JOSÉ PAREJA SERRANO: PASIÓN POR LA MÚSICA El pasado 15 de marzo murió José Pareja Serrano tras unos meses de cruel enfermedad. Como persona era un hombre apacible y tranquilo, con sentido del humor y que prefería sufrir antes que hacer sufrir. Como profesional de la música, estaba dedicado en cuerpo y alma a su oficio de dirigir y enseñar. De él se ha podido decir que era músico por formación, por profesión y por vocación. Había nacido en Baza, donde su padre, el inolvidable D. Enrique Pareja Bosch, inspirado compositor de extraordinaria personalidad musical, era director de la Banda Municipal. Con él, al igual que sus hermanos, aprendió José los secretos del pentagrama y desde muy niño, con sólo 6 años, formó parte de la banda bastetana. Siendo adolescente, acompañaba a su padre en un pequeño grupo musical de variedades que recorría los pueblos de la comarca amenizando verbenas y otras fiestas populares. Tras su formación inicial en la academia de la Banda de Baza, en 1970, marchó a Madrid con el puesto de batería profesional en una orquesta, se inscribió para ampliar estudios en el Conservatorio madrileño e ingresó como voluntario en la Banda de Música del Ministerio del Ejército. Se curtió profesionalmente acompañando a grandes figuras de la canción en conciertos y recitales y no dejó nunca de aprender, con la actitud positiva de estar al día y aumentar sus conocimientos. Para ello ha participado como alumno, hasta hace pocos años, en cursos de actualización y de dirección musical. Cuando en 1985 fue fundada la Escuela Municipal de Música de Salobreña, se ofreció a José Pareja el cargo de director. El 7 de octubre de 1986 dirigió su primer concierto. La Escuela Municipal ha sido obra suya desde sus cimientos y a él se debe el prodigioso sonido de este plantel de músicos que, bajo su batuta, no ha dejado de mejorar hasta convertirse, en los últimos años, en la excelente y prestigiosa banda de referencia de la costa granadina. Ha participado con éxito en certámenes provinciales y nacionales, programas de televisión y otros eventos musicales. Buena prueba de ello son los numerosos premios y homenajes recibidos. Desde el ya lejano 1985, José ha permanecido firme en su puesto hasta que la muerte ha decidido cortar su fecunda trayectoria personal y profesional. José Pareja heredó el estilo brillante y ágil de su padre, el añorado D. Enrique, que tan buen recuerdo dejó en los pueblos donde dirigió, especialmente en Baza y en Huéscar, localidades en las que residió más tiempo, y aquí, en Salobreña, su pueblo natal. Ese hombre excepcional fue autor de zarzuelas, pasodobles, marchas, adaptaciones de música sinfónica y ligera, etc. Y de él aprendió José la pasión por la música. De tal maestro, tal alumno. La enfermedad lo apartó de su querida Escuela de Música. A los últimos homenajes que se le rindieron, uno en las fiestas patronales de 2014 y otro a principios de marzo en el Auditorio “Villa de Salobreña”, no asistió porque le emocionaba no dirigir él “a sus niños”, muchos de ellos hijos de sus alumnos, como había hecho durante tantos años. Tras conocer su muerte, el pueblo de Salobreña, consciente de su pérdida, ha acudido en masa a compartir el dolor de su familia. Su viuda, Loli, mujer fuerte, inteligente y sensible, que ha sido a la vez apoyo, esposa, amiga y ángel de la guarda para él desde que se conocieron, sabe bien la valía del hombre con quien ha compartido su vida. El multitudinario entierro, en el casi primaveral atardecer salobreñero, ha sido un desfile emocionado de amigos y conocidos que querían despedirlo con cariño y gratitud. Entre las dos filas de músicos, transportado por algunos de ellos, el féretro avanzó lentamente entre el silencioso respeto del gentío. Sonaron las tristes melodías de “Al Señor de Sevilla” y de “A la memoria de mi madre”, marcha procesional compuesta por D. Enrique en recuerdo de su madre y que ahora ha acompañado el entierro de su hijo. Las sentidas palabras del párroco hicieron derramar más de una lágrima. Como él, nosotros también pensamos que “la belleza, la del arte, la de la música, es inmortal, permanece para siempre”. Al salir del templo, puestos en semicírculo los componentes de la banda y en medio el ataúd, sonó el adagio del “Concierto de Aranjuez”, en adaptación de D. Enrique. Fue, definitivamente, el último concierto en este mundo de José Pareja Serrano, buen músico y buena persona. Un intenso y prolongado aplauso lo despidió hasta la eternidad. GONZALO PULIDO CASTILLO MIEMBRO DEL CENTRO DE ESTUDIOS “PEDRO SUÁREZ” DE GUADIX (18 de marzo de 2015) (Publicado en el diario IDEAL el 21 de marzo de 2015)