REPRESENTATIVIDAD DE LAS ASOCIACIONES EMPESARIALES: NUEVOS TIEMPOS, VIEJOS PROBLEMAS IRRESOLUTOS Comunicación a la primera ponencia “Representatividad y afiliación” Margarita Miñarro Yanini Profesora Titular de Universidad Universidad Jaume I -CastellónI. PLANTEAMIENTO Las asociaciones empresariales son unas estructuras asociativas -sujetos colectivosimpropiamente tratadas en el ámbito laboral. Así, pese a encontrarse a caballo entre las asociaciones profesionales y las organizaciones económicas, son referidas por las normas laborales debido a las importantes funciones con incidencia directa en el ámbito laboral que tiene asignadas, principalmente la de ser interlocutor de los sindicatos en la negociación colectiva estatutaria sectorial. Sin embargo, no se establece una verdadera regulación de las mismas, sino que las normas las tratan de forma muy incompleta, alcanzando sólo algunos aspectos que, además, tampoco son regulados de forma acabada, por lo que plantean numerosas incógnitas. Abundando en esta dirección, queda pendiente el anunciado desarrollo reglamentario previsto en la DA 1ª.2 de la LOLS, que podría haber despejado algunas de las dudas que ahora se plantean. Con todo, los problemas no se agotan en el plano jurídico, sino que también alcanzan a los medios probatorios de la representatividad. Como es sabido, las asociaciones empresariales no participan en procesos electorales semejantes a los que determinan la condición de más representativos de los sindicatos, y no hay ningún cauce público alternativo que permita acreditar de modo fehaciente la concurrencia de la representatividad exigida por las normas laborales. Este régimen incompleto, inconcreto y laxo no ha constituido, en la práctica, un grave problema para las propias asociaciones empresariales, que cobijadas en la unidad representativa de la CEOE y asociaciones vinculadas, han podido actuar como más representativas sin tener que demostrar que alcanzanexigentes requisitos ni desarrollar complejas actividades probatorias. No obstante, en los últimos tiempos, la hegemonía de la patronal única está siendo puesta en cuestión por otras asociaciones empresariales que mantienen muy diverso posicionamiento. Esta tesitura está evidenciando las tachas y problemas derivados del deficiente régimen jurídico de estas asociaciones y de la ausencia de vías probatorias de su representatividad que sean garantistas. De este modo, ha aflorado esta cuestión irresoluta -hasta ahora latente-, dándole plena actualidad y reclamando para ella una respuesta adecuada, tan necesaria como importante. Esta situación queda reflejada en la SJS nº6 de Bilbao de 23 de abril de 2014 (Rec.102/2014), confirmada por la STSJ del País Vasco de 14 de octubre de 2014 (Rec.1818/2014) que, en una situación de pugna entre dos asociaciones empresariales en el marco de la negociación colectiva sectorial, por la oposición de una de ellas al convenio negociado por la otra que desarmaba aspectos fundamentales de la reforma laboral, evidencia las carencias y problemas apuntados. Las cuestiones debatidas en estos pronunciamientos, y algunos otros a los que se aludirá, inciden en los puntos que 1 en la práctica resultan más problemáticos, que marcan el eje del epígrafe IV de este análisis. II. BREVE REFERENCIA AL MARCO NORMATIVO Las asociaciones empresariales son, a tenor del art.7 CE, instituciones básicas del sistema político 1 que, junto a los sindicatos y al más alto nivel,tiene atribuida la elevada función de contribuir “(…)a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios”.Pese al refuerzo que supone para las asociaciones empresariales su mención explícita en el texto constitucional2 , éste, a diferencia de a los sindicatos, no les otorga una cobertura jurídica singular, sino que aquéllas quedan amparadas por el genérico derecho de asociación establecido en el art.22 CE. Con todo, en el nivel infra-constitucional, cuentan con la todavía vigente regulación específica que de ellas establece la Ley 19/1977, de 1 de abril, de asociación sindical, aplicándose con carácter supletorio la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del derecho de asociación. Estas asociaciones son organizaciones profesionales con tintes económicos 3 , si bien su proyección en el ámbito de las relaciones laborales es de primer orden, puesto que son los interlocutores que representan a la parte patronal frente a los sindicatos. Esta trascendencia laboral explica que, según prevé el art.2, l) LRJS, sea el orden jurisdiccional social, y no otro, el competente para conocer las cuestio nes litigiosas que se susciten en torno a la constitución y