Nueva Época Año 1, No. 1

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Universidad Autónoma del Estado de México
Facultad de Antropología
Revista electrónica
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio – Diciembre 2011
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
DIRECTORIO INSTITUCIONAL
2
Dr. en C. Eduardo Gasca Pliego
Rector
M.A.S.S. Felipe González Solano
Secretario de Docencia
Dr. Sergio Franco Maass
Secretario de Investigación y Estudios Avanzados
Dr. en C. Pol. Manuel Hernández Luna
Secretario de Rectoría
M. A. E. Georgina María Arredondo Ayala
Secretaria de Difusión Cultural
M. en A. Ed. Yolanda E. Ballesteros Sentíes
Secretaria de Extensión y Vinculación
Dr. en C. Jaime Nicolás Jaramillo Paniagua
Secretario de Administración
Dr. en Ing. Roberto Franco Plata
Secretario de Planeación y Desarrollo Institucional
Dr. en D. Hiram Raúl Piña Libien
Abogado General
Lic. en Com. Juan Portilla Estrada
Director General de Comunicación Universitaria
C. P. Ignacio Gutiérrez Padilla
Contralor de la Universidad
Profr. Inocente Peñaloza García
Cronista
Nueva Época Año 1, No. 1
DIRECTORIO INTERNO
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ANTROPOFORMAS
FACULTAD DE ANTROPOLOGÍA
Coordinador General
M. en A. S. Mauricio García Sandoval
Director
Mtro. Ignacio Medina Alegría
3
M. en A. S. José Concepción Arzate Salvador
Subdirector Académico
Comité Editorial Externo
C. P. Ana Luisa Luna Velázquez
Subdirectora Administrativa
Dra. María Isabel Mora Ledesma
(El Colegio de San Luis, A.C.)
M. en A. S. Ignacio Medina Alegría
Coordinador de Investigación y Estudios Avanzados
Mtra. Guadalupe Cámara Gutiérrez
(Universidad Autónoma de Yucatán)
L. en A.S. Rosalinda Gómez Gutiérrez
Coordinadora de Difusión Cultural
Mtro. Francisco Ríos Agreda
(Universidad Autónoma de Querétaro)
L. en A.S. Mireya Núñez Martínez
Coordinadora de Extensión y Vinculación
Comité Editorial Interno
L. P. T. Claudia Lidia González Sáenz
Coordinadora de Planeación
L. en A. S. Federico Arzate Salvador
Jefe del Departamento de Titulación
Dr. Juan Jesús Velasco Orozco
Mtro. Rodrigo Marcial Jiménez
Mtro. Juan Trejo Castro
L. en A. S. Rebeca Esquivel Rivera
Jefa del Departamento de Control Escolar
Mtra. María Madrazo Miranda
M. en A. S. Carlos Alberto Flores Armeaga
Jefe del Departamento de Prácticas de Campo
Apoyo Editorial
L. en P. Jorge Gálvez Pichardo
Jefe del Departamento de Tutoría Académica
C. Larissa Dickie Alemán
L.L.I. Claudia Lucía Benhumea Rodríguez
Antropoformas Es una publicación semestral que tiene por objetivo promover, impulsar y dar a conocer trabajos de investigación,
reflexivos e información sobre Antropología y otras disciplinas de las Ciencias Sociales afines a ella.
Antropoformases la revista de la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma del Estado de México.
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Revista Antropoformas. Nueva Época Año 1 No. 1, Julio – Diciembre 2011
Los artículos publicados en esta revista son revisados por el comité editorial y de exclusiva responsabilidad de los autores.
Los trabajos deben entregarse o enviarse a la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma del Estado de México, en la
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Francisco Villa, Colonia Universidad, C.P. 50130. Tel. (722) 2 19 46 15 Email: fantropologia@uaemex.mx
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Índice
Presentación
5
Investigación
__________________________________________________________________
4
El comportamiento socio-espacial en los transportes públicos urbanos:
una aproximación cualitativa
Rafael Tomás y María Amérigo
Universidad de Castilla-La Mancha, España
6
Los retos de la antropología social y de la etnología para su aplicación
Salomón Nahmad
CIESAS Pacífico Sur Istmo-Oaxaca
30
Políticas de la vivienda y cambios sociales
Agustín Martínez Colín
Héctor Hernández Rosales
Facultad de Antropología, U.A.E.M.
61
La familia en el Caribe: notas sobre su historia
Irma Ramírez González
Facultad de Antropología, U.A.E.M.
77
Un modelo de industrialización globalizado
Carmen Bueno Castellanos
Universidad Iberoamericana
101
Ensayo
__________________________________________________________________
Juventud: un concepto en busca de visibilidad
Carlos Alberto Estrada Leal
124
Etnografía
__________________________________________________________________
Rescate de la artesanía textil mazahua en San Pablo Tlalchichilpa
Mariel Morales Espinoza, Elizabeth Peña Rubio, Susana Apolinar Gómez
y Alejandra Díaz Castañeda
U.A.E.M.
140
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Presentación
Parte de los objetivos que tiene nuestra Facultad, es vincular el trabajo que se realiza al
interior de la misma con la sociedad en general, por esta razón hemos emprendido la tarea
de retomar la difusión de resultados de proyectos de investigación, para que éstos sean
conocidos por lectores interesados en conocer el desarrollo social y su interpretación por
especialistas de diferentes universidades que contribuyen con nuestra revista.
En esta nueva época, nos apoyamos de los medios electrónicos y tecnológicos para la
realización y distribución de la información, ya que esto facilitará el cumplimiento del objetivo
de hacer llegar a sus manos de manera semestral nuestro documento, el cual estará a
disposición de los interesados a través también de la página oficial electrónica de nuestra
institución.
Para este número, se han retomado artículos que hablan sobre el quehacer antropológico
por medio del análisis de métodos vinculados a la etnología, por parte de una de las
personas que más ha colaborado con nosotros y reconocido por su constante trabajo para el
conocimiento de las culturas y la descripción de sus elementos como lo es él Dr. Salomón
Nahmad.
Para el caso del interés sobre la antropología urbana y los procesos de industrialización,
contamos con un artículo de Rafael Tomás y María Amérigo de la Universidad de Castilla y
de la Dra. Carmen Bueno. En dichos trabajos se muestra el análisis que se lleva a cabo en
un espacio globalizado en donde los servicios como el transporte público y la
industrialización repercuten en la vida cotidiana de los individuos.
Por parte de nuestros investigadores se cuenta con dos artículos más que hablan sobre
las formas de vida entre las familias del Caribe y las políticas de vivienda y los cambios
sociales derivadas de ella, material resultado de la interpretación y del trabajo de campo de
los profesores.
Para dar espacio a los estudiantes y egresados, se anexa un ensayo sobre la juventud y
su entorno visto por un individuo que forma parte del mismo fenómeno, y un texto producto
del trabajo de campo de un grupo de estudiantes que participaron en el rescate del proceso
artesanal textil en San Pablo Tlalchichilpa.
Pensando en ayudar en la difusión de la riqueza cultural que se tiene al interior de todas
las comunidades en el mundo y sobre todo en nuestro país y nuestra entidad, la Facultad
aporta este trabajo para que sea leído por la gente interesada en ello, pero además
invitamos a todo aquel que con su labor quiera contribuir a la valoración y rescate de la
cultura.
M. en A.S. Mauricio García Sandoval
Director de la Facultad de Antropología
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Nueva Época Año 1, No. 1
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EL COMPORTAMIENTO SOCIO-ESPACIAL EN LOS TRANSPORTES PÚBLICOS
URBANOS: UNA APROXIMACIÓN CUALITATIVA
RAFAEL TOMÁS
MARÍA AMÉRIGO
Resumen
La presente investigación está centrada en el comportamiento socio-espacial de los
individuos que viajan en los transportes públicos urbanos. Los resultados obtenidos
ponen de manifiesto cómo la conducta socio-espacial humana, en el contexto
concreto de los transportes públicos urbanos, presenta una gama de respuestas por
parte del sujeto frente a la interacción forzada y, fundamentalmente, ante la invasión
de su espacio personal, que no se reducen a reacciones básicas de huida o
conducta agonística, sino que expresan una amplia diversidad, que solo puede
entenderse como el resultado de un proceso cognitivo-conductual mucho más
elaborado.
Palabras clave: Comportamiento social, interacción cultural, espacios urbanos,
antropología social.
Abstract
This study focuses on socio-spatial behaviour in a specific urban context: public
transport. The results show that, in the specific context of urban public transport,
Departamento de Psicología, Universidad de Castilla-La Mancha, España.
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human socio-spatial behaviour produces a range of responses on the part of the
subject when faced with forced interaction, or what is basically the invasion of one‟s
personal space. These responses are not confined to basic reactions of flight or
agonistic behaviour, but display great diversity, which can only be explained as the
7
result of a much more complex cognitive-behavioural process.
Keywords: Social behaviour, cultural interaction, urban space, social anthropology.
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INTRODUCCIÓN
Los referentes teóricos empleados en la construcción del objeto de estudio de esta
investigación son los estudios etológicos de la territorialidad humana, la antropología
8
del espacio, los modelos de coping o afrontamiento del estrés y las etnografías de
los denominados no lugares.
La etología humana (Eibl-Eibesfeldt 1993, 1995, 1995b, 1977) aporta la
descripción de los componentes subyacentes del comportamiento territorial y la
existencia de patrones de comportamiento social adquiridos durante nuestra historia
evolutiva como pequeñas bandas. Esta disciplina muestra cómo el modelo actual de
relaciones sociales, en el marco de las masivas sociedades urbanas, resulta
incompatible con dichos patrones filogenéticos y deriva en respuestas de
despersonalización en muchas de las interacciones sociales en la gran ciudad.
En la antropología del espacio, la variación cultural de la conducta espacial
son las distintas posibilidades de los grupos humanos de definir su interacción
ambiental (Canter 1978). Las diferentes percepciones y significados atribuidos al
entorno constituyen las dimensiones ocultas que estudia la proxémica (Hall 1973).
La etnografía de espacios públicos y anónimos (no lugares) (Augé 2001,
2002) muestra cómo los extraños que interactúan y comparten espacios y vivencias
generan patrones de interacción característicos de dichos espacios.
Finalmente, los modelos de coping (Lazarus y Folkman 1984, 1986;
Fernández-Abascal 1997; Morris y Maisto 2001) ofrecen un modelo de las
respuestas de adaptación al estrés generado por determinadas interacciones, como
la intrusión al espacio personal y las estrategias de afrontamiento desarrolladas ante
dicha situación. La especificidad cognitiva humana aumenta la complejidad de la
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conducta socio-espacial, por lo que el procesamiento de la información resulta
fundamental en la percepción de las situaciones como estresantes, en la
construcción y atribución de significados, y en el desarrollo de estrategias de
afrontamiento de estas situaciones ambientales.
9
En lo referente al comportamiento espacial son fundamentales los siguientes
conceptos:
1) Espacio personal. Desarrollado por Hall (1966) y Sommer (1974), define un
área que mantienen y defienden los individuos alrededor de sí mismos.
Sommer lo precisa como un área delimitada por unas fronteras invisibles, que
circunda el cuerpo, dentro de la cual se considera que los intrusos no deben
penetrar. Hall (1959) lo describe como un sistema de comunicación no verbal
que regula los procesos de interacción (proxémica), el territorio propio o
personal (conducta territorial) y la experiencia vivida (positiva o negativa del
hacinamiento).
2) Distancia interpersonal. Regula las relaciones, establece límites y mantiene
patrones de respuesta a la invasión de los espacios personales. Sus
funciones son la autoprotección (como una “zona amortiguadora o de
protección del cuerpo y del yo”), facilitar la comunicación interpersonal,
regular la intimidad y transmitir información acerca de la distancia considerada
óptima. Holahan (1999) incluye la atracción interpersonal, función que permite
regular las muestras de atracción interpersonal, discriminando distintos tratos
afectivos.
3) Territorialidad. Defensa de un territorio personal, con límites invisibles,
mediante el desarrollo de conductas como el gesto, la postura y la ubicación,
que transmiten un mensaje claro y significativo (Holahan 1999); regula la
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interacción y organización social a través de la expresión espacial de las
relaciones jerárquicas y de dominación, dando soporte espacial a categorías y
roles sociales, regulando el conflicto y la agresión, contribuyendo a la
construcción de la identidad personal y grupal y resaltando la distintividad
10
frente a los otros.
4) Privacidad. Control selectivo del acceso al yo y manejo de la interacción para
huir de una sociabilidad sentida como excesiva (Sommer 1974; Altman 1975).
Sus principales funciones son regular límites para la interacción (evitar la no
deseada y buscar la deseada) y establecer de un grado considerado óptimo a
su acceso al yo (Altman 1976, 1977). Al igual que la territorialidad, es un
mecanismo eficaz para regular el grado deseado de privacidad y preservar el
espacio personal. Pero mientras la privacidad hace énfasis en el control del
acceso a uno mismo, la territorialidad enfatiza el control del espacio físico y
sus límites.
5) Hacinamiento. Hace referencia a la experiencia subjetiva y a los efectos de
condiciones percibidas de alta densidad sobre la conducta humana. Stokols
(1972) distingue entre densidad de población y hacinamiento; la primera se
refiere a los aspectos estrictamente físicos u objetivos de la situación
(individuos por unidad de superficie); el segundo concepto, a las dimensiones
psicológicas y se remite a un estado subjetivo, a la experiencia psicológica
originada por una demanda de espacio que excede lo disponible. Por lo que
hacinamiento alude a una distinción entre densidad percibida y densidad
espacial objetiva.
La complejidad que adquiere la conducta socio-espacial en los seres humanos
deriva de su especificidad cognitiva; el procesamiento complejo de la información
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ocupa un papel central en la percepción de las situaciones que resultan estresantes,
en la construcción y atribución de significados, y en el desarrollo de las conductas
adoptadas ante estas situaciones ambientales (figura 1). Es fundamental la
consideración de mecanismos de defensa cognitiva, junto con los sistemas básicos
11
de afrontamiento directo del estrés ambiental.
Modelo básico de la conducta socio-espacial humana,
desde el marco teórico del “Coping” o afrontamiento
Estrategias de “coping”:
Factores
estresores:
- Físicos (ruido,
temperatura,
espacio)
- Psicosociales
(psicológicos,
sociales e
interpersonales)
- Lucha (ataque a los
elementos estresores)
Percepción
y cognición
de la
situación
- Fuga (alejamiento del
factor estresante)
- Redefinición (cambio de la
significación concedida al
estresor)
- Acomodación (ajuste al
estímulo de forma crónica,
aceptando sus costes
psico-emocionales)
- Negación (sesgo cognitivo
que ignora el elemento
estresante)
Figura 1. Modelo básico de la conducta socio-espacial humana, desde el marco
teórico del ”Coping” o afrontamiento.
La conducta espacial humana opera en un sistema que implica distintos
niveles biopsicoculturales de la conducta (figura 2), partiendo de respuestas rápidas
en el nivel del tallo cerebral y el sistema límbico, encargados de controlar las
emociones y otras conductas básicas, pero que alcanzan el nivel del neocórtex o
neocorteza cerebral (área de procesamiento de la información exclusiva de los seres
humanos), desde la que se controlan las formas complejas de cognición y de
conducta, que incluyen representaciones de los roles sociales propios y ajenos, y de
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la situación ambiental, en su conjunto. Por ello, aun aceptando que compartimos
aspectos elementales de la conducta espacial con otras especies, las expresiones
humanas más elaboradas (complejas y diversas), basadas en un juego de roles y
significados sociales, son el resultado de las transformaciones evolutivas más
12
recientes del sistema nervioso central en nuestra especie y de la adquisición de
procesos cognitivos complejos (simbolismo, capacidad para la representación, entre
otros).
Nivel del Sistema Nervioso
Central
Nivel Evolutivo
Muestras de Conducta
Espacial
Tallo cerebral / Sist. Límbico
Compartido con animales
Territorialidad / Exclusividad
---------------------------------------
-------------------------------------
---------------------------------------
Neocortex
Exclusivo de los humanos
Representación de roles
espaciales
Figura 2. La conducta espacial asociada a distintos niveles evolutivos del sistema
nervioso central humano. Adaptación del esquema de Holahan (1999; pag.305).
Para representar dicha complejidad recurrimos al modelo ecléctico del
comportamiento ambiental desarrollado por Bell, Greene, Fisher y Baum (1996), que
permite describir los procesos de adaptación a las condiciones ambientales (en
nuestro caso, al reto de la preservación del espacio personal en la interacción socioespacial). Basado en los modelos de coping o afrontamiento del estrés, este modelo
permite plantear en nuestro estudio aproximativo al comportamiento espacial en los
espacios públicos, la existencia de un sistema básico de conducta espacial, que
opera en un nivel fisiológico y psicológico, de afrontamiento y respuesta al estrés
ambiental, en el que intervienen tanto aspectos emocionales, motivacionales y
cognitivos, como sociales y culturales, vinculados con vivencias y experiencias
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personales de situaciones socio-espaciales que incluyen elementos estresantes –en
este caso serían las intrusiones e interferencias en el espacio personal–.
En la especie humana, junto (o en paralelo) con las respuestas fisiológicas
iniciales, se produce un procesamiento central y controlado de la información en el
13
nivel cognitivo, que conduce a respuestas de mayor complejidad; incluye
mecanismos de defensa, como la elaboración de sesgos cognitivos, los cuales
condicionan la percepción y las conductas subsiguientes. Estos mecanismos de
autoengaño redefinen las características del entorno ambiental percibido, y
condicionan su evaluación, y las respuestas de coping o afrontamiento.
Los componentes de la conducta espacial, que en su expresión más compleja
–la especie humana– presentan una enorme variedad de expresiones conductuales,
derivan de las peculiaridades aportadas por los distintos sistemas que participan en
su definición final: la cultura, la experiencia, el razonamiento y la toma de decisiones
personales. Fundamentados, además, sobre un nivel más básico –y posiblemente
invariante o universal a la especie– conformado por sistemas automáticos de
reacción emocional y fisiológicas, que descansan sobre estructuras neurobiológicas,
de carácter innato.
La presente investigación está centrada en el contexto de los transportes
públicos urbanos, con el objetivo de analizar cómo los patrones de conducta
espacial se vinculan con características particulares de dichos marcos contextuales;
así como con aspectos específicos de la interacción social que tienen que ver con
las reacciones ante la invasión del espacio personal.
HIPÓTESIS
a) Las conductas de defensa del espacio personal se incrementan con la densidad.
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b) El grado de tolerancia a la intrusión en los espacios personales y a la ruptura de
las pautas generales de ocupación espacial se relaciona con la densidad y las
características de los actores implicados.
c) Las dificultades para el distanciamiento y la evitación, bajo condiciones de alta
14
densidad, conducen a procesos de despersonalización de los sujetos que comparten
el espacio.
MÉTODO
Participantes
La unidad de estudio son los usuarios del ferrocarril urbano que se desplazan entre
el centro y la periferia de la ciudad de Madrid, España. La muestra incidental está
formada por los viajeros que usan este medio de transporte público, durante los
trayectos de mayor ocupación (primera hora de la mañana y última hora de la tarde).
INSTRUMENTOS
Se emplearon técnicas cualitativas de investigación, concretamente la observación
participante. Se registró la información recabada en el amplio espectro contextual y
en los distintos momentos (con diferentes grados de ocupación de viajeros).
La estrategia metodológica empleada para controlar la técnica observacional
se fundamenta en la definición de un sistema de clasificación temática de las
conductas por observar y registrar, mediante el empleo de ejes temáticos que
articulan y guían el registro de datos durante la observación, éstos son: 1) prácticas
de interacción socio-espacial, 2) pautas de conducta espacial, 3) conductas y
actitudes territoriales, y 4) patrones de ocupación del espacio.
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Se diseñó una serie de fichas analíticas construidas sobre el referente de los ejes
temáticos que guiaron la observación, para organizar y clasificar los datos, y facilitar
su posterior interpretación y análisis:
Ficha 1. Características generales del marco ambiental de la investigación
15
1.1. Perfil sociodemográfico de los usuarios
1.2. Afluencia de usuarios/tiempo de observación
1.3. Itinerario/densidad de usuarios
Ficha 2. Prácticas de interacción socio-espacial
2.1. Estrategias basadas en la experiencia
2.2. Estrategias egocéntricas
2.3. Comportamientos formales (ritualizados)
2.4. Comportamientos informales (espontáneos)
Ficha 3. Pautas de conducta socio-espacial
3.1. Conductas asociadas con el acceso al transporte
3.2. Conductas espaciales en el transcurso del viaje
3.3. Conductas espaciales asociadas con la salida de los transportes
Ficha 4. Conductas y actitudes territoriales
4.1. Marcas territoriales
4.2. Conductas y actitudes de defensa del espacio personal
Ficha 5. Patrones de ocupación del espacio
5.1. Según las condiciones de densidad social y/o hacinamiento
5.2. Según las características biosociales de los actores (sexo, edad,
dimensiones corporales, aspecto exterior, etcétera)
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PROCEDIMIENTO Y MARCO AMBIENTAL
La unidad general de observación la constituye el vagón y como campo visual
específico (focalizado), los cuadros de asientos (recintos delimitados de interacción
16
entre los pasajeros que viajan sentados) o marcos focales de interacción.
Los periodos de observación en el tren se corresponden con determinadas
franjas horarias del día, las de máxima afluencia de viajeros (“horas punta”): de 7:30
a 9:30 y de18:00 a 20:00 horas.
Durante la observación, en el marco ambiental, se consideran varios niveles o
focos de registro: 1) el recorrido: Línea C-7 del tren de cercanías que realiza el
trayecto circular entre el centro y el área periurbana occidental de Madrid, y que
muestra distintos contextos de densidad de usuarios; 2) el vagón: Unidad operativa
de observación. Campo visual del registro general de datos; y 3) el cuadro de
asientos: Unidad de observación específica y focal que comparten los pasajeros que
viajan sentados.
RESULTADOS
Mediante las observaciones de campo se identificaron, en la conducta espacial
humana, determinados comportamientos genéricos de dispersión o evitación en
estos contextos particulares. Sin embargo, esta tendencia a la dispersión y evitación
adopta formas particulares, siguiendo patrones de conducta aprendidos en el juego
social del uso de estos espacios (figura 3) y reglas implícitas, semiconscientes,
parcialmente respetadas y seguidas para alcanzar un grado de privacidad ideal o
aceptable.
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17
Figura 3. Representación de las prácticas de dispersión y evitación mutua en el
marco del tren en tres momentos secuenciales. El observador viene identificado con
el término “ego”. Los triángulos representan el sexo masculino y los círculos el
femenino.
Esta tendencia básica a la dispersión y a la distribución equidistante posibilita la
defensa de los espacios personales y maximiza las distancias interpersonales,
dentro de un óptimo aceptable para el sujeto. No obstante, en los contextos
situacionales de densidad extrema, frente a la sensación generada de hacinamiento,
estos patrones son sustituidos por otras conductas derivadas de una adaptación
psicológica a tales condiciones, basados en sesgos cognitivos de la situación.
La gama de conductas observadas incluye tanto reacciones inconscientes
como explícitas, desarrolladas como parte de las estrategias y prácticas socioespaciales para la preservación del espacio personal en estos ambientes
particulares:
Uso de marcadores territoriales (colocación de objetos personales como
marcaje de las dimensiones y los límites del espacio percibido y defendido
como propio).
Nueva Época Año 1, No. 1
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En condiciones de una alta concentración –que compromete las distancias
mínimas e, incluso, obliga al contacto corporal–, los viajeros presentan una
expresión ausente, fría e indiferente, con la mirada perdida, procurando emitir
los mínimos signos sociales posibles, y evitando el contacto visual con los
18
otros viajeros.
Retraimiento corporal.
Ante distancias mínimas, e incluso contacto corporal, es frecuente el uso de
señales barrera, tales como los gestos o expresiones corporales de defensa u
hostilidad, orientados a reducir la tensión que produce la invasión del espacio
personal.
Los aludidos patrones generales de uso de estos espacios se despliegan en formas
específicas de carácter microcultural, siguen patrones ritualizados –aprendidos en el
juego social del vagón del tren– y que son compartidos por los usuarios habituales
de estos espacios. Los viajeros emplean estrategias y tácticas recurrentes, reglas
conocidas y reconocidas por todos, parcialmente respetadas (en determinada
situaciones), para lograr los objetivos particulares pero comunes de alcanzar un
grado de privacidad y un espacio personal percibido como óptimo o aceptable. No
obstante, la optimización de su comodidad y privacidad es una sensación subjetiva y
relativa, en cuanto a que es vivida individualmente, lo que introduce la variación en
las prácticas reales de estas conductas proxémicas.
Esta tendencia básica de los usuarios a defender los espacios personales y a
mantener distancias interpersonales aceptables conduce a otras expresiones en
distintos contextos situacionales, tales como la densidad alta o extrema, donde el
contacto corporal forzado (y la posible sensación de hacinamiento) induce al
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desarrollo de conductas orientadas a la adaptación a estas condiciones extremas y
potencialmente estresantes.
Si consideramos la variación en las conductas socio-espaciales (variable
dependiente) en función del grado de densidad (variable independiente), es posible
19
comparar situaciones y conductas en el mismo marco ambiental, en el que destacan
dos situaciones polares y descriptivas:
Contextos de densidad moderada: Se intenta preservar el espacio personal,
siguiendo patrones culturales (propios de la interacción socio-espacial
comunes a otros espacios públicos) y la proxémica propia de estos espacios
(patrones microculturales del tren) (figura 4).
Figura 4. Representación de una situación de interacción en un contexto de
densidad moderada.
Contextos de densidad extrema: La frecuente proximidad, interferencia o
intrusión de extraños en el espacio personal deriva hacia estrategias
cognitivo-conductuales, producto de sesgos cognitivos como negar la
situación estresante. En casos de concentración extrema, las respuestas a la
excitación provocada por la proximidad e intrusión de los pasajeros
desconocidos en los espacios personales son conducidas por estrategias
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individuales de afrontamiento, basadas en sesgos cognitivos como la
negación (frente a la imposibilidad de evitación de los extraños mediante la
dispersión espacial).
DISCUSIÓN
Se ha observado cómo la conducta socio-espacial humana, en el contexto de los
transportes públicos urbanos, presenta una amplia gama de respuestas frente a las
situaciones de interacción forzada y de interferencia en los espacios personales, que
no se reduce a reacciones básicas de huida o conducta agonística, sino que se
expresa en una amplia diversidad, que sólo puede entenderse como el resultado de
un proceso cognitivo-conductual mucho más elaborado.
A partir de una observación comparada de los distintos contextos temporales
(momentos del recorrido) y espaciales (distintos grados de densidad), la principal
conclusión relativa a la variación del comportamiento espacial en el tren es que, se
puede identificar, en función de la densidad (y de la sensación subjetiva de
hacinamiento, intuitivamente inferida en los usuarios del tren, partiendo de
determinadas señales conductuales), el desarrollo de una gama de comportamientos
que se ajustan a contextos y situaciones variables, y se orientan a reducir la tensión
generada por las interferencias o invasión de los espacios personales por parte de
extraños, a lo largo del trayecto del tren, en el marco de un contexto dinámico, bajo
condiciones ambientales que presentan variación temporal y situacional.
Las observaciones muestran que, ante la intrusión de un sujeto extraño en el
espacio personal, los individuos responden inicialmente a las interferencias con la
dispersión; pero cuando la invasión es percibida como inevitable, se genera un
estado de tensión, incomodidad, desasosiego y estrés, en el que las reacciones de
20
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huida o agresividad, u otras estrategias cognitivo-conductuales de afrontamiento son
inmediatas. La gama de conductas registra los siguientes criterios generales:
Patrón de conducta 1. Dispersión y evitación espacial mutua.
Patrón de conducta 2. Evitación social, alejamiento y, en modo creciente,
21
negación de la presencia de los otros. Se evita la interacción social, el
contacto visual, las expresiones gestuales, por mencionar algunas actitudes.
