Consejo Consultivo de Aragón DICTAMEN Nº 101 / 2013 Materia sometida a dictamen: Resolución de contrato suscrito por la Diputación Provincial de Teruel para la homogeneización y simplificación administrativa e implantación de procedimientos en las áreas de Contratación y Patrimonio e Intervención de la Diputación de Teruel. ANTECEDENTES Primero.- Por Decreto 1850/09 del Presidente de la Diputación Provincial de Teruel, de fecha 30 de octubre de 2009, quedó adjudicado con carácter definitivo, a “X” el contrato administrativo de servicios de homogeneización y simplificación administrativa e implantación de procedimientos en las áreas de Contratación y Patrimonio e Intervención de la Diputación Provincial de Teruel. Segundo.- En la misma fecha 30 de octubre de 2009 fue formalizado en documento administrativo el contrato que vinculaba a las partes. Tercero.- Con fecha 9 de enero de 2013, el Jefe del Servicio de Tecnología, Información y Comunicaciones de la Diputación de la Diputación Provincial informa lo siguiente: Aunque al inicio de la ejecución del proyecto el adjudicatario realizó una consultoría para la definición del catálogo de procedimientos a simplificar y el análisis de los mismos juntos con los técnicos de la Diputación responsables de las áreas de Contratación y Patrimonio e Intervención, las validaciones realizadas por estos técnicos de los procedimientos no pueden considerarse como una aceptación y recepción del proyecto, ya que, como se recoge en el apartado 2º de la adjudicación del contrato, la persona designada por esta Diputación para la supervisión del contrato a efectos de recepción es el Jefe del Servicio de Tecnología, Información y Comunicaciones de esta Diputación. Además, el resultado de esta consultoría 1 CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN es un conjunto de fichas descriptivas de los procedimientos que después deberían de integrarse en las aplicaciones informáticas para permitir una tramitación electrónica de los mismos y que dista mucho del alcance total del proyecto.- El proyecto consta, tal y como indica su título, de dos partes claramente diferenciadas, por un lado la “homogeneización y simplificación administrativa” que ha sido realizada junto con los técnicos de las áreas de Contratación y Patrimonio e Intervención, y por otro, la implantación de los procedimientos en la Plataforma de Administración de la Diputación Provincial de Teruel. De esta forma, el resultado final esperado debe ser un conjunto de procedimientos administrativos cuya tramitación genere un expediente administrativo electrónico desde su inicio hasta la finalización del mismo.- La comunicación, por parte del adjudicatario, de la finalización del proyecto,, se realizó el 12 de abril de 2012.- Para la revisión del proyecto, este servicio preseleccionó de forma aleatoria varios procedimientos para comprobar el correcto funcionamiento de los mismos.- A continuación se relacionan los hechos que han impedido a este servicio gestos la aceptación y el cierre del citado proyecto. -02/05/2012. Se detecta que no todos los procedimientos incluidos en el pliego estaban en producción. -16/05/2012. Se comunica al adjudicatario la no conformidad con el procedimiento “Justificación de subvenciones otorgadas por Presidencia o Junta de Gobierno”. La subsanación se realiza el 18 de mayo de 2012. -31/05/2012. Se comunica al adjudicatario la no conformidad con los procedimientos D.IN.06 y D.IN.07. Estos procedimientos siguen sin ser conformes a fecha de hoy. -27/06/2012. Se solicita la documentación relativa a los perfiles Trew@ para configurar la mesa de contratación. Se entregan el 10 de agosto de 2012. 10/08/2012. Se solicitan los manuales y documentación de la mesa de contratación. Se nos entregan el 10 de agosto de 2012. -10/10/2012. Reunión conjunta “X”–DPT (Intervención y Servicio TIC) para la revisión de los procedimientos D.IN.06 y D.IN.07. Se detectan nuevas deficiencias en los procedimientos. De la exposición anterior se concluye que durante los meses en los que se ha prolongado su ejecución se ha intentado hacer la recepción del proyecto en varias ocasiones, pero no ha sido posible. En cada revisión realizada por este Servicio se han detectado deficiencias cuya resolución o no se ha producido satisfactoriamente o se ha dilatado en el tiempo.- Se adjunta un listado de procedimientos “no conformes”. Todos estos procedimientos no se inician con un documento electrónico en el Escritorio de Tramitación, que es la herramienta principal para la gestión administrativa de los expedientes. Han sido modelados para ser iniciados en papel, lo que no se ajusta a los requerimientos del pliego de prescripciones técnicas del contrato, apartado 1, Introducción, dado que entre los objetivos del proyecto se encuentra “proveer las herramientas y sistemas informáticos que faciliten la automatización y optimización de la gestión administrativa, de modo que se reduzcan los plazos de tramitación y se haga un uso más eficiente de los recursos disponibles”.- Todos los problemas detectados han sido comunicados al adjudicatario a través de la herramienta acordada entre las partes. Sin que hasta la fecha haya acuerdo sobre la resolución de esta grave deficiencia detectada. Existen otros entregables del proyecto que no han llegado a ser revisados por considerarse este aspecto bloqueante en la tarea de validación previa a la aceptación del proyecto. Sin que las no conformidades comunicadas hayan sido resueltas, el 13 de diciembre de 2012 el adjudicatario presentó, con nº de registro de entrada 10.370 la factura del proyecto que fue devuelta el 14 de diciembre de 2012 con un nº de registro de entrada 4.043 “al no ser posible atenderla por no existir Acta de Recepción del Proyecto”.- Por todo lo anterior, este Servicio gestor propone la resolución del contrato, todo ello sin perjuicio de proceder a solicitar en vía administrativa las indemnizaciones a que hay lugar. 2 Consejo Consultivo de Aragón En el listado de procedimientos “no conformes” que acompaña al citado informe y que se inician en papel, de manera contraria a lo prevenido en el pliego de prescripciones técnicas, se relacionan los veintiséis siguientes: D.IN.03 a D.IN.13 (elaboración de presupuesto, elaboración de la cuenta general, créditos extraordinarios y suplementos de crédito, transferencias de crédito competencia del Pleno, transferencias de crédito competencia de la Presidencia, generación de crédito, incorporaciones de crédito, bajas por anulación de crédito, ampliaciones de crédito, gestión de pagos a justificar y gestión de anticipos de caja fija), D.IN.16 a D.IN.20 (establecimiento y modificación de tasas, establecimiento de precios públicos, liquidación del presupuesto, generación de informes y consultas y compensación de deudas), D.IN.23 (gestión de anticipos a caja fija: justificación), D.IN.24 (gestión de anticipos a caja fija: cancelación), D.CP.02 a D.CP.06 (procedimiento abierto, procedimiento restringido, procedimiento negociado sin publicidad, contrato menor y obra por la Administración) y D.CP.08 a D.CP.10 (modificación de contrato, acuerdo marco y concurso de proyectos). Cuarto.