reconocimiento de personalidad jurídica de estas asociaciones. Asimismo, determina que las normas laborales regulen ciertos aspectos de su función representativa en su dimensión de estructuras representativas con trascendencia en el ámbito socio-laboral. Éstos hacen referencia básicamente a las condiciones de representatividad que han de cumplir para desarrollar sus funciones de negociación colectiva estatutaria de ámbito sectorial (art.87.3,c TRET), representación institucional, así como para la obtención de cesiones temporales del uso de bienes inmuebles patrimoniales públicos (DA 6ª TRET). Se trata, en consecuencia, de una regulación parcial, puesto que únicamente se refiere a funciones y competencias muy concretas de las asociaciones empresariales. Además, es muy incompleta y laxa, puesto que los criterios de medición de la representatividad que establece presentan lagunas e indefiniciones que suscitan numerosas dudas. III. LA CONFUSIÓN Y LAXITUD DE LOS CRITERIOS DE MEDICIÓN DE LA REPRESENTATIVIDAD DE LAS ASOCIACIONES EMPRESARIALES: CRÍTICA A LA FÓRMULA ESTABLECIDA Como se acaba de apuntar, la proyección de la mayor representatividad en el ámbito de las asociaciones empresariales se ha realizado de modo sumamente confuso. Así, el 1 GARCÍA MURCIA, J. Organizaciones sindicales y empresariales más representativas, MTSS, 1987, p.36. 2 Según destaca CRUZ VILLALÓN, J., “La representatividad sindical y empresarial en las relaciones laborales y en el sistema político español”, Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, nº8, 2004, p.151. 3 En este sentido, se ha indicado que se encuentran a caballo entre las organizaciones profesiones y las organizaciones económicas, vid. MONEREO PÉREZ, J.L., MOLINA NAVARRETE, C. y MORENO VIDA, M.N. Manual de Derecho Sindical, Granada (Comares), 2015, p.123. 2 art.87.3,c) TRET, precepto capital a los efectos que aquí interesan, establece que podrán negociar convenios sectoriales las asociaciones empresariales que en el ámbito geográfico y funcional del mismo “cuenten con el diez por ciento de los empresarios, en el sentido del artículo 1.2 y siempre que estas den ocupación a igual porcentaje de los trabajadores afectados, así como aquellas asociaciones empresariales que en dicho ámbito den ocupación al quince por ciento de los trabajadores afectados”. Como regla subsidiaria para sectores en los que ninguna asociación alcance dichos porcentajes, el precepto establece que estos convenios podrán ser negociados por “asociaciones empresariales de ámbito estatal que cuenten con el diez por ciento o más de las empresas o trabajadores en el ámbito estatal, así como las asociaciones empresariales de comunidad autónoma que cuenten en ésta con un mínimo del quince por ciento de las empresas o los trabajadores”. Por su parte, la DA 6ª TRET utiliza estos porcentajes aunque no de modo totalmente uniforme, al reconocer capacidad representativa a efectos de ostentar la representación institucional y de obtener cesiones temporales del uso de bienes inmuebles públicos, a las asociaciones empresariales “que cuenten con el diez por ciento o más de las empresas y trabajadores en el ámbito estatal”, así comoa las de comunidad autónoma que“cuenten en esta con un mínimo del quince por ciento de los empresarios y trabajadores”. En consecuencia, a diferencia de los criterios de representatividad de los sindicatos, los relativos a las asociaciones empresariales carecen de una regulación uniforme 4 , puesto que sólo tiene valor parcial, no son uniformes y no se aplican sobre el mismo referente. Así, por lo que respecta a la parcialidad, según se desprende del citado art.87.3 y la DA 6ª TRET, la representatividad no se establece con carácter general, sino sólo a determinados efectos, que son la negociación de convenio colectivo sectorial, la representación institucional y la cesión temporal del uso de bienes inmuebles públicos 5 . Además, en cuanto a la falta de uniformidad y fraccionamiento, pese a que numéricamente se fijan dos parámetros -10% y 15%- éstos no se aplican sobre el mismo referente, sino que éste varía en atención a cuál sea la función y/o ámbito en el que pretenda hacerse valer. Estas tachas derivan en una gran laxitud del sistema de medición de la representatividad de las asociaciones empresariales, incomparablemente más flexible que el aplicado a los sindicatos. Indiscutiblemente, la ausencia de un proceso electoral entre los empresarios al modo del que se aplica a aquéllos, vinculado a las elecciones a representantes unitarios, determina que éste deba ser distinto. Así, aunque doctrinalmente se han apuntado otros posibles parámetros de medición - no exentos de problemas- 6 , en atención a la cuasi- unidad asociativa empresarial existente tradicionalmente en la 4 Según destaca CRUZ VILLALÓN, J., “La representatividad sindical y empresarial en las relaciones laborales y en el sistema político español”, op. cit., p.170. 