rx | entrevista entrevista | rx Me atrevería a decir que ésta es una de las especialidades médicas en las que uno más se involucra con sus pacientes: son muchos meses de exámenes, de procedimientos, de manejar ansiedades… hasta que se da el milagro de la vida” Juan Aller De ideas fecundas Ginecólogo y obstetra, es fundador y presidente –desde 1974– de Fertilab, la primera unidad de reproducción humana del país. En ese centro logró, hace 28 años, el nacimiento del primer bebé probeta de Venezuela. Hoy se dedica a escribir sobre sus 40 años de carrera profesional José Ramón Villalobos | fotografía roberto mata Juan Aller es un médico fecundo: le gusta abrir caminos. Así lo demostró hace 34 años con la implementación en Venezuela de las primeras técnicas de reproducción asistida, una iniciativa –hoy muy extendida en el país– que le devolvió la esperanza a las parejas con dificultades para procrear. Sencillo y espontáneo, este científico de 63 años se muestra muy entusiasmado con el proyecto que hoy emprende: la creación de Universo de Mujeres, una página web que incluye textos, videos y fotografías de su autoría. En este sitio pone en letras e imágenes los conocimientos sobre fertilidad, ginecología, obstetricia y sexualidad que ha adquirido en sus 40 años de carrera, tiempo en el que ha visto nacer a más cinco mil niños. 34+SALUD Al comienzo del encuentro advirtió que por quebrantos de salud su discurso no sería tan fluido, pero sus respuestas, plenas de experiencia y sabiduría, fueron suficientes para dejar en claro que este médico, que ha atendido a más de 24 mil pacientes y escribió el primer libro de obstetricia en Venezuela, tiene un compromiso intenso y apasionado con la vida. ¿Cómo fue su primer contacto con las técnicas de reproducción asistida? ¿Por qué la elección de esa especialidad? Me llamó la atención porque era un terreno desconocido. Yo desde pequeño he sido muy inquieto y curioso. Después de culminar mi carrera de médico empecé, a principios de los años setenta, los estudios de Medicina Reproductiva en Estados Unidos. Esa especialidad me pareció fuera de serie porque todo estaba por hacerse. Fueron intensos meses ensayando la inseminación artificial en conejos y sapos… hasta que la aplicamos en humanos. ¿Qué inquietud profesional y personal tenía frente a esos ensayos tan esperanzadores? Yo sentía que estaba descubriendo un mundo de posibilidades para la reproducción humana. Me entusiasmó mucho saber que con esos estudios podía ayudar a la gente con problemas de fertilidad. Fue muy estimulante ver los 35+SALUD rx | entrevista resultados exitosos con la inseminación artificial, una de las primeras técnicas ensayadas y la más fácil de todas. Para mí fue un privilegio participar en esos avances que impactaron al mundo. ¿Y cuándo empezó a poner en práctica esos conocimientos en Venezuela? Muy entusiasmado e inquieto, llegué a Venezuela a mediados de los setenta y fundé Fertilab, la primera unidad de reproducción humana del país. Allí, en 1974, estrené la técnica de inseminación artificial. Años más tarde, luego entrevista | rx de varios ensayos, logramos el nacimiento del primer bebé probeta por fertilización in vitro. Esos hechos cambiaron la medicina reproductiva en Venezuela. En las reseñas periodísticas de la época se lee que el tema del bebé probeta causó un revuelo impresionante en el país… Ciertamente. Ese avance conmocionó al país. Para llegar a ese resultado ensayamos la fertilización in vitro en 32 mujeres… y la última quedó embarazada. Para nosotros fue un logro inmenso después de años de trabajo, pero la sociedad médica y los grupos religiosos se opusieron. Decían que era ilegal. Algunos, incluso, llegaron a llamarme “Lucifer”. El Colegio de Médicos llegó a publicar un comunicado oponiéndose a la concepción de un bebé probeta en Venezuela. ¿Cómo se sentía frente a críticas tan fuertes? Bien, sin remordimientos. Tanto personal como profesionalmente me sentía muy seguro de lo que estaba haciendo. Pero no puedo negar que fueron tiempos difíciles. Por las presiones, tuve que esconderme durante tres días, justo antes del nacimiento del bebé. Estaba muy señalado y preferí ocultarme para desaparecer de la escena pública y esperar que la tormenta pasara. El día que salí lo hice para atender el parto. Fue una niña: hoy tiene 28 años y se llama Coromoto Josefina. ¿Qué argumentaba usted? Que era una conquista de la ciencia. Yo preparé conferencias y escribí artículos para la prensa explicando que esa técnica era producto de años de estudios y que respondía a rigurosos procedimientos científicos. Y además, ¡estábamos dando vida! Por suerte tuve el apoyo de los medios de comunicación y de los padres de la niña, que estaban muy entusiasmados. Si bien hoy las técnicas de reproducción se practican abiertamente en el país, los sectores religiosos que aún se oponen refieren que son procedimientos que intervienen un proceso natural… Los cuestionamientos disminuyeron hace muchos años, a excepción de un sector de la Iglesia que aún critica los métodos, aunque ligeramente. Las comunidades sociales, médicas y algunas religiosas abandonaron la discusión cuando entendieron que estas técnicas científicas, difundidas por el mundo, permiten tener descendientes a las parejas que no pueden. ¿Es la mano del hombre interviniendo? Sí: y lo hacemos para dar vida. ¿Qué barrera no traspasaría en estos procedimientos? El vientre en alquiler, por las complicaciones legales y biológicas que supone. 