Seminario Internacional: "La filantropía; una forma de Participación Ciudadana" La Filantropía como una forma de participación ciudadana: INTRODUCCION: La Corporación Participa en el contexto del proyecto regional RED LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE PARA LA DEMOCRACIA, cuyo objetivo principal es fortalecer los fundamentos del sistema democrático a través de la promoción de habilidades y valores democráticos e incentivos de la participación ciudadana en los procesos de gobernabilidad, realizó el día 25 de Junio del presente año el Seminario "La Filantropía como una forma de Participación Ciudadana" encuentro al que asistieron destacadas personalidades del ámbito nacional e internacional. El objetivo general de este Seminario-Taller fue entregar habilidades y destrezas en organizaciones sin fines de lucro provenientes de Bolivia, Paraguay, Ecuador, Brasil y Perú para llevar a cabo proyectos con base ciudadana, que fomenten la responsabilidad social en distintos componentes de la sociedad civil, especialmente en empresas y personas. La siguiente publicación presenta una recopilación de las ponencias presentadas en dicho Seminario que estuvo dedicado a reflexionar sobre los siguientes temas: a) Filantropía, Participación Ciudadana y Sociedad Civil; b) ¿Cómo promover una cultura de responsabilidad social en el marco de un desarrollo sustentable de América Latina?; c) Desarrollo Sustentable y Filantropía y; d) ¿Qué motiva al sector empresarial a apoyar proyectos de participación ciudadana? Los textos analizan la evolución del concepto de filantropía y su contextualización en el ámbito latinoamericano; presentan los nuevos contenidos del concepto, como es la noción "filantropía transformadora" acuñada por la Fundación Arias. También, se precisa la necesidad de formular políticas en los niveles local, nacional y regional, con el fin de fortalecer la participación ciudadana en el continente. Por último, entre la fortalezas de la sociedad civil, se menciona que ella se convierte en formuladora de políticas en tanto que sus organizaciones interpretan la voz de amplios sectores de la sociedad civil debido al permanente contacto que mantienen entre ellos. En América latina se hace necesario potenciar la consolidación de una ciudadanía capaz de asumir una cuota de responsabilidad social dentro de una perspectiva de sostenibilidad y de un entorno democrático adecuado. Del mismo modo, se requiere fortalecer el capital social de cada sociedad, es decir, posibilitar la realización de acciones coordinadas y estratégicas para el desarrollo mediante la cooperación espontánea, la reciprocidad generalizada -capacidad de configurar redes de intercambio social y productivo- como también, redes horizontales de compromiso cívico facilitadoras para la obtención de la ayuda requerida para la resolución de dilemas de la acción colectiva. Un importante factor que posibilita la responsabilidad social y, por lo tanto, el ejercer la acción filantrópica, es la inversión cívica que permite generar las bases institucionales adecuadas para la promoción del desarrollo de programas de participación ciudadana, a través del fortalececimiento de los valores de una sociedad justa y democrática. Otro argumento destacado es que la disminución del rol del Estado en las democracia modernas limita enormemente su capacidad efectiva de solución de los problemas de los económicamente débiles. Queda así de manifiesto que son los demás actores sociales los que deben asumir el papel más importante y trascendental de agentes promotores del desarrollo sustentable en todas las esferas de acción de nuestros países. Estos actores son, por una parte, el sector privado o empresarial y por la otra, la sociedad civil organizada. La filantropía no es caridad. Implica movilizar recursos tanto financieros como recursos humanos y adoptar acciones concretas en pro de los fines perseguidos. El sector empresarial y la sociedad civil organizada tienen mucha importancia. Se requiere formar una cultura de desarrollo sustentable a través de la educación formal, informal o no formal que integre el valor de la solidaridad en la búsqueda de soluciones específicas. Por último, se enfatiza que entre las motivaciones que inciden en el sector empresarial para apoyar proyectos se señaló la importancia de la rentabilidad social, eficacia o capacidad de generar resultados concretos. Aspecto clave para tal fin es contar con instrumentos adecuados como estudios técnicos, capacidad de gestión, equipos profesionales, etc. I.- PRIMER PANEL: FILANTROPIA, PARTICIPACION CIUDADANA Y SOCIEDAD CIVIL: FORTALEZAS Y DEBILIDADES PAULA ANTEZANA RIMASSA DIRECTORA CENTRO PARA LA PARTICIPACION ORGANIZADA FUNDACION ARIAS EXPONE: MODERA: MARCELA JIMENEZ DE LA JARA SOCIÓLOGA SOCIEDAD CIVIL: FORTALEZAS Y DEBILIDADES I.- ALGUNAS PRECISIONES TERMINOLOGICAS Previo a comenzar algunas ideas relacionadas con nuestro trabajo en Centroamérica, es importante hacer referencia a los términos que se utilizan en el nombre de este panel: filantropía, participación ciudadana y sociedad civil. En la reflexión diaria sobre este tema que tenemos en nuestro programa y desde que inició el Centro para la Participación Organizada (CPO), nos hemos cuestionado qué significan estos conceptos a partir de nuestra práctica y de nuestra realidad. En cuanto al concepto filantropía, aunque es claro que en la cultura de ciertos sectores de Estados Unidos ha adquirido un significado bastante técnico, expresado por una autora como "las donaciones en dinero otorgadas por fundaciones a organizaciones no lucrativas y otras..." (Boris, 1992), habría que cuestionarse si esto se aplica a nuestro contexto latinoamericano. Desde nuestra experiencia en Centroamérica, hemos podido constatar que, independientemente de la definición que nos da el diccionario o de las raíces etimológicas del término "filantropía", éste tiene sus asociaciones ya establecidas. Es decir, la filantropía está asociada a la caridad; es un concepto que se relaciona con las figuras coloniales de los fondos píos, el diezmo, las capellanías, las cofradías, etc., que son los antecedentes de la beneficiencia en nuestra región. En un estudio realizado por la Fundación Arias en 1992, publicado bajo el nombre "Cooperación, Solidaridad y Filantropía, viejos y nuevos significados en Centroamérica", al indagar sobre las definiciones y usos del concepto en la subregión, se nos decía, por ejemplo, en Guatemala que "...la filantropía ha sido siempre el reflejo de una sociedad de clases porque se ha basado en la división entre donantes ricos y beneficiarios pobres...". En general para Centroamérica la filantropía se refiere a acciones cortoplacistas, paternalistas, orientadas más a los síntomas de los problemas que a las causas de los mismos. Aún con este bagaje histórico cultural que nos trae el concepto "filantropía", al inicio del CPO, pensamos que los términos tienen una evolución dinámica y que debe darse un trabajo para dotar de nuevos contenidos a este tipo de conceptos. En ese sentido, trabajamos duramente en una redefinición de "filantropía"; la llamamos "filantropía transformadora" y la conceptualizamos como "la canalización de recursos para el cambio social". A pesar de que este fue un esfuerzo importante en nuestra definición programática, e inclusive realizamos una Conferencia latinoamericana en 1994 para discutir el tema. Al final concluímos que nuestra energía se invertía en mayor medida en cambiar un concepto cuya definición está muy arraigada en el "inconsciente colectivo", más que lo que invertíamos en la realización de nuestros programas. De igual forma también nos preguntamos hasta que punto es posible trasladar la tradición de la filantropía de Estados Unidos a nuestros países. Concluímos, preliminarmente, que aunque ciertos elementos de "philanthropy" sin duda alguna pueden ser estudiados y eventualmente aplicados, hay otros que no; tal vez uno de éstos sea el mismo término "filantropía". Todas estas reflexiones nos han llevado a eliminar el término "filantropía" del nombre de nuestro Centro. Pasando a los otros términos, la participación ciudadana es una frase que escuchamos en todos lados. El telón de fondo que contextualiza al casi sobreuso que se hace del término participación ciudadana, es el nuevo orden socioeconómico que vivimos actualmente. El modelo macroeconómico imperante tiene como personaje principal el mercado, el Estado ha pasado a un lugar secundario y la tendencia es a achicarse cada vez más con la fórmula mágica de la descentralización y la privatización. Los partidos políticos, que se consideraban anteriormente como los canalizadores de la participación ciudadana, se encuentran actualmente tan desacreditados que es difícil para cualquiera creer en sus postulados e idearios, manifestados muchas veces en forma de frases publicitarias. La baja participación de la ciudadanía en las elecciones y la poca popularidad de nuestros gobernantes nos llevan a cuestionar los mecanismos tradicionales y formales como satisfactorios para canalizar la participación ciudadana. En Centroamérica, se han terminado los conflictos bélicos abiertos, y los procesos electorales han pasado a sustituir los frecuentes golpes de estado. Sin embargo, mucho se dice que apenas se trata de iniciar una democracia representativa ya queda todavía mucho por hacer para que sea una democracia participativa. La participación ciudadana es mucho más que asistir a las urnas electorales, es mucho más que pertenecer a un partido político, inclusive es más que simplemente ser "tomada en cuenta" para participar en comités o consultas variadas. La participación ciudadana tiene que ver con constituir las políticas en todos los niveles --local, nacional, regional. Definir la sociedad civil no es una tarea fácil. A pesar de que no es un concepto nuevo, puesto que se viene hablando de sociedad civil desde el tiempo de Gramsci y Bobbio, actualmente este concepto ha adquirido un renovado auge y no hay quien no hable en nombre de la sociedad civil. Según un autor, Norbert Lechener, "la invocación de la sociedad civil sirve para recordar las promesas incumplidas de la democracia, por ejemplo, la participación ciudadana y la transparencia en los asuntos públicos" (Lechner, 1995). Pero, ¿qué es sociedad civil?, una autora citada por García Canclini dice jocosamente que "la sociedad civil es una señora que entiende muy bien las cosas, sabe lo que quiere y lo que tiene que hacer, es buena, buena, y desde luego, la única adversaria posible de la perversidad estatal. Es tan virtuosa y tiene tanta seguridad en sí misma, que da miedo". Esta nota de humor de alguna manera simboliza toda la confusión que existe actualmente en torno a algo que resulta ser un concepto en construcción. Para simplificar y ayudarnos a aterrizar en alguna parte, voy a tomar prestado el concepto de sociedad civil que maneja un costarricense William Reuben, quien define la sociedad civil como "el conjunto de relaciones entre diversos sujetos sociales que actúan en su capacidad privada, pero en función de intereses públicos. Es decir, sociedad civil no es ni mercado ni Estado, pero se encuentra fuertemente relacionada con estas otras esferas de interacción social" (Reuben, 1995). Tomando, entonces a la sociedad civil más como una categoría analítica que como un cuerpo social, se puede ubicar allí el conjunto más diverso de expresiones sociales, entre las que están las conocidas organizaciones no gubernamentales, que persiguen objetivos de desarrollo de la más variada índole. Las ONG's han jugado un papel importante en los últimos años, ahora se enfrentan, sin embargo, al reto de dar un nuevo contenido a la función que desempeñan, acorde con la realidad de los conceptos emergentes de participación ciudadana y de sociedad civil. II.