- Por Decreto de la Presidencia de la DPT de 15 de enero de 2013, se da inicio al expediente de resolución contractual, concediendo audiencia al contratista. Quinto.- Con fecha 4 de febrero de 2013 son presentadas alegaciones por parte de la contratista esgrimiendo en sustancia, que si existió algún retraso, fue debido a la propia actuación llevada a cabo por la Administración y que el inicio en papel de algunos procedimientos se halla plenamente justificado por razón de su naturaleza o de las circunstancias concurrentes, esgrimiendo queja por no haber sido trasladada copia del listado de procedimientos no conformes. Sexto.- Con fecha 8 de febrero de 2013 se da traslado a la contratista del listado de procedimientos “no conformes”. Séptimo.- Mediante informe de 8 de febrero de 2013, dando respuesta a las alegaciones presentadas por la contratista, se hace constar lo siguiente: El plazo de ejecución del contrato era de 7 meses, y dado que comenzó a principios de 2009, debería haber finalizado en julio de 2010.- Durante la ejecución del contrato, en ningún momento el adjudicatario ha puesto de manifiesto los argumentos alegados ahora, ni ha solicitado la prórroga de ejecución del mismo.- No existe ningún procedimiento en producción, perteneciente a este proyecto, como pretende alegar el adjudicatario. La clasificación de un procedimiento dentro de un área dentro de la DPT no indica su pertenencia a este contrato. Parece que el adjudicatario pretende volver a cobrar por una trabajo que esta Administración ya le ha pagado.- Se afirma que el procedimiento “cesión temporal o de uso de bienes provinciales” pertenece al proyecto cuando esto no es así. Este procedimiento pertenece al 3 CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN contrato “Desarrollo e implantación de un sistema de gestión de los expedientes de asistencia a los municipios, planes provinciales y subvenciones y ayudas municipales de la Diputación provincial de Teruel” que fue recepcionado y pagado por la Administración a este mismo adjudicatario.- Del mismo modo, tampoco pertenecen al proyecto los procedimientos “Solicitud de de subvenciones de Presidencia y de Junta de Gobierno” (D.IN.01) y “Concesión de subvenciones de Presidencia y Junta de Gobierno” (D.IN.02). Estos dos procedimientos pertenecen al contrato “Homogeneización y simplificación administrativa e implantación de procedimientos de la Diputación Provincial de Teruel (Asuntos Generales)”, que fue finalizado el 18 de noviembre de 2010 y recepcionado el 24 de enero de 2011.- Las alegaciones presentadas por el adjudicatario ponen de manifiesto su profundo desconocimiento del desarrollo y objeto del presente proyecto.- En el escrito se hacen afirmaciones que no se corresponden con el contenido de los documentos aportados. En el nº 2 no figura lo alegado por el adjudicatario… En el nº 3 no se indica que todos los documentos deban a ser validados por un nuevo Interventor que será el que deba realizar las validaciones en todos los proyectos en los que sea necesario… Los procedimientos no conformes no lo son por no poseer un formulario, tal y como alega el adjudicatario. Todos estos procedimientos se inician en papel, lo que no se ajusta a los requerimientos del pliego de prescripciones técnicas… No se ha adjuntado el documento nº 5 del escrito de alegaciones, aunque sobre las manifestaciones indicadas en él, hay que indicar que CSV no es ningún proyecto que se inicie en Diputación en 2011. El CSV es el código seguro de verificación que establece la Ley 11/2007, de acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios públicos, en su artículo 18… Los documentos generados por la Plataforma de Administración Electrónica de la Diputación de Teruel llevan incorporado el CSV desde su implantación en enero de 2010.- Tampoco es correcto que la Dirección del Proyecto de la Diputación haya solicitado una integración con el Portal del Licitador, como indica el adjudicatario. Este Portal no forma parte de este contrato. Se hace una referencia en él a la página 34 de la respuesta técnica de “X” al pliego de prescripciones técnicas, pero en la esquina superior derecha de esta página se incluye la siguiente leyenda: “Meramente informativo. No es objeto de la propuesta”.- La afirmación “Reconoce la DPT que la finalización del proyecto se realizó por mi representada el 12 de abril de 2012…” tampoco es exacta, La frase del escrito es “La comunicación por el adjudicatario de la finalización del proyecto se realizó el 12 de abril de 2012...” Es decir, que el único hecho que reconoce la DPT es la comunicación del adjudicatario.- Las pretendidas entregas no cumplen ni siquiera formalmente con los requisitos del contrato. Lo revisado plantea dudas razonables en cuanto a la solvencia profesional del adjudicatario y muestra su profundo desconocimiento sobre el funcionamiento de los procesos de las áreas de Contratación, Patrimonio e Intervención objeto de este proyecto.- La deficiente calidad constatada se ha debido únicamente a la incompetencia del adjudicatario y a sus continuos cambios de responsable en el equipo asignado al proyecto.- De los datos que obran en el expediente y del presente informe, se puede afirmar que lo entregado por el adjudicatario no cumple la cláusula tercera del contrato: “El contrato se entenderá cumplido por el contratista cuando éste se haya realizado, de acuerdo con los términos del mismo y a satisfacción de la Administración. En todo caso su constatación exigirá un acto formal y positivo de recepción dentro del mes siguiente a la entrega o realización del objeto del contrato, momento en el que empezará a contar el periodo de garantía.”.- En base a lo anterior, no puede accederse a la solicitud del adjudicatario de archivo del expediente de inicio de resolución de contrato, ni a la suscripción del acta de recepción y el pago del mismo. Octavo.- Con fecha 26 de de febrero de 2013 evacua informe la Secretaría General de la Corporación en el que, tras cumplido y detallado examen y análisis de la documentación tramitada y atinada exposición de la legislación aplicable, concluye en la procedencia de llevar a cabo la resolución contractual ante la constatación de un estado de bloqueo que origina una restricción, sea parcial o total, temporal o permanente, para el caso de las aplicaciones informáticas a desarrollar. 4 Consejo Consultivo de Aragón Noveno.- Por Decreto de la Presidencia de fecha 6 de marzo de 2013 es otorgado nuevo plazo de audiencia a la contratista, así como también al avalista. Décimo.