Estas dos pautas conductuales de respuesta constituyen la base sobre la que se
estructura el conjunto de conductas espaciales que se desarrollan en el contexto
espacial del tren. La tendencia a la dispersión y evitación mutua es una estrategia
socio-espacial común a otros contextos, con la particularidad de que este ambiente
físico limita las opciones de huida de los espacios frente a situaciones de alta
densidad no aceptada intolerable. Ello conduce a la aparición de otras formas
estratégicas de afrontamiento de mayor complejidad, ante condiciones estresoras
del entorno, tales como los sesgos cognitivos de negación de la situación no
deseada. Mientras las conductas incluidas dentro del primer patrón se podrían
considerar como sistemas de afrontamiento básico o directo ante el estrés generado
por la invasión del espacio personal; las incluidas dentro del segundo grupo,
constituirían sistemas de afrontamiento de mayor complejidad, basados en
mecanismos cognitivos y psicosociales, que se fundamentan en el desarrollo de
sesgos cognitivos, tales como la negación de los agentes estresares, los intrusos,
como auténticos sujetos sociales –al restringir posibles interacciones con ellos–, o la
despersonalización –reduciendo la condición del intruso a la de objeto o parte del
entorno físico–. Ambas respuestas se orientan, fundamentalmente, a evitar la
tensión personal y emocional que generan las situaciones de intrusión de los otros
en los espacios personales, especialmente, cuando se trata de sujetos desconocidos
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y extraños (así, es característico de estos ambientes, el encuentro temporal, forzado
y funcional de viajeros desconocidos entre sí). Es decir, se trata de sistemas
orientados al afrontamiento del estrés generado en una situación en la que son
violadas, de forma repetida y sistemática, las distancias interpersonales mínimas
22
para el mantenimiento del equilibrio emocional de cada sujeto ante una
muchedumbre de desconocidos con quienes se comparte el espacio, de modo
temporal, forzado e instrumental, dadas las características funcionales de estos
espacios públicos.
Esta forma de sesgo cognitivo basada en la negación de los elementos
estresores del ambiente destaca como el comportamiento social más característico
de este tipo de espacios públicos funcionales (vagón de tren, autobús, ascensor...),
derivada de su situación contextual: una elevada densidad de usuarios,
desconocidos entre sí (en su totalidad), que comparten de manera temporal y
forzada el espacio del tren, en el que sería emocionalmente muy costosa –cuando
no imposible de sobrellevar– la situación personal derivada del vínculo interpersonal
con los sujetos con quienes interactúa en el espacio público, o durante un encuentro
fortuito (teniendo en consideración sus intereses, motivaciones, sentimientos,
etcétera).
Este tipo de respuesta es propio de condiciones ambientales donde los
niveles de densidad de viajeros alcanzan su grado máximo, y el sujeto es afectado
por la intrusión sistemática de los desconocidos compañeros de viaje a su espacio
personal, ante lo cual, reacciona con actitudes de indiferencia, frialdad, o negando la
presencia real de sus vecinos de viaje, reduciendo a éstos, a la condición de meros
elementos del paisaje físico. Las conductas y actitudes caracterizadas por ignorar la
presencia de los compañeros de viaje contiguos se expresan en conductas
Nueva Época Año 1, No. 1
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específicas como evitar del contacto visual (desviar la mirada), o cualquier otra
forma de interacción social, que los defina como auténticas personas en situación de
sociabilidad. Los viajeros insisten en mostrar al exterior y a sí mismos que, con estos
sujetos se comparte el espacio, pero no la experiencia vital, ya que incluso se niega
23
su reconocimiento como verdaderas personas, se bloquea la empatía, se ignora sus
posibles intereses o anhelos, siendo considerados éstos como sujetos cosificados, a
quienes se les niega una auténtica identidad. Como consecuencia de esta
percepción del otro, los compañeros de viaje son evitados físicamente, con ellos no
se emplea la comunicación verbal, salvo que sea estrictamente necesario y,
frecuentemente, cuando es imprescindible, se recurre a formas de comunicación no
verbal, gestos o movimientos corporales.
Los patrones de conducta de estos contextos ambientales, donde converge
una multitud de individualidades anónimas que se encuentran ocasionalmente,
siguen un modelo de relaciones en el que sujetos interactúan entre sí, pero no se
relacionan auténticamente, sólo comparten el espacio y nada más. Parte de su
comportamiento espacial –que como el resto de su conducta social en este contexto
ambiental– sigue patrones implícitos –parcialmente compartidos por el conjunto de
los sujetos, unos de naturaleza cultural, y otros basados en reacciones
psicoemocionales muy primarias, posiblemente innatas–, que se combinan con las
distintas estrategias personales de respuesta a los retos de estos ambientes, para
reaccionar a las situaciones generadas en estos contextos dinámicos, de las que se
deriva un conjunto de prácticas sociales orientadas a adaptar su conducta a estos
espacios particulares, que cabe incluir dentro del concepto no lugares (Augé 2001,
2002).
Nueva Época Año 1, No. 1
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Podemos interpretar los patrones de conducta descritos como parte de un
sistema de afrontamiento del estrés ambiental, fundamentado en un sistema básico
(e invariante) de reacciones emocionales y fisiológicas ante el estrés generado por
una potencial invasión del espacio personal; pero también, ante otros componentes,
24
de mayor complejidad, que determinan su configuración y desarrollo final.
Otro nivel fundamental por considerar es el motivacional. El deseo de
defender y mantener espacios, y territorios considerados como propios constituye la
base motivacional de una conducta espacial que implica: 1) la definición de dominio
sobre un área considerada segura para el individuo; 2) el empleo de un conjunto de
señales territoriales y gestos corporales para comunicar a los otros la intención de
defender dichos espacios; y 3) el despliegue de una gama de conductas defensivas,
motivadas la necesidad de un espacio personal definido como propio.
Considerando los datos y conclusiones presentadas queda patente la utilidad,
en el nivel operativo y explicativo, de los modelos de afrontamiento o coping en el
marco de la investigación de la conducta espacial. Si los comportamientos
espaciales operan sobre una amplitud de niveles (conductual, sociocultural,
cognitivo, psicológico, emocional y fisiológico), entonces el modelo explicativo que
más adecuadamente se ajusta al estudio del comportamiento espacial es el
denominado Modelo de síntesis o de integración (biopsicocultural)(Holahan 1999;
Bell et al. 1996). Para el cual, la conducta espacial es el resultado de un complejo
proceso en el que confluyen la motivación y la emoción como elementos básicos, la
cognición, la cultura, la experiencia y la trama social circundante. Y la interacción de
todos estos niveles opera confiriendo una alta complejidad a las expresiones de las
conductas espaciales finales. De este modo, cognición, afectos y motivaciones
operan en interacción, junto con la cultura, la experiencia y la vida social. La
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
comprensión de estas relaciones es fundamental para entender la plasticidad y
variabilidad conductual observable en el comportamiento espacial humano.
Hemos resaltado el papel, en la construcción de la conducta espacial, de una
motivación, la necesidad de seguridad, incluida entre los motivos primarios o básicos
25
(Madsen
1980;
Deckers
2001;
Malinowski
1941),
universales,
innatos
y
fundamentales que garantice la supervivencia del individuo (mantenimiento de la
energía, protección y reproducción). Sin embargo, estos motivos primarios, al igual
que los secundarios (o socialmente adquiridos), presentan un conjunto diverso de
expresiones finales o formas culturales específicas que asegura la satisfacción de
estas necesidades. La conducta humana se genera en el seno de la interacción
social y está dirigida a metas personales, por lo que la producción de conductas
implica operaciones previas de análisis y valoración, y la definición de ciertas
expectativas en función de una situación concreta (recursos disponibles, por
ejemplo). En estos procesos cognitivos también participan emociones y afectos, los
cuales condicionan, en gran medida, la elección de metas y de las respuestas
conductuales orientadas a su logro (Fernández Abascal, Palmero y Martínez
Sánchez 2002). El comportamiento espacial observado muestra la interacción que
opera entre los componentes cognitivos, emocionales y motivacionales, para definir
las respuestas conductuales a la intrusión o invasión del espacio personal en el
contexto estudiado del tren.
CONCLUSIONES
Bajo la amplia variación en las conductas y los espacios personales definidos como
aceptables, subyace un patrón básico de conducta, basado en la necesidad –
Nueva Época Año 1, No. 1
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percibida como vital– de defender una porción del espacio, capaz de garantizar la
seguridad personal.
Asumimos la existencia de motivos o necesidades básicas de autoprotección
y seguridad, expresados en un anhelo de privacidad y espacio personal; asociados
26
con estados emocionales y afectivos, como el miedo, el estrés o la sensación de
amenaza, y relacionados con los distintos contextos situacionales.
La estructura básica del comportamiento espacial se fundamenta en
elementos psicoemocionales (con una base posiblemente innata o filogenética), y se
materializa en una gama de expresiones conductuales específicas, en la que se
hallan elementos de carácter microcultural (patrones de uso de un contexto espacial
concreto); así como sistemas cognitivos complejos de procesamiento, toma de
decisiones y afrontamiento de los retos planteados por el entorno ambiental en cada
contexto concreto. Todo ello articulado en torno a un proceso motivacional, que
podemos representar dentro de un sistema dinámico de satisfacción de la necesidad
de seguridad personal y de adaptación a las condiciones ambientales particulares y
cambiantes de los espacios sociales, en este caso, los espacios públicos del tren
urbano.
El comportamiento espacial humano es dependiente de un complejo sistema
conductual y cognitivo, en el que interactúan distintas dimensiones o niveles de
procesamiento de la información, de evaluación de la situación contextual y de la
generación de respuestas. Éstos son:
Nivel emocional-fisiológico: Relación de intrusión-estrés-respuesta
Nivel motivacional: Búsqueda de seguridad y privacidad
Nivel cognitivo: Representación de la situación contextual
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Nivel cultural-proxémico: Reglas compartidas y patrones de uso del
espacio
Este sistema de valoración-procesamiento-respuesta opera en continua interacción
entre sus distintos niveles, ya que las emociones, las motivaciones y los esquemas
27
culturales condicionan la cognición; pero también, la cultura y las emociones
modelan las motivaciones.
A ello habría que añadir que el sistema de percepción, cognición y respuesta
interactúa con las distintas variables situacionales del contexto ambiental particular
(densidad y distribución espacial de los ocupantes de un espacio, características de
los actores sociales, organización del entorno físico, entre otros). Todo lo cual remite
a un complejo sistema de elementos internos (percepción, emoción, motivación y
cognición) y externos (ambiente espacial, social y cultural) de la conducta espacial
en continua interacción, que incita a plantear nuevas líneas de investigación
referentes al conocimiento del comportamiento espacial y territorial humano.
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LOS RETOS DE LA ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y DE LA ETNOLOGÍA PARA SU
APLICACIÓN
SALOMÓN NAHMAD
INVESTIGADOR DEL CIESAS
UNIDAD ISTMO-OAXACA
30
Resumen
La antropología aplicada en México debe adoptar una posición constructiva,
inclusiva y comprometida con la sociedad. Para ello necesita articular el
conocimiento científico y su aplicación en la formación de los nuevos profesionales
en el campo de la antropología aplicada, para que éstos puedan formular proyectos
que favorezcan el desarrollo de las comunidades.
Palabras clave: Antropólogo, comunidad, conocimiento científico, proyecto de
desarrollo.
Abstract
Applied Anthropology in Mexico must adopt a constructive, inclusive and committed
stance with society. To do so, it needs to draw together scientific knowledge and its
application in the training of new professionals in the field of applied anthropology, so
that they can formulate projects which favour the development of communities.
Keywords: Anthropologists, communities, science knowledge, development projects.
Nueva Época Año 1, No. 1
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PROBLEMAS DE LA CIENCIA
La búsqueda de nuevas rutas y caminos que aprovechen el conocimiento etnológico
y antropológico, acumulado durante más de un siglo en México y en el mundo,
31
demanda una reflexión muy cuidadosa y profunda. Es necesario que comprendamos
la articulación del conocimiento científico acumulado y su aplicación; así como la
influencia de dicha articulación en la formación de nuevos profesionales en el campo
de la antropología aplicada.
A mediados del siglo
XX
los antropólogos mexicanos formularon proyectos de
entrenamiento y capacitación para formar antropólogos aplicados (Comas 1964).
Pero hasta el momento se ha abandonado esta línea, cuyo objetivo era preparar el
capital humano requerido por las comunidades y la sociedad nacional. Tal vez habrá
que cambiar la posición estrictamente crítica por una constructiva y comprometida
(Bonfil 1970).
Aun la metodología para la formulación de los proyectos debe ser definida por
la participación de los propios beneficiarios; tiene que surgir de la autogestión; se
tendrá que sustituir la metodología de los proyectos formulados desde fuera, al
margen de las comunidades, por una que incluya a los beneficiarios (Burguete y
Mayor 1999).
Hay que invitar a quienes toman las decisiones para cambiar los modelos de
la planificación microrregional rural e indígena. Es necesario invertir los factores: la
gente antes que los objetos, los más pobres antes que los menos pobres, aprender
de las personas antes que enseñarles, descentralizar el poder antes que
concentrarlo, valorizar y apoyar la diversidad antes que la uniformidad (Cernea
1995).
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Manuel Gamio inició, en 1915, un trabajo extraordinario, La población del valle
de Teotihuacan publicado en 1992. El estudio fue realizado en el Estado de México
con el propósito de articular el conocimiento diacrónico (arqueología, historia,
etnohistoria) y el sincrónico de una región, para obtener, de esta manera, un
32
diagnóstico de la realidad de ese momento (geografía, tenencia de la tierra,
demografía, organización social, etc.), que sirviera para la planificación de proyectos,
de políticas públicas o privadas, todo ello desde una perspectiva nacionalista (Gamio
1916).
Esta primera experiencia de antropología aplicada (Nahmad y Weaver 1987)
convirtió a un arqueólogo en un antropólogo social y en un planificador
interdisciplinario, que tuvo una visión de largo alcance, y una prospectiva que logró
entender a la población indígena y, en general, a toda la población. Podríamos
recomendar como un texto de antropología aplicada este original trabajo (el de
Gamio), que fue su tesis doctoral en la Universidad de Columbia y que reunió a
investigadores de distintas áreas: geógrafos, arquitectos, historiadores, demógrafos,
biólogos, abogados, etnógrafos y artistas, y ello permitió un conocimiento más
completo de una región. Hoy, noventa años después, el valle de Teotihuacan es
otro; sus rasgos sociales, culturales, políticos y, sobre todo, económicos distan
mucho de ser lo que fueron. Pero de la transición del estado analizado por Gamio al
actual no se realizó ningún registro, a excepción del de Margarita Nolasco publicado
en 1961; y sin embargo, el seguimiento de los procesos sociales permitiría
fundamentar el trabajo antropológico, así como los impactos que la modernización
ha traído, los cambios sociales producidos y el devenir histórico (Coronado 1987).
Las ciencias sociales no pueden dedicarse al análisis puramente académico y
especulativo, sino basarse en la reflexión crítica y su aplicación en beneficio de la
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Julio-Dic. 2011
gente (Cernea 1993). Esto conlleva principios éticos, fundamentales para todas las
ciencias, y principalmente para la Antropología. El sujeto de nuestra investigación es
el ser humano en contextos sociales y culturales diversos, y cualquier medida o
política que se tome tendrá un impacto sobre él (Mair 1961). Se registran infinidad
33
de casos nacionales e internacionales (Huizer 1978) en los que las decisiones
políticas asumidas afectan a millones de seres humanos. Sin duda las metodologías
y las técnicas antropológicas establecen un acercamiento microsocial que permite
conocer cualitativa y cuantitativamente las formas de vida de una población
(Bernardo 1995); cuyas medidas y sugerencias adoptadas deben fundamentarse en
el respeto y establecer o proponer una relación de equidad y justicia.
LA ANTROPOLOGÍA Y LA PLURALIDAD ÉTNICA
Desde que me inicié como etnólogo, hace cuarenta años, al trabajar bajo las
órdenes de Roberto Weitlaner y después bajo la dirección de Ricardo Pozas, Julio
de la Fuente, Aguirre Beltrán, Ángel Palerm y Alfonso Caso, he pensado que tanto
en la antropología como en la sociología, juegan un papel fundamental el
compromiso del investigador y el destino de las sociedades sujetas a estudio. De
estos maestros aprendí que cuando se observan fenómenos multiculturales e
interculturales bajo la perspectiva antropológica se tiene una dimensión más
profunda y más amplia que la de expertos o investigadores de otras áreas.
En general, los impactos sociales que en el mundo moderno se han
producido, en la mayoría de los casos, han sido compulsivos, inducidos o
manipulados desde el exterior, y si bien la afectación ha sido en ocasiones mínima,
en otras ha resultado significativa, llegando a extremos como el exterminio social o
Nueva Época Año 1, No. 1
biológico (etnocidio o genocidio). La historia del siglo
XX
Julio-Dic. 2011
está cargada de múltiples
ejemplos de acciones compulsivas, no humanitarias ni favorables a las comunidades
y sus culturas –en general han sido poco exitosas–. En muy pocos casos las
acciones han sido autoplaneadas y autodirigidas.
34
El ejemplo más claro de antropología aplicada en México se conoce hoy como
indigenismo (Aguirre et al. 1971); es una política pública dirigida a las comunidades
indígenas del país; se refiere a la relación interétnica entre estos pueblos, el resto de
la sociedad y el Estado. Sus construcciones teóricas, al ser aplicadas, generan
fuertes impactos por estar dirigidas a la asimilación, la incorporación o la exclusión
de los pueblos indígenas. De aquí partió una teoría integracionista más sutil que
utilizaba el concepto de aculturación dirigida. La política que surgió de este marco
teórico prácticamente causó el levantamiento armado de los indígenas zapatistas en
Chiapas en 1994, la actual rebelión magisterial y la confrontación de los pueblos de
Oaxaca con el poder estatal y nacional en 2006.
La crítica y autocrítica de la antropología ha permitido rediseñar nuevas
teorías antropológicas de autogestión y redimensionamiento geopolítico de la
sociedad mexicana. Los pueblos indígenas deben ser incluidos en el proyecto
nacional y conservar sus características sociales, lingüísticas, culturales, políticas,
religiosas, etc., porque una política de inclusión implica construir una sociedad
mexicana en la diversidad (Nahmad 1991).
La antropología que no se sujeta a una revisión analítica tiende a congelarse;
si no se reconsidera en función de los efectos que ha generado su aplicación. Tal es
el caso del indigenismo y la antropología interétnica, en los cuales he trabajado más
ampliamente. Las recomendaciones de una antropología crítica, en general, no son
recibidas favorablemente por los funcionarios que llevan a cabo políticas públicas y
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por los miembros de la sociedad dominante. Sin embargo, las tensiones y los
conflictos generados al tratar de contener las fuerzas internas de las sociedades se
revierten en crisis sociales y, en ocasiones, hasta en guerras.
Hemos construido lenta y temerosamente una sociedad multiétnica,
35
multicultural, multilingüística, por asumir un papel desestructurado, conforme al
modelo de la sociedad dominante que se sostiene mediante el colonialismo interno.
Hoy, por ejemplo, las fuerzas que en el pasado se mantenían al margen del tema,
tienen que aceptar que los pueblos indígenas demandan una reforma estructural y
geopolítica que permita construir una sociedad más igualitaria y justa, en lugar de
programas integracionistas, asistenciales y paternalistas que sólo dieron propuestas,
pero no solucionaron nada. Ahora vivimos los resultados derivados de la resistencia
a los cambios que la sociedad necesitaba y que, en su momento, fueron
vislumbrados por el conocimiento que la antropología desarrolló desde 1975;
durante más de veinte años se había señalado la urgencia de modificar la política
étnica del país.
Cada vez se necesita de un conocimiento más profundo para realizar
diagnósticos sobre las sociedades y comunidades, y así tomar decisiones al
respecto. Muchos proyectos han fracasado, porque no lo han tenido en cuenta. He
ahí la insistencia en formar en este campo antropólogos aplicados.
ARTICULACIÓN Y POSIBILIDADES DEL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO
Para la mayoría de las etnias indígenas de México, la supervivencia física y cultural
representa un grave problema; su entidad cultural y nacional específicas al interior
de los espacios políticos y jurídicos de los estados nacionales constituidos están en
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riesgo. Y aquí proponemos introducir una definición operacional que permita ampliar
tanto el concepto de permanencia o supervivencia de una cultura, como el de su
desarrollo.
Una civilización, al igual que las etnias que las crean y reproducen, puede ser
36
definida como una relación peculiar con su espacio y su permanencia en el tiempo,
más allá de conmociones políticas y económicas que, aun determinándola, no logran
caracterizarla con exclusividad.
El Estado-Nación-mercado que origina y controla el proyecto de la burguesía
ha expresado históricamente una información del espacio social, cultural y
lingüístico, y en consecuencia eliminado o controlado las regiones culturalmente
diferentes (Nahmad 1990).
La formación capitalista, en tanto fenómeno mundial, no sólo no tolera, sino
que se exige a sí misma discriminar la incorporación de modos productivos no
capitalistas, de modos étnicos de producción, de economías indias. Así que cuando
éstos se establecen, y aun se mantienen, en la metrópoli-colonia se hace con ciertas
readaptaciones y reajustes a las modalidades propias y originales del modo étnico,
para servir al objetivo último del sistema global. Parsimonia y conservatismo
subsisten precisamente en la medida en que la relación colonial y dependiente así lo
demanda y exige.
Pero hay una contradicción en ello. El mantenimiento de modos productivos
no capitalista al interior del conjunto nacional dependiente implica también el
mantenimiento de las condiciones de la reproducción étnica. Reproducción de
culturas, formas organizativas e ideologías alternas y contradictorias –a pesar de su
función económica en el contexto global– con la pretendida y buscada integración
Nueva Época Año 1, No. 1
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nacional y el afianzamiento del proyecto de una clase nacional dominante (Firth y
Yamey 1969).
Se difuminan, entonces, las características específicas de los modos
productivos de las etnias indígenas, su articulación con las estructuras envolventes
37
(las dominantes) y la reproducción del modo étnico en tanto secundario y
subordinado. No estoy de acuerdo con la generalización que pretende encontrar, por
oposición a la economía capitalista, una sola manera de organización económica de
las etnias indias, una suerte de economía india genérica. Creo que es un error de
simplificación histórica, peligroso en la medida en que no permite diseñar estrategias
específicas en relación con el desarrollo propio.
En las microetnias tribales con una economía de producción doméstica, la
producción de valores de uso es el principal objetivo económico y social. En las
etnias indígenas campesinas, con una economía mercantil simple, la producción de
valores de uso (el ámbito de autoconsumo) se encuentra en permanente tensión con
la producción de valores de cambio. Competencia que se agudiza en la medida en
que la penetración de la economía capitalista se acentúa, y ello constituye el eje del
problema del desarrollo de las etnias y de sus proyectos sociales, porque en la
medida en que un pueblo indio maneje con autonomía este aspecto de su vida
cultural, de su ideología y de su visión del mundo, sin dejarse avasallar por la
hegemonía de la cultura capitalista, es decir por la primacía del valor de cambio, se
puede afirmar que hay independencia cultural y, en consecuencia, potencialidad de
decisión con respecto a un proyecto social original.
Estas zonas de oposición y resistencia, en México, han sido y son los pueblos
indios, las masas indias campesinas que rechazan la modernización; bloquean
sistemáticamente los esfuerzos desarrollistas; desestructuran los programas de los
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planificadores (Fox 1993) y expresan su inconformidad con rebeliones, movimientos
de resistencia, aventuras heroicas que logran arrastrar amplias capas sociales como
sucedió con el movimiento zapatista, la Guerra de Castas de Yucatán, las rebeliones
mesiánicas de la época colonial o los movimientos indios de la época actual como el
38
caso de Oaxaca.
En todas estas formas de resistencia hay un elemento fundamental, la
profunda dimensión de la revolución cultural que todas ellas presentan. En todas
estas explosiones hay una formulación crítica a la expansión del dominio colonial y
del sistema capitalista: se trata siempre de revoluciones culturales en las que no sólo
el orden económico es lo que se discute, sino todo el sistema de mercantilización
creciente que intenta penetrar la totalidad social. Lo que no rechaza la intromisión
del valor de cambio en algunas de las esferas críticas de la vida social, que varían
en cada etnia. Mientras que para un grupo, un área crítica es el intento de
transformar la tierra en mercancía; para otro, lo es la mercantilización del trabajo, del
tiempo, de ciertos objetos, de algunas relaciones sociales o la combinación de varios
de estos elementos.
Esta tensión permanente que viven las comunidades étnicas campesinas y
que, repito, se intensifica y recrudece a medida que el sistema capitalista envolvente
se introduce al interior de la estructura étnica, define de modo general el estilo
cultural de estas etnias; al mismo tiempo establece el marco de sus aspiraciones y
proyectos sociales. Evidentemente no se trata de postular una posición mecanicista,
sino de encontrar tendencias generales dentro de procesos sociales aparentemente
muy diversificados e irreductibles a esquemas interpretativos.
Se trata del desafío de imaginar y posibilitar proyectos étnicos (Bonfil et al.
1982), de la construcción y organización intencional de un programa histórico global
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por parte de una etnia india incluida dentro de un Estado-Nación étnicamente
diferenciado
y
mayoritario.
Proyectos
que,
para
ser
viables,
deben
ser
complementarios y alternos al proyecto nacional global (Gutiérrez 1999).
Surge, entonces, la pregunta ¿cuáles son las condiciones mínimas para que
39
una etnia india pueda sobrevivir como una entidad cultural diferenciada y estar así
en la posibilidad de desarrollarse? El listado para la supervivencia no es muy largo ni
sorprendente; se necesita, en primer lugar, de un territorio. No es, claro está, un
problema de reforma agraria, sino de reivindicación política del espacio histórico
perdido a través del proceso colonialista. Una observación superficial de los
planteamientos avanzados por los movimientos y organizaciones indias al respecto
revela la caracterización simplificada propuesta para las etnias indias: el rescate del
territorio histórico global, más allá de la reivindicación agrarista de las parcelas de
cultivo o de explotación, es la demanda fundamental. Es el planteamiento de la
patria grande a la patria étnica. La nación, por oposición a las desgastadoras y
fragmentadoras luchas campesinas por las tierras de producción y las parcelas de la
aldea.
El estatuto legal, la legitimidad jurídica dentro del juego legalista de los
estados nacionales, no puede ser pensado simplemente para la supervivencia de la
etnia. Es una conquista democrática que debe garantizarse permanentemente. Las
etnias, en tanto colectividades, tienen derecho a una plena legitimidad como
interlocutores colectivos jurídicamente válidos frente al Estado y al resto de la
sociedad nacional (Stavenhagen 1991).
De lo anterior se deriva el aspecto de la autonomía política, tema intocable
para las endebles e inseguras naciones como México, construcciones deleznables
de las burguesías subordinadas y dependientes. El problema de las autonomías
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regionales o étnicas debe ser atendido de manera gradual, en función de
estrategias, programas y pasos concretos planeados por los pueblos indígenas. Hay
sectores de la vida social y cultural en los que ciertos niveles de autonomía no
representan amenaza alguna para el centralismo estatal: aspectos de legislación
40
civil, administración directa de la justicia, algunas instancias educativas, gestión
autónoma de los niveles primarios de la vida pública, manejo directo e independiente
de niveles locales de la gestión tributaria, etcétera. Lo importante es que las etnias
logren crear plataformas políticas de autonomía alrededor de las cuales todos sus
miembros se identifiquen (Palerm 1993).
Evidentemente, si entendemos por desarrollo la capacidad de un pueblo de
acumular, restringimos la definición. En este caso los pueblos, las expresiones
étnicas particulares, las historias y todos los futuros no tienen sino una sola salida
por delante: ingresar al estilo civilizatorio del desarrollo industrialista, a la lógica
exclusiva y totalizadora del valor de cambio dentro de esta opción, encontrar
acomodos, acuerdos con las especialidades históricas de cada pueblo.
Las experiencias demuestran sin embargo, que la homogeneización es
violenta en tiempo y radical en calidad. Por la vía de la acumulación y del consumo
que inevitablemente impone la aceptación de este único camino de desarrollo se
llega rápidamente a la desaparición de gran parte de los rasgos culturales distintivos
de un pueblo, como sus relaciones sociales de producción, de uso y consumo que
son precisamente el carácter constitutivo de un modo de civilización particular.
Es difícil negar ya la tendencia y la fuerza culturalmente homogeneizadora del
modo capitalista de desarrollo que actúa esencialmente en las esferas de las
relaciones sociales de producción, en el mundo del trabajo y en todos los elementos
ideológicos y simbólicos asociados a él, y en el estilo de la cotidianidad, tal cual éste
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se expresa en las orientaciones peculiares que cada historia cultural, cada etnia, ha
impreso a las maneras de utilizar los excedentes.
¿Frente a estos hechos pueden existir alternativas reales y viables de
desarrollo étnicos autónomos, planeadas a partir de premisas diferentes? Si lo que
41
está en juego en la idea del desarrollo integral de un grupo social es la calidad de
vida en las relaciones de producción, el modo de las relaciones más que la
producción medida en producto interno bruto, cantidad, ingreso, entonces es posible
imaginar modelos alternos, nuevos escenarios. Pensamos, por ejemplo, que la
experiencia de los miskitos de Nicaragua, o los municipios autónomos zapatistas de
Chiapas constituyen ya muestras importantes en este terreno.
Hay que partir de algunas definiciones centrales del desarrollo. Destacar, en
primer lugar, las banalidades ideológicas impuestas a través de un economicismo
vulgar en el que los indicadores de crecimiento, avance, progreso se administran
con base en estadísticas de producción y productividad, ingresos per cápita,
producto interno bruto, tasa de crecimiento económico, etc. (Plattner 1989).
