Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 136 Cartas al Editor / Med Clin (Barc). 2014;142(3):135–139 Trastorno mineral y óseo asociado a la enfermedad de Cacchi-Ricci Mineral and bone disorder associated with Cacchi-Ricci disease Sr. Editor: La enfermedad de Cacchi-Ricci o «riñón en esponja medular» es una entidad poco frecuente (en adultos la frecuencia se estima en 1:5.000 a 1:20.000). Se presenta con mayor frecuencia en la cuarta década de la vida y en mujeres1,2. Es una enfermedad no hereditaria que se caracteriza por una malformación de los túbulos colectores distales en la región pericaliciliar de las pirámides renales3,4. Fue descrita por primera vez en 1948 por Cacchi y Ricci. En la mayorı́a de los afectados la enfermedad es asintomática, pero la ectasia tubular predispone a hematuria (microscópica o macroscópica), infecciones urinarias de repetición y litiasis renal. Analı́ticamente se observa en sangre acidosis metabólica hiperclorémica, hipopotasemia e hiponatremia. A nivel urinario se puede detectar un defecto de concentración con acidosis tubular (distal y proximal incompleta), hipercalciuria o nefrocalcinosis (30-50%). Se presenta un caso de osteoporosis asociado a sı́ndrome de Cacchi-Ricci de inicio en una edad temprana, con buena respuesta al tratamiento farmacológico. Se considera de interés por la poca frecuencia de osteoporosis asociada al sı́ndrome de Cacchi-Ricci y por tratarse de una entidad infrecuente en varones. Se trata de un varón de 44 años de edad, con antecedentes personales de cefaleas, asma extrı́nseco a irritantes ambientales, escoliosis, litiasis renal y sı́ndrome de Cachi-Ricci (riñón esponjoso), que referı́a desde hace unos meses cervicobraquialgia derecha y dorsalgia. Tras la anamnesis y exploración el diagnóstico se orienta hacia un cuadro de caracterı́sticas mecánicas sin claro compromiso de raı́ces nerviosas cervicales. En la radiografı́a simple de columna cervical y dorsal se aprecia osteopenia a la altura de los cuerpos vertebrales dorsales e inversión de la lordosis cervical. En la resonancia magnética nuclear cervical se observa hernia discal y estenosis foraminal derecha C5-C6 y C6-C7. El paciente realiza tratamiento rehabilitador en fisioterapia, con evolución favorable del cuadro de cervicodorsalgia. Con los datos de imagen de la radiografı́a y el antecedente de riñón esponjoso se decide realizar estudio de osteoporosis, solicitando analı́tica general, marcadores de recambio óseo, orina de 24 h y densitometrı́a. Desde el punto de vista analı́tico destacaban cifras de urea de 35 mg/dl (VN: 1050), creatinina 1,0 mg/dl (VN: 0,7-1,2), filtrado glomerular 93 mil/ min (VN > 89), hipercalciuria, con cifras de calcio en orina de 24 h de 6,8 mg/kg/24 h (VN < 4), aumento de hormona paratiroidea intacta, con cifras de 12,7 pmol/l (VN: 0,5-5,5), 25-OH-vitamina D de 45 ng/ml (VN: 30-75) y cifras de Beta-CrossLap (marcador de resorción ósea) de 379 ng/l (VN: 80-590). En la densitometrı́a cabe destacar Z-score de columna lumbar: 2,3 y de cuello femoral:-1,5. La escala Z o Z-score es similar en concepto a la escala T, pero en este caso se comparan los resultados del paciente (cuantificado como número de desviaciones estándar) en relación con la densidad mineral ósea media de la población normal de su misma edad y sexo. Aunque no permite establecer el diagnóstico de osteopenia/osteoporosis, en realidad es la escala que refleja mejor si los resultados del paciente son normales, teniendo en cuenta sus caracterı́sticas. La escala Z será normal si sus valores se sitúan entre +1 y -1. Desde este momento se instaura tratamiento con bifosfonatos (ácido alendrónico 70 mg/sem), calcifediol 32 mg/dı́a (8 gotas diarias) e hidroclorotiazida 25 mg/24 