Hoja de sala

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OS 400
GOLPES
[François Truffaut, 1959]
estrea en numax: 21.10.2015 | v.o.s.e
ficha técnica
filmografía escollida
Les 400 coups (1959, 92’)
Dirección: François Truffaut
Guión: François Truffaut
Reparto: Jean-Pierre Léaud, Claire Maurier, Albert Rémy, Guy
Decomble, Georges Flamant, Patrick Auffay
Montaxe: Marie-Josèphe Yoyotte
Dirección de arte: Raymond Lemoigne
Son: Jean-Claude Marchetti
Música: Jean Constantin
Fotografía: Henri Decaë
Produtora: Les Films du Carrosse
Distribuidora: Classic Films
Formato de proxección: dcp 2K, 2,35:1
Vivement dimanche!, 1983
Les deux anglaises et le continent, 1971
Domicile conjugal, 1970
Fahrenheit 451, 1966
La peau douce, 1964
L’amour à 20 ans, 1962
Jules y Jim, 1961
Tirez sur le pianiste, 1960
Les mistons, 1957
«¿Podía ser una película
un testimonio personal,
una confesión de parte,
una crónica íntima?
Hasta la llegada de la
Nouvelle Vague nadie se
había planteado una cosa
semejante con vocación e
ímpetu de continuidad.»
Manuel Hidalgo. el cultural
sinopse
Con só catorce anos, Antoine Doinel
non pode evitar ser testemuña tanto
das liortas conxugais dos seus pais
coma das esixencias dun profesor ruín.
Un día, asustado por non cumprir un
castigo que lle impuxo o mestre, lata á
escola co seu amigo René. Sen querelo,
ve a súa nai acompañada por outro
home; a culpa e o medo enléano nunha
espiral de mentiras que van ao pouco
furando o seu ánimo. Desexando fuxir
de todos os seus problemas, soña con
coñecer o mar e traza con René un
plano de fuga.
OS 400
GOLPES
[François Trufaut, 1959]
En el mundo
de Antoine
Jacques Rivette
Les Mistons estaba bien;
Los cuatrocientos golpes está mejor.
De una película a la otra, nuestro amigo
François ha dado el salto decisivo, el gran
paso a la madurez. Como puede verse,
no pierde el tiempo.
Con Los 400 golpes regresamos a la
infancia como si volviéramos a entrar
en una casa abandonada desde la guerra.
Nuestra infancia, incluso si ante todo
se trata de la de François Truffaut: las
consecuencias de una mentira estúpida,
una fuga abortada, la humillación, la
revelación de la injusticia...no, no hay
infancia «protegida». Al hablar de sí
mismo, parece que también hablase
de nosotros: es el signo de la verdad y la
recompensa del verdadero clasicismo,
que sabe limitarse a su objeto, pero
al que de pronto vemos cubrir todo el
campo de posibilidades.
La autobiografía no es un género
muy practicado en el cine; pero no es
esto lo que nos debe sorprender, sino
la serenidad, la moderación, la igualdad
de las voces con las que aquí se evoca
un pasado paralelo al suyo. El Truffaut
que yo me encontré con Jean-Luc
Godard, a finales de 1949 en el Parnasse,
había hecho ya el aprendizaje de «los
cuatrocientos golpes». Doy fe de que
hablábamos más de cine, de películas
americanas, de un Bogart que ponían en
el Moulin de la Chanson, que de nosotros
mismos, salvo por alusiones: con esto
bastaba. De repente, una foto permitía
descubrirle tres años antes, en un tiro
al blanco de feria, como un Hossein
pequeño y, apoyado en su hombro,
risueño, Robert Lachenay; o bien las tres
filas ritualizadas de una clase fosilizada.
Esta mezcla de vaguedades y destellos
terminaba por parecerse a verdaderos
recuerdos, a una anténtica memoria.
Ahora estoy casi seguro; puesto que,
en la pantalla, lo he reconocido, lo he
encontrado todo. La magdalena de
Proust sólo le devolvía su infancia; pero
con una piel de plátano convertida en
estrella de mar en el fondo de un plato,
Truffaut lo hace mucho mejor.
De golpe, recuperamos todos los
tiempos, el mío, el tuyo, el vuestro,
un único tiempo en esa luz de la infancia,
para la que, por incalificable,
materiais
no encuentro adjetivos.
Entiéndase bien, esta película es
personal, autobiográfica, pero en ningún
momento impúdica. Nada que indique
rasgos de exhibicionismo; Prisión
(Bergman) es también una hermosa
película pero de otra belleza: bella como
Bombard sosteniendo su Paillard con el
brazo estirado para filmar en mitad del
Atlántico su rostro hinchado con la barba
crecida. La fuerza de Truffaut consiste en
no hablar nunca directamente de él, sino
en ligarse pacientemente a otro joven,
que quizá se le parece como un hermano,
pero un hermano objetivo, y someterse
a éste y reconstruir humildemente, a
partir de una experiencia personal, una
realidad igualmente objetiva, que después
filma con el mayor respeto. En el cine,
un método como este tiene un hermsoso
nombre (y tanto peor pero si Truffaut no
lo sabía): se llama Flaherty. Y la prueba
de la verdad de este método y de este film
es la admirable escena de la psicóloga
(imposible digamos de paso, en las
vetustas condiciones de realización que a
toda costa querrían hacernos conservar),
donde la más total improvisación perfila
la reconstrución más rigurosa, en la que
la confesión verifica la invención. Diálogo
y puesta en escena, al término de una
ascesis discreta, desembocan finalmente
en la verdad del directo: el cine reinventa
la televisión y ésta, a su vez, consagra al
cine; a partir de ahora ya sólo habrá lugar
para los tres admirables planos finales,
planos de la duración pura, de la perfecta
entrega.
Toda la película se dirige hacia
ese instante y poco a poco se despeja
del tiempo para llegar a la duración: la
idea de longitud y de brevedad,
que tanto preocupa a Truffaut, parece
que finalmente no tiene mucho sentido
en él; o quizá, por el contrario, primero
hacía falta una obsesión semejante
por la duración, los tiempos muertos,
la abundancia tal de cortes, de roces,
de rupturas, para agotar, finalmente,
el tiempo de los antiguos cronómetros
y reenmcontrar el tiempo auténtico,
el del júbilo mozartiano (que Bresson
ha buscado demasiado para poder
alcanzarlo).
na libraría numax
Los 400 golpes. [blu-ray]
Las aventuras de Antoine Doinel. [dvd]
Os filmes da minha vida. François Truffaut.
Orfeu Negro Ed.
El cine según Hitchcock. François Truffaut.
Alianza Ed.
El placer de la mirada. François Truffaut.
Paidós Ed.
813. Paula Bonet Herrero. La galera Ed.
Disparen sobre el pianista. David Goodis.
RBA libros
Un cinema,
unha libraría
e un laboratorio
de gráfica e vídeo
[...]
Fragmento do artigo de Jacques Rivette publicado en
Cahiers du cinéma nº 95, maio de 1959 (ed. francesa).
Traducción ao castelán por Natalia Ruiz publicada
na revista Cahiers du cinema nº23, maio de 2009 (ed.
española).
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