40 CONSIDERACIONES época mas dilatada ~ Son tan multiplicados los exemplos en diversos au'tores, y la observacion particular ofrece tantas pruebas, que seria inútil de- . tenernos en esto. §. XLVII. Por otra parte se notan tantas variedades, así en el curso, como en la terminacion de una enfermedad epidémica en varios sugetos, que el indicio de los días críticos es muchísimas veces defectuoso, yno dexa de causar al médico observador fuertes inquietudes.' Durante el invierno pasado ha reynado en esta ciudad de Puy, una fiebre maligna nerviosa: se juzgaba sin evacuacion alguna, proporcionada al carácter de la enfermedad, que al parecer mostraba una alteracion extrema de todos los humores. Parecía que las evacuaciones solícitadas por los socorros del arte, eran del todo inútiles á pesar de las indicaciones mas sensibles. Los enfermos se -curaban sin que se pudiese asignar la evacuación esencialmente crítica. Los sugetos á quienes fué funesta perecian generalmente antes del dia 12, &~ OusERV ACIQN IIl. Dos hermanas ® Biblioteca Nacional de Colombia 41 jóvenes, cada una madre de una rnr. CLlNrCAS. . .rnerosa familia se sacrificaron para asistir á unos infelices úngaros, depositados como prisioneros en este distrito. Su zelo no conoció mas que el bien que deseaban hacerles; y este ze10 las hizo atropellar' el peligro que Ias' amenazaba. La enfermedad se declaró en cada una de ellas casi en el mismo día. Yo las cuidé, y me interesa ... ba por ellas, así por el parentesco, corno por la amistad. Creí ver movimientos críticos, pero esperé en vano sus productos. Consulté con mis compañeros, los que reconocieron como yo el peligro: mas algunas buenas señales daban esperanzas de llegar fácilmente al dia doce, que nos debia asegurar del peligro. El público, testigo de sus virtudes, manifestó su satisfacdon quando llegó este. dia memorable. Pero ni le precedió, ni le siguió ni ngun efecto crítico, y la una murió el día 13 y la otra el día 14. §. XLVIII. A pesar de la diferencia observada, y de las variedades bien conocidas de las épocas del juício de las enfermedades, aunque fíxa- ® Biblioteca Nacional de Colombia 42 CONSlDERACIONES das por Hypócrates y sus discípulos; la doctrina de los dias críticos debe sernos tanto mas preciosa quanto sirve para instruirnos sobre muchos fenómenos interesantes , que deben ser la basa de nuestra conducta. Sin esta doctrina la medicina activa dexaria de hacer sus pretensiones ventajosas y ofusearia la consideración mas importante fie los diversos tiempos de la enfermedad, que es para nosotros del mayor recurso en el descubrimiento de los movimientos de la naturaleza, para el juicio de la enfermedad, sea completa 6 sea insuficiente. : XLIX. Vanswieten se apoya en la autoridad de HQui/ler , ilustre discípulo de Hypécrases ; para persuadirnos que al presente se observan muchas menos críses favorables y perfectas, como también aquellos movimientos que juzgaban definitivamente las enfermedades; y que en los tiempos presentes no se efectúa su terminación sino por una aíternatíva de coccion y de exerecion. Piensa que esto solo se debe atribuir á nuestro método curativo, que es muy diferente y mucho ® Biblioteca Nacional de Colombia CLrNIC'AS. 43 mas activo que el de los médicos antiguos: que tambien puede contribuir á ello la influencia de nuestro clima y de nuestro modo de vivir. Pero aña ... de: ee á pesar .de estas razones tan plausibles no se-observan menos crises fa .. vorables , aunque raras á la verdad; y la doctrina de los dias críticos es de la mayor utilidad para. los médicos." (Com. in aph. Boerh. S87). §. L. El tiempo de irritacion ; el de coccic« y el de escrecion; bien reconacidos y observados en todo género de afeecion , fixándonos en los fenómenos que 'son propios á cada uno de ellos, nos demuestran que las épocas depuratorias críticas, determinadas por la naturaleza , no deben esperarse sino al tercer dia , y último periodo de la enfermedad: y que todo producto anterior , ó que se manifiesta inopinadamente le debemos tener por sospe· choso , pues anuncia nuevas borrascas. Esta división luminosa de:1 curso de una enfermedad es tan útil ·que nos instruye perfectamente sobre la conducta que debemos tener, administrando socorros á la .naturaleza, Y ® Biblioteca Nacional de Colombia 44 CONSIDE"R.ACIONES aun se puede decir que es la. union de la medicina activa con la medicina expectativa, y cada una de ellas se puede considerar como un sacrificio libre y mutuo de una parte de sus pretensiones respectivas, mantenidas por un sin número de disputas y de discusiones fomentadas las mas veces por el amor propio. §. LI. La medicina activa se pone en actividad en el primer tiempo de la enfermedad: parece que el tiempo de irritacion le pertenece enteramente. La expectativa debe aprovecharse del tiernpo de coccion. Esta es la época de una continua observacion de unos fenómenos mas ó menos decididos del segundo estado de la enfermedad, en que la medicina activa está enteramente subordinada á la medicina expectativa, Pero el'-tiempd de excrecoin debe mirarse como union de los dos métodos, en que cada uno halla ocasion de procurar el bien que se desea. La medicina expectativa, descubriendo y valuando los efectos ó productos de los movimientos de la naturaleza, decide sobre la terminacion verdadera ó falsa ® Biblioteca Nacional de Colombia 45 la medicina acti- CLÍNICAS. de la enfermedad: va, socorriendo los movimientos de la naturaleza con auxilios efectivos, suple la insuficiencia que puede ocasionar la recaida. §. LIl. Por mas conocimientos que podamos tener acerca del curso de una enfermedad, y sobre su carácter, causa y duración , todavía estamos muy léjos de poder determinar el género de terminacion que le es propio, . y que nos ha de asegurar de la recaída. En. vano debo decir que una pleuresía está juzgada por los esputos y por los sudores de un carácter propio para declararse como critica. Estas evacuaciones aunque abundantes y producidas á tiempo favorable, no pueden ni deben asegurarme, aunque dexen el pecho libre, y el enfermo. en el mejor