h, evidenciándose una mejorı́a tanto en los valores densitométricos como en los analı́ticos, en sucesivas revisiones. En pacientes con esta enfermedad, la primera alteración que suele aparecer es el defecto de acidificación, seguido por una secuencia de defectos de mineralización ósea, hipercalciuria y formación de cálculos; sin embargo, no podemos descartar que la litiasis renal en estos pacientes sea el principal defecto, que al dañar la nefrona distal provoca un fallo en la acidificación (hipocitraturia con hipercalciuria) que por sı́ misma debe alimentar la litiasis5. La calciuria y la acidosis tubular distal van asociadas casi siempre a enfermedad ósea; la hipercalciuria produce un aumento de la resorción ósea secundaria a un aumento en la secreción de PTH para poder ası́ mantener una adecuada concentración de calcio en sangre6, por lo que en nuestro caso, la hipercalciuria asociada a la enfermedad de Cacchi-Ricci de nuestro paciente podrı́a contribuir a una baja densidad mineral ósea, pudiendo ser tratado en este caso con bifosfonatos por presentar cifras de función renal dentro de la normalidad, al igual que un adecuado filtrado glomerular, ya que en pacientes con filtrado glomerular inferior a 30 ml/min estarı́a contraindicada su utilización. Los pacientes con esta enfermedad no suelen ser estudiados y suelen pasar desapercibidas las alteraciones de la densidad mineral ósea que suelen ir asociadas7. Esta enfermedad se puede manifestar de 2 formas8: 1. Forma indolente: rara vez se caracteriza por cálculos e infecciones del tracto urinario, a menudo diagnosticada por los signos y sı́ntomas atı́picos. Esta forma no suele ir asociada a disfunción tubular o enfermedad ósea. 2. Otra forma mucho más frecuente es aquella en la que el paciente presenta cálculos renales de pequeño tamaño, que solo ocasionalmente necesita una intervención urológica. En estos pacientes sı́ se presenta disfunción tubular con hipercalciuria e hipocitraturia y enfermedad ósea asociada. La técnica de imagen de elección es la urografı́a intravenosa9, que es capaz de demostrar el engrosamiento piramidal, la dilatación calicial e incluso la presencia de cálculos intraductales10. La urografı́a, cuando la ectasia tubular es moderada, muestra en la papila áreas lineales conocidas como «rayos de sol», y áreas con pequeñas formaciones quı́sticas. En estas últimas pueden precipitarse sales de calcio formando cálculos (nefrocalcinosis medular). La frecuencia de asociación de hipercalciuria, acidosis tubular distal e hipocitraturia, en conjunción con ectasia urinaria en los conductos papilares, puede desencadenar la formación de fosfato cálcico y/o piedras de oxalato cálcico. En las formas más graves la papila está muy deformada, con cavidades y gran distorsión de los cálices. La afectación de la papila es variable, incluso en los distintos cálices del mismo riñón. Cuando algún cálculo erosiona el cáliz en la pelvis puede producir uropatı́a obstructiva, visualizándose en la urografı́a dilatación del sistema pielocalicial. Su curso y pronóstico a largo plazo es favorable, aunque la presencia de las complicaciones antes mencionadas puede hacer que evolucione en algunos casos hacia fases avanzadas de insuficiencia renal. Respecto al tratamiento para la prevención de cálculos renales en los pacientes con dicha enfermedad, se han utilizado las tiazidas (diurético que favorece la reabsorción de calcio) y el citrato potásico (se metaboliza en el hı́gado en bicarbonato, para corregir la acidosis tubular distal incompleta y ası́ poderse activar los canales de calcio epiteliales), favoreciendo de esta forma, desde el punto de vista óseo, una reducción en la resorción ósea. La osteoporosis asociada al sı́ndrome de Cacchi-Ricci (riñón en esponja) en el varón existe, siendo necesario su diagnóstico y tratamiento precoz para evitar problemas derivados de la misma. Bibliografı́a 1. Gambaro G, Feltrin GP, Lupo A, Bonfante L, D’Angelo A, Antonello A. Medullary sponge kidney (Lenarduzzi-Cacchi-Ricci disease): A Padua Medical School discovery in the 1930s. Kidney Int. 2006;69:663–70. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Cartas al Editor / Med Clin (Barc). 2014;142(3):135–139 2. Parks JH, Coe FL, Strauss AL. Calcium nephrolithiasis and medullary sponge kidney in women. N Engl J Med. 1982;306:1088–91. 3. Morris Jr RC, Yamauchi A, Palubinskas AJ, Howenstine HJ. Medullary sponge kidney. Am J Med. 1965;38:883. 4. Goldman SH, Walker SR, Merigan Jr TC, Gardner Jr KD, Bull JM. Hereditary occurrence of cystic disease of the renal medulla. N Engl J Med. 1966; 274:984. 5. Fabris A, Lupo A, Bernich P, Abaterusso C, Marchionna N, Nouvenne A, et al. Long-term treatment with potassium citrate and renal stones in medullary sponge kidney. Clin J Am Soc Nephrol. 2010;5:1663–8. 6. Zerwekh JE. Bone disease and idiopathic hypercalciuria. Semin Nephrol. 2008;28:133–42. 7. Fabris A, Bernich P, Abaterusso C, Marchionna N, Canciani C, Nouvenne A, et al. Bone disease in medullary sponge kidney and effect of potassium citrate treatment. Clin J Am Soc Nephrol. 2009;4:1974–9. 8. McPhail EF, Gettman MT, Patterson DE, Rangel LJ, Krambeck AE. Nephrolithiasis in medullary sponge kidney: Evaluation of clinical and metabolic features. Urology. 2012;79:277–81. 137 9. Thomas E, Witte Y, Thomas J, Arvis G. Cacchi and Ricci’s disease. Radiology, epidemiology and biology. Prog Urol. 2000;10:29–35. 10. Cicerello E, Merlo F, Maccatrozzo L. Nephrolithiasis in medullary sponge kidney. Arch Ital Urol Androl. 2011;83:40–2. Gracia M. Ábalos-Medina*, Irene Fernández Rodrı́guez, M. del Mar Almagro Ratia y M. Auxiliadora Fuentes Ellauri Servicio de Medicina Fı´sica y Rehabilitación, Hospital Virgen de las Nieves, Granada, España * Autor para correspondencia. Correo electrónico: graciabalosmed@hotmail.com (G.M. Ábalos-Medina). http://dx.doi.org/10.1016/j.medcli.2013.04.039 Brote familiar de botulismo alimentario A family outbreak of foodborne botulism Sr. Editor: El botulismo es una toxiinfección causada por las neurotoxinas producidas por la bacteria Clostridium botulinum (C. botulinum) y se caracteriza por una parálisis fláccida descendente. Existen varios tipos de toxinas botulı́nicas, aunque solo los tipos A, B, E y raramente la F producen enfermedad en humanos1. La enfermedad se presenta en adultos bajo 3 formas sindrómicas dependiendo de que la neurotoxina botulı́nica sea ingerida en alimentos contaminados (botulismo alimentario) o formada in vivo por la multiplicación de C. botulinum en el tracto gastrointestinal (botulismo intestinal) o en heridas abiertas (botulismo de las heridas). En todas ellas, la neurotoxina bloquea de forma irreversible las terminaciones colinérgicas del sistema nervioso periférico, tanto a nivel de los ganglios periféricos como de la unión neuromuscular. El botulismo alimentario se produce por la ingesta de alimentos que contienen la neurotoxina preformada, asociándose el botulismo por toxina tipo A al consumo de conservas caseras de verduras2. El perı́odo de incubación es variable, entre pocas horas y hasta 7 dı́as después de la absorción de la toxina. Puede evolucionar desde formas leves hasta un cuadro grave de parálisis simétrica de pares craneales, seguida por una parálisis fláccida descendente y simétrica, que puede afectar a la musculatura respiratoria y provocar la muerte del paciente por insuficiencia respiratoria. El diagnóstico es esencialmente clı́nico y se confirma por la determinación de la