- Con fecha 1 de abril de 2013 presenta alegaciones la representación de “X” dando por reproducidas anteriores alegaciones y significando que no han sido probados los incumplimientos denunciados, que los procedimientos sí que pueden ser iniciados de manera telemática, que el plazo incumplido tampoco fue denunciado por la DPT, siendo a ésta imputable el retraso, que son subsanables los errores padecidos en el anterior escrito de alegaciones, que la aplicación CSV no existía cuando fue iniciado el proyecto y hubo de ser integrada retrasando su materialización, que no es cierto que todos los procedimientos se inicien en papel y que solo algunos concretos deben iniciarse con formulario de papel, estando justificado que así sea, solicitándose, por ello, que sea archivado el expediente, que sea expedida acta de recepción y que se proceda a su completo pago. Decimoprimero.- Con fecha 9 de abril de 2013, la Presidencia de la DPT formula propuesta de resolución del contrato, así como de incoación de expediente tendente a determinar la posible existencia de daños y perjuicios, determinando también elevar la propuesta al Consejo Consultivo de Aragón. Decimosegundo.- Por escrito de la Presidencia de la DPT fechado el 10 de abril 2013 y por el conducto que impone el art. 136.2 de la Ley 7/1999 de Administración Local de Aragón y art. 12.2 del Reglamento de Organización y Funcionamiento del Consejo Consultivo de Aragón –ROFCCA-), es formalmente solicitado el dictamen del Consejo Consultivo. Decimotercero.- Con fecha 25 de abril de 2013 tuvo finalmente entrada en el Registro del Consejo Consultivo de Aragón la solicitud formulada y que motiva que evacuemos el presente dictamen. 5 CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN CONSIDERACIONES JURÍDICAS I En relación a la competencia del Consejo Consultivo Entre las funciones asignadas al Consejo Consultivo, se halla el ser consultado preceptivamente en la “resolución de los contratos administrativos cuando se formule oposición por parte del contratista” (art. 15.8 Ley 1/2009 de 30 de marzo, del Consejo Consultivo de Aragón –LCCA-). Ello acoge la regla previamente asentaba en el art. 56.1.f del Texto Refundido de la Ley del Presidente y del Gobierno de Aragón, que lo hacía en consonancia con los preceptos del mismo tenor contemplados en la legislación contractual (art. 59.3.a del Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio -TRLCAP-), como lo hace también, para el caso en cuestión, el art. 195.3.a de la Ley 30/2007, de 30 de octubre, de Contratos del Sector Público (LCSP), al disponer que “será preceptivo el dictamen del Consejo de Estado o del órgano consultivo equivalente de la Comunidad Autónoma en los casos de interpretación, nulidad y resolución, cuando se formule oposición por parte del contratista” (la regla, resulta hoy mantenida por el art. 211.3.a del Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público –TRLCSP-, no aplicable a nuestro caso por razón de su fecha) En relación a la competencia del Pleno o de la Comisión, ha de atenderse al art. 20.1 de la Ley 1/2009 y art. 19.1 ROFCCA, que establecen la competencia residual de ésta en aquellos asuntos no atribuidos expresamente al Pleno por el art. 19 de la Ley. II Sobre la legislación contractual a observar Siguiendo una amplia tradición en materia de contratos administrativos, la legislación que regula su cumplimiento, efectos y extinción, es la vigente al momento de la adjudicación (DT 1ª LCAP de 1995, DT 1ª TRLCAP, DT 1ª LCSP, lo que nos lleva a la aplicabilidad de la citada LCSP (en su versión vigente del 16 de junio de 2009 al 31 de diciembre de 2009), dado que esta entró en vigor el 30 de abril de 2008 y la adjudicación contractual fue llevada a cabo el 30 de octubre de 2009, con anterioridad a la entrada en vigor del TRLCSP (debiéndose descartar también las diez reformas de la LCSP ulteriores al 31 de diciembre de 2009). III Sobre la concurrencia de las causas de resolución invocadas por la Administración Como es sabido, a tenor de lo prevenido en el art. 194 LCSP (Prerrogativas de la Administración. Enumeración.), “Dentro de los límites y con sujeción a los requisitos y efectos señalados en la presente Ley, el órgano de contratación ostenta la prerrogativa de interpretar los contratos administrativos, resolver las dudas que ofrezca su cumplimiento, 6 Consejo Consultivo de Aragón modificarlos por razones de interés público, acordar su resolución y determinar los efectos de ésta”. Para poder acordar la resolución por parte del órgano de contratación, es preciso que concurra alguna de las causas relacionadas en los arts. 206 y 284 LCSP (cláusula 19ª PCAP). La Administración proponente no hace una exacta identificación o enumeración de las causas que podrían determinar la resolución contractual con arreglo a lo prevenido en los citados artículos (sugiere el incumplimiento de condiciones esenciales, aunque ajeno a la causa del art. 206.g), entendiendo por nuestra parte que, a tenor de los términos empleados en la propuesta, se está aludiendo al menos a dos causas legales del art. 206 LCSP, una la del apartado “e” (demora en el cumplimiento de los plazos por parte del contratista y el incumplimiento del plazo señalado en la letra “d” del apartado 2 del artículo 96 –demora en el inicio de la ejecución contractual-), y otra, la del apartado “g” (incumplimiento de las restantes obligaciones contractuales esenciales, calificadas como tales en los pliegos o en el contrato). Ambas causas pueden ser reconducidas al incumplimiento de condiciones esenciales. En nuestro caso, tal como consta en la propuesta elevada a este Consejo, el plazo de ejecución del contrato era de siete meses contados a partir de la firma del contrato (cláusula 4.2 PPT, cláusula 14ª PCAP), por lo que, suscrito éste el 30 de octubre de 2009, debiera haber finalizado el 30 de mayo de 2010 (hace ya tres años), no constando, a pesar del alegato de la contratista que la demora producida obedezca a causas imputables a la Administración. Tan solo si se pondera que quedó demorado el inicio a principios del mes de diciembre de 2009, se habría incidido ya en causa de resolución. El incumplimiento del plazo, no obstante debe ser trascendente, es decir, ostentar alguna relevancia (si se quiere, ser también “esencial”) en orden a la ejecución contractual. Y así creemos que queda puesto de manifiesto en nuestro caso, en el que, a fecha de hoy, prácticamente tres años después de la fecha en la que debiera finalizado el contrato, no existe todavía la recepción del servicio prestado ni conformidad de la Administración con las prestaciones efectuadas, ni posibilidad de utilizar los servicios en la forma que se esperaba alcanzar con la ejecución contractual, impidiéndose así la obtención del interés público perseguido a través de la citada ejecución. A juicio del Consejo Consultivo, la relevancia del incumplimiento del plazo puede ser contemplada aisladamente, pero también y, en nuestro caso, fundamentalmente observada desde la perspectiva de la no realización de la prestación convenida y que configuró la causa de la celebración del contrato (arts. 1261 y 1274 CC), ni dentro