5 En este sentido, la doctrina destaca que nuestro sistema no reconoce a las asociaciones empresariales una singular posición jurídica, sino sólo prerrogativas muy concretas, vid. GARCÍA MURCIA, J. Organizaciones sindicales y empresariales más representativas, op. cit., p.125. 6 Así, se han apuntado como posibles vías de medición el número de trabajadores, volumen de negocios, cifras de ventas, valor de recursos propios y otros parámetros rechazables por ser netamente económicos, así como la posibilidad de desarrollar procesos electorales en el ámbito empresarial con este objeto, GARCÍA MURCIA, J. “Organizaciones sindicales y empresariales más representativas”, op. cit., pp.131-132. 3 realidad empresarial en España 7 , nuestro ordenamiento jurídico opta por el criterio más inmediato y sencillo, que es la medición del nivel asociativo de la asociación empresarial, si bien lo combina con el porcentaje de trabajadores que ocupan las empresas que la integran. Establece así un doble requisito, acumulativo en primera instancia, dirigido a lograr un equilibrio de representatividad entre la pequeña -siempre exigiendo que además de empresa mercantil lo sea laboral- y la gran empresa, puesto que la exigencia de un porcentaje de empresas garantiza la representatividad entre las primeras y la del mismo número porcentual de trabajadores garantiza la representatividad de la asociación entre grandes empresas 8 . En principio, es cierto que este criterio se ajusta a la realidad tradicional del panorama asociativo empresarial en España y por tanto no carece de justificación. El problema es que no está debidamente desarrollado y no resulta suficientemente garantista, al carecer de medios que acrediten su concurrencia. De este modo, faltan especificaciones importantes, como la de cuáles son los trabajadores que entran en el cálculo porcentual, que ante la indeterminación normativa habrá de incluir a todos 9 . No obstante, más relevante aún es que, pese a que la representatividad empresarial permite el desarrollo de funciones sumamente relevantes, este sistema no es suficientemente garantista, dado que no existen vías fiables para controlar su cumplimiento. Esta dificultad se pone particularmente de manifiesto con la aparición de otras asociaciones empresariales que rompen esa tradicional unidad, mo strando la concurrencia de sensibilidades distinta en el ámbito empresarial, y que disputan espacios representativos a las asociaciones mayoritarias preexistentes. IV. LAS DIFICULTADES DE LA PRUEBA DE LA REPRESENTATIVIDAD DE LA ASOCIACIÓN EMPRESARIAL: ESPECIAL REFERENCIA A LA DISPUTA POR LA LEGITIMACIÓN EN EL MARCO DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA SECTORIAL 1. La ruptura de la unidad en el asociacionismo empresarial y su proyección en la negociación colectiva Como ya se ha apuntado, más allá de las dificultades o tachas que presenta la determinación de la representatividad de las asociaciones empresariales en nuestro ordenamiento jurídico-que son importantes y numerosas-,se considera que su mayor problema es la inexistencia de mecanismos que permitan comprobar fehacientemente que alcanzan los porcentajes exigidos por las norma. Tal defecto no tiene efectos prácticos notables en un sistema de unidad asociativa empresarial, puesto que no hay posible disputa, pero la realidad está demostrando cada vez más, a través de la emergencia de nuevas asociaciones, que también en este ámbito hay diversas sensibilidades que quieren hacerse valer reivindicando sus espacios de actuación en el ámbito socio- laboral. Este es el caso de asociaciones como la emergente Círculo de Empresarios del Sur -CESUR- que mantiene posicionamientos muy alejados de 7 PALOMEQUE LÓPEZ, M.C. Derecho Sindical español, Madrid (Tecnos) 5ª edición, 1994, p.119. En este sentido, CRUZ VILLALÓN, J., “La representatividad sindical y empresarial en las relaciones laborales y en el sistema político español”, op. cit., p.171. 9 Así lo destaca GARCÍA MURCIA, J. Organizaciones sindicales y empresariales más representativas, op. cit., p.135. 