Consejo de la Magistratura RESOLUCION N? 25/07 En Buenos Aires, a los 8 días del mes de febrero del año dos mil siete, sesionando en la Sala de Plenario del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación, con la Presidencia del Dr. Pablo Mosca, los señores consejeros presentes VISTO: El expediente 284/05, caratulado “Dapueto de Ferrari, Miguel Ángel c/ tit. del Juzgado del Trabajo N° 76, Dr. Vilarullo y otra”, del que RESULTA: I. Se inician las actuaciones con la presentación efectuada por el doctor Miguel Ángel Rafael Dapueto de Ferrari, en donde manifiesta que ha sufrido “padecimientos anímicos y espirituales”, ello en razón de “ver tantas irregularidades” (fs. 20) en el trámite del expediente laboral N° 9.210/2002, en el que actuara como letrado de su hermano, a quien identifica como Presidente de la Unión Industrial (fs. 2). Añade que “[e]n esta causa cuya actuación del juez Vilarullo denunci[a], no [ha] sido respetado ni como hombre de Derecho, ni como sujeto de Derecho, lo que surge de la simple lectura de la misma, y si hay un damnificado en ambas por parte del poder público ejercido por el juez Vilarullo, y si hay alguien que ha sido agraviado en el expediente, [han] sido [su] hermano y [él]” (fs. 19). Efectúa estas consideraciones por cuanto -según manifiesta el presentante- el doctor Fernando Vilarullo, titular del Juzgado del Trabajo N° 76, le inició una causa penal “por daño moral” (fs. 2), y cuyo trámite recayera en el Juzgado Nacional en lo Correccional N° 13, Secretaría N° 79, bajo el número 14.002/2003 (fs. 3). II. En un confuso relato, el aquí denunciante expresa que el juicio que le iniciara el magistrado por daño moral no fue precedido de una mediación obligatoria. En este sentido, agrega que “para esa causa nunca [han] sido ni siquiera citados a la Mediación prevista por los arts. 1 y concordantes de la Ley 24573 ni [él] en [su] carácter de gerencia [su] mandatario, hermano” ni la (fs. sociedad 2); aunque mandante que posteriormente añade que la notificación de marras, si se hizo, “no ha sido fehaciente, sino en el mejor de los casos VIRTUAL, y eso no es lo que exige la legislación en este procedimiento novedoso y sincero” (fs. 2). III. Refiere seguidamente diversas circunstancias acaecidas durante el proceso judicial que cuestiona primeramente, esto es, el expediente laboral que él patrocinaba. Comienza criticando que se dio curso a la demanda sin el acta de cierre legalmente labrada, y en donde el conciliador laboral invocara -al decir del presentante- una ley inexistente (fs. 3). Relata a continuación que, debido a ello, el día 11 de julio del año 2002 solicitó la nulidad de todo lo actuado, al tiempo que contestó la demanda en forma subsidiaria, proponiendo testigos y medidas de prueba, y que el juez Vilarullo resolvió que no se acreditó la personería y que no constituyó domicilio, por lo que desestimó in limine su presentación y declaró rebelde a su mandante (fs. 4). Sin embargo, agrega que más grave aún es que dicha resolución aparece intercalada antes de su escrito “alterando la foliatura del expediente”. En la referida copia certificada por la actuaria “enviada al Juzgado Correccional PARA EL TRASLADO, TAMBIÉN SE OMITIÓ EL CARGO DE [SU] ESCRITO” (fs. 4). Sostiene seguidamente que el juez Vilarullo, el día 18 de junio del año 2002, en contradicción con lo resuelto previamente, tiene a su mandante como Consejo de la Magistratura presentado, por parte en el carácter invocado y por constituido el domicilio (fs. 4 y 5). Asimismo, el denunciante impugna la actitud del doctor Vilarullo al momento de resolver el planteo de nulidad efectuado, puesto que el magistrado escribe que dicho planteo “[S]ERÁ RECHAZADO IN LIMINE”. Sostiene Dapueto de Ferrari que esto nunca se concretó y que el juez emplea el tiempo futuro en el verbo, lo cual para el presentante configura un “prejuzgamiento” (fs. 5). Asevera en su presentación que el juez en su sentencia se desdice de lo resuelto previamente, y en un considerando expresa que “la demandada Plastipren SCA no contestó demanda dentro del plazo establecido” (fs. 5), al tiempo que “invoca varias veces la ley 23523, cuando la ILEGAL Acta de Cierre cuya nulidad [él] había planteado en nombre de [su] mandante, sólo reclamaba por una ley numerada como ‘23323’” (fs. 5). IV. Continúa el presentante manifestando, con relación a la denuncia que le iniciara el doctor Fernando Vilarullo por daño moral, que “en la