- FORTALEZAS Y DEBILIDADES Entre las principales fortalezas de las ONG's está sin duda el que canalizan la participación de la sociedad civil. Manteniendo un contacto permanente con los grupos de base y aquéllos a los que se dirigen sus programas, las ONG's están en capacidad de proponer alternativas a los modelos de desarrollo y, de esta manera, ser interlocutores con los formuladores de políticas. Esta interlocución --que en el pasado fue más bien una reacción de tipo contestataría a todo lo que tuviera que ver con el gobierno --es una capacidad en gestación e implica, tanto la posibilidad de realizar acciones conjuntas, ya sea con entes estables o con entes del sector privado lucrativo, como de disentir en ciertos momentos y de poder plantear alternativas. Las ONG's como canalizadoras de la participación ciudadana en el doble perfil mencionado --como receptora y conocedora de las necesidades de la sociedad civil y como interlocutoras-- rebasa, sin duda alguna, algunos de los papeles reducidos que a veces se les suele asignar, tales como únicamente ejecutoras de proyectos de poco- impacto o simplemente canalizadoras de recursos. Obviamente que estos atributos o fortalezas que se está atribuyendo a las ONGs no están exentos de contradicciones, retos y debilidades. Ya decía la definición humorística de sociedad civil que a veces tendemos a dibujar imágenes idílicas de las organizaciones de la sociedad civil y a pensar que allí están las soluciones a los problemas y que no existen los vicios que hemos achacado al sector público: corrupción, burocracia, etc. La verdad es que como sector hay una serie de desafíos importantes que enfrentamos. Mencionaré a modo de ejemplo los siguientes: 1.2.3.1.- la falta de comunicación y coordinación entre las organizaciones pertenecientes al sector, la falta de un marco jurídico adecuado que promueva su acción, y la dificultad para acceder a nuevos mecanismos de gestión de recursos. La cuestión de la comunicación y la coordinación, a pesar de que la mayoría los proclama como elementos necesarios y deseables, la verdad es que representa retos complejos de lograr, puesto que requiere concebir nuevos conceptos de comunicación y coordinación. Ya decía anteriormente que como sector somos de lo más heterogéneo y diverso, a diferencia de los otros sectores a los que se nos contrapone con frecuencia, el sector privado lucrativo y el sector gubernamental; ni externa ni internamente podemos ser considerados como grupos monolíticos. En esa diversidad están nuestras más importantes fortalezas, puesto que nos permite albergar una pluralidad y riqueza realmente representativas de nuestras sociedad, pero también están nuestras debilidades puesto que a veces parece ser un obstáculo infranqueable a nuestra necesidad de coordinar. En ese sentido, darle un nuevo significado a "comunicar" y "coordinar" no quiere decir estar de acuerdo en todo, no quiere decir construir consensos, a veces ni siquiera llegar a una plataforma, sino más bien a plataformas. Quiere decir concertar, no consensuar. Muchas veces la necesidad de ser interlocutores y de tener la posibilidad de dialogar y negociar no solamente se da frente al gobierno, sino también entre nosotros mismos. El riesgo que siempre hemos corrido como sector es la polarización y la dificultad de que organizaciones diversas en concepciones e ideologías puedan sentarse juntas en una mesa de conversación. Entonces, la dispersión, la atomización y el trabajo aislado, sin duda alguna, son de las más fuertes limitaciones a nuestra labor de canalizar la participación de la sociedad civil, son también los obstáculos más grandes para que podamos ligar nuestra acción en el nivel micro con iniciativas y acciones en el nivel macro. 2.- La carencia de un marco jurídico adecuado para el accionar de las ONG's para hacer referencia al segundo desafío mencionado anteriormente, se convierte en una limitación en los momentos en que: pone obstáculos a la organización de la sociedad civil; no establece mecanismos para garantizar la rendición de cuentas y la transparencia; y dificulta la movilización de recursos locales. La legislación puede poner obstáculos a las organizaciones de la sociedad civil cuando se establecen procedimientos que dificultan la obtención de personerías jurídicas. Esto en Centroamérica ha sido prácticamente una nota común, puesto que la tendencia es a establecer controles apriorísticos para la organización de la sociedad civil. De igual forma el no poner obstáculos quiere decir limitar la discrecionalidad administrativa que hasta la fecha ha aplicado reglamentos e instructivos arbitrarios, emitidos de la noche a la mañana sin la rigurosidad de la promulgación de las leyes, lo cual se ha prestado para tratar de diferente manera a ciertas organizaciones por razones obviamente políticas. Al lado de poner freno a la discrecionalidad administrativa, también es necesario que los controles estatales a las organizaciones que realizan actividades de utilidad pública, sean los mínimos razonables. Las leyes deben, sin embargo, establecer mecanismos para que aquellas organizaciones que trabajan por un fin público rindan cuentas y sean transparentes con las poblaciones con las que trabajan, con quienes aportan recursos y, en general, con el público. Estos mecanismos --que pueden ser la necesidad de llevar libros contables y de informar sobre las actividades-- tendrían que complementarse con la necesaria autorregulación que debe darse entre el sector. Por último, la legislación no debiera poner límites a la movilización de recursos locales, lo que pasa por ampliar la interpretación del concepto "sin fines de lucro" (que como decimos comúnmente no significa "con fines de pérdida"), permitir que las organizaciones realicen actividades de autofinanciamiento y que se puedan gestar alianzas estratégicas con entidades privadas lucrativas. También pasa por eliminar las rigideces jurídicas y esa visión maniqueísta de que las entidades son públicas o son privadas, sin términos medios posibles. Conceptos relativos tales como "privado aunque público" dicen más sobre nuestra naturaleza que aquéllos tradicionalmente utilizados. 3.- La movilización de recursos locales ante la reducción drástica de la cooperación internacional, no sólo está ligado a aspectos jurídicos, es más bien un tema de fondo que se vincula con la "modernización de la sociedad civil" (para parafrasear lo de "modernización del Estado). Si en el pasado nos acostumbramos a la donación casi como una actitud mental que nos ató más a estructuras dependientes, ahora es urgente que reconceptualicemos esta visión y promovamos a lo interno conceptos que anteriormente fueron monopolio del sector privado lucrativo, tales como eficiencia, eficacia, rentabilidad y reconversión. En muchas partes de nuestra región las ONG's están recurriendo a diversas modalidades de autofinanciamiento, tales como, venta de bienes y servicios. Con ello se están lanzando de lleno al mundo del mercado. En Centroamérica el autofinanciamiento, como una estrategia de sustentabilidad, está todavía en etapa de prueba, no conozco aún a ninguna ONG, cien por ciento autosostenible, sin embargo se vienen dando ejemplos muy interesantes que es necesario conocer más en profundidad. El otro mecanismo de movilización de recursos locales es la cooperación empresarial. Forjar el involucramiento del sector privado lucrativo en actividades de desarrollo ejecutadas por ONG's, es un desafío que nos planteamos ya desde hace algún tiempo. Aunque se ha avanzado relativamente poco en este campo en Centroamérica, la visión dinámica que se le está dando recientemente es ligarla con conceptos de alianzas estratégicas y joini ventures, es decir, no se trata simplemente de pedir una contribución al sector privado, sino que haya un verdadero intercambio donde la responsabilidad empresarial con la sociedad se traduzca en fórmulas de apoyo más a largo plazo. En todo caso, apostar a la sustentabilidad --y autosustentabilidad-- de las ONG's como mecanismos de asegurar la participación de la sociedad civil, es un desafío importante que nos lleva a la búsqueda de nuevos paradigmas. Quisiera concluir enfatizando que, este tipo de intercambios, como los de este Seminario, que promuevan la cooperación Sur-Sur es, sin duda alguna, la base de la construcción de esos nuevos paradigmas necesarios para que lo que hacemos en cada uno de nuestros países cobre, cada vez más, un sentido más acorde con lo que nuestros pueblos requieren. EXPONE: SEÑOR ANDRES THOMPSON DIRECTOR DE PROGRAMAS FUNDACION KELLOGG BUENOS AIRES ARGENTINA Creo que estos temas estas recorriendo con mayor intensidad y mayor frecuencia los países de América Latina. Se puede pensar que hay una trayectoria histórica, estos temas no son nuevos, sólo los llamamos de otra manera. Si hablamos de participación, sociedad civil, incluso de filantropía, podemos ver que son temas que están presentes desde la colonización española, con una fuerte presencia del estado colonial y la iglesia católica, que son quienes sentaron las primeras bases para las que podríamos llamar fueron las primeras ONA que se dedicaron a tareas sociales. Desde aquella época a hoy estas organizaciones sociales han cambiado, han surgido nuevas, han modificado su perfil, pero siempre teniendo una historia que no se puede desconocer. Nos preocupamos y asustamos mucho cuando escuchamos discursos que vienen del norte, especialmente de U.S.A. Es un elemento fuerte el hecho que en América Latina el estado asociado a la Iglesia católica fue un elemento clave de constitución de la sociedad civil, bajo diferentes aspectos colaboró. Esto nos pone en diferentes posiciones de discusión frente a este tema, nos formulamos la pregunta sobre si tenemos sociedad civil y qué tipo de sociedad civil tenemos. Vemos que en la trayectoria de América Latina el papel central en el desarrollo ha estado puesto en el estado, con lo que implica tanto en la cuestión de los servicios y previsión de servicios sociales, como en la garantía de los derechos civiles y políticos. Hemos tenido sociedades civiles que de alguna manera han sido débiles frente a esta defensa y construcción. El papel fundamental ha estado en el Estado, particularmente en décadas con olas de populismos y autoritarismos que cundieron por toda la región. Pero hay una trayectoria fuerte de organizaciones, que no dice por sí que tenemos una sociedad civil buena, fuerte y capaz de garantiza y expandir el campo de los derechos, La cuestión de filantropía organizada se asocia necesariamente a la discusión ONA tercer sector y organizaciones de la sociedad civil. En una expresión de deseos que esto exista, uno podría aplicar estos criterios cuando se habla de tercer sector o sociedad civil a usar el mismo criterio para pensar en el empresariado. Podemos preguntarnos si existe el empresariado como tal o si es una construcción intelectual que está compuesta por una serie de instituciones que tienen distintos niveles de responsabilidad, autoridad e ingerencia a nivel regional, local, nacional. Scretarías, subsecretarías, etc. Son un conjunto de instituciones que tienen distintas responsabilidades y con intereses contrapuestos y hasta contradictorios, que para los efectos del análisis identificamos como el Estado, pero cada vez los estados son vistos más de esta manera. De la misma manera cuando decimos que el Estado es el primer sector, hablamos de un segundo sector que es el empresariado. Existen para ellos unidades corporativas, que representan unidades de intereses, divididos en ramas de especialización y también por tamaños y por servicios, pero tendemos a decir que éste es un sólo actor. De la misma manera, llamamos actor a la sociedad civil, pero que tiene intereses muy contradictorios, muy diversos. Creo que es bueno tener presente esta noción de diversidad antes de continuar pensando a la sociedad civil como un actor homogéneo, capaz