8 4 CEOE10 . También lo es de la asociación Bizkaidendak, que el 16 de octubre de 2013, en el ámbito del comercio textil de Bizkaia, adoptó un convenio colectivo negociado con ELA en el que lograba revertir las principales previsiones de la reforma laboral de 201211 , dejando claro con ello que no convergía con la patronal mayoritaria. Se sustraía así esta asociación de participar en la comisión negociadora para la renovación del convenio text il que se constituyera el 7 de julio de 2009 y en la que participaba la hasta entonces única asociación patronal del sector, CECOBI, y los sindicatos UGT, CCOO y LAB. ELA consideraba que la falta de acuerdo en esta comisión durante tan dilatado período respondía a la estrategia de CECOBI de promover la pérdida de vigencia del convenio, prorrogada hasta septiembre de 2013. Esta última asociación empresarial impugnó el convenio colectivo suscrito por ELA y Bizkaidendak, aduciendo la falta de representatividad de ésta y propiciando sendas respuestas judiciales, las citadas SJS nº6 de Bilbao de 23 de abril de 2014 y STSJ del País Vasco de 14 de octubre de 2014. La pluralidad de asociaciones empresariales podría no derivar en confrontación directa en situaciones en las que sus papeles no son excluyentes, sino que permiten que cada una de ellas ostente su espacio de representatividad -representación institucional, cesión temporal de bienes inmuebles públicos-. Sin embargo, se torna en disputa en los casos en que la actuación de una resulta excluyente de la de otra u otras, como es el caso de la negociación colectiva estatutaria cuando las potenciales asociaciones empresariales participantesmantienen posiciones tan divergentes que determinan que no quieran formar parte de la misma comisión negociadora, sino que cada una de ellas desee negociar en solitario. En tal caso, como sucede en los pronunciamientos referidos, la pugna, de un lado para que el convenio no vea la luz o sea anulado -por parte de la asociación que no lo ha negociado- y por otro, para que alcance validez y perviva -por parte de la asociación firmante- saca a relucir importantes cuestiones sobre el papel de los diversos sujetos implicados -partes negociadoras e interesados- así como de la autoridad laboral encargada del registro de los convenios en el control de la representatividad de las asociaciones empresariales, para las que no siempre se encuentra respuesta adecuada. Asimismo, ponen de manifiesto las dificultades que derivan de la inexistencia de medios garantistas de medición de la representatividad patronal en nuestro sistema y la consecuente necesidad de establecer a nivel normativo cauces adecuados fiables. 2. El método aplicable para determinar la representatividad de las asociaciones empresariales: presunciones en defecto de datos oficiales Como se apuntaba anteriormente, no sólo no hay posibilidad de trasladar el sistema de medición de la representatividad de los sindicatos al ámbito de las asociaciones empresariales, sino que no existe en nuestro país ningún procedimiento alternativo que permita contar con datos oficiales al respecto. Así, la vía más inmediata que permite conocer el nivel asociativo son los censos de las asociaciones empresariales, si bien éstas suelen ser reacias a mostrarlos. Esta situación se produce en el supuesto que 10 Según se destaca enhttp://www.elconfidencialdigital.com/dinero/empresarios-creando-alternativaCEOE_0_2600139974.html 11 Este convenio, incorporaba, entre otros contenidos, la ultractividad indefinida (art.2), limitaciones adicionales en la distribución irregular de la jornada y la consideración de no laborables de domingos y festivos (art.7) y en procedimientos de inaplicación del convenio terminado el período de consultas, la renuncia a aplicar el arbitraje obligatorio ante la CCNCC salvo que así se acordase por voto favorable de la mayoría de ambas representaciones (art.16). 5 constituye la base de la SJS nº6 de Bilbao de 23 de abril de 2014 y STSJ del País Vasco de 14 de octubre de 2014, en la que ninguna asociación presenta a los sindicatos dato alguno que acredite su representatividad. En cualquier caso, aunque los presenten, se trata de información carente de carácter público, por lo que su fiabilidad es muy cuestionable, como prueban los no infrecuentes casos de doble asociación de empresas, situación inconcebible en el plano sindical pero que incluso ha sido admitida en alguna ocasión ensede judicial (STSJ de Murcia de 31 de octubre de 2000), si bien sin refrendo en instancias superiores (STS de 19 de septiembre de 2001). A ello hay que añadir que, aprovechando la falta de vías adecuadas para clarificar la representatividad real, las asociaciones empresariales tienden a hinchar sus cifras de asociados12 .Ilustrativo de ello es la situación que refleja el laudo arbitral dictado por el profesor Sala Franco en el ámbito de la ne gociación colectiva estatal del campo el23 de marzo de 