audiencia correccional reconoció que “‘jamás existió un propósito tendiente a atacar la persona del juez, sino atacar su sentencia’, y el juez Vilarullo aceptó la explicación, en cuya virtud la jueza correccional Ana María Bulacio Núñez de Rúa [lo] sobreseyó en la causa el 10 de julio del 2003” (fs. 5). No obstante ello, el señor Dapueto de Ferrari advierte que a su entender se trató de una conciliación y no de una retractación, y que la jueza le prohibió hablar del expediente laboral “bajo amenaza de retirarse de la audiencia y continuar el juicio adelante” (fs. 6). Así las cosas, reitera que no existió una retractación y que “había mucho interés en la audiencia de conciliación tanto por parte de la jueza correccional como por parte del querellante, en no hablar del juicio laboral” (fs. 6). Con relación a este último, observa que el conciliador laboral, Edgardo Diego Kaplan, declaró que ante la imposibilidad de resolverlo por el conciliador actuante, se decide elevar las actuaciones al Ministerio de Trabajo (fs. 8). Añade que sin estar el Acta de Cierre concluida, se inició el juicio contra Plastipren SCA. Continúa demanda relatando laboral perteneciente actuado, a ofreció que en iniciada su tiempo contra hermano, prueba y y forma la pidió se contestó mencionada la acogió nulidad a la la firma de figura lo del gestor de negocios “recepcionada en el art. 35 por la Ley de Procedimientos Laboral y por el art. 48 CPN” (fs. 9). Asimismo, hace saber que ninguna de dichas normas “requieren ninguna prueba para acreditar la urgencia, y además el vencimiento del término para contestar la demanda era obvio” (fs. 9). A mayor abundamiento, manifiesta que a sólo dos días de su primer escrito presentó la copia del poder, “pero ésta fue glosada en el expediente a fs 42, cuando a fs 33 consta el auto en que el juez Vilarullo desestima in límine [su] presentación del 11 de junio del 2002 a las 8:10 hs y declara rebelde a la demandada, declarando además que ésta no había constituido domicilio, y todo esto con fecha 14 de junio del 2002, es decir posterior a [su] presentación EN TÉRMINO del poder pero figurando en el expediente como que el poder fue presentado nueve fojas después de la resolución” (fs. 9). V. Seguidamente, el aquí denunciante insiste en una serie de consideraciones acerca de la actitud del magistrado en cuanto a sus decisiones jurisdiccionales en el expediente laboral. Repasa sus cuestionamientos ya establecidos en párrafos anteriores con relación a la supuesta inversión de la cronología de actos procesales, al tiempo que concluye que “a la hora de sentenciar, el juez Vilarullo se contradice” (fs. 16). Sostiene que “[a] fs 44, con fecha 18 de junio provee el juez Vilarullo: ‘Tiénese al compareciente por presentado, por parte en el Consejo de la Magistratura carácter invocado a mérito de la copia, y por constituido el domicilio’. Pero el 14 de junio a fs 33 había resuelto […] lo contrario: personería… ‘El desestímase compareciente in límine no la acredita presentación a despacho… declárase rebelde a la demandada… la demandada no ha constituido domicilio’” (fs. 17). Indica además que el magistrado habría dictado sentencia sin proveer la prueba ofrecida por su parte, esto es, pedido de oficio al SECLO del Ministerio de formulario de iniciación del obligatorio y la ofrecimiento remisión Trabajo reclamo del -asimismo- solicitando expte. de el administrativo N° 84.671/1; las el declaraciones testimoniales del Director del SECLO y del Conciliador Laboral, y la presentación de documentación (fs. 17/18). VI. Culmina su escrito recalcando que en el juicio por Fernando daños y perjuicios Vilarullo, en una que le inició audiencia, el el juez referido magistrado “quizás para tratar de enmendar la falta del previo Proceso de Mediación por falta de notificación de la audiencia nuevamente (…), [su] quiso derecho intimidar[lo] de defensa para cercenar amenazándo[lo] con contarle a los camaristas laborales lo que [él] había dicho en [su] defensa para que [le] iniciaran OTRA QUERELLA POR INJURIAS…” (fs. 21). En este orden de cosas, añade una nueva imputación, esta vez contra la jueza Ana María Bulacio Núñez de Rúa, en ese momento titular del Juzgado Nacional en lo Correccional N° 13, en razón de que fue condenado por la magistrada querella por “a hechos pagar que no altísimas costas” considera que en una constituyan delitos (fs. 21). CONSIDERANDO: 1º) Que el examen e interpretación de los actos