de plazo, ni fuera de él y a pesar del retraso existente, con independencia, como decimos, de que la demora de tres años en la realización de la prestación, en sí misma considerada, pueda entenderse también causa de resolución, además de obligación esencial incumplida. Se trata, no obstante, de un incumplimiento que, aunque pertenezca al ámbito de lo pactado, no es solo propio o específico de este contrato administrativo, sino insertado en los principios que presiden e inspiran la teoría general de los contratos (arts 1089 a 1091 y 1124 y concordantes CC). Podemos recordar ahora que la validez y el cumplimiento de los contratos no pueden dejarse al arbitrio de uno de los contratantes (art. 1256 CC), que el cumplimiento de las 7 CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN obligaciones es siempre exigible (art. 1113 CC) y que no puede quedar a la voluntad del deudor (art. 1115 CC). Y que si el cumplimiento de una obligación no dispusiese de plazo, deberá ser cumplida con aquella diligencia que exija la naturaleza de la obligación y corresponda a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar (arts. 1118, 1125 y 1129 CC), si bien, en nuestro caso, era clara la existencia del plazo de siete meses, como lo es también el incumplimiento del mismo por parte del contratista, por lo que, estableciendo la Ley la prerrogativa de la Administración para poder declarar resuelto el contrato en los casos de incumplimiento (art. 194 LCSP), ha de entenderse apriorísticamente correcta la decisión adoptada en este sentido por la DPT. El incumplimiento de condiciones esenciales del contrato cabe ser observado también en atención exclusiva a los procedimientos inacabados. La cláusula 3.1 del pliego de prescripciones técnicas expresa, entre otras cosas, que “durante el presente proyecto se deberán desarrollar los mecanismos necesarios que permitan la consulta de información y la tramitación por vía electrónica de los procedimientos previamente homogenizados y simplificados”. Y la 3.3 añade que el diseño de los distintos módulos “deberá facilitar su integración con los diferentes servicios incluidos en la plataforma de Administración Electrónica que la Diputación está desarrollando actualmente” Consta en el expediente que no es posible la apertura de diversidad de procedimientos con un documento electrónico en el Escritorio de Tramitación, que es la herramienta principal para la gestión administrativa de los expedientes. Ello, además es asumido por la contratista significando que no precisan hacerlo, si bien, no compete a ella en este punto la interpretación del contrato. A la contratista compete asumir el plan de contingencia que establece la cláusula 4.6 del PPT, aceptar el Plan de trabajo de la cláusula 7 PPT y atender al mantenimiento de la solución ofertada, según previene la cláusula 3.4 PPT, que también incluye un sistema de atención de incidentes. En definitiva, según la cláusula 14ª PCAP, el contratista debe responsabilizarse de “la calidad técnica de los trabajos que desarrolla y de las prestaciones y servicios realizados, así como de las consecuencias que se deduzcan para la Administración o para terceros de las omisiones, errores, métodos inadecuados o conclusiones incorrectas en la ejecución del contrato”, lo que no es otra cosa que simple derivación del principio de riesgo y ventura que también refleja la cláusula 14ª PCAP, siguiendo la regla que entonces contenía el art. 199 LCSP [el DCE 2382/2003, de 24 de julio de 2003 (La Ley 328/2003) expresa lo siguiente: “como se expuso en el dictamen del Consejo de Estado 142/2003, son principios básicos de la contratación administrativa la obligatoriedad de lo pactado y la estricta sujeción a lo que las partes hayan convenido" (dictamen del Consejo de Estado número 43.909, de 22 de diciembre de 1981), quedando su objeto determinado en la adjudicación (véase el dictamen número 45.171, de 19 de mayo de 1983)".- El fundamento de este principio es triple (dictamen 142/2003 citado): en primer lugar, el principio de seguridad jurídica (dictamen del Consejo de Estado número 50.293, de 5 de noviembre de 1987); en segundo lugar, el principio de concurrencia y la necesidad de no desvirtuar las garantías presentes en la adjudicación de los contratos de las Administraciones Públicas (pues una erosión del principio de riesgo y ventura podría hacer ilusorias las garantías que en la licitación se ofrecieron a aquellos licitadores que no resultaron adjudicatarios), y en tercer lugar la protección de los intereses de la Hacienda pública.- Como observó este Consejo de Estado en sus dictámenes números 142/2003 y 1.075/2001, "la regla de la explotación del servicio a riesgo y ventura del contratista comporta que éste se beneficia de las ventajas y rendimientos de la actividad que desarrolla y se perjudica con las pérdidas que pudieran derivarse de su quehacer empresarial en la gestión de la actividad pública o de interés público que tiene encomendada. La Administración permanece pues ajena a la suerte o desventura del concesionario"]. 8 Consejo Consultivo de Aragón Comprobado, pues, que los trabajos realizados por la contratista no han podido ser integrados adecuadamente en las aplicaciones informáticas existentes en la DPT, ausentes los mecanismos necesarios que permitan a ciudadanos y entidades locales la tramitación electrónica de procedimientos, constatado que las “no conformidades” no han sido resueltas y que, a tenor de la específica y peculiar naturaleza de lo pactado impiden continuar con tarea contratada y, en definitiva, hallándose bloqueada la tarea de validación y la aceptación del proyecto y la recepción de la prestación convenida, ha de entenderse que ha quedado naturalmente impedida la ejecución contractual y ha de colegirse la existencia de incumplimiento y la concurrencia de causa de resolución y la procedencia de salir del bucle generado y extinguir el contrato, lo cual, de no poder ser obtenido mediante mutuo acuerdo, debe derivar en la solución del trámite incoado por la DPT, sin que, a este respecto podamos tomar en consideración las alegaciones presentadas por la contratista, entendemos que no dotadas de la suficiente claridad, precisión y convicción en orden a poder explicar o justificar los incumplimientos denunciados por la Administración. En este mismo sentido, cabe que invoquemos el Dictamen 931/2011, de 27 de julio de 2011, del Consell Jurídic Consultiu de la Comunitat Valenciana, sobre Resolución contrato administrativo se servicios para la implantación de una aplicación informática de sistemas de gestión tributaria y recaudatoria en el Ayuntamiento de Jávea (inejecución de la entrega de la aplicación informática en plazo y en los términos previstos en el contrato -La Ley 4694/2011-) o, también el Dictamen 59/2007, de 27 de junio de 2007, del Consejo Consultivo de La Rioja, sobre la resolución del contrato entre el Ayuntamiento de Logroño y la empresa "SAIA SL", para el suministro de un sistema informático para la gestión de recursos humanos (La Ley 3019/2007). Y en orden la relevancia del plazo, cabe que citemos también al respecto la STS de 17 de octubre de 2000, recurso 3554/1995 (La Ley 11307/2000), a tenor de la cual. “los artículos 52.1 y 54.3, invocados por el Abogado del Estado, resultan infringidos en la sentencia impugnada, en la medida en que en el primero de los preceptos se reconoce como causa de resolución del contrato el incumplimiento de las cláusulas contenidas en el mismo, y hemos ya señalado como en las cláusulas del contrato existía un plazo preclusivo de ejecución y la sujeción a unos suministros técnicos, evidenciándose que ni fue cumplido el plazo previsto, ni dicho suministro fue facilitado.