2015. Ante las dudas en torno a la representatividad ostentada, el árbitro requirió a las siete asociaciones implicada sus datos asociativos y, existiendo en este sector 90.000 empresas -según estimación del Ministerio de Empleo y Seguridad Social-,las autocertificaciones presentadas por las seis asociaciones empresariales que atendieron tal requerimiento arrojaron un inverosímil saldo conjunto que ascendía a la cifra de 213.048 empresas asociadas. No obstante, aun con todos los problemas que rodean los censos como medio probatorio, son incompletos puesto que también ha de probarse el número de trabajadores que ocupan las empresas, lo que implica tener que recurrir a otros medios complementarios que prueben este dato, como pueden ser recibos de salarios o boletines de cotización. Asimismo, para conocer los datos globales sobre los que calcular la representatividad puede acudirse a certificados de Cámaras de Comercio, Registro Mercantil, Tesorería General de la Seguridad Social o informes de la Dirección General de Trabajo, si bien la utilidad de estos instrumentos a estos efectos es relativa, por cuanto incluyen empresarios autónomos y no utilizan parámetros homogéneos respecto del ámbito laboral en aspectos tan esenciales como es la delimitación de sectores de actividad 13 . Para tratar de salvar las importantes carencia de mecanismos adecuados que permitan acreditar con garantías de veracidad la representatividad de las asociaciones empresariales, se han desarrollado una serie de prácticas que tratan de colmar el vacío y dar respuesta a las situaciones que plantea la realidad negocial. La primera de ellas es el reconocimiento de la contraparte. Así, se presume que tiene representatividad para negociar las asociaciones empresariales a quienes los interlocutores sociales con los que negocia se la reconoce. El efecto que provoca esta presunción es que “se invierte la carga de la prueba y se obliga a probar la falta de representatividad a quien la alega” (STS de 25 de enero de 2001), protegiendo así la posición de la asociación reconocida como representativa, aunque dando la posibilidad a los sujetos interesados de presentar pruebas que rompan la presunción. Sin embargo, ésta plantea varios problemas, puesto que, por una parte, se traslada a la asociación que 12 Las diferencias se evidencian en la cifra de asociados declarada en diferentes momentos por asociaciones empresariales españolas de diversos niveles territoriales, que ponen de manifiesto la sobredimensión numérica, según destaca ESTEVE SEGARRA, A. Las asociaciones empresariales: régimen jurídico y representatividad, Navarra (Aranzadi), 2003, p.98. 13 Sobre el particular vid. ESTEVE SEGARRA, A. Las asociaciones empresariales: régimen jurídico y representatividad, op.cit., p.100. 6 quiera romper la presunción los problemas y dificultades de falta de medios de prueba garantistas -aunque ahora en sentido negativo-, y por otra, como la realidad suele superarse de continuo, pueden darse casos en los que este reconocimiento no sea tan nítido. De este modo, en el supuesto examinado por las referidas sentencias, ELA se había sumado al reconocimiento del 100% de representatividad en favor de CECOBI que UGT, CCOO y LAB habían realizado el 7 de julio de 2013, cuando se firmó la última prórroga del convenio anterior.No obstante, pocos mese después, el 3 de octubre de ese mismo año 2013, reconoce el 60% de representatividad a Bizkaidendak, por lo que el doble y muy próximo en el tiempo reconocimiento patronal de ELA añade confusión a la situación. Con todo, cierto es que tampoco sería imposible que se produjera un vuelco asociativo que explicase la rápida ascensión de la nueva asociación sobre la preexistente, máxime en previsibles situaciones de tensión por la persistente lentitud de las negociaciones derivada de una actitud de CECOBI poco proclive a avanzar en la adopción de un nuevo convenio. La segunda de las presunciones viene dada por el registro del convenio, si bien ya se anuncia que queda condicionada y devaluada por la oscuridad del art.90 ET. De este modo, a tenor de esta presunción, si el convenio colectivo supera el control de legalidad que efectúa la autoridad laboral encargada del registro se presume que es válido, por lo que quien mantenga su invalidez habrá de probar en el correspondiente proceso de conflicto colectivo la falta de representatividad de quienes lo negociaron (STS 11 de noviembre de 2009, R.38/2008). En el supuesto referido del sector del comercio textil de Bizkaia, el convenio gozaba de tal presunción de validez al haber superado el filtro de legalidad y haber sido registrado por la