de hacerlo todo en reemplazo de otros. Todos los términos que usamos en el ambiente de las ONA, es un léxico que nos incomoda. Está el tema de lo no lucrativo como si lo lucrativo fuera un pecado. De la misma manera con respecto a lo No Gubernamental, la cuestión de la filantropía entendida como asistencia y caridad. Creo que no vale la pena discutir sobre esto y tratar de encontrar conceptos nuevos que definan estas cuestiones, necesitamos tratar de avanzar en lo que estamos hablando, más que en tratar de hacer definiciones. El debate se refiere a que existe un espacio público donde siempre se vio actuar a actores de los gobiernos y que hoy está siendo redefinido. De cierta manera se está discutiendo si ese espacio público es el único garante y cuál es el papel de la sociedad civil en mantener y garantizar ese espacio público. Aquí es donde aparecen las pocas fronteras y la casi nada de diferenciación - por ende la necesidad de definir los perfiles de los actores. Si pensamos en los tres actores : mercado ,sociedad civil y Estado vamos a ver que cada vez más se confunden. A nivel de Estado vemos estados locales, municipales, de Gobiernos locales, que actúan de manera como las ONA, vale decir por proyectos, cada vez más con pequeños grupos técnicos, procuran ayuda internacional, es decir adoptan un perfil de ONA. En el caso de las empresas, hay algunas que actúan como gobiernos, con todo el poder de decisión y a la vez ejerciendo acciones de sociedad civil a través de sus fundaciones y programas sociales. Están además los actores tradicionales y no tradicionales en la sociedad civil, están las organizaciones filantrópicas, no gubernamentales, caritativas, asociaciones, clubes sociales, etc., que debido a una serie de cuestiones comienzan a comportarse como empresa. De allí la necesidad de muchas instituciones de perfeccionar su capacidad de recabar fondos, mejorar su manejo organizacional, desarrollar planificación estratégica; que son todos conceptos que vienen de la empresa y que pueden ser aplicada en las ONA con el mismo paradigma de eficiencia, eficacia y productividad. Ninguno de estos tres actores, que supuestamente definen o trabajan por un bien público tienen un perfil muy claro. Esta cada vez menor diferenciación de perfiles, tiene que ver con una modificación de los sistemas políticos de la región y dentro de ello con una crisis con los sistemas de los partidos políticos y, como normalmente la forma de participación se daba por dentro de los partidos políticos, las personas votaban y se expresaban así a nivel de gobierno y de cierta forma esto representaba un mecanismo de representación de la ciudadanía en los sistemas políticos. Al cambiar esto aparecen otros sistemas de participación y representación, otros canales que son diferentes de los clásicos y de los que conocemos muy poco en términos de conocimiento científico: tenemos mucho debate en esto, pero vemos que todavía las ciencias sociales, y las universidades no se han incorporado a este debate. Es más un diálogo de los que están en esta práctica y no se vinculan con los diálogos de las ciencias sociales . Todos los temas que están en discusión señalan que las debilidades mayores están en la conceptualización de la filantropía como una nueva forma de participación ciudadana. Hay que revisar como se conceptualiza, cómo se facilita y promueve la acción de las organizaciones sin fines de lucro, no gubernamentales, cómo se promueve la movilización de recursos dentro y desde afuera del sector de las organizaciones no gubernamentales. Esto es importante, hay trabajos e investigaciones que se están haciendo. El otro tema fundamental es el de los recursos. No es tan cierto que no existen instituciones que no se financien, o que no se sustenten. La discusión sobre la sustentabilidad de las instituciones de desarrollo, como la de las organizaciones no gubernamentales, debe ser mirada en un concepto más amplio que el de la relación que han sostenido con sus donantes extranjeros, con la cooperación internacional. Si se mira el espacio de organizaciones de la sociedad civil, vamos a encontrar que sólo una muy pequeña minoría de instituciones funciona. -Chile puede ser considerado una excepción en el campo latinoamericano, pero en el resto de América latina las organizaciones de la sociedad civil son sustentables y lo hacen hace mucho tiempo y no han tenido un vínculo tan fuerte con la cooperación internacional. Hay que mirar clubes de madres, clubes sociales, iniciativas de cooperación escolar, etc., gran número de entidades de la sociedad civil que han sido autofinanciadas, autosustentadas y tendrán -como todo el mundo- problemas de recursos, pero las que sí tienen problemas de recursos son más bien las más nuevas que han surgido en las décadas de fines de los 60 , 70 y 80 y que en gran medida han surgido a partir de la cooperación extranjera y que han tenido una práctica de financiamiento internacional. Esto les ha permitido reservar espacios de libertad académica, desarrollar luchas en los lugares donde se ha necesitado, por ejemplo, en el campo de los derechos humanos, pero ha tenido una gran contracara que es el haber creado una institucionalidad local con recursos externos que hoy parecen no ser sustentables. En esto los donantes que han provisto los fondos, han tenido una cuota que podemos llamar de irresponsabilidad en esta relación de cooperación. Creo que cuando comienza el período de cierre de los autoritarismos y se pasa a la democracia las agencias de cooperación señalan que no hay necesidad de ayuda. Están los espacios y hay que ver cómo se puede continuar solos. Todo esto nunca fue pensado en los comienzos, jamás se pensó que la ayuda fuera pasajera, temporal. En términos de recursos me parece importante mirar lo que históricamente han hecho nuestras sociedades, más que mirar nuevas técnicas que aparecen muy armadas, como financiar su organización en 5 días o cuáles son las 7 preguntas que debe hacerse para desarrollar su institución. Hay un aspecto que también es fundamental y es el de la generación de conocimientos, donde seguimos hablando sobre ONA, sobre iniciativas de desarrollo de base. Pero es muy poco lo que, todavía, las universidades y centros de investigación se han metido en este tema, hay algunos esfuerzos que se están haciendo para promover esto, pero hay todavía una gran necesidad de desarrollar conocimientos en esta área: filantropía, ONA, etc. Por último creo que el asunto de la educación para la participación es también una cuestión fundamental y los esfuerzos son bastante pocos, sobre todo a nivel de educación formal. Tenemos mucho taller, mucho seminario de capacitación para la participación a nivel informal, pero no se ha logrado meter los conceptos, ni las concepciones sobre lo que es el servicio comunitario a nivel de sistema escolar, donde la enseñanza de la participación y la responsabilidad social para que sea sustentable debe comenzar a nivel escolar más que a nivel de adultos. Creo que allí, en este campo no se está dedicando la debida atención. Son algunos de los temas que creo podremos seguir debatiendo. PONENCIA DE DON MANUEL ANTONIO GARRETON MERINO INVESTIGADOR Y SOCIOLOGO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE Agradece la invitación a las hermanas Mónica y Marcela Jiménez. Introducción Se ha dado como un ejemplo de la larga tradición filantrópica de América Latina a la Iglesia Católica, sin duda fue la institución que a la vez más se enriqueció en todo ese tiempo, no hay institución más rica en la colonia y posteriormente que la Iglesia Católica que se enriqueció sobre la base de las donaciones de fundos, etc. Así ella entonces después pudo abrir hogares y prestar servicios filantrópicos a los minusválidos de la sociedad para los sectores más débiles. Claro que eso no tenía un fin de lucro, pero sí tenía un concepto nuevo (que se usa mucho ahora) y que es la rentabilidad social. Cuando uno hace algo, es porque quiere dinero por esa acción o porque quiere otra cosa, por ejemplo legitimidad o proselitismo. De modo que el concepto de filantropía tiene esa connotación. En Chile hay dos ejemplos notables : 1.- La absoluta incapacidad de la clase política chilena para haber entendido lo que es filantropía. Es por eso que todos se pararon en dos manos cuando apareció una persona que dijo : Quiero comprar todas las reservas de bosques que hay en determinado lugar y dárselos a una corporación pública simplemente. Pero la pregunta fue Ud. qué quiere ganar con esto? Nada, simplemente quiero hacerllo. No no puede hacerlo señor porque nosotros vamos a tomar esos bosques y se los vamos a vender a corporaciones tradicionales. Todo esto en nombre de que no se le podía vender el bosque nativo a un filántropo norteamericano porque existía el peligro de desnacionalizarnos. Pero a los lados, arriba y abajo se le estaba vendiendo a las transnacionales. Es claro que sobre filantropía no sabíamos mucho. Por otra parte, hay un interesante y complejo empresario chileno que se dedica a hacer filantropía. Nos preguntamos de donde sacó el dinero? De vender armas a los irakíes y a otros. No me cabe la menor duda que los colombianos nos podrían demostrar una buena cantidad de casos de filantropía sobre la base de fundaciones que constituyen claro lavado de dinero. Segundo lugar : el tema de la sociedad civil. Se nos ha traído acá dos definiciones, una de ellas de Soledad Loeiza, que cita García Ganclini en su artículo "Tengo miedo a la sociedad civil" y la otra, la definición buena, que dice "es un conjunto de relaciones entre diversos sujetos sociales que actúan en su capacidad privada en función de intereses públicos." La mafia, el narcotráfico son estrictamente elementos de la sociedad civil. De modo que hay que fortalecer la sociedad civil. ¿Qué dijo Jobbs?: "el hombre es un lobo para el hombre, sobre todo no fortalezcamos ese tipo de dinámicas; creemos el Estado. Qué dice Locke?, no señor el estado me va a destruir todo, defendámonos con instituciones democráticas; son conceptos útiles; no soy partidario de eliminarlos. Es bueno tener conciencia de que la sociedad civil no es más buena que el Estado.Es más muchas veces se confunde sociedad civil con mercado o con intereses privados. En ese caso si me hacen decidir, no me cabe duda que el Estado es mejor que el mercado : Primero porque el mercado no es constitutivo de la sociedad; el mercado es subsidiario no es constitutivo , porque el Estado no es sólo un conjunto de organizaciones, es la autoridad política. Y ya lo dijo el viejo Aristóteles no dijo "el hombre es un animal mercantil", él dijo: el dijo "el hombre es un animal político", es decir, lo político es constitutivo, el mercado es una institución que aparece en un momento histórico. Lo político es constitutivo de la condición humana, el mercado no, lo económico sí. Esto es para tirar la pelota a la cancha y confundir un poco. Sin embargo, podemostratar estos temas, pese a ser "terrenos pantanosos". Quiero partir de una hipòtesis, que puede ser discutible, pero que es la siguiente : La filantropía, lo que quieran entender Uds. por ello, depende como forma de acción del tipo de estructuración de una determinada sociedad, yo no podría agregar algo discutible, pero quiero defender que hay desarrollo masivos de formas filantrópicas allí donde hay sociedades más estructuradas. No digo que sea más bueno o no, pero la sociedad de clases es una sociedad estructurada. La sociedad de la colonia es enteramente estructurada y por eso se permite manifestaciones de filantropía. La sociedad norteamericana tuvo una forma particular de estructuración - como nos muestra Tocqeville- y yo tendería a pensar que la forma de filantropía que se desarrolla en la sociedad americana tiene que ver con la manera como estaba estructurada la sociedad. Si esto es así, lo que me interesaría señalar es : ¿cuáles son las transformaciones en la estructuración de la sociedad que van a afectar por supuesto - sin meterme en un tema que no conozco- que van a afectar a la filantropía? Aceptemos que las formas de filantropía que se van a desarrollar tienen que ver con la estructuración social y es más con sólo con la forma sino con el grado de estructuración. Dicho de otra manera, la mayor desestructuración de la sociedad dificulta formas filantrópicas. Alguien podría decirme "no es cierto" y tiene toda la razón si me cita la guerra, esa es la forma más desestructurada y sin embargo hay acciones como la Cruz Roja. Con esa reserva, entendamos que, por lo menos los procesos de desestructuración que afecten a una sociedad enteramente desestructurada van a generar filantropiía...porque esa sociedad enteramente desestructurada está estructurada así. Los procesos de desestructuración generan condiciones contradictorias para la filantropía. Eso es lo que quiero relatar brevemente. Dos tipos de transformaciones: las que se producen a nivel de la ciudadanía las que se producen a nivel de la sociedad civil, a pesar de haber criticado el concepto. A nivel de la ciudadanía : ¿Cuáles son las transformaciones principales en la actualidad? La ciudadanía es la reivindicación de un gesto de derecho frente a un determinado poder. Ese poder estuvo asociado, tradicionalmente, al poder político y también económico en un determinado ámbito territorial que se llamó la polis. El punto clave que quiero dejar planteado es que hoy día el concepto de polis,como un espacio territorial en el que confluyen poderes económicos, políticos, militares y los que Uds. quieran, es el locus donde se ejerce la ciudadanía tiende a estallar como concepto. El fenómeno de la globalización es un tema. Hay decisiones que se toman fuera de la polis, hay una especie de polis mundial, o por lo menos regional. Nosotros hemos recientemente firmado acuerdo con varias polis....El concepto entonces estalla por ese conepto, pero también estalla por abajo por la explosión de identidades y esto tiene que ver con que ya no hay correspondencia entre economìa, política,cultura y organización social, las que van a desplazarse como capas geológicas diferentes con sus propios principios y sus propias dinámicas. Esto significa que los poderes se diversifican enormemente. Hay un poder de ggénero, hay un poder local, hay un poder medioambiental. Hay relaciones medioambientales que definen relaciones de poder; Relaciones de género que definen relaciones de poder; relaciones de comunicación Los medios de counicación son fuentes de poder que, sin duda, no son exactamente el poder económico y que no es tampoco el poder político. Hay una diversificación de los campos de poder y frente a cada uno de estos campos de poder hay un reclamo de derechos, de cualquier tipo. Frente a determinado poder, yo reclamo mis derechos. Lo que nos dijo el viejo Marshall, que tiene el gran libro clásico sobre la ciudadanía, en el se especifica que hay ciudadanía cívica, hay ciudadanía política y hay ciudadanía económico-social. Eso ya está pasado de moda, porque ¿dónde ubicamos todo este conjunto de ciudadanías virtuales? ¿Donde se ejercen?, ¿contra quién se reclama? Por ejemplo, hemos tenido que reclamar por el asunto de Mururoa, no al gobierno chileno, sino al gobierno francés, la polis allí ¿cual es? ¿Dónde reclaman las mujeres sus derechos de ciudadnía en cuanto mujer? y ¿dónde está el poder de los hombres?, ¿cómo negocian?, ¿hay un sindicato de hombres?, ¿hay un partido político de los hombres contra el cual se negocia?, ¿hay un estado que representa a los hombres?. Hay un punto que es clave : se expande el horizonte de la ciudadanía y no existen instituciones que canalicen, como existieron para los derechos sociales, para los derechos políticos y para los derechos civiles. El habeas corpus es el típico derecho que se ejerce a nivel de los tribunales. Para los derechos políticos el voto es una institución, los partidos, etc. Y para los derechos económicos sociales, el siondicato, las leyes laborales, el salario mínimo. Junto a esta expansión de la ciudadanía y la ausencia de instituciones en las cual hay que analizarla, hay otro fenómeno que es fundamental que es el cambio en las formas de exclusión. Hace un tiempo los excluidos formaban parte de una cierta categoría, que podía ser asimilada a la de explotación, a la de dominación. Es decir, se definía una relación dialéctica entre el excluído y el que estaba adentro. Se necesitaban mutuamente. El caso más claro era el de capitalista y trabajador. Hoy asistimos a formas de exclusión que significan que alguien sobra y que significa que no hay recursos organizacionales e ideológicos que den cuenta del excluido o marginal que en algunas partes es el 25 ó 50 y hasta 70% y que es la gente que no tiene relación con el mundo de los incluidos y que, a su vez, no tiene relaciones entre sí. Porque esto penetra todas las categorías sociales. Hay mujeres, empresarios, microempresarios, etnias, regiones, todas las categorías sociales están atravesadas por este fenómeno de la inclusión/exclusión lo que dificulta la constitución de actores sociales como los que conocimos. 2.- Cambios en la sociedad civil El primer cambio que parece importante señalar es el de la desnormativización de la sociedad. Pasamos de sociedades de predominio moral y normativo a sociedades de predominios éticos, sin normas. Lo que importa es la realización, donde el concepto de lo bueno no va asociado a normas determinadas. En este caso el fenómeno más claro en este sentido es lo que ocurre en la Iglesia católica, que para defender ciertos principios éticos, tiene que abandonar su vieja moral, que no sirve para nada y que es más bien antiética. Esto hace pensar que estamos en una sociedad en la que el narcotráfico, la violencia, la delincuencia,la desintegración de la vida urbana son expresiones de este fenómeno de desnormativización de la sociedad. En todos los planos no hay normas. Cada conjunto, cada ghetto tiende a darse sus propias normas. Las nuevas relaciones entre Estado y sociedad se redefinen en términos que no hay en América Latina constitución frente a actores sociales que no pasen por el sistema político en lo que podríamos decir es la matriz clásica hasta los años 70 y 80. Es decir, toda la referencia social era el Estado y eso explicaba que el elemento central era la política. La política puede ser la política partidaria, populista, caudilista...la que se quiera, no necesariamente de partido. En el caso chileno y uruguayo es de partidos, en el caso argentino, se trata de otro tipo de movimientos. Esto significa que este cambio de relaciones, replantea el tema de la po´lítica y se produce una disociación entre lo político y la política. Esto quiere decir que la gente no rechaza lo político.La prueba está en que cuando se les pregunta cuál es el primer problema que tiene esta sociedad, responden : seguridad ciudadana. ¿Quién es el culpable? : el gobierno, entonces lo que están haciendo es hacer una demanda desde lo político a la política, porque la política no se preocupa de lo político. Esa es otra forma de desestructuración. El último es el fenómeno del modelo de desarrollo actual, el paso de un modelo a otro, que se le puede llamar liberal, ha significado la desestructuración de los actores sociales. La debilitación de los clásicos y la enorme dificultad de los nuevos de transformarse en actores. Surgen temas nuevos como el tema medioambientalista que se ha hecho hegemónico, pero el actor ecológico o ecologista es débil. No hay correspondencias temáticas de la sociedad y actores socialesque las representen y menos, representación política de esos actores. Conclusión: Estamos en una situación donde hay condiciones positivas para la filantropía y condiciones críticas. No veo otra manera de avance de formas filantrópicas (-dada la naturaleza latinoamericana, ya que esto no es válido para otros países)en América Latina que las Joint Ventures, entre el mundo de la filantropía y el estado, donde uno y otro negocian, compiten, discuten, pero veo muy difícil el desarrollo de un sector filantrópico estructurado en países que están viviendo estos procesos de desestructuración y donde el Estado fue siempre el que establecía los principios básicos de estructuración de la sociedad. II.- SEGUNDO PANEL: ¿COMO PROMOVER UNA CULTURA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EL MARCO DE UN DESARROLLO SUSTENTABLE CON AMERICA LATINA? EXPONE: GABRIEL MURILLO UNIVERSIDAD DE LOS ANDES BOGOTÁ COLOMBIA MODERA: AUGUSTA CRINO FERRETTI DIRECTORA COMPAÑEROS DE LAS AMÉRICAS COMITÉ CHILENO HACIA LA CONSTRUCCION DE LA CULTURA DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES Tres factores permiten afirmar que nos encontramos en un momento ideal para adelantar un proyecto que lleve a que la labor académica sea más consecuente con sus plateamientos teóricos fundacionales y los articule con la urgencia de construir la cultura de la responsabilidad social que tanta falta le está haciendo al país. Estos factores son: 1) la experiencia histórica acumulada, 2) los recursos disponibles y potenciales y 3) el ánimo manifiesto en el discurso de posesión del actual rector de la Universidad de los Andes en el sentido de destacar la ética, como base del ejercicio de la libertad individual y de la vida en comunidad, y de promover los valores de la sinceridad y la colaboración para que la Universidad se convierta en un modelo de lo que la sociedad debe ser. Para lograr este fin fundamental, la Universidad ha de aprovechar la multiplicidad de grupos que posee y su capacidad de convocatoria, para encauzar y promover todas las acciones afines con la construcción de la cultura de la responsabilidad social. Sólo así se enfrentará el reto de hacer de la Universidad un recurso central en la búsqueda de verdaderas soluciones a los problemas sociales de un país. El siguiente documento constituye un marco de referencia en el que el lector encontrará una elaboración que subraya la interrelación de algunos conceptos teóricos de la ciencias sociales con la acción filantrópica propiamente tal, así como con la consolidación de una cultura de la responsabilidad social. En la medida en que no tiene mucho sentido promover la acción solidaria y responsable de los gobernados, sin articularla con una realidad de crisis y cambios como la que se vive en Colombia, la aproximación al tema de la cultura de la responsabilidad social requiere de una contextualización previa. En Colombia, al igual que en el resto de América Latina, la construcción del Estado precedió a la consolidación de la nación, lo cual determinó que éste se constituyera en herramienta de privatización de lo público y en agente al servicio de los intereses corporativos. En este sentido, el Estado colombiano se fue burocratizando para darle cabida a los intereses del clientelismo político, dejando de lado sus obligaciones relacionadas con la satisfacción de las necesidades ciudadana y concurriendo en estas omisiones hasta llegar a un momento en que se hizo evidente la pérdida de credibilidad y legitimidad en sus instituciones. Todo lo anterior, aunado a la situación de inequidad social derivada de una desigual distribución del ingreso y de una asimetría en las posibilidades de acceso de la población a los servicios básicos, explica que en la actualidad el país enfrente una contradicción entre la existencia del proyecto político de la democracia participativa más ambicioso del contitucionalismo moderno (la Constitución de 1991), por un lado, y la existencia de una ciudadanía precaria y una sociedad civil débil, por el otro. En este sentido, se hace necesario potenciar en Colombia la consolidación de una ciudadanía capaz de asumir su cuota de responsabilidad social mediante el ejercicio deliberativo en la búsqueda de soluciones