“Redes Sociales y…bacterias???” Herrera Venegas Carlos Alberto1, Domínguez Hernández Liliana2. 1Estudiante de la Lic. En Médico Cirujano, Escuela de Medicina, ULA. de Tiempo Completo, Escuela de Medicina, ULA 2Profesor Cuando hablamos de la relación entre las bacterias y el funcionamiento del cuerpo humano, se menciona que los beneficios de sus efectos y su ausencia eran desconocidos. Anteriormente se creía que el ser humano era totalmente capaz de autoregularse y que las células del sistema inmune “autoenseñaban” a combatir amenazas exteriores. En los últimos años, se ha descubierto que el cuerpo humano no es del todo autosuficiente, que es más bien un complejo tipo “red social” que depende de algunos factores externos, como la alimentación y de la relación que el sistema inmune lleva con los agentes externos mejor conocidos como “bacterias”. Debido a esto, cuando la gente piensa en bacterias por lo general lo relaciona con enfermedades, por esto los investigadores solían enfocar su atención a los agentes patógenos e ignoraban la posible importancia benéfica de estos, pero simplemente por que los microorganismos sean externos no significa que dejen de ser indispensables para la vida. Un ejemplo, es el nacimiento de un bebé, el recién nacido llega al mundo de un ambiente completamente estéril, pero al pasar por el canal de parto adquieren parte de las células comensales de la madre y por ende generan inmunidad al medio externo. El amamantar y el ser sostenido por personas diferentes a la madre, así como el contacto con mantas, ropa entre otros, contribuye a la expansión de los microorganismos. De ahí que, el cuerpo humano alberga uno de los ecosistemas microbianos más grande del planeta. Algunos investigadores han publicado un censo bacteriano donde encontraron 3.3 millones de genes para 1000 especies de bacterias (150 veces más que en el genoma humano). Los resultados de esta investigación también arrojaron que dos personas no comparten el mismo tipo de bacterias (ni los gemelos idénticos), sin embargo, la mayoría de las personas comparten un núcleo básico de bacterias benéficas. Cabe mencionar que, la bacteria más benéfica puede provocar enfermedad. Como se ha mencionado en algunas investigaciones, que las bacterias intestinales pueden romper ciertos componentes de la comida que de alguna otra manera resultarían indigestibles y que son los encargados de regular la digestión y del apetito. También se descubrió que la deficiencia de Helicobacter pylori es una causante del incremento de la obesidad infantil, esto debido a que últimamente en nuestro afán de buscar la mejora de la salud en el paciente, se emplean antibióticos a muy temprana edad, provocando la disminución de esta bacteria y por ende la inhibición del sentimiento de saciedad en el infante promoviendo una ingesta inadecuada de los alimentos. Aunado a esto el uso de cosas tan comunes como el agua limpia ha reducido el número de bacterias a las que estamos expuestos y así de igual manera la respuesta inmune. Es por esto que la salud del sistema inmune sano depende de la constante intervención de bacterias benéficas. Bacteroides fragilis una bacteria que vive en el 70-80% de la población ayuda al balance del sistema inmune, es decir que la bacteria nos provee de un apoyo extra al sistema inmune que nuestro propio DNA no lo genera. Por lo mismo es posible asegurar que al tener una deficiencia de este tipo de bacterias benéficas en nuestro organismo estamos más propensos a la generación de enfermedades autoinmunes como la enfermedad de Crohn o diabetes tipo 1. Aunque la suposición de que las relaciones en humanos con bajos niveles microbianos con un incremento en enfermedades autoinmunes continúan siendo una suposición, los cambios en la fauna bacteriana intestinal contribuyen al incremento significativo de las patologías autoinmunes. El conocimiento de las bacterias, no lo es del todo patógenas si no de protección, por lo que esperemos que a partir de esto, podamos ver a las bacterias como redes sociales en nuestro organismo.