos italianos decir al mun do con palabras y no con hechos, que descienden de los Césares y Escipiones? Pero es doloroso también, síntoma de degeneración y de ruina, y rasgo de ingratitud mucho más censurable que la necia vanidad, la soberbia y menosprecio con que un pueblo cualquiera, aunque por otra parte esté adornado de algunas virtudes, apenas se digna tornar a ver a su cristiana y heróica ascendencia. El nacionalismo que se convierte en una manía llobiliaria, es vicio ridlculo; pero el antipatriotismo es peor. A la España de ambos mundos en el presente siglo ha aquejado esa dolencia: esa c conformidad ruin" con el desdén extranjera, cen sujetos descastados que desprec;an la tierra y la raza de que son, por seguir la corriente y mostrarse excepciones de la regla." cEl abatimiento, el desprecio de nosotros mismos," añade el orador cuyas palabras estamos transcribiendo (Valera), ha cundido de un modo pasmoso; y aunque en los in iividuos y en algunas materias es laudable virtud cristiana, que predispone a resignarse y someterse a la voluntad de Dios, en la colectividad es vicio que postra, incapacita y anula cada vez más al pueblo que la adquiere." c¿ Y por dónde empezó la tentación de despreciamos en comparación con el extranjero, si no fue por esas declamaciones contra los tres siglos, es decir, contra nuestra propia historia? ¿Y de dónde nació esa peligrosa y fatal desconfianza en nosotros mismos, sino del hábito contraldo de insultar la memoria de nuestros padres, como avergonzados de nuestro origen? Natural y facillsimo es el tránsito de la primero a la segundo, como es 16gico e inevitable el paso de la falta cometida al merecido castigo." La espada y la cruz-El doble poder espiritual y secular se presentaron simultáneamente a la conquistd de América; los soldados venlan a plantar la bandera de Castilla y de León en estas tierras hasta entonces desconocidas y a buscar nuevos tributos para sus monarcas. Con el sable y la lanza se velan precisados a domar la bravura de las indomables tribus, y de aqu( los acto:;, a veces sanguinari:;s, que les hicieron poco gratos a los ojos de los puebloç -50conquistados. El poder espiritual, Roma, pOr el contrMio sólo enviaba a los conquistadores d~ las almas a fin de que difundieran la verdad y propagaran la verdadera civilización; sin más armas Que la èruz, sin otro aliciente que las fatigas y trabajos padecidosl'or amor ~ los gentiles, debían se;r;brar en estas soledades la semilla del catolicismo y regarla con su propia sangre. cEl conquistador propiament€' dicho, escribe el Sr. Caro en el lugar arriba citado, puede considerarse como el brazo secular, como la parte material de la conquista misma. Tras estos zapa dores. robustos y a par de ellos corrieron sin ruido los vientos de la civilización cristiana que sembraron la semilla evangélica en el suelo desmontado». c¡Qué legión de misioneros apostólicos I ¡Qué rica de santidad, qué fecunda en enseñanzas y ejemplos nuestra historia eclesiástica, olvidada y por explotar aún, en gran parte, en las crónicas de las órdenes religiosas.» y por si estas palabras de nuestro ilustre Apologista católico las encuentran demasiado parciales los adversarios, lean lo que dice Prescott pr~estante, citado por el mismo Caro: cLos esfuerzos hechos para convertir a los gentiles son un rasgo característico y honroso de la conquista española». cLos misioneros españoles, desde el principio hasta el fin, han mostrado profundo interés por el bien-estar espiritual de los naturales. Bajo sus auspicios se levantaron magníficas iglesias, se fundaron escuelas para la instrucción elemental y se adoptaron todos los medios ra-:cionales para difundir el conocimiento de las verdades religiosas, al mismo tiempo que ca- -51da uno de los misionerOs penetraba por remotas y casi Inaccesibles regiones, o reunía sus neófitos Indígenas en comunidades, como hizo el honrado Las Casas en Cumaná, o como hicieron los Jesuítas en California y ParagUay .• En iguales términos hablan cuantos historiadores escriben sobre la conquista del fmundo por los soldados de la cruz, siempre que no llevan la venda de la pasión sectaria ·sobre los ojos. Murillo con su escuela renegaba de los conquistadores de hierro y de los apóstoles de la cruz; el Sr. Nieto Caballero se halla en desacuerdo con respecto a los héroes de· la conquista material y muestra cariño por la Madre patria; pero maldice la conquista espiritual, por habernos esta unido al PonUfice Romano. Por eso termina el capítulo con estas palabra s dignas de. L. E. Nieto Caballero: -Mucho más que en tiempo de Murillo vivimos hoy bajo la tutela de Roma. El clero, en el cual está lujosarriente representado el elemento español, nlls sigue dominandù. Y los hombres que continúan la clásica tradición española, en lo que ella tiene de retrógrado. absolutista y sombrío, son todavía y más que entonces los que arrastran multitudes. ¿De qué, pues, iba a servir el retardo de establecer relaciones con la Madre patria? Tan sólo de obstáculo para que nos viniera lo bueno, lo mucho bueno que tenía y que tiene, en forma de afectos de sus hombres nobles y. de luces de sus intelectuales.Cualquier lector que conozca medianamente la historia patria, si no carece por completo de sinaéresis, refuta estos últimos concep- -52tos con la más sonora carcajada. Los únicos lazos que a Roma nos unen son los de la fe y de la moral: si el Sr. Nieto Caballero y los suyos quieren romperlos, débese al predominio de los sentidos sobre la razón; nosotros no llamamos a eso tutela, sino libre sumisión de nuestros entendimientos y de nuestras voluntades a Dios. Dejando a un lado esas palabrotas, retrógrado, absolutista y sombrlo, tan indignas de los mansos, cultos y amplios progresistas; le digo con entereza, que si a ustedes los está dominando el clero español que hoy se encuentra en el pafs, a los católicos nos está ayudando muchfsimo en la evangelización de los indios, en la instrucción de los pueblos, en la educación de la -juventud y en mil obras más de civilización y de progreso. Como los católicos somos la inmensa mayorfa, casi la totalidad de los colombianos, y todos estamos muy agradecidos a los que nos trajeron la civilización cristiana en forma de luz para nuestras inteligencias, de caridad para nuestros corazones, de fuerza sobrenatural para nuestras voluntades y de vida sociâl para todo nuestro ser individual y colectivo, y como no pensamos renegar de Jesucristo y su Vicario, ni de nuestra fe, ni trocar . nuestras costumbres por las exóticas y engañosas de otras razas; la mejor sería que esos pocos descontentos se marcharan a las selvas, ya que sienten nostalgia de vida primitiva, y allf vivieran en comunicación perpetua con los intelectuales de aquende y de allende los :mares, que todos son lo mismo. De este modo se emancipal fan del tutelaje de Roma y pondrían en práctica el ideal de Rousseau. Mientras no hagan esto, tendrán que -53ver en todas partes la influencia de Roma y del clero; porque de la Ciudad Eterna partió desde hace veinte siglos la luz que ilumina al mundo y la civilización que hizo retroceder a la barbarie, y esa luz y esa fuerza civiIi7adora, cada vez más pote'1tes, seguirán invadiéndolo todo hasta el fin del mundo. En resume;l, Murillo abomina de España en absoluto, Niet') Caballero reniega de España católica; Murillo Nieto Caballero doblan la rodilla delante de José Hilario López y queman incienso ante su altar. A ambos les viene como de molde la estrofa de Julio Arboleda: i Arrojamos un rey de nuestras plazas, a cuyas plantas se postraba el mundo; el genio de Bolivar sin segundo, indigno de mandar nos pareció. y López hoy, Dulcey, Guainas, Obando, hacen causa común con los esclavos, e impunes vejan a los mismos bravos . que ci genio de Bolívar respetó. Murillo Toro y Nieto Caballero, teólogos-La ignorancia es audaz, y cuando esta ignorancia la es en materias religiosas, entonces rava en delirio su audacia, y se pone en ridlculo a los ojos de cualquier católico verdasada en la doctrina del P. Astete. Con gran desembarazo, con seguridad plena en sI mismo y en la sabiduría de su protagonista, entra el Sr. L. E. Nieto Caballero a estudiar a Murillo ante ela cuestión clerical,- y da su juicio con aplauso digno del más profundo de los teólogos. «El empeño matar de Murillo en el asunto -54de Espªña, escribe, era el de impedir que sè! éstimu'a~a laihmlgradón d.e. congregaciones r~lIglbsas, ta menos favorable al progreso de u'1 pueblo entre todas.lil!> inmigraciones, co~ mo que aquelhls no vienen a ocuparse. en la producción sino en el consumo. y no lIega.n a circunscribirse en un hermoso radio de acción, evangelizador y altruista, sino que se preocupan en dominar a los pueblos y en fabricar títeres para la polftica.- Los gritos de Iabajo el clericallsmo I I mueran los clericales! ¡hay que incendiar sus guaridas Iles preciso exterminarlos I y otros Igualmente caritativos; se dirigen no sólo contra el clero, sino contra todos los católicos. En tal sentido tomaba la palabra cleriÓil el masón revolucionario Gambetta, cuando hace años decía, señalando a los católicos: I cLe cléricalisme I Voilà l' ennemi.- Nuestras dos celebridades colombianas parece que lo aplican solamente al cler}) .• Con una historia del clero en la mano derecha y con otra del liberalismo colombiano en la izquierda, vamos a i\lzgar los conceptos del Sr. Nieto Caballer.o: debe impedirse la inmigracióri de las:órdenes religiosas, la menos favorable; pQrque çonsume y no produce. Siguiendo paso a paso desde el principio de la Conquista las hrellas de los misioneros, vemos que ellcls fueron los qu.e reunieron a !ns indios salvajes en reducciones y les fundaron las primeras escuelas, en las cuales no sólo les ilustraron el entendimiento con las verdades divinas y humanas, sino que les educaroll el corazón y los sentidos con el amor a lo bello y con el ejercicio de las artes; los misioneros abrieron más tatde -55colegios y universidades y levantaron el nivel de la instrucción; ellos introdujeron en eltaía la primera imprenta y publicaron multitu de libros qi1~ nos hicieron conocer en el Viejo Mundo y sirvieron de fundamento para la historia de nuestra Patria; produjeron tesoros para el hombre, tesoros intelectuales y motales que valen más que el oro y los diamantes. Los señores liberales consumieron esos tesoros, convirtiendo los establecimientos de inst~ucción en antros de sensualismo ateo, y trocando las imprentas en armas de errores y calumnias. ¿Qué produjo el clero? Ese clero produjo la semilla de la independencia; dos eclesiásticos fnndaron El Rosario y San Bartolomé, cunas gloriosas de los héroes inmortales de la magna guerra, y 96 eclesiásticos fueron desterrados, como patriotas activos, por el pacificador Morilla. ¿En dónde se encontraban el Sr. Nieto Caballero y su pro-hombre, cuando aquellos héroes de sotana ponlan los fundamentos de la República? Por no llenar páginas de nombres, de toda persona ilustrada conocidos, baste citar al General Santander, educado por obra y favor del clero que le dió beca e ilustración. Los liberales trataron de consumir esas glorias, apuñaleando la libertad en el corazón de Bolivar el 25 de septiembre, y Doniéndole cader.as durante su administración. El clero produjo obras de patriotismo que sólo la ingratitud olvida; recorrió a Colombia en todas direcciones, reconoció los rios, exploró las montañas vírgenes, estudió su fauna y iU flora, y levantó mapas completos de todo el territorio; qisciplin6 a los indios y defen- -56dió con celo y valor las fronteras. Los liberales se unieron con el Perù contra Colombia, pretendieron regalar el departamento del Cauca, enajenaron las rentas del Estado, ofrecieron por un abrazo laico de Costa Rica un pedazo de la Patria y quisieron ponernos en ~anos de Norte América; consumieron aquel tesoro de patriotismo en el mercado de la traición. El clero produjo el progreso de la agricultura; introdujo las primeras herramientas y los primeros animales de labor, desgalgó montañas con los neófitos, abrió haciendas prósperas y logró aclimatar cereales y árboles frutales aquí desconocidos. los liberales consumieron tantas riquezas arrancándolas de las manos de los diligentes cultivadores y entregándolas a demagogos indolentes en pago de su c1erofobia. San Agustín, San Carlos, San Bartolomé, San Francisco, Santo Domingo, y cien edificios más en Bogotá, Cali, Popayán, Tunja, Medellfn y otras poblaciones de la República ios produjo el clero y se levantaron con los ahorros de sus legItimas dueños, quienes los pusieron al servicio de los hijos de Colombia con el fin de educarlos, instruirlos y ejercitar con ellos la caridad en todas sus formas. Los liberales consumieron esas producciones, con la exyulsión arbitraria de los religiosos en nomb-re de la libertad de conciencia, con la clausura de esos colegios en el de la libertad de enseñanza, con el robo de tales edificios por medio de la desamortización, clavando las rojas uñas en bienes de mano:J muertas que no les pertenecían. Hoy mismo serIa curioso ha~er minucIosa -57requisa de lo que producen en todo sentido el clero secular y regular, y de lo que hacen los liberales. Veo a las Madres del Sagrado Corazón de Jesús, que con dineros traldos de otros paises levantan un soberbio edificio, que consume millonadas, con el fin de ilustrar a las señoritas de la primera sociedad y dar enseñanza gratis a las desheredadas del pueblo; veo a las Religiosas del Buen PastOr que se consagran a la dura labor educacionil;ta y reciben a las de corazón manchado para tratar de regenerarlas y perfumarles de nuevo el alma con el aroma de sus virtudes; encuentro a las Hermanas de la Caridad en todos los ángulos de la República, admiro los edificios que levantan con su legítimo patrimonio y los sacrificios a que se someten, las veo en las cátedras enseñando, en los hospitales curando, en las leproserías manejando cuerpos deshechos, en las cárceles consolâ:,.do, en todas partes buscando una lágrima que enjugar, una herida que cicatrizar, un dolor que aliviar, a una miseria que remediar; he pasado por junto a los colegios de las Betlemitas, de las religiosas de la Enseñanza, etc., y siempre las he oido en la mi3ma tarea de educar; me he encontrado en las caIles con las Hermanitas de los pobres, y he sentido veneración por esos ángeles, protectores de la vejez desvalida; junto a los talleres de On. Bosco y de los Hermanos de las escuelas cristianas me he detenido a escucha r el ruido de máquinas modernas, los acordes de la música y el golpe de los martiIlo~, armonfasdel progreso material acorde con la civilización cristiana, que están esos religiosos enseñando a nuestro pueblo; paso -58revista a todas las ~sas religiosas, y en todas ellas sotp'rendo I~ 1114sardiente activjdad: en sus porterlas se reparte la sopa ¡¡. los hambrientos, de sus cocinas sale el pan de cada dia para los p,0bres vergonzante:;, en sus las se enseña a lo~ ignorantes, en sus púlpi:tos se predica la verdad,. en todas partes se hace el bien y sê practica la caridad cristiana. En cuanto al clero secular, púedo decirlo sin t~mor de que nadie con razón llegue a desm·eiitirme, ylo aseguro como testigo de vista, pues lo he presenciado en multitud de poblaciones, apenas si hay 'obra de civización moral, intelectual y material que no tenga el sello del Prelado y del parroco. y entretanto ¿qué producen los antic1ericales? Los trasmisores de las luces tienen media doèena de fábricas de impíos, asimiladas a colegios, en donde arrancan del corazón de los alumnos juntamente con los sentimi..:r.tos religiosos la idea de lo bueno, y en donde venden por favores y dinero títulos profesiona.~s: producen calumnias él los ciudadanos hOi:rados, alabanzas a los impíos e Insultos ala, glesia en sus imprentas; producen alarma en el país, puebladas escandalosas, amenazas a los católicos, guerras y traiciones; producen muchas palabras y muy pocas garantías, muchas escuadras, compases y mandiles, y en bienes reales .... nada .. Duro parece lo que llevo escrito, pero es la verdad desnuda, verdad que salta a la vista de cuantos tienen ojos y quieren ver; esa palabrerfa con que se nos dice que el catecismo del P. Astete está ahogando a los colombianos, que hay que poner un hierro en las manos de los jóvenes y una aritmética en sus au- bolsillos si queremos salvar el progreso, Que -sólo en los colegios liberales seadquie;e instrucción sólida. que los curas y clericales son esto y la demás allá; son puras fanfarronadas, hijas del despecho.v encubridoras de ese cadáver, del cual podemos decir con Dn. Carlos Holguín en sus Cartas Polfticas: jam foelet. - Cita las palabras del Dr. Carlos Calderón, que dtce de Murillo: cTolerante coma hombre, no podla serIo coma filósofo.- En este concepto encuentra el Autor una alabanza, cuando envuelve la censura más acre que darse pueda a un hombre de honor; puesto que nada envilece más a un cabal/era que esa dualidad, hija de la cobardla y de la doblez. El Sr. Nieto Caballero tomó la palabra podla como sinónima de debía, cuando el autor quiso decir que no era capaz, y efectivamente no la era, porque Munllo fue hombre de dos conciencias, según la veremos más adeJante. Corno escritor ardiente Murillo aparece como un Mirabeau ante el· clero y los escritores católicos, y en su carácter de mandatario es preFcntado como el tipo de la ecuanimidad. No niego esta antlttsis, peculiar de aquel hombre público; es cierto que no fue un CaJigula sanguinario mil';1tras ciñó la banda tricolor; pero su conducta, lejos de parecerse a la de Constantino respecta de la Iglesia de Jesucristo, se acercó mucho a la de Juliana el Apóstata. Al General Masquera, por ejemplo, la han llamado los historiadores tirano, sargentón, déspota y sanguinario, a él debe la Iglesia días de luto y de ~angre; pero tú. va al menos valor para perseguirla con la visera . levantada y arrojarla al circo de las fieras y a ___ 60las llamas con que incendió a Roma, sin buscar autor responsable de sus crímenes; Mosquera decía, «al que no haga mi voluntad, lo fùsilo.- Murillo al contrario. «Como gobernante, escribe su cantor, sabia respetar los anhelos de las mayorías, las creencias del pueblo, la misión social de los Obispos y los sacerdotes, atendid¡¡s las cirtunsfancias del país y la inconveniencia de lIevarlo por la fuerza a donde, lentamente, ilustrándose, Ifegarla de gréldo..' 'Antes que expulsar del territorio a los frailes, la enseñanza ciintílica debe expulsarlos de las. conciencias.' «En donde la superstición agoniza, el fraile se retira, libremente. Esa es la tolerancia.» Carecia de entereza para llevar a la práctica l'US ideas y por lo mismo se conlradecfa con frecuencia: opinaba que no se debla expulsar a los religiosos, y a los Jesuitas los ex¡;ulsó, él que no López, con la astucia de la serpiente y la bajeza del esclavo; aparentaba respeto a las mayorfas y a las creencias del pueblo, mientras atizaba bajo cuerda las hogueras encendidas por sus adoradas sociedades democráticas, para consumir en ellas la República; alargaba reverente la diestra a los Obispos y sacerdotes, mientras les arrebatraba con la zurda deiechos tres veces secu- ' lares. Tal era el doble carácter de Murillo .. En cuanto a la frasecita de bachiller indigtstado, que por su cuenta pone Fray Presumido, que dirfa Mateos Gago, «en donde la superstición agoniza, el fraile se retira, Iibrem('nte;- es la muy antigua y tiene valor convencional. Hé1ce veinte siglos que los pa .• ganos llamaban superstición la doctrina de Jesucristo, y se prometfan acabar con eUa yJ -61dejar a los Apóstoles predicando en el vado; hoy los pigmeos idólatras del fanatismo impio repiten las mismas frases y se forjan las mismas ilusiones. El Sr. Nieto Caballero hace hincapié sobre las frases benévolas que el Ilmo. Sr. Arbeláez dirigió a Murillo en un discurso: «El clero recuerda con placer el período de vuestra pasada administr<lción, porque fue en èl cuando cesó esa persecución cruel y tenaz que tantos días de dolor causó a la Iglesia .• E3as palabras del Ilmo. Sr. Arzobispo de Bogotá se e eben tomar en el mismo sentido qué titnen los encemios que hacen los apologistas cristianos del emperador Tito; no quieren decir que dicho monarca hubiese protejico las dcctrinas del Redentor Divino, ni que hubiese abdicado del paganismo, a procurado el triunfo de la cruz sobre los falsos dioses. LlniCé~mtnte hizo cesar la persecución sangrientil, sin df'jar de insistir en el extérminio del cristiar.i~mo. Ya la dije; el Sr. Murillo ro tue ln Mos~uera, y por no IJéJber scguida pers(:nalmcnte esa persecución salvaje, el lIu~tre Prcl<loo le é1gradf re y le da ese toque delic<ldo l'ail el fIn de at:aerlo a la verdad. r\o de otra suerte el Romano Pontifice envia una h"nJosa ea/decoración al sucesor del déspota Guzm;\n Blanco y del tirano Castro, con el fin de manift starlc agradecimiento por las garJr.tías que ha dado a la Iglesia y para I:anrle un Jlanamiento amoroso él la casa paterna; y no concede iguales títulos a los fieles mandatarios, porque estos gozan de toda la herentia de Jesucristo y no necesitan de halagos para vivir sumisos a su Padre. ¿No fue esta la doctrina que se nos ense- -62116 en laparAbola del Hijo Pródigo, cuando al hijo discolo se le regaló con un banquete, mientras se rehusó el cabrito al joven fiel y sumiso? Tiene en seguida grandes y ridiculoselogios para el escritor valiente que dice ser cobardia y falta, de carActer plegarse a opiniones ajenas, por interesados fines. As{ seria si todos los hombres procedieran con ~se raquitismo de miras, pero no es eso: la nobleza de corazón y la verdadera libertad consisten precisamente en plegarse a la verdad y al bien conocidos. Montesquieu, Wiseman, René, Groot, Ospina, José M." Samper, Dononoso Cortés y otros mil pesan en la balanza de la historia mucho mAs que centenares de Murillos y Nietos Cabatleros, y no obstante vinieron a las banderas de Jesucristo, no cpor comer mantequilla., sino por huir de las tinieblas y de los campamentos del crimen. Nada preocupaba tanto al señor Mllri!lO y . preocupa hayal Sr. Nieto Caballerr· según confesión del último, como la intervención del clero en la polftica. En el cândido supuesto d~ que tal preocupación obedezca al celo por la pureza de las doctrinas del divino Maestro, se estân llevando dolores de cabeza 'bien inútiles; porque a estos nuevos' reformadores nadie les ha dado autoridad para dar normas de conducta al clero, aun cuando se crean a si mismos lumbreras del saber Pero no hay tal, ellos la que sienten es ver que los pastores no abandonan las ovejas, y sin miedo a los lobos las defienden en todos los 'campos sin respetos meticulo~os; si el clero recomendara las listas liberales en los días de elecciones, votara por ellos y I j hiciera propaganda, entonces si seria fiel imitador de -63Jesucristo: en ese caso nos dirían que lo mejor, lo más culto, ilustrado y digao de respeto era el clero; pero ya pueden esperar sentados. Es cùriosfsimo el criterio con que los anUo católicos juzgan la ingerencia del clero en la política: predica el sacerdote contra la embriaguez, y Jos borrachos salen del templo furiosos, y entre vapores de aguardiente' maldicen al sacerdote que se mete en polftica; habla el mísionero del hUrto, y los ladrones se amoscan porque se ha conveltido la cátedra de la verdad en tribuna demagógica con el fin de insultar a los ciudadanos honrados, sólo porque no congenian con la bandera azul; habla el párroco en contra de la inmoralidad, y los impùdicos lo acusan de atacar su credo político; condenan el Romano Pontífice o los Prelados un colegio, un libro O un periódico implo, blasfemo o corruptor, y al momento los interesados en propagar tales infamias se revuelven contra ellos y furiosos dicen que los pastores se salen de su esfera para meterse en polltica; tienen algunos interés en subir al solio presidencial o sentarse en una curul, anhelan por dictar, leyes corruptoras para la enseñanza, suspiran porque revivan las desamortizaciones con el deseo de clavar las uñas vivas en los bienes de manos muertas, y aseguran que el clero se mete en polltiea si abre los ojos del pueblo para que conozca a los enemigos de la Religión y a los perseguidores de la Iglesia en los dlas de elecciones. Es que para unos la polltica es el agwardiente, para otros el robo, para estos la inmoralidad y para a~uellos la avaricia; para todos ellos, como esclavos del instinto, la Ii- -64bertad absoluta para el mal y el error. Al hablar de la doctrina que acaricia acerca de las relaciones que deben existir entre la Iglesia y el Estado, dice el autor: «Ideólogo, Murillo fue dé los atacantes que derribaron la fortaleza cómoda del patronato.Y se queda tan fresco. ¿De cuándo acá se da el nombre de ideólogo~ a los usurpa-dores de lo ajeno? Al que estudia el origen de las ideas se le llama ideólogo según el diccionario de la lengua castellana, y al que usurpa la ajeno contra la voluntad racional de su dueño, se le da el calificativo de ladrón, según el mismo. Lucido quedarla el escritor que dijera: «Ideólogo, Rolando fue de los atacantes que con la cuadrilla de ladrones derribaron la fortaleza cómoda de la propiedad individual.Y no obstante hay igualdad completa en las dos afirmaciones. «Más tarde, sigue escribiendo el Sr. Nieto Caballero, tras largos años de experiencia en que las instituciones libres hicieron de lOS clérigos hombres de· armas tomar y peligrosos caudillos, d~ploró como funesto error la adopción de la fórmula del Ministro italiano.De manera pues, que Murillo en un principio fue partidario de la separación de la Iglesia y del Estado, y bajo esa bandera militó con las huestes de ladrones que entraron a saco en las propiedades eclesiásticas y d~spojaron por la violencia, de sus legítimos bienes, a los dueños iner::¡es; y más tarde, cuando su alma estuvo más nutrida de los principios liberales, optó por la sujeción de la Iglesia al Estado, a fin de quitar a la vlctima hasta el derecho de quejarse y la libertad de conservar su dignidad y sus. creencias. Eso signi- fican aquellas palabras del paladín de las libertades absolutas: cLa última revolución ha modificado mis opiniones sobre libertad religiosa: hoy opino que no debe ser absoluta, porque es un peligro para el partido liberal, <:omo la fue el sufragio universal de 1856.cTampoco estoy porque se .e permita emitir. todos sus pensamientos, porque excomulga a los que no piensan como él, y abusa de esa libertad para atacar al que se la otorga.Aquí tenemos a :\'\urillo, y en él a su partido, de cuerpo entero: sancionan todas las lihertades absolutas para el error y el vicio, pueden emitir sus pensamientos de palabra y po- escrito los adeptos de Buda y de Mahoma con tal que no censuren sus nefandos crímenes,- sóLJ .hay cadenas para los sacerdotes católicos y mordazas para los que prediquen la verdad; ellos prodigan los epltetos más virulentos a quienes no piensan con su escuela, no hablan con su lenguaje y no obran con su desenfreno, pero ¡ay del que pretenda defcnder con entereza la doctrina católical se hace reo de enorme crimen y merece excomuniÓn ante sus laicos tribunales, grillos y cadenas en las cárceles de sus tiránicas inquí;iciones. ,Uñas tcoJ¡igicas-Todavía existen incautos candorosos que se dejan adormecer con palabras ideológicas y encuentran muy armoniosos los cantos de la sirena liberal; creyendo que realmente los partidos avanzados, comO ellos se apellidan, quieren levantar el edIficio de los libres sobre los fundamentos de la honradez y la justicia. Nada más absurdo; estudiada la historia de la dominación liberal en todo el mundo, y en especial en Colombia, se observa que jamás han presentado UIl -66prog~ama de principios homogéneos, ni hall' .p~rseguido un ideal patriótico: Santander, Obando, Mosquera, López y todos ellos' anduvieron siempre a tiros y se hicieron la más ,cruda guerra, según palabras del Dr. Núñez. Si algunas veces trataron de reunirse baj(} los toldos de un mismo campamento, fue llevados por el mismo instinto de la rapiña, que tanto influjo ejerce en sus ideas con uñas: el olorcito de los bienes ecle~iásticos los agrupaba, y repartidos estos, volvían a dispersarse, como lo hacen las cuadrillas de encrucijada, luégo de haber <ksvalijado a los pasajeros. Hov que están llamando a reunión fraterna liberales y republicanos, es bueno que los católicos se pongan en guardia, pues la historia se repite, y «quien mira lo pa~ado, lo porvenir advierte,. Por eso, no será fuera de prop'6sito recordar aquí las palabras con que Miguel Antonio Caro términa el articulo cHistoria y Filosofía.: c ¿ Cuáles son los individuos eminentes de esa constelación? (la liberal) ¿Cuál la polftica que proclaman, anuncio de prosperidad y f~licic!ad? cUno de ellos es el Dr. Alvarez, cuyos furores oratorios son bien conocidos .• cOtro es el Dr. Galindo, que amenaza al Gobierno con la guerra por su condescendenciay reverencias co.n el clero hasta el ~unto d~ haberse declarado semi-oficialmente que el Gobierno considera virtualmente abrogada la ley de inspecciónd.e cultos; es decir, que el Sr. Galindo a' nombre de la facción radical, amenaza al'partido independiente porque éste no ha renov3do la era maldecida de las persecuciones religipsas .• cLa unión ¡iberal que con violento sortlle- -67gio democrático se trató de resucitar el 24 de Abril, es el difunto monstruo de miembros heterogéneos y cabeza radical ..• Ante el sepulcro de ese monstruo están gritando liberales y republicanos por ver si lo vuelven a la viâa, y viendo que no despierta, le dicen al oldo: los frailes están ricos, las monjas tienen plata, las iglesias están prósperas; es tiempo de ensayar nuestro antiguo sistema, y saldremos de pobres ..• Con este conjuro metálico, el monstruo de }lliembros heterogéneos se retuerce y lanza gritos famélicos, pero vuelve a sentir sobre el lomo la losa de la justicia y el orden que le oprime. Volvamos al .ideólogo atacante de la fortaleza cómoda del patronato ..• Con la doctrina de MurilIo TGro se despojó a la Iglesia Católica del derecho del patronato, se quiso colocar a los Obispos al nivel de los ùltimos empleados del Gobierno y a los sacerdotes en calidad de parias; pretendióse arrebatarles la jurisdicción, poner les bajo la obediencia de inspectores laicos y hasta nombré;rlos el Estado a su placer. Los sacerdotes católicos que 110 querlan de grado someterse a le) es impias, o rehusaban obedecer a los hombres antes que a Dios, eran llamados antipatriotas, traidores, revolucionarios; se les perseguía como a fieras, se les sometla al tormento de los azotes, al destierro o a la muerte. Estas, que parecen fábulas, no lo son por dc!sgracia, son hechos consignados en nuestra Historia Patria, sucesos cuya narración he oido yo mismo de los labiol> del anciano y veD(rabIe Cura de Pensilvania, P. Amador, que fue una dê las víctimas atormentadas por la democracia liberal, en nombre de los principios de Murillo. . -68- ¿Quién no recuerda entre mil casos el de aquel generoso sacerdote azotado por el Coronel Acosta en el Sur de Antioquia? En efecto, dicho Coronel la mandó apalear por el crimen inàudito de no querer trocar la sotana por la chaqueta de soldado, y al poco tiempo, descansando el mismo verdugo sobre el banco en que habla atormentado al Ministro del Señor, fue clavado con un puñal por uno de los suyos. Siguiendo por esos <;aminos señalados por el ideólogo, tanto avanzaron los liberales por los senderos de la democracia, que traspasaron lQs limite:; de la ridlculo; veamos si no un documento oficial de aquellos tiempos neronianos: cEn el año de 1877, escribe el Sr. Moreno Arango, propuso en la Cámara de Representantes un distinguido liberal de Santander, que fue Presidente de la A~amblea Legislativa en 1876 y Secretario General del Presidente de aquel Estado, lo si~uiente: e El Congreso resuelve: excitar al Poder Ejecutivo para que ordene inmediatamente a nuestro Ministro en Europa se traslade a la capital de Italia en misión cerca de la Curia Romana, para los fines sinuientes: 1.° Comunicar a Su Santidad el resultado de la guerra que acaba de terminar y cómo ella ha sido promovida por los Obíspos de MedeIlln, Antioquia, Pasto y Popayán; 2.° Que el Gobierno ha desterrado a perpetuidad a esos sacerdotes del territorio de la República y ho está dispuesto a aceptar en su reemplazo sino a los eclesiásticos León Sardi, Pedro Antonio Vesga, y Félix Girón; y 3.° Que si Su Santidad no accede a esta peNdón, preconizándolos para las siIlas indicadas, el Gobierno fomentarA un cisma en la República, para lo cual cuen- -69ta con el entusiasmo y vigor de un partido triunfante, con la postración absoluta de su adversario y con todo$-I{¡s bienes pertenecientes .1 clero y n la Iglesia Catblica, los cuales entregará el Gobierno en plena potestad a los cismátiCOII.~ Tan ridfeula proposición fue modificada y 5ubmodificada siempre en sentido más anticlerical. El diputadu Rarn{rez dijo: e Pase el proyecto que se discute a una comisión para que informe luégo' que se disponga del proyecto de ley presentado ayer pnr el diputado Vesga, por el cual se priva del ejercicio de funciones prelativas a varios Ohispos. ~ e Fue aprobada y aceptada esta modificación.~ Asl prosigue ese Sanedrfn de ideó/ogos apóstatas disponiendo de las creencias religiosas de los colombianos y condenando a los ministros catolicos, ni más ni menos que si se tratara de un feudo en el cual ellos fueran los amos con derecho de horca y cuchillo. Otra pro)osición del 21 de Febrero en la Cámara de Representantes dice: e La C:ímara de Representantes fdicita al Gobierno Ejecutivo del Estado Soberano del Cauca por la acertada y justa medida que ha adoptado al decretar el extrañamiento de los Obispos de Pasto y Popayán y de algunos otros miembros del clero dd Estado. ~ e En el Diario Oficial nÚmero 3.837, de 1.876 encontramos la siguiente: e Para gloria del partido liberal que cuenta entre sus filas a hombres d~ tan elevado; sentimientos, y para honra del Sr. Dr. Pablo Aroscmena, publicamos la siguiente carta: Panamá, 21 de Agosto de 1876. Señor N. N.-Cali. Ha sucedido que los buques van servir al -70Gobierno del Cauca, a quien los ofrecl por el órgano de Vicente Pérez. Tal ofrecimiento ha sido aceptado y cumplido; uno de ellos seguirá armado el 26, llevando además armas y municiones.el Lucido quedaba yo sirviendo bajo las ban,deras de Pío IX porque Camargo me derribó el 12 de Octubre 1eMí deseo ardiente es que los católicos sucumban ... Pablo Arosemena.