estado. Puede ser que dentro de poco tiempo yo sea testigo de un nueva movimiento, cuyo producto será una diarrea serosa 6 biliosa, que asegure la curacion completa, y cuya falta ha preparado una recaida. Una fiebre continua se ha 'declarado curada por cámaras líquidas, abundantesj ® Biblioteca Nacional de Colombia 46 CONSIDERACIONES bien unidas y de una consistencia muy crítica. Ellas traen el sello de la expulsion de la causa que se habia presumido , y han aparecido en el tiempo de excrecion , despues de los movimientos necesarios y consiguientes que han dexado al enfermo sin calentura. Sin embargo la enfermedad no está todavia concluida: conviene que se forme un absceso en el, ano ó una expeetoracion casi purulenta, cuya preparacion manifestará una recaida; pero esta asegurará positivamente la curación. S. LIlI. La dificultad de conocer las diversas terminaciones de las enfermedades , despues de las señales paniculares y generales que pueden caracterizarlas, se aumenta aun por su incertidumbre, su insuficiencia, y particularmente por su supresión absoluta. Hay enfermedades que se juzgan algunas veces , (§. 41), y en ciertos sugetos de un modo imprevisto, ó absolutamente ignorado; porque ninguna evacuacion sensible se produce con un carácter crítico, ó en las épocas que no están reputadas críticas, como Hy ... pócrates nos ha dexado dicho. ® Biblioteca Nacional de Colombia 47 cLÍNICAS. OBSER v AcrON IV. Foulo« tuvo siempre unas orinas, que no anuncia-ban cosa alguna favorable: fué juzgado el dia 1'8; Y acaso añade Hypécra-: tes á causa de' una cámara, efecto de un remedio que habia tomado. " OnsERvAcION V. ee Nicoxeno pa~· recia juzgado el dia '7 á causa de un sudor: el día 17 halló Hypócrates que se había renovado la enfermedad: las orinas quedaron crudas; .no sobrevino mas evacuacion crítica que alguna cámara dura, acompañada de. un poco de sangre, que fué efecto de una lava" tiva. Curó el día 20. (Epid. lib. 7). O.sSERVACION VI. He visto una jóven acometida de una pleuresía in... ñamatoria , sin señal alguna biliosa, ó catarral. Se curó contra toda mi esperanza, sin que ningunmovimiento ní ningun efecto crítico me hubiesen asegurado del temor de una recaída. Ella no experimentó ninguna dilación en su' convalecencia, ni menos alguna de aquc:-llas señales de que habla Aretea de Ca· padocia; y que se debe trabajar en destruir para precaver una. recaídas « como una tos l'eve conunua , CQIl un (f ® Biblioteca Nacional de Colombia 48 CONSIDERACIONES sentimiento de calor incómodo, que anuncia la renovacion de la enfermedad, ó la mayor propension á la recaida." (Lih. r). • §. LIV. Sin embargo, no se puede dudar que estas mismas enfermedades que -se han terminado de este modo, solo han cesado por efectos críticos, por mas que no se hayan presentado ó se hayan ocultado á la vigilancia del médico. El aumento ó el carácter cambiado de una evacuacion ordinaria, que no echa de ver el sugeto , ó cuya dilacion en su aparicion impide que se considere como crítica, puede bastar para el juicio completo de la enfermedad. Fundado Vanswieten en la opinion de muchos médicos antiguos, nos advierte -: ce que no creamos que una enfermedad no se puede juzgar definitivamente, sino por movimientos -fuertes, ó por evacuacionesabundantes; puesto que freqüentemente sucede que la terminaeion ' entera se efectúa igualmente con suceso, poco. á poco, y como insensiblemente sin excitar algun desorden, Gom. in aph. 595 ). ® Biblioteca Nacional de Colombia 49 §. LV. ,Qualquiera que sea la verCLINICAS. dad de estas últimas observaciones ($2 Y sig.) ·se debe concluir de la necesidad de los conocimientos de los efectos críticos para poder asegurarse de la terminación de una enfermedad, y estar advertido de la aparición de una recaída; que uno de los medios mas eficaces y efectivos para llegar á este grado de conocimiento es la consideracíon de las épocas y días críticos, á pesar de su incertidumbre, sobre la qual habia establecido la medicina antigua un sin número de pretensiones falsas. CAPiTULO llI. Los errores del régimen raras veces contribuyen á las recaidas. §.. LVI. ee La intemperancia de los enfermos, ha dicho Venet , causa muchas menos recaidas que las que comunmente se creen. Los. médicos in-. teresados en favorecer este error. pú, blico, ~o dexan de atribuirle recaídas 4 ® Biblioteca Nacional de Colombia ¡Q CONSIDERACIONES de .que. son ellos la única "causa, por el modo con que han tratado' al en;' ferrno, (Enciclop, atto .récaida )." Las recaídas que sobrevienen por Intemperanda, 6 por algun error de régimen no tienen mas lugar que porque el trabajo de la naturaleza se ha: alterado, cambiado 6 suprimido, y el movímiento crítico ó su producto se hadetenido por .un nuevo movimiento extraño y no esperado. No hay duda alguna en que- si e! médico no 'hubiela asegurado' que. se había terminado la enferrnedad , y' si hubiera previsto que la crisis no eracompleta , el- en-· fermo no se hubiera autorizado con este error: ó esta falta.: Detenido por e! temor de que no se habia terminado la enfermedad v- 6 incierto -deque las evacuaciones quehabia. tenido no eran suficientes, no se hubiera expuesto á esta recaída, que es un objeto de. tanto cuidado así para· el enfermo como para el médico .... -.. §. LVII. Si las faltas en el régimea producen efectivamente una recaída, el uso de un remedio juzgado inconsideradamente necesario, proQn-· ® Biblioteca Nacional de Colombia CLINICAS. , ',51 -ce también el 'mismo efecto , carnbiando el orden y el modo de los mo-vimientos y de los efectos críticos. -Esta es una ocasion .freqñente de er.ror de la medicina activa, ó de 10$ que pretenden señorear á la naturaleza, -y disponer á su arbitrio desJl~ .mo• vimientos- zQuántascrises imperfectas, quántas recaídas se han visto procuradas por el efecto de aquelíospur.gantes, en que se había puesto la con.fianza y la esperanza de una ipróxi,ma curacion ~ ... Sin embargo, .poca.s veces .se atribuye este efecto á .Ius.remedios ordenados por los médicos. No se ve en ellos mas que una precaudon para prevenir los efectos peligrosos, ó un medio de procurar Una convalecencia mas, pronta ó mas asegurada. Entonces se admiran masde la falta del médico, porque es mas reprehensible, que del 'error que cometió el enfermo. §. LVIII. Debemos estar persuadidos á que qualquiera quantidad de alimentos que se suponga y se conceda á la importunidad ó al deseo del enfermo, no puede reanimar las .se- * ® Biblioteca Nacional de Colombia 52 CONSIDERACIONES .