a sus problemas fundamentales. Si bien, por cultura se entiende un sistema de creencias, valores, ideologías y formas de vida compartidas por un grupo social determinado, el concepto de cultura cívica alude a la ciudadanía que participa consciente y activamente en la búsqueda de soluciones a los problemas de la sociedad en que vive y por tanto transciende la aceptación convencional que la limita al simple conocimiento del marco institucional político y al acatamiento de las normas legales, acepción que se acerca más a la noción restringida de cultura política. Por su parte, la cultura de la responsabilidad social en concreto no remite a un concepto ni a una acción estática ni homologable frente a distintas circunstancias de tiempo y lugar. Es por ello que, cada organización empresarial puede identificar incontables estrategias para hacer efectiva la responsabilidad social y ejercer una acción filantrópica a cabalidad. Así, resulta apropiado advertir que la voz de la filantropía remite al amor por el género humano. En este sentido, antecede y es bastante más restringida que el concepto de responsabilidad social. La acción filantrópica no debe confundirse con la caridad ni con una relación de dependencia entre el que aporta y el que se beneficia y, menos aún, con la creación de formas de paternalismo proclives a la imposición y al autoritarismo. Por el contrario,la práctica filantrópica remite a una perspectiva de sostenibilidad en la medida en que, tanto quien da como quien recibe, debe mantener conciencia de su responsabilidad dentro de la relación establecida. Por otra parte, esta responsabilidad supone un entorno propicio para su desarrollo en consecuencia con el logro del ámbito democrático requerido. Lo anterior, conduce necesariamente a la conveniencia de reflexionar sobre la ética y su relación con la cultura de la responsabilidad social. En primer lugar, es importante diferenciar la ética de la moral. Para algunos autores esta última se refiere a los principios que se derivan de la religiosidad de las personas, mientras que la ética tiene una connotación eminentemente laica que se refiere a la administración que cada quien hace de su vida por su propio bien. No obstante, el que la ética se limite a la opción individual, no implica que ésta no dependa de la responsabilidad, del reconocimiento a la alteridad y de las condiciones en las cuales se generan sus propios valores. Es necesario recalcar que, en la formación de una ética humana se deben considerar las personas circundantes. Más concretamente, cuando se habla de ética de la empresa se plantea que, al ser la organización una práctica social, su responsabilidad no es algo agregado, sino que, responde a su potencial ciudadano, es decir, como parte de una sociedad en la cual se asumen simultáneamente deberes y responsabilidades. Por ello, tanto a nivel teórico como práctico, la empresa deberá asumir un sentido de compromiso con su entorno. Esto redundará en beneficio suyo al establecer una realidad de bienestar extendido. Por otro lado, es importante anotar que el comportamiento y la percepción ética que se generen dentro de una organización tendrán gran influencia en las actitudes de sus miembros y, a su vez, demandarán que cada uno de ellos sea consecuente con este postulado, tanto interna como externamente. Esto posibilitará el logro de una ética para la vida diaria que irradiará los diferentes ámbitos sociales del caso. En todo este proceso la cúpula organizacional ha de desempeñar un papel protagónico. Vista la necesidad de que a nivel social se desarrolle una ética de la responsabilidad, y, considerando que en la práctica de la filantropía, tanto el donante como el beneficiado, deben estar ligados al medio circundante, resulta pertinente elaborar consideraciones atingentes a su impacto en la sociedad y articular la acción filantrópica con la dimensión de la participación propiamente tal. Actualmente nuestra sociedades atraviesan por condiciones reales de crisis en las que se destacan la insuficiencia de recursos, la incapacidad institucional y la ausencia de compromiso por parte de los gobernadores para ofrecer salidas efectivas a los problemas sociales. En este sentido, se hace necesario desarrollar una acción filantrópica enmarcada en un medio de responsabilidad social que al trascender intereses económicos o individuales (dimensión económica y psicologista), implique una inmersión en el mundo deliberativo de la ciudadanía y reúna esfuerzos tanto públicos como privados para atender los problemas comunes. Dentro de esta reflexión hay que señalar que, el llamado tercer sector se convierte en uno de los más consecuentes con el fin de formar iniciativas para mejorar la sociedad y con la atención de hacer que la ciudadanía rescate y se apropie del ámbito de lo público. Este sector, también llamado solidario o independiente, es heterogéneo en su composición (ONG's, empresas privadas, empresas mixtas y sindicatos, entre otros) y constituye un componente de la sociedad que, aunque interrelacionado con el Estado y el mercado, se define como un conjunto de organizaciones e iniciativas privadas destinadas a la producción de bienes y servicios públicos. El capital social es otro factor que tiene una alta incidencia en la cultura de la responsabilidad social. Este elemento implica propiedades organizacionales determinantes para mejorar la eficiencia de la sociedad al posibilitar la realización de acciones coordinadas y estratégicas para el desarrollo mediante la cooperación espontánea que alude al sentido de valor compartido. Además está la reciprocidad generalizada, que se asocia con la capacidad de configurar redes de intercambio social y productivo. Igualmente, es importante hacer referencia a las Redes Horizontales de Compromiso Cívico entendidas como las facilitadoras de la obtención de la ayuda requerida para la resolución de los dilemas de la acción colectiva. Además del capital social, el desarrollo comunitario requiere de una infraestructura cívica para que los programas de acción colectiva puedan funcionar. Las precarias circunstancias del desarrollo político colombiano hacen necesaria una inversión cívica que genere las bases institucionales adecuadas para la promoción y el desarrollo de programas de participación ciudadana mediante acciones de educación cívica, pedagogía constitucional, promoción del respeto hacia la diferencia y, todo lo que incida en el fortalecimiento de los valores de una sociedad justa y democrática. LA CULTURA DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN ESTADOS UNIDOS, BRASIL Y COLOMBIA Con base en los elementos conceptuales anteriores se ofrecerán ejemplos de la práctica empresarial de la cultura de la responsabilidad social en Brasil, Estados Unidos y Colombia. En Estados Unidos la práctica de la responsabilidad social y de la filantropía es resultado de una fuerte tradición de caridad religiosa y de una historia de patrocinio ejercido para la promoción de actividades artísticas e intelectuales. El cambio surgido en la postguerra, por una parte, y las críticas de las iglesias católica y protestante a la excesiva acumulación de riquezas, por la otra, incidieron en el nacimiento de la preocupación del mundo empresarial por el ambiente político y social circundante. Es innegable que en los últimos años ha aumentado significativamente en este país el número de organizaciones sin ánimo de lucro. No obstante, la práctica de la responsabilidad en buena medida sigue ligada a la caridad y al voluntariado. Esto ha obstaculizado el ejercicio filantrópico cabal que contribuya a la solución real de los problemas sociales estadounidenses. En Brasil, tanto la pobreza y la marginalidad, como la persistencia del clientelismo y las relaciones paternalistas, son fenómenos contundentes. En las últimas décadas han surgido allí numerosos movimientos y esfuerzos sociales que promueven acciones para superar esta situación crítica. Sobresalen las iniciativas provenientes de las iglesias y de los grupos religiosos que comparten el compromiso con la asistencia social. Más recientemente (década de los 80) la intensificación del ejercicio de la filantropía empresarial en Brasil ha venido complementando lo anterior. Ejemplos elocuentes de este activismo filantrópico empresarial en Brasil lo constituyen las empresas Xerox y a la cadena de almacenes C&A. De manera similar en el caso colombiano, la inequidad social y la pobreza, la primacía de los intereses individuales, la pérdida del sentido de pertenencia social y la noción errónea de que las actividades sociales corresponden exclusivamente al Estado y a la Iglesia, han sido incidentales en la dificultad de establecer una cultura de la responsabilidad sociales en el país. Por ellos se hacen impostergables los esfuerzos para fortalecer en Colombia este tipo de acciones. La influencia de la mentalidad empresarial norteamericana de la postguerra y también la necesidad de dar respuesta a las transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales del país en las últimas décadas, fueron los principales factores determinantes de la creación de las primeras fundaciones colombianas (Codesarrollo, Fundación Carvajal, Fundación Corona y Fundación para la Educación Superior, FES, entre otras) guiadas por la idea de ampliar el papel social de la empresa. Más recientemente, el debate y la aceptación por parte de un sector importante del empresariado de introducir el principio de la función social de la propiedad en la Constitución de 1991, representa un avance significativo para hacer posible la promoción de la cultura de la responsabilidad social en Colombia. Igualmente existen empresas que vienen practicando la cultura de la responsabilidad social en su cotidianeidad, tanto interna como externamente (ECOPETROL Y PROPAL, entre otras). LA CULTURA DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES Desde su nacimiento en 1948, la Universidad de los Andes ha tenido como propósito la formación de un individuo crítico y reflexivo mediante la provisión de una educación integral y humanista para las nuevas generaciones y dirigentes capaces de ejercer un liderazgo ético efectivo en el desarrollo nacional. En los programas de algunas unidades académicas de la Universidad, tales como las Facultades de Administración de Empresas, Arquitectura, Derecho, Humanidades y Ciencias Sociales (Departamentos de Antropología y Humanidades) e Ingeniería (Departamentos de Ingeniería Civil e Ingeniería Industrial), indistintamente, se hace explícita la preocupación por la ubicación de los estudiantes en la realidad económica, política y social colombiana, al igual que su interés en la formación crítica, ética y de responsabilidad social. Por otra parte, la oferta curricular de los departamentos de Ciencia Política, Psicología y Filosofía en la Facultad de Humanidades y la Facultad de Economía, también incluye materias con contenido formativo al respecto. A esto se suma la existencia de programas extracurriculares tales como Opción Colombia y el nuevo Opción Bogotá y actividades como el Fondo Social creado por los estudiantes de Física de la Facultad de Ciencias, entre otras. Todas estas experiencias le ofrecen al estudiante uniandino la posibilidad de acercarse a su función social pero, a pesar de esto, conviene anotar que aún no existe una conciencia cabal de la responsabilidad social en la Universidad de los Andes como institución, ni tampoco en la mayoría de sus integrantes individualmente. En especial los departamentos de Humanidades y Ciencias Sociales (Ciencia metodológica y prácticas necesarias para materializar la cultura de la responsabilidad social) no han potenciado sus posibilidades en procura de estos propósitos. A nivel de exalumnos, existen iniciativas como el Capítulo de Dimensión Social de Uniandinos, que busca precisamente integrar de manera efectiva a