Indicadores, todos, que nada dicen sobre el problema esencial, el de la calidad de
vida, de la disminución del sufrimiento o del aumento de la felicidad.
Debe reformularse el concepto de desarrollo a partir de la cobertura de las
necesidades de la etnia en términos de bienestar y maximización, de las
potencialidades del pueblo, garantizando que sea la lógica comunal, y no la
empresarial productivista, la que rija la organización del trabajo y de la producción
(Valencia 1984). En este sentido las experiencias indican que los intentos de crear
grandes o medianas empresas campesinas agrícolas, agrosilvícolas (Sariego 1998),
ganaderas o mixtas, aun con fórmulas cooperativas o colectivas, fracasan al
fragmentarse y recomponerse en microempresas familiares, clásicas, de linaje o
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
basadas en el principio del parentesco, es decir la reciprocidad en la prestación de
servicios (INI 1977). La primacía de los principios rectores comunales sobre
imposiciones de criterios empresariales y productivistas externos asegura la
permanencia del valor de uso en los sectores de las relaciones de producción,
42
circulación y consumo al interior de las unidades sociales.
Un nivel máximo de independencia y autonomía económica de los proyectos
étnicos, en el marco de la creciente interrelación regional y nacional, se puede
garantizar a través de la recuperación o reforzamiento de los grandes conocimientos
y capacidades de los pueblos indios para utilizar adecuadamente sus recursos. Ésta
es quizás una de las armas civilizatorias más poderosas de que disponen aun las
etnias indias: sus grandes y elaborados conocimientos del medio ecológico que los
ponen en condición de maximizar, a través de un uso múltiple, el aprovechamiento
del hábitat, que es, además, uno de los campos fundamentales para la estrategia de
la defensa civilizatoria de dichas etnias; pues a los intentos del modo capitalista de
uniformar el medio ecológico –monocultivos rentables en términos del mercado– y
cultural –imposición de un modo productivo único y de modo de consumo
uniformizado–, las etnias pueden oponer su reservorio de multiplicidad y diversidad.
En el sistema rural articulado al sistema económico dominante que mantiene
claras desventajas para los campesinos e indígenas, y ventajas para el sector
urbano, se compite con reglas y normas asimétricas. En cambio, para un sistema
rural articulado parcialmente al sistema económico dominante, que mantiene una
serie de estrategias internas de reciprocidad económica y mercados micro e
interregionales, hay enormes desventajas para el intercambio de productos con el
sistema.
Nueva Época Año 1, No. 1
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De acuerdo con Partridge, Urquillas y Johns, para hablar de etnodesarrollo
tendrían que cumplirse, al menos, las siguientes particulares:
La posesión segura de un territorio, tierras y recursos que estén
debidamente demarcados y titulados.
43
El mantenimiento de una organización social fuerte y la habilidad para
movilizarse por sus derechos.
La preservación de la identidad cultural, caracterizada por la revaloración,
la expresión, la comunicación y el fortalecimiento político.
El apoyo y el contacto con la sociedad nacional, incluidas las
organizaciones
gubernamentales
y
no
gubernamentales,
las
organizaciones internacionales para el desarrollo, la iglesia y los
programas de entrenamiento.
El mantenimiento de la autosuficiencia alimenticia, representada por
actividades apropiadas para el territorio, incluidas la caza y recolección, la
pesca, la agricultura y la ganadería.
El reconocimiento por parte del gobierno de los derechos humanos y
políticos como ciudadanos, el derecho al voto, a la igualdad de
participación y representación, así como a la promoción de la legislación
indígena.
La promoción de actividades generadoras de ingresos, conducentes a la
inversión en la comunidad, el mejoramiento de la calidad de vida, y el
bienestar de toda la comunidad.
La promoción de la educación, incluida la bilingüe y la multicultural, y la
capacitación práctica (1996).
Nueva Época Año 1, No. 1
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Con base en lo anterior, puede hacerse la siguiente proposición general: Es más
probable que el etnodesarrollo indígena ocurra cuando estos pueblos tengan acceso
a los recursos básicos para su bienestar social; cuando hayan alcanzado un nivel
elevado de organización social y de movilización política, y podido preservar su
44
identidad cultural (especialmente su propia lengua) (Pérez 1991); así como
establecer lazos sólidos con instituciones del exterior y tener patrones de producción
que les permitan subsistir y obtener ingresos en efectivo. Sin duda, contribuyen a la
constitución de una política ambiental favorable que el desarrollo no es
económicamente homogéneo y hegemónico, y la inclusión de un desarrollo diverso y
múltiple o sea multilineal.
LA
INVESTIGACIÓN ETNOLÓGICA, LINGÜÍSTICA Y ARQUEOLÓGICA EN RELACIÓN CON LA
ANTROPOLOGÍA DESDE SUS OBJETOS DE ESTUDIO
En este ensayo intentaremos mostrar una experiencia reciente que se ha puesto en
marcha desde hace quince años, en el estado de Oaxaca, entre los grupos étnicos
que viven en dicha microrregión del país. En este caso, se trata de hacer una
reinterpretación de las contradicciones –y no la quiebra– de la antropología
sociocultural mexicana de corte occidental que coloca y busca sus orígenes dentro
de un contexto político global cambiante; así como en los serios conflictos de
intereses generados en su interior, por estar estrechamente vinculados a los efectos
intelectuales e institucionales de la política, para mantener el colonialismo interno y
evitar la descolonización de los pueblos originales. La traducción o representación
de las culturas ajenas aparece así, en gran medida, como un acto político, y no
Nueva Época Año 1, No. 1
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simplemente como un pasatiempo de intelectuales universitarios acaudalados con
buenos empleos.
Los cambios ocurridos a partir de 1968 han producido transformaciones
importantes en las actitudes de los objetos de la antropología –los observados, los
45
pueblos estudiados como informantes, intérpretes o sencillamente anfitriones–, hacia
sus observadores y huéspedes, los etnógrafos.
Al surgir la corriente crítica etnicista dentro de la antropología en México, se
identifica y analiza la naturaleza de la tensión básica entre la antropología no
indígena y la indígena, tal y como lo hemos definido. Por ello, considero que la
antropología indígena todavía no tiene los problemas crípticos comparables con los
que atraviesa la antropología dominante.
La conclusión general a que llega este análisis es que es muy probable que
se exacerbe el peligro potencial que la emergencia y el crecimiento de la
antropología indígena representa para la unidad de las elites intelectuales de la
antropología sociocultural, en cuanto que la investigación etnográfica y las
interpretaciones o generalizaciones teóricas de dicha vertiente sobre las sociedades
indígenas no contribuyen a la clarificación de los problemas globales del poder, la
dominación y la pobreza; además de que confunden las categorías dominantes
nacionalistas y eurocentristas y tiene muy poco o nada que ver con los problemas
prácticos actuales sobre el desarrollo y descolonización. La antropología
sociocultural, tal y como se practica, difícilmente puede permitir que se siga
considerando a la antropología académica sociocultural como una disciplina teórica
objetiva, pura, supuestamente ajena a las distorsiones y sesgos inherentes al
compromiso o la práctica política y que mantenga, al mismo tiempo, la esperanza de
seguir realizando un trabajo de campo útil para los pueblos indios.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
La antropología social contemporánea debe ocuparse de las aplicaciones del
contexto politizado de su historia y de las preocupaciones intelectuales. De no hacer
esto
último,
la
antropología
social
y
cultural
está
condenada
a
servir
permanentemente al sistema dominante y a ser un instrumento del Estado, y de las
46
clases imperantes para el mantenimiento del colonialismo interno.
Es justamente contra estos conceptos erróneos y prejuicios de corte europeo
sobre las sociedades y culturas de México y de Oaxaca, con sus propios objetivos
políticos, que se ha generado, desde finales de la década de los setenta, un
movimiento entre un creciente número de miembros de las élites indígenas,
educadas dentro de la tradición occidental y nacional, pero fuertemente motivadas
para convertir su academicismo en un trabajo de campo, una investigación y una
publicación histórica seria sobre los pueblos y culturas de Oaxaca. Al respecto,
Miguel Bartolomé señala que “la antropología actual no puede menos que ser
dialógica, puesto que ya no estamos solos, aunque todavía nos cueste un poco
aceptarlo. Una mayor vinculación profesional con nuestros colegas indígenas
constituye, entonces, parte de un proceso de reconocimiento y diálogo, que es un
factor constitutivo de las relaciones interculturales igualitarias que nuestro tiempo
reclama” (2003). A nuestro entender, la respuesta académica oaxaqueña fue
correcta en sus inicios –con un compromiso explícitamente político y científico–, que
bien podía dejar de reflejar la divergencia entre los intereses indígenas y los no
indígenas.
En un medio humano tan cargado de valores y de represión, donde es muy
probable que se presenten conflictos fundamentales de intereses, no podemos,
como científicos sociales y ciudadanos conscientes, sino declarar nuestra posición
con respecto a los asuntos políticos, particularmente en lo que respecta a los
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
antropólogos indígenas de las regiones étnicas de los estados de la República,
empobrecidas y sobreexplotadas en cuanto a recursos humanos y naturales se
refiere. El desinterés académico no sólo es ilusorio, también es irresponsable y
sospechoso; pero ya sea que uno declare su posición sobre los problemas actuales
47
o no, la investigación antropológica comprometida con los intelectuales indios en
México es siempre potencialmente arriesgada.
PRIMERO LA GENTE Y LA PLANIFICACIÓN SOCIAL
En un reciente artículo inédito, Virginia Molina señala que Ángel Palerm (maestro de
muchas generaciones de antropólogos) fundamentó su trabajo teórico en función de
una antropología aplicada y de la planificación social, que era su preocupación
central; aunque en ocasiones daba la impresión de que su interés estaba más en el
aspecto teórico que, sin duda, se relaciona con el quehacer del antropólogo
profesional. Para Palerm era fundamental
una ampliación efectiva de la capacidad humana de manejar la realidad y de controlar de tal
manera que pueda conseguir de ella las transformaciones deseadas y previsibles. Como
consecuencia, toda ciencia debe realizar un esfuerzo para generar tecnologías de base y con
fundamentación científica que permitan la utilización práctica de los conocimientos
desarrollados y representen una conexión constante entre la teoría y la praxis, entre la
investigación y la aplicación de la ciencia (1993:345s).
De la misma manera, si revisamos los trabajos de Juan Comas, Julio de la Fuente,
Aguirre Beltrán o Ricardo Pozas, encontramos en todos ellos una preocupación
central: la gente. Michael Cernea en su análisis, Primero la gente, variables
sociológicas en el desarrollo rural (1995), demuestra que aunque los proyectos –
financiados multilateralmente– de ingeniería civil, agronomía, salud, etc. van
Nueva Época Año 1, No. 1
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dirigidos al bienestar de la gente, ésta en realidad no es consultada y mucho menos
es partícipe de tales proyectos, lo cual genera una infinidad de conflictos sociales y
de proyectos de desarrollo hoy extintos.
Por estas razones la antropología, con su perspectiva, puede apoyar los
48
procesos de autonomía, autogestión y autodesarrollo para el manejo de proyectos.
En este sentido, la óptica diacrónica y sincrónica orientan la prospectiva de los
programas para tener un mayor impacto y un efecto positivo en el bienestar de las
poblaciones de acuerdo con sus características culturales.
Es necesario que la población participe en el diseño –incluyendo la
investigación básica– y ejecución de sus proyectos, cualquiera que éstos sean, que
el poder de decisión se comparta entre los responsables externos y la sociedad
beneficiada (Bartra 1996).
En 1960, cuando estuve entre los chocholtecas de Oaxaca haciendo una
etnografía para el Handbook of Midle American Indians con el maestro Weitlainer,
pude captar la extrema pobreza de este pueblo indígena y su enorme resistencia a
las condiciones geográficas de su tierra, las cuales prácticamente lo mantienen en
ese estado. Más aprendí de ellos estrategias que les permiten mantener su propia
identidad, su cultura; vi como la migración comenzó a formar parte de su sistema;
sus miembros desde la ciudad de México mantenían la vida comunitaria y su propio
desarrollo. Todo esto se debe a su organización social y su propia estrategia de
vida, que hoy se denomina capital social en el lenguaje de los economistas
(Bourdieu 1996). En realidad, cada comunidad, cada pueblo tiene una experiencia
histórica para sobrevivir y articularse a la sociedad más amplia y esto tiene que
aprovecharse precisamente como un capital. Piensan los desarrollistas, desde el
Nueva Época Año 1, No. 1
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exterior, que lo que se tiene que hacer con las comunidades es organizarlas: error
fatal de todo proyecto.
Hoy se puede testificar que los chocholtecas no han desaparecido; tienen su
territorio, su lengua, su patrimonio cultural y un sistema económico mixto que les
49
permite sobrevivir en condiciones limitadas, pero con su propio proyecto.
Si queremos un cambio sustantivo y estructural, debemos fortalecer el capital
humano de las comunidades que, sin duda, hoy están en crecimiento y en donde
muchos jóvenes son profesionistas y técnicos, que bien podrían prepararse en
Etnografía, Etnología, Antropología Social y Etnodesarrollo para colaborar en el
diseño de proyectos de desarrollo de su propia comunidad. Esto es muy difícil de ser
captado por las fuerzas externas que consideran que quienes viven en condiciones
limitadas, sin un exagerado consumo de bienes, son pobres cultural y socialmente,
lo cual es totalmente falso. Para solucionar este problema se generan proyectos de
alto costo económico, pero plagados de corrupción, como el de Oportunidades,
orientando a la salud, la educación y la alimentación (versión de los anteriores
programas Progresa y Solidaridad), o la extinta Coordinación General del Plan
Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados ( COPLAMAR). La perspectiva
antropológica puede ayudar a fortalecer las capacidades de los propios pueblos,
para que ellos sean los autores y actores de su propio desarrollo.
Ilustremos un poco más los párrafos anteriores.1 La comunidad de
Tonantzintla en el valle de Cholula mantiene sus estructuras comunitarias nahuas
ligadas al pasado prehispánico, en un proceso de ajuste entre el modelo
mesoamericano y las formas occidentales. En el Porfiriato, mediante una orientación
política racista de poblamiento, se injertó socialmente a campesinos italianos de la
1
Estas reflexiones las debo a mis primeros estudios sociales como pasante de Trabajo Social que
realicé en las comunidades de Tonantzintla y Chipilo de Puebla.
Nueva Época Año 1, No. 1
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región de Véneto; de esta manera se formó la comunidad de Chipilo. Se pensaba
que éstos iban a aculturar a los indígenas de Tonantzintla y a todos los pueblos de la
región. Pero si visitamos hoy las dos comunidades que están a escasos cinco
kilómetros una de otra, después de cien años de iniciado el experimento, vemos que
50
los italianos mantienen toda la estructura cultural y lingüística de los campesinos de
Italia y los indígenas mantienen sus propias estructuras mexicanas. Los chipileños
mantienen una relación endogámica y, al mismo tiempo, de doble lealtad hacia
México y hacia Italia.2 Lo cierto es que el proyecto, utópico, no tuvo el éxito deseado,
pero sí un impacto social que hay que medir. Pero ¿qué podemos aprender de estos
casos?, ¿cómo entender la dinámica de estas comunidades?
Veamos otro ejemplo muy asociado con la antropología urbana. Cuando
trabajé con Ricardo Pozas, analizábamos el impacto de la industrialización de alta
tecnología de Ciudad Sahagún, Hidalgo,
sobre las comunidades rurales,
fundamentalmente pulqueras. Los comuneros en los años sesenta tuvieron que
pasar de tlachiqueros (recolectores de aguamiel) a armadores de carros,
ferrocarriles, autobuses y maquinaria textil en un contexto de ciudad urbana
ultramoderna. Los campesinos eran los habitantes de la ciudad en cuyo interior, a
falta de previsión social en lo que respecta a su construcción, se generó una serie de
conflictos, al igual que en el hinterland de las comunidades campesinas.
El impacto social de las políticas públicas no es un problema que afecta sólo a
las sociedades indígenas o campesinas, sino que se relaciona con el proceso de
modernización e industrialización de las ciudades y de las regiones, y en especial en
los puntos en donde se han instalado las industrias.
2
Hace un par de meses, un domingo, en una ceremonia un coro chipileño tenía la bandera italiana a
un lado y la bandera mexicana al otro.
Nueva Época Año 1, No. 1
A mediados del siglo
XX,
Julio-Dic. 2011
la revista Problemas Agrícolas e Industriales de
México publicó un importante número dedicado al impacto del industrialismo entre la
población de Puebla, en él aparece un estudio de Wilbert E. Moore, el cual es
comentado por los antropólogos Pedro Armillas, Wigberto Jiménez Moreno,
51
Alejandro D. Marroquín, Arturo Monzón, Antonio Pérez Elías y Roberto J. Weitlaner.
Todos ellos coinciden en que la óptica economista es una visión sesgada y destacan
la importancia de las poblaciones rurales e indígenas. Armillas señala que la
utilización de nuevas fuentes de energía –animal o fuerzas naturales como la
energía hidráulica o eólica–, y la aplicación de principios mecánicos –la rueda en el
viejo mundo– contribuyeron a lo que, con exageración antropocéntrica, se llama el
dominio del hombre sobre la naturaleza. Sin embargo, la revolución urbana se define
mejor por determinados cambios económicos, sociales, políticos e intelectuales,
como la producción agraria superior a las necesidades de subsistencia y que rebasa
la lógica de las reservas de los campesinos; es decir, existe una correlación entre los
excedentes y un determinado sistema social, que favorece la concentración de
aquéllos, por otro lado, tenemos una especialización de tiempo completo, mercados
formales y profesionales, moneda y comercio exterior, estratificación social definida
por su base económica, gobierno político (concentración del poder), guerra
organizada como instrumento político, religión teísta, templos con sus jerarquías
sacerdotales; escritura, matemáticas, astronomía y el calendario; centros urbanos
sostenidos por la renta de la tierra, tributos o los rendimientos del comercio. Los
pueblos a los que se refiere Moore, señala Armillas, habían alcanzado desde antes
de la Conquista ese nivel cultural urbanístico.
Cuando se emprenda el estudio de ciertas reflexiones se requerirá de una
revisión crítica y analítica de los estudios que abordan el impacto de la industria en
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
las comunidades campesinas e indígenas, que permita una reflexión a fondo (Bueno
2000). Así, en determinadas regiones, como Toluca, la expansión industrial ha
invadido a las comunidades matlatzincas, otomíes, mazahuas, entre otras, por lo
que es urgente realizar estudios con una visión prospectiva y analítica de carácter
52
antropológico.
Sin embargo, persisten vacíos en los estudios y en la formación antropológica
de profesionales aplicados. Los profesionales tienen que contar con elementos
suficientes, que focalicen sus esfuerzos para generar análisis, sugerencias y
recomendaciones de carácter aplicativo.3
ESTUDIOS REGIONALES DEL INSTITUTO NACIONAL INDIGENISTA
Los estudios realizados por el Instituto Nacional Indigenista ( INI) en microrregiones,
donde los indígenas se relacionan con otras etnias, representa una aportación
significativa al conocimiento aplicado. Estudios como el de la cuenca del
Tepalcatepec de Gonzalo Aguirre Beltrán (1952) o la investigación Mixteca nahua
Tlapaneca del antropólogo otomí Maurilio Muñoz (1963) son de referencia obligada
cuando pretendemos conocer parte de Jalisco y Michoacán o la montaña de
Guerrero.
Podemos hablar también del primer estudio monográfico que realicé en la
región mixe de Oaxaca en 1962 (Nahmad 1965). De las recomendaciones
planteadas en dicho estudio emergieron una infinidad de proyectos y orientaciones
3
Las líneas de formación que podrían seguir son: educación bilingüe intercultural, salud y bienestar, cultura y
arte, agricultura y ganadería, recursos naturales y forestaría, jurídicos y derecho consuetudinario, urbanos e
industriales y obras de infraestructura: presas, carreteras y puertos. Para ello existen numerosas escuelas y
centros de investigación de antropología en México, como la Escuela Nacional de Antropología e Historia ( ENAH),
la Universidad Iberoamericana, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otras, en las que el
profesionista podría afinar su formación.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
que se plasmaron en las políticas públicas, así como la creación de cuatro centros
coordinadores del
INI,
para atender a la población del lugar.
Me parece muy importante la revisión que hace Juan Luis Sariego en El
indigenismo en Chihuahua (1998); de su introducción extraemos la crítica que
53
realiza por la pérdida de la orientación original de las políticas indigenistas diseñadas
por la antropología aplicada; dice: “la acción indigenista dejó de ser experimental
para convertirse en institucionalizada. Los tiempos de la cruzada habían quedado
atrás y entre luces y sombras, aciertos y fracasos, la tarea indigenista empezó a
perder el carácter de una búsqueda de alternativas para transformarse en una rutina
cada vez más burocratizada y menos innovadora”. Lo cual significa que el abandono
de un seguimiento social y antropológico empobrece los planes y los lleva al fracaso,
precisamente esto ha ocurrido en México en múltiples ocasiones.
Hoy podemos afirmar que la falta de seguimiento del
INI
respecto a los
resultados de la antropología aplicada generó la crisis y la muerte del indigenismo
paternalista y poco autogestivo. Además una rebelión cuestiona a la actual sociedad
nacional y propone una nueva alternativa para los pueblos indios, un orden político y
constitucional que les otorgue mayor autonomía y autodeterminación.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) ha mantenido a lo largo de su
historia un proyecto asimilacionista e incorporativista: La educación rural para los
pueblos indígenas; pero no ha logrado que ésta sea intercultural y multilingüe,
debido a que la carga racista y excluyente hacia las lenguas y los conocimientos de
los pueblos indios es muy grande (Psacharopoulos y Patrinos 1994).
Finalmente hago referencia a un plan de desarrollo. En 1983 los
gobernadores yaquis diseñaron su propio proyecto de desarrollo y lo presentaron al
presidente Miguel de la Madrid. Hoy es su plan rector, que ellos reconocen, y que de
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
la Madrid y su secretario Carlos Salinas de Gortari votaron al basurero. El riesgo
para la clase dirigente al aceptar este tipo de iniciativas es que los pueblos indígenas
asuman su propio destino. El análisis y el conocimiento antropológico y sociológico
debe acompañarse de la formulación y desarrollo de sus proyectos; los actores
54
centrales deben ser el pueblo mismo y no una burocracia que vive del presupuesto
destinado a los indígenas. Por ello creo que los últimos cambios jurídicos en algunos
estados, y los que vendrán a partir de la propuesta de los Acuerdos de San Andrés
Larráinzar, Chiapas y la Comisión de Concordia y Pacificación ( COCOPA), junto con
una nueva perspectiva antropológica permitirán cambiar estructuralmente las
relaciones de desigualdad construidas desde la Colonia; así como liberar a las
comunidades y pueblos indígenas, y potenciar la construcción de una sociedad
mexicana multiétnica y multilingüística, pero el Estado no ha cumplido con los
acuerdos.
El quehacer antropológico debe fortalecer el capital humano de los pueblos
indígenas y de las sociedades marginadas del país, para que ellos mismos puedan
construir sus propios modelos. Así el Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores de Antropología Social ( CIESAS) inició en los años setenta un programa
de etnolingüística que luego fue abandonado; pero se retomó en Oaxaca veinte años
después en los ocho centros de investigación étnica y con cuadros profesionales de
las propias regiones indígenas.
MEGAPROYECTOS Y REASENTAMIENTOS
No cabe duda de que la antropología ha intentado influir en los grandes
megaproyectos. Cuando la Comisión del Papaloapan planeó y construyó las presas
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
del Cerro de Oro y del Papaloapan, varios antropólogos participaron en forma
directa, pero sus recomendaciones fueron ignoradas. El resultado fue el reacomodo
de miles de chinantecos y mazatecos que dejó una huella negativa para la historia
de los pueblos indígenas de Oaxaca y los reclamos de éstos se mantienen aun en
55
nuestros días.
Sin embargo, las últimas experiencias, la construcción de las presas de
Aguamilpa en la región huichola y la de Zimapán en la región otomí de Querétaro
demuestran
que
el
criterio
antropológico
amortigua
y
resuelve
muchas
contradicciones sociales que han provocado estas obras de beneficio nacional, que
afectan en mucho a la gente que vive en estos territorios. Pero ello se logró
mediante la presión ejercida a la resistencia de los directivos de la Comisión Federal
de Electricidad (CFE) por parte del Banco Mundial ( BM), quien, a su vez, fue
presionado por la Sociedad Antropológica Internacional (The World Bank 1991).
Estos proyectos no deberían afectar y dañar la vida de los pueblos y comunidades,
sino apoyar la construcción de alternativas de vida propia y desarrollo regional
autónomo.
No obstante, estas experiencias no modificaron las prácticas autoritarias
tradicionales. Hoy se mantiene el modelo tecnocrático, injusto, que dio nacimiento a
la presa La Angostura en Chiapas o recientemente al caso del aeropuerto de Atenco
en el Estado de México. A Ángel Palerm le correspondió, junto con un grupo de
antropólogos, formular ciertas recomendaciones que pretendían aminorar el impacto
de tal megaproyecto, pero no fueron tomadas en cuenta. Muchos de los conflictos
generados se expresan en los planteamientos del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) y en los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
Nueva Época Año 1, No. 1
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Todas estas experiencias me llevan al siguiente planteamiento: La visión y
proyección antropológica es la de un mundo que cambia y evoluciona no en forma
lineal sino multilineal, en donde diversos tipos de vida quedan incluidos en un
proyecto de sociedad humana y no excluidos como en el modelo hegemónico y
56
autoritario que están tratando de imponernos desde las metrópolis neocoloniales y
globalizantes.
La reconstrucción de la credibilidad de los pueblos y comunidades estará
fincada en la preparación más puntual y especializada de los antropólogos. Nuestra
ciencia tiene que generar sistemas de capacitación social y técnicas de asesorías
para las comunidades, gobiernos locales y nacionales; así como implementar
metodologías y técnicas que permitan el diseño de los proyectos, su monitoreo y
evaluación en forma sistemática y analítica.
Para lograr la credibilidad de la población habrá que forzar el cambio: una
planeación regional autogestiva frente a los modelos centralistas y paternalistas. La
interacción entre antropología, economía y sociología debe de ser una constante
para lograr dicho cambio y preparar a los antropólogos aplicados de este siglo (Ervin
2000).
Oaxaca, Oaxaca, octubre de 2006.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
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POLÍTICAS DE LA VIVIENDA Y CAMBIOS SOCIALES
AGUSTÍN MARTÍNEZ COLÍN
HÉCTOR HERNÁNDEZ ROSALES
FACULTAD DE ANTROPOLOGÍA, U.A.E.M.
61
Resumen
El incremento poblacional de las últimas décadas en las ciudades de Latinoamérica
se debió, entre otros motivos, a las constantes migraciones del campo a las urbes.
La gente iba allí con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida; pero, en
muchos casos, la situación no resultó favorable. Poseer una vivienda digna fue uno
de los inconvenientes. A raíz de ello, se formaron asentamientos irregulares en las
periferias y, en un esfuerzo del gobierno por satisfacer las demandas de la
población, se diseñaron unidades habitacionales con graves deficiencias. Todo lo
cual generó cambios en el paradigma social.
Palabras clave: Viviendas, migración, distribución poblacional, sobrepoblación,
cambio social.
Abstract
The population increase in the last decades in Latin American cities is due to, among
other things, the constant migration from countries to cities. People used to go there
in hope of improving life conditions but in many cases, the situation was not
favourable. To have decent housing was one of the inconveniences. Based on that,
irregular settings spread out in the surrounding areas, and in a government‟s effort to
Nueva Época Año 1, No. 1
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satisfy population demands, multi-dwelling units with serious faults were designed.
All of this brought about changes in the social paradigm.
Keywords: Housing, migration, population distribution, overpopulation, social change.
62
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A partir de 1940, con el inicio de la industrialización de nuestro país debida al
denominado Milagro Mexicano, comenzó un proceso migratorio del campo a las
ciudades, por lo que éstas incrementaron su población de manera notoria (es el caso
de la ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla, entre otras) y algunas de
63
ellas se convirtieron en grandes urbes e incluso en megalópolis como la ciudad de
México y su zona conurbana. Con el tiempo esto también sucedió en la zona
fronteriza norte.
Los migrantes dejaban sus lugares de origen en el campo mexicano para
dirigirse a los centros urbanos en busca de mejores condiciones de vida para ellos y
sus familias. El primer problema al que se enfrentaron fue el no tener un lugar para
vivir, por lo que tuvieron que desarrollar estrategias de subsistencia que les
permitieran adaptarse a esta nueva forma de vida. Por no contar con los recursos
económicos suficientes, se asentaron en la periferia de las ciudades en donde no
había los servicios básicos de agua potable, drenaje, energía eléctrica, escuelas,
áreas verdes, recolección de basura y vigilancia, por mencionar algunos; además no
tenían la seguridad de ser propietarios de la tierra en la que querían construir sus
viviendas.