judiciales, denuncia, en debe virtud ceñirse de los cuales estrictamente se a formuló las la causales previstas en el artículo 14 de la ley 24.937 (t.o por decreto 816/1999) y sus modificatorias. En tal sentido, los términos de la presentación efectuada por el doctor Miguel Ángel Rafael Dapueto de Ferrari son vagos y extremadamente confusos, y del relato de las imputaciones que realiza no se advierte una completa y circunstanciada relación de los hechos que permita escindir con claridad que conductas le endilga al doctor Fernando Vilarullo, o a la doctora Ana María Bulacio Núñez de Rúa. 2º) Que no obstante lo precedentemente expuesto, en relación con la conducta del titular del Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo Nº 76, doctor Fernando Vilarullo, de la secuencia de fechas que menciona el doctor Dapueto de Ferrari en su presentación, resulta que los hechos que señala como irregulares, respecto del trámite del expediente laboral N° 9.210/2002 ocurrieron durante los meses de junio y julio del año 2002, y la denuncia ante este Consejo de la Magistratura fue realizada en el mes de julio del año 2005. Resulta evidente que respecto de los hechos señalados ha transcurrido holgadamente el plazo de dos años contados a partir del momento en el que se produjo la irregularidad o desde que se dejó de cometer, y en consecuencia se ha producido la extinción de la potestad disciplinaria de este Cuerpo respecto de la conducta del doctor Vilarullo, en virtud de lo dispuesto por el artículo 28, inciso b), del Reglamento de Informaciones Sumarias y Sumarios Administrativos para el Juzgamiento de las Faltas Disciplinarias de los Magistrados del Poder Judicial de la Nación. Sin perjuicio de ello, es dable dejar sentado, en lo que central hace de la al fondo del denuncia asunto, radica en que las el planteo supuestas vicisitudes ocurridas a partir de si en el expediente laboral se acreditó o no personería y se constituyó o no domicilio al contestar cuestionamientos apuntan la a la demanda, actividad y que dichos jurisdiccional Consejo de la Magistratura desplegada por el magistrado, y es en ese marco donde debieron encontrar respuesta, pues no es la vía administrativa la adecuada para, eventualmente, enderezar situaciones de aquel tenor que se juzguen equivocadas. 3º) doctora Que Bulacio con Núñez relación de Rúa, a la actuación de la no se advierte que el denunciante realice una imputación concreta de alguna de las conductas reprochables tipificadas en el apartado A) del artículo 14, de la ley 24.937 (t.o. por decreto 816/1999) y sus modificatorias. En expresa efecto, que, el como juicio fundamento que le de la iniciara el denuncia doctor Vilarullo y que tramitara ante el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 13, no fue precedido de una mediación obligatoria prevista en la ley 24.573, cuando tal procedimiento no es aplicable al caso, ya que su tramite encuentra expresamente excluido en virtud de lo dispuesto por el artículo 2, apartado 1 de la citada ley, por tratarse de una causa penal. Asimismo, solo señala vagas circunstancias ocurridas en el transcurso de una audiencia, y que fue condenado por la denunciada a pagar altísimas costas en dicha causa penal. Por otra parte, cabe destacar que por decreto 379/04, del 1° de abril del año 2004, el Presidente de la Nación aceptó la renuncia presentada por la doctora Bulacio Núñez de Rúa al cargo de titular del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 13, a partir del 1° de mayo del año 2004, habiéndose acogido al beneficio jubilatorio previsto en la ley 24.018. Por ello, SE RESUELVE: 1º) Declarar extinguida la potestad disciplinaria con respecto al doctor Fernando Vilarullo (artículo 28, inciso b del Reglamento de Informaciones Sumarias y Sumarios Administrativos para el Juzgamiento de Faltas disciplinarias de los Magistrados del Poder Judicial de la Nación). 2º) Desestimar la denuncia por resultar manifiestamente improcedente, respecto de la doctora Ana María Bulacio Núñez de Rúa (artículo 5 del citado reglamento). 3º) Notificar al denunciante y archivar las actuaciones. Regístrese y notifíquese. Firmado por ante mí, que doy fe. Fdo.: Luis María Bunge Campos - Luis María Cabral – Mariano Candioti – Diana Conti – Miguel Angel Gálvez – Carlos M. Kunkel - Santiago Montaña – Pablo Mosca – María Laura Leguizamón - Marcela Miriam Losardo – Ernesto Sanz – Federico Storani – Pablo G. Hirschmann (Secretario General).