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Coartación aórtica en un varón de 68 años
E. Cotrina González1, J. Torres Martínez1, M.C. Prados Sánchez, E. Romero López-Romero1, B. Marín
Aguilera2, J. Gómez de Terreros Caro, L. Gómez Carrera, F. García Río, J. Villamor León
Servicio de 1Medicina de Familia y Comunitaria, Servicio de 2Radiodiagnóstico, Servicio de Neumología,
Hospital La Paz, Madrid
CASO CLÍNICO
Paciente de 68 años que acude por pérdida del nivel de conciencia. Entre los antecedentes personales destaca hipertensión
arterial diagnosticada hace 10 años en tratamiento con antagonistas del calcio. Era fumador de 20 cigarrillos/día desde hacía 30
años. Resto de los antecedentes personales eran sin interés.
El paciente acudió a nuestro Centro en estado de coma grado III, y en la exploración destacaba una hemiparesia izquierda.
Al realizar una tomografía computarizada cerebral se observó hemorragia en el territorio del polígono de Willis. Fue trasladado a
la Unidad de Cuidados Intensivos donde falleció. Se le realizó radiografía de tórax (Fig. 1) donde se visualizaron muescas en la
superficie inferior de la parte posterior de las costillas, además de
un cayado de la aorta de escaso calibre, con zona de dilatación
caudal al mismo y arteriografía cerebral, donde se comprobó que
existía aneurisma en el polígono de Willis (Fig. 2).
Figura 2. Arteriografía cerebral.
Figura 1. Radiografía postero-anterior de tórax.
Correspondencia: Dra. Mª Concepción Prados Sánchez, Servicio de
Neumología, Planta 12, Hospital General, Hospital La Paz, Paseo de la
Castellana 261, 28046 Madrid
e-mail: mps04m@saludalia.com
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REV PATOL RESPIR 2005; 8(2): 178-179
DIAGNÓSTICO
Coartación aórtica.
DISCUSIÓN
La coartación de la aorta es un estrechamiento de la luz aórtica generalmente a nivel del cayado en la unión a la aorta descendente, por debajo del nacimiento de la arteria subclavia izquierda. Esto hace que el pulso y la presión sean mayores en los
miembros superiores que en los inferiores. En la forma adulta suele ser postductal, mientras que en la infantil es preductal1.
Esta malformación congénita cardíaca se incluye entre las más
frecuentes (7%) y es dos veces más común en hombres que en
mujeres. Se asocia a otras malformaciones congénitas cardiológicas, como válvula bicúspide, estemosis aórtica, comunicación
interventricular, etc., así como, dilatación aneurismática del polígono de Willis, cuya rotura conlleva a hemorragia cerebral2.
Aunque generalmente suele dar clínica desde los primeros
momentos de la vida, las formas postductales tienen mejor pronóstico y la sintomatología suele presentarse entre los 20-30 años1.
Los síntomas más típicos de la enfermedad son los debidos
a la hipertensión arterial, como cefalea, epistaxis3… Igualmente
puede presentarse como endocarditis, insuficiencia ventricular izquierda, rotura del polígono de Willis2,4. Los signos clínicos que
nos solemos encontrar son disminución y retraso del pulso femoral comparado con otros localizados en el hemicuerpo superior,
diferencias de presión de más de 10 mmHg entre las extremidades superiores e inferiores e, incluso, signos de claudicación intermitente.
En la auscultación cardíaca destaca un soplo mesosistólico
que puede hacerse continuo si la luz está muy estenosada. En el
electrocardiograma nos encontramos signos de hipertrofia ventricular izquierda1.
Radiológicamente, es típica la existencia de una muesca en la
superficie inferior de la parte posterior de las costillas, que es el
signo de Roesler5, provocada por la erosión continua provocada
por los vasos aumentados de tamaño y tortuosos. Otra imagen muy
característica y casi patognomónica es el signo del tres en la aorta que consiste en la escotadura de la aorta en el lugar de la coartación y la dilatación pre y postestenótica. En el esofagograma
E. Cotrina González et al. Coartación aórtica en un varón de 68 años
con bario podemos percibir el signo de la E por la curvatura del
esófago al nivel de los segmentos pre postestenóticos. El diagnóstico de confirmación se hace por aortografía6,7.
La cirugía reparadora es el único tratamiento corrector, con
buenos resultados8. Si no es urgente se valorará cuando exista una
diferencia de presiones entre brazos y piernas superior a 20 mmHg.
La mortalidad quirúrgica es del 5-10% en adultos y no siempre
corrige la hipertensión. En adolescentes y adultos jóvenes se puede plantear como tratamiento el cateterismo intervencionista3,9.
El pronóstico de la enfermedad va a depender de las complicaciones de la misma, ya sean al nivel de la propia aorta, como la
disección, o ajena a la misma, como la hemorragia cerebral. Sin
tratar, la supervivencia suele ser de 40-50 años1,7.
La característica de nuestro caso tiene la peculiaridad de que no
ha dado clínica, salvo la hipertensión arterial, hasta los 68 años, aunque ya presentaba radiológicamente signos típicos de coartación.
BIBLIOGRAFÍA
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