ñales , ni los síntomas de una enfer.rnedad enteramente terminada. Ella debe producir por su efecto mas no .. civo las señales ó los accidentes de una indigestión mas ó menos considerable, ó acompañada de los síntomas 'que le son propios, segun el estado ó la situación del enfermo, la ~ debilidad de sus órganos digestivos, su irritabilidad, &c. = pero esta indígestíon nunca renovará las señales .ó accidentes de una enfermedad enteramente terminada, y cuya preparacion es por ventura de fecha mas antigua. §. LIX. En semejante caso nos hace conocer Hypócrates la falsa aplicacion de la causa de una recaída mortal, atribuida á una indigestíon, qúando la intermision entre la enfermedad y la recaída no se podia considerar como una curacion , puesto que la enferrnedad , habiendo tenido señales muy graves, no se habia juzgado perfectamente. OBSERVACION VII. ee La hija de Euriano acometida de una fiebre ardiente tenia orinas- poco abundantes, ® Biblioteca Nacional de Colombia 53 tenues y de mal color. Al día sexto fue juzgada, y no 'sudó. Se - habla .formado un pequeño abscesoen el ano, que se abrió en el tiempo de la crisis, y que no habia dexado de dolería desde el principio. El dia 13 tuvo ausencias y calosfrios. Decíase que era porque había comido uvas. El 19 se efectuó la recaida con mucho delirio." Murió el 26. (Epid, lib. 3). §.. LX. La materia morbífica, que es la causa de una enfermedad grave sea aguda, ó bien sea crónica, tiene un carácter de alteracion , ó un modo de depravacion, que á la verdad no puede fixarse; pero produce accidentes y efectos, qne nunca puede ocasionar la saburra de las primeras vias, la que por otra parte tiene sus sefiales propias, peculiares y bien conocídas, sobre las quales es dificil engañarse. Roederer y Vagler habían distinguido muy bien el caso en que la recaída habia sido causada verdaderamente por la continuacion de los alimentos. ce Muchas veces, dicen, hemos observado que estando la enfermedad para terminarse, pero no terCLlNICAS. ® Biblioteca Nacional de Colombia 54 CONSIDERACIONES minada 'todavia, puesto que los movimientos. críticos , corno taI11bien la crisis continuaban en bien del enfermo; un alimento, ó los alimentos' concedidos para aumentar las fuerzas" juzgados, insufieientes , habían ínterrumpido los movimientos sahidables, y aumentado los accidentales por la adición -dé los efectos de una- akera-: cion de los xugos en lasprimerast vías." (Demorb. mue. Sect, 2. parag. 5). §. LXI. Es preciso notar que el uso' de los alimentos puede no obstante ocasionar muy bien una recaida " aun' despues de una terminacion completa de la enfermedad. Pero esto no sucede sino quando estos alimentos' son de un cierto' género, ó de una cierta clase nociva, y cuyo uso es la causa principal de la enfermedad ya terminada. Por esta razon recomendaba Huxam en la curacion de 'la cólica de Devonshire te que no se usasen frutas ácidas ó acerbas, ni del zumo Ó' vino de manzanas des pues de la curacion , porque el mucho consumo que hubo, ayudado y acompañado de un viento frio que reynó Con violencia y. ® Biblioteca Nacional de Colombia CLWICAS.' 5~ tenacidad el año de esta. cosecha que fué abundante, y causa de que se hiciese una prodigiosa quantidad: de cidra, era el origen principal de esta cólica, en que las f€caidas fueron fre« qüentes por el poco, cuidado que se tuvo en privada á los ..enfermos ó á los convalecientes." (De morbocol. damn.) §. LXII. Lo mismo se debe decir de varias especies de alimentos, cuyo uso mas ó menos considerable determina en varias épocas el desenrolla': miento de muchas enfermedades, CO" mo principalmente las fiebres interrní-, tentes , y los colores pálidos. Todos sa,; hemos con que facilidad acarrean .recaídas estaa enfermedades; principal .. mente..si el enfermo ,despues dé su curacion usa de aquellos mismos ali> mentos .que fueron la .causa primera de su enfermedad. Esto se refiere tam .. bien á otros muchos géneros de enfermedades; cama por exemplo , á la disenteria pútrida epidémica ,mencio+ nada por. Tissit ; que no debía su aparicion, su duracion y sus reeaidas si..L no al uso de la carne alterada por el calor, y cuya curacion perfecta ..se ® Biblioteca Nacional de Colombia 56 CONSIDERACIONES logró por el uso de las frutas. (AvIso al público). §. LXIII. T odavía se pueden encontrar en la clase de las enfermedades crónicas, ciertas especies que reconocen por causa principal una repleción en las primeras vías, 'y que estan muy sujetas á la recaída á pesar de la terminacion entera de la enfermedad ;.la qual se debe á los socorros del arte ó á los de la naturaleza. Esto se observa en los que comen mucho, y que en una vida acomodada, sin trabajo ó sin exercicio no pueden sujetarse á regla alguna, que reduce sus necesidades á un justo medio, y precave la. renovación de aquella plétora humoral, que constituye la freqííencia de recaídas. La experiencia demuestra que si es dificil lograr la curación completa de una primera .afeccion , todavía es mas dificil precaver una recaída en aquellas suertes de personas que prefieren los placeres de la mesa á la conservacion de su salud. §. LXIV. Las gentes' del campo, segun observó Jorge Martin" tienen ® Biblioteca Nacional de Colombia CLlNICAS. 5'7 crises favorables á causa de su vida sobria y de su estado robusto, pero estarr muy expuestas á recaidas. ee Supongo , dice, que provienen del frío, ó de que creyéndose curados ó libres del peligro, comen mas de 10 que conviene, ó cometen algun otro error en el régimen." (Ensay. de Edimb. t. 5). Debemos responder á esta aserdon: 19 que ~l hombre del campo, aunque enfermo, no dexa de tomar alimentos hasta que la violencia de los síntomas le impide satisfacer no su gusto, sino la obligacion que cree deber á esta necesidad para sostener sus fuerzas. 