autoridad laboral competente, por lo que correspondía a la asociación demandante, CECOBI, probar la falta de legitimación por insuficiencia de representatividad de Bizkaidendak, firmante del convenio. Con todo, como después se verá, en sede judicial se produjo de facto un cuestionable traslado de la actividad probatoria. En suma, dos presunciones tratan de ordenar la representatividad de la s asociaciones empresariales, protegiendo a la reconocida por el banco sindical en el proceso negociador así como a la firmante de un convenio que ha superado el preceptivo control administrativo y por tanto es válido. Con todo, en ambos casos se trata de presunciones iuris tantum, destruibles por prueba en contrario que demuestre la falta de representatividad de la asociación empresarial.El problema es que el hecho de que no puedan acreditarse los niveles representativos de las asociaciones empresariales por cauces oficiales y que la ley no deje claro el papel de la autoridad laboral en el registro de convenios colectivos determina que no sean una solución aceptable. 3. El papel de la autoridad laboral respecto del control de la representatividad de las asociaciones empresariales en el registro de convenios (y de nuevo, los problemas probatorios) Cabe plantearse cuál es el papel de la autoridad laboral encargada del registro de los convenios respecto del control provisional de legalidad relativo al concreto aspecto de la representatividad de las asociaciones empresariales firmantes, pues es éste un requisito de legalidad de los convenios colectivos. En el supuesto que subyace a sendas sentencias de 2014 referidas, ambas asociaciones rechazan que tenga tal competencia, 7 pues por una parte CECOBI insiste desde el principio en que la única función de la autoridad laboral en este caso ha de ser abstenerse de registrar el convenio e instar el procedimiento judicial de oficio, mientras que la asociación firmante del convenio Bizkaidendak- rechaza la posibilidad de cualquier control del convenio por parte de la autoridad laboral,a la vez que la presiona para que registre el convenio con el argumento de que de no hacerlo se producirá un vacío de regulación. En suma, cada una de las asociaciones defiende sus dispares intereses, pero ambas coinciden en que la autoridad laboral debe realizar una actividad mecánica alejada de cualquier función fiscalizadora del convenio. El proceder de estas asociaciones se encuentra de algún modo respaldado por el confuso art.90 ET, que lejos de ser claro, muestra la tensión que genera la fiscalización administrativa en el marco de la negociación colectiva. De este modo, este precepto dispone en su apdo.2 que los convenios han de ser “presentados ante la autoridad laboral, a los solos efectos de registro”, lo que parece apuntar a la imposibilidad de mayor actividad por su parte 14 . No obstante,otras previsiones del mismo establecen la base de una efectiva actividad de control de la autoridad laboral sobre los convenios presentados a registro. Este es el caso de la contenida en el apdo.6, que encomienda a la autoridad laboral velar por el cumplimiento del principio de igualdad por razón de sexo por los convenios. También lo es el muy significativo apdo.5, que de forma concluyente dispone que “si la autoridad laboral estimase que algún convenio conculca la legalidad vigente o lesiona gravemente el interés de terceros, se dirigirá de oficio a la jurisdicción social, la cual resolverá sobre las posibles deficiencias (…)”, lo que implica, claro está, que ésta ha examinado y valorado previamente el contenido del convenio. En suma, estas previsiones del art.90 ET no ofrecen sombra de duda acerca de la labor de control que debe realizar la autoridad laboral sobre la legalidad o lesividad de los convenios presentados a registro. Sin embargo,es cierto que también muestran la tensión que genera la fiscalización administrativa en el marco de la negociación colectiva. Con todo,de la implicación de la la autoridad laboral en la garantía del ejercicio efectivo de la autonomía colectivapropia de un sistema democrático de relaciones laboralesderiva precisamente que haya de evitar un uso extralimitado de sus funciones de control. En consecuencia, debe realizar una adecuada combinación entre acción e inhibición, desarrollando efectivamente el control público pero sin caer en un ejercicio extralimitado de esta función. Este punto de equilibrio se encuentra en la existencia de una duda razonable que haga cuestionar el cumplimiento de las exigencias legales por parte del convenio colectivo. En relación a la legitimación de las asociaciones empresariales firmantes de