Aumentando la Prevención y el Tratamiento del Accidente

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Aumentando la Prevención y el Tratamiento del Accidente Cerebrovascular en el Continente Americano:
Declaración de Santiago de Chile
31 de octubre de 2015
Los países del continente americano están experimentando un aumento en la mortalidad y discapacidad por el ataque
cerebrovascular. Los sistemas de salud de esta región deben superar desafíos significativos para cumplir el objetivo de reducir
en un 25 por ciento la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles para el año 2025, meta establecida por la
Organización Mundial de la Salud. El enfoque en las enfermedades cardiovasculares y la enfermedad cerebral permitiría el
cumplimiento de la meta más tempranamente.
Nosotros, los firmantes de esta declaración y las organizaciones a las que representamos, nos comprometemos a unir
nuestras voces y llamamos a tomar acción enfocada en la prevención y el tratamiento del ataque cerebrovascular en
Latino America. Con esta llamada requerimos a los organismos regionales correspondientes a que destinen recursos
humanos y financieros en apoyo de la lucha contra esta enfermedad en el ámbito local y regional.
Como parte de la Agenda de Acción de Addis Ababa y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030, los países han
llegado a un nuevo pacto social para ofrecer protección social y servicios públicos esenciales. El establecimiento de estos
compromisos globales apela a la fijación de estrategias prioritarias por parte de las diferentes organizaciones e instituciones
nacionales y regionales con el fin de obtener un sistema organizado de atención del ataque cerebrovascular.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- ----------------------------------Impacto del accidente cerebrovascular en la región [GBD 2013, datos de la OPS, impacto económico]
a) De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 15 millones de personas sufren un evento vascular cerebral al
año en todo el mundo. De este grupo, 5 millones mueren y otros 5 millones quedan discapacitadas de por vida. 1
b) El accidente cerebrovascular es la segunda causa de muerte en la mayoría de países latinoamericanos. 2, 3 Asimismo, la
discapacidad que se asocia con la enfermedad cerebrovascular en el continente americano es significativa dados los
cambios epidemiológicos.4
c) Casi el 80 por ciento de las principales enfermedades crónicas (que afectan a 29 millones de personas) se producen en
países con recursos medios y bajos. Las enfermedades cardiovasculares continuarán siendo la primera causa de
muerte en todo el mundo y se espera que la cifra actual de 17,3 millones de muertes al año se incremente hasta
superar los 23,6 millones en el 2030. 5 En Latinoamérica, el 40 por ciento de muertes con origen cardiovascular se
producen durante los años más productivos de un individuo. 6
d) Reconocemos la Declaración política de la Reunión de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la Prevención y el
Control de las enfermedades no transmisibles (Political Declaration of the United Nations High-Level Meeting on the
Prevention and Control of Non-communicable Diseases). 7
e) Reafirmamos la Decisión de la Asamblea Mundial de la Salud (WHA 65.8) de darle seguimiento a la Reunión de alto
nivel de las Naciones Unidas sobre la Prevención y el Control de las enfermedades no transmisibles y la adopción del
objetivo mundial que fija una reducción del 25 por ciento en la mortalidad prematura a causa de enfermedades no
transmisibles para el 2025.8
f) Reconocemos que la buena salud es una condición y uno de los resultados anticipados del desarrollo humano
sostenible establecido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030. 9
g) Entendemos que la falta de cobertura de seguro de salud está asociada con un mayor riesgo cardiovascular,
incluyendo el riesgo de la enfermedad cerebrovascular.10
La prevención del accidente cerebrovascular se logra mediante la toma de medidas claves dirigidas a la población en
general y a las personas con alto riesgo.
a) Admitimos que la prevención primaria y secundaria es fundamental para disminuir la morbilidad y mortalidad a
causa de la enfermedad cerebrovascular.