los exalumnos con labores sociales, teniendo en cuenta la posibilidad que tiene el egresado de la Universidad de aportar conocimiento y de canalizar recursos para proyectos de diferente índole. Por último, cabe reflexionar sobre la posibilidad de que la Universidad se constituya en una institución capaz de asumir y guiar las responsabilidades que tiene frente a lo público. En este sentido, se puede pensar en la Universidad de los Andes como un modelo de Universidad Pública No Gubernamental, es decir, como una universidad que sin depender de los recursos y directrices del estado, esté orientado a proyectarse a través de sus acciones en el medio social circundante, así como a promover, tanto interna como externamente, los valores de la democracia participativa y del estado social de derecho. En pocas palabras, la Universidad se podrá considerar de público y para lo público. Lo primero significa abrir sus puertas para el ingresos de todos los ciudadano proclives a acogerse al mandato de la excelencia académica sin ningún otro tipo de distingos. Lo segundo remite a priorizar y a orientar la producción del conocimiento en beneficio de su entorno con una verdadera proyección política y social. CÓMO PROMOVER UNA CULTURA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EL MARCO DE UN DESARROLLO SUSTENTABLE EN AMÉRICA LATINA. EXPONE: LAURA NOVOA VÁSQUEZ MIEMBRO DEL CONSEJO DE ALTO NIVEL PARA EL DESARROLLO SUSTENTABLE ONU El tema que me corresponde tratar en este segundo panel se inserta en el objeto más amplio del Seminario de que forma parte, dedicado a la filantropía como una forma de participación ciudadana. Lo enfocaré, por lo tanto, desde esta perspectiva más amplia. Aún cuando las intervenciones anteriores han dejado muy bien explicados los conceptos básicos en torno a los cuales estamos reflexionando, no está demás abundar sobre lo que la filantropía ha significado en la historia de los pueblos y cómo es preciso ponerla a tono con el signo de los tiempos que yo identifico con el principio del desarrollo sustentable como fuente de inspiración común para afrontar el presente y el futuro de la humanidad. La filantropía se define comúnmente como una actitud de ayuda y amistad activa hacia los seres humanos, cuyo contrario es la misantropía. Los griegos, que inventaron la palabra, la incorporaron a su pensamiento filosófico, integrándola así a su concepción de vida. Aristóteles observaba que el elogio reservado a los filántropos es el reconocimiento debido a aquellos que expresan en su conducta una actitud presente no sólo en los hombres, sino también, en los pájaros y en muchos animales. Así, la doctrina del altruismo natural se impone por encima de toda barrera social y penetra el pensamiento de todas las corrientes filosóficas de la antigüedad clásica, incluyendo los sofistas,los estoicos y los cínicos. A partir del renacimiento, la filantropía resurje en las tendencias racionalistas que consideran la virtud como premio de sí misma, procurándose una instrucción cosmopolita que busque formar hombres capaces de asegurar para sí y los demás toda la felicidad posible. Los filósofos positivistas defienden la presencia y desarrollo de los instintos de simpatía, sobre la base de que la evolución moral de las personas permitirá eliminar la pugna entre egoísmo y altruismo, no obstante defender fuertemente el individualismo como motor del progreso. Esa última visión, que une la justicia a exigencias éticas, pasa a ser una de las características del capitalismo clásico, particularmente en el mundo anglosajón, que procura atenuar los reveses de la fortuna y se dirige, no tanto al individuo, sino más bien, a la obra que éste puede realizar. Así es como promueve la laboriosidad a través de la creación de fundaciones, corporaciones, universidades, hospitales y a veces colosales obras filantrópicas, ajenas a motivaciones religiosas o políticas, que han contribuido ciertamente a una importante mejoría en las posibilidades de numerosos individuos. En nuestro medio, valga mencionar la Universidad Santa María, como ejemplo paradigmático de lo que acaba de decirse. No parece que los planteamientos anteriores puedan originar mayor controversia. Lo que sí puede derivar en un amplio debate es cómo acomodar los desafíos a que se enfrenta hoy en día nuestra sociedad en cuanto a si la humanidad no hace un esfuerzo consciente por conducir su propio destino, se llegará muy pronto a un planeta invivible por la destrucción del medio ambiente, el agotamiento de los recursos naturales, el hacinamiento de las ciudades, el calentamiento de la tierra, el agravamiento de la pobreza y las inevitables consecuencias de éstos y otros factores, que pueden terminar por comprometer la paz social, la supervivencia de los regímenes democráticos y el tan esperado mejoramiento de la calidad de vida y de la condición económica de las personas. Es en torno a las ideas que acaban de expresarse que ha surgido el concepto de Desarrollo Sustentable, inspirador de todos los acuerdos de la Cumbre de la Tierra o Conferencia de Río, en que, entre otras cosas, se aprobó el plan de acción conocido como Agenda roe, a cuyo cumplimiento se comprometieron todos los países, aunque sin fuerza vinculante. El concepto de desarrollo sustentable descansa, como es sabido por todos, en que el desarrollo económico de los países es algo altamente deseable porque ha de producir crecimiento económico y una mejor calidad de vida de las personas. Sin embargo, tal desarrollo no puede dejarse a la sola merced de las normas ciegas del mercado, sino que, debe abordarse con responsabilidad hacia las generaciones presentes y futuras. Creo que es válida en este aspecto la definición de Boutros Boutros-Ghali, Secretario General de las Naciones Unidas, en términos de asimilarlo a aquel desarrollo que responde a las necesidades del presente al ritmo de la renovación de los recursos, es decir, que no compromete el destino de las generaciones futuras. Existe consenso, por otra parte, en que un manejo inadecuado de las variables envueltas puede erigirse en germen violencia estructural que afecte la paz social y gobernabilidad de los pueblos y resulte, finalmente, en paradoja de detener abruptamente un proceso normal desarrollo. de la la de Esta realidad ha llevado a muchos ha pensar que una de las maneras de afrontar este desafío es recurrir al espíritu filantrópico del ser humano, que lo lleva a ser solidario, sacrificando muchas veces su también natural tendencia al egoísmo. La idea ya está lanzada y aún más, en movimiento. He tenido la oportunidad, mientras preparaba estas notas, de consultar un ejemplar de una revista social mejicana titulada "El Occidental", en que se reproduce el discurso pronunciado por don Manuel Arango Farías, Presidente del Centro Mejicano para la Filantropía, durante el Segundo Encuentro Iberoamericano realizado en ese país. No resisto la tentación de leer algunas de sus palabras que reflejan mis ideas de un modo mejor al que yo podría tener para expresarlas: "Democracia, mercados libres y privatización no son fórmulas mágicas ni procesos estáticos que fácilmente se alcanzan, para una vez logrados, recrearse en ellos y cosechar los beneficios. La práctica demuestra que aunque válidas, estas fórmulas son perfectibles y requieren para su adecuación un arbitraje permanente por parte del Estado, al igual que de una participación ciudadana más responsable, más participativa y más generosa. Una ciudadanía que ve más allá del interés personal y obligaciones cotidianas velando por el bienestar común. No hay modelo de desarrollo, constitución política, régimen de gobierno, instituciones financieras o mercado con suficientes recursos para rescatar a una sociedad sin valores, sin propósitos, sin sueños, sin compasión, sin fuerza de voluntad, sin límites propios, sin profundas creencias en algo más allá del presente inmediato. Podemos enfrentar el futuro con optimismo a condición de que enfrentemos el presente con realismo. El progreso no puede ser medido únicamente en términos económicos, con poca o ninguna consideración a millones de personas que están decepcionadas con sus vidas, aislados, desconectados a la vida, perdidos. De las palabras transcritas y de las reflexiones precedieron se derivan importantes conclusiones: a) Es a los gobiernos y a los gobernados a que las quienes corresponde la responsabilidad de morigerar el modelo de desarrollo aplicado en nuestros países, para llegar al Desarrollo Sustentable. b) Una de las maneras de morigerar resultados indeseados, antagónicos con el desarrollo sustentable, tales como la pérdida de puestos de trabajo, la inequidad o la pobreza, es recurrir al espíritu de solidaridad del ser humano a través de la filantropía. Ello en todos los sectores de la sociedad: el Gobierno, los empresarios, la sociedad civil. Nadie puede reclamar exclusividad respecto de un sentimiento que se da en todo ser humano. c) La disminución del rol del Estado en las democracias modernas relegándolo a la condición de regulador de los agentes económicos limita enormemente su capacidad efectiva de solución de los problemas de los económicamente débiles, así como también, la necesidad de enfrentar contingencias inmediatas dificulta que los gobiernos hagan suya una política integral de desarrollo sustentable, con la cual abordar tareas en el mediano y largo plazo que aseguren debidamente el interés de las generaciones futuras. d) Queda así de manifiesto que son los demás actores sociales los que deben asumir el papel más importante y trascendental de agentes promotores del desarrollo sustentable en todas las esferas de acción de nuestros países. Estos actores son, por una parte, el sector empresarial o privado y, por la otra, la sociedad civil organizada. e) La filantropía no es caridad. Implica movilizar recursos tanto financieros como recursos humanos y adoptar acciones concretas en pro de los fines perseguidos. Sentadas las premisas anteriores, entramos de lleno a cuestión planteada. ¿Cómo promover una cultura responsabilidad social en el marco descrito?. la de Es aquí donde retomamos el hilo de nuestro discurso anterior en torno a la filantropía y al espíritu de solidaridad que deben emplearse a fondo en corregir el modelo de desarrollo económico que nuestros países han elegido, con el objeto de adecuarlo a los principios inspiradores del desarrollo sustentable en la solución de cada situación concreta que se presente, en sus efectos de orden ambiental, de destrucción de recursos naturales no renovables, de acentuación de la pobreza o inequidad, de la pérdida de identidad nacional, de la implantación de patrones de consumo exógenos al país de que se trate, de la pérdida de calidad de vida, de hacinamiento en las ciudades, de la eliminación de puestos de trabajo, de la discriminación racial o de género, etc. Es obvio que para alcanzar los resultados buscados se requieren recursos, personales y económicos, los que conforme a lo dicho, no puede esperarse provengan sólo del Estado. Este puede en verdad atender estas necesidades por la vía de los impuestos, afrontándolas a través de sus políticas de gasto social. Sin embargo, como es muy difícil que sus políticas puedan incorporar de un modo real y efectivo los principios de desarrollo sustentable de forma integral y global, las soluciones que pueden esperarse por este lado son limitadas y requerirán siempre ser complementadas por la sociedad civil a través de sus múltiples maneras de organizarse y también por el sector privado. Cito como ejemplo la Teletón que ha permitido movilizar cuantiosos esfuerzos personales y económicos provenientes de estos dos sectores sociales para una causa tan loable como son los niños impedidos, sin otro motor que el de la solidaridad. La importancia que en esta materia tiene el sector empresarial queda de manifiesto si se considera que es el que