Esta situación generó una serie de problemas que enfrentaron el gobierno, el
sector social y la iniciativa privada. Cada uno intentó solucionarlos desde su propia
óptica; pero con el objetivo común de regularizar la tenencia de la tierra y poder
construir nuevas colonias, grandes unidades habitacionales y fraccionamientos que
pudieran albergar a esos migrantes. Los logros fueron parciales, ya que hasta hoy
no se ha podido satisfacer totalmente la necesidad de una vivienda digna para
todos.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
En el caso de los fraccionamientos y su autorización faltó planificar, no hubo
criterios de urbanización y sí excesivos trámites burocráticos. Los fraccionamientos
se construyeron en zonas de producción agrícola, forestales o de riesgo (lugares
donde había minas de arena o peligro de derrumbes o donde el suelo era fangoso,
64
etc.). Además no se tomó en cuenta la cultura de las personas que allí vivirían. Esto
quedó de manifiesto, por ejemplo, en el diseño de los espacios de las viviendas, que
determinaron un tipo de relación con el resto de la comunidad. Imperó el criterio
económico o de lucro. Se indicaron los servicios con los que contarían los
adquirentes; pero, en la mayoría de los casos, no se brindaron.
A principios del siglo
sectores
sociales
que
XX,
lo
México vivió inestabilidad política en los distintos
integran
e
incluso
la
población
disminuyó
considerablemente, aunque con el paso del tiempo se volvió a incrementar con las
migraciones del campo a la ciudad, porque en ésta surgieron lugares a los que la
gente acudía para vender su fuerza de trabajo, situación que poco a poco se fue
agravando; el crecimiento demográfico se aceleró en ciudades como el Distrito
Federal, Guadalajara o Monterrey.
Al respecto se observa que
el grado de concentración es mayor en las principales ciudades del país, México, Guadalajara
y Monterrey, donde vive aproximadamente 25% de la población, y más de 35% de la
población urbana económicamente activa.
En contraste con las seis entidades de mayor población, Distrito Federal, Estado de México,
Veracruz, Jalisco, Puebla y Guanajuato donde se asienta casi 45% de la población total, en
solo cinco Estados, Quintana Roo, Baja California Sur, Colima, Campeche y Aguascalientes,
los cuales participan con 9.5% del territorio, solamente se asienta 2.4% de la población.
El flujo migratorio creciente hacia las ciudades, en busca de mejores niveles de vida, se
origina principalmente en el medio rural. Las regiones de mayor emigración se localizan en
las entidades del centro y sureste del país, las cuales aportan más de 60% de la corriente
migratoria rural que se dirige a las zonas metropolitanas de las ciudades de México,
Guadalajara y Monterrey (Velázquez 1984:164).
Este problema obligó al gobierno a buscar alternativas de vivienda para los
migrantes, pero éstas eran insuficientes, lo cual constituyó un déficit, es decir en una
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
aproximación cuantitativa a las condiciones cualitativas en que habita la población,
expresando en los términos señalados, se está indicando los niveles de bienestar
económico que tienen las familias mexicanas, en este sentido existen factores
sustanciales que determinan los criterios para calificar el nivel o estado de la
65
vivienda.
Con relación a la falta de vivienda,
el déficit habitacional, si bien es el resultado en cierto grado de un desajuste de mercado, de
carencia de suelo urbano y existencia de prácticas especulativas, encuentra su causa de
fondo en la falta de empleo y el bajo ingreso, que limita el acceso de una gran parte de la
población a la vivienda y a otros satisfactores, ya que siempre deberán asociarse al problema
de escasez de vivienda y al grado de desarrollo económico.
Desde luego si a ella se agregan otros factores, tales como mala planeación, desorden
institucional, acentuados aumentos en los costos de los materiales y de la edificación, el alto
costo del suelo, escasos recursos financieros y un inadecuado marco jurídico y administrativo,
se puede observar en el país una tendencia creciente al deterioro de la situación habitacional
(Velázquez 1984:165).
Han existido programas encaminados a mejorar las condiciones de las viviendas,
generados y aplicados tanto por el gobierno federal como estatal, de acuerdo con la
zona o el nivel económico de la familia que adquiere la vivienda. Se procede de esta
manera porque el gobierno brinda apoyo para la adquisición de la vivienda a través
de ciertos mecanismos: realiza convenios con empresas particulares y, mediante un
sistema de créditos, las distintas familias pueden contar con una vivienda propia que
van pagando poco a poco.
Los criterios, desde un punto de vista histórico, para la adquisición de la
vivienda, como los aplicados durante el gobierno de López Portillo fueron, en primer
lugar, el denominado déficit absoluto, la diferencia entre el número de familias y el
número de viviendas; en segundo, respecto a las viviendas existentes, la calidad de
la edificación y la disponibilidad de servicios, así como la adecuación del grupo
humano que la habita, que se obtienen de la relación del número de habitaciones y
de los metros cuadrados de la construcción; en tercero se consideran los aspectos
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derivados del deterioro y en su caso la necesidad de reposición; por último, suelen
incorporarse dentro del déficit, las necesidades derivadas del crecimiento
demográfico comparadas con la producción anual de unidades.
Con base en lo anterior debería equilibrarse la construcción de unidades
66
habitacionales con la población existente; es decir las políticas relacionadas con la
vivienda tendrían que establecerse según el crecimiento demográfico en las
ciudades. Y aunque ello es por demás evidente estas atenciones no se prestan en
las zonas urbanas, donde no se toman en cuenta las condiciones económicas de las
familias que desean un espacio donde vivir.
Al realizar un análisis de las familias y las viviendas de la década de los
setenta, de acuerdo con datos del censo poblacional, existían en el país 9.1 millones
de familias y 8.5 millones de unidades de vivienda: había un déficit absoluto de 800
mil unidades, que representa casi nueve por ciento.
La vivienda como componente de los asentamientos humanos debe
inscribirse en el marco del proceso de urbanización a que está sujeto el país y a las
políticas, planes y programas que al respecto se han definido.
Desde 1940 México ha experimentado un rápido y sostenido crecimiento
económico (particularmente en algunas ciudades del país), simultáneo a un intenso
proceso de urbanización, que se ha manifestado en la concentración de la población
y de las actividades económicas.
El crecimiento demográfico ha tenido mayor impacto en las zonas urbanas
que presentan más y mejores posibilidades de empleo; por ello la ciudad de México
es considerada uno de los centros urbanos con mayor recepción de migrantes de los
distintos estados de la república.
Nueva Época Año 1, No. 1
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En 1970 la ciudad de México concentraba 20% del total de la población del
país, por lo que era calificada como la ciudad más poblada del mundo, con un
crecimiento anual superior a cinco por ciento. A partir de entonces, la población en la
República Mexicana se incrementó de manera considerable; había 68 millones en
67
1979, de los cuales 44.2 millones habitaban localidades urbanas y 23.8 millones,
zonas rurales. En 1982 se estimó una población de 73.7 millones, de éstos 48.5
millones se ubicaban en áreas urbanas y 25.2 en rurales. “Para 1980, el número de
viviendas registradas por el censo, ascendió a 12.2 millones, de las cuales 56.2%
eran de tabique y situadas predominantemente en zonas urbanas: en el Distrito
Federal llegaba a 93.5%, en Nuevo León a 77.4%, Querétaro y el Estado de México
a 73.3% y 72.4% respectivamente” (Velázquez 1984:167).
Este acelerado crecimiento de la población ha traído como consecuencia un
proceso de urbanización en varias ciudades del país y de ello se deriva un complejo
problema de las condiciones económicas y sociales expresadas por el índice de
marginalidad y subempleo, entre cuyas consecuencias está la formación de
asentamientos irregulares.
El incremento de la población implica mayor necesidad de viviendas, las
cuales acaparan buena parte del espacio de los asentamientos humanos; de hecho
el crecimiento de las ciudades en territorio mexicano, sobre todo entre 1978 y 1982,
demandaba una superficie cerca de 900 km2, del que 70% estaba destinado para la
vivienda.
Respecto a lo anterior, “México se enfrenta a una situación sin precedentes
en cuanto a las necesidades de vivienda. En ésta y la próxima década, o sea en los
próximos 17 años, se tendrá que construir un número de casa-habitación mayor al
Nueva Época Año 1, No. 1
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que existe como inventario total en países como Canadá, Argentina e incluso
España” (Velázquez 1984:171).
El crecimiento urbano, así como se ha señalado, ha ido en aumento a medida
que la población se concentra en lo que, en un principio, era considerada ciudad; sin
68
embargo en las últimos decenios el crecimiento demográfico ha generando
problemas de distinta índole, que han obligado a las autoridades a tomar acciones
para hacerles frente.
Con el tiempo, la gente ha migrado a las ciudades buscando empleo,
formando en un primer momento lo que se conoce como cinturones de miseria. Al
respecto Raúl Benítez señala:
La ciudad de México a partir de 1940 tiene una dinámica que le imprime un carácter
metropolitano cuando, por la conurbación de los municipios del Estado de México pasa de 1
644 221 habitantes en 1940 a 3 135 673 en 1950, o sea que casi se duplica en solo diez
años, llega a 5 382 153 en 1960.
Para 1970 cuenta con 9 210 853; pasa a 12 406 383 en 1980 (de acuerdo con la cifra
censada, tomada y proyectada a mediados de año […] Para 1990 la Zona Metropolitana de la
Ciudad de México [ZMCM] llega a 15 115 536 (cifra sensual proyectada a mediados de año).
Esta dinámica demográfica de la ciudad mayor se convierte en uno de los más grandes
problemas del país cuando se hace más evidente la crisis económica, social y política del
proyecto industrializador (1995:183s).
Sin embargo ello no indica que sea el límite del crecimiento de las ciudades, sino
que éstas siguen en aumento absorbiendo áreas geográficas que en un principio
habían sido consideradas como imposibles de urbanizarse.
El crecimiento de las ciudades es una característica de los países de América
Latina, como Brasil, Colombia, Venezuela, Perú, Chile, Argentina y México, en este
último el crecimiento de las ciudades ha sido tan marcado que ha absorbido áreas
de producción agrícola.
En relación con esto se comenta de la ciudad de México que “el carácter
metropolitano de las relaciones de la ciudad comprende Toluca, Puebla, Tlaxcala,
Pachuca y como extensiones Querétaro, Cuernavaca y Cuautla” (Benítez 1995:184).
Nueva Época Año 1, No. 1
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En las ciudades la misma población de los distintos niveles ha tenido que
adaptarse a las condiciones físico-geográficas e incluso, en ciertos casos, a
acondicionar espacios inhabitables, como sucedió en los alrededores del Distrito
Federal.
69
Cada uno de los países señalados presenta razones específicas en cuanto al
crecimiento de las ciudades; por ejemplo en Argentina, se debió a las migraciones.
En el caso de México, las ciudades fueron un foco de atención para la gente que
vivía en áreas rurales que veía en ellas mejores oportunidades de empleo, lo cual
refleja la difícil situación que se vive en el campo: más población y menos
producción.
Ante ello, la alternativa que presentan los habitantes de las áreas rurales es
buscar estrategias que les permitan seguir subsistiendo y una de ellas es migrar a
las ciudades solos o con su familia, para vender su fuerza de trabajo y, si es posible,
brindar estudios a algún miembro de la familia.
El crecimiento de la gran ciudad no puede entenderse sin la migración, ya que su crecimiento
natural es cada vez menor como consecuencia del rápido descenso de la fecundidad que
llegó a ser en el Distrito Federal la más baja de entre todas las entidades del país en 1990.
La ciudad de México se convierte en el espejo fehaciente de la pobreza y la desigualdad, con
el riesgo de pérdida de identidades impulsada por la sociedad de masas. Es una de las seis
ciudades más grandes del mundo en 1990, con enormes problemas y carencias en todos los
órdenes. Este proceso de degradación se ha iniciado también en las otras grandes urbes
(Benítez 1995:184s).
Las migraciones del campo a la ciudad han causado problemas a las autoridades,
debido a que cada día se incrementa la población y, por ende, las demandas de
empleo, transporte, centros educativos, comercios, hospitales y sobre todo de
viviendas.
Por ello se han aplicando políticas para controlar el crecimiento de las
ciudades; sin embargo no han sido las adecuadas. La alternativa que han tomado
las autoridades urbanas es generar mecanismos de urbanización a través de
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unidades habitacionales en las zonas limítrofes a las ciudades, que permitan
resolver la demanda de viviendas, aunque resultan insuficientes por las
características que se manejan en los distintos ramos de empleos, ya que uno de los
requisitos para contar con la vivienda es que el solicitante tenga un trabajo estable,
70
lo cual implica que las familias cuyas actividades sean temporales no tendrán
acceso a una vivienda.
Al respecto, Aguilera afirma que:
la generación de suelo y vivienda, vía fraccionamientos ha satisfecho la demanda de los
grupos sociales de ingresos medios y altos, sin embargo debemos decir que esta oferta del
suelo y vivienda a través de los fraccionamientos solamente es asequible para 35% de la
población, mientras que 65% de la misma, a través de esta figura legal, ha tenido una limitada
oferta de suelo urbano (1993:22).
Los mecanismos para la vivienda han variado desde mediados del siglo pasado a la
fecha; en un principio existían mensualidades congeladas sin importar el tiempo
establecido para saldar la deuda; actualmente el pago mensual depende del salario
que se reciba, así también el incremento anual está en función del aumento del
salario percibido.
En el crecimiento de las ciudades es necesario considerar distintos factores
que intervienen de forma directa, como los cambios que el aumento de la
urbanización introdujo no sólo en las redes urbanas como conjuntos nacionales, en
su crecimiento, densidad y distribución, sino también en lo que atañe al crecimiento
físico y comportamiento espacial de las ciudades. Esto implica que en los últimos
veinte años se está presentando una política en cuanto a la construcción de las
viviendas que va ligada a la lucha por el espacio.
Al construirse un fraccionamiento en un área determinada, genera efectos colaterales en los
terrenos contiguos, al incrementar su “valor y plusvalía”, convirtiéndose en áreas posteriores
de urbanización y agilizando su incorporación al mercado de bienes raíces (Ciudad Satélite
en Naucalpan, Villa de las Flores en Coacalco, Jardines de Morelos en Ecatepec, entre otros).
Las ganancias del capital industrial, comercial o financiero son invertidas en desarrollos
inmobiliarios, a fin de asegurar una mayor ganancia (casas de bolsa, bancos privados,
constructoras y empresas inmobiliarias) (Aguilera 1993:23s).
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La aplicación de estos mecanismos es el resultado de que en las unidades
habitacionales las casas sean reducidas; las dimensiones sólo se exceden cuando
se trata de familias cuyo nivel económico se encuentra por encima de lo que puede
percibir una persona por la venta de sus servicios, se está considerando en este
71
caso lo que predomina en las familias mexicanas. Se toman en cuenta los
mecanismos en cuanto al tipo de construcción para que los espacios sean
aprovechados adecuadamente, sin embargo se presentan algunas desventajas:
a) La primera corresponde al aspecto económico, la empresa constructora
busca la forma de construir con menos recursos.
b) Desde el punto de vista social, las viviendas son construidas para familias con
pocos integrantes, no se toma en cuenta, para ello, las diferencias culturales
que hay entre una familia y otra.
c) Una de las características de las familias mexicanas es que éstas requieren
un espacio amplio para desarrollar sus actividades, sobre todo porque los que
han propiciado el crecimiento de las ciudades son gente que migra de las
zonas rurales.
d) Culturalmente las características de la vivienda no van acorde a las
necesidades de cada familia, pero el hombre como ser pensante y actuante
cuenta con esa capacidad de adaptación a distintos medios aun sabiendo de
los riesgos que se tienen.
e) Debido al espacio limitado de las unidades habitacionales, se propician
accidentes, especialmente aquellos que se relacionan con los quehaceres en
la cocina.
En lo que respecta al desarrollo urbano,
los fraccionamientos han contribuido al crecimiento anárquico de las ciudades, ya que al igual
que las otras figuras legales (subdivisión y condominio) han sido los instrumentos que ha
decretado el Estado para la autorización de la división y la comercialización del suelo, el cual
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se ha dado sin ningún orden urbano, ni mucho menos dentro de un sistema de planeación; a
este respecto, cabe señalar que este último, fue implementado en el Estado de México a
partir de 1983.
Se han efectuado autorizaciones de desarrollo existiendo traslape parcial de propiedades
(Valle Dorado y Lomas de San Mateo en Tlalnepantla).
A través de la publicidad se venden viviendas con determinados servicios, equipamientos y
cualidades ecológicas, pero al final de la comercialización, éstos son otorgados parcialmente.
[…] [En cuanto a la administración,] los fraccionamientos contribuyen a aumentar los ingresos
municipales a través de los impuestos: predial, conexión de agua en bloque, el traslado de
dominio, la licencia de construcción, por fraccionar, por el establecimiento de los sistemas de
agua potable y drenaje entre otros.
[…] [Además,] al entregar los fraccionadores las obras de urbanización al Ayuntamiento, no
se ha provisto el costo de su mantenimiento ni la prestación de los servicios públicos, de
vigilancia y recolección de la basura, lo cual ha incrementado el déficit de los servicios
públicos municipales, ocasionando por tanto oposición en la mayoría de los ayuntamientos
para recibir estas obras (se calcula que 50% de los fraccionamientos no han sido entregados
a los ayuntamientos en el Estado de México).
[…] [En el aspecto ecológico] se ha permitido la urbanización de zonas que no deberían haber
sido destinadas para asentamientos humanos (la zona V de Ecatepec, que presenta
problemas de estabilidad en los suelos, así como inundaciones, las zonas minadas de
Atizapán y Naucalpan entre otras).
Se han otorgado autorizaciones de fraccionamientos en zonas densamente forestales (zona
del Lago de Guadalupe en Atizapán y Cuautitlán Izcalli).
Se ha permitido la construcción de fraccionamientos en zonas de alto potencial agrícola
(como en Metepec, Coacalco y Texcoco).
Todos los fraccionamientos se construyeron sin ningún criterio de normatividad ecológica, lo
que ha contribuido a deteriorar el medio ambiente (las descargas de los drenajes se vertieron
sin ningún tratamiento hacia los ríos: Lerma, Cuautitlán, Verdiguel, la Compañía y los
Remedios) (Aguilera 1993:25-27).
El crecimiento de las ciudades obedece a varios factores. En las dos últimas
décadas, los centros urbanos han sido más bien antiguos pueblos que se han
transformado por la instalación de industrias o por acción de fenómenos naturales.
Al incrementarse la población en las ciudades, los parámetros que permitían
determinar en qué momento la concentración de individuos consolidaba la ciudad
dejaron de ser tales, en este sentido en la década de los setenta se consideraba que
los distintos espacios geográficos con población mayor a 5 000 habitantes
alcanzaban el rango de ciudad.
En el territorio mexicano, debido al índice demográfico, este parámetro pronto
fue rebasado porque existen áreas rurales donde la población es superior a la
mencionada y se presenta escasez de servicios, que son elementales en cualquier
tipo de ciudad.
72
Nueva Época Año 1, No. 1
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Actualmente con el establecimiento de las distintas unidades habitacionales,
se han generado zonas conurbanas a las ciudades existentes, cuya falta de
planificación, obliga a la gente a ocupar estos espacios sin medir las consecuencias
inmediatas, mucho menos las futuras, en las que interviene el hombre y las
73
condiciones físico-ambientales que serán determinantes para la forma y tipo de vida.
Respecto a este rubro Harvey afirma lo siguiente:
El suelo y sus mejoras tienen numerosos y diferentes usos que no se excluyen entre sí para el
usuario. Una casa, por ejemplo, puede ser usada simultáneamente de muchas maneras
diferentes. Proporciona:
1. Alojamiento
2. Una cantidad de espacio para el uso exclusivo de sus habitantes
3. Intimidad
4. Una localización mejor o peor con supuesto a los lugares de trabajo, zonas comerciales,
servicio sociales, familia, amigos, etc. (y esto incluye la posibilidad de trabajar en la
propia casa)
5. Una localización más o menos próxima con respecto a los focos de polución, zonas de
aglomeración, zonas de delincuencia, gente considerada como desagradable, etc.
6. Una localización con respecto a un vecindario que tiene características físicas, sociales y
simbólicas (status social)
7. Un medio de almacenar y aumentar la riqueza
Todos estos usos, considerados en su conjunto son los que constituyen el valor de uso de la casa
que tiene para su(s) ocupante(s). Este valor no es el mismo para todo el mundo tomando en
consideración viviendas semejantes, así como tampoco es constante en el tiempo una misma
vivienda para una persona (1989:165s).
Quizá uno de los problemas que presentan las ciudades, no sólo las de México sino
de muchos otros países de América Latina, es aquel que corresponde a su
planificación; el acelerado aumento de sus habitantes las consolida como grandes
ciudades, tal es el caso del Distrito Federal.
En los países europeos el término grandes ciudades se aplica para los
espacios o ciudades con mayor población que se encuentran planificados y están
previniendo de problemas futuros; en cambio para nuestro país las grandes
ciudades se caracterizan por asentamientos informales. De acuerdo con Néstor
García Canclini,
En Europa y en las ciudades latinoamericanas formadas a partir de modelos europeos sobre
todo españoles y portugueses, las ciudades han cumplido funciones modernizadoras e
integradoras de los migrantes, tanto extranjeros como de regiones diversas del propio país. Si
bien separando barrios ricos y pobres, centro y periferia, factores de conveniencia interétnica.
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Fue un modelo desigual pero en general menos segregante de articular lo local con lo que
procedía de otras partes de la nación y otras naciones (2005:166).
En función de su crecimiento, las ciudades se caracterizan como:
a) Lineales. Son aquellas que se ubican en franjas litorales estrechas y en valles, en
las que existe la posibilidad de desarrollar vías de comunicación en toda la
ciudad; sin embargo las desventajas consisten en tener grandes distancias entre
los extremos y aun entre el centro y los extremos, lo que genera sobrecarga en la
circulación del tránsito en las vías longitudinales.
b) Extendida con prolongaciones y vías de comunicación. Este tipo de ciudades se
ubica en planicies amplias, como la ciudad de México, presenta una relativa
homogeneidad del núcleo, con distancias similares desde los diversos punto de
la periferia y el centro; sus desventajas son su tendencia a producir
agrupamientos compactos en el centro, dificultando así el crecimiento y
expansión de actividades; la antieconómica explotación del transporte, al igual
que los largos recorridos que unen áreas periféricas, dando como resultado vías
sobrecargadas.
c) Semicírculo con prolongaciones radiales. Este tipo de ciudades se ubica en
planicies, a orillas de mares, ríos o lagos y a pie de cadenas de cerros o
montañas con una planicie al frente; pueden crear subgrupos eslabonados en
forma lineal, no obstante una de sus desventajas es su expansión periférica a lo
largo de las rutas, y su congestión en el centro por la convergencia de vías de
comunicación.
d) Cerrada, rectangular o cuadrada. Común en el Mediterráneo, este tipo de ciudad
cuenta con una extensión fácil de planificar; el centro está cerca de toda la
periferia, tiene buena delimitación y distancias considerables entre los extremos.
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e) Irregulares. Se ubican en áreas con problemas topográficos e hidrográficos,
aunque con la ventaja de estar rodeados de bellezas naturales y tener la
posibilidad de desarrollar subnúcleos; sus desventajas, problemas de circulación
e infraestructura de costosa y difícil implantación (Herrera 1976:25s).
75
También se relaciona con la caracterización de las ciudades, el vínculo directo de lo
social y lo espacial, al que se suman otros criterios mucho más importantes, como lo
señala Signorelli:
El primero es el económico, y consiste en la verificación de las interdependencias entre la
colocación espacial de un grupo y su participación en los procesos de producción; el segundo
es [el] sociológico, y consiste en la verificación de las interdependencias entre la colocación
espacial de un grupo y su papel en la dinámica social; el tercero es el antropológico, y
consiste en la verificación de interdependencias entre la colocación espacial de un grupo y la
construcción de su identidad en términos culturales, es decir, como percepción que el grupo
tiene de sí mismo dentro de una visión general del mundo y de la vida mediata por un sistema
de conocimientos y valores (1999:41s).
La clasificación de las ciudades que hacen los autores mencionados es pertinente;
en especial la de Amalia Signorelli quien hace énfasis en los criterios económicos,
sociológicos y antropológicos, pero sobre todo en la cultura de los habitantes de las
ciudades, que es una postura con la que analistas sociales y estudiosos de la cultura
estamos de acuerdo.
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LA FAMILIA EN EL CARIBE: NOTAS SOBRE SU HISTORIA
IRMA RAMÍREZ GONZÁLEZ
FACULTAD DE ANTROPOLOGÍA, U.A.E.M.
77
Resumen
La familia es un grupo social muy complejo y en el que intervienen diferentes tipos
de relaciones entre sus miembros. De los diversos elementos que determinan su
existencia y naturaleza sobresalen el entorno ambiental y el cultural. Desde el siglo
XIX,
Morgan llegó a la conclusión de que aun en los lugares más remotos se conoce
alguna forma de familia; desde entonces se ha acumulado gran cantidad de
información relacionada con su desarrollo histórico. En este texto se aportan datos
sobre la familia en el Caribe, donde en cada isla, con la llegada de los
conquistadores, tuvo lugar un proceso de transformación cultural que se manifestó
en el surgimiento de distintas sociedades, cuya evolución económica, política o
religiosa siguió una trayectoria peculiar que se inscribe en el curso de la historia.
Palabras clave: Familia, matrimonio, Caribe, población indígena, esclavitud.
Abstract
The family is a very complex social group in whose composition different kinds of
relations among its members take part. The environmental and cultural surroundings
stand out from the different elements that determine the existence and nature of the
family. Since the XIX century Morgan concluded that even in the furthest places a
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kind of family is known, since then a great amount of information related to the
historical development of this institution has been accumulated, that is why this time
some data about the family in the Caribbean is given. In each island of the Caribbean
a process of cultural transformation took place with the conquer arrival, it was
78
showed in the emerge of different societies where the social, economic, politic or
religious evolution has followed a very peculiar trajectory which is inscribed in the
course of history.
Keywords: Family, marriage, Caribbean, indigenous peoples, slavery.
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La familia constituye un complejo grupo social, cuyos miembros se relacionan de
modos diversos, por lo que sus límites y acepciones no están claramente definidos y
pueden ser determinados sólo de manera aproximada. Entre los diversos elementos
que determinan su existencia y su naturaleza sobresalen el entorno ambiental y el
79
cultural, así como las condiciones de producción resultantes de la constante
interacción que el hombre establece con su ambiente; en grados diversos
intervienen también la dinámica de las relaciones de alianza y el marco político.
El empleo del término familia es tan cotidiano en el lenguaje hablado y en los
escritos académicos y populares, debido a ello no es fácil mencionar todas sus
acepciones, las cuales reflejan sin duda, las múltiples variaciones históricas de esta
institución. Pero los aspectos históricos sobre la familia sólo cobran verdadero
sentido cuando indagamos las razones de la universalidad de una institución sujeta
a múltiples transformaciones, que están culturalmente determinadas (Zonabend
1988:67).
Para autores como Beals y Hoijer la familia puede definirse brevemente como
"una agrupación social cuyos miembros se hayan unidos por lazos de parentesco"
(1976:45); es decir, la conexión familiar fundamental es una e irreductible, por lo
tanto, no se puede convertir en ningún otro tipo de relación de grupo ni tampoco
reducirse a una relación personal entre individuos, como plantean Thomas y
Znaniecki (1979:18); ya que entre las características más importantes de la familia
se encuentran la reciprocidad y la solidaridad, que se manifiestan tanto en la
asistencia prestada a cualquiera de sus integrantes como en la cohesión derivada
del control ejercido sobre ellos por cualquier otro miembro considerado el elemento
representativo del grupo.
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Como institución, la familia es una organización dinámica en cuyo interior se
manifiestan, en forma constante, cambios significativos, como el nacimiento, el
matrimonio, el divorcio, o bien la muerte; estos cambios son previstos, no obstante la
conmoción que puedan causar, de tal manera que toda la vida y el funcionamiento
80
de la familia se adaptan a ellos, como afirma Herskovits, las culturas también
cambian y, con el paso del tiempo, toda institución lo hace y la familia no puede ser
una excepción; sin embargo, cualquiera que sea la forma que adopte, la familia tiene
que cumplir sus funciones de procreación y educación, pues como plantea este
autor, “las sociedades humanas no pueden sobrevivir sin la existencia de algún
género de institución familiar” (1976:327). En este sentido, el parentesco, aunque
tenga en cuenta las condicionantes biológicas de la concepción, de la procreación y
de la educación, se presentará en todas partes como un hecho esencialmente social
y siempre será objeto de acciones y manipulaciones de orden simbólico. “Así es
como las sociedades han creado los sistemas de parentesco que se conocen en el
mundo” (Zonabend 1988:24).