b) Aceptamos la necesidad y la importancia de aumentar la educación pública para la identificación y el tratamiento de
los factores de riesgo, así como el reconocimiento temprano de un ataque cerebral. 17
c) Reconocemos que el tratamiento eficaz de un ataque cerebrovascular debe incluir un enfoque sistemático con
registros de datos y la participación de un equipo multidisciplinario de atención en una unidad médica capacitada en
el tratamiento del ataque cerebrovascular.23, 24,35
d) Además, reconocemos que:
i) Muchos de los factores de riesgo son modificables o tratables. De igual modo, el tratamiento de estos factores
disminuye la incidencia de las enfermedades cardiovasculares y los ataques cerebrovasculares.11
ii) Es necesario abordar los factores de riesgo tratables o modificables que puedan ocasionar un ataque enfermedad
cerebrovascular. Son por orden de mayor impacto y prioridad: hipertensión, fibrilación auricular, tabaquismo,
diabetes, obesidad, vida sedentaria, el consumo de sal e hiperlipidemia. El tratamiento de estos factores de riesgo
ayudará a evitar el primer ataque cerebrovascular y los ataques cerebrales recurrentes.12, 13, 14
iii) La prevención primaria y secundaria de la enfermedad cerebrovascular requiere del tratamiento farmacológico
de los factores de riesgo tratables (antihipertensivos, terapias de control de lípidos, anticoagulantes tradicionales
y novedosos en la fibrilación auricular y la terapia antiplaquetaria).
iv) El tratamiento de los factores de riesgo antes mencionados requiere acceso a la atención médica y cobertura
pública de los medicamentos para resolver las necesidades del paciente y mejorar la adherencia al tratamiento.
v) Reconocemos la importancia de la educación pública para dar a conocer y tratar los factores de riesgo, así como el
reconocimiento temprano del ataque cerebrovascular.17
vi) La prevención primordial de enfermedades cardiovasculares y del ataque cerebrovascular para las poblaciones
requiere la toma de medidas públicas que fomenten limitar el tabaco y el consumo de sal, así como la práctica de
ejercicio y aumento de la actividad física.18
e) Reconocemos además que el establecimiento inmediato de políticas y objetivos destinados a tratar los factores de
riesgo permitirá a los países alcanzar el objetivo de la Organización Mundial de la Salud. 19
El ataque cerebrovascular es tratable. [Intervenciones significativas basadas en pruebas, sistemas de atención del
ataque cerebrovascular]
a) Reafirmamos que la ataque cerebrovascular es una enfermedad tratable y que, si se actúa de forma adecuada, se
puede reducir la mortalidad y discapacidad a largo plazo. 20
b) Reconocemos que el tratamiento eficaz del ataque cerebrovascular incluye el reconocimiento temprano de los signos
del ataque cerebrovascular, el transporte inmediato al hospital y la coordinación de la atención con los servicios
hospitalarios y de emergencias. 21
c) Reconocemos también que la concientización, la prevención, el tratamiento y la rehabilitación del ataque
cerebrovascular son elementos necesarios para diseñar un sistema sólido de atención de la enfermedad
cerebrovascular.22
d) Aceptamos que el tratamiento eficaz del ataque cerebral se debe incluir un enfoque sistemático normalizado llevado a
cabo por un equipo multidisciplinario entrenado en una unidad de cuidados cerebrovasculares.23, 24
e) Tenemos la oportunidad de mejorar la atención médica basada en directrices para tratar al paciente hospitalizado por
la enfermedad cerebrovascular.25
f) Afirmamos que la atención básica y especializada de la enfermedad cerebrovascular por isquemia requiere un acceso
mínimo al tratamiento trombolítico intensivo intravenoso con el activador tisular del plasminógeno (tPA) y acceso a
servicios de diagnóstico básicos (laboratorio, electrocardiograma y tomografía computarizada).26, 27, 28
g) Reconocemos que, con la experiencia de la que se dispone actualmente, el tratamiento trombolítico intravenoso o las
embolectomías endovasculares pueden limitar la discapacidad y la mortalidad asociados al ataque cerebrovascular
isquémico. 29
h) Reforzamos la necesidad del acceso a servicios de rehabilitación que ayudan a acelerar y mejorar la recuperación de
los pacientes con su reintegración en la sociedad.30
Resultados de la Cumbre Latinoamericana celebrada del 29 al 31 de octubre de 2015
a) La AHA/ASA, la Red de Accidente Cerebrovascular para Latinoamérica y el Caribe, la Sociedad Chilena de Neurología,
la Sociedad Iberoamericana de Enfermedad Cerebrovascular y la Organización Mundial del Accidente Cerebrovascular
confirman la intensificación de los esfuerzos de prevención y control.