- Las leyes de inspección de cultos dictadas en la edad de oro de los voceros de la libertad dejan de ser ridlculas para tomar el carácter de sanguinarias. Muchos volùmenes podrlamo') llenar con relaciones de Obispos y sacerdotes perseguidos, maltratados y desterrados °en cumplimiento de esas leyes, y ¡qué escenas las que nos presenta la Historia 1 dignas de las catacumbas en tiempo de Tiberio. En nuestro poder se halla la historia inédita escrita por D. Juan Pablo Restrepo, sobre la guerra del 76 y 77, Y entre esos preciosos manuscritos aparece un grueso paquete de autógrafos de sacerdotes perseguidos y ultrajados por los oligarcas Inandatarios de aquellos años de esclavitud. ¿ Todas esasarbitriariedades, infamias, persecuciones y tiranlas cometidas con los Ministros de la Iglesia Católica y con los fieles, qué son? Consecuencias sacadas por los Gobiernos liberales <1e log principios de opresión asentapos por 'el Ideólogo Murillo y sus predecesores; por eso la historia del liberalismo, desde Santander hasta nuestros dlas, estA mandlada con los mismos crímenes. Mas si los liberales se hubieran contenta do con la persecución a las personas eele ~iásticas, con la clausura de iglesias y casa o • -71religiosas, con el destierro de maestros y escritores católicos; pudiera decirse que sólo perseguían- el triunfo de ideas (si se quiere falsas) y la preponderancia de sus principios. Pero es el caso, que tras esas persecuciones vinieron los despojos, la cual' hace creer con sobrado fundamento, que todas ellas sólo eran medio para llegar al fin desead~. Los liberales han repetido sin cesar que la cuestión religiosa es cosa muy secundaria e indigna de ventilarse en una nación civilizada: cuando le dieron tanta importancia, tuvieron sin duda otro objetivo. No era la cuestión papal la que los preocupaba, sino los vasos sagrados; no las doctrinas jesultiticas, sino los edifidos que ocupaban; no los rezos de las monjas, sino sus conventos; no las confesiones de los párrocos, sino las iglesias; no los escritos de los paladines del dogma, sino sus haciendas, y todo esto para saciar la avaricia propia y pagar a sus perros de presa. Oigamos al Senador Alvarez, Iiberalfsimo, cuatro palabras de los largos discursos que en el mismo estilo pronunció en el Congreso: cLa sociedad está mal, muy mal; no h::.y seguridad. Esta es la situación. Si el Capitán Rolando viviera entre nosotros no se retirarIa a las selvas ni a las encrucijadas; vivirIa en medio' de nosotros, en las ciudades y en las poplaciones de importimcia, haciendo 10 que hacia allá cuando ejercfa su oficio en España; y esto, Señor Presidente, la digo, porque la he experimentado yo mismo .... Creo haber referido al Senado la que me pasó en una ocasion, y fue que un caballero amigo mlo, me confió una suma de consideración en oro para que se la lIevara a un lugar del -72Estado de mi nacimiento. Pues bien: yo, descansando en la confianza de que en nuestras selvas no fe albergan ladrones, iba por los desicrtos perfectamente seguro. Pero tuve noticias de que habla novedades politicas, y cuando alcanzaba a ver el campanario de un pUt'blo me ocultaba en la selva y mandaba a mi peón a ver si habla alli Gobierno provisorio. En mi tierra no se viaja con miedo por los desiertos ni de dià ni de noche, pero ni en mi tierra ni en todo· Colombia se puede viajar desde que se ~abe que hay pnsonas que dicen que van a redimir a la sociedad. E~to es la cinto, no son losputblos los que hacen las revoluciones •... » «Yo creo que uno de los casos extraordinaries en que se puede hacer la guerra a un Gobierno es cu;¡ndo este tiene entre sus bases cçn!-ti:ut ienales ur:a monstruosidad como esta: Aquí nadie puede robar menos YO» (sic). «Pero si la aisposkón con~titucjonal es menstruosa, la m¿.nera cemo ha sido enten; dida y practicada lo es tollavla mucho más. Porque la constitución siempre supone que hóv ura autcridad que previamente declara la r,ecesidad de expropiación, y esto con sujeción a algura regla, lo cual es algo así para los (¡Le están Ilómados a ser las \,(ictimas que son tcdos los que trabajan, todos les que titr.en algur.e cosa que perder. Pero de la m, r.era Cl mo se ha er,tendido la Constitución, re~ulta que todo el n:urdo, tedo el que pone ula bc.ndera colorada en un palo y lo h:var.ta II, m~r.dose Gobierno o Agente ·de un Gcbiano, ~e clee autolizado para lanzarse sobre la hacienda de su prójimo y. arruinar- lo •..• ~I » üto se hada en el árbol verde ¿en el -73seco que se harCa? Si tales robos se haclan a los más exaltados liberales,' a los que pertenecfan a la cuadrilla oficial ¿cuáles serian los progresos indefinidos de los avanzados cuando entraban en las propiedades de los eclesiásticos, que se hallaban previamente proscritos y encarcelados? On. Juan Pablo Restrepo en su magistral obra «La Iglesia y el Estado en Colombia» trata esta cuestión como él sabe hacerlo. Hay ¿¡Ill materia para avergonzar a los salteadores de plOfe~ión; pero no a quienes llevan el color en la bandera y nunca la muestran eA el rostro, porque han perdido la noción de la verp. Uen z a. Prescirdiendo de las leyes de patronato y v de otras, en lé!S cuales los liberales basaron el pillaje; veamos en el Indice de la ci" t¿¡da obra algunas de l;¡s disposiciones con que esos pr<gresistas de teología con unas, legalizaron el robo en cuadrilla ya cara descubierta. Ley de 1821 sobre bienes de conventos suprimidos; primera dtsalllLJrtlzación en el 1st· 1110 de l-'anamá; ley de 18:¿4 sobre enajenación de bienès cie c;lpellanias y de los que se dejen a manes lliuertas; le) es de 1820 y 1832 ~obre bienes de c( nventos menores y otros: leyes de 1833 y IH40, relativas a las haciendas de las misiones y organización de dichas misiones; ley de 1834 sobre ventas de bienes de las iglesias; ley de 1835 sobre bienes de·comunidades suprimidas; leyes de 11:536 sobre inventario y cr.ajl'nación de ciertos valores; leyes de 11:538, 1839, 1840, Y 1848 sobre bienes de cÙl1ventos suprimidos; ley de 1852 sobre expropi3ción de los bler.es del Seminario de Bogotá; ley de 1853 sobre se- -74- , 'paración de la Iglesia y del Estado; el Se,cretario de Hacienda-propone la abolición del diezmo; leyes expedidas de 1832 a 1835 l'elaCionadas con los diezmos; ley orgánica de diezmos expedida'·~ 1835; 'leyes expediflas de 1834 a 1642 sobre la misma materia; ley orgánica sobre la ·renta de fAbri,.. ca, expedida en 1843; leyes de diezmos expedidas de 1844 a 1846; proyectos del Gobierno sobre diezmos; disposiciones tomadas de 1847 a 1849; Ley de 1849 sobre diezmos; ley de de 1850. 'Se ,tedenlos diezmos a las provincias; leyes sobre cementerios e iglesias; ley de 1851, nueva usurpación del Seminario en 1851 y 1852; protesta del Arzobispo por el nuevo despojo del Seminario; ley de 1854 sobre el edïf;cio del antiguo Colegio de Jesuitas en Panamá; decreto ejecutivo reglamentario de la ley de 1853 sobre propiedad de templos; confiscación de los [1Ïenes de los Jesuitas en 1861; decreto del ') de septiembre de 1861 sobre desamortiz ...:ión; Circular ;del Secretario del lfesoro y Crédito nacional sobre la desamortización; incapacidad de las entidades religiosas para adquirir bienes ralces; leyes de los dlas 19, 29, 22, Y 15 de mayo de los años 1863, 1864, 1865 Y 1866s~bre desamortización; ley de ciertos remates y su validez, de 20 de agosto de 1867. Voy en la página 408 de la obra} en el año de 1867; desde esta página hasta la 622, y desde este año hasta 1886, cuando la Regeneración volvió la paz a las conciencias; los actos del liberalismo no aparecen más honrados, sino que superan a las anteriores en robos y tropelfas. Entonces aparecen los despojos de ig;esias -75y cementeri:Js, la rapiña de las casas religiosas, los robos de los censos y capellanlas, el saqueo de los seminarios y colegios cat~ licos, las leyes inmorales de tuición, inspección de cultos y persecución con el sello de los ladrone¡; .... Debajo de las columnas anteriores hay que colocar como sumandos; los robos hechos por los presidentes de los Estados Sobera nos, las cantidades arrebatadas 8 las iglesias y a sus ministros por los jefes y soldaù' ,s del gran partido, que recorrlan la República con el espíritu de Atila y sus hordas, las contribuciones crecidísimas que ponlan a los católico, para sostener la anarquía armada en guerra, las 12droneras de La Democrática, La Cu!ebra, La Mano Negra, La Estudiantii1a, La Republicana y otras muchas sociedades e~;ti1b'ccidas en diferentes puntos del pals COll e! objeto de propagar y mantener I()~ principios civilizadores del liberalismo. Hágase la suma y al obtener tantos millones de ùúlare¡; arrebatados a la Iglesia en virtud d~ leye, y decretos basados en los principios liberé les defendidos antaño por Murillo y su escuela, y ogaño por Nieto Caballero y los suyos; dígasenos con imparcialidad si tenemos ::> no derecho para dudar de su buena fe y para creer que el principio en que radican todé,g sus libertades absolutas, es el de libertad 1e unas. Tengo a iéi viSla una hoja titulada «Lo que v~ de 1860 a 1902, • impresa en Bogotá, en la Imprenta Nueva-Carrera 7.a, el 29 de Marzo de 1902. La hoja está encabezada con las siguientes palabras de un discurso del Sr. Ministro de Guerra de entonces .... «Las indefensas vlrgenes del Señor y los humildl:'s religio- -76arrojados a culatazos de sus moradas y sus bienes repartidos como boUn de .guerra pera formar la aristocracia del Liberalismo munfante .... -Tales palabras son de riguroBa verdad histórica, y para probarlas el autor de la publicación, cita un largo párrafo de -El Càtolicismo,- número 65, en el cual se lee: -Los hechoF han sidopúblicos; oficialmente se ha dado a conocer quienes han tomado ptlrte ~n repartirse los despojos de la Iglesia, como un boUn recogido sobre un campo de batallal» Después de escribir los documentos comprobantes, cual si quisiera exhibir en los bancos de los reos a los sacrflegos rematadore!'. de bienes eclesiásticos, ante la Nación entera; publica los nombres de centenares de estos. -Nosotros nos reservamos la reproducción de esa lista para después: entonces' la term}naremos con las palabras con que, la &err6 Justo al publicarla por primera vet: cHabiendo eheontrado los anteriores documentos publicados en el número de La Religión, Julio 1.· de 1865, y como hoy casi se han èdIlldo en olvido, hemos creído de oportunidad reproducir tos, para que se vea lo que fue y es hoy la llamada Aristocracia liberal.» Entonces saldrán otras lindezas democráticas encontradas en archivo!j y documentos para que los viejos refresquén la memoria de ellas y los jóvenes conozcan lo que no presenc-iaron. Hoy,.porque el Sr. Delegado Apostólico felicita a un Prelado ilustre por el ~elo -etr guardar la pureza de la fe, vocifera indig nado On. Luis E. Nieto Caballero y habla de pretensiones de domÍJIación clerical, y evoca -los principios salvadores; y en la .nsa republicana y en la liberal se nos di80S, "0 -Tlce que losdefen!Jores del progreso van a:formar un sólo 'ejército que con8eguirá el trbm·Jo en 110 ,lejanos días, 'J' ·v.eladamente se IIlQS hacen entrever las cárceles .abiertas, los desIpQjosy el .destierro, y ,también ·el cada/so les agregamos nosotros,ya que por las venas-de ,los liberales de hoy corre !Ia misma 'sangre fratricida y en sus manos aparecen las mismas garrasdesamortizadoras de los ijempos de López, Murillo, Obando y San~ tan der •. Todo puede ser, sólo Dios conoce lo ,porvenir, lo único cierto es que si el liberalismo vuelve a escalar el póder, a causa de las discordias pueriles de los católicos; volverá a haber v/climas y verdugos. Esto lejos de atemorizarnos, debe confirmarnas en la fe y prestarnosaliento para luchar sin tregua, y con valor contra los enemigos de Jesucristo y de su Iglesia. El día del triunfo democrático" si por desgracia llega, ]05 liberales no tendrán en cuenta las transacciones cobardes de los católicos meticulosos, ni las alianzas de los débiles, ni las tristezas' de los Jlorones, ni los elogios de los melosQs aduladores; sobre todas las espaldas descargarán el látigo, entodas las propiedades clavarán las uñas y a todos nos medirán con el mismo rasero. Tengamos al menos en aquellos días de persecución sangrienta el placer de haber cumplido con nuestros sagrados deberes, y no el triste recuerdo de haber encubierto con el manto de ]a prudencia cobardías que se parecen mucho a la traición. Antes de seguir en la materia, detengámo-nos un momento a dar luz a un punto de la ~ 78--historia que han pretendido oscurecer los escritores liberales para cohonestar parte de las infamias que cometieron en el Càtólico departamento del Cauca. Los Sres. Nieto Caballero y Z. Z. atacaron al Sr. Perdomo por no haber querido enviar profesor de Religión a la escuela «Murillo- Toro," y entonces, con ign,>rancia lastimosa en materias J:anónicas, se dejaron decir que otro tanto habla hecho el Obispo de Pasto, desobedeciendo las órdenes del ecuánime Arzobispo de Bogotá. Para que vean los l~ctores cómo inventan y raciocinan los ilustrísimo~ teólogos de cEl Especfador. y demás papeles rojos; publicamos en seguida el primer capítulo de la primera parte, de la Historia inédita de On. Juan Pablo Restrepo, sobre la guerra d~l 76 Y 77. Decreto sobre instrucción primaria Oposición del clero ~EI número 1.· del artículo 18 de la ConstituciÓn poIltica de la Unión, delega al Gobierno federal el fomento. de la instrucción pública, aunque ño de ulla manera exclusiva.cFundado en esa disposición el Pre~idente de la República dictó su decreto de 1.. de noviembre de 1870, por el cual reglamentó en todas SIlS partes la instrucción pública primaria, en lugar de limitarse a fomentarla..,Prescindiremoc; de examinar la legalidad de iemejante decreto, y nos Iimitarem08 a hacer notar, desde luego, dos· graves innovaci(lnes que introdujo en la instrucción primaria, a saber: la primera, la supresión de la instrucción religiosa; y la segunda la disposición de ser obligatoria para los niños la concurrencia a las escuelas oficiales .• -Esas innovaciones alarmaron justamente al episcopado y al clero, y a la parte ilustrada de los fieles. Ellos comprendieron muy bien que la primera de dichas innovaciones tenIa por objeto claro y evidente formar una generación incrédula e indiferente, y la segunda extender el mal hasta las clases más desva- -80lidas de la sodedad, que no tienen otro consuelo eficaz y efectivo, en medio de su miseria y de su c;lesgracia, que su fe religiosa.eNo era dable guardar silencio en tal situación. Los obispos, el clero, los escritores católicos, todos a una levantaron su voz para reclamar contra. esa gNHt iniquidad, que hendfa nada menos que a socavar las grandei bases del edificio social; porque una generación indiferentista e incrédula, no puede fundar ni conservar orden alguno social. He aquf lo que sobre esto dice un célebre escritor:. 'El siglo más pervertido no es el que se apasiona por ef error, sino el que descuida y desdeña la verdad Hay aún fuerza y por consiguiente espera~a domte s~ notan violentos .trasportes; pero cuando todQ movimiento está extinguido, cuarrdo el pulso ha cesado de latir, cuando el frfo ha llegado al torazón, ¿qué aguardar entonces sino una próxima e inevitable di80Iuct6n?! 'Nada es más furresto que la indiferencia, porque ella conduce directamente a todas las calamidades y a tod(i)s los crfmenes; porque ena enerva y destruye insensiblemente todas las facultades morales; y finalmente, porque es incompatible con el orden y la existencia misma de la sociedad.' . eNo eran pues, mezquinos y pasajeros intereses de círculo o de tocalidad, lo qne movfa al episcopado. al clero y a los escritores católicos a impugnar la instrucción indiferentisfa e incrédula; eran más bien los grandes y permanentes intereses de la sociedad, puestos en peligro por las injustas disposiciones aludidas.cNo es nuestro Ani mo trazar un cuadro de -81las diferentes faces y peripecias de esa contienda, ni tenemos los elementos necesarios para ~110. Queremos sin embargo publicar algunos fragmentos de los escritos publicados sobre el particular por e·1 Ilustrísimo señor Obispo de Pasto, reputado como uno de los más exagerados e intransigentes de los defensores de la buena causa. Poco después de haberse encargado de la de diócesis puesta a su cuidado por el Padre común de los fieles, dirigió a su grey una pastoral de fecha 12 de octubre de 1872, de la cual tomamos los siguientes párrafos:'El gobierno se ha declarado constitucionalmente ateo, y no pierde ocasión de herir con leyes y decretos la Religión Católica, mientras que estimula y protege la enseñanza de toda doctrina impía, y el establecimiento de todlt secta contraria a Id rèligión nacional. Y entre tanto, ¿qué hacéis vosotros? Encerraras en un silencio culpable, y aprobar tácitamente los ataques de ese gobierno a vuestros derechos y creencias, e inclinar servil mente la cabeza para recibir la coyunda que os impone la más oprobiosa de las tiranías, la tiranía de la conciencia.' . 'Ese gobierno ateo y la escuela que la sostiene, ~enemigas encarnizadas de Dios y de su Iglesia, pensaron acabar con el catolicismo por medio del insulto. del ultraje y de la calumnia; y derramaron sobre la Iglesia y sus ministros todas las infamias de una prensa impía y desenfrenada; pero viendo que aquel medio les daba resultados contrarios, la abandonaron para ocurrir a otro, Es preciso, dijeron, herir a los Past{K'es 'para que el rebaño perezca disperso y abandonado; y asi en nombre del pueblo ~- -82tólico, dieron muerte a los Obispos en la tribulación y en el destierro. Pero este medio no fue más feliz que el primero, porque el rebaño permaneció reunido y con los ojos fijos en los Pastores que le- daban ejemplo de resignación y de constancia desde el fondo de las cárceles, bajo el peso de las cadenas y en la amargura del ostracismo. Apliquemos, dijeron, a la Iglesia la fraternidad y el progreso, y echémonos sobre todos sus bienes para que perezca de hambre y de miseria; y diciendo esto se lanzaron como buitres 50bre los despojos de su vlctima.' 'Sin abandonar estos medios de persecución, ocurrieron a uno más poderoso; el de las escuelas ateas; y dijeron: no es posible con ningún esfuerzo cambiar los sentimiçntos y las ideas de estas generaciones formadas en la fe católica. Apoderémonos de la niñez y formemos una generación sin fe rcligio!'.a, y habremos coronado nuestra obra. Y entre tanto, ¿qué hacéis vosotros padrt>s de familia? Con una obediencia muy diferente a la de Abraham, tomáis· con una mano a vuestros hijos para conducirlos al lugar del sacrificio, y lleváis en la otra el salario para pagar al sacrificador: 'Muy ciego debe ser quien no haya visto en todo esto un plan meditado contra la Iglesia de Dios; y sin embargo, si esto lo han visto .algunos individuos, .parece que ll'O .l~ han VIstO· ni los pueblos ni los que los dlflgen, si hemos de juzgar por los medios adoptados para combatir a los enemigos: -.; V~~~t;¿;' sibéi~~. ·~éñër¿;blës·saëëidoië¿ .y muy amados diocesanos nuestros, que el 00- -83bierno de la Nación expidió un decreto, con fecha 1.0 de noviembre de 1870, llamado de instrucción obligatoria, y que debiera llamarse de corrupción obligatoria. Por ese decreto se prohibe la enseñanza de la Religión católica, en la:, escuelas costeadas por los pueblos católicos, y al frente de eJlas se colocan m<lestros protestantes. La prensa ha discutido y probado hasta la evidencia, la inconstitucionalidad, injusticia, inmoralid"d e inconveni~ncia que encierra semejante decreto en una Nación calólica; y con todo el Gobierno, ha seguido adelante en su propósito, hacie:ïdo el papel de sordo voluntario. La municipalidad de Pasto unánimente, y apoyada por mi· le:, de fir.:.as de vosotros, ha reclamado a la Convención del Estado del Cauca contra dicho decreto, probando con razones y argumentos incontestables, no sólo que el decreto es inconstitucional, sino también que con él se echa por tierra e!'a soberanla tan decantada de los Estados. ¿No habéis vosotros, y los demás habitantes del Estado hecho sacrificios para pagar a los Diputados, y todos los derj)ás gastos de ia Convención? Pues sabed que vuestro reclamo se miró con el mayor desprecio por la Converción: tal es el caso que hacen del pueblo lOB que invocan su nombre para escudar con él todas sus maldades. Ved una vez más, pueblo católico, el escarnio que hacen de vuestra soberanía, los mismos que 05 hem proclelmado soberano.' 'Pero no hay para que razonar: el gobierno y los de su escuela son ateos y comunistaE, y necesitan escuelas sostenidas con vuestro dinero, para formar en ellas turbas que más tarde sepan manejar con destreza el martillo -84demoledor y la tea incendiaria. Es nesesario que paguéis, por via de contribución, el fruto de vuestro trabajo y el sudor de vuestra frente, para corromper a vuestros propios hijos y a otros que irán después a visitaros democfiÍticamellle, incendiando vuestras casas, violando vuestras hijas y tomando vuestras propiedades. Las es\,;uelas católicas no sirven para formar semejantes gentes y por eso ha sido nec«:sario reemplazarlas por escuelas atea's y protestantes.' , .......................... ~ . 'Bien quisiéramos que todos los que deben conducir a los pueblos por el camino de la verdad y de la justicia, se convencieran de que son inútiles las quejas doloridas que se dirigen a un Gobierno que no quiere olr; y que cambiaran esos lamentos conmovedores, que a nadie conmueven, por el acento enérgico y robusto de la verdad dirigida al pueb!o. Es perder tiempo dirigirse al gobierno que es sordo y ciego voluntario y sin fe; y el pueblo soberano es el médico que debe curarlo, empleando para ello todos los medios legales, Il fin de traer al camino del deber a ese gula, a quien tiene asalariado, no para que lo conduzca a la perdición, sino para que haga la felicidad y la gloria de la Patria. ' 'Lo. repetimos una y mil veces: no hay en este pals cuestión poUtica ni cosa que se le parezca. Esa es una invención de los enemigos de Dios, para que el clero y los cat~ licos les entreguen el campo de la Iglesia como ha sucedido apesar nuestro, y seguir~ sucediendo si los que deben ayudarnos no abren loa -85o19s. Lo que hay en Ella tierra, cubierto con Ufl jergón illinul1do que Itaman polftka, es et monstruo de la incredulidad y el ateísmo qut te hacen guerra ara propiedad, a la famiHa, a la moral, a la religión, a la Iglesia, a JesucrIsto y al mismo Dios, su eterno Padre.' IEn concecuencia, párrocos, sacerdotes, padres de familia, y católicos todos: ¿Hasta cuándo dormiréis? Vuestro despertar será espantoso, porque abriréis los ojos entre las pavesas y las -ruinas de la sociedad; y los abriréis para volverlos a cerrar pronto y para siempre inundados por el amargo llanto de un arrepentimiento tardlo, vergonzoso y estéril. . 'Usad de vuestro derecho porque los pregonerO!; de tolerancia nada, con razón, pueden dedros en contrario. ¿No les habéis vosotros toleradù, con todo que lleváis la marca de intolerantes, sus vicios, sus crímenes y !lUS iniquidades de todo género? Pues justo es que ellos que predican tolerancia toleren a su vez el ejercicio de la justicia y el uso de vuestro derecho. Trabajad, pues, porque no ocupen los puestos pùblicos, ni tomen asiento en las legislaturas y congresos hombres que nunca tuvieron religión a que han apostatacto dE: ella; pues si ningún interés, por pequeño que sea debe confiarse a semejantes hombrES, mucho menos la dirección de la sociedad, las glorias de la Patria y los principios d(~ la justicia en que debe fundarse la grande~a y la prosperidad de las naciones.' cViolentas iras provocó ese documento en las esferas oficiales del estado del Cauca; basta d extremo de· que el Presidente del Estado - dirigió una Alecueión a los habitafttes del mismo, el día 15 de q,oviembre, con el fin de impugnar las ideas imitidas en la pastoral y neutralizar en lo posible el e'fecto que debían producir en los pueblos. Tomó, además algunas medidas que bien pueden reputarse como de verdadera y declarada persecución. Con ese motivo, el señor Obispo dirigió una nueva p:;¡storal a los fieles, fechada el 25 del mismo mes de novie!11bre. Tomamos de ella lo siguiente:~ . 'El Presidente ha resucitado por sr y (Inte sí, sin tener en cuenta para nada los Estados y la Nación, el implo y opresor decreto de Tuición, y ha mandado que se ejecute en nuestra diócesis. y no como antes sino que ahora comprende a màs de las butas, rescriptos y breves pontificios,' las pastorales, circulares, órdenes y decretos del Prelado a sus diocesanos. Ved, pues, como pesa sobre vosotros la más' infame tiran la; pero que tenga entendido el PTt.sidente, que los Obispos y los pueblos no son los mismos en todos los tiempos. En Tùquerres se ha publicado el maldito decreto, y los agentes o esbirros del tirano e impío Gobernador, le han prohibido a nuestro Cura y Vicario, que anuncie en la Iglesia, al pueblo, nuestras disposiciones, y que trasmita la voz del Pastor a los oídos de nuestra gr~y. ¿Conque ya la tiranía dejando las plaza:; se metió al templo, invandió el santuar:!, e impuso eterno silencio a la cátedra de la verdad, de donde bajan para el pueblo consuelos y esperanzas, con la palabra de salud y de vida eterna? ¿Conque ya los Obispos no pueden enseñar al pueblo si. no la que es del agrado del Presidente del Canca? Por los frutos de ellos los conoceréis.' -87'Siempre hemos crefdo que ciertas consideraciones de parte de la Iglesia, han perjudicado más que los ataques de los enemigos. ¿Por qué consentir en la Iglesia unos cuántos hipócritas que la llaman su madre, se apellidan católicos, se aprovechan de los bienes, gracias y consuelos que abundan en su amoroso seno, y en un instante y sin motivo se vuelven contra ella, la insultan, la maldicen, la ultrajan. le hacen guerra encarnizada, y ofrecen a vil precio la sangre de sus Pastores? Pues que tengan entendido esos falsos católicos, esos hipócritas, que les llegó su dia. Les h;\fcmos sentir e[ peso de la al1toridad cspiritual d~' la Iglesia; pero tanto más temble cri la l'lU'~rte, cuanto más se haya desprcciado en la vidé .. Nos parecc muy bueno, que el labrad:)r arranque la mála yerba cr su campo P¡HQ que pueda saber con qué trigo se CIIcntd libre de la zizaña. Bueno es que el ré ,lOr separe del redil [as ovejas apestadas, para que w) infesten todo el reb'aBo.' 'En cor secuencia todos los Vicarios foranf:os, los párrocos y demás sacerdotes encargados de Iglesias, capillas u oratorios públicos tendrán presente la nota que dirigimos al Vicario y Cura de Túquerres para que hagan saber a sus pueblos, y cumplan ellos mismos todo lo que en ella ordenamos; advirtiendo que, si 'ilguno o algunos sacerdotes, cosa que no eSl'eramos, se prestaran a apoyar esa inicua rebelión contra la Iglesia y la autoridad de sus legftimos pastores, incurrirán en la pena de suspensión ipso facto, mera de las demás censuras que les impone el derecho, y no serán rehabilitados por Nos -~en el ejefciciode su ministerio, sino cuando nos presenten una ·retractación pública y .$.G)lemne que repare en algo siquieraelescándalo queda a la Iglesia y al pueblo de Dios un sacerdote 8pósta1a~.Mientras :que el señor Obispo se ocupaba en la redacción de esa pastoral, el Gobierno delCauca seguía en agitación creciente, y tornaba medidas con el fin de declarar turbado el orden público, y comprometer aiGobierno general 8 cuadyuvar a sus intentos. Probablemente con la mira de preparar el terre'JUJa ese fin, expidió una proclama el 19 del rni8~0 mes de noviembre de 1872, que principia asb <ICaucanosl Las maquinaciones del Obispo de Pasto y del clero de aquella Diócesis, son ya un hecho consumado de rebelión contra el orden :general y el.desobedecimiento de las leyes nacionales. Cuando individuos constituidos en dh carácter público excitan a la rebelión,es un delito definido por las leyes y no pueden acogerse a la garantla 'de la Iib.ertad de palabra nia la de imprenta. ' .Locurio8o ,es que mientras el.gobierno escribía eso, el Obispo agregaba a los paSéljes de la pastoralquecQplamos antes los siguientes:'Por tanto, venerables sacerdotes y m\1Y amados diocesanos e hijos nuestros en Jesucristo, obedeced al gobierno del Estado y.de la Nación en todo lo .que manden. y que no sea opuesto a nuestra fe .y creencias religiosas: obedecedles en todos sus mandamientos y decreto5 que no sean contrarios a los mandamientos de Dios y a los de su santa Igle- -89'1 aia; obedecedles, en Jin, en todo lo justo y hasta en pagar las contribuciones que os cobran y exigen, aunque ellas sean mal empleadas; pero tened presente que debéis obedecer antes a Dios que a los hombres, como contestaban los apóstoles a los gobernantes de su tiémpo.' 'Decid al Gobierno del Estado y al de la Nación que vosotros y vuestros Pastores desean sinceramente la paz y el orden fundados en la práctica de los eternos principios de la moral y de la justicia; y que desean también ferrocarriles, telégrafos, vapores, y todo lo que pueda contribuir al progreso, felicidad, gloria, y e'1grandeci!TIient~ del Cauca y de la Nación; pero que no se sIrvan de estas cosas como de artificio., y de escalas para buscar logros, puestos, empleos, honores, rentas y posiciones ventajosas para corromper y descatOlizar ei pals.' -Esos mismos sentimientos paclficos habla manifestado el Prelado desde que dirigió su pastoral el 12 de marzo de 1872, fechada en la ciudad de Roma, y en ellos perseveró después, como puede verse en su circular de 7 de noviembre de 1873, y en su larga y razonada de 3] de marzo de 1876, expedida con el fin de èar a conocer las razones que tenfa para no plestar apoyo alguno a las escuelas oficiales, ri permitir que los sacerdotes concurrieran a dar instrucción religiosa. En esta última leemos lo siguiente:~ 'Va nos parece ofr el grito hasta de muchos de los que se llaman católicos acusándonos de que queremos la guerra y sangre. No queremos, ni deseamos, ni aconsejamos semejante cosa; porque bastantes cala- -90midades, desastres y I~grimas han amontonado sobre nuestra pobre Patria Jas funesta~ doctrinas de un liberalismo falso e incrédulo; pero sí queremos la unión decidida y enérgica del clero y del pueblo católico, para resistir firines en un campo pacifico y sin sangre, cotra toda injusticia, contra todo ataque a nuestras conciencias y contra toda violación de nuestros derechos e intere~es más sagrados. Obrese asl y los enemigos de la Iglesia . y del pueblo tendrán que venir, sin necesidad de sangre al recto camino de la justicia y del deber.' cEl ilustrísimo señor Obispo de PopayAn ~iguió una línea de conducta semejante, y açonsejó, como' el de Pasto, la conservación del orden, la resistencia pasiva, pero enérgica y decidida, a las medidas del Gobierno, que tendían a descatolizar el país. Eran Obispos, y no podfan proceder de otra manera, sin comprometer los sagrados intereses del catolicismo, y faltar a sus. mAs claros e ineludibles deberes.cEsa conducta firme y decidida produjo excelentes resultados, y al fin se verificó una pacífica y poderosa reacción católica en lai dos diócesis. Las escuelas indiferentistas iban quedando desiertas de d1a en día, y amenazaban rU¡¡lit completa; y de otro lado los católicos de los varios partidos políticos, reunidos en asuciaciones especiales, principiaban a entenderse entre sr, para atender con eficacia y provecho a la defensa de sus intereses religiosos, los más importantes de cuantos tiene el hombre en la tierra.- 3 3 fermlnda RnmQa. S. 3. Restauración del retra lo de Murillo Toro de!flgurado L E. Nieto Caballero (Tereera entrelfa) Con las debidas Imp. !lor dIt BoaOTA Corazón 1916 licencias. dt ¡••ú. -91-Alarmados con ese movimiento pacifico los enemigos de la Iglesia acometieron la tarea de desfigurarlo. darIe un carácter esencialmente mundRno y polftico, y concitar contra los que tomaban parte en él el odio y la persecución de la parte más baja y más perversa del partido liberal..No una sino varias ocasiones se llegó al extremo de atacar con puñal en mano a ciu· dadanos respetables, honrados y pacificos, sólo porque se reunían públicamente, a la luz del sol, y a presencia de todos, a tratar de sus intereses religiosos y sociales; y no fueron pocos los que pagaron con su sangre el inocente hecho de hacer uso de sus más indisputables derechos.-La criminal connivencia de algunas autoridades polfticas con los agresores, y III indiferencia y tolerancia de las demás, llevaron el mal a su más alto grado, e hicieron presagiar serios y terribles disturbios públicos.-· -A nadie podía ocultarse lo grave y tirante de esa situación; y era de temerse naturalmente que ella produjera una contienda armada más o menos seria, y de consecuencias más o menos desastrosa s.-Por ese tiempo tuvo lugar un arreglo entre el Ilustrísimo señor Arzobispo de Bogotá y el Poder Ejecutivo de la Nación, relativamente a la instrucción religiosa en las escuelas oficiales. Se convino en que los niños tendrlan una hora diaria para recibir dicha instrucción; que los maestros, a petición de los padres de familia, suplidan a los ministros del culto. para esa enseñanza, y la darían por textos aprobados por la Iglesia católica; y Jinalmente, que además de facilitar a los -92a\umnos el.'iprendiZ¡áje' teór\cQ .~e su religi6n, se les dejar~ tiempo PaTa la' práctica, de elIa, J;n las éppc~s,. d.e~e'rmiflad~s.p.or la Iglesiíl." . cAlgunos i\e hlcleron lallusl6n de que, ese arreglo bastada para conjurar la tormenta; pero no hIe as~, porque lo!) lIustrfsimos seño.res, Obis~ps de Pçpayân y~e Pasto no creyeron pooer ac~ptado paraSLJ:; resp.ectivas di~ ~esis; y ,en. cas,o ,de qUe lo hubieran aceptatado, n:o ,l1ab.rfa. faltado otro pretexto para ,~ohonestar 1;àpersecJ1cipS1.," .. ,~A ,primera vista, la conducta del lIustrlsimo señor" N~ob~spo en el asunto aludido, está en patente contradicción con ,Iage los lIustrlsimosseñores, Obispos de Popayán y 1;>,stOj perô creemos, que la contradicción puede ser s610' aparente, pues la variación de circunstanciásde loêalip¡ld podbi hacer ql1e un arreglo acepta,ble ,en ia Arquidi6ce$is, no 10 fuese en I~s diócesis' de Pasto y PopayAn .••' cEn efecto" Ilosolros creemos que las estipulaciones expresadas eran bastantes para gar¡lIltizar la. buella ins.trucci6n religiosa en t1s· cuelas regentadas por mae!)tros católicos, ,que fueran de piedad sincera y notoria religipsidad; peró cree,mos también que dichasestipulaciones eran del todo insuficientes en escuelas que. estuviesen a cargo de maestros que profesaran doctrinas condenadas por la Iglesia, aunque se engalanaran con el nombre de católicos. Para esas escuelas dicho convenio no era otra cosa que una especie de pasaporte concedido por l'a autoridad eclesiástica a las malas doctrinas profesadas por los directores, para que se fueran infiltrando 'lentamente y sin escándalo del pueblo fiel en el corazón de la juventud.- -93cSi en la Arquidiócesis eran, pues, los maestros firmes y decididos católicos, el convenio no lastimaba en nada los intereses del catolicismo; y si en Pasto y en Popayán ha..trla maestros que no tuvieran esas cualidades, ese mismo convenio era inadmisible en todo s'èntido. La diver .;idad de círcustancias puede explicar muy bien la divergencia de pareceres entre esos altos dignatarios de la Iglesia, y poner en armonía la conducta del uno con la de los otros.» .! cPor lo demás, y hablando de un modo general, 'nosotros creemos que ningún director de e~cu:la puede dar completas garantías desde el pun:o de vista religioso, sino en el caso de qLle sea real y sinceramente católico; de huer.e q le creél., prac:ique y enseñe todo la que la If;Je¡,.él c¡:e y enheña y manda practicar, Cree.noe por lo miomo, que la autoridad e:le:,iá.,Uca obra con entero acierto cuando exige como condición precisa para dar su élprobación de un modo general a las escuelas o~iciales, el que los Directores sean católicos a carta ('~b_J, y hombres de una religiosidad y una IIlOralidad notorias. De otra suerte, se expone a abrigar con su manto v ívaras que poco después han de clavar s u diente venenoso en el mismo seno que les dió calor y vida.> «Volviendo a los sucesos del Cauca, diremos que eJlo~ se agravaban más y más de día en dia; y que, aunque la causa de esa situación era imputable al Gobierno de la Unión, que era quien habla reglamentado la instrucción indiferentista, todos corn prendían que la guerra 'lile podla estallar debla ser purament(~ local, porque lo que habla de pro- -94ducirla no era directa e inmediatamente el decreto del Poder Ejecutivo federal, sino las violencias y los vejámenes de que eran víctimas las asociaciones católicas con la aprobación más o menos exp1fcita de algunas autoridades, y la criminal indiferencia de otras .• «Oigamos. ahora, para concluir, el juicio que de esos sucesos emite el doctor Aquil~o Parra, Presidente de la República en esa époCa, al Congreso de 1878.'La alarmante división de los liberales, en fprésencia de la poderosa reacción clerical que 'se venia efectuando en las filas del partido conservador, fue el objeto de mi más viva inquietud al aceptar la Presidencia de la República; pues no se me ocultaba qne esa desunión era el principal aliciente para la guerra y el mayor peligro para las institucio- nes.' «Dice después que 'la convicción y el alma del partido se hallaban tan firmes y enteras como cuando decretó la abolición de la esclavitud y la libertad de conciencia.'