pone en movimiento el modelo de desarrollo económico, el que gana dinero con ello, el que tiene capacidad de ahorro y el que decide dónde y en qué se invierten los excedentes de las empresas. Por otro lado, es función de la sociedad civil organizada movilizarse para obtener que tanto el Estado como el sector empresarial promuevan y financien medidas concretas tendientes a obtener que se corrijan algunos de los efectos negativos que el modelo de desarrollo implantado ha causado o que simplemente están presentes desde siempre en nuestras sociedades, invocando al efecto el espíritu de filantropía que denota la contradicción viviente que es el ser humano, entre egoísmo y altruismo y de cuya ambivalencia da cuenta la historia según relatamos al comienzo. Las maneras de abordar esta tarea son múltiples. Hay una que resalta por su importancia. Se trata de la formación de una cultura de desarrollo sustentable a través de la educación formal, informal o no formal que integre el valor de la solidaridad en la búsqueda de soluciones específicas para cada caso. Corresponde a la sociedad entera adoptar acciones concretas para crear esta cultura aportando al efecto los recursos humanos y económicos requeridos. Admito que es una tarea de largo, pero ¿qué otra gran misión no lo ha sido? Para ello es preciso que la sociedad civil organizada cree instancias de acercamiento y de convicción con los gobiernos y con el sector empresarial tendientes a involucrarlos en los principios expresados. En lo empresarial, la calidad total es un avance notable. El empresariado ha adoptado ya este principio en sus planes estratégicos. Ello envuelve una toma de conciencia de responsabilidad hacia los accionistas, hacia los trabajadores y hacia la comunidad. Fuera de este compromiso de largo aliento, existen acciones concretas que la sociedad civil puede asumir desde ya para promover la solidaridad en los otros sectores sociales, sean éstos los gobiernos o los empresarios. Cito algunas que se me ocurren en este momento: Está por realizarse un foro en nuestro país entre el gobierno y los empresarios. Me pregunto si la sociedad civil chilena estará presente en este evento para velar porque se le dé a éste un contenido solidario compatible con el desarrollo sustentable que debiera ser su objetivo principal. ¿No sería este el caso que al término de este seminario se designe una comisión que se acerque a los organizadores con el objeto expresado? Se anuncia la suscripción del tratado del Mercosur. ¿No sería del caso que como producto de este seminario se realicen acciones de acercamiento a los sectores gubernamental y productivo para ofrecer la participación de la sociedad civil chilena y de los demás países involucrados en resolver los problemas puntuales que afectarán a sectores importantes de las respectivas economías como ocurre en nuestro caso con el sector agrícola tradicional? Está también el estudio de aportes directos del Estado o de incentivos tributarios para que las empresas puedan canalizar recursos a los fines expresados, los cuales deben sugerirse a las instancias del gobierno y parlamentarias correspondientes. Por ejemplo, extender la Ley Valdés a otras finalidades, como las indicadas precedentemente; Autorizar cargar como gastos sumas invertidas en promover acciones solidarias determinadas; etc. Administración de recursos estatales en las para financiar o para incluir gastos generales. ONG's sea Procurar alianzas estratégicas con instancias de los gobiernos y con el sector empresarial para incorporar la solidaridad y el desarrollo sustentable en las estrategias de todas ellas. Finalmente, hay otro ámbito de acción que está todavía en un estado incipiente. Me refiero a la "globalización" de las organizaciones de la sociedad civil, de manera que puedan ser un contrapeso a las organizaciones internacionales de los gobiernos. Recomiendo al respecto, la lectura de un interesante artículo publicado en La Epoca del 23 de Junio de 1996, del profesor de la Universidad de Montreal, Myron Frankman. Luchar por mejorar la organización de la sociedad civil, superando sus debilidades: falta de recursos, falta de organización, falta de eficiencia, falta de representatividad, falta de regulación jurídica apropiada, falta de tradición histórica del país, es un desafío que la sociedad civil, con espíritu de superación, debe afrontar desde ya para conseguir los objetivos buscados. Comprendo que los temas planteados suenen utópicos, pero hay que recordar que el mundo siempre se ha movido detrás de principios y se trata justamente de acercarse a los que se han expresado en esta oportunidad. Recuerdo los hermosos versos de Antonio Machado tan difundidos por Joan Manuel Serrat: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar" y pienso que debieran servirnos de inspiración. III.- TERCER PANEL: ¿QUE MOTIVA AL SECTOR APOYAR PROYECTOS DE CIUDADANA? EXPONE: MARIA PIA GUZMAN GERENTE FUNDACION PAZ CIUDADANA MODERA: MÓNICA JIMENEZ DE BARROS DIRECTORA EJECUTIVA CORPORACIÓN PARTIVIPA EMPRESARIAL A PARTICIPACION Enfrentamos una paradoja Tratar el tema de la filantropía en la sociedad contemporánea significa, en primer lugar, hacerse cargo de una paradoja. Por una parte, se anuncia que estamos viviendo un renacimiento de organismos de la sociedad civil dedicados a dar respuesta a problemas sociales que hasta ayer eran de competencia casi exclusiva del Estado, como combatir la extrema pobreza, mantener hogares de menores, proponer medidas contra la delincuencia o prevenir la drogadicción. Es lo que se denomina el surgimiento del "tercer sector". Por otra parte, vemos cómo antiguas ONG's deben reducir sus funcionarios, recortar sus proyectos o terminar sus actividades. Lo anterior, sin perjuicio de importantes excepciones, como el Hogar de Cristo y la propia Corporación PARTICIPA, que han logrado adecuarse a una nueva realidad. También han surgido nuevas instituciones que han logrado orientar eficazmente sus acciones. Trataremos de dar nuestra visión clave que resuelve la paradoja. de dónde se encuentra la Visión tradicional Usualmente se ha considerado que, por motivos de filantropía y caridad, el sector empresarial debía satisfacer las demandas de instituciones de la sociedad civil que, sin fines de lucro, atendían problemas sociales como los mencionados. Esta manera de pensar llevó a la conclusión de que bastaba presentar un dramático cuadro de necesidades urgentes de atender para que los empresarios aceptasen otorgar los fondos. Sin embargo, a muy corto plazo se descubrió que la obtención de financiamiento no era tarea fácil y que muchas instituciones con buenas intenciones no lograban los recursos requeridos para actuar, obligándolas -en muchos casos- a desaparecer. Algunos se han justificado utilizando la consigna que los empresarios son insensibles a los problemas sociales. La realidad es muy distinta. Un análisis de las instituciones sinfines de lucro que funcionan en el país, atendiendo las más diversas necesidades de niños, ancianos , madres solteras, drogadictos, personas en conflicto con la justicia, etc., desmiente esta supuesta falta de generosidad empresarial. Podemos decir, con toda certeza, que los empresarios son grandes donantes, incluso más allá de los montos que la ley les permite descontar de sus impuestos. Un nuevo enfoque: orientación al cliente Las instituciones sin fines de lucro tienen que administrarse y vender su producto como cualquier empresa del sector comercial. Así, al potencial donante debemos mirarlo como a un "cliente", o mejor un "inversionista", al que buscamos convencer de las bondades de nuestro proyecto. Con este enfoque debemos tener claro que el mercado también es altamente competitivo y que estos "inversionistas" reciben cientos de solicitudes al año. Y, como todo mercado, las peticiones siempre superan con creces las posibilidades de financiar todos los proyectos sociales. Al final volvemos al primer dilema económico: necesidades ilimitadas y recursos escasos. Desde esta perspectiva es esencial entender qué motiva a los empresarios: ¿por qué responden positivamente de algunas instituciones y por qué deniegan financiamiento a otras? Las motivaciones personales son múltiples. Sin embargo, más allá de ellas, el segmento empresarial está dispuesto a invertir en proyectos de rentabilidad social. Para esto la institución deberá: ð Ser capaz de transmitir la importancia de la necesidad que se va a atender. Estas deben ser consideradas prioritarias por los potenciales "inversionistas". (Ejem: Delincuencia) ð Demostrar las ventajas que la institución posee para enfrentar esa necesidad social. ¿Qué factor nos hace diferentes? ð Precisar un proyecto claro en sus objetivos y coherente en sus acciones ð Determinar los recursos que se solicitan de acuerdo a la realidad de cada empresario que se aborda Eficiencia: orientación a los resultados Una vez demostrada la rentabilidad social del proyecto, debemos convencer a nuestros "inversionistas" de que poseemos los instrumentos más adecuado para ejecutarlo: equipos profesionales, estudios técnicos, capacidad de gestión, etc. Esto es, se debe ser capaz de demostrar eficacia o capacidad de generar resultados en el área en que se está trabajando. En la generosidad de las instituciones sin fines de lucro, la medición de la eficiencia, se realiza mediante indicadores indirectos. Básicamente, estos se refieren a la austeridad con la que la institución hace uso de los fondos donados: porcentaje de los recursos que financian gastos operativos o de administración, equipamiento e infraestructura, personal de planta y subcontratados, viajes al exterior, etc. En general, los empresarios prefieren financiar proyectos concretos. Sin embargo, dependiendo de la confianza en los directores, así como en la credibilidad y posicionamiento público de la institución, aceptan financiar los gastos propios para la realización de las actividades de la institución, así como también las remuneraciones del personal que trabaja en ella, ya que saben que son insumos necesarios para el adecuado logro de resultados. Si embargo, es importante tener presente que la proporción de estos ítemes, en relación con los ingresos, deben ubicarse dentro de los rangos que se consideran razonables: 50% gastos de operación y 50% gastos en los proyectos, como máximo. Mostrar con claridad resultados involucra establecer objetivos realizables y medibles en un plazo determinado, lo que, a su vez, significa desarrollar un plan de trabajo que permita anticipar las posibles contingencias que se enfrentarán. La institución y el proyecto que busca financiamiento debe contemplan necesariamente: ð ð ð ð ð objetivos específicos a lograr; metas estructuradas en el corto, mediano y largo plazo; acciones coherentes con la meta; formas de evaluación de los resultados (productos a obtener); presupuesto debidamente desglosado en ítemes correspondientes a remuneraciones profesionales (por período de tiempo) equipamientos, consultorías, etc. El Directorio deberá rendir una cuenta anual del logro de los objetivos y metas propuestas, los gastos financieros por ítemes, el impacto público y el nivel de posicionamientos en el nicho que se busca cubrir. Todo esto contribuye, además, a transmitir una imagen de solidez, profesionalismo y transparencia, que permite consolidar en el tiempo un soporte (o "colchón") de donantes institucionales y mantener satisfechos a los "inversionistas". Esta forma de trabajar va creando una cultura institucional que propende al cuidado de los recursos, y esa cultura transciende hacia el medio empresarial, generando confianza y facilitando -en el mediano plazo- la obtención de mayores recursos. Un último aspecto relevantes es el reconocimiento que se da a los empresarios por sus inversiones en áreas de interés social. La inversión ha de ser rentable en el máximo de aspectos posibles. Uno de