b) Reconocemos que existen las siguientes carencias relativas a la atención de la enfermedad cerebrovascular en Latino
América:
i) No todos los países han establecido políticas de salud contra la enfermedad cerebrovascular.
ii) El acceso a la atención del paciente con enfermedad cerebrovascular es variable, limitado y depende de cada
región. Los hospitales no cuentan con acreditaciones o certificaciones adecuados para la atención del ataque
cerebrovascular.
iii) El financiamiento para la educación, investigación y los programas destinados al ataque cerebrovascular es
limitado. La educación profesional y los esfuerzos de educación en salud pública varían entre los diferentes
países.
iv) La población de Latinoamérica no tiene un término unificado para referirse a la enfermedad cerebrovascular.
v) Existe la oportunidad de mejorar la concientización pública sobre la prevención y los signos de alarma de la
enfermedad cerebrovascular.
c) Por lo tanto, requerimos que se diseñen las siguientes políticas que permiten el establecimiento de:
i) Planes nacionales específicos para la enfermedad cerebrovascular que garantizan la atención y el acceso
adecuado.
ii) Cobertura pública de controles de prevención y tratamientos intensivos, descritos anteriormente como
prioritarios.
iii) Asistencia sanitaria universal, con acceso a la atención pre-hospitalaria, y la inclusión de la atención de la
enfermedad cerebrovascular a los servicios y medicamentos fundamentales.
d) Reconocemos y determinamos el incremento de las iniciativas relativas al ataque cerebrovascular en la región y
entendemos que debe existir una estrecha colaboración entre grupos de diferentes sectores (es decir, sector
universitario, sector privado, asociaciones sanitarias sin ánimo de lucro, sociedades civiles, asociaciones profesionales
y ministerios de salud).
2) Llamada de acción [Intervenciones concretas como colaboraciones] en el contexto del programa local de
enfermedades no transmisibles, objetivo 25 para el 2025 de la OMS y estrategia regional de la OPS para
enfermedades no transmisibles
a) La población expuesta a factores de riesgo tienen mayor probabilidad de sufrir una enfermedad cerebrovascular. Las
regiones/los países deben poner en marcha políticas destinadas a eliminar el uso de tabaco, disminuir el consumo de
sal, controlar el peso y fomentar la actividad física para reducir el índice de eventos cerebrovasculares en el
continente americano.
b) Fijar objetivos para el control y tratamiento de factores de riesgo tratables, reconociendo las prioridades y la
población de riesgo descritas con anterioridad.
i) Establecer estrategias razonables que permitan la detección y el diagnóstico de factores de riesgo tratables como
hipertensión, atrial fibrilación, diabetes e hiperlipidemia.31
ii) Mejorar el acceso a la atención médica y cobertura pública de los medicamentos esenciales para el control de los
factores de riesgo tratables, entre los que se incluyen hipertensión, diabetes, hiperlipidemia y fibrilación
auricular.
iii) Mejorar el acceso y cobertura pública para la atención médica y los medicamentos con fines preventivos.
c) Prestar atención medica de calidad al paciente:
i) Establecer un entrenamiento adecuado de profesionales médicos que tratan la enfermedad cerebrovascular
ii) Crear un sistema de control de calidad para reforzar y monitorizar la atención médica.32
iii) Con el fin de mejorar los tiempos de tratamiento y aumentar el número de pacientes tratados, el tratamiento
trombolítico con tPA debe ser registrado por los gobiernos y quedar cubierto por planes nacionales en todos los
países de Latinoamérica. El monitoreo de los tiempos de tratamiento y de la eficacia del transporte de
emergencias permitirá medir y mejorar la administración de tratamiento en los casos de la enfermedad
cerebrovascular.33
iv) Definir medidas de prioridad para enfocar los esfuerzos con el fin de mejorar la atención durante todo el proceso.