- A mayor abundamiento, se trata de un supuesto específico de suministro contractual que se encuentra regulado, supletoriamente, por el Decreto 2572/73 de 5 Oct., que aprueba el pliego de cláusulas administrativas generales para la contratación de equipos y sistemas de tratamiento de la información, mantenimiento, arrendamiento y programas informáticos, constando en la cláusula 14.3 de dicho pliego, la consideración de que cuando el equipo y los programas hubieran realizado los trabajos a satisfacción de la Administración, se formalizará su recepción mediante acta en la que se hará constar las pruebas realizadas y los programas utilizados, extremo que no puede llevarse a cabo en la cuestión examinada, puesto que el suministro no se había realizado en la forma prevista y ello permite destacar como primera consecuencia, que al existir una defectuosa ejecución en el suministro, existe un claro incumplimiento del contrato imputable al contratista y la Administración no estaba obligada a la recepción provisional ni definitiva del suministro.- En consecuencia, lo procedente era exigir la reparación (arts. 94 a 96 LCE) y, en su caso, resolver el contrato, lo que efectúa la Administración, correctamente, en aplicación de los artículos 52.1 y 54.3 de la Ley de Contratos del Estado.- Sobre este 9 CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN primer punto concerniente a la no ejecución del contrato en el plazo previsto, inexistencia de recepción tácita e incumplimiento contractual, además de las previsiones ya señaladas en el artículo 52 de la Ley de Contratos del Estado, es de significar que ha sido la doctrina jurisprudencial de este Tribunal y los dictámenes del Consejo de Estado (por todos, el dictamen núm. 44.795 de 13 Ene. 1983 y 1.191 de 25 Nov. 1993) subrayan que el plazo fijado para el cumplimiento de la prestación contractual, constituye el elemento básico de la relación jurídica establecida, de forma que cuando éste aparece como un elemento relevante, es una determinación esencial que no accesoria o agregada a la esencia de la prestación, de donde se desprende que si el plazo transcurrió el contrato quedó sustancialmente afectado por dicha situación, y el incumplimiento resultó claramente imputable al contratista, resultando ajustado a derecho la resolución acordada por la Administración, con la consecuencia de la incautación de la fianza constituida por el contratista como efecto propio del acuerdo resolutorio y la instrucción... También resulta infringido el artículo 159 del Reglamento General de Contratación del Estado. puesto que el incumplimiento por el contratista de cualquier cláusula contenida en el contrato, autoriza a la Administración para acordar su estricto cumplimiento, o bien acordar la resolución del contrato, encontrándonos en un supuesto de incumplimiento manifiesto por parte del contratista del suministro informático que faculta a la Administración para la resolución, con posibilidad de incautación de la fianza y la indemnización a la Administración de daños y perjuicios, a tenor de las previsiones contenidas en el artículo 53.1 de la Ley de Contratos del Estado.- Este precepto y el artículo 159 del Reglamento General de Contratación del Estado, son directamente aplicables al tratarse de un caso de inejecución injustificada que impide hacer uso de la moderación aplicada por la jurisprudencia ante una conducta negligente en el cumplimiento de la obligación por parte del contratista” IV Otras cuestiones y, en especial, la caducidad El incumplimiento contractual con intervención de culpa o negligencia conlleva en nuestro caso, como hemos apuntado, la causación de daños y perjuicios a la Administración, como podrán ser, al menos, los derivados de tener que articular un nuevo procedimiento contractual de diferenciada complejidad, aunque solo fuera para soportar el mantenimiento, así como el no disponer de la operativa informática en el tiempo que había sido previsto. El art. 208.3 y 4 LCSP, expresa que cuando el contrato se resuelva por incumplimiento culpable del contratista (es el caso), éste deberá indemnizar a la Administración los daños y perjuicios ocasionados. Esta indemnización, como se advierte en el expediente, puede hacerse efectiva, en primer término, sobre la garantía que, en su día fue constituida, sin perjuicio de la subsistencia de la responsabilidad del contratista en lo que se refiere al importe que exceda del de la garantía incautada. La determinación de los daños y perjuicios que deban ser indemnizados se llevará a cabo por el órgano de contratación en decisión motivada previa audiencia del contratista, atendiendo, entre otros factores, al retraso que implique para la inversión proyectada y a los mayores gastos que ocasione a la Administración (art. 113 RGCAP), en cualquier caso, con acreditación suficiente de la concurrencia de los perjuicios ocasionados y justificación idónea y bastante de su valoración. 10 Consejo Consultivo de Aragón En todo caso el acuerdo de resolución (dice el art. 208.4 LCSP) debe contener pronunciamiento expreso acerca de la procedencia o no de la pérdida, devolución o cancelación de la garantía. Particular relevancia debe presentar ahora la cuestión de la caducidad, no cuestionada por el contratista, aunque sí aludida por la Administración, si bien, descartando su concurrencia, por entender que el plazo de caducidad es de seis meses. Frente a la regla clásica, hoy todavía vigente, que contiene el art. 63.3 LRJAP indicando que las actuaciones fuera de plazo no implican la anulación del acto salvo que así lo imponga la naturaleza del término o plazo, y frente a la aplicación de la tradicional de la regla de economía procesal por parte de nuestros Tribunales, se erige hoy el instituto de la caducidad, cuya incidencia está presentando importantes consecuencias en el ámbito de las actuaciones fuera de plazo. En el caso en cuestión, el expediente de resolución contractual resulta remitido al Consejo Consultivo de Aragón pasados muy escasos días, prácticamente al finalizar el plazo subsidiario de tres meses que impone el art. 42.3 LRJAP para los procedimientos que no dispongan legalmente asignado un plazo específico de duración. Ello