. «Agrega en seguida que las diputaciones conservadoras 'que poco antes habian escrIto un manifiesto en que se excitaba a los colombianos a reconciliarse y sostener la nueva administracción, se dieron a envenenar 101 debates parlamentarios,' haciendo casus belli de la adopción de algunos proyectos de la mayprfa y amenazando con una guerra general ...• El clero principió a agitar las poblaciones con pastolares y predicaciones incendiarias, que hicieron comprender que la reacción ultramontana, considerando ya madurol sus trabajos, trataba de alzar la cabeza revoluclonariamente. '. -95-Reconoce en seguida que no se daba enseñanza rellgiosa;'pero agrega que se permltia darla, y que asf 'se acataba, por una par te, la autoridad natural y civil de los padres para dirigir la educación de sus hijos, y por otra se hacia a las Iglesias la graciosa concesión de facilitarles el ejercicio de sus funciones como entidades docentes. A más de esto, !liendo libre el establecimiento de escuelas, y libres los padres para colocar a sus hijos en las que más les agradaren, no podria exigirse en el sistema de instrucción mayor liberalidad y respeto hacia las creencias establecidas. Apesar de esto la mayor parte del clero se declaró contra las escuelas públicas, a que denunció como ateas, y acusó al partido gobernante de haber organizado un plan de enseñanza con el objeto de destruir el' catolicismo en el país. Tan grave acusación por absurda que fuese, debía naturalmente llenar de alarma a las familias y de irritación a Ia& poblaciones ignorantes y sencillas, a las cuales no I1~a otra voz que la de sus pastores. Las escuelas, especialmente en el Cauca, quedaron desiertas y la influencia clerical llegó a tal extremo que varios liberales empezaron a afiliarse en los clubs fundados por la reacción fanática, con el nombre de Sociedades católicas.'- . • Habla después del arreglo con el Ilustrísimo señor Arzobispo, y agrega estos conceptos notables:'El pueblo que se' trata de educar es católico, y si él pide que a sus hijos se les dé instrucción religiosa, no hay razón para no respetar ese sentimiento público, así como no la hó:bría para dar una instrucción a quien p -96rehusase recibirla.' Habla finalmente de la soberbia del sefior Obispo de" Popayán en oposición al espíritu oonciliador del· señor Artobispo" y sigue luégo engolfado en observaciones sobre la po\{tiea y la guerra, Que no son Ide este lugar.«Creemos que balitaría ese sólo documento para decidir en justicia, contra el Gobierno de la Unión la controversia relativa a instrucción pública .•. ,Si 'el pueblo que se trata de educar es católico,' como lo reconoce el señor Presi~ dente, tiene qué querer forzosamente Que sus hijos se eduquen de una mar era armónica con sus creencias religiosas; y por lo mismo el Gobierno hlfo mal en suprimir la enseñanza oficial de la religión católica; pues para todo católico, la enseñanza religiosa tiene que ser base necesariá de la educaciÓn.• «Si el gobierno, por un lado, suprimla ~a enseñanza religiosa en las escuelas, limitándose apenas a tolerarla; si por otro lado hacfa obligatoria la asistencia a dichas, escuelas, apesar de Que el mismo Presidente reconoce Que no hay razon 'para dar una instrucción a quien rehusa recibirla;' si por otra parte daba en la instrucción enseñanzas de doctrinas condenadas por la Iglesia católica, no vemos el absurdo de la :acusación que se le hacia de querer descatolizar el pals. Al contrarío, todo eso prueba que la acusación era fundada." «Supóngase por un momento que el Gobierno no hubiese tenido· realmente miras hostiles a la religión católica, y que su único pensamiento hubiese sido.el de fomentar, ensanchar y perfeccionar la instrucción pública ¿qué habría hecho al ver la opOsición del episcopado, del clero y de los escritores católicos? Apresuràrse a dar a la autoridad eclesiástica y a lOI fieles la más completa seguridad de que nhi-:gún peligro corrían los intereses religiosos de los católicos, y convertir asl con eso sólo, ese formidable enemigo en ~Iiado fiel, para el mejor y el mAs seguro é' ;(0 de la empresa.c¿Se hizo eso? No: lo que se hizo fue agregar nuevos y más poderosos motivos de desconfianza y de alarma, como el establecimiento de escuelas normales dirigidas por maestros protestantes, que naturalmente harlan lo posible por convertir a sus discípulos en prosélih)s de su respectiva secta.cEn suma, si el Gobierno no tuvo el propós.ito de descatoliz?r el pals, hizo todo lo posible porque. e creyese que lo abrigaba. En este supuesto su conducta habría sido tan insensata y tan torpe, como criminal y vituperable en el cas:> contrario. Ninguno de esos extremos har": honor al Gobierno; y cualquiera de ellos bastarla para justificar la oposición hecha a la propaganda instruccionista. El Gobierno tiene que aceptar, pues, la responsabilidad de los males inmensos que de alll surgieron para nuestra pobre Patria.La Iglesialiebre en el Estado galgo-Asl traduce el temible polemista Mateos Gago la decantada fórmula liberal; la Iglesia libre en el Estado libre, o sea el principio de la separación de la Iglesia y Estado. y a fe que tuvo razón; porque en el sentido en que lo toman los progresistos y según lo han practicado en todo tiempo y en todas las naciones, esas palabras de libertad des- -98Jumbradora sólo les han servido de disfraz hipócrita ·para herir a mansalva a los católicos. Tres clases de cuestiones pueden agitarse en las naciones: unas puramentes religiosas, v. g. las concernientes a la moral y al dogma, cuya solución pertenece al Gobierno eclesiástico; otras de exclusivo carácter polftico, por ejemplo l'as leyes sobre.,...aduanas o sobre rentas, y estas incumben tan sólo a las autoridades civiles; hay otras portin, que participan de ambas y se llaman mixtas, en Jas cuales deben intervenir de. acuerdo las dos potestades, sin traspasar los respectivos lfmites.En caso de conflicto, la potestad civil, como inferior, debe subordinarse a la potestad eclesiástica. El principio que vamos examinando de la separación de las dos potestades ctomado, como dice POlldori, en el sentido de que han de ser respetados los derechos de ambas, es verdadero; tomado en el stntido del autor que más lo propaló, es decir, prescindiendo de los respetos y derechos debidos a la Iglesia, es falsa.Para mejor inteligencia del trascendental asunto en que nos vamos a ocupar, quiero transcribir parte del capítulo VI de la magistral obra de Sardá y Salvan y, cEL liberalis- mo es pecado.cDe todas las inconsecuencias y antinomias que se encuentran en las gradaciones medias del liberalismo, la m~s repugnante de todas y la más odiosa es la que pretende nada menos que la unión del Liberalismo con el Catolicismo, para formar lo que se conoce en la historia' de los modernos desvaríos con el -99nombre de Liberalismo católico o Catolicismo liberal. Y no obstante han pagado tributo a este absurdo preciaras inteligencias y honradisimos corazones, que no podemos menos. de creer bien intencionados. Ha tenido su época de moda y prestigio, que, gracias al cielo, va pasando a ha pasado ya.· -Nació este funesto error de un deseo exagerado de poner conciliación y paz entre doctrinas que forzosamente y por su propia esencia son inconciliables enemigas. El liberalismo es el dogma de la independencia absoluta de la razón individual y social, el Catolicismo es el dogma de la sujeción absoluta de la razón individual y social a la ley de Dios .• -¿Cómo conciliar el si y el nó de tan opuestas doctrinas? A los fundadores del Liberaismo católico pareció cosa fácil. Discurrieron una razón individual ligada a la ley del Evangelio, pero coexistiendo con ella una razón pública o social libre de toda traba en este particular. Dijeron: 'El Estado como tal Estado no debe tener religión, a debe tenerla solamente hasta cierto punto que no moleste a los demás que no quieran tenerla. Asi, pues, el ciudadano particular debe sujetarse a la revelación de Jesucristo; pero el hombre público puede portarse como tal de la misma manera que si para él no existiese dicha revelación.'. -De esta suerte compaginamos la fórmula célebre de 'La Iglesia libre en el Estado li- bre .... '. Con la simple lectura de los conceptos antes citados, se ve cuán absurda es la doctrina liberal que pretende tal separación, y cuán erróneos son los conceptos del Sr. Nieto Ca- - 100ballero que dice: «Razones de orden práctico deben existir p.aracondenar el ideal de Cayour, pero a nosotros, que tan en lo hondo sentimos los anhelos liberales, nos parece siempre, por la menos en teorla, una solución seductora la de la separación completa de la Iglesia y el Estado .•. , Como doctrina teórica, trata de establecer el principio absurdo de las dos conciencias en el individuo y en la sociedad; de crear conflictos entre los creencias del ciudadano y las disposicione$. del mandatario público; de buscar cho~ues entre el cristiano sujeto a los preceptos divinos, y el súbdito de un Got.ieïno obligado a cumplir disposiciones anticatólicas. Esto en teoría,. que en la práctica luégo veremos lo que resulta. Sigue el autor de los elogios a Murillo haciendo el penegírico de dicho principio liberal; no ve por qué causa se le rechace sólo por los abusos que de él se hicieron últimamente en Francia, y sale con la novedad pasmosa de que la doctrina no fue originaria de Cavour, «sino de Montalambert, una de las más puras lumbreras de la Iglesia .•. El SI. Nieto Caballero presume de historiador y de literato; cree que por guardar en su biblioteca un centenar de obras modernistas y. haber leído con mala digestión intelectual unos cuantos volúmenes de enciclopedisty franceses, ya tiene derecho a hablar ex cathedra, y todos debemos creerle bajo su palabra de honor _... liberal. Nadie ha dicho que Cavour fue inventor del principio que vamos analizando, lo único que se ha escrito y se seguirá escribiendo.es, que el se servió de .tal fórmula y la puso al servicio de los usur- - 101 - padores de los Elpdos. Pontlficios. y esto lo hizo con diabólica maJieia. Ubertades tiránlcu.-Cualqulera que haya hojeado las historias profanas y eclesiásticas sabe que todos los países del mundo, en donde el liberalismo ha implantado, como Gobie no. la separación de la Iglesia y del Estad'. han visto las tropelfas, veiám~nes, arbitrariedades y latrocinios ejecutados por los poderes temporales contra la Iglesia. Traer como excepción «el ejemplo reciente de Francia,. es sencillamente declararse en quiebra en asuntos históricos; no haber leído los hechos glorioso~ de sus antepasados. En todos los países del mundo la .persecución a la Iglesia ha ido siempre en pos de la separación de las dos potestades. En Austria la llevó a cabo el regalismo con sus persecuciones religios¿>:; a la sombra del Monarca; en Alemania, el Canciller de hierro que mantuvo a la Iglesia entre cadenas; en Francia la revolución cuando puso a la Iglesia en la guillotina después de rasgar el concordato; en Portugal, ya todos saben cuál fue la suerte de los católicos y de sus bienes el dia en que los republicanos declararon la Iglesia libre y el Estado independiente; y en Españd, con la mism,l fórmula, los avanzados desataron la fiera popular, y los bienes de la Iglesia fueron r:lbados· por disposiciones Libera- les. Los liberales de Colombia no se han quedado a la zaga en crímenes y pesecución, cuando, siendo Gobierno, han establecido la. separación de las dos potestades. Con cuánta razó1 escribía el Ilmo. Sr. Arzobispo de Bogotá al General Rafael Uribe Uribe: «En C.Jn_. -.,. 1 eA:·"--·' 8lJlIOT~ _, i._ '0.•. Rt:'PLBUCA '- - \1 ç- .-~ N4C,¡;L LUI~' •••RANCiO -102secuencia, vinieron la!!! ley'~, y en Colombia se sancionó por la Constitución de Rionegr() el despojo de la Iglesia, la privación de los derechos civiles del Clero; y los legisladorC5 dominados por.la preocupación de arrancar aun los últimos restos de influencia al sacerdocio, llegaron hasta el punto de permitir que entre vítores y aplausos, en plena Convención de Rionegro, un apóstol del liberalismo, notable en el foro, en la tribuna y en la prensa, pronunciara, dominado por loco frenesí, estas palabras que después de treinta y cinco años resuenan todavfa dolorosamente en mis ofdos: ',Votad, sêflores, una ley que man- de fusilar a los Obisp,os de Colombia, y habréis salvado la Republical'» El Gobierno liberal dictó leyes a fin de dar a la cuestión religiosa /a «solución seductora» que cautiva al Sr. Nieto Caballero. «Nuestras órbitas son distintas-le dijo a la Iglesia-marcharemos paralelos, pero separados y evitando el choque.» Muchos inocentes católicos creyeron al engañador tradicional, y hasta llegaron a alegrarse de ver a sa Madre separadaI de ese verdugo, mas en breve tuvieron que llorar en presencia de las crueldades del monstruo radical. Principiaron los libera/es por arrebatar de las sienes de la Iglesia la triple corona de reina con que la ciñó el Divino Redentor. Declararon la libertad de cultos, y eIl nombre de esa libertad desposeyeron a la Iglesia católica de la potestad de Gobierno, pusieron superiores laicos que vigilaran a los ministros del altar y les dieron jurisdicción usurpada parà que la ejercieran con aquellos que sólo tenian por superjor al Vicario de Cristo -.03en la tierra; hicieron burla de III jerarqu'a eclesiâstica y se rebelaron contra Roma; convirtieron los templos en guaridas de ladrones y se apoderaron de las casas religiosas y de los cementerios; desterraron o pusieron en las cárceles a los legitimos pastores y dejaron sin amparo a las ovejas. Sanci.onaron las libertades de pensamiento y de palabra, y en nombre de esas libertades arrojaron de las aulas a los maestros de la verdad y los sustituyeron con herejes advenedizos para que difundieran el error; impusieron castigos a los predicadores del Evangelio, mandar~m callar a los maestros que enseñaban la doctrina de Jesucristo y amordazaron a los fieles que quisieron defenderla. Admitieron la libertad religiosa, y suprieron el sacramento del matrimonio para sustitulrlo con el concubinato legal, llamado matrimonio civil, hicieron mofa de la confesió n sacramental, y llegó su avilantez hasta querer implantar en la República un cisma rid'culo en el cual los presidentes liberales hicieran de pontifices. Usurparon, pues a la Iglesia Católica las tres potestades que de origen divino posee: la de gobierno, la de enseñanza y la de ministerio. y asl despojada, persegaida, insultada, cubierta de sangre, cargada de cadenas y pues., ta en el cadalso; le dice con hipócritazalamerla el liberalismo que esa es cuna seductora solución.Después de la revolución francesa, cuyos horrores nunca oldos se debieron a esa separación liberal de la Iglesia y el Estado, Napoleón Bonaparte, el primer guerrero de su - .' 104 - siglo,homblle de hierro, creyó que el únicomedio de consolidar su Imperio era el Concordato, por medio del cual volvieran a marchar un;ç8s ya formar una s61a fuerza ,las dos potestades; Estos. microscópicos soidadi1I0s del liberalismo, pretenden fundar el poderío universal en que sueñan, despreciando ala Iglesia. o cODvlrtiéndola en esclava. No: la .Iglesia ' y el Estado deben marchar unidos, .prestándose mutuo apoyo. son las dos ruedas sobreJas cuales marcha el carro de la sociedad, hacia el fin próximo y remoto que tienen señalado por el Creador los individuos que la componen; las dos alas que deben elevar al hombre por encima del mundo material y puramente animal. Los hO¡libres formados de cuerpo y alma, de sentidos materiales y potencias que no lo son, necesitamos ser gobernados por un coniunto armonioso de espíritu y materia, y ese conjunto resulta de la unión de la Iglesia y el Estado; en la cual la primera es el alma y el segundo el cuerpo. ' No pocas veces han condenado los Sumos Pontifiees la separación de la 'Iglesia y el Estado; mas ya que no es posible citar aquí todas esas condenaciones, oigamos siquiera las severísimas palabras con que León XIII, en su enclclica Cum multa, reprueba tan pernisiosa doctrina. ·Suelen algunos, no sólo distinguir, sino aun apartar y separar por completo la política de la Religi6n, queriendo que nada tenga que ver la una con la otra, y juzgando que no deben tener entre si ningún influio .... se ha de evitar tan IMPIO ERROR.» NietoCaballeroestá enfermo-Para el Sr. Nie10 Caballero, ••Montalambert es Ulla d~ las --105mas puras lumbreras de la Iglesia, •• -Anatole Leroy Beaulieu, uno de los católicos más grand~s del siglo XIX." Loisy y otros muchos . compadres de los anteriores, forman -en su concepto-la constelación mAs brieante del cielo cat6l.ico. Pues toda esa falanje de católicos a la Murillo, y otros muchos, aunque fueran ministros del altar, que por malicia a error involuntario, p'retendieron y pretenden hacer cobardes alianzas con el libelismo; son enemigos de la Iglesia de Jesucristo y soldados desertores de sus filas. Eso de IJamarse católico-liberal es tan r¡dleulo como decir que el dia es noche. El Sr. Nieto Caballero se haIJa un poco ciego; por eso ve los árboles como arbustos y aprecia a los hombres con criterio nebuloso; pero la culpa es suya, del poco sol religioso que ha entrado en su cerebro y de las muchas nieblas modernistas que la han ;ovadido. Debido a esa miopla crónica, y a alguna mordedura genial de su musa inspiradora, prorrumpe en himnos de triunfo tan magnlfi~amente sonoros, que ~emejan una tempestad en medio de las tinieblas de la noche: pues de verdad y de catolicismo no aparece ni ·una centella. Creo que en esta sola página ha batido el record de los disparates. -¡Iglesia libre y I;stado independiente! Fórmula hermosa que consulta los intereses más altos del hombre, los de la conciencia, y asegura la indiiputable supremacla del Estado en las cuestiones civiles » Párrafos vaciados en los moldes adocenados de vo!terianos modernistás, que persiguen los bienes de manos muertas y buscan el remedio a sus pa- -106slones desenfrenadas en el predominio de la fuerza bruta sobre la vlctima indefensa. -Res· petados 19s templos como santuarios de ideal; la fe, como condensador de energlas; los ministros del culto como sembradores de bi~Y repetidores oportunos de los preceptos moTales; excluida para siempre de la diaria labor de estos, la peligrosa tarea de alistar soldados para el Partido Conservador, y sicarios para el absolutismo; libre El hogar de Jas intromisiones que turban la paz, al provocar disputas sobre puntos en que generalmente lleva uno ideas, el otro sentimientos y los dos olvido de la inutilidad de esos choques; roto el sortilegio de~ ese misterio con que se quiere enturbiar las verdades cristalinas; conforme cada cual con el puesto de sol que le ha tocado en suerte y preocupado por aliviar al vecino sin preguntarle en qué cree sino de qué sufre y qué cosa necesita, la humanidad ganada en satisfacciones y la religión en lumbre. Serian Tos sacerdotes 101 grandes enfermeros del alma .• Hagamos alto aqul, y traduzcamos al lenguaje de la verdad tanta mentira, tanta palabrería nacida de una imaginación calenturiell>ta. ,Convertidos los templos en cuarteles y pesebreras por las tribus liberales victoriosas: sustituida la fe con el positivismo sensualista de Ezequiet Rojas y Murillo: rerseguidos y encarcelados tos ministros de culto como sembradores de bien por' Obando, Masquera, Rengifo, López y Santander, y amordazados como repetidores oportunos de Jas preceptos morales por Murllm y sus secuaces: excluida para siempre, de la âlaria labor de estos, la de predicar en las Igleslaa y adarinlstrar los - 107- sacramentos, despojados de la sotana, llevados con blusa y fusil a los campos de batalla, cubiertos de improperios y conducidos a la línea de fuego por los agentes del Estado liberal: libre el hogar de las intromisiones del párroco y convertido en guarida de concubinatos públicos, por las leyes del matrimonio civil, a donde el uno generalmente lleva desvergüenza, el otro instintos y los dos falta de dignidad y pudor: roto y apagado el faro de la fe en las inteligencias, y manchadas las almas con materialismo crudo: conforme cada liberal con el puesto de tinieblas que voluntariamente ha ocupado, sin preocuparse por buscar la verdad, solícito por aliviar a los vecinos del peso de sus legitimas propiedades, al saber que creen en Jesucristo; el li· beralismo ganó en verdugos y la Iglesia en mártires. Fueron los radicales y los gólgc.tai . de entonces, y aspiran a ser hoy los qUé heredaron su rica veta, crueles perseguidorei de los Prelados y de los sacerdotes y asesinos de las almas. Compárense las promesas con las prácticas de los avanzados y se verá cuán cierta era la frase del Dr. José Maria Samper: los liberales tienen lujo de garantías cùando nO están en el poder, y de arbitrariedades cuando llegan al Gobierno. Asi el Sr. Nieto Caballero pone ante los ojos de los incautos un idilio de ideal belleza, una Arcadia encantadora; y la historia descorre el telón, y nos hace ver a través de ese espejismo de hueca fraseologia, a los persegtl1dores del catolicismo, empeffados en ata bar cÓn las instituciones cristianas .. . Si esa págirla la estudiamos a la luz de la -108Religión, no tiene menos errores. Para el Sr. Nieto Caballero, el templo no es lugar de oración ni la casa del Señor, tsino santuario de ideal; la fe no es el asentimiento que damos a la palabra divina, sino condensador de energia!; los ministros del culto no llevan la millión divina de regir, enseñar y administrar, sino que son empleados pùblicos que siembran la semilla del bien y repiten precepto~ morales; no tienen autoridad para detir en dónde está la verdad y en dónde se halla el ' error; ni pueden dar un consejo ni enseñar cuáles son los deberes y cuáles los derechos que corresponden a los diversos individuos que componen la familia; debe respetar el llacerdote las creencias individuales, sin predicar a las gentes la verdad revelada, porque la oscuridad de los misterios diz que oscurece las verdades cristianas; todos, desde el Papa hasta el último pórroco de aldea, deben limitarse a practicar. las obras de misericordia dejando a un laUo la predicación, la enseñanza y la administración de los sacramen- tos. Esta es la última evolución del cristianismo, tal cual la tiene formulada uno de los teólogos de cEl Espectador.; Jesucristo estableció de otra manera su Iglesia y nos dió otros preceptos, pero ha llegado el tiempo en que es preciso obedecer a Nieto Caballero antes que a Dios. Termina esa página volteriana con estas palabras. c¡Subyugadora misión del buen Samaritanol ¿Por qué no querrán realizada los. que se reclaman del hombre nacido en un pesebre?» .••• Del Hombre Dios nacido en un portal, babria escrito ,cualquier cristiano me- -109dianamente instruido y que no tuviera refinada malicia. No quiero suponer malicia en el enfermo: la ignorancia supina de que adolece en materias religiosas, explica suficientemente esa negación implfcita de la DivinIdad de Jesucristo; la asidua lectura de autores modernistas, melosos, dulzones, volterianos, sentimentalistas e ignorantes, nos da la clave para explicar los demás disparates. El Sr. L. E. Nieto Caballero lee, devora, repite loleido y se fascina con sus producciones literarias; lo cual es muy peculiar en los de su escuela. Si los republicanos vuelven al poder, es fácil que arranquen el águila del escudo de Colombia y por.gan en su I~ar una cotorra, con plumas de pavo real para simbolizar la modestia y la mesura que los caracteriza. Sl,ue la calentura-Acabamos de ver cómo el célebre Teólogo de .EI Espectador~ padece de miopla intelectual en materias religiosas; y ahora encontramos que se le va complicando el mal con otra enfermedad hereditaria en sus deudos poltticos; tiene agitado el pulso, crece la çalentura y se teme que esa clerofobia lo lleve hasta el delirium tremens, cuyos slntomas han principiado a notarse en el paciente. De la misma dolencia perecieron sus antepasados Rengifo, Obando, Mosquera, Murillo, etc.: no seria dificil que el Nieto terminara sus días devorado por el mismo microbio. Llegamos en nuestro escrito a las doctrinas de Murillo Toro y Nieto Caballero sobre .EI dogma Papal y La primacla de San Pedro~; bueno será que digamos, antes de seguir re- futando-los errores del libro, cuatro palabru -110acerca de los artfcut()s det Teólogo de cEt Espectador ••. Como ya, en hoja volante, se le han refutado otros errores, me limitaré a demostrar ta falsedad de ciertos conceptos y tocaré éiertos detalles en los cuales ~e ve que el culto y respetuoso Sr. Nieto Caballero es muy otro del que parece ser; esto la haré con el fin exclusivo de enseñar la verdad y desengañar a los engafíados que no la están por malicia. El Romano Pontífice aprueba la prohibición hecha por et Ilmo. Sr. Arzobispo de Medel1fn, de un libro plagado de errores; el Sr. Dele¡ado Apostólico felicita al Prelado por su entereza en la defensa de la fe. Aqui está et cuerpo del delito. L. E. Nieto Caballero monta en cólera, pierde los estribos, se olviáa de ta tan decantada mansedumbre republicana, y toca a fuego: cYa el mismo Vaticano está puesto al servicio de pequeñisimas neéesldades conservadoras .•• cEt espiritu de dominación sigue agitándose ....•• cDebemos estar listos rara combatir esta clase de audacias .•• «E mundo entero te ha dado la espatda a ta teocracia .... l cLa lucha es .ardua y desigual, pero por eso mismo fecunda y tentadora." «No es de hoy ni de Colombia solamente et afán clerical de acabar con et progreso· ...•• «La Iglesia está enferma. Tiene miedo a la discusión. Prohibe la tectura hasta de tas obras santas, en la creencia, tal vez acertada, de que la reflexión suscitada por aquellas, hará ver a tos fieles las discrepancias entre las doctrinas y et proceder voluntarioso de los clérigos.lOEn esa forma sigue el aguacero jacobino, y no escampa sino cuando ha cubierto de· insultos y calumnias a -lll- la Iglesia Católica, al .Romano Pontífice, a los Prelados y a los conservadores. es Esto la que se 11ama formar una tempestad en un vaso de agua. Mirabeau le queda pequeñlsimo a este defensor de las libertades republicanas; si llegaran al poder estos farsantes ¿a dónde nos dada el agua? Y todavla el partido republicano pretende echar un velo sobre la historia del liberalismo, y nos invitan sus adictos a trabajar con ellos en el engrandecimiento de la Patria. Cualquiera que, con ánimo sereno, lea las frases de Nieto Caballero, cree con fundamento que ha perdido el juicio y que es una excepción en los partido'i avanzados; y no obstante es un vocero genuino de los discípulos de Murillo Toro y neófitos de la secta liberal, que escribe sus delirios bajo la influencia de la fiebre ahticlerical, que a todos ellos los devora. Complicaciones-En el Teólogo de cEl Espectador- encontramos otro microbio también hereditario; la han tenido desde Lucifer hasta nuestros dlas todos los de su secta, y es el de la soberbia más refinada. Jesucristo dió a los apóstoles y a sus sucesores la potestad de enseñar, dejó en su Iglesia este derecho; y para que tal derecho no fuese nugatorio e inútil les dió el de condenar 103 errores y prohibir a sus hijos la lectura de ellos. Ahora Nieto Caballero nos dice: cNosotros no prohibimos la lectura de lo que los s3'Cerdotes escriben. ¿Por qué ellos han de prohibir la nuestro?» Tenemos pues, que según el Sr. Nieto Caballero, la misma autoridad les asiste a ellos, -II¿- a los republicanos, para admitir o rechazar las doctrinas de Jesucristo Y la Iglesia docente, que a esta para condenar los Errores de aquellos, .y mandar a sus hijos que no los lean. Con lógica semejante argüiría un envenenador de profesión, que dijera a Ulf boticario: cAsí como ye le dejo a Ud. libre el expendio de sus medicinas, no se meta Ud. a denunciar mis brebajes.Claro está que la miopía intelectual no ha de permitir a los ~filiados a la secta ver la fuerza del argumento, mayormente cuando profesan la doctrina del libre examen, y se tienen por grandes potencias teológicas; pero en cambio no habrá rapazuelo católico, que no vea la infinita diferencia que hay entrt" la ciencia y autoridad de estos presumidos modernistas, y la sabiduría y autoridad de la Iglesia fundada por Jesucristo e inspirada por el Espíritu Santo. Otra dolencia se deja ver en el nuevo Caballero desfacedor de entuertos, y esta sí me ha sorprendido en alto grado; pues si bien es cierto que es crónica en los suyos, hasta el presente la tuve a él como honrosa excepción. En los escritos del Sr. L. E. Nieto Caballero había encontrado errorts protestantes como la doctrina del libre examen y el desconocimiento de la autoridad pontificia; volterianismo sarcástico en las burlas a la excomunión; sensualismo epicúreo en la defensa de los placeres y el ataque al espiritu de penitencia; modernismo afeminado en su religidn sentimentalista; errores histílricos y filosóficos en mil hechos falseados y sistemas contradictorios .... Todo esto y mucho más había leído en los escritos de Nieto Caballe- - 11'>- ro, que se ha convertido en escape sin válvula de todas las doctrinas republicanas y liberales. Pero a todo ello le encontraba fácil explicación en aquella su confesión franca que hizo en el «Haz de Recuerdos,- cuando escribió: «.... esa humildad que suele hacemos falta a los que sin estudiar lo bastante la significación de las palabras nos llamamos pretenciosamente libres pensadores.Por eso creí hasta ahora que el Sr. Nieto Caballaro no pasaba de ser uu ejemplar, como el que describe magistralmente Ma te os Gago y le da el apropiado nombre de Fray Presumido. En cuanto a la cultura y a las forma s en III polémica, tenia de él otro concepto muy distinto. Es cierto que de cuándo en cuándo se le deslizaban frases harto vulgares, como la de la boca sin dienfes que deja la baba y otras por el estilo; pero esto lo atribuíamos a la premura del tiempo y no a mala voluntad o falta de nobleza. Siempre nos está hablando de la culfura en los torneos literarios; de las posturas gallardas, de «que es exigible a los hombres de cultura el ofender con elegancia; el no descender a recoger piedras del arroyo para lanzarlas con honda- .... Estas frases son de L. E. Nieto .Caballero y también lo es la siguiente: «Alguna vez leímos: 'Mi voto de pobreza, decía un Preladd, me ha dado cien mil pesos de renta; mi voto de obediencia me ha hecho Principe de la Iglesia .... 'No seguimos con los otros votos por no alentar la malicia de las gentes .... Estas calumnias groseras las ha bebido el periodista en los abrevaderog corrompidos, en donde todos los de su secta sacian la sed -1l4- de sus odios anticlericales; con esa reticencia maliciosa ha descendido, no al arroyo para recoger piedras, sino a las alcantarillac; liberales a sacar un puñado de inmundicia para arrojarlo a la frente inmaculada de la Iglesia; pero no, los principes de la Iglesia están muy elevados: esos bajos proyectlfes vuelven a caer sobre el gesver~onlado que los arroja, dejando una ·mancha impura e indeleble en el corazón que tales afectos siente y en el pensamiento que tales ideas concibe. Con ese lenguaje se puede adquirir fama imperecedera en la plaza de mercado; pero una cosa es llamar ladrón a Gestas, traidor a judas, apóstata a juliano y herejes a los protestantes; y otra muy distinta querer empañar con la más vil calumnia a los Principes de la Iglesia. IAh! ¡los cultos, los tolerantes, los mansos de corazónl Mal de corazóD.-EI enfermo además de la miopía, sufre del corazón. El Sr. Nieto Caballero ha llegado al delirio frenético: Anás rasga sus vestiduras de fariseo, el gran Teólogo desatla a los canonistas y teólogos de la Compañia de jesús a que le resuelvan el mas intrincado problema que se ha 'presentado en los fastos de la historia del mundo. El Romano Pontífice envió al Presidente Gómez de Venezuela una condecoración, y su repr~ntante en la República hermana, le dijo al entregàrsela: «Su Santidad Benedicto XV, informado de los méritos de usted hacia la Iglesia, como conviene a un Presidente de una nación enteramente católica e impuesto de las íntimas relaciones que felizmente unen a la República de Venezula a la Santa Sede, -115- se ha benignamente dignado concederle a usted una de las más altas condecoraciones pontiflcias propias de los soberanos de estado ... " . Aqul fue la grita dè los redactores de «La Linterna", periódico excomulgado de Tunja y el rechinar de dientes de los escandalizados teólogos de «El Espectador" de Bogotá. El Sr. Nieto Caballero creyó encontrar en esa condecoración de carácter puramente diplomático una traición del Pontifiee Romano a la doctrina del Divino· Maestro y una alian•. za con el despotismo y los errores. Por eso anuncia que la Iglesia sigue enferma, que la encuentra moribunda; porque este caso no tiene precedente, y es tan nuevo y de difícil solución que todos los espíritus bien intencionados deben alzar los ojos al cielo y quedarse suspensos ante la insolubilidad del problema. Nada más absurdo y digno de risa. Para demostrarlc la poca novedad del hecho, padrla citarle el procedimiento de la Corte Romana con los embajadores del Japón, del Imperio Alemán, del Reino de Inglaterra y hasta del Preste Juan y del Gran Turco: para probarle que el ataque a la Iglesia con tal motivo es antiguo en los liberales, me seria fácil aducir largos artlculos periodisticos; para desvanecer ese cúmulo de soHsmas engendrados por la hipocresta y el odio anticlerical, tendrla multitud de argumentos contundentes de todo género. En gracia de la breveda~ y para demostrárselo todo de una vez, quiero copiar en estas páginas el capitulo XXX de «El Liberalismo es pecado", libro magistralmente escrito hace ya bastantes ailos por -ll\jl- el eminente teólogo y apologista D. Ffllx Sardá y Salvany.-Dice católico asi: -Pues entonces (salta uno) ¿qué concepto bernas de formar de las relaciones y amistades que trae la Iglesia con Gobiernos .yper~onas liberales, que es la mismo que decir con el Iiberalismo?-Respuesta al canto-. -Hemos d~ juzgar que son relaciones y amistades oficiales y nada más. No supone afecto alguno espeéial a las personas con quienes se tienen, y mucho menos aprobación de sus actos, y muchfsimo menos adhesión o sanción a sus doctrinas. Punto es este que conviene explanar algún tanto, ya que sobre él arman gran aparato de teologia liberal los sectarios del' Liberalismo para combatir la sana intransigencia católica.eConviene ante todo observar que hay en la Iglesia de Dios dos ministerios: uno que llamaremos apostólico, relativo a la propagación de la fe y a la salvación de las almas, y otro que podríamos llamar muy bien diplomático, relativo a sus relaciones humanas con los poderes de la tierra.-El primero es d más noble; es por decir10 asi el primario y esencial. El segundo inferior y subordinado al primero, a cuyo auxilio únicamente se endereza. En' el primera es intransigente e intolerante la Iglesia; va recta a su fin y prefiere romperse antes que doblegarse: Frangi, non flecti. Véase si no la historia de sus persecuciones. Trátase de derechos divinos y de deberes divinos, por tanto en ellos no cabe atenuación ni transacción. En el segundo es condescendiente y benévola -y. sufrida. Trata, gestiona, negocia, halaga -117- :para ablandar; calla tal vez para mejor conseguir; se retira quizá para mejor avanzar y para sacar luégo mejor partido. Su divisa po·drfa ser en este orden de relaciones: Flecti, .non ¡rangi. Trátase de relaciones humanas y estas admiten cierta flexibilidad y uso de especiales resortes .