Desde el siglo
XIX,
Morgan ya defendía el concepto de la unidad fundamental
de la familia humana; de acuerdo con sus investigaciones, en todas partes se
utilizan términos de parentesco y se dispone de un sistema de relaciones de filiación
que une a los hombres y a las mujeres entre sí, que engloba tanto los aspectos
biológicos como los sociales. Morgan llegó a la conclusión de que aun en los lugares
más remotos se conoce alguna forma de familia. A partir de entonces se ha
acumulado una gran cantidad de información sobre el tema y se ha insistido mucho
en que la familia conyugal, la que está constituida por la unión legal de un hombre y
una mujer, parece ser la más frecuente. Sin embargo, la realidad está lejos de
ajustarse siempre a ese patrón; es ampliamente conocida la existencia de
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sociedades en las que los hombres o las mujeres tienen la posibilidad de celebrar
uniones con más de un consorte a la vez, o bien donde la elección del cónyuge se
rige por normas diferentes a las conocidas por nosotros, lo que indudablemente
indica, que allí donde la forma de la familia aparece alterada, encontramos
81
sociedades donde la evolución social, económica, política o religiosa ha seguido una
trayectoria muy peculiar que se inscribe en el curso de la historia y que, sin lugar a
dudas, se ha modificado con el paso del tiempo.
Este constante cambio en el devenir histórico de los grupos familiares, fue el
principal motivo para recopilar información sobre el desarrollo histórico de la familia
en el Caribe, ya que en las islas ahí existentes, con la llegada de los conquistadores,
tuvo lugar un proceso de transformación cultural que se manifestó en el surgimiento
de distintas subculturas, pero que finalmente, como afirma Padilla (1960:65), no nos
permite caracterizar a la cultura de cada una de ellas, en función de la cultura del
país que lo colonizó.
Son pocas las fuentes que han permitido a los historiadores describir las
condiciones imperantes en el Caribe antes de la llegada de los españoles. Sin
embargo, apoyándose en los relatos de Bernáldez, Las Casas y Oviedo, varios
autores nos han dado a conocer que las islas estaban habitadas principalmente por
los arahuacos, cuya sociedad estaba sólidamente estratificada y en cuya cima se
encontraban los caciques que eran gobernantes hereditarios, probablemente de
filiación matrilineal. El status entre ellos, parece haber sido determinado por el
nacimiento, por lo menos en las categorías más altas y en las más bajas. Esta
información procede principalmente de La Española, pero se afirma que Puerto Rico
y Jamaica estaban organizados en forma similar, lo mismo que gran parte de Cuba.
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Las Casas opinaba que la población nativa de La Española ascendía a más
de tres millones, lo mismo Jamaica y Puerto Rico, y que Cuba sólo estaba habitado
en partes. El pueblo, según Las Casas, vivía en paz, lo cual era demográficamente
significativo. Dice además que eran sanos y vivían largo tiempo y que las mujeres
82
tenían entre tres y cinco hijos.
Bohío es el nombre que los españoles oyeron para las casas de las islas, que
probablemente era el término reservado para la casa redonda ocupada por una
familia grande. En el caso específico de Jamaica, los pueblos estaban formados por
casas construidas con palmas, alzadas en terrenos altos y orientadas hacia el mar o
junto a corrientes de agua; comúnmente, cada pueblo estaba formado por cien o
doscientas casas habitadas cada una hasta por quince familias. Se maravilla
Torquemada, dice Morales Padrón, que en un bohío de estos, que no tenía más de
treinta o cuarenta pies de hueco, pudiera vivir tal número de familias sin que se
produjeran nunca altercados (1952:29).
De acuerdo con el criterio de los autores consultados, la estructura social era
bastante similar a la de España y pudieron adaptarse con suficiente exactitud los
términos de clase empleados por los españoles. Por lo que la traducción del orden
social aborigen a términos feudales europeos se adecuó y funcionó bastante bien en
el momento en que los españoles se adjudicaron las comunidades indígenas.
La ocupación de Jamaica se inició en 1509 y, a pesar de que no hay
menciones importantes del envío de indios a otras partes, los nativos disminuyeron
rápidamente bajo el sistema de repartimiento, igual que ocurría en La Española y en
Puerto Rico. En 1519 los indios de Jamaica casi se habían extinguido.
En Cuba, el régimen de vida y de trabajo al que fueron sometidos los indios
encomendados provocó de inmediato un cambio profundo y radical en sus
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condiciones de existencia, lo que condujo de manera inevitable al quebrantamiento y
destrucción de la débil organización social de la población.
Los indios adultos dedicados a los trabajos mineros tenían que trasladarse a
lugares fuera del territorio de sus caciques durante meses, debido a esto, en los
83
pueblecillos indios quedaban los viejos, las mujeres y los niños desprovistos de
recursos durante la ausencia de los trabajadores, pues los colonos no se
consideraban obligados a sustentarlos; por ende, en los lugares de la isla donde la
colonización adquirió cierta importancia, la destrucción de la organización social
indígena, en lo caciquil y en lo familiar fue inevitable (Guerra et al. 1952:209).
El carácter transitorio de la concesión de la encomienda fue funesto para los
nativos, ya que estas adjudicaciones personales, que no podían ser vendidas ni
traspasadas ni transmitidas en herencia a los hijos, sí podían ser revocadas en
cualquier momento, por eso, el encomendero no tuvo ningún empeño en la
conservación y multiplicación de los indios. De esta manera, la rápida disminución
de la población indígena y la debilidad física que demostraban en ciertos trabajos
duros han sido señaladas como causas determinantes para que los españoles
acudiesen a la importación de esclavos africanos.
Es preciso hacer notar que en la época del descubrimiento de América, los
esclavos negros ya abundaban en España, se decía que eran fuertes, robustos y de
fácil adaptación a un clima cálido como el de su lugar de origen, "queda claro
[entonces] que la esclavitud negra se extendió a América directamente de España,
donde ya estaba reconocida como una institución española" (Díaz Soler 1965:20).
A pesar de lo anterior, la introducción de la esclavitud negra en el Nuevo
Mundo suele a veces adjudicarse al padre Las Casas, debido a su continuo y
fervoroso apostolado en pro de la libertad de los indígenas y de su concepto sobre el
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negro. En nuestros días, la tesis de la responsabilidad de Las Casas sólo puede
sostenerse por desconocimiento de la verdad histórica y por la incomprensión de los
aspectos económicos.
Refieren los cronistas e historiadores que los primeros conquistadores que
84
llegaron a Cuba lo hicieron sin sus mujeres, tal vez porque pocos de ellos eran
casados. En Santo Domingo, por ejemplo, se obstaculizó el embarque de las
familias de los compañeros del expedicionario Diego de Velázquez; este hecho
demoró, aunque por breve tiempo, el establecimiento de las familias blancas en
Cuba. Después de 1555, los blancos nativos de la isla representaron un factor
importante en la composición de la población a causa de que las familias eran
prolíficas. Como en ese entonces la inmigración española se dirigía a los ricos
virreinatos del continente, a Cuba sólo llegaron en esa época los funcionarios del
gobierno y familias nativas de las Islas Canarias.
Desde el comienzo de la conquista, probablemente también hubo en Cuba
esclavos negros. El primer documento conocido data de 1513 y en él se autoriza la
transportación de cuatro esclavos negros; este número aumentó con rapidez, de tal
manera que muy pronto, los residentes de la isla solicitaron con insistencia, la
importación de esclavas negras para casarlas con los esclavos que habitaban ahí.
En general, los esclavos negros eran bien tratados por los primeros
pobladores. Los españoles ya tenían en el siglo
XVI
un código detallado para el trato
de los esclavos; derivado de las famosas Siete Partidas emitidas por Alfonso X el
Sabio, por lo tanto los esclavos en Cuba, como los de las demás colonias españolas,
gozaban del beneficio de la ley hispánica; la Iglesia los reconocía, podían poseer y
permutar cosas y, además, contraer matrimonio; a diferencia de lo que sucedía en
otros ámbitos, tenían una personalidad legal (Thomas 1973:55).
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No obstante lo anterior, desde que surgió la esclavitud en forma directa o bien
en su aspecto encubierto de encomienda, las fugas de los indios y de los negros
fueron continuas. Estos cimarrones4, afirma Pérez de la Riva (1981:55), se
refugiaban en los montes y en ellos organizaban su vida en conglomerados de
85
chozas dispersas, donde hombres y mujeres vivían en la más absoluta
promiscuidad; eran dominados por los cabecillas a los que llamaban capitanes y
contaban con un brujo o santero que hacía las veces de médico curandero.
Por su parte, los ingleses carecían de un código en qué basarse e Inglaterra
se limitó a ignorar la cuestión, dejando en manos de las diferentes asambleas
coloniales locales la redacción de la legislación apropiada. Estas leyes fueron
formuladas de acuerdo con el interés inmediato de los plantadores, por tal motivo,
los esclavos no podían casarse ni tenían derecho legal a la propiedad ni podían
entablar juicio ni podían, sobre todo, comprar su libertad.
Por el contrario, los esclavos cubanos podían comprar su libertad, la de sus
hijos o la de sus padres y esto podía hacerse por medio de la coartación, que era el
derecho que poseían los esclavos de pagar una determinada suma de dinero a sus
dueños. En la práctica, este derecho tenía algunas limitaciones, sobre todo para los
bozales –esclavos importados directamente de África–, los cuales no podían
comprar su libertad sino hasta después de transcurridos siete años de su llegada. La
coartación parece haber tenido su origen en Cuba hacia 1520, habiéndose
introducido posteriormente en las demás colonias españolas. Desde los primeros
años de la colonización, en Puerto Rico, como en todas las posesiones españolas, el
1
A la palabra cimarrón se asocian fuertes connotaciones de fiereza, de ser salvaje inquebrantable.
Originalmente se refería al ganado doméstico que se había escapado de las montañas en La
Española, posteriormente fue aplicada a los esclavos indios que se escapaban de los españoles. Al
finalizar la década de 1530 ya se empleaba para aludir principalmente a los fugitivos afroamericanos
(Price 1981:11).
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amancebamiento de blancos y negros surgió como un resultado lógico y natural de
la política social establecida por España en tierras americanas. A tal grado se
produjo este fenómeno, que a mediados del siglo
XVI
el mestizaje era fuente de
preocupación de los oficiales encargados de atender los asuntos de las Indias
86
Occidentales.
A principios del siglo
XVI
en Jamaica, la población nativa de la isla era de
aproximadamente 60 000 habitantes, que disminuyeron diezmados por la peste, el
maltrato recibido y los suicidios colectivos; el problema entonces fue la escasez de
brazos y, al igual que en el resto de las Antillas, se importó población negra a fin de
resolver el problema.
Hacia 1533 la falta de herederos de los pobladores –la mayoría eran solteros–
dificultaba la situación. Un ejemplo de esto es la población de La Vega que debido al
aislamiento comercial, las sequías, las plagas de langostas y sobre todo la falta de
herederos únicamente contaba con cien habitantes en 1582. Diez años más tarde la
cifra aumentó a 720. Tres familias sobresalían entre sus habitantes; familias tan
emparentadas entre sí, que los matrimonios incestuosos daban mucho que pensar
(Morales 1952:60).
En lo que se refiere a la aplicación de leyes a la población mestiza y a la
esclava, éstas estaban encaminadas a velar por la unidad y la moralidad de la
familia. En este sentido, la institución de los mayorazgos se hizo con el propósito, sin
duda, de premiar los servicios de los conquistadores y de crear familias prolíficas
apegadas al suelo, las cuales deberían de servir de núcleo a la colonización, por tal
motivo se facultó a todos los conquistadores para crear mayorazgos que
perpetuasen sus nombres y el lustre de su casa, y su linaje. Además, las leyes
especialmente dictadas para las Indias Occidentales respecto del matrimonio,
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velaban por la unidad del vínculo, previniendo e inclusive contrarrestando los
peligros creados por las separaciones y los viajes (Guerra y Sánchez et al.
1952:236).
En 1640 se presentó la primera gran crisis de la industria azucarera brasileña
87
y, entonces, los holandeses expulsados de Brasil empezaron a desarrollar a gran
escala la industria azucarera antillana. Al tener la necesidad de enviar azúcar para
sus refinerías de Ámsterdam comienzan, después de 1645, a llevar esclavos y las
técnicas más modernas de extracción de azúcar a las colonias británicas y
francesas, específicamente a Barbados, la Martinica y Guadalupe. Por lo tanto, con
el fin de elevar la producción, los comerciantes y traficantes holandeses otorgaron
crédito a los agricultores locales para la compra de esclavos. De manera simultánea,
en Brasil aumenta la emigración en masa de plantadores holandeses con sus
esclavos, y en 1654 Barbados recibe más de mil inmigrantes; la isla de Guadalupe,
cerca de seiscientos holandeses con trescientos esclavos, y un número similar
desembarca en la Martinica (Chonchol 1996:103).
En la isla de Barbados, en 1640, los colonos ingleses eran más de cincuenta
mil y, en su gran mayoría, pequeños agricultores dedicados al cultivo del tabaco. En
ese entonces en la isla había 5 680 esclavos africanos. Sin embargo, en un periodo
muy corto, esa isla campesina se transformó en el bastión más avanzado de un
régimen latifundista azucarero, por lo que en 1670 la industria azucarera dominaba
toda la isla y la población blanca había disminuido a 17 mil personas, y la negra
aumentado, debido a que los navíos traían a más de 1 300 esclavos por año, para
reforzar la economía de las plantaciones.
Jamaica, la isla inglesa más grande del Caribe, contaba con una población no
mayor de 300 000 habitantes –de los cuales la mitad eran esclavos–, cuando fue
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capturada en 1665 por los ingleses, como parte del gran proyecto de Cromwell sobre
las posesiones españolas en el Nuevo Mundo. Durante los primeros cinco años la
colonia permaneció bajo mando militar, ya que los españoles y algunos de sus ex
esclavos opusieron fuerte resistencia (Price 1981:188). A partir de 1660, cuando el
88
último de los españoles se fue, se estableció un gobierno civil, y entre 1655 y 1661
más de doce mil personas llegaron a la isla; sin embargo, en 1662 difícilmente
quedaban 3 600. Siete años después, en 1669 la población blanca bajó a menos de
dos mil. Para 1720 la producción en la isla también se orientó hacia el azúcar, pero
tal industria requería esclavos, por lo que éstos empezaron a llegar con un flujo
promedio de 3 600 al año; en consecuencia para 1720 la población esclava alcanzó
la cifra de 74 mil. Dos décadas después los esclavos superaban la cantidad de 100
000 y en 1768 llegaban a 167 000, mientras que la población blanca tan sólo era de
18 000 habitantes, por lo que la relación se hizo de diez a uno. La isla se había
transformado así, en la de mayor población esclava de las Indias Occidentales. Pero
esta situación fue superada, a finales del siglo
XVIII,
por Santo Domingo que se
convirtió en la mayor colonia productora de azúcar en América, contando en ese
tiempo con una población esclava de más de 600 000 personas, según refiere
Chonchol (1996:108).
Cabe resaltar, que por razones de seguridad, las grandes concentraciones
esclavas jamás se integraron con africanos procedentes de una misma etnia, por lo
que culturalmente eran diferentes, y ello se reflejaba no sólo en sus distintos idiomas
o formas dialectales, sino en sus creencias religiosas y, a veces, en los mutuos
sentimientos de hostilidad que manifestaban, originados en ocasiones por causas
remotas, o bien porque los propios traficantes de esclavos las provocaban, lo cual
les permitía evitar la formación de una conciencia de clase que uniera a los esclavos
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para hacer frente a la explotación de que eran objeto (Moreno Fraginals 1983:28).
Consecuencia de lo anterior fue también la súbita desaparición de nexos familiares y
sociales, antiguas jerarquías, ritos religiosos, formas de comportamiento y hábitos
alimentarios, todo esto como resultado de la imposición de un esquema coercitivo de
89
trabajo productivo que para ellos no tenía sentido, pero al que eran sometidos con
sangre para enseñarles las mínimas técnicas y requerimientos del trabajo azucarero.
La reacción de los africanos esclavizados recorrió todas las gamas del
comportamiento, desde una rebeldía activa que fue castigada con la muerte,
pasando por una rebeldía pasiva que causó la formación de patrones de trabajo
extensivos, hasta el cimarronaje, la sumisión o el suicidio.
Con el significativo aumento de la población esclava en el Caribe español, los
matrimonios entre españoles blancos y negros o mulatos libres eran permitidos por
la ley; aunque se daban pocos casos, siendo mucho más frecuente el concubinato
de varones blancos con mujeres negras o mestizas libres. Esta situación también se
presentó en las colonias inglesas, donde la aparición y el rápido crecimiento de la
mezcla de sangres fueron elementos que ofrecieron evidencias concretas de que la
moral anglosajona se rompió en esta tórrida zona. El concubinato se generalizó a tal
grado, que la mayor aspiración de una muchacha de color, de agradable presencia,
fue llegar a ser amante de un plantador, de un comerciante, de un administrador, de
un capataz o de un soldado. Lo significativo es que al interior de las familias eran las
madres las que anhelaban tales uniones para sus hijas, pues esta posición les
aseguraba una vida de comodidad y marcado prestigio (Ragatz 1963:33).
Dicho comportamiento no solamente abundó en Jamaica y Barbados sino
también en Antigua, Trinidad y aun en Santo Domingo, donde las relaciones
sexuales interraciales fueron apoyadas abiertamente, en especial cuando el número
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de mujeres blancas era pequeño. De una forma usual, los blancos tenían amantes
negras y los padres blancos regularmente colocaban a sus hijas mestizas como
concubinas.
Estas prácticas llegaron a ser duramente criticadas; no obstante, algunos
90
blancos de las Indias Occidentales no solamente reconocían a sus vástagos sino
que inclusive los enviaban a estudiar a Europa y en forma bastante frecuente les
heredaban enormes propiedades, lo que propició que algunas familias de color
rivalizaran con las élites blancas en riqueza y estilo de vida.
Según Moreno Fraginals (1978:38), uno de los aspectos más traumáticos de
la vida en los ingenios fue la anulación de la actividad sexual normal o su desviación
hacia otras formas, al quedar los esclavos5 sometidos a un esquema carcelario de
hombres solos, a pesar de ello, existen algunos inventarios azucareros de varios
ingenios cubanos de la primera mitad del siglo
XVIII
que revelan cierto equilibrio en la
composición porcentual de los sexos y un número relativamente alto de niños. De
esta etapa existen también considerables referencias documentales sobre las
familias esclavas y sus formas de casamiento, así como sobre la producción de los
negros en sus conucos o pequeñas parcelas. Los hechos narrados reflejan la
vigencia de ciertos patrones familiares dentro de las plantaciones. Sin embargo, a
partir del boom azucarero se elimina todo vestigio semipatriarcal y se instaura la
explotación extensiva de tipo parcelario.
Un dato significativo es que entre 1798 y 1822 la población masculina en
Cuba constituía 88%. La mínima presencia de mujeres en la isla justifica la baja tasa
2
La naciente sacarocracia criolla sentía un especial rechazo por el tipo de negro que se veían
obligados a comprar a los ingleses, ya que los mejores esclavos quedaban en las Sugar Islands, y a
Cuba entregaban los remanentes constituidos por aquellos grupos a los que se les atribuía toda clase
de vicios y corrupciones como los congos, los mandingas, los bambaras y los carabalíes; estos
últimos también eran conocidos porque se ahorcaban o escaban.
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de natalidad. Es evidente que este fuerte desequilibrio debió provocar, al menos, un
agudo problema sexual. De hecho, la grave desproporción entre hombres y mujeres
creó, probablemente, un tenso clímax de represión canalizada a la masturbación, la
homosexualidad y a una obsesión sexual expresada en mil formas: cuentos, juegos,
91
cantos, bailes, etc.; por ello no es sorprendente que gran parte del léxico sexual
cubano se originase en los ingenios (Moreno 1978:40).
Pero problemas como los mencionados no eran exclusivos del desequilibrio
entre ambos sexos como el mencionado para Cuba. Refiere Bohannan (1996:56)
que también los bucaneros del Caribe de los siglos
XVI
y
XVII
eran un claro ejemplo
de una sociedad formada por un único sexo. Ante la ausencia de mujeres en los
barcos piratas, la mayoría de sus tripulantes rechazaban la heterosexualidad y
aborrecían, por elección, tanto las reglas sociales como a las mujeres; algunos de
los piratas preferían a los muchachos, la mayoría de ellos raptados, lo que implicaba
que tenían que aprender las tareas propias de todo marinero, y debían ser
entrenados por un solo hombre.
Lo anterior indica que la institución del matelotage (lazo de unión entre un
bucanero y otro hombre) era una relación con características claramente
homosexuales que estaba bastante extendida. El matelot era un criado, en la
mayoría de los casos, un hombre que había vendido sus servicios por un número
concreto de años aunque ocasionalmente se compraba como esclavo. Existen
registros de que heredaban sus propiedades entre sí, y a veces compartían
formalmente la propiedad.
En el caso de Santo Domingo, las plantaciones francesas carecían también
de una dinámica interna de reproducción de la fuerza de trabajo. El alto índice de
masculinidad y, por consiguiente, la ausencia de núcleos familiares, tornaron
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negativa la tasa de fecundidad (Casimir 1980:96). A su vez, en la isla de Guadalupe
el régimen de esclavitud era más suave que en Santo Domingo, por tal motivo, los
casamientos de esclavos eran infinitamente más numerosos, lo que al mismo tiempo
propiciaba que los esclavos estuvieran más ligados a la plantación en la que habían
92
nacido y donde tenían una vida familiar relativamente estable (Debien 1981:124).
En situaciones como éstas, Moreno Fraginals (1978:43) opina que las uniones
libres, sin controles, influyeron en forma negativa en la disciplina laboral y en el
cuidado de los hijos. Por el contrario, los casamientos reglamentarios efectuados
dentro de un mínimo ritual tendían a la conformación de un núcleo familiar estable,
por ello los esclavos se sentían más arraigados al ingenio, tornándose más dóciles y
manipulables. En forma simultánea, aumentaba también la atención hacia los padres
y a los hijos, fomentándose a la vez el cultivo de pequeñas parcelas, lo cual daba en
conjunto, un clima de mayor seguridad a la plantación, como sucedía, por ejemplo,
en Puerto Rico.
Para comprender la vida y el trabajo de los esclavos de Puerto Rico, debe
hacerse un estudio más completo sobre los diversos aspectos del desarrollo de la
familia; no obstante, la intención en estas notas es destacar que los esclavos negros
de Puerto Rico revelaron, en forma por demás significativa, una favorable tendencia
hacia el matrimonio y la vida familiar. Tal vez esto se debe en gran parte a que tanto
los dueños de los esclavos, como las autoridades civiles y religiosas, fomentaron el
matrimonio como un medio eficaz para aumentar el número de esclavos sin verse
obligados a recurrir a importaciones periódicas de negros. En casos como éstos, los
colonos preferían concertar matrimonios entre esclavos de una misma dotación y era
tal su disposición que si un esclavo escogía cónyuge perteneciente a otra hacienda,
el dueño del esclavo varón tenía que adquirirla por la cantidad que estipulara un
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perito tasador. Si la mujer tomada por esposa tenía hijos menores de tres años, el
amo del esclavo debía adquirirlos también puesto que la ley prohibía la separación
de los niños del regazo materno.
Una norma vigente en Puerto Rico marcaba que se debía evitar la unión ilícita
93
entre los sexos, pero en muchas haciendas esto no funcionó. Además, estaba
establecido que ningún hacendado podía prohibir a un esclavo suyo contraer
matrimonio, ni debía impedir la cohabitación de los negros casados, a quienes por el
contrario, debía de proveer de vivienda aparte. Las estadísticas muestran que en
1867 había en Puerto Rico 65 430 negros casados, los cuales representaban 24.5%
de la población de color (Díaz Soler 1965:175). Como se puede apreciar, las
condiciones imperantes en Puerto Rico a mediados del siglo
XIX
eran muy
características, a tal grado, que cuando se hablaba de la familia era costumbre hacer
mención de los esclavos más fieles de la servidumbre doméstica.
Existía cierto tipo de legislación que prohibía el empleo de mujeres esclavas
en tareas incompatibles con su sexo, edad y robustez; lo cierto es que ambos sexos
desempeñaron idénticas tareas. Sin embargo, cuando los niños enfermaban, se
separaba a las madres de las tareas del campo y se les asignaban ocupaciones
domésticas que les permitieran cuidar y alimentar a sus hijos; además, durante las
horas en que las madres estaban dedicadas a las faenas del campo, se enviaban
una o dos esclavas a cuidar a los negritos, en un ranchón o bohío destinado para
ese fin.
Este tipo de guardería también existía en las plantaciones cubanas. En ellas,
los niños de las esclavas eran vigilados por una o más negras viejas o no aptas para
la producción a las cuales se les daba el nombre de mamá criollera. El local fue
llamado criadero de criollos y en él se atendían a los criollitos para su cuidado y
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mantenimiento, ya que las jornadas desarrolladas por las madres esclavas eran al
menos de 16 horas diarias, por lo tanto estaban imposibilitadas para atender a sus
hijos (Moreno Fraginals 1978:48).
El trabajo femenino siempre fue mal pagado “secularmente los azucareros
94
estimaron que las mujeres eran semovientes de baja productividad” (Moreno
1978:38); asimismo, como eran llevadas en pequeños grupos a los ingenios 6,
generalmente causaban conflictos entre los hombres. Para los dueños de las
plantaciones, desde una perspectiva económica, la única ventaja que tenían las
esclavas era su capacidad de parir más esclavos, lo que en cierta medida
incrementaba su capital; pero está plenamente documentado que en ocasiones los
plantadores, sobre todo en Cuba, vendían a las madres separándolas de sus hijos.
Mientras esto ocurría entre las esclavas negras, las mujeres de la clase alta
tenían poco quehacer, especialmente si vivían en las plantaciones, aunque parece
ser que no solían entretener sus ocios en la lectura, más bien se ocupaban en
realizar pequeños bordados, en aplicarse cosméticos o abanicándose, a menos que
hubieran sido educadas en el extranjero, como era costumbre entre los dueños de
grandes plantaciones (Thomas 1973:199).
Una vez que los plantadores hacían fortuna se dedicaban a viajar y
empleaban entonces institutrices norteamericanas o europeas para que sus hijos
aprendieran idiomas. Un hecho importante, sobre todo a mediados del siglo
XIX,
es
que los padres hacían hasta lo imposible para evitar la mezcla de razas y tal parece
que nadie se preocupaba por evitar la consanguinidad: primos y primas se unían en
3
Las plantaciones esclavistas del Caribe fueron siempre organismos sociales deformes y el ingenio
fue quizás el más monstruoso de todos ellos, también, en la mayoría de los casos, los ingenios se
fomentaban en zonas deshabitadas adonde eran trasladados coercitivamente la casi totalidad de los
hombres que integrarían su núcleo poblacional.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
matrimonio por más de una generación y era frecuente que un tío se casara con su
sobrina. Incluso se daba el caso de que esa pareja de tío y sobrina fueran al mismo
tiempo, primos en primer grado. Como podemos apreciar, todas las principales
familias estaban relacionadas entre sí por diversos matrimonios, por lo que en
95
realidad, es difícil considerar como familias separadas a estos oligarcas del azúcar.
La aristocracia cubana –o la sacarocracia como le llama Moreno Fraginals–
carecía de espíritu de solidaridad social. Resultaba evidente que ningún sacrificio
era excesivo para la familia o los amigos; sin embargo, cualquier servicio era
demasiado grande para la comunidad. En esta etapa, se vio también una
identificación plena de la iglesia con la esclavitud, a tal grado que en los templos se
anunciaba que los esclavos serían vendidos “el próximo domingo, durante la
celebración de la misa, delante de las puertas de la iglesia” (Thomas y Znaniecki
1973:203).
Se ha mencionado ya que el desequilibrio entre los sexos era muy marcado,
específicamente entre los esclavos; a pesar de que a partir de 1807 los ingleses
declararon abolido el comercio de esclavos se incrementó el número de mujeres
traídas al Caribe. La presencia de más mujeres en los ingenios necesitaba de una
mínima reglamentación entre los sexos para asegurar, por una parte, un buen índice
de procreación esclava y, por otra, para evitar conflictos que naturalmente surgían
de la estructura social establecida.
Los africanos traídos a América a principios del siglo
XIX
eran sumamente
jóvenes, de entre 15 y 20 años; a partir de 1830 inicia la importación masiva de
niños de entre 9 y 12 años. Desde un punto de vista económico, el rango es
comprensible ya que para los dueños de las plantaciones era lo lógico, puesto que la
edad era un factor determinante en la producción; pero también, desde un punto de
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
vista antropológico, este rango de edad resulta importante, puesto que constituía el
principal factor de deculturación, ya que los jóvenes africanos provenían de culturas
cuyos conocimientos estaban basados principalmente en la tradición oral, donde el
saber, es decir, los conocimientos eran privilegio de los mayores y específicamente
96
de los ancianos. “Los ancianos sabios jamás llegaron a América o lo hicieron por
excepción. Por lo tanto, quienes llegaron, especialmente los niños, tenían menos
que aportar, menos que transmitir” (Moreno Fraginals 1983:37).