requiere que evaluemos para este caso la trascendencia de este dato, sin perjuicio de que el significado y alcance de la argumentación que expongamos pueda ser extrapolado a otros procedimientos en función de su particular situación (con esta misma fecha, el Consejo Consultivo dictamina otro expediente de resolución de contrato de la Diputación Provincial de Teruel en el que la documentación resulta remitida al Consejo Consultivo escasos días antes de que transcurra el aludido plazo de tres meses). A) La regla de la cual debemos partir para el examen de la caducidad en los expedientes de resolución contractual es la sentada (aunque ya antes aventurada), entre otras, en la STS de 9 de Septiembre de 2009, recurso 327/2008 (La Ley 177267/2009), en la que, rechazando la posibilidad (aceptada por alguna otra resolución jurisdiccional) de que los expedientes de resolución contractual no estuvieran sujetos a caducidad, se declaró que “cuando la Administración dictó la resolución por la que resolvía definitivamente el contrato y procedía a la incautación de la garantía había transcurrido en exceso el plazo de tres meses de que disponía para hacerlo, de modo que en ese momento no podía acordar la resolución del contrato ni la incautación de la garantía, y lejos de ello lo que debió decidir fue la caducidad del expediente y el archivo de las actuaciones sin perjuicio de los efectos a que se refiere el art. 92.3 de la Ley de Procedimiento Administrativo Común”. Y precisamente dicha doctrina vino a confirmarse en un asunto de la Sala de Aragón, a través de la STS de 28 de Junio de 2011, recurso 3003/2009 (La Ley 98865/2011), expresando lo siguiente: “La Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, previa transcripción parcial de la sentencia de esta Sala de 13 de marzo de 2008 , estimó el referido recurso señalando que: "La aplicación de la anterior doctrina al caso enjuiciado determina que deba anularse la resolución recurrida con base en el motivo examinado -sin necesidad de entrar en los que con carácter subsidiario se articulan- y es que, como consta en el expediente la incoación del mismo se 11 CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN acordó por resolución de 26 de agosto de 2005, dictándose la resolución aquí impugnada, acordando la resolución del contrato y la incautación de la fianza, el 25 de agosto de 2006 notificándose a la recurrente el 31 del mismo mes-, por lo que es claro que había transcurrido ampliamente el plazo de que disponía para hacerlo... por lo que en lugar de dictar la resolución en los términos en que lo hizo, debió acordar la caducidad del expediente y el archivo de las actuaciones... En este sentido, se ha de destacar, entre otras y además de la ya citada por la Sala de instancia, la sentencia de esta Sala de fecha 2 de octubre de 2007 (La Ley 154167/2007) (recurso de casación nº 7736/2004), en cuyo Fundamento de derecho cuarto se sostiene que "lo que procede habida cuenta de lo hasta aquí expuesto, es examinar si como mantiene el motivo se produjo la caducidad del expediente incoado para resolver el contrato, o, si lejos de ello, esa caducidad como sostuvo la Sentencia de instancia no tuvo lugar, al no tratarse el procedimiento iniciado para su declaración de un procedimiento independiente o autónomo sino de una incidencia de la ejecución del contrato y, por tanto, no sujeto al plazo de caducidad previsto en la Ley de Procedimiento Administrativo Común... hemos de coincidir con la posición que mantiene el motivo de modo que al haberse iniciado de oficio por el órgano de contratación competente para ello el procedimiento de resolución del contrato, y atendiendo a la obligación de resolver y notificar su resolución que a las Administraciones Públicas impone el art. 42 de la Ley de Procedimiento Administrativo Común, la Administración hubo de resolver el procedimiento dentro de plazo, que al no estar establecido por su norma reguladora la Ley lo fija en tres meses en el artículo citado. Lo expuesto ha de completarse con lo que mantiene el art. 44 de la Ley 30/1992, en la redacción que le dio la Ley 4/1999, en vigor cuando se inició el procedimiento, que en su apartado 1 mantiene que "en los procedimientos iniciados de oficio, el vencimiento del plazo máximo establecido sin que se haya dictado y notificado resolución expresa no exime a la Administración del cumplimiento de la obligación legal de resolver, produciendo los siguientes efectos" y que en su número 2 dispone como efecto del vencimiento del plazo que "en los procedimientos en que la Administración ejercite potestades...de intervención susceptibles de producir efectos desfavorables o de gravamen, se producirá la caducidad. En estos casos, la resolución que declare la caducidad ordenará el archivo de las actuaciones, con los efectos previstos en el art. 92.- Como consecuencia de lo expuesto cuando la Administración dictó la resolución por la que resolvía definitivamente el contrato y procedía a la incautación de la garantía había transcurrido en exceso el plazo de tres meses de que disponía para hacerlo, de modo que en ese momento no podía acordar la resolución del contrato ni la incautación de la garantía, y lejos de ello lo que debió decidir fue la caducidad del expediente y el archivo de las actuaciones sin perjuicio de los efectos a que se refiere el art. 92.3 de la Ley de Procedimiento Administrativo Común”. Puede verse la confirmación de esta doctrina en la STS de 22 de marzo de 2012, recurso 6034/2009 (La Ley 32887/2012). El DCE 1018/2012, de 31 de octubre ha venido a poner de manifiesto el problema de la caducidad incidente en los expedientes de resoluciones de contratos con las siguientes palabras: “Procede en primer lugar, y con carácter previo a un análisis de fondo, analizar si el procedimiento de resolución contractual en curso ha caducado o por el contrario, se encuentra dentro del plazo establecido en la Ley. En el año 2007 el Tribunal Supremo inauguró un criterio jurisprudencial que partía del carácter propio y autónomo del procedimiento de resolución contractual y le aplicaba el instituto de la caducidad. En efecto, las Sentencias de la Sección 4ª de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo de 2 de octubre de 2007 (recurso 7763/2004) y de 13 de marzo de 2008 (recurso 1366/2005) entendieron que el procedimiento de resolución contractual es un procedimiento propio y autónomo que requiere de una tramitación urgente por razones de interés general. Consideraban que la voluntad del legislador era que este tipo de procedimientos se tramitaran con la mayor celeridad y, para la fijación de un plazo, se optó por acudir 12 Consejo Consultivo de Aragón subsidiariamente -con base en el artículo 60 del Real Decreto Legislativo 2/2000, disposición final VIII de la Ley 30/2007, y del vigente artículo 19.2 de la Ley de Contratos del Sector Público cuyo texto refundido fue aprobado por Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre- a lo previsto en el artículo 44.2 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. Según este artículo cuando el procedimiento se inicie de oficio y, "en los procedimientos en los que la Administración ejercite potestades sancionadoras o, en general, de intervención susceptibles de producir efectos desfavorables o de gravamen, se producirá la caducidad".