• <En este terreno es licito y santo todo lo que no declara malo y prohibido la ley común en las relaciones ordinarias entre los hombres. ~lás claro: la Iglesia cree en esta esfera poder valerse y se vale de todos los recursos que puede utilizar una diplomacia honrada." <¿Quién se atreverá a echárselo en rostro? AsI que envIa embajadas, y las recibe aun de Gobiernos malos, aun de príncipes infieles; da a los mismos y de los mismos recibe presentes y obsequios y honores diplomáticos; ofrece disti nciones, títulos y condecoraciones a sus personajes; honra con frases de cortesanía y galanterla a sus familias; concurre a sus fiestas por medio de sus representantes .• •Pero salen luégo el tonto a el liberal y dicen como quien habla sentencia: '¿Pues por qué hemos de aborrecer el Liberalismo y combatir a los Gobiernos liberales cuando trata con ellos (~l Papa, y los reconoce y colma de distinciones? '. <¡Malvado o majadero! que una de estas cosas o· todas juntas puedes muy bien ser. (Oído a la caja, Sr. Nieto Caballero). Escucha una comparación y falla luégo .• cEres padre de familia y tienes cuatro o seis hijas a quienes educas con todo el rigorismo ,de la honestidad, y viven frente o pared en me- -118- dio de tu casa unas vecinas infames, y tú estás diciendo cont~nuamente a tus hijas que aquellas mujeres no las han de tratar ni siquiera saludar, ni aun mirar; que las han de considerar como malas y perversas; que han de aborrecer su conducta e ideas; que han de procurar distinguirse de ellas y en nada asemejárseles, ni en sus dichos, ni en sus obras, ni en sus trajes. Y tus hijas dóciles y buenas, es claro que han de observar tu ley y atenerse a tus mandatos que no son sino de prudente y de muy avisado padre de familia.:> -Mas he aquf que en una ocasión se suscitan cuestiones en la vecindad sobre puntos. comunes a ella, sobre confrontación de limites o paso de aguas, por ejemplo; y se hace preciso que tú, honrado padre, sin dejar de ser tal, trates en junta con uná de aquellas infames· mujeres, sin dejar de ser infames, o al menos con quien las represente. Y tenéis para eso vuestros tratos y cabildeos y os habláis y os dais los cumplidos y fórmulas de cortesla usual en sociedad, y procuráis de todos modos entenderos y llegar a un acuerdo y avenencia sobre el objeto en que habéis de convenir:>.•. ' -¿Hablarán bien vuestras hijas si dicen luego: puesto que nuestro padre trata con esas. malas vecinas, no deben ser tan malas como . dice él; podemos tratar con ellas también nosotras; buenas hemos de reputar sus costumbres; modestos sus trajeE:, loable y honrado su modo de vivir? Dfme.¿No hablarfan como necias tus hijas, si hablasen asl? Pues apliquemos ahora la parábola o comparación.:> La Iglesia eg la familia de los buenos (o que deben serIo o que desea ella lo sean ).. - 119Pero vive rodeada de Gobiernos del todo perversos o más o menos pervertidos, y dice a sus hijos: •Abórreced las máximas de esos Gobiernos; comôatidlos; su doctrina es error, sus leyes iniquidad.' Pero al mismo tiempo, por cuestiones de interés propio O de .ambos a la vez, se ve ella en el caso de tratar con los jefes o representantes de los Gobiernos malos, y efectivamente trata con ellos recibe sus cLtmplidos y usa con ellos de las fórmulas de urbanidad diplomática usuales en todos los paises; p~ta con ellos sobre asuntos de interés común; procurando sacar el mejor partido posible de su situación entre tales vecinos. tEs malo esto? Sin duda que no. Pero ¿no es ridlculo que salga luégo un católico y lo tome por sanción de doctrinas que la Iglesia no cesa de condenar, y por aprobación de actos, que la iglesia no cesa de combatir? «¡Pues qué! ¿Sanciona la Iglesia el Corán tratando de potencia a potencia con los sectarios del Corán? ¿Aprueba la poligamia, recibiendo regalos y embajadas del Gran Turco? «Pues del mismo modo no aprueba el liberalismo cuando condecora a sus reyes o ministros, cuando les envia sus bendiciones, que son simples fórmulas de cortesla cristiana que el Papa. otorga hasta a los protestantes. Es soflstico pretender que la Iglesia autorice con tales actos lo que por otros actos no cesa de condenar. Su ministerio diplomático no anula su ministerio apostólico; en su ministerio apostólico debe si buscarse la explicación de las aparentes contradicciones de . su ministerio diplomático .• - 120- eY asi obra el Papa con los jefes de naciones, asi el Obispo con los ~e provincias, asi el párroco con los de localidad. Y se sabeel alcance y significado que tienen estas relaciones ofIciales y diplomáticas. Sólo ignoran (o fingen ignorarlo) los malaventurados sectarios oresabiados del error liberal,. . El dogma y la diplomacia-Nadie podrá se~ ña]ar un punto negro de abdicación cobarde en las 'blanquisimas páginas de la T1istoria veinte veces secular de lia Iglesia Católica en lo que se refiere al miaisterio ••dogmático: dos ejemplos de magnitud gigantesca tenemos en las pretensiones absurdas de Nap~ león Bonaparte y Enrique VIn; ambos solicitaron de la Santa Sede que anulara sus legítimos matrimonios y los dejara casar en segundas nupcias. Un si viol&torio de las leyes divinas, ponia en manos! del Romano P.ontffice todo el poderío británico y los ejércitos victoriosos del Imperio más grande de aquel siglo; al nó iban. vinculadas las persecuciones más sangrientas y el cisma que rasgaba la túnica inconsùtil de la Esposa del Cordero .. El Vicario de Jesucristo mira con tristeza separada de Roma la Isla de los Santos, sus hermosas ciudades empapadas en sangre de católicos, confiscados sus bienes y sustituidos los ministros del santuario con. herejes viciosos e ignorantes; y contesta. con firmeza divina: non possumus, no podemos ceder. Oye el rugido del León de Europa, ve las garras de la fiera clavarse en los Estados. Pontificios y adivina que con el cobarde si protado :de sus labios, la fiera vuelve a su ~ubjJ y se conjuran Jas peHgros; no obstante, . - 121 - cumple con su deber sagrado y repite el non' que le ha de llevar a la cárcel y al sepulcro .. Aquf mi~mo en Colombia, la simple condescendencia del Papa con las arbitrariedades del Gener;¡l Mosquera en materias religiosas, habrfan tal vez detenido a ese tirano en su carrera de iniquidades; mas el Vicario de Jesucristo, prescindiendo de miras terrenales, cumplió con su ministerio apostólico; lanzó terrible anatema sobre el innovador intruso condenó las espurias doctrinas que pretendfa implantar en las conciencias de 108 colombianos. En carr.bio, siempre que se ha tratado del ministerio diplomático, la Corte Romana ha aventajado a todas las del mundo en suavidad y en tacto delicado. De actos bri!lantfsimas de la más fina diplomacia ~stán llenos los analei de la Iglesia. El mismo General Uribe, en un momento de lucidez mental, no . pudo menos de escribir al Ilmo. Sr. Arzobispo de Bogotá estas palabras: «Si hay en el mundouna institución que tenga poder de adaptación, es la Iglesia que, dejando intacto el depósito de sus dogmas, sabe acomodarse con singular ductilidad a las circunstancias de tiempos y de medios.- «Esa singular prerrogativa que usted le reconoce al Catolicis>mo,-responde el ilustrfsimo Prelado,-es prueba evidente de que la Iglesia está en posesión de la verdad divinamente enseñada; puesto que es inmutable en sus dogmas y en Sll moral, a la vez que sabe adaptarse a las exigencias de los tiempos.Para que se vea de relieve la sabiduría y el tacto de la diplomacia. pontificia, saque- possumus, "1 -122mos de entre miles un ejemplo doméstico. Además de otros actos contrarios al Catolicismo, en la ley de patronato sancionada el 28 de julio de 1824, se había apoderado el Gobierno de todos los legítimos derechos .de la Iglesia, y había puesto a los Obispos y sacerdotes en el dilema de aoandonar la República o apostatar de la fe. El Presidente Santander, autor de todas las iniquidades, eseribió al Romano Pontífice, lamentando el 'Peligro en que se hallaba la Religión en Colombia, y procurando con hipocresiá liberal, 'atraer al Papa a su campo de iniquidades. Claro que el Romano Pontífice estaba al corrieltte de todo, y sin embargo, busca el remedio a los males en la siguiente carta: «Amado hijo. os saludamos y damos nuestra bendición apostólica .•• «Nos ha llenado de la mayor satisfacción, amado hijo', vuestra carta de 1.° de febrero del año de 1824, por circunstancias muy par,ticulares; mas habiendo sido escrita dicha carté!,no sólo a nombre vuestro, sino también al de la Nación Colombiana, hemos conocido cuál y cuánto es vuestro celo en favor de la ~Iesia católica y vuestro respeto a la Santa SIlla Apostólica, lo que ciertamente no nos ha sido nuevo 'pero si grato y satisfactorio. Por este motivo hemos leído con mucho gusto vuestra carta, y al leerla os abrazamos con singular benevolencia y amor paternal, sin embargo de la distancia, como si estuvieseis presente .•• «Pero si n08 ha llenado de regocijo la demostración que nos habéis hecho de vuestra adhe~ón y revèrencia, mucho más nos he. mas contristado y afligido al saber que' la - 123Religión católica corre el mayor peligro entre vosotros.cDe aquí es que, poniendo todo el esmero que debemos a fin de alentarla, y sostenerla hemos creído que de ningùn modo mejor se podría proveer de remedio a sus Iglesias, que nombrándoles pastores buenos y celosos. Por esta razón hemos determinado que cada una de las Iglesias de Colombia, que por causa de muerte haya quedado vacante, tenga su Obispo. y estando impuesto de este negocio mucho tiempo ha el esclarecido varón Ignacio· Tejada, vuestro enviado ante Nós, no dudamos de que él inmediatamente os lo haya comunicado, atendido su notable interés y actividad. Confiamos que a esta nuestra resolución tomada después de haber dirigido a Dios las más fervorosas oraciones, favorecerá la misericordia del Todopoderoso con grande utilidad de las expresadas Iglesias.cEntre tanto, damos con el mayor afecto nuestra bendición paternal a vos, amado hijo, y a toda la Nación Colombiana.cDada en Roma, en S. Pedro, a 20 de febrero de 1827 y 4," de nuestro pontificado.LEON, PAPA XIl. cLo más curioso en este asunto, dice Dn. Juan Pablo Restrepo comentando esta carta, es que los únicos peligros reales que corría la Religión en este pals, provenían de los actos del mismo Gobierno, que hablaba al Padre Santo de tales pelígros .• ¿Por qué el Romano Pontífice llama hijo muy amado, imparte su bendición apo~tó/ica y abraza cariñosamente al fundador del Libera- - 124-li~mo anticatólico y Iiberticida de Colombia? Porque tal es y ha sido en todas las edades La diplomacia benévola y caritativa de la Iglesia; mientras hay esperanza de atraer al buen camino, el Padre común de los cristianos usa de formas cariñosas, muestra amor sin \Imites y concede honores, sin alterar en una tilde la moral y el dogma. Así Jesucristo sentó a judas a su mesa entre los demás apostóles, le lavó 108 pies y lo llamó amigo en el huerto de la prisión, . para ver si con tales excesos de caridad lograba enternecer el corazón del traidor deicida .. Volviendo a nuestro asunto primitivo; hoy el Romano Pontifiee concede un alto honor al Presidente de Venezuela, Sr. Oral. juan Vicente Gómez, como premio a las garantlas y seguridades que ha devuelto a la Iglesia en aquella ¡Repúlica, y para alentarlo a seguir por el recto camino de la justicia; y esto llena de asombro fariSflico .8 los faroleros redactores de cLa Linterna- y al inventor de teologfas republicanas de cEl Espectador.Esto es corriente y natural en esa casta de fariseos; la que llena el alma de tristeza es ver que tantos católicos tibios lean esas vulgaridades con sagrado recogimiento y les den crédito como a los Santos Evangelios; eso sí es triste, porque arguye mucha ignorancia y poca fe. Abuelo y Nlet&-Dejando para mejor ocasión el mare magnum de. disparates, de la especie de los anteriores, que están saliendo en •.El Espectador- con las firmas de Fidel Cano, Nieto Gaballero, A., etc, sigamos analizando los de tomo y lomo, que en el libro cMùri1lo - 125Escritor» estampan el Abuelo y su Nieto. El Dogma p.pal es la tesis que nos presenta ahora el Sr. Nieto Caballero, tratada por Murillo con esa lucidez propia de su ingenio enciclopédico; estos rojos son de inteligencia más precoz que Pico de la Mirándula. Lo primero que encontramos es que Murillo afirmó no haber estado S. Pedro en Roma; lo segundo que hizo tal afirmación con el fin de distraer el ánimo de los conservadores durante los acalorados debates electorales, lo tercero, que el doctor Rodrlguez Piñeres afirma que ese PUNTO TEOLOOICO es una de las bases del edificio católico. Pata refutar la primera afirmación, entregué a un niño de doce años un compendio de Religión y le mandé que sacara de ese libro los argumentos que le parecieran mejores, a fin de demostrar que S. Pedro habla estado en la Ciudad Eterna; me proponía publicar cuanto el niño escribiera sin corregirle una coma, seguro de que dejaría sin répliea al ilustre Escritor liberal. Mas él niño con el libro en la mano me contestó: ceso no puededecirlo sino un loco;- yo pensé para mis adentros; esta refutación es la que se le ocurre a toda persona sensata. La segunda afirmación arguye puerilidad y poca estima de si mismo, en quien tales cosas escribe y usa de semejantes ardides. En cuanto a la tercera, sí reconocemos que la profunda doctrina que encierra, está de acuerdo con los vastos conocimientos teológicos del doctor Rodríguez Piñeres, el cual gasta sus pretensiones de sabio en cuestiones religiosas, e hizo profundos e~tudios con un maestro borracho, según propia confesión, -I~ e impío según la voz de la historia. Al encontrar esta trinidad de teólogos liberales, especie de Trimurti Indiana sí que podemos decir: Dios los hizo y el diablo los juntó. El mismo Nieto con ser tan Caballero y sentir debilidad por el Abuelo ef' colot pol{Uco, trata de echar un manto sonre ese humorismo juglar de Murillo, y dice que el Ilustre cno se habla dedicado a investigaciones históricas.» . Entra en seguida el Autor del Libro a analizar las afirmaciones de Murillo, en unos artículos sin firma, acerca deL dogma papal y de la primacía de S. Pedro; parece que los dos abundan en las mismas ~ideas y tienen los mismos argumentos. El capitulo filosóficoreligioso sale de sus dos inteligencias con la perfección que pudiera tener un reloj fabricado por un periodista, o un acorazado construido por un comerciante. Entremos sin más preámbulos a examinar la profunda lección de Teología y Exégesis que nos dan Murillo y Nieto. La tesis es la siguiente: cEl dogma papal del primado de S. Pedro no tiene fundamento en el Nuevo Testamento ni en los escritos de :Ios primeros padres.» Principia la prueba lie la tesis con aire de triunfo y argumentos de fantasía. cEstos articulas, dice, sí provocaron una verdadera tempestad de ataques. 'El Catolicismo,' periódico ultramontano de entonces, dirigió sus baterías contra el osado que negaba uno de los dùgmas de la Iglesia, verdadera piedra angular cuya sustracción haría derribar el edificio.» ' Ultramontanó en el lenguaje de los farsantes liberales, significa lo mismo que católico -127sincero; ellos usan ese 'vocablo en sentido de burla y de désprecio, para lIamarnos ignorantes, retardatarios, enemigos del progreso. Para Nieto Caballero, v. g. son ultramontanos ignorantes José E. Caro, Pastor Ospina, Miguel A. Caro, Marco Fidel Suárez, Julio. Arboleda, J. M.~ Oroot, José Vicente Concha y toda esa falanje de verdaderos genios que han dado nombre a nuestra Patria; en cambio, para él serán citramontanos o luminarias de primera magnitud, Obando el asesino, López el obtuso, Marin el guerrillero, Mosquera el desamortizador, Rojas Garrido el borracho, Melo el dictador y los demás rojos, que en calidad de satélites gravitan en torno de esos astros, sin abandonarlos en su órbita de cri-· menes. Las palabras sólo tienen significación real, cuando designan COn propiedad el objeto a que se aplican; de no ser asi, no pasan de la categoria de signos convencionales, que descubren la ignorancia de quien las pronuncia. Esta frase corriente cLa rrobleza del dólar», es propia y adecuada, pues con ella se quiere significar lo que realmente dicen las palabras: -las personas que, no teniendo sangre azul en las venas, tienen libras esterlinas en los bolsillos.» , La palabra ultramontano en los labios de los anticatólico s, y usada para denigrar a los apologistas de la verdad, es verdadera antifrasis; y ese vocablo en la pluma de q\lien tanto alardea de cultura y nobleza, es piedra del arroyo, arrojada con honda. Los temores de que Murillo pudiera sust~aer la piedra angular de! ~dificiO de la IgleSia, y destruir la obra dlvma de Jesucristo, - 128son simplemente un delirio del cariñoso Nieto. Mucho odio tenia el polftico chaparraluno a la Iglesia Católica y mayor, si cabe, le profesan sus adimiradores, pero todos juntos no alcanzarán a arrancar un átomo de aquella l>ase inconmovible. Cuentan los explotadores del Africa que hay una tribV de salvajes enemiga del sol; odian su luz, porque refleía en Jas arenas del desierto y disipa las sombras, que les son tan necesarias para sus robos y asesinatos; por eso cuando el Astro rey se encuentra en el cenit, todol los negros reunidos alzan al cielo los charolados rostros y escupen con fuerza, por ver si logran apagar la fuente de la luz. No es preciso decir cómo quedan las caras de aquellos desventurados. Tal es la tarea de estos atrevidos perseguidores de la Iglesia; sus proyectiles rebotan en la piedra inconmovible de la verdad y de rechazo los hieren a ellos. Después de rechazar la argumentación del periódico católico, mm; que con argumentos, con soflsticas imputaciones de carácter imperativo; «entraba a demostrar, según frase de Nieto Caballero, cómo la primacla de S. Pedro no era cuestión de autoridad sino de precedencia, reconocida por los compañeros no en virtud de orqen del Cristo, sino porque el negador de su maestro diz que era el más pronto en hablar, el más impetuoso en obrar y tenia grandes aptitudes para los negocios púbHcos.~ Que ideas tan absurdas emitiera "no de esos desgraciados jóvenes :que tuvieron la desgracia de tener por padres a dos implos ignorantes, y de dar los primeros pasos de la vida en uno de esos antros de impiedad, -129donde jamás se pronuncia el nombre de Dios, ni se estudian los problemas religiosos; pase. Pero que tales id~ssalgan de aquel cuya primera indigencia fue aliviada con el pan de la casa curai; denuncia ingratitud y mala voluntad: porque a Murillo, cuando era aún pequel'iuelo, el Sr. Nicolás Rodriguez cura de Ortega, lo protegía, y le costeó los primeros estudios en el Colegio de San Simón en Ibagué por espacio de dos años. Es un hecho averiguado que la inmensa mayoría de los liberales protegidos por la Iglesia, suelen ser, andando los tiempos, sus mayores enemigos; aquí en Colombia, sin hablar de los tiempos modernos, en los cuales se encuentran a millares esos entes degenerados, cuyo tipo repugnante puede ser Moncaliano. el periodista clerófobo alimentado con sopa de conventos; podemos fijamos en dos de los prohombres del Liberalismo: Santander y Murillo. Esos corazones, fríos por la ingratitud, no pudieron dar calor y vida a la semilla de la verdad, y en cambio recibieron ávidos en sus inteligencias la cizaña de Voltaire y sus correligionarios. San Pedro yel Pontlficado.-Después de aquella afirmación tan absurda, pone el Sr. Nieto Caballero un largo párrafo, el cual está compuesto de las ideas religiosas de Murillo y modelado en el cráneo del Teólogo de cEl Espectador.; quiero copiarlo todo a fin de que los lectores conozcan hasta dónde puede llegar la ignorancia religiosa, cuando se nutre de errores leídos a la ligera. cEn cambio, escribe, la supremacía papal dix que era una usurpación ultrajante, porque los apóstoles no tributaban a San Pedro el -130homenaje y obediencia que los Obispos ronamos exigen de los demás Obispos de la Iglesia papal; ni Cristo pidió que lo reconocieran como a su Vicario, ni le dió potestad para consagrar y deponer ,a su antojo; ni le seffaló campo de trabajos, ni le dió derecf10s de censura sobre los escritos de los otros, de suerte que los apóstoles restantes no estaban sometidos a su autoridad, ni le saludaban 'Santo Padre', ni le besaban los pies y se postraban ante él 'en la adoración degradante e idólatra, que los cardenales, prelados y grandes personajes tributan al gusano débil Y falible que con blasfemia se titula Vice- gerente de Dios.' Entre las citas de grande efecto para el apoyo de esta tesis está la de San Lw:as:-'¿Quién es el mayor?' preguntaron los apóstoles -a Cristo, y El contestó enfáticamente: 'El que es el menor entre vosotros, ese es el mayor.~' Basta leer el párrafo anterior para conocer que Muri1lo Toro no era católico, y guerreaba contra la Iglesia Católica, puesto que ponfa su pluma al servicio de las herejlas para combatir los dogmas fundamentales. En cuanto al Sr. Nieto Caballero, él mismo se glorfa de su impiedad y de profesar las ,doctrinas condenadas por la Iglesia Católica en el Sy- llabus. Ninguno de los dos, por lo tanto, es católico, y ambos son enemigos de la Iglesia en sus doctrinas y en su ]erarqufa. Ahora preguntamos ¿qué argumentos traen para defender la tesis queproponen?-Ninguno. Dice el Sr. Nieto Caballero que Murill() aducfa textos de los primeros Padres y del Nuevo Testamento, y sólo copia uno de San - 131Lucas, que luégo analizaremos, para que se vea la ignorancia supina de los dos legos en materias religiosas. Clarlsima está la doctrina católica en la Sagrada Escritura y brilla con luz meridiana en los escritos y en la práctica de todos los P"ddres y Teólogos desde los primeros siglos hasta nuestros dlas, sin que ninguno de eHos se haya podido desviar de esa IInea de conducta, so pena de ser traidor a [a verdad, y por el mismo caso, excluido de las filas católicas. " Llamar usurpación ultrajante la supremacía del Papa; negar que a San Pedro y a sus sucesores en el pontificado se les daban los home~. rjes de obediencia y respeto; decir que, con asfemia se llama Vicegerente de Dios; y po er como cita de grande efecto, las palabras d, San Lucas; no pasa de ser un brote de impiedad y de odio mal encubierto con frases hechas en moldes extranjeros y retocadas en las fábricas del Liberalismo crioHo. Podemos reducir a tres los errores que directamente pone el Sr. Nieto Caballero en los escritos de Murillo implo: l.0 La primacia de San Pedro no era cuestión de autoridad, sino de precedencia; 2.° Jesucristo no dio más autoridad a San Pedro que a los demás apóstoles; y 3.· Los Romanos Pontifiees no son legitimas sucesores de San Pedro, Vicario de Cristo, y por la tanto, la autoridad que se irrogan es usurpaQa. Si usáI-amos del lenguaje cfe cEl Espectador. dirfamos: El enjambre de avispas que en el escrito vuelan en torno de estas tres herejías, son consecuencias necesarias salidas de los mismos avisperos, que no son otros que las cabezas de aquellos escritores. -132En la sesión IV capitulo 1, del Concilio Vaticano se define, «que según el testimonio del Evangelio de San Mateo, el primado de jurisdicción de toda la Iglesia de Dios, fue inmediata y directamen~ prometida por jesu·cristo a San Pedro .• Tal es la definición de la Iglesia Docente; fundada en la Sagrada Escritura. Pregunta Jesucristo a los apóstoles: ¿Vosotros, quién decls que soy yo? Como Simón Pedro le diiera~ Tu es Christus Filius Dei vivi, Tú eres el Cristo Hijo de Dios vivo; el Divino Salvador le respondió: quia caro et sa'nguis non revelavit tibi, sed Pater meus qui in coeUs est, porque esto no te hO\SidO revelado a ti por la carne y la sangre, sino por mi Padre, que está en los cielos. P r esta sola causa de haber sido Pedro • persona a la cual se hizo la revelación d~1 Padre Celestial, a él y no a los otros ap6stoles se dirigió jesucristo al responderle: «Et ego dico tibi quia tu es Petrus, et super hanc petram aedificabo Ecclesiam meam:. y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia. El divino Maestro cambia el nombre a Simón por el de Pedro, que significa piedra, y le dice que sobre él, como sobre piedra fundamental, edificará su Iglesia. y cual si esta promesa no bastara, le promete las llaves del Reino de los cielos, y le da autoridad para atar y desatar con la promesa de ratificar en el cielo todas sus sentencias. Pues estas promesas las redujo Jesucristo a la práctica cuando, despUés de los tres testimonios de amor de parte del Apóstol, le -133~ijo que apacentara las ov,jas y los corderos; y cuando en otra ocasión le manifestó ·que habla rogado por él al Padre Celestial y le mandó que, después de convertido, confirmara a sus hermanos. Asi pues el divino Maestro comparó la Iglesia con un edificio, con un rebaño, con una casa o ciudad; y a San Pedro la puso conlO fundamento del edificio, le entregó las llaves de la ciudad, lo nombró pastor universal. Pero todas estas revelaciones indican que úno es el que manda, rige y gobierna, luego Jesucristo confió a San Pedro la primacfa de autoridad y la nombró su Vicario y e Vicegerente- en la tierra. Por eso en los Evangefias y en los Hechos de los Apóstoles, a San Pedro se le nombra siempre el primero; a él se conflan los encargos de gobierno; a él se presenta San Pablo convertido, para conferenciar acerca del espíritu de la doctrina revelada; él es el primero en predicar a los gentiles; como Jefe supremo, propone la sustitución de Judas por otro apóstol y decide la cuestión de la circuncisión en el Concilio de Jerusalén .. _. Desde la cuna del Cristianismo San Pedro fué reconocido por Jefe supremo de la naciente Iglesia por hombres de la talla de San Pablo; la misma autoridad le han reconocido a través de veinte siglos, -centenares de Padres y Doctores de la Iglesia, verdaderos prodigios de ciencia y erudición, millares de teólogos que gastaron sus vidas en el estudio de los libros Santos; filósofos cristianos de clarfsimos talentos, que pesaron, con nimiedad escrupulosa, los argumentos de la tradición y del magisterio; millo- - 134nes de mártires, ¿Jue sellaron con su sangre la creencia de sùs almas; centenares de millones de fieles, de toda clase y condición, que' sostuvieron esta verdad con firmeza inquebrantable. Mas, como Jesucristo fundó su Iglesia con carácter de perpetuidad, y las puertas del infierno no hablan de prevalecer contra ella, y la doctrina del Evangelio se había de predicar hasta el fin del mundo; necesariamente debla quedar en la suprema potestad de la jerarquía eclesiástica, la de transmitir el poder. De aquí que todas las prerrogativas concedidas por el Dios-Hombre al A~óstol San Pedro hayan sido reconocidas por 'la Iglesia universal en todos los tiempos, en el Pontifice Romano. Todo 10 más sabio, ]0 más santo, lo más culto del mundo civilizado ha respondido siempre y sigue respondiendo, con San Agustln, a la voz del Pontífice Romano: cRama loquuta est, ca~a finita est .• Habló Roma, y la causa está terminada. Los dos profundísimos teólogos Murillo y Nieto Caballero dicen lo contrario ¿a quién daremos crédito? ' Exégesis.-El texto de San Lucas: -c¿Quién es el mayor?, etc .• , es de grande efecto para quienes ignoran el alfa de las cuestiones religiosas; puesto que allf sólo se trataba de las virtudes, que hablan de proporcionar más gloria en el Reino de los cielos, y en manera alguna de' preeminencia o mando en la Iglesia militante. Dice luégo que otras cuestiones muy importantes figuran en los artlculos de Murillo, y agrega por su cuenta: cSabido es que los- -135 exégetas hacen decir cuanto quieren a los textos sagrados, sacan de una parábola una afirmación categórica o convierten otra afirmación en parábola y se arrogan el derecho de interpretar el sentido recóndito de las palabras de Cristo.~ Esos exégetas que se arrogan el derecho de interpretar el sentido recóndito de las palabras sagradas, son sapientlsimos varones, cuyos estudios predilectos han sido los de la Sagrada Escritura y los de todas aquellas ciencias que están subordinadas a ella; y no obstante, todavía Murillo y Nieto Caballero creen que no andan acertados los Santos Padres, y los Doctores e intérpretes sapientlsimos, como San Justino y San Ireneo, Orígenes y San Juan Crisóstomo, Tertuliano, San Ambrosio, San Jerónimo y San Agustín, San Juan Damasceno, San Isidoro, el Venerable Beda, San Bernardo, Pedro Lombardo, Alberto Magno, Santo Tomás,San Buenaventura, Maldonado, Salmerón, Toledo, a LApide, Bossuet, Cornely, Knabenbauer, Hummelauer, y todos los demás intérpretes y doctores antiguos y modernos. ¿Cómo andarán ellos y los demás periodis tas de su laya. que ignoran por completo hasta los rudimentos de la doctrina cristiana? Aquí se contradice, como tantas veces en sus artículos y escritos, el Apologista de Murillo. Niega, aun a los eminentes exégetas católicos, el derecho de interpretar los textos de la Biblia, y dice ,que estos se equivocan a cada paso; y 00 obstante, opina que se debe dejar libre la lectura e interpretación de la Biblia a todos los fieles, como si los presumidos ignorantes y los analfabetas pu- -136dieran tener más derechos que los verdaderos sabios y fueran capaces d( -interpretar el sentido recóndito de las palabras de Cristo ..• "Por eso,-sigue Nieto Caballero-en la conclusión de la polémica hallamos esta definición deliciosa: 'La tradición es un cómodo tesoro de carácter supletorio para llenar 10 deficiente que en la Biblia ocurra.' .• Sobre gustos no hay disputa; al Sr. Nieto le parece deliciosa 'la definición de su Abuelo poUtico, pero es el caso que en cuestiones ajenas a la Religión, tiene distintas opiniones. Al escribir el libro "Murillo Escritor," funda todas su~ apreciaciones en la tradición oral y escrita; al defender a Obando y a López, al tergiversar la historia, etc., etc., se vale de la tradición, y le concede todo el valor que le niega a la tradición cristiana. Es claro que en todo orden necesita la tradición de una autoridad competente, que la depure y preserve de errores, a 'fin de llevar pura la fuente de la verdad a través del tiempo y del espacio. Tal es el objeto de lás academias cientlficas.c literarias o de historia. En Colombia tenemos una Constitución por la cual debemos reglrnos los ciudadanos; los pasajes oc;curos de ese Código pueden ser interpretados por í1qstres legistas o por el pueblo rudo; de igual manera, aquellas cosas que no se hallan expUcitamente en la Carta Fundamental, pero que de algún modo van conexas con ella. Los versados enla materia darán interpretaciones acertados y los rudos saldrán con un haz de disparates; pe~ sólo a la Corte Suprema Je corresponde definir en las dudas y controversias que pueden suscitarse. ¿Había de ser Jesucristo menos sabio que -]37 los hombres en la constitución de la Iglesia?" Es una blasfemia decir/o; por eso El ense· fió de palabra su doctrina, inspiró a los Apóstoles a fin de que la trasmitieran con fidelidad en los Santos Evangelios e instituyó la Iglesia docente, euya cabeza es el Romano Pontifiee, para que enseñara la verdad y definiera en caso de controversia. En cuanto a las interpretaciones particulares, claro está que ninguna lleva el carácter de la infalibilidad; pero también es cierto que las de los Santos Padres y las de los grandes exégetas del Catolicismo tienen gran peso de autoridad, y son ridículas por demás aquellas que, por odio a la Iglesia, escriben con tanta soberbia como ignorancia los periodistas sectarios. ~Escritos o no por Murillo, termina el Sr. Nieto Caballero, que ni para afirmar ni para negar la paternidad tenemos pruebas saficie¡¡tes, esos artículos reflejan, sin lugar a duda, sus ideas religiosas en la mayor parte de los puntos disçutidos .• Si tales fueron las ideas de Murillo, y por medio de la prensa las enseñó al pueblo, no veo por qué se escandalice el Sr. Nieto Caballero Qe que tengamos a ese pol/tieo liberal. por uno de los ~ás en~arnizados persegUIdores de la IgleSIa. Munllo y su panegirista po(rán carecer del talento y del estilo de Voltaire, el gran perseguidor de ICristo y de su obra divina; pero ambos imitan sus insultos sarcásticos y sus bufonadas ridículas. Murillo en el combate-Vamos a principiar nosotros, por donde concluyó este capitulo el -138Señor Nieto Caballero. Después de un prolongado redoble de tambores literarios, en los cuales procura el escritor hacer alarde degalIardía en las posturas, de agilidad en la lucha, de nobleza en las retiradas y de todas las cualidades de noble gladiador en el combate¡ concluye con estas enfáticas palabras: cBien se ve que para las lides periodísticas se necesita de lo que en lenguaje familiar se apellida hombres corridos. Eso se aprende en los salones, en los clubs, en el trato con gente inteligente.cNo es flor de sacrisUas.. En esta última frase muestra el Sr. Nieto Caballero, que con todós sus aires de impío, es simplemente un aprendiz de herejia, pues como dijo de los tales nuestro genial poeta Ricardo Carrasquilla: Si escribe una apología Concienzuda un bogotano, Di con desdén soberano: cEstilo de sacristíato Como se ve, ya en aquellos tiempos la fraseología de los gólgotas era la misma que hoy estilan: soberbia, desdeñosa, ruin • .1 4 4 Fernando Rrllnllo· U Restauración del retrato de Murillo Toro desfigurado por L E. Nieto Caballero (Cuarta entre"a) Con las debidas Imp. del licencias. BoaOTA Corazón de JeslU 1916 Pero volvamos a MurilIlo y veamos en él las grandes cualidades de periodista avanzado y anticatÓlico. El Rey de la prensa se deja ver, en el cuadro que pone ante nuestros ojos su idólatra panegirista, gallardo y sublime como Alejandro el Grande en el Granico; magnánimo y generoso más que Sucre en Ayacucho; diestro y perspicaz como César en las Galias. Mas, al hojear la historia, aparecen las sombras que van cayendo sobre cuadro tan magnlfico, y nos hacen exclamar: cLástima quc no sea verdad tanta belleza.- El mismo escritor nos dice que Murillo manejaúa con donaire la ironía, que su fuerza estaba en eL ataque cerrado, contundente, a veces agresivo; trata luégo de mostrar cómo se manLvv~ siempre a la altura recoger piedras con honda. y nunca a descendió del arroyo para arrojar/as En la páEina 82 de su libro nos dice el Sr. Nieto Caballero: ~Con (especto a\ Dr. Ospina se abusÓ del dicterio. Nadie queria ver elt él otra cosa que un jesuita, un Rodin, un lO - 140-miserable, un jefe de bandidos, un asesino ávido de sangre~ .... «Es preciso hacerle la justicia que por mucho tiempo respetó a la prensa a tal extremo que ningún mandatario anterior ni posterior llegó ni ha llegado a superarlo. A ello se debe el que hubieran sido escritos públicamente, en forma que ha podido llegar hasta nosotros y que nuestra generación transmitirá (¿por tradición?) a las venideras, los escritos candentes de Murillo.~ Dejando a un lado reparos graJTlaticales, aqul muy secundariQs, vengamos al fondo de la cuestión. Uniendo los dos párrafos antes copiados, tenemos que los insultos de la prensa liberal contra el Dr. Ospina, eran de lo más soez que darse pueda, que nadie dejó de ultrajarlo, que se necesitó de toda la tolerancia del honrado Mandatario para que los escritos de Murillo pudieran publicarse y pasar a la posteridad. Esto ya hace entrar en sospechas de que la pluma del escritor de lucha agresiva arrojaba con honda algo más que pieoras del arroyo. Esto que hasta aquí parece deducción lógica y engendra en la mente del lector por lo menos una sospecha bien fundada; hace recordar las palabras de doña Soledad Ac;osta de Samper, la cual hablando de la procacidad de la prensa durante la dominación de López y Murillo, dice: «La desvergüenza de la prensa no tiene nombre, pues con la libertad completa que se le había dado no solamente sufrieron en su honra los sacerdotes los hombres públicos, los ciudadanos pacificas, sino hasta la\. matronas más respetables y las hijas de familia fueron impunemente calumniadas en inmundos periódicos.