Página 12 Miércoles 28 de septiembre de 2011 El físico argentino que reside en EE.UU. describe su descubrimiento: una neurona del hipocampo que se “especializa” en la abstracción de conceptos para guardar en la memoria sólo lo que importa Antonio Capriotti E n una entrevista telefónica concedida a Cruz del Sur, Rodrigo Quian Quiroga, un físico argentino, especializado en neurociencias en los EEUU, docente e investigador en la Universidad de Leicester, Inglaterra, describe en detalle su descubrimiento que ha conmocionado al mundo de la ciencia: una neurona del hipocampo que se “especializa” en la abstracción de conceptos para guardar como recuerdos sólo lo que importa, obviando los detalles que nos acercarían peligrosamente al personaje de Borges: Funes, el memorioso. En Borges y la memoria, libro presentado en Argentina a mediados de 2011, Rodrigo Quian Quiroga expone su descubrimiento y no puede menos que unirlo a “Funes el memorioso”, cuento escrito en los 40 por Borges. La estrecha relación entre Borges y la ciencia ha sido profusamente tratada tanto por la prensa como por los mismos científicos. “Como nos hizo saber Borges, Funes era un personaje que tenía una memoria infinita y recordaba absolutamente todo, pero por el otro lado no era capaz de pensar”, rememora Quian Quiroga, para confesar haber leído el cuento cuando estaba en la secundaria, a los 17 años. El descubrimiento científico del entrevistado, que tuvo y tiene repercusión en el mundo, se basa en la posibilidad de acceder a la identificación de una neurona, la por él llamada Jennifer Aniston, la que permite hacer abstracciones y guardar en la memoria sólo el concepto, evitando detalles que entorpecerían poder pensar. —Cuando usted encontró la neurona Jennifer Aniston, ¿qué estaba buscando? —Estábamos tratando de entender cómo es la representación en el cerebro de cosas que vemos, o de memorias que formamos. Nuestro interrogante era: si yo veo una foto de, por ejemplo, Jennifer Aniston, ¿cómo será? ¿Tendré muchas neuronas, cada una de ellas codificará algún detalle en particular de la persona que veo?; o ¿la representación de esa persona estará dada por una Miércoles 28 de septiembre de 2011 Página 13 ENTREVISTA CON RODRIGO QUIAN QUIROGA “El cerebro siempre me pareció mágico y muy misterioso” activación conjunta de neuronas donde cada una de ellas responde a un detalle en particular? y si pongo a todos los detalles juntos, me digo: ¿ésta es Jennifer Anniston, o la persona que miro?; o ¿puede que haya una representación más abstracta en donde menos neuronas codifiquen a una persona sin entrar en detalles tales como el pelo, su color, el tamaño de la boca; etc, y me diga que lo que estoy viendo es Jennifer Aniston? Ésas eran nuestras preguntas. Nos interesaba saber si hay respuesta a estímulos virtuales en estos estudios que hicimos. —¿Cuál fue el modelo de investigación que usaron? —Es necesario aclarar, como lo expongo en el libro, que estos estudios de registros de neuronas se hacen habitualmente en monos, gatos o ratas. Nosotros los hicimos en humanos. Existen entre un diez y un veinte por ciento de pacientes epilépticos que sufren crisis que no pueden ser controladas con las terapéuticas disponibles; para aliviar a esos pacientes se les interviene la parte del cerebro donde está el foco generador de la crisis; la mayoría de estos pacientes se cura sin consecuencias colaterales. Para localizar el foco a intervenir se colocan electrodos intracraneales. La mayoría se coloca en el lóbulo temporal medio, más precisamente en el hipocampo. Los registros con electrodos intracraneales nos permiten ver la actividad de neuronas individuales en humanos. —¿Cómo es el proceso de recordar?, si es que se lo puede describir en dos palabras. —Cuando nosotros experimentamos cosas en nuestro presente, lo que hacemos es prestar atención a ciertos detalles; seleccionarlos y guardarlos en la memoria. Yo podré recordar más adelante esta conversación telefónica que estamos manteniendo; de la que