Cuando España prohibió oficialmente la trata de negros en Cuba, había
aproximadamente 200 000 esclavos, de los cuales casi 85% era del sexo masculino,
a pesar de ello, en forma ilícita, en la generación siguiente se introdujeron de 200
000 a 300 000 esclavos más, a los cuales no les fue fácil criar a sus hijos. La
mortalidad infantil alcanzó entonces cifras exorbitantes. Por ese motivo los años
comprendidos entre 1823 y 1844 marcan la transformación de la estructura
demográfica anterior. Se intenta entonces una política de reproducción esclava: se
introdujeron cinco mujeres por cada diez varones, pero este procedimiento fue muy
tardío, ya que ni aun en 1860, cuando ya estaba casi extinto el tráfico de esclavos,
se equilibró la proporción de sexos ni se tuvo un índice de incremento demográfico
en las poblaciones.
Algunos datos revelan que el desequilibrio en la composición de los sexos se
debía también al bajo promedio de vida de los esclavos y a la elevadísima tasa de
mortalidad infantil; pero, sobre todo, a la baja tasa de fecundidad de las esclavas; así
como a la constantes prácticas de abortos e inclusive, se sabe también, que el
matricidio, fue un fenómeno social que alarmó a los dueños de los esclavos y que
fue ampliamente comentado en la prensa de la época (Moreno Fraginals 1978:54).
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Para resolver estos problemas muy pocos hacendados cubanos habían tenido
la previsión de montar una granja de crianza de esclavos como las que había en
Virginia, comentan Thomas y Znaniecki (1973:228), quizá porque los principales
suministradores de capital eran los traficantes de esclavos y comerciaban con ellos.
97
Sin embargo se han obtenido datos aislados que demuestran que la mortalidad
infantil era menor en los niños nacidos de uniones autorizadas que en los
concebidos de contactos sexuales incontrolados.
Se tienen noticias también de que existieron numerosos intentos, por parte de
los plantadores y de algunas sectas religiosas, de formar obligatoriamente núcleos
familiares y éstos tuvieron poco éxito, principalmente porque el concepto que tenían
los europeos de familia no correspondía con los patrones culturales africanos, ni
podía tener vigencia en una sociedad donde una parte de sus miembros carecía de
los más elementales derechos de autodeterminación y, además, de autoridad sobre
sus propios hijos.
Situaciones como éstas se pueden comprender mejor si se toma en cuenta
que “la familia es una institución que requiere un ambiente orgánico para su
desenvolvimiento” (Moreno Fraginals 1978:44), por tal motivo resulta evidente que la
verdadera integración familiar requiere de ciertas condiciones socioeconómicas, las
cuales no se daban en los ingenios, desde el momento mismo en que el
rompimiento del núcleo familiar se podía dar por la decisión inapelable del amo de
vender, ceder o traspasar a uno de los miembros de la pareja o bien por la
imposición de patrones culturales que no correspondían a la misma escala de
valores de los esclavos.
Luego entonces, si los esclavos no conocían la responsabilidad económica,
personal o familiar, porque debido a su situación no contaban con una economía
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
propia, tampoco podían saber de obligaciones sociales o familiares, dado que todas
sus actividades estaban circunscritas a la producción. Su forma de vida basada en
uniones inestables y en relaciones sexuales fugaces fue una constante en las
plantaciones, por lo que quedó esta herencia esclavista a las sociedades antillanas
98
como una gran fuerza desintegradora. Menciona Moreno Fraginals (1983:35) que
“en muchas islas del Caribe y sobre todo en los grupos campesinos descendientes
de esclavos, se mantienen aún situaciones masivas de poligamia sucesiva y
simultánea, donde tanto los hombres como las mujeres cambian frecuentemente de
pareja o tienen más de un cónyuge”, este hecho conformó los patrones de
comportamiento sexual de las comunidades campesinas actuales, descendientes de
esclavos y, a la larga, se ha convertido en la zona del Caribe, en un freno para el
desarrollo económico, a tal grado, que se puede afirmar que la herencia colonialista
es un fenómeno que abarca por igual a todas las áreas de antiguas plantaciones en
el Caribe y en el sur de Estados Unidos, ya que es de esperarse que la misma
organización económica produjo idénticos resultados sociales, lo que indica una
interrelación patente entre la institucionalización familiar y la base económica de la
sociedad, tal como lo demuestra la ausencia de relaciones familiares en los ingenios,
situación sumamente ventajosa para la producción esclavista; en otras palabras, la
plantación rompió la continuidad de las tradiciones africanas de los esclavos y se
cimentó, a su vez, sobre el desgarramiento de todo nexo o unión, incluyendo el nexo
familiar.
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Julio-Dic. 2011
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UN MODELO DE INDUSTRIALIZACIÓN GLOBALIZADO
CARMEN BUENO CASTELLANOS
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
Resumen
En el siguiente texto se analiza, desde la perspectiva de la antropología industrial, el
desarrollo que ha tenido la industria automotriz en México, a partir del cuarto decenio
del siglo
XX,
específicamente en el corredor industrial Toluca-Lerma; por ello se
exponen de manera sistemática las formas de organización productiva de la
industria automotriz en la zona, sus elementos culturales y sociales, su relación con
entornos locales y globales; así como sus efectos en el mercado de trabajo.
Palabras clave: Industria, globalización, antropología, sistema económico.
Abstract
In the following text, the development that the automotive industry has had in Mexico
since the fourth decade of the XX century, specifically in the industrial corridor
Toluca-Lerma is analyzed from the perspective of industrial anthropology; due to that
fact, the ways of productive organization in the automotive industry in the zone, its
cultural and social elements, its relationship with local and global environments; as
well as its effects in the labour market are presented in a systematic way.
Keywords: Industry, globalization, anthropology, economic systems.
101
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INTRODUCCIÓN
Quisiera presentar, a la luz de la antropología social, lo que sucede actualmente con
un modelo de desarrollo que ha abierto sus puertas a la inversión extranjera, para
102
hacerse cargo de la gran industria automotriz, y que ostenta una imagen de
modernidad, pero cuyo crecimiento, capacidad de desarrollo interno y presencia en
México son manipulados por efectos de la globalización.
Me interesé en la antropología industrial desde la década de los setenta;
formé parte del equipo de investigación pionero en este campo en México bajo la
dirección de Ángel Palerm y Carmen Viqueira en la Universidad Iberoamericana, por
lo que participé en un estudio regional en el Combinado Industrial Sahagún, en aquel
entonces un desarrollo industrial paraestatal. Posteriormente estudié el así
llamadosector informal de la economía, el mercado de trabajo de oficio y
actualmente me ocupo de las cadenas de proveeduría globales, en particular de la
industria automotriz.
Esta trayectoria me ha dado la oportunidad de analizar bajo la perspectiva
antropológica, las formas de organización productiva, los elementos culturales de
dicha organización y su relación con entornos locales, y globales; así como sus
efectos en el mercado de trabajo. La antropología tiene bastantes oportunidades en
el estudio de la industria, pero por alguna razón no ha multiplicado sus adeptos.
En la zona central de México inició el desarrollo de la industria automotriz
alrededor de 1940. Es interesante analizar este sector, porque siempre ha sido
motor de cambios en los modelos de industrialización dominantes, basta recordar el
fordismo y el toyotismo, modelos que muestran diferentes trayectorias de acuerdo
Nueva Época Año 1, No. 1
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con el lugar de su establecimiento y ello da pertinencia a las investigaciones de corte
antropológico.
Hoy la industria automotriz tiene el desafío de reportar transformaciones
significativas y a un ritmo vertiginoso. Sin duda un estudio contextualizado permite
103
apreciar las particularidades de su concreción, producto de su desarrollo histórico,
en el que centraré mi atención, al igual que en el caso particular del corredor TolucaLerma que analizaré diacrónica y sincrónicamente.
SURGIMIENTO DE LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ EN TOLUCA-LERMA
La industria automotriz en el corredor Toluca-Lerma7 surge en la década de los
sesenta, cobijada por una política económica altamente proteccionista que dio pie a
que, en esta primera fase, la actividad industrial se mantuviese aislada de la
competencia externa. El objetivo central de la producción automotriz en México era
cubrir la limitada demanda nacional. La calidad, los precios, los ritmos, la
productividad no eran los ingredientes básicos de su sostén. El mercado estaba
básicamente concentrado en la capital del país, la cual jugó un papel fundamental en
el desarrollo económico del Estado de México.
Toluca-Lerma se ha distinguido por el desarrollo de una gran diversidad de
industrias (molinos de trigo, fábricas de vidrio, jabones, tabaco, hule, plástico,
ensamble de aparatos eléctricos, una cervecería, una fundidora, entre otras). Desde
1960 ya existía una cultura fabril en la zona, lo que seguramente facilitó la
instalación de importantes empresas armadoras: Nissan (1961), General Motors
1
Este corredor industrial se ubica en la cuenca alta del río Lerma, a la salida de la carretera que
conecta a Toluca con el Distrito Federal.
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(1962), VAM8 (1964) y Chrysler (1968). En la política industrial de este periodo, el
gobierno mexicano, a través del decreto presidencial de 1962, obligó a las
armadoras instaladas en el país a incorporar como mínimo 60% de insumos
nacionales al costo directo de su fabricación; como resultado, las ensambladoras
104
comenzaron a fabricar directamente algunas partes de motores.
En ese entonces las armadoras establecieron una política que les permitiera
mantener la mayor parte de su producción al interior de la firma, dando oportunidad
de que surgieran sólo marginalmente empresas del sector metalmecánico, que
abastecieran de componentes para la fabricación de motores. Es por ello que, a
pesar de la altísima concentración de ensambladoras en esta etapa de arranque, no
surge un verdadero agrupamiento abastecedor de partes y componentes en la
industria automotriz.
El desarrollo incipiente de la industria de autopartes estuvo en manos de
inmigrantes europeos o estadounidenses, muchos de ellos, visionarios que buscaron
apoyo tecnológico en sus países de origen para instalar fábricas que atendían una
diversidad de mercados, incluyendo el abastecimiento del sector automotriz.
También el gobierno mexicano jugó activamente un papel intervencionista, al invertir
en plantas productivas orientadas a eliminar cuellos de botella en el naciente
desarrollo de las cadenas de proveeduría.
ETAPA
DE
DESCENTRALIZACIÓN
Y
DE
COMPENSACIÓN
DE
IMPORTACIONES
POR
EXPORTACIONES
Durante la década de los setenta se manifiesta una fuerte preocupación del estado
mexicano por resolver dos problemas en materia económica íntimamente ligados;
2
Automex, única armadora mexicana con licencia de la armadora Chrysler, dejó de operar en 1986.
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por un lado, el resultado del modelo de sustitución de importaciones no generó un
mercado interno vigoroso que pudiese sostener por sí mismo el crecimiento del
sector productivo y, por el otro, el déficit en la balanza de pagos, producto en buena
parte de manejos discrecionales de la política económica. Esto provocó que se
105
introdujeran nuevos reglamentos para compensar las importaciones, entre ellos la
exigencia de que 60% del costo directo fuera de insumos nacionales y que la cuota
básica de importaciones se compensara con la exportación de 40% de componentes
fabricados por la industria nacional de autopartes y de 60% de la producción de
empresas ensambladoras instaladas en el país.
Esta reglamentación fue determinante y estratégica para la fabricación
integral de motores y para arrancar la fase exportadora de la industria automotriz.
Las plantas de General Motors, Chrysler y Nissan en Toluca se dispusieron a
fabricar motores para exportación. La industria automotriz se movía en mercados
paralelos; el nacional se abastecía de autos y componentes de baja calidad por falta
de competencia tanto interna como externa, el internacional estaba prácticamente
monopolizado por las ensambladoras. En el Atlas industrial de la cuenca alta del río
Lerma (1999) se menciona que en 1986, la industria metálica, de maquinaria y
equipo registró 469 establecimientos, superando en plantas a las industrias
tradicionales de alimentos, bebidas y tabaco que surgieron en el territorio durante la
época colonial.
Otra política federal estratégica para el desarrollo industrial Toluca-Lerma fue
el decreto de descentralización industrial de 1972, que surge debido a los problemas
causados por el excesivo incremento demográfico en la ciudad de México y zonas
conurbanas. Se zonificó el país, apoyado de políticas fiscales y otros estímulos
como la apertura de parques industriales para la reubicación de fábricas. En ese
Nueva Época Año 1, No. 1
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momento aparecen en Lerma dos parques industriales: Cerrillo I y Cerrillo II, ambos
de propiedad pública, en un área de casi sesenta hectáreas. Actualmente, estos
parques industriales junto con San Antonio Buenavista (de propiedad privada)
cuentan con una infraestructura básica, con vialidades estrechas y en mal estado, y
106
un altísimo tránsito vehicular; se caracterizan por estar rodeados de zonas agrícolas
y albergar industrias principalmente pequeñas, por lo que la presencia de plantas del
sector automotriz es bastante marginal.
LA PRODUCCIÓN MEXICANA EN EL MARCO INTERNACIONAL
El decreto de 1977 fue preámbulo del modelo neoliberal orientado a la apertura
comercial y a la integración de México a los mercados internacionales. En él se
formularon diversas disposiciones gubernamentales que apoyaban la ampliación de
la infraestructura exportadora. Como producto de esto, comienza el programa
maquilador en la frontera norte del país y, a mediados de la década de los ochenta,
se da un fuerte despegue de esta industria bajo el modelo maquilador. Después de
un largo debate nacional, México ingresa a los circuitos mercantiles internacionales
al ser aceptado como miembro del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y
Comercio (GATT), por lo que en 1989 se permitió que el capital extranjero invirtiera en
el sector productivo del país sin ninguna restricción en el porcentaje de
participación.9
En el último decenio del siglo
XX,
se puede apreciar cómo los diversos
estados de la República, sobre todo los localizados en el centro y norte del país,
3
En la etapa de sustitución de importaciones, el capital extranjero tenía un tope de hasta 49% de las
acciones de una empresa, el resto tenía que estar en manos de empresarios mexicanos.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
comienzan a desarrollar programas para atraer inversionistas extranjeros. Estas
variaciones en política económica de México estuvieron inmersas en cambios
estructurales de la industria automotriz estadounidense y europea, que entraron en
un proceso de reestructuración internacional como respuesta a las presiones
107
competitivas de las empresas japonesas, además de los efectos del alza del precio
del petróleo.
Desde este momento, la política exportadora de México quedó bajo las
presiones de las normas de calidad del mercado internacional. Fue necesario para
los productores de autopartes incrementar la participación de los socios tecnológicos
del extranjero, para tener una oportunidad en los mercados internacionales.
Las empresas paraestatales fueron vendidas al sector privado, por ello
proliferan parques industriales en el centro y norte del país; de esta forma inició el
éxodo de la industria instalada en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México
(ZMCM), ante la saturación del espacio físico y la fuerza de los sindicatos. En esta
época aparecen dos parques industriales de propiedad pública en Toluca, con una
extensión que duplica la de Cerrillo I y II, que cuenta con una infraestructura acorde
a los intereses exportadores y donde la presencia del sector automotriz es más
significativa.
COMPLETA INMERSIÓN A LA GLOBALIZACIÓN
El ingreso de México a los circuitos internacionales de comercio y producción se ha
convertido en el motor central del crecimiento económico. Dos son las vertientes
centrales; la primera, la ampliación de la demanda de los artículos producidos en
México bajo los estándares internacionales; la segunda, el estímulo de los flujos de
Nueva Época Año 1, No. 1
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capital extranjero para financiar la inversión productiva. Por ello, este periodo se
distingue por una vertiginosa introducción de México a los mercados internacionales.
Concretamente las firmas de acuerdos comerciales con Estados Unidos (en 1994) y
Europa (en 2000) privilegian el flujo de mercancías y capitales en ambas regiones,
108
sobre todo se ha incrementado considerablemente la relación con Estados Unidos,
como se verá más adelante.
De lo anterior se deriva que sean principalmente empresas de capital
extranjero, o bien grandes consorcios mexicanos asociados tecnológicamente con
empresas extranjeras, las que dominan la producción automotriz y se integran
estratégicamente en los circuitos internacionales de producción y consumo. Esto
definitivamente implica una resignificación territorial y logística de esta industria. La
política económica vigente coadyuva a privilegiar los intereses de los grandes
capitales mundiales, presionando a las empresas de autopartes que no cuentan con
el respaldo de consorcios de prestigio internacional.
A partir del siglo
XXI,
México se convirtió en un fuerte exportador de vehículos
colocados en los circuitos de distribución mundial; entre 2000 y 2003 incrementó la
exportación de vehículos ensamblados, mientras que en el sector de autopartes
redujo su presencia directa en el mercado de exportación (gráfica 1). Sin embargo,
esto último no refleja por completo la realidad de la exportación, pues también se
exporta indirectamente autopartes a través de los vehículos que se ensamblan en el
país para el mercado internacional, lo cual ilustra más ampliamente la siguiente
gráfica que muestra el efecto en la balanza comercial automotriz; en ella las cifras
sobre efectos positivos para el país esconden, de algún modo, los efectos
económicos reales. En la misma gráfica se advierte la significativa importación de
autopartes destinada al ensamble de vehículos para el mercado internacional, esto
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sin contar todas las piezas que entran en el modelo maquilador que es un ingreso
temporal al país de partes y componentes automotrices, lo que no genera ningún
arancel. La importación al país de vehículos, que representa 26% en 2000 y 29% en
2003, da cuenta del reducido mercado interno que accede a la compra de una
109
producto que aún sigue siendo privilegio para una clase alta o media alta.
Gráfica 1
Balanza comercial automotriz
Millones de dólares
25000
20000
15000
autopartes
10000
vehículos
5000
0
2000
2003
Exportaciones
2000
2003
Importaciones
Fuente: BANCOMEXT.
Un dato significativo de los cuadros 1 y 2 es que, a pesar de las firmas de acuerdos
comerciales con múltiples países en la industria automotriz, predominan las
negociaciones con Estados Unidos. La relación con Canadá se ha incrementado,
mientras que el acuerdo con la Unión Europea no reporta variantes significativas en
relación con los autos ensamblados. En el rubro de autopartes se afianza la relación
con los socios del Tratado de Libre Comercio ( TLC) y desaparecen los mínimos
vínculos con la industria latinoamericana. La importación mantiene un esquema
similar en lo que a vehículos se refiere; no obstante, en este caso se refuerzan
Nueva Época Año 1, No. 1
algunos lazos comerciales por el
TLC
Julio-Dic. 2011
y desaparece la importante, aunque marginal,
relación con Alemania.
Cuadro 1
Exportación de vehículos y de autopartes
2000
2003
110
vehículos
EUA
Canadá
Alemania
84.2%
7.7%
5.2%
EUA
Alemania
Brasil
67.9%
3.8%
2.4%
EUA
Canadá
Alemania
84.0%
10.6%
4.2%
EUA
Canadá
Alemania
76.0%
4.0%
4.0%
autopartes
Fuente: BANCOMEXT.
Cuadro 2
Importación de vehículos y de autopartes
2000
2003
vehículos
EUA
Canadá
Alemania
72.0%
19.0%
8.0%
EUA
Canadá
Alemania
72.0%
19.0%
8.0%
EUA
Canadá
Japón
71.0%
7.0%
6.0%
autopartes
EUA
Alemania
Japón
73.2%
7.4%
4.3%
Fuente: BANCOMEXT.
Las empresas estadounidenses en conjunto (General Motors, Ford Motor Company
y Daimler Chrysler) controlaban más de la mitad de la producción automotriz en
2000 con 59% (gráfica 2), lo cual incrementó en 2004 a 62% (gráfica 3); durante este
periodo la participación de las empresas alemanas fue poco significativa, porque
éstas, a diferencia de las ensambladoras estadounidenses y japonesas, producen
para ciertos sectores del mercado nacional, como autobuses y carros de lujo.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Gráfica 2
Producción total de las principales empresas automotrices en México en 2000
Volskwagen
Daimler Chrysler
Ford Motor
111
General Motors
Nissan
Honda
Fuente: BANCOMEXT/AMIA
Gráfica 3
Producción total de las principales empresas automotrices en México
Volskwagen
Daimler Chrysler
Ford Motor
General Motors
Nissan
Honda
Renault
Fuente: BANCOMEXT/AMIA
Concretamente en el Estado de México, en el primer decenio del siglo
XXI,
ha habido
una activa política de promoción para atraer capital extranjero, porque esta zona
constituye un polo estratégico para el crecimiento económico nacional. En 2002
aportaba una décima parte del producto interno bruto ( PIB), ocupando el segundo
lugar, después del Distrito Federal y superando la aportación de Nuevo León. 10 El
4
En los datos registrados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el Sistema de
Cuentas Nacionales de México (SCNM), en 2002, el Distrito Federal aportó 22.4% del PIB; el Estado de
México, 10.41% y Nuevo León, seis punto siete por ciento.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Estado de México está desarrollando nuevos mecanismos de gerencia estatal para
mejorar la calidad de los servicios públicos, sobre todo se ha hecho hincapié en
brindar facilidades para la apertura de nuevas empresas que cuenten con
certificaciones internacionales.
112
En esta etapa, inmersa en la globalización, destaca el establecimiento de
Mercedes Benz en 1991 y de BMW en 1994, que se unieron a las ensambladoras
instaladas en la región 30 años atrás. Asimismo se construye un parque industrial de
capital privado que casi triplica la extensión de los parques instalados en periodos
previos y se denomina Toluca 2000, el cual cuenta con enormes avenidas, zonas
verdes y vigilancia estricta; alberga principalmente grandes y medianas empresas,
modernas e instaladas en lujosas y extensas naves industriales, en su mayoría de
capital extranjero. Aquí se localiza alrededor de 20% de la industria de autopartes.
Las ensambladoras ubicadas en Toluca-Lerma atienden diversos mercados
como Chrysler y General Motors que son verdaderas plataformas exportadoras,
mientras que Mercedes Benz y BMW se orientan básicamente al mercado nacional.
Para ejemplificar esto, la planta ensambladora de Chrysler Toluca ya tiene 346
abastecedores, de los cuales 98% está ubicado en Estados Unidos y Toluca-Lerma,
como centro abastecedor, sólo representa 0.3%; esto da cuenta del nulo
compromiso de tales plantas por generar un verdadero agrupamiento de proveeduría
en la zona estudiada y más bien permite afirmar que la industria automotriz mantiene
una propuesta de enclave.
La gráfica 4 presenta datos sobre la producción automotriz en Toluca-Lerma
de las últimas cuatro décadas del siglo pasado, lo cual permite analizar qué ha
pasado en términos diacrónicos con la composición de la industria automotriz en
este corredor; aunque sólo aparecen grandes y medianas empresas ensambladoras
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
y de autopartes que aún siguen activas, independientemente del periodo en que se
reinsertaron en la región. En la gráfica no aparecen empresas registradas que se
instalaron en la zona en la etapa de compensación de importaciones por
exportaciones y de descentralización industrial, porque cambiaron de ubicación y se
113
desplazaron hacia los estados del norte del país o, bien, desaparecieron al no poder
realizar las transformaciones tecnológicas y organizativas necesarias para
convertirse en empresas globales.
Gráfica 4
Año de inicio y giro de empresas en el corredor Toluca-Lerma
7
6
Ensambladoras
Materia prima
5
Parte de motor
4
Suspensión, frenos y dirección
Fundición, forja y estampado
3
Misceláneas, partes de fricción y
rodamiento
Plásticos y fibras
2
Partes eléctricas
1
Componentes externos e internos
0
19561971 I
19721977 II
19781993 III
19941998 IV
Fuente: SIEM, INEGI y trabajo de campo.
A partir de 1970 comenzaron a surgir en la zona no sólo las grandes armadoras
trasnacionales, sino también empresas productoras de plástico y fibras (gráfica 4).
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
La zona cuenta con una importante especialización en la industria química que sería
muy conveniente considerar para efectos de política pública.
Son visibles los efectos directos en el corredor Toluca-Lerma de la etapa III
(1978-1993) que vive un proceso acelerado de expansión en el umbral del siglo
XXI y
114
se distingue por el protagonismo del capital extranjero y por producir con calidad
para un mercado global. Durante dicha etapa se incrementó el número de
armadoras y comenzó la fabricación de componentes externos e internos que
reflejan la orientación hacia las economías de alcance. En plena globalización hay
mayor tendencia a la diversidad y resulta significativo el abastecimiento local de
materia prima, sobre todo de acero y plásticos refinados, los cuales generalmente
proceden del extranjero. Además se puede apreciar un buen número de empresas
dedicadas al sector metalmecánico (partes de motor, suspensión, frenos, dirección,
forja y estampado). Esto debería de considerarse como una de las fortalezas del
sector de autopartes ubicado en esta zona.
Llama la atención que no se registre la presencia de empresas de logística
que son estratégicas en el proceso de globalización; únicamente aparecen las
tecnologías de la información como centrales para el manejo óptimo de las cadenas
de proveeduría local e internacional y que se instalaron a fines de la década de los
noventa en el cluster automotriz de Puebla. También están ausentes aquellas
empresas basadas en la ciencia y las oferentes especializadas. Esto es, hay una
total dependencia hacia el extranjero y de tecnología, y conocimiento originado en
centros de investigación y desarrollo. Toluca-Lerma se convierte así en un centro de
ensambladoras, de empresas con especialización en el área metalmecánica, en la
industria química y en acabados.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
En la gráfica 5 se puede apreciar la tendencia en la zona industrial TolucaLerma de apostarle a la inversión extranjera para su crecimiento. Claramente se
muestra el predominio de empresas de origen estadounidense y alemán, que
acaparan prácticamente toda la gama de giros; destacan las empresas yanquis en la
115
producción de componentes externos e internos.
Gráfica 5
Giro y origen de capital de empresas en el corredor Toluca-Lerma
4
3.5
3
2.5
2
1.5
1
0.5
0
México México en EUA
coinversión
con otros
países
Alemania
Otros
Japón
países
europeos
Ensambladoras
Materia prima
Partes de motor
Suspensión, frenos y dirección
Fundición, forja y estampado
Misceláneas, partes de fricción y rodamiento
Plásticos y fibras
Partes eléctricas
Componentes externos e internos
Fuente: SIEM, INEGI y trabajo de campo.
El capital asiático es mínimo, lo que contrasta con la fuerte inversión de
empresas japonesas y coreanas en Aguascalientes, Guadalajara y los estados del
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
norte del país. El capital mexicano ocupa un lugar marginal y se especializa en la
industria metalmecánica y en componentes externos, donde el contenido tecnológico
es bajo. Para la producción de autopartes de plástico, el capital mexicano mantiene
sociedades tecnológicas con empresas extranjeras, lo que les ha permitido
116
mantenerse en los circuitos globales de producción automotriz.
TENSIÓN ENTRE LO LOCAL Y LO GLOBAL
Factores locales
En la década de los sesentas hubo diversas circunstancias que permiten pensar en
el germen de un agrupamiento automotriz en la zona centro del país. Toluca-Lerma
aprovechó los apoyos de desarrollo de infraestructura y los fuertes incentivos que el
gobierno federal ofreció para consolidar una base industrial por la vía de la
sustitución de importaciones. La producción y el mercado estaban altamente
concentrados y respondían a una demanda reducida y cautiva. Las empresas
armadoras concentraban gran parte de la producción y sólo generaban una
incipiente cadena de abastecimiento en la zona. Esto se debe a que el mercado
interno era tan reducido que les era suficiente a las ensambladoras abastecerse de
partes y componentes fabricados en los parques industriales de la
ZMCM
que incluye
a los municipios de Naucalpan, Tultitlán y Cuautitlán.
En ese momento no existían estándares internacionales de calidad. El
vehículo que circulaba en la calles de México no contaba con la calidad que el
mismo producto fabricado en Estados Unidos o Europa. No existía competencia
externa y sólo se ofrecían pocas opciones. La industria en la época de la sustitución
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
de importaciones se desarrolló bajo el cobijo de una política proteccionista que
inhibía su posicionamiento en el mercado internacional. Sin embargo, los decretos
que exigían un porcentaje de componentes fabricados en el país dieron cabida a un
mayor desarrollo interno, permitiendo principalmente que el capital nacional en
117
manos de profesionistas extranjeros radicados en el país se invirtiera en la
proveeduría automotriz.
En la zona centro del país y concretamente en Toluca-Lerma había una larga
tradición fabril desde el siglo
XVI
que permitió la formación de una cultura obrera, la
cual hizo viable la incorporación de mano de obra a las nuevas plantas automotrices.
Ello, aunado al hecho de que al ser Toluca sede del gobierno del Estado de México,
fue beneficiado por la política educativa posrevolucionaria del siglo
XX,
contando con
un importante contingente de mano de obra que tenía cierto nivel educativo.