2.o Que por esta conducta, así los síntomas como las señales de la enfe~edad estan ordinariamente confundidas con las afecciones del estómago, que derivan de una extrema replecion. 3.° Que al instante que' dicho enfermo siente mejoria en su estado, recurre á los alimentos que son mas nutritivos para reparar sus fuerzas, que quiere emplear prontamente. 4.° Que no puedl obrar así, sino deteniendo los movimientos críticos, aunque muy vigorosos, pero por lo ® Biblioteca Nacional de Colombia S8 CONSIDERACIONES comun insuficientes, y cuya SUS" pensión producirá la recaida, la que no debe atribuirse á la anticipada continuacion de los alimentos, que no hubiera producido mas que una in.. digestion, sino al juicio incompleta de la enfermedad . . §. LXV. La intermision que ha habido entre la enfermedad y la recaída es un tiempo muy precioso del que se debe aprovechar el médico, ó para precaver la recaida, ó para adelantarse á los accidentes ,que solo sirven para agtavarla ó hacerla funesta. OBSERVACION VIII. Apeles de Lorisa estaba sujeto á una enfermedad que con preferencia se renovaba de noche y durante el sueño. S~ mantu ... va esta afección por espacio de dos años, hasta que murió. Al menor mo ... vimiento vomitaba una bilis, ya amarilla', ya negra. Quando se le purgaba tenia evacuaciones muy abundan" tes : esto se practicó dos veces en el intervalo de dos meses. Era gran comedor, y quandl la bilis abunda ba, Ie sobrevenian calosfrios y calentura, como igualmente todos los síntomas ® Biblioteca Nacional de Colombia ·Cl.INICAS. 59 de ·laenfermedad. Al día siguiente. comparecía en estado de salud hasta una próxima recaída. En fin, la enfer-' medad se renovó en' una época en que. habia cenado mucho: duró veinte y quatro horas sin cesar ni Un instante, y murió sin haber querido aprovecharse de los avisos que le daban.. (Hip. Epid. lib. 5). §. LXVI .. Pero entre algunas en·, fertnedades bastante raras que no deben su desenrollamiento sino á unas. cWas, que no pasan, ,por decirlo así, d.as primeras vías; l quántas enfermedades, quántos géneros de, afeccio-: nes tienen por causas materias rnorbíficas , que desde mucho tiempo esran. depositadas, no solamente en la cavidad de los diversos órganos, sino en su textura, en 'su misma substancia, y cuya depravacion mas ó menos nociva no ha adquir ido su último' grado sino en un intervalo muy Iar-: go? ¿ Se creerá de buena fé que en la, epoca en que la. naturaleza ha podido. producir los movimientos necesarios á, la coccíon y á la expulsión de aquellos. humores deleterios, sino ha podido .. ® Biblioteca Nacional de Colombia 60 CONSIDERACIONES terminar 511 trabajo, la .interrnision que pudo tener lugar, se haya de mirar CGrno una curacion completa, porque se han reconocido algunas evacuacionestitiles, solicitadas por el arte ó por la naturaleaa i ¿ Se creerá que la recaida que se manifestará en un término mas ó menos dilatado, despues de haber vuelto á tomar los alimentos, ó por algun error en el régimen, pueda atribuirse á la intemperancia del enfermo 6 al poco cuidado de sus asistentes L. Este es un efugio del médico p¡¡a encubrir su negligencia, enobser_, reconocer y juzgar del valor, 6 de la insuficiencia de los efectos críticos que se han logrado. §. LXVII. Creemos por consiguiente que es indispensable un gran trabajo para la curación de una grave enfermedad, y que su insuficiencia debe precisamente producir la recaida; pero que los errores en el régimen no pueden determinarla, si la naturaleza habia completado la coccion , y la excreción de la materia morbífica. Igualmente creemos que un error de régimen no puede contribuir á la re- ® Biblioteca Nacional de Colombia CLlNICAS. 61 caida sino POI la interrupción de los movimientos críticos, ya existan 6 ya se preparen: que en qualquiera otra circunstancia , un error de régimen np debe procurar mas que. indigestiones, y las varias afecciones que dependen de ellas ; y que prolongando la convalecencia, hacen presumir una recaída. Sin duda queria hablar Avicena de estas recaidas falsas, quando nos advierte ~r que la recaída ocasionada por error de régimen es mucho menos temible que la que proviene de sí misma, y á pesar de que.se hayan observado las reglas mas rigurosas de la .díeta." (Fen. 2. lib. 4. tr. 1). Pero Hypocrates nos ha enseñado un hecho que se puede verificar cada dia. Si dais, dice, alimento á un febricitante que está en convalecencia, adquirirá fuerzas; pero sino está en convalecencia, es decir, si la enfermedad no está terminada, esta por lo contrario se aumenta. " ( Aph. 65· sec, 7). (C ® Biblioteca Nacional de Colombia 62 CONsIDERA.ctONES e AP Í TUL o 1V. ''El estado de la atm6sj'era contribuye ti las recaídas. La §. LXVIII. observaciondel rnédico no debe limitarse á la consideracion de las señales y de los síntomas de una enfermedad, ni á los medios de disminuir su violencia: debe particularmente fixar su atencion sobre su carácter y curso, que siempre están esencialmente unidos á la consrítucion reynante , y al estado de la at.mosfera. Sin duda viene de aquí la necesidad y la importancia .de las observaciones uneteorologicas. En vano se fundarán las esperanzas al parecer mas sólidas en el vigor del sugeto, en la fuerza de su temperarnento , en el tratamiento bien dirigido. y en los mayores. y mas continuos cuidados: un entero conocimiento de"la causa de la enfermedad debe inspirar poca esperanza : si la misma constitución del ayre y la estación determinan la re- ® Biblioteca Nacional de Colombia CLINICAS. 