Revista de Psicología ISSN: 0716-8039 revista.psicologia@facso.cl Universidad de Chile Chile Rozas O., Germán Política Social y Psicología Comunitaria Revista de Psicología, vol. XII, núm. 2, 2003, pp. 7-9 Universidad de Chile Santiago, Chile Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=26412201 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto EDITORIAL Política Social y Psicología Comunitaria En el panel de análisis sobre las Políticas Sociales Públicas e Intervención Comunitaria, evento organizado por el Magister de Psicología Comunitaria del Dpto. de Psicología, surgieron diferentes interrogantes e ideas que se pusieron sobre la mesa, algunas de las cuales se presentan a continuación: En la historia de las políticas sociales en Chile frente a ciertos problemas sociales como la pobreza, entre otros, han existido a lo menos cuatro etapas dignas de destacarse. La primera a inicios del siglo pasado (1900), el desarrollo de propuestas vagas o difusas, pero centradas básicamente en la caridad; luego surge el Estado de Bienestar (1930-1950) que pone el acento en la obligación del estado en entregar beneficios Sociales, pero ahora no como una cuestión de buena voluntad sino como una tarea del Estado. Posteriormente la política social se centra en lo social propiamente tal, valga la redundancia, se profesionaliza, surge la importancia de los indicadores sociales, que muestran los déficit de vivienda, de salud, de alimentación, de educación, de trabajo, de jubilación (1960-1970). Y finalmente una última fase en la cual la política social recoge una demanda presente en diferentes espacios como es la necesidad de incorporar la subjetividad (1990-2003). Los sucesivos informe del PNUD, que ponen el acento en el Desarrollo Humano, el año 1998 el informe sobre percepción de Inseguridad de la población en la sociedad Chilena, y luego las propuestas del estado sobre calidad de la educación, el tema de satisfacción del usuario en el sistema de salud, etc., muestras nuevas e interesantes cambios en la Política Social. Sin embargo en esta última fase, las cosas no han sido fáciles, que mejor ejemplo que las dificultades de erradicación de la pobreza extrema, meta planteada por los últimos gobiernos ¿por qué estas dificultades? Porque detrás de esto está el ámbito de la subjetividad, que todavía no es suficientemente conocido. Y no sólo eso, además, se trata que cambios en las realidades subjetivas se concreticen, se lleven a la práctica, se requieren medidas que permitan darle cuerpo a las soluciones, que la población particularmente las asuma como suyas. Gran parte de las posibilidades de concreción, de cambios prácticos y de cambios más profundos son factibles con la participación de la comunidad. Es necesario echar a andar las fuerzas presentes en lo comunitario. Aspecto que muchas veces no se menciona en las políticas sociales del estado y que se echan de menos... La comunidad es una realidad que ha estado presente a lo largo de toda la historia de la humanidad. Hay comunidades premodernas, comunidades modernas e incluso se habla de comunidades postmodernas. Sin embargo, tal vez lo más relevante es que la comunidad es una dimensión básica de lo humano, es allí donde el individuo se constituye como tal, es allí donde desarrolla un proyecto de vida, el cual es dirigido, controlado, sancionado, reorientado por la comunidad. Hay procesos característicos de la realidad comunitaria que dan cuen- 7 Revista de Psicología de la Universidad de Chile ta de estas dinámicas, a saber, el sentido de pertenencia, el sentido de identidad, la estructura organizacional que orienta el comportamiento, la cosmovisión de mundo con sus valores y sus elementos simbólicos, sus raíces territoriales y su cultura, etc Por lo tanto una política social que busca cambiar al individuo, y cambiar a la población en general, no puede dejar de considerar esta fase intermedia que es la comunidad, por cuanto allí se encuentra la matriz donde se configuran los elementos fundamentales, las primeras semillas del quehacer humano. Las técnicas de trabajo de la Psicología Comunitaria son simples y complejas a la vez, sin embargo lo más relevante es que han surgido de una experiencia práctica con comunidades en toda América latina, como asimismo son fruto de una crítica a la ciencia positivista que ve al ser humano como un objeto y no como dueño de su destino. Detrás y a la base de metodologías como la Investigación Acción Participativa, la intervención en Crisis, el