un convenio, dicha duda puede derivar de indicios que hagan cuestionar el cumplimiento de los requisitos establecidos en los arts.87 y 88 ET por aquéllas. Indudablemente, constituye duda razonable que un mismo sindicato haya reconocido en un breve espacio de tiempo el 100% y el 60% de representatividad a dos asociaciones empresariales diferentes, como ha sucedido en el supuesto al que se refiere la SJS nº6 de Bilbao de 23 de abril de 2014. Es de destacar que en la realización de dicho control de legalidadla presunción de legitimación de las partes negociadoras derivada del reconocimiento mutuo no supone límite ni condicionante, puesto que sólo es de aplicación a los sujetos colectivos que la cuestionan, pero no a la autoridad laboral, según ha declarado el Tribunal Supremo -si 14 Así lo destaca PALOMEQUE LÓPEZ, M.C. “Derecho Sindical español”, op. cit., p.430. 8 bien en casación ordinaria y en base a una interpretación a contrario sensu-, (STS de 3 de julio de 2012 -rec.83/2011-). En consecuencia, el reconocimiento de la asociación empresarial por la contraparte social y la consiguiente inversión de la carga de la prueba sobre quien se opone no juega en el control previo sobre la legalidad de los convenios realizado por la autoridad administrativa, lo que no sólo implica que ésta puede examinar este aspecto, sino que no está sujeta a los condicionantes que de ella derivan. En consecuencia, la desvinculación de la presunción derivada del reconocimiento mutuo en el control administrativo de legalidad determina que la prueba de la falta de representatividad aducida no recaerá en exclusiva sobre la asociación empresarial que cuestiona la legitimación de la firmante, aunque ésta no quedará exenta de realizar actividad probatoria.Por tanto, ante la inexistencia de reglas específicas,procede atendera las reglas generales establecidas en el art.217 LECa fin de dilucidar a quien corresponderá la actividad probatoria 15 . En cualquier caso, se descarta que del criterio de la disponibilidad y facilidad probatoria ex apdo.7 derive que haya de ser la administración laboral la que deba cargar con la prueba, puesto que los datos de representatividad “(…) se encuentran en la propia asociación empresarial, que es una persona jurídica de derecho privado, y no en la Administración Pública garante de la legalidad de los convenios”. Además, la pretensión de atribuir a la Administración la carga probatoria “supone un obstáculo inaceptable en la defensa de la legalidad en un sistema de negociación colectiva como el regulado en el Título III del ET, que atribuye a los convenios colectivos una eficacia general que desborda los ámbitos de representación asociativa de los sujetos negociadores”(STS de 3 de julio de 2012, citada). Más adecuado será, en aplicación de los arts.217 apdos.2 y 3 de la LEC, que la autoridad laboral reclame a todas las asociaciones implicadas la acreditación de sus respectivos porcentajes de representatividad, puesto que son éstas quienes más ajustadamente pueden facilitar dicha información, siendo además esta solución la que mejor se adecúa al principio de imparcialidad de la autoridad laboral. Este proceder es el que sigue la autoridad laboral en el supuesto contemplado en la SJS nº6 de Bilbao de 23 de abril y STSJ del País Vasco de 14 de octubre, ambas de 2014. Sin embargo, ninguna de las dos asociaciones presentó ninguna prueba; CECOBI, que desde el principio venía reclamando la presentación de tal dado por parte de Bizkaidendak, aduciendo que no disponía de autorización de los asociados para facilitar esos datos; esta última, simplemente por la vía omisiva. Es por ello que, dado que ninguna de las asociaciones empresariales acreditó su representatividad por vía alguna, la autoridad laboral admitió la otorgada por las partes en la constitución de la comisión negociadora y procedió al registro del convenio. En suma, en su función de garante inicial de la legalidad de los convenios colectivos,la autoridad laboral debe examinar la representatividad de la asociación empresarial firmante siempre que existan dudas razonables acerca del cumplimiento por su parte de los requisitos de representatividad que hagan cuestionar su legitimación. En caso de que sus dudas se despejen en sentido positivo, procederá al registro del convenio. En caso contrario, rechazará el depósito e iniciará procedimiento de oficio para que sea el juez de lo social quien, en su caso, determine la nulidad del convenio. En cualquier caso, se traslada desde los interlocutores sociales a la autoridad laboral, en su función de control previo de legalidad y, en su caso, posteriormente, al órgano 15 Así lo destaca la STS de 21 de marzo de2002 (rec.516/2001). 