63 'eaida, los movimientos de la naturaleza quedarán siempre insuficientes, y nunca la crisis serácompleta. En virtud de esra xcnsideracion , Peto Foresto nos advierte C( que las recaídas solían sobreveniren las enfermedades ocasionadas por una causa cálida, 10 mismo que las que reeonoeian una causa fria. " (Lib. 7. Obs, 41 ). - ,§. LXIX.' El estado de la atmósfera contribuye indubirablernence á formar aquellas constituciones enferrnizas ,que Hypócrates llamaba con rawn recidivas. En efecto, un ayre húmedo cargado de vapores mas Ó 1'liemQs nocieosi -combinado con un grado de calor sostenido ,'quando no se •debe esperar, de tal estacion , pro-. eura de un modo bastante cierto recaídas en las enfenmedades-reynantes, , En estas circunstancias tiene la naturaleza muypoca energía. Los sólidos pierden fácilmente su acción y suconexion por una série de movimientos que estan siempre ínrerrurnpidos por' la accíonde la atmósfera 1 ys! se ven; algunos efectos favorables ,,[¡ose de-: be' contar con ellos, pasque lti causa- ® Biblioteca Nacional de Colombia 64 CONSIDERACIONES de la enfermedad, por estar disminuida, no está destruida del todo. Se deben esperar nuevos sacudirnienros, y aguardar á que el tiempo y los cuidados suministren socorros para un nuevo trabajo, cuyos sucesos , aunque siempre dependientes de la causa y de las fuerzas de la naturaleza, no dexarán sin embargo de subordínarse aun á la acción de la atmósfera. §. LXX. Hypócrates ha observado, ee que durante un invierno muy ordinario reynaron con vigor las enfermedades .biliosas, ,pero se juzgaban con el mayor trabajo, y estaban muy expuestas á la recaida. (Epid. lib. 4). Mas la estación que se siguió aumlintó mucho esta disposición á la recaída, puesto que á las enfermedades que reynaron entonces las dió el nombre de fiebres largas recidivas biliosas. En la tercera constitución de Thaso, como lo hemos Notado (§. 43), eran aun mas frequentes las recaídas, puesto que no habia enfermedades juzgadas definitivamente en las que no hubie se recaída. ® Biblioteca Nacional de Colombia 65 CLINICAS. ~. LXXI. La constitución que observó Siaenbam en 1661,62, 63 Y 64, presenta los mismos fenómenos y las mismas pruebas de la influencia del ayre para ocasionar recaídas, Huxbam habia notado tambien la misma causa y los mismos efectos en el carácter y en el curso de la fiebre lenta nerviosa con erupciono Roederer .Y Vaglen han observado igualmente en 1760 una fiebre aguda mayor, cuyo modo estaba esencialmente determinado á la recaída por el mismo principio. (De morbo mue. Seco 2). §. LXXII. La mayor parte de los autores, pero principalmente Tilingio nos ad v ierten que el invierno y la primavera son generalmente poco á propósito para ocasionar constituciones determinadas á la recaída : que el estío podría tener las mismas ventajas con tal que los calores excesivos y ordinarios á esta-estacion no hayan causado por sudores considerables una di sminucion demasiada de las fuerzas vitales; pero el otoño le consideran en general corno la estación mas mal sana y mas enfermiza respecto de que 5 ® Biblioteca Nacional de Colombia 66 CONSIDERACIONES Hypécrat:» la había dado el nombre de Cancerosa, sea á causa de las variaciones muy freqüentes de la atmósfera, Ó por la humedad que la acompaña con un cierto grado de calor, que hace su temperatura blanda y sin elasticidad; ó eLÍ fin porque esta estación consume, como lo estamos viendo en la superficie de .la tierra, el resto de las fuerzas adquiridas en el invierno, desenrolladas en la primavera y empleadas en el estío. Por consiguiente el otoño nos halla dispuestos á las enfermedades mas graves, á las irnpresiones mas peligrosas ó nocivas, y que produciendo sus efectos, nuestra naturaleza abatida no puede sostener su esfuerzo: si resiste, no puede producir mas que movimientos parciales ó interrumpidos, y por consiguiente .efectos insuficientes que contribuyen á la recaida. §. LXXIII. Jorge Martin nota con razon que las fiebres autumnales de la segunda constitucion de Hypócrates ; eran muy dilatadas ó irreguIaresv.y que rafa vez se efectuaba una (1 verdadera crisis. Algunos enfermos ce- ® Biblioteca Nacional de Colombia CLINICAS. 61 nian á los 80 días alguna cosa que se acercaba á ella; pero los que se hallaban en este caso, estaban muy sujetos á la recaída, y no se curaban en todo el invierno siguiente." (Ensay. de Edimb. tomo 7). Los médicos árabes habian hecho la misma observacion , porque Avicena nos advierte, ee que de todos 10s tiempos del año, otoño era la estación en qtle se observaban mas recaídas." (Fen.2. lib. 4. tomo 1). §. LXXIV. Todas las estaciones del año en que se experimentan freqííentísimas variaciones del ayre, <5 qtle comunican á la atmósfera una temperatura forzada , igual á la del otoño, que la experiencia de todos los tiernpos ha declarado nociva, ocasionan recaídas. Observamos que en una constitucion del libro sexto de las epidemias de Hypócrates las toses fueron freqüentes en 'el solsticio de invierno; se renovaron en el equinoccio de la primavera: hácia el fin las recaídas fueron freqüentes , 10 que no sucedía' al principio. (Epid. lib. 6. sec.7). Arribuye la causa á la freqñente muta-: .ó (C * ® Biblioteca Nacional de Colombia 68 CONSIDERACIONES cion de los vientos del mediodia con los del norte en esta estación. §. LXXV. Acabaremos este capítulo con una nota muy juiciosa de drbutbnot, ce El tiempo y las enfermedades del país tienen mucha uniformidad, pero los excesos extraordinarios de calor y frio , de humedad y sequedad producen síntomas extraordinarios ó muy numerosos, y obran con mas fuerza, si las alteraciones son respectivas y extremadas. (Efectos del ayre, cap. 6). CAP íTULO V. El conocimiento del estado intermedio entre la enfermedad " la recaida es indispensable. La §. LXXVI. consideración del estado intermedio entre la enfermedad y la recaída es tanto mas vimportante, quanto nos ayuda mucho á descubrir el desenrollamiento mas ó menos próximo á la recaida. La seguridad que puede inspirar la desaparición ® Biblioteca Nacional de Colombia CLINICAS. 