- Frente a esta línea jurisprudencial, consolidada, entre otras, por sentencias más recientes de la Sección 4ª de la Sala de lo Contencioso- Administrativo del Tribunal Supremo, como las de 8 de septiembre de 2012 y de 28 de junio del mismo año, el Consejo de Estado, a través de numerosos dictámenes ha señalado la necesidad de modificar la ley de contratos en este punto con la finalidad de evitar la aplicación del instituto de la caducidad a los procedimientos de resolución contractual (a título de ejemplo, ver dictámenes nº 2.294/2004, de 28 de abril de 2005 y nº 1.975/2011, de 19 de enero). Como señalaba además en la Memoria del año 2008 (páginas 170 y siguientes) "la aplicación del instituto de la caducidad a estos procedimientos de resolución contractual iniciados de oficio ni es conforme al espíritu de la Ley, ni a su tenor literal, ni respeta adecuadamente la necesaria ponderación de los intereses públicos que concurren". Consideraba esa Memoria que en muchos casos el plazo de tres meses era insuficiente para tramitar este tipo de procedimientos, dada su "complejidad técnica", y que la prerrogativa de resolución contractual conferida a la Administración no era "una medida de intervención sino una facultad" que se insertaba "plenamente en la relación jurídica de las partes dentro del contrato público", con lo que no era posible calificarla como tal medida de intervención a los efectos del artículo 44 de la Ley 30/1992, citada, ni tampoco como un ejercicio de la potestad sancionadora. Entendía el Consejo de Estado que el procedimiento de resolución contractual era un procedimiento específico, que el plazo de caducidad de tres meses era extremadamente corto, dada la complejidad técnica de muchos contratos públicos y que la aplicación de la caducidad contribuía a la sazón al mantenimiento del vínculo contractual, con todos los inconvenientes que para ambas partes ello suele conllevar.- En cualquier caso, y dado que la citada modificación legal no se ha producido, en materia de resolución contractual se aplica el plazo de caducidad que establece el artículo 42.3 de la Ley 30/1992, que al efecto, dispone lo siguiente: "Cuando las normas reguladoras de los procedimientos no fijen un plazo máximo, éste será de tres meses, que se contarán, en los procedimientos iniciados de oficio, desde la fecha del acuerdo de iniciación".- En el asunto sometido a consulta el último procedimiento de resolución incoado data del 8 de junio de 2012. Este es el dies a quo para computar el plazo de tres meses del que dispone la Administración consultante para resolver y notificar la resolución. De acuerdo con ello, el plazo finalizó el 8 de septiembre de 2012, seis días antes de que el expediente entrara en el Registro General del Consejo de Estado.- Se concluye por tanto que el procedimiento está incurso en caducidad, y que, en consecuencia, procede decretar su archivo e incoar uno nuevo”. Al igual que el Consejo de Estado, los Consejos Consultivos de las Comunidades Autónomas han venido aceptado con naturalidad la doctrina sobre la caducidad en los procedimientos de resolución contractual (puede verse, por ejemplo, nuestro reciente dictamen 34/2013, de 30 de abril). 13 CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN B) En nuestra Comunidad Autónoma, no obstante lo dicho, a tenor de lo prevenido en el art. 13 de la Ley 3/2011, de 24 de febrero, de medidas en materia de Contratos del Sector Público de Aragón, “El plazo para resolver y notificar los procedimientos de resolución de los contratos celebrados por las entidades que, a efectos de contratación, tengan la consideración de Administraciones Públicas será de seis meses contados desde la fecha en la que el órgano de contratación, de oficio o a instancia del contratista, acuerde la incoación del procedimiento de resolución”. Se trata, pues de una norma, en relación a un procedimiento de resolución generado autónomamente tras la nueva Ley y que pudiera, por tanto, operar con independencia respecto del contrato al cual afecta. Pero no se presenta claro que haya sido ésta la intención y previsión del legislador aragonés, que parece que optó por acotar su incidencia y aplicación exclusivamente a los contratos adjudicados tras dicha Ley 3/2011. Así vendría a prevenirlo la DT 1ª de esta Ley (Titulada: Expedientes iniciados y contratos adjudicados con anterioridad a la entrada en vigor de esta ley) al declarar que “Los expedientes de contratación iniciados antes de la entrada en vigor de esta Ley se regirán por la normativa anterior, salvo en lo referente al órgano competente para resolver los recursos o reclamaciones especiales o las cuestiones de nulidad en materia de contratación. A estos efectos, se entenderá que los expedientes de contratación han sido iniciados si se hubiera publicado la correspondiente convocatoria del procedimiento de adjudicación del contrato. En el caso de procedimientos negociados, para determinar el momento de iniciación se tomará en cuenta la fecha de aprobación de los pliegos”. Si se pondera esta no del todo clara regla en relación con aquella otra pauta clásica en materia contractual a la que anteriormente hemos aludido (consideración 2ª) y que petrifica la normativa contractual aplicable en la vigente al momento de adjudicación, parece prudente que deba momentáneamente mantenerse un criterio de cautela en orden a su interpretación, asumiendo coyunturalmente que la Ley 3/2011 afecta a los expedientes de resolución de contratos adjudicados tras su vigencia. Si se acepta esta interpretación, habrá de admitirse también que en los procedimientos iniciados de oficio concernientes a la resolución de contratos adjudicados con anterioridad a la vigencia de la Ley aragonesa 3/2011, el incumplimiento del plazo máximo de tres meses para resolver el procedimiento determina la caducidad del procedimiento, según aparece en jurisprudencia consolidada, a partir de la Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de septiembre de 2009, explicando que el artículo 44.2 LRJ-PAC establece la caducidad en los expedientes que, iniciados de oficio, “impongan medidas sancionadoras o, en general de intervención, susceptibles de producir efectos desfavorables o de gravamen” (dictámenes del Consejo Consultivo de Madrid 270/09, de 20 de mayo, 339/09, de 10 de junio, 447/09, de 16 de septiembre, 466/09, de 30 de septiembre, 479/09, de 7 de octubre, 129/10, de 19 de mayo, 140/11, de 6 de abril y 515/12, de 19 de septiembre, asumiendo también que esta doctrina es, igualmente, trasladable para los procedimientos de interpretación de