9 judicial, en el correspondiente procedimiento de impugnación de convenio colectivo o de conflicto colectivo, la problemática derivada de la falta de medios de control adecuados de la representatividad de las asociaciones empresariales. V. A MODO DE CONCLUSIÓN Como reza el título de este trabajo, la representatividad de las asociaciones empresariales constituye un viejo problema no resuelto en nuestro sistema jurídico que se enfrenta a nuevas situaciones, como es la ruptura de la tradicional unidad asociativa empresarial. Esta situación pone en primer plano las tradicionales carencias del sistema establecido y aplicado, al tiempo que va revelando nuevos problemas. En este sentido, particular incidencia ha de hacerse a dos órdenes de cuestiones que laten en el supuesto enjuiciado en las STJ nº6 de Bilbao de 23 de abril de 2014 y STSJ del País Vasco de 14 de octubre de 2014, en las que he apoyado el discurso de último epígrafe. Estos son, en primer lugar, un argumento de técnica jurídica: La crisis de los principio establecidos para cubrir las carencias de la regulación y las limitaciones de prueba de la representatividad de las asociaciones empresariales. La ruptura de la hegemonía de la asociación empresarial única pone de manifiesto el muy limitado y cuestionable papel del reconocimiento mutuo y de la presunción de validez de los convenios registrados. Con todo, la solución a esta disfuncionalidad no debeconsistir en ningún caso en la sustitución de éstas por otras pautas de similar origen, sino que el primado de la ley ha de determinar que, lejos de buscarse usos o técnicas que parcheen las lagunas y puntos oscuros de la regulación, la norma establezca un sistema fiable que garantice fehacientemente la representatividad de las asociaciones empresariales. Como queda manifiesto en el supuesto referido, finalmente los principios sólo son atendidos por la autoridad laboral -que precisamente es la que no está vinculada a ellos-, que ante la falta de prueba de la representatividad por las dos asociaciones empresariales se apoya en reconocimiento que el sindicato dio a la firmante. Posteriormente, este convenio fue impugnado por CECOBI a través del procedimiento judicial de conflicto colectivo, siendo anulado -y en consecuencia perdiendo efectos como convenio colectivo de eficacia general16 - por la referida SJS en decisión que es ratificada por la STSJ antes citada, si bien con un argumento que es formalmente cuestionable a tenor de los principios examinados: sólo Bizkaidendak presentó sus datos afiliativos y de ocupación, los cuales revelaban que algunos de sus asociados pertenecían al comercio en general y que igualmente se incluía cierto número de trabajadores autónomos del comercio textil sin personal a su servicio. Se permitía así a CECOBI mantenerse en su hegemónica y soberbia actitud no colaboradora, basada en que nada tenía que demostrar quien un día lo tuvo todo. En segundo lugar, un argumento de política del Derecho: Los intentos de instrumentalizar a la autoridad laboral al servicio de las estrategias empresariales y sindicales para rectificar y corregir la reforma laboral. En situación social de cambio, confrontación y posiciones polarizadas, se agudiza el riesgo de instrumentalizar a la autoridad laboral, pretendiendo que asuma un papel de moderador de la negociación colectiva que no responde a esquemas democráticos. Sin duda, la autoridad laboral debe 16 Pues sí desplegaría efectos como convenio de eficacia limitada, según destacaba la asociación firmante al conocer la sentencia de suplicación confirmatoria de la de instancia http://www.elcorreo.com/bizkaia/economia/201410/22/tribunal-superior-confirma-anulacion20141021234718.html. 10 ejercer efectivamente sus funciones de control de legalidad, aunque atendiendo pautas claras que indiquen cuáles son sus facultades y límites. Sin embargo, el art.90 ET no sólo no esclarece cuál sea su función, sino que genera tensión al albergar la clave tanto de la inhibición como de la acción de la autoridad laboral, siendo por ello fuente de confusión y oscuridad. En suma, mientras todo avanza, nuestro sistema de medición de la representatividad de las asociaciones empresariales parece lastrado a un pasado en el que no se hallan respuestas a los problemas que plantea el actual panorama socio- laboral. En consecuencia, es prioritario que la ley defina un modelo de representatividad patronal que contribuya a construir un sistema español de relaciones laborales moderno y desarrollado, acorde a los nuevos tiempos y a los desafíos que éstos plantean. 11