69 de las señales y síntomas de una enfermedad dispone muy bien á contar con una buena convalecencia, ó con una entera curacion. Sin embargo fluctuamos en una incertidumbre continua; y léjos de ocuparnos en precaver la recaída , Ó en hacerla menos peligro" sa, nos exponernos continuamente á cometer errores muy perjudiciales, de" xándonos seducir de falsas apariencias. §. LXXVII. Apenas se ha observado que el enfermo está .libre del peligro , que el estado doloroso ha desaparecido, y que los remedios han producido una mejoría evidente, mediante unas evacuaciones que se podian desear, quando se cuenta con una convalecencia cierta. El estado de debilidad que todavia experimenta el enfermo, se atribuye á la pérdida de fuerzas causada como efecto. de la enfermedad; por lo que ya no se piensa mas que en repararla. Un alimento dado con mas ó menos cuidado, y el tiempo le volverán las fuerzas que ha perdido: esto es lo que se dice cada día, y lo que se observa con "todos los enfermos, de cuya curación esta .. ® Biblioteca Nacional de Colombia 7.0 CONSIDERACIONES mos persuadidos. No se piensa en ocuparse escrupulosamente en el estado y en la renovacion de las fuerzas naturales ; pum o -que exige el examen mas aplicado: no se piensa en la famosa advertencia de nuestro maestro. "Los pronósticos que _se pueden hacer en virtud del juicio de las enfermedades agudas son muy inciertos." (Aph. 19. Seco 2). §. LXXVIII. Pero demasiadas veces sucede que las fuerzas que se tenian por tan fáciles de repararse, no vienenvá pesar de que se emplean todos los socorros posibles para excitarlas. Mucho tiempo ha que por 10 mismo nos advirtió Hypécrates ce que un alimento que 110 aprovechaba á un enfermo era mala señal en un convaleciente. (Aph. 31). Del mismo modo aquel estado de cansancio de fatiga que experimenta su oposicion á todo exercicio , y su gusto en abandonar la cama , que no se logra sino por exhortaciones repetidas, forman un presagio de la vuelta de la cnfermedad."(Aph. 5. Seco 2). - §. LXXIX. Dicho convaleciente no ó ® Biblioteca Nacional de Colombia CLINICAS. 71 puede dormir: está inquieto y agitado toda la noche: los calmantes no producen ningún buen efecto. Se espera que un alimento mas propio ó mas fuerte, reparando las pérdidas causadas en la enfermedad por evacuaciones tenidas 'entonces por considerables, 6 por el volumen de la sangre demasiado disminuida. por las sangrías que la necesidad ha ordenado, volverá á traer la. calma deseada; sin embargo no por eso logra mas que mayores agitaciones, ó algunas pequeñas indigestiones que le fatigan ... Otro enfermo de quien se cree que ha escapado de todo peligro, está en un continuo adormecimiento: parece que el sueño está á su voluntad: él despierta de buena gam., ó por fuerza, pero solo para volverse á dormir: sin embargo es· tá tranquilo en su estado. El sueño continuo Se tiene. por necesario para reparar las fuerzas y las vigilias penosas: no por eso se cuenta menos con una: buena convalecencia, á pesar de lo que dice H"p6crates ,cc que así el sueño como la vigilia que exceden los límites. del estado natural, es una señal muy ® Biblioteca Nacional de Colombia 72 CONSIDERACIONES mala." (Aph, 3. Seco 2). §. LXXX. Todavía hay mas para alucinarse. Si permanece alguna especie de dolor en el convaleciente, se hace de él muy poco caso, particularmente quando al parecer tiene poca ó ninguna conexion con las sefiales propias á precedentes de la enfermedad. Sin embargo él es el anuncio mas comun de algun nuevo movimiento de coccion , necesario á la terminacion de la enfermedad, y por consiguiente la señal precursora de una recaída mas ó menos grave, segun la naturaleza del depósito, y segun la parte en que se prepara. Mucho tiempo ha que debemos saber que un absceso sobreviene casi siempre después de los dolores que experimenta un convaleciente, quando estos dolores se han fixado en qualquiera parte." (Aph. 32. Seco 2). . §. LXXXI. También ha mucho tiempo que sabemos que para que se pueda contar con una buena convalecencia, es preciso que el estado que sucede á la enfermedad, se acerque quanto sea posibleal estado de salud, así (r ® Biblioteca Nacional de Colombia CLINICAS. en 73 10 físico como en lo moral. Me pa- . rece 'que he demostrado suficientemente esta necesidad en mi memoria sobre la convalecencia. (Diar. de medicot. 50). Y tarnbien que todo estado diferente debe hacernos temer una recaida. Entre las diversas. mutaciones señalaremos el semblante del enfermo y la alteracion de sus ojos. Quanto extraordinario se dota en ellos, solo lo ve y aprecia el médico clínico, y esto no podría explicarse. Igualmente indicaremos la situación del espíritu del convaleciente, muy diferente de 10 que era en el estado de salud, como también sus gustos ó sus inclinaciones, que son enteramente contrarias á las del tiempo pasado , sin que se pueda hallar la razon de esta mudanza siempre tenida por mal agiiero, corno lo habia notado Hyp6crates: Es buena señal, nos dice, quando el espíritu enfermo está tranquilo ~ ya sea en quanto á él mismo, Ó por el cuidado que tienen de él. Lo contrario es mala señal. (Aph. 33. Seco 2). §. LXXXII. Acaso parecerá extraño que el buen estado de las fuerzas, así (f d. ® Biblioteca Nacional de Colombia 74 CONSmERA.croNE~ vitales corno musculares nos pueda anunciar una recaida en un convaleciente.En muchas ocasiones me quedé admirado al ver curado á lo menos en apariencia á un convaleciente de una enfermedad que se habia mostrado con mas ó menos violencia; y que había exigido el efecto de muchos Femedios, de los quales el mas penoso debía haber consumido 'la mayor parte de las fuerzas, y hallarse este enfermo en un estado de vigor que sorprehendia; pero también, sea qual fuere mi seguridad y la del enfermo, no dexaba de comparecer la recaida , y muchas veces con mas violencia que la enfermedad anterior. §. LXXXIII. Todavia he observado en algunas ocasiones que el estado de intermisíon entre la enfermedad y la recaida , era tan perfecto qué absoIutamenteeio se manifestaba resto alguno de la primera enfermedad. Me atrevería á creer que hay ciertas enfermedades ,cuyo modo propio pide qu.e se juzguen precisamente en dos tiempos dlstintos, En este caso como en el precedente el grado de fuerzas ,-i ® Biblioteca Nacional de Colombia 75 CLlNICAS. excede al estado convaleciente. Prosme ofrece una confirmacíon de nuestras observaciones. ce Eí buen estado, dice, de las fuerzas adquiridas, ó que se han mantenido en una enfermedad, no se puede tener