Las medidas deben enfocarse en el reconocimiento pre-hospitalario de accidentes cerebrovasculares, al
tratamiento adecuado por los servicios de emergencias, la administración temprana del tratamiento óptimo (tPA
o intervención invasiva, según las capacidades del centro), y a los tratamientos de prevención secundaria en el
momento de dar de alta al paciente con el objeto de reducir la recidiva de los ataques cerebrovasculares.
d) Proporcionar educación pública (signos de alarma y reducción de factores de riesgo) es un componente importante de
un sistema adecuado de la enfermedad cerebrovascular.
e) Según corresponda, los países y regiones locales deben establecer directivas prácticas y económicamente viables para
el tratamiento normalizado de la enfermedad cerebrovascular.34
f) Fomentar la investigación científica, translacional, epidemiológica y clínica en enfermedad cerebrovascular con
énfasis en la búsqueda de respuestas para los problemas de las realidades locales.
Signatarios de la Declaración de Santiago de Chile
Manifestamos nuestro compromiso con estas recomendaciones:
Ignacio Gutierrez, Ministerio de Salud- Chile
Rodrigo Restrepo Gonzalez, Ministerio de Salud y Protección Social- Colombia
Sociedades Scientificas:
Salvador Cruz-Flores, American Heart
Association/American Stroke Association
Félix Reynoso, Sociedad Neurología Argentina
Sheila Martins, Rede Latino Americana e Caribenha de AVC
y Sociedad Brasilera de Enfermedades Cerebrovasculares
Margarita Vejar, Sociedad Chilena de Cardiología
Jose Luis Castillo, Sociedad de Neurología, Psiquiatría y
Neurocirugía de Chile (Chile)
Alexis del Carmen Llamas, Fundación Colombiana de
Corazón
Bo Norrving, World Stroke Organization
Javier Torres-Zafra, Asociación Colombiana de Neurología
Sebastian Ameriso, Fundación para la lucha Contra Las
Enfermedades Neurológicas de la Infancia (FLENI),
Argentina
Palmira Pramparo, Fundación Interamericana del Corazón
Octávio Marques Pontes Neto, Rede Brasil AVC
Mario Munoz-Collazos, Red Colombiana Contra el ACV
(RECAVAR), Colombia
Rubens Jose Gagliardi, Academia Brasileira de Neurologia
Carlos Cantú Brito, Academia Mexicana de Neurología,
(AMN), México
Juan-Camilo Vargas, Asociación Colombiana de
Neurología- RECAVAR
Fernando Gongora Rivera, Sociedad Iberoamericana de
Enfermedad Cerebrovascular (SIECV) y Asociación
Mexicana de EVC
Antonio Arauz, Asociación Mexicana de Enfermedad
Vascular Cerebral
Mary Lewis, Heart & Stroke Foundation of Canada
Entidades Gubernamentales:
Danny Moises Barrientos Iman, Instituto Nacional de
Ciencias Neurológicas, Peru
Pilar Calle la Rosa, Instituto Nacional de Ciencias
Neurológicas, Peru
Instituciones Académicas:
Pablo Lavados, Universidad del Desarrollo y Universidad
de Chile
Claudio Sacks, Universidad del Valparaíso
Rubens Jose Gagliardi, Academia Brasileira de Neurología
Lorena Hoffmeister, Universidad Mayor- Escuela de Salud
Publica, Chile
Entidades Civiles:
Eduardo Bianco, Framework Convention Alliance
Mauricio Alvarez, Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral
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