EL TRABAJO INFANTIL SIGUE SIENDO UN TEMA PENDIENTE PARA ARGENTINA Y AMERICA LATINA . La Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CONAETI) considera trabajo infantil a “toda actividad o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niños y niñas que no tienen la edad mínima de admisión al trabajo, o que no han finalizado la escolaridad obligatoria”. En Argentina, la ley 26.390 prohíbe que trabajen los menores de 16 años. En abril de 2013 se promulgó además otra ley, la 26.847, que penaliza con prisión de uno a cuatro años la utilización de mano de obra infantil. Con esta nueva norma, por primera vez el trabajo infantil quedó tipificado como delito y puede ser castigado con la cárcel. El impacto del fenómeno varía según la edad: entre los chicos de 5 a 13 años afecta al 8,11%, pero entre los adolescentes de 14 a 17 el porcentaje asciende al 28,03%. Ellos duplican las tasas de ausentismo y repetición de sus compañeros que no trabajan. Una de las mayores dificultades para erradicarlo es que el trabajo infantil suele ser “invisible”, se naturaliza, se vuelve cotidiano, sin embargo, los casos altamente visibles, como la venta ambulante, el cuidado de autos o la recolección de cartones, forman parte del paisaje cotidiano y gran parte de la población nos hemos habituado a convivir con estas situaciones, a tal punto de considerarlas normales y de no registrarlas. Sin lugar a dudas el trabajo infantil aleja a los niños de sus derechos más básicos como son la educación, a la salud, la recreación y el juego. Los más afectados siempre son los chicos de hogares pobres y en situación de vulnerabilidad, ya que la principal causa del trabajo infantil es la económica, es decir, cuando los adultos no tienen un trabajo digno o ni siquiera tienen un empleo, los chicos salen a conseguir el ingreso necesario para sus familias. En este sentido es la escuela la que puede desarrollar un rol fundamental en la detección y acompañamiento del problema, esta tarea supone el contacto con la familia para conocer sus necesidades, con un servicio médico para que controle la salud del niño y con trabajadores sociales. Los especialistas recomiendan que, cuando docentes o directivos advierten un caso de trabajo infantil, se acerquen a los organismos locales de protección de la niñez. Y subrayan que en ningún caso se debe culpabilizar a los padres, sino articular esfuerzos para que el problema se haga visible y los chicos puedan ejercer los derechos que el trabajo les arranca. En el caso de los jóvenes, la vulnerabilidad laboral se refleja en cifras como la informada por LA NACION, según las cuales mientras que el 46,8% del total de ocupados del país está en la informalidad, entre quienes tienen de 15 a 24 años el porcentaje se eleva al 61,6 por ciento. También el desempleo es bastante mayor. En el promedio de la región, la tasa juvenil es tres veces la del desempleo general. En el caso de la Argentina, según datos consignados en un informe de la OIT, cuatro de cada diez desocupados son jóvenes. 1 Según un informe del Ieral elaborado sobre la base de datos del Indec de 2013, en la Argentina hay un 52% de la población de entre 18 y 24 años que tiene algún problema laboral. Ya sea porque no estudian, no trabajan ni se proponen hacerlo, porque buscan empleo pero no consiguen o porque si bien logran insertarse están en puestos precarios y sin acceso a los derechos de la seguridad social. Nuevas Estrategias En el marco de la 18.a Reunión Regional Americana de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que se realizó entre el 13 y 16 de Octubre en Lima, Perú, un grupo de 25 países de América Latina y el Caribe anunciaron el lanzamiento de una iniciativa regional para acelerar los esfuerzos de lucha contra el trabajo infantil, y alcanzar la meta de lograr su erradicación total para el año 2020. Estas medidas surgen como reflejo de la preocupación regional de que en los últimos años se frenaron las mejoras que se venían dando en materia de reducción del trabajo infantil. Según afirmaron los coordinadores en la región del programa de eliminación del trabajo infantil, se estima que en la región la tasa de chicos que trabajan es de 12,5%, con 168 millones de casos. La situación es algo más aliviada en los países del cono sur de los que hay datos (la Argentina, Brasil y Paraguay), donde el índice es de 5,5 por ciento. Estas iniciativas tienen como objetivo acelerar las acciones de prevención y erradicación del trabajo infantil, así como el fortalecimiento de los mecanismos de acción e identificación de esta práctica. “La persistencia del trabajo infantil, especialmente en sus peores formas, es un factor que profundiza la inequidad social”, agudiza la desigualdad y profundiza la vulnerabilidad social y económica, dice la declaración suscrita en Lima. Fuentes: http://www.clarin.com/sociedad/Trabajo-infantil-factor-abandono-escolar_0_970703012.html http://www.lanacion.com.ar/1735867-revisan-estrategias-para-reducir-el-trabajo-infantil http://www.ilo.org/global/lang--es/index.htm http://www.trabajo.gov.ar/conaeti/ 2