contratos -dictámenes 445/12, 446/12, 447/12 y 448/12, todos ellos de 18 de julio-). C) Ello no significa que el plazo de resolución deba ser siempre y en cualquier caso de tres meses, pues este plazo puede quedar atemperado en los supuestos de ampliación y suspensión prevenidos por la norma legal. Es el caso de las previsiones de los arts. 49 y 14 Consejo Consultivo de Aragón 42.5 LRJAP. Particular interés reviste el supuesto del art. 42.5.c LRJAP (obtención de informes preceptivos y determinantes) por ser el que atañe a la remisión de la documentación al Consejo Consultivo de Aragón. En este supuesto, el procedimiento puede quedar suspendido, tal como declara el precepto legal, por un máximo de tres meses y siempre que se respete el requisito, que impone la norma legal, de comunicar a los interesados la solicitud del informe y su recepción (en este sentido, dictámenes del Consejo de Estado 989/2011, de 27 de julio y 1018/2012, de 31 de octubre, y del Consultivo de Madrid 336/10, de 13 de octubre, 140/11, de 6 de abril, 546/11, de 5 de octubre y 221/12, de 18 de abril de 2012). D) Finalmente (ello es importante), debe indicarse que, declarada la caducidad de un procedimiento, nada impide que el inicio de un nuevo de procedimiento de resolución del contrato, si concurre y se mantiene la o las causas de resolución alegadas y propuestas. En estos casos, se admite la aplicación del principio de conservación de los actos, tras la declaración de caducidad (dictámenes del Consejo Consultivo de Madrid 339/09, de 10 de junio, 185/10, de 30 de junio, 270/09, de 20 de mayo, 339/09, de 10 de junio, 447/09, de 16 de septiembre, 466/09, de 30 de septiembre, 479/09, de 7 de octubre, 129/10, de 19 de mayo, 494/10, de 29 de diciembre, 24/11, de 2 de febrero, 140/11, de 6 de abril y 515/12, de 19 de septiembre). La cuestión a resolver en este punto se circunscribe a determinar cuáles serían las actuaciones a realizar de manera distinta en un nuevo expediente y cuáles podrían ser meramente reproducción del anterior. El punto de referencia de mayor claridad que disponemos a este respecto, aunque no verse sobre un expediente de resolución de contrato sino sobre una sanción, lo constituye la STS de 24 de Febrero de 2004, recurso 3754/2001 (La Ley 46841/2004), según la cual “Sabemos que la declaración de caducidad no impide la apertura de un nuevo procedimiento sancionador en tanto en cuanto la hipotética infracción que originó la incoación del procedimiento caducado no haya prescrito. Así se desprende, con nitidez, del mandato legal que se contiene en el artículo 92.3 de la Ley 30/1992 (la caducidad no producirá por sí sola la prescripción de las acciones del particular o de la Administración, pero los procedimientos caducados no interrumpirán el plazo de prescripción).- Ahora bien, al declarar la caducidad la Administración ha de ordenar el archivo de las actuaciones (artículo 43.4 de la Ley 30/1992 en su redacción originaria; y artículo 44.2 de la misma Ley en la redacción ahora vigente), lo cual, rectamente entendido, comporta: a) Que el acuerdo de iniciar el nuevo expediente (si llega a producirse) puede y debe fundarse en los mismos documentos que, con el valor de denuncia, determinaron la iniciación del expediente caducado. De lo contrario carecería de sentido aquel mandato legal. Afirmación, esta primera, que cabe ver, entre otras, en las sentencias de esta Sala Tercera del Tribunal Supremo de fechas 1 de octubre de 2001 (dos), 15 de octubre de 2001, 22 de octubre de 2001 y 5 de noviembre de 2001. b) Que en ese nuevo expediente pueden surtir efectos, si se decide su incorporación a él con observancia de las normas que regulan su tramitación, actos independientes del expediente caducado, no surgidos dentro de él, aunque a él se hubieran también incorporado. Concepto, éste, de actos independientes, que también cabe ver en las sentencias que acaban de ser citadas. c) Que no cabe, en cambio, que en el nuevo procedimiento surtan 15 CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN efecto las actuaciones propias del primero, esto es, las surgidas y documentadas en éste a raíz de su incoación para constatar la realidad de lo acontecido, la persona o personas responsables de ello, el cargo o cargos imputables, o el contenido, alcance o efectos de la responsabilidad, pues entonces no se daría cumplimiento al mandato legal de archivo de las actuaciones del procedimiento caducado. d) Que cabe, ciertamente, que en el nuevo procedimiento se practiquen otra vez las mismas actuaciones que se practicaron en el primero para la constatación de todos esos datos, circunstancias y efectos. Pero habrán de practicarse con sujeción, ahora y de nuevo, a los trámites y garantías propios del procedimiento y habrán de valorarse por su resultado o contenido actual y no por el que entonces hubiera podido obtenerse. Y e) Que por excepción, pueden surtir efecto en el nuevo procedimiento todas las actuaciones del caducado cuya incorporación solicite la persona contra la que se dirige aquél, pues la caducidad "sanciona" el retraso de la Administración no imputable al administrado y no puede, por ello, desenvolver sus efectos en perjuicio de éste.” No disponemos de otro punto de referencia de mayor claridad que determine cuales son o hasta donde alcanzan los efectos de una declaración de caducidad en un nuevo expediente que sustituya o haga las veces del caducado. Sabemos, no obstante, que el expediente caducado no interrumpe la prescripción y que no impide el abrir un nuevo expediente. E intuimos que pueden ser aprovechados con normalidad datos, argumentos e incluso documentos ya utilizados, si bien, debe evitarse la aportación mecánica de cierta documentación que, por razón de su fecha, pueda entenderse caducada y sin valor. No estando, pues, claramente dilucidado hasta qué punto pueden ser reproducidos en su integridad los contenidos de un expediente anterior y como pueden ser utilizados los mismos documentos emitidos o aportados en éste, se presenta aconsejable cuidar con cierto celo y cautela, tanto en el cumplimiento de los plazos como el trámite de expedientes sustitutivos de los declarados caducados. Por todo ello, el Consejo Consultivo de Aragón emite el siguiente DICTAMEN: Que a tenor de lo razonado en el dictamen emitido, procede informar favorablemente la propuesta de resolución del contrato de servicios suscrito entre la Diputación Provincial de Teruel y “X” para la homogeneización y simplificación administrativa e implantación de procedimientos en las áreas de Contratación y Patrimonio e Intervención de la Diputación Provincial de Teruel, sin perjuicio de la eventual declaración de la caducidad del trámite y de la iniciación de un nuevo procedimiento en el que puedan, si procediere, ser aprovechados en su justos términos y en la medida en que resulten adecuados, los datos y la documentación emitidos en el presente. Zaragoza, a veintisiete de mayo de dos mil trece. 16