trabajo en redes, se encuentran las técnicas dialógicas de Paulo Freire, la teología de la liberación, la educación popular, la investigación participativa de Fals Borda, la evaluación cualitativa, el desarrollo local, etc. Dicho de otra manera, si bien es claro que toda transformación depende de mejores niveles de conciencia, como dice Maritza Montero, y tal como plantean las ciencias políticas y sociales en general, pero, otra cosa es que ese propósito pueda bajar a los grupos, a los individuos, a las comunidades. No es un proceso simple, y de allí que se requiera entrar en un espacio más íntimo, más escondido, entrar al lugar donde se elabora lo medular del comportamiento, la comunidad. Es en el trabajo de análisis, de discusión con la comunidad, en la praxis, en donde la comunidad va aprendiendo, va probando, va experimentando y va redirigiendo el proyecto de vida de las personas, es donde se genera la conciencia. Por otro lado aparece igualmente importante que la política social valorice, apoye algunos procesos claves de desarrollo de las comunidades. Uno de ellos es el Empowerment, concepto originario de los teóricos de la Psicología Comunitaria, Rappaport (1984), el cual hoy en día es uno de los objetivos de la política social internacional. Se refiere a «el mecanismo [o proceso] a través del cual las personas, organizaciones y comunidades adquieren dominio sobre sus vidas». Es decir fortalecer las capacidades de acción de las comunidades, buscar la manera en que la población organizada desarrolle la autoestima necesaria, las habilidades necesarias para ponerse a la misma altura del poder y comunicarse, plantear sus reivindicaciones y propuestas de cambio, así constituirse en el verdadero arquitecto de su vida social. Otro proceso es el Capital Social concebido por Robert Putnam. (2002) Y definido como “...Grado de confianza existente entre actores sociales, de una sociedad, las normas del comportamiento cívico practicadas y el nivel de asociatividad”. A mayor confianza, mayor cohesión social, mayor producción, mayor capacidad de resolución de problemas, mayor salud mental. No obstante otros autores como John Durston (1999) señalan que el capital social debe ser entendido de manera más amplia, no es un recurso individual sino una forma de institucionalidad social, que también existe en la institución informal, dentro y fuera de las organizaciones formales, a nivel de la comunidad o sistema social más amplio, además está configurado por normas, prácticas y relaciones interpersonales existentes y observables, y lo llama Capital Social Comunitario. 8 Un interesante ejemplo al respecto es la investigación sobre grados de Asociatividad y el rendimiento económico en hogares de Tanzania, en familias pobres. realizada por Narayan y Pritchet (1997). Cuyos resultados señalan que las familias con mayores ingresos eran las que tenían más alto grado de participación en organizaciones colectivas. Sus prácticas agrícolas eran mejores; tenían más información sobre agroquímicos, fertilizantes, y semillas mejoradas; tenían mejor información sobre el mercado, estaban más dispuestos a correr riesgos, se sentían más protegidos por la red; influían en el mejoramiento de los servicios públicos; cooperaban más con el Municipio. Con los temas planteados esperamos dar ciertas señales respecto de lo comunitario dentro del desarrollo de las políticas sociales. Una buena política, más completa, adecuadamente concebida, requiere para su éxito disponer de un sustento humano que le de vida y proyección en el tiempo y ese soporte, sin duda es la comunidad. GERMÁN ROZAS O. Director Durston, John (1999), “Construyendo capital social comunitario. Una experiencia de desarrollo comunitario en Guatemala“, serie Políticas sociales, Nº 30, Santiago de Chile, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Narayan y Pritchet (1997) Estudio del grado de Asociatividad y el rendimiento económico en hogares de Tanzania, en Bernardo Kliksberg (1999) “El Rol del Capital Social y de la Cultura en el proceso de Desarrollo” INDES-BID. PNUD,(1998) “Las Paradojas de la Modernización”, Informe Desarrollo Humano-1998. Putnam, R. D. (ed.) (2002) Democracies in Flux: The Evolution of Social Capital in Contemporary Society, New York: Oxford University Press. Rappaport, J. (1984). Studies in Empowerment: Introduction to the Issue. En J. Rappaport, C. Swift, R. Hess (Eds.). Studies in Empowerment: Steps toward understanding and action. New York: The Haworth Press. 9