Cátedra de Empresa Familiar TEMA DEL MES Newsletter nº 53 7 de enero de 2010 Filantropía en la empresa familiar. Más allá del beneficio económico Por Josep Tàpies, titular de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE Todo proyecto empresarial que no persiga exclusivamente el enriquecimiento de sus propietarios lleva a cabo una acción social, de un modo u otro. Hoy en día, la mayoría de compañías asume que más allá de conseguir unos resultados económicos tiene un compromiso social con la sociedad donde se integra. La filantropía es, a la vez, un deber, una razón de ser y una fuente de beneficios para la empresa. Este artículo explica estas tres dimensiones de la acción social. La verdadera riqueza del hombre está en el bien que hace al mundo, según una célebre frase que suele atribuirse a Mahoma. Ese bien puede manifestarse en forma de ayuda económica o de inversión de tiempo y recursos: hacer un donativo a una entidad sin ánimo de lucro, querer a los demás y preocuparse por sus necesidades, contribuir a mejorar las condiciones de vida del que tenemos al lado… Todas estas acciones son manifestaciones de lo que conocemos como filantropía. Etimológicamente, filantropía viene del griego y significa amor al ser humano, a la humanidad. La filantropía se concreta en las acciones visibles que cambian para bien la vida de los demás. Al contrario de lo que suele pensarse, la filantropía no sólo puede realizarse a título individual y personal, sino también institucional. El verdadero sentido de todo esto reside en el impacto positivo que estas acciones pueden tener en la vida de los demás, y esta reflexión es válida tanto para personas y familias, como para empresas. Sin embargo, cuando entramos en el ámbito empresarial, hay quien prefiere hablar de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), una denominación que hace hincapié en la inversión social de las empresas más allá de su negocio: en la comunidad de la que forman parte, a nivel ambiental… En realidad, RSC y filantropía pueden considerarse parientes próximos, en tanto que persiguen un objetivo común: ir más allá del mero beneficio económico. Note el lector que estoy hablando de Responsabilidad Social Corporativa, así con mayúsculas. No de marketing social corporativo. 1 Las empresas familiares no viven al margen de esta realidad y son muchas las que desarrollan su labor filantrópica en paralelo a su actividad económica desde hace tiempo1. Muchas empresas familiares y también sus familias propietarias dedican grandes esfuerzos y numerosos recursos a este tipo de actividades. No lo hacen por cuestiones de imagen o de marketing, sino por un acto de generosidad, porque creen firmemente en ello, porque la contribución social forma parte de sus valores y porque están convencidas de que así devuelven a la sociedad parte de lo que ésta les ha dado. Beneficios de la acción social La filantropía es una acción de generosidad y también un acto de convicción, pero no es sólo eso. Es mucho más. La razón de ser de una familia empresaria no se sustenta sólo en la actividad económica. Su principal objetivo es asegurar la continuidad del negocio familiar, y esto no depende sólo de los resultados económicos, sino también de otros aspectos2. Los valores compartidos son la clave de la cohesión familiar y “La acción social permite la cohesión familiar es básica para asegurar la cohesionar a los miembros pervivencia, así que contar con un sistema de de la familia a través de algo valores firme y bien definido es esencial para el que les une e identifica, y futuro de la compañía. favorece la aparición de un sentimiento de orgullo de pertenencia.” Este patrimonio de valores compartidos refuerza el orgullo de pertenencia a la familia, pero no se construye solo, sino que hay que trabajarlo. Y la filantropía es uno de los pilares sobre los que puede sustentarse, puesto que la acción social permite cohesionar a los miembros de la familia a través de algo que les une e identifica, y favorece la aparición de un sentimiento de orgullo de pertenencia. La filantropía permite estar, sentirse y permanecer unidos. Vincularse como familia a un campo de actuación filantrópico tiene una doble ventaja: cohesiona al grupo familiar a la vez que se cumple con el deber de ayudar al prójimo. 1 Para más información sobre este aspecto, se puede consultar el artículo “Hacer el bien”, publicado en el blog “Empresa en familia” de Expansión.com el 21 de septiembre de 2009: http://blogs.expansion.com/blogs/web/tapies.html?opcion=1&codPost=55245. 2 Para más información sobre este aspecto, se puede consultar el artículo “Hacer el bien para estar bien”, publicado en el blog “Empresa en familia” de Expansión.com el 29 de septiembre de 2009: http://blogs.expansion.com/blogs/web/tapies.html?opcion=1&codPost=55311. 2 La filantropía no es una opción Si todas las razones que acabamos de ver no le han convencido de la importancia de que su empresa dedique parte de sus recursos a la acción social, hay un último motivo que no deja lugar a dudas: la filantropía es una obligación3. Algunos pensarán que la acción social está reservada a aquellas familias empresarias cuyo nivel de riqueza les permite “La filantropía no pasa dedicar esfuerzos económicos a otros temas. únicamente por los grandes Sin embargo, esto es sólo una excusa para proyectos ni requiere grandes recursos. Cada uno desentenderse de un deber moral. puede llevar a cabo una actividad filantrópica dentro de sus posibilidades.” La filantropía no pasa únicamente por los grandes proyectos, sino que consiste en considerarse como parte de un todo, en ver al resto del mundo como una extensión de nosotros mismos, ya sea como individuos, como familia o como empresa. La filantropía no requiere grandes recursos. Cada uno puede llevar a cabo una actividad filantrópica dentro de sus posibilidades: de tiempo, de capacidades… y no sólo de dinero. Las familias empresarias no deberían quedar al margen de esta obligación porque, de hecho, ningún proyecto empresarial debería desentenderse de esta dimensión. En realidad, cualquier empresa cuya misión no sea exclusivamente el enriquecimiento de sus propietarios es una plasmación de la acción social, porque entiende y asume su responsabilidad con la sociedad; una sociedad que, cada vez más, espera de la empresa un compromiso que va más allá de su obligación de cumplir con unos objetivos económicos. 3 Para más información sobre este aspecto, se puede consultar el artículo “Obligados a hacer el bien”, publicado en el blog “Empresa en familia” de Expansión.com el 5 de octubre de 2009: http://blogs.expansion.com/blogs/web/tapies.html?opcion=1&codPost=55359. 3