por natural. Es preciso investigar la causa; pues es mas propio de la enfermedad disminuirlas que aumentarlas ó mantenerlas. Por esta razon quando se observa un grado de fuerzas superior á 10 que permite el estado de enfermedad ó de convalecencia, se debe temer una recaída." (Com. in COGe. :1!O8). §. LXXXIV. Siempre debemos es.,.. tar vigilantes contra toda mudanza que acontezca en una enfermedad, por ventajosa que sea, quando no hay motivo alguna para esperarla. Ninguna cosa útil se puede aguardar nos dice Hypócrates , de qualquiera alivio que sobrevenga sin razón suficiente." (Aph. 27.Sec.2). Galeno nos dexó dicho expresamente ce que toda mejoría que acaece sin motivo, aunque sea en los diascríticos , pronostica recaída." (Corn. in progn. e.. 22). Luego nadie p.:ro lflarciano r( ® Biblioteca Nacional de Colombia 76 CONSIDERACIONES debe extrañar ee que las fiebres que desaparecen sin prueba alguna de rerrninacion , y en los días que no son críticos esten sujetas á recaída." (Hyp. Coac·46). OBSERVACION IX. ee Hermocrates tuvo una calentura biliosa con una inflarnacion pastosa en el higado: los síntomas eran grav;es. El día 6 se puso amarillo, el 7 y 8 peor, el 1 1 mejor, y el 14 sin fiebre; pero nada habia anunciado la coccion, Al principio las orinas eran roxas , tenues y sin sedimento, y continuaron del mismo modo sin que se viese sudor alguno. Volvió la calentura el dia 17: las orinas no se mudaron: el dia 20 fue juzgado segunda vez: la calentura cesó, y siempre sin apariencias de sudoto El día 24 volvió la calentura, acompañada de cámaras abundantes, liquidas y tenues como las orinas. Murió el día 27." (Epid. libro 3). §. LXXXV. El estado intermedio entre la enfermedad y la recaída ha merecido la atención de algunos; pero esto es de una manera demasiado notable para persuadirnos á que verda- ® Biblioteca Nacional de Colombia CLIN1CAS. 77 derarnente no han sacado las señales indicativas de la reeaida , de la. consi.deracion de este, estado mixto. Demasiado dispuesto se hallaría quien creyera que han juzgado con anticipacion la recaída , mas bien por las afecciones que constituyen este estado, qHe por el defecto ó por la insuficiencia de los movimientos y excreciones críticas en que no se han ocupado bastante. Vamos á presentar los principales avisos qne nos han dado, los que sin ernLargo no dexan de merecer nuestra colJtf1anza. §. LXXXVI. Avicena es el que nos parece que ha juntado mejor en un solo aspecto todas las afecciones particulares que presagian la recaida: dice aSÍ: ee se debe temer la recaida , si la fiebre no se ha terminado por una crisis completa, y en el día verdaderamente crítico. No merece excusa el que no cuenta con ella, si la calentura ha desaparecido sin el efecto de una crisis. Con mas razon se debe estar asegurado de la recaida , si se observa en el enfermo poca aceion 6 poco vigor: si tiene repugnancia ó fastidio á los ® Biblioteca Nacional de Colombia 78 CONSIDERACIONES alimentos: si la digestión es penosa si los alimentos se detienen demasiado tiempo en el estómago: si le alteran y producen hinchazón como en los hipocondrios, tanto en la region del hígado como en la del bazo: si el sueño es penoso ó dificil: si las vigilias son freqñenres : si la sed molesta al enfermo con particularidad : si la cara está abutargada ó edematosa, lo que es una señal particular muy mala, y peor aun si el párpado superior está hinchado, ó si se queda levantado, o bien si ha sobrevenido un absceso acompañadoede hinchazón en toda la cara." (Fen, 2~ lib. 4- tomo I. cap. 96). §. LXXXVII. ce Se debe temer la recaída ,nos dice Tilingio ; quando las acciones y las funciones , igualmente que las excreciones se apartan del estado natural en un convaleciente. Lo mismo SUCed(~ quaudo la convalecencia es tan penosa que no se puede recobrar 'la salud, y los socorros en lugar de ser útiles parece que la alejan." (De recaida. cap. 17). El célebre Lorry nos dice ta rnbien ce que es de sospechar una recaída en aquellos que después de una ó ® Biblioteca Nacional de Colombia 79 CLINICAS. enfermedad, se quejan de algun dolor , y cuyo semblante, igualmente que el estado del cuerpo anuncia una mudanza poco favorable, quando hay motivo de temer W1 metástasis que causaráuna recaída; porque no se ha destruido la causa de la enfermedad, sino que solo se ha mitigado ó adormecido." (De morbo muto cap, 2. p. 3). §. LXXXVIII. Para fixarse enteramente en el estado intermedio entre la enfermedad y la recaída es menester acordarse, y tener siempre pre ... sente que toda mudanza, por mas ventajosa que sea, si sobreviene impensadamente , y sin una razon suficiente, debemos tenerla por sospechosa, y como señal de una próxima recaída. Hvpocrates nos ha dicho que todo juicio acaecido en uijestado de crudeza, y antes de haberse terminado la. coccion , nos anuncia una recaída, (De morbo lib. 4). Lo mismo sucederá sino s~ ha efectuado en los días ímpares ó verdaderamente críticos." (Apb. 36. 61. seco 4). Por consiguiente no debernos coníiar en toda mejoría ó en toda crisis, que no sea el producto de (C ® Biblioteca Nacional de Colombia 80 CONSIDERACIüNE3 la coccion manifestada por sus señales propias. §. LXXXIX. ce Alguna vez se presentan crises favorables, nos dice Práspero Alpino; pero no hay que fiarse de .ellas, porque no son el producto de aquellas señales propicias, que siempre se han de distinguir de las que son el resultado de una buena cocción, mientras que las primeras no se han efectuado mas que en el aumento de la enfermedad, en el tiempo de las irritaciones, y en 'unas épocas remotas de los días críticos. (Depries. vito e! mort : lib. 6. cap. 10). Tambien Peto Foresto había observado tt que muchas fiebres parecía desde luego que se habian terminado, pero que volvían facilrnente por la disposición del sugeto , ó por la caasa febril que subsistia. Del mismo modo las úlceras que se habían cerrado, también estaban sujetas á renovarse por una nueva alteracíon del humor ,contenidodebaxo de la cicatriz." ( Lib. 7. Obs. 4l ). §. xc. Por falta de estas consideraciones importantes, muchos