MECANISMOS DE COLABORACION E INTERCAMBIO: HACIA UN POSGRADO NACIONAL Jorge León Hernández * En todos los tiempos, tanto las personas como las instituciones, se han abocado a la tarea de relacionarse en una forma más estrecha con el objeto de dar satisfacción a sus necesidades mutuas. Esta época se distingue por una marcad problemática económica, de carencia de recursos suficientes para llevar a cabo todas las acciones propias de la naturaleza humana y tendientes a calamar sus requerimientos básicos. Se hace indispensable, entonces, buscar un acercamiento que nos permita optimizar los escasos recursos de los que disponemos y es por eso que las instituciones educativas buscan afanosamente este propósito en todos los órdenes. Obtener recíprocamente experiencias, generar conocimientos nuevos, unificar criterios y manifestaciones culturales, son y deben ser el fin fundamental del intercambio como estructura y como función prioritaria de relación académica. En todos los niveles de la educación superior y principalmente del posgrado y de la investigación. Sin lugar a dudas, el mecanismo que puede realmente promocionar el quehacer propio de nuestras instituciones es el intercambio de toda la información relativa a ellas, pues en muchas ocasiones nos e conoce pormenorizadamente la forma de operación, de los recursos, de los planes y proyectos académicos y de los logros con que cuenta cada institución; si bien, a últimas fechas se han venido dando avances importantes en este sentido, como por ejemplo, mediante la creación de bancos de información en torno a posgrados, proyectos de investigación, planes y programas de estudio, etcétera. Sin embargo, esto no basta, ya que debe existir un mecanismo que concentre esta información en todas y cada una de las instituciones, con la meta de poder planificar convenientemente la educación superior, la desarrollen las características siguientes: Primera: establecimiento de necesidades reales y prioritarias. En principio es indispensable como justificante tener una necesidad verdadera para implementar cualquier plan o programa académico que atienda al interés de cada institución, de acuerdo al estado y a la región. En suma, que sea una necesidad prioritaria que esté dentro de las líneas trazadas por los planes estratégicos nacionales e institucionales en materia educativa. Esto, para evitar lo que en muchas ocasiones sucede, que se crean una serie de estructuras, documentos, convenios, que más se identifican con la figura personal, que con lo antes expresado. Segunda: instrumentación ágil y oportuna del intercambio. En este sentido, debemos ser congruentes con los tiempos estimados, en los que razonablemente se espera contar con el apoyo u otorgarlo, pues repetidamente nos encontramos con que el exceso de trámites y discusiones, frenan las acciones que se pretenden llevar a cabo. Tercera: comunicación permanente. Es indudable, que el contacto invariablemente oportuno, relativo a las tareas propias entre las instituciones de educación superior, presentes y futuras, con respecto al intercambio, deben ser difundidas, promovidas, seguidas y evaluadas con toda * Intercambio Académico de la UAQ oportunidad, de manera que haya un permanente intercambio y comunicación que permita reorientar estas acciones. Este concentrador de información sería deseable que fuera la dependencia de Intercambio académico, soportada por diversas secciones como: información y estadística, bancos de datos, etcétera. Cuarta: interés recíproco de conjunción de esfuerzos. Consideramos que esta parte resulta medular para que, con espíritu universitario, los programas académicos inter-institucionales se vean cristalizados, ya que se pondera más la importancia protocolaria de signar convenios, que el establecimiento de controles operativos realmente eficaces. Esto, una buena administración debería tender a evitarlo, y una correcta planificación sería el vehículo adecuado para explicitar los tiempos y mecanismos de acción, los responsables, los calendarios, etcétera. La tendencia nacional en este momento, precisamente requiere de la facilitación de los mecanismos, de la racionalización de los recursos y esto con un espíritu de solidaridad inter-institucional que está fuera de toda duda. Para llevar a cabo proyectos conjuntos que cumplan con los propósitos aquí enunciados y que, en alguna forma, eviten la duplicidad de esfuerzos, deben motivarnos a alejar el aislamiento, a promover el intercambio en todas sus formas, a tener esquemas de inter-acción que, afortunadamente, cada vez son más comunes y compartidos. Hoy en día, contamos con la participación de diversas instituciones preocupadas por el hecho de que se dé un efectivo cambio en la vida nacional, y es esperanzador comprobar, así lo señala nuestra presencia en este congreso, que los mecanismos de intercambio y el espíritu de colaboración entre las universidades y en general todas las instituciones de educación superior, cada vez más constante y rico.