36+SALUD Hace 28 años tuve unos trillizos que nacieron por un ensayo de fertilización en el que involucré a mi esposa” ¿Hay parejas que se resisten a tener hijos por métodos de reproducción asistida porque sienten que ese embarazo no es natural? Sí pasa, aunque muy poco. Sucede cuando se requiere el semen de un donante. En ese caso, como las parejas no saben de quién es el semen, algunas no continúan en el proceso por temor. Pero la mayoría de los pacientes se entregan en cuerpo y alma a los procedimientos: son parejas deseosas de ser mamá y papá y hacen milagros para lograr ese objetivo. ¿Qué emociones experimenta cuando una pareja logra salir embarazada? Mucha alegría y satisfacción. Yo siento como si ese embarazo también fuera mío, me siento como un segundo papá. Me atrevería a decir que ésta es una de las especialidades médicas en las que uno más se involucra con sus pacientes, porque son muchos meses de exámenes, de procedimientos, de manejar ansiedades… hasta que se da el milagro de la vida. ¡Es una verdadera bendición! ¿Usted hizo uso de alguna técnica de fertilización para tener hijos? Sí. Hace 28 años tuve unos trillizos que nacieron por un ensayo de fertilización en el que involucré a mi esposa. ¿Cómo fue ese ensayo? Yo ya tenía dos hijas y le propuse a la que entonces era mi esposa tener morochos varones con un medicamento que estimulaba la ovulación. Así tendríamos dos y dos. Ella aceptó. Ese medicamento apenas lo estábamos probando. Lo tomó y salió embarazada de tres bebés: dos varones y una niña. Me emocioné tremendamente. Éste, obviamente, es el caso que más me ha conmovido. 37+SALUD rx | entrevista visor | rx ¿Cuáles son las causas más comunes de infertilidad en Venezuela? El retraso de la maternidad. Cada vez es más común ver en nuestros consultorios a mujeres de más de 35 años con dificultades para embarazarse porque toman la decisión a esa edad. Entonces empiezan los problemas. También debo decir que la calidad del semen de los venezolanos ha disminuido en los últimos años por el alcohol, el tabaquismo, el estrés. El problema es compartido: 50% es por causa de la mujer y 50% por el hombre. Hoja de vida Juan Aller nació en Caracas el 13 de abril de 1945. Cursó estudios de bachillerato en el Colegio La Salle La Colina. En 1962 ingresó en la Escuela de Medicina Luis Razetti de la Universidad Central de Venezuela, donde obtuvo el título de Médico Cirujano en 1968. En 1970 culminó el postgrado de Obstetricia y Ginecología en la Maternidad Concepción Palacios. Por haber alcanzado el primer lugar de su promoción fue becado para hacer la residencia de Obstetricia y Ginecología en el Boston City Hospital, afiliado a las universidades de Harvard y Boston. En 1974 terminó el postgrado de Biología de la Reproducción en el Hospital of The University of Pennsylvania. Juan Aller ha presentado más de 250 trabajos científicos y ha publicado ocho libros. En 1977 escribió Obstetricia Moderna, considerado el primer libro de esa especialidad que se publica en Venezuela. Fundó en 1974 Fertilab, la primera unidad de reproducción humana del país (ubicada en la Clínica Ávila de Caracas) y en 1984 creó la Fundación Aller para Estudios de Fertilidad (Fundafer), con el fin de ayudar económicamente a pacientes con problemas de fertilidad. Sus pasiones Amante de los libros de la II Guerra Mundial y de la tecnología, durante más de 20 años jugó golf, disciplina que le dio grandes satisfacciones. Viajero empedernido, conoce casi toda Europa y América. Es un enamorado de Maruja, su madre de 91 años. Juan Aller se ha casado dos veces, tiene siete hijos y cuatro nietos. Su hija Bethania Aller, de 34 años, es médico con postgrado en Ginecología y Obstetricia y “ha seguido los pasos de su padre”. ¿Hay alguna razón que explique por qué ciertas parejas no logran concebir después de varios intentos utilizando técnicas de reproducción asistida? No hay. El 15% de las parejas que acuden a Fertilab no logran tener un bebé. Nosotros hemos tenido casos de parejas que salen bien en los estudios, pero aun así la mujer no queda embarazada y no hay forma de saber las razones. ¿En qué proyecto profesional está trabajando en estos momentos? A raíz de los excelentes resultados de fertilab.net se me ocurrió crear la página web Universo de Mujeres. Este sitio, que tendrá un perfil social y público, me tiene muy entusiasmado. Estoy dedicado a escribir los textos y a editar los videos que he producido a lo largo de mi carrera. Éste es un proyecto inédito en el país. ¿Está atendiendo pacientes en Fertilab? Llevo las asesorías de los casos y atiendo algunas consultas ginecológicas. En la unidad cuento con la ayuda de mi hija Bethania Aller, que es ginecóloga y obstetra y está a la cabeza del equipo multidisciplinario que me acompaña. Después del leve accidente cerebrovascular que me dio hace dos años, bajé un poco el ritmo de trabajo. Ya no realizo, por ejemplo, procedimientos quirúrgicos. ¿Cuál es su mayor satisfacción profesional? Creo que nací con el privilegio de dar vida y siento mucha gratitud cuando una pareja se me acerca en la calle, me presenta a su hijo y me dice: “doctor, este joven nació gracias a usted”. Cuando escucho eso celebro desde mi corazón el milagro de la vida. • 38+SALUD 39+SALUD