ellos es la rentabilidad que le dará a la empresa o al donante individual, más allá de la satisfacción de saber que ha contribuido al bienestar social. Ese reconocimiento debe ser, en general, público, salvo que el donante solicite lo contrario, y con la mayor inmediatez posible dentro de un contexto razonable; por ejemplo, cuando se rinda la respectiva cuenta anual. Vivir en la incertidumbre En un mercado nadie tiene sus compradores aseguradores; muy por el contrario, debe esforzarse constantemente por satisfacerlos en un entorno dinámico y exigente. Si no se obtienen los fondos para el proyecto que se representa, puede ser porque no se estén ocupando todas las herramientas necesarias para lograrlos. Si a pesar de utilizar estas herramientas aún no se obtienen los fondos, entonces quizás la sociedad no valora el proyecto que se está presentando, y debe asumirse esa realidad, generando la propia institución su proceso de reconversión. Una institución sólida es la que continuamente se está analizando en su relación con el mercado y que enfrenta premeditadamente los cambios que en éste se operan. Como dice Drucker, hay que tener la disciplina del abandono organizado, "reconociendo que los cambios no constituyen amenazas, sino oportunidades".1 Finalizando Nuestra obligación, como gestores de proyectos sociales privados, es convertir las buenas intenciones en resultados. Para ello hay que definir estrategias eficaces de comercialización, innovación en la gestión y desarrollo de fondos. Pero, por sobre todo, hay que tener presente que cada vez resulta más peligroso depender 1 Dirección de Instituciones sin Fines de Lucro de las peticiones emotivas. Hoy, resultan de actualidad las palabras de San Agustín: "Rezamos para pedir milagros, pero trabajamos para pedir resultados". ¡Error!Marcador no definido. EXPONE: VIVIAN BLAIR TORRES DIRECTORA CENTRO MEXICANO FILANTROPIA, A.C. PARA LA Cuando hablamos de la participación de los empresarios en el sector filantrópico vale la pena aclarar que por empresarios estamos pensando en los inversionistas, directores y dueños de las empresas, que son los que tienen las responsabilidad de los recursos de la misma y no en los que realizan actividades filantrópicas a título personal. ¿Qué es responsabilidad social? La labor social de las empresas se tiende a percibir como un reconocimiento de la comunidad gracias a la cual han obtenido sus ganancias y una retribución a la misma. No obstante esta especie de "obligación moral", la labor social es vista como un acto de buena voluntad y genera buena imagen de la empresa. En sociedades con una gran cultura filantrópica, como la norteamericana, las motivaciones de los donantes han sido ampliamente estudiadas, sin embargo, en América Latina, el estudio del tercer sector es un campo todavía inexplorado. En el caso particular de Mexico, el Centro Mexicano para la filantropía, realizó el año pasado un estudio titulado, "las medianas empresas y las instituciones no lucrativas en México", en el que se pretendió conocer las contribuciones del sector empresarial en nuestro país, además de conocer las razones que empujaban a los empresarios a contribuir con el sector social. El 70% de los encuestados opina que la razón por la que contribuyen al sector social es la responsabilidad cívica, el 20% lo hace por generosidad, el 8% por la deducibilidad de los impuestos y el 2% por reflejar una imagen positiva de su empresa. De las empresas encuestadas, sólo el 53,7% de ellas otorgan donativos a las instituciones y dichas contribuciones no son mayores al 0.5% de las utilidades anuales en la mayoría de los casos. En la encuesta realizada por el CEMEFI sobre las empresas y las fundaciones en Mexico, estudio que se realizó a las grandes empresas mexicanas, demuestra que el 83% de las empresas aportan donativos por responsabilidad cívica, el 8% lo hace por generosidad, el 4% por imagen y menos del 1% lo hace por deducibilidad de impuestos. El resto de ellas argumentan otras razones para dar sus donativos y el monto de dichas contribuciones no es mayor al 1% de las ganancias anuales. Una de las similitudes en cuanto a las empresas medianas y grandes en relación a qué área dentro de la empresa maneja los donativos, es que ambas reflejan que no cuentan con un área determinada para el rubro, sin embargo, mientras que en las medianas empresas ninguna aceptó contar con ésta área, dentro de las grandes empresas el 2%, ¡Error!Marcador no definido. ya cuenta con un comité de donativos. Por su parte, Expansión, una importante revista de negocios en Mexico, afirma que las posiciones de los empresarios con respecto a la responsabilidad de las empresas son las siguientes: * Los que consideran que la responsabilidad social de la empresa se circunscribe a la que adquieren con los inversionistas, trabajadores, proveedores y clientes y su finalidad es hacer negocio respetando el marco jurídico. * Los que opinan que la responsabilidad social significa además participar en la solución de los problemas comunitarios incluyendo en ello, la colaboración de las empresas en proyectos educativos, asistenciales, culturales cívicos, ecológicos y de desarrollo social. * Los que consideran que la responsabilidad social es una forma de hacer negocios con rentabilidad, sin explotar al ser humano y sin destruir o afectar negativamente el medio ambiente. * Responsabilidad social, es crear empleos y cumplir con la ley, pagando impuestos y prestaciones a los trabajadores. Haciendo una tipología de porqué los empresarios apoyan proyectos sociales: * Los empresarios cuyas empresas tienen tal presencia y visibilidad social que son muy demandadas por los diferentes sectores como las iglesias, los equipos de deporte, las escuelas, etc. * Empresarios con valores cristianos que sienten una obligación personal de ayudar a los otros y lo hacen discreta y personalmente, sus empresas reflejan esta conciencia hacia adentro, pero no necesariamente es su "responsabilidad hacia la comunidad" * Empresarios de segunda o tercera generación,que heredan una empresa y al tener la ventaja de tener construido su patrimonio otorgan donativos a instituciones no lucrativas. En el marco del Primer Foro Trinacional sobre Inversión Social realizado en la Ciudad de Mexico el 12 de enero de 1995, se hicieron las siguientes propuestas en torno al tema de ¡Error!Marcador no definido. la responsabilidad social: * Crear un nuevo pacto social en el que intervengan los tres sectores de la sociedad, gobierno, empresarios y sector no lucrativo. * Concientiza a los empresarios de su responsabilidad de realizar una inversión social, ya sea mediante la donación de tiempo, talento o recursos. * Superar el concepto asistencial de la "cultura de los donativos" para avanzar hacia la "cultura de la inversión social". * Relacionar la filantropía con la estrategia de negocios y el mundo de la economía con el mundo del desarrollo social. * Crear un marco legal propicio para el sector no lucrativo que estimule el flujo de donativos. * Abrir la cultura filantrópica al mundo de los medios de comunicación y del intercambio de ideas. * Intensificar la búsqueda de soluciones que colaboren al desarrollo social y al mejoramiento de la calidad de vida de nuestras comunidades, con proyectos de fondo y programas de largo alcance. * Establecer formas de cooperación e intercambio de información entre las instituciones filantrópicas de Mexico, Estado Unidos y Canadá. * Organizar y sistematizar los resultados de los foros y reuniones de las diversas asociaciones filantrópicas en los diversos países. Sin embargo y, a pesar de la crisis económica por la que atraviesa el país, cada día no sólo se contribuye activamente con el sector, sino que también se hace promoción de la práctica de la filantropía. Uno de los argumentos que utilizan, es que ante la globalización y la privatización de empresas en la época actual, el papel del sector empresarial, es compartir en mayor medida la responsabilidad del desarrollo de la sociedad, la búsqueda en el mejoramiento de la calidad de vida de los sectores más pobres, a través del incremento de la inversión de tiempo, talento y dinero en beneficio de la comunidad. Pero no son solamente los líderes de opinión los que buscan incrementar la participación ¡Error!Marcador no definido. empresarial, también las fundaciones hacen este trabajo como es el caso de la Fundación Mexicana para la Salud, que en su estudio la Responsabilidad Social de las Empresas plantea que ésta consiste en hacer esfuerzos para evitar, en la medida de lo posible, que su personal se afecte en forma adversa en sus condiciones de bienestar, antes bien, se deben poner a su alcance medios para que logren más en ese aspecto y promover y apoyar acciones para que la sociedad, en su conjunto, supere problemas sociales y se beneficie, cada vez más, de programas de trascendencia social y, finalmente, creo que vale la pena mencionar también cuales son las motivaciones negativas de los empresarios que son la principal barrera para aumentar su contribución y su compromiso con los proyectos sociales: * La falta de recursos económicos es la principal razón por la que los empresarios no contribuyen a las instituciones (cabe mencionar aquí las justificaciones de Mir; las contribuciones no se basan en lo que sobra sino en lo que se destina además de que las aportaciones se pueden hacer en talento y tiempo) * Otra de las razones importantes que se aducen es la falta de conocimiento sobre las instituciones a las que se puede ayudar y a donde canalizar los recursos (aquí cabe mencionar que dentro del trabajo del CEMEFI está la difusión de las actividades generales del sector y la difusión de información sobre las actividades de las instituciones afiliadas al mismo) * La falta de credibilidad en la seriedad de las instituciones, así como en el uso correcto de los recursos lo cual puede ser contrarrestado al analizar el programa "mira por los demás". CONCLUSIONES En la historia del siglo XX, desde la Revolución Mexicana, el Estado asumió un papel protagónico en lo económico, por lo que realizó la transformación del país de rural a un país con industria, la población se convierte en mayoría urbana y los esfuerzos de la economía tienden a fortalecer a la industria. Con lo anterior, se logra una estructura cultural en la cual los ciudadanos no han sido constructores de la sociedad. El Estado generó la industria y generó subsidios, que encaminados a proteger a la misma, genera también la imagen de protector obligatorio de la sociedad. La Empresa, nunca se sintió responsable de la sociedad, ya que la responsabilidad fue dejada en su totalidad al Estado protector, pero ante la globalización y la apertura de los mercados, junto con la intensa privatización, obligan a que los tres sectores replanteen su ¡Error!Marcador no definido. papel dentro del conjunto del país, en la búsqueda por la solución de problemas nacionales como la pobreza, el analfabetismo, la salud, etc. El Centro Mexicano para la Filantropía puso en marcha, en 1994 el programa "MIRA por los demás", el cual busca, a través de la difusión nacional, un cambio cultural y de la actitud del mexicano hacia la filantropía, invita a la donación voluntaria de tiempo como trabajo voluntario en las instituciones, a la donación de dinero otorgando el 1% de los ingresos, antes de impuestos y, a la donación de talento. El Programa Empresarial "Mira por los demás" propone que todas las empresas de Mexico se conviertan en "Empresas que miran por los demás". A fin de recibir esta designación, una empresa debe comprometerse públicamente a adoptar e instrumentar una política de inversión comanditaria que incluya donativos a organizaciones de ayuda social y no lucrativas, fomentar y facilitar los donativos y la participación voluntaria de sus empleados activos y jubilados. ¡Error!Marcador no definido.