220-74780 del 28 de Diciembre de 2006 REF. MUERTE DE UNO DE LOS SOCIOS EN LA SOCIEDAD COLECTIVA Acusa recibo la Superintendencia de Sociedades de su oficio radicado con el número 2006-01- 188407, a través del cual pregunta si la causal de disolución prevista en el numeral 1º artículo 319 del Código de Comercio, es subsanable, opera de pleno derecho o debe ser declarada Previo a dar nuestra opinión sobre lo que es objeto de consulta, se procede a su textualización, previa la anotación en el sentido de que tanto el artículo 319 del Estatuto Mercantil, en concordancia con el 320 de la misma codificación, forman parte del capítulo referente a las reglas especiales sobre disolución de la sociedad colectiva: “ Art. 319 La sociedad colectiva se disolverá por las causales previstas en el artículo 218 y, en especial, por las siguientes: 1ª) Por muerte de alguno de los socios si no se hubiere estipulado su continuación con uno o más herederos, o con los socios supérstites” . (...) Art. 320 El pacto de continuar la sociedad con los herederos de un socio fallecido sólo podrá cumplirse cuando tales herederos tengan la capacidad requerida para ejercer el comercio. Habiendo entre los herederos del socio fallecido alguno o algunos que reúnan las condiciones indicadas en este artículo, podrá continuar la sociedad si se adjudica a tales herederos las partes del interés del difunto; pero si éstas se adjudican, en todo o en parte, a personas que carezcan de capacidad para ejercer el comercio o que no puedan obtener la habilitación respectiva, la sociedad se disolverá desde la fecha del registro de la correspondiente partición.” (La negrilla para llamar la atención). De la redacción de los artículos debe inferirse que se dejó al libre albedrío de los socios colectivos pactar estatutariamente su deseo de continuar la empresa social ante el fallecimiento de unos de ellos, bien sea a través de sus herederos o de los demás asociados. Valga decir, nada se opone a que continúe desarrollándose el del objeto social, puesto que los legatarios que por ley o testamento estén llamados a sustituir al de cujus, podrán representar cuotas que existan en la sucesión ilíquida. Dicho de manera distinta, la falta de estipulación estatutaria en el sentido que se comenta, conlleva a que a la muerte de uno de los asociados proceda la inmediata liquidación de la sociedad colectiva tal y como lo dispone el artículo 222 idem, sin necesidad de declarar su disolución, pues la misma ya ha sido prevista por voluntad del legislador pro tempore. El Profesor José Ignacio Narváez, refiriéndose a los socios de la sociedad colectiva, en comentario al artículo 319 del Código de Comercio - Régimen Legal de las Sociedades Civiles y Comerciales, Legis – expresó: "La parte de interés de cada socio constituye una unidad que solo es susceptible de dividirse por virtud de la cesión parcial de la misma o por adjudicación también parcial en la partición de los bienes sucesorales de un socio que ha fallecido. En esos casos sobreviene un fraccionamiento en dos o más porciones, de modo que cada una de éstas da vida a una parte de interés autónoma. Pero mientras ese fraccionamiento no sea aprobado por la junta de socios y solemnizado por escritura pública inscrita en el registro mercantil de la cámara de comercio del domicilio social, la parte de interés permanece indivisible frente a terceros y frente a la sociedad. En ese interregno rige lo dispuesto en el artículo 148 del Código de Comercio, o sea que, respecto de la cotitularidad de esa parte de interés que todavía no se ha desmembrado mediante la respectiva reforma estatutaria, los asignatarios deben designar a quien haya de ejercitar los derechos inherentes a la misma; y del cumplimiento de sus obligaciones para con la sociedad responderán solidariamente todos ellos. La sociedad y los demás socios se entienden con el representante libremente elegido por quienes tienen vocación para ocupar en la sociedad la calidad de socios, si se reúnen las condiciones impuestas por la ley y los estatutos de la respectiva compañía." Como complemento a lo anotado, para que la sociedad pueda continuar con los herederos, solo se cumple cuando los mismos tengan la capacidad requerida para ejercer el comercio y falla cuando las partes de interés del difunto se adjudican en la partición respectiva, en todo o en parte, a personas que carezcan de aquella y para los fines en comento, o no puedan obtener la habilitación respectiva. Asimismo, en el tiempo comprendido entre la causa sobreviniente y la ejecutoria de la sentencia de partición y adjudicación de los bienes relictos, la sociedad continua funcionando normalmente y las partes de interés del causante obtienen el ejercicio pleno de sus derechos a través del representante legal que deben designar los interesados conforme a la ley. Espera de esta forma la Entidad haber dado respuesta a su interrogante, y le hace saber que los alcances del concepto son los señalados en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.