- Las so~ t • - 141 - pechas quieren convertirse en evidencia; pero se resiste todo lector honrado a creer que un hombre de tan alta posición social pueda insultar a matronas distinguidas. Mas he aquí que al abrir el segundo tomo de la obra titulada .Don Mariano Ospina y su época., escrita por dan Estani~lao Gómez Barrientos, la vista asombrada tropieza con la nota siguiente: -El Gabinete Imperial (de Francia) no aceptó la Legación del rOR. MURILLO, entre otras razones por las publicaciones que como redactor de .EI Tiempo. habia hecho contra toda la familia del Emperador y en particular CONTRA LA EMPERATRIZ.» A la luz de la historia el cuadro se ha desvanecido el caballero sin tacha ha perdido su gallardía, el Rey de la prensa se deja ver sin diadema y desprovisto de majestad, en vez de cetro lleva un látigo en la mano, y con él azota inmisericorde a la Iglesia, a los sacerdotes, a 103 personaje!! poIfticos y aun a las damas. Tal es la «combatibilidad de Murillo .• Pero no es esto todo; su pluma no siempre corre sobre la cuartilla de papel a impulsos de la idea o del noble sentimiento: ya vimos cómo el primer articulo que escribió contra el Dr. MArquez, llevaba Ipor fin interesado el adular a Santander el prepotente y conseguir con él un mendrugo de pan del presupuesto, mendrugo que le fue dado y devoró con avidez. Mas con esto no quedó saciado ef apetito de Murillo: en 1870 era preciso echar por tierra la Ley orgánica de Elecciones, -que desconcertaba los planes y esperanzas de los radicales; y el redactor, de 'El Tiempo' (Murillo) se encargó de la 'obra al precio de cien - 142- pesos mensuales y de la primera tajada en caso de buen éxito.» Hasta aqul el señor Gómez Barrientos en la obra ya citada, vol. 2. pág. 374. Parece que un escritor público no pudiera .descender más, y sin embargo hay un escalón más bajo, al cual sólo llegan los hombres cuando s.e han {arrancado del corazón la última ralz de los sentimientos nobles. Es la ingratitud el germen de toda traición cobarde, el principio radical que alienta toda apostasia. Si examinamos a Murillo desde este punto de vista, no podemos menos de reconocer que realmente fue un in~ratoj en la pág. 78 del tomo 2. de la lobra antes citada encontramos este documento: cUna de las remociones que mayor escándalo causaron fue la del benemérito General Herrán, Ministro diplomático en los Estados Unidos. Todo el mundo tiene presente que en la ominosa época de la rebelión de 1840, cuando la indignación pública tan justamente exaltada contra los autOtes de los males que la República sufda, reclamaba justicia contra ellos, el General Herrán constituyéndose en su ángel tutelar sólo clamaba clemencia, perdón y olvido para todos los delitos de aquellos hombresj ,que se atrajo la improbación y el enojo de la mayorla de la nación por los excesos de su bondad y de su protección para con 109' facciososj en fin, que la mayor parte de los hombres que hoy dominan, y entre ellos el Dr. Murillo, le deben la vida y el completo perdón de sus faltas.» cCualquiera hombre, siquiera medianamente justo, hubiera creldo que los hombres que le deblan la vida, y en cuyo favor habla trabajado con 0 0 -143tanta generosidad, estarían dispuestos a darle espléndidas pruebas de su reconocimiento; pero uno, de los primeros actos que salieron de la Secretaria del Dr. Murillo fue la remoción de su magnánimo salvador, revestida de todas las circunstancias que podían hacerla más insultante y ofensiva. Tal es Murillo polltico, y como de la abundancia del corazón habla la lengua y escribe la pluma, esos reflejos de ingratitud no podlan dejar de manifestarse en sus escritos. Después de haber atacado Murillo cien ve ces a la Iglesia, al clero y a todos los conservadores, escribe con afectación caballeresca: -Solos estamos en el mundo y con nuestra$ propias fuerzas nos hemos abierto camino hasta colocamos en un punto bien elevado por cierto en el cariño y confianza de nuestros conciudadanos; y lo hemos alcanzado a fuerza de abnegación y de firmeza en la defensa de la verdad .... » Cuando esto escribía, no estaba solo en el mundo, la rodeab;¡ el cariño y la confianza de sus conciudadanos y era el [dolo de la juventud anarquizada; con más propiedad pudo decir: Solos entramos en el mundo, pobres y desamparados, cuando el Dr. Nicolás Ramlrez, cura de Ortega, nos cubrió con el manto de ]a caridad, nos abrió e] camino de la vida y nos dió la educación primera en el Colegio de San Simón en Ibagué; sostenidos por la:; manos protectoras del Dr. Francisco M. Quijano y del Sr. Pamba, nos hemos abierto camino hasta colocamos en un punto bien e]evado .... Así hablarfa un hombre bien nacido, que guardara los bene- ficios recibidos er: la memoria y la gratitud -144en el corazón. Pero son muchos los liberales cuyo criterio les hace creer que dispensan beneficios cuando los reciben de los católicos. No contento con esta ingratitud negativa, el noble luchador atacó a On. Pastor Ospina con tal coraje, que hace exclamar a Nieto Caballero: cAsi se clava a un hombre como a una mariposa, con una distinción de alto mundo.· Oigamos ahora al Dr. Mariano Ospina: «El Dr. Manuel Murillo, con quien me encontré en el alto del Sargento, venía de Bogotá y me manifestó que iba a Honda a ayudar a la Revolución, como secretario del Coronel Vesga .• «Cuando este señor era un simple estudiante paupérrimo y menesteroso de apoyo, habla sido favorecido por mi hermano Pastor, que desempeñaba entonces la Sindicatura del Hospital de Bogotá y la Secretaría de la Cámara de Representantes: él le dió los empleos de oficial escribiente de la Secretaria y Oficial Mayor de la Cámara .• Y en cambio, lo clava como a una mariposa. Escribe On. Pastor ûspina algunos articulas sin firma; y Nieto Caballero pregunta: c¿cobardia a pudor? Pudor, le respondemos, de medir ~s armas con su protegido. Asi pudiera dudar de la valentía de Napoléon Bonaparte un. recluta tembloroso; cuando todos sabemos que la virtud característica de On.· Pastor Ospina, fue el valor inquebrantable. Murillo al no firmar los artlculos anticatólicos de que habla el Sr. Nieto Caballero en el capitulo cEl dogma papal., sí fue cobarde, y esta cualidad del gran politico se verá mejor cuando tratemos del "hombre de dos caras.- -145 Flores de sacristfa fueron los primeros estu dios de Murillo; flores de sacristía lo sostuvieron en toda su carrera; flores de sacristia lo llevaron a los primeros puestos que ocupó; flores de sacristía fueron las que él arrancó cuando luchó contra los patronatos y cuando hizo expulsar a los Jesuitas, para apoderarse de sus bienes. Lo que aprendió en los clubs, en los salones, en el trato con gente inteligente; fue la manera de escribir a destajo, de insultar a la Iglesia, a los sacerdotes, a las señoras y a sus mismos benefactores. Esto fue lo que hizo uno de los hombres corridos de la rica veta gólgota. Esta «no es flor de sacristla.» Demoledor y soldado Murillo revolucioDario- «Murillo, dice el libro de Nieto Caballero, era un civilista de corazón. Admirador de las glorias militares, no las anhelaba con todo para su frente. Su talento era Dara la paz y en la paz veía él el talismán del progreso. Pensaba- sin embargo, que los gobiernos irremisiblemente malos deblan derribarse de grado o por la fuerza.» Este era el modo de pensar de Murillo Toro respecto al principio de autoridad; civilista de corazón y revolucionario en ideas. Y así tenía que ser porque el periodista avanzado era el verdadero exponente de los principios genuinamente liberales que giran sobre el eje d e la fuerza bruta. No sin razón afirman J. M. Vergara y V. y J. V. Gaitán que «sus mismos adversarios le respetaban; y Su influencia llegó a ser decisiva en muchas ocasiones, porque la voz ----,.146de 'El Tiempo' era oida como la voz autorizada del partido libera/.. . Como vocero de esa entidad polltica q\le tiene en su credo, como dogma fundamental, el santo derecho de la insurrección, «pensaba que los gobiernos irremisiblemente malos deblan derribarse de grado o por la fuerza.» Y pensaba también que la maldad del Gobierno debe ser juzgada por el pueblo, que es juez inapelable; y cuando juzgu,e que es tiempo de sacudir el yugo, debe rebelarse y derribar al gobernante legltimamente constituido. -Si no hay libertad de imprenta, asociación, locomoción, industrias, ,y si el poder electoral queda reducido a farsas, entonces la revolución en su concepto, lejos de ser crimen es un acto de virtud.» Y a un hombre de tales sentimientos se le llama pacifista y magnánimo. Se nos ha, dicho que el lema de Murillo eran las libertades absolutas y todas las páginas de nueftra historia están lIenas de los fraudes liberales en tiempo de elecciones; por tanto ya sabemos qué alcance tenian esas palabras en los labios del defensor de tales libertades: siempre que un Gobierno legitimamente constituido no deje la prensa libre para el insulto, la calumnia, la propaganda del error y la inmoralidad, debe ser combatido por las armas; el Gobierno que pretenda poner trabas a las sociedades secretas o revolucionarias, violando la libertad de asociación, debe ser aniquilado porque todos los ciudadanos tienen derecho de reunirse en donde quieran y con los fines que a bien tengan, excepto los religiosos y las religiosas, los ~uales no deben permanecer en la República; cualquier Gobierno que pretenda poner Ifmi- - 147tes a la libertad de industria, no permitiendo la fabricación de armas y municiones, debe ser derrocado a balazos; si con una ley de elecciones se pretende despojar a los liberales de los fraudes, la fuerza y el cohecho con que siempre han obtenido el triunfo en las urnas, el Gobierno que la dicte es un tirano, por lo mismo debe ser aniquilado. Tal es el sentido real de las palabras, y a esos hechos escandalosos y a esos actos de barbarie llama el rey de la prensa roja, «un acto de virtud.» Y esto es la que el Autor del libro llama pacifismo y magnanimidad de Murillo. ¡Cuáles serán los escritos del conductor liberal, cuardo los pasajes entresacados de sus obras para demostrar que era -el primer pacifista de Colombia», nos lo presentan como a un convencido revolucionariol -Núñez, dice el libro, le escribió en una ocasión: 'Usted tuvo el inmenso valor de confesar que si alguna vez había insinuado la idea de la apelaciÓn a las armas, habla sido contra sus convicciones Intimas y sólo como medio de con- . seguir la reforma solicitada del Congreso.' Se refería a la ley de elecciones. Nada más cierto. Todos los esfuerzos de Murillo hablan sido encaminados a la paz como bien máximo y al respeto, no sólo de los derechos siDO de los dolores y del vencimiento, cuando quiera· que al liberalismo le había tocado en la lid el triunfo acariciado.» A los lectores de candidez columbina, que están creyendo que por odio sectario saca"\os las palabras de su verdadero sentido, solamente les pido que lean con atención el párrafo antes citado, y si saben castellano, - 148me digan si no prueba en contra del pacifismo de Murillo. Este insinuó la idei de la apelación a las armas sólo como medio de conseguir la reforma solicitada en el Congreso; es decir, que la más alta corporación de la República no tiene libertad en sus deliberaciones, y el voto de la mayoría tiene que consultar previamente con las puntas de las bayonetas, so pena de ir a firmar las reformas a los campos de batalla. Y esas excitaciones a la guerra, diz que fueron manifestaciones de paz y de concordia. Si después volvió a hablar de paz fue por que al liberalismo le habla tocado el triunfo acariciado; lo cual no revela ciertamente mucho pacifismo, sino el deseo de ver perpetuado el poder en su partido. , -La guerra, escribe Murillo, debe extinguirse no sólo en los campos sino en las relaciones sociales. La paz no viene nunca de la sumisión sino de la confianza reclproca, del convencimiento y del cumplimiento voluntario del deber .• Estas frases tienen valor relativo; la confianza recíproca debe nacer del conven-:cimiento y del cumplimiento del deber, cosas ambas rcesarias para cimentar la "erdadera paz. En esto estamos conformes, en lo que disentimos es en la interpretación de las palabras: La Iglesia Católica, depositaria de la verdad, es la única que tiene la luz indefectible del Eterno para iluminar las inteligencias, la Maestra de la moral más pura; como último y precioso legado Jesucristo dejó a los suyos en este mundo la paz: -mi paz os dejo, mi paz os doy., les dijo, pero no la paz como la da el mundo, como la sienten los im- -- 149píos, superficial' y aparente, sino sólida y eterna. El día en que todas las inteligencias se iluminen con esa misma luz, las voluntades se sometan a los preceptos divinos, los cora· zones palpiten al unísono movidos por el amor a la verdad y al bien; cuando esas dos alas que levantan al hombre a su verdadero destino y completo bienestar. que apellidamos Iglcsia y Estado, se muevan en perfecta unión; entonces las sociedades podrán vivir tranquilas, sin desconfianzas ni temores. Mas aquella~, convicciones de que nos habla el Escritor liberal, son precisamente las convicciones del error, aquel cumplimiento del deber consiste en la transgresión de las leyes divinas y ~humanas. La inmensa mayoría de la República está convencida de que la imprenta y la palabra deben ser libres para enseñar la verdad y propagar el bien, pero en manera alguna como instrumentos del insulto y la calumnia; juzga que la industria libre de elementos desmoralizadores debe sujetarse a leyes de repre<;ión; sostiene que una ley sobre elecciones se impone a fin de poner término a las zambras liberales; pues el Dr Murillo Toro insinúa la guerra como un acto de virtud. Si queremos la paz inspirada en la confianza mutua, es preciso buscarla en las convicciones de los prohombres del liberalismo: admitamos las libertades absolutas de imprenta, de palabra, de conciencia, de industria y de fraude, y en ese caso seremos felices, según .ellos, y nos libraremos de la guerra y la matanza. Otro de los elementos indispensables que pone el Conductor liberal para conseguir la - l~Otranquilidad pública es el cumplimiento del deber, pero lo entiende a su modo; porque, según él, los jesuitas faltaban a sus deberes, propagando las enseñanzas de Jesucristo, razón por la cual debían ser arrojados de la República en virtud de la pragmática de Carlos III; los Obispos no cumplfan los suyos siempre que se opusieran a los corruptores de la niñez en las escuelas ateas; los párrocos eran remisos en cumplir sus obligaciones, si querían obedecer a Dios antes que al César, y todos los católicos se apartaban del camino del deber cuando no se atemperaban a las leyes injustas y- sacrflegas emanadas de aquellos sanedrines liberales. Por tanto, según la mente de Murillo, los católicos debemos comprar la paz con el precio de nuestras creencias religiosas y pollticas, con la abdicación de nuestros derechos, con fragmentos de nuestros altares, con la transgresión de las leyes divinas y humanas. Mientras esto no hagamos, mientras no vayamos a su' campo despojados de honor, de dignidad, de principios religiosos y de sumisión a Dios Yll su Vicario en la tierra; mientras no imploremos así, puestM de rodillas, la oliva de la paz, ellos sólo nos presentarán el filo de la espada. Esto ,significan las palabras de Murillo en el diccionario del gran partido liberal. y lo peor de todo es que no rebajan en el precio, ni se contentan con que cedamos parte de nuestros tesoros. Haciendo caso omiso de aquellos inicuos Congresos en que ellos eran totalidad o mayoría, y en los cuales, borrado el nombre de Dios de nuestra Constitución, dictaron leyes para arrancar el cruci- - 151 - fijo de las escuelas, cubrir de lodo y de tinieblas el corazón y la mente de los niños y robar los bienes de la Iglesia; prescindiendo digo, de aquellos tiempos en que ellos eran amos y señores ¿cuál ha sido su actitud en los últimos años, cuando se han presentado en minoría mendicante al Senado y a la Cámara? Np han borrado una coma dE: su credo ni han cedido una tilde del programa .• Es cierto que los reveses los han hecho aprender el canto de la sirena, y con él han procurado atraernos al abismo, pero el odio a la verdad ha prevalecido en sus corazones, y sus mismas amenazas nos han hecho retroceder ante el peligro. Liberales y republicanos han entonado himnos armoniosos a la paz, se han manifestado defensores de las instituciones cristianas y fervientes admiradores de las obras benéficas del clero: Nosotros, han escrito, condenamos aquellas medidas de represión, respetamos las creencias religiosas de la mayoría de los colombianos, reconocemos los valiosos servicios prestados por el clero nacional, anhelamos porque la Iglesia brille como sol esplendoroso en todo el suelo de la Patria, y por eso queremos, que se levante a las alturas y jamás descienda hasta los circos polfticos, en donde podría mancharse el ruedo de su nívea vestidura con el polvo que se levanta en la refriega; el mansísimo Jesús así la dijo: e mi reino no es de este mundo»: estas son las doctrinas del solícito Pastor de Galilea .... Con tales cantos melifluos muchos católicos se enternecen, y llegan a tener por hombres de corazón endurecido a quienes no les BUCP\ ;:: LÀ RE-ÇJ\J GO 13t>-.NCO D:\l\~.~G~\. ~ ..,.uo'\ ¡,C». . •. ....:-::iiOIiiI -152dan crédito, y tiener. la crueldad de sonreírse en vez de tomarlo por lo serio. Creen que los liberales perseguidores de la Religión ya pasaron a la historia, como lo~ bárbaros de Atila; los de hoy son hombres cultos, Henos de respeto, que si difieren de nosotros en al~ gunos puntos accidentales, en la esencia no se apartan una Iinea; se muestran siempre dùctiles, flexibles,atent~ en el templo, cuidadosos en el cUlllplimiènto de sus deberes y hasta católicos fervientes. Creyendo los católicos en esas falaces apariencias, han querido en más de una ocasión probar fortuna con el fin de sondear el ánim(} del liberalismo con relación a una paz sólida y duradera. El Gobierno les ha brindado con puestos importantes, la Prensa los ha tratado con las más delicadas consideraciones, en el Congreso han alcanzado, siendo minoría, reformas inconcebibles y favores que no se han dispensado a los católicos. Huelga de todo punto pener aquí el número de empleos públicos que hoy desempeñan y las enormes sumas que devengan del Presupuesto, cuando es un hecho por todos conocido; puede asegurarse sin exageración que, la prensa católica en estos últimos años no ha respondido a cien artlculos del adversari(} con uno, y éste desprovisto de la acrimonia deaqueHos. Los Representantes y Senadores del Conservatismo se han unido con las minorias para dar a estos puestas honoríficos en el Congreso· y fuera de él; han votado con los liberales para discernir honores a hombres salientes del gran partido; han concurrido con discursos y con votos a darles las minoría~ que ellos jamás concedieron a los conserva- --153dores durante su dominación sultánica, a abolir la pena de muerte y a concederles la libertad más absoluta de imprenta y de palabra. Toma parte en los festejos de Murillo Toro y hace la más brillan~ apoteosis que haya visto la República, al General Rafael Uribe Uribe, jefe y conductor del Liberalismo. Qué deba el partido Conservador a Murillo ya lo hemos visto, y lo seguiremos viendo en posteriores opúsculos. En cuanto al General Uribe, sus escritos y sus obras son demasiado conocidos, para que haya un sólo colombiano que se atreva a decir que no fué un formidable enemigo de la Religión, de los principios conservadores y de la Patria: que el Gcneral Rafael Uribe Uribe haya sido perseguidor de los principios conservadores, no es tesis que necesite de pruebas; sus escritos la atestigUém, sus discursos parlamentarios resuenan todavía en los aidas de todos los colombianos, aplaudidos por unos y maldecidos por otros; la baildera azul hecha girones en tres guerras civiles, la proclama. Que haya sido enemigo de la Religión Católica, y haya luchado contra ella, usando de toda suerte de armas, es más claro todavla; basta para convencerse abrir sus escritos y recordar sus discursos y manifestaciones públicas. Centenares de páginas podrlamos llenar con fragmentos anticatólico s sacados de sus escritos; en la campaña periodlstica que libró tI año de 1898, poco antes de la guerra última desde las columnas de .EI Autonomista» la Iglesia en sI misma y en sus institucion~s tra el blanco de sus odios; aIlf se encuentran los insultos más procaces a determinadas ór- denes religiosas, alU burlas sangrientas al cle- -1Mro y a los católicos, a11lla carta abierta dirigi da al Ilmo. 'Sr. Arzobispo, en la cual hace lnculpaciones a JOda la Iglesia. Mas para abreviar, nos b ta recoráar el documento (absolutamente reservado) que por orden suya remitió el Directorio Liberal de Cundinamarca a los miembros de las diversas juntas liberales, el 28 de Marzo de 1911. La circular dice asi: «Muy estimados copartldarios y amigos: El Sr. General Rafael Uribe UJibe nos ha honrado comunicándonos que acaba de hacerse una buena . empresa editorial para publicar un diario que se llamará El Liberal, destinado exclusivamente al servicio de la causa. Nosotros nos permitimos recomendar a ustedes y a 10s demás amigos de esa localidad la publicación citada, que aparecerá en estos dlas; como que ella será el órgano más autorizado del liberalismo, dadas las eximias cualidades de su ilustre fundador y Director. Esperamos que, como compensación a la campaña que va a iniciar, se le corresponda en for~a de su.scripciones pagadas y renovadas con puntualldad.. Después de poner como objetivo de la campaña el quebrantamiento de la unión que existe· entre el clero y el partido Conservador, (defensor de sus derechos) por seria tal unión rémora del progreso en la Repùblica; añade: cDe donde, para ver de coronar los esfuerzos en este. sentido, supremamente importante, es . indispensable que la acción toda del liberalismo se dirija a los siguientes propósitos:cIo. Demostrar, con el apoyo de toda clase de autoridades, que la condenación del Syllabus contra el liberalismo no se refiere al partido politico que en Colombia lleva ese nom- - 155 - bre. Convendrfa refutar Jo que en contrario afirman el presbftero español Sardá en su libro El Liberalismo es pecado, y el padre Carrasquilla en el suyo ~Ensayo sobre la doctrina liberal;» •.2.o Tranquilizar asi la conciencia de muchos de nuestros copartidarios a quienes se quiere persuadir de que el que es católico no puede ser liberal, y viceversa, y oponerse abiertamente al abuso que muchos curas y frailes cometen de arrancarles protestas y renuncias, a la hora de administrar los sacramentos, para lo cual no están autorizados en Derecho canónico.» e3.· Generalizar entre los liberales la idea' de prescindir de tales Sacramentos, cuando para recibirlos se les exija el sacrificio de sus convicciones pollticas, ya que, por ejemplo, en reemplazo del bautismo en la Iglesia está admitido el particular o el aviso a los empleados que llevan el registro civil; y ya que en lugar del matrimonio eclesiástico existe el celebrado ante, el juez, con idénticos efectos legales» _... En esa forma sigue atacando a la Iglesia y dando órdenes a las huestes liberales a fin de que inspeccionen a los curas y misioneros y para que procuren atizar la discordia entre el clero regular y el secular; y termina con la cantinela de siempre: ~Esforzarse por difundir la noción de que el triunfo del liberalismo no entraña ningún peligro para la paz de las conciencias y para los legítimos derechos de la Iglesia, pues la casi totalidad de los liberales es tan católica como los conservadores ... _» Para probar que el liberalismo político de Colombia no es pecado, y desarrollar de es'11 - 156te modo los planes de la anterior circular; publicó un opúsculo que)e fue condenado, primero p0r los Prelados de Colombia y después en Roma. El General Rafael Uribe Uribe fue el Senador de la República que se excusó de asistir a la sesión en que se iba a tratar de la consagración de Colombia al Sdo. Corazón de Jesús; el General Rafael Uribe Uribe abandonó el recinto del Senado cuando se habló de si convenía adherimos oficialmente a los festejos del mundo católico en la celebración del quincuagésimo aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, incidente que hizo exclamar a uno de los Honorables: cel General Uribe es como el diablo, que al air el nombre de la Virgen sale corriendo.~ No sigo narrando hechos por no hacerme interminable y por ser tan conocidos. He dicho además que el General Rafael Uribe lfflbe fue enemigo 'de Colombia, paso a demostrarIo. Ninguna calamidad puede sobrevenir a una nación comparable con la guerra, y si esta es civil, entonces los males se duplican, porque todos descargan sobre la Patria. Uribe Uribe puede decirse que fue agitador ·perpetuo de revoluciones; desde los primeros años de la juventud ejercitó su brazo en segar cabezas de hermanos en los campos de batalla; más tarde agitó la tea incendiaria por todos los ámbitos de la República, y como Jefe supremo de los ejércitos rebeldes, condujo a la matanza y a la muerte, a millares de colombianos, que el año 95 sucumbieron al fin al lado de 108 siearios traídos por él de VenezuelL -- 157 Pero el año de 1898 fue cuando el General Rafael Uribe Uribe, po'seído del vértigo de la revolución, se propuso remover hasta los fundamentos de nuestra querida Patria, y no dejar piedra sobre piedra: tres años de incesante batallar; tres años dolorosos, durante los cuales, el Ejército constitucional defensor de los principios católicos y conservadores, hizo actos de valor dignos de los héroes de la Vendée; y las huestes revolucionarias emularon en crueldad con los bárbaros de Atila. Peralonso, Cúcuta, Lincoln, Palonegro, Matamundo, las lIanuras de Bolivar, las márgenes del Cauca y cien y cien más de todos los pueblos, ciudades y campos de Colombia se vieron cubiertos de cadáveres y surcados por torrentes de sangre de nuestros hermanos. Mas esta guerra de tres años tuvo un carácter más odioso todavía; el de la traición más negra. cPara que nuestros lectores, dice el Sr. Moreno Arango en la pág. 151 del volumen 1 de la Acción del Gobierno Liberal, puedan dar un fallo imparcial acerca de los yerdaderos responsables en la separación del Istmo de Panamá, vamos a insertar a continuación los siguientes apartes del libro titulado Story of Panamá, cuaderno número 2, página 138, que se publicó en Washington y que ha circulado profusamente en los Estados Unidos. Los conceptos del autor llevan ('1 sello de la más absoluta imparcialidad, en la que se refiere a la participación de los liberales de Colombia, en momentos en que ya el Gobierno Americano había resuelto adueñarlle del Cana1.» cLos apartes dicen asl:'LOI Jefes liberales reconocieron las inten.• - 158 - ciones serias de Roosevelt a causa de las propuestas que les hablan hecho antelionnente en Washington. La dirección revolucionaria se habla fijado por algún tiempo en NewYork y estaba a cargo âel General Vargas Santos y del ,Dr. Modesto Garcés, abogado (sic) colombiano que fue emisario de los revolucionarios en muchas de las conferencias habidas en el Departamento de Estado, a donde fue enviado con el objeto de tratar de obtener la intervención americana en favor de los liberales.' Siguen luégo las negociaciones entre los delegados del gran partido liberal y el Gobierno de Node América, en las cuales aparece en un plato de la balanza, colocados por los revolucionarios de Colombia, los departamentos de Cauca y Panamá, y en el otro las ofertas de intervención por parte de los compradores. Quien quiera cerciorarse, lea los documentos en los lugares citados. Más traiciones: «El Dr. Garcés, dice el autor' antes citac;to, había' estado años antes en Venezuela, ne~ociando con 'el Presidente de aquella Republica la nulidad del Laudo Arbitral de España, a cambio de recursos para hacer le una poderosa guerra al Partido Conservador.· «Esto lo comprobamos con los siguientes r.árrafos que tomamos de la obra titulada Disquisiciones Militares' del General Vicente S. Mestre (liberal), publicada en Barcelona en 1911, los cuales se hallan en las pAginas 516 y 517. Dicen asb 'IV. A poco fue vencido en la enunciada contienda el gobierno presidido por el Dr., Andueza, y no bien lo había reemplazado el de hecho encabezado por el General Joaquín -- 159Crespo, cuando se presentaron en Caracas los Srs. Modesto Garcés e Inocencio Cucalón diciéndose Jefes supremos, indiscutibles é indiscutidos del Partido Liberal de Colombia; y como tales según lo tengo por cierto negociaron con aquel analfabeta Caudillo la nulidad del Laudo español de que antes hablé, a cambio de un vil punado de dinero con que don Inocencia Irfa a Europa a efectuar una gran falsificación de papel moneda colombiano para levantar ingentes recursos con que hacerle una poderosa guerra al partido Conserva- dor' ••.. 'y si don Inocencia no lo hizo, fue porque ya estaba en Monáco en donde jugó y perdió el dinero recibido. Sin embargo, estos desleales fueron luégo, por faIta de espí1 itu nacional, grandes dignatarios de Colombia yel uno a su muerte recibió honores ofi- ciales. ' Conformes con estas prácticas traidoras han si10 siempre los principios liberales, y algunos de sus prohombres los han manifestado con franqueza: todos sabemos las palabras de aquel eminente liberal. e Vale más para Colom- bia la amistad de los Estados Unidos, que todo Panamá de cabo a rabo,» y todavla resuena en el salón del Congreso la frase pronunciada por labios liberales: cpara el partido liberal por sobre la Patria deben estar los principios.» Por su puesto que para el Jurista liberal nada de esto es traición sino patriotismo acrisolado. Con tan viles preparativos se lanzaron a la guerra los liberales de Colombia; les parecieron pocos los asesinos que llevaban en sus filas, '1 deseosos de terminat cuanto antes con el último conservador, acudieron por verdu- - 100gos armados a las repúblicas vecinas: y traJeron del Ecuador un ejército formado, y llamaron en su ayuda a los piratas y filibusteros del Salvador y Nicaragua, y condujeron por si mismos a los presidiarios de Venezue.la, y hasta los buques de Norte América tomaron parte en las ferias de sangre colombiana en las costas de Panamá. Cerca de doscientos mil colombianos murieron en esa revolución nefanda preñada de traiciones, la naciente industria pereció en la cuna, los hogares se cubrieron de luto, la instrucción pública se vio precisada a retroceder en su camino, la Moral y la Justicia fueron ahogadaE en olas de libertinaje, Colombia quedóexangüe y al borde del sepulcro. Pasó la guerra, triunfó el Gobiero Conser~ vodor de los revolucionarios y de sus aliados en el crimen; todos los jefes del Liberalismo volvieron a sus hogares y fueron recibidos len la Capital y aun en el Congreso, con admiración y erÜusiasmo, cual si hubiesen prestado grandes servicios a ]a Patria. Contrastes-Creyendo sin duda los conservadores, que las palabras de Murillo son la voz sincera del liberalismo, quisieron buscar en el acercamiento posible de las ideas la mutua confianza que diera estabilidad a la verdadera paz. Por eso cuando en un dia de execranda memoria, dos individuos sin nombre del partido liberal republicano, según demOStró la prensa conservadora de la Capital, quitaron la vida al General Rafael Uribe Uribe ¡unto a las gradas del Capitolio; los miembros del Partido Couservadorolvidaron al caudillo de las revoluciones y con generosidad ra- - 161 - yana en heroísmo, llenaron de elogios al ciudadano, le decretaron honores y regios funerales, le pusieron placas conmemorativas y le alzaron para guardar sus restos un hermoso mausoleo bien distinto del que se veía en Palonegro, formado con calaveras de compatriotas nuestros; tomaron parte en los festejos de Murillo y fueron con ellos hasta donde era posible en las reformas ¿Cómo han correspondido los liberales? Ni siquiera cori palabras de agradecimiento a con silencio desdeñoso. Por odio a la Religión y a los principios conservadores han querido hacer caer la sangre de Uribe sobre el Gobierno y sobre los Jesuitas, y esto 110 sólo gentes bajas sino hasta alguno de elevada posición que estaba más obligado a mirar por su apellido. Tan vil ha sido esta calumnia que ha llenado de indignación a lo~ dos victimarios y les ha obligado a decir que sienten asco por quienes la inventaron. Los conservadores tratan en el Congreso de tomar parte en las solemnidades del Congreso Eucarlstico, de celebrar honras a Pío X, Padre Universal de todos los cristianos y por la mismo, de nuestra Patria católica, de fomentar las misiones de infieles y de enviar un saludo al Romano Pontifice; de las filas liberales salieron voces de protesta, burlas sangrientas, ironlas mordaces, oposición sistemática. Los liberales, lo repito, nos brindan con la paz, siempre que nos despojemos de todas nuestras creencias religiosas y del último principio pol/tico, y así, inermes y sumisos, confesemos como de fe todo su credo. Ante 1m: hechos puede juzgar todo hom- Lo. - 162bre de juicio recto e imparcial, quiénes son los intransigéntes, quiénes los absolutistas, quiénes los fanáticos y quiénes los revolucionarios. Por la demás 100; conservadores' pueden estar seguros de que con todas las condescendencias y muestras de cordialidad sólo alcanzan volver al liberalismo más ambicioso, más antojadizo, más soberbio y más revolucionario. Hiere pero escucha En ninguna ocasión viene más a propósit'o esta frase inmortal. Cuando en los tiempos gresentes se publican hechos incontestables de la historia, en los cuaJes aparecen crímenes y errores de los enegas de la Iglesia; ellos alzan el grito porque se profanan los sepulcros y se atizan hogueras ya extinguidas, y muchos católicos ponen cara seria e insinùan la mansedumbre cristiana, a fin de no irritar a la fiera, que aparenta dormir. Los liberales entretanto si tienen derecho para insultar, lanzar calumnias y perturbar la paz de los muertos; ellos pueden organizar procesiones cívicas para ir a cubrir con laureles el regio monumento erigido al revolucionario, a nosotros no quieren permitimos ni siquiera que vayamos a buscar, entre la maleza del Campo Santo, la tierra que cubre, sin una humilde lápida, el cuerpo de aquel fervoroso creyente y gallardo General que se apellidó Pinzón, y que sacrificó Jas intereses más caros en aras de la Patria y en defensa de las instituciones cristianas. Escribe Murillo Taray la reproduce su panegirista: «Los gobiernos fuertes y titulados con- - ]63- servadores creen que han asegurado el orden y restablecido la paz, cuando han ahorcado o fusilado a sus inmediatos adversarios, {) cuando menos, cuando los tienen aherrojados en Jas cárceles o en los presMios; los gobiernos (e derecho, al cpntrario no se dan por satisfechos sino cuando han obtenido la convicción de todos los gobernados y pueden lIamarlos, sin excepción, al banquete de la libertad y de la civilización.» -La justicia inseparable de la tolerancia es el mejor fundamento de la paz.