toxina botulı́nica en sangre, heces, contenido gástrico del paciente y/o alimentos contaminados3. El tratamiento implica una adecuada terapia de soporte y la administración precoz de la antitoxina botulı́nica, que actúa bloqueando la toxina botulı́nica circulante y enlenteciendo la progresión de la enfermedad4. A continuación se describen 2 casos de botulismo alimentario familiar por toxina tipo A. Caso 1. Se trata de un varón de 50 años que acudió a Urgencias por un cuadro de 48 h de diplopı́a y disartria. En la exploración inicial presentaba una leve paresia del músculo recto externo izquierdo, con ligera disartria. Ingresó en Medicina Interna y se realizó un estudio analı́tico que fue normal (incluyendo anticuerpos antiacetilcolina y anti-MuSK negativos) y una RM cerebral que no mostró alteraciones. A los 3 dı́as del ingreso apareció una progresiva sequedad de boca, disfagia y debilidad muscular, con paresia del hipogloso y glosofarı́ngeo izquierdos, junto con un reflejo nauseoso disminuido. El paciente explicó que su hijo presentaba sı́ntomas neurológicos similares (caso 2) y en la anamnesis dirigida refirió la ingesta 24 h antes del inicio del cuadro de una conserva casera de olivas y paté de atún. Fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos por la sospecha de botulismo, donde se procedió a la administración de la antitoxina (Botulism Antitoxin Berhing1, en dosis única de 500 ml). El electroneuromiograma mostró un bloqueo en la unión neuromuscular con conducción axonal normal. A los 10 dı́as del ingreso revertieron los sı́ntomas neurológicos, con persistencia de una leve disartria. Fue dado de alta 14 dı́as después de su ingreso presentando únicamente una leve debilidad muscular. Caso 2. Varón de 12 años que acudió a Urgencias por un cuadro de 48 h de leve disartria y diplopı́a, asociando progresiva pérdida de fuerza en la musculatura cervical y leve disfagia. Referı́a la ingesta 5 dı́as antes de una conserva casera de olivas y paté de atún. En la exploración inicial presentaba pupilas midriáticas y reactivas, leve paresia del músculo recto externo izquierdo, ligera disartria y pérdida de fuerza en la musculatura cervical, que le impedı́a flexionar la cabeza en decúbito supino. Fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos por la sospecha de botulismo, donde se procedió a la administración de la antitoxina. A los 4 dı́as del ingreso presentó una reversión de los sı́ntomas neurológicos, con persistencia de una leve debilidad muscular. Fue dado de alta 9 dı́as después de su ingreso, asintomático. Ante la sospecha clı́nica de 2 casos de botulismo alimentario, se contactó con la Agencia de Salud Pública de Barcelona para iniciar el estudio del brote familiar5. Se obtuvieron muestras de sangre y heces de ambos pacientes y se remitieron al Centro Nacional de Microbiologı́a, donde se realizó el análisis de detección de toxina botulı́nica en heces (bioensayo en ratón, cultivo mixto anaerobio y amplificación genómica de genes de neurotoxinas A, B, E y F) y suero (amplificación genómica de C. botulinum), y que resultó positivo en el caso 1 y negativo en el 2. El análisis de detección de toxina botulı́nica en los remanentes de alimentos (bioensayo en ratón, cultivo mixto anaerobio y amplificación genómica de genes de neurotoxinas A, B, E y F) resultó negativo. En este sentido, cabe destacar que entre los 263 casos de botulismo alimentario diagnosticados en Estados Unidos entre 1990-2000, en 37 de ellos (14%) se desconocı́a el alimento causante de la intoxicación2. La ausencia de antecedentes de enfermedad gastrointestinal y de tratamiento antibiótico previo, la negatividad en la detección de bacterias de C. botulinum en heces y la rápida mejorı́a clı́nica tras el