médicos han caido en error: y juzgando ® Biblioteca Nacional de Colombia 81 ·CLlNICAS. con demasiada confianza de la terrnínacion entera de la enfermedad en virtud de las apariencias de una convalecencia cierta; una recaída inesperada y de la que creian libre al enfer. mo; anulando su pronóstico les habia determinado á no contar ya con la doctrina de las crises , suponiendo que todo dependía del uso ó de la eficacia de los remedios, no contaban mas con los derechos de la natura leza para la curacion de las enfermedades. Vansuiiete» ya 10 notó antes que nosotros: ee quando en muchas ocasiones han visto los médicos sobrevenir recaidas , . aun despues de las críses mas evidentes, y se han visto engañados en el juicio que habían forinado de ellas: entonces fué quando empezaron á despreciar ó á ridiculizar los preceptos de los antiguos, tocante á las crises y á las recaidas." (Com. in ó aph·587)· §. XCI. Sin duda que semejantes acontecimientos se han debido á la medicina activa; pero esta siempre estará mas opuesta á los riesgos, á las sorpresas y al arrepentimiento que el 6 ® Biblioteca Nacional de Colombia 82 CONSIDERACIONES discípulo de H.J'pócrates, el rrurnstro de la naturaleza y el observador de sus leyes, que no se engafiará sino quando la pierda de vista quiera irnitarla. La consideracion de la historia crítica, nos dice Duret , es la de mayor importancia: su ignorancia ó el conocimiento insuficiente de ella pone al médico en tal situacion que es irnposible que en el curso de su práctica no se atraiga muchos motivos de vituperio Ó de desprecio." (Theor, prog. ó (f s.). e A P Í TU L o VI. El carácter y la insuflciencta de los movimientos críticos, y sus productos constituyen ¡~S causas y las señales de la recaida. s. Es XCII. una verdad muy reconocida, y todavía quedará mas probada en la continuacion de esta obra, que toda enfermedad que ha dexaparecido sin evacuación alguna, ó sin prueba evidente de coccion , está sujeta á la recaída. Todavía es necesario ® Biblioteca Nacional de Colombia CLINIGAS. que las evacuaciones se hayan efectuado en un tiempo conveniente y apropiado al carácter de la enfermedad: que se hayan producido con el mojo critico que les es propio: que sean en quantidad relativa á la causa morbríica, para no temer Iarecaida , y que quedemos asegurados de una terminaclon perfecta de la enfermedad. La insuficiencia de estas condiciones es para nosotros una certeza casi infalible de la recaída. §. XCIII. Para apoyar estas verdades fundamentales es absolutamente necesario conocer completamente todos los movimientos que se operan, y el modo de todas las evacuaciones necesarias á 1<"1. terminación de las enfermedades. Este es el detalle en que vamos á entrar en este capítulo, que nos dará el conocimiento útil y peculiar de las causas principales, y de las señales de la recaída. Trataremos de cada evacuacion en particular en otros tantos artículos separados: y en atencion á que la naturaleza no observa ningun órden fíxocn la: solicitacion de las evacuaciones , la imitaremos sobre este ob- * ® Biblioteca Nacional de Colombia 84 CONSIDERACIONES jeto. Mas 10 que observaremos con mas especialidad, será la conexión ó la coro respondencia de unas con otras para cerciorarnos mejor sobre su utilidad respectiva. ARTíCULO PRIMERO. Del estado del pulso. s XCIV. El uso y la costumbre de los médicos de buscar en los diversos caractéres del pulso, conocimien-tos indicaciones sobre el estado de la enfermedad, deberian, segun mi parecer, haberles enseñado á sacar de los diversos modos observados el modo particular indicativo de la recaída, Galeno que nos ha dexado sobre esta materia todos los productos de una imaginacion deseosa de adivinar, no ha conseguido fíxarse , ó asegurar un carácter particular del pulso que presagia la recaída. Bordeu ,á quien han reconvenido con tantas superfluidades, sin haber verificado su nulidad; tampoco nos da un carácter genérico del é ® Biblioteca Nacional de Colombia CLlNICAS. pulso que anuncia la recaída, §. XCV. El modo de irritacion que cada órgano puede imprimir en el pulso del enfermo; seria mas propio para hacernos presumir una recaida, y para hacer el descubrimiento de Fouquet mas interesante, con algunas circunstancias ; como por exemplo: que las pasiones del alma, lo que parece lo mismo, el estado nervioso no determinaban tal carácter de pulso, sin poder contar de un modo cierto con los efectos que pueden resultar. Sin embargo la utilidad de estos descubrimientos bien contextados dexará siempre un vituperio á los rnédícos que los desprecian ó 10s tienen por un objeto de irrision. Confesemos de buena fe que nuestros conocimientos no son bastante considerables, ni bastante ciertos para hacer sacrificios y para autorizar negligencias. §. XCVI. No obstante me parece que .Avicena es e] primero que ha fixado una regla particular del pulso que anuncia la recaída. ee Se conoce, dice, algunas veces por el pulso la apa .. ricion próxima de la recaida , y es ó ® Biblioteca Nacional de Colombia 26 CONSIDERACIONES quando se nota en él un modo de spissitud combinado con la velocidad." (Fen. 2· trato I. lib. 4. c. 95). Es bastante dificil dar el verdadero sentido á esta palabra de un modo satisfactorio y cierto. Con todo me parece que se puede explicar la idea &.::1 autor, caracterllándole de pulso vivo y embaraz"do. En efecto este es aquel emhara70 (Jue conocen los practicantes y que es dificil describir; mayormente quando cada individuo tiene su modo propio , y cada médico su manera de observar, ó su costumbre particular y privativa. §. XCVII. Si quisiesemos atenernos á los conocimientos adquiridos sobre el estado del pulso con respecto á las recaídas , experimentaríamos con demasiada verdad que estos conocimientos son muy limitados. No obstante el estado febril sostenido, ó el estado prolongado de irritación debe sernos una prueba de que la enfermedad no está terminada, á pesar de la desaparición de las 'señales y síntomas; y por consiguiente que se debe temer una recaída. Pero asi nuestra esperan- ® Biblioteca Nacional de Colombia