· Ahora ya pueden los lectores saber qué quiere decir el Conductor liberal en esas palabras convicciones y banquete de la civilización; siguiendo esos principios. tan hermosos, convocaron los liberales a todos los suyos, y les sirvieron sobre las colinas de Palonegro el banquete de la civilización, y el primer plato fue el cadáver de la República. La justicia liberal, fundada en los millones robados a la Iglesia y a los católicos y en la tolerancia del vicio y de los criminales, ha sido el fundamento que los gobiernos de derecho han puesto a la paz. En cuanto a las' horcas y fusilamientos de los gobiernos conservadores, es calumnia ya gastada por el uso frecuente que de ella ha hecho la prensa liberal. Léanse las Cartas PoUticas de On. Carlos Holguln, estúdiese la historia imparcial y bien documentada y se verá cómo todas esas afirmaciones gratuitas no pasan de ser desahogos de furiosos enemigos, o ~ritos de galeotes que quieren ver a los demas manchados con sus propios cr/menes y condenados a su misma infamia. Quisieran los liberales damos a beber agua - 164del Leteo, para que borrara de nuestra memoria el recuerdo de sus horrendos crlmenes, y poder escribir, sin temor de ser refutados, que los t gobiernos conservadores ahorcan y fusilan; mientras ellos abolieron la pena de muerte y fundaron la paz sobre la justicia y la tolerancia. Pero en todas las páginas de la historia del liberalismo encontramos manchas de sangre, tropezamos con horcas, cadenas. machetes, rifles, hachuelas, que llevan marca liberal. El 24 de mayo de 1912, escribe con pulso firme el octogenario y benemérito General Marceliano Vélez en «El Colombiano»: «El liberalismo ha proclamado como uno de sus principios la abolición d~ pena de muerte, ï estando aún caliente la sangre de Mac Ewen, premian a su matador con la candidatura pè1Ta la Presidencia de la República. Son abolucionistas de la pena de muerte y eligen Presidente de la República al General Obando, asesino' del Gran Mariscal de Ayacucho. Son enemigos de la pena de muerte y tributan honores al asesino del Dr. del Rio, que viejo y enfermo no pudo seguir a pie y fue fusilado cerca de Cartago. Son enemigos de la pena de muerte y escogen por Jefe de una criminal revolució~ara derrocar el Gobierno más respetuoso' de las libertades públicas y de la ley, al Gelteral Masquera, autor de los fusilamientos de Salvador Córdoba, Robledo, Jaramillo y compañeros, del célebre escaffo de Cartago.» El 7 de junio escribe el anciano venerable las siguientes IIneas: «Voy a ocuparme hoy de uno de los derechos individuales que nos ofreció respetar el liberalismo en su programa político: la seguridad - 165 - -personal.» -Ya hemos visto la prisión en tiempo de paz de los Dres. José Maria Samper y Lino Ruiz, redactores áe 'La Ley.'» -Ya hemos visto fusilando prisioneros de guerra, encarcelando, vejando y ultrajando a gran número de conservadores.» -Veámoslos ahora trayendo preso de Angostura, con una pierna despedazada, encarcelado aquí y vejado, al respetable y eminente Dr. Mariano Ospina Rodrlguez.» cVeámo,>los encerrando en una jaula a los más respetables y dignos comerciantes y hacendados, sometiéndolos a las más grandes privaciones en un edificio sagrado y robado.» .Veámoslos llevando a las cárceles en todos los distritos a conservadores pacíficos, sin más culpabilidad que sus opiniones polfticas .• «Veámoslos asesinando en las poblaciones, en los frecuentes días de sus bacanales y a prese.icia y con conocimiento de las autoridades, a hombres que no tenia n otra culpa que la de no ser liberales. Asesinatos crueles como los de la respetable, virtuosa y benévola familia de Mesas, en jericó, la prisión del padre y de algunos de sus hijos cuando estaban velando los cadáveres de los otros hijos que hablan asesinado: la santa madre de las vlctimas llevaba después auxilios y sustentos a los deudos de los sacrificado res de sus hijos .• -El asesinato por la espalda del gallardo Coronel Lorenzo Estrada y la muerte cruel de Manuel Uribe Gallón. Los pormenores de estos crímenes horripilantes no los narro ahora por no echar más lodo y vergüenza so- -166bre nuestra desgraciada patria, que les dio vida a sus autores .• -El asesinato del eminente Mario Escobar. hijo notable de Antioquia, por su saber y virtud, en una encrucijada .• -Los ultrajes y el cruel suplicio de cepo de soga. impuesto en Jericó al respetable y virtuoso sacerdote Eleázar Marulanda, porque con energfa propia de su sangre noble, rechazó el vejamen de quererlo vestir de soldado. Cuando, después de dejarlo en tan cruel situación, un valeroso joven conservador fue a librarlo del suplicio, ya estaba casi exánime.· -El mismo cruel sl!Plicio del virtuoso y honorable conservador On. José de la Paz Macías, en Andes, paf la sola culpa de su credo político .• -Pasad al hermoso Cauca, pasad a la Costa, y en Cartagena, la ciudad sagrada, os referirán la cruel hecatombe de los Vélez que honraban aquella culta sociedad con sus virtudes. En el Cauca, entre otras carnicerías, os referirán la espantosa matanza del 24 de diciembre .• -Id de pueblo en pueblo, recorred la extensión de la Patria, yen todas partes oiréis las relaciones de crueles asesinatos, de ríos de sangre, derramada por liberales, respetando su dogma de la seguridad personal. Recoged esas relaciones, y con ellas formaréis el padrón de ignominia de los farsantes, de los amigos de la seguridad personal, de los seductores de la juventud inexperta, atraída por un programa pisoteado siempre que se lleva a la práctica .• -Preguntad cómo fueron las prisiones, los - 167 - ultrajes en Montería, Sincelejo, Lorica y las sabanas de Bolivar, por donde pasó como un Atila, el ejército de la última revoluCión libera\.. .Exhibir al liberalismo como ha sido y será es dade al pals la voz de alerta para impedir por todos los medios licitas, que coja el poder, y es también obra de caridad impedir que sigan engañando a la juventud ....• •Por fortuna los pueblos los van conociendo ya, y de ail{ que sus filas se aclaran y huyen de ellas los hombres patriotas .• Por nuestra cuenta pudiéramos seguir Ilenândo páginas con hechos perfectamente probados de crlmenes liberales, cometidos desde que Colombia es repùblica hasta nuestros días: allf viéramos los cadáveres de militares indultados por Bolivar y fusilados por Santander; ciudadanos ilustres puestos en el cadalso por Mosquera l> insultados villanamente a las puertas del sepulcro; el territorio colombiano, manchado con la sangre de sus defensores, derramada por el sable de López y de Obando. Alli contempláramos todas las cárceles y presidios atestados de conservadores ilustres, por el delito de ser hijos primogénitos de familias que no hablan cubierto la inicua contribución de guerra. Escucháramos sobre los muros de las bóvedas de Bocachica la respiración fatigosa de los Ospinas y de sus nobles compañeros de prisión, sepultados vivos, para ahogar con ellos los principios conservadores. Nos fuera fácil recorrer la República en todas direcciones, y señalar en cada punto la escena dolorosa de una violencia liberal: en los caminos encontrarfamos a ilustres Prela- - 168dos que marchan al destierro porque no hacen traición a Jesucristo; veríamos escoltas de revolucionarios que van a arrojar lejos de la Patria a monjas inermes y a sacerdotes virtuosos, porque no queman incienso en el altar del vicio y del 'error; tropezaríamos en los montes con muchos sacerdotes, que se ocultan para no caer en manos de sus perseguidores, y veríamos a vtros, con la blusa del soldado, marchar entre filas de reclutas, y ser tratados como esclavos; escucharíamos el ruido de las cadenas que aprisionan al inmortal Julio Arboleda en el fondo de un oscuro calabozo .... En todas partes oiríamos hablar de cuadrillas organizadas de ladrones y asesinos, que con los nombres de cLa Mano Negra, ~ cLas Democráticas,:> -La Republicana,:> -La Culebra,:> cEl Perrero,- etc., etc., ayudaban a los Gobiernos liberales en su obra de exterminio. Mas si tan horrible aparece la acción civilizadora del liberalismo en los hechos, más vil y depreciable se muestra todavía en la manera de llevar a cabo tantos crímenes. Desde el conato Iiberticida del 25 de septiembre, hasta el cobarde asesinato de Sucre y Arboleda, y el degüello del joven César Pombo en los brazos de su madre, y la muerte del General Rafael Uribe Uribe, las heridas liberales han 'levado el sello de la cobardía y la traición. A todo esto, cual si pudieran oscurecer 101 hechos con palabras, oponen el estribillo de los cien jefes liberales sacrificados cruelmente durante la última revoltlción y una tempestad de insultos y calumnias; esto último no merece respuesta, a Jo primero ya contestó. - 169como suele hacerlo el General Marceliano Vélez. -Habla el Sr. Botero S., dice el caudiIlo conservador, de las centenas de Jefes liberales miserable, cobarde, vilmente asesinados. Por pudor no debla tmer al debate ese asunto, ~ue e~ la página más negra que tiene el liberalismo en :su historia. Manotas, Pupa, Ulloa, las guerrillas del Tolima, de Cundinamarca, de BoyaciÍ, de todo el territorio colombiano salen a exhibir al liberalismo, que los puso a su servicio y alentó, como un partido cruel sin, principios, sin amor a la Patria y a su honra.» -Algo de historia sobre el origen de esos crímenes y la necesidad en que se vio el Gobierno para reprimirlas. Antes de Palonegro ni las guerrillas hablan asesinado prisioneros, ni el Gobierno habla fusilado a nadie. Después de P<llonegro unas guerrillas conservadoras astdiaban al ejército liberal que hula. Entonces ellete liberal dictó una orden para que se fusilara todo prisionero que se hiciera en esas guerrillas: esa fue la voz de sangre que se extendiÓ por todo el país. Los guerrilleros dando más amplitud a la orden de su Jefe, comenzaron esa serie de asesinatos repugnantes por la forma odiosa en que se hacían. El Tolima, los campos de Guaduas y ViIleta, el río Magdalena, Valdivia, Zaragoza, Segovia son testigos de esas imnumerables crueldades, no sólo con lo~ prisioneros, sino con todos los conservadores que caían en sus manos." . «Todavía en las veladas de los hogares se perturba la calma, y también en las chozas y en Jas casas de los potentados, con la rela- - 170ción de esos espantosos crímenes. El Gobierno para contener tan brutales carnicerías, y apelando a la ley de las naeiones dictó el decreto de represalias que llevó a la muerte a algunos Jefes de esas guerrillas, aplicado sin duda, con una severid~ inexcusable respecto a unos dos Jefes liberales dignos y ajenos de los crímenes de sus camaradas. Si se levantara la estadística de los liberales fusilados por el Gobierno y la de los asesinatos cometidos por las guerrillas liberales, se verfa cómo e. y ha sido de cruel y sanguinario el liberalismo en armas, no obstante su dogma de la inviolabilidad de la vida humana.Quiero poner aquí las palabras con' que termina el ilustre ¡efe conservador, por ser hoy más necesarias que nunca esas lecciones de patriotismo. / cHe escrito estas líneas, concluye, y seguiré escribiendo con el objeto de recordar al Partido Conservador lo que fue la dominación liberal y lo que será, si por negligencia o falta de unión le dejamos coger el poder. Agrupado el Partido Conservador en rededor de su programa contenido en la C Jnstitucién de 188ô es invencible 'en las urnas, .como en los campos de bataUa, si hasta allá nos llevan. y aunque mortifique con el1<J a los de 'La Organización' (periódico liberal) les repito, que olvidando errores y divisiones, volverá unido y compacto a darle nuevos dfas de gloria a la patr:ia 'y de felicidad a los hijos del pueblo, respetándoles sus derechos, y protegiendo la religión que los ennoblece lIamándolos hijos de Dios, dándoles sus consuelos y esperanzas, y ayudándoles en sus - 111 - necesidades. » ¡Ay de aquellos por cuyas ambiciones personales, tan hermoso ideal quede frustradot Grande será su responsabilidad ante Dios y ante la Po:tria. No quiero, por ahora, seguir mostrando las hazaîlas dtl liberalismo; más adelante volveremos al mismo tema, cuando tengamos que estudiarlo en los campos de batalla. Entonces veremos mejor su salvajismo en la guerra. Leidas las anteriores páginas, podemos interpretar los conceptos escritos por Murillo y reproducidos por su Qevoto admirador: cLos gobiernos fuertes y titulados conservadores creen que han asegurado el orden y re¡;tablecido la paz, cuando han ahorcado o fusilado a sas inmediatos, adversarios, a cuando menos, cuando los tienen aherrojados en cárceles a en presidios.» A estos desahogos calumniosos se contesta COll la sourisa del desprecio. -Los gobiernos de derecho, (liberales) al contrario, no se dan por satisfechos sino cuando han obtenido la convicción de todos los gobernados y pueden llamarlos, sin excepción, al banquete de la libertad y de la civilización.» Esta mcatira engañosa de los farsantes arranca a los lectores la más estrepitosa carcajada. Delante de la historia y con la mano sobre el corazón, digan los que estas págir¡as lean, si no san rústicamer.te cándidos los conservadores que se conmueven al leer las siguientes palabras de Murillo: -Es necesario ahogar el conservatismo en libertad, (en sangre y en presidios quiso decir) y los odios V persecuciones en seguridad.» . «Que la generosidad sea inagotable en el 12 - 172Partido Liberal, como lo fue en Jesucristo. (¿¿ 17) que elevado en una cruz pronunció las más sublimes palabras que el mundo ha oido: ;ïperdónalos, Senor que no saben lo que hacen! El Partido Liberal debe ser obstina- do en la indulgencia y en la hidalgufa para establecer la más completa diferencia con los enemigos de ]a libertad. Que ellos maten, pero que nosotros perdonemos siempre. Hemos abolido la pena de muerte como primer paso ,para morigerar las costumbres y es preciso seguir invariablemente la senda humanitaria y civilizadora que se enlaza a aquel primer eslabón.» • Asf han sido, así son y asi serán los liberales hasta la consumación de las siglos: ostentación de garantfas y seguridades en el papel, y lujo de crueldad y tiranía en la práctica. Imitan a la zorra de la fábula, que se envolvió en harina a fin de engullirse con más facilidad a las incautas liebres que sin temor se le acercasen . •La paz, y únicamente la paz, escribia en los mismos números de .EI Tiempo», hará fuerte al Partido Liberal.» Vamos a ver cómo practicó él lo que tanto inculcaba. Sabemos ya cómo Murillo fue uno de los principales actores en los escándalos del 40. y que si no descargó sobre èl todo el peso de la !justicia, fue debido a la benevolencia del General HerrAn. El año de 1854 encontramos a Murillo con el arma al brazo, formando parte del ejército del Sur, y le vemos tomar parte en las jornadas de Bosa y Tres-esquinas: no queremos con esto decir que el pacifista modelo hiciera mal en servir a la causa de la iusticia pisoteada por la dictadura y la - 173 - tr.;tición, pero sí encontramos, en derredor de aquellos acontecimientos, actitudes poco tranquilas en el Director de «El Tiempo •. . Ya en el Congreso que precedió a la catástrofe, Murillo, lejos de poner sus grandes influcncia~, al servicio de la paz, lanzó rayos incendiarios que propagaron las llamas por todos los ángulos de la República. Melo, no hay duda, constituía la masa inerte dispuesta a sepultar los principios republicanos, pero Obando era la causa motriz de aquella máquina destructora. Durante aquellùs meses de triste recuerdo, la ciudad de Bogotá estuvo constantemente al borde del abismo: los draconianos, los demócratas, los desmoralizados estudiantes y el ejército gritaban día y noche por calles y plazas, lanzando amenazas de muerte y de saqueo contra los ciudadanos paclficos; a tal punto llegó ]a anarquía, que todos los hombres honrados se vieron en la precisión de abandonar]a Capital y trasladarse oculta· mente a los campos y pueblos circunvecinos. Coronó~,e al fin la patriótica empresa, triunfaron los ejércitos constitucionales comandados por el General Herrán, y Melo y Obando fueron sometidos. Melo y los suyos fueron expulsados de la República, y a Obando se acusó ante el Senado por los delitos de rebelión y de traiciÓn. Ahora nos hacemos estas reflexiones: esa turba de jóvenes disolutos que constituían las sociedades revolucionarias con la hez del pueblo, formaban el circo de las fit!ras, y Murillo era su domador indiscutible, ¿por qué no puso al servicio de la paz toda su influencia? El mismo pidió que se siguiera jui- -174 cio al General Obando, y ~al afto siguiente, según testimonio de Vergara y GaitAn, crefendiendo con ardor al General Obando, su adversario decidido de otros dras, logró tal vez el que sobre este no hubiera recafdo una sentencia condenatoria de la Corte Suprema por el cargo de traición.» Puntos son estos que convidan a meditar en la sinuosidades por donde se dirigen hacia las cumbres los explotadores de la polftica y a estudiar los laberintos que recorren ciertos .genios que llevan un ramo de fresca oliva en la mano '/ un puñal debajo de la toga. Cuando en 1840 el Dr. Mariano Ospina encontró en el alto del Sargento a Murillo, éste se dirigía a Mariquita, no ciertamente a servir de ángel de paz en aquella insurrección criminal, sino de Secretario del malaventuradQ Vezga. «¡Allf era donde el 4 de mayo de 1841, dice el General Pasada Gutiérrez, estaban en presencia 2.000 granadinos, tanteándose y viendo el modo de degollarse mejor y en mayor número; los unos llenando los más sagrados deberes del ciudadano; los otros extraviados, hollando sus juramentosl» Entre los últimos se encontraba Murillo, y allí permaneció hasta que, sofocada la insurrección de Mariquita, se retiró, no a la vida pacifica, sino a los campamentos de la Costa, donde se alzaba la hoguera de la revolución. En esas matanzas fratricidas le vemos trabajar activamente hasta que firma en calidad de comisionado del Jefe supremo del Atlántico una capitulación en Santa Marta con el Sr. Stewart. Tal capitulación debió de ser un enjuague de ortografía liberal; pues refiriéndose a ella escribe el Dr. Ospina: cLos pa- - ]75sos dados por el Sr. Stewart estaban dando a las cosas un giro fatal; y como yo me intereso como el que más, en ganarle a este señor la bienquerencia de todos, no he dejado traslucir nada de lo ocurrido, porque es seguro que habría producido un mal efecto; apenas he informado sucitamente al Consejo del contenido de aquellos documentos; le he guardado el secreto al protocolo de la con- ferencia con el Dr. Murillito; esta es cosa que aquí no podrían resistir. Si el Sr. Stewart supiera la que el público diría de semejante· conferencia protocolizada y sellada, creo que procuraría ocultarlo más que una niña recatada un acto de liviandad.» Murillo Y los demás revolucionarios habían recibido en pago de sus delitos el perdón y quedaban seguros y con las más completas garant/as bajo los pliegues de la bandera azul; por mala inteligencia el rey de la prenso fue reducido a prisión, y entonces lo defendió COll entusiasmo precisamente aquel hombre de corazón generoso, que habría de ser más tarde el blanco de sus odios e jnvectivas. «El Sr. Stewart, escribe el Dr. Ospina, se ha manifestado muy ofendido y disgustado de que se mantenga a Manuel Murillo preso en Cartagena, después del indulto expedido a su favor y de las promesas hechas por Ud. (el General Herrán) ·a él; ha extrañado que estando Ud .. en Cartagena no impidiera esto- . •Nada encontré que decirle en (:xplicación del hecho, sino que el Gobierno no tiene conocimiento de él, como efectivamente la es. Hoy dirijo una riota muy fuerte al Gobernador de Cartagena sobre el particular; y al General Mosquera le escribo que es necesa- - 176rio que a todo trance haga que se cumpla el indulto. Exuberancia de frescura es menester para escribir en un libro que ha de ir a manos 'de lectores colombianos: •.Pacifismo y magnanimidad- de Murillo. Podría disculparse tal afirmación en algún sentido; porque ciertamente, Murillo co~ <:")doy haber tomado parte en muchas revoluciones y asonadas, aparece como tlmida oveja al lado de la numerosa falange de revolucionarios ilustres del liberalismo. Administración Ospina Hemos llegado, siguiendo las huellas de Murillo, hasta el Palacio de S. Carlos, y en él nos vamos a detener a fin de estudiar la administración del Dr. Mariano Ospina Rodrfguez, que rigió los destinos de Colombia desde el año 1857 hasta el 61, en el cual dejó el solio presidencial, por no apartarse ni en la más minimo de las prácticas legales, y fue. a ser víctima de los sufrimientos y prisiones que le prodigaron sus adversarios poIfticos, por arte y maña de Masquera y de Murillo ..' Para mejor apreciar los acontecimientos en que nos vamos a ocupar, es preciso dar a conocer al gran personaje en cuyo derredor se formaron tantas tormentas y 'se abrieron tantos abismos durante aquellos años de triste memoria para nuestra pobre Patria. Mariano Oapina. Tal es el nombre que nevó el sabio ilustre, el recto Mandatario, el católico ferviente. el culto ciudadano, el esposo modelo, el militar valeroso, el tierno padre y el anciano venerable a - 177 - quien los dema~ogos liberales hostílizaron sin piedad, persigUIeron sin descanso y sometieron a toda suerte de martirios. El retrato de ese Patriarca venerable trae a nuestra memoria los primeros años de nuestra niñez, porque nuestros padres desde entonces nos enseñaron en su presencia;\ amarlo, y en las dulces veladas del hogar, nos relataron mil veces las virtudes cristianas del Presidente Católico y nos pusieron como ejemplo sus costumbres austeras. Y a este afecto natural y heredado que por él sentimos, se agrega el no menos ardiente de la gratitud, como hijo~ de la Compañía de Jesús; pues nadie ignora sus trabajos y desvelos hasta volvemos a esta Patria querida, de la cual nos hablan arrojado inicuamente López y Murillo. Por esta causa no quiero escribir yo mismo los elogios del Dr. Mariano Ospina: renuncio con dolor a este gr?tfsimo deseo, y copio algunos de los fragmentos de la bio~raf{a que de él escribió el Sr. E. Gómcz Barrientos para la Revista e Horizontes:>, de Bucaramanga. Allí aparece el Dr. Mariano Ospina tal cual fue, y juzgado por sus mismos .adversarios. Dice asl: «La vida de este abnegado y modesto ciudadano podría resumirse asb «1805-18 de Octubre. Vio D. Mariano Ospina la primera luz en el distrito de Guasca (actual departamento de Cundinamarca), y en aquel lugar aprendió las primeras letras en una escuela primaria que su padre estimuló a fundar. En Bogotá fué discípulo de la escuela de Gramática latina que regentaba el jurisconsulto Dr. José Maria de la Torre Uribe, y -178por los años de 1822 a 25, colegial de San Bartolomé, en la clase de FUosofla que estaba a cargo del Dr. José Félix de ,Re.strepo. Por los años de 1825 a Z7 cursó Jurisprudencia en el mismo colegio. 1827 a 1828: Subdirector de la Casa de Educación qu'e regentaba en Bogotá D. josé Maria Triana y substituto de la cátedra de Economla Polftica que desempeñaba el Dr. Francisco Soto. 1828: Impulsado por la exaltación de las pasiones poUticas afilióse en el bando oposicionista y viose comprometido en los acontecimientos del 25 de Septiembre.~ «1829: Ocurrió su venida a la Provincia de Antioquia y en ella figuró como Secretario de la Gobernación, momentáneamente en 1830 bajo D. Alejandro Vélez, y en 1831 y años siguientes, bajo la dominación de los señores Coronel Salvador Córdoba, Francisco Montoya, Franci~co Luis Campuzano y juan de Dios Aranzazu.~ -En el periodo de 1832 a 1840 desempeñó las funciones de miembro y Presidente de' la Câmara Provincial, Director de una Escuela de se~unda enseñanza, Rector y Profesor del ColegIo Provincial, Diputado a la Cámara de Representantes en los años de 1834, 1838, 1839, 1841, 1846, 1848 a 185', de la cual fné Presiciente en varios perlodos.~ -Su labor administrativa fue diligente e intensa, principalmente en los puesto" de Secretario de Estado, en los despélchos dejo Interior y Relaciones Exteriores bajo la Presidencia del General HerrAn (1841 a 1845). Dio poderoso impulso a la Instrucción Pública como Director GeneraJ del ,ramo (1843 a 1845). Y su actuación se séñaló vigorosamente entonces. en la aplicación ·-179de los principios de la escuela autoritaria y conservadora, en armonía con la enseñanza católica. Además fue sucesivamente Gobernador de la Provincia de Antioquia (1845 a 1847) y de la de Bogotá (1847 a 1848).» . •Su labor en la prensa se ejercitó principalmente en El Nacional (1848). en la Civilización (1849 a 1850), en algunos folletos y en hojas periódicas de provincia (1853 a 1857), y Juégo en El Porvenir (1857 a 1858), casi siempre bajo el anónimo.» -En 1851 a 1852 estuvo preso en Bogotá y en el proœso que se le siguió recayó ::entencia absolutoria: trasladóse a la Provincia de Antioquia en 1852 y volvió a las tareas docentes en un colegio privado, primero en Cambia (distrito de Fredollia) y luégo en MedelIin, el cual se cerró a principios de 1857.» «En 1853 figuró en la Gobernación de la Provincia de Medel1fn, una de las tres en que se habla dividido la' antigua Antioquia, y presidió Iél.S Legislaturas de la misma Sección y de la de Antioquia ya reintegrada (1852 a 1855) y en 1856, la Constituyente del Estado de Antioquia.» . -En 1854, como Gobunador de la Provincia de MedelIfll, trabajó con celo y eficacia en la obra del restablecimiento del régimen constitucional alterado por la revolución del 17 de Abril, acaudillada por el General José MarIa Melo. En 1856 concurrió al Senado de que fue Presidente; y Gobernó la República como Presidenie (1857 a 1861), y por causa de la perturbación general que promovió la alianza de sus émulos el General Mosquera y el Dr. Murillo, sufrió estrecha prisión y crueles padecimientos (1861 a 1~2) en Chapinero, Bo- - 180cachica y Cartagena. Después de su evasión de la cárcel de Cartagena, el proscrito fijó su morada en Guatemala, en donde rlesde 1863 hasta 1871, estuvo consagrado a labores rurales, docentes, legislativas y periodísticas .•• «Lo que no se alcanzó a decir en el segundo tomo será materia del tercero, en el cual se hablará de la restau ~ión del régimen conservador en Antioquia (.864); de las condiciones gubernativas del Dr. Pedro Justo Berrfo y del estado del rlís cuando regresó a él el DR. OSPINA en. 1871; de las labores docentes, legislativas y periodísticas en que este república se ejercitó en Antioquia (desde 1871 hasta su muerte ocurrida el Il de enero de 1885)-no sin dar unos brochazos al cuadro general del Estado de Antioquia, ya bajo la dominación conservadora (180 a 1877) ya bajo la del radicalismo en sus diversos matices (1877 a 188!5)-Y finalmante se pondrá el memorándum relativo a la ovación tributada al DR. OSPINA en su centenario (18 de octubre de 1905).Abandona el error-«En sus primeros años pensó en materia poUtica conforme a la manera exagerada como entendían la libertad los romanos de la primera época de la República. Como todos los jóvenes filósofos de su tiempo habíase empapado en los escritos de la reyolución francesa, no poco salpicados de la filosofía estoica, cuando no del materialismo y de la impiedad. Con todo sentía repugnancia en admitir como verdad las máximas del materialismo, y cuando contaba 31 años le envió la Divina Providencia la visita de la advenlidad con la muerte <te su primogénito, su hijo único entonces y el único que -181en la supuesta proximidad de su muerte debla sobrevivirle.» .Esto la hundió en la desolación e interrogándose a sí mismo acerca de los problemas del padecimiento y el dolor y del objeto con que fueron creados, 'se encontró, cara a cara con la Divinidad, porque cuando la creación desaparece no hay más que Dios y la nada.'» .RecorriÓ en su presencia su filosofía, porque entonces se creía un filósofo, y sorprendido y confuso reconoció que su espíritu estaba lleno de preocupaciones y de vanidades, su supuesta ciencia bebida en los filósofos franceses del siglo XVIII, le pareció miserable, pues :10 podía satisfacer a ninguna de Jas cuesiiones capitales que su situación establecía. Entonces sus ideas tomaron otro gi- ro; y eL sentimiento, la conciencia del deber predominaron sobre todas las teorías, y {Judo explicarse por qué y para qué habla dado Dios aLhombre el amor y los grandes dolores deL aLma.» -De allí ell adelante luchó para tener las fuertes conmociones de la pasión, por un cálculo de conveniencia a por pulso instintivo, sino por respeto a a raya no ya un im- la ley suprema del deber que la Divinidad le había impuesto y que le ordenaba conservarse, perfeccionarse y sujetar todo acto interno a extemo a la regla de la fe y a· la luz de la razón.» .Aquí terminó la segunda etapa, pero puede decirse que no fue advertida del público.» -Empezó la tercera en 1841, en plena guerra civil, cuando fue llamado por el Presidente, Geueral Herrán, a tomar participación activa en el Gobierno de la República. En - 182aquel gabinete le tocó dar la nota más alta en la labor de la pacificación material y moral del país y en la curación edemuchos males originados de la larga y desoladora Ruerra. y no sin razón se le consideró por amigos y adversarios como el alma de aquella laboriosa y modesta administración.» cUno de los problemas a que debla dar 'so1ución como Ministro de Gobierno era el de la reforma de la Instrucción Pública, la cual adoleda de gravlsimos defectos en el objeto de la enseñanza, en los métodos y aun en las doctrinas imperantes.» ••Entre sus oposicionistas topó con una nube de escépticos e indiferentistas amamantados en la escuela volteriana. entonces tovavla dominante; y el Ministro, que comprendía la necesiaad de dar por base a la educación la enseñanza religiosa, sustentáculo de la autoridad, se dio a la tarea de estudiar más a fondo el Cristianismo y sobre todo la organización de la Iglesia Católica.» cOe alll el haber llamado como auxiliar al poder moral del Catolicismo, esa grande escuela del respeto como dice Guizot; de alll su esfuerzo por la mejora de los Seminarios y la introducción en el país de una misión de Padres de la Compañía de Jesús, orden benemérita del apostolado y de la educación cristiana, que habla sido inicuamente arrojada de los dominios españoles mediante las intrigas bajas de jansenistas y filósofos paniaguados y estrechamente confabulados con los Ministros de Carlos III y de otros. soberanos de la Casa de Borbón .• cQuiso el DR. OSPINA utilizar aquellos religiosos en la enseñanza de varios colegios. .- 183 - ya oficiales, ya privados, y en la morigeración de las costumbres, como mIsioneros, y a la vez dar reparación a una injusticia por medio de la ley que autorizó el restablecimiento de la ilustre Orden de Loyola, que ha sidó siempre el blanco a donde van a dar los dardos más envenenados de los enemigos francos u ocultos de la Iglesia Católica.» .Así terminó la tercera evolución •. eY luégo los trastornos oC4rridos en el curso de los acontecimientos políticos y sociales; la prolongada y estrecha prisión de que él fue víctima en 1B51 y 1852; la muerte de personas para él muy queridas, y una serie no interrumpida de calamidades y contratiehlpos vinieron, como por disposición del Altísimo, a ofrecerle nuevo campo de meditación, a fortificarle en sus convicciones v a lIevarle a la práctica de los sacramentos· como medio seguro de adquirir wayor caudal de virtudes cristianas .• cCn grande y sentido amigo personal del autOr de este escrito, el Ilmo. Sr. Arzobispo D. Joaquín Pardo Vergara, nos refirió a este respecto que, en la época de la Confederación Granadina, viose al Presidente OSPINA en la Iglesia de San Carlos, ilOY San Ignacio, en donde puesto de rcdillas en actitud reverente cumplía con los deberes piadosos sin vanos alardes, mas también sin hacer caso del desdén y de la risa mofadora de los adversarios de Jas prácticas catÓlicas .• cEsto sucedió en los tiempos en que los malquerientes de aquel Preside'lte le combatían con armas vedadas de todo género hasta el punto de decir uno de ellos (D. Felipe Pérez) en el libro cAnales de la· Revolución,. - 184 - que el SR. OSPINA 'de ser algo en materia religiosa era defsta puro aunque algunos le sindicaban de ateo~'~ cAquel pensador cristiano, que era en verdad un ejemplar del católico de arraigadas creencias, pulimentado en la fragua de laadversidad con los instrumentos de la plegaria elevada e intensa y la frecuencia del sacramento eucarfstico, imploraba del Señor en la tarde de la vida, los preciados bienes de la Religión, la Justicia y la Paz para todos los pueblos de la tierra, y para cada uno de sus moradores; la fe, la caridad y la esperanza cristiana, la verdad y la virtud, la justicia y la paz.~ 'Tened, Señor, compasión de mi patria: Iibradla de los males que la oprimen y de los que la amenazan: alejad de ella para siempre la incredulidad impía, la corrupción, la iniquidad y la violencia: dad nos pronta, eficaz y permanente la paz con la justicia, con la libertad de la Iglesia, con la fe, la caridad y vuestra divina gracia, con la seguridad y la concordia para todos y para cada uno de los que habitamos este pais. Apagad en todos los corazones los sentimientos contrarios a vuestra ley de amor; extinguid en todas nuestras almas el odio, la envidia y la venganza. 'Salvad, Padre amantfsimo,' la inocente generación que se levanta de los peligros que la amenazan; defendedla con mano poderosa de las doctrinas impías y corruptoras que infestan la tierra; llenad sus almas de fe y de carièad y desarrollad en ellas todas las virtudes cristianas.' 'Defended, Señor, nuestra debilidad contra todas las tentaciones, errores, seducciones e -- 185 influencias que tiendan a apartamos del cumplimiento de nuestros deberes a a arrastrarnos al vicio o al pecado .... ' 'Haced, Redentor nuestro, que todos vivamos y muramos en vuestra santa ley, amparados- por vuestra divina gracia.-Amén.' .Para él el egolsmo en sus variadlsimas formas y manifestaciones e5a uno de los mayores enemigos del orden religioso y social.» .Aspiraba, en consecuencia, a que la acción moral de las asociaciones cristianas de educación y beneficencia fuese 'como]a acción de ]a molécula flsica que ejerce de continuo su acción sobre las demás moléculas; atracción imperceptible que, por la asociación, produce la fuerza poderosa que mueve y mantiene en sus órbitas inmensas los astros que pueblan el firmamento, y constituyen ]a armonfa universal.' • •.Opinaba que a la acción tenebrosa de las sociedades sf~cretas, a que acuden los enemigos de la revelación cristiana, debe oponerse la asociación pública y sin miedo de los amigos de la civilizaciÓn cristiana, como la expresó en la Sociedad. Católica de Medellín, el 19 de marzo de 1877 .• Su saber •.Corrla parejas con su vasta y clara inteligencia. Fam iliarizado desde su juventud con los estudios más variados discurrla con igual lucidez, sobre matemáticas y ciencias flsicas y naturales, literatura y filosofía, religión e historia, jurisprudencia y ciencias pollticas, geografla y estadística, viajes científicos y empresas industriales, ingenierfa y medicina, - 186 -" agricultura y vias de comunicación, administración pública y arte militar, etc.: sin olvidar el porvenir de las clases obreras, lo relativo a la investigación de importantfslmos monumentos desáe siglos atrâs sepultados bajo las ruinas de ciudades famosas, el adelanto de la ciencia sideral y tantos otros ramos de observación y de estud10 que llaman poderosamente la atención de los seres a quienes el Creador dotó, como a él, de grandes facultades y de voluntad dílígente y tenaz.» cEl sabia dar a la narración el sello de la oportunidad, la discreción, la sencillez del buen gusto y la claridad de la expresión, y revestida de vez en cuando de anécdotas curiosas, "y procuraba apartar de la conversación cuanto pudiera suscítrar recuerdos penosos, halagar la vanidad personal, o revivir la memoria de ofensas y enemistades que pudieran intranquilizarle el ánimo». 5 5 flmando Hutngo, S.J: Restauración del retrato de Murillo Toro desfigurado L F.. Nieto Caballero (Quinta COll por entrega) las debidas licencias, 80aOTA Imp <Id Coraz6n dt Jtsd. 1916 --.~ BANCO D~ LA. ~1 .. " ......• juzgad(J- por 8U8 adversurio8 pOlíti('08 'MARIANO OSPINA es para mí un hombre ~mincntlsimo por sus talentos y su vasto saber, y no sólo esto, sino lo que vale más: un sarta. Si, amigo y señor, un santal Muchos de los colombianos no lo han comprendido .. .' «(Palabras del Dr. I~icardo de la Parra al que esto escrib(~, en 1873)•. ,Del Dr. Ospina dijo el doctor Rojas Garrido en 1873:. 'Téngase presente que el Dr. Ospina no es hombre de escribir esterilidades por divertirse. _. _' . 