48: LUCAS F E R N A N D E Z NAVARRO (12) En cuanto al dinamismo del fenómeno, parece haber sido sobre todo de tipo estromboliano, aunque repetidas veces se habla de humos espesos acompañados de gran cantidad de arenas y cenizas, formando nubes densas que se extendían por toda la isla, produciendo gran obscuridad; es decir, que también se produce el tipo vulcaniano. Las lavas debieron ser muy fluidas, pues se afirma que al principio corrían como agua y luego como miel. Corrientes hay que debieron hacer trayectos superiores a 12 kilómetros para alcanzar al mar, donde producían la elevación de temperatura del agua y la muerte del pescado. Es notable la importancia que en esta erupción parecen haber alcanzado los desprendimientos gaseosos. Lo denota la frecuencia con que se mencionan llamas, relámpagos que atravesaban las nubes vulcanianas, y sobre todo el pasaje siguiente del relato del cura de Yaiza: «Hasta el 28 de Octubre (1730), la acción volcánica se' ejerció de esta manera durante diez días enteros, cuando de un golpe el ganado cayó muerto asfixiado en toda la comarca por un desarrollo de vapores pestilentes que se condensaron y cayeron en forma de gotas». El mismo carácter tuvo la erupción submarina, que sin duda se realizó a fines de Junio de 1731, que en el mismo relato se describe en esta forma: « todas las playas y las orillas del mar del lado del W . se cubrieron de una cantidad increíble de peces muertos de todas especies y algunos de formas que no habían sido nunca vistas. Por el N W . se veía desde Yaiza elevarse del seno del mar una gran masa de humo y llamas, acompañada de violentas detonaciones, observándose la misma cosa del lado de Rubicón sobre la costa occidental». Debe hacerse notar que todavía hoy, al cabo de casi dos siglos de la erupción, alguna de las formaciones volcánicas conserva una temperatura muy elevada. En el Lomo del Azufre, en la llamada por esta razón Montaña del Fuego, la temperatura es tal, que un palo introducido por las grietas se carboniza, un papel se inflama y puede cocinarse la comida sin más que abrir en el suelo un hoyo de poca profundidad. El Dr. Brun, conocido vulcanólogo de Ginebra, ha encontrado a 10 centímetros la temperatura de 140° y la de 360° a los 60 centímetros de profundidad.