abstraeré algunos conceptos: hablé con un periodista de Rosario; hablamos de Jennifer Aniston, de Borges, de Funes el memorioso, etcétera; es decir, abstraigo algunos conceptos relacionados y los guardo en la memoria. El proceso de recordar es activar esos conceptos. Traeremos a la luz las cosas guardadas en nuestras memorias. —¿Por qué cree usted que recordar demasiado impide pensar? ¿Por qué asoció usted tan rápidamente el tema de su investigación con el pobre Funes memorioso de Borges? —El área del cerebro que está relacionada con la memoria es el hipocampo. Las neuronas del hipocampo, entre las que está la que yo llamé Jennifer Aniston, lo que hacen es codificar conceptos. Y eso tiene sentido: lo que nos queda en la memoria son conceptos abstractos. Los detalles los tiendo a olvidar. Yo, cuando dentro de dos o tres días piense en esta conversación, no me voy a acordar de cada palabra que dije para responderle. Me acordaré de los conceptos que tocamos; o sea, lo que hago es abstraer conceptos y eso es lo que guardo en mi memoria. Bueno, esa neurona que yo encontré, la Jennifer Aniston, es la encargada de hacer eso: abstracción de conceptos. La antítesis de esto es lo que describe Borges en “Funes el memorioso”. —¿Cómo se forman las ideas y cómo se forman las imágenes mentales? —Leyendo a Borges, llegué hasta Aristóteles cuyo escrito “Acerca del alma” sostiene que el cerebro trabaja con las imágenes que uno se hace del mundo exterior. Estamos recibiendo estímulos exteriores y lo que hacemos es darle una interpretación personal de lo que está pasando, de lo que estamos viendo y nuestro cerebro trabaja en base a esas interpretaciones que hacemos. —Usted mencionó a Borges; María Kodama le permitió acceder a la biblioteca personal… En primera persona “Me recibí de físico en la UBA y después hice un doctorado en matemática aplicada en Alemania. Siempre tuve fascinación por el cerebro por lo que hice un doctorado en neurociencias, en Estados Unidos. Me siento atraído por el tema y sé que cuento con la facilidad para interpretar neurociencia; facilidad que no la tengo para otras áreas. El cerebro siempre me pareció algo mágico y muy misterioso. Por otro lado, tenemos la ventaja, los que trabajamos en esto, que todavía se sabe muy poco de la actividad, o sea que queda mucho por descubrir. Ahora intento relacionar lo mío con el arte, tratando de entender cómo es la percepción del arte; por eso me contactaron para hacer un documental para la televisión inglesa por lo que estoy haciendo unos experimentos en la galería Tate de Londres”. “Esa neurona que yo encontré es la encargada de la abstracción de conceptos. La antítesis de esto es lo que describe Borges en Funes, el memorioso”, cuenta Quian Quiroga. —Le agradezco a María Kodama que me permitió mirar los libros que leía Borges. Encontré en la biblioteca personal de Borges un libro fantástico: La mente del hombre, del que nunca había sentido hablar. Su autor es Gustav Spiller; en la primera página de ese libro, Borges escribió una nota (en las primeras páginas de varios libros encontré anotaciones de Borges de puño y letra) en la que hacía referencia a lo que después sería el cuento “Funes, el memorioso” y daba el número de página del libro, la página 357. Voy a la página y encuentro que este autor, en el siglo XIX, contaba un experimento al que él mismo se sometió: pensaba y tomaba nota de las memorias que podía recordar de su vida. Fue recordando año a año cuantas memorias podía rescatar y se dio cuenta de que eran muy pocas, o sea, comparado con lo que él creyó posible. Unos diez mil recuerdos en treinta y cinco años. Spiller concluye que hay mucho olvido, y escasa memoria. Borges lo toma y será parte del argumento de su cuento; recordemos que Funes toma un día entero de su vida para recordar un día de su vida. —Es una vieja fantasía, incluso desarrollada en el cine de ciencia ficción, la de poder llegar a ver lo que otros piensan —Si, de hecho ya lo hice, porque… bueno, esto parece un poco de