Estos elementos permiten afirmar que efectivamente se había gestado un
precario agrupamiento industrial en la zona centro del país, cuya principal debilidad
era no haberse desarrollado bajo estándares internacionales de competitividad, lo
que provocó que la apertura de la economía mexicana prácticamente arrasara con lo
construido en esta primera fase, y se rompiera con la sinergia local arropada por un
fuerte proteccionismo estatal. En su lugar los factores locales respondieron a
cambios estructurales en el plano global. Y es así como a partir de la década de los
ochenta, lo local y lo global entraron en conflicto.
Otro elemento local que inhibe en la actualidad la conformación de un cluster
automotriz en el corredor Toluca-Lerma es el crecimiento caótico de la industria. En
comparación con el modelo inglés, donde se está promoviendo la especialización
regional, en el caso de Toluca-Lerma las empresas se ubicaron en diversos parques
industriales conforme éstos se fueron estableciendo. Hoy algunos de dichos parques
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
todavía mantienen una infraestructura incipiente; además no se procuró un proyecto
rector que apoyara la localización por especialización y que facilitara el intercambio
de conocimiento e información entre industrias afines.
En cuanto a los elementos estratégicos para la formación del cluster, no sólo
118
hay algunos negativos, también hay factores locales que están respondiendo a las
exigencias globales de competitividad (entrega oportuna, estándares internacionales
de calidad y precio). Por ejemplo, la infraestructura carretera en la zona centro ha
mejorado significativamente, lo cual agiliza la comunicación intrarregional y sobre
todo conecta la zona con los puertos del golfo de México que cuenta con una
importante concentración de plantas fabricantes de autopartes en la región del Bajío
(Querétaro, Celaya y Guanajuato). La infraestructura además comunica a la zona
con la frontera norte del país, donde se destina gran parte de la producción.
La mano de obra capacitada y dócil es un factor sustancial para la integración
de un cluster. En relación con la primera característica, se tienen antecedentes en la
cultura laboral y en cuanto a la no elitización de la mano de obra, se puede apreciar
que en Toluca, los sindicatos tiene una fuerte tradición corporativa de alianza con los
intereses del factor económico. La Confederación de Trabajadores de México ( CTM)
ha estado íntimamente ligada a los grupos de poder político del Estado de México.
En uno de sus informes, el ex gobernador Arturo Montiel afirmó que desde 1999 no
había estallado una sola huelga en la entidad, pese a los 57 mil contratos colectivos
de trabajo registrados.11 La participación sindical se convierte en un factor
fundamental para el capital por diversas razones: implica incrementar costos de
producción ante las exigencias de alza salarial y puede trastocar toda la logística de
proveeduría en caso de huelga.
5
De acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) del Estado de México.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
En Toluca han proliferado los centros de capacitación técnica, universidades y
tecnológicos para formar cuadros. Incluso hay empresas como Bosch que tiene su
propia escuela de capacitación y que recluta a los mejores alumnos. Las empresas
que se mueven bajo estándares globales tienen programas sofisticados de
119
capacitación para sus trabajadores y en ellos contemplan la parte técnica y las
habilidades de liderazgo necesarias para las nuevas formas de organizar la
producción. Habría que reconocer que el desarrollo de competencias laborales
locales es efectivamente un acierto de la instalación de estas plantas en México.
El Estado ha transformado el marco jurídico para respaldar la entrada al país
a los mercados internacionales. Tanto las reglas de origen como la normatividad de
los nuevos tratados comerciales dan cuenta de este apoyo que, en última instancia,
ha provocado que sean las fuerzas mundiales del mercado quienes tengan el control
de las estrategias aplicadas por las firmas en el plano local. Es así como la posible
conformación de un cluster o agrupamiento se resuelve principalmente por la lógica
de la empresa rectora, es este caso las ensambladoras, lo que acrecienta la
vulnerabilidad de los desarrollos industriales que no participan estratégicamente en
las decisiones de las empresas globales.
Se concluye que en Toluca-Lerma, más que dar oportunidad a procesos de
conformación endógena, se ha optado por crecer mediante un excesivo respaldo del
exterior, que se instala y se desarrolla sin que el gobierno imponga condiciones de
su permanencia ni tampoco, un desarrollo de cadenas de proveeduría local.
Después del análisis de aquellos factores locales que inciden en la formación de un
cluster, se presenta la dinámica misma del sector automotriz que está inmersa en
una lógica global.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Factores globales
La lógica internacional de la industria automotriz es un claro ejemplo de las nuevas
estructuras socio-espaciales analizadas por Castells (1996) que han echado mano
120
de las tecnologías informáticas para facilitar el flujo expedito de mercancías,
personas e ideas, conformando una eficaz infraestructura propiamente mundial, que
permite sinergias sin requerir de la concentración territorial. Esto se puede constatar
en el corredor industrial Toluca-Lerma donde las plantas automotrices son parte
integral de una estructura desterritorializada de firmas que generalmente detentan el
control de su rama en la economía mundial y que se les conoce como global players.
Estas empresas tienen un centro rector, un corporativo que para el caso estudiado
se concentra básicamente en Estados Unidos o Alemania. En dicho corporativo se
toman las decisiones importantes de la firma, incluyendo las de proveeduría, las
financieras, las de innovación tecnológica y las de nuevos proyectos. Estas
empresas mundiales han gestado su propia gobernabilidad más allá de sus
naciones. Los gobiernos locales parecen perder capacidad de influencia ante estas
fuerzas productivas globales. Fuera de los centros rectores se toman las decisiones
estratégicas, el resto de la red, como sucede con las plantas ubicadas en países
como el nuestro, se convierte en una plataforma satélite con poca injerencia en los
planes medulares de la firma.
Según Porter “la mundialización permite a las empresas aprovisionarse de
capital, bienes y tecnología en cualquier parte del mundo, y ubicar sus actividades
en el lugar que resulte más económico” (1990:203); pero este autor no analiza la
ventaja competitiva de un agrupamiento, cuando este último está integrado por
plantas satélite, producto de la desagregación de la firma global.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Analizando la dimensión local de la globalización automotriz para el corredor
Toluca-Lerma se pudo constatar que no es evidente el compromiso a largo plazo
con la región, el cual es más bien relativo y circunstancial. No hay registros de un
desarrollo de cadena de proveeduría de segundo y tercer nivel, éste sólo se limita a
121
moldes y a componentes de baja sofisticación tecnológica. Al parecer estas
empresas globales no quieren soportar el costo de desarrollo de pequeñas firmas y
así consolidarse localmente. Además la proveeduría de materia prima y de algunos
componentes provienen directamente del extranjero, limitando las funciones de las
plantas de la región al ensamblaje de autopartes y autotransportes.
Si lo más importante de la producción en la actualidad está basado en la
innovación tecnológica, producto en gran parte de las relaciones de cooperación en
la cadena de proveeduría, los global players, al no desconcentrar las capacidades
de innovación en sus plantas satélite y, por tanto, al no propiciar el intercambio y
generación de conocimiento tecnológico estratégico en México, pueden influir o
incidir sólo marginalmente en las plantas ubicadas en el corredor Toluca-Lerma. Por
consiguiente se produce una falta de centro local para fortalecer un agrupamiento
que destaque por su competitividad en el sentido más amplio del concepto. Estas
plantas se convierten en aparadores de las mejores prácticas tecnológicas en que
participan.
Por último, la falta de compromiso local de los global players se confirma al no
involucrarse con el desarrollo de un mercado local para sus productos, al mantener
salarios bajos, si los comparamos con lo que reciben en los países centrales, y
colocar sus productos ya sea en el mercado internacional o bien en nichos de élite.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
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Julio-Dic. 2011
JUVENTUD: UN CONCEPTO EN BUSCA DE LA VISIBILIDAD*
CARLOS ALBERTO ESTRADA LEAL
Resumen
La exclusión de la juventud en distintos ámbitos se debe, en gran parte, a los
prejuicios y estereotipos que el resto de la sociedad se ha formado de ella, y a la
ineficacia de ciertas políticas públicas. Por lo que se propone la articulación de las
instituciones políticas, académicas y de la juventud misma para desarrollar un
esquema de participación plural e incluyente; sin olvidar que todo ello requiere del
trabajo conjunto de la sociedad.
Palabras clave: Sociedad, juventud, grupos desfavorecidos, exclusión social.
Abstract
The exclusion of youth in different areas is due, in great part, to the prejudices and
stereotypes that the rest of the society has made about it, and the incompetence of
certain public policies. Due to that fact, it is necessary to coordinate political and
academic institutions with the youth itself to develop a scheme of plural and inclusive
participation; without forgetting that all of this requires the joint work of society.
Keywords: Society, youth, disadvantaget groups, social exclusion.
* Segundo lugar del Premio Estatal de la Juventud 2006, otorgado por el Instituto Mexiquense de la Juventud en
la modalidad de ensayo escrito.
124
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
La construcción histórica de niveles dentro de la sociedad, que pretenden explicar el
entramado complejo de relaciones existentes al interior de un núcleo, ha permitido
situar a la juventud como un agrupamiento específico, distinto a otros grupos, con un
tipo determinado de problemas que convergen, se transforman y explican en los
espacios compartidos de la cultura, la cual constituye el reflejo de la ideología de las
diferentes formas humanas; que se encuentran en medio de un proceso constante
de modificación y reentendimiento.
Es en medio de este proceso que el término juventud cobra una vital
importancia como un sector de la población que tiene una fuerte presencia, no sólo
por su peso numérico, sino fundamentalmente por las dificultades relacionadas con
la relativa exclusión de todo, junto con la fractura de los sentidos y significados que
articulan la vida social de varias generaciones, en donde los referentes comunes
(educación, familia, política, religión) generan desconfianza y llevan al joven a crear
maneras alternas de situarse en la sociedad en contra de falsas percepciones
cotidianas.
Por ello este ejercicio de análisis pretende, a través de múltiples elementos
empíricos, demostrar que la juventud, como forma de clasificación históricamente
excluida, ha desarrollado la capacidad de lograr la visibilidad mediante la
rearticulación práctica o de agrupamiento, y la lucha por la visibilidad de los sectores
que comúnmente han emitido juicios erróneos hacia las prácticas y formas de vida
diferentes, en medio de las cuales me desenvuelvo de manera cotidiana.
LA JUVENTUD: CONSIDERACIONES GENERALES
Una de las categorías dentro de las cuales se encuentra sujeta una serie de
prácticas, ideales, manifestaciones, así como formas de vida es la juventud, que ha
125
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
sido estudiada desde distintas perspectivas, a la luz de disciplinas como la
antropología y la sociología, que han problematizado teóricamente las múltiples
formas de articulación y de acción colectiva de un sector que homogeneíza y genera
identidades, pero que a la vez las excluye.
126
La juventud constituye una respuesta al desarrollo de nuevos temas de
reflexión científica que conforman nuevas dimensiones de lo social, que se encargan
de romper paradigmas y que siempre se ha conceptualizado como un sujeto de
cambio vinculado con la rebeldía y la trasgresión social que, en el ámbito de las
ciencias sociales, manifiesta dos perspectivas de estudio contrapuestas: el de la
juventud que va por el buen camino y el de la juventudcomo sinónimo de anomia
social; es decir, el pensamiento de las culturas juveniles se caracteriza por sentidos
múltiples y móviles que incorporan, desechan, mezclan e inventan símbolos y
emblemas en continuo movimiento que las vuelve oficialmente representables en su
ambigüedad. La construcción cultural de la categoría joven, al igual que otras
calificaciones sociales (mujeres, indígenas…) se encuentra en fase de aguda
recomposición y es el reflejo de las crisis político culturales y político económicas en
diferentes contextos.
En palabras de Alfredo Nateras (2002:9): “La condición de lo juvenil atraviesa
también por la diferencia como elemento de identificaciones y lleva la contraposición
con el otro y lo otro, una otredad que está constituida fundamentalmente por el
mundo de los adultos: ya que los jóvenes como sector social poseen características
propias y diferentes a otros grupos sociales”.
Esto es, la juventud, dentro del contexto de los estudios socioculturales es
depositaria de representaciones que dan cuenta del imaginario colectivo de lo que
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
implica ser joven y que está construido a partir de las propias instancias de la
sociedad.
Históricamente, la juventud se plantea como un concepto surgido posterior a
la Segunda Guerra Mundial en las sociedades de primer mundo para categorizar a
127
un sujeto social que pertenece al sector del consumo cultural y la inserción
económica incipiente, que además constituye un sector vulnerable dentro del
empobrecimiento estructural de las poblaciones.
A partir de este momento, el sector social al que se le atribuyeron estas
características se problematizó como un fenómeno multilateral estudiado en distintos
contextos y bajo perspectivas diversas.
LITERATURA SOBRE JUVENTUD
A partir de la necesidad explicativa que la juventud desarrolló como categoría
analítica susceptible del estudio de las diferentes disciplinas sociales, se
desarrollaron paradigmas que, gracias a mecanismos teóricos y metodológicos
diversos, produjeron la discusión desde distintas miradas con respecto a lo que se
ha denominado culturas o subculturas juveniles que implica “reconocer a los jóvenes
como actores sociales junto con la dimensión simbólica de sus prácticas” (Nateras
2002:10).
Estas formas de análisis plasmaron el surgimiento de estudios que plantean
que los modos de inserción de la juventud en la estructura social, con los esquemas
de representación configuran dos campos de acción: incorporados y alternativos o
disidentes.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Estos estudios, en general, confunden los escenarios institucionales juveniles
y establecen una relación mecánica entre prácticas sociales y universos simbólicos,
contraponiendo dos perspectivas de análisis de la juventud: anomia-desviaciones
versus cohesión-propuestas. Estas perspectivas interpretativo-hermenéuticas a
128
partir de la década de los 80 comienzan a ver a la juventud como una categoría de
análisis y como depositaria de formas socioculturales, dentro de las cuales se
circunscriben los juegos de percepciones, que generan el deber ser, así como las
controversias derivadas
Los estudios de la juventud han mostrado al joven como un actor posicionado
socioculturalmente y han estudiado sus interrelaciones en los distintos ámbitos a los
que pertenece (familia, escuela, grupo de amigos, etc.) que se constituyen en
comunidades inmediatas de significación y que son explicadas mediante cuatro
principales vertientes: estudios multidisciplinarios, estudios de grupo, el otro y la
cultura política que, a su vez, ha desarrollado tendencias de percepción del joven
hacia el mundo: de la política del espacio y del futuro, que demarcan de manera
clara las formas mediante las cuales la sociedad ha concebido a la juventud y cómo
este sector ha desarrollado formas particulares de actuar frente a ellas y que
conforman temas de investigación como los jóvenes rurales, migrantes e
indígenas,ocio
y
tiempo
libre,bricolage,del
cuerpo
como
espacio,visibilidad,
sexualidad,drogas, violencia, entre otros.
Por lo regular, estas formas de acción establecen mecanismos de
organización particular que no siempre responden a las reglas establecidas por la
sociedad adulta, lo cual genera conflictos y contradicciones que, en ocasiones,
ponen en tela de juicio la capacidad de la juventud de desarrollarse ante la vida y
que redundan en la exclusión generalizada de un sector que desde distintas
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perspectivas, a través de múltiples formas de organización e interacción contribuye
al desarrollo de nuestro estado y nuestro país. Es decir, los estudios sociales
relacionados con la denominada cultura juvenil, manifiestan las contradicciones en
las cuales se desenvuelve la vida de un sector de la sociedad que se sobrepone a la
129
exclusión y a la incomprensión.
LA EXCLUSIÓN JUVENIL: LAS FORMAS DESIGUALES DE SOCIALIZACIÓN
Como resultado de los análisis ofrecidos por los múltiples estudios enfocados en las
formas de vida de los jóvenes, amplios sectores de la población –sobre todo los
académicos– han podido delimitar empíricamente, algunos de los mecanismos de
participación a través de los cuales las distintas esferas de la juventud se insertan en
los núcleos de la sociedad: la inclusión en las formas de vida económica capitalista o
la exclusión de éstas.
La exclusión se deriva del imaginario colectivo, en el que el vínculo, tantas
veces reproducido por los medios, entre jóvenes, pandillas, violencia y drogas es
aparentemente indisoluble. En este caso, se trata de una imagen construida, que
responde a distintos elementos, entre ellos “el clima de alarma social, según
algunos, o de pánico moral, según otros, que ha permitido colocar a los jóvenes en
el lugar privilegiado para hacerlos responsables de los elevados índices de
criminalidad en general, y de violencia en particular que se observan durante la
última década en los países de América Latina” (Azaola 2004:8). Estos factores, se
encuentran circunscritos a la desconfianza generalizada entre sectores sociales que
se centra de manera preponderante en los jóvenes.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Estos fenómenos, que constituyen la preocupación central de múltiples
dependencias gubernamentales, son el resultado de distintos estudios delimitados
en el marco del deterioro de la sociabilidad que se ha producido en países sujetos a
procesos de
cambio
relativamente
acelerados como
consecuencia
de
la
130
modernización y de la puesta en práctica de los modelos de ajuste económico, como
en el caso de nuestro país y de nuestro estado, y del cual los jóvenes hemos
formado parte central.
En medio de esta atmósfera la juventud respira un ambiente de incertidumbre
constante, provocada por un sistema de desigualdades sociales y culturales que han
dado un vuelco enorme a la exclusión, ya que los jóvenes hemos dejado de ser, a
los ojos de algunos sectores de la sociedad, la esperanza, el futuro, la mayor riqueza
con la que puede contar una sociedad y pasamos a ser la escoria, el excedente, el
peligro más grande que acecha a la propia sociedad.
No obstante las apariencias, hay que decirlo, los jóvenes no somos los únicos
y, muchas veces, ni siquiera los principales responsables de la violencia en nuestros
países, como se observa de manera concreta en los datos que ofrece el Reporte
Mundial sobre Violencia y Salud elaborado por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) en 2002, en el que se menciona que, de los países latinoamericanos
estudiados, en dos terceras partes (Argentina, Chile, Ecuador, El Salvador, México,
Nicaragua, Paraguay y Uruguay) hay diferencias muy poco significativas entre la
violencia perpetrada por los jóvenes de entre 10 y 29 años y la ocasionada por los
adultos, e incluso en cinco casos (El Salvador, México, Nicaragua, Paraguay y
Uruguay), casi la mitad del total, es menor la violencia cometida por los jóvenes.
Sólo en cuatro países –una tercera parte de los países incluidos (Brasil, Colombia,
Panamá
y
Venezuela)–
la
violencia
perpetrada
por
los
jóvenes
resulta
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
significativamente más elevada que la que cometen los adultos. Estos datos
permiten, desde luego, matizar la imagen construida en la que los jóvenes aparecen,
casi de manera exclusiva, como los responsables de la violencia en Latinoamérica y
que derivan evidentemente hacia nuestras latitudes.
131
Estos matices pueden evidenciar que las percepciones negativas con
respecto a la juventud dependen de la socialización, que demarca el pensamiento de
grupos específicos y se transmite a través de mecanismos diversos que van desde
las redes sociales locales hasta la influencia de los medios masivos de
comunicación que construyen imaginarios sobre la exclusión en una partida doble:
tanto el debilitamiento de los lazos que unen a la sociedad, como en sus limitadas
expectativas de alcanzar logros en el futuro.
En otros términos, la reducción de las oportunidades de educación, empleo,
salud, vivienda, cultura, etc., que se observa para nosotros los jóvenes,
particularmente durante la última década supone, sin lugar a dudas, un
debilitamiento grave de los lazos que nos unen con la sociedad y una incapacidad
severa por parte de ésta para insertarnos, integrarnos de una manera sana en el
curso de nuestro desarrollo. Respecto a la creciente exclusión de los jóvenes se
plantean serias interrogantes sobre el modelo de sociedad que tenemos y sobre
aquel que puede aspirar a edificarse con estos cimientos. No podría tratarse de una
sociedad democrática si por ésta entendiéramos, como propone Savater la
búsqueda razonable de lo mejor o la que permite a todos elegir y participar
igualitariamente desde su pluralidad de opciones en el futuro que va construyéndose
socialmente (2003:142).
Este enfoque plasma de manera visible la necesidad imperante de la acción
multilateral e integrada de todos los actores sociales en función de un sector que ha
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buscado mecanismos de participación a través de necesidades particulares y que se
encuentra en medio de un escenario en donde las desigualdades son la constante.
Evidentemente, dentro de este escenario la política juega un papel determinante
como forma de socialización mediante la cual pueden generarse vínculos de
132
colaboración capaces de buscar el diálogo y la negociación en función de las
necesidades imperantes de la juventud.
Estas necesidades, propiciadas por formas de participación desiguales y
basadas en
un
sistema
de
percepciones erróneas de los valores que
verdaderamente simboliza la juventud, pueden ser analizadas desde una óptica
objetiva a partir de los resultados obtenidos por los estudios científicos sobre la
juventud y que constituyen la voz directa de los testimonios acerca de las formas de
vida de la juventud, no como una bandera política o como un conjunto de individuos
incapaces, violentos o como el resultado de las atribuciones de una categoría
conceptual, sino como un grupo social en constante modificación, receptor de
símbolos de distintos órdenes y con una cultura particular que puede ser insertada
en núcleos mayores tendientes al desarrollo a través de formas de socialización
adecuadas a un contexto de pluralidad que permitan centrar las potencialidades de
la juventud en beneficio de la colectividad.
Esta empresa requiere el esfuerzo de todos los sectores involucrados, de su
articulación y participación; es sin duda una forma viable de conocer e insertar de
manera efectiva a un sector que constituye parte fundamental del esquema de
pluralidad en el que debe desenvolverse toda sociedad democrática. Las formas
mediante las cuales podrá desarrollarse un esquema de participación plural que
incluya a los jóvenes depende de tres sectores fundamentales: la política, como la
institución social reguladora que establezca los mecanismos de negociación que
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deriven en la pluralidad; el medio académico o científico, como el encargado de
analizar las formas mediante las cuales la juventud socializa en los escenarios de la
desigualdad; y la juventud, en general, como la principal receptora de mecanismos
que le permitan un desarrollo real en todos los aspectos.
133
LA EXCLUSIÓN JUVENIL: UN PROBLEMA MULTILATERAL
El problema de la exclusión juvenil está siendo cada vez más encarado desde las
políticas públicas, sumando a las tradicionales respuestas represivas y de control
social algunas iniciativas relacionadas con la seguridad ciudadana, en cuyo marco el
tema de la violencia entre los jóvenes, trata de ser estudiado desde perspectivas
renovadas, tomando en cuenta, de manera central, las evidencias que aportan los
estudios especializados, que recomiendan actuar más y mejor desde enfoques
preventivos y promocionales para incorporar a los jóvenes a la sociedad a la que
pertenecen, la cual hasta ahora los margina desde todo punto de vista.
Esta tendencia, como puede observarse, plasma la necesidad que ha tenido
la esfera política de tratar los problemas juveniles relacionadas con la violencia
desde una perspectiva holística e incluyente, que tome en cuenta las formas de vida
de un conjunto social que ha desarrollado mecanismos de participación particular
que, desde la lógica de la construcción de la paz y la promoción de la diversidad
cultural, desarrolla sociedades más prósperas, democráticas y equitativas.
Es decir, una forma mediante la cual pueden conocerse y atenderse los
problemas de los jóvenes es la participación conjunta de la política, la sociedad y la
juventud, mediante esquemas integrados e integrales que se adapten a las
necesidades no sólo de un sector, sino de toda la sociedad.
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La participación multilateral en distintos países no ha obtenido resultados
significativos y ha mostrado su ineficiencia en el ámbito de las políticas públicas. Tal
es el caso de las políticas carcelarias que están en crisis, al igual que las reformas
legales que han pretendido endurecer las penas previstas, sin cuestionar su enfoque
134
represivo. Casos como Uruguay, Colombia, Costa Rica, Honduras, Brasil y México
dan cuenta de los hechos: la preocupación por la juventud sumada a respuestas
ineficaces por parte de la esfera de las políticas públicas (Rodríguez 2004:43).
En el fondo, las respuestas no tienen relevancia, porque sólo atacan las
expresiones más visibles del fenómeno de la exclusión derivada hacia la violencia
mediante una visión simplista que no ataca de manera frontal un problema
estructural, sumamente complejo y enraizado en la cultura de nuestro país. Se debe
superar el despliegue de campanas moralistas o represivas que relacionen
mecánicamente pobreza y delincuencia, lo cual no es tan lineal ni elemental como
ha tratado de explicarse en este escrito.
Ante este panorama aparecen desafíos que deben ser considerados en el
tratamiento de estos temas en un futuro inmediato, desde el punto de vista del
diagnóstico y del mejoramiento de respuestas que pueden brindar las políticas
públicas.
LA PARTICIPACIÓN JUVENIL: UN ESFUERZO COMPARTIDO
La exclusión y la aparente ineficiencia por parte de las políticas públicas
relacionadas con la inserción de los jóvenes en distintos sectores, aunado al
desarrollo de las percepciones equívocas con respecto al significado de la juventud
como forma de vida predominan, por lo que todos y cada uno de nosotros debemos
Nueva Época Año 1, No. 1
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promover de manera constante las capacidades organizativas, ideológicas y
participativas de la juventud como parte fundamental en el desarrollo de la sociedad.
Los procesos de participación, mediante los cuales la juventud debe situarse
como una forma de vida organizada e interrelacionada con múltiples esferas de
135
acción social, se circunscriben dentro de procesos culturales que dependen de
instituciones y organismos que promuevan el desarrollo integral de las capacidades
individuales, en un ambiente de pluralidad que debe ser impulsado de manera
comprometida, real y respetuosa de las diferencias.
Esta empresa, sin duda, requiere de una capacidad de negociación que
involucre a todas las esferas de la vida pública a través del reconocimiento de la
validez de los estudios científicos, que constituyen la forma objetiva de interpretación
de la realidad, así como de las potencialidades de la juventud, que redunden en
programas políticos que, en función de los resultados de los análisis sociales,
ofrecerán resultados concretos y funcionales.
Es por ello que, desde la realidad cotidiana de jóvenes, que como yo, tratan
diariamente de integrarse a sectores socioeconómicos en función de su historia vital
y formación académica en aras del beneficio común, lejos de la influencia de los
estereotipos y cercanos a las capacidades reales alejadas de participación que
impidan la exclusión, se pretende establecer un mecanismo en el que se ofrezca un
escenario donde se promuevan formas incluyentes para todos los jóvenes en
función de un trinomio: el sector político, el científico y la juventud, receptora y
principal promotora de las acciones realizadas.
Por todo lo dicho, puede afirmarse con sólidos fundamentos que las
estrategias de combate a la exclusión deberán ser más integrales y sistemáticas,
procurando incidir en la multiplicidad de factores que expliquen la exclusión en
Nueva Época Año 1, No. 1
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diferentes regiones. Es decir, hacer uso de los estudios especializados, que
muestran experiencias innovadoras que delimitan el problema de un modo dinámico
y sinérgico.
Todo esto supone la necesidad de contar con enfoques modernos, que
136
consideren a los jóvenes desde una doble perspectiva: como destinatarios de
políticas –asegurando el acceso equitativo a servicios sociales de calidad– y como
actores estratégicos del desarrollo –auspiciando espacios y estrategias para el
fomento de su participación en todos niveles–. Esto necesariamente implica un
trabajo articulado entre diferentes instituciones públicas y privadas relacionadas con
la promoción juvenil, que potencien esfuerzos explícitos y extensivos hacia toda la
sociedad.
La promoción del voluntariado juvenil debe partir de la apertura de espacios
para el desarrollo de prácticas de participación ciudadana entre los jóvenes; el uso
responsable de los medios de comunicación como agentes que permitan la
socialización de la juventud; una educación que fomente el acercamiento a la cultura
regional, a través de un lenguaje apropiado y cercano a las características de ésta.
Esta forma de participación multilateral debe tener una relación con los criterios
internacionales que la política propone en este rubro.
Corresponde, por tanto, a las instituciones públicas y privadas especializadas
en el tema representar a estos jóvenes, a través de alianzas estratégicas que
permitan impulsar respuestas pertinentes y oportunas, que brinden protección
relacionada con otras políticas (niños, mujeres) que promuevan el empoderamiento
y la búsqueda de igualdad de oportunidades, dirigidas a mejorar la condición de la
sociedad en su conjunto. Un proceso complejo que permitirá mejorar el complicado
panorama con el que todos los jóvenes nos enfrentamos actualmente. Este proceso
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deberá concretarse de modos diversos en cada contexto particular, dotándose de
estrategias que permitan concretar diagnósticos serios que redunden en el diseño de
planes y programas, que respondan a problemas específicos.