'EL DR. OSPINA ha sabido no quejarse en la derrota, I~n la captura, en la capilla (de Chapinero), en la mazmorra (de Bocachica) ni en el destierro. Como hombre de un gran carácter cayó mudo en la sima del infortunio, y ha permanecido allí silencioso, pero terrible espectador de los sucesos, sin exhalar una queja, ni una recomención contra los que cobarde y traido'ramente 10 abandonaron en el peligro.' 13 -188'IHombre rarol ni un folleto, ni uná hoja suel-" ta, ni una lfnea Pétra el público explicando su conducta en aquella época,' procurando sin-o cerarse, a expresando su indignación contra el partido liberal que la postraba; {'ero ni siqUIera el grito natural de dolor que lanza toda vfctima en su calda.. al recibir el golpe que la anonada. Todo eso hàbrla sido estéril. Espantoso mutismo de un alma de hierro, inquebrantable en la desgracia .... ' 'EL DR. OSPINA téngalo muy presente el partido liberal, no habla fuéra de ,tiempo, ni da paso alguno rseparado del camino recto que la lleve a obtener el triunfo de su partido ....' «(De La Igualdad de Bogotá).» .EI Dr. José M." Samper en sus 'Apuntaciones para la Historia' (1853) la consideraba hombre de talento profundo, vasto y calculador .... dotado. de bastante genio, pero de genio fria, calculador, sistemático y. poco excitable .... que tenfa la gloria de no haber traficado en provecho propio con el Tesoro Nacional, ni procurado medros para su familia a expensas del Estado .... ' Y unos treinta años después en un boceto del malogrado señor Sebastián Ospina, dijo del DR. MARIANO Os PINA el mismo señor Samper: 'Era un per\Sonaje típico a quien hi sus mayores enemigos polfticos .... jamás han negado sus eminentes facultades y virtudes. Al mismo tiempo que lIa'tlaba la atención de toda la República por el gran papel que habla desempeñado como hombre público, y en calidad de jefe civil del partido conservador y Presidente de la Confederación Granadina (proscrito después de su patria por largos' años) era jus-tamente ,respetado por su conducta privada, - 18980 sólo intachable, sino ejemplar. Debla ser y era también no menos considerado por las numerosas y tristísimas desgracias que hablan probado 'su vida doméstica y héchole poner de manifiesto su gran fortaleza. de alma, casi llevada hasta el estoicismo.' La extrema importancia del personaje polftico y el rigor inflexible de las doctrinas que lia profesado, han sido causa de que muchos colombianos no estimen en su justo valor el inmenso- y variadísimo saber del DR. MARIANO OSPINA.... Tiene una voluntad de acero y toda la incorruptibilidad moral propia de las almas que no admiten transacciones con su conciencia .... ' 'Cuán sensible no es para el bien de Cotombia que el DR. OSPINA no hubiera trilla do solamente los apacibles caminos de la ciencia. las letras y el profesorado! Si no hubiera hecho carrera militante; si se hubiera privado de las agitaciones y de los odios a que es tan o'~asionada la política, sobre todo entre nosotros, hoy dia viviendo tranquilo y profundamente considerado por todos, seria el patriarca de nuestros sabios y filósofos, de nuestros eminentes escritores y pensadores sabios y eruditos. Su saber es tan vasto y profundo como "ariado: él sabe de todo y todo lo sabe bien, es una biblioteca viviente, y nada le sorprende en el inmenso circulo de los conocimientos humanos. Si la ciencia le da una fuerza intelectual imponderable, su fe religiosa y su entereza de carácter le procuran una serenidad de alma que puede dtsafiar todas las tempestades y sobreponerse a todos lOs infortunios posibles •••. ' -Otro escritor liberal muy fogoso y que lo -190había tratado con dureza, el Dr. Cámilo An..: tonio Echeverri, reconoció en 1875 la eminencia del DR. OSPINA por su talento, su saber, la conciencia y la respetabilidad, y añadió en 1816: 'cuando reconf)ZCO en lo civil y e~ lo politico como un grande atleta al mismo hombre a quien en mi locura quise degradar _... ' y en 1878 agregó 'que entre los hombres públicos de Colombia Que más se distinguían por los talentos, el saber, el valor, la energía V la pureza ninguno podía competir con el DR. OSPINA, que reunía todas esas cualidades en su amplitud inmensa.' -V finalmente el ilustrado Dr~ Camacho Roldán se expresó así,.: 'Mi concepto. general acerca del carácter del señor OSPINA le es favorable en un todo. Era un hombre de grandes talentos, vasta ilustración, austeridad de costumbres, honradez perfecta y sentimientos republicanos'. 'En sus relaciones 'privadas era sencillo, franco y cordial. Los tiempos en que le tocó vivir formaron en él un espíritu de partido, en mi concepto exagerado y éste fue el lado flaco de su carácter poUtico.' -(De carta de 1897, al que,esto escribe.)- ••• Durante la borrascosa juventud, O.spina persigue fantasmas de libertad engañosa, que lo llevan hasta enrolarse en las filas de los septembristasj mas el conocimiento de las farsas liberales, lo hace abandonar el campamento del desorden para ir en busca de la paz y la justicia a las filas conservadoras. Así lo escribe josé Manuel Briceño: .La realidad habla lIeva(io al ánimo del Sr. Ospina .- 191 .más de un desengaño, cuando eiltró en la edad madura. Las doctrinas tan bellas en la teoría, y que tanto habían cautivado su alma en los claustros del Colegio, no se aplicaron cuando subieron al poder los que las enseñabanj la ley no fue la sola norma de los gobernantes. El señor Ospina se separÓ de los que habla llamado hermanos en ideas, se concentró en sí mismo, y en el silencio de la meditación se trazó un camino y se formó un credo polftico que ha profesado con honradez y ha practicado sin vacilaciones.' Así teni.;¡ que suceder. Ospina no podla seguir por los senderos del libertinaje y envuelto en sombras; pues como dice el Cardenal Wiseman, -los hombres dotados de clara inteJigencia y puro corazón, tienen por necesidad que venir a la Iglesia Católica, Único centro de la verdad y el hien .• Y Os pina poseía uno de esos talentos privilegiados y conservaba puro ('J corazón. Para ver cuánto ganó Dn. Mariano al abandonar el campo del error, basta leer las hermosas palabras de José E. Caro: -Sí, el Dr. Ospina fue uno de los conjurados del 25 de Septiembre, como vosotros Jas tumultuarios de 1840, vo~otros los conjurados todos de 1828 Ic estáis a cada paso repitiendo; sí, y el 25 de Septiemble fue un gran crimen, pero sabed que hubo un crimen mayor que ese: hubo un crimen mayor que el de atacar a Bolivar en su persona, que fue el de atacar, el de perseguir a Cristo en sus Apóstoles y sabed que la Iglesia Católica con todas las sectas protestantes, es decir, todo el mundo civilizado, la cristiandad entera, ve,nera a P.aIllo, aquel perseguidor de los Apóstoles de - 192 Cristo, venera a Pablo, como el mejor de los apóstoles y como a uno de los primeros entre los santos. SI, y el 25 de Septiembre fue un gran crimen, pero el Sr. Osrina era entonces apenas un adolescente, cas un niño, y esa mancha de su adolescencia está' más que extirpada por una abjuración, por un arrepentimiento, por una expiación de veintiún años, por una vida entera la más sobria, la más frugal, la más austera, la más pura, la mâs laboriosa, la más desinteresada, la más va. liente, la más patriótica, y hoy una de las mayores glorias con que puede honrarse en la Nueva Granada un hombre vlrtuoso es la de poder llamarse amigo del Sr. Ospina, la de poder estrechar como amigo aquella noble mano, la primera que vOiotros quisierais ver cortada .• ~ Después de citar los anteriores conceptos, agrega por su cuenta el General Marceliano Vélez: cOe los principales conjurados el 2S de Septiembre, el Dr. González detestando la turbulencia liberal murió sirviendo honroso puesto bajo la administración Ospina, y el Or. Ezequiel ROjas pasó su vida enseñando la moral utilitarista, corrompiendo asl y degradando con su Inmoral doctrina, la juventud. Contra él fue dirigida ·esta estrofa del inmortal JOSé E. Caro: •. '¡Ohl No mintâis, no blasfeméis, Doctores, Al Padre Universal representando, en balanzas fin{simas pesando nuestras obras por go1:es y valores.' Ya sé que la autoridad de nuestros grandes polemistas e historiadores, es nula en el concepto de algunos escritores superficiales; pero estos escritos van dirigidos a 108 genui- - 193 nos colombianos, que saben apreciar el mérito de las glorias patrias. En cambio, si el adorador de Murillo, no agrega una mota de algodón a las autoridades de Raimundo Rivas y Fabio Lozano, quedan sin peso alguno sus escritos. Palo8 de ciego--Con estas ligeras noticias acerca de la persona y de loS hechos del ,Dr. Mariano Ospina, podemos dar principio a la refutación de los conceptos que respecto a él emiten el adorador y el ídolo en el libro <Murillo, Escritor.» En la primera página ensarta el Autor cuantos adjetivos y epítetos laudatorios se han escrito hasta la fecha para ensalzar al Dr. Ospina y encomiar sus extraordinarias cualidades, sin que deje de advertir la ligereza con que se ha estudiado la materia. Escribe, por ejemplo, que el Dr. Ospina era -austero como Licurgo, astuto, valeroso,- «meticuloso, legista en el empleo de fórmulas para salvar apariencias;» «de aspecto fria y grave; ardoroso en lo íntimo, empero, y lleno de pasiones,» «que en el fondo tenía el estoicismo de Diógenes», «apóstol insigne de su causa y educador reputado, creyente sincero y hasta devoto,» <un hombre en fin, bajo muchos aspectos parecido, desde un plano más alto, a ese 'espíritu barrido de toda fe y toda ilusión en las cosas de este mundo,' a ese 'ataúd cubierto de flores.' • Estas afirmaciones entresacadas de las muchas que tiene el Autor en sólo una página, muestran bien a las claras la ligereza que tienen ciertos periodistas cuando escriben; y . cuán poco se fijan en la realidad de las cosas y en la verdad histórica. - 194Trata en seguida de p~evenir a los lectór~ en su favor, y a esta causa, dice estar muy lejos de tener al .gran poUtlco en el concepto en que lo tuvieron Felipe Pérez, Emiro Kastos y aun Murillo Toro; pero juzga que tampoco es acertado el juicio de algunos conservadores apasionados. cTodohombre, escribe, hasta el criminal de vocación, es excelente para determinado grupo ...• . Esta aseveración se encarga de probarla él mismo con los elogios. desmedidos que hace de traidores a la patria y asesinos de Próceres. Quiere que formemos nuestra opinión sobre el Dr. Ospina por la, apreciación de sus hechos, no de sus escritos; que, cpráctica y doctrina no fueron siempre en él una misma cosa.- cTotalizando méritos y etrores, concluye, siempre queda en el Dr. Ospina motivo suficiente para que de él se enorgullezca la patria. Así está reconocido. Es casi indiscutible. Pero es empeño inútil el de tratar de apocar la verdad con los colores de una adhesión sin reservas.Como es inùtil la tarea de cubrir de sombras al gigante para que se vean en el cuadro los pigmeos. Reconozco errores en el Dr. Ospina-y antes que yo los reconoció él~ cuando abandonó tos campamentos de la anarquía- sé que le quedaron algunas vacilél;ciones y penumbras, de las cuales procuró sIempre despojarse con recta voluntad; no lo llamo impecable ni infalible, pero 51 creo que todo buen colombiano está obligado a no permitir se arrpj~ sobre él el dicterj() y la calumnia. EntremQs a analizar sus hechos, r - 195 - eJe paso nos iremos ,detenie,ndo en las gloria~ de Murillo y en las ·prácticas del gran partido liberal. Ospina y Colo mbia cDic~ don Angel Cuervo, quien no fue débil para juzgar a su copartidario, que el hecho de no haber aceptado la oferta de Tottl~n, que en nombre de la Compañía del ferrocarril de Panamá le ofreció buques, armas y dinero en cambio de 105 derechos de la República conocidos con el nombre de Reservas del Ferrocarril, y esto en plena revolución, hace olvidar sus errores administrativos y polIticos y lo presenta como 'modelo de patriotismo que an tepone los intereses permanentes a los pasajeros de un partido.' Pensamos la propio _... - y recuerda cómo Fernánrlez Madrid, -gra.1 figura del Partido Conservador,fue quien combatió tal proyecto ante la Cámara. En presencia de ofertas tentadoras y rodeado de peligros, prefirió sucumbir a manchar su honra y dejar lin borrón en los anales de la patria. No podla la farsa liberal escribir tres páginas sin lanzar una calumnia al Partido Con:,ervador; por eso intercala esta bien triste por ciedo: -Gobierno hubo entre nosotros que por un puñado de francos concedió la prÓrroga a la Compañía del Canal de Panamá, a trueque de vencer rápidamente a quienes se hablan alzado en nombre de p!incipios liberales oprimidps y de derechos vlolados.En cuanto a la prórroga, bien conocido es el asunto por todos los. colombianos, para. - 196 - que nos detengamos aqul a parar esa estocada injusta. En el 2.· tomo de los «Anales dIplomáticas y consulares» publicad05 bajo la dirección del Dr. Antonio José Uribe, pág. 94.5, leemos: «Por lo que hace a la Compañia Francesa, es preciso reconocer que ella, en su primera época, después de gastos enormes, logró hacer muy valiosos trabajos, pero, impotente para eonclulr la obra, sufrió un fracaso absoluto y ruidoso. En la segunda época sus principales esfuerzos se han encaminado a obtener prórrogas sucesivas de la concesión y a traspasar ésta por un precio reducido, a fin de salvar parte siquiera de los muchos millones gastados. persuadida como está de la imposibilidad de conseguir fondos suficientes para la conclusión del Canal.» Cuatro veces se concedió la dicha prórroga: en 1890, en 1892, en 1893 y en 1900; en la última como en las primeras, el Gobierno Colombiano se portó leal y sabiamente, 'Pues tendió la mano a la Compañia Francesa en momentos de suprema angustia, y dejó en el Canal el obstáculo que impedla a los Norteamericanos la presa codiciada. Pero los liberales hubieran deseado que el Gobierno se hubiera abstenido de celebrar los más \fcitos y nobles contratos, siempre que estos pudieran proporcionarle fondos para debelar a los revolucionarios traidores, asesinos. En lo que todos estamos de acuer-do es en que la guerra civil de 1898 la hi-cieron en nombre de los principios liberales y conforme a ellos: por eso la prepararon COD negras traiciones'a la patria; por eso se aso<:iaron a los filibusteros y presidiarios de cua .•.. tro repúblicas vecinas; por eso la hicieroa -197 -con lujo de crueldad y salvajismo; por eso la muerte de Albán se cx:ulta en el m~terio del -crimen más nefando. Una digresión Creo que este es el momento de hacer una digresión a fin de poner ante los ojos de los lectores la Joca nobleza de «El Espectador,que calumnia con la mayor frescura, fiado tal vez en la candidez de quienes lo compran y lo leen con fe republicana. En el número correspondiente al 18 de Junio último publicó un artfculo titulado «Presidentes traidores,. en el cual trata de defender a Murillo de la imputación que le hemos hecho de traidor a la patria y trata de equipararlo con el Dr. Ospina. Acusamos a Murillo del crimen de traición, y dimos argumentos irrefutables. Los liberales no niegan, no pueden negar los documentos auténticos que hemos citado; conceden que realmente quiso ceder a Costa Rica una porción inmensa de nuestro territorio en cambio de principios político-religiosos; y admiten el hecho de que trabajó cuanto pudo, en calidad de Presidente de la República, a fin de que el Congreso aprobara esos tratados inicuos. Los ciudadanos eligen Presidente para que guarde sus intereses y vele por su conser. vación, no para que disponga de ellos o busque la manera de menguarlos. El primero de tos intereses materiales ha sido, es y será siempre la integridad nacional; pero el Sr. Murillo Toro hizo cuanto estaba en su mano para conculcar el derecho de los colombia- -198nos, que lo hablan llevado al poder, luego el Sr. MurilloToro fue verdadero traidor a la patria. Que se cite la ley positiva de la Constitución entonces vigente, por la cual se autorizara al primer Magistrado para ese acto, que le pruebe la justicia de tal ley, y retiramos lo dicho. Pero no, el Conductor liberal juzgó las¡ cosas de otra manera, creyó ser dueño y señor de Colombia y quiso disponer de ella como de feudo; si el criminal propósito no tuvo efecto, fué porque la Cámara se negó I! tomar parte en la traición. El Presidente Murillohizo esfuerzos inauditos para con sumaria. Esto mirada la cosa eri si misma, que si atendemos al contrato que trataba de pactarse, envolvía una nueva traición, puesto caso que ti rey de la prensa liberal pretendía ceder ese rico y extenso territorio pa/rio por la aceptación de unos cuantos principios de libertades poIlUco-religiosas, que ni eran los de la mayorfa de la República, ni compensaban a los colombianos por el pedazo de tierra que les arrebataban. ' Dice el articulista de El Espectador que en aquella época las ideas a este respecto eran otras, y la historia nos dice que no: pues tanto Mosquera como Obando fueron universalmente tildados de traidores, por haber querido hacer con las provincias del Sur, lo que Murillo con los territorios de I Norte. Para que se vea cuAl era et modo de pen.ar de aquella época, voy a copiar el fragmento de una carta det Dr. Osplna al Genel'al HerrAn, y lo copio sin las alteraciones de sentido con que lo hace a veces el articulista - 199 - del diario republicano. Se trata de hacer un arreglo diplomático con los Estados Unldo¡ por cierta indemnización más a menos justa que exigían de Colombia, y esto para evitar mayores males. La carta dice así: cCelebraré infinito que Ud. se haya atrevido a iniciar cualquier arreglo de csta especie, que 2.hora dos meses habría sido mirado aquí (en Bogotá) como un acto horrible de traición y llevado al banco de los acusados al que lo hubiera intcntado, pero que hoy se mira como cosa imprescindible .• Si este cra el modo de pensar respecto a una índemnización exigida por 'Ios Estados Unidos, cuya negativa hubiera podido traemos males tan enormes ¿ cuál sería en la cuestión de Costa Rica, una de las más arbitrarias e indecorosas? SJpongamos por un momento que el Dr. Ospina hubiera trabajado con el fin de que el Congreso aprobara una ley, por la cual Colombia cedía parte de su territorio al Perú, a condición de que este impusiera la pena de muerte, quitara la libertad de imprenta y suprimiera la tolerancia de cultos. I Qué fillpicas habrían salido de los labios y de las plumas de nuestros liberales y cuánto habrían gritado contra la INICUA TRAICIONI Pues bien: para quesevea cuál.era el DESEO y la VOLUNTAD de MurrilIo Toro en las negociaciones que entabló con la República de Costa Rica, y en el Tratado que celebró y firmó, pero que no se ratificó, porque la Cámara de Representantes no lo quiso aceptar; cito brevemente, aunque sea repitiendo la que ya se dijo en otro lugar, algunos párrafos de las instrucciones que Murillo To- -200ro dio, por medio de su Secretario de IQ Interior y Relaciones Exteriores, a On. Teodoro Valenzuela, plenipotenciario especial para , dichas negociaciones y tratados. ' -2.& •... Pero el Gobierno Colombiano da MENOR IMPORTANCIA A LA POSESION de o/gunas leguas de terr~no que a la sanción de principios que .... estrechen las relaclones .... » ¿Qué principios eran esos? En las mismas instrucciones se expresan con toda claridad. _5.' En cuanto a las GARANTIAS y DERECHOS PERSONALES, proponga usted la SANCION DE LOS SIGUIENTES PRINCI.PIOS que desea el PODER EJECUTIVO VER ESTABLECIDOS, y que como he dicho antel!t servirán para fundar la alianza MORAL Dr. LOS DOS PUEBLOS •... » _1.0 Que los colombianos en Costa Rica y los costarricenses en Colombia gocenrel privilegio de NO PODER NUNCA SER CASTIGADOS CON LA PENA DE MUERTE.» _3.' Que sean ABSOLUTAMENTE LIBRES DE PROFESAR LA RELIGION que a bien tengan, sin que pueda sujetárseles a prescripción alguna religiosa, NI A IMPUESTO O CONTRIBUCION destinada a sostener un CULTO RELIGIOSO.» _4.° Que tengan lali6ertad de PUBLICAR POR LA PRENSA TODO LO QUE JUZGUEN CONVENIENTE A SUS INTERËSES O CONFORME A SUS OPINIONES.» Estas, y otras condiciones INMORALES se consignaron en, el tratado; como se puede ver en el Art. 8.°, números 1.0, 2.° Y 3.0-que se citaron ya en la primera entrega dé este estudio, página 29-y 6.·, que dice: - 201 - ~LA LIBERTAD ABSOLUTA DE EJERCER CUALQUIER CLASE DE COMERCIO, INDUSTRIA Y PROFESION, sin necesidad de titulo a licencia previa, con escepción de los ramos de monopolio fiscal, y sin usurpar la industria ajena, atacar la seguridad y salubridad públicas, ni embarazar la's v/as de comunicaciÓn.~ CEDER O QUERER CEDER TERRITORIO NACIONAL A CAMBIO DE ESTAS CONCESIONES INDUSTRIALES Y POLITICAS, ES TRAICION A LA PATRIA, entendida la palabra TRAICION en el sentido ordinario, que da el Diccionario: -Delito que quebranta la fede/idad o lealtad que SE DEBE GUARDAR.~ Por no alargamos más, le concedemos que la traición de Murillo no fué punible conforme a las lefes, mas por eso no dejó de ser una de las más infames que se hayan hecho en la República. Por último insinÚa el escritor como medio para conoœr la verdad en este punto, el que consultemos a algÚn abogado católico y eminente de los muchos que hay en Bogotá. Francamente, creo mejor-y a.qul le hablo en singular-no hacerlo, pues no siempre los hombres juzgar. prudente u oportuno decir en público aquello que creen en su conciencia; y con tales consultas indelicadas se les pone en la molesta tarea de buscar evasivas; por la demás, corozco el modo de pensar de más de un sabio jurisconsulto, que tiene a Murillo por verdadero traidor en el presente caso. Citas truncadas Ahora, para que se vea la mala fe de los . ,"',,...'" IIF LA RE.?\..lBUC~ . _ .. _~ - 202 adversarios, y cómo quieren buscar c6mplicés de sus traiciones en el campo de los católicos; voy a poner las citas que aduce el periodista de las cartas del Dr. Osplna. ePor otra parte nuestra dommación en aquel territorio (Panamá) será siempre insegura, y antes de que se pierda es necesario aprovechar todo la que en él tenemos que pueda ~enajenarse." A esas palabras preceden las siguientes: eSe ha presentado al Senado el proyecto de ley que hallará Ud. (el General HerrAn) en el adjunto número de cEl Tiempo" que tiene por objeto la independencia de Panamá. Este proyect::: ha sido leido ~n el Senado y su idea cardinal discutida oca~ionalmente, pues no ha tenido todavla primer debate;' pero esto ha bastado para conocer que los radicales o g61gotas, por lo menos sus jefes, le serán favorabIes .... " y ¿quién fue el autor del proyecto de la independencia de Panamá? A este propósito dice D. Estanislao Gómez Barrientos en el tomo II, página 310 de su obra eDon Mariano Ospina y su época." eLas dificultades para el arreglo de los asuntos de Panamá en 1857 eran muy serias y complicadas. Por una parte el Gobierno Americano se mostraba exigente e injusto, precisamente en circunstancias de estar amenazada la' exi.stencla de la Répùblica de Nicaragua por partidas de fillbusteros que, según todas las probabilidades, contaban con el patrocinio del Gobierno de los Estados Unidos; por. la otra VARIAS NOTABILIDADES DEL ISTMO AGITABAN YA EN EL CONGRESO r.RANADINO LA CUESTION DE INDEPENDENCIA DE AQUEL ESTADO Y obraban con el apoyo más a menos -- 203 - ftallco de los caudillos del bando gólgota o radical.» Lo que preter.dfa Ospina, como !le ve, era todó la contrario de la que escriôe el artIculista calumniador; quería salvar el Istmo de la traición liberal, y por eso propone luégo, que se someta t:1 asunto de la indemnización a un arbitraje. He aquf las palabras del doctor Ospina, al General Herrán, en carta de] 24 de abril del mismo año de 1857, acerca de la indemnización reclamada por el Gobierno de los Estados Unidos: «Como respecto de ésta (indemnización) será que se hace la principal insistencia, convendrla quizá hacer los esfuerzos posibles para que ese Gobierno Iconviniera en qu~ ]a cues1ión fuese sometida a un árbitro, que es seguramente la más razonable en caso de duda.» La segunda cita calumniosa de -El Espectador» es esta: -La ocupación de Panamá y Colón por las fuerzas oficiales de los Estados Unidos y el bloqueo de algunos otros puertos, es un mal muy grave; pero hasta cierto punto es un mal necesario.> Quien esto lea juzga que Mariano Os pina aprueba el bloqueo y está de parte de los norteamericanos, y es todo la contrario: se alegra de que el Gobierno de los· E!;tados Unidos contribuya a la defensa de las costas colombianas, seriamente amenazadas por filibusteros. Por eso a renglón seguido escribía las siguientes frase¡¡ que se calla taimadamente el articulista, a fin de engañar m~jor a los lectores poco diestros en destejer farsas liberales: le decfa que -recabara de ese Gobierno que, con arreglo al artfculo 35 del Tratado, asegurara a la 14 -204Nueva Grauada de la propiedad y soberanía del territorio prestando sus fuerzas para echar de atlf a los filibusteros, o mandândoles que salieran, qUet serfa lo bastante .... , Otra cita se pone en cEl Espectador-, con astucia incalificable. cEn carta de abril de 1858 decia: con respecto al tratado de Costa Rica (asi subrayado) y refiriéndose a las condiciones que el Sr. Fernández Madrid hizo poner en el decreto de aprobación: 'Estos escrúpulos sobre un pedazo de tierra desierta e inhabitable, cuando no sabemos que hacer con la inmensidad del territorio baldio que tenemos, me parecen iupertinentes y perjudiciales, pues no nos dejarán jamás arreglar nuestros Ilmites' ,No' hay un sólo lector, que al leer esta cita, sin parar mientes en las fechas, no crea que el convenio con la república de Costa Rica, de que habla el periodista, es el mismo de la traición de Murillo Toro. Y no obstante, difiere de este como el dia de la noche. El Sr. Ospina hablaba de la faja de terreno que se hallaba en litigio entre las dos naciones para llegar a un acuerdo amigable en cuestión de limites sin que interviniera canje de territorio patrio por concesiones politicas: y este tratado, que se blzo en 1856, no se aprobó en San José; el Tratado traidor de Murillo, por el cual se hacf~ la cesión a Costa Rica de 439 leguas cuadradas del Territorio nacional, a cambio de concesiones industriales y politieas se inició Rueveaños después. ('s decir en 1865. Por estas m.uestras pueden ver los que no son ciegos voluntarios, cuál es la fe púnica de los escritores liberales. Pero donde entona las dianas el articulista - 205de .El Espectador. es al poner fin a la serie de imputaciones falsas con las siguientes palabras: cDn. Mariano Ospina quería que los Estados Unidos consintieran en que se les incorporase voluntaria y condicionalmente ..... la Nueva Granada.» Con esto creyó sin duda que nos habla clavado como a una mariposa, y a quienes clavó fue a los liberales. En efecto: On. Mariano Ospina- tuvo, es verdad, esa opinión y manifentó tal deseo EN EL SENO DE LA AMISTAD p~ro esto lo hizo siempre CON DUDA de si andaba o no acertado en su modo de pensar. Después de exponer las razones que tenia para defender esa opinión, escribe al General Herrán en carta de carácter privado: ••Me parece que dos veces le he propuesto a Ud. la cuestión; si Ud. tiene alguna respuesta satisfactoria, le estimaré que me la comunique .• Es clara como la luz del dia la diferencia que existe entre la manifestación privada de una duda, que juzgamos desacertada, y el empeño tenaz de un Presidente de la República en ceder gran parte del territorio patrio a una Nación extranjera. Por eso todo hombre cuerdo concluye de esros hechos históricos, qu.e el Dr. Ospina se equivocÓ en su modo de pensar respecto a la anexión condicional a los Estados Unidos, y que Murillo Toro fue traidor a la Patria &:IIaodotrabajó con toda la autoridad de Presidente eo ceder a Costa Rica grande extensión de tierra colombiana A CAMBIO DE CONCESIONES INDUSTRIALES Y POLITICAS. ¿Patriotismo? Mariposa rola-Dije que la mariposa clava- -206da había, sido liberal, pues la idea que tímidamente apuntó el Sr. Ospina en carta privada, fue proyecto de Constitución presentado al Congreso de 1858 por el Dr. Florentino Gonzâlez corifeo el más saliente del partido gólgota, jefe conspicuo del liberalismo, y en ese" entonces Procurador General de la Nación. Este como buen liberal, educado en la escuela de Obando, López y Murillo, no se contentó con exponer dudas respecto a la anexión de Colombia a los Estados Unidos, sino que redactó el proyecto de Constitución e hizo esfuerzos a fin de Que se aprobara en el Congreso. De ese documento liberal y nefando [on las siguientes palabras. copIadas por On. Sebastián Moreno Arango de la Ga· ceta Oficial, número 2216, de 15 de Febrero de aquel año: . e Pero si creyereis que no debéis adoptar la reforma que os propongo, parece necesario adoptar otro .partido que el de permanecer en la situación en que nos ha colocado la ley de 15 de Junio de 1857. c¿Cuál es este partido? La incorporación de los Estados granadinos a la Unión Americana con las mismas condiciones de los demás Estados que ahora la forman .• e Si no nos reorganizamos sólidament~, la incorporación es para nosotros el medio dé resolver las dificultades que nos rodean." e Este partido será mejor que el de continuar en la situación en que ahora nos halla- mos .• e Pasando a ser parte de la Unión Americana, los Estados granadinos se hallar/an en la misma condición que los Estados de Nueva York, Pensilvania y los demás Estados - 2(J1 - de la Confederación: Igozarfan de la protección que en el Exterior puede darles el poder de aquel gr~1n pueblo: y conservarían su gobierno propio, y los medios de conservar su condición interior sin los riesgos de esas incursiones vandálicas de que ahora estamos ameI1azados.~ - Perderlamos una nacionalidad nominal, para adquir;r una real, potente y considerada por todos los pueblos.• Nuestra raza se mezclada gradualmente con la raza anglo-sajona.~ -Pero todo esto, en nada perjudicarfa el porvcr:ir de nuestros hijos, ni nos causada mal ninguno positivo. __. .~ Este si es el legitimo lenguaje del utilitarismo liberal que sabe dividir la Patria en lotes para vcnderla ;i1 postor más generoso, y ponerse bajo un pabellón prepotente, aun cuando esté manchado con inmoralidades y rapiñas. Esas no son ideas individuales, manifestadas con timidez para ver de rectificarlas; sino documentos públicos emanados de los principios gólgotas, que ostentan el sello de un patriotismo utilitario. Calumniadores profellionalell-- Calumniad, calumniad, que de la calumnia algo queda, dijo Vù1taire a los apóstoles del error y ellibertinaje. Y ellos pU$ieron todas sus energfas al SeT"icio de la calumnia, y Jesucristo y su Iglesia, y los ministros del altar, y los honrados gobernante~, y los ciudadanos ilustres, y hasta las tdamas honestas y las emperatrices fueron el blanco de sus flechas envenepadas. Para eso se despojaron del honor, de la vergüenza, de la dignidad, como de caria pesada que no les permitía manejar con -208desembarazo el arma vil que había puesto elt sus manos el fundador de la impiedad moder- na. Seria más fácil contar las estrellas del cielo y los granitos de arena que forman las playas del océano, que señalar el número de calumnias escritas en las columnas de algunos periódicos liberales. Acabamos de ver una muestra en cEl Espectador., donde se ha pretendido bajar al Dr. Ospina de su pedestal de gloria para colocarlo al nivel de los traidores a la patria; veamos otra del mismo periódico, en la cual aparece todavía más el cinismo del articulista. En el número de cEl Espectador. del 13 de junio se leen las siguientes palabras: cVo ofrezco a mis conciudadanos decir algo de las doctrinas morales, teológícas y políticas de la flamante Compañia de jesús, sin valerme para ello de líbros enemigos, sino de sus propios expositores, de sus lumbreras consagradas: Escobar, Molina, Suarez, Sanchez ...• La promesa, como se ve, no puede ser más formal; tiene empeñada su palabra de honor, y faltar a ella, acudiendo a fuentes calumniosas, seria pisotear su propio qonor y declararse a si mismo desleal e infiel a sus promesas. Abramos el número del 14 de junio, y allf aparece de cuerpo entero el articulfsta de cEl Espectador. y el periódico que tales publicaciones admite. En el editorial c De cara al abismo., vuelve la espalda a la verdad y a la honradez y se pone a escribir las imputaciones mas criminales contra la Compañia de Jesús; llega el momento de aducir las pruebas de talei afirmaciones, y acude, no a los autores jesuf- -209tas, como habla prometido, sino a Pascal. En las Provinciales de este jansenista, enemigo y calumniador perpetuo de la Compañia, fue a sacar sus calumnias el gallardo pólemista, cuyo nombre no quiero estampar en el papel desde que conoel su poca lealtad en el combate. Dice que va a publicar las doctrinas sacándolas de sus mismos autores, y todo el mun do sabe que le es imposible poder encontrar todas las obras citadas en Bogotá; asegura que los textos que aduce (stán fielmente tomados de los libros que nombra, y tales libros no han sidô traducidos al castellano, y ¿sabrá el periodista latin? porque no publica las citas en este idioma; promete que no se valdrá de nuestros enemigos, y desciende hasta el nivel de los calumniadores para sacar de una obra puesta en el Indice de los libros prohibidos, todos sus argumentos. Gracias a que la mayor parte de los lectores de esa prensa difamadora se gloria de llevar la rica veta gólgota y se alimenta gustosa con el pan de la calumnia, pues de otra suerte, tales periódicos serian pronto el objeto del desprecio universal. Revoluciónde Santander-Para menguar las glorias del Dr. Ospina se pretende complicar~o en la. revolución de Santander. El autor del libro que vamos examinando pone de su cosecha ,varios argumentos especiosos, a fin de que los lectores saquen por consecuencia que el Presidente conservador si tomó parte directa en los sucesos de aquel levantamiento: el noml'>ramiento del General Leonardo' Canal para Intendente en Santander, cuando dicho Jefe conservador era- amigo de los ve-o - 210 - teranos y de la juventud conservadora; el poco aprecio que dizque hacía de la Constitución vigente; algunas palabras del discurso de posesión que no satisficieron a Jos liberales; la interpretación cerrada hecha por On. Aquilea Parra (liberal ultra) del Mensaje dirigido al Congreso de 1860. Hasta aquí fa ú:Jico que prueba es que los liberales de entonces, como los de ahora. eran censores rígidos y apasionados de todos Jas actos, palabras e intenciones de los Presidentes conservadores .. Las pruebas que pone en seguida el pacífico escritor no valen más . que las anteriores, por fuertes que a él le parezcan:· Que hayan aparecido armas y municiones del Gobierno general en manos de los conservadores, sólo prueba que las obtuvieron por uno de los mil medios de que se han valido siempre los revolucionarios para apoderarse de ellas. El golpe de gracia parece que lo reservó para el fin, y por eso llama aQlastante a la frase, que, según Raimundo Rivas, atribuyen a D. Mariano Ospina los señores Angel Cuervo y Quijano Otero: -:Todos conocemos que es necesario exterminar al partido contrario a toda costa; eso dice la razón, eso dice la conciencia pública.a De esas palabras no puede sacar una prueba aplastante quien afirma que el Dr. Ospina no puede ser juzgado csimplemente por sus escrltos;a porque: cPrâctica y doctrina .0 fueron siempre en él una misma cosa.a Pudo muy bien el recto Maadatario pronunciar esas palabras en un momento de exaltación, cuando llegaban noticias de las ho- - 211 rrJbles matanzas que, como hordas de salvaje~, haclan los liberales en Santander; sin que por otra parte ayudara a los conservadores en la guerra .. El escritor republicano, de sangre gólgota y de corazÓn de blanca paloma, termina el párrafo con esta frase tan culta como desapasionada: «¡Razón de conservador, conciencia pública considerada tal para acomodar un odio a un capricho, en otras· ocasiones los hemos visto obrar para oprimir a los Iibtes! » Ya, gracias a Dios, los tenemos bien conocidos y sabemos que el peso de los Gobierno~¡ conservadores es lana de cordero en comparación de la montaña de plomo con que la anarquía liberal contituída en Gobierno, ha oprimido a la Igle~ia y a los conservadores. Murillo y la reyolución de Santander Lo escrito en estas últimas páginas sólo sirve al autor para justificar las contradicciones de algunos de: los editoriales de Murillo; actitud que mereció el calificativo de provocadora. por parte de los conservadores, y de nociva para el liberalismo, según la opinión de Dn. Felipe Pérez y Dn. Lorenzo LIeras. El primera de estos decía que Murillo por ese tiempo lo había soportado todo con estoicismo filosófico, que jamás se habla mostrado más valiente, y que había dicho con el gran militar griego: Pega, pero escucha; escribía el segundo: .EL Tiempo se ha dejado fascinar haciendo concesiones injustificables, contra las cuales nosotros protestamos romo órganos del Partido Liberal. as' como del Radical, cuya mayoría no está - 212 - de acuerdo con las opiniones y 'consejos emitidos por nuestro cofrade .