ciencia ficción, pero existe. Lo que hice teniendo en cuenta la conectividad de las áreas visuales superiores con el hipocampo: busqué estímulos visuales recurriendo a estímulos familiares del pacientes o que fueran relevantes para él; en un paciente aficionado al fútbol, encontré una neurona que respondió a Maradona. Después de muchos casos me quedó claro que las neuronas en el lóbulo temporal medio responden a estímulos visuales. Para saber si respondía a Maradona o a algún otro detalle de la foto, mostré fotos de Maradona en distintos ambientes, de jugador, vestido con ropa de calle, etc. La neurona respondió al concepto. Como le comentaba al principio de esta nota, la primera y la más conocida de las neuronas fue una que respondió a la actriz Jennifer Aniston. La neurona se activaba con la presentación de fotos de esta actriz en diferentes situaciones, con peinados distintos y por sobre otras opciones de actores famosos o lugares geográficos conocidos y relevantes para el paciente. Con esto concluimos que las neuronas del hipocampo codifican conceptos. Al poder hacer el estudio en humanos nos permitió hacer más pruebas, como por ejemplo mostrar el nombre de las personas o de los lugares escogidos. —La percepción visual y la de los otros sentidos ¿opera en los mismos circuitos? —No. La visual comienza en la retina y va por un circuito neuronal que toma a la corteza visual primaria y las áreas visuales superiores hasta llegar al hipocampo. La percepción de estímulos auditivos elige otras rutas. Otros sentidos aparte de la visión nos conducen al mismo concepto. En una experiencia utilizando a un personaje de La guerra de las galaxias, logramos que una neurona respondiera a tres fotos, a su nombre escrito en una pantalla y a su nombre dicho por una voz sintetizada en la computadora. Más, ese mismo paciente respondió o otro personaje de la misma película. Allí me di cuenta que una neurona puede responder a más de un concepto siempre que estén relacionados. —¿Y cómo llegó a predecir lo que el paciente veía? —Hice un razonamiento de sentido común; si la neurona de Jennifer Aniston dispara, podré predecir que está viendo una foto de Jennifer Aniston. Si dispara la de otro personaje predeciré que está viendo a ese otro personaje. El disparo de unas pocas neuronas bastó para predecir la foto que estaba viendo el paciente en cada momento. Y acá viene lo más interesante: con otro equipo de investigación se mostró que controlando voluntariamente el disparo de estas neuronas los pacientes podían proyectar su pensamiento en una pantalla. Usamos imágenes híbridas, mezclando dos fotos semitransparentes de Jennifer Aniston y Maradona; el paciente con sólo pensar en ellos podía hacer aparecer la foto de una u otra persona. Acá se puede caer en la tentación de pensar que nosotros podríamos hurgar en los pensamientos de los pacientes. Lo que nosotros mostramos es lo que el paciente voluntariamente quiso mostrarnos. Y aquí se abren dos puertas incomparables; una, el paciente puede proyectar su imagen con sólo pensarla, lo que mostraría la capacidad que tiene una persona de modificar a voluntad la actividad de neuronas individuales en su cerebro con su pensamiento; y la otra, que esta técnica puede ser usada por pacientes con síndrome de enclaustramiento o pacientes como Stephen Hawking quien tiene un severo déficit motor y de comunicación. Es posible que en un futuro estos pacientes puedan comunicarse a partir de sus neuronas. Lo relevante es que este tipo de neuronas como la Jennifer Aniston permiten la abstracción de conceptos que usamos para guardar en la memoria. Si no fuera así; si no hubiera selección y elección de aquello que no puedo dejar de recordar; si no contáramos con este tipo de neuronas, terminaríamos como Funes, el personaje de Borges que sin capacidad de abstracción recordaba hasta el más ínfimo de los detalles, trayendo todo a la memoria pero condenados a no pensar. Tal vez por eso Iván Izquierdo llamó a uno de sus libros El arte de olvidar.