Desde luego, este extenso y complejo conjunto de desafíos obligará a trabajar
137
intensamente en el fortalecimiento de la gestión de las principales instituciones
implicadas en este proceso. Esto es válido para la policía, para la justicia, para las
instituciones de derechos humanos, pero también para los medios masivos de
comunicación, las instituciones educativas, los gobiernos locales, las familias, las
dependencias gubernamentales, y muchas otras instituciones afines, desafiadas por
las problemas derivados de la cultura juvenil, las cuales deben ser atendidos de
manera puntual y factual.
Es muy conveniente desarrollar esfuerzos particularmente centrados en la
construcción de espacios interdisciplinarios e interinstitucionales que operen
articuladamente. En este sentido, es mucho lo que puede hacerse con
investigadores especializados y con operadores de políticas y programas
específicos, aunado al trabajo comprometido de promotores y animadores que
trabajan con la juventud, para producir formas de socialización que ataquen de
manera concreta las percepciones erróneas respecto a las formas de socialización
juvenil, promoviendo un ambiente participativo y extensivo que ofrezca un panorama
de certidumbre generalizado.
Resulta obvia la necesidad académica de desplegar un programa de
investigaciones sistemático y abarcador que permita conocer a profundidad las
especificidades de las situaciones particulares en las que se manifiestan los
problemas de exclusión en los diferentes contextos locales, procurando al mismo
tiempo realizar análisis comparados que permitan elaborar teorías interpretativas,
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que ayuden a predecir procesos y a elaborar enfoques programáticos más
pertinentes y oportunos, con una evaluación específica, comparada y estructurada.
Las opciones no son muchas ni mucho menos neutras, razón por la cual
resulta imperioso no dejar el tema exclusivamente en manos de las instituciones
138
especializadas. Por el contrario, es fundamental que el conjunto de la sociedad tome
debida conciencia de la gravedad del fenómeno y de sus consecuencias, si no se
adoptan medidas pertinentes y oportunas. Es imprescindible encarar el tema desde
la promoción juvenil, evitando las estigmatizaciones y diseñando respuestas
preventivas que procuren la más efectiva integración de los jóvenes.
Una adecuada articulación entre este tipo de esfuerzos promocionales y los
que se realizan desde la lógica de los investigadores especializados puede sentar
las bases para un tratamiento más integral y pertinente del tema, que incluya todas
las variables, sin dejar ninguna de lado.
Es por ello que, para afrontar el problema de exclusión que a diario sufrimos
cientos de jóvenes, es preciso emprender procesos compartidos que favorezcan la
implementación de políticas que promuevan la participación juvenil, a partir de sus
potencialidades y erradiquen las falsas percepciones, permitiendo el desarrollo de
una cultura democrática y plural que incida de manera comprometida en la vida de
todos y cada uno de los jóvenes que pensamos que las vías del desarrollo social
pueden alcanzarse a través de la participación no sectaria, sino de conjunto, en aras
del beneficio común.
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BIBLIOGRAFÍA
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RESCATE DE LA ARTESANÍA TEXTIL MAZAHUA EN SAN PABLO
TLALCHICHILPA
MARIEL MORALES ESPINOZA
ELIZABETH PEÑA RUBIO
SUSANA APOLINAR GÓMEZ
ALEJANDRA DÍAZ CASTAÑEDA
Resumen
Este trabajo es el resultado de una investigación sobre la elaboración y el rescate de
la artesanía textil en San Pablo Tlalchichilpa, ubicado en San Felipe del Progreso,
Estado de México. Tal actividad forma parte de su sistema social: es
complementaria; pero también redituable económicamente. Dicho sistema ha
cambiado con el paso del tiempo, y la producción artesanal ha perdido terreno. Por
esta razón, el texto se centra en el rescate de las actividades artesanales,
principalmente en la elaboración del quexquémetl mazahua para tratar de explicar
cómo funciona el factor social en el desarrollo de esta actividad.
Palabras clave: Artesanía textil, identidad cultural, sistema social, costumbres y
tradiciones.
Abstract
This work is the result of an investigation about the production and recovery of textile
handicrafts in San Pablo Tlalchichilpa, located in San Felipe del Progreso, Estado de
México. That activity is part of the social system; it is complementary; but it is also
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profitable. Given system has changed through time, and the handcrafted production
has lost ground. Because of this, the text focuses in the recovery of handcrafted
activities, mainly in the making of the mazahuaquexquémetl to try to explain how the
social factor works in the development of this activity.
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Keywords: Textile handicrafts, identity cultural, social system, customs and traditions.
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INTRODUCCIÓN
Tras andar por sus caminos, San Pablo Tlalchichilpa habla de sí, de su gente, de
sus hábitos, costumbres, tradiciones y cultura, de sus problemas y esperanzas. Ésta
142
es la descripción del lugar vivida en carne propia y, sobre todo, del lugar que abrió
sus puertas y mostró su proceso artesanal.
Al adentrarse en San Pablo Tlalchichilpa, se puede descubrir la tradición
cultural y artesanal que, al mismo tiempo, convive con las creencias religiosas, las
ideas políticas e ideológicas y las nuevas formas de vida que los migrantes traen
consigo después de entrar en contacto con otros entornos. Hay un diálogo entre el
pasado y el presente: en voz de los ancianos se revela el desarrollo y crecimiento de
una comunidad que se rehúsa a perder su identidad y personalidad; en la de los
jóvenes, de apropiación de tradiciones, pero al mismo tiempo de enfrentamiento y
adaptación al mundo moderno, a la productividad y la tecnología.
San Pablo Tlalchichilpa pertenece al municipio de San Felipe del Progreso.
Éste se fundó como pueblo durante la Colonia y fue conocido como San Felipe
Ixtlahuaca, San Felipe el Grande y San Felipe del Obraje. Ya en la segunda mitad
del siglo XIX, al cambiar de la categoría de pueblo a la de villa también se modificó su
nombre; desde entonces adoptó su nombre actual.
San Felipe del Progreso se localiza al noreste del Estado de México (entre los
19°43‟ de latitud norte y 99°57‟ de longitud oeste). Colinda al norte con los
municipios mexiquenses de El Oro y Jocotitlán; así como con Tlalpujahua,
Michoacán; al sur, con Villa de Allende, Villa Victoria y Almoloya de Juárez,
municipios del Estado de México. Al oriente colinda con Ixtlahuaca, Estado de
México, y al poniente, con Ocampo, Agangueo y Senguio, municipios de Michoacán.
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San Felipe del Progreso está a 59 kilómetros hacia el norte de la ciudad de Toluca,
vía Ixtlahuaca y Atlacomulco. Esta demarcación municipal es la segunda en
extensión territorial en toda la entidad, sólo después de Tejupilco; posee 856.05
kilómetros cuadrados.
143
El nombre de San Pablo Tlalchichilpa tiene dos componentes, Tlalchichilpa
que significa „tierra colorada‟ y San Pablo que es el santo patrón de la comunidad,
quien tiene como recinto la iglesia principal y en su honor se celebra cada 29 de
junio la fiesta principal del pueblo. San Pablo es una comunidad caracterizada por
sus raíces mazahua, otomí y tlahuica (matlatzinca). Actualmente tiene vecindad con
las comunidades Choteje, San Juan Coajomulco, El Obraje, San Lucas, El Tunal,
Mayorazgo y Dotegiare.
En San Pablo Tlalchichilpa la población realiza sus comidas diarias con base
en los alimentos de producción agrícola, fundamentalmente el maíz, aunque también
el consumo de frijol, haba y arroz es habitual. En los comercios se adquiere con
frecuencia huevo y refresco, pero el consumo de carne no es tan frecuente, según
sus habitantes: unas tres veces al mes, con la compra de longaniza y pollo; o bien a
través de la adquisición, crianza y posterior consumo –sobre todo en la celebración
de fiestas– de aves de corral.
En este lugar, hasta 80% de los jóvenes que ya no estudian migran y trabajan
en la ciudad de México, en Toluca, Atlacomulco, Ixtlahuaca o en la propia cabecera
municipal de San Felipe del Progreso. De entre ellos, las mujeres se emplean en
quehaceres domésticos o en atención de comercios; en tanto que los hombres
laboran en la construcción, como cargadores en mercados o vendiendo artículos
diversos. Aunque en menor escala, también hay migración con fines escolares a
nivel medio superior y superior.
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Si bien se trata de una comunidad mayoritariamente católica, también habitan
en ella evangelistas y testigos de Jehová. El tipo de vivienda más común en la
comunidad está hecha de adobe (lodo con paja) con teja o tejamanil a dos aguas. La
distribución más frecuente del espacio de esas viviendas consiste en un cuarto en el
144
que duermen, una cocina (aparte) y una fosa séptica. Casi siempre se utilizan
puertas y ventanas de madera o hierro con cristales. También hay casas de hasta
dos plantas hechas de cemento, tabique, ladrillo, grava y arena. La mayoría de las
viviendas están delimitadas con ramas secas y tienen solares (cultivan maíz,
calabaza y haba).
La principal vía para llegar a San Pablo es la carretera que une a San Felipe
del Progreso con Ixtlahuaca. Dentro del poblado hay caminos pavimentados (calles
principales), de terracería y veredas.El tipo de transporte es público y privado, y se
utilizan no sólo vehículos automotores, sino bicicletas y motocicletas.
En este sitio el servicio de agua potable no es regular; el líquido debe
almacenarse, sobre todo los fines de semana. Además, las viviendas, en su
mayoría, no cuentan con drenaje y, por ello, usan letrinas; aunque en las calles
principales sí hay alcantarillado. El poblado tiene su propio panteón, al que los
habitantes acceden después de realizar algunos trámites en la delegación municipal.
Ahora, con más frecuencia que antes, los habitantes de San Pablo
Tlalchichilpa cuentan con enseres domésticos como grabadoras, televisores,
modulares y licuadoras. Ver la televisión o escuchar música en las grabadoras son
formas de entretenimiento al que las personas dedican hasta 30% de su tiempo,
sobre todo los menores. Entre las señoras puede apreciarse igualmente la
sustitución del metate y el molcajete por la licuadora. Aunado a lo anterior, debe
señalarse que los jóvenes se distraen practicando deportes en los campos de futbol
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y en las canchas de basquetbol.
Hay una primaria en el centro de la comunidad que sólo tiene un turno, el
matutino, con una clase para cada grado. La escuela se integró al programa
Enciclomedia del gobierno federal, que apoya las sesiones en quinto y sexto grados
145
con equipo multimedia. Este centro escolar cuenta con el servicio de biblioteca de
aula para todos los grupos. El poblado tiene además una secundaria en la que se
imparten materias tecnológicas como taquimecanografía y computación.
Los servicios de salud se brindan en una clínica local, y el costo por consulta
es de veinticinco pesos. Para quienes reciben el apoyo de Seguro Popular
(programa del gobierno federal) tanto la consulta como el medicamento no tienen
costo. A pesar de que en la clínica hay diversos aparatos: camilla de exploración,
báscula pediátrica, báscula con escalímetro, esterilizador, instrumentos de curación,
de parto, nebulizador y estuche de diagnóstico, no todos pueden utilizarse de
manera normal, pues no hay energía eléctrica suficiente; la poca que reciben se
utiliza para refrigerar las vacunas que se distribuyen entre los miembros de la
comunidad.
En este lugar se proporciona el paquete básico de servicios de salud, cuyos
objetivos son la prevención y control de algunas enfermedades o padecimiento y la
promoción de la salud.
Las enfermedades más frecuentes son: en tiempo de frío, gripa; en tiempo de
calor, diarrea, deshidratación (sobre todo en niños), dolores de estómago, de cabeza
o temperatura alta. Las enfermedades o afecciones recurrentes entre los niños
menores de cinco años de esta comunidad son desnutrición, pie plano,
enfermedades bucales y de postura; en los jóvenes, diarrea e infecciones
respiratorias; en las mujeres, enfermedades de transmisión sexual.
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ORIGEN Y PROCESO DE ELABORACIÓN DE ARTESANÍAS EN LA COMUNIDAD
El origen de la artesanía textil mazahua está relacionado con la vestimenta de los
habitantes de San Pablo Tlalchichilpa. Las mujeres acostumbraban lucir su
146
quexquémetl, acompañado de la faja tradicional, la lía y el fondo, lo que constituye el
traje típico mazahua, con características particulares en esta zona. Los hombres
portaban aflorados gabanes –que para su elaboración requerían de meses de
trabajo–, un traje de manta, menos ataviado que la mujer, pero igual de peculiar.
Las mujeres enseñaban a sus hijas y nietas a elaborar su vestimenta; el
conocimiento pasaba de generación en generación. Cada indumentaria era
perdurable; sin embargo, con el paso del tiempo comenzó a ser sustituida por la
ropa industrializada. Ahora se utiliza la mezclilla y la tela industrial, que son más
fáciles de adquirir. No obstante, en la comunidad aún se dejan ver los quexquémetl
en mujeres mayores, así como gabanes en algunos hombres.
Las mujeres han sido siempre las principales impulsoras de los bordados y
tejidos en textiles. Varias de ellas enseñaban a los hijos –sin importar el sexo– a
elaborar estas artesanías. Ahora no es tan común; antes era agradable para los
integrantes de la comunidad elaborar su propia vestimenta y hasta lograron “abrir
mercado” con sus productos; pero en la actualidad esta actividad se ha desgastado
y muchos dejaron de practicarla.
LA MATERIA PRIMA PARA LA ELABORACIÓN DE ARTESANÍAS
El origen de la materia prima utilizada en la elaboración de la artesanía textil es de
suma importancia. Su adquisición representa una actividad llena de trabajo
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complementario y de intercambio. Los artesanos se ven en la necesidad de
desplazarse para adquirir diversos productos y, a su vez, poner en venta los suyos.
Viajan al estado de Oaxaca para comprar el añil con el que pigmentan la lana y
obtienen el color azul. En Gualupita, municipio de Tianguistenco consiguen estambre
147
de colores y tela sintética (imitación de lana). Algunos más viajan con ese mismo
propósito a Tejupilco, Chiconcuac, San Felipe del Progreso o a Toluca donde
además compran alumbre y sal de estaño. Esto en lo que respecta a los productos
químicos o sintéticos. En cuanto a los productos naturales, adquieren en San Juan
Coajomulco, Jocotitlán, plantas como el musgo de las piedras y de los árboles para
sacar el color café, así como el llamado cordón amarillo que también sirve para teñir.
En los campos y montes del propio San Pablo Tlalchichilpa se consiguen las flores
mirasol, musgos, así como lana natural para confeccionar las prendas. En San
Felipe del Progreso se compra el limón con el que obtienen diferentes tonos de
colores, en los gabanes sirve como fijador del color. En Oaxaca se compra la piedra
de añil para obtención del color azul.
Para recolectar plantas como el mirasol y la flor de papilla es preciso caminar
por el campo y los montes; son más fáciles de conseguir en épocas de lluvia. El
cordón amarillo debe buscarse entre los arbustos, es necesario trozarlo, pues tiene
una forma ramificada: hilos amarillos que al ser conjuntados simulan una madeja
amarilla.
Quienes buscan el musgo de los árboles saben que únicamente sirve el que
se encuentra en el encino; el de cedro no, pese a su apariencia similar, no es posible
teñir con él. El musgo de las rocas no se revuelve con el de los árboles, ya que el
primero proporciona un café más intenso a diferencia del segundo.
En lo referente a la lana, cuando se obtiene directamente del borrego, debe
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trasquilarse a éste y seguir con otros procedimientos: varear, lavar, secar y formar
las bolas de lana, que se tiñen posteriormente. Es idóneo quitar el pelaje a los
borregos en épocas calurosas, porque beneficia su crecimiento; hacerlo en tiempo
de frío expone a los animales a la muerte.
148
Actualmente en San Pablo Tlachichilpa sólo en 10% de la elaboración de la
artesanía, la lana se obtiene de manera directa. Hace veinte años era común este
tipo de trabajo en la localidad, pero ha dejado de practicarse, al igual que la
elaboración de la artesanía textil mazahua.
También ha influido en la sustitución de la lana la industrialización de
diferentes productos; por ejemplo, 90% de quienes elaboran la artesanía textil han
optado por los estambres de colores en lugar de las madejas de lana, pues ahorran
el tiempo de teñido y tienen justo el color deseado. La diferencia es que éstos no
tendrán la misma duración que la lana y se decolorarán con el tiempo. Lo mismo ha
ocurrido con la compra de lana sintética, por ser más fácil de obtener e implica
menos trabajo, aunque su duración es la mitad que la de la lana natural. La sal de
estaño y el alumbre se compran por ser productos químicos; de estos se obtienen
mezclas de diversos tonos de colores. El limón también se compra porque en la
zona no hay árboles de este fruto y en el mercado es fácil conseguirlo.
PROCESO DE ELABORACIÓN DEL PRODUCTO
Se requiere un año de trabajo para elaborar una lía, descansando sólo los
domingos. Ello se debe a que los tres kilos de lana que se bordan requieren de una
labor ardua. En el caso del gabán son necesarios tres meses para elaborar la figura,
trabajando por las mañanas y parte de las tardes para lograr que la figura sea la
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correcta en tamaño y forma.
Un proceso fundamental es la preparación de la materia prima. En cuanto a la
elaboración de la mezcla pigmentaria, se reúnen algunos productos naturales y otros
químicos para obtener el color deseado; algunas de las combinaciones son:
149
Verde: cordón amarillo, sal de estaño, flores (mirasol) y limón
Azul: añil de piedra
Rojo: añil de cochinilla, sal de estaño, flores y limón
Naranja: flores (mirasol), cordón amarillo, sal de estaño y limón
Café: Musgo, sal de estaño
Para preparar los tintes es necesario colocar sobre un fogón un recipiente con agua,
de barro o de hierro, en el que se vierten las flores recolectadas en el campo, la sal
de estaño (molida) y el jugo de limón, al mismo tiempo que la lana; se mueve
constantemente para que no se queme. Una vez que se tiene el color deseado, la
lana se retira del recipiente y se coloca en una tina de agua, para lavarla.
Regularmente, cada madeja de lana se lava tres veces para obtener un color
perfecto.
El tiempo para teñir lana varía en función de diversos factores, uno de ellos es
el estado de la madera que va a ser utilizada para procesar la lana; otro factor, el
color que el artesano requiere. Para conseguir el estado y color adecuados, el
artesano debe de permanecer junto al fogón desde que comienza a agregar la lana
hasta que la retira del fuego. Debido a esto el artesano realiza esta actividad en un
lugar alejado de su familia, donde nadie pueda interrumpirlo ni observarlo siquiera.
También se considera que, durante el proceso del teñido, ninguno de los miembros
de la familia tenga relaciones sexuales, porque de lo contrario la lana se
descompone y entra a un estado de putrefacción.
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Para confeccionar el quexquémetl se utilizan tres estacas que permiten urdir
la lana, la cual, una vez lista, se coloca sobre el telar de cintura para ser guarnizada;
este proceso requiere de cuatro julios (palos que se colocan en el telar), un mecapal,
un otate y un malacate. Para utilizar el telar de cintura se coloca un pedazo de hilo
150
en cada extremo del telar, uno dirigiéndose hacia el pilar y otro hacia la persona que
va a tejer, además se coloca un mecapal. Posteriormente se colocan los hilos en
grupos para amarrarlos; ya teniendo los hilos por grupo se colocan los julios y se va
pasando el hilo por la parte inferior y superior de cada grupo, lo cual se lleva a cabo
con un otate. La misma operación se repite hasta terminar el tejido, que es bordado
con el punto guía mazahua, trencilla, al igual que la randa que va en la garganta;
para ello se utilizan colores llamativos propios de su religión (verde, rojo, amarillo,
violeta, azul). Cuando se ha terminado el bordado del tejido que constituirá el
quexquémetl, se comienza a bordar por separado el fleco de esta prenda (utilizando
dos estacas); que después se unirá con aguja e hilo.
Los artesanos de San Pablo Tlalchichilpa elaboran sus propias herramientas,
incluso utilizando materiales de desecho o residuos de otros productos; por ejemplo
el palo de una escoba puede ser cortado en tres o cuatro partes iguales para
obtener las estacas o los julios que se utilizan para guarnizar el quexquémetl. La otra
opción es adquirir las herramientas; aunque los telares en los que se elaboran los
gabanes son heredados de generación en generación y, si no es así, se fabrican con
ingenio de acuerdo con las necesidades del artesano.
COMERCIALIZACIÓN
DEL PRODUCTO FINAL
Algunos productos artesanales son vendidos en la casa de las artesanías de San
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Felipe del Progreso; otros se comercializan en el tianguis municipal por medio de
puestos semifijos; o bien, los venden en municipios aledaños, como Ixtlahuaca,
Atlacomulco, Jocotitlán y Toluca; aunque igualmente el Distrito Federal representa
un buen mercado para los artesanos.
151
En el caso de Toluca, los artesanos acuden a algunas instituciones
gubernamentales para ofrecer su mercancía. Entre ellas el
IIFAEM
(Instituto de
Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México) y el
FONART
(Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías), donde dejan algunas prendas
en concesión; es decir, dejan la prenda para ver si se vende y la institución les
guarda el monto de lo vendido.
Las familias de San Pablo Tlalchichilpa son de dos tipos: extensas y
nucleares. Algunas veces los miembros de la familia cooperan mutuamente para
fortalecer su economía, mediante el bordado de lana; todos bordan, pero también se
organizan para vender el producto con ayuda de intermediarios.
Específicamente en la elaboración del gabán, hoy sólo una persona sigue
realizando este trabajo, el señor Victoriano García, porque esta labor ya no es
rentable y la razón tiene que ver con la apertura del mercado local e internacional y
con la competencia que existe entre diversas comunidades que desempeñan un
comercio similar. El señor Victoriano refiere que sus cuatro hijos han emigrado
buscando oficios distintos y ninguno se dedica a esta actividad. Sin embargo,
enseña a sus dos nietos, Ernesto y Antonio, quienes elaboran morralitos y los
bordan, con lo cual van aprendiendo a torcer las orillas de las fajas, ayudando de
esta forma en el ingreso familiar.
Don Victoriano elabora los gabanes; mientras que doña Vicenta, las fajas y
los quexquémetl. De sus tres hijas solo la menor, Rosenda se dedica en sus ratos
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libres a este trabajo textil artesanal, ayuda a elaborar fajas o a poner flecos en los
quexquémetl.
Lo notable en el caso de este señor, habitante de San Pablo Tlalchichilpa, es
que la elaboración de esta prenda es artesanal: hecha totalmente de lana y tintes
152
naturales; mientras que en sitios como Gualupita, en el propio Estado de México, se
trabaja con tela y estambres sintéticos. En función con esto y con las características
del producto, el precio comercial del primero puede ser de hasta ocho mil pesos; el
del segundo de entre tres y cuatro mil pesos. Por lo que en muchas ocasiones, el
comprador prefiere economizar y compra la imitación artesanal.
La evidente pérdida de estos productos artesanales se refleja en que sólo don
Victoriano elabora gabanes actualmente y cinco mujeres, quexquémetl y fajas. Las
nuevas generaciones ya no se dedican a ello. Por lo que la cultura Mazahua propia
de la zona se está perdiendo, pues en sus bordados se encuentra un código
denominado lía mazahua (donde interpretan la sociabilidad, ambiente, raíces).
Trabajo de campo, Julio 2006.
Nueva Época Año 1, No. 1
Julio-Dic. 2011
Requisitos para la publicación de artículos en la revista
Antropoformas
1) Los textos remitidos deben ser inéditos, apropiados para
una revista académica y no estar sujetos a aprobación en
otras publicaciones. Pueden corresponderse a cualquiera de
los siguientes tipos:
Elaborados individualmente o en co-autoría por investigadores
y docentes en las modalidades de:
Reporte de investigación: Artículos basados en
investigaciones de corte empírico, con sustento teórico y
que posibiliten un avance en la comprensión del
fenómeno en estudio.
Ensayo: Textos basados en reflexiones que contribuyan
a la reformulación o conceptualización de un problema,
tema o metodología, que se ubiquen en el debate actual
sobre la temática y manejen una bibliografía pertinente y
actualizada.
Etnografía: Estudios de tipo descriptivo o diagnóstico,
que sean producto del trabajo de campo y muestren una
aproximación original a algún entorno, contribuyendo al
conocimiento de sus características particulares.
Reseña de libro: Análisis y discusión de una publicación
reciente sobre un tema específico.
Traducción: Textos de sumo interés para la comunidad
científica en general por su aportación al avance teórico
o metodológico en el desarrollo de temáticas sociales,
pero que han sido publicados en otros idiomas distintos
al español y que el traductor desea acercar a los lectores
de la revista.
Elaborados por estudiantes en las modalidades de:
Ensayo: Textos que tengan como base un estudio
original, con sustento teórico y rigor metodológico, a
través de los cuales se expresen las primeras
inquietudes investigativas de científicos sociales en
formación.
Etnografía: Estudios de tipo descriptivo o diagnóstico,
que sean producto del trabajo de campo y muestren una
aproximación original a algún entorno, contribuyendo al
conocimiento de sus características particulares.
2) Para el caso de textos autoría de investigadores y docentes
deberán tener una extensión mínima de 12 cuartillas y máxima
de 25. Las reseñas de libros una extensión entre 3 y 5
cuartillas. Para el caso de textos elaborados por estudiantes:
una extensión mínima de 6 cuartillas y máxima de 15. Los
trabajos tendrán los siguientes elementos: introducción y/o
presentación, desarrollo del tema, conclusiones y referencias
bibliográficas.
3) Deberán enviar un original impreso de su texto e incluir el
archivo electrónico en disco o dirigirlo a la dirección
electrónica de la facultad. En un archivo distinto los datos
curriculares del autor o autores (formación académica, grado,
publicaciones recientes, etc.), institución de adscripción,
puesto o cargo que desempeña, domicilio, teléfono, fax y
dirección de correo electrónico. Además, enviar un resumen
del trabajo que no rebase las 150 palabras y una selección de
cinco palabras clave (ambas cosas tanto en inglés como en
español).
4) Los textos deberán ajustarse a las normas gramaticales
vigentes y observar la extensión correspondiente al tipo de
trabajo que se envía, medida en cuartillas (65 a 70 golpes por
27-29 líneas, incluyendo notas a pie, cuadros, tablas, gráficos
y bibliografía). El documento deberá ser escrito en Word. Los
apartados y subtítulos que contenga el texto deberán estar
perfectamente definidos y numerados con sistema decimal,
indicándose el lugar correspondiente a cada uno de ellos. Los
gráficos (tablas estadísticas, mapas, esquemas, fotografías)
deben ser elaborados y enviados en archivos aparte con
explicaciones claras y precisas sobre su ubicación en el texto
y fuentes. Su diseño y calidad para el tratamiento editorial y
publicación serán responsabilidad de los autores.
Las notas a pie de página que se incluyan deberán ser
únicamente aclaratorias o explicativas; es decir, han de servir
para ampliar o ilustrar lo dicho en el cuerpo del texto, y no
para indicar fuentes bibliográficas.
Las citas textuales en sistema Harvard (Harris 2000:15).
La bibliografía deberá presentarse de la siguiente manera:
apellido (s), nombre (s) (si hay más de uno, del segundo en
adelante se mencionan por nombre y apellido), editor o
coordinador, año de la publicación entre paréntesis, título del
capítulo en cursivas seguido de la palabra en, título seguido
del subtítulo después de punto y seguido ambos en cursivas,
número de tomos o volúmenes, ciudad y editorial, tomo o
volumen (si es el caso) y páginas del apartado referido,
edición o reimpresión consultada y año en caso de que no sea
la primera edición.
Si es artículo presentará el siguiente orden: apellido (s) y
nombre del autor (si hay más de uno, del segundo en adelante
se mencionan por nombre y apellido), año entre paréntesis,
título del artículo entrecomillado, título de la publicación
periódica en cursivas, año o tomo y número, ciudad, día y
mes, páginas.
Las páginas o sitios de Internet deberán incluir: apellido (s) y
nombre del autor (si hay más de uno, del segundo en adelante
se mencionan por nombre y apellido), año entre paréntesis,
título del texto consultado entre comillas, dirección electrónica
subrayada, fecha de consulta.
De acuerdo a los Lineamientos Editoriales: Ecdótica de la
UAEM.
5) Los textos recibidos se someterán a dictamen tipo doble
ciego (omitiendo el nombre del autor o autores). Todos los
textos enviados serán considerados, sin que ello implique
obligatoriedad de su publicación ni devolución del material
enviado. El dictamen se entregará por escrito bajo los
siguientes criterios: aprobado, aprobado condicionado,
rechazado. El contenido de los trabajos será responsabilidad
de los autores.
6) A partir de la recepción y dictamen del manuscrito, el autor
asumirá el compromiso de ceder los derechos autorales para
que su colaboración se pueda publicar en formatos físico y/o
electrónico, incluido Internet. No se devolverán originales.
Enviar los textos a la Facultad de Antropología, UAEM, en la
Coordinación de Investigación y Estudios Avanzados,
Matamoros S/N, Colonia Universidad, Toluca, Estado de
México, C.P. 50130. Tel/Fax 219 46 15 e-mail
fantropologia@uaemex.mx
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