•• Conclusión gratuita del lógico escritor: Estos dos testimonios, entre cien pruebas,-que se quedaron entre el tintero-bastan para demostrar que Murillo hizo esfuerzos inauditos para impedir )a guerra del 60 .• Al llegar a este punto el Cantor de Murillo retrocede hasta el año de 1857, con el propósito de manchar el agua desde su fuente, y atacar al Dr. Ospina desde que toma posesión de la Presidencia; también nosotros lo acompañamos en ése retroceso cronológico, mas antes de seguir rebatiendo los insultos y calumnias dirigidas al Jefe conservador y a su partido, queremos estudiar los hechos de Murillo durante aquellos años. -Nombrado primer presidente del estado de Santander en 1857, dice GaitAn y Vergara, Murillo llevó a aquel gobierno el mismo espíritu progresista y demoledor qne habla caracterizado sus actos como secretario de hacienda. Entonces los conservadores y los miopes poUtícos, entre ellos ciertos personajes que habían monopolizado anteriormente la popularidad en Santander, alzaron contra el Gobierno reformista la más clamorosa oposición. Y una vez que la prensa enemiga hubo presentado a los gobernantes radicalei como una horda de salvajes, se creyó preparado el terreno para atacarlos con las armas." Cuál fuera ese esp(ritll progresista y demoledor que acabó con la paciencia tradicional de los conserydores, nos la dice la historia de aquellos días. Dice el Dr. J. M. Samper .que en 1857 tOdai lai demás ProYinclas. de l. - 213 - República cesaron de existir ante ella, reunidas en los Estados de Bolivar, Boyacá, Cau- <:a, Cundinamarca, Magdalena y Santander .• Comparando luégo los actos ejecutados, divide las contituciones vigentes en cuatro grupos, a saber «constituciones netamellte conservadoras por su carácter reglamentario y su tendencia a dar a la autoridad la mayor fuerza posible y a centralizarla y ponerla fuéra del alcance del sufragio democrático;> «Constituciones netamente radicales .... que tendian aa simplificación de todo, a disminuir en la posible la acción del Gobierno, reemplazár:dola con la libre iniciativa individual (la que resultó ser utópico), extendiendo el sufragio todavla más, y dando a todas las cosas un carácter democrático ~xcesivo .... > Las otras dos son mezcla de conservatismo y liberalismo. El Estado de Santander de reciente creaciÓn iba a ser el campo de experimentaciones pollticas, en el cual hablan de probarse la vitalidad de las instituciones liberales y el acierto de los gólgotas como gobernantes. Su primer pre:;idente fue Murillo; «llegó allá radiante de gloria y de popularidad,> según palabras del Dr. Ospina. y a los cuatro meses regresó al .Congreso algún tanto cabizbajo y despechE'.do.> En cartas del mismo Dr. Ospina al General Herrán fechadas el 10 de febrero y el 25 de junio de 1858, dice la siguiente, refiriéndose al Estado de Santander, gobernado entonces por Murillo: .En el Estado de Santander va subiendo de punto la anarquía y haciéndose más ridiculo y más odioso el radicalismo. Una partida de cien hombres armados pasó de Chiná- - 214cota y Oiba a Charalá, cogió y afusiló a Federico Galvis, célebre Jefe liberal, que a la cabeza de una gran partida de facinerosos habla estado cometiendo impunemente grandes excesos. Cuadrillas de ladrones formadas de los reos indultados (por el Gobierno de Murillo) ttenen consternados a los propietarios. Una de ellas pasó a Santana, cerca de Moniquirá, en ;territorio de Boyacá, saqueó dos casas y asaltó la tercera, pero el dueño, que habfa tenido noticia :del proyecto ocultándose en ella con gente armada, afusiló 6 o 7.• -En Santander se están haciendo las elecciones para la Legislatura del Estado; y los radicales que dominan a1lf, están haciendo las picardías acostumbradas. La masa de la población y los propietarios, que se han vuelto conservadore9, están acordes contra el radicalismo, pero disienten en un punto capital, a saber, si aguantan o no la nueva Legic;latura radical que salga de los fraudes :eleccionarios que se están cometiendo· ... Ya conocemos el espfritu progresista y demoledor que Murillo Toro llevó al Estado de Santander. Conforme con sus prinCipios jurídicos, abrió las puertas de las cárceles y de los presidios, y dió libertad a los criminales, poniendo de esta suerte la sociedad, única responsable según sus peregrinas teorías, en manos de los ladrones y de los asesinos. Se repitió el caso de colocdr al frente de los pueblos en calidad. de alcaldes, a los mayores criminales, y mientras estos y sus compañeros de prisión se organizaban y rfCOrrfan los pueblos, las aldeas y los campos, saqueando las casas y cometiendo toda clase de infamias; el Gobierno del Estado cOQtem- - 215 - plaba sereno los desahogos anárquicos, sonrefa complaciente al ver los retozos alegres de la democracia liberal. AsI fue que el año de 1859, cuando Murillo abandonó la Presidencia ca causa de la ruina casi absoluta de su salud, estalló la rebelión,» corno afirman Vergara y Gaitán, y con ellos los autores de historia patria. Eogañ08u prote8ta8-Como ven los lectores, aquellos pueblos altivos y morigerados de Santander se velan en el horrible dilema, a de oerecer poco a poco y perder todos sus bienes, asesinados y robados por el Gobierno y sus l~uadri1las armadas, a de levantarse en armas a fin de defender sus legitimas derechos conculcados, e ir en busca de una muerte gloriosa en los campos de batalla. La desesperación los hizo optar por la segundo. Murillo que habla puesto la tea incendiaria y se habla dedicado durante los años de su gobierno a soplar sobre las llamas; se retiró entonces a llorar sobre las ruinas. Queda aparecer y apareció ante el pueblo, como el apóstol de la paz: escribió artículos lacrimosos e hizo mil demostraciones de lástima por la suerte de aquellos pueblos desgraciados que se estaban degollando sin piedad. Pero esto no le impedía seguir proporcionando armas a los liberales para que convirtieran el Norte de la Repùblica en una carnicerla de conservadores. ¡Qué grandes soñadore8 100 los gólgotasl-Pero sus sueños se parecen mucho a los que perturbaban el alma de Nerón, cuando presenciaba las sangrientas escenas en el circo. -216- El doctor Ospina presidente _Ell.o de Abril de 1857 acogió el pais tres candidaturas: Mosquera, Murillo y Ospina. Se trataba de una elección popular que dio el triunfo al último.Ni la elección ni los discursos del Presidente del Senado, doctor Fernández Madrid y. del nuevo Mandatario merecen censura al autor del libro; pero el hecho de haber elegido a tres ilustres conservádores para los ministerios, si contraria sus anhelos. Esos tres hombres notables fueron: Sanclemente, Juan Antonio Pardo y Joaquín Yalencia, a quien poco después sustituyó don Ignacio Gutiérrez Vergara. Dice luégo el autor que cel Sr. Mallarino acababa de gobernar con gabinete mixto, sentando desde entonces el principio que, opacado por algún tiempo, ha venido, por fortuna, a figurar entre las obligaciones tácitas, entre las conquistas aceptadas, de nuestros gobernantes recientes.cEl señor Ospina rompía con el precedente dejado por su antecesor. Iniciaba un gobierno de partido. Adoptaba la teoría del Spoils system, todo para los suyos, proclamado en Norte América por Jakson .... Estos liberales son una delicia cuando es criben, y lo peor del caso es que algunos ignorantes tragan el anzuelo. Los gólgotas modernos dicen que ellos desaprueban los actos de salvajismo de aquellos tiempos de luz, y no obstante resuenan todavía las frases de dos de sus más valientes Generales que decían: -hay que exportar a los curas y a los fraile~ como cacao y café-, -mientras un solo JesuJ- - 217ta respire el aire colombiano, el águila de la libertad no podrá remontar el vuelo- y otras lindezas por el estilo, en los Congresos, arengas, periódicos y conferencias .. No son remotas las zambras elecclonarias con su cortejo de atropellos liberales; desde los asesinatos de Caldas y Saboyá, hasta las inyecciones dentales de las senoritas y damas de Susa en el noble cuerpo del gallardo General Urdaneta. Ya queda corregido la de las hembras rojas. Çon los mismos gastados argumentos saldrán ahora los liberales y republicanos, respecto a la cuestión presente; desacreditando las prácticas de sus mayores y asegurando que ellos obrarfan muy de otra manera. Entremos en materia. -En la administración del General López, dice ci Gmeral Posada Gutiérrez en sus 'Memarias,' y todavfa bajo la sombra del a guzado puñal del 7 de Marzo, se proclamó por el Sobera.'1o este principio: que el primer Magistrado debe 'gobernar con su partido y para su partido.' Este canon fue impuesto al Gobierno con los rasgos de intolerancia de que antes he hab lado .... Este hecho escandaloso a ;ue se refiere Posada está consignado en los textos de Historia Patria . •EI 1.0 de Abril de 1849, escribe Dña. Soledad Acosta de S., el General López tomó 1'1s riendas del Gobierno, y haciendo alarde de imparcialidad empezó por nombrar a un notable conservador como Ministro de la Cartera de Relaciones Exteriores. Pero no bien supieron esto los caudillos del partido liberal cuando obligaron al Presidente a que Ï1;roga- -218ra un ultraje al General José Acebedo, ob/Jgándole a que renunciase el puesto .• Conocido el caso y puesta la verdad en su punto, oigamos cómo discurre el ingenuo y verídico Posada en sus Memorias. cEl sistema de dar participación en el poder a hombres escogidos de la minoría o del partido adversario vencido, se apoya en notables e¡emplos que ofrece nuestra historia, pero caSI privativamente la de las administraciones conservadoras.> Cita luégo en apoyó de esta aseveración, muchos ejemplos, y como excepción del exclusivismo (¡beral, el nombramiento de ministro con que el General Tomás He'rrera, liberal gólgota, honró a On. Pastor Ospina, conservador de altos merecimientos. La tolerancIa y la magnanimidad en la cuestión presente, como en todas las demás, ha sido patrimonio del partido Conservador en Colombia, y los Gobiernos mixtos, conquistas practicadas por los católicos cUllndo han llegado al poder, y aceptadas por los liberales siempre que han estado en -minoría y han carecido de la fuerza. Las cualidades que nadie puede negar a los liberales de todos los matices, son, la de oprimir al adversario reducirlo a la impotencia cuando suben a poder, y la de buscar la manera de introducirse poco a poco en d Gobierno cuando están vencidos. En prueba de este aserto pudiéramos multiplicar los ejemplos hasta el cansancio, pero huelgan estos cuando los colombianos tknen ya tan conocidas las farsas liberales, y :ailt'n que sólo en las legislaturas en que hétn pr~valecido las mayorías conservadoras, lOS a-I'versados han tenido voz y voto. Durante tH lOs r -219.treinta años de la Regeneración se ha tratado a los liberales como a niños mimados, se les ha dado toda clase de garantías, se hacornp~rti do con ellos el Gobierno de la República;'y ellos aun vencidos, no han dejado la mezquindad de sus máximas de exclusivismo sectario; por eso, cuando pueden ellos apoderarse de la mayoría y de la minoría, se mofan sin piedad del adversario; por eso al ocupar un Ministerio, una alcaldía o cualquier puesto en el Gobierno, no es mro que arrojen a los conservadores y los sustituyan con liberales convencidos. El Dr. Ospina creyó prudente, en aquellas circunstancias, seguir el sistema de sus adversarios en la formación del Gabinete, y los liberales le hicieron la guerra y cubrieron de 'luto los hogares y de cadáveres la Patria. Siempre los mismos Al leer la historia de aquellos tiempos y compararla con lo que hoy sucede, advertimos que los dos partidos, el Conservador y el Liberal, no varIan en su modo de ser; es la lucha de la paloma con la serpiente, cándido el primero y astuto el segundo. Hoy tenemos Gobierno Conservador, netamente catÓlico; callo lo que en justicia pudiera decir de él, porque no se me tache de adulador o de parcial-y sin embargo no faltan copa¡tidarios que lo abandonan y hasta le hacen la guerra; mientras todas las frélcciones liberales se unen para minarlo y procurar su ruina. Si IQs católicos no saben pQner fin a esas J:encillas, que en el campo de' fdeas seCundarias los div~den, si a ~iempôp() se ~gÎ'UP~5 a -220fin de traba/'ar unidos por el sostenimiento de ese poder egftimamente conquistado para la salvacfón de la Patrlá; los liberales .sabrán unirlds bajo el mismo yugo, en las mismas cárceles y con las mismas cadenas. Débil es mi voz para dejarse oír entre el tumulto de la política; tal vez muchos al pasar sus miradas protectoras por sobre estas lineas, sonrían desdeñosos. AsI sonrieron los católicos franceses cuando' leyeron los escritos de quienes tos ~cotividaban a la unión, y hoy lloran juntos sobre los mismos escombros y en vano se esfuerzan por recobrar la libertad perdida. Todos debemos pedir al Sdo. Corazón de Jesús que úna los corázones de los católicos, que les haga ver los peligros de la discordi~ y que los enseñe a amar,' a olvidar y a perdonar. Oposic16asectaria-Cuando el Dr,Ospina subió a la presidencia por el camino de la legalidad, abierto con el sufragio libre, y sin fa Intervención de los pufIales democráticos del '7 de Marzo; MurllIo supo contener su despecho y disih1ular el odio, mientras organizaba la oposición y se _ desarrollaban 108 aC1>ntecimientos de santander. los cuales habíln de suministrarle àrma~ poderosas para intimidar al Mandatario Conservador. Al cabo de un año aparecietOn en el e Tiempo- los primeros 'brotes de aquel odio implacable; se acusó al Presidente de tiranía partidarista por la Ley de Elecciones, de haber reclutado por la fnerza, de gastos hechos en vestuario para el ejército y en elementos de guerra. Todo esto asegura et articulista que fo ha becho por Infundados temores de que - 221 - los liberales es imposible le van a hacer la guerra, lo c~al por ser tan virtuosos y entendidos el Oeneral Mosquera y sus amigos. Concluye el largo párrafo con esta contradicción tan propia de los liberales: ~ ¿No serán todas estas causas más que suficientes para jus tificar no solamente la oposición sino aun las serias resistencias que los ciudadanos -empiezan a hacer a tamaños atentados? Las resistencias de los ciudadanos son bien conocidas. Masquera el virtuoso y sus inteligentes amigos preparaban en toda la República la revolución a fin de derrocar al Gobierno Conservador, apoyaban a los revolucior.arios liberales de Bolívar y se organizaban en todas partes; Murillo enviaba auxilios a sus copartidarios de Santander con el objeto de prepararlos para la lucha general y sostenía el espíritu rebelde con escritos de carácter anarquista. Por eso la historia señala a Mosquera y a Murillo coma autùres de la inicua guerra del 60. Los enormes atentados del Dr. Ospina se redujeron a proponer la Ley de elecciones, con la cual se ponía fin a los atropellos, matanzas y fraudes de los liberales; a formar ei~rcito dotado de vestuario y armas para defenderse de los revolucionarios, y a procurar, por medios legales, neutralizar la influencia de Masquera en los Estados de Bolívar r Santander. Pero esto irritaba a los enemi¡OS del Gobierno, como les irrita hoy toda medida legal tendiente a la defensa del orden J de la justicia; preferirían ver a los mandatarios conservadores inermes, cruzados de brazos y recibiendo sus tiros, sin defeaderse, .In exhalar una queja. ¡Qué teorías tan cómo- -222dasl La oposición exigfa· del Gobierno la inercia y 1a cOnfianza absoluta en los virtuosos e intd/gentes adversarios, no pedía más, porque t!sto le ba~taba para sacrificarlo, como en efecto lo hizo poco después. Hoy, consumados ya los hechos, despues de aquella revolución Dlvaje, que puso la República en manos r'e quienes la anarquizaron y la redujeron a la ruina, creemos que, si alguna falta hubo en el Dr. Ospina, fue la de no haber reprimido a tiempo a esos virtuosos revolucionarios, la de no haber descargado a tiempo la espada de la justicia sobre aquellos profesionales del desorden. ' panegirista de Murillo tiene criterio gólgota y por eso confunde a cada paso la virtud con el vicio y las sombras con la luz; por eso nos vemos precisades a rectificar muchas ideas, con el sólo objeto de que no se engañen los lectores inexpertos. Acabamos de ver cómo llama virtuosos a Mosquera y a sus copartidarios, veamos lo que de ellos dicen, con mucha exactitud y juicio, los hermanos Cuervos: -Con una volubilidad pasmosa (MosQuera) ha presentado en la historia del pais dos papeles diametralmente opuestos: en 1843 llega al poder por el camino de la Constitución, apoyado por un partido que sólo aspira a la paz y al progreso; casi todos sus amigos Ion hombres de ideas fijas que vienen trabajando por aliar la libertad con el orden V el engrandecimiento de la Patria con la felicidad y mejora individual; mientras que el año de ·1861, en la segunda manera, como se diría de "ltJT11fntor,' se-arrog6.a punta ·de· bmza un·poder omnímodo holtando toda ley divina y huLiberales 1Il1lltres-EI - 223mana, y en la atmósfera revolucionaria que lo circunda. sus nuevos partidarios, enemigos la víspera, llenos de odio y ambición, leios de contrariar sus instintos dañinos y obligarlo a seguir por la senda del honor, sus humildes turibularios que lo desvanecen con sus sahumerios hasta conveltirlo en un despreciable tiranuelo ... _~ Después de oponer las virtudes de Mosquera a los atentados de Ospina, presenta el teólogo de cEl Espectador~ al General Eustor~io Salgar con los caracteres más nobles y simpáticos, haciéndolo aparecer como la antítesis del Presidente de la R~pública en los asuntos de Santander: magnánimo, leal, noble, desinteresado, pacifista y franco Eustorgio; y solapado, agresivo, revolucionario y poco digno On. Mariano. ¡Esto sí q'Je se llama mirar las cosas y las personas a través de lentes de feria! Como un gran elogio tributado a Santos Gutiérrez, cita las palabras de On. Aquilea Parra, el cual lo llamó e el Garibaldi colombiano.~ Bien le cuadra el nombre, pues nadie ignora las infamiai cometidas por el revolucionario de Italia; y esto pru~ba además cuáles son las glorias que los liberales reclaman para sus grandes hombres. Queremo~; ser justos. Los historiadores reconocen que el General Eustorgio Salgar gobernó la República con bastante acierto y equidad, aun cuando no pudo resistir a la fuerza de los principios liberales, que lo llevaron desgraciadamente a contrariar las creencias de la mayorla, cuando propuso la secularización de la enseñanza. Pero Eustorgio Salgar d&lrante lo~ disturbios de Santander mereció - 2Mel título, ilustre para los liberales, de .•Atila colombiano." A fin de probar esta afirmación quiero publicar un episodio de su vida' militar; la batalla de Bucaramanga. Lo que voy a poner ante l<1sojos de los lectores se halla en los documentos coleccionados por el General Posada Gut~rez, y lleva el sello de la verdad, por haper sido escritos tales documentos por testigos presenciales. Después de leidas tan horribles tragedias, júzguese de la severidad de nuestros juicios .. Carnicería del Oeneral Salrar en Buceramanga- Con este tCtulo pone el citado autor los hechos que tuvi,eron lugar en Bucaramanga el 26 de agosto. La columna conservadora recién llegada de Pamplona ocupó la ciudad; venIa de Comandante principal de ella Luis Ruiz, y de segudo y Jefe de Estado Mayor Daniel Obando. Estos; creyendo desacertada¡¡¡ente que el Presidente Salgar no se moveria tan pronto del Socorro, por no tener organizadas sus fuerzas, acamparon con el mayor descuido en Bucaramanga, ciudad abierta. y de fácil circunvalación. Entretenidos y entregados al descanso se hallaban los dos jefes, dispersos los soldados y oficiales buscando recursos 'en los alrededores de la población, cuando fueron sorprendidos por el enemigo, inmensamente superior en fuerzas y en elementos bélicos. cCerca de las tres de la tarde se hizo notar la llegada del enemigo a la ciudad por una partida de a caballo q'ue entró a galope tendido y lanza en mano por toda la calle del comercio abajo; acometiendo sin piedad a euantas hl.1tn.anidadesencontraron al paso, ¡Ialta llegar a la esquina de la plaza ea que, el - 225 Comandante Ruiz y tres o cuatro oficiales más les opusieron alguna resistencia, en virtud de laeual retrocedió precipidamente la partida de a caballo." -Pasados algunos momentos sin que pudieran organizarse las pocas fuerzas que habla, como he dicho, en la ciudad se presentó toda la infanterla del Presidente Salgar por la misma calle por donde habla entrado la partida de a caballo; y en este caso, el jefe de Estado Mayor, Obando, rtodo aturdido en pena de su descuido, se unió a la primera partida que se le presentó, y salió en vergonzosa fuga fuéra de la ciudad; lo mismo hizo a pocos momentos el Comandante principal Ruiz. Sólo quedaron en la casa municipal el capitán Alejo Pérez de Ocaña y algunos otros oficiales con unos pocos soldados, y en la torre los capitanes Juan Obando, Celedonio Ramlrez y algunos otrus oficiales y soldados ••. -Aquellos y estos resistieron cuanto era posible; haclan salidas a la plaza y cal1es contiguas, consiguiendo por algunos momentos, rechazar al enemigo varias veces, hasta que circunvalando éste completamente la plaza, se replegaron los unos a la casa municipal Y los otros a la iglesia .•• -Entonces comenzó el enemigo con muchlsimo calor la horrorosa matanza con todo el que se rindió o presentó débil o indefenso; será un fenómeno contar que se escapara o se sustrajera a la muerte alguno, que no perteneciendo a la gente del Presidente Salgar, estuviera en la plaza o calles de la ciudad en aquellos crueles momentos." -De loa que se replegaron a la C8!8 muni- -226cipal, emprenaieron luna salida desesperad'a el capitán Alejo Pérez y. otros oficiales a la cabeza de unos pocos soldados que los acompr;¡aban. Estos valientes salvaron tapias por el interior de la casa lmunicipal, y habiendo encontrado ocupada por el enemigo la casa por donde emprendieron su salida a la calle~ se cerraron en columna, y espada en mano y bayoneta calada, se abrieron paso muchos, dejando atónitos a los numerosos enemigos que ocupaban la casa y calles por donde pasaron._ «Como dije antes el enemigo entró matando, y :continuó con mayor e incalificable crueldad cuando iba desapareciendo o desapareció del todo la actitud defensiva de los conservadores; así es que los muertos fueron muchos, matando por orden del Señor Salgar y al sabor de sus teniete::;, a cuantos se sospechaba que eran "sus enemigos, para que tan insólita revindicación de sangre fuera abundanie y lujosa.cPor todas las calles por donde. se combatió, habla sangre cubriendo gran parte de las paredes por el pie, cuya mancha duró por muchos dfas; se velan esa tarde del 26 de a~osto, acá y allá, por las calles, muchos fragmentos de cuerpos humanos que luégo recogieron y hacinaron en el solar de la casa municipal, eIt donde aparecieron a la maftana siguiente. Esos fragmentos eran cabezas; brazos piernas, etc.. cToda la mañana del dIa 'J:1 de agosto se Jintieron con algunoS intervalos descargas de fusil en el interior de la casa municipal, .1 .como a eso de la dje~ vieron varias pers'onâs múltitud dé cadAVem o fràgliÍentólf' en -'mel solar de dicha casa y en uno de los co-rredores notaron seis o siete cadáveres colOcados en Iinea, uno de los cuales tenia la cabez~ -al lado en prueba de haber muerto al filo del machete. Como las detonaciones siguieron por el resto del dia, claro es que continuaron la matanza con todos los que iban cogiendo en)a ciudad o en los campos vecinos.cTodos estos cadáveres o sus restos separados se amontonaron en un grande hoyo formado de antemano en el solar de la casa municipal, sacando tierra para construir las -paredes de ésta.t Horribles pormenores «Ahora es preciso detenerse en referir algunos hechos particularmente crueles, de )05 muchos de esta especie ocurridos en aquel dia aciago; fijándose en ellos es como se conoce el carácter de los verdugos.cEn el solar de la casa por donde se salió Alejo Pérez, se rezagó un hombre de edad, simple soldado, vestido de ruana. Sorprendido ail! por un oficial y varios soldados enemjgo~, rodeado de bayonetas amenazantes, se arrodilló frente al olic ¡al, tomó en las manos UI1 rosario llamado de cuentas de San Pedro, propio de gentes humildes, las cuales hacia correr con los dedos, y en ademán suplicante y temblando, pedia perdón y el rescate de su vida. No obstante tanta humildad, tan conmovedora actitud de aquel infeliz, ya iban a acometer los soldados con SUi bayonetas; pero a ese tiempo exclaltlaron sellot8a y criadas de la casa contra aquel acte· -228de barbarie sin ejemplo, y con este motivo dijo el oficial a los soldados: 'No lo matemos delante de estas mujeres, sáquenlo a la calle' y alU se vedficó.» -Por la noche, como a las siete de ella, entró al solar de la misma casa un tal José Gómez Bustamante, natural de San Gil, cobarde y corrompido, seguido de otro hombre tan feroz como él, y encontrando a un individuo de los conservadores que se descolgaba en aquellos momentos por los tejados, 10 sacaron inmediatamente a la calle, y al volver la esquina le descargaron un fusil y quedó herido. Más· adelante se encontró con uno de los soldados que hablan hecho prisionero los conservadores e incorporado en sus filas, pasado por consiguiente a los suyos en aquella tarde, al ejemplo de sus jefes, cargó a machete sobre aquel deSgraciado. ' a quien despedazó bárbaramente. El que rindió asl su vida era Raimundo Landazávàr, natural de Pamplona, joven de diez y ocho a veinte allos, alumno del Seminario del Sr. Obispo Nlilo; era la primera vez que tomaba armai y se habla enrolado a la columna desde Pamplona.» . cJuan Obando, joven de la misma edad que Landazávar, natural de Bogotá, entusiasta por su causa, valiente y de buen humor, oficial del ejército se encontraba entre los que resistieron atrii1cherados en iglesia; allí se ocultó al fin· en el punto más secreto q1le encontró, y cuando el templo fue regisÜ'lldo por los ,enemigos, que sacaron Y mataron a pocos pasos de la portada a lOI allf ~ncontraron; Juan kObando cayó ea manos de Antonio Oro~co,. natural de Carta- na ,,00 -229- gena que figuraba como coronel en las filas del Presidente Salgar. Orozco conmovido por la triste condición. del joven, a quien COMela y con cuya familia tenia relaciones, se promete salvar a Obando y asi se lo dice a éste; parten en efecto en esa esperanza, vana por cierto, y al tocar en la esquina de la plaza, por donde se toma a la calle del Comercio, como a eso de las seis de la tarde, ya más oscuro que claro, se ¡encuentran con Presidente Salga¡. todavía a caballo. Este pregunta a Orozco quién es su compañero, y habiéndole contestado que era el joven Juan Obando a quien deseaba salvar de las garras de los asesinos, prorrumpe Salgar en amenazas contra el joven y le descarga un golpe· de machete. con el que, por la oportuna interposición de Orozco apenas le causó' una herida superficial cerca de una oreja-. ~Por lo pronto Orozco salvó a Obando y la asiló en la casa del Sr. Gabriel Cáceres, holandés de nacimiento, decidido liberal en este pals, quien temiendo que Obando fuera extraido de su casa, porque la habian visto entrar en ella, pregunta a Orozco si puede trasladar al joven a otro lugar secreto para evitar que caiga en manos de los asesinos; Orozco contesta al punta que no, parque el Presidente la había visto con Obando, y en el caso de no parecer este, se le hacia responsable a él en momentos muy criticos .• e Serian como las ocho de la noche, cuando una partida de gente armada se present. en casa del Sr. Cáceres, que la partida allana a sus anchas, con- grave perjuicio de 101 intereses del dueño, que en breve son robados; saca a Obando y con crueles vej'meaes -230e hiriéndolo con espadas y bayonetas, lo conducen en dirección a la cua municipal, y antes de lIe~ar a ésta, su cuerpo cae a tierra y es r~ducJ(to a pedazos.» cAntonio Daza, joven agricultor, de costumbres senciUas, cándido y valiente como todos. los de su raza, natural de Mutiscua, se agregó a la columna conservadora a su paso por este lugar. Dicho joven qne se hallaba en la partida que resistió en la casa municipal, se escapó por los techos en la tarde del 26 y por la noche bajó a1 solar de una casa contigua, se introdujo en un horno de amasar, y haciendo como pudo, un hoyo en el fondo, se ocultó de tal modo que apenas se descubria algo del pelo; alll fue encontrado el dia 27 como a las nueve de la mañana por una de las rondas que entró a aquella casa; se le saca con insultos y vejâmenes, y yendo por la calle, frente a la casa de la señora Ismenia Ordóñez tra taron de asesinarlo; pero él imploró la protección del Sr. Hermógenes Ordóftez, Iiberal~ que acababa de llegar de Piedecuesta y estaba a la sazón parado a la puerta de la casa de la señora citada. Este reconoce a Daza y exclama que no se le asesine; por lopronto es atendido aquél y éste escapa de aquella primera intentona, y observa a su protector, 'que si lo a~andona a esos señores ¡Ellos lo mataránl' No, responde Ordóñez, no será asl; yo voy ahora mismo a hablar con el Dr. Salgar, y me prometo que él impide la muerte de Ud. '. cSin pérdida de tiempo se dirige Ordóñez a donde el General Salgar, le refiere lo que queda expuesto e implora el influjo de su autoridad para lU protegido; y 1 cosa rar. - 231 - ysoi'prendentelel Sr. Salgar contesta ene.tos O semejantes términos: 'qué quiere Ud. que hagamos nosotros, esa gente está furiosa, y si nos oponemos a sus propósitos, seTemos también vlctimas'. Esta salida hipócrita es incompatible con el influjo de Salgar entre sus conmilitones, y sólo es congruente con el carácter cruel y sanguinario que en la tarde antes, y en útras veces habla mostrado. Hay ciertos temperamentos frlos, ciertos corazones concentrados y predispuestos, a quienes pocas escenas les basta para volverse carniceros, o por 10 menos indolentes con la matanza de sus semejantes, y si no la sugieren, se rien interiormente de ella y no la detienen por más que esté en sus manos el hacerlo. El hecho es que Daza muere degollado cerca de la ca3a mnnicipal, antes del regreso de Ordóñezj no se dio tampoco lugar a protección .• El decreto de Salgar «Al segundo o tercer dCa de tan horrorosa matanza expidió el Presidente Salgar un decreto que hizo publicar con solemnidad marcial, en el cual se declaraba cómplices y auxiliares de los desgraciados, y sujetos a la misma responsabilidad que éstos, a los que los ocultaran y no los presentaran a la autoridad, o no los denunciaran. Como la responsabilidad era bien conocida, se atemorizaron muchos pusilánimes con aquella intimación, y los que tenlan espíritu sensible y cristiano, manifestaron à los refugiados la situaciónen que se encontraban y les ayudaron a ponerse en salvo, o les dieron tiempo -de espiar la hora en que pudieran salir sin -ser --232 vistos; pero hubo algunas almas cobardes que se manejaron con inaudita indolencia, entregando a los verdugos a los ~etehfait 'en sa casa. De varios pasajes a este respt'cto, voy a referir uno de cuya certeza hay seguridad .• cUn tal Mogollón, natural del. departamento de Pamplona, oficial de los vencidos, fue atravesado de una bala en las caderas; quedó pues, incapacitado para moverse; pero corno cayó en el zaguán de la casa de la sellora Mercedes Bretón, liberal con toda su famia, ella la introdujo a su casa y la ocultó en la confianza de que alU no hubiera rondas. o de que éstas no serian muy severas, por figurar dos de sus hijos corno oficiales de -la fuerza del General Salgar, porque era hermana del alcalde de Bucaramanga y suegra de Jacinto Hernández, muerto, meses antes, en el combate de 'Las Palmas' y hombre de antecedentes para Salgar y los suyos. Pues bien, apenas fue publicado el memorable decreto citado, a los tres o cuatro dfas del combate, el Sr. JOSé Ignacio Rodrfguez, hijo de la señora Bretón y tmo de los oficiales de Salgar o .por la menos, su compañero suelto, dice a la madre; es necesario entregar al oficial herido que está en ('asa; la compasiva señora se opone y exclama que aquello no debe hacerse, forque era ,fèseguro ,que la ma. taban; pero e Sr. Rodnguez insiste, pinta con palidez los riesgos. que ellos corren si no hace lo que él propone, y sin aguardar a otras observaciones, parte a avisar que en !lU casa estaba un hombre gravemente herido .• -Pocos instantes habian pasado después de la conversación entre el Sr. Rodriguez y la madre, cuando compareció en la casa una -233partida de hidrófobos preguntand.o por el oficial alU asilado. La infeliz señora, mustia y aturdida, no responde nada; pero los soldados pronto dan con el herido Mo¡ollón, a quien sacan arrastrando, porque no podía caminar, para la casa municipal. No bien llegaron a aquel horroroso local, depósito de tanta sangre, el infeliz Mogollón es despedazado como sus demás compañeros .• cCosa rara, insólita por cierto, es que haya quien se resuelva a matar fuéra de combate a un hombre que va a permanecer inofensivo por mucho ttempo, quizá por siempre; porque el desgraciado Mogollón, alentado de la fatal herida que habla recibido el día 26 de agosto, en mucho tiempo no habría podido caminar, y lográndolo, sería con muchísimas dificultades. Sea dicho en honor del Sr. Rodríguez que al avisar que Mo~ollón estaba en su casa, se prometía que él podria Iibrarlo de la muerte, ya porque lo presentaba ~ravemente herido, ya porque asi se lo prometía de su influjo con los vencedores, mucho mái~ pasados cuatro dias del combate .• En la. çaatro eatrep. anterlorcs le trataroa 101 Ilplcntes puntos: Canción fúnebre: idlllOl de libertad: haz de recuerdos: los dos compadres: hombre de honor y de carácter: derecho torcido: acción civilizadora del clero y de las órdenes religiosas: 105 bie.nes de manos muertas en poder de menos vivas: ensenanza atea. La Iglesia liebre en el Estado galgo. Libertades tirár:icas. Nieto Caballero está enfermo. El dogma y la diplomacia. San Pedro y el Pontificado. Murillo en el combate. Demoledor Y'sold;¡do .. 'Hiere, pero escucha. Adminittración Ospina . •.. ;n las entregas siguientes se tratarán temas todavia más interesantes: \a cuestión religiosa en los cerebros rojos: las matanzas y asesinatos de \a «rica veta gólgota": la pena de muerte: las libertades. absolutas de pensamienlo, de palabra, de prensa y de tiranía y olras materias muy apetitosas .... Con datos inéditos tomados de los documentos de Posada Gutiérrez para el tercer tomo de sus Memorias; y de la obra inédita de D. Juan P. Restrepo, e La persecución